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Asignatura:
Enfermeria Quirúrgica en Cirugía Plástica Reconstructiva.
Docente:
L.E.Q. Janet Silvan Magaña.
Alumno:
Marco Antonio Núñez Ramón
VEQ2222003
La máxima agresión física que puede sufrir un ser humano son las quemaduras,
siendo la forma de trauma más grave y doloroso que un paciente puede sufrir.
El aumento en la intensidad del dolor se debe a que las quemaduras lesionan los
receptores dérmicos y con esto se produce una amplificación nociceptiva, que
llevará a la alteración de la función de percepción, transmisión y modulación del
estímulo doloroso.
El manejo del dolor es fundamental para evitar la aparición de dolor patológico que
llevará a los pacientes a la manifestación de dolor crónico.
El paciente quemado presenta uno de los traumas más severos al cual se puede
ver enfrentado un individuo. Debido a la gravedad del trauma,
los pacientes quemados requieren un manejo especial, rápido y oportuno desde el
mismo momento en que ocurre el trauma.
Objetivo.
La piel es el órgano más grande del cuerpo y uno de los más complejos. Aunque la
piel funciona sólo como barrera protectora para interactuar con el ambiente, su
estructura y fisiología son complejas. La piel protege contra la mayor parte de los
agentes nocivos, como sustancias químicas (mediante la impermeabilidad de la
epidermis), la radiación solar (por la pigmentación), agentes infecciosos (con la
eficiente vigilancia inmunitaria) y las fuerzas físicas deformantes (por la durabilidad
de la dermis). La eficaz capacidad para conservar o dispersar el calor hace de la
piel el principal órgano encargado de la termo- regulación. Para desempeñar todas
estas funciones, la piel posee una estructura nerviosa muy especializada. Las
palmas y plantas son muy gruesas para tolerar el peso. Las puntas de los dedos
tienen la mayor densidad de inervación sensorial y permiten la práctica de tareas
complicadas. Incluso las líneas de la piel, que Langer describió por primera vez,
tienen orientación perpendicular respecto del eje longitudinal de los músculos para
per- mitir el mayor grado de estiramiento y contracción sin deformarse.
Las lesiones que rompen la continuidad de la piel y el tejido subcutáneo pueden ser
consecuencia de un traumatismo o varias exposiciones ambientales. Las
exposiciones ambientales que dañan la piel y el tejido subcutáneo incluyen
sustancias cáusticas, exposición a temperaturas extremas, presión excesiva o
prolongada y exposición a la radiación.
La pérdida de la continuidad de la piel permite el ingreso de microorganismos que
pueden provocar una infección local o sistémica.
Concepto quemadura.