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MARIO WANDRUSZKA

INTERLINGÜÍSTICA
ESBOZO PARA UNA NUEVA CIENCIA DEL LENGUAJE

V E R SIÓ N Y A D A P T A C IÓ N DE

HORTENSIA VIN7ES

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA


EDITORIAL GREDOS
MADRID
O R. P ip e r & Co. V e r la g , München, 1971.

O EDITORIAL GREDOS, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1980


para la versión española

Título original: INTERLINGUISTIK: UMRISSE EINER NEUEN


SPR ACHWISSENSCHAFT.

Depósito Legal: M, 31108-1980,

ISBN 84-249-0839-2. Rústica.


ISBN 84-249-0840-6. Tela.
Impreso en España. Printed in Spain.
Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1980 — 4980
PRÓLOGO

Lingüística, o ciencia del lenguaje, es la ciencia que inves­


tiga y describe las lenguas humanas, y la que, a su vez, in­
tenta comprender por qué son las lenguas como son.
En esta época de la física atómica y de la astronáutica,
los habitantes de la tierra formamos parte, cada vez más, de
una única humanidad. Dependemos unos de otros, nos nece­
sitam os mutuamente; lo queramos o no, estamos unidos unos
hombres a otros.
Constituimos una única humanidad, pero no nos entende­
m os en la acepción más simple de la palabra, porque habla­
m os tres mil lenguas diferentes, porque nos distinguimos a
causa del uso de innumerables dialectos y sociolectos.
A veces me pregunto: ¿qué opina la lingüística de nuestra
babilónica confusión, ¿qué sabe del modo de vencer las ba­
rreras para un mutuo entendimiento, ¿qué sabe de la manera
de derribar esos muros?
La lingüística se ocupa, hoy por hoy, de describir cada
una de nuestras lenguas como un m onosistem a lógico de for­
mas y funciones, cerrado en sí mismo.
La reducción de la lengua a un mecanismo de reglas, uni­
forme en sí, no es que sea nada nuevo. Precisamente, las
gramáticas normativas de todos los pueblos y tiem pos han
mostrado repetidas veces ese desesperado esfuerzo por redu­
8 Interlingüística

cir la lengua que se enseña, dentro de lo posible, a un sistem a


uniforme, consecuente y coherente Pero ha sido por vez pri­
mera en nuestro tiempo, cuando se ha llegado al final de ese
camino, desde que un lingüista americano, Noam Chomsky,
con su gramática transformativa generativa, ha dado el em ­
pujón para formular, con exactitud matemática, el lenguaje
humano como un mecanismo de proceso mecánico infalible,
El punto teórico de partida en todo ello es un hablante-
oyente ideal en medio de una comunidad lingüística perfecta­
mente homogénea cuya lengua domina totalm ente *.
Pero, ese punto de partida «m onosistem ático», ese perfec­
to raonolingüismo y monolingüe perfección es tan sólo uno
de los dos puntos de arranque teóricos posibles; el otro pun­
to, por el contrario, parte del imperfecto plurilingüismo y de
la imperfección plurilingüe del hombre.
La «competencia» lingüística y la «actuación» humanas
(por emplear la terminología de Chomsky) no son en modo
alguno monolingües. El hombre posee la capacidad del
plurilingüismo. No existe ninguna lengua viva que no se
pueda aprender además de la lengua materna. Frente a la
inm ensa variedad de las lenguas se halla la posibilidad de
aprendizaje para cada hombre de todas las lenguas. El multi-
lingüismo de la humanidad se corresponde con la disposición
profunda de todo hombre para hablar varias lenguas.
Ya en nuestra lengua materna hablamos varias lenguas.
La lengua que aprendemos en la escuela es nuestra primera

1 Noam Chomsky, Aspects of the Theory of Sintax, Cambridge,


Mass., 1965, pág. 3: «Linguistic theory is concerned primarily with an
ideal speaker-listener, in a completely homogeneous speech-community,
who knows its language perfectly». En el prólogo de André Martinet a
la obra de Uriel Weinreich, Languages in contad, La Haya - París, 1968,
6.* ed., se lee, por el contrario, «A linguistic communlty is n e v e r
homogeneous .. linguistic diversity begins next door, nay, at home and
within one and the same man->.
Prólogo 9
segunda lengua; tras una lengua regional, social, cultural­
m ente limitada de la niñez, una lengua de cultura transregio-
nal, transocial. Aprendemos con prontitud a comprender y a
usar varios sociolectos: jerga de bachilleres, jerga de estu­
diantes, jerga del deporte, de los otros, tecnolectos. En casa
hablamos una lengua distinta de la que empleamos en el
mundo del trabajo o en la vida social. Cambiamos de la len­
gua cotidiana a la de los domingos o días de fiesta, de la
lengua culta a la coloquial y hasta grosera. Somos plurilin­
gües en toda la gama del espectro sociocultural.
Nuestras lenguas no son monosistemas; cada una de ellas
es propiam ente un conglomerado de lenguas, cada una de
ellas es un polisistem a. Existe la posibilidad de aprender las
lenguas de otros pueblos, de otras culturas, en la escuela, en
el extranjero, en una nueva patria. Una gran parte de la
humanidad habla, aunque sea imperfectamente, dos o más
lenguas. Por tanto, el bilingüismo y el plurilingüismo de los
individuos, de las familias, de grupos enteros de población,
pertenecen a los grandes problemas sociolingüísticos de nues­
tro tiempo.
La base de todas las lenguas mixtas, de las lenguas híbri­
das, reposa sobre el bilingüism o y el plurilingüismo.
No existe en esta tierra ningún idioma comprobablemente
«puro». La extraordinaria facilidad con que las lenguas se
unen y mezclan, su innumerable «comercio y connubio»
demuestra que tras todas las lenguas existe un lenguaje co­
mún de la humanidad. El que quisiera expurgar de la lengua
alemana todo lo que debe al latín desde los primeros días
de la «Germania romana», desde los tiem pos de las primeras
construcciones de piedra, desde los tiem pos de la introducción
del vino, de la cristianización, del humanismo; o lo que ha
tom ado del francés, o del inglés y lo que sigue tomando aún
hoy, lo que constituye en todos los países cultos europeos y
10 Interlingüística

americanos la monumental construcción común de la termi­


nología greco-latina, en todos los campos de la civilización
moderna, terminaría por destruir la lengua alemana. Las
ideas que acabamos de exponer sirven también para el in­
glés, esa lengua mestiza germano-romana.
La investigación lingüística del sustrato, superestrato y ad-
strato se esfuerza en aclarar las causas históricas políticas
culturales, así como los efectos del plurilingüismo. Y hem os
de decir aquí que el plurilingüismo, el hibridismo lingüístico,
es una de las causas del cambio lingüístico.
Ninguna de nuestras lenguas es un sistem a autónomo y
monolítico. Del mismo modo que no vamos a conseguir nun­
ca hablar, ni tan siquiera nuestra lengua materna, de un
modo «perfecto» (sólo un bobo puede imaginarse poseer una
lengua cualquiera de modo perfecto), tampoco vamos á en­
contrar, porque no existe, una lengua «perfecta» en sí, una
lengua «pura». La lengua como la vida misma es im perfecta
e impura. Los hombres tenemos la cualidad de adquirir una
«competencia» plurilingüe; por eso es por lo que podemos
traducir de una lengua a otra. Traducimos constantem ente
dentro de nuestra propia lengua m aterna2. Hasta donde
llega nuestra mirada en la historia comprobamos que allí
donde se da lenguaje humano se da tam bién traducción.
Desde la época más temprana de la humanidad, el interpre­
tar la necesidad y la posibilidad de la traducción, confirman
que bajo las formas y estructuras instrumentales de cada

2 Así, por eiemplo, los americanismos carro, por coche, pollera


por falda, saco, por americana; la guagua de un canario o la villavesa
de un navarro, por el autobús; la aljofifa de los andaluces, por la ba­
yeta del suelo; hermoso o rico de Ciudad Real, por guapo; la saudade
y la morriña de un gallego, o la murria de un leonés o de un vascon­
gado, por la nostalgia. Del mismo modo también en alemán se traduce
Erdapfel, «patata», por KartoffeV, Laken, «sábana», por Leintuch o
Bettuch, etc. (N. T.).
Prólogo 11

una de las lenguas reposa una lengua común a toda la huma­


nidad.
Las imperfecciones de la traducción se deben a tres cau­
sas: el im perfecto bilingüismo del traductor, la imperfección
de las correspondencias entre las dos lenguas y, a su vez, la
im perfección propia de cada una de las lenguas. Investigar
estas tres causas con exactitud es la función específica de
una lingüística de la traducción.
Toda comparación lingüística estriba en la traducción. Los
diccionarios bilingües no son más que traducción cristalizada
y condensada; las gramáticas bilingües, traducción concen­
trada y sistem ática: rosa-rosae-rosam-rosa-rosa, en español
la rosa, de la rosa, para la rosa, a la rosa, ¡oh! rosa, por
(sobre, con, entre) la rosa...
Desde hace ya más de veinte años se trabaja en diversos
centros en una nueva lingüística comparada. Esta lingüística
nueva busca aún una denominación adecuada; hasta ahora
se la designa como lingüística comparativo-descriptiva, con-
frontativa, contrastiva, diferencial. Y es que para captar la
realidad de las lenguas en toda su complejidad se ve la nece­
sidad imperiosa de proceder por comparación de traduccio­
nes, a ser posible, en gran número y variedad. A su vez, la
marea ascendente de las traducciones, entre las más diversas
lenguas, ofrece un inagotable material.
La lingüística del plurilingüismo, de las lenguas mixtas,
de las lenguas híbridas, la lingüística de la traducción y de
la comparación de la traducción, una lingüística «de la con­
versación entre las lenguas en nosotros mismos», esa lingüís­
tica comparativa nueva que busca lún un nombre puede
designarse mediante la palabra «interlingüística»3.

3 Sobre la denominación interlingüística dijo A. Debrunner en el


VI Congreso Internacional de Lingüistas, París, 1948: «El concepto de
interlingüística es para algunos de ustedes extraño. Nos encontramos
12 Interlingüística

El objeto de la interlingüística es el plurilingüismo del


hombre, abarca todo el material comprendido entre el polo
de la uniformidad lingüística individual y el de la universa­
lidad humana en nuestras lenguas, también todo aquello que
pueda derribar y apartar las barreras de los muros idiomá-
ticos entre los hombres.
¿Qué es común a todas las lenguas humanas?, ¿qué en­
contramos siempre, una y otra vez, en cada lengua formada
por sonidos de la garganta del hombre? ¿Es que existen en
todas las lenguas vocales (Mundoffner) y consonantes
(M undschliesser)?, ¿la forma fónica de los signos lingüísticos
se da siempre de la misma manera?, ¿qué pasa con el juego
alterno de vocales y consonantes?, y cóm o se produce la
articulación?, ¿cómo se efectúa la distribución de la corriente
de aire que sale del pulmón humano a través de los moví
mientos de la laringe, del velo del paladar, del maxilar infe­
rior, de la lengua, de los labios?, ¿qué tipos de vocales y de
consonantes se dan en cada lengua humana?, ¿qué elem entos

ante una nueva formación terminológica, creo que ante una formación
excepcionalmente feliz. Interíingua era el nombre de una revista dedica­
da a los problemas de las lenguas auxiliares. Es la abreviatura de
Itngua auxiliar internacional. Puesto que los investigadores de la lengua
se llaman lingüistas y su ciencia lingüística, se han formado sobre
interíingua: interlingüista-interlingüística. En este sentido, Otto Jesper-
sen ha publicado hace irnos años «A new Science. Interlinguistics», en
Actes du sixiéme Congrés International des Linguistes, París, 1949, pá­
gina 585. Las comunicaciones de André Martinet, G. Cavallucci, P. Mi-
trovitch (págs. 93-112, 409416), la discusión de lingüistas preeminentes
de muchos países sobre la posibilidad, la deseabilidad. o la necesidad de
una lengua auxiliar mundial, demuestra claramente que la realización
lingüística no ha perdido todavía su actualidad. Al mismo tiempo, esa
tarea humana presupone una comprensión nueva, más profunda para
el multilingüismo de la humanidad, para las lenguas mixtas y para las
lenguas híbridas, una lingüística del plurilingüismo en nosotros y de la
interlocución entre las lenguas, una interlingüística, por consiguiente,
en el sentido que proponemos.
Prólogo 13

materiales y formales encontramos en la estructura fónica de


cada lengua?
Lo común a todas las lenguas se expresa bajo la denomi­
nación de universales lingüísticos. A ellos, no sólo pertenecen
los elem entos constitutivos materiales y formales para la es­
tructura fónica de cada lengua. Tiene carácter universal la
ley de formación fundamental de nuestras lenguas, la interre-
lación del nombrar y del decir. El nominar está confiado a
las palabras, el decir a las frases; ambos planos, aunque con
muchas transformaciones, se hallan en todas las lenguas hu­
manas.
Probablemente existen y han existido, desde siempre, en
todas las lenguas signos lingüísticos específicos para mandar,
rechazar, consentir; para preguntar afirmar o negar; formas
peculiares y fórmulas para saludar; palabras para ambas per­
sonas de la conversación, para el «yo» y el «tú»; signos lin­
güísticos determinados para expresar las relaciones de «espa­
cio» y «tiempo», para «arriba» y «abajo», «derecha» e «iz­
quierda», «delante» y «atrás», «mañana» y «ayer», para la
cuantificación «uno, «dos», «tres», «muchos», para la cuali-
ficación «bien» y «mal», «bonito» y «feo»...
N os falta aún la recolección completa de material de los
universales léxicos necesarios para cada lengua humana. ¿A
fin de qué se dan en todas las lenguas signos distintos para
conceptos sem ejantes? En todos los lugares del mundo nece­
sitam os signos lingüísticos que correspondan a las cosas
fundam entales de nuestro entorno vivencial; para padre y
madre, marido, m ujer e hijo, amigo y enemigo; para las
partes más importantes del cuerpo humano, para las expe­
riencias vitales humanas más comunes: hambre y sed, miedo
y rabia, amor y odio, enfermedad y muerte, bueno y malo,
para fuego y agua, cielo y tierra, día y noche, sol, lima y
estrellas.
14 Interlingüística

Un inventario así de los universales vigentes para todas


las lenguas humanas nos hará reconocer un día los burdos
perfiles, pero dignos de confianza, del mundo vivencial que
nos es común a todos.
A partir de ahí, de lo que es común a todas las lenguas
humanas, de los universales lingüísticos, podremos m edir por
primera vez lo grande que es la diversidad de las lenguas que
se hablan en la tierra.
Pero, podríamos preguntarnos ahora, ¿qué significa esa
honda diversidad?, ¿qué significan las incontables diferencias
de una lengua a otra? ¿Es que. cada nuevo modo de ser de
la lengua coincide con un modo de ser diferente de los hom­
bres que han creado esa lengua? Los instrum entos, las for­
mas instrumentales y las estructuras son m il veces diferentes
entre sí; ¿significa esto que las formas y las estructuras de
nuestro mundo vivencial humano son m il veces diferentes?
Las funciones lingüísticas con carácter universal se fun­
damentan en nuestro mundo vivencial. Tenemos a nuestra
disposición en todas las lenguas formas especiales para pre­
guntar, para dar a conocer que no sólo d e c i m o s algo, sino
que p r e g u n t a m o s p o r algo. Tenemos tam bién en todas
las lenguas una palabra para el sol o la noche, para él ham­
bre y el amor, para bueno y malo. Podemos concluir diciendo
que nuestro mundo humano, este mundo que nos entorna,
que la «conditio humana» exige im periosam ente esas posibi­
lidades de expresión. En cierto modo se puede admitir que
todas las funciones universales de la lengua humana con­
llevan el carácter de necesidad espiritual.
Pero, ¿a qué tipo de necesidad corresponden los m illares
de variantes, de peculiaridades, de propiedades de cada
lengua?
El mundo humano ya sabemos que es diverso. La natu­
raleza y la técnica, las culturas y las religiones, los pueblos,
Prólogo 15

las sociedades, los estados son diversos. Cada grupo social


m uestra diversidades polifacéticas hondas como las lenguas
de las que se sirven cada una de las comunidades lingüísti­
cas. Pero, ¿en qué medida se corresponde la diversidad de
las formas y estructuras lingüísticas con la diversidad del
vivir y pensar de las agrupaciones humanas?, ¿qué diferen­
cias del instrum ental lingüístico pueden explicarse y justifi­
carse com o expresión de diferentes experiencias cosm ológi­
cas, com o diferentes puntos de vista, como diferentes puntos
de mira? ¿Qué formas y qué estm cturas, en una lengua de­
terminada, son necesariamente diferentes de las otras len­
guas?, ¿por qué están fundamentadas en una particular cos-
movisión? ¿Qué es, dentro de la contradictoria variedad de
las lenguas n e c e s i d a d espiritual?, ¿qué es c a s u a l i d a d
histórica? ¿Qué es lo que está m o t i v a d o ? , ¿qué es lo
con v e n c i o n a l ?
I

MOTIVACIÓN. CONVENCIÓN. IDENTIFICACIÓN

1.1. ¿Por qué se denomina en español al pájaro cuco


cuco y cucú y en alemán K uckuck? ¿Por qué al búho, búho,
y en alemán, Uhu? Las preguntas no son difíciles de respon­
der: el nombre de esos pájaros im ita sus respectivos cantos.
Pero, ¿por qué el m irlo se llama m irlo en español y Amsel
en alemán?, ¿por qué el tordo se denomina tordo en español
y en alemán Drossel?
Las- distintas denominaciones alemanas, K rickente para
cerceta, Turteltaube para tórtola, K lapperstorch para cigüe­
ña, GocKelhahn para gallo, Gluckhenne para clueca, pueden
deducirse tras una corta reflexión; ya que, en la conforma­
ción fónica de tales nombres está imitado, de modo más o
menos claro, el canto de cada uno de esos animales a que
nos acabamos de referir. La denominación, formada de soni­
dos lingüísticos humanos, está fundamentada en tina caracte­
rística peculiar de ese animal: la forma fónica de tales pala­
bras está motivada. Pero, ¿cómo pueden explicarse fónicamen­
te Ente, «pato», Taube, «paloma», Storch, «cigüeña», Hahn,
«gallo», Henne, «gallina»? Nos sería muy difícil justificar las
agrupaciones fonem áticas constituidas por cada uno de esos
nombres a través de lo que significan. La conformación fónica
INTERLINGÜÍSTICA. — 2
18 Interlingüística

no está motivada, no es motivable; es a r b i t r a r i a o, mejor


dicho, es c o n v e n c i o n a l .

1.2. En la mayoría de las palabras de una lengua no pue­


de reconocerse la m otivación fónica. Así com o en alemán
Krahe, «corneja», se denomina segúr su Krachzen, «grazni­
do», originariamente el nombre de Rabe, «cuervo» (alto al.
ant. hraban, gr. xóga^, lat. corvus), se denominó tam bién
según el graznante chillido del cuervo. Esa primaria motiva­
ción fónica apenas si se percibe hoy en la palabra Rabe: a
través de la debilitación del souido en posición i nicial
Hra- > Ra- se ha hecho poco clara.
Junto a Rabe surgió una variante Rappe (del m ism o modo
que junto a Knabe, «muchacho», se dio la forma Knappe. En
el siglo xvi se transpuso el nombre de Rappe al de un caba­
llo de color negro cuervo, com o se denomina Fuchs, «zorro»,
a un caballo de color marrón zorro.
Por todo esto, el graznar ya no fue la motivación primaria
del nombre, sino otra característica, el color negro, la que
provocó la transposición analógica del nombre del ave al del
caballo. En esta segunda transposición hay una motivación,
pero no una motivación fónica, sino metafórica. Una nota
distintiva, el graznido, dio el nombre al pájaro con todas sus
características; ese nombre era, por consiguiente, válido para
o t r a característica, el color, la cual m otivó la transposición
del nombre del pájaro al del caballo.
Desde el siglo xiv se llamó irónicamente Rappen, «cuer­
vo», al águila de las monedas de un Pfennig de las ciudades
del Alto Rin, algo similar a lo que ocurre cuando se deno­
mina Geier, «buitre», o también K uckuck al águila imperial.
Hasta hoy se denomina R appen al céntim o en la Suiza de
habla alem ana1.
1 Recuérdense las denominaciones españolas —irónicas en su origen—
M otivación. Convención. Identificación 19
R appe = caballo negro, Rappen = Pfennig suizo. ¡Hasta
ese punto pueden alejarse algunos nombres de su originaria
m otivación fónica! A veces, los investigadores del lenguaje
consiguen esclarecer los enmarañados caminos por los que
van nuestras palabras; no obstante, la mayoría de ellos per­
manece en la oscuridad. En algunos casos, aunque lleguemos
a poder explicar por qué se ha llegado a que en alemán un
caballo negro sea un Rappe y un Pfennig suizo un Rappen, la
estructura fónica peculiar de esas palabras n o e s t á m o ­
t i v a d a , es c o n v e n c i o n a l .
Podemos adjuntar al respecto otro ejemplo aún, igual­
m ente sencillo: el verbo latino pipare, pipilare, al. piepen,
piepsen, «piar», imita el canto de muchos pájaros, no es
difícil reconocerlo en el significante de la palabra. De este
verbo se ha derivado más tarde un sustantivo, pipa, para
designar una flauta pequeña que produce un sonido parecido.
Introducido en el germánico, a consecuencia de cambios fo­
néticos generales del alemán, los cuales no tiene nada que
ver con el significado de una única palabra aislada, la encon­
tramos convertida en Pfeife, como del lat. pilum tenem os
Pfeil, «fecha», o del lat. pilare, Pfeiler, «pilastra». Mucho más
tarde, cuando Europa conoció el tabaco se produjo la trans­
posición de esa palabra a otro instrumento completamente
distinto, a una cosa nueva, para la que se necesitaba un
nombre, la Tabakspfeife, «pipa de tabaco». La forma pare­
cida y el hecho de que ambos instrum entos se lleven a la
boca, por lo que se ve, bastaron para la transposición analó­
gica. De la originaria m otivación fonética de la sílaba pip,
tras el cam bio fonético y la transposición de significado, no
ha quedado nada en la Pfeife, «pipa», del fumador. La palabra

perra gorda y perra chica para las monedas de diez y cinco céntimos
respectivamente, las cuales hacen referencia a la semejanza de este
animal con el león rampante de una de sus caras. (Nota de la trad.)
20 Interlingüística

no está motivada, es convencional. Además la m otivación


metafórica que une la W asserpfeife, «nerguile», con la Tri-
llerpfeife, «pito», es una asociación casi borrada ya en nuestra
conciencia lingüística.

1.3. A pesar de todo lo que venimos diciendo, las palabras


alemanas Rappe y Pfeife no son notaciones fonéticas arbi­
trarias, no son signos fonéticos casuales. Están unidas tan
fuertemente, con determinadas representaciones que ambas
cosas Rappe, «caballo negro», y Pfeife, «pipa», las identifica
con su respectivo nombre con la mayor ingenuidad del mun­
do. Un caballo negro se llama Rappe, porque evidentem ente
tiene para nosotros todo el aspecto de un Rappe. Según esto,
decimos también en vez de «ese animal se llama Rappe»,
«esto es un Rappe». De este modo, denominamos las cosas
necesaria y precisamente como se llaman en nuestra propia
lengua, y no de otro modo. Esta ingenua identificación de
las cosas con nuestras palabras nos hace poder presentar las
cosas como por un conjuro.
Resumiendo lo que acabamos de decir en tres puntos, po­
demos afirmar: 1) La forma de una palabra puede estar
unida a su contenido por medio de una m otivación fonética
objetivable más o menos recognoscible. 2) En la mayoría de
las palabras de una lengua forma y contenido están unidos
el uno al otro a través de una convención. 3) Cada forma,
bien sea motivada o convencional, se une a su contenido por
medio de nuestra obvia e inconsciente identificación suojetiva
de las cosas con su nombre.

1.4. ¿Cómo se puede averiguar, en una palabra, la exis­


tencia de una motivación fónica? ¿Hay criterios objetivos
para ello? ¿No nos convertimos, con excesiva facilidad, en la
víctima de nuestra identificación subjetiva tanto de forma
M otivación. Convención. Identificación 21
com o de contenido, de tal modo que, a nosotros, cualquier
palabra de nuestra propia lengua nos parece ser perfecta­
mente atinada y expresiva?
Una m otivación fónica podrá objetivarse tan sólo allá don­
de el sentido de la palabra invite a ello. Nadie discutirá la
motivación en una palabra como el español tic-tac, al. Tick-
tack; nadie querrá descubrirla en una palabra como Taktik,
«táctica». Con frecuencia se trata menos de una imitación
que de una evocación.
La palabra francesa le tic no reproduce una impresión
acústica, sino motora. Designaba primeramente el calambre
del caballo, de ahí se traspasó al de los hombres y, más
tarde, sin género de dudas, gracias a su forma sugestiva,
encontró el camino hacia otras lenguas: esp. el tic, al. der
T ick.
La palabra francesa zigzag, esp. zigzag, al. Zickzack, un
hallazgo terminológico feliz, se ha abierto paso en otras len­
guas. Esta palabra no imita propiamente ningún sonido, su­
giere más bien un cambio brusco de dirección. Este tipo de
palabras con fuerte expresividad fónica están distribuidas en
las lenguas de modo com pletamente irregular. A veces una
determinada lengua posee una formación como las que aca­
bamos de mencionar que resulta especialmente convincente,
otras veces, el fenómeno corresponde a otra lengua.
La palabra inglesa to kick, «empujar con el pie», no se
puede reproducir en las lenguas vecinas de un modo tan acer­
tadamente expresivo:

ing. Somebody kicked me under the table (F, 12)


esp. Alguien me dio un puntapié
al. Jemand stiefi mich unterm Tisch an
fr. Quelqu’un me décocha un coup de pied
it. Mi arrivó un calcio
port. Alguem me deu um pontapé
22 Jnterlingüística

1.5. Sonido y sentido pueden motivarse recíprocamente


de modo convincente, por ej.. en los verbos expresivos alema­
nes formados con el sonido inicial kn-\ knikken, «doblar»,
knacken, «cascar», knittern, «crujir», knattern, «chisporro­
tear», knistern, «crujir», knallen, «detonar», knarren, «chi­
rriar», knurren, «refunfuñar», knirschen, «rechinar», knab-
bern, «picotear», knuspern, «ronchar», kneifen, «pellizcar»,
knuffen, «dar codazos», knüllen, «chafar», knutschen, «besu­
quear», knipsen, «taladrar».
La estructura fónica de muchas de estas palabras se ex­
plica en nuestros diccionarios como Lautnachahmung (m im e­
tism o fónico), Lautm alerei (representación fónica), Lautsym -
bolik (sim bolism o fónico). Sin embargo, en la mayoría de
las palabras, y precisam ente en el contenido fundamental del
vocabulario de una lengua, no se puede precisar una
motivación objetivable del sonido y del sentido. Basta abrir
cualquier diccionario español para ver que, de vez en cuando,
aparecen palabras motivadas fónicamente cucharilla, cucha­
rón, cucharrena, cucharro, cuche, cuchi, cuchicheante, cuchi­
chear, cuchicheo, cuchichí, cuchichiar, cuchilla, cuchillada. O,
runrún, runrunearse, ruñar, rupestre, rupia, rupicacra, ruptu­
ra. Sin embargo, sería descabellado querer afirmar que el
sonido y el sentido de todas las palabras de una lengua se
fundamentan mutuamente.
Está fuera de dudas el que las lenguas serían algo de poca
importancia si hubieran quedado aprisionadas en sus sonidos,
si sólo pudiera decirse lo que encuentra una m otivación en
la materialidad de sus sonidos. La lengua com o instrumento
del espíritu que es. se eleva desde la palabra fónica motivada
hasta la unión convencional gratuita de una forma determi­
nada con un contenido determinado. El m ism o animal, lla­
mado por el niño, aún fónicamente motivado, guáu-guáu, al.
M otivación. Convención. Identificación 23
Wauwau, es más tarde el p erro2, para los alemanes der Hund,
a dog para los ingleses, le chien para los franceses, palabras
cuya primera m otívac’ón ya no es transparente, porque la
m otivación ha desaparecido a causa de cambios fonéticos
seculares. Sean las que sean las leyes por las que se ha pro­
ducido el cambio hay que admitir que, para cada palabra
aislada, ha surgido una estructura fonológica perro, Hund,
dog, chien, la cual no perm ite una fundamentación por medio
del significado de la palabra. Nos damos cuenta de este fe­
nóm eno de un modo especial, cuando comparamos varias
lenguas entre sí. La forma fónica de la mayor parte de
nuestras palabras, vista desde su significado, es una casuali­
dad histórica.
Pero, ese signo casual se une estrechamente con la viven­
cia del significado, de tal modo, que para nosotros no es,
en modo alguno, un signo gratuito y casual; nosotros como
españoles i d e n t i f i c a m o s el signo con el nombre perro,
los alemanes con Hund, los ingleses con dog, los franceses
con chien. En el juego libre de las asociaciones unimos indi­
solublem ente sonido y sentido a sus connotaciones y así en
flor, corazón, am or, m uerte tenem os la imnresión de que
cada una de esas palabras es perfectamente adecuada, autén­
tica, bella, insustituible e intraducibie. La misma impresión
experimenta un alemán con Blume, Herz, Liebe, Tod, un in ­
glés ante flow er, heart, love, death y un francés con fleur,
cceur, amour, m ort...

1 «Perro, vocablo exclusivo del castellano, de origen incierto. Pro­


bablemente palabra de creación expresiva, quizá fundada en la voz
prrr, brrr, con que los pastores incitan al perro, emt>leándola especial­
mente para que haga mover el ganado y para que éste obedezca al
perro; son imposibles por razones fonéticas las etimologías célticas e
ibéricas que se han propuesto. 1.a doc.: Monte de Perra, localidad citada
en doc. leonés de 1136.» DCELC, III.
24 I n terlingüística

1.6. Motivación-convención-identificación, tres conceptos


que son no sólo válidos para la estructura fónica de cada una
de las palabras, sino que se corresponden también, de idioma
a idioma, con la distribución y desarrollo del léxico para las
diferenciadas e s t r u c t u r a s l é x i c a s de nuestras len­
guas.
La existencia de palabras para nombrar a los hombres, a
los animales y a las plantas y todo lo demás de nuestro mun­
do vivencial, está motivada por nuestro deseo de nombrarlos
y de hablar de ellos, p. ej. tenemos necesidad de nominar y
diferenciar Kuh, «vaca», y Kalb, «ternera», Stier, «toro»,
y Ochs, «buey». Pero el que exista en alemán un segundo
nombre para el toro, con lo que se le nombra usando una
palabra precedente del alemán del norte, Bulle, no es sino una
casualidad histórica.
La dominación de los normandos de habla francesa creó en
Inglaterra, por un período de varios siglos, una sociedad
bilingüe. Este hecho hace recordar, hasta hoy, la fuerte mez­
cla francesa en el vocabulario inglés. El más célebre ejem plo
es el que constituye la serie siguiente: buey, vaca, ternera,
cerdo, carnero, oveja, que han conservado nombres anglo­
sajones. Así: ox, cow, calf, swine, pig, w ether, sheep. Sin
embargo, a la carne que se sirve en la m esa se le dan nombres
franceses: beef, veal, pork, m utton. Hay tipos de carne que
se comen con nombres germánicos: lam b, goose, duck, chic-
ken; chicken no se comporta con la palabra pullet, de origen
francés, como calf con veal; pu llet es sim plem ente el pollo
joven. Esta propiedad léxica que venimos observando en el
inglés, la de mostrar nombres especiales para algunas clases
de carne, se entiende como una consecuencia lingüística de
la historia política y social de Inglaterra. Pero no existe,
desde hace ya varios siglos, para esa curiosa estructura ins­
trumental (ing. ca lf-vea l, frente al al. K alb - Kalbfleisch, o
M otivación. Convención. Identificación 25
frente al francés le veau. - du veau) motivación sociocultural de
ningún orden. No existe un mundo vivencial inglés especial,
ninguna concepción peculiar inglesa tan apartada de la ale­
mana o de la francesa como para reclamar dos palabras dife­
rentes de modo tan inconsecuente como en calf - vedi, cuando
en el caso de lam b se conforma con una única palabra.

1.7. Tanto para la carne del cuerpo humano como para la


de los animales vivos y la carne com estible se usa en español
la m ism a palabra carne, ocurre lo mismo en alemán con
Fleisch; el fenóm eno es casi general en las lenguas románi­
cas: it. la carne, port. a carne. Pero en francés y en inglés
la chair, the flesh es tan sólo la carne del cuerpo vivo. La
carne com o alimento humano tiene su propio nombre fran­
cés, la viande (de un latín vulgar vivenda, «lo que pertenece
a la vida, com estible»), y en inglés m eat (en su origen ali­
mento en general, comida, lo que recuerda hasta hoy sw eet
m eats, «dulzaina»).
¿Tienen que ver estos hechos con una concepción especial
de los franceses e ingleses?, ¿puede pensarse en una sensibi­
lidad mayor, en un amaneramiento verbal que hubiera lleva­
do, para evitar un escándalo, a designar el plato de carne
que se sirve a la mesa con la misma palabra que la carne
del cuerpo humano? Sea como sea, la cosa es que esa dife­
rencia tan llamativa de la estructuración léxica del alemán y
del francés, del español y del francés, hace tiempo que ha
dejado de estar motivada cultural y psicológicamente.
Los españoles distinguen el pez, como alimento humano,
el pescado, del pez vivo, quizá porque el latín picem ha dado
en español la pez; el latín piscem dio en español el pez y,
por tanto, com er pez podía dar lugar a confusiones. ¿Por qué
han sido los españoles los únicos que han experimentado la
necesidad de distinguir el pez muerto y preparado para ali­
26 Interlingüística

mentó humano del pez vivo por medio de una palabra propia,
mientras que sus vecinos confían ambos sentidos a la situa­
ción extralingüística y ai contexto extralingüístico? Se busca
en vano un factor cultural o social que hubiera podido actuar
en esa evolución peculiar del español.

1.8. El alemán distingue Frucht, «fruto», y O bst, «fruta».


Para los romanos fructus (de fruor, frui, «aprovechar») era
cada provecho, cada ganancia y, en especial, el producto de la
cosecha (también frum entum , «cereal'», pertenece a la misma
familia). La palabra se tom ó tempranamente en alemán y ha
conservado toda la amplitud de su significado. Evoca espe­
cialmente el fruto de la recolección y más concretam ente el
fruto com estible de árboles y arbustos. Llegados a este pun­
to, roza y se cruza con otra palabra colectiva que abarca
tradicionalmente, aunque de modo muy impreciso, los frutos
carnosos y jugosos de huertos y viñas de tal modo que se
excluyen de esta denominación los frutos secos de una parte
y de otra los frutos salvajes. Durante mucho tiem po se dudó
en el uso de la palabra correspondiente a cada fruto extraño
que salía a la m esa alemana. Se distinguía entre Obst, «fruta»,
y Südfrüchte, «frutos del sur», y sólo con su familiaridad
cotidiana se convirtieron las naranjas, las mandarinas, los
plátanos poco a poco en Obst, «fruta». Con otros frutos no
se ha llegado tan lejos. A la pregunta de si caben dentro de
la denominación O bst los higos, dátiles, piñas, pom elo y
toronja se obtienen respuestas dudosas y contradictorias,
aunque se trata, sin embargo, de frutos que se pueden em­
plear en Obstsalat, «ensalada de frutas». Lo que es O bst no
se deja determinar ni por el contenido ni por la extensión
de la palabra. A esto puede añadirse aún una diferencia del
nivel de estilo.
M otivación. Convención. Identificación 27

Ni las lenguas románicas ni el inglés tienen una palabra


propia que se corresponda con la alemana Obst. Sin embar­
go, por lo que se ve, surgió también la necesidad de distin­
guir con un nombre colectivo propio entre el equívoco plural
Früchte y el del postre. Los españoles, portugueses e italianos
utilizan una diferenciación morfológica: junto al masculino
latín fru ctu s surgió un neutro fructum y un plural colectivo
fru cta que se reconoce todavía en italiano: la frutta. De ese
plural colectivo se pudo formar un nuevo plural como en
port. as frutas. Con este procedimiento han ganado las len­
guas románicas meridionales una diferenciación comparable
a la del alemán, puesto que junto al masculino singular
fructus, it il fru tto; esp. el fruto, port. o fru to poseen un
plural regular, como para melocotones que cuelgan de un
árbol.
it. I frutti erano pochi, una dozzina sui due alberi innestati
(Ga, 92).
esp. Los frutos eran pocos, una docena en dos árboles injer­
tados.
al. Es waren nur wenige Früchte.
ing. There was not much fruit.
fr II y avait peu de fruits.
port. Os frutos eram poucos.

La palabra alemana O bst se ha apartado enormemente de


su primitivo concepto de postre. En Alemania se toma Obst,
«fruta», no sólo com o postre, sino también entre las comidas,
en vez de una comida, etc. Tampoco están limitadas al postre
las siguientes formas: esp. fruta, it. frutta, port. fruta. In­
gleses y franceses no tienen una palabra propia para fruta;
hablan de fruto o frutos y confían en que la situación extra-
lingüística o el contexto lingüístico determine de modo sufi­
cientem ente claro lo que se piensa en cada caso.
28 Interlingüística

En unos casos es una lengua más rica que otra en la


denominación de un concepto o un objeto determinados. En
los casos precedentes hemos visto varias denominaciones
más en el campo semántico de la palabra carne en inglés y
francés; al español con especificaciones en el término pes­
cado, al italiano en el campo de la fruta. En todos ellos la
relación de motivación y convención, de necesidad y casua­
lidad no es nunca la misma, como puede apreciarse con la
ayuda de la comparación interlingüística.

1.9. Se aprecian diferencias en la estructura léxica, espe­


cialmente en las denominaciones de parentesco, estas dife­
rencias están motivadas y causadas por estructuras sociales
de los correspondientes pueblos. Lingüistas de orientación
estructuralista, antropólogos, sociólogos, han sistem atizado en
las últimas décadas, precisamente ese campo, con un cariño
especial. Pero por más que se intente no se llega a una
explicación última de la distribución del campo.
En alemán, las denominaciones procedentes del francés
Onkel, «tío», y Tante, «tía», a causa de un mayor prestigio
social, han arrinconado los viejos nombres de Oheim, Ohm y
Muhme. Si preguntamos hoy a un alemán qué son para él
los hijos de su tío y de su tía responderá con toda probabi­
lidad: Das sind meine V ettern und Basen, «son mis primos
y mis primas», o m eim e V ettern und Kusinen, «mis primos y
mis primas», y, a veces, puede sonar la respuesta (y con ello
dejar concebir una determinada procedencia social o regio­
nal), meine Cousins und Cousinen. El mismo hablante que
dice V ettern und Basen no necesita por ello, en m odo algu­
no, denominar a su prima Mónica como su Base, puede
decir, de una parte: W ir sind V etter und Base; de otra: Sie
ist meine Kusine; él no la nombra su Base, pero quizá sí
B ds’chen o Baslein o B asle... La estructura instrum ental de la
M otivación. Convención. Identificación 29
lengua familiar alemana muestra hoy, con creces, esta falta
de rigor sistem ático.
En primer lugar se usan V etter y Kusine, en segundo lu­
gar y com o variantes según los casos Cousin y Base.
El francés muestra una extravagancia parecida. Yerno y
nuera son le gendre y la bru; pero la bru (emparentada con
el alemán die Braut) ha sido arrinconada de modo creciente
por la belle-fille, mientras que le beau-fils no se ha abierto
paso frente a le gendre y la belle-fille. Con sem ejantes com­
puestos de beau- no sólo se denomina la parentela política,
sino también el parentesco con los miembros de la familia
procedentes de otros matrimonios: padrastro, m adrastra,
etcétera. Esa estructura instrumental polisémica lleva con­
sigo el que para un francés, mon beau-pére pueda ser el
suegro y el padrastro. No existe duda sobre el hecho de que
también los franceses saben distinguir con exactitud entre la
parentela política y la que procede de otro matrimonio. Sin
embargo, utilizan para esas dos estructuras mentales diferen­
tes la m ism a estructura instrumental. Es decir, que lo que
parece obvio es que no se da identidad entre estructura
mental y estructura instrumental. El contexto lingüístico, la
situación extralingüística tienen que decirnos, según los ca­
sos, si se trata de una relación de parentesco político o de
parentesco contraído por más de un matrimonio.
Les paren ts son unas veces los padres y otras los parien­
tes. El sentido global del discurso de un texto que trata de
hijos o de alumnos, nos invita a interpretar les parents
com o los padres, a entender por otro lado les parents et
am is com o parientes y amigos. En les pauvres parents pen­
samos, en primer lugar, en los pobres padres, dignos de
com pasión en les paren ts pauvres, en los parientes pobres,
sin m edios, en el cousin Pons, cousine B ette, si el contexto
de la situación no nos muestra otra cosa. Los franceses no
30 Jnterlingüística

tienen con seguridad, a este respecto, una estructura mental


diferente de la de sus vecinos. De un lado, están los padres y
los hijos; de otro, los parientes más o menos alejados. En la
estructura instrumental léxica, ambas representaciones están
confiadas a la misma palabra: les parents: 1) padre y madre;
2) los parientes fuera del círculo familiar íntimo
Esta curiosa polisem ia léxica no querrá motivarla nadie,
creo yo, por medio de una peculiar visión francesa del mun­
do; tampoco por medio de una estructura social privativa.
No obedece, exactamente, en su peculiaridad, a una nece­
sidad profunda, podem os decir más bien que es una casuali­
dad histórica. Del mismo modo el latín filia, «hija», está do­
tado en francés de una polisem ia muy rica, lo que no ocurre
en español, italiano o portugués. Así, fr. la filie, es 1.°) la
hija (le fils, la filie); 2.°) la chica (le gargon, la filie); 3.°) la
chica que ayuda en los trabajos del hogar; 4.°) prostituta

1.10. Pertenece al léxico alemán, insustituible y cotidiano,


la palabra Geschwister. Del m ism o modo a como lo hace la
palabra Gebrüder, «los hermanos varones», abarcaba Gesch­
w iste r originariamente a las hermanas, más tarde se amplió
la palabra al usarla en los casos en que no sólo se tenía
presente la idea de las hermanas, sino que se pensaba en
hermanos y hermanas conjuntamente. Ni los españoles ni los
franceses tienen una palabra propia para G eschw ister, tam­
poco los ingleses. Se conforman con hermanos y hermanas
fréres et sceurs, brothers and sisters. The sibling, «hermano
o hermana», es un uso científico moderno de la palabra del
inglés antiguo sibling, «miembro de la parentela».
¿Significa este fenómeno que acabamos de considerar,
que en el mundo imaginativo de españoles, franceses o ingle­
ses falta la representación conjunta de los hermanos? ¿No
se halla comprendida esa imagen conjunta en la fórmula
M otivación. Convención. Identificación 31
hermanos y hermanas, / reres et sceurs, brothers and sisters?
Al observar estas diferencias salta a la vista que en la lexica-
lización instrum ental de un campo vital humano elemental
ha faltado, probablem ente desde siempre, una motivación
sociológica, la cual continúa faltando hoy día. El que en el
alemán actual esté a disposición una palabra propia para
designar el conjunto de los hermanos, mientras que por el
contrario no existe en español, ni se da en francés e inglés,
es algo que no esta motivado y que no es motivable: es una
convención instrumental. Pero de hecho, ese tipo de conven­
ciones las identificam os tanto con las representaciones que
van unidas a ellas, es decir, con las cosas mismas, que a los
alemanes les resulta inconcebible el hecho de que existan
lenguas que carezcan de palabras para designar lo que ellos
conciben bajo la denominación de Geschwister.

1.11. Cuando en una lengua no existe palabra para el


concepto G eschw ister, ello no significa que en ese pueblo, en
esa sociedad, la representación G eschw ister tenga un papel
más reducido que en otros lugares.
Si para la palabra alemana GemiXt, la palabra al. Ge-
m ütlich keit no ofrece una correspondencia exacta ni en es­
pañol, ni en inglés, ni tampoco en francés, ello indica que
sólo los alemanes saben con precisión lo que es Gem üt y
G em ütlichkeit.
Al igual que Ge-schwister, Ge-müt es un colectivo. A lo
largo de los siglos la palabra hace referencia a la totalidad
de las potencias interiores del hombre, al pensar tanto com o
al sentir y al querer; esta concepción perdura hasta el um­
bral del siglo xix. No es, por tanto, la realización lingüística
de una representación «alemana», típica, privativa, única,
sino, por el contrario, el resumen más general de todo lo que
m ueve al hombre en su interior. Primeramente en el si­
32 Interlingüística

glo x v i i i , el siglo del sentim entalism o europeo, de la sensi­


bilidad, se convierte el G em üt ante todo, en el sitial de los
sentimientos. Así como se diferencian Kopf, «cabeza», y H erz,
«corazón», Verstand, «entendimiento», y Gefühl, «sentimien­
to», se hace ahora la diferencia entre Geist, «espíritu, chispa
de la inteligencia», y Gemüt. El Romanticismo dio a la pala­
bra Gemüt una consagración poética, la lucha contra Francia
se la dio patriótica. Desde la E m p f i n d s a m k e i t hasta el
B i e d e r m e i e r , la palabra G em üt fue una palabra fetiche.
Su motivación sociocultural ha ido em palideciendo desde en­
tonces progresivamente. La palabra hoy día pertenece más a la
tradición literaria que al uso lingüístico vivo. Hablamos aún
de un kindliches, «infantil», frohliches, «alegre», angstliches,
«asustadizo», Gemüt; de Gemütern, que se acaloran y se
serenan de nuevo. Se utilizan todavía algunos com puestos,
tales como Gemütsruhe, Gemütsbewegung, G em ütsverfassung.
G em ütszustand. ¿Quién podría hoy buscar una motivación
nacional-psicológica en un modo de ser especial germánico
para fundamentar la existencia de esa palabra en el léxico
alemán? Hasta qué punto está hoy convencionalizada la pa­
labra puede reconocerse en ciertas expresiones lexicaliza-
das: zu Gem üte führen (ein Bier), «echarse al cuerpo una
cerveza», o cuando se llama a alguien irónicamente un
Gemütsm ensch, equivalente a «un desalmado», «sin entrañas».

1.12. Hacia finales del siglo x v m se introdujo junto a


Gem üt el adjetivo gem ütlich, el cual a su vez arrastró el sus­
tantivo G em ütlichkeit. Lo que hace a la palabra gem ütlich
intraducibie es la mezcla peculiar de las distintas propieda­
des en una única palabra. Podría decirse sin mucha precisión:
gem ütlich, «lleno de sentim ientos íntim os confortables», «en
plena libertad», «agradable», en donde queda más o menos
oscurecido el hecho de que está relacionado con Gemüt.
M otivación. Convención. Identificación 33
Efectivam ente, no hay en otras lenguas una palabra equiva­
lente con un contenido sem ántico tan complejo. En Alemania
y fuera de Alemania está extendido el convencimiento de que
la palabra G em ütlichkeit está motivada por una sensación
vital, específicam ente alemana, que no sólo la palabra, sino
tam bién la cosa es algo «típicamente» alemán. No hay nada
m ás difícil ni más delicado que aclarar fielm ente esas pala­
bras clave, de un m oao racional, psicológico y social. Sin
embargo, en este tipo de palabras i d e n t i f i c a m o s sin
titubear la palabra con la cosa misma. De este modo, los
españoles tom aron com o distintivo de su modo de ser el
brío; m ás tarde, servía la m ism a palabra, il brio, para los
europeos com o especial distintivo del temperamento italiano.
En el siglo x ix se identificaba a los franceses y sobre todo a
los parisienses con la verve, aquella mezcla intraducibie de
viveza, empuje, estado de ánimo, chispa, ocurrencia y pala­
brería... Ejem plos para sem ejantes identificaciones racional-
psicológicas proliferan a capricho3.
J. Ortega y Gasset en su ensayo titulado Miseria y esplen­
dor de la traducción, escribe lo siguiente: «Formadas las
lenguas en paisajes diferentes y en vista de experiencias
distintas, es natural su incongruencia. Es falso, por ejemplo,
suponer que el español llama bosque a lo mismo que e]
alemán llama Wald, y, sin embargo, el diccionario nos dice
que W ald significa bosque. Si hubiera humor para ello sería
excelente ocasión para intercalar un «aria de bravura» des-
crioiendo el bosque de Alemania en contraposición al bosque
español. Hago gracia a ustedes de la canción, pero reclamo
su resultado, la clara intuición de la enorme diferencia que

3 M. Wandruszka, Brio und Verbe, en Romanische Forschungen,


1955; Das Bild des Menschen in der Sprache der italienischen Renais-
sance, en Schriften und Vortrage des Petrarca-Instituts, Colonia, 1956;
Der Geist der franzosischen Sprache, Hamburgo, 1959.
INTERLINGÜÍSTICA. —3
34 Interlingüística

entre ambas realidades existe. Es tan grande que no sólo


ellas son de sobra incongruentes, sino que lo son casi todas
sus resonancias intelectuales y em otivas» A. Estas resonancias
a que alude Ortega y Gasset son precisam ente las connota­
ciones de la lingüística de hoy. Así la palabra alemana W ald
(quizá emparentada con w ild, «salvaje», como lo están en
español las palabras selva, salvaje, selvático, etc.), evoca la
antigua selva germánica de las leyendas y cuentos de hadas,
la soledad selvática de la poesía romántica, la belleza de los
bosques verdes de las canciones populares, la naturaleza idea­
lizada de las canciones de montaña; connotaciones todas ellas
sentidas como consustanciales a la palabra.

1.13. Motivación-convención-identificación sirven no sólo


para las estructuras fónicas y léxicas, sino tam bién para las-
estructuras gramaticales. Tan sólo se necesita pensar en el
llamado género gramatical. La estructura instrum ental gra­
matical masculino-femenino-neutrc está motivada en el caso
del género biológico: el hombre, masculino, la m ujer fem e­
nino; sin embargo, el alemán ofrece ya problemas; por ejem ­
plo, der Mann, «el hombre», masculino; die Frau, «la mujer»,
femenino, pero Das Weib, «la mujer», «la hembra», neutro,
necesitaría una investigación especial. También el niño o la
niña aparecen indiferenciados bajo el neutro das Kind. Den­
tro del círculo del género biológico puede estar motivado el
género m etafórico aunque en latín sol es m asculino y luna
femenino. En alemán, por el contrario, die Sonne, «el sol», es
femenino; der Mond. «la luna», m asculino. Quizá sea la distin­
ción más antigua la que se hace entre «alto» y «bajo», «activo»
e «inactivo», «animado» e «inanimado». Es posible que se haya
abierto paso en el campo de la vida superior la distinción

4 Ed. bilingüe Langewiesche-Brandt, Munich, 1956, págs. 20-21.


M otivación. Convención. Identificación 35

entre m asculino y femenino. Pero hasta donde alcanza nues­


tra vista en la historia, se divisa siempre esa tripartición
lingüística de nuestro mundo como deficiente y contradicto­
ria, una mezcla de motivaciones de contenido y de transposi­
ciones formales.
No existe metafórica sexual tan fantástica que alcance a
fundam entar por qué se dice en alemán der Teller, «el plato»,
masculino; der Becher, «la copa», masculino, y das Messer,
«el cuchillo», neutro; der Lóffel, «la cuchara», masculino, y
die Gabel, «el tenedor», femenino. Ninguna sim bolística pro­
funda autoriza a justificar por qué se dice der Rat, «el
consejo», masculino, y die Tat, «el hecho», «la acción», feme­
nino: der Schm erz, «el dolor», masculino, y die Qual, «el
tormento», femenino; der K um m er, «la preocupación», mas­
culino y die Sorge, «la preocupación», femenino, das Eigen-
tum , «la propiedad», neutro, y der Reichtum , «la riqueza»,
masculino.
El carácter convencional de estas categorizaciones grama­
ticales se hace especialm ente patente allí donde el género,
según la lengua correspondiente, se distribuye de un modo
diferente: al. der Tisch, «la mesa», y der Bank, «el ban­
co», fr. la table y le banc; al. der Ziegel, die Mauer, das
Fenster; fr. la tuile, le mur, la fenétre; esp. el ladrillo, el
m uro, la ventana.

1.14. La lengua vulgar latina ha borrado el neutro junta­


m ente con las terminaciones de Jos casos, ya que para expli-
citarlos prefirió las preposiciones. Desde entonces, las lenguas
románicas tienen que determinar todas las cosas de este
mundo com o masculinas o femeninas aun cuando esta distri­
bución carezca de sentido. Esta atribución instrumental es,
con frecuencia, el resultado de factores heterogéneos y for­
tuitos así lat. sal, «sal», oscilante ya en latín entre el mascu­
36 Interlingüística

lino y el neutro, es m asculino en italiano, francés y portu­


gués; en español, por el contrario, es femenino; otro tanto
ocurre con mel, «la miel», con lac, «la leche», sanguis, «la
sangre». Muchos masculinos y femeninos han cambiado de
género en las lenguas románicas sin que podamos precisar
la causa del cambio. En latín dens, «el diente», es masculino;
en francés la dent, femenino; por el contrario, ungula, «la
uña» es femenino en latín y m asculino en francés, un ongle.
Inseguridad en la adjudicación del género, oscilaciones, cam­
bios de género, nos hacen ver que la imposición gramatical
no es producto de una necesidad intrínseca. No existe una
motivación interior para una distribución tan arbitraria. Do­
mina más bien en todo ello la casualidad condicionada histó­
ricamente por factores heterogéneos.
La categoría gramatical del género que divide al mundo
en masculino, femenino, neutro, ha desaparecido en inglés, a
excepción de contados casos; no hay más remedio que decir,
a este respecto, que este modo de comportarse la lengua
inglesa supone una liberación de un conjunto de reglas sin
sentido que las lenguas indoeuropeas arrastran consigo a
través de los siglos. Pero en esta tendencia la especificación
del género biológico ha sido arrastrada también con ello, y
ese es precisamente el reverso de la medalla, puesto que es
lo que puede ocasionar una sensible deficiencia informativa.
A friend puede ser un amigo o una amiga; a cook, un coci­
nero o una cocinera, y cuando se quiere diferenciar aquí hay
que echar mano de una de las palabras complementarias de­
terminantes del género, que casi a modo de prefijos se ante­
ponen a la palabra capital: man y w om an o lady, boy y girl,
mole y femole, he y she. Un enfermero es así a man nurse o a
male nurse; una médico, a lady doctor, una abogado, a w o ­
man lawyer; un macho cabrío, a he goat, y una cabra, a
she goat... Se ve cómo la estructura mental crea una estruc­
M otivación. Convención. Identificación 37
tura instrumental con una m otivación nueva, una vez que la
antigua ha desaparecido.

1.15. Las estructuras instrumentales de nuestras lenguas


perm iten reconocer estructuras mentales subyacentes. Por
ejemplo, para expresar la vivencia de un pasado inmediato,
puede hacerse, según las distintas lenguas, del siguiente
modo: esp. acaba de llegar, port. acaba de chegar, fr. il vient
d ’arriver. El italiano, por el contrario, usa el registro adverbial
en estos casos; lo m ism o ocurre en inglés y en alemán: it. é
arrivato p roprio adesso, appena, or ora; ing. he’s ju st arrived;
al. er ist gerade, soeben gekom m en. Naturalmente que está
motivada la posibilidad de que exista un medio instrumental
para expresar el pasado inmediato. Pero, ¿cómo puede mo­
tivarse el que una lengua románica utilice para ello una perí­
frasis verbal y la otra el registro adverbial? El modo como
se ha creado la solución instrumental en cada caso es conven­
cional y no motivable. Precisamente, por comparación entre
lenguas afines, salta a la vista el carácter convencional de
tantas formas y estructuras instrumentales. En francés y en
italiano, se forma el perfecto com puesto en la forma reflexiva
esse, aunque el verbo conjugado forme sus com puestos con
habere:, je t ’ai dit, it. ti ho detto; fr. je m e suis dit, it. m>
sono detto, mientras que el español conserva consecuentemen­
te habere: esp. te he dicho - m e he dicho. ¿Cómo podrían
motivarse estas diferencias instrumentales?

1.16. Un ejem plo más —las gramáticas comparadas los


ofrecen en abundancia. Puede darse el caso de que queramos
hablar de un hecho determinado sin precisar los detalles que
concurren en él; pero el autor, tanto si queremos com o si no
podem os determinarlo, queda en el transfondo. A esta es­
tructura psicológica pueden sumarse diversas estructuras
38 Interlingüística

instrumentales: 1.°) Consideremos la forma pasiva: al. Sie


w erden am Telephon verlangt; ing You are w an ted on the
phone. 2°) La activa impersonal: al. Man verlangt Sie am
Telefon; fr. On vous dem ande au téléphone; it. La chiamano
al telefono; esp. Le llaman a usted ál teléfono. En italiano y
en español se emplea la tercera persona del plural, pero el
plural ha tomado aquí la función de un singular indeterm i­
nado: ahí está una voz al teléfono que le llama a usted. La
estructura instrumental y la estructura mental se destacan
aquí muy claras una de otra. Pero aún se cuenta aquí una
tercera estructura instrumental, eJ reflexivo, como en italiano:
esp. Aquí se habla español; it. Qui si parla italiano; fr. Ici on
parle frangais; al. H ier w ird deutsch gesprochen, hier sprich t
man deutsch.
Es decir, que para una misma estructura mental pueden
estar justificadas tres estructuras instrum entales diferentes:
la pasiva, la activa impersonal y la forma reflexiva. Ante esa
oferta, cada lengua elige la posibilidad que se le adecúe
mejor.

1.17. Estos ejem plos que acabamos de exponer ilustran


de modo suficientem ente claro lo que los tres conceptos fun­
damentales de la motivación, de la convención y de la iden­
tificación significan para las estructuras instrum entales fo­
néticas, léxicas y gramaticales de nuestras lenguas.
No están motivados tan sólo los universales lingüísticos,
es decir, lo que es común a todas las lenguas humanas.
También lo está todo aquello en lo que se diferencian, la
causa de las distintas matizaciones puede estar provocada
por las cosm ovisiones peculiares de los distintos pueblos,
sociedades y culturas. Una interlingüística crítica debe inten­
tar aclarar lo que puede ser, lo que, sobre todo, en las formas
y estructuras diferentes de las lenguas, es cosm ovisión for­
M otivación, Convención. Identificación 39
mada y formadora del miando, lo que de modo obvio ha sido
tom ado de otros pueblos, sociedades y culturas, y lo que se ha
conservado a través de los siglos como convención instru­
mental, aun cuando haya tiempo que ha desaparecido la
motivación. Si es cierto que no existen lenguas perfectas,
mucho más cierto aún es que no existen lenguas completa­
m ente motivadas. Interlingüística significa lingüística crítica.
Los Lingüistas con frecuencia se muestran asombrosamente
acríticos frente a la lengua, objeto de su ciencia. Emplean
toda su gran potencia intelectual en explicar, fundamentar
y justificar todas las estructuras instrumentales diferentes
de las lenguas en su ser-así, ser-así-y-no-ser-de-otro-modo. In­
tentan ser profundos explicadores de la lengua, apologetas
pero no críticos. E sto es válido no sólo para un tiempo en el
que se vio en la lengua el vaso sagrado del alma del pueblo,
en el que se hizo de la lengua nacional una religión nacional.
Hoy todavía rechazan con indignación muchos lingüistas la
suposición de que en las lenguas reina la casualidad histórica.
Desde hace tiempo, preocupa a los filósofos, matemáticos,
físicos, quím icos y biólogos determinar el concepto de la ca­
sualidad, el m ism o concepto de casualidad de la lengua.

1.18. La lingüística orientada matemáticamente, la lin­


güística cibernética de nuestros días, tiene también que tener
en cuenta la casualidad En la última época cada vez se cri­
tica más a los m odelos propuestos por Chomsky. Charles F.
H ockett, un lingüista americano preeminente, autor, él mismo,
de una gramática algebraica explica: «Los puntos de vista
de Chomsky descansan sobre la concepción de aue una len­
gua, en cada mom ento, es un sistem a perfectam ente determ i­
nado. Todas las versiones de gramática algebraica conocidas
hasta ahora reposan sobre el m ism o axioma... De hecho, pa­
rece no darse ninguna huella de evidencia empírica que pu­
40 Interlingüística

diera apoyar ese parecer. Creo que cualquier aproximación


que consigam os por m edio de la suposición de que una lengua
está perfectamente determinada se obtiene tan sólo si deja­
mos fuera aquellas propiedades de las l e n g u a s reales
q u e s o n l a s m á s i m p o r t a n t e s » 5.
Las lenguas naturales no son sistem as perfectam ente deter­
minados, son ill-defined: H ockett desarrolla muy convincente­
mente esta decisiva objeción a la gramática generativa de
Chom sky6.
A una interlingüística crítica se le m uestra la imperfección
de nuestras lenguas en una serie de propiedades específicas
que las diferencian de toda lengua artificial, de toda lengua
de computadora. Estas propiedades específicas se dejan de­
terminar tan sólo de un modo dialéctico, com o una red de
tensiones, como una trama asombrosa formada de

1. Analogías y anomalías.
2. Polimorfías y polisemias.
3. Redundancias y deficiencias.
4. Explicaciones e implicaciones.
5. Constantes y variantes.

5 Charles F. Hockett, Language, Mathematics and Linguistics, La


Haya - París, 1967. Preface «Chomsky’s views are based on the assump-
tion that a language, at any given moment, is a well-defined system.
All known versions of algebraic grammar rest on this same axiom...
In fact, there seems to be not one shred of empiricai evidence that
supports the view;... I now believe that any approximation we ran
achieve on the assumption that a language is well-defined is obtained
by leaving out of account j u s t t h o s e p r o p e r t i e s o f r e a l
lan gu ages that are m ost important».
6 Charles F. Hockett, The State of the Art, La Haya-París, 196»
II

ANALOGIAS Y ANOMALIAS

2.1. Las lenguas beben en la fuente de las analogías y las


anomalías. Las analogías se fundamentan en la fuerza espi­
ritual que nos habilita para reconocer una cosa en otra, para
ordenar lo igual con lo igual, para dar el mismo nombre a
una cosa diferente, mientras conservamos en la memoria el
objeto que nos sugirió la analogía.
Desde que aprendimos, cuando niños, a conocer un objeto
llamado silla, desde que aprendimos a unir a ese objeto el
nombre de silla, nombramos de modo análogo cada asiento
de esa especie, aunque se presente con diferentes aspectos.
Si ese asiento determinado tiene un respaldo y brazos enton­
ces lo llamamos sillón. La distinción entre Stuhl, «silla», y
Sessel, «sillón», es corriente en alem án J. Pero esta distinción,
aparentemente clara, se resquebraja y titubea en los siguien­
tes ejemplos: d er Prasidentenstuhl, «silla presidencial», der
Grofivaterstuhl, «sillón del abuelo», Ohrenstuhl, «butaca de
orejeras», Krankenstuhl, «silla de enfermos», Rollstuhl, «si-

1 Helmut Gipper, Sessel oder Stuhl? Ein Beitrag zur Bestimmung


von Wortinhalten im Bereich der Sachkultur, Sprache Schlüssel zur
Welt, en Festschrift für Leo Weisgerber, Düsseldorf, 1959, págs. 271-292.
42 Interlingüística

llón o silla de ruedas», Zahnarztstuhl, «sillón de dentista»,


Friseurstuhl, «sillón de peluquero», Shaukelstuhl, «colum­
pio», Armstuhl, «butaca»; todos los objetos-asiento preceden­
tes tienen brazos, también der elektrische Stuhl, «silla eléc­
trica», y sin embargo, decimos Stuhl, «silla», en todos los
compuestos.
La diferencia entre Stuhl y Sessel se explícita por m edio
de las preposiciones auf e in; estamos sentados auf, «sobre»,
una Stuhl, pero in, «en», un Sessel; la mayor comodidad y
confortabilidad de sentarse en un sillón viene dada por m edio
de la preposición in, «en, dentro de». Pero, mientras que el
presidente se sienta auf einem Stuhl, «en una silla», el abuelo
o el enfermo se sientan in seinem Stuhl, «en su silla». Tam­
poco en este ejemplo puede entenderse el porqué de la elec­
ción.
Cuando se prové a la palabra Stuhl de una determinación
no suele significar otra cosa que asiento. Su forma precisa
la recibe a través de los determinantes Prasidenten-j Groñva-
ter-, Kranken-, Zahnarzt-, Roll-, Schaukel-... o si no, a través
de palabras del contexto que determinen, con más aproxima­
ción, la especie de la silla o sillón, com o en la frase: D er
K ranke sitzt in seinem Stuhl, «El enfermo está sentado en su
silla». Y es que en los ejem plos que acabamos de citar tene­
mos que habérnoslas con otro tipo de analogías. Stuhl signi­
fica en general asiento, a veces sin respaldo com o en Kla-
vierstuhl, «banqueta de piano». Ese em pleo general de Stuhl,
como lugar de sentarse, remonta a un tiem po en el que
Stuhl y Sessel no se diferenciaban uno de otro; a un tiem po
en el que todavía se recuerdan usos m etafóricos, en el que
se denominaba a un monte com o el K aiser stuhl, «silla del
emperador», Kónigstuhl, «silla del rey», y Predigstuhl, «pul­
pito». La actual división entre Stuhl y Sessel no se ha intro­
ducido de modo uniforme en todo el ámbito lingüís­
Analogías y anomalías 43
tico alemán. En Austria todavía se dice Sessel para cual­
quier Stuhl.
Pero el confirmar la existencia de dos series distintas de
analogías no explica la cuestión. l.°) Stuhl = cada asiento
con respaldo, sin brazos; 2° -stuhl = con un prefijo, asiento
de cualquier especie. Pero, ¿cómo explicar Liegestuhl, «tum­
bona»?, ¿no se apartará por medio del añadido Liege-, «estar
echado», de la determinación propia de una silla, de un
asiento?

2.2. Las lenguas no son sistem as analógicos infalibles, de


una consecuencia estrictam ente obligatoria; en ellas, el mun­
do vivencial humano no está preso en una red de analogías
perfectas. Esto es una verdad tan sencilla como decisiva y
que cada vez se hace más patente en los tiem pos actuales,
precisam ente, a la vista de la batalla entre los muchos mo­
delos sistem áticos estructuralistas y generativo-transforma-
cionales. La enseñanza que extraemos es la siguiente: si que­
remos concebir de qué modo funcionan las lenguas como
sistem as de comunicación, en primer lugar, tenemos que in­
tentar comprender bien el juego cambiante propio de las
analogías y las anomalías, el juego de los fenómenos masivos
y el de los casos aislados.
Del m ism o modo que en las analogías, se expresa en las
anomalías una fuerza espiritual que no es sino la potencia
de nombrar i n d i v i d u a l i d a d e s c o m o i n d i v i d u a ­
l i d a d e s . Nombram os un objeto con determinadas cuali­
dades Stuhl, «silla»; a otro, al que faltan algunas de esas
características, lo denominamos Liegestuhl, resultando al mis­
mo tiem po una aproximada analogía y una no preocupante
anomalía. El Dachstühl, «armazón del tejado», puede justifi­
carse m etafóricam ente com o la viga sobre la que se asienta el
tejado.
44 Jnterlingüística

2.3. ¿Por qué se dice en al. Handschuh, «guante»?, ¡el


Schuh, «zapato», es algo para los p ies’ Y es que para los
alemanes, el Handschuh no es en absoluto un Schuh, «zapa­
to»; los alemanes no adquieren la representación de Schuh al
usar la palabra, cosa que puede ocurrir a los extranjeros;
para los primeros, la denominación se queda en una especial
analogía; desviada como anomalía de su idioma materno ape­
nas si se hace sentir.
Llamamos Schuhe, «zapatos», a lo que cubre los pies. De­
terminadas características los distinguen de otras prendas que
llevan a cabo el m ism o cometido, p. ej., de los Sokken, «cal­
cetines», Stiefeln, «botas», aunque los usos de Schuh y S tiefel
se entrecrucen y superpongan muchas veces. Hablamos de
Lederschuhen, Holz-, Stoff- Halb-, Berg-, Hausschühen y, en
sentido más amplio, contamos también entre los Schuhen a
las Pantoffeln, «zapatillas», Sandalen, «sandalias», y Opanken,
«abarcas», etc.
Pero decimos también Rollschüh, «patín de ruedas»,
Schlittschuh, «patín de hielo», Schneeschuh, «bota de nie­
ve, esquí», que no son prendas para cubrir el pie, sino piezas
de deportes para sujetar los zapatos.
A partir de estas denominaciones de prendas de vestir, la
analogía conduce hacia el Brcm schuh y el H em m schuh, «cal­
za, galga», Gleitschuh, «patín», hasta el Kábelschuh, «zapata»,
bolsa de contacto que se aplica al cable eléctrico.
Handschuh, «guante», es una denominación aislada com o
hemos visto antes, unida a Schuh sólo a través de una analo­
gía apenas perceptible (algo así com o bolsa, protección para
las extremidades del cuerpo humano). La curiosa procedencia
de esa formación Ant-schuh, «contrazapato», más tarde evo­
lucionada a Handschuh, es hoy, para la lengua alemana, para
los germano-hablantes, com pletam ente carente de sentido.
Permanece como una curiosa anomalía.
Analogías y anomalías 45
2.4. La analogía convierte a las lenguas en sistem as, la
anomalía las hace sistem as extrañamente caprichosos, im­
previsibles, asistem áticos. Ambos fenóm enos pertenecen a
nuestras lenguas: analogía, anomalía, juntamente con las re­
glas las excepciones y las excepciones de excepciones, las
mayorías y las minorías, la masa, los corredores en equipo
y los individuos aislados.
Para ilustrar lo que acabo de decir, tomemos un ejemplo
de la m orfología. El sufijo femenino -in está en alemán a
disposición para convertir un ser masculino en femenino:
der Freund, «amigo», die Freundin; der Nachbar, «vecino»,
die Nachbarin; der Gartner, «jardinero», die Gartnerin, y así
nos encontramos con die Leserin, «lectora», die Journalistin,
«periodista», die D etektivin, «detective», Pilotín, «piloto»...
Un amplio programa analógico abierto. Para Kosm onaut,
«cosmonauta», surgió el día del primer viaje espacial una
mujer sin la menor dificultad die Astronautin.
E ste tipo de formaciones que indican nuevas profesiones,
propias de nuestra época, se establecieron al principio muy
lentamente. En 1891, Gustav Wüstmann escribió en su célebre
libro Allerhand Sprachdum m heiten: «Se ha formado última­
m ente la palabra Árztin, «médica», de Arzt, «médico». Algu­
nos no se atrevían al principio a decir nada y hablaban de
w eibliche Árzten, «médicos femeninos», sin embargo, no hay
nada que objetar a la nueva form ación»2. Wüstmann, por el
contrario, halló la palabra Beam tin, «funcionaría», horrible.
La entrada de la mujer en casi todas las antiguas y nue­
vas profesiones y actividades, la evolución social que este
hecho supone, ha ensanchado, hasta lo imprevisible, el campo
de uso del sufijo -in, Pero incluso en este sencillo y analógico
programa se dan dificultades. ¿Es una M eisterin, Bürgermeis-

2 Zeitschrift für deutsche Forschung, 4, 168: y 12, 116.


46 Interlingüística

terin, Chefin, Kapitanin, Generalin la respectiva mujer del


M eister, «maestro», Bürgerm eister, «alcalde», Chef, «jefe»,
Kapitan, «capitán», General, «general» o están fundamentados
ese rango y título en la propia función y actividad? Otra
serie analógica más antigua Kónigin, «mujer del rey». Grafin,
«mujer del conde», etc., actúan provocando disturbios en el
sistema, aunque de modo cada vez más fuerte y compren­
sible se produce la serie moderna analógica de la actividad
profesional y pública de la mujer. Esa interferencia de las
dos series analógicas actúa de tal modo que, hasta hoy, se
duda en denominar a una mujer embajadora, ministro de
sanidad3.
El programa analógico de feminización se ve impedido
por otro factor. En Lehrling, «aprendiz», Zogling, «colegial»,
Schützling, «protegido», etc., no añadimos -in a la termina­
ción -ling. En la época en que estuvieron de moda las forma­
ciones con -ling, a fines del siglo x v m y a com ienzos del x ix se
formaron algunos femeninos tales com o Erstlingin, Neuling-
in, Zoglingin, Schützlingin, Günstlingin, Fremdlingin, etc.
Estas formas murieron más tarde. Hoy día, el programa ana­
lógico de la feminización por m edio de la terminación -in
está bloqueada por la terminación -ling. Se habla de una
w eibliche Lehrling, «aprendiz femenino», también de una mu­
jer se dice que es un Flüchtling, «prófuga».
Estos ejemplos nos muestran tres cosas: lo amoldables
que son programas analógicos a estructuras sociales en mu­
tación, como en los casos citados referentes a la entrada de
mujeres en todos los dominios de la vida profesionl pública;

3 En la prensa española actual aparece la denominación de la pre­


sidente sin terminación femenina al referirse a María Estela Martínez
de Perón, cfr. entre otros «ABC», 1 de agosto de 1974, pág. 20: «Ayer la
presidente de la República, doña María Estela Martínez de Perón...»
(N. T.)
Analogías y anomalías 47
de otra parte, la posibilidad de una interferencia mutua y, con
ello, un im pedim ento de sem ejantes programas (die Bürger-
m eisterin = 1.° m ujer del alcalde; 2.° una mujer que ejerce
el cargo de alcalde), y finalm ente la introducción asistemáti-
ca de programas analógicos por m edio de factores hetero­
géneos para los que, con frecuencia, no existe explicación
alguna que pueda ser más o menos convincente. ¿Por qué
pudo hablarse en otro tiem po de una Lehrlingin o de una
Flüchtlingin y hoy no puede hacerse? La feminización de los
gentilicios con su extenso programa (die Neuberin, Millerin,
Bernauerin) vive hoy tan sólo en restos dialectales.

2.5. No existe regla sin excepción; esto es válido para las


lenguas m ás que para cualquier sistem a de reglas. Incluso la
m ás escueta gramática elem ental no puede ocultam os las
excepciones, no debe de simplificarlas como si las lenguas
fueran sistem as perfectos, si es que tienen que ser utilizables,
aunque sea sólo a medias. Las anomalías no son fenómenos
periféricos, im perfecciones ocasionales, pequeños defectos es­
téticos al borde de caminos apartados y fuera de esos siste­
mas analógicos netos. La anomalía tiene que pertenecer, por
encim a de todo, a la esencia de nuestras lenguas, puesto que
nos las encontramos, de modo aparatoso y con frecuencia,
precisam ente, en los dominios nucleares de sistem as analó­
gicos. Si oím os por primera vez una palabra inglesa nueva
com o a m otorcade o a travelogue, sabemos también que el
plural de esas palabras es m otorcades, travelogues, por ana­
logía con todos los otros plurales ingleses en -s, que nosotros
conocem os y em pleam os. Pertenece a nuestro conocimiento
de la lengua inglesa también el conocer ese programa analó­
gico de la formación del plural. Para comprenderlo y para
servirnos de él tenem os que conocer que en medio de la ana­
logía sistem ática se halla esparcido un puñado de plurales
48 Interlingüística

irregulares: mera, w om en, children, oxen, geese, m ice, lice¡


teeth, je e t... restos de un viejo sistem a, viejas analogías con­
servadas convencicnalmente com o anomalías, a veces, junto
al nuevo sistem a analógico, así como junto al término uni­
versal brothers el brethren de la Biolia, que por primera vez
en nuestros días se ha convertido en brothers, en las traduc­
ciones más recientes. Para este tipo de anomalías no encon­
tramos ningún porqué. Por ejemplo, no se encuentra la m oti­
vación espiritual para el hecho de que el plural de hand sea
hands y el de foot, por el contrario feet. Estas dos últim as
anomalías se refieren a un tipo de palabras de uso frecuente.
Se presentan en nuestra memoria com o formas de plural
únicas, grabadas en nuestra conciencia, no como formas de un
sistema. Poseen, en cierto sentido, una personalidad propia
que se ha opuesto a la sistem atización analógica: son una
minoría totalm ente personalista. Y es que al analizar las len­
guas sorprende siempre el capricho chocante de sem ejantes
anomalías asistem áticas.
Algunos animales tienen en inglés un plural irregular
goose-geese, mouse-mice, mientras que los patos, gallinas, ga­
tos, ratas siguen el sistem a analógico: ducks, hens, cats, rats.
Algunos animales se conforman con la misma palabra para
el singular y el plural: las ovejas, los peces, sheep, fish (pero
fishes, p. ej., si se hace referencia a varias especies de peces),
truchas, salmón, esturión, carpas, lenguado, esturión común,
caballa: trout, salmón, pike, carp, plaice, sturgeon, ma-
ckerel; otros peces suelen tener un plural regular como
herrings, sprats, sardines, flounders, soles..., «arenques, sardi­
netas, sardinas, rodaballos, lenguados...».
Para estos juegos caprichosos de las anomalías no existe
motivación. Su asistem ática es el resultado del actuar conjun­
Analogías y anomalías 49
to y a veces encontrado de una cifra enorm e e imprevisible
de factores heterogéneos, debidos a la casualidad h istórica4.

2.6. Todo sistem a lingüístico humano, para merecer el


nombre de s i s t e m a debe ser c o n s e c u e n t e , y en nues­
tras lenguas el sistem a analógico no tiene fuerza coactiva.
Con una gran facilidad, puede ponerse a la analogía fuera de
com bate, a causa de las anomalías, unas veces en un campo
otras en Otro. Esas anomalías pueden ser restos de antiguos
sistem as, pueden surgir también de pronto, en medio de un
sistem a en vigor Junto a the people, «el pueblo» the peoples,
«los pueblos» (the peoples of the w orld, the peoples of Asia),
se ha hecho independiente el plural people, «la gente, los
hombres», com o colectivo:

ing. Do you care if people talk? (W, 128).


esp. ¿Qué le im porta lo que la gente habla?
port. essa gente; it. la gente; fr. les gens; al. die Leute.
ing. There were fifty or sixty people there (W, 470).
esp. Habría allí cincuenta o sesenta personas.
port. pessoas; it. persone; fr. personnes; al. Leute.

ing. Love isn’t enough to make a successful marrmge when


two people are as different as we are (W, 78).
esp. El amor no basta para hacer un matrimonio feliz, y más
cuando se trata de dos personas tan diferentes como
nosotros.
port. os dois; it. due persone; fr. deux étres; al. zwei Menschen.

4 Charles F. Hockett, The State of the Art, La Haya-París, 1968, pá­


gina 69, da otro ejemplo sencillo. Las especies de cereales: trigo, cebada,
centeno, millo, arroz, maíz, en ing. wheat, barley, rye, millet, rice, corn,
como colectivos están en singular, sólo oats, «avena», está en plural.
«This linguistic difference in no way parallels any difference in the
grains themselves or in our habitual ways of handling them. If we had
a complete codification of all relevant aspects of our culture, other
than the language, we should not be able to predict this discrepancy
in the language».
INTERLINGÜlSTICA. —4
50 Interlingüís tica

En inglés, partiendo de algunas formas de plural antiguas,


homófonas al singular, ha surgido el siguiente uso en los
compuestos: no se le añade el morfema de plural -s a la pala­
bra que va precedida de una cifra: a five-pound note,
his eighteen-year oíd daughter, pero five pounds, eighteen
years oíd.
ing. four-week holidays... up to five weeks’ holiday (NE, 129).
esp. vacaciones cuatrisemanales... incluso vacaciones de cinco
semanas.
al. vier Wochen Vrlaub... sogar fünf Wochen Urlaub.

El alemán va mucho más lejos en el uso de ese tipo de


sustantivos estereotipadoss: zehn Mann, Fuss, S chritt, Pfund,
Mark, Schilling, Pfenning, Stück, K opf, Sack, fünf Schuss
Munition, hundert B la tt Papier. Se dice tam bién drei Glas
B ier y drei Glaser Bier, drei Fass W ein y drei F'dsser Wein,
pero sólo drei Flaschen Wein. Los fem eninos terminados en
-e se usan sólo en la forma plural: drei Kannen, Tassen,
Schalen, Tonnen, K ronen... he ahí un pequeño programa ana­
lógico incom pleto e inconsecuente, incluido com o anomalía
en el gran programa analógico de la oposición singular-plural.

2.7. Es cosa sabida que aprendemos de niños en nuestra


lengua materna al m ism o tiem po analogías y anomalías, re­
glas y excepciones. Un niño español aprende a m anejarse
muy pronto con el programa analógico del participio per­
fecto andado, com ido, cantado, marchado, jugado, etc., pero
no conoce aún las fronteras del programa y dice por consi­
guiente decido, ponido, rom pido y cosas parecidas. Con su
lengua materna el niño no aprende así un sistem a seguro,
infalible y matemático, un procedim iento mecánico de reglas
consecuentes y perfectas, aprende más bien a m anejarse a

5 Hennig Brinkmann, Die deutsche Sprache, Gestalt und Leistung,


Diiseldorf, 1962, pág. 12.
Analogías y anomalías 51
tientas en una red de relaciones muy peculiares entre analo­
gías y anomalías.
La interlingüística nos muestra que la relación entre ana­
logías y anomalías, según las distintas lenguas, es caprichosa­
m ente peculiar que puede ser incluso de una inconsecuencia
increíble. Fijém onos en una estructura formal instrumental
relativam ente sencilla, la del adverbio. En alemán la deriva­
ción de adverbios procedentes de adjetivos no es un proble­
ma formal. El adjetivo sin flexión es también adverbio er ist
gescheit - er a n tw o rtet gescheit; sie ist hübsch - sie singt
hubsch. El inglés transforma el adjetivo en adverbio con
ayuda de la terminación -ly: she is beautiful - she sings beauti-
fully; he w a s happy - he laughed happily; I am glad - I gladly
accept. E ste programa analógico es muy amplio y sirve no
sólo para adjetivos, sino tam bién para participios:

ing. «Weü - yes» said Mela^ie uncertainly (W, 645).


esp. —Sí, desde luego —dijo Melania, indecisa.
port. indecisa; it. incerta; fr. peu convaincue; al. unsicher.

ing. «Um-», said Scarlett absently (W, 391).


esp. —Sí, eso creo —dijo Escarlata, distraídamente.
port. distraída; it. distratta; fr. d ’un air absent; al. tief in Ge-
danken.

ing. She looked at him, imploringly (W, 644).


esp. Le miró implorante.
port. Langou-lhe um olhar suplicante; it. Lo guardó implorante.
fr. Elle leva vers lui un regará implorant; al. Flehend blickte
sie zu ihm auf.

ing. He laughed pleasedly (W, 391).


esp. Y se rio complacido; port. satisfeito; it. divertito; fr. sa-
tisfait de lui-méme; al. befriedigt.

2.8. La formación adverbial inglesa que acabamos de ver,


no es un sistem a analógico sencillo y seguro. La terminación
52 Interlingüística

-ly era originariamente un sufijo adjetivo com o atestiguan


formas como manly, fatherly, m otherly, friendly, lovely...;
esto condujo en la relación adjetivo-adverbio a una gran
variedad de anomalías. Hoy día se da la siguiente casuística:
1°) casos en los que el adjetivo y el adverbio son homófonos:
daily, w eekly; 2 °) casos en los que a la terminación del adje­
tivo -ly se añade todavía la terminación adverbial -ly: ugly -
uglily; 3°) casos en los que de un adjetivo en -ly no se forma
ningún adverbio y el adjetivo se confía a una palabra sustan­
tiva de apoyo, así en vez de * friendlily se dice:

ing. let’s talk it over a friendly way (AM, 80).


esp. discutamos la cosa en forma amistosa.
port. amigávelmente; it. amichevolmente; fr. amicalement; al.
freundschaftlich.

ing. She nodded to me in friendly fashion (Re, 205).


esp. Me hizo una amable inclinación de cabeza.

A estos casos, se puede añadir aún otra anomalía originada


al producirse el enmudecimiento de la antigua terminación
adverbial -e en inglés, lo que produjo la hom ofonía del ad­
verbio y el adjetivo. Con frecuencia se encuentran dos for­
mas a disposición del adverbio una forma abreviada homó-
fona al adjetivo com o quick y una forma larga formada sobre
-ly, quickly:

ing. You run down the stairs quick and through the back yard
toward the swamp... Run quickly (W, 306).
esp. Baju la escalera corriendo y vete por el patio de atrás
hacia el pantano... Anda, corre...

En el inglés americano, de modo especial, se pierde con


frecuencia la distinción formal entre adjetivo y adverbio:
Analogías y anomalías 53
ing «You do talk scandalous/» - «Scandalously and truly» (W,
129).
esp. ¡Dice usted cosas escandalosas! - Escandalosas y raras.

Hay que reseñar también en el inglés americano la intro­


ducción ocasional de diferenciaciones semánticas entre la
forma abreviada y la extensa, así: ju st, «exacto», «hace poco»,
ju stly, «con razón»; late, «tarde», lately, «brevemente»; de
estos usos es muy difícil poder extraer una regla.

2.9. Un conjunto parecido de analogías y anomalías nos


lo ofrecen las lenguas románicas. También éstas han des­
arrollado un procedim iento propio para la formación de ad­
verbios procedentes de adjetivos y participios. Del ablativo
de mens, «mente» (espíritu, sentido) se forman honestam ente
= con sentido honesto, constantem ente = con sentido cons­
tante, etc. Como en latín mens, m entís pertenecía al género
fem enino se une a la forma femenina del adjetivo o partici­
pio, forma que no se distingue en muchos casos del fem e­
nino. En el francés menudean las anomalías en este tipo de
formaciones, ya que en la terminación del femenino -ée en­
mudeció la segunda e, así se convirtió aíséem ent en aísém ent,
obstínéem en t en obstíném ent. Por este procedimiento se for­
m ó un pequeño programa analógico assurém ent, aveuglément,
conform ém ent uníform ém ent, en el cual el adverbio se se­
para de la forma femenina del adjetivo o del participio:
ím puném ent de ím puníe, confusém ent de confuse, com m odé-
m en t de com m ode, énorm ém ent de énorm e y correspondien­
tem ente ím m ensém ent, obscurém ent, opportuném ent, profon-
dém ent, précísém ent, íntensém ent.
Algunos adverbios han conservado antiguas formas adje­
tivas, mientras que el adjetivo m ism o ha variado su forma.
El adverbio briévem ent, «brevemente», está derivado del ad­
54 Interlingüística

jetivo del francés antiguo brief briéve, que hoy día suena
bref, breve; griévem ent, «difícil», pertenece a un francés
antiguo grief, griéve que desde aquellos tiem pos ya fue susti­
tuido por la forma más latinizada grave. Ese griévem ent re­
presenta en otro sentido una anomalía. Para grave existe el
adverbio formado regularmente gravem enti pero en unión con
blesser y brüler se dice la mayor parte de las veces griéve­
m ent en vez de gravem ent, permaneciendo la distinción de
uso gravem ent malade, «enfermo de gravedad», gravem ent
com prom is, «seriamente comprometido», etc., pero griéve­
m ent blessé, «gravemente herido», griévem ent brülé, «con
quemaduras graves», es decir, una anomalía tradicional con­
vencional que caprichosamente se opone a la sistem atización
analógica.

2.10. En medio de su sistem a analógico, de la formación


adverbial por medio d-2 la terminación -mente, han conservado
las lenguas románicas algunos adverbios latinos de uso fre­
cuente: bene del adjetivo bonus, -a, -um, fr. bon, bonne,
bien; lat. m eliorem , adjetivo, melius, adverbio, fr. m eilleur
- mieux; lat. mále, fr. mal; lat. peior, adjetivo, peius, adver­
bio, fr. pire, p is... En medio del programa analógico general
de la formación adverbial francesa (heureux, heureuse, adje­
tivo, heureusem ent, adverbio), las formaciones conservadas
procedentes del latín (bon, bonne, adjetivo, bien, adverbio),
constituyen una anomalía al mismo tiem po que un programa
analógico residual pequeño, limitado a pocas palabras pero
de uso frecuente. En m edio de esa anomalía se da a su vez
otra nueva: para bon, bonne, existe en francés, junto al adver­
bio bien, el formado regularmente bonnement, pasada su
significación de «bueno» a «recto», «correcto», «sencillo», una
anomalía en medio de otra anomalía y, al m ism o tiem po,
conforme a la analogía general.
Analogías y anomalías 55
fr. tous les enfants sont inspirés, ils ne peuven* rien envier
aux poetes qui sont tout bonnement des enfants (M, 53).
esp. todos los niños están inspirados, no tienen nada que en­
vidiar a los poetas, que no son nada más que niños.

En la fórmula teñir bon, «mantenerse firme», el adjetivo


tiene función adverbial, permanece inalterable. Una mujer
puede decir de sí misma:

fr. je tins bon (JF, 263).


esp. no cedí; port. resistí; it. tenni duro; al. ich blieb fest; ing.
i stood m y ground.

También en sen tir bon, mauvais, «oler bien» o «mal», per­


manece el adjetivo inalterado cuando, p. ej., un hombre dice
a su mujer sobre su perfume:

fr. Tu sens bon (MS, 107).


esp. hueles bien; port. cheiras bem; it. che buon odore hai;
ing. that’s wonderful scent; al. du riechst gut.

Como puede verse en el ejemplo francés el adjetivo per­


m anece inalterado; en español y portugués el adjetivo tiene
la m ism a función del adverbio oler bien, cheirar bem. Si de
este m odo el adjetivo bon, mauvais puede tomar funciones
adverbiales, aparece el adverbio bien o el adverbio mal como
predicado nominal adjetivo.
Desde hace algún tiempo, bien puede em plearse incluso
com o adjetivo atributivo:

fr. Je vous assure: je sais de lui des choses tres bien (Th,
291).
esp. Se lo aseguro; me han contado muy buenascosas de él.

fr. toutes les familles bien de la région (JF, 277).


esp. todas las familias bien de la región.
56 Interlingüística

fr. C’est un type bien (JF, 199).


esp. Es un tipo bien.

La cotidiana anomalía de este uso puede reconocerse en


que, cotidianamente, se dice un gargon bien, une fem m e bien
(un chico irreprochable, una mujer formidable), pero nunca
* un gargon mal, * une -femme m al...
Intentem os visualizar este juego de fuerzas de las analo­
gías y anomalías.

heureux, heureuse, adj. — ►- heureusement, adv.


(1 ) ANALOGÍA

bon, bonne, adj. — *- bien, adv.


( 1) ANOM ALIA

bon, bonne, ad j. — *-boim em ent, adv.


( 2) ANOMALÍA H l ) ANALOGÍA

- elle sent bon


(3) A N O M A L ÍA

une femme bien


(4) A N O M ALÍA

Las anomalías son tan sólo restos indisolubles de antiguas


analogías que mantienen una oposición tozuda al nuevo sis­
tema. El fenómeno de la anomalía está vivo porque las len­
guas tienen la posibilidad de ir más allá de su propio sistem a
analógico.
Analogías y anomalías 57
2.11. Ya en latín se empleó muchas veces la forma neu­
tra del adjetivo com o adverbio y ese uso proliferó m ás tarde.
Se decía grave por graviter, suave por suaviter, dulce por
dülciter, fo rte por fo rtiter, breve por breviter, pero también
áltum por alte, rapidum por rapide, clarum por clare, carum
por care, firm um por firm e, tranquillum por tranquille, con
lo que en el latín vulgar el adjetivo en -um y el adverbio en
-o coincidían fonéticamente: tranquillum y tranquillo, falsum
y falso. Con la caída del neutro latino pasó ese adjetivo
neutro = adverbio al m asculino románico. Pero vive, no dife­
renciado del masculino, en muchos usos adverbiales: fr. fort,
haut, clair, cher, faux, tranquille, etc., frente a fortem ent,
hautem ent, clairem ent, chérem ent, faussem ent, tranquille-
m en t...

fr. je pouvais dormir tranquille (M, 77).


esp. yo podía dormir tranquilo.
al. ich konnte ruhig schlafen.

fr. Le soir, au lit, on ne peut méme pas pleurer tranquille-


ment si on a envie! (JF, 74).
esp. ¡Por la noche, en la cama no se puede llorar tranquilo
cuando se tiene ganas!
al. Abends im B ett kann man nicht einmal ruhig weinen,
wenn man Lust dazu hat!

fr. Je vois clair, je suis désabusé (M, 211).


esp. Lo veo con claridad, estoy desilusionado.
al. Ich sehe klar, bin ernüchtert.

fr. Or je me représente clairement, sans trop de gaité, la


vieillesse qui s'annonce (M, 162).
esp. Me imagino muy claramente, sin demasiada alegría, la ve­
jez que se presenta.
al. Ich stelle mir ohne allzuviel Heiterkeit sehr klar das Alter
vor, das sich ankündigt.
58 Interlingüística

La forma clair se emplea sólo si no se nombra el objeto,


si el ver, el reconocer, se cualifica de modo general.
La forma procedente del adjetivo funciona a modo de ob­
jeto interno:
fr. Quand on est jeune, il faut voir grand (P.C, 231).
esp. Cuando se es joven hay que ir a por todas
al. Wenn man jung ist, muss man aufs Ganze gehen.

fr. II ne pense rien, ga lui evite de penser faux (VN, 91).


esp. No piensa nada, eso le evita errar.
al. Er denkt gar nichts, das erspart es ihm, fálsch zu denken.

Con algunos verbos se unen los adverbios procedentes de


la forma simple de adjetivos, en expresiones más o menos
lexioalizadas:
fr. Que la voix du Patrón sonnait faux! (Th, 2, 722).
esp. ¡Qué falsa sonaba la voz del jefe!
port. Como a voz do Cheje soava falsa!
it. Come suonava falsa quella voce!
ing. How the Chief’s voice rang false!
al. Wie verlogen klang doch die Stim m e des alten Mannes!

En francés aparece ese «falso» en la forma de un adver­


bio simple, en el italiano, español y portugés viene marcado
formalmente como adjetivo con su terminación fem erina

2.12. La categoría del adverbio está motivada, sin género


de dudas, por un determinado pensamiento, por la necesidad
de la caracterización complementaria de procesos, situaciones,
propiedades, contenidos. Pero una categoría formal conse­
cuente no es posible ni necesaria. No es tam poco objetivo del
espíritu humano conseguir en su lengua categorías formales
y perfectas. El espríritu se dirige a algo, para lo que se sirve
la lengua de categorías instrum entales que no son un fin en
sí. Por eso puede tratarlas con tanto descuido y tan a ca­
Analogías y anomalías 59

pricho. Los gramáticos hablan aquí de «adjetivos en función


adverbial» y, al contrario, de «adverbios en uso adjetivo»,
com o si fuera la cosa más com prensible del mundo. En esto
reside la mayor parte de las veces el conformismo de que, en
nuestras lenguas naturales, no existe correlación imperiosa
entre formas y funciones, y es que la dependencia entre for­
mas y funciones no se puede reducir a un sistem a sin fallos,

2.13. Las Lenguas naturales se distinguen de las lenguas


artificiales a través de innumerables a n o m a l í a s i d i o -
m á t i c a s . Cómo podríamos explicar en español expresiones
tales com o tom ar las d e Villadiego, darse el bote, no dar su
brazo a torcer, caerse del burro, pon er a alguien a caldo,
estás fresco, hay ropa tendida, hay m oros en la costa y tantas
otras, cuyo sentido no se desprende del análisis de sus com­
ponentes. Así, traérselas = ser de cuidado o de gran dificultad,
no se comprende pensando en lo que significa normalmente
el verbo traer (este problem a se las trae); echárselas de fino,
de entendido, donde el verbo echar se ha alejado de su
sentido. Algo parecido ocurre con dárselas de listo, de corri­
do, en donde asistim os a un alejamiento del sentido nuclear
del verbo dar; desde luego no es la suma de desde + luego,
tam poco la expresión ni mucho m enos = en absoluto, se
puede deducir de ni + mucho + menos.
Tales expresiones idiom áticas y usos son la mayor parte
de las veces m etáforas y sinonimias olvidadas, empalidecidas,
oscurecidas, verbalmente retorcidas, y se dan en todas las len­
guas; p. ej., en alemán alguien es übers Ohr gehauen, «apa­
leado», hinters Licht geführt, «engañado»; también se tiene
con alguien ein Hühnchen zu rupfen o zu pflükken, en inglés
a bone to pick, en fr. m aille á partir, en esp. se está con
alguien a p a rtir un piñón.
60 Interlingüística

La idiom ática no es, claro está, para tomarla ni según las


palabras ni según las imágenes. Cuando Hals über K o p f sich
abreisen, «salir precipitadamente», o z.um Hals heraushángt,
«estar harto de tina cosa», cuando nosotros a alguien
die kalte Schülter zeigen, «volvemos la espalda», o auf groEen
Fuñ leben, «despilfarramos», no podem os pensar estos idioma-
tism os según las imágenes que nos transmiten, es decir, no
podemos pensar en el cuello sobre la cabeza o en unos hom ­
bros fríos o en un gran pie. Esas espaldas frías que mostra­
mos, ese gran pie sobre el que vivim os es al m ism o tiempo
una analogía motivada de modo opaco, com pletam ente inde­
terminado, metafórico. Cuando a nosotros algo durch die
Lappen geht, no pensamos en que originariamente era un
ciervo el que iba a través de los harapos de un cazador, que
en las cacerías del bosque se sujetaban con cuerdas tirantes.
Cuando nosotros nicht ins B ockshorn jagen lassen, nc tene­
mos idea de que esa expresión incomprensible hace referen­
cia al arrastrarse en la noche a través del campo. Staub,
«polvo», Lappen, «trapos», Bockshorn, «cornamenta de ca­
bra», no ofrecen su significación habitual, reciben sentido de
las acertadas expresiones lexicalizadas sich aus dem Staub
machen, «huir precipitadamente», durch die Lappen gehen,
«escabullirse», ins Bockshorn jagen, «achantarse»6.

2.14. En todos los dominios de las lenguas humanas apa­


rece siempre el m ism o cuadro. Cualquier investigación libre
testim onia el hallazgo. Por contraposición a toda lengua arti­
ficial, a cada lengua cibernética, las lenguas naturales n o

6 Este proceso, que por otra parte penetra en todos los dominios
de la lengua, ha sido investigado extensamente por Wallace, L. Chafe,
Language as symbolization, en Language, vol. 43, 1967, págs. 57-91; y
Idiomaticity as an anomály in the Chomskyan paradigm, en Founda-
tions of Language, vol. 4, 1968, págs. 109-127.
Analogías y anomalías 61
es t án s o m e t i d a s a la l e y de la c o n s e c u e n c i a
s i s t e m á t c a . Esa concepción no es nueva. Durante siglos
los investigadores de la lengua y los m aestros de la lingüística
se han dolido de las m il irregularidades y disonancias de las
lenguas. Los gramáticos cartesianos de Francia no encontra­
ron para esa franca sinrazón otra explicación que la de le
hasard, le caprice, la bizarrerie y una costumbre ciega, un
usage a veu gle1. Nuestras lenguas no son estructuras de con­
secuencia matemática, no son m onosistem as seguros e infa­
libles. A través de la dialéctica relación de tensión están de­
terminadas por fuerzas contrarias; por medio de la capacidad
para la analogía, es decir, a lo igual denominarlo igual, y la
capacidad para la anomalía, es decir, a lo particular denomi­
narlo com o particular. Las lenguas humanas son campos de
tensión entre analogías y anomalías.
Toda comparación interlingüística nos hace ver con clari­
dad cuanto se debe al azar en este juego de fuerzas.

7 Du Marsais, en la Enciclopedia de Diderot, art. Conjugaison.


III

POLIMORFIAS Y POLISEMIAS

3.1. Si tuviera la tarea de esbozar un lenguaje humano


artificial, de construir un sistem a de información consecuen­
te en sí mismo y coherente en su estructura, caracteiizaría,
por supuesto, cada función por m edio de una forma y desde
luego esa forma estaría caracterizada sólo por esa función;
ordenaría formas y funciones entre sí m o n o s i s t e m á -
t i c a m e n t e , es decir, de un modo inequívoco, lo ordena­
ría, como dicen los matem áticos, ein-eindeutig, uni-unívoca-
m ente. Cualquier signo que yo elija, por ejem plo, para sim ­
bolizar el plural, una vez elegido, tendrá siempre y en cual­
quier situación la tarea de significar el plural, y no otra cosa.
No se me pasaría por la cabeza confiar la m ism a función a
una trama de formas distintas como hacem os en alemán:
der V ater - die Vater, pero der K a ter - die K ater; der V etter -
die V ettern, pero d er R etter - die R etter; das B re tt - die
B retter, das B ett - die B etten, das F ett - die F ette; Pfau -
Pfanen, Bau - Bauten; Schlauch - Schlauche, Strauch - Strdu-
cher; Aal - Aale, Saal - Sale, Pokal - Pokale, Kanal - Kanale,
Portal - Pórtale, S vital - Spitaler; Frack - Frdcke, W rack -
W racks; K onto - K onten, A uto - A utos... Esa pluralidad de
Polim orfías y polisem ias 63
formas con la misma función, esa p o l i m o r f í a paradig­
mática tuvo que haber estado motivada en su contenido
fundam ental alguna vez hace m uchísim os años, imposibles de
contar, pero esa originaria m otivación se perdió hace tiempo
bajo el influjo de num erosos factores heterogéneos y como
resto ha quedado tan sólo una infundamentable, imprevisible
y convencional polimorfía.
La superoferta de formas al servicio de diferenciaciones
sem ánticas y estilísticas se ha aprovechado. Manner, Lan-
der, Bander, R ósser tienen junto a sí los plurales litera­
rios Marinen, Lande, Bande, Rosse. Das Gesicht, «rostro, vi­
sión», ha utilizado dos formas plurales diferentes: die Gesich-
ter para lo que se ve, para la parte delantera de la cabeza;
die G esichte para lo que se ha visto, para la aparición, para
la visión. Das Tuch, «el paño», muestra otra distribución:
Tücher son cada uno de los trozos de tela; Tuche son clases
de tela, piezas de tela. Ocurre algo parecido con W ort, «pala­
bra»: distinguim os die W órter com o cada una de las unidades
de sentido dentro de la conversación y die W o n e en el contex­
to del discurso com o selección; una diferencia parecida a la
que encontramos de nuevo en el francés, pero en este caso
com o diferenciación léxica: les m ots du dictionnaire- al. die
W órter des W órterbuches; les paroles de bienvenue, de remer-
ciem ent - die BegrüEungsworte, D ankesw orte. Claro que no
nos com portamos en modo alguno consecuentem ente en la di
ferenciación. Decim os S prichw órter, «refranes», y no pen­
sam os en cada una de las palabras aisladas, sino en pro­
verbios com pletos, y por el contrario, decimos y escribimos
W orte, cuando pensamos en cada una de las palabras, W órter.
En otras lenguas, en el inglés, en italiano, español y
portugués, ambas significaciones (al. W órter-W orte, fr. les
m ots-les paroles) se confían al m ism o plural de la misma
palabra. El contexto diferencia en cada caso el valor exacto;
64 Interlingüística

en esp. se distingue claramente la significación en los si­


guientes ejemplos: las palabras de un diccionario, las palabras
de bienvenida.

3.2. Nuestras lenguas han salido adelante por m edio de


polimorfías paradigmáticas y polim orfías l é x i c a s . Se ob­
serva en ellas con frecuencia la mezcla producida por otra
lengua de cultura. Así en alemán registramos Leben - leben-
dig, lebenskraftig, vital - Lebenskraft, Lebendigkeit, V italitat -
Lebenbeschreibung, B iographie; der G eschichtsforscher - der
H istoriker; der M ensch - m enschlich, human; der Mann -
mannlich, maskulin, viril; das W eib - w eiblich, fem inin. En
inglés ocurre algo parecido Al. K ónig - koniglich; ing. the
king - royal (junto a regal y kingly); al. der V ater - vaterlich,
ing. the father - fatherly, paternal; al. die M utter - m ütterlich,
ing. the m other - m otherly, maternal; al. frei - die Freiheit,
ing. free - freedom , liberty; al. einsam - die E insam keit, ing.
lonesome, lonely, solitary - loneliness, solitude; al. danken -
dankbar - D ankbarkeit, ing. to thank - thankful, grateful -
thankfulness, gratefulness, gratitude. Como prefijos negativos
alternan el germánico un- y el in- latino: al. undankbar - Un-
dankbarkeit, ing. ungrateful - ingratitude.
El francés no es menos rico en polim orfías de todo tipo.
En alemán los derivados nórdlich, südlich, ostlich, w estlich
hacen referencia a la palabra de origen N ord, Süd, Ost, W est.
La relación conceptual llega a expiesarse en la corresponden­
cia formal. El francés muestra por el contrario una polim or­
fía especialm ente llamativa; los sustantivos fe nord, le sud,
Vest, Vouest se han tomado del inglés, los adjetivos corres­
pondientes: septentrional, m éridional, oriental, occidental del
latín.
En francés se dan formas de orígenes diferentes para un
mismo campo sem ántico según su función conceptual; así,
Polim orfías y polisem ias 65
en alemán, der Tag, die Woche, der M onat - táglich, wo-
chentlich, m onatlich, y en fr., le jour, la semaine, le m ois •
journalier, quotidien, hebdom adaire, mensuel.
Son conocidos en español también los múltiples dobletes
ocasionados por los cultism os o sem icultismos: la llave - la
clave; la llanura - la planicie; lleno - pleno; lluvioso - pluvioso;
helado - gélido; hacedero - factible; nom brar - nominar; no­
cherniego - noctám bulo. Polimorfía también, entre otras, en el
campo de los puntos cardinales: norte, sur, este, oeste, pero
septentrional, m eridional, oriental, occidental.

3.3. La polim orfía surge en m edio de las estructuras lé­


xicas del m odo más diverso; nos conduce a que ejerzamos
la elección entre una forma u otra; em pezar, comenzar, ini­
ciar apuntan a un m ism o núcleo conceptual, pero nosotros
distinguim os entre la palabra usual em pezar, la más culta
com enzar, la que indica preferentemente el punto de partida
del concepto empezar con un matiz culto iniciar. De la super-
oferta de formas surge la matización lingüística. En esta tarea
se sobreponen y cruzan los em pleos aislados de tal modo
que, en algunos contextos o situaciones, dos o más de esas
form as son intercambiables, según el criterio personal y el
gusto. Esa igualación del significado, en parte, o a veces
total, es una de las características más importantes de las len­
guas naturales, una de las condiciones correspondientes a su
docilidad y elasticidad.
En alemán se da sinonimia parcial entre verstehen, «com­
prender», y begreifen, «concebir un concepto». En algunos
contextos son intercambiables. Pero cuando se hace referen­
cia a la percepción auditiva de algo: B itte etw as lauter, ich
kann Sie nicht verstehen!, o a la sim ple com presión de una
palabra en un texto: Den folgenden S atz verstehe ich nicht
ganz, verstehen no puede sustituirse por begreifen; tampoco
INTERLINGÜÍSTICA. — 5
66 Interlingüística

cuando el comprender, la comprensión, va unido al senti­


miento y a la percepción profunda: Du b ist d er einzige, der
mich versteht; el begreifen, la captación, puede hacer hinca­
pié en el momento de la concepción mental: E r begreift sehr
schnell.

3.4. Las uniones del verbo alemán m achen con adjetivos o


partículas adverbiales entran en concurrencia sinoním ica cod
los verbos factitivos correspondientes: aufmachen - óffnen;
zumachen - schlieñen; festm achen - befestigen; lockerm achen -
lockern; leermachen - leeren; vollm achen - fülíen; sauberma-
chen, reinmachen - saübern, reinigen; schm utzigm achen -
beschm utzen, verunreinigen; gróBer, kleiner, langer, kürzer,
breiter, enger, schw erer, leichter, besser, schlechter, schlvn-
m er machen - vergroBe^n, verkleinern, tangen, verldngern,
kürzen, verkürzen, verb reitem , verengen, erschweren, erieich-
tern, bessern, verbessern, verschlechtern, versch lim m em ...
Las uniones de partículas separables con el verbo m achen
representan la variante coloquial del correspondiente verbo
factitivo.
Como veremos a continuación, el verbo aufm achen apare­
ce en el diálogo de uno de los personajes de la novela de
Heinrich Boíl, el que relata em plea óffnen; en inglés y en las
lenguas románicas que se citan, aparece en las dos ocasiones
el mismo verbo:

al. «Mach auf, Hugo»... Er drehte den Schlüssel um und


óffnete (Bi, 302).
esp. Abre... abrió.
ing. Open the door... he opened the door.
fr. Ouvre-moi... il ouvrit.
it. Apri. . aprí.
port. Abre... abriu.
Polim orfías y polisem ias 67
En alemán también, junto a la unión del adjetivo + wer-
den se nos ofrece un verbo correspondiente: krank w erden -
erkranken; gesund w erden - gesunden, genesen; blind w erden -
erblinden; m üde w erden - erm üden; ro t w erden - erróten;
bla& w erden - erblassen ; grau w erden - ergrauen; alt w er­
den - a ltem ; reif w erden - reifen, etc., sinonimias parciales,
oferta de formas intercambiables a gusto del que las emplea,
oferta que procede a veces de campos distintos, (krank w er­
den, «ponerse enfermo», en lengua coloquial es más que
erkranken, «enfermar»), formas a las que el uso confiere con­
tenidos sem ánticos diferentes: una manzana puede rot w er­
den, «volverse roja», pero no erróten, «ponerse colorada,
achararse»; la piel de una cara humana puede grau werden,
«volverse gris», pero sólo el pelo puede grau w erden o er­
grauen, «encanecer».

3.5. En inglés se da concurrencia sinonímica no sólo para


nom bres propios entre determinación genitiva y preposi­
cional:
ing. If she knew little about men’s minds, she knew even less
about the minds of women (W, 40).
esp. Si conocía poco la inteligencia masculina, conocía aún me­
nos la femenina.

ing. The afternoon’s events had drained her of all feeling (W,
358).
esp. Los acontecimientos de aquella tarde la habían dejado
vacía de toda emoción.

ing. The events of the afternoon had shaken her more than
she cared to admití, even to herself (W, 527).
esp. Los acontecimientos de aquella tarde la habían agitado
más de lo que ella misma quería reconocer.

The aftern oon ’s events y the events of the afternoon son una
polim orfía gramatical y una disponibilidad estilística. De la
68 Interlingüística

oferta producida por la polim orfía surge la posibilidad de la


elección.

3.6. La concurrencia sinonímica se da en todas las len­


guas y se nalla esparcida de modo com pletam ente asistemá-
tico. Así es como se da hoy en alemán una polim orfía grama­
tical y una disponibilidad sistem ática para el segundo sub­
juntivo y para la correspondiente perífrasis con w ü rde + in­
finitivo: ich k'áme sehr gern - ich w ürde sehr gern kom m en;
ich liesse m ir das nicht zw eim al sagen - ich w ü rde m ir das
nicht zw eim al sagen lassen; ich h atte nichts dagegen - ich
w ürde nichts dagegen haben. La deficiencia estructural de los
verbos débiles, cuyo segundo infinitivo no se diferencia foné­
ticam ente del pretérito de indicativo es la causante de ese
continuo volver a expresiones perifrásticas: arbeitete ich,
sagte ich, fragte ich... wenn ich arbeitete, sagte, fragte, ant-
w ortete, w iederh olte pueden ser tanto indicativo narrativo
como subjuntivo hipotético. La polisem ia gramatical se
resuelve unívocamente sólo a través de la situación extra-
lingüística o con ayuda del contexto lingüístico: es w ürde
schlecht klingen, w enn ich seine W orte w iederholte, áber
w enn er sie sagte, klang es gu t (Bi, 295); sólo a través del
contexto podemos comprender que w enn ich w iederh olte
tiene que ser subjuntivo; w enn er sagte, indicativo. Una
deficiencia estructural, una polisem ia gramatical (arbeitete
ich = o indicativo o subjuntivo) ha conducido, com o se ve.
decisivamente, a la formación de una polim orfía gramatical
(arbeitete ich - w ürde ich arbeiten). La posibilidad de desviar
la perífrasis w ü rde + infinitivo ha atraído el segundo sub­
juntivo de los verbos fuertes irregulares y en una forma
com pletamente diferenciada. El subjuntivo de los verbos au­
xiliares y de los verbos modales ha quedado todavía vivo en
las lenguas habladas: ich wdre, hatte, w ollte, konnte, dürfte,
Polim orfías y polisem ias 69
sollte, m üsste. Aún se emplean con frecuencia algunos sub­
juntivos: ch kdme, ginge, brachte, bliebe, fande... Otros se
ven restringidos porque no se separan suficientem ente del
presente de indicativo: ich gabe, nahme, sahe, lase, trate...,
otros han desaparecido: ich flohe, schw óm m e, wüsche, lüde,
hülfe, em pfóh le..., con lo que ha quedado una disponibilidad
estilísi ica asistem ática de formas aisladas.

3.7. Echem os una ojeada a las polim orfías sintácticas. En


el alemán se da concurrencia sinonímica en la subordinación
con dass; la conjunción puede suprimirse sin que se altere
el sentido: ich sehe, dass du m üde bist, «veo que estás can­
sado», - ich sehe, du b ist m üde; ich w eiss, dass er hier war,
«sé que estaba aquí» - ich w eiss, er w ar hier. Por otra parte,
la oración principal puede transformarse en un adverbio
oracional: ich hoffe, es hat dir gefallen, «espero que te haya
gustado» - hoffentlich hat es d ir gefallen; ich verm ute, er ist
gestorben, «supongo que ha muerto» - er ist verm utlich ges-
torben; ich sah (ich m erkte), er w u rde verlegen, «vi que se
avergonzaba» - er w urde sichtlich (m erklich) verlegen.
Concurrencia sinonímica tam bién entre la oración condi­
cional introducida con w enn o falls y con la oración condi­
cional, caracterizada por inversión y falta de conjunción:
W enn (falls) Sie H ilfe brauchen, w enden Sie sich an mich),
«Si necesita ayuda, póngase en contacto conmigo» - Brauchen
Sie H ilfe, dann (so) w en den Sie sich an mich.

3.8. Consideremos ahora la función; p. ej., para reconocer


nna pregunta com o tal, puede estar confiada a tres señaliza­
ciones distintas: 1.°) al tono de la pregunta, el cual consiste
fundam entalm ente en que la voz no se baja al final de la
frase, sino que perm anece elevada, com o una invitación di­
rigida al interlocutor, para que dé la respuesta: Du kennst
70 Interlingüís tica

ihn?, «¿lo conoces?»; 2.°) a la inversión; K en n st du ihn?;


3°) fórmulas especiales de interrogación com o en el inglés
que recurren a la descripción con to do: you know him? - do
you know h im ?
En alemán y en inglés una pregunta afirmativa viene indi­
cada a través de la entonación: al. Du kennst ihn?, ing. you
know him?, ambas interrogaciones equivaldrían más o menos
a Ah, ya, ¿tú le conoces entonces? En francés actual, para
preguntas cuya contestación puede tener un carácter deciso­
rio se dan los tres medios de interrogación en concurrencia
sinonímica: el tono de la pregunta tu viens?, la inversión
viens-tu? y la fórmula interrogativa est-ce-que tu viens?

3.9. Polimorfía y polisem ia son fenóm enos com plem en­


tarios. Polimorfía significa varias formas para la m ism a fun­
ción: Brette-er, B e tte n , Fett-e, tres formas distintas para
designar la función del plural. Polisemia significa, por el con­
trario, la misma forma para varias funciones: nom inativo
plural die B etten, genitivo y dativo der B etten, acusativo die
B etten, la misma forma en cuatro funciones distintas.
La polisem ia se halla esparcida en la lengua, del m ism o
modo que la polimorfía, de un modo asistem ático. La forma
Knaben tiene siete funciones diferentes (genitivo, dativo, acu­
sativo singular; nominativo, genitivo, dativo, acusativo plu­
ral). La cuestión es, cóm o un sistem a tan curioso puede
funcionar. A ello podemos responder con esta afirmación:
comprendemos bien qué función debe de tener cada forma,
porque la forma se apoya en un contexto tan determinante,
en un m icrocontexto (... dem M adchen... den M adchen...), en
un macrocontexto: W o ist das M adchen? «¿Dónde está la chi­
ca?», H at jem and das M adchen gesehen? «¿Ha visto alguien a
la chica?», y porque nuestro hablar hace referencia a un mun­
Polim orfías y polisem ias 71
do vivencial extralingüístico, a una situación orientada pre-
lingüísticam ente.
La polisem ia paradigmática caracteriza también las formas
verbales. Se necesita tan sólo pensar en las formas de los
verbos irregulares ingleses: p u t - p u t - pu t; bu rst - burst -
burst; cast - cast - cast; cost - cost - cost; cut - cut - cut;
h it - h it - hit; hurt - hurt - hurt; let - let - let; set - set - set;
shut - shut - shut; sp lit - sp lit - split; spread - spread - spread;
thru ts - th ru st - thrust. Al lado de estas formas los casos en
que las dos últim as suenan igual (bring - brought - brought)
o la primera y la tercera (com e - carne - com e) o a las dos pri­
m eras (beat - beat - beaten). El contexto, la situación, nos dice
en cada caso en qué función actúa una determinada forma
polisém ica.

3.10. El contexto y la situación nos permiten comprender


bien los significados, también los nuevos significados que se
inician en la m ism a palabra con frecuencia com pletam ente
diferentes a su contenido sem ántico de origen. En el siguiente
ejem plo podem os apreciar los significados tan variados que
nos puede proporcionar la m ism a forma en contextos dife­
rentes: cuando el niño es bose, «malo», la madre se pone
bóse, «enfadada», ein bóses Auge, «un ojo malo», «enfermo»;
eine bose Zunge, «persona malhablada»; boser Finger, «dedo
malo, infectado»; boses B lut, «mala sangre»; ein boses Ende,
«final trágico».
Polisem ia léxica es todo lo que nuestros diccionarios, es­
forzadamente, con ayuda unas veces de las cifras romanas o
árabes, con ayuda de mayúsculas y minúsculas griegas y la­
tinas, intentan ordenar, indicando las diferentes acepciones
de una palabra. La mayor parte de las veces las polisem ias
son im perceptibles y tan naturales que no siempre constan
en el diccionario.
72 Interlingüística

La polisem ia léxica significa hasta el m om ento una difi­


cultad para la teoría lingüística. Un día puede ser el tiem po
transcurrido desde la salida del sol hasta el ocaso; puede
significar el espacio de tiem po de 24 horas desde m edia
noche en adelante; especialm ente cuando se dice el viaje dura
tres días, la palabra día se diferencia del día laboral, los
obreros necesitarán tres días = 3 x 8 horas. Para esta distin­
ción, ¿no habría que especificar en el diccionario, día I y
día II, puesto que significan cosas diferentes y sólo casual­
m ente suenan lo mismo? Contra esta exigencia argumentan el
simple sentido de la lengua y el sentido común. No hay más
remedio que aceptar que una palabra pueda tener varios sig­
nificados, pero, ¿en qué modo se entrecruzan y sobreponen
los distintos significados de una palabra?
Tomemos la palabra el paso. Puede significar el ir, el
modo de ir (se puede reconocer la actitud de una persona
por su paso), significa tam bién el camino a recorrer para
alcanzar un fin; eso ha sido un paso im portante; por m eto­
nimia, paso significa también el lugar por donde se va, el
paso = pasillo en una casa, derivado de paso, el pasadizo, el
pasaje: dejar un paso entre las m esas, entre las hileras de
sillas, un paso cubierto de alfom bra, un paso subterráneo, el
paso de los acontecim ientos, el paso en un desfiladero de
montañas, el paso en las procesiones. Del m ismo m odo se
podría comentar la palabra alemana der Gang, aunque en
general las polisem ias léxicas no tienen por qué correspon­
derse de una lengua a otra y de hecho no se corresponden;
es más, entre lenguas afines al m ism o núcleo cultural, pue­
den ser im previsibles y caprichosamente distintas y con fre­
cuencia una fuente de faltas al usarlas en una lengua que no
sea la propia.
Der Gang, «el paso», en sus distintos significados es en
inglés the w alk, the gait, the course, the aislé, the passage,
Polim orfías y polisem ias 73
the corridor, the gangway, the march, the running, the mo-
tion; en francés la marche, la démarche, Vállure, la course,
le cours, le chemin, l’allée, le corridor, le coüloir, la galerie,
le passage, le conduit, le service, le p la t...; el funcionam iento
del m o to r es en inglés the gear y the speed, en francés la vi-
tesse, pero la marcha atrás no es la vitesse, sino la m arche
arriére.
Además en inglés the course, según el contexto y la situa­
ción, significa el correr y la marcha: curso, paso, viaje; el
correr y la órbita; curso com o dirección del viaje, secuencia
(inglés in due course, en orden consecutivo, en el tiempo
adecuado), y finalmente, incluso en la expresión a m a tter of
course, «algo que se entiende por sí mismo»; of course, adv.,
«obvio». Passage significa además, en inglés y en francés, no
sólo «el pasar, el paso, el pasar de largo», sino también «el
paso», com o lugar de tránsito:

fr. Dans le passage souterrain des sacs sont empilés et assis


sur des sacs, des soldáis mangent (FA, 433).
esp. En el pasaje subterráneo han apilado bolsas y, sentados
sobre esas bolsas, los soldados comen.
ing. In the underground passage.

y, finalmente, un párrafo en un libro:


fr. II lit tout le passage (Th, 490).
esp. le e todo el pasaje.
ing. He reads the whole passage.

3.11. Hay polisem ias cuya coherencia interna, dentro de


una com unidad lingüística, permanece de modo más o menos
consciente e incluso puede ser aclarada ante preguntas que
surgen de las formas alemanas siguientes: Pfeife, «pito del
árbitro», y Pfeife, «pipa del fumador», B latt, «hoja de la
planta», y B latt, «hoja de papel», en inglés the w h istle y the
74 Interlingüística

pipe, the leaf y the sheet. En otros casos la relación se ha


oscurecido como en Nagel. «uña de los dedos», y Nagel,
«clavo en una tablilla» (en inglés en ambos casos es the nail,
mientras que en francés la primera es Vongle, la segunda
clou); o como en Schloss; «candado de la puerta», y Schloss,
«castillo», «fortaleza sobre un monte». Los alemanes de hoy
día, no saben que el segundo Schloss, «castillo», supone la
antigua fortaleza cerrada o la fortaleza que cierra el país al
enemigo.
Para la conciencia lingüística alemana Schloss, «candado
de la puerta», y Schloss, «castillo», «fortaleza», hoy son dos
palabras com pletamente distintas que sólo ocasionalm ente
suenan igual. E sta últim a forma de polisem ia se denomina
h o m o n i m i a ; igualdad de palabras, igual sonido con forma
gráfica diferente, h o m o f o n í a : al. die Lehre, «la doctri­
na», - die Leere, «el vacío»; ing. the night, «la noche» - the
knight, «el caballero»; la m ism a grafía con distinto sonido,
h o m o g r a f í a : ing. the lead /lid /, «la guía» - the lead /le d /,
«el plomo»; fr. Fils /f is /, «los hijos», les fils / fil/, «los
alambres».
Los homónimos pueden haber tenido un origen com ún
com o en al. die Bank, «banco de sentarse», die Bank, «el
banco de negocios de dinero»; el inglés y el francés dife­
rencian the bench - the bank, le banc - la banque; el italiano
dice para el banco de sentarse il banco, para el banco del
dinero il banco, más frecuentem ente la banca; en español y
portugués, para ambos conceptos, el banco, o banco, respecti­
vamente; el alemán tiene un plural diferenciado: die Banke -
die Banken. Las homonim ias cuentan tam bién con palabras
que tienen un origen diferente, com o der Ball, «pelota con
que se iuega», y d er Ball, «el baile».
Polim orfías y polisem ias 75
3.12. La predisposición de las lenguas para la polisemia
es la que nos facilita también poder emplear la misma es­
tructura instrum ental g r a m a t i c a l para expresión de
muy distintas estructuras mentales.
Una estructura gramatical de este tipo es, p. ej., la forma
temporal del presente de los verbos alemanes. Por medio de
esa forma podem os caracterizar la aproximada simultaneidad
de un proceso o situación: Ich hore, w ie jem and die Treppe
heraufkom m t, «Oigo cómo alguien sube la escalera». Valién­
donos de la m ism a forma podemos expresar situaciones y
propiedades cronológicam ente indefinidas. Ich hore sehr gvt,
«oigo muy bien», y formularlo de modo que sea atemporal-
m ente válido: D er M ensch h ort Schallwellen von 20 bis
20.000 Schwingungen in der Sekunde, «El hombre oye ondas
de 20 a 20.000 oscilaciones por segundo». Conservando siem­
pre la forma del presente podemos representarnos el pa­
sado: gestern ábend gegen 11 Uhr sitze ich an m einem
Schreibtisch, da hore ich plótzlich einen Schrei... «Ayer por
la noche, hacia las 11, estaba sentado en mi m esa de trabajo,
entonces oigo de pronto un grito...»; también se puede ade­
lantar el futuro: Ich kom m e Sonntag, «vengo el domingo».

3.13. Otro ejem plo de polisem ia gramatical nos lo pro­


porciona el im perfecto románico. Su primera función es sin
duda la de formar, junto con el perfecto, una estructura
instrum ental opositiva, es decir, darnos la posibilidad de di­
ferenciar el aspecto perfectivo e imperfectivo de un suceso a
través de dos formas verbales diferentes. El perfecto narra
un suceso pasado com o un proceso cerrado en sí mismo, el
im perfecto lo describe en su transcurso, en marcha, en es­
tado de proceso, com o proceso de estado: fr. il bu t son café,
paya ét so rtit, «bebió su café, pagó y se fue»; il buvait son
76 Interlingüística

café, plongé dans son journal..., «bebía su café, absorto en


su diario».
La estructura instrumental románica del im perfecto se
emplea no sólo para caracterizar el aspecto imperfectivo
de un acontecer, sino también en cada proceso usual de
repetición:

fr. Sans Philip, ce pauvre gosse était perdu - par ma faute


(Th, 152).
esp. A no intervenir Philip, este pobre chico estaba perdido
por mi culpa.

fr. Mais si la nature ne vous intéresse pas... il fallait le dire


avant (RC, 266).
esp. Pero si la naturaleza no os interesa . eso había que decirlo
antes.
al. dann hattet ihr das früher sagen miXssen.
ing. you should have said so before.
it. dovevate dirlo prima.
port. devian té-lo dito antes.

3.14. La disponibilidad polisém ica en los verbos modales


alemanes es enorme; er muB, er solí m orgen kom m en, «él
tiene que, él debe venir mañana», puede ser un mandato,
una invitación o una suposición. En la oración er konnte
morgen kom m en, «él tendría o podría venir mañana», puede
vencer el deber a la probabilidad y viceversa. En er dü rfte
morgen kom m en, «debería venir mañana», puede expresar un
perm iso hipotético o una suposición de bastante probabili­
dad. En oraciones del tipo ich h atte nicht kom m en sollen,
nicht kom m en dürfen, «no tendría que haber venido, no
debería haber venido», sollen y dürfen significan siempre
«pesar» y «arrepentimiento» por la acción realizada.
La polisem ia en las distintas formas de m ógen está distri­
buida de modo com pletam ente irregular e imprevisible: er
mag m orgen kom m en (ejem plo literario) = no tengo nada en
Polim orfías y polisem ias 77
contra de que venga o pueda venir, puede ser que venga.
Finalmente, er m ochte m orgen kom m en, «él tiene ganas de
venir mañana».

3.15. Para terminar vamos a hacer alusión a las polise­


mias sintácticas, para ello basta con fijarse en la variedad de
sentidos de la serie de oraciones asindéticas, es decir, en
oraciones sin conjunción y también en las uniones oraciona­
les con la conjunción y.
En una serie asindética el segundo miembro puede pre­
sentar distintas funciones. Causal: voy a com er, tengo ham­
bre; consecutiva: tengo hambre, voy a com er; función mo­
dal: tendrás tu dinero, te lo traigo mañana p o r la noche;
apreciamos la función antitética de la asíndeton en la oración
siguiente: tú eres rico, yo tengo que ganarme el dinero pe­
seta a peseta.
Las uniones oracionales con y pueden suponer simple­
m ente la alineación de dos pensamientos: m e voy ahora y
vuelvo den tro de una hora. La segunda oración puede estar
en una relación consecutiva respecto a la primera: estoy
enferm o y no puedo trabajar; en relación adversativa: tengo
que pagar y no tengo dinero; tú hablas y hablas y no tienes
ni idea; en una relación final: voy y busco el libro; incluso
puede darse una relación de determinación: sé bueno y
tráem e el libro.

3.16. Hallamos polim orfía y polisem ia ante cualquier con­


sideración lingüística. Varias formas para la misma función
y la m ism a forma para varias funciones; considerar esto a
primera vista hace tenerlo por algo altamente arracional y
antieconómico; la polim orfía se nos presenta com o una sobre-
oferta convencional de formas, insulsa, carente de sprit, que
carga la memoria innecesariam ente de formas. La polisemia,
78 Interlingüística

a su vez, com o una oferta deficitaria en formas unívocas


diferenciadas, como escasez que conduce con demasiada fre­
cuencia a ambigüedades, varios sentidos y malentendidos
que hacen necesarias posteriores aclaraciones. Vistas de este
modo, la polim orfía es exceso, la polisem ia carencia. La poli­
morfía facilita información redundante y la polisem ia infor­
mación deficiente.
La polim orfía es también concurrencia sinonímica, signifi­
ca que el mundo de nuestras sensaciones, imaginaciones, pen­
samientos no está amarrado, de entrada, a un sistem a rígido,
irreversible, unívoco de formas y funciones. La polim orfía
habla de elección, de libertad para la construcción paulatina
de los pensam ientos m ientras hablamos, por glosar a Heinrich
von Kleist.
Y junto con la polimorfía, la polisem ia es, sistem ática­
mente, el más llamativo fallo, y. asístem áticam ente, la mayor
fuerza de las lenguas naturales. La polisem ia es la posibilidad
de emplear cada palabra, cada giro formando parte de nue­
vos contextos, aportando sentidos inéditos. La polisem ia es
por último también, docilidad, agilidad, movimiento.
La lingüística en su núcleo actual es la ciencia que intenta
redescubrir la creatividad humana albergada en las lenguas
naturales. Son consustanciales a los condicionam ientos más
importantes de esa estructura creadora las posibilidades que
nos tienden la polimorfía y la polisemia.
IV

REDUNDANCIAS Y DEFICIENCIAS

4.1. En el año 1968 apareció el libro del publicista bri­


tánico Anthony Sampson The N ew Europeans, «Los nuevos
europeos»; poco después se editaban la traducción alemana,
la francesa, la italiana: Los nuevos europeos, Die neuen Euro-
paer; Les nouveaux E uropéens; I nuovi europei. El título
original nos dice tan sólo con un único signo, el plural -s,
que tenem os que pensar en una pluralidad; el alemán da a
conocer esa pluralidad en el artículo y en el adjetivo. El
título francés nos transmite la información con el artículo y
el adjetivo, y la terminación plural del sustantivo queda
muda. Los títulos español e italiano indican tres veces que no
sólo se trata de un plural, sino incluso de un masculino
plural. El título francés muestra el género por dos veces, en
el adjetivo y el sustantivo; el alemán una sola vez, en el
nombre; el inglés no indica nada.
Cuando en una frase se da la misma información más de
una vez se habla de r e d u n d a n c i a informativa. En el
anterior ejem plo se hace visible la información «número plu­
ral» de m odo diferente según las lenguas, lo que se indica
gráficamente también de modo diferente. La información plu­
80 In ter lingüística

ral se percibe de modo mayor y depende de los siguientes


fonemas:
ing. The New Europeans.
N
esp. Los nuevos europeos.
/o s / fsf /s /
al. Die neuen Europaer.
/i/ /n /
fr. Les nouveaux Européens.
/e / /oz¡
it. I nouvi europei.
/i/ /i/ /i/

Sin embargo, el próximo ejem plo muestra una repartición


diferente:
ing. the new universities (NE, 403).
N
esp. las nuevas universidades.
/s / /s / /e s/
al. die neuen Universitaten.
/n / /en /
fr. les nouvelles universités.
fe / /z /
it. le nuove universitá.
/e / fe/

Pero vuelve a darse de nuevo por el traductor francés la


información número plural por medio del artículo les com o
/e z /.

4.2. En inglés, la información número plural, en la mayo­


ría de los casos, viene indicada por m edio del plural - (e)s
del sustantivo; en el francés por m edio de la consonante -s,
ya que la -e final enmudeció ya en la Edad Media y sólo es
perceptible en los casos en que a la terminación -es siga una
R edundancias y deficiencias 81
palabra que em piece por vocal, cuando tiene lugar la liaison
y es perceptible también la vocal. El peso de la información
«número plural» se ha desplazado del sustantivo y adjetivo al
artículo, pero en inglés este artículo nos informa tan poco
com o el adjetivo y el sustantivo:

ing. the political parties (NE, 452).


N
esp. los partidos políticos.
/s / /s / /s /
al. die politischen Parteien.
/n / /e n /
fr. les partís politiques.
fe /
it. i partiti politici.
/i/ /i/ /tsch i/

El francés m uestra una serie de plurales irregulares,


anomalías que en gran parte están determinadas por un fac­
tor puramente fonético, es decir, por la vocalización de la
l ante s, tam bién ante un plural -s: esp. el caballo, los caba­
llos, fr. le cheval, les chevaux; frente al español él chacal,
los chacales, fr. le chacal, les chacals; le journal - les jour-
neaux frente a le festival - les festivals. En tales plurales
irregulares se da la información «número plural» dos veces,
en el artículo y en la forma de plural especial del sustantivo,
asistim os con ello a un caso de redundancia informativa. La
redundancia más fuerte en este campo la muestran el italiano
y el español:

ing. the big Italian papers (NE, 284).


N
esp. los grandes periódicos italianos.
/o s / /s / /s / /s /
les grands journaux italiens
/e / /o z /

INTERLINGÜÍSTICA. — 6
82 Interlingüística

al. die gro&en italienischen Zeitungen.


/n / /n / /en /
it. i grandi giornali italiani.
N /i/ /i/ /i/

La relación en cifras de la información plural es la si­


guiente: inglés una vez, alemán tres veces, francés dos veces,
español e italiano cuatro veces.
Como anomalía el italiano conoce sustantivos sin signo
plural: il film - i film , la cittá - le cittá, la virtü - le virtü.

4.3. El inglés no diferencia en el artículo determinado


entre singular y plural, pero en el pronombre demostrativo
se nos da esa información (sing. this, that; plur. these,
those) de tal modo que se puede producir también redundan­
cia informativa:
ing. Only in rare cases... but these cases (NE, 323).
esp. Solamente en raros casos... pero estos casos...
al. Nur in séltenen Fallen... aber diese Falle...
fr. Dans qu.elqu.es cas seulement... mais ces cas...
it. Solo in rari casi... ma questi casi...

Compárese en inglés the case - the cases, en donde se hace


perceptible la diferencia entre singular y plural sólo una vez;
en this case - these cases, dos veces.
La información singular o plural se nos m uestra en las
lenguas naturales a través del juego conjunto c o m b i n a ­
t o r i o de formas diferenciadas por m edio de sustantivos,
adjetivos, artículos, pronombres y verbos. Sólo así podem os
soportar en todas las categorías tantas anomalías paradig­
máticas, tantas formas polisém icas que suenan igual (al. der
A rbeiter - die A rbeiter; ing. the young worker -the young
workers). En el juego conjunto de las formas se esconde
siempre redundancia informativa.
R edundancias y deficiencias 83
La redundancia no es igual en todas las lenguas, com o es
lógico. En alemán y en inglés el adjetivo predicativo no
vuelve a indicar el número. En francés, la mayor parte de las
veces, el plural es sólo visual, en español e italiano es visual
y audible. Sampson compara a los inspectores de finanzas
franceses con el empleado del tesoro británico:
ing. but they are more mobile, more privileged, more political
and much more arrogant (NE, 340).
esp. son más móviles, más privilegiados, más políticos y mu­
cho más arrogantes.
al. doch sind sie beweglicher, privilegierter, politischer und
weitaus arroganter.
fr. mais ils sont plus mobiles, plus privilégiés, plus politisés
et encore plus arrogants.
it. ma sono piü mobili, piü privilegiad, piú politici e piü
arroganti.

4.4. En inglés el adjetivo sustantivado muestra alguna


vez el plural (the w hites, the intellectuals, the antib ’Otics) a
veces, por el contrario, no lo hace (the rich, the poor, the sick,
the dead):
ing. While televisión is a médium for the middle-aged, who
like to sit at Home, the young like to get out (NE, 317).
esp. Mientras la televisión es un espectáculo para las personas
de mediana edad, a quienes agrada quedarse en casa
sentadas, a los jóvenes les gusta salir.
al. die alteren lente... die Jungen.
fr. les gens d ’áge moyen... les jeunes.
it. le persone di mezza etá... i giovani.

Bajo el influjo de la lengua de la Sagrada Escritura nos


hem os acostumbrado a concebir sem ejantes adjetivos sustan­
tivados por m edio del artículo determinado también sin plu­
ral con -s.
lat. Infirmos cúrate, mortuos suscítate (Mat. 10, 8).
esp. Curad a los enfermos, resucitad a losmuertos.
84 Interlingüística

al. Heilet die Kranken, erwecket die Tnten.


ing. [leal the sick, raise the dead.

Pero fuera del artículo determ irado hay que adjuntar otra
palabra de apoyo com o refuerzo:

lat. ungebant oleo multos aegros (Marc., 6, 13).


esp. ungiendo con óleo a muchos enfermos los curaban.
al. sie salbten viele Kranke m it OI.
ing. and ansinted with oil many that were sick.

Con frecuencia la lengua de la Biblia no se retrae ante


construcciones toscas:
lat. unum ex his pusillis (Marc. 9, 14).
esp. a uno de estos pequeñuelos.
al. einen dieser Kleinen.
ing. one of these little ones.

Tales palabras de refuerzo se usan para determinar el


singular:
lat. Mortuus est autem et dives (Lucas, 16, 22).
esp. Murió también el rico.
ing. The rich man also dieb.
al. Aber auch der Reiche starb.

Se usa la palabra de refuerzo incluso allí donde la infor­


mación sería claramente unívoca com o p. ej. con el artículo
indeterminado:
lat. dives difficile intrabit in regnum caelorum (Mat., 19, 23).
esp. difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos.
al. ein Reicher w ird schwerlich ins Himmelreich kommen.
ing. a rich man.

4.5. Cuando en una frase falta un elem ento de inform


ción cuya presencia sería indispensable para la com prensión
R edundancias y deficiencias 85

exacta de lo mentado, y además ese elemento tampoco está


im plícito en el contexto lingüístico o en la situación extra-
lingüistica, de tal modo que dudemos del significado exacto
de la frase, para lo cual buscamos una explicación com ple­
mentaria por m edio de otra pregunta, podem os hablar de
a m b i g ü e d a d o de d e f i c i e n c i a informativa.
Tales deficiencias pueden estar originadas en los fenó­
m enos polisém icos, si el m icrocontexto o el macrocontexto no
dan orientación suficiente, así: Bring den B rief deiner M utter,
«trae la carta de tu madre o trae la carta a tu madre»; la
polisem ia deiner M utter, genitivo, «de tu madre», o dativo,
«a» o *para tu madre», actúa como ambigüedad, como defi­
ciencia informativa, si no estam os prevenidos de que ese
deiner M u tter es un genitivo o un dativo. Sie Schreibt, daft
sie selten sebones W etter haben, «Ella escribe que pocas ve­
ces tienen buen tiempo»; ese sebones W etter, «buen tiempo»,
puede entenderse que el tiem po es tan bonito como pocas
veces ocurre, o que pocos días es bonito (bueno, sentido en el
que hem os traducido la oración precedente). Ich habe den
B rief aufgehoben, «He levantado la carta o he conservado la
carta». H ier ist ihr letzter Brief, «Aquí está sú últim a carta»,
puede ser la carta más reciente o la últim a carta de su vida.

4.6. La deficiencia más frecuente y más notoria se da en


alemán procedente del pronombre personal sie: ella, ellas,
ellos, la, las, lo, los, le, les, Usted, Ustedes. En la forma sie
no sólo han coincidido fonológicam ente el femenino de la
tercera persona del singular del aleman antiguo, siu, si, y la
tercera persona del plural del aleman antiguo, sie, sio, siu, se
usa además com o fórmula de cortesía en singular y en plural.
Por eso nos sucede con frecuencia que una frase hablada
com o h a b e n s i e s c h o n g e g e s s e n ? no la entendemos plena­
m ente con lo que tenem os que volver a preguntar valiéndo­
86 Interlingüística

nos de la grotesca ayuda de recurrir a la ortografía para


aclararnos: ¿Piensa Usted en Sie escrito con mayúscula o con
minúscula? La pregunta hablada en alemán h a b e n s i e s i e
g e s e h e n ? une significados entre sí que en la pregunta inglesa
están contenidos en cinco preguntas diferentes: D id you see
her? Did you see them? Did they see her? D id they see them?,
Did they see you ? En francés pueden contarse 8 preguntas
distintas, en español más de 20: ¿Usted la, lo, le, las, los, les
vio?; ¿Ustedes la, lo, le, las, los, les, vieron?; ¿Ella la, lo, le,
las, los, les vio?; ¿Ellas la, lo, le, las, los, les vieron?; ¿Ellos
la, lo, le, las, los, les vieron?
El español muestra una deficiencia estructural claramente
apreciable en el pronombre posesivo; así esp. su m adre co­
rresponde al inglés his m other, their m other, o you r m other.
Para subsanar esa ambigüedad se echa mano con frecuencia
del pronombre personal: la m adre de él, de ella, de ellos, de
ellas, de Usted, de Ustedes. La supresión de la deficiencia
puede conducir a un exceso de diferenciación: su m adre de
Usted.
La redundancia es con frecuencia la supercom pensación
de una deficiencia. Cuenta Gustave Flaubert en su novela
Madame B ovary las conversaciones llenas de sentim iento que
Emma Bovary mantiene con su amante Rodolphe-
fr. Souvent elle lui parlait des cloches du soir ou des voix de
la nature; puis elle Ventretenait de sa mere, a elle, et de
sa mere, a lui (MB, 480). «Con frecuencia le hablaba de las
campanadas del atardecer y de la voz de la Naturaleza.
Luego le hablaba de sus respectivas madres». (Sa mere á
lui, sa mere á elle; de la deficiencia se pasa a la redun­
dancia, pues la relación de posesión como tal se expresa
ahora dos veces: sa... á lui).

4.7. Todo el sistem a formal de los verbos es una constan­


te interacción de redundancias y deficiencias.
Redundancias y deficiencias 87
El verbo latino caracteriza en las terminaciones las tres
personas de la conversación en singular y plural. La Roma­
nía meridional ha conservado en lo esencial la diferenciación
verbal hasta hoy. El francés la ha suprimido en parte al igual
que el alemán, el inglés posee aún un último resto:

L a t ín E spañol F rancés Al e m á n I n g l és

canto canto je chante ich singe I sing


cantas cantas tu chantes du singst you sing
cantat canta il chante er singt he sings
cantamus cantamos nous chantons wir singen we sing
cantatis cantáis vous chantez ihr singt you sing
cantant cantan ils chantent sie singen they sing

El verbo latino no necesita pronombre personal para ca­


racterizar a la persona Cuando el pronombre a pesar de eso
se usa, ese uso desde el punto de vista de la información es
redundancia; por esta razón tiene ese uso una importancia
especial; se acentúa con ello la persona y el cambio de perso­
na se esclarece. A veces puede darse com o una necesidad
semántica o incluso rítm ica para reclamar ese em pleo del
pronombre.
Comparemos las siguientes oraciones:

lat. tu es Petrus (Mat., 16, 18).


esp. tú eres Pedro.
al. du bist Petrus; ing. you are; fr tu es; it. tu sei; port.
tu es.

lat. Ubi es? (Gen., 3, 9).


esp. ¿dónde estás?
al. wo bist du?; ing. where are you?; fr. oü es-tu?; it. dove
sei?; t>orc. onde estás?

En alemán, inglés, francés, la forma verbal com o tal no


dice, unívocam ente de qué persona se trata. El verbo finito
88 Interlingüística

no se usa nunca sin nombre o pronombre; una única excep­


ción la constituye sólo el imperativo: Gehl, «vete», Geht,
«id», pero Gehen Sie!, «vaya Usted», y también Geh du,
«vete».
Pronombres y verbos unidos son los que proporcionan
una información unívoca: er sigt - ihr sigt, w ir sin gen - sie
singen y también sie singt - sie singen, casos en que la unión
pronombre personal + verbo finito ha sido gramaticalizada.
Resultado de esto es que en muchos casos la inform ación que
nos proporciona el pronombre unido al verbo es redundante;
comprendemos también por el sentido, sin explicitación de
pronombre, qué persona va implícita en el verbo.
La cantidad de redundancia informativa que contienen
nuestras oraciones podemos comprobarla en las notas del
Diario de Goethe, 20-5-1831. En el día 20-5, A causa del catarro
ido el día sin provecho', en el 25-5, Noche inquieta, leído; 30-5,
Exigido algo; en el jardín, contem plado el increíble creci­
m iento del heracleo especioso. M ediodía Dr. E ckerm ann; co­
m entando los trabajos co m u n es*. Basta escribir hingegangen,
«ido», por ist higegangen; gelesen, «leído», por ich habe gele-
sen, «yo he leído»; durchgesprochen, «hablado, comentado»,
por w ir haben durchgesprochen, «nosotros hem os hablado, co­
mentado». En estas oraciones que acabamos de ver, el parti­
cipio implícita a veces al auxiliar sein, «ser», o a haben,
«haber, o tener», el contexto implícita a la persona y nos son
perfectam ente inteligibles, recibimos una información unívo­
ca; las palabras que se han suprimido de haber sido explici-
tadas habrían proporcionado una información redundante.

1 Wegen des Catarrhs der Tag ungenützt higegangen, 25.5: Unruhige


Nacht. Gelesen; 30.5: Einiges gefórdert. Im Garten, das unglaubliche
Wachsthum des Heracleum speciosum angesehen. Mittag Dr. Ecker­
mann. Die Gemiensamen Arbeiten durchgesprochen.
R edundancias y deficiencias 89
Al telegrafiar, com o cada palabra nos cuesta dinero, aho­
rramos con frecuencia el pronombre. En estos casos se suele
dar una deficiencia informativa como lo demuestran las tra­
ducciones del siguiente telegrama francés:

fr. Vais bien. Pense á toi. Tendresse (P, 1272).


esp. Sigo bier? Cúidate. Cariños.
al. Bin gesund. Denke an dich. Alies Liebe.
ing. Am fit. Always thinking of you. Love.
it. Sto bene: Pensó a te. Salutti afettuosi.
port. Estou bem. Pensó em ti. Saudades.

La primera frase es unívoca, aunque no lleve el pronom­


bre, la unión pronombre + verbo sería redundancia informa­
tiva: Je vais bien, ich bin gesund, I am fit. La segunda frase
es por el contrario de doble sentido. La traductora española
la ha concebido como imperativo con lo que estaba formal­
m ente justificado el Cúidate, la alemana Denk an Dich, an
Deine G esundheit es de doble sentido, así como la frase fran­
cesa. Sólo el contenido extralingüístico nos hace ver que
Pense á toi tiene que significar: Je pense a toi, «yo pienso
en ti».

4.8. El francés coloquial muestra hoy un fenómeno alta­


m ente curioso. Las formas unívocas y redundantes de la pri­
mera persona del plural nous chantons, nous avons, nous
som m es están siendo reemplazadas cada vez más por el pro­
nombre indeterm inado on y la tercera persona del singular:

fr. Nous parlerons de ga une autre fois, quand on ira mieux


tous les deux (RC, 389).
esp. Ya hablaremos de eso en otra ocasión, cuando los dos es­
temos en mejores condiciones...
al. Davon wollen w ir ein andermál sprechen, wenn es uns
beiden besser geht...
ing. We’ll talk of that another time, when we both feel better...
90 Interlingüística

it. Parleremo un’altra volta, quando staremo meglio tu tti e


duc
port. Fálaremos disso mais tarde, quando estivernos ambos
melhor...
fr. Heureusement on était amis avec la conciérge (Th, 437).
esp. Por suerte éramos amigos de la portera.
al. Zum Glück standen w ir uns gut m it der Hausmeisters-
frau.
ing. Luckily we were on the soft side of the concierge.
it. Per fortuna eruvamo in buona con la portinaia.
port. Felizmente éramos amigos da porteira.
fr. Nous, on habitait avec notre tante (Th, 437).
esp. Vivíamos con una tía.
port. Nós morávamos com a nossa tia.
it. E con una zia che noi si stava.
ing. We used to Uve with Auntie.
al. Wir, wie haben hier friíher m it unserer Tante gewohnt.

Como muestran los dos últim os ejem plos el on, «nosotros»,


tom a un predicado nominal en plural. Una conversación co­
tidiana francesa es hoy dia una secuencia colorida de on,
«se», y on, «nosotros»; situación y contexto tienen que orien­
tam os, tienen que decim os a lo que se hace referencia en
cada caso.

4.9. Las lenguas ponen a nuestra disposición dos tipos di­


ferentes de estructuras instrumentales para hablar del tiem ­
po, de espacio temporal de simultaneidades, estas dos es­
tructuras son los tiempos verbales y el registro adverbial.
Caracterizamos diversos espacios temporales con ayuda de
las formas verbales, así: oigo, oía, he oído, había oído, oiré,
habré oíd o y poseem os aún un registro mucho más rico:
adverbios y determinaciones adverbiales: ahora, ahora m is­
mo, en seguida, pronto, hoy, mañana, un día, en un futuro,
a veces añadimos en un futuro no m uy lejano, hace dos años,
él 12 de octubre de 1492. En muchas de nuestras oraciones
Redundancias y deficiencias 91
em pleam os juntas ambas determinaciones temporales, la ver­
bal y la adverbial y esa es una de las más frecuentes redun­
dancias. E l 12 de octubre desem barcó Colón en América. La
determinación adverbial de tiempo, la fecha, nos proporciona
un punto del pasado; la forma de pasado del verbo llegó es
por tanto, informativam ente redundante. Podríamos renun­
ciar a esa determinación temporal adicional mucho más ge­
neral que la determinación adverbial y sustituir la forma
verbal por un presente: E l 12 de octubre desem barca Colón
en América. Ese llamado presente histórico es posible porque
el tiem po se ha precisado ya mediante el adverbio. Gestern
abend gegen 11 Uhr sitze ich an m einem Schreibtisch, da
hore ich p lotzlich einen Schrei... (Cfr. 3.13). Esto es válido
asim ism o para el presente pro futuro en vez de ich w erde in
einer halben Stunde zurück sein, «estaré de vuelta dentro de
una hora»; nachstes Jahr w erden w ir nach K orsika fahren,
«el próximo año irem os a Córcega», podem os sustituir las
formas de futuro del verbo por el presente, ya que la deter­
m inación temporal viene dada por el adverbio, la forma de
futuro es redundante. En alemán se hace mucho uso del
presente pro futuro, también en español actual es frecuente.

4.10. La redundancia surge principalmente cuando varias


clases de palabras contienen la misma información. Una
palabra aislada ofrece una información completa, introducida
a través de num erosas polisem ias paradigmáticas, combina­
das unas con otras de diversos modos e irregularmente nos
aportan y com pletan la información. Artículo, Adjetivo, Sus­
tantivo, Pronombre y Verbo nos informan sobre la persona;
el Verbo y la Determ inación adverbial sobre el tiempo.
Se produce deficiencia en cada polisem ia que no esté su­
ficientem ente asegurada en el contexto o en la situación. Este
fenóm eno es una experiencia cotidiana dentro de nuestra
92 Interlingüís tica

propia lengua. Decimos algo y comprobamos que nuestras


palabras se han entendido de modo diferente a com o las
habíamos empleado, que se han relacionado de modo distinto
a com o las habíamos pensado. Ocurre tam bién que escribi­
m os una frase, la leem os y comprobamos irritados que tiene
varias interpretaciones, que es ambigua.
La deficiencia informativa, la ambigüedad de nuestra con­
versación, es conocida a los hombres desde hace mucho
tiempo. Till Eulenspiegel hace de ello un juego. En Hambur-
go, en el Hopfenmarkt, toma un barbero a su servicio y le
dice:
«Ves la casa allí enfrente, allí, la que tiene las ventanas
altas, vete allí, yo voy en seguida2; con lo que Eulenspiegel
sube a la casa y se encarama a una de sus ventanas.
Le dice en cierta ocasión un sastre que tenía que coser
bien, de tal modo que no se v e a 3, Eulenspiegel se arrastra
con su labor al interior de una tinaja y explica al sorpren­
dido sastre: «Usted ha dicho que tenía que coser de tal
modo que no se viera y así no lo ve nadie»4, etc., etc. Estas
salidas típicas de Till Eulenspiegel (Eulenspiegeleien) pertene­
cen hasta hoy día al bagaje de los tontos de circo, de los
cóm icos de cabaret; es el juego con la diversidad interpreta­
tiva de la lengua, el juego de la m etafórica idiom ática con la
inexactitud verbal; el juego de la deficiencia verbal de nues­
tro hablar. Al reírnos con los chistes creados por este proce­
dimiento, nos reímos también de las deficiencias informati­
vas del discurso humano.

2 «Siehst du das Haus dort gegenüber, da wo die hohen Fenster


sind, da geh hinein, ich komme gleich nach.»
3 «So, daB man es nicht sieht.»
4 «Ihr habt doch gesagt, ich solle náhen, daB man es nicht sieht,
so sieht es niemand.»
V

EXPLICITACIONES E IMPLICACIONES

5.1. Nuestro hablar es un incansable juego cambiante


hecho de num erosas relaciones, de tensión y de mezcla entre
lo verbalmente expresado y lo captado y que, sin embargo, no
ha sido dicho, un juego cambiante entre e x p l i c i t a c i o -
nes e im plicaciones.
Pertenece a los instrum entales universales más caracterís­
ticos de las lenguas naturales (en unas lenguas parco, en
otras expresado con mayor riqueza) el instrumental prono­
minal y adverbial del sistem a subjetivo de coordenadas ego -
HIC - NUNC.
Karl Bühler fue el primero en reconocer el significado
fundam ental de ese sistem a de coordenadas (Sprachtheorie,
Jena, 1934). Cada uno de nosotros se encuentra en el punto
cero de su sistem a subjetivo de coordenadas y lo lleva con­
sigo a través de todos los espacios y tiempos. En ese sistem a
ordenamos todo: nos ordenamos a nosotros mismos, a los
demás, al mundo, con ayuda de las palabras pronominales
(R ollenworter), de los pronombres personales y posesivos, de
los pronombres, adverbios y adverbios pronominales demos­
trativos, de los adverbios y de los adverbiales de lugar y
de tiem po. Todas estas palabras hacen referencia, al trans­
94 Interlingüística

m itir información, a un sistem a de coordenadas en el que


la persona del hablante está situada en el punto cero. Pode­
m os decir ahora estoy aquí, andar diez pasos y volver a decir
y ahora estoy aquí y ese ahora y aquí son diferentes.
De estas coordenadas y o - a q u í - a h o r a reciben todos los
restantes pronombres, los adverbios y los adverbiales de ese
sistem a su valor de situación, tú, ahí, al otro lado, abajo,
ahora m ism o, hasta allí, el próxim o año. Todo esto es vale­
dero para el espacio y el tiempo de nuestra realidad y de
nuestra fuerza imaginativa, para la ordenación en un sistem a
de coordenadas real o imaginario. El punto de partida cero
del e g o - Hic - n u n c está implícito, cuando en la noche oscura
alguien me busca y llama: ¿dónde estás?, y yo contesto: aquí
Esto puede ser una información satisfactoria, unida a la
dirección y lejanía con que se percibe mi voz. Sin esta im­
plicación un aquí de este tipo no sería una inform ación efi­
ciente. Nuestra información extralingüística a través del en­
torno y la información correspondiente a ese entorno dada a
través de la lengua, constituyen la información total y com ­
pleta. La información que proporciona el entorno necesita,
según los casos, un com plem ento de información lingüística
mínima. La interrelación entre información proporcionada
por el entorno y la que nos suministra la lengua, la dosis de
una u otra cambia en nuestro hablar de frase a frase, de
palabra a palabra. En el m o^m iento incansable de ambas
informaciones yace el misterio de la economía incomparable
de las lenguas naturales.
Cuando m e llama alguien y contesto: voy, están im plica­
dos en esta oración tan fácil los siguientes elem entos: la lla­
mada, el que llama y su situación actual, así, yo, Pepe, voy a
ti, Manolo; voy hacia allí, hacia donde tú m e acabas de llamar.
Existen otras posibilidades de reducción; en español y por­
tugués se contesta voy y vou, en fm je viens.
E xplicitaciones e im plicaciones 95
5.2. En la oración ahí viene él, el pronombre representa
bien a Pedro García, a Juan Pérez o a Javier G óm ez- l a im­
plicación pronominal, quién es ese él, puede estar contenida
en la situación extralingüística, pero también en el contexto
lingüístico. Puesto que existe una increíble propiedad del
instrum ental e g o - m e - n u n c , la de poseer una flexibilidad
polisém ica extraordinaria, que empleamos de modo variadísi­
mo, en m edio de nuestra conversación, con la que hacemos
referencia a otros lugares del contexto posteriores o abrimos
cauces a nuevos acontecimientos: encontré a Mónica, m e dio
saludos para ti. La oración m e dio saludos para ti no con­
tiene inform ación com pleta sin la implicación de ella — Mó­
nica. La implicación se manifiesta por medio de la ordena­
ción de ambas oraciones. La apelación marcada sobre una
determinada implicación puede bastar para hacer eficiente
una información, p. ej., un ella m e ha escrito = la única ella
que existe en el m undo para mí.

5.3. Al hablar hacem os uso de la e l i p s i s , nos ahorra­


m os siem pre elem entos de información que se desprenden de
otros elem entos de la información; así dec raos ¡Adelante!,
por «pase uted adelante»; ¡Buenos días!, por «le deseo a
usted que tenga un buen día»; Usted prim ero, por «pase usted
primero»; dos vinos, por «sírvanos, por favor, dos vasos de
vino». Todas estas expresiones abreviadas suponen un deci­
sivo ahorro. A través de una conversación telefónica cual­
quiera, podem os darnos cuenta de la frecuencia de la elipsis
en nuestro hablar cotidiano y de lo acostumbrados que esta­
m os a ella; por ejemplo: Lo siento; olvidado com pletam ente;
¿cóm o?... ni hablar... ni un m inuto... ¿lo crees? Por m i
p a rte... com o te parezca. E xacto... precisam en te... Vale.
En el único acto de La voix humaine (1930), Jean Cocteau
ha creado una obra maestra dramático-sentimental con una
96 Interlingüística

conversación de despedida en la que sólo se oye la voz de la


mujer abandonada.

5.4. En la formación de palabras, la relación entre expli-


citación e implicación no es la misma en todas partes. La
com posición nominal germánica favorece la explicitación,
mientras que las lenguas románicas usan la implicación. Se
necesita sólo una somera comparación para darse cuenta de
lo que acabamos de decir:
al. der Apfelbaum ing. the apple-tree esp. manzano
das Wespennest the wasps'nest avispero
der Ziegenhirt the goatherd cabrero
der Milchmann the milkman lechero
das Tintenfass the ink-pot tinero
der Aschenbecher the ash-tray cenicero

Las lenguas germánicas nombran al determinado en el


compuesto: manzana, nido, pastor, hom bre, lechero, reci­
piente, ceniza; el sufijo de derivación -ero, que observam os
en español, recoge sim plem ente la función instrumental. En
francés, donde asistim os a una derivación paralela a la del es­
pañol, la disponibilidad sem ántica del derivado es tan fuerte
que le chem isier, «el camisero», puede ser com o en español
el fabricante de camisas o un determinado vestido de seño­
ras; le bananier, «platanero», el plátano o el barco que trans­
porta ese tipo de fruta; le pétrolier, «petrolero», el barco que
transporta petróleo o un industrial que trafica con ese ele­
mento; le routier, un «camión» o un «corredor»; le chanson-
nier, un «cancionero» o un «cantante de canción moderna»;
le glacier, «el glaciar» o «el vendedor de helados»; le dossier,
«respaldo» o una «serie seleccionada y ordenada de papeles
y documentos», etc La información com plem entaria que ne­
cesitam os para comprender a qué se hace m ención en cada
caso tiene que ir im plícita en la situación o en el contexto.
E xplicitaciones e im plicaciones 97
La com posición nominal germánica sin un saber supleto­
rio, sin im plicaciones variables, no alcanza a dar toda la infor­
mación. Las uniones Blut-vergiftung, Fisch-vergiftung, como
tales, no nos informan unívocamente; no sabemos si algo
envenena o algo va a ser envenenado, si el elem ento deter­
m inante es sujeto u objeto, esta información tenem os que
adquirirla por otra fuente. E ste tipo de palabras son elipsis
B lutvergiftung = envenenamiento de la sangre = algo envene­
na la sangre; Fischvergiftung = envenenamiento del hombre
a través de la degustación de peces en mal estado = peces en
mal estado envenenan a los hombres. La palabra Fischver­
giftung está fijada por esa implicación y es así que cuando
en los ríos aparecen peces envenenados a causa de produc­
tos quím icos, dudamos en hablar de una Fischvergiftung.
De modo parecido se comportan Schlangengift, «veneno de
serpiente», y R attengift, «raticida».

5.5. Para ver lo que significan la explicitación y la im­


plicación para el instrum ento gramatical remito a mis ar­
tículos.
Pero aquí quiero hacer referencia al hecho de que existen
lenguas, instrum entos de comunicación de importantes y ri­
cas culturas, que no poseen artículo.
En latín se deja decidir a la situación y al contexto los
diferentes grados del conocer, del ser conocido, para lo que
las lenguas románicas y germánicas han formado distintos
artículos:
lat. in eo flumine pons erat (Bellum Gallicum, II, 5).
esp. había en aquel río un puente.
port. naquele rio havia urna ponte
it. su quel fiume era un ponte.
fr. un pont franchissait cette riviére.
ing. the river was spanned by a bridge.
al. über den Flu& führte eine Brücke.

INTERLINGÜÍSTICA. —7
98 Interlingüística

Y un poco más adelante leemos:


lat. Caesar omnem equitatum pontem traducit (II, 10).
esp. hizo pasar el puente a toda la caballería.
port. atravessa para além da ponte toda a cavalaria
it. fece passare il ponte a tutta la sua cavalleria.
fr. fait franchir le pont a sa cavalerie.
ing. crossed the bridge with all the caválry.
al. führte die gesamte Reiterei über die Brücke.

Si consideramos el primer ejemplo, vem os que el artículo


indeterminado nos aporta una primera determinación, un
puente, es decir, lo que yo veo allí pertenece al género de
cosas que llamamos puentes. En el segundo ejem plo, el
artículo determinado, el puente, indica que ya se ha hablado
de la cosa, sabemos de qué puente se trata, del puente alu­
dido, del que tenemos conciencia, del puente individualizado
o del puente por antonomasia, determinado com o representa­
ción imaginativa y concepto generalizador.
Todas estas matizaciones quedan en latín sin explicitar.
Pero puede decirse que no se ha pensado en ellas? La mayor
parte de las veces, aunque no siempre, estos grados del pri­
mer conocer, del ser reconocido, son datos que van im plíci­
tos en la situación, y dados en cierto modo a través del
contexto. Si no se hubieran pensado las expresiones de un
modo preciso y determinado, pons, unas veces, com o un puen­
te, y, otras veces, como el puente, ¿traduciríamos pon s en
toda las lenguas, uniform em ente y sin titubeos, primero como
un puente e inmediatamente después com o el puente? La
misma idea puede permanecer im plícita en una lengua y en
otra puede estar instrum entalm ente explícita.

5.6. El inglés formó su artículo, pero si se trata de con


ceptos familiares para el hablante y el oyente y bien cono­
E xplicitaciones e im plicaciones 99

cidos no se usa, no emplea com o otras lenguas el artículo


determinado generalizadcr, sino que en esos casos suprime el
artículo:

al. Ich kenne das Leben (B, 299).


esp. Conozco la vida.
ing. I know lije.
port. a vida; it. la vita, fr. la vie.

ing. Grandma was too oíd and had seen too much to fear
death (W, 475).
esp. Era demasiado anciana y había visto demasiadas cosas
para temer a la muerte.
port. a morte; it. la morte; fr. la mort; al.den Tod.

fr. Les premiers tem ps surtout il n’y avait pas autóur de moi
des gens de chair et d ’os mais des allégories: l’inquiétude,
la futilité, l’hébétude, le désespoir, le génie peut-étre, et
sürement le vice aux múltiples visages (JF, 269).
esp. Los primeros tiempos, sobre todo, no había a mi alrededor
gente de carne y hueso, sino alegorías: la inquietud, la
desesperación, el genio, quizá, y seguramente el vicio de
múltiples rostros.
ing. Disquiet, Futility, Stupidity, Despair, Genius, perhaps, and
certainly Vice in all its masks.

fr. Cette enfant est l’innocence méme (Th, 21).


esp. Esta niña es la inocencia misma.
ing. That child is innocence itself.
al. die Unschuld selbst.
it. l’innocenza in persona.
port. a inocencia personificada.

En la lengua inglesa abundan las personificaciones abs­


tractas sin artículo

ing. You blaspheme against Nature and against Man (BM, 304).
esp. Blasfemas contra la Naturaleza y contra el hombre.
al. Du lásterst die Natur und die Menschen.
100 Interlingüística

fr. la Nature... l'Homme; it. La Natura... l’Uomo.


port. a Natureza... o Homen.

ing. Civilization has reached a crisis (BM, 2537).


esp. La civilización está en crisis.

ing. What a loss to Science {BM, 292).


esp. ¡Qué pérdida para la ciencia!

Lo que se explícita en otras lenguas por m edio del ar-


tículo determinado está implícito en esa carencia inglesa de
artículo.

5.7. Las funciones del artículo y el pronombre se inter


fieren numerosas veces de tal modo que podem os elegir en­
tre uno u otro.
¡Saca tus zapatos!
¡Sácate tus zapatos! (informativamente redundante).
¡Sácate los zapatos!
¡Saca los zapatos!

Cuando se expresa claramente la subordinación de lo po­


seído al poseedor, en vez de emplear el pronombre reflexivo
y el artículo determinado, podem os emplear sólo el artículo.
Los com portamientos de las distintas lenguas son diferentes.
al. er setzte sich, nahm den Hut ab, wischte den Schweiss
von den Augenbrauen, trocknete die Brillengláser (Bi, 230).
esp. se sentó, se quitó el sombrero, se secó el sudor de las
cejas, se limpió los cristales de las gafas.
port. sentou-se, tirou o chapéu, limpou o suor das sobrancelhas,
limpou as lentes dos óculos.
it. poi si mise a sedere, si tolse il cappello, si asciugó il
sudore dalle sopraciglia, pulí i vetri degli occhiáli.
fr. puis il s'assit, ota son chapeau, s'épongea le front, essuya
les verres de ses lunettes.
ing. he sat down, took off his hat, wiped the sw eat from his
eyebrows, dried his spectaclelenses.
E xplicitaciones e im plicaciones 101
Al nombrar las partes del cuerpo humano el poseedor está
im plícito de m odo obvio y en ese caso, se puede sustituir
el pronombre posesivo por el artículo determinado: ¡Abre
los ojos, por «¡Abre tus ojos!»; ¡Cierra la boca!, por «Cierra
tu boca». E ste tipo de sustituciones suele quedar bloqueado
en inglés:
it. Don Camillo strinse i pugni (DC, 36).
esp. Don Camilo apretó los puños.
port. os punhos; fr. les poings.
ing. clenched his fists.
al. Don Camillo balite die Fduste.

it. Don Camillo abbassó il capo (DC, 56).


esp. Don Camilo bajó la cabeza.
port. a cabega; fr. la tete;
al. senkte den Kopf.
ing. bowed his head.

Algo parecido ocurre con datos circunstanciales lexicali-


zados:
al. die Hande auf dem RiXcken (B, 37).
esp. con las manos cruzadas a la espalda.
port. com as maos nos costas.
it. con le mani dietro la schiena.
fr. les mains derriére le dos.
ing. with his hands behind his back

5.8. El inglés no posee un pronombre reflexivo propio,


la referencia al sujeto se expresa por m edio de la unión de
-self al pronombre objeto. Visto este fenóm eno desde otras
lenguas, ese procedim iento resulta con frecuencia exagerada­
m ente explícito:
ing. He shakes himself; pulís himself together...
he hits himself on the chest (AM, 33).
esp. Se sacude, se recobra... Se golpea el pecho.
102 Interlingüística

port. Faz um esforgo sobre si mesmo, reanima-se... Bate no seu


próprio peito.
it. Si scrolla; si i a forza... si da una manata sül petto.
fr. II se secoue, se remet... II se frappe la poitrine.
al. Er schüttelt sich, rafft sich zusammen... E r schlagt sich
m it der Faust auf die Brust.

En casos en que las lenguas que venimos citando al ex­


presar la relación reflexiva la expresan por m edio del pro­
nombre, el inglés la deja com pletamente implícita:
ing. I washed (Ra, 35).
esp. Me lavé.
port. Lavei-me; it. Me lavai; fr. Je me lavai.
al. Ich wusch mich.

ing. I dressed (F, 130).


esp. Me vestí.
port. Vesti-me; it. io mi vestii; fr. je m ’habillai.
al. ich zog mich an.

5.9. Las lenguas germánicas se apartan de las románica


en el uso de los sufijos separables. Los sufijos separables
sirven sobre todo para indicar la dirección de un movimiento;
en alemán, la dirección del movim iento puede entrar a formar
parte del objeto y m ostram os, por m edio de h e r o h in , si
el movimiento parte de nosotros o viene hacia nosotros.
Frente a este uso, las lenguas románicas em plean los verbos
de dirección netos.
P r e f ij o s de d ir e c c ió n V e r b o s d e d ir e c c ió n

al. ein-, herein-, hinein- esp. entrar


aus-, heraus-, hinaus- salir
auf-, herauf-, hinauf- subir, levantar
ab-, herab-, hinab-
herunter-, hinunter- bajar, descender
vor-, vorwarts- avanzar
zurück-, rückwárts■ recular, retroceder
E xplicitaciones e im plicaciones 103

El alemán conoce también esos verbos netos de direc­


ción: steigen, «subir»; fallen, «caer»; keben, «levantar», pero
no se em plean siempre en lugar de los sufijos de dirección;
para los com puestos con ein-, aus-, vor-, zurilck- no existe en
alemán ningún verbo de dirección. El em pleo de los verbos
alemanes con sufijos separables aporta una información
muy explícita. En el siguiente ejem plo podemos comprobarlo
por contraste con otras lenguas:

al. ein Vogel ist mein Zimmer hereingeflogen (OM, 121).


esp. ha entrado un pájaro en mi habitación.
fr. un oiseau est entré dans ma chambre.

en el verbo alemán hereinfliegen tenem os la siguiente infor­


m ación reunida: her = hacia mí; ein = hacia dentro; flie-
gen = volar.

ing. When he sailed into the little harbour (OM, 121).


esp. Cuando entró en el pequeño puerto.
al. Ais er in den kleinen Hafen hineinsegelte.
port. Quando entrou.
it. Quando entró.
fr. Quand il entra.

ing. he began to row out of the harbour in the dark (OM, 24).
esp. empezó a remar, saliendo del puerto en la oscuridad.
port. comegou a remar na treva para fora do porto.
it. incominció a remare al buio per uscire dal porto.
fr. il commenga á ramer et gagna dans le noir la sortie du
port.
al. er begann im Dunkeln aus dem Hafen hinauszurudern.

En una novela española dice un hombre a su mujer que


está sentada junto a él en el coche:
«
esp. Baja del todo el cristal, Angus. Ahora, a cien por hora, a
ver si se enfría este horno (TV, 194).
104 Interlingüística

al. Dreh das Fenster ganz herunter, Angtis. Und je tzt fahre
ich m it hundert, damit dieser Backofen etwas auskühlt.
ing. Put the window down as far as it will go.
fr Descends complétement la vitre.
it. Tira giü il finestrino.
port. Desee o vidro todo.

El alemán ofrece aquí de nuevo una extraordinaria expli-


citación; en la forma verbal herunterdrehen están contenidas
tres imágenes: 1.°) el m ovimiento giratorio, 2.°)el m ovimien­
to de arriba abajo, 3.°) el movim iento en dirección a la per­
sona que produce el movimiento. Claro que en otras lenguas
se pueden expresar esos movim ientos también, p. ej. bajar él
cristal... hacia abajo, pero tales explicitaciones serían inso­
portablemente pesadas.

5.10. Los sufijos separables her y hin ofrecen posibilida


des de explicitaciones subjetivas sutiles, pero estas explicita­
ciones subjetivas suponen una redundancia informativa, ya
que la relación del que habla al oyente se desprende del
discurso con suficiente claridad; por lo cual en la lengua
coloquial se pueden emplear sin demasiados m iram ientos her
o hin y decir rauf, «arriba»; runfer, «abajo»; rein, «dentro»;
raus, «fuera», etc., donde tendríamos que decir propiam ente
hinauf, «hacia arriba»; hinunter, «hacia abajo»; hinein, «hacia
adentro»; hinaus, «hacia fuera».
al. Edith freut sich. Geh doch zu ihr rauf!... Er stieg die
Treppe hinauf (Bi, 143).
esp. Anda, sube a verla... Robert subió las escaleras.
ing. Will you go up to her? He went upstairs.
fr. Pourquoi ne montes-tu pas?... II gravit Vescalier.
it. Non vuoi salire da lei?... Allora lui salí le scále.
port. Vai, vai ter com ela lá acima... Subiu as escadas.
*

al. Ich mochte gehen... entschuldige, aber ich mu& jetzt hier
raus (Bi, 203).
E xplicitaciones e im plicaciones 105
esp. tengo que salir de aquí.
port. tenho de me ir embora daqui.
it. devo andar via di qui.
fr. il faut que je sorte d ’ici.
ing. I Must get out of here now.

En el ejem plo que va a continuación observamos la im­


plicación del alemán, en unión con un verbo modal podemos
utilizar el sufijo separable sin verbo principal:

al. Wenn wir hinaus wollen (B, 164).


esp. Sí queremos salir.
port. Quando sairmos.
it. Volendo uscire.
fr. Si nous voulons sortir.
ing. If we start to go out.

al. kann ich hier durch? (L, 219).


esp. ¿Se puede pasar?
port. Posso passar por aqui?
it. Posso passar di qui?
fr. Alors, on peut passer?
ing. Can I go through here?

5.11. Cuando las lenguas románicas quieren explicitar la


dirección del movim iento suelen recurrir al gerundio, al par­
ticipio o a u n adverbio:

ing She dances out (BM, 107).


esp. Sale como bailando.
port. Sai toda saltitante.
it. Esce cor passo di danza.
fr. Elle sort en dansant.
al. Sie tanzt hinaus.

En las lenguas románicas es conocido tam bién el uso de


partículas que indican dirección. Las usan sobre todo el ita-
106 Interlingüística

liano y el portugués; en español y en francés su uso es más


restrin g id o :
al. Wirf die Trommel herunter! (MC, 197).
esp. ¡Arrójanos el tambor!
port. Deita cá abaixo o tambor.
it. Butta giü quél tamburo.
fr. Jette ce tambour.
ing. Throw down that drum.
ing. This pearl... Throw it away (Pe, 44).
esp. Tira esa perla.
port. Deita-a fora.
it. Buttala via.
fr. Jette-la.
al. Diese Perle... wirf.

El italiano y el portugués dicen por tira abajo: bu tta


giü, deita cá abaixo!, para tíralo fuera: it. bu tta vía!, port.
deita fora, el fr. dice en ambos casos sólo jette! y deja el
resto a la implicación.

5.12. El alemán posee una serie de verbos de posición:


stehen, sitzen, liegen, etc.; también el inglés: to stand, to sit,
to lie... Las lenguas románicas han abandonado estas posibili­
dades y han desarrollado nuevas expresiones. En lugar de los
verbos latinos de posición: stare, sedere, iacere, se ha intro­
ducido en español la unión de estar con un adverbio o parti­
cipio: estar de pie, sentado, echado, instalado, colocado, situa­
do, etcétera. Los verbos de posición se han sustituido por
estar-en-una-posición, en donde el participio representa ese
estado como resultado de un proceso, es decir, del colocar,
sentar, dejar.
En francés ha desaparecido stare, la Romania Meridional
lo ha conservado, pero se ha convertido en un verbo de situa­
ción general, y se puede emplear para la caracterización de
todas las posiciones:
E xplicitaciones e im plicaciones 107
al. Er sass, ein wenig über die Tasten gebeugt (B, 662),
esp. Estaba sentado un poco inclinado sobre las teclas.
port. estava sentado; it. stava seduto; fr. il était assis.
ing. he sat.

al. ais w ir im Gras lagen (Bi, 65).


esp. estábamos echados.
port. estávamos deitados.
it. si stava sdraiati.
fr. nous étions allongés.
ing. we lay.

Las lenguas románicas se contentan muchas veces con fi­


jar el modo de estar de un ser vivo, o de un objeto, mientras
que, en los m ism os casos, el inglés y mucho m ás aún el
alemán explicitan su posición con ayuda de los verbos de
situación; podem os contemplar estas situaciones en profundi­
dad con ayuda de la polifacética comparación de traduccio­
nes:
fr. Devant la porte, il y avait la voiture (E, 1132).
esp. estaba... estaba... ante la puerta estaba el coche.
port. havia... estava.
it. c’era... c'era.
ing. was standing... was waiting.
al. stand... stand.

fr. Nous sommes restés silencieux assez longtemps (E, 1132).


esp. quedamos silenciosos mucho tiempo.
port. ficamos calados.
it. siamo rim asti in silenzio.
ing. we sat there without speaking.
al. w ir sa&en uns ziemlich langeschweigend gegenüber.

fr. II y avait une bouteille de cognac sur latable et un verre


(RC, 102).
esp. Sobre la mesa había una botella de coñac y un vaso.
al. Auf dem Tisch standen eine Flasche Kognak und ein Glas.
ing. There was; it. C’erano; port. Havia.
108 Interlingüística
fr. II avait á cóté de son couvert une pile de lettres, (CA,
254).
esp. Tenía un montón de cartas junto a su plato.
al. Er hatte.
ing. he had; it. aveva; port. tinha.

La traducción literal Auf dem Tisch w a r eine Flasche Kog-


nak. E r hatte einen Stapel von B riefen neben seinem Teíler se
encuentra claramente com o insuficiente por los traductores.
Casi automáticamente, en alemán, hacem os explícita una po­
sición verbal aunque esté im plícita en el contexto. En las
otras lenguas resulta unívocam ente claro el que la botella
esté de pie (steht) y que el pisapapeles repose (liegt). Entre
alemanes es una costumbre instintiva el distinguir, entre ob­
jetos en reposo, los que están de pie (stehen) o los que están
echados (liegen). Se piensa ante todo en su estructura: bote­
llas y vasos stehen sobre la mesa, tenedor y cuchillo liegen,
el mantel liegt; pero también se tiene en cuenta su posiciÓD
normal: los platos stehen sobre la mesa, vueltos del revés o
rotos liegen.

al. Frische Blumen standen in mehreren Wasserglássem auf


den Mobelplatten des Zimmers (Zb, 429).
esp. había flores frescas en varios floreros sobre los aparadores
del cuarto.
ing. stood about; fr. il y avait; it. si trovavano; port. havia.

al. und da zwischen den Gewehren liegt so ein hübscher,


handlicher, sckwarzer Gegenstand, eine Pistóle (Bi, 257).
esp. y allí entre los fusiles está un objeto más bello, maneja­
ble, negro, una pistola.
ing. there lies; fr. la, c’est; it. vedi lí; port ali está.

Es decir, obsérvese que las flores stehen en floreros, la


pistola liegt, en las lenguas románicas flores y pistola sim ple­
mente están, el resto es implicación.
E xplicitaciones e im plicaciones 109
5.13. El alemán tampoco se libra de implicaciones como
lo demuestra la polisem ia de stehenbleiben = perseverar de
modo inamovible, quedarse de píe, continuar en el movi­
miento:

al. Wenn hier mal Schlu& ist... dann bleiben die Bunker ste­
hen, weil Bunker immer stehen bleiben, auch wenn alies
andere kaputtgeht (BT, 278).
esp. Cuando esto se termina... entonces permanecen los «bun-
kers» porque los «bunkers» siempre permanecen, aun
cuando todo lo demás se va al traste.
ing. will still be there.
fr. resteront debout.
port. ficaráo de pé.
it. resteranno.

al. Manchmal sprang Leo fünf Schritte voraus, blieb stehen


(BT, 207).
esp. se paraba.
ing. stopped.
fr. s'arrétait.
port. parava.
it. si fermava di colpo.

Das Haus bleib t stehen, «la casa permanece en pie»; Das


K lavier bleib t stehen, «el piano permanece en pie»; Die Uhr
bleib t stehen, «el reloj permanece parado»; Das H erz bleibt
stehen, «el corazón se para».
Las lenguas ibéricas albergan un programa de explicitacio­
nes m uy peculiar com o en el caso de la diferenciación entre
ser y estar, programa que ha alcanzado un máximo grado
de desarrollo en el español.

it. Sei stanco e la villa e lontana (Ga, 287).


esp. Estás cansado y la villa está lejos.
cat. Estás cansat i la vil-la es enfora.
port. Estás cansado e la villa e longe.
110 In ter lingüística
it. Sei pazzo, figlio mió (Ga, 42).
esp. Estás loco.
cat. Estás boig.
port. Estás doido.

it. E troppo bella, troppo pura per me (Ga, 196).


esp. Es demasiado bella.
cat. És massa bella.
port. E demasiado bela.

it. Era tanto cara, mentre mi fissava i suoi occhi incolleriti...


che se non mi fossi trattenuto la avrei abbracciato (Ga,
318).
esp. Estaba tan encantadora.
cat. Estava tan encisadora.
port. Era táo encantadora.

it. Sono innamorato (Ga, 178).


esp. Estoy enamorado.
cat. Estic enamorat.
port. Estou enamorado.

it. Sono contento (Ga 242); esp. Estoy contento; cat. Estic
contení; port. Estou contente.

it. Sono tanto, tanto felice... (Ga, 167).


esp. Soy tan, tan feliz.
cat. Som tant felig, tan...; port. Sou táo feliz, tanto...
VI

CONSTANTES Y VARIANTES

6.1. Toda lengua artificial es un sistem a u n i t a r i o de


consecuencias imperiosas, un biunívoco de relaciones biunívo-
cas entre formas y funciones. Las lenguas naturales están
m uy lejos de ser así, son más bien formaciones de constantes
y variantes; incomparablemente polifacéticas, de múltiples
casillas y poliestructuras, de variantes geográficas constitui­
das por un gran número de variantes regionales y locales y,
además, form aciones especiales en los más distintos niveles,
m ezclas, transiciones; formadas también por variantes socia­
les y culturales, caracterizadas la mayoría de las veces, en
los diccionarios, por m edio de añadidos con un especial valor
de situación (habla coloquial, familiar, popular, vulgar; len­
gua elevada, literaria, poética, bíblica, científica, técnica, polí­
tica o lenguas técnicas o de oficios, lenguas sociales, jergas,
germanía, caló, lengua de niños); formadas finalmente por va­
riantes históricas, por arcaísmos que ya no peitenecen a las
constantes de la lengua general.
112 Interlingüística

¿Qué significa exactamente la lengua española, o la lengua


inglesa o la lengua francesa? ¿Qué es alemán y qué es lo que
ya no es alemán? Pensemos en la transición del -bajo alemán
y del holandés, la relación de la lengua de los suizo-alemanes
con el alemán; el alemán hablado en Austria; de todas estas
lenguas se desprende com o común denominador un único
criterio lingüístico utilizable: alemán es la lengua de una
sociedad, unión o grupo determinados, cuando, en esa lengua,
las constantes generales alemanas tienen el sobrepeso de su
parte frente a cada una de las distintas variantes fonéticas,
léxicas, gramaticales e idiomáticas. En la interrelación entre
constantes y variantes se observa que el inglés británico y el
americano son una m ism a lengua, así com o el español del
Antiguo y Nuevo Mundo, así como el portugués y el brasile­
ño. Lo m ism o ocurre con la lengua hablada en París, Marse­
lla, en Lieja, en Montreal, en Port-au-Prince, son la misma
lengua caracterizada a través de otras variantes fonéticas, lé­
xicas, gramaticales e idiom áticas. Si, por el contrario, los dia­
lectos italianos, del piam ontés al siciliano, pueden agruparse
bajo la denominación de dialectos italianos, aunque surja la
pregunta, a este respecto, de si las constantes italianas so­
brepasan las variantes regionales: si italiano aquí significa
una unidad de la geografía lingüística o política. Por el con­
trario, los motivos lingüísticos son menores que los políticos
para que se designe al danés, noruego, sueco no com o va­
riantes dialectales de una lengua escandinava común, sino
como tres lenguas distintas. Lo m ism o puede decirse para el
checo y el eslovaco, el ruso y el ucraniano.

6.2. Cada lengua es un polisistem a sociocultural de cons­


tantes y variantes. Este polisistem a sociocultural puede re­
presentarse esquemáticamente de la forma siguiente:
C onstantes y variantes 113

religiosa
literaria filosófica
oficial
jurídica
POETOLECTOS médica
científica
técnica
militar
deportiva
LENGUA STANDARD etc., etc.
familiar
local popular
regional vulgar

REGIOLECTOS TECNOLECTOS
SOCIOLECTOS «jargon»
jerga
DIALECTOS «argot» slang
«patois» caló germanía

Muchas palabras están dotadas de un í n d i c e s o c i o -


c u l t u r a l peculiar, que nos informa sobre su situación en
el polisistem a. Es un com plem ento que los diccionarios tienen
que suministrarnos para que podamos localizar la palabra.
La plata, nos dice el Diccionario de Durvan de la lengua
española, en América es el dinero; la pecunia, el monis, las
perras son expresiones fam iliares de la palabra standard el
dinero; ten er cuartos equivale a tener dinero.
P ispar es voz familiar para robar; en Chile y Argentina,
significa inquirir; en Perú, pisparse es rajarse. Lim piar se
dice tam bién fam iliarm ente por hurtar, robar; además signi­
fica, en Chile, escardar; en Méjico y Panamá, castigar, azotar,
y, en Río de la Plata, matar a una persona. Hojeando y ojean­
do un diccionario nos damos cuenta de las dim ensiones espa-
INTERLINGÜÍSTICA. — 8
114 Interlingüística

cíales, horizontales y verticales, así com o tem porales del


polisistem a. Jabado, en Murcia, significa «de plum aje de dos
o tres colores»; en Cuba, se dice de la persona cuya opinión
vacila entre dos bandos. El jabalcón es voz que pertenece al
tecnolecto de la arquitectura, es el madero ensamblado en
una vertical para apear otro horizontal o inclinado; en Co­
lombia, significa barranco. E l jabalín es voz anticuada para
el jabalí, que se usa todavía en Andalucía y Salamanca; abar­
cón es una antigua variante de jabalcón; la jabeca, en el
tecnolecto de la minería, era el h om o de destilación, emplea­
do antes en Almadén...
La ludia, en Extremadura, es la «levadura», ludiar es «leu­
dar»; en germanía, ludio es «bellaco», significa también «ocha­
vo, cuarto, moneda de cobre»; la luda es la «mujer». Luego,
en Chile, Guatemala y Méjico, puede significar «cerca»; en
Colombia, Méjico y Puerto Rico, «de vez en cuando»; lueguito
es muy usado en América para «en seguida»; luengam ente es
voz anticuada por «largamente»; lueñe, arcaísmo en vez de
«lejano»; el luje pertenece al tecnolecto deportivo, es una es­
pecie de trineo pequeño; la lula, en Galicia, es «el calamar»;
el lurte, en Aragón, es «el alud»; lusco es voz anticuada para
significar «tuerto o que ve muy poco»; lum en pertenece al
tecnolecto de la física; luminal, al de la química, y luxación,
al de la m edicina... Por estas confrontaciones con el diccio­
nario, vem os al español como un poderoso polisistem a, cada
palabra con su índice sociocultural, atravesado por constantes
y variantes, dentro de este polisistem a nos vem os obligados
a un traducir interno constante.
De los í n d i c e s s o c i o c u l t . u r a l e s y a sean fonéticos,
morfológicos, léxicos, sintácticos, idiom áticos o estilísticos,
hay que distinguir lo que en lingüística suelen llamarse con­
notaciones. Connotaciones asociativas son las que pueden
poseer para nosotros todas las palabras, incluso las más co­
Constantes y variantes 115
rrientes, las que no tienen índice sociocultural especial, pala­
bras tales como la prim avera, la luna, la sangre, el mar, la
m adre, el sueño, la m uerte, el amor, el odio, la guerra...
connotaciones que no son siempre las mismas, variando de
una persona a otra según sus propias vivencias.
Las connotaciones asociativas las tienen no sólo nuestras
palabras, sino tam bién sus índices socioculturales El índice
«arcaísmo» contenido en fazaña, ferm osura, finojo, etc., su­
giere asociaciones quijotescas; lindo no sólo tiene connotacio­
nes parecidas a herm oso y bonito, sino también las asociadas
con los índices «arcaísmo» o «americanismo». Y las mismas
palabras, el río, el cam po, el m onte, según sus índices espa­
ñoles o americanos, tienen distintas connotaciones, se refie­
ren a vivencias, a realidades diferentes, el estero, la salina, la
estancia, la vereda, la cuadra.
En caso de que los dialectos hubieran sido en su día len­
guas cerradas en sí mismas, lenguas a medio hacer, en los
m om entos actuales no podemos afirmar nada parecido. Allí
donde existe escolaridad obligatoria, donde se publican pe­
riódicos, se proyectan películas, se ve televisión y se escucha
la radio; allí donde se conocen los viajes de vacaciones, hay
trato con extranjeros, la lengua del pueblo más remoto está
penetrada, entremezclada con formas y estructuras de la
lengua culta, política y literaria, con elem entos de otras de­
marcaciones lingüísticas y niveles sociales. Una conversación,
una única frase, es con frecuencia la unión de estructuras
fonológicas, con más o menos tinte dialectal, con todo tipo
de formas gramaticales, con destellos fonéticos, formaciones
que separan, que pertenecen a una lengua coloquial más
extensa.

6.3. Para das Meer, «el mar», existe en alemán la variante


die See, «la mar», mientras que en otras lenguas suelen con-
Constantes y variantes 117
formarse con la misma palabra: ing. the see, fr. la mer, it. il
mare, esp. el mar, port o mar, aun cuando en español se haga
la diferencia con el artículo, es decir que tienen connotacio­
nes distintas el m ar y la mar.
Se explica en alemán la segunda palabra, die See, porque
es precisam ente la denominación de los habitantes de las
costas en donde se habla bajo alemán. Die See concurre con
un hom ófono diferenciado a través del género gramatical, der
See, «el lago». Esto podría verse a primera vista com o un
defecto, ya que las palabras com puestas emplean unas veces
la palabra see, otras la palabra meer, sin una distinción con­
secuente. Sin embargo, la división de los com puestos con
See- y Meer- se deja explicar en parte por su distinto origen.
Las uniones con See hacen referencia a] quehacer humano en
el mar, despiertan la mayor parte de las veces la represen­
tación imaginativa de una mayor confianza en las cosas del
mar: Seemann, «marinero», Seebdr, «lobo de mar», Seeráu-
ber, «pirata», Seeschlacht, «batalla naval», Seereise, «navega­
ción», Seekrankheit, «mareo», Seereoht, «derecho marítimo».
Las uniones con Meer- guardan una reserva mayor, se en­
cuentran con más frecuencia en el lenguaje de la poesía, de
la ciencia: M eerenge, «estrecho de mar», Meerbusen, «entra­
ñas del mar», «arcanos del mar», M eeresarm , «brazo de mar»,
M eerestiefe, «profundidad marina», Meeresgrund, «fondo del
mar», M eereskunde, «oceanografía»...
A estas distinciones hay que añadir la distinción geográ­
fica; para el Nord- y el O stsee es die See la palabra entroni­
zada; cuando los hermanos Buddenbrook de Lübeck viajan a
Travemunde, dice Thomas a su hermana:

al. Sieh mal, da ist die See!... In einer Alie von jungen B u -
chen fuhren sie eine Strecke ganz dicht am Meere entlang,
das blau und friedlich in der Sonne lag (B, 103).
118 Interlingüística

esp. —Mira, ¡ahí tienes al mar!... Siguiendo una avenida de jó ­


venes hayas, pasaron un buen trecho al lado del mar que,
bajo la luz del sol, era azul y apacible.

Resumiendo la cuestión podem os decir que die See signi­


fica lo mismo que das Meer, pero con una connotación de
familiaridad, la denominación está cerca del nombre propio;
die See = die Nordsee, «Mar del Norte», o die Ostsee, «Mar
Báltico». Según el modelo inglés puede llamarse See tam bién
a un mar alejado, die Südsee. En los com puestos, See es
con frecuencia sinónimo de Meer: un S eestu rm es una tem ­
pestad en el mar, mientras que el S eew ind puede ser el
viento que sopla del Nordsee, «Mar del Norte», o del Boden-
see, «Lago de Constanza».

6.4. Veamos un ejemplo procedente de la m orfología. Fi


jém onos en las variantes que existen entre los sufijos para
la formación del diminutivo en la lengua coloquial alemana:
-lein (en los dialectos del alemán m edio oriental, -li, -le,- el,
-arl, -la), -chen (en los dialectos del bajo alemán y del alemán
medio occidental -kin, -ken, -ke, -ske, -sche, -tje). Todas estas
posibilidades se nos ofrecen como una superoferta: Manrilein
y Mannchen, «hombrecito, hombrecillo», etc., K indlein y
Kindchen, «niñito, niñín», etc., Gartlein y Gartchen, «jardin-
cito, jardinillo», etc., etc.
Esta amalgamada polim orfía procedente de regiones lin­
güísticas diversas, ha producido una m últiple división de las
variantes que se entrecruzan. Con frecuencia, -lein es más
poético, recuerda más los cuentos y cancioneros populares:
Spiegelein, «espejito», frente a Spiegelchen, Tischlein, «mesi-
ta», frente a Tischen, M ütterlein, «madrecita», frente a Müt-
terchen, Tochterlein, «hijita», frente a Tochterchen.
C onstantes y variantes 119
A veces, se aprovecha la sobreoferta para evitar uniones
fonéticas desagradables como Batich-chen, Tüch-chen, Áug-
chen y se dice en cambio Báuchlein, «tripilla»; Tüchlein,
«trapito»; Áuglein, «ojito». En una nusm a palabra pueden
hallarse dos sufíios diminutivos juntos: Dingelchen, «cosi-
tita»; Sachelchen, «cosituquilla»; Jüngelchen, «jovenzuelito».
A veces la oferta m orfológica ha dado lugar a variantes socio-
culturales: Madchen, «chica»; Mddel, «chica dedicada a ofi­
cios domésticos»; M agdelein (poético), «muchacha».

6.5. La relación entre lengua nacional y cada una de las


lenguas regionales, entre la lengua culta y los dialectos es
algo diferente en cada pueblo, en cada estado. Sólo en con­
tadas ocasiones puede reproducirse de modo adecuado en
otras lenguas esa relación a que acabamos de aludir. En este
nivel suele servir de poco el arte del traductor.
Geneviéve Bianchis, la traductora francesa de Budden-
brook se sintió obligada a decir en una nota preliminar:
«Con el más vivo pesar tuvimos que renunciar a un elemento
pintoresco, al dialecto plattdeutsch , que presta tanta visua-
lización y colorido a muchas facetas de los B uddenbrook.
Haber reproducido un dialecto alemán con otro francés hu­
biera sido un gran atrevimiento y si se hubiera decidido por
normando o picardo para presentar al alemán de Lübeck,
¿hubiera tenido que traducirse muniqués por marsellés? Por
otra parte, la burguesía francesa culta no se sirve del dia­
lecto local com o lo hace en Alemania». Las lenguas naturales
presentan en m iles de expresiones un colorido local; no se
puede transportar a otras lenguas a modo de insinuación lo
que ese colorido local, según los casos, despierta en recuer­
dos extralingüísticos. La dim ensión peculiar de cada lengua
natural se pierde con frecuencia en la traducción. Sí, el
traductor hace bien en conformarse con lo que poco más o
120 lnterlin güística

menos es comparable; en películas dobladas m olesta con


frecuencia que veamos hombres de Harlem o de Nápoles
adoptar una lengua que nos sitúa en Berlín, Hamburgo o
Frankfurt.

6.6. Las variantes regionales y sociales se superponen.


Existen lenguas de cultura transregionales y transociales,
lenguas de cultura obligatorias a todas las capas de una
sociedad. Pero no existen lenguas unitarias de una clase de­
terminada, no existe una lengua de la clase trabajadora en
Alemania, de Kiel a Saarbrücken; no existe una lengua del
proletariado francés, de Metz a Toulouse. La lengua especial
de las clases y de los grupos sociales está diferenciada
regional y localmente: el cockney de Londres, el inglés de
Oxford...
Las lenguas sociales específicas apena? si son traducibles.
Para reforzar esta afirmación no existe mejor comprobante
que ese tratado de sociolingüística de B em ard Shaw: Pig-
malión. Los traductores franceses trasladan la escena de
Londres a París, convierten a la florista Eliza Doolittle en
Mademoiselle Lisa Colombe y la hacen hablar en vez de un
cockney londinense un parisino de suburbio que com porta
problemas lingüísticos totalm ente diferentes.
El traductor italiano se conforma con hacer hablar a todos
los participantes, más o menos, la m ism a lengua coloquial
italiana y deja a los actores indicar, según su pronunciación
peculiar, la diferenciación regional-social, decisiva en esa
pieza. La traducción española prevé para Eliza Doolittle una
especie de lengua andaluza de gitanas. El traductor brasileño
hace desarrollar la historia en Río de Janeiro; tiene que
aclarar en seguida que la diferenciación social del brasileño
no es comparable con la del inglés. El traductor alemán da
C onstantes y variantes 121
a la lengua de la vendedora de flores primeramente una
cierta tonalidad vienesa de la que se aparta pronto...
ing. Nah than Freddy: look w h’ y' qowirí deah...
esp. ¡la m o ’!, Fredy. A ver si mira’ dónde pone’ lohpie’.
port. O, Zé! Nao enxerga onde pisa?
it. Oeh! Freddy: bada dove vai, caro!
fr. Dis done, Fred, on regarde ous qu’on va, mon p etit chéri!
al. Na, was solí das hei&en, Freddy! So gebens’ doch achí,
wo S ’gehen...

6.7. La historia Gossen-Englisch de la pequeña florista con


su inglés de la calle, a la que un célebre profesor de fonética
enseña el inglés del mundo elegante, hasta tal punto, que en
una recepción de alto rango se la tom a por una duquesa, es
tan sólo un juego. Desde entonces una lingüística social,
crítica, ha investigado con seriedad el problema de las ba­
rreras lingüísticas entre las clases de la sociedad y ha elabo­
rados las desventajas, en la escuela, de niños de capas sociales
bajas y con ello su trayectoria profesional y social. En esta
discusión se suelen mezclar diversas categorías de variantes
lingüísticas del modo más diverso.
1. lengua más pobre — lengua más rica
2. lengua peor — lengua mejor
3. lengua más baja — lengua más alta

1. No se puede generalizar la afirmación de que los niños


de capas sociales bajas llevan a la escuela un «restricted
code», una lengua más pobre que la de sus compañeros de la
m ism a edad procedentes de capas de población con más
m edios, cuyos padres se han apoderado de un «elaborated
code», una lengua más enriquecida. Con frecuencia no se
trata de una lengua m á s p o b r e , sino sólo de o t r a l e n ­
g u a diferente de la que se exige en la escuela. En los ejer­
cicios de redacción se cree apreciar en los niños de das**
122 Interlingüística

baja una inclinación más fuerte para la descripción. Y «de


ese modo de escribir concreto, menos abstracto, parece salir
a la superficie un vocabulario relativamente m ás rico en
contenido y sin repeticiones» l.
El vocabulario de los niños de clases sencillas no es más
pobre que el de sus compañeros. Pobreza o riqueza de la
expresión lingüística se dejan captar malamente a través de
estadísticas porque no pueden medirse las propiedades m ás
importantes de las lenguas naturales com o son polim orfía
y polisemia, explicitación e implicación. Además puede d ecir­
se que pobreza de vocabulario no significa lo m ism o que
pobreza de espíritu, «riqueza» de vocabulario puede ser una
riqueza sin espíritu.
2. La escuela se orienta hacia una norma transregional y
transocial; aquí es donde los niños de la clase social baja
hallan las mayores dificultades, pero no sólo ellos, sino tam ­
bién muchos niños de ambientes más cultos, cuya lengua
contiene dialectalismos, frente a la lengua estandard. E sto
les produce timideces, encogim ientos, hipercorrecciones, com ­
plejos de inferioridad, si la lengua culta se les presenta sólo
como l a m e j o r y n o como o t r a . Y las formas, com o ta­
les, no son unas mejores o peores que otras. Pasan a ser lo
uno o lo otro, cuando les concedemos un prestigio social di-
ferenciador.
3. Las estructuras fonéticas, léxicas, sintácticas de las len­
guas contienen muchas indicaciones socio-culturales. Frente a

1 Ulrich Oevermann, Sprachp und soziale Herkunft Ein Beitrag


zur analyse schichtenspezifischer Sozialisationsprozesse und inhrer
Bedeutung für den Schülerfoíg, Berlín, 1970, 1966 págs.; P. Braun,
Sprachbarrieren und muttersprachlicher Unterricht, en Der Deutschunte-
rricht, 1969, cuaderno 4, págs. 7-17. Además la investigación de amplio
alcance de Hans Bühler, «Die grammatische Kodierung der Rede bei
Schulanfángem, -eine Kontrolluntersuchung zu Bernsteins soziolinguis-
tischer Sprachtheorie, en Die deutsche Schule, 62/10, 1970.
Constantes y variantes 123

Mann, «hombre», y Frau, «mujer», Herr, «señor», Dame, «se­


ñora», portan un índice social. En el D’ccionario comparativo
de sinónim os del Grossen Duden puede leerse sobre Herr:
a) adulto, masculino, de aspecto cuidado, buenas formas
sociales, perteneciente a las mejores capas de la sociedad, es
el concepto correspondiente de D am e... b) denominación de
cortesía para hombre; como Dam e, se em plea de modo espe­
cialm ente frecuente en alocuciones a personas que pertenecen
a cualquier clase social...: Señoras y señores.
Las formas Gatte, «esposo», y Gattin, «esposa», der H err
Gemahl, «señor esposo», y die Frau Gemahlin, «señora es­
posa», llevan el índice «lenguaje elevado» frente a (Ehe-)
Mann y (Ehe-)Frau; (Ehe-)W eib, «mujer dentro del matri­
monio» lleva los índices «bíblico y anticuado»; hoy día la
palabra W eib se usa de un modo estereotipado y un poco
irónicamente: m ein teueres W eib, «mi cara mujer», m ein hol-
des W eib, «mi encantadora mujer»; ich habe daheim W eib
und Kind, «tengo en casa mujer e hijo». Para Alten, Ollen,
Ollschen, denominaciones de mujer, el Duden indica «rudo,
campesino». Una palabra puede contener índices sociocultura-
les contradictorios: frente a Frau, recuerda W eib la lengua
de la Biblia (Du b ist gebenedeit unter den W eibern, «eres
bendita entre todas las mujeres»). W eib puede tener un ca­
rácter más acentuadamente sexual que Frau; e incluso un
carácter peyorativo o injurioso, como en M arktfrau - Markt-
w eib, «verdulera», W aschfrau - W aschweib, «fregona»2.
6.8. La lengua de la poesía pone de m anifiesto las indica­
ciones c u l t u r a l e s que pueden transmitir las variantes
fonéticas, léxicas y sintácticas:
2 Para la alternancia histórica de Weib y Frau y las superposiciones
mutuas de sus respectivos campos de empleo cfr. Gipper, H., Gramma-
tik der deutschen Gegenwartsprache des Grossen Duden, Mannheim,
1966, 48254885.
124 Interlingüística
Der Lenz = «primavera» + índice poético.
Die Flur = «campo» + índice poético.
Der Hain = «bosquecillo» + índice poético.
Der Tann = «bosque de abetos» + índice poético.
Der Quéll = «fuente» + índice poético.
Der B om = «manantial» + índice poético.
Die Lüfte = «aire» + índice poético.
Das Eiland = «isla» ¿ índice poético.
Der Falter = «mariposa» + índice poético.

Variantes son todas las posibilidades de la sintaxis poética


que se apartan de la prosa:

Dem Geier gleich,


Der auf schweren Mcrgenwolken
Mit sanfíem Fitíig ruhend
Nach Beute schaut,
Schwebe mein Lied

Flote mi canción,
igual al buitre
que, en las nubes pesadas de la mañana
reposando en suaves círculos,
otea la presa.

Los distintos oficios y profesiones tienen expresiones es­


peciales llamadas t e c n i c i s m o s . Especialm ente frecuentes
son las perífrasis:

kauflich erwerben = comprar + índice elevado, público.


Verzicht leisten = renunciar + índice elevado.
den Beweis erbringen = demostrar + índice elevado.
eine Entscheidung treffev = decidir + índice elevado.
in Erwagung ziehen = ponderar + índice elevado.
in Kenntnis setzen = enseñar + índice elevado.
in Abrede stellen = discutir + índice libresco.
zur Anwendung gelangen = emplear + índice libresco.
in Wegfall kommen = caer + índice libresco.
in Vorschlag bringen =• proponer + índice libresco.
C onstantes y variantes 125
En alemán actual lian cobrado un auge sorprendente las
descripciones por medio de un sustantivo y un verbo. Frente
al verbo simple, con un campo sem ántico más limitado, la
descripción puede presentar un sentido cambiante: zu Ende
bringen, «llevar a término», no es lo mismo que beenden,
«terminar». La diferencia de significado puede ser m ín im a y
en m uchos casos tratarse sólo de variantes estilísticas. Se
pueden considerar, si se quiere, las siguientes expresiones
com o transformaciones en el sentido de la gramática trans­
formativa: in Erfahrung, in Abzug, zum Ausdruck, zur Aus-
führung bringen, así:

erfahren in Erfahrung bringen, «experimentar».


abziehen => in Abzug bringen, «descontar».
ausdrücken =s> zum Ausdruck bringen, «expresar».
ausführen =£ zur Ausführung bringen, «verificar».

Polimorfías léxicas, disponibilidades estilísticas que están


supeditadas a la moda. Piénsese en etw as unter B ew eis ste-
llen, «poner algo bajo comprobación», que gana terreno en el
m om ento actual al escueto beweisen, «comprobar», con índice
de lenguaje elev a d o 3.

6.9. Dentro de cada lengua existen numerosas lenguas


técnicas; lengua de la econom ía y comercio, de la artesanía
y de la técnica, de la marina, de la aviación, de la guerra,
caza, deportes y medicina; los diversos campos científicos
poseen cada uno su lengua específica, su terminología
peculiar, surgida de la necesidad de designar innumerables

3 Cfr. Peter von Polenz, Funktionsverben im heutigen Deutsch,


Sprache in der rationalisierten Welt, en Wirkendes Wort, cuaderno 5,
1963; Hans Jiirgen Heringer, Die Opposition von kommen und bringen
ais Funktionsverben, Düsseldorf, 1968; con comparación de traducciones
(del francés, italiano, holandés, inglés), valiéndose de las Actas del Par­
lamento Europeo y de los convenios de la República Federal Alemana.
126 Interlingüística

cosas para las que no existen nombres en la lengua común,


y junto a las denominaciones privativas, expresiones y giros
que se pueden comprender como variantes, frente a las cons­
tantes de la lengua común.
Una lengua técnica es un sociolecto con el que se singu­
lariza de los demás un determinado grupo humano: los caza­
dores, aviadores, alpinistas, la gente del cine, los arquitectos,
los médicos, etc. Esa lengua técnica, lengua de grupo, tiene
que sernos aclarada, traducida, cuando p. ej. visitam os una
fundición, un estudio de cine, cuando nos hacem os a la mar
en un barco de vela o escuchamos ios ensayos de un con­
cierto.
En relación con la lengua general, esas lenguas especiales
son siempre, tan sólo, partes aisladas de la lengua. N o se
puede pronunciar una sola frase técnica de físicos atóm icos,
meteorólogos o esquiadores que esté formada solam ente
por expresiones técnicas. Las lenguas especiales están incrus­
tadas en la lengua común.
Las i n d i c a c i o n e s lingüísticas determinadas no deben
confundirse con las c o n n o t a c i o n e s asociativas. Palabras
tales como democracia, droga, derecho, iglesia, guerra, hom ­
bre, moral, m uerte, m ujer, religión, revolución sexo... evocan
una plétora de asociaciones connotativas.
Dos palabras que en alemán presentan además de muchas
asociaciones connotativas varios índices de lenguas especiali­
zadas son Blume, «flor», y Blüte, «floración». B lum e puede
llegar el índice de lengua de cazadores, cuando equivale a
punta de cola blanca; el índice de gastronomía, en el signifi­
cado de buqüet unido a la palabra vino o cerveza. La palabra
B lüte puede llevar el índice del mundo criminal, con el signi­
ficado de billete falso. Esos usos especializados poseen tam­
bién sus connotaciones; en la conciencia del hablante y del
oyente queda el conocimiento y la certeza de emplear, en un
C onstantes y variantes 127

m om ento determinado, el tecnicism o y sus connotaciones


propias.

6.10. La existencia del plurilingüismo dentro de una len­


gua se comprueba ampliamente a través del fenómeno socio-
lingüístico llamado argot, lengua de germanía, caló.
Grupos de marginados por la sociedad: vagabundos, la­
drones, chulos, pillos tienen lenguas secretas, que sólo los
consagrados entienden. Todo tipo de argots está atestiguado
ya desde la Edad Media. En principio tienen una doble fun­
ción: deben ser comprendidos por los que pertenecen al
grupo, no deben entenderla los que no pertenecen al mismo.
Por tanto, el adiestram iento en el uso de la lengua especial
señala la pertenencia e integración en el grupo, surgen en
las cárceles, internados, cuarteles, campamentos; hoy día te­
nem os lenguas especiales de los «Rocker», de los hippies, de
los drogadictos, etc.
Palabras y expresiones procedentes de lenguas de vida efí­
mera presionan cada vez más sobre lenguas coloquiales am­
plias, se mezclan con ellas. La mezcla incansable, cambiante
y renovadora es una protesta contra las normas sociales de
la lengua culta, contra sus jerarquías y tabúes, contra los
preciosism os a los que se enfrentan vulgaridades y obsceni­
dades; palabras y expresiones unidas con el gusto por una
expresividad grosera, en una m etafórica drástica, al instinto
de disfraz, a la necesidad de decir las cosas sencillamente
«de otro modo» que el normal.

6.11. Aprendemos plurilingüismo tan pronto como nos


iniciam os en nuestra lengua materna. Alexander, mi nieto, se
da cuenta un día: «Papá dice M ülleim er, «cubo de la basura»;
mamá dice K u ttereim er, «cubo de la basura», y poco después
radiante dice: «Papá dice Ferkel, «cerdo», mamá dice W utz,
«cerdo».
128 Interlingüística

Theodor Elwert cuenta anécdotas extraídas de su propio


plurilingüismo, lo que podía suceder a un alumno que fuera
a diversas escuelas. Como hijo de padre alemán y madre
inglesa pasó los primeros años de su niñez en Milán, allí
aprendió inglés e italiano; en 1915, en una ciudad suava,
aprendió alemán. Dos años más tarde cambió de escuela:
«Mis padres se trasladaron desde Württemberg a la ciudad
hanseática de Bremen, en donde fui al colegio. Mi m odo de
hablar se convirtió en blanco de risas y guasas; entretanto
yo había aprendido alemán, p ero ¡qué alemán!, dialecto
suavo, el que yo había hablado hasta entonces en Württem­
berg, y el que hablaba allí todo el mundo, alumnos, y m aes­
tros. Tuve que amoldarme y pronto hablé com o m i m edio am­
biente. Pero m i odisea no había terminado con esto. Cuatro
años más tarde me enviaron a un hogar rural en Alemania
central; en él, alumnos y m aestros provenían de diversas
regiones alemanas, cada pronunciación exageradamente dia­
lectal estaba prohibida de por sí. Allí es donde com encé, a
causa de mi pronunciación hanseática de ste y spe...» \
Hermann Paul, en sus Prinzipien der Sprachgeschichte
(1880), dedicó el últim o capítulo a la lengua común. Para él
es una abstracción sin fuerza real: «No es un com plejo de
hechos reales, de fuerzas reales, no es sino una norma ideal
que indica cómo se debe hablar». Esa norma se determina
en general por el uso: «Pero el uso no puede constituir toda
la totalidad. Puesto que está muy lejos de ser unitario».
Hay que distinguir entre la norma de la lengua hablada, y
para ella se ha establecido la de la lengua del cine y del
teatro, y la norma de la lengua escrita. «En cada región en
la que se tiene en cuenta una norma lingüística común, se

4 Theodor Elwert, Das zweisprachige Individuum, Ein Selbszeugnis,


Akademie der Wissenschaften und Literatur, Mainz, Abhandlungen der
Geistes und Sozialwissenschaftlichen Klasse, 1959, n. 6, pág. 299.
Constantes y variantes 129
m uestran las lenguas de cada uno de los individuos como es­
calones diversos y para los que hay muchas graduaciones, las
cuales representan los distintos idiolectos que han sido con­
tagiados en menor grado por la norma. La mayor parte de los
individuos emplean dos o incluso varias lenguas, de las cuales
una está m ás cerca de la norma, la otra más cercana al dia­
lecto. Una es la que primero aprendió en la juventud, la con­
natural al individuo por principio, la otra es la adquirida con
esfuerzos artificiales en edad más tardía». Sigue una exposi­
ción magistral del origen y desarrollo de normas lingüísticas
com unes.
Desde estas m anifestaciones de Hermann Paul, el pro­
blem a de la norma lingüística, de la normativa de las lenguas,
com o sistem as informativos y de comunicación, ha ocupado
la lingüistica de m iles de hom b res5. Hoy vem os con más
claridad que Hermann Paul los hechos reales que sacan a
flote la normativa y la estandardización de las lenguas. Las
constantes que a través de factores políticos, sociales, cultu­
rales aportan variantes favorables y como consecuencia se
establecen con una validez más fuerte como norma, com o
standard. Pero por otra parte, surgen como respuesta, y en
cada una de las lenguas de grupo, nuevas variantes peculiares
y, en cierto modo, caprichosas.

5 Cfr. Sprachnorm, Sprachpflege, Sprachkritik, en Jahrbuch des


Instituís fiir dentsche Sprache 1966/67, Düsseldorf, 1968.

INTERLINGÜÍSTICA. —9
V II

INTERLINGÜ1STICA

7.1. Partiendo de la base de que existe un plurilingüismo


en nosotros hay que volver a repensar toda la lingüística de
nuevo. La posibilidad del m ultilingüism o se corresponde con
la disponibilidad individual para el plurilingüismo; esta dis­
ponibilidad y su realización está desarrollada en unos indivi­
duos de modo más fuerte que en otros y siempre es im­
perfecta, del mismo modo que cada lengua es imperfecta.
Hablamos varias lenguas ya en nuestra lengua materna.
Aprendemos en el curso de nuestra vida lenguas regionales,
lenguas sociales, lenguas de cultura, lenguas técnicas, socio-
lectos que se interfieren en diversos puntos según la proce­
dencia del hablante. Cambiamos de lengua según nuestro
interlocutor.
Traducimos de una lengua restringida a una lengua común
más amplia. El plurilingüismo de la lengua materna es en
unos campos más fuerte, en otros más débil. Pero quien tiene
oídos para oír y ojos para ver sabe, por experiencia diaria,
que una lengua, propiamente, es un conglomerado de len­
guas; según esto puede describirse sólo com o un campo
magnético de constantes y variantes, formado por la lengua
Interllngüística 131
común, lenguas de clase social, lenguas de grupo, lenguas
especiales, lenguas de la intimidad, lenguas individuales,
sociolectos, idiolectos; toda la geografía dialectal, toda la
sociolingüística nos ofrece un comprobante de ello.

7.2. Aprendemos lenguas extranjeras; hoy día viven en


todas las partes de la tierra muchos millones de refugiados,
marginados, emigrantes, obreros extranjeros contratados, en
m edio de poblaciones de otras lenguas. Hoy se dan en el
mundo todas las formas que puedan imaginarse del poli-
lingüism o en todas partes de Europa, en Asia, en Australia y
en América: de Canadá hasta Chile. Nuevos estados han
creado nuevos problemas de plurilingüismo: la Unión Sovié­
tica, Incua y Paquistán, Israel, los jóvenes estados africanos.
El plurilingüismo puede estar institucionalizado como en
Suiza. Es en lo cotidiano lingüístico, también allí, donde
prenden las pasiones ante la pregunta de la lengua.
Como en el Sur del Tirol, en Bélgica, en Cataluña, en el
País Vasco, en la Bretaña, en Gales, en Quebec, en todas las
partes del mundo, individuos plurilingües, grupos y mayorías
plurilingües, estados plurilingües.
Para la investigación lingüística del plurilingüismo es un
hito la obra de Uriel W einreich Languages in contact (Nueva
York, 1953; La Haya-París, 19686). Todavía hoy es señero
el prólogo de André Martinet. Desde entonces los problemas
del plurilingüismo y sus condiciones, influencias psicológicas,
sociológicas, culturales, han sido investigadas y consideradas
desde los ángulos más diversos. La formación de varias len­
guas la ha investigado en profundidad Veroboj Vildomec
(M ultilingualism, Leyden, 1963). El bilingüismo como proble­
ma cósm ico lo trata W illiam F. Mackey, director del Centro
Internacional en la Universidad de Quebec (Bilinguálism as a
w o rid problem , Montreal, 1967); un informe impresionante
132 Interlingüística

sobre lo hecho hasta ahora es la investigación de Els Oksaar


(Bilingualism, Current Trends in Linguistics, IX, Linguistics
in W estern Europe, ed. Th. A. Sebeok, La Haya, 1970). No
menos de 1.430 trabajos se exponen en la obra, se discuten
los resultados más importantes. Aquí ha surgido en las últi­
mas décadas una gran zona de investigación, la bilingüística,
la multilingüística.

7.3. Plurilingüismo es la base de toda mezcla lingüística,


de todas las lenguas mezcladas. Los trabajos clásicos de Hugo
Schuchardt sobre el eslavo-alemán y sobre el eslavo-italiano,
así como sobre el criollo I,1 mostraban el significado funda­
mental del fenómeno del hibridismo. Lenguas auxiliares y
lenguas de cruce: de la lengua franca levantina, sabir, al
noruego-ruso (Russenorsk), del inglés pidgin hasta las distin­
tas clases de criollo; del Pacífico occidental, Beach-la-Mar, al
papiamento de Curasao; del anglo-franco-canadiense joual, en
Montreal, al italo-español cocoliche, en Buenos Aires y Monte­
video, traen el comprobante de que las estructuras más di­
versas, fonéticas, léxicas y gramaticales, de las lenguas hu­
manas pueden unirse entre sí y mezclarse.
¿En qué medida influyen las lenguas en contacto en el
cambio lingüístico? Desde los años 80 del siglo pasado, G. I.
Ascoli intentaba aclarar los cambios del latín de las provin­
cias del Imperio Romano y el nacim iento de las lenguas
románicas como consecuencia de las lenguas inm ersas en el
latín de los pueblos sometidos; se hicieron responsables a
las lenguas de los pueblos som etidos, para explicar los cam­
bios y transformaciones en las lenguas de los vencedores.
También se ha pensado así, para explicar el diferente des­

1 Slawo-Deutsches und Slawo-Italienisches (1884) y Kreolisches (1882-


1890).
Interlingüística 133
arrollo de las lenguas indoeuropeas, es decir, se han consi­
derado en su estudio los diversos elem entos de las lenguas
preindoeuropeas. Al concepto de sustrato lingüístico añadió
Walther von Wartburg el de superestrato lingüístico: la len­
gua del vencedor que actúa en la del vencido; el francés,
desde este punto de vista, es un latín alterado a través del
sustrato galo y el superestrato germánico. La investigación de
sustrato, superestrato y adstrato reconstruye el proceso de
sem ejantes mezclas lingüísticas como producto de plurilin­
güism o secular político, social, cultural. Eso es la Germania
romana, de Theodor Fring, la Rom anía germánica, de E m est
Gamillscheg, en espera de una amplia Rom anía arábica2. La
historia de la lengua inglesa es, en líneas generales, la de la
mezcla francesa, condicionada política, social y culturalmente.

7.4. La m ezcla de lenguas dentro de una lengua superior


que las abarca a todas puede observarse bien en el vocabu­
lario. Las estructuras léxicas muestran la imperfección, lo
incom pleto de cada lengua. La recogida de cada una de las
palabras, de fam ilias de palabras procedentes de otras len­
guas, la formación y los calcos de palabras extranjeras es un
com plejo proceso en el que no sólo hay que distinguir entre
F rem dw ort, «extranjerismo», y Lehnwort, «préstamo», sino
aún más, entre Lehnübersetzungen, «préstamos por traduc­
ción», Lehnübertragungen, «calcos semánticos», Lehnschdp-
fungen, «imitaciones», Lehnbedeutungen, «sentidos pres­
tados».

2 Cfr. Kurt Baldinger, Die Herausbildung der Sprachraume auf der


Pyrenaen-halbinsel. Akademie-Verlag, Berlín, 1958; Reinhold Kontzi,
Aljamiado texte, ed. con introducción a la lengua y glosario, tesis,
Tubinga, 1969; id., Aspectos del estudio de textos aljamiados. Thesaurus,
Bogotá, 1970; G. B. Pellegrini, L’elemento arabo nelle tingue neolatine,
con particolare riguardo all’Italia. en Settimane di studio del Centro
Italiano di Studi sull’Alto Medioevo, XII, Spoleto, 1965'
134 Interlingüística

Se ha afirmado que se puede decir todo en cada lengua;


pero, esta especulación teórica «monosistemática>- no puede
admitirse, ni siquiera puede describirse todo contándolo con
un rodeo. La cristalización de una imagen en una palabra
tiene sus propias leyes. Los nombres de colores alemanes
tomados del francés: orange, violett, lila, beige, crem e no
son lo mismo que sus descripciones; las alemanizaciones
artificiales, propuestas por W ilhelm Ostwald, kress para
orange y veil para violett, no han tenido éxito. El filósofo
Fichte que, en el invierno de 1807-1808, en sus R eden an die
deutsche Nation, glorificaba tan apasionadamente la fuerza
de la lengua alemana, decía de las palabras importadas Hu-
m anitat, Popularitat, Liberalitat: «esas nalabras pronuncia­
das ante el alemán que no ha aprendido ninguna otra lengua
son como una cáscara sin contenido»3, parece no haberse
dado cuenta de que precisam ente las palabras usadas por él
con especial celo Nation, Natur, son préstamos que se oponen
a cualquier alem anización4. A pesar de lo com prensible que
resulta la lucha contra la extranjerización de nuestra lengua
materna, la cual identificamos con el mundo que nos rodea y
con el mundo en nosotros, oculta la mayor parte de las veces
una representación falsa de la pureza y de la perfección de
una única lengua. Hoy día son los franceses los que se deses­
peran contra el flujo de los angloamericanismos, contra el
híbrido frangíais, el «sabir atlantique»5. Cargos oficiales y
sem iof11diales se esfuerzan al máximo por encontrar, o por
inventar, palabras francesas adecuadas que sustituyan a

3 Werner Betz, Lehnwdrter und Lehnpragungen im Vor - und Frilh-


deutschen, en Deutsche Wortgeschichte, publicado por Fr. Maurer y
Fr Stroh, Berlín, 19592, I, pág. 128.
4 M. Wandruszka, Etymologie und Philosophie, en Etymologica, ho­
menaje a Walther von Wartburg, Tubinga, 1958, págs. 857-871, y Worter
und Wortfeider, Tubinga, 1970.
5 Robert Étiemble. Parlez-vous frangíais?, París, 1964.
Interlingüística 135
cocktail, pick-up, juke-box, snack-bar, drug-store, dancing,
parking, camping, m otel, bulldozer, lock-out, management,
cstáblishem ent, best-seller, suspense, gag, gadget, starter,
short, slip, tw in-set, teenager, twen, happening, planning,
boom , rush, sprint, finish, punch, round, test, check-up,
stress, sm og, bang, cockpit, fading, stencil, design. hardware,
softw are, brain-storming. El éxito es mínimo. La problemá­
tica de esa lucha se hace diáfana, cuando se la conduce a una
revista com o Paris-Match, cuyo título es un anglicismo.
La interpretación léxica de las lenguas puede tropezar con
dificultades fonéticas y ortográficas. Se necesita sólo pensar
en palabras alemanas com o das Bonbon, die Chance, die Ga­
rage, das E nsem ble, das Engagement; en Manager, Jazz, Im a­
ge; en la desgraciada asimilación de chic —ein ‘schickes’ Kos-
tüm — a S k i —pronunciado schi—; la pronunciación y la orto­
grafía de las palabras extranjeras es realmente el problema
técnico que presentan. La permeabilidad léxica de las lenguas
es el comprobante mejor de su imperfección fundamental
•y eso significa apertura de las lenguas. No es relevante dis­
cutir por si H ockey, Puck, Bülly, Anorak o Sauna hoy en día
son palabras de nuestro idiom a o cuándo van a llegar a serlo;
lo decisivo es que toda lengua está abierta a la incorporación
de palabras de cualquier otra lengua.
Los neologism os grecolatinos internacionales en todos los
cam pos de la ciencia, de la técnica, de la política y de la
cultura producen una fuerte convergencia de las lenguas de
cultura que penetra hasta nuestra lengua de todos los días,
una convergencia del vocabulario, de la morfología (piénsese
en la carrera triunfa) del prefijo mini- en los últim os años),
pero una convergencia también de la metafórica, de la idio-
mática; préstam os, calcos y calcos sem ánticos son diversos
grados de la convergencia y tienen cada uno su propia proble­
mática.
136 I nterlingüís tica

7.5. La interlingüística del aprendizaje de lenguas extran­


jeras se ocupa también de la mezcla de lenguas. En las últi­
mas décadas, la pedagogía y la didáctica del aprendizaje de
lenguas extranjeras ha llevado a primer plano el problema
de la interferencia, es decir, de la influencia perturbadora de
estructuras fonéticas, léxicas y gramaticales de la lengua ma­
terna en el aprendizaje de una segunda lengua.
Las lenguas europeas están llenas de falsos amigos (faux
am is)... así se llama a una palabra griega, latina o francesa
que ha adquirido distintas significaciones, de tal modo que
surjan interferencias de lengua a lengua entre palabras de
fonetism o parecido; falsos amigos que inducen a com eter
faltas; así fr. le pilote, ing. the p ilo t no es sólo el español
«piloto», sino también el «práctico del puerto»; fr. la date,
«fecha», en inglés americano a date significa eso m ism o, pero
también puede ser una «cita», un «claro en el bosque» e
incluso un «compañero»; fr. la jo u m ée es el «día», ing. the
journey, «el viaje»; fr. le voyage, esp. el viaje, ing. the voyage,
«viaje por mar».
Los falsos amigos surgen de la polisemia. Forman, en cier­
to modo, una red de polisem ias europeas o americanas. Las
divergencias pueden saltar a la vista, pero con frecuencia
pasan inadvertidas y son peligrosas para intérpretes y tra­
ductores 6.

7.6. Aunque parezca increíble, la traducción se ha con­


vertido en nuestros días en objeto de la lingüística. No hay
lingüística sin traducción. Investigar la lengu? humana quiere
decir comparar unas lenguas con otras, pero podem os com­

6 M. Koessler y J. Derocquigny, Les faux amis ou les trahisons du


vocabulaire anglais, París, 1928; Hans Wilhelm Klein, Schwierigkeiten
des deutsch-franzósischen Wortschatzes, Germanismen - Faux amis,
Stuttgart, 1968.
Interlingüística 137
parar sólo lo que se ha hecho comparable a través ele la
traducción. La traducción es el fundamento de toda lingüís­
tica. Pero no se la ha reconocido como su problema funda­
mental. Hasta la tratan muchos lingüistas de modo minimi­
zado, com o una actividad «acientífica», como una artesanía,
com o un arte.
Hasta hoy se conforman con explicar la traducción en
sencido estricto; no es posible, teóricamente, poder traducir
un texto de una lengua a otra, de un sistem a A a un siste­
ma B. Esa negación curiosa de la propia ascendencia se ex­
plica com o procedente del dogmatismo monosistem ático al
que sucumbe la lingüística a lo largo de los siglos, bajo nue­
vas religiones y sectas lingüísticas, bajo signos distintos de
salvación, pero siempre con la misma pretensión de infalibi­
lidad. Los partidarios del m onosistem a no saben qué hacer
con la traducción, con sus dificultades, con sus posibilidades,
con la conversación entre las lenguas, con su com ercio y
connubio. Cada traducción niega el monosistem a. En los úl­
tim os veinte años, y por primera vez. se han puesto las cosas
en m ovimiento: la traducción es objeto de la lingüística. La
lingüística ha comenzado a pensar críticamente su propia
fundam entación, la traducción. De una gran cantidad de im­
portantes trabajos vamos a nombrar sólo las dos obras más
significativas: Les problém es théoriques de la traduction, de
Georges Mounin (París, 1963), y Tcnvard a Science of Trans-
lating, de Eugene A. Nida (Leiden, 19647). A. Nida, director
del Departamento de Traducción de la Sociedad Americana
de la Biblia, ha respondido a las dos objeciones constantes:
a la de que la traducción es un arte y no una ciencia y a la de
que la traducción es imposible: «Se puede estar de acuerdo

7 Ambos con amplias bibliografías; cfr. para esto, recientemente,


K. R. Bausch, J. Klegraf, W. Wilss, The Science of Translation: An
Analitical Bibliography (1962-1969), Tubinga, 1970.
138 Interlingüística

inmediatamente y de todo corazón con los que repiten perse­


verantes que traducción, por lo menos bajo ciertos puntos de
vista, es un arte, tan sólo hay que añadir inm ediatamente que
también es un arte hablar con eficiencia y estéticam ente. La
comunicación absoluta es imposible, pero esto no es un de­
fecto privativo de las lenguas, sino que se da dentro de la
misma lengua. A todo el que está inm erso en los problemas
reales de la traducción entre varias lenguas diferentes, le
impresionan en menor grado las dificultades invencibles de
la traducción. Se inmresiona más por el hecho de que una
verdadera comunicación interlingual es siempre posible, a
pesar de la diferencia, aparentemente enorme, que existe en
las características culturales de las estructuras lingüísticas.
Esta impresión de una adecuación relativa de la com unica­
ción interlmgual descansa sobre dos hechos: 1.°) sobre las
correspondencias semánticas entre las lenguas que, sin géne­
ro de dudas, están condicionadas ampliamente por el núcleo
común de la experiencia humana, y 2 °) en las corresponden­
cias de las estructuras sintácticas de las lenguas, especial­
mente en las mencionadas estructuras de n ú cleo»8. Hablar
y traducir caminan a la par. Antes de pensar en una
habilidad, en un arte de la traducción tenem os que tener
presentes las condiciones del plurilingüismo hum ano. Así
como existe un proceso del hablar, también existe un proceso
del traducir que supone el diálogo de lenguas dentro de
nuestra conciencia lingüística y todo ello es objeto de m étodo
científico aplicado. Cuanto más sistem ático es el análisis, más
claramente aparecen los motivos para una inevitable imper­
fección de la traducción

7.7. El análisis m terlingüístico de traducciones abre nues­


tras lenguas a su auténtica creación. Hace posible fijar igual­

8 Science of Translation, en Language, vol. 45, 1969, pág. 483.


Interlingüística 139
dad y diversidad de las formas instrumentales y de las es­
tructuras de lengua a lengua, así como las formas y estruc­
turas mentales vivenciales y de pensamiento en su igualdad
o en su diversidad. El análisis interlingüístico nos ayuda a
ver acertadamente la relación de motivación, convención e
identificación, a penetrar el engaño de la identificación de
cada una de las lenguas, de palabra y mundo, y la participa­
ción de la casualidad en el llegar a ser de cada una de las
formas y estructuras lingüísticas. El análisis lingüístico nos
presenta las lenguas como campos magnéticos de analogías y
anomalías, polim orfías y polisemias, redundancias y deficien­
cias, explicitaciones e implicaciones, constantes y variantes;
que ninguna lengua tiene por qué decir siempre todo; mues­
tra a las lenguas cómo son en realidad en toda su deficiencia
y en su incomparable posibilidad de maleabilidad y de movi­
m iento 9.
Las lenguas no son sistem as de oposiciones inmanentes,
correlaciones, solidaridades, no son m acrosistemas construi­
dos por m icrosistem as de oposiciones, cosa que el estructu-
ralism o intentó descubrir en todas partes. Tampoco están
construidas sobre m ecanism os de procesos de reglas (genera­
tivas) infalibles y operacionales según postula el transforma-
tivismo. Cada reducción a un m onosistem a ideal destruye las
cualidades específicas que distinguen las lenguas naturales de
las lenguas cibernéticas infalibles. Precisamente en los últi­
m os años se ha hecho cada vez más patente de qué modo
tan estrecho se han situado las fronteras de toda lingüística
cibernética tanto en el análisis mecán'"o como en la traduc­
ción automática de las lenguas naturales.

9 Mario Wandruszka, Sprachen, vergleichbar und unvergleichlich,


Munich, 1969. (Versión española de Elena Bombín, Nuestros idiomas,
comparables e incomparables, Madrid, Gredos, 1976).
140 Interlingüística

«Por contraste con las imaginaciones optim istas generali-


zadoras de hace unos diez años aumentan las traducciones,
puesto que los modos de trabajo de los cerebros hum anos y
las computadoras artificiales tienen poco en com ún. El m é­
todo con el cual asimila el cerebro no es muy exacto, se
equivoca y se corrige con frecuencia, no procede lógicam ente,
sino que camina a tientas hacia fórmulas analógicas a través
del m ontón de información almacenada; es inauditam ente re­
dundante, trabaja con lentitud y necesita correlativamente
muchos canales para retransmitir noticias de una estación a
otra.
Frente a esto el computador digital es preciso, lógico, se­
guro, económ ico y rápido. Pero comparemos ambos sistem as
en sus rendimientos. No puede pasarse por alto que un cere­
bro humano abarca más en grandes ordenaciones, es infinita­
mente más polifacético, acom odaticio y m ás rico en conte­
nido, en sus posibilidades de relación, incluso, que el m ejor
computador moderno» 10. Todo lo que sabemos hoy del modo
de actuar del cerebro humano lo percibimos a través de los
rasgos, en los que las lenguas naturales se diferencian de las
lenguas cibernéticas. Las lenguas naturales no son infalibles;
son incompletas, imprecisas, inseguras, imas veces se m ues­
tran redundantes y otras deficientes... pero son incompara­
blem ente polifacéticas, acom odaticias y ricas en sus posibili­
dades de establecer contacto por m edio de sus explicitaciones
e implicaciones. Cada lengua es un polisistem a incomparable­
mente complejo y sutil, con todas las demás lenguar imidas,
mediante innumerables conexiones y enlaces, a la red de am­
plitud universal del lenguaje humano.

10 Wolfgang Wieser, Systeme der Nachrichtenverarbeitung im Gehirn,


en BP Kurier, año XX, cuad. 1, 1968.
INDICE DE CONCEPTOS

ablativo, 53. anomalía, 41-61, 81, 82, 139.


activa impersonal, 38. anomalías idiomáticas, 59.
actuación, 8. anomalías paradigmáticas, 82.
acusativo, 70. apertura de las lenguas, 135.
adjetivo, 51, 52, 53, 54, 55, 57, 58, aprendizaje de lenguas extranje­
66, 79, 81, 82, 91. ras, 136.
adjetivo atributivo, 55. arcaísmos, 111, 115
adjetivo predicativo, 83. argot, 113, 127.
adjetivo sin flexión, 51. articulación, 12.
adjetivos sustantivados, 83. artículo, 79. 81, 82, 91, 97, 99, 100,
adstrato, 10, 133. 117.
adverbiales, 94. artículo determinado, 82, 83, 84,
adverbio, 51, 52, 53, 54, 55, 57, 58, 98, 100, 101.
69, 90, 91, 105, 106. artículo determinado generaliza-
adverbios de lugar, 93. dor, 99.
adverbios demostrativos, 93. artículo indeterminado, 84, 98.
adverbios de tiempo, 93. asimilación, 135.
adverbios pronominales demostra­ asíndesis, 77.
tivos, 93. asociación, 23.
adversativa, relación, 77. aspecto imperfectivo. 75.
ambigüedades, 77, 85, 86, 92. aspecto perfectivo, 75.
americanismo, 115. auxiliar, 88.
análisis lingüístico, 139. azar, 61.
análisis mecánico, 139.
analogía, 41-61, 139.
anglicismos, 135. barreras lingüísticas, 121.
angloamericanismos, 135. bilingüismo, 9, 11, 131.
142 In te r lingüística

bilingüística, 132. contenido extralingüístico, 89


biunivocidad en las relaciones contenido semántico, 33, 67.
entre formas y funciones, 111. contexto, 29, 63, 65, 71, 73, 84, 88,
90, 91, 95, 96, 97, 98.
contexto extralingüístico, 26.
calcos semánticos, 133, 135. contexto lingüístico, 29, 68.
caló, 111, 113, 127. convención (convencional), 15, 18,
cambio de género, 36 19, 20, 24, 28, 32, 34, 35, 37, 38,
cambio fonético, 19, 22. 139
cambio lingüístico, 10, 132. convención instrumental, 31, 39.
capas sociales, 120, 121. convergencia, grados de la —, 135.
casos, 35. convergencia de las lengu?s de
casualidad, 28, 39. cultura, 135.
casualidad histórica, 15, 48. conversación, 86.
categorías instrumentales, 58. coordenadas, sistema de — real o
cerebro humano, 140. imaginario, 94.
cibernética, 39. coordenadas ego-hic-nunc, sistema
clase social baja, 122. subjetivo de —, 93.
coherencia interna, 73. correlaciones, 139.
colorido local, 119. correspondencia formal, 64.
comparación interlingüística, 28. correspondencias semánticas, 138.
competencia lingüística, 8, 10. creatividad humana, 78.
composición nominal, 96, 97. cultismos, 65.
computadoras, 140.
comunicación, 129.
comunidad lingüística, 8, 15, 73. dativo, 70, 85.
conciencia lingüística, 74. debilitación del sonido, 18.
concurrencia sinonímica, 67, 68, deficiencia, 79-92, 139.
69, 70, 78. deficiencia estructural, 68, 86.
conjunción, 69, 77. deficiencia informativa, 36.
connotaciones, 34, 114, 115, 117. deficiencia verbal, 92.
connotaciones asociativas, 114, 115, demarcaciones lingüísticas, 115.
126. denominaciones privativas, 126.
connotaciones de familiaridad, derivación, 96.
118. determinación, relación de —, 77.
consecutiva, relación, 77. determinación adverbial. 90, 91.
consonantes, 12, 14, 80. dete-minación adverbial de tiem­
constantes, 111-129, 130, 139. po, 91.
contenido, 20, 21, 22, 26, 63. determinación genitiva, 67.
ín d ice de conceptos 143

determinación preposicional, 67. estructura fonética, 13, 22, 24, 34,


dialectalismos, 122. 122, 132, 136.
dialectos, 7, 47, 112, 113, 115, 119, estructuralismo, 139.
128 129. estructuras fonológicas, 115.
diccionario, 22, 71, 111. estructuras gramaticales, 34, 74,
diferenciación estilística, 63. 132, 136.
diferenciación excesiva, 86. estructuras instrumentales, 29, 34,
diferenciación léxica, 63. 36, 37, 38, 75, 90.
diferenciación morfológica, 27. estructuras instrumentales fonéti­
diferenciación regional-social, 120. cas, 38.
diferenciación semántica, 53, 63. estructuras instrumentales grama­
diferenciación verbal, 87. ticales, 38, 74.
diferencias instrumentales, 37. estructuras instrumentales léxicas,
dificultades fonéticas, 135. 30, 38.
dificultades ortográficas, 135. estructuras instrumentales oposi-
diminutivo, formación del, 118, tivas, 75.
119. estructuras léxicas, 24, 28, 34, 65,
122, 132, 133, 136.
disponibilidad estilística, 67, 125.
estructuras lingüísticas, 15, 138,
disponibilidad polisémica, 76.
139.
disponibilidad semántica, 96.
estructura mental, 29. 30, 36, 37,
disponibilidad sistemática, 68.
38, 74.
distribución, 24.
estructura psicológica, 37.
diversidad de las lenguas, 14.
estructuras sintácticas, 122, 138.
dobletes, 65.
estructuras sociales, 28, 30, 46.
explic:taciones, 42, 93-110, 122, 139,
)40
«elaborated code», 121. expresiones, 126.
elección, posibilidad de, 67. expresión lingüística, 122.
elipsis, 95, 97. expresividad fonética, 21.
enmudecimiento de la terminación extensión de la palabra, 26.
adverbial, 52. extranjerismo, 133.
entonación, 70. extranjerización de la lengua ma­
entorno, 94. terna, 134.
escuela, 121, 122. evocación, 21.
espacio, 93, 94.
espacio temporal, 90.
estadísticas, 122. falsos amigos, 136.
estructuración léxica, 25. femenino, 34, 35, 36, 50, 53.
144 Interlingüística

feminización, programa analógico geografía dialectal 131.


de —, 46. geografía lingüística, 112.
feminización de los gentilicios, 47. geografía política, 112.
final, relación, TI. germanía, 111, 113, 127.
fonemas, 80. gerundio, 105.
formación adverbial, 51. giros, 126.
formación de palabras, 96, 133. gramática algebraica 39.
formación del plural, 47. gramática generativa, 8, 40.
formaciones lingüísticas grecolati- gramática normativa- 7.
nas, 135.
formas, 7, 13, 20, 22, 59, 62, 70,
111. hablante, 8, 94, 98, 126, 130.
forma fonética, 17. hibridismo, 132, 134
formas gramaticales, 115. hipercorrección, 122.
formas lingüísticas, 15, 139. homofonía, 52, 74.
formas polisémicas, 82. homófonos, 49 52, 117.
formas unívocas, 89. homografía, 74.
formas verbales, 70, 71, 90. bomonimia, 74.
fórmulas, 13. homónimos, 74.
fórmulas interrogativas, 69.
frangíais, 134.
frases, 13. identificación, 24, 34, 38, 139
función, 7, 59, 62, 69, 70, 71, 111. idiolectos, 129, 131.
función antitética, 77. idiomática, 59, 135.
función causal, 77. igualación ael significado. 65.
función consecutiva, 77. imágenes, 59.
función instrumental. 96. imitación, 21, 133.
función lingüística, 14. imperativo, 87.
función modal, 77. imperfección lingüística, 133, 135.
futuro, 75, 91. imperfecto, 75.
implicación, 93-110, 122, 139. 140.
implicación pronominal, 95.
género, 36, 79. implicítación, 88.
género biológico, 34, 36. imposición gramatical, 36.
género gramatical, 34. impresión acústica, 21.
género metafórico, 34. impresión motora, 21.
genitivo, 70, 85. incongruencia de las lenguas, 33,
gentilicios, feminización de los —, 34.
47. indefinición cronológica. 75.
ín d ic e de conceptos 145
indicaciones culturales, 123. interacción de redundancias y de­
indicaciones lingüísticas, 126. ficiencias, 86.
indicaciones socioculturales, 122. interferencia, 136.
indicativo. 68. interferencia de artículo y pro­
indicativo narrativo, 68. nombre, 100.
índices de lenguas especializadas, interlocutor, 69, 130.
126. interpretación léxica, 135.
índice social, 123. interrelación entre constantes y
índice sociocultural, 113, 114, 115. variantes, 112.
índices socioculturales contradic­ interrogación, fórmulas especiales
torios, 123. de —, 69.
inversión, 69.
índices socioculturales estilísticos,
invitación, 76.
114.
índices socioculturales fonéticos,
114. «jargon», 113.
índices socioculturales idiomáti- jerarquías, 127.
cos, 114. jergas, 9, 111, 113.
índices socioculturales léxicos, 114.
índices socioculturales morfológi­
cos, 114. labios, 13.
índices socioculturales sintácticos, laringe, 13.
114. lengua (órgano), 13.
lengua, la, instrumento del espí­
inexactitud verbal, 92.
ritu, 22.
infinitivo, 68.
lengua artificial, 40, 59, 60, 62, 111.
información, 129.
lengua auxiliar, 132.
información complementaria, 96. lengua bíblica, 111.
información del entorno, 94. lengua cerrada, 115.
información eficiente, 95. lengua cibernética, 60, 139, 140.
información extralingüística, 94. lengua científica, 111, 113.
información lingüística, 94. lengua coloquial, 9, 67, 89, 104, 111,
información total, 94. 115, 118, 127.
información unívoca, 88. lengua común, 126, 128, 130.
instrumental ego-hic-nunc, 95. lengua culta, 9, 115, 119, 122, 127.
instrumental pronominal y adver­ lengua de computadora, 40.
bial, 93. lengua de cultura, 64, 130.
instrumentales universales, 93. lengua de cultura transregional,
instrumento gramatical, 97. 120.

INTERLINGÜÍSTICA. — 10
146 Interlingüística

lengua de cultura transocial, 120. lexicalización, 58, 60.


lengua de grupo, 126, 129, 131. lexicalización instrumental, 31.
lengua de la ciencia, 117. liaison, 81
lengua de la intimidad, 131. lingüística, 7.
lengua de niños, 111. lingüística cibernética, 139.
lengua elevada, 111, 125. lingüística comparada, 11.
lengua especial, 126, 127, 131. lingüística crítica, 39.
lengua familiar, 9, 29, 111, 113. lingüística de la traducción, 11.
lengua filosófica, 113. lingüística matemática, 39.
lengua general, 111. lingüística social, 121.
lengua hablada, 68.
lengua literaria, 111, 113, 115.
lengua local, 113.
macrocontexto, 70, 85.
lengua materna, 8, 10, 50, 127, 130,
macrosistemas, 139.
134, 136.
mandato, 76.
lengua nacional, 119.
masculino, 34, 35, 36, 57.
lengua oficial, 113.
matización lingüística, 65.
lengu? poética, 111, 117, 123
maxilar inferior, 13.
lengua popular, 111, 113.
mayúscula, 85.
lengua regional, 113, 119, 130.
lengua religiosa, 113. mecanismo de proceso de reglas,
139
lengua restringida, 130.
lenguas de clase social, 131. metáfora, 42, 59, 60.
lenguas de cruce, 132. metafórica, 127, 135.
lenguas en contacto, 132. metafórica idiomática, 92.
lenguas extranjeras, 131, 136. metafórica sexual, 35.
lenguas híbridas, 9, 11, 12. metonimia, 72.
lenguas individuales, 131. mezcla lingüística, 111, 132, 136.
lenguas mezcladas, 132. mimetismo fónico, 22.
lenguas mixtas, 9, 11, 12. microcontexto, 70, 85
lenguas naturales, 58, 59, 60, 65, microsistemas de oposiciones 139.
78, 82, 94, 111, 119, 122, 139, 140. minúscula, 85.
lenguas sociales, 111, 120, 130. modelo estructuralista, 43.
lengua standard, 113, 122. modelo generativo-transformacio-
lenguas técnicas, 111, 113, 115, 125, nal, 43.
126, 130. monolingüismo, 8.
lengua viva, 81. monosistema, 9, 137, 139.
lengua vulgar, 111, 113. morfema de plural, 49.
lenguaje humano, 140. morfología, 45, 118, 119, 135.
Indice de conceptos 147
motivación, 15, 17, 33, 34, 36, 37, oposiciones inmanentes, 139.
38, 39, 48, 139. oración condicional, 69.
motivaciones de contenido, 35. oraciones asindéticas, 76.
motivación espiritual, 48. oración principal, 69.
motivación fónica, 18, 19, 20, 21. ortografía, 85, 135.
motivación metafórica, 18, 20. oyente, 8, 98, 126.
m o tiv a c ió n nacional-psicológica,
32.
motivación sociocultural, 32. palabras, 13, 26, 59.
motivación sociológica, 31. palabras pronominales, 93.
motivos lingüísticos, 112. participio, 51, 53, 88, 105, 106.
motivos políticos, 112. partículas adverbiales, 66
movimiento, 102, 104. p a r t íc u la s separables, uniones
multilingüística, 132. de —, 66.
multilingüismo, 12, 130. pasado, 75, 91.
mundo vivencial, 14. pasiva, 37, 38.
patois, 113.
perfecto, 75.
necesidad, 28, 36. perífrasis, 37, 68.
recesidad espiritual, 14, 15. permeabilidad léxica, 135.
necesidad rítmica, 87. permiso hipotético, 76.
necesidad semántica, 87. persona, 91.
neutro, 34, 35, 36, 57. personas de la conversación, 86.
niveles sociales, 115. personificaciones abstractas, 99.
nombre, 87. plural, 47, 49, 50, 70, 79, 80, 81, 82,
nombre propio, 67, 118. 83.
nominativo, 70. plurales irregulares, 47, 48, 81.
norma, 129. plural regular, 48.
norma de la lengua escrita, 128. plurilingüismo, 8, 9, 10, 11, 12, 127,
norma de la lengua hablada, 128. 128, 130, 131, 132, 138.
norma lingüística común, 128, 129. plurilingüismo cultural, 133.
norma transregional, 122. plurilingüismo político, 133.
norma transocial, 122. plurilingüismo social, 133.
notación fonética, 20. polilingüismo, 131.
número, 83. polimorfía, 62-78, 118, 122, 139.
polimorfía gramatical, 67, 68.
polimorfías léxicas, 64, 125.
oferta deficitaria, 78. polimorfías paradigmáticas, 64.
oferta morfológica, 119. polimorfías sintácticas, 69.
148 Interlingüística
polisemia, 30, 62-78, 85, 91, 109, 122, propiedades cronológicamente in­
136, 139. definidas, 75.
polisemia gramatical, 68, 75. prosa, 124.
polisemia léxica, 30, 71, 72. pulmones, 13.
polisemia paradigmática, 70, 91.
polisemia sintáctica, 76.
polisistema, 113, 114, 140. recogida de palabras, 133.
polisistemas socioculturales, 112. recuerdos extralingüísticos, 119.
poseedor, 100, 101. redundancia, 79-92, 104, 139.
poseído, lo, 100, 101. reflexivo, 37, 38.
posibilidad de elección, 67. regiolectos, 113.
preciosismos, 127. regiones lingüísticas, 118.
predicado nominal, 90. registro adverbial, 37, 90.
predicado nominal adjetivo, 55. relación conceptual 64.
prefijos, 36, 135. relaciones biunívocas entre formas
pregunta afirmativa, 70. y funciones, 111.
preposiciones, 35. representación fonética, 22.
presente, 75, 91. repetición, proceso usua1 de —,
presente de indicativo, 69. 75.
presente histórico, 91. «restric+ed code», 121.
presente pro futuro, 91.
préstamo, 133, 134, 135.
préstamos por traducción, 133. sabir, 135.
prestigio social diferenciador, 122. semicultismos, 65.
pretérito de indicativo, 68. sentido, 22, 23. 69.
primera persona del plural, 89. sentidos prestados, 133.
programa analógico, 47, 50, 53, 54. series analógicas, 46.
programa analógico de feminiza­ significado, 23, 71, 72.
ción, 46. significado de la frase, 85.
pronombre, 82, 87, 88, 89, 91, 94, signos fonéticos, 20.
100, 102. signos lingüísticos específicos, 13
pronombres adverbiales, 93. simbolismo fónico, 22.
pronombre demostrativo, 82, 93. simbolística, 35.
pronombre indeterminado, 89, 90. simultaneidad, 74, Q0
pronombre personal, 85, 86 87, singular, 50, 82, 84.
88, 93. sinonimia, 66.
pronombre posesivo, 86, 93, 101. sinonimia parcial. 65, 67.
pronombre reflexivo, 100, 101. sintaxis poética 124.
pronunciación, 135. sistema lingüístico humano, 49.
Indice de conceptos 149

sistemas analógicos, 43, 47, 48, 56. traducción, 136-140 y passim.


sistematización analógica, 48, 54. traducción automática, 139.
situación, 29, 65, 90, 91, 96, 97, 98. transposición analógica, 18, 19.
situación extralingüística, 26, 29, transposiciones formales, 35.
68, 84, 95. transiciones, 111.
situaciones cronológicamente inde­
finidas, 75.
slang, 113. uni-univocidad, 62.
sociolectos, 7, 9, 113, 126, 130, 131. univocidad, 89, 97.
sociolingüística, 120, 131. universales léxicos, 13, 14.
solidaridades, 139. universales lingüísticos, 13, 14, 38.
sonido, 22, 23.
subjuntivo, 68.
subjuntivo nipotético, 68.
subordinación, 69. variantes, 111-129, 130, 139.
sufijos, 45, 118. variantes culturales, 111.
sufijo de derivación, 96. variantes dialectales, 112.
sufijos de dirección., 103. variantes estilísticas, 125.
sufijos diminutivos, 119. variantes fonéticas, 112, 123.
sufijos separables, 102, 103, 104. variantes gramaticales, 112.
supercompensación, 86. variantes geográficas, 111.
superestrato, 10, 133. variantes históricas, 111.
superoferta, 63, 65, 77, 118, 119. variantes idiomáticas, 112.
suposición, 76. variantes léxicas, 112, 123.
suposición probable, 76. variantes lingüísticas, 121.
supresión de la conjunción, 69. variantes locales, 111.
sustantivo, 79, 80, 81, 82, 91, 125. vanantes regionales, 111, 112, 120.
sustrato, 10, 133. variantes sintácticas, 123.
variantes sociales, 111, 120.
variantes socioculturales, 119
tabúes, 127. velo del paladar, 13.
tecnicismos, 124, 127. verbo, 37, 82, 86, 87, 88, 89, 90, 91,
tecnolectos, 9, 113, 114. 125.
tercera persona del plural, 85. verbos auxiliares, 68.
tercera persona del singular, 85, verbos débiles, 68.
89. verbos de dirección, 102, 103.
tiempo, 90, 91, 93, 94. verbos de posición, 106.
tiempos verbales, 90. verbos factitivos, 66.
tono (entonación), 69, 70. verbos finitos, 87, 88.
150 Interlingüística
verbo« tuertes irregulares, 68. vivencias, 115.
verbos irregulares, 70. vocabulario, 22, 24, 122, 133, 135.
verbos modales, 68, 76, 105. vocales, 12, 13, 81.
visión del mundo, 30. vocalización, 81.
OBRAS CITADAS CON SUS TRADUCCIONES

AM Bemard Shaw, Arms and the Man, Penguin Books.


B Thomas Mann, Buddenbrooks, 1960.
Bi Heinrich Boíl, Billard um halb zehn, Colonia, 1959.
BM Bemard Síiaw, Back to Methuselah, Penguin Books.
Bt Günter Grass. Die Btpchtrommel, Fischer Bücherei, 1962.
CA Maxence van der Merseh, Corps et Ames, París, 1943.
CC Georges Bernanos, Journal d ’un curé de campagne, París, 1936.
DC Giovanni Guareschi, Mondo piccolo, Don Camilío, Milán, 1948.
E Albert Camus, L’Eíranger, Théatre, récits, nouvelles, París, 1962.
F Em est Hemingway, Fiesta, Londres, 1959
FA Simone de Beauvoir, La forcé de l’áge, París, 1960.
FWA Em est Hemingway, A Farewell to Arms, Nueva York, 1949.
Ga Giuseppe Tomasi di Lampedusa, II Gattopardo, Milán, 1958.
HN Em est Hemingway, To Have and Have Not, Londres, 1955.
JF Simone de Beauvoir, Mémoires d'une jeune filie rangée, París,
1958.
L Bertolt Brecht, Das Verhór des Lukullus, VII, Berlín, 1955.
M Jean-Paul Sartre, Les morís, París, 1964.
MB Gustave Flaubert, Madame Bovary, (Euvres, París, 1951.
MC Bertolt Brecht, M utter Courage und ihre Kinder, Stücke VII,
Berlín, 1955.
MS Jean-Paul Sartre, Les mains sales, París, 1948.
NE Anthony Sampson, The N ew Europeans, Londres, 1968.
NG Hermann Hesse, Narziss und Goldmund, Fischer Bücherei, 1957.
NV Frangois Mauriac, Le nceud de vipéres, París, 1932.
OM Em est Hemingway, The Oíd Man and the Sea, Londres, 1952.
P Albert Camus, La peste, Théátre, récits, nouvelles, París, 1962.
Pe John Steinbeck, The Pearl, Londres, 1960.
Py Bemard Shaw, Pygmalion, Penguin Books.
152 Interlingüística
Ra Daphne du Maurier, My Cousin Rachel, Londres, 1951.
RC Romain Gary, Les racines du ciel, París, 1956.
Re Daphne du Maurier, Rebecca, Londres, 1938.
RN Stendhal, Le rouge et le noir, París, 1952.
Th Roger Martin du Gard, Les Thibault, París, 1940, 1946.
TV Juan García Hortelano, Tormenta de verano, Barcelona. 1962.
VN Antoine de Saint-Exupéry, Vol de nuit, (Euvres, París, 1953.
W Margaret Mitchell, Gone w ith the Wind, Nueva York, 1954
Zb Thomas Mann, Der Zauberberg, 1956.
3MB Jerome K Jerome, Three Men in a Boat, Londres, 1959.
INDICE GENERAL

Págs.

P r ó lo g o ....................................................................................... 7

I. Motivación. Convención. Id en tificación .............. 17

II. Analogías y a n o m a lía s............................................. 41

III. Polimorfías y polisem ias ........................................ 62

IV. Redundancias y deficiencias ................................. 79

V. Explicitaciones e implicaciones ........................... 93

VI. Constantes y v a r ia n te s ............................................. 111

VII. In ter lin g ü ístic a ........................................................... 130

Indice de c o n c e p to s............................................................... 141

Obras citadas con sus tra d u ccio n es................................ 151


BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
D i r i g i d a p o r : D ím a s o A l o n s o

I. TRATADOS Y MONOGRAFÍAS

1. Walter von Wartburg: La fragmentación lingüística de la Roma­


nía. Segunda edición aumentada. 208 págs. 17 mapas.
2. René Wellek y Austin Warren: Teoría literaria. Con un prólogo
de Dámaso Alonso. Cuarta edición. Reimpresión. 432 págs.
3. Wolfgang Kayser: Interpretación y análisis de la obra literaria.
Cuarta edición revisada. Reimpresión. 594 págs.
4. E. Allison Peers: Historia del movimiento romántico español.
Segunda edición. Reimpresión. 2 vols.
5. Amado Alonso: De la pronunciación medieval a la moderna en
español. 2 vols.
9. René Wellek: Historia de la crítica moderna (1750-1950). 3 vols.
10. Kurt Baldinger: La formación de los dominios lingüísticos en la
Península Ibérica. Segunda edición corregida y muy aumen­
tada. 496 págs. 23 mapas.
II. S. Griswold Morley y Courtney Bruerton: Cronología de las co­
medias de Lope de Vega. 694 págs.
12. Antonio Martí: La preceptiva retórica española en el Siglo de
Oro. Premio Nacional de Literatura. 346 págs.
13. Vítor Manuel de Aguiar e Silva: Teoría de la literatura. Reim­
presión. 550 págs.
14. Hans Hórmann: Psicología del lenguaje. 496 págs.
15. Francisco R. Adrados: Lingüística indoeuropea. 2 vols.

II. ESTUDIOS Y ENSAYOS

1. Dámaso AJonso: Poesía española (Ensayo de métodos y límites


estilísticos). Quinta edición. Reimpresión. 672 págs. 2 láminas.
2. Amado Alonso: Estudios lingüísticos (Temas españoles). Tercera
edición. Reimpresión 286 págs.
3. Dámaso Alonso y Carlos Bousoño: Seis calas en la expresión lite­
raria española (P rosa-P oesía-T eatro). Cuarta edición. Reim­
presión. 446 págs.
4. Vicente García de Diego: Lecciones de lingüística española (Con­
ferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid). Tercera edi­
ción. Reimpresión. 234 págs.
5. Joaquín Casalduero: Vida y obra de Galdós (1843-1920). Cuarta
edición ampliada. 312 págs.
6. Dámaso Alonso: Poetas españoles contemporáneos. Tercera edi­
ción aumentada. Reimpresión. 424 págs.
7 Carlos Bousoño: Teoría de la expresión poética. Premio «Fasten-
rath». Sexta edición aumentada. Versión definitiva. 2 vols.
9. Ramón Menéndez Pidal: Toponimia prerrománica hispana. Reim­
presión. 314 págs. 3 mapas.
10. Carlos Clavería: Temas de Unamuno. Segunda edición. 168 págs.
11. Luis Alberto Sánchez: Proceso y contenido de la novela hispano­
americana. Tercera edición. 630 págs.
12. Amado Alonso: Estudios lingüísticos (Temas hispanoamericanos).
Tercera edición. Reimpresión. 360 págs.
16. Helmut Hatzfeld: Estudios literarios sobre mística española. Ter­
cera edición corregida y aumentada. 424 págs.
17. Amado Alonso: Materia y forma en poesía. Tercera edición Reim­
presión. 402 págs.
18. Dámaso Alonso: Estudios y ensayos gongorinos. Tercera edición.
602 págs. 15 'áminas
19. Leo Spitzer* Lingüística e historia literaria. Segunda edición.
Reimpresión. 308 págs.
20. Alonso Zamora Vicente: Las sonatas de Valle Inclán. Segunda
edición. Reimpresión. 190 págs.
21. Ramón de Zubiría: La poesía de Antonio Machado. Tercera edi­
ción. Reimpresión. 268 págs.
24. Vicente Gaos: La poética de Campoamor. Segunda edición corre
gida y aumentada, con un apéndice sobre la poesía de Cam­
poamor. 234 págs.
27. Carlos Bousoño: La poesía de Vicente Aleixandre. Tercera edi­
ción aumentada. 558 págs.
28. Gonzalo Sobejano: El epíteto en la lírica española. Segunda edi­
ción revisada. 452 págs.
31. Gradela Palau de Nemes: Vida y obra de Juan Ramón Jiménez
(La poesía desnuda). Segunda edición completamente reno­
vada. 2 vols.
39. José Pedro Díaz: Gustavo Adolfo Bécquer (Vida y poesía). Ter­
cera edición corregida y aumentada. 514 págs.
40. Emilio Carilla: El Romanticismo en la América hispánica. Ter­
cera edición revisada y ampliada. 2 vols.
41. Eugenio G. de Nora: La novela española contemporánea (1898-
1967). Premio de la Crítica. Segunda edición 3 vols
42. Christoph Eich: Federico García Lorca, poeta de la intensidad.
Segunda edición revisada. Reimpresión. 206 págs
43. Oreste Macrí: Fernando de Herrera. Segunda edición corregida
y aumentada. 696 págs.
44. Marcial José Bayo: Virgilio y la pastoral española del Renaci­
miento (1480-1550). Segunda edición. 790 págs.
45. Dámaso Alonso: Dos españoles del Siglo de 0~o. Reimpresión.
258 pág;-'
46. Manuel Criado de Val: Teoría de Castilla la Nueva (La dualidad
castellana en la lengua, la literatura y la historia). Segunda
edición ampliada. 400 págs. 8 mapas.
47. Ivan A. Schulman: Símbolo y color en la obra de José Martí.
Segunda edición. 498 págs.
49. Joaquín Casalduero Espronceda. Segunda edición. 280 págs.
51. Frank Pierce: La ooesía épica del Siglo de Oro. Segunda edición
revisada y aumentada. 396 págs.
52. E. Correa Calderón: Baltasar Gracián (Su vida y su obra). Se­
gunda edición aumentada. 426 págs.
54. Joaquín Casalduero: Estudios sobre el teatro español. Tercera
edición aumentada. 324 págs.
57. Joaquín Casalduerc Sentido y forma de las «Novelas ejempla­
res». Segunda edición corregid». Reimpresión. 272 págs.
58. Sanford Shepard: El Pinciano y las teorías literarias del Siglo
de Oro. Segunda edición aumentada. 210 pág?
60- Joaquín Casalduero: Estudios de literatura española. Tercera
edición aumentaaa 478 págs.
61. Eugenio Coseriu: Teoría del lenguaje y lingüística general (Cinco
estudios). Tercera edición revisada y corregida. Reimpresión.
330 págs.
63. Gustavo Correa: El simbolismo religioso en las novelas de Pérez
Galdós. Reimpresión. 278 págs.
64. Pafael de Balbín: Sistema de rítmica castellana. Premio «Fran­
cisco Franco» del CSIC. Tercera edición aumentada. 402 págs.
65. Paul Ilie: La novelística de Camilo José Cela. Con un prólogo
de Julián Marías. Tercera edición aumentada. 330 págs.
67. Juan Cano Ballesta: La poesía de Miguel Hernández. Segunda
edición aumentada. Reimpresión. 356 págs.
69. Gloria Videla: El ultraísmo. Segunda edición. 246 págs.
70. Hans Hinterháuser: Los «Episodios Nacionales» de Benito Pérez
Galdós. 398 págs.
71. J. Herrero: Fernán Caballero: un nuevo planteamiento. 346 págs.
72. Wemer Beinhauer: El español coloquial. Con un prólogo de
Dámaso Alonso. Tercera edición, aumentada y actualizada.
556 págs.
73. Helmut Hatzfeld: Estudios sobre el barroco. Tercera edición
aumentada. 562 págs.
74. Vicente Ramos: El mundo de Gabriel Miró. Segunda edición
corregida y aumentada. 526 págs.
76. Ricardo Gullón: Autobiografías de Unamuno. Reimpresión. 390
páginas.
80. J. Antonio Maravall: El mundo social de •La Celestina». Premio
de los Escritores Europeos. Tercera edición revisada. Reim­
presión. 188 págs.
82. Eugenio Asensio: Itinerario del entremés desde Lope de Rueda
a Quiñones de Benavente (Con cinco entremeses inéditos de
Don Francisco de Quevedo). Segunda edición revisada. 374 págs.
83. Carlos Feal Deibe: La poesía de Pedro Salinas. Segunda edición.
270 págs.
84. Carmelo Gariano: Análisis estilístico de los «Milagros de Nuestra
Señora» de Berceo. Segunda edición corregida. 236 págs.
85. Guillermo Díaz-Plaja: Las estéticas de Valle-Inclán. Reimpresión.
298 págs.
86. Walter T. Pattison: El naturalismo español (Historia externa d t
un movimiento literario). Reimpresión. 192 págs
89. Emilio Lorenzo: El español de hoy, lengua en ebullición. Con un
prólogo de Dámaso Alonso. Tercera edición actualizada y
aumentada. 284 págs.
90. Emilia de Zuleta: Historia de la crítica española contemporá­
nea. Segunda edición notablemente aumentada. 482 págs.
91. Michael P. Predmore: La obra en prosa de Juan Ramón Jimé­
nez■ Segunda edición ampliada. 322 págs.
92 Bruno Snell: La estructura del lenguaje. Reimpresión. 218 págs.
93. Antonio Serrano de Haro: Personalidad y destino de Jorge Man­
rique. Segunda edición revisada. 450 pags
94. Ricardo Gullón: Galdós, novelista moderno. Tercera edición revi­
sada y aumentada. 374 págs.
95. Joaquín Casalduero: Sentido y forma del teatro de Cervantes.
Reimpresión. 288 págs.
96. Antonio Risco: La estética de Valle-Inclán en los esperpentos y
en «El Ruedo Ibérico». Segunda edición. 278 págs
97. Joseph Szertics: Tiempo y verbo en el romancero viejo. Segunda
edición. 208 págs.
100. Miguel Jaroslaw Flys: La poesía existencial de Dámaso Alonso
344 págs.
101. Edmund de Chasca: El arte juglaresco en el «Cantar de Mío
Cid». Segunda edición aumentada. 418 pags.
102. Gonzalo Sobejano: Nietzsche en España. 688 págs.
104. Rafael Lapesa: De la Edad Media a nuestros días (Estudios de
historia literaria). Reimpresión. 310 págs.
106. Aurora de Albornoz: La presencia de Miguel de Vnamuno en
Antonio Machado. 374 págs.
107. Carmelo Gariano: El mundo poético de Juan Ruiz. Segunda edi­
ción corregida y ampliada. 272 págs.
110, Bernard Pottier: Lingüística moderna y filología hispánica. Reim­
presión. 246 págs.
111 Josse de Kock: Introducción al Cancionero de Miguel de Unc-
muno. 198 págs.
112. Jaime Alazraki: La prosa narrativa de Jorge Luis Borges (Temas-
Estilo). Segunda edición aumentada. 438 págs.
114. Concha Zardoya: Poesía española del siglo X X (Estudios temá­
ticos y estilísticos). Segunda edición muy aumentada. 4 vols.
115. Harald Weinrich: Estructura y función de los tiempos en él len
guaje. Reimpresión. 430 págs.
116. Antonio Regalado García: El siervo y el señor (La dialéctica
agónica de Miguel de Unamuno). 220 págs.
117. Sergio Beser: Leopoldo Alas crítico literario. 372 págs.
118. Manuel Bermejo Marcos: Don Juan Valera, crítico literario.
256 págs.
119. Sólita Salinas de Marichal: El mundo poético de Rafael Alberti.
Reimpresión. 272 págs.
120. Oscar Tacca: La historia literaria. 204 págs.
121. Estudios críticos sobre el modernismo. Introducción, selección
y bibliografía general por Homero Castillo. Reimpresión 416.
páginas.
122. Oreste Macrí: Ensayo de m étrica sintagmática (Ejemplos del 9 Libro
de Buen Amor» y del «Laberinto» de Juan de Mena). 296 págs.
123. Alonso Zamora Vicente: La realidad esperpéntica (Aproximación
a «Luces de bohemia»). Premio Nacional de Literatura. Se­
gunda edición ampliada. 220 págs.
126. Otis H. Green: España y la tradición occidental (El espíritu cas­
tellano en la literatura desde «El Cid» hasta Calderón). 4 vols.
127. Ivan A. Schulman y Manuel Pedro González: Martí, Darío y el
modernismo. Reimpresión. 268 págs
128. Alma de Zubizarreta: Pedro Salinas: el diálogo creador. Con un
prólogo de Jorge Guillén. 424 págs.
130. Eduardo Camacho Guizado: La elegía funeral en la poesía espa­
ñola. 424 págs.
131. Antonio Sánchez Romeralo: El villancico (Estudios sobre la lírica
popular en los siglos XV y XVI). 624 págs.
132. Luis Rosales: Pasión y muerte del Conde de Vtllamediana.
¿52 págs.
133. Othón Arróniz: La influencia italiana en el nacimiento de la
comedia española. 340 págs.
134. Diego Catalán: Siete siglos de romancero (Historia y poesía).
224 páginas.
135. Noam Chomsky: Lingüística cartesiana (Un capítulo de la histo­
ria del pensamiento racionalista). Reimpresión. 160 págs.
136. Charles E. Kany: Sintaxis hispanoamericana. Reimpresión. 552 págs.
137. Manuel Alvar: Estructuralismo, geografía lingüística y dialecto­
logía actual. Segunda edición ampliada. 266 págs.
138. Erich von Richthofen: Nuevos estudios épicos medievales. 294
páginas.
¡39. Ricardo Gullón: Una poética para Antonio Machado. 270 págs
140. Jean Cohén: Estructura del lenguaje poético. Reimpresión. 228
páginas.
141. le ó n Livingstone: Tema y forma en las novelas de Azorín. 242
páginas.
142. Diego Catalán: Por campos del romancero (Estudios sobre la
tradición oral moderna). 310 págs
143. María Luisa López: Problemas y métodos en el análisis de ore-
posiciones Reimpresión. 224 págs.
144. Gustavo Correa: La poesía mítica de Federico GarcíaLorca. Se­
gunda edición 25C págs.
145. Robert B. Tate: Ensayos sobre la historiografía peninsular del
siglo XV. 360 págs.
147. Emilio Alarcos Llorach: Estudios de gramática funcional del
español. Segunda edición aumentada. 354 págs.
148. Rubén Benítez: Bécquer tradicionalista. 354págs.
149. Guillermo Araya: Claves filológicas para la comprensión de Or­
tega 250 págs.
150. André Martinet: El lenguaje desde el punto de vista funcional.
Reimpresión. 218 págs.
151. Estelle Irizarry: Teoría y creación literaria en Francisco Ayala.
274 págs.
152. G. Mounin: Los vroblemas teóricos de la traducción. Segunda
edición revisada. 338 págs.
153. Marcelino C. Peñuelas: La obra narrativa de Ramón J. Sender.
294 págs.
154. Manuel Alvar: Estudios y ensayos de literatura contemporánea.
410 págs.
155. Louis Hjelmslev: Prolegómenos a una teoría del lenguaje Se­
gunda edición. 198 págs.
156. Emilia de Zuleta: Cinco poetas españoles (Salinas, Guillén, Lorca,
Alberti, Cernuda). 484 págs.
157. María del Rosario Fernández Alonso: Una visión de la muerte
en la lírica española. Premio Rivadeneira. Premio nacional
uruguayo de ensayo. 450 págs. 5 láminas.
158. Angel Rosenblat: La lengua del «Quijote». Reimpresión. 380 págs.
159. Leo Pollmann: La «Nueva Novela» en Francia y en Iberoamérica.
380 págs.
160. José María Capote Benot: El período sevillano de Luis Cernuda.
Con un prólogo de F. López Estrada. 172 págs.
161. Julio García Morejón: Unamuno y Portugal. Prólogo de Dámaso
Alonso. Segunda edición corregida y aumentada 580 págs.
162. Geoffrey Ribbans: Niebla y soledad (Aspectos de Unamuno y
Machado). 332 págs.
163. Ksnneth R, Scholberg: Sátira e invectiva en la España medieval.
376 págs.
164. Alexander A. Parker: Los picaros en la literatura (La novela
picaresca en España y Europa. 1599-1753). Segunda edición.
220 páginas. 11 lá m in a s .
166. Angel San Miguel: Sentido y estructura del «Guzmán de Alfarache»
de Mateo Alemán. Con un prólogo de Franz Rauhut. 312 págs.
167. Francisco Marcos Marín: Poesía narrativa árabe y épica hispá­
nica. 388 págs.
168. Juan Cano Ballesta: La poesía española entre pureza y revolu­
ción (1930-1936). 284 págs.
169. Joan Coraminas: Tópica hespérica (Estudios sobre los antiguos
dialectos, el substrato y la toponimia romances). 2 vols.
170. Andrés Amorós: La novela intelectual de Ramón Pérez de Ayala.
500 p á g s .
171. Alberto Porqueras Mayo: Temas y formas de la literatura espa­
ñola. 196 págs.
172. Benito Brancaforte: Benedetto Croce y su crítica de la literatura
española. 152 págs.
173. Carlos Martín: Anérica en Rubén Darío (Aproximación al con­
cepto de la literatura hispanoamericana). 276 págs.
174. José Manuel García de la Torre: Análisis temático de «El Ruedo
Ibérico». 362 págs.
175. *ulio Rodríguez-Puértolas: De la Edad Media a la edad conflictiva
(Estudios de literatura española). 406 págs.
176. Francisco López Estrada: Poética para un poeta (Las «Cartas
literarias a una mujer» de Bécquer). 246 págs.
177. Louis Hjelmslev: Ensayos lingüísticos. 362 págs.
178. Dámaso Alonso: En torno a Lope (Marino, Cervantes, Benavente,
Góngora, los Cardemos). 212 págs.
179. Walter Pabst: La novela corta en la teoría y en la creación litera­
ria (Notas para la historia de su antinomia en las literaturas
románicas). 510 págs.
182. Gemma Roberts: Temas existenciales en la novela española de
postguerra. 286 págs.
183. Gustav Siebenmann: Los estilos poéticos en España desde 1900.
184. Armando Durán: Estructura y técnicas de la novela sentimental
y caballeresca. 182 págs.
185. Wemer Beinhauer: El humorismo en el español hablado (Impro­
visadas creaciones espontáneas). Prólogo de Rafael Lapesa.
270 págs.
186. Michael P. Predmore: La poesía hermética de Juan Ramón Jimé­
nez (El «Diario» como centro de su mundo poético). 234 págs.
187. Albert Manent: Tres escritores catalanes: Carner, Riba, Pía.
338 pág?
INTERLINGÜÍSTICA. — 11
188 Nicolás A. S. Bratosevich: El estilo de Horacio Quiroga en sus
cuentos. 204 págs.
189. Ignacio Soldevila Durante: La obra narrativa de Max Aub (1929-
1969). 472 págs.
19C Leo Pollmann: Sartre y Camus (Literatura de la existencia). 286
páginas.
191. María del Carmen Bobes Naves: La semiótica como teoría lin­
güística. 238 págs.
192. Emilio Carilla: La creación del «Martin Fierro». 308 págs.
193. E. Coseriu: Sincronía, diacronía e historia (El problema del cam­
bio lingüístico). Segunda edición revisada y corregida. 290 págs.
194. Oscar Tacca: Las voces de la novela. Segunda edición, 206 págs.
195. J. L. Fortea: La obra de Andrés Carranque de Ríos. 240 págs.
1%. Emilio Náñez Fernández: El diminutivo (Historia y funciones en
el español clásico y moderno). 458 págs.
197. Andrew P. Debicki: La poesía de Jorge Guillén. 362 págs.
198. Ricardo Doménech: El teatro de Buero Vallejo (Una meditación
española). Reimpresión. 372 págs.
199. Francisco Márquez Villanueva: Fuentes literarias cervantinas.
374 págs.
200. Emilio Orozco Díaz: Lope y Góngora frente a frente. 410 págs.
201. Charles Muller: Estadística lingüística. 416 págs.
202. Josse de Kock: Introducción a la lingüística automática en las
lenguas románicas. 246 págs.
203. Juan Bautista Avalle-Arce: Temas hispánicos medievales (Litera­
tura e historia). 390 págs.
204. Andrés R. Quintián: Cultura y literatura españolas en Rubén
Darío. 302 págs.
205. E. Caracciolo Trejo: La poesía de Vicente Huidobro y la van­
guardia. 140 págs.
206. José Luis Martín: La narrativa de Vargas Llosa (Acercamiento
estilístico). Reimpresión. 282 págs.
207. Ilse Nolting-Hauff: Visión, sátira y agudeza en los «Sueños» de
Quevedo. 318 págs.
208. Alien W. Phillips: Temas del modernismo hispánico y otros es­
tudios. 360 pags.
209. Marina Mayoral: La poesía de Rosalía de Castro. Con un prólo­
go de Rafael Lapesa. 596 págs.
210. Joaquín Casalduero: «Cántico» de Jorge Guillén y «Aire nues­
tro». 268 págs.
211. Diego Catalán: La tradición manuscrita en la «Crónica de Al­
fonso XI». 416 págs.
212. Daniel Devoto: Textos y contextos (Estudios sobre la tradición).
610 págs.
213. Francisco López Estrada: Los libros de pastores en la literatura
española (La órbita previa). 576 págs. 16 láminas.
214. Andrt Martinet: Economía de los cambios fonéticos (Tratados de
fonología diacrónica). 564 págs.
215. Russell P. Sebold: Cadalso: el prim er romántico «europeo» de
España. 296 págs.
216 Rosario Cambria: Los toros: tema polémico en el ensayo es­
pañol del siglo XX. 386 pags.
217. Helena Percas de Ponseti: Cervantes y su concepto del arte
(Estudio crítico de algunos aspectos y episodios del •Quijote*).
2 vols.
218. Goran Hammarstrom: Las unidades lingüisticas en el marco de
la lingüística moderna. 190 pags
219. H. Salvador Martínez: El «Poema de Almería» y la épica romá­
nica. 478 págs.
220. Joaquín Casalduero: Sentido y forma de «Los trabajos de Persi-
les y Sigismunda». 236 págs.
221 Cesáreo Bandera: Mimesis conflictiva (Ficción literaria y violen­
cia en Cervantes y Calderón). Prólogo de René Girard. 262 págs.
222. Vicente Cabrera: Tres poetas a la luz de la metáfora: Salinas,
Aleixandre y Guillén. 228 págs.
223. Rafael Ferreres: Verlaine y los modernistas españoles. 212 págs.
224. Ludwig Schrader: Sensación y sinestesia. 528 págs.
225. Evelyn Picón Garfield: ¿Es Julio Cortázar un surrealista? 266 págs.
226. Aniano Peña: Américo Castro y su visión de España y de Cer­
vantes. 318 págs.
227. Leonard R. Palmer: Introducción crítica a la lingüística descrip­
tiva y comparada. 586 págs.
228. Edgar Pauk: Miguel Delibes: Desarrollo de un escritor (1947-
1914). 330 págs.
229. Mauricio Molho: Sistemática del verbo español (Aspectos, modos,
tiempos). 2 vols.
230. José Luis Gómez-Martínez: Américo Castro y el origen de los
españoles: Historia de una polémica. 242 págs.
231. Francisco García Sarriá: Clarín y la herejía amorosa. 302 págs.
232. Ceferino Santos-Escudero: Símbolos y Dios en el último Juan
Ramón Jiménez (El influjo oriental en «Dios deseado y
deseante»). 566 págs.
233. Martí" C. Taylor: Sensibilidad religiosa de Gabriela Mistral.
Preliminar de Juan Loveluck. 332 págs.
234. De la teoría lingüística a la enseñanza de la lengua. Publicada
bajo la dirección de Jeanne Martinet. 262 págs.
235. Jürgen Trabant: Semiología de la obra literaria (Glosemática y
teoría de la literatura). 370 págs.
236. Hugo Montes: Ensayos estilísticos. 186 págs.
237. P. Cerezo Galán: Palabra en el tiempo (Poesía y filosofía en
Antonio Machado). 614 págs
INTERLINGÜÍSTICA. — 11*
238. M. Durán y R. González Echevarría: Calderón y la critica:
Historia y antología. 2 vols.
239. Joaquín Artiles: El «Libro de Apolonio», poema español del si­
glo XIII. 222 págs.
240 Ciríaco Morón Arroyo: Nuevas meditaciones del «Quijote». 366
páginas.
241. Horst Geckeler: Semántica estructural y teoría del campo léxico.
390 págs.
242. José Luis L. Aranguren: Estudios literarios. 350 págs.
243. Mauricio Molho: Cervantes: raíces folklóricas. 358 págs.
244. Miguel Ángel Baamonde: La vocación teatral de Antonio Ato­
chado. 306 págs.
245. Germán Colón: El léxico catalan en la Romanía. 542 págs.
246. Bemard Pottier: Lingüística general (Teoría y descripción). 426
páginas
247. Emilio Carilla: El libro de los «Misterios» («El lazarillo de ciegos
caminantes»). 190 págs.
248. José Almeida: La crítica literaria de Femando de Herrera. 142 págs.
249. Louis Hjelmslev: Sistema lingüístico y cambio lingüístico. 262 págs.
250. Antonio Blanch: La poesía pura española (Conexiones con la
cultura francesa). 354 págs.
251. Louis Hjelmslev: Principios de gramática general. 380 págs.
252. Rainer Hess: El drama religioso románico como comedia reli­
giosa y profana (Siglos -YV y XVI). 334 págs.
253. Mario Wandruszka: Nuestros idiomas: comparables e incompa­
rables. 2 vols.
254. Andrew P. Debicki: Poetas hispanoamericanos contemporáneos
(Punto de vista, perspectiva, experiencia). 266 págt.
255. José Luis Tejada: Rafael Alberti, entre la tradición y la van­
guardia (Poesía primera: 1920-1926). 650 págs.
256. Gudula List: Introducción a la psicolingüística. 198 págs.
257. Esperanza Gurza: Lectura existencialista de «La Celestina*.
352 págs.
258 Gustavo Correa: Realidad, ficción y símbolo en las novelas de
Pérez Galdós (Ensayo de estética realista). 308 págs.
259. Eugenio Coseriu: Principios de semántica estructural. 248 págs.
260. Othón Arróniz: Teatros y escenarios del Siglo de Oro. 272 págs.
261. Antonio Risco: El Demiurgo y su mundo: Hacia un nuevo en­
fogue de la obra de Valle-Inclán. 310 págs.
262 Brigitte Schlieben-Lange: Iniciación a la sociolingüística. 200 págs.
263. Rafael Lapesa: Poetas y prosistas de ayer y de hoy (Veinte es­
tudios de historia y crítica literarias). 424 págs
264. George Camamis: Estudios sobre el cautiverio en el Siglo de
Oro. 262 págs.
265. Eugenio Coseriu: Tradición y novedad en la ciencia del lenguaje
(Estudios de historia de la lingüística). 374 págs.
266. Robert P. Stockwell y Ronald K. S. Macaulay (eds.): Cambio
lingüístico, y teona generativa. 398 págs.
267. E. de Zuleta: Arte y vida en la obra de Benjamín Jarnés. 278 págs.
268. Susan Kirkpatrick: Larra: El laberinto inextricable de un román-
. tico liberal. 298 págs
269. Eugenio Coseriu: Estudios de lingüística románica. 314 págs.
270. James M. Anderson: Aspectos estructurales del cambio lingüís­
tico. 374 págs
271. Carlos Bousoño: El ir racionalismo poético (El símbolo). 458 págs.
272. Eugenio Coseriu: El hombre y su lenguaje (Estudios de teoría
y metodología lingüística). 270 págs.
273. Christian Rohrer: Lingüística funcional y gramática transforma­
tiva (La transformación en francés de oraciones en miembros
de oración). 324 págs.
274. Alán Francis: Picaresca, decadencia, historia (Aproximación a
una realidad histórico-literaria). 230 págs.
275. Jean-Louis Picoche: Un romántico español: Enrique Gil y Carras­
co (1815-1846). 398 págs.
276. Pedro Ramírez Molas: Tiempo y narración (Enfoques de la tem­
poralidad en Borges, Carpentier, Cortázar y García Márquez).
218 págs.
277. Michel Pécheux: Hacia el análisis automático del discurso.
374 págs.
278. Dámaso Alonso: La «Epístola Moral a Fabio», de Andrés Fer­
nández de Andrada (Edición y estudio). 4 láminas. 286 págs.
279. Louis Hjelmslev: La categoría de los casos (Estudio de gramá­
tica general). 346 págs.
280. Eugenio Coseriu: Gramática, semántica, universales (Estudios de
lingüística funcional). 270 págs.
281. André Martinet: Estudios de sintaxis funcional. 342 págs.
282. Germán de Granda: Estudios lingüísticos hispánicos, afrohispá-
nicos y criollos. 522 págs.
283. Francisco Marcos Marín: Estudios sobre el pronombre. 332pá
284. John P. Kimball: La teoría formal de la gramática. 222 págs.
285. A. Carreño: El Romancero lírico de Lope de Vega. Premio «Ramón
Menéndez Pidal», de la Real Academia Española. 302 págs.
286. Jean Baptiste Marcellesi y Bemard Gardin: Introducción a la
sociolingüística (La lingüística social). 442 págs.
287. M.* Antonia Martín Zorraquino: Las construcciones pronominales
en español { Paradigma y desviaciones). 414 pág.c
288. Carlos Bousoño: Superrealismo poético y simbolización. 542pá
289. Bem d Spillner: Lingüística y literatura. 252 págs.
290. Franz von Kutschera: Filosofía del lenguaje. 410 págs.
291. Georges Mounin: Lingüística y filosofía. 269 págs.
292. Jean-Pierre Comeille: La lingüística estructural. (Su proyección,
sus lím ites). 436 págs.
293. Wolfram Krómer: Formas de la narración breve en las litera­
turas románicas hasta 1700. 316 págs.
294. Gerhard Rohlfs: Estudios sobre el léxico románico. 444 págs.
295. Julio Matas: La cuestión del género literario (Casos de las letras
hispánicas). 256 págs.
296. Ulrich Haug y Georg Rammer: Psicología del lenguaje y teoría
de la comprensión. 27S págs.
297. Leo Weisgerber: Dos enfoques del lenguaje. 284 págs.
298. Gerd Wotjak: Investigaciones sobre la estructura del significado.
480 págs.
299. Bemard Sesé: Antonio Machado (1875-1939) (El hom bre, El poeta.
El pensador). Premio Internacional «Antonio Machado». 2 vols
300. Anna Wayne Ashhurst: La literatura hispanoamericana en la
crítica española. 644 págs.
301. Eusebia Herminia Martín: La teoría fonológica y el modele de
estructura compleja (Esbozo e interpretación del componente
fonotógico del español). 184 págs.
302. Gerhart Hoffmeister: España y Alemania (Historia y documenta­
ción de sus relaciones literarias). 310 págs.
303 Jacqueline Fontaine: El Círculo Lingüístico de Praga. 182 págs.
304. Robert P. Stockwell: Fundamentos de teoría sintáctica. 316 págs.
305. Mario Wandruszka: Interlingüistica (Esbozo para una nueva cien­
cia del lenguaje). 154 págs.

III. MANUALES
1 Emilio Alarcos Llorach: Fonología española. Cuarta edición au­
mentada y revisada. Reimpresión. 290 págs
2. Samuel Gili Gaya: Elementos de fonética general. Quinta edición
corregida y ampliada. Reimpresión. 200 págs. 5 láminas.
3. Emilio Alarcos Llorach: Gramática estructural (Según la escuela
de Copenhague y con especial atención a la lengua española).
Segunda edición. Reimpresión. 132 págs.
4. Francisco López Estrada: Introducción a la literatura medieval
española. Cuarta edición renovada. 606 págs.
6. Femando lázaro Carreter: Diccionario de términos filológicos.
Tercera edición corregida. Reimpresión. 444 págs.
8. Alonso Zamora Vicente: Dialectología española. Segunda edición
muy aumentada. Reimpresión. 58^ págs. 22 mapas.
9. Pilar Vázquez Cuesta y María Albertina Mendes da Luz: Gramá­
tica portuguesa. Tercera edición corregida y aumentada. 2 vols.
10. Antonio M. Badia Margarit: Gramática catalana. Reimpresión.
2 vols.
11. Walter Porzig: El mundo maravilloso del lenguaje. (Problemas,
métodos y resultados de la lingüística moderna.) Segunda edi­
ción corregida y aumentada. Reimpresión. 486 págs.
12. Heinrich Laúsberg: Lingüística románica. Reimpresión. 2 vols.
13. AnJré Martinet: Elementos de lingüística general. Segunda edi­
ción revisada. Reimpresión. 274 págs.
14. Walther von Wartburg: Evolución y estructura de la lengua fran­
cesa. 350 págs.
15. Ileinrich Lausberg: Manual de retórica literaria (Fundamentos de
una ciencia de la literatura). 3 vols.
16. Georges Mounin: Historia de la lingüística (Desde los orígenes
al siglo X X ). Reimpresión. 236 págs.
17. André Martinet: La lingüística sincrónica (Estudios e investiga­
ciones). Reimpresión. 22tf págs
18. Bruno Migliorini: Historia de la lengua italiana. 2 vols. 36 láminas.
19. Louis Hjelmslev: El lenguaje. Segunda edición aumentada. Reim­
presión. 196 págs. 1 lámina.
20 Bertil Malmberg: Lingüística estructural y comunicación humana.
Reimpresión. 328 págs 9 láminas.
22. Francisco Rodríguez Adrados: Lingüística estructural. Segunda
edición revisada y aumentada. 2 vols.
23. Claude Pichois y André-M. Rousseau: La literatura comparada.
246 págs.
24. Francisco López Estrada: Métrica española del siglo XX. Re­
impresión. 226 págs,
25. Rudolf Baehr: Manual de versificación española. Reimpresión.
444 págs.
26. H. A. Gleason, Jr.: Introducción a la lingüística descriptiva.
Reimpresión. 770 págs.
27. A. J. Greimas: Semántica estructural (Investigación metodológi­
ca). Reimpresión. 398 págs.
28. R. H. Robins: Lingüística general (Estudio introductorio). Reim­
presión. 488 págs.
29 Iorgu Iordan y María Manoliu: Manual de lingüística románica.
Revisión, reelaboración parcial y notas por Manuel Alvar. 2 vols.
30. Roger L. Hadlich: Gramática transformativa del español. Reim­
presión. 464 págs.
31. Nicolás Ruwet: Introducción a la gramática generativa. Segunda
edición corregida. 514 págs.
32. Jesús-Antonio Collado: Fundamentos de lingüística general. Reim­
presión. 308 págs.
33. Helmut Lüdtke: Historia del léxico románico. 336 págs.
34. Diego Catalán: Lingüística íbero-románica (Crítica retrospectiva).
366 págs.
35. Claus Heeschen: Cuestiones fundamentales de lingüística. Con un
capítulo de Volker Heeschen. 204 págs.
36. Heinrich Lausberg: Elementos de retórica literaria (Introducción
al estudio de la filología clásica, románica, inglesa y alemana)*
278 págs.
37. Hans Arens: La lingüística (Sus textos y su evolución desde la
antigüedaa hasta nuestros dios). 2 vols.
38. Jeanne Martinet: Claves para 1a semiología. 238 págs.
39. Manuel Alvar: El dialecto riojano. 180 págs.
40. Georges Mounin: La lingüística del siglo XX. 264 págs.
41. Maurice Gross; Modelos matemáticos en lingüística. 246 págs
42. Suzette Haden Elgin: ¿Qué es la lingüística? 206 págs
43. Oswald Szemerényi: Introducción a la lingüística comparativa.
432 págs.
44. Oswald Szemerényi: Direcciones de la lingüística moderna. I. De
Saussure a Bloomfield (1916-1950). 204 págs.
45. Rafael Lapesa: Historia de la lengua española. Prólogo de Ramón
Menéndez Pidal. Octava edición refundida y muy aumentada.
682 págs:
46. Michel Galmiche: Semántica generativa. 398 págs.

IV. TEXTOS

1. Manuel C. Díaz y Díaz: Antología del latín vulgar. Segunda edi­


ción aumentada y revisada. Reimpresión. 240 págs.
2. M.* Josefa Canellada: Antología de textos fonéticos, Con un pró­
logo de Tomás Navarro. Segunda edición ampliada. 266 págs.
3. F. Sánchez Escribano y A. Porqueras Mayo: Preceptiva dramá­
tica española del Renacimiento y él Barroco. Segunda edición
muy ampliada. 408 págs.
4. Juan Ruiz: Libro de Buen Amor. Edición crítica de Joan Corami­
nas. Reimpresión. 670 págs.
6. Todo Ben Quzmán. Editado, interpretado, medido y explicado
por Emilio García Gómez. 3 vols.
7. Garcilaso de la Vega y sus comentaristas (Obras completas del
poeta y textos íntegros de El Brócense, Herrera, Tamayo y
Azara). Edición de Antonio Gallego Morell. Segunda edición
revisada y adicionada. 700 págs. 10 láminas.
8 Poética de Aristóteles. Edición trilingüe. Introducción, traduc­
ción castellana, notas, apéndices e índice analítico por Valentín
García Yebra. 542 págs.
9. Máxime Chevalier- Cuentecillos tradicionales en la España del
Siglo de Oro. 426 págs
10. Stephen Reckert: Gil Vicente: Espíritu y letra (Estudio). 484 págs.
11. Ralph de Gorog y Lisa S. de Gorog: Concordancias del *Arcipres-
te de Talavera». 430 págs.
12. Pero López de Ayala: «Libro de poemas» o «Rimado de Palacio».
Edición crítica, introducción y notas de Michel García. 2 vols.
13. Gonzalo de Berceo: El libro de Alixandre. Reconstrucción crítica
de Dana Arthur Nelson. 794 págs.
V. DICCIONARIOS

2. Joan Corominas: Breve diccionario etimológico de la lengua cas­


tellana. Tercera edición muy revisada y mejorada. Reimpre­
sión. 628 págs.
3. Diccionario de Autoridades Edición facsímil. 3 vols.
4. Ricardo J. Alfaro: Diccionario de anglicismos. Recomendado por
el «Primer Congreso de Academias de la Lengua Española'
5. María Moliner: Diccionario de uso del español. Premio «Lorenzo
Nieto López» de la Real Academia Española, otorgado por vez
primera a la autora de esta obra. Reimpresión. 2 vols.
6. P. P. Rogers y F. A. Lapuente: Diccionario de seudónimos lite­
rarios españoles, con algunas iniciales. 610 págs
7. Joan Corominas y José A. Pascual: Diccionario crítico etimoló­
gico castellano e hispánico. 6 vols.

VI. ANTOLOGÍA HISPANICA

2. Julio Camba: Mis páginas mejores. Reimpresión. 254 pág?


3. Dámaso Alonso y José M. Blecua: Antología de la poesía espa­
ñola. Lírica de tipo tradicional. Segunda edición. Reimpre­
sión. LXXXVI -+■266 págs. t
6. Vicente Aleixandre: Mis poemas mejores. Quinta edición. 406
páginas.
9 José M. Blecua: Floresta de lírica española. Tercera edición
aumentada. 2 vols.
12. José Luis Cano: Antología de la nueva poesía española. Cuarta
edición. 438 págs.
13. Juan Ramón Jiménez: Pajinas escojidas (Prosa). Reimpresión.
246 págs.
14. Juan Ramón Jiménez: Pájinas escojidas (Verso). Reimpresión.
238 págs.
15. Juan Antonio Zunzunegui: Mis páginas preferidas. 354 págs.
16. Francisco García Pavón: Antología de cuentistas españoles con­
temporáneos. Tercera edición. 478 pags.
17. Dámaso Alonso: Góngora y el «Polifemo». Sexta edición am­
pliada. 3 vols.
21. Juan Bautista Avalle-Arce: El inca Garcilaso en sus «Comenta­
rios» (Antología vivida). Reimpresión. 282 págs.
23. Jorge Guillén: Selección de poemas. Tercera edición aumentada.
482 páginas.
28. Dámaso Alonso: Poemas escogidos. 212 págs.
29. Gerardo Diego: Versos escogidos. 394 págs.
30. Ricardo Arias y Arias: La poesía de los goliardos. 316 págs.
31. Ramón J. Sender: Páginas escogidas, Selección y notas introduc­
torias por Marcelino C. Peñuelas. 344 págs.
32. Manuel Mantera: Los derechos del hombre en la poesía hispánica
contemporánea. 536 págs.
33. Germán Arciniegas: Páginas escogidas (1932-1973). 318 págs.
34. Paul Verdevoye: Antología de la narrativa hispanoamericana
(1940-1970). 2 vols.
35. Antología de la poesía española (1900-1980). Estudio preliminar,
selección y bibliografía de Gustavo Correa. 2 vols

VII. CAMPO ABIERTO

1. Alonso Zamora Vicente: Lope de Vega (Su vida y su obra). Se­


gunda edición. 288 págs.
2. Enrique Moreno Báez: Nosotros y nuestros clásicos. Segunda
edición corregida. 180 págs.
3. Dámaso Alonso: Cuatro poetas españoles (Garcilaso - Góngora •
Maragall - Antonio Machado). 190 págs.
6. Dámaso Alonso: Del Siglo de Oro a este siglo de siglas (Notas y
artículos a través de 350 años de letras españolas). Segunda
edición. 294 págs. 3 láminas.
10. Mariano Baquero Goyanes: Perspectivismo y contraste (De Ca­
dalso a Pérez de Ayala). 246 págs.
11. Luis Alberto Sánchez: Escritores representativos de América. Pri­
mera serie. Tercera edición. 3 vols.
12. Ricardo Gullón: Direcciones del modernismo. Segunda edición
aumentada. 274 págs.
13. Luis Alberto Sánchez: Escritores representativos de América. Se­
gunda serie. Reimpresión. 3 vols.
14. Dámaso Alonso: De los siglos oscuros al de Oro (Notas y artícu­
los a través de 700 años de letras españolas). Segunda edición
Reimpresión. 294 págs.
18. Ángel del Río: Estudios sobre literatura contemporánea española.
Reimpresión. 324 págs.
19. Gonzalo Sobejano: Forma literaria y sensibilidad social (Mateo
Alemán, Galdós, Clarín, el 98 y Valle-Inclán). 250 págs.
20. Arturo Serrano Plaja: Realismo «mágico» en Cervantes («Don
Quijote» visto desde «Tom Sawyer» y «El Idiota*). 240 págs.
22. Guillermo de Torre: Del 98 al Barroco. 452 págs.
23. Ricardo Gullón: La invención del 98 y otros ensayos. 200 págs
24. Francisco Ynduráin: Clásicos modernos (Estudios de crítica li­
teraria). 224 págs.
26. José Manuel Blecua: Sobre poesía de la Edad de Oro (Ensayos
y notas eruditas). 310 págs.
28 Federico Sopeña Ibáñez: Arte y sociedad en Gaídós. 182 págs.
29. Manuel García-Viñó: Mundo y trasmundo de las leyendas de
Bécquer. 300 págs.
30. José Agustín Balseiro: Expresión de Hispanoamérica. Prólogo de
Francisco Monterde. Segunda edición revisada. 2 vols.
31. José Juan Arrom: Certidumbre de América (Estudios de letras,
folklore y cultura). Segunda edición ampliada. 230 págs.
32. Vicente Ramos Miguel Hernández. 378 págs
33. Hugo Rodríguez-Alcalá- Narrativa hispanoamericana. Güiraldes-
Carpentier - Roa Bastos ■Rulfo (Estudios sobre invención y
sentido). 218 págs,
34. Luis Alberto Sánchez: Escritores representativos de América.
Tercera serie. 3 vols.
35. Manuel Alvar: Visión en claridad (Estudios sobre «Cántico»).
238 págs
36. Jaime Alazraki: Versiones. Inversiones. Reversiones (El espejo
como modelo estructural del relato en los cuentos de Bcrges).
156 págs

VIII. DOCUMENTOS

2. José Martí: Epistolario (Antología) Introducción, selección, co­


mentarios y notas por Manuel Pedro González. 64S págs.

IX. FACSIMILES

1 Bartolomé José Gallardo: Ensayo de una biblioteca española de


libros raros y curiosos. 4 vols.
2. Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado: Catálogo bibliográfico
y biográfico del teatro antiguo español, desde sus orígenes
hasta mediados del siglo XVIII. XIII + 728 págs.
3. Juan Sempere y Guarinos: Ensayo de una biblioteca española
de los mejores escritores del reynado de Carlos III. 3 vols.
4. José Amador de los Ríos Historia crítica de la literatura espa­
ñola. 7 vols.
5. Julio Cejador y Frauca: Historia de la lengua y literatura cas­
tellana (Comprendidos los autores hispanoamericanos) 7 vols

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