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1 Control - Teoría General Del Estado
1 Control - Teoría General Del Estado
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CAPÍTULO PRIMERO
SUMARIO:
1. LOS FUNDAMENTOS DE LA VIDA HUMANA. 2. LA SOCIEDAD. 2.1.
El proceso de la vida social. 2.1.1. La cultura. 2.1.2. La civilización. 2.1.3. El
progreso. 2.1.4. Las castas. 2.1.5. Los estamentos. 2.1.6. Las clases. 2.1.7.
El status. 2.1.8. Los roles. 3. LA TIPOLOGÍA SOCIAL. 3.1. Las sociedades
prepolíticas. 3.2. Las sociedades políticas. 3.2.1. La formación de las sociedades
políticas. 3.2.2. Los componentes de las sociedades políticas. 3.2.3. Los factores,
requisitos y tipología de las sociedades políticas. 3.3. Las sociedades políticas
iniciales. 3.4. La sociedad política estatal. 3.5. La definición del concepto de Es-
tado. 3.6. Las formas de institucionalización histórica del Estado. 3.7. El principio
de continuidad estatal. 3.8. La extinción estatal. 3.9. La naturaleza del Estado.
3.10. El estudio del Estado.
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2.- LA SOCIEDAD
Para la consecución de los fines antes citados, el ser humano tiene
la necesidad de un “medio” que haga posible un verdadero encuen-
tro con sus congéneres, ya que de estos depende, en gran medida, su
propia esencia. Ese “medio” es conocido con el nombre de sociedad.
La persona humana es un ser gregario de manera inevitable, dado
que no puede prescindir de la sociedad, pues siempre requiere del
concurso y del apoyo de los demás para ser genuinamente un ser hu-
mano. La sociedad viene a ser la unión de una pluralidad de hombres
que aúnan sus esfuerzos de modo estable para la realización de fi-
nes individuales y comunes [Gustavo Palacios Pimentel. Elementos de
derecho civil. Lima, 1971]. Ella existe por “mandato” de la naturaleza
humana. Ergo, plantea la trama de las relaciones intersubjetivas en un
mismo espacio y tiempo.
Alfredo Poviñe [Sociología. Córdova: Assendri, 1954] expone que
la sociedad alude a la reunión de individuos que obran en consuno
dentro de formaciones colectivas relativamente permanentes, con el
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toridad del jefe del clan, identificado como un tótem protector –un
animal, planta, objeto o elemento–, propio del anclaje, que caracteri-
zaba al grupo y era una especie de deidad protectora”.
Dentro del clan casi no existieron diferencias de rango. Entre las
excepciones aparecía la figura del varón más anciano, el mismo que
supuestamente sabio y experimentado ejercía la autoridad.
La autoridad desempeñaba actividades indiferenciadas (tareas reli-
giosas, militares, políticas, etc.), siendo su capacidad de aseguramiento
de la defensa del grupo, cuestión vital para la preservación del poder.
El clan tuvo una tendencia firme a la vida sedentaria, por lo que
podía ubicársele fijado a un área geográfica. Su actividad económica
se caracterizó por el laboreo de la tierra y la domesticación y crianza
de animales.
La filiación tomaba como referencia a la mujer; ello se explica por
la práctica de la sexualidad abierta y la consiguiente imposibilidad de
la identificación del progenitor paterno.
c) La tribu
Alude a aquel grupo social que abarcaba un gran número de cla-
nes. Se caracterizó por la posesión de un territorio delimitado y cier-
tamente más extendido que en las manifestaciones sociales anterior-
mente señaladas.
Dicha sociedad se caracterizó por la división de la tierra y el tra-
bajo. Implicó una forma de asociación más estructurada y piramidal-
mente organizada.
La tribu expresó la particularidad del uso de un dialecto común, la
pertenencia a una cultura homogénea, así como el establecimiento del
ejercicio de una autoridad colegiada.
Al respecto, José Mejía Valera [ob. cit.] señala que su conducción
estaba a cargo de un consejo integrado por los jefes de cada clan, de
entre los cuales se designaba a uno de ellos para su representación.
Este cuerpo colegiado deliberaba en forma pública y se ocupaba fun-
damentalmente de regular las relaciones con las tribus vecinas, de-
clarar la guerra o la paz, etc. Esta actividad estuvo dotada de algunos
rasgos específicos de juridicidad.
La regulación social se enraizó en la costumbre. Con la tribu nace
la denominada economía agraria.
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d) La confederación tribal
Alude a una liga o unión de varias tribus, una suerte de alianza
que surgió de la similitud de poderío bélico y de la vocación conjunta
para una defensa eficaz o para actos de conquista. Esta coalición tribal
–exigida para el éxito de empresas bélicas– creó diferencias significa-
tivas de rango y autoridad con los pueblos sometidos.
La confederación conservará gran parte de las características de la
vida tribal; empero debilitará el vínculo de sangre, emergiendo en su
reemplazo el vínculo de suelo.
El gobierno de la confederación también descansó sobre un cuer-
po colegiado, pero dotado de mayores atribuciones que en el caso
de la tribu. Asimismo, el dominio territorial se acrecentó de manera
significativa.
Señálese adicionalmente que los factores económicos promovie-
ron su consolidación: las transacciones, los cambios y los incipientes
mercados influyeron grandemente.
Esta modalidad de sociedad presentó una mayor evolución cul-
tural que las anteriores, amén de haberse convertido en la “puerta de
ingreso” a las denominadas sociedades políticas.
3.2.- Las sociedades políticas
Se trata de colectividades que aparecen como consecuencia del
proceso de una mayor y mejor delimitación territorial y poblacional,
así como de la aparición de dos grupos sociales: el primero encar-
gado de las funciones de organización y control de las actividades
socio-económicas mediante el uso de una energía social denomina-
da poder; y el segundo responsable de ejercitar per se las actividades
productivas. Por ende, la necesidad de institucionalizar el sistema de
producción, propiedad, reciprocidad, redistribución, intercambio de
los bienes económicos y el aseguramiento de la paz y el orden público
inspiró fuertemente su creación.
En estas colectividades emergieron tres instituciones básicas: el
fisco, la fuerza armada y el fomento de las obras públicas.
Fruto de lo anteriormente expuesto surgirán conflictos in-
ternos que obligarán a la institucionalización política de los roles:
unos se auparán como titulares de la autoridad, y los otros se
subordinarán a ella.
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a) La formación consensuada
Esta teoría plantea que la aparición de la sociedad política es el
resultado de una convención nacida –en mayor o menor medida– del
albedrío de los seres humanos, quienes deciden asociarse política-
mente para la consecución de fines compartidos y permanentes. Este
consenso parte de una voluntad colectiva basada en el reconocimien-
to de experiencias coexistenciales que justifican la convivencia aso-
ciada de signo político; la misma que permite la satisfacción de un
conjunto de necesidades de interés general.
Dentro de esta tesis pueden ser incluidas las consideraciones de
Tomás Hobbes (1588-1679) y Juan Jacobo Rousseau (1712-1867).
Tomás Hobbes –en su obra El leviatan– plantea la aparición del
cuerpo político como respuesta a la necesidad de someter y refrenar
los instintos arbitrarios de los hombres, lo cual consagra una amenaza
contra la integración y supervivencia de la sociedad.
Juan Jacobo Rousseau –en su obra El contrato social– plantea la apa-
rición del cuerpo político como expresión de voluntad libre de los
hombres de ceder parte de su soberanía personal, a efectos de concre-
tar democráticamente las expectativas comunes de bienestar, autode-
terminación en sociedad, seguridad y justicia.
b) La formación determinista
Esta teoría plantea que el instinto gregario y el paulatino proceso
de evolución en las relaciones coexistenciales, genera inevitablemente
la constitución de la sociedad política.
Así, se sostiene que siendo inherente a la persona humana la inte-
rrelación coexistencial con sus congéneres, la aparición del cuerpo po-
lítico es fruto de la progresiva, imprescindible e irremediable fuerza
del mero hecho de coexistir. En resumen, la libertad y el albedrío de
los seres humanos carecen de relevancia sustancial para el estableci-
miento de la sociedad política.
Dentro de esta tesis pueden ser incluidas las formulaciones de
Herbert Spencer (1820-1903) y las en consuno formuladas por Carlos
Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895).
Herbert Spencer –en su obra Principios de sociología– plantea la apa-
rición del cuerpo político como respuesta organicista o evolucionista
de un proceso natural y propio; el cual es análogo a lo que acontece
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existan, hay ciertos órganos, principios y normas que trascienden a cada go-
bierno y, muchas veces, a cada época”.
Señálese adicionalmente que este tipo de sociedades carecieron
de la concepción de ser unidades políticas soberanas; es decir, inde-
pendientes ante sus homólogos en el marco de las relaciones interna-
cionales y supra y centrípetas en el ejercicio del poder político en lo
relativo hacia el interior de sus propios dominios territoriales.
Como bien refiere Héctor Rodolfo Orlandini [Principios de ciencia
política y teoría del Estado. Buenos Aires: Plus Ultra, 1985], el Estado a
diferencia de las demás expresiones de sociedad política se caracteri-
za por ser una forma de poder político ordenado e institucionalizado
en coordinación con el territorio y el pueblo adscrito a él.
Entre las principales sociedades políticas iniciales destacan el im-
perio egipcio, la polis griega y el imperio romano. Dicho período
arranca en el año 3000 a.C. con la aparición de Menes como faraón de
Egipto y se extiende hasta el siglo XVI.
La relación cronológicamente anotada –como bien advierte Raúl
Ferrero Rebagliati [Ciencia política. Lima: Studium, 1975]– no tiene
necesariamente un carácter mecánicamente evolutivo; es decir, no es
un punto incontrovertible el que una sociedad anterior en el tiempo
constituya el presupuesto de otra posterior.
Prueba de ello fue la involución desde la perspectiva del poder
político, producido durante el período del medioevo.
a) El imperio egipcio
Alude a una organización política constituida alrededor del año
3000 a.C. gracias a Menes primer faraón de Egipto. Esta alcanzó su
mayor esplendor durante la conducción de Ramsés II (1290-1223 a.C.).
Entre sus principales características aparecen las cuatro siguientes:
- Existencia de un fundamento de organización despótica y teo-
crática. El faraón era considerado una divinidad; esta legitimi-
dad justificaba su poder, por lo cual el orden se vinculaba a su
mera voluntad.
- Existencia de cierto grado de estructuración jurídico-política en
lo relativo a la regulación de los intereses públicos.
- Presencia de una administración estatal profesionalizada. Desta-
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b) La polis griega
Alude a la organización política que se constituye, en sus rasgos
más significativos, entre los años 584-404 a.C. con el auge de Atenas y
Esparta. Esta alcanzó su mayor esplendor bajo la égida de Alejandro
Magno, quien a partir del año 336 a.C. emprendió sus famosas gue-
rras de conquista en Asia y África.
La expresión polis equivale a ciudad-Estado, e indica el área geo-
gráfica, social y cultural en el que se desenvolvía la vida de los grie-
gos. Entre estos no existió un sentimiento nacional, pues aún no apa-
recía en la historia la idea de Nación, por lo que la unión se forjaba de
la relación hombre-ciudad.
Entre sus principales características aparecen las siete siguientes:
- Extensión territorial exigua, hasta el extremo que Luis Sánchez
Agesta [Principios de teoría política. Madrid: Nacional, 1983] la ca-
lifica como una “aldea fortificada”. Esta modalidad política se
componía territorialmente de un centro poblado y una zona ale-
daña o tierra de nadie.
- Presencia de una minúscula población.
- Existencia de una cierta idea de limitar el ejercicio del poder po-
lítico a los cánones del derecho. Cabe aquí destacar al legislador
ateniense Dracón, quien inició la cancelación de la denominada
justicia privada, por el monopolio jurisdiccional del cuerpo polí-
tico, interpósito entre victimarios y víctimas.
- Existencia de un aparato político predominante, más no mono-
polizador del mando y la coacción.
- Posesión de una estructura administrativa integral y orientada
por personal especializado.
- Presencia de un gobierno sustentado en las costumbres sociales,
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c) El imperio romano
Alude a una organización política que se constituyó en sus rasgos
más significativos con la ascensión de Augusto en el año 27 a.C. Este
alcanzó su mayor esplendor bajo la égida de Diocleciano (gobernante
del 284 al 305 d.C.), el mismo que para impedir la anarquía militar
organizó la tetrarquía política.
Entre las principales características aparecen las seis siguientes:
- Existencia de un gobierno observado como res pública, es decir,
como cosa de todos. En ninguna etapa del proceso político roma-
no el ejerciente de la autoridad dejó de ser un mandatario, ya que
asumió el poder en nombre del conjunto de la sociedad política
y no por derecho propio (como sí fue el caso de los entes despó-
ticos orientales).
- Creación de la idea de la personalidad jurídica del cuerpo polí-
tico, así como de la delegación funcional como fundamento del
poder. Esta obligación funcional creó una compleja burocracia
con atribuciones político-administrativas.
- Establecimiento de un trípode orgánico: la potestad tribunicia, el
imperio proconsular y el sumo pontificado.
- Existencia de un vínculo nacional a consecuencia de la aplicación
del principio jurídico del ius sanguinis. Este derecho de sangre
consistía en que la nacionalidad y los derechos de una persona
se regían por la ley de su patria familiar de origen.
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mente en el tiempo.
Al respecto, son citables las experiencias históricas de Inglaterra,
Francia, Rusia, Irán, etc.
En el caso de Inglaterra, los primeros habitantes de origen romano
y anglosajón datan del siglo III a.C.; posteriormente la presencia nor-
manda se ubica en el siglo IX d.C.
En el caso de Francia la paulatina integración entre hellstatts, tenes
y celtas dio origen en el siglo I a.C. al pueblo galo.
En el caso de Rusia, la paulatina integración de escitas, sarmatas y
eslavos en el siglo V, dio origen al pueblo ruso.
En el caso de Irán, la paulatina integración de medos y persas, dio
origen en el siglo VII a. C. al pueblo iraní.
Cabe señalar –en relación a lo anteriormente expuesto– que la re-
lación y entroncamiento entre dominio territorial, población y poder
se produce desde períodos remotos de la historia universal.
b) Por el establecimiento de una población en un territorio no some-
tido a ninguna soberanía estatal
Al respecto, pueden citarse los casos de Liberia (1821) y Transvaal (1837).
En relación al caso de Liberia debe señalarse que en 1817 se fundó
en los Estados Unidos la denominada Sociedad Colonizadora Norte-
americana con el objetivo de devolverles a los negros afroamericanos
una parte de su originaria patria. Ello en razón al “franco reconoci-
miento” de que estos –fueran libres o esclavos– no tenían cabida en
dicha joven sociedad.
Para tal efecto la referida institución adquirió vastos terrenos a lo
largo de la denominada “Costa de la Pimienta” en África Occidental
(Costa de Guinea).
El primer contingente de negros “americanos” fue desembar-
cado en 1821.
El historiador Samuel Eliot Morrison [En: Breve historia de los Es-
tados Unidos. México: Fondo de Cultura Económica, 1997] señala que
“ya para 1847 varios millones [...] habían sido trasladados allí, en
donde organizaron la República de Liberia con una capital llamada
Monrovia en homenaje al presidente James Monroe (1817-1825)”, y
dictaron una Constitución basada en la aprobada por los insurrectos
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miento jurídico, y que operan en forma continua para dar vida y acción
al Estado”.
El propio Zarini expone que el derecho constitucional hace re-
ferencia a la organización del Estado, a las instituciones básicas del
ordenamiento y funcionamiento estatal, así como a la forma de go-
bierno desde una visión estrictamente jurídica; amén de ordenar las
relaciones recíprocas de los habitantes con el Estado y la de esos ha-
bitantes entre sí, para lo cual se determinan sus principales derechos,
obligaciones y garantías constitucionales.
Ahora bien, debe advertirse que el derecho constitucional no
solamente encara la investigación y valoración en el ámbito teóri-
co, sino que también considera la dinámica de la “vivencia” de las
instituciones políticas. El derecho constitucional no se agota en el
estudio de la Constitución Política de un Estado, ya que los proce-
sos históricos pueden originar la deformación del texto fundamen-
tal (gobiernos de facto, mutaciones constitucionales, habilitaciones
normativas, inaplicabilidad político-administrativa, etc.). Ello obli-
ga a ampliar el estudio a los aspectos reales de la organización y
funcionamiento del cuerpo político.
Esta disciplina intenta responder a las cinco interrogantes siguientes:
- ¿Cuáles son los fines específicos señalados en una Constitución?
- ¿Cuál es la estructura y organización estatal que permite cumplir
con los fines que persigue alcanzar el Estado, de conformidad
con lo establecido en una Constitución?
- ¿Cuáles son los mecanismos de designación o elección para es-
tablecer a los que ejercen el poder, así como sus competencias y
responsabilidades?
- ¿Cuáles son los derechos, obligaciones y garantías ciudadanas
establecidos en una Constitución?
- ¿Cuál es la relación existente entre el texto fundamental del Estado
y la realidad político-social que se desarrolla en el cuerpo político?
c) La ciencia política
Esta disciplina se encarga de estudiar la naturaleza y ejercicio de
la autoridad política. Prevé el conocimiento y valoración de una rela-
ción política dentro de la sociedad: la relación mando-obediencia.
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