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Allí surge la teoría garantista, que en contradicción y a modo dialéctico, ofrece que el
positivismo y constante en las naciones den un giro en el que inclusive por encima de
la estatalidad y la ley se encuentren los derechos, para que así estos no sean esclavos
del estado si no las bases en la construcción de una sociedad más justa donde el
estado y el derecho existen para la ciudadanía.
Para la extensión de esta introducción al pensamiento se podría mencionar una frase
de Ferrajoli en el libro “Poderes Salvajes: La Crisis de la Democracia Constitucional" allí
en la página 176 usa una frase la cual puede brindar un acercamiento a la profundidad
del pensamiento teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente: “el Estado
constitucional no es solo una conquista y un legado del pasado (…) es también, sobre
todo, un programa para el futuro” (p. 176).
Teniendo en cuenta los nuevos conceptos que menciona Ferrajoli, es necesario resaltar
que al igual que muchos autores y filósofos del derecho han tenido la base de una
reforma constitucional o al menos, tienen el derecho constitucional como fundamento
en la comprensión de la argumentación y práctica del derecho, Ferrajoli al igual que
ellos, centra el fundamento o proceso de su teoría en el derecho constitucional ya que
este siendo la base de un estado permitiría la reivindicación de derechos consecuentes
al mismo. A partir de esto, Ferrajoli considera que los derechos, las decisiones y la
interpretación jurídica no deben ser unos negociables que dependan de un parlamento,
la soberanía popular o a aquel que le competa las decisiones institucionales, al
contrario, deben ir acordes a la constitución, pero principalmente a los derechos
humanos.
El poder salvaje extralegal hace referencia al poder existente dentro de las instituciones
como lo podría ser una burocracia o nepotismo, pero también a aquellos que se
encuentren en las entidades y arremetan en contra del derecho y la ciudadanía no de
manera violenta y física, si no corrompiendo la esencia de las entidades y con el poder
salvaje ilegal se refiere a toda organización criminal que atente en contra de la
ciudadanía y la estructura estatal; para los segundos poderes, Ferrajoli distingue al
poder salvaje público como como la posibilidad que tienen las autoridades estatales de
actuar de manera arbitraria y sin límites en su ejercicio del poder como lo puede ser el
uso de la fuerza estatal siendo estos los portadores de los distintos poderes
gubernamentales los cuales usan los mismos para generar una especie de control y
mantenerse allí, y finalmente el poder salvaje privado hace referencia a la posibilidad
que tienen ciertos actores privados, como empresas o grupos de interés, de actuar de
manera arbitraria y sin límites en el ejercicio de su poder económico y social, este
poder salvaje lo podemos encontrar en la fase actual del capitalismo donde se ha
alejado tanto el estado del mercado que ahora este junto a las empresas se encuentran
en el tope de la hegemonía en términos marxistas, específicamente Gramsci los cuales
inclusive tienen a su servicio el estado y la jurisdicción de los países, este punto es uno
de los cuales podemos evidenciar en la realidad a los cuales hacía referencia Ferrajoli
los cuales amenazan directamente la democracia y la estatalidad así como todos los
demás, sin embargo, este cuenta con la facultad de estar soportado o apoyado por el
sistema socio económico y su práctica donde antes de la moral y el individuo va el
capital.
A todo esto, lo llama como subordinación del derecho, siendo estas características las
principales causas de la ausencia de un garantismo estatal. Para ello Ferrajoli
menciona que se debe recurrir a su teoría garantista en la cual propone que la
prevalencia de los derechos humanos debe estar aseguradas bajo dos principales
garantías: La garantía de libertad que surgen para limitar el poder estatal y proteger los
derechos fundamentales de los ciudadanos frente a la arbitrariedad del Estado. Entre
estas garantías se encuentran los derechos fundamentales, las garantías procesales y
las garantías penales y la garantía de igualdad la cual se distingue por tener como
objetivo asegurar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y en el acceso a los
recursos y oportunidades sociales, económicas y políticas. Entre estas garantías se
encuentran los derechos sociales, los derechos laborales, la protección de los grupos
vulnerables y la justicia distributiva. La presencia de ambas garantías en un sistema
jurídico y político es esencial para limitar el poder del Estado y de los actores privados y
para asegurar un ejercicio justo y equitativo del poder en la sociedad.
“…el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que
rige los intereses colectivos de la clase burguesa” K. Marx. El 18 Brumario de Luis
Bonaparte.
Siguiendo la postura teórica que propone Ferrajoli frente a la protección total a los
derechos humanos, nos corresponde ahora, detallar aquellos puntos clave que
desarrollan la estructura argumentativa del autor en la democracia constitucional,
recordando la supremacía de los derechos humanos, pero de igual manera de la
constitución, adoptando la idea de que esta es la norma primaria del ordenamiento
jurídico, y que toda norma que se incluya dentro de aquel catálogo normativo debe
estar fundamentada esencialmente en los derechos humanos, bien sea para la acción
por parte del Estado o la omisión del mismo en pro de salvaguardar y proteger los
derechos intrínsecos del ser humano.
Para analizar de manera más especifica estos aspectos, Ferrajoli nos propone una
clasificación de garantías, divididas en garantías primarias (sustanciales) y secundarias
(jurisdiccionales). En primer lugar, las garantías primarias corresponden a lo ya descrito
anteriormente, la primacía de los derechos fundamentales como herramienta para
protegerse de un sistema estatal arbitrario, en donde se confieren funciones
específicas a los órganos públicos, así como la estipulación de acciones u omisiones
por parte del estado, que sean orientadas a la protección de los derechos
fundamentales, y por último, se otorga primacía a la constitución para que a partir de
esta, las normas se orienten a sus finalidades e impongan limites a los poderes
públicos.
Por otro lado, están las garantías secundarias o jurisdiccionales, aquellas donde el
poder judicial toma un papel importante en el cumplimiento de las funciones de
intervención normativa y sancionatoria, determinando competencias esenciales a los
jueces constitucionales para el control de las normas y la protección especifica de la
constitución, en donde reposa el eje de toda la normatividad, los derechos
fundamentales. Lo que traduce que la garantía jurisdiccional siempre estará a
disposición para la protección de las garantías primarias, las cuales gozan de
autonomía e independencia.
A partir de ello, Ferrajoli nos presenta una categorización de los poderes públicos, para
que estos no cuenten con una potestad absoluta, sino que, por el contrario, sean estos
los encargados de regular entre si sus funciones y servir como fuente de protección a
actuaciones que den lugar a arbitrariedades hacia los individuos. Asignando el deber al
poder judicial la resolución a “antinomias” que pueden surgir, y al poder legislativo, la
tarea de crear normas que eliminen las “lagunas”.
Por esto, corresponde a los poderes públicos dar sentido a todo el ordenamiento
jurídico y orientar sus funciones al mismo, obedeciendo a la preeminencia de la
Constitución. Siendo responsabilidad del poder legislativo incorporar y diseñar normas
que suplan vacíos jurídicos que puedan dar paso a la vulneración de algún derecho y,
por otro lado, con dicha incorporación, facilitar el camino para la aplicación de la norma
y así evitar caer en yerros normativos. Sin embargo, el órgano legislativo no posee
aquel poder creador de la norma, pues este obedece a los principios impuestos por la
Constitución y solo se encarga de dar sentido a lo que dispone la misma de manera
abstracta, sin desviar la interpretación, esto con la finalidad de que la ley siempre este
destinada a la garantía de los derechos.
Seguidamente, tiene lugar la responsabilidad por parte del poder judicial de sancionar y
dar solución a las llamadas “antinomias” lo que corresponde a la contrariedad de una
norma con la constitución y con ello, una posible vulneración a los derechos
fundamentales. Por lo que es competencia del órgano judicial intervenir para modificar
o eliminar una norma del ordenamiento usando como orientación y fuente primaria, la
constitución.
Con estos puntos, Ferrajoli expresa una posición preferencial del poder judicial sobre
los otros poderes públicos, especialmente, del poder legislativo, sustituyendo la
primacía a los jueces constitucionales. Dichas posiciones podemos asociarlas y
ejemplificarlas directamente con el ordenamiento jurídico colombiano y las
competencias entre poderes públicos. Actualmente la Corte Constitucional en Colombia
actúa como la guardiana de la constitución, fundamentándose en la protección total de
los derechos fundamentales y la responsabilidad del estado frente a estos; realizando
controles de constitucionalidad a las normas y ofreciendo jurisprudencia que juega un
papel trascendental en el ordenamiento, creando así, una supremacía jurídica e
institucional frente a la distribución estatal. La garantía jurisdiccional expuesta por
Ferrajoli se materializa en la Corte Constitucional, actuando como máximo órgano
judicial para la resolución de conflictos en donde el conglomerado normativo atente
contra la constitución y en esencia a los derechos; permitiéndose mecanismos como la
acción de inconstitucionalidad.
Referencias