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1. Introducción
En este capítulo se discuten los tipos de programas de revitalización que suelen
encontrarse en el mundo, qué involucran los mismos y cómo se corresponden (o no)
con los objetivos lingüísticos de cierta comunidad. La elección del mejor programa
para una comunidad particular depende sus objetivos, pero también es un factor crítico
los recursos de los que se dispone. Limitaremos nuestra discusión en este capítulo a
los componentes de los programas que se ocupan del aumento del conocimiento y el
uso de la lengua local. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esos segmentos
deben ser complementados con búsqueda de fondos, lobby político, legislación y/o
esfuerzos puestos en las relaciones en la comunidad.
Muchas comunidades que se involucran en la revitalización han optado por focalizar
esfuerzos en programas educativos. Este capítulo toma este hecho para organizar la
presentación de los programas de revitalización. Existen distintos tipos de rangos,
desde programas de inmersión total, en los que la instrucción se hace en la lengua
local - como los “nidos de lengua” hawaiano o maorí-, a programas de inmersión
parcial, en los que la instrucción en la lengua local se conjuga con enseñanza en la
lengua de comunicación más amplia, hasta programas en los que la lengua local se
usa de modo limitado.
Muchos argumentarán que los programas de inmersión total constituyen la vía más
segura para la revitalización y el mantenimiento lingüístico, sin embargo, pocas
comunidades tienen los recursos necesarios para desarrollarlos. Por ello, en muchos
casos, la lengua local es enseñada como segunda lengua (es decir, como una lengua
extranjera); en otras, se opta por enfatizar la enseñanza de canciones, terminología
cultural y ceremonias en la lengua local. Aunque a través de este tipo de educación no
se garantiza que se alcance la fluidez, se refuerzan los usos simbólicos de la lengua.
Otras comunidades han creado programas de educación de adultos, para (re)crear
una generación intermedia de hablantes y entrenar a futuros docentes. Los programas
también presentan contrastes en relación a si aspiran a crear un cuerpo de hablantes,
o apuntan a educar hablantes individuales.
Aunque muchos grupos han considerado que los programas educativos organizados
constituyen la primera línea de defensa contra la pérdida de la lengua, no todas las
comunidades los han emprendido, y por lo tanto un tipo de programa a ser examinado
es el que existe por fuera de la educación formal. Por ejemplo, los Choctaw (en el área
del Mississipi) promueven el uso de la lengua en las esferas “privadas” de la vida
social, ceremonial y familiar, y el del inglés en las “públicas” del gobierno tribal, los
negocios y la educación.
Luego de relevar distintos enfoques de la revitalización lingüística, concluimos el
capítulo describiendo los desafíos especiales que enfrentan las comunidades en las
que la lengua local ya está extinta. En estos casos se depende de registros de la
lengua (escritos o grabaciones de audio). De este modo, notamos el rol crucial de la
documentación lingüística para ayudar a la recuperación y revitalización lingüística.
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La creación de tales programas requiere que ciertos elementos clave estén presentes
en la comunidad local. En primer lugar, los programas de inmersión total son
apropiados para comunidades donde hay todavía alguna base de hablantes a partir de
la cual se pueda crear un contexto de inmersión. Por otro lado, aunque no conocemos
ningún caso en que tales programas hayan recibido apoyo unánime, es necesario
lograr apoyo amplio y aprobación de la comunidad desde el inicio de la
implementación. Es casi seguro que fallen si el programa es desaprobado
abiertamente por un grupo grande o influyente de esa comunidad. Como hemos visto,
para que la lengua prospere es necesario que haya dominios de uso, y por lo tanto se
necesita que los miembros de la comunidad aporten para crear el entorno de
hablantes y también para sostenerlo, lo que es difícil de lograr si hay una resistencia
significativa. En tercer lugar, muchos programas de inmersión total pueden tener éxito
o fracasar sobre la base de los recursos económicos. En las comunidades que
cuentan con educación formal, un programa de inmersión total requiere que la
instrucción en la escuela se desarrolle en la lengua local. Esto significa que se
necesitan materiales didácticos no solo para la enseñanza de la lengua sino también
para las restantes asignaturas (matemáticas, historia, ciencias, etc.). La creación de
los mismos requiere apoyo financiero así como cooperación por parte de los hablantes
adultos de la comunidad.
Hay una variedad de modelos de inmersión total. Los aquí presentados se basan en el
supuesto de que en el centro de cualquier programa de inmersión total está la escuela
o alguna instancia de educación formal. En la sección 5 exploramos modelos que
ponen la carga de aprendizaje de la lengua y revitalización fuera del espacio escolar y
en otras áreas de la vida comunitaria. La elección de la educación formal en vez de un
programa de base comunitaria se funda en parte en el rol que esa comunidad asigna a
la educación formal antes de que se inicie la revitalización. Si ya hay un sistema
establecido de educación obligatoria que emplea una lengua de comunicación más
amplia, crear un programa alternativo de inmersión requerirá casi siempre un apoyo
externo de los cuerpos administrativos externos. Para que un programa basado en la
escuela tenga éxito, las agencias del gobierno nacional y regional deberían
mínimamente no interferir, e idealmente deberían invertir en el programa, con recursos
económicos y administrativos. Como se ve en nuestra discusión de varios estudios de
caso, los programas de inmersión tales como el de Hawai han enfrentado dificultades
debidas a legislación que no apoyaba o era directamente adversa, tanto a nivel
nacional como estadual.
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primer lugar, fue altamente exitoso el desarrollo de la educación escrita (hacia 1830
estaban alfabetizados más maoríes que ingleses). La lengua cuenta con un amplio
corpus de materiales escritos (…) Otra cuestión significativa es que la noción de
lectura y escritura no es nueva o ajena para los hablantes de maorí (…). Durante las
primeras décadas del contacto, el maorí tuvo ventaja. La escuela de la misión llevaba
adelante educación en maorí y toda la correspondencia entre los oficiales hablantes de
inglés y el pueblo maorí era en esta lengua. La situación cambió muy rápidamente. El
Acta sobre las Escuelas Nativa de 1867 convirtió al inglés en la única lengua de
enseñanza en las escuelas. Así, luego de alrededor de 50 años de alfabetización
activa en maorí, se prohibió su uso en la escuelas. El inglés lo reemplazó en las
esferas oficial y gubernamental y el maorí comenzó a declinar.
Hacia la década de 1970 el maorí estaba desapareciendo. Aunque el número de
hablantes era relativamente alto (rondaba los 70.000), los mismos constituían solo un
20% de la población, y casi todos tenían más de 50 años (Benton 1981:15). Uno de los
problemas principales para la vitalidad de la lengua era que su uso se limitaba a dos
dominios: el marae (el espacio tradicional de encuentro tribal maorí) y la iglesia. Al
reconocerse la necesidad de la transmisión generacional, se crearon los nidos de
lengua, Te Kōhanga Reo, en los años ’80 (…). Estos se iniciaron llevando ancianos
que hablaban fluidamente a los jardines de infantes para trabajar con los niños y
enseñarles a hablar y vivir como maorí. Esas escuelas técnicamente pueden aceptar
niños desde el nacimiento hasta los 6 años, si bien muchos las dejan a los 5 para
asistir a escuelas comunes. El éxito de esta modalidad en preescolar creó la
necesidad de un sistema alternativo para los niveles primario y secundario. En 1985 se
estableció el Kura Kaupapa Māori, un programa de inmersión total. En él los
estudiantes reciben instrucción en maorí y la enseñanza se basa en el marco filosófico
maorí, para “afirmar la cultura”.
El programa ha servido más que como modelo: ha constituido una inspiración para
una cantidad de grupos diferentes. El programa de nido de lengua hawaiano es el más
obvio, pero otros – como el programa de revitalización Blackfeet- también han recibido
su influencia (…). Su reputación en válida: los maoríes son la única minoría numérica
indígena en el mundo que ha logrado estatus oficial para su lengua a nivel nacional,
instituido por el Acta de la Lengua Maori en 1987. (…) Programas similares han sido
instituidos independientemente en otros lugares, por ejemplo el programa de
revitalización Mohawk en Kahnawá:ke (…).
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estándar y altamente calibrado. Esto puede lograrse por medio de la
inmersión, no a través de la educación bilingüe. La educación bilingüe
generalmente enseña lengua 15 minutos por día. (Kipp 2000:3)
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ingresaban a la escuela hablaban la lengua fluidamente (en vez de la lengua de
comunicación más amplia). Estos materiales ya no son apropiados en un medio en el
que los alumnos tienen conocimiento limitado de la lengua local. En cambio, el
curriculum debe ser retrabajado para enseñar primero a los estudiantes la lengua
local, y entonces proveer instrucción en ella (si el objetivo es un programa de
inmersión total).
Este enfoque es corrientemente dominado por dos muy distintas líneas de
pensamiento. Una implica empezar la revitalización de la lengua con los hablantes
actuales, i.e. de la generación intermedia, confiando en que el conocimiento de los
mayores proveerá contenidos para la enseñanza. Este es el enfoque favorecido por la
UNESCO (…). Relaciona el conocimiento de la lengua local con programas de
alfabetización. El fundamento es que el conocimiento lingüístico está ligado al
desarrollo económico; para que una comunidad avance económicamente y participe
en los mercados regionales, nacionales y aún a los globales, los adultos de la
comunidad, y en especial los líderes comunitarios, necesitan estar alfabetizados. Es
inherente a este enfoque de la UNESCO la presuposición que necesitan estar
alfabetizados en la lengua de comunicación más amplia, no sólo en la lengua local, y a
modo de extensión, que los padres tienen la responsabilidad de enseñar la lengua a
sus hijos, por lo que la generación adulta debe ser educada primero. Esta
aproximación puede alternativamente apodada “enfoque de las rodillas de la madre”,
apuntando a que la lengua se aprende mejor y se domina en el ámbito del hogar.
Apela al deseo de las comunidades a retornar a los días en los que la lengua local era
vital y la comunidad se sentía su dueña y controlaba la misma.
Las ventajas de primero enseñar a la generación adulta son múltiples. Por un lado,
requiere una masa crítica de gente en una comunidad que se haga responsable de
aprender la lengua, y eso significa que son los adultos quienes crean dominios para el
uso de la misma. Así, cuando los niños aprendan la lengua local, hallarán ya
establecida la necesidad de su empleo. Otra ventaja es que ellos quedan en posición
de ser los maestros de lengua y pueden asumir lo que se percibe como el rol más
tradicional o natural de instructores, enseñando la lengua a sus hijos “naturalmente”.
Este enfoque también ayuda a paliar el problema potencial de crear una generación
intermedia “perdida”, situación que ocurre cuando la generación de los padres no
hablan la lengua local, en tanto que abuelos y niños sí lo hacen. (El programa de
revitalización en Kahnawà:ke [Mohawk] ha creado una generación “perdida”, i.e. los
padres no entienden la conversación de los mayores [abuelos] y la de los niños).
La desventaja radica en que el aprendizaje de una lengua es difícil para los adultos.
No solo han pasado el periodo crítico para el aprendizaje lingüístico, sino que además
tienden a no contar con tiempo suficiente para invertir en esa tarea. Están trabajando,
cocinando, limpiando, criando niños y atendiendo a parientes ancianos. Muy a
menudo, aprender la lengua se ubica en un segundo término. Estos factores hacen
menos probable que los adultos logren fluidez.
El segundo enfoque consiste en empezar a crear una generación de hablantes con los
grupos más jóvenes, a menudo empezando en los programas de preescolar.
Discutimos estos programas en otro trabajo, ya que este es un enfoque favorecido por
muchos grupos militantes de la revitalización como el programa en Kahnawà:ke, o los
programas de nido de lenguas, vistos en la sección 2.1. Esto requiere una gradación o
escalonamiento en los programas de desarrollo lingüístico. Muchos programas optan
por iniciar la instrucción lingüística en preescolar o cuando se empieza la escuela
primaria. Enfocando un solo grado por vez, el equipo docente puede preparar
materiales cada año y el desarrollo curricular y la creación de material didáctico puede
ir avanzando a medida que esa clase inicial se mueve a través de los ciclos. (…)
Hemos replanteado estos programas aquí para subrayar el hecho de que en muchos
programas de revitalización la mayoría de los niños aprenden la lengua local como
lengua extranjera. Esto requiere libros de texto y otros materiales que deben ser
desarrollados tal como lo serían para instruirlos en una lengua extranjera, con un ojo
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puesto es las posibles interferencias con la lengua de comunicación más amplia. Los
materiales deben diseñarse atendiendo niveles graduales de complejidad. (…)
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pueden tener dificultades en ese ámbito debidas a las diferencias fundamentales en
los estilos de enseñanza y aprendizaje.
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reactivándola en cierto sentido. Por otro lado, dado que no son maestros formados de
lengua, en las sesiones de entrenamiento se dedica tiempo a presentar los principios
de la inmersión lingüística, a construir y practicar vocabulario, y a reforzar la
importancia de la repetición, la revisión y la paciencia en el aprendizaje lingüístico. Un
componente importante del entrenamiento consiste en que los participantes se
acostumbren a la comunicación no verbal. Parte de la sesión se destina a enseñar a
los aprendices cómo usar expresiones clave en la lengua meta, como por ejemplo
“¿qué es esto?” o “dígalo de nuevo” de modo que estén equipados con algunas frases
básicas para facilitar el entrenamiento en la inmersión lingüística. La presentación de
estas expresiones también acarrea conciencia de otra información culturalmente
importante, tal como el hecho de que en muchas culturas nativas es de mala
educación hacer preguntas directas. (…) Los equipos hacen trabajo individualizado por
pares que hablan la misma lengua, y a pesar de las diferencias culturales y
lingüísticas, hay una comunalidad de experiencias que lo hace muy útil que todos los
equipos, tanto principantes como avanzados, participen juntos en el entrenamiento.
Los objetivos y expectativas para cada año de participación son definidos por los
organizadores (Hinton et al. 2002). Al finalizar el primer año, los aprendices deberían
hacer y responder preguntas sencillas sobre ellos mismos, describir imágenes,
interactuar con algunos géneros culturalmente específicos (plegarias, relatos, etc.), y
exponer un texto breve que hayan preparado con ayuda de su maestro. El repertorio
básico se expande en el segundo año, con los objetivos de poder hablar con oraciones
gramaticales simples, llevar adelante conversaciones extensas, haber incrementado la
comprensión, poder conversar sobre la mayoría de los temas y hacer breves
discursos. Finalmente, en el tercer año del programa, los aprendices deberían
conversar extensamente, usar oraciones largas (y más complejas) y desarrollar un
plan para enseñar la lengua. Son objetivos realistas y ambiciosos a la vez: aprender la
lengua es un proceso lento, y el aprendiz se encuentra con su maestro solo diez horas
por semana. Es el equivalente de un curso de un nivel de idiomas en la universidad.
Los fundadores del programa señalan que los resultados varían entre los estudiantes
según una cantidad de factores, como el tiempo total dedicado, la medida en que el
aprendiz está realmente inmerso en la lengua, etc. Otros factores, como la naturaleza
de la lengua meta y la experiencia previa del aprendiz en lenguas extranjeras no se
discuten, pero también son relevantes.
Un aspecto importante de este programa que requiere ser resaltado es el compromiso
con la comunicación oral. Esto es interesante porque hay una creencia extendida
sobre la escritura como componente fundamental del éxito en cualquier programa
lingüístico. De hecho, la alfabetización y el uso de materiales escritos se oponen al
principio básico de este programa, que sostiene que la enseñanza y la transmisión de
la lengua deben ocurrir en situaciones naturales de la vida cotidiana. Dada la
naturaleza oral de todas las comunidades lingüísticas indígenas de California, no hay
un contexto “natural” para las prácticas de lectura y escritura. El programa ha sido muy
exitoso hasta la fecha para concretar lo que estableció hacer: provee un nuevo tipo de
mecanismo de transmisión para lenguas en las que les quedan pocos hablantes. Al
formar nuevos cuadros, se las previene del olvido. Con pocas excepciones, los
aprendices participantes del programa no adquieren fluidez de hablante nativo, y por lo
tanto la transmisión de la lengua es muy diferente que en los casos de lenguas vitales,
en las que la lengua se adquiere desde que uno nace. Este programa no intenta
revitalizar las bases de hablantes y hacer de la lengua meta un sistema de
comunicación usado en todos los aspectos. En cambio, es una aproximación realista y
práctica a situaciones en las que un desgaste lingüístico severo hace probablemente
imposible construir una nueva comunidad de habla.
Debemos agregar que hay algunas lecciones valiosas a tomar de este modelo que
pueden aplicarse a otros programas, (…) por ejemplo cómo aplicar sus principios en el
aula con los aprendices convertidos en maestros en ese nuevo contexto. Esto incluye
el compromiso de un entorno de inmersión total, enseñando oraciones completas, y
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aprendiendo a través de actividades, las que de algún modo son análogas al sistema
para el aprendizaje de lenguas denominado de respuesta física total (ver Asher 2000,
por ejemplo).
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contar con el tipo de documentación que tienen el hebreo o el latín. De muchas no hay
registros sonoros, o si los hay, son de mala calidad, hechos en una época en la que la
tecnología no se había desarrollado (Grenoble y Whaley 2002). Y a menos que hayan
sido tomados cuidadosamente por lingüistas entrenados, no pueden proveer un
inventario fonético- fonológico completo. La pronunciación a menudo requiere
reconstrucción: el sistema fonético de lenguas relacionadas aún habladas puede
proveer información útil, aunque ellas también pueden haber atravesado cambios
fónicos y no puede esperarse que presten una representación exacta del sistema de
sonidos de la lengua meta. Habrá una diferencia fundamental entre la recuperación de
lenguas que hayan sido habladas hasta tiempos recientes, y la de aquellas que no se
han hablado por al menos cien años.
A esto se suma que, aun cuando el léxico documentado sea bastante completo, puede
haberse congelado en el tiempo y se necesite crear nueva terminología (…). Es
deseable contar, cuando sea posible, con material interno a la lengua e información de
las lenguas “hermanas”. El uso del método comparativo puede ayudar a reconstruir
partes de la lengua que no se hayan documentado. Del mismo modo, si una o más de
las lenguas hermanas aún se hablan, puede reconstruirse el sistema fónico de la
lengua perdida, así como las lenguas relacionadas pueden constituir una fuente para
el vocabulario ausente y la sintaxis. Si la única documentación disponible es un léxico
sin descripción gramatical, el rescate debe proceder de otra manera (…). Una
alternativa es reconstruir parte de la estructura gramatical basándose en la sintaxis de
las lenguas relacionadas. Esto es posible si se conoce cuáles son y si además han
sido documentadas. Otra alternativa es emplear un léxico local con la sintaxis de la
lengua de comunicación más amplia. Ninguna solución es la ideal, pero puede no
haber otras opciones. Claramente, la lengua construida siguiendo alguno de estos
métodos no será la lengua que se ha perdido.
Un aspecto crítico en la recuperación de una lengua es tener expectativas realistas.
Sin hablantes nativos para enseñar la lengua y proveer una reflexión lingüística
invalorable, uno probablemente no puede esperar recuperar la lengua en exactamente
la misma forma en que fue hablada por las últimas generaciones de hablantes. En
segundo lugar, la recuperación de una lengua requiere de un tremendo compromiso y
colaboración. En el caso del kaurna, el éxito de su revitalización no puede estar
basado en si alguna vez reemplazará al inglés, o si se vuelve lengua de comunicación
cotidiana. En la medida en que se ha convertido en una lengua empleada en ciertos
rituales y situaciones formales, la recuperación ha sido exitosa. Por ello, cuando
hablamos del kaurna como un éxito notable, tenemos en mente que la comunidad
kaurna pasó de no conocer y no usar la lengua a un uso limitado pero activo. Los
cantos kaurna son muy importantes en la comunidad; el Taller de Escritores de
Canciones desarrollado en 1990 es visualizado como el principio de la recuperación
kaurna. Las canciones se emplean para presentar la lengua a niños de preescolar y
primaria, y los adultos las leen fácilmente. El número de cantos kaurna cantados en
público ha aumentado notablemente, desde 1 en 1992 a 25 en 1997 (Amery
2000:189,203). Además, varias canciones infantiles y de cuna populares se han
traducido del inglés al kaurna. Esta es una decisión que algunas comunidades
apoyarán y otras rechazan. Involucra trasponer parte de la cultura del colonizador a la
lengua perdida, y por lo tanto puede crear inquietud, pero tiene la ventaja de tomar
algo que es familiar y retrabajarlo de manera de presentar la lengua meta. En general,
la introducción de canciones locales para ayudar a presentar un dominio de uso
lingüístico es una estrategia viable. Las canciones son textos auto-contenidos, que
pueden ser aprendidos y memorizados, pueden traducirse y son portátiles. El mismo
texto se puede repetir muchas veces. Pueden ser empleadas en una variedad de
contextos y grupos diversos pueden participar cantándolas.
Sumado a esto, el kaurna es utilizado en charlas públicas. Desde 1991, los miembros
de la comunidad comenzaron a desarrollar lo que Amery denomina “delivery extendido
de la lengua oral” (2000:185-8). Se trata de intervenciones relativamente breves,
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bienvenidas e introducciones usadas en una amplia gama de eventos, que van desde
festivales públicos a eventos más cerrados, con un total de 14 de estas intervenciones
en 1997, cuando hubo solo 1 en 1991, y ninguna antes de ese año. La cantidad puede
parecer pequeña, pero es importante tener en mente que representan solo uno de los
muchos espacios de actuación para el uso del kaurna. Otro espacio, que al principio
parecía ser primariamente simbólico, es el uso de nombres en kaurna. Como hemos
mencionado, los topónimos kaurna representan el único uso continuado de la lengua
desde la colonización. Hacia 1990, una cantidad de topónimos se continuaban usando,
aunque algunos habían sido reemplazados. En las últimas décadas se ha visto un
interés creciente por el uso de nombres kaurna en la esfera pública (…), los que por
ley se emplean de modo conjunto con otras denominaciones que existan para el
mismo lugar. Los resultados son mixtos. Mientras que hay una tendencia general hacia
el uso de nombres en kaurna para las organizaciones aborígenes y para las
instituciones educativas de Adelaida, al mismo tiempo algunos consejos han
rechazado los nombres propuestos por considerarlos “muy difíciles de pronunciar”
(Amery 2000:182). El kaurna también es empleado en la señalización en algunos
pocos espacios educativos (…).
Al mismo tiempo, el uso del kaurna a nivel conversacional es bastante mínimo. La
gente utiliza saludos, algunas expresiones, términos de parentesco, etc.; todos
constituyen frases fijas que no requieren que los hablantes tengan un conocimiento
pleno del kaurna en un sentido creativo y expansivo. En otras palabras, si conocer y
usar una lengua implica crear e interpretar nuevas oraciones y frases que no se hayan
usado previamente, esto no está corrientemente ocurriendo en la conversación
kaurna. Por lo tanto, el kaurna no se ha convertido en una lengua hablada en todos los
dominios, y esperar esto sería poco realista, aunque haya gente en la comunidad que
lo hace (Amery 2000: 206-7). Pero la expectativa muy práctica de reinstalar la lengua
ha probado ser alcanzable en algunas modalidades claves. Una de las cuestiones más
llamativas en relación al programa de rescate del kaurna es la energía creativa y el
esfuerzo puestos en reconstruir la lengua, para hacerlo viable como lengua moderna
hablada, y en crear contextos para su uso.
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