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POSESION

posesión

Del lat. possessio, -ōnis.

1. f. Acto de poseer o tener una cosa corporal con ánimo de conservarla para sí o para otro.

2. f. Acto de poseer cosas incorpóreas, aunque en rigor no se posean.

3. f. Apoderamiento del espíritu del hombre por otro espíritu que obra en él como agente interno y
unido con él.

4. f. Cosa poseída, y especialmente fincas rústicas. Antonio tiene muchas posesiones.

5. f. Territorio situado fuera de las fronteras de una nación, pero que le pertenece por convenio,
ocupación o conquista. U. m. en pl. Las posesiones de ultramar.

6. f. Der. Situación de poder de hecho sobre las cosas o los derechos, a la que se otorga una
protección jurídica provisional que no prejuzga su titularidad.

posesión civil

1. f. Der. posesión que se tiene sobre una cosa o un derecho con ánimo de dueño o de titular
legítimo, y que permite adquirir la propiedad o titularidad por su ejercicio prolongado en el tiempo
mediante usucapión.

posesión civilísima

1. f. Der. posesión de carácter ficticio o presunto, atribuida por ministerio de la ley, y que no se
fundamenta en la aprehensión material de las cosas o en el ejercicio de los derechos poseídos. En
particular, la que corresponde al heredero sobre los bienes hereditarios desde la muerte del
causante hasta el momento de la aceptación de la herencia.
posesión de buena fe

1. f. Der. posesión que resulta de una adquisición que el poseedor estima legítima, ignorando los
vicios que la invalidan.

posesión de estado

1. f. Der. Apariencia de la titularidad de un estado civil, fundada en el ejercicio público y continuado


de las facultades correspondientes al mismo.

posesión de mala fe

1. f. Der. posesión que se tiene con conciencia de los vicios de su adquisición.

posesión inmemorial

1. f. Der. posesión cuya duración excede de la memoria humana.

posesión natural

1. f. Der. posesión que no se tiene con ánimo de dueño o de titular legítimo de la cosa o derecho
poseído.

amparar a alguien en la posesión

1. loc. verb. Der. Mantenerlo en la que tiene.

dar posesión a alguien


1. loc. verb. Der. Poner real y efectivamente a su disposición la cosa corporal, entregarle u otorgar
un instrumento como símbolo de la tradición real, que se excusa, o bien dar señal con algún acto u
objeto de transferirle derechos o cosas incorporales.

recobrar, o retener, alguien la posesión

1. locs. verbs. Der. Ser amparado judicialmente, por vía sumaria de interdicto, ante el peligro
inminente de verse turbado en el goce de una cosa o contra el despojo consumado de ella.

tomar posesión

1. loc. verb. Hacerse cargo de lo que se va a poseer, en ejercicio del derecho, uso o libre
disposición.

Cosas susceptibles de poseer: Son susceptibles de poseer todos los bienes corporales, muebles o
inmuebles y todos los bienes incorporales que se encuentren en el comercio. La excepción son los
bienes de uso público.

La posesión es el poder efectivo sobre una cosa por parte de una persona, sin saber si es el
verdadero titular de esa cosa.

Es decir, la posesión es la tenencia de una cosa, es un fenómeno jurídico que es un hecho, o se


tiene o no se tiene la posesión de algo.

Por ejemplo, si alguien utiliza un coche, esa persona es poseedor del coche. Pero esto no significa
que sea el propietario del coche.

Lo que hace el poseedor es el ejercicio de facultades que corresponderían ejercer al titular de un


derecho real, pero sin necesariamente ser el verdadero titular de este derecho.

Características de la posesión

Las principales características que definen la figura de la posesión son:


Esta figura jurídica, que a su vez es un hecho, significa que la ley presume que las personas que
poseen una cosa son los verdaderos titulares de ese derecho.

La posesión da apariencia a una persona de ser el titular de un derecho real.

Se regula en el Código civil.

Cualquier persona física o jurídica puede ser poseedor, ya que una persona no se erige poseedor al
cumplir requisitos, sino que es una situación de hecho.

La posesión puede ser ejercida por varios poseedores.

El ordenamiento jurídico da protección a la posesión, es decir, prohíbe que nadie (ni siquiera el que
tenga el derecho legítimo a poseer por ser propietario) pueda arrebatar la posesión por la fuerza.

Puede recaer sobre cosas y derechos susceptibles de apropiación, como la servidumbre.

Clases de posesión

Hay diferentes clases de la tenencia efectiva de una cosa:

La posesión puede ser mediata o inmediata.

La mediata es una posesión de derecho y no es un hecho, es decir, no es una tenencia efectiva de


una cosa. Por ejemplo, en un contrato de arrendamiento. El arrendador es poseedor mediato del
piso alquilado, aunque no está poseyéndolo de forma efectiva y real.

La inmediata es una posesión de hecho, es decir, de quien tiene la efectiva cosa bajo su poder.
Siguiendo el mismo ejemplo, en un contrato de arrendamiento, el arrendatario es poseedor
inmediato del piso alquilado, porque tiene la tenencia efectiva y real.

La posesión puede ser ostentada por el verdadero titular de la cosa o no.

La posesión ostentada por el verdadero titular hace que coincida el propietario y el poseedor de la
cosa. Es decir, la persona que tiene la tenencia efectiva de la cosa es además el titular del derecho
real. Por ejemplo, al heredar un coche o disponer del vehículo.

La posesión ostentada por una persona que no es el titular. Por ejemplo, una persona hereda un
coche, pero permite que sea su hermano quien dispone del vehículo. El hermano tendrá la
posesión sin ser el verdadero titular.

Puede ser de buena fe o de mala fe.

De buena fe: La persona tiene la creencia que es el titular legítimo de la cosa que posee
efectivamente.

De mala fe: La persona sabe que no es el titular legítimo de la cosa que posee efectivamente.

Efectos de la posesión

Los principales efectos son:


La presunción de titularidad: La persona poseedora tiene la presunción del ordenamiento de que
es el verdadero titular.

Puede adquirir los frutos el poseedor de buena fe.

El poseedor, cuando no sea el titular de la cosa y tenga que entregar la misma, tiene derecho al
reembolso de los gastos efectuados en la cosa, como los gastos de conservación.

Usucapión: Esta figura jurídica es la posibilidad de adquirir derechos reales a través de la posesión
continuada en el tiempo. Por tanto, la persona que posee sin ser titular podrá llegar a ser el titular
legítimo a través de esta figura de la usucapión.
La posesión de un bien o cosa en el derecho civil cobra gran relevancia porque a través de ella se
puede acceder a la propiedad o dominio de ella, o perderla por medio de la figura de la
prescripción adquisitiva.

Posesión regular

Se llama posesión regular la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe, aunque la
buena fe no subsista después de adquirida la posesión. Ahora bien, se llama mera tenencia la que
se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre del dueño.

La Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia conoció un proceso declarativo de pertenencia cuya
finalidad era declarar la prescripción adquisitiva del dominio de un bien inmueble en favor del
demandante, de conformidad con un contrato de compraventa celebrado por las partes y elevado
a escritura pública.

La alta corte examinó los elementos de la prescripción adquisitiva ordinaria y precisó que el
ejercicio de la posesión regular necesaria para la prosperidad de las súplicas comprende los
presupuestos de justo título y buena fe. Indicó que es importante separar estos conceptos porque
si bien presentan elementos coincidentes, tales como la legitimidad del poseedor que los ostenta
respecto de la manera en que empezó a explotar la cosa como señor y dueño, son diferentes.

El justo título es objetivo, mientras que la buena fe es eminentemente subjetiva, por corresponder
a la calificación de la conducta del poseedor; además, el primero debe probarse por el usucapiente
y la segunda generalmente se presume. Pese a sus diferencias, tanto la buena fe como el justo
título convergen hacia justificar el ejercicio de la posesión.

De modo que la posesión regular (con buena fe y justo título) permite adquirir por usucapión
ordinaria (demostrando explotación durante corto tiempo), siendo suficiente que el poseedor
carezca de alguno de estos elementos para que deba deprecar la prescripción adquisitiva
extraordinaria, acreditando actos de explotación durante un lapso más prolongado.

Concluyó que si el poseedor ostenta justo título, buena fe y se ha comportado como señor y dueño
por más de cinco años la usucapión debe abrirse camino, pues la prescripción adquisitiva ordinaria
es procedente cuando la posesión sea regular y se prolongue durante el tiempo mínimo exigido en
la ley.

Se logró demostrar en el caso que en la época de adquisición el prescribiente no contaba con


ningún elemento de juicio que le permitiera sospechar que el titulo antecedente podía ser
invalidado por decisión judicial. Por tanto, el demandante, además de poseedor regular, está
amparado por la presunción de buena fe. Se recuerda que la prescripción adquisitiva ordinaria es
susceptible de suspensión y que la reivindicación es improcedente cuando se intenta luego de que
el tercero poseedor ha reunido los requisitos para adquirir por cualquier clase de usucapión, pues
es deber de los interesados reivindicar oportunamente para impedir que el tercero poseedor
consolide su derecho, toda vez que una de las excepciones a las que se refiere el artículo es la
usucapión (M. P.: Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo).

Posesión irregular

Posesión que o bien procede de injusto título o bien fue adquirida de mala fe, y que habilita para
adquirir la cosa solo por prescripción extraordinaria.

La posesión irregular es definida por el artículo 770 del código civil como aquella en la que se
carece de los requisitos señalados en el artículo 764 del mismo código, es decir, cuando no se
cumplen los requisitos para que se constituya en una posesión regular.

Es el caso de la persona que ocupa una propiedad sin que exista un justo título, o en ausencia de
otro tipo de documentos o actos que representen mera tenencia como un contrato de
arrendamiento, comodato o cualquier otro.

La posesión irregular es por ejemplo cuando una persona invade un terreno, ocupa una casa vacía,
o se apodera de una cosa abandonada, lo puede hacer sin conocimiento del verdadero dueño, o
con la anuencia de este, ya sea por activa o por pasiva.

Por último, existe también la posesión violenta y la clandestina; la primera es la que se adquiere
por medio de la fuerza y la segunda la que se hace de manera oculta a todo el que tiene una cosa
reconociendo dominio ajeno.
JUSTO TITULO Y BUENA FE

El justo título es objetivo, mientras que la buena fe es eminentemente subjetiva, por corresponder
a la calificación de la conducta del poseedor; además, el primero debe probarse por el usucapiente
y la segunda generalmente se presume

El justo título hace referencia al título, documento o contrato que es constitutivo o traslaticio del
dominio, que es requisito necesario para configurar la posesión regular.

Qué es el Justo título.

El justo título está contenido en el artículo 765 del código civil, pero dicha norma no define el
concepto, por lo que recurrimos a la definición que de él hizo la sala civil de la Cortes suprema de
justicia en sentencia 41001 del 19 de diciembre de 2011 con ponencia del magistrado Pedro
Octavio Munar Cadena:

«La jurisprudencia ha entendido por justo título “todo hecho o acto jurídico que, por su naturaleza
y por su carácter de verdadero y válido, sería apto para atribuir en abstracto el dominio. Esto
último, porque se toma en cuenta el título en sí, con prescindencia de circunstancias ajenas al
mismo, que, en concreto, podrían determinar que, a pesar de su calidad de justo, no obráse la
adquisición del dominio” (G.J.t. CVII, pág.365; en similar sentido, G.J.t.CXLII, pág.68 y CLIX, pág.347,
sentencia de 23 de septiembre de 2004, entre otras). En otras palabras, será justo título aquel que
daría lugar a la adquisición del dominio de no mediar el vicio o el defecto que la prescripción está
llamada a subsanar.»

Cuando se habla todo hecho o acto jurídico, en esencia es un contrato o negocio entre las partes
que busca trasladar el dominio, o un acto judicial que lo constituye, pero que por alguna
deficiencia no alcanza a transferir o constituir el dominio como debe ser y se queda en un justo
título.

Características del justo título.

La sala civil de la Corte suprema de justicia en sentencia SC2474-2022 resume las características
que debe tener un justo título así:

Es verdadero, existe en la realidad, lo cual excluye a los falsificados u otorgados por quien no es
mandatario o representante del otorgante.

Es eficaz, carece de defectos sustanciales que lo invaliden.

En materia de bienes que exigen una formalidad en particular para su enajenación (como, entre
otros, los inmuebles) es solemne, lo que significa que debió cumplirse la solemnidad respectiva
(por ejemplo, la escritura pública para los bienes raíces), en razón a que la enajenación de este tipo
de fundos requiere tal exigencia.
Permite concluir que (1) de haberse ejecutado por el verdadero propietario y (2) perfeccionado el
modo, el derecho real habría ingresado al patrimonio del poseedor.

Se evalúa con objetividad, marginando aquellas circunstancias que le resulten ajenas.

Se aprecia al momento de su existencia, y no en un instante posterior.

Son los parámetros con que se debe evaluar la justeza de un título por parte del juez.

Clases y tipos de justo título.

Las clases de justo títulos y sus tipos están señalados en el artículo 765 del código civil, que
podemos resumiera si:

Constitutivos de dominio.

Ocupación.

Accesión.

Prescripción.

Traslaticios de dominio.

Compraventa.

Permuta.

Donación.

La sala civil de la Corte suprema de justicia en la sentencia ya referida, señala que el justo titulo
supone la existencia de tres requisitos, y enumera algunos ejemplos:

Existencia real y jurídica del título o disposición voluntaria pertinente, pues de lo contrario mal
puede hablarse de justeza de un título que no existe. Luego, no habrá justo título cuando no ha
habido acto alguno o éste se estima jurídicamente inexistente.

Naturaleza traslativa (vgr. venta, permuta, donación, remate, etc.) o declarativa (vgr. sentencia
aprobatoria de partición o división, actos divisorios, etc.) de dominio, porque solo en virtud de
estos actos o negocios aparece de manera inequívoca la voluntad de transferir o declarar el
derecho en cuya virtud el adquirente adquiere la posesión, aun cuando no adquiera el derecho de
propiedad (art.753 C.C.).

Justeza del título, esto es, legitimidad, la que presupone, salvo que se trate de título injusto
conforme al artículo 766 C.C.

Cuando el título que se pretende justo sufre de alguna nulidad, pierde su naturaleza de justo según
lo señala la sentencia ya citada:
«Un título deja de ser justo cuando adolece de algún vicio o defecto o no tiene valor respecto de la
persona a quien se confiere, conforme puede inferirse del artículo 766 del Código Civil que
descalifica como tal los títulos que allí relaciona en forma taxativa, entre ellos, “el que adolece de
un vicio de nulidad” (num.3º), respecto del cual dicha norma cita por vía de ejemplo “la
enajenación que debiendo ser autorizada como un representante legal o por decreto judicial, no lo
ha sido”. Esa nulidad puede ser absoluta o relativa, pues la ley no distingue, ni hay razones que
justifiquen una diferenciación al respecto.»

Un acto jurídico o contrato que nulo es por naturaleza inexistente, así que no puede constituir
justo título en modo alguno.

Títulos no justos.

El artículo 766 del código civil señala que los siguientes actos, contratos o negocios jurídicos se
constituyen en títulos no justos.

El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se pretende.

El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra, sin serlo.

El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación, que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido.

El meramente putativo, como el del heredero aparente que no es en realidad heredero; el del
legatario, cuyo legado ha sido revocado por un acto testamentario posterior, etc.

Significa que cualquiera de estos actos por definición legal nunca se puede considerar como un
justo título.

Justo título y la posesión.

El justo título es necesario para que se configure la posesión regular, según lo señala expresamente
el segundo inciso del artículo 764 del código civil colombiano:

«Se llama posesión regular la que procede de justo título y ha sido adquirida de buena fe, aunque
la buena fe no subsista después de adquirida la posesión.»

Como se observa, la posesión regular exige el cumplimiento de dos requisitos:


La existencia de un justo título.

La existencia de buena fe anterior a la posesión.

¿Y por qué es importante la posesión regular?

Justo título, posesión regular y prescripción adquisitiva.

Señalábamos que el justo título es requisito para que existe posesión regular, y la posesión regular
es requisito para que se dé la prescripción adquisitiva ordinaria del dominio, y por ello lo
importante de estas figuras.

El artículo 2528 del código civil señala que la prescripción adquisitiva ordinaria necesita posesión
regular, y si esa posesión se mantiene por un término de 5 años se da la prescripción adquisitiva
ordinaria del dominio en el caso de los inmuebles o bienes raíces. Para el caso de los muebles la
posesión regular se ha de ejercer por 3 años.

En consecuencia, una persona que posee un inmueble amparado en un justo título sólo requiere
poseer ese bien 5 años para reclamar judicialmente la pertenencia del mismo por medio.

Artículo 766. Titulos no justos

No es justo título:

1o.) El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se pretende.

2o.) El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra, sin serlo.

3o.) El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación, que debiendo ser autorizada por
un representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido.

4o.) El meramente putativo, como el del heredero aparente que no es en realidad heredero; el del
legatario, cuyo legado ha sido revocado por un acto testamentario posterior, etc.
Importancia de diferenciar tenencia de posesión.

La importancia de tener clara esta diferencia, es que la posesión puede dar origen a un derecho a
favor de quien lo posee, como bien lo señala la sala civil de la Corte suprema de justicia en
sentencia SC12323-2015 (41001) con ponencia del magistrado Luis Armando Tolosa:

«La posesión material, suficientemente es conocido, se erige en presupuesto de la prescripción


adquisitiva del dominio, en cuanto asegura el derecho de propiedad radicada en personas distintas
del poseedor, para quienes se extingue, luego de ejercida durante el tiempo dispuesto en el
ordenamiento positivo.»

Es decir que quien demuestra haber poseído un inmueble por un determinado tiempo, puede
iniciar la acción de prescripción adquisitiva del dominio para que por vía judicial se le reconozca la
propiedad jurídica o el dominio jurídico del bien en cuestión.

Un arrendatario jamás puede pretender la adquisición del dominio de la casa que habita, aunque
lleve toda una vida en ella, pero si esa casa es entregada a otra persona para que la ocupe bajo una
figura que permita materializar la posesión, el dueño puede perder esa propiedad por el simple
paso del tiempo.

Es por ello que, si usted quiere ayudar a un amigo o familiar facilitándole un inmueble para que lo
ocupe, lo mejor es que firme un contrato de arrendamiento, y si no quiere cobrarle nada, firme un
contrato de comodato o uno de usufructo, pero no lo entregue a título de nada porque corre el
riesgo de que ese amigo o familiar luego intente quedarse con su propiedad bajo la figura de la
prescripción extintiva.

Mera tenencia no se convierte en posesión por el paso del tiempo.

Una de las dudas respecto a la tenencia, es si esta puede mutar o convertirse en posesión con el
paso del tiempo.

Al respecto señala el artículo 777 del código civil:

«El simple lapso de tiempo no muda la mera tenencia en posesión.»


La tenencia es una figura del derecho civil según la cual una persona puede disponer o usar de un
bien cono como dueño, sino reconociendo la propiedad ajena.

Tabla de contenido (Ver/Ocultar)

Tenedor en derecho.

Mera tenencia.

Diferencia entre tenencia y posesión.

Importancia de diferenciar tenencia de posesión.

Mera tenencia no se convierte en posesión por el paso del tiempo.

Tránsito de mera tenencia a posesión.

Poseedor y tenedor.

Tenedor en derecho.

En el derecho civil el tenedor es la persona que ocupa un inmueble sin ser dueño de él, es decir, lo
tiene, lo ocupa o lo usa, pero no como dueño.

El tenedor reconoce el dominio ajeno, lo que implica que no actúa como dueño y señor por lo cual
no puede ejercer posesión, y no puede actuar ni posar como dueño.

El reconocimiento de dominio o dueño ajeno puede ser aparente o formal, como cuando se firma
un contrato de arrendamiento, que al firmarlo está reconociendo que el arrendador es el dueño y
por ello mismo le paga un canon o contraprestación.

Mera tenencia.

Una cosa es la posesión y otra cosa es la mera tenencia; en la posesión una persona ejerce ánimo
de señor y dueño sobre un bien sobre el cual no tiene la propiedad, mientras que un mero tenedor
reconoce la propiedad de alguien más sobre el bien, el cual cuida o disfruta de él.

El concepto de mera tenencia lo encontramos en el artículo 775 del código civil de Colombia, que
señala en su primer inciso:

«Se llama mera tenencia la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a
nombre del dueño. El acreedor prendario, el secuestre, el usufructuario, el usuario, el que tiene
derecho de habitación, son meros tenedores de la cosa empeñada, secuestrada o cuyo usufructo,
uso o habitación les pertenece.»

Este concepto es diametralmente al concepto de posesión contenido en el artículo 762 del código
civil en tanto la define como la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o dueño.

Diferencia entre tenencia y posesión.

Respecto a los elementos diferenciadores entre estas tenencia y posesión tiene dicho la sala civil
de la corte suprema de justicia (sentencia SC1716-2018 – 76001):

«No obstante, esta Corte, con apoyo en el Código Civil napoleónico, desde sus inicios a hoy, se ha
superpuesto coherentemente para despuntar esa vieja, pero, siempre actual polémica,
conjugando, como requisitos concurrentes para edificar la posesión, como fuente para la
adquisición del derecho de dominio, la fusión intrínseca del elemento subjetivo, el ánimus, con el
elemento externo, el corpus.

La presencia de estos elementos, en quien se predica poseedor con ánimo de señor y dueño, es
precisamente, el elemento que ideológicamente diferencia esta institución de los diferentes títulos
de tenencia que se asientan en el sistema jurídico, como el arrendamiento, el comodato, la
anticresis y la retención, entre otros.»

A lo que luego precisa la corte:

«El elemento subjetivo en la relación posesoria implica la convicción o ánimo de señor y dueño de
ser propietario del bien, desconociendo dominio ajeno; el siguiente, el corpus, –elemento
externo– conlleva ocupar la cosa, lo que se traduce en su explotación económica.»

Es decir que son dos los elementos que caracterizan la posesión:

El ánimo de señor y dueño.

La explotación económica.

Seguidamente señala la corte:


«Estos dos específicos requisitos, en particular el inicial, cuya base sustancial la constituye el
artículo 762 del Código Civil, a cuyo tenor «[l]a posesión es la tenencia de una cosa determinada
con ánimo de señor o dueño», son los que diferencian el instituto en cuestión, de la mera
tenencia, o sea, «(…) la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre del
dueño (…)», como el «(…) acreedor prendario, el secuestre, el usufructuario, el usuario, el que
tiene derecho de habitación (….)», calidad que «(…) se aplica generalmente a todo el que tiene
una cosa reconociendo dominio ajeno», según las voces del artículo 775 ibídem, pues mientras en
ésta solo externamente se está en relación con la cosa, en la posesión a ese vínculo material es
menester añadir la voluntad de comportarse ante propios y extraños como dueño. Es decir, la
distinción entre la una y la otra gira en el ánimo o conducta reclamada en cada situación.»

Es claro que un arrendatario, por ejemplo, nunca actúa como señor y dueño de la casa, sino que en
todo tiempo reconoce el dominio ajeno de la casa que habita, y tampoco explota económicamente
la casa, sino que por el contrario debe pagar a su dueño por utilizarla

Esta duda surge porque el tiempo hace que la propiedad se pierda si la posesión ha sido ejercida
por otra persona, mediante la figura de la prescripción adquisitiva del dominio, pero es un asunto
diferente que no hace que la tenencia se convierta en posesión.

Tránsito de mera tenencia a posesión.

Por regla general la mera tenencia solo puede transitar a posesión si hay un acto contractual de
por medio que así lo permita.

El arrendatario o el usufructuario, que son meros tenedores, no puede transitar a poseedores sino
por medio de un acto o contrato que así lo considere.

Por ejemplo, se suele creer que si un contrato de arrendamiento no se renueva pero el


arrendatario sigue ocupando el inmueble, la tenencia se convierte en posesión, lo que no es cierto
porque el contrato de arrendamiento se puede renovar automáticamente sin necesidad de que las
partes lo manifiesten expresamente en un nuevo contrato, o en otro sí.

Además, la existencia del primer y único contrato implica que el tenedor (arrendatario) está
reconociendo dominio ajeno de forma expresa, lo que hace imposible que se configure la
posesión.
Esto hace que se requiera de otro tipo de contrato para que la tenencia se convierta en posesión,
como una compraventa o incluso una promesa de compraventa.

Poseedor y tenedor.

Cómo ha quedado en evidencia, el poseedor es la persona que tienen la posesión de la cosa, bien
o inmueble; en tanto el tenedor es la persona que tiene su tenencia y por tanto no tiene la
posesión.
PERDIDA DE LA POSESION>. Se deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella, con
ánimo de hacerla suya; menos en los casos que las leyes expresamente exceptúan.

Cuando se es dueño o poseedor de un bien, esa posesión se puede perder cuando ocurren las
circunstancias que la ley señala para ello, que por cultura general todos debemos conocer para
evitar que nos ocurra.

Tabla de contenido (Ver/Ocultar)

Posesión de inmuebles o terrenos.

¿Cuándo se puede decir que la posesión de un bien se ha perdido?

Derecho de posesión.

Recuperación de la posesión perdida.

¿Me pueden quitar un terreno sin escrituras?

Cómo escriturar un terreno en posesión.

Posesión de inmuebles o terrenos.

La posesión es una forma de adquirir el dominio de la propiedad que ocupemos, como un terreno,
casa, etc. La posesión no es más que la manifestación de una persona de hacerse dueño de un bien
ya se mueble o inmueble, pues se puede obtener la propiedad de cualquier clase de estos bienes
cuando se llenen los requisitos establecidos en el código civil para ello.

La posesión de un inmueble la puede tener el dueño del mismo, que es lo normal, pero también la
puede tener un tercero, ya sea de buena o mala fe, como quien ocupa o invade una propiedad,
quien está en ella con autorización del propietario, pero sin haber firmado ningún contrato como el
de arrendamiento.

En fin, la posesión es la tenencia de una propiedad, con ánimo de señor y dueño, sin reconocer
propiedad ajena, bien porque en verdad el poseedor es el dueño, o porque el poseedor a pesar de
no ser el dueño actúa como tal.

¿Cuándo se puede decir que la posesión de un bien se ha perdido?

El código civil colombiano en su artículo 787 establece lo siguiente:


«Se deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella, con ánimo de hacerla suya; menos
en los casos que las leyes expresamente exceptúan.»

La posesión de un bien se pierde entonces cuando el ánimo de señor y dueño lo ejerce otra
persona, sin embargo, aunque esto sea así en los casos expresamente establecidos en la ley la
posesión no se pierde.

Cuando una persona ejerce la posesión y dicha posesión se encuentra inscrita, aunque otra
persona se apodere de la cosa no por este hecho cesa la posesión; en este caso el poseedor puede
hacer uso de la acción posesoria, ya que solo puede cesar la posesión inscrita en los siguientes
casos:

Cuando dicha inscripción es cancelada por el poseedor.

Cuando se efectúa nueva inscripción, en la cual el poseedor transfiere su derecho a otro.

Cuando por orden judicial así se determina.

Por otro lado, cuando se trata de bienes muebles y el poseedor tiene en su poder la cosa, aunque
desconozca el paradero por este solo hecho no se pierde la posesión, como se encuentra
establecido en el artículo 788 del código civil.

Por último, cuando la posesión no es inscrita y otra persona se apodera de manera violenta o
clandestina de un inmueble, en este caso por no ser la posesión no inscrita el poseedor primitivo la
pierde.

Derecho de posesión.

El derecho de posesión es el que tiene una persona a poseer un bien cualquiera, en razón a que ha
adquirido dicho derecho sin haber adquirido la propiedad.

Es lo que ocurre cuando alguien invade un lote y construye sobre él, sin haber adquirido la
propiedad, y sin que el verdadero dueño haya ejercido la acción de dominio

Quien ha ocupado esa propiedad sin ser dueño tiene derecho de poseerla, y ese derecho puede
ser vendido o cedido, y, de hecho, en muchos casos la gente no tiene más que un derecho de
posesión en razón a que por algún motivo no han podido adquirir la propiedad del dominio.
Cuando se tiene un derecho de posesión, quien lo posee puede intentar adquirir la propiedad
como tal mediante la figura de la acción prescriptiva de dominio.

Claro que todo depende de las circunstancias particulares de caso, pues el origen de la posesión
puede ser diferente para cada personal, como una ocupación o invasión simple y llana, o un
contrato de compraventa que nunca fue concretado.

Recuperación de la posesión perdida.

El código civil colombiano contempla las acciones posesorias que permiten a quien ha perdido la
posesión de un bien intentar recuperarlo.

Esta es una acción que puede ejercer el poseedor que no es propietario, cuando ha perdido la
posesión de otro que tampoco es propietario.

En el caso del propietario que ha perdido la posesión lo que debe intentar es la acción de
reivindicación de dominio, del que es dueño.

¿Me pueden quitar un terreno sin escrituras?

Son muchos los lectores que nos consultan si le pueden quitar un terreno o una propiedad de las
que no tienen escritura, y la respuesta depende de la situación ya planteada con respecto a la
posesión.

Si usted tiene un terreno sin escrituras, no tiene el dominio sino la posesión del mismo, y la
posesión se puede perder por las razones ya expuestas.

Quien tenga la escritura del terreno, esto es, el verdadero dueño, lo puede reclamar mediante la
acción reivindicatoria del dominio, que no prosperará si el poseedor del terreno ya ha cumplido los
requisitos para adquirir la propiedad por prescripción.

En otras palabras, quien no tenga la escritura pública de un terreno o inmueble, lo perderá si no es


poseedor sino tenedor, y siendo poseedor, lo ha poseído por un tiempo inferior al que exige la
norma para adquirirlo por prescripción, sea ordinaria o extraordinaria, esto es, 5 y 10 años
respectivamente según el código civil colombiano en los artículos 2529 y 2532 respectivamente.

Cómo escriturar un terreno en posesión.


Para escriturar un terreno en posesión se debe promover un proceso de prescripción adquisitiva
de dominio, y una vez se tenga sentencia en firme del juzgado, se inscribe en la oficina de registro
de instrumentos públicos, ya que la sentencia hace las veces de escritura pública.

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