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El problema de la diglosia

En el siguiente texto se redactará una reseña del artículo de Pedro Bádenas de la


Peña, “La situación lingüística en Grecia, problemas y perspectivas”, aportando,
si es preciso, mi propia opinión. Y a continuación, se comparará con la idea de C.
A. Ferguson, sobre este mismo tema.
El país que hoy en día se conoce como Grecia, en su día no fue más que un conjunto
de “polis” o ciudades-estado unidas por una misma cultura y religión. Este mismo
territorio ha sido también un reino unido, o una pequeña parte de un gran imperio;
primero el imperio más grande de la antigüedad y luego una pequeña provincia del
poderoso imperio Otomano, siendo los turcos, una de las etnias más presentes en
el panorama actual del país, con más de 50.000 registrados en el último censo de
1984. No es por lo tanto sorprendente, que un mismo territorio, siendo frontera con
más de cinco países, tenga en su haber un sinfín de etnias, culturas, lenguas y
dialectos, que han provocado a lo largo de su historia contemporánea, no pocas
desavenencias entre sus pobladores.
De esta forma, no es extraño que se haya producido una situación de diglosia, que
gracias a la ideas ilustradas y a la posterior corriente romántica que fomentaban
los valores nacionales y la identidad tradicional de cada país, se arregló a medias
el problema; y sin embargo, se creó otro mayor. A raíz de estos sentimientos
nacionalistas, aparecieron en Grecia dos escuelas de pensamiento, con respecto a
la manera de recuperar y mantener la lengua. Una parte opinaba que debía
recuperarse la lengua clásica de la época Helenística, mientras que otro sector creía
conveniente normatizar la lengua oral, para poder ser escrita de igual manera. De
esta forma se retomó el problema de la diglosia, y cada uno de los bandos creó su
propio dialecto; aquellos más conservadores que pretendían recuperar el griego
más “puro” de la antigüedad clásica, instauraron su lengua, el Cazarévusa, en los
ámbitos más normativos de la sociedad, tales como –según Bádenas– “la
administración, la iglesia, la educación y la ciencia”. Mientras que la literatura,
aplicaría el Demotikí, es decir, la lengua moderna normativizada.
Obviamente, –y aquí hago un inciso– los partidarios de la primera lengua, no
comprendían lo que es realmente (valga la redundancia) una lengua. Pues al igual
que los genes de los griegos, a los que ellos llamaban “puros”, apenas podrían
distinguirse en un griego contemporáneo, la lengua cambia y evoluciona, de igual
manera, con el contexto social y la época en que vivan sus hablantes. Y para mí la
verdadera lengua griega no es aquella que se hablaba originalmente, sino la que ha
resultado de todas las vivencias del país hasta nuestros días. Por hacer una
analogía, el Cazarévusa sería como intentar instaurar el latín como lengua oficial
del estado Español, pero introduciendo una normativa más moderna que se
adaptase a nuestros tiempos. En resumen, es ridículo
Sin embargo esta situación de diglosia fue más allá al politizarse las dos facciones,
provocándose disturbios, e incluso asesinatos, por toda la nación al empezar a
publicarse obras en Demotikí. La situación llegó al extremo de ratificar en la
constitución el Cazarévusa como idioma oficial. Sin embargo, poco a poco, el
Demotikí se ha ido instaurando paulatinamente como idioma oficial, y finalmente,
con la llegada de a democracia, ha conseguido asentarse completamente y parece
que las trifulcas han terminado para siempre. Sin embargo, el idioma resultante,
no está exento de dobles significados o ambigüedades que revelan el origen
“artificial” de la lengua.

Dejando todo esto a un lado, la forma de entender el significado de diglosia por


parte de ambos autores (P. Bádenas y C. A. Ferguson) no es correcta. Para el
primero, “La diglosia no es el dominio, por parte del hablante, de dos o más
lenguas, sino la utilización de dos variantes formales de una misma lengua en
función de determinadas condiciones sociales.”. Mientras que Ferguson lo define
como “two varieties of a language exist side by side throughout the community,
with each having a definite role to play.” (Dos variedades de una lengua que
existen conjuntamente en la sociedad, teniendo cada una, un papel concreto en la
misma.). Sin embargo, el Diccionario de la Real academia de la lengua define
diglosia de la siguiente manera: “Bilingüismo, en especial cuando una de las
lenguas goza de prestigio y privilegios sociales o políticos superiores”. El
problema por tanto de los dos autores, es que tienden a definir el término diglosia,
cono dos dialectos o variedades de una misma lengua; mientras que el DRAE lo
define como “bilingüismo”, es decir, dos lenguas.
La diglosia es, y en esto coincido con Ferguson, cuando en una misma comunidad
de hablantes conviven una lengua “alta” y otra considerada como “baja”.
Empleándose cada una de ellas en un ámbito distinto de la sociedad; la primera de
forma formal, mientras que la segunda, considerada más pobre, empleándose en
situaciones informales, o en casos más extremos, no pudiéndose emplear más que
en el ámbito del hogar, es decir, que está prohibida en la calle. En este punto, no
sé en qué medida está equivocado Bádenas, pues no sé cuán diferentes eran las dos
variantes del griego.

En el caso de España, la diglosia ha estado muy presente durante los años del
franquismo, con las lenguas no-castellanas como idioma “bajo”, y el castellano
propiamente dicho considerado el idioma “alto”. En el caso del gallego, esta
situación se ha alargado hasta nuestros días, de forma que el gallego más “puro”
se conserva solo en las zonas más rurales, mientras que el gallego que se habla en
las ciudades está notablemente castellanizado, que a diferencia del caso del griego,
que hemos comentado anteriormente, este es considerado incorrecto. Lo que
provoca que los jóvenes dejen de emplear a nivel oral el idioma original, que llega
a considerarse incluso reservado a los mayores.
A continuación y para finalizar, expondré un ejemplo real de diglosia en España.
Se trata de un archivo datado en el 5 de Agosto de 1940 que prohíbe el empleo del
catalán a todos los funcionarios públicos.
Web de origen: http://www.memoria.cat/franquisme/es/content/la-persecucion-
de-la-lengua-catalana#els_tranquils

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