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Los Dossiers de
NUTRICIÓN Y BIENESTAR
LOS NUEVOS TRATAMIENTOS NATURALES VALIDADOS POR LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Pierre Van Vlodorp Nº 78 JUNIO 2020 SALUD NUTRICIÓN BIENESTAR
Entre sus obras destacan Impact des ré- Para ello el Dr. Jean-Paul Curtay, autor habitual de Los Dossiers
gimes hypocaloriques (Impacto de las die- de Salud, Nutrición y Bienestar, ha cedido la palabra en esta
tas hipocalóricas) y el superventas Les er-
reurs qui vous empêchent de maigrir (Los
ocasión a Pierre Van Vlodorp (coautor del libro superven-
errores que le impiden adelgazar; en este tas Los errores que le impiden adelgazar -no traducido al
caso junto a Magali Castro y Véronique español-), un experto nutriterapeuta que durante sus más
Liesse), sin traducir todavía al español.
También ha escrito numerosos artículos de 15 años de experiencia ha ayudado a muchas personas
de prensa.
a perder peso y a mejorar su salud. De su mano, esta vez sí tendrá el resultado esperado y conseguirá
perder los kilos de más… ¡para siempre!
En este Dossier encontrará:
I. INTRODUCCIÓN................................................................................................................................... 2
II. DETENGA LA INFLAMACIÓN QUE LE IMPIDE PERDER GRASA................................................................ 2
III. FORMAS SENCILLAS DE GANAR MÚSCULO PARA QUEMAR MÁS CALORÍAS......................................... 8
IV. PERDER PESO SIN PRIVARSE DE NADA: CUIDE DE SU FLORA INTESTINAL............................................... 9
V. CONTROLAR EL ESTRÉS PARA DEJAR DE PICAR ENTRE HORAS............................................................. 11
VI. EL NEUROTRANSMISOR QUE LE LIBRARÁ DE LOS IMPULSOS ALIMENTARIOS....................................... 13
VII. LAS CARENCIAS NUTRICIONALES QUE LE ESTÁN HACIENDO ENGORDAR ........................................ 15
I. INTRODUCCIÓN
Cuando se sigue una dieta para reducir los kilos de más se pierde masa grasa, pero también masa muscular.
Y tanto el metabolismo basal (es decir, las calorías que el cuerpo quema para obtener la energía necesaria
para seguir funcionando) como la capacidad del organismo de gastar calorías durante el ejercicio, depen-
den sobre todo de la musculatura.
Esto significa que, cuanta más masa muscular tenga una persona, más calorías quemará, ya sea estando en
reposo o haciendo ejercicio. Por el contrario, por sí sola la grasa no puede quemar calorías y estas acaban
almacenándose.
Para entender mejor de qué manera afectan estos procesos a la pérdida de peso, pongamos el ejemplo de
una persona que se pone a dieta y consigue perder 10 kg, de los cuales 3 son de músculo y 7 de grasa. Al
pesarse en la báscula esa persona piensa que ha alcanzado su objetivo, ya que efectivamente ha perdido
unos cuantos kilos, por lo que vuelve a comer como antes. Sin embargo, ahora va a quemar menos calorías
porque, al haber perdido músculo, su gasto energético (las calorías que quema) también se ve reducido.
Y como consecuencia acaba recuperando el peso perdido e incluso ganando más, pues esa capacidad para
quemar calorías ha disminuido.
Esta es la razón del tan común “efecto yo-yo” por el que muchas personas terminan incluso con más peso
del que tenían en el punto de partida y, además, les resulta más difícil perder esos kilos, incluso comiendo
de forma saludable.
De ahí que, para luchar eficazmente contra la obesidad y perder peso de forma duradera, sea necesario
centrarse en sus causas globales y no solo en la restricción calórica o alimentaria.
En 2004 un equipo de investigadores a cargo de la profesora Karine Clément del Inserm (Instituto Na-
cional de Salud e Investigación Médica, por sus siglas en francés) reveló que la obesidad tenía un “carácter
inflamatorio”. Con este término no se hacía referencia a una inflamación aguda y localizada, como la que
por ejemplo ocasiona una lesión o una infección, sino a una inflamación crónica y silenciosa que afecta
a todos los tejidos del organismo.
Ahora bien, ¿la grasa podría quemar músculo? Aunque parezca contradictorio, este es precisamente uno
de los mayores avances en la investigación centrada en el sobrepeso de los últimos años.
Y es que algunos estudios han constatado que cuando se acumulan grasas en el tejido adiposo se produce
una reacción inmunitaria e inflamatoria. Como consecuencia intervienen los glóbulos blancos (principa-
les agentes de defensa del organismo) y, como harían en caso de ataque de agentes patógenos, liberan unas
sustancias corrosivas -que también son inflamatorias- con el objetivo de acabar con ese supuesto enemigo.
El resultado es un proceso inflamatorio desencadenado por un exceso de grasa que además puede in-
crementar la presencia de contaminantes liposolubles (es decir, que son solubles en grasa), como por
ejemplo los disruptores endocrinos.
A tenor de esta relación el sobrepeso ha pasado a ser considerado como una patología inflamatoria. Y
es que la inflamación no se localiza solo en los tejidos adiposos que han sido atacados por los glóbulos
blancos, sino que acaba afectando a todo el organismo.
El problema es que esta inflamación generalizada puede desencadenar otras patologías graves como
diabetes o enfermedades cardiovasculares. Los receptores de insulina no responden correctamente,
mientras que los lípidos que se han oxidado por la acción de los glóbulos blancos (estos segregan
sustancias corrosivas y oxidantes) acaban volviéndose inservibles y acumulándose en las arterias, que
terminan bloqueándose.
Sin embargo, de entre los mensajeros enviados por los glóbulos blancos, hay uno, el TNF-alfa, cuya fun-
ción es liberar glutamina, un aminoácido que es el combustible preferido de los glóbulos blancos. Como
resultado, el tejido adiposo (o tejido graso) quema músculo.
Por tanto, dado que cuanto más peso se gana más músculo se pierde (y con ello resulta más difícil per-
der el exceso de peso), la única manera de acabar con el sobrepeso es rompiendo el círculo vicioso de la
inflamación.
¿Cómo puede conseguirse esto? En lugar de acudir a los medicamentos antiinflamatorios (ibuprofeno,
por ejemplo), resulta más eficaz -y duradero-, adoptar una alimentación antiinflamatoria que ayude
a reequilibrar la flora intestinal, así como a reducir la presencia de sustancias tóxicas, también infla-
matorias.
Esta lucha contra la inflamación debida al sobrepeso es si cabe más importante cuando, con el tiempo,
puede derivar en una fibrosis (exceso de grasa en el tejido conjuntivo), lo que hace que la acumulación
de lípidos sea irreversible.
1. La carne
La carne se sitúa en el puesto número uno de los alimentos inflamatorios. La principal razón es que cuenta
con un alto nivel de hierro, que es un potente acelerador de los procesos inflamatorios, además de factor
de crecimiento de bacterias dañinas.
La carne también destaca por su excesivo aporte de ácido araquidónico, un ácido graso precursor de las
prostaglandinas, sustancias que también contribuyen a la inflamación. Y a estas grasas perjudiciales para
la salud se añaden las presentes en la alimentación que haya recibido el ganado, que también pueden ser
inflamatorias. De ahí que sea recomendable consumir carne procedente de granjas en las que los animales
viven al aire libre y se alimentan de forma natural.
Repecto a las proteínas presentes en la carne, destacan los denominados “aminoácidos ramificados”, como
la leucina, la isoleucina y la valina, que cuentan con dos desventajas principales. En concreto, la leucina
activa unos mecanismos de inflamación y aceleración del envejecimiento, y los tres aminoácidos en gene-
ral impiden el paso al cerebro del triptófano, necesario para producir serotonina (neurotransmisor que,
entre otras funciones, interviene en el estado de ánimo). Como consecuencia se tiene un peor control
de los impulsos, incluidos los alimentarios, y se tiende a consumir más glúcidos o alcohol (si se bebía
previamente), ambos importantes factores en el aumento de peso. Más adelante se tratará esta relación
en detalle.
Además, la grasa de la carne capta los disruptores endocrinos, que ya hemos visto que son liposolubles,
lo que los convierte en factores de riesgo de sobrepeso, obesidad y diabetes.
Asimismo, la mayoría de las carnes de venta en las grandes superficies alimentarias contienen gérmenes
de todo tipo, incluidas bacterias como las temibles Escherichia coli y la Campylobacter, que producen
endotoxinas proinflamatorias. Y en el caso concreto del adenovirus, un tipo de virus muy presente en el
pollo, su presencia se ha relacionado con el cada vez mayor número de personas con sobrepeso. De hecho,
a pesar de que su contenido en hierro es menor que el de la carne roja, el pollo es en realidad más infla-
matorio porque está más infectado por esos virus, además de por bacterias resistentes a los antibióticos.
A esto hay que añadir que el consumo de carnes y de productos lácteos estimula la secreción de insulina,
la hormona secretada por el páncreas para regular el nivel de glúcidos en la sangre y también responsable
de la acumulación de las grasas. Y es que la falta de insulina también puede producir fallos en el sistema
metabólico que conllevan un aumento del tejido graso.
De este modo, a igual cantidad de calorías ingeridas, si estas proceden de la carne aumenta considerable-
mente el riesgo de sobrepeso. Así lo ha demostrado el amplio estudio EPIC-Panacea (Investigación Prospec-
tiva Europea sobre Cáncer y Nutrición, por sus siglas en inglés), que concluye que por cada 250 g de carne
consumida al día se gana una media de 2 kg de peso cada 5 años.
Por el contrario, reducir el consumo de productos de origen animal y aumentar el de vegetales con-
lleva significativas reducciones de peso, así como un menor riesgo de sufrir síndrome metabólico,
diabetes, hipertensión, patologías cardiovasculares y cáncer (también reduce la mortalidad en gene-
ral). Así lo ha constatado un estudio realizado con 15.200 hombres y 26.187 mujeres pertenecientes
a los Adventistas del Séptimo Día (corriente religiosa que apuesta por un estilo de vida saludable en
el que, además de la práctica de ejercicio, se sigue una extricta dieta vegetariana y están prohibidos
el alcohol y el tabaco).
Sus conclusiones no hacen sino confirmar lo ya observado en otras poblaciones que siguen hábitos ali-
mentarios similares: las regiones que apuestan por la dieta mediterránea, los centenarios de Okinawa, los
flexitarianos, vegetarianos y veganos… En todos estos casos se ha observado que el riesgo de sobrepeso y
Y un hecho aún más inquietante: un estudio ha señalado que consumir aceite de palma (uno de los áci-
dos grasos saturados más presentes en los alimentarios de elaboración industrial) durante el embarazo
predispone a los niños al sobrepeso.
Por su parte, los ácidos grasos trans son unos ácidos grasos hidrogenados que se emplean para elaborar
margarinas. Estas, además, se encuentran en la mayoría de los productos industriales (pizzas, pasteles, ga-
lletas, chocolatinas, fritos…), pero no siempre se indica claramente que están incluidas en su composición.
Los ácidos grasos trans conllevan los mismos efectos negativos que los ácidos grasos saturados y además
impiden que los omega 3 entren en las células y estas se vean beneficiadas por sus propiedades. Todo ello
hace que sean un importante factor de riesgo de inflamación, sobrepeso, obesidad, diabetes, patologías
cardiovasculares, déficit en el desarrollo cerebral de los niños y declive cognitivo.
Además, cuanto más rápido sube el azúcar en sangre, más insulina se segrega, lo que produce una caída
del nivel de glucosa sanguínea unas 2 horas después de ingerir esos azúcares rápidos. Esta es la razón por
la que se vuelve a sentir hambre mucho antes de que llegue la hora habitual para la siguiente comida.
A más largo plazo, la inflamación hace que los receptores de insulina se vuelvan menos efectivos, por lo
que el páncreas debe secretar cada vez más esta hormona para regular el nivel de glucemia.
Asimismo, estos azúcares rápidos tienen un efecto sedante y el cerebro los utiliza para calmarse. Esto ocu-
rre porque la insulina secretada hace que los aminoácidos ramificados (leucina, isoleucina y valina) que
también contienen esos azúcares de absorción rápida acaben entrando en los músculos. En consecuencia,
se reduce la presencia de aminoácidos en sangre, que son los principales agentes que obstruyen el paso del
triptófano (precursor de la serotonina, la hormona que sirve de freno de los impulsos) al cerebro.
De este modo, el azúcar actúa como un psicotrópico serotoninérgico de efecto sedante que reduce las
tensiones interiores. O, dicho de otro modo: los azúcares rápidos son como una droga. De hecho, un
estudio realizado por el equipo del Dr. Serge Ahmed, del CNRS (Centro Nacional para la Investigación
Científica, por sus siglas en francés) concluyó que los roedores prefieren el azúcar a la cocaína.
Se estima que, en todo el mundo, el 10% de las personas sin sobrepeso son adictas al azúcar. Y entre
las que tienen sobrepeso y obesidad ese porcentaje asciende al 40 y 60%, respectivamente. Además, esa
adicción aumenta si los alimentos también contienen grasas. Ante estos terribles datos, cada vez más nu-
tricionistas y médicos alertan de la omnipresencia del azúcar en la alimentación, que sobre todo atiende
a un interés puramente económico (el azúcar oculta la falta de sabor y de calidad de los alimentos) en
detrimento de la salud.
El Dr. Robert Lustig, un destacado pediatra endocrinólogo, demostró que la fructosa, que ha sustituido
masivamente al azúcar (también denominado sacarosa) en los productos industriales, aumenta significa-
tivamente el nivel de triglicéridos y es también un importante factor de riesgo de sobrepeso, de obesidad
y de diabetes.
4. La sal
La sal no aporta calorías. Si hay una razón por la que la industria agroalimentaria añade sal a práctica-
mente todo, incluidos los caramelos, es porque da sed y, de este modo, también se incentiva la venta de
bebidas (incluidos los refrescos atiborrados de azúcar que contribuyen al sobrepeso).
Dada esta relación, se puede decir que la sal contribuye al sobrepeso además de, por supuesto, ser un
reconocido factor de riesgo de hipertensión y de diabetes, además de carcinógeno (en concreto aumenta
el riesgo de cáncer de estómago).
Como recordatorio, los alimentos con un mayor nivel de sal son las conservas, los platos preparados, el
embutido, el queso, el pan…
5. El gluten
Los alimentos ricos en gluten (principalmente trigo, centeno y cebada) estimulan la zonulina, una pro-
teína que aumenta la permeabilidad del intestino, lo que hace que este no cumpla correctamente con su
función a la hora de evitar que pasen a la sangre sustancias tóxicas.
En un estudio con ratones estos fueron divididos en dos grupos: los del primero siguieron una dieta
rica en grasas y azúcares y a los del segundo se les dio además gluten; en ambos grupos los ratones
podían comer y beber todo lo que quisieran. Pues bien, pasadas 8 semanas se compararon las calorías
absorbidas y gastadas en ambos grupos y se constató que, aunque se habían ingerido unas cantidades
similares de alimentos, los ratones cuya dieta contenía gluten ganaron casi el doble de peso que los que
no lo hicieron.
Además, los ratones que habían consumido esta proteína tenían niveles más altos de azúcar en sangre.
Y entre los que más gluten habían consumido los niveles de IL-6, IL-10 y TNF-alfa (mediadores de la
respuesta inflamatoria) se elevaron bruscamente, señal de que un estado inflamatorio crónico favorece la
obesidad. Esta inflamación, además, se ve incrementada por el aumento de la permeabilidad intestinal
inducida por el gluten.
A tenor de estos resultados, los investigadores han concluido que es mejor seguir una dieta sin gluten para
perder peso y, de paso, prevenir el desarrollo de diabetes y otras enfermedades metabólicas.
Vitaminas D y K
Para saber qué dosis debe tomar, primero solicite a su médico un análisis de vitamina D plasmática
para conocer así su nivel circulante en sangre. En función del resultado deberá seguir una comple-
mentación correctora hasta alcanzar el nivel adecuado de 60 ng/ml.
A continuación deberá seguir tomando vitamina D (entre 2.000 y 4.000 UI diarias) acompañada
de vitamina K (entre 100 y 200 μg/día, para facilitar la absorción de la vitamina D).
Atención: acompañe la toma del complemento con alimentos grasos, ya que se trata de vitaminas
liposolubles. Por ejemplo, aguacates, aceite de oliva virgen extra o de semillas de lino…
Complejo de polifenoles
De destacadas propiedades antioxidantes y beneficiosas para el sistema digestivo.
Magnesio
Se trata de un mineral indispensable para que se lleven a cabo todas las funciones del organismo.
Para beneficiarse de sus propiedades debe contar con unos aportes diarios de entre 450 y 500 mg.
Omega 3
Para acelerar la pérdida de peso es necesario tomar complementos de omega 3, sobre todo durante
los primeros meses y especialmente en el caso de que el sobrepeso sea significativo, si los marcadores
inflamatorios son altos o si existe una resistencia a la insulina.
La ingesta diaria recomendada (IDR) es de entre 750 y 1.500 mg de EPA/DHA al día. En caso de
inflamación significativa puede añadir 500 mg de nicotinamida (una forma de vitamina B3) dos
veces al día y un complejo reparador de ADN rico en polifenoles, que actúan en sinergia.
Atención: para la toma de complementos consulte siempre las dosis indicadas por el laboratorio
fabricante.
|dieta
Cómo adoptar una
antiinflamatoria
Alimentos antiinflamatorios
que debe primar
Frutas y verduras.
Adoptar una alimentación adecuada es
la forma más efectiva de combatir la in- Cereales sin gluten como trigo sarraceno, arroz, qui-
flamación. Se indican a continuación los nua, mijo…
alimentos cuyo consumo debe evitar y Legumbres como lentejas, guisantes, judías, habas,
aquellos a los que debe dar preferencia. altramuces… Si se combinan los cereales con las le-
gumbres, se obtienen tantas proteínas como las que
proporcionan la carne o el pescado.
Alimentos proinflamatorios
que debe evitar Especias. Varios estudios han demostrado que ingerir
extractos de canela mejora el metabolismo de la glu-
Carne. cosa, reduciendo con ello el nivel de hiperglucemia
en personas con diabetes tipo 2. Un estudio concluyó
Productos lácteos y maíz, dema- que ingerir un complemento de 3 g de canela durante
siado ricos en ácidos grasos omega 6 14 días mejora la sensibilidad a la insulina y reduce los
inflamatorios y en leucina (aminoá- niveles de glucosa circulante en un 27,1%; estos efec-
cido proinflamatorio). tos positivos se detuvieron tras interrumpir su admi-
Grasas saturadas y trans y carbohi- nistración. Por último, también interesan la cúrcuma,
dratos de absorción rápida. el jengibre, el clavo, el ajo, la cebolla…
Productos industriales que incluyen Priorice especialmente los alimentos ricos en:
aditivos perniciosos para la salud Magnesio, como hortalizas verdes, cereales integrales,
(por ejemplo, el más común es el oleaginosas, legumbres…
glutamato monosódico).
Polifenoles, por ejemplo, remolacha, aceite de oliva
Cereales y alimentos ricos en gluten. virgen extra, almendras enteras, chocolate negro, se-
Café (estimula la secreción de his- millas de chía, infusión de rooibos y de hibisco; zumo
tamina, un agresivo agente infla- de arándano, de granada y de grosella negra -sin azú-
matorio) y otras fuentes de cafeína car añadido-… El té verde es particularmente rico en
(refrescos y bebidas energéticas). antioxidantes (catequinas, galato de epigalocatequina
y teína) que aumentan el metabolismo basal, lo que
Edulcorantes (aspartamo y sucra-
hace que se quemen más calorías.
losa, entre otros).
Varios estudios han demostrado que las catequinas del
té verde reducen los picos de glucosa e insulina en san-
gre, además de reducir el apetito y el peso corporal. Es
10 veces más rico en polifenoles que el té negro, mien-
III. FORMAS SENCILLAS tras que el té matcha (una forma especial de té verde
que potencia sus propiedades) lo es 100 veces más.
DE GANAR MÚSCULO PARA Omega 3, como los aceites de colza, de linaza o de ca-
QUEMAR MÁS CALORÍAS melina (mejor si son ecológicos y envasados en botella
de cristal); los pescados azules (arenques, sardinas, ca-
ballas, boquerones…) y las semillas de lino.
Con las medidas antiinflamatorias que se
han indicado se puede romper ese círculo
vicioso por el que un exceso de masa grasa impide transformar las calorías en energía y, además, se pierde
músculo. Ahora bien, si lo que quiere es que ese proceso sea eficaz y duradero para que sea el músculo el
que contribuya a quemar la grasa, es indispensable recuperar la masa muscular perdida.
Para todo esto es necesario el zinc, un mineral clave en la producción de proteínas (esta información se
ampliará más adelante).
Asimismo, la actividad física es, después de la alimentación antiinflamatoria, la estrategia más eficaz en
caso de sobrepeso.
• Aumentar la masa muscular y su capacidad para quemar grasas y con ello generar energía.
• Reducir la glucemia, la glicación y la hiperinsulinemia (alto nivel de insulina en sangre, un factor
de sobrepeso y de cáncer).
• Dilatar los vasos sanguíneos, lo que contribuye a una mejor circulación y distribución del oxígeno,
así como de los nutrientes, aumentando con ello la capacidad de quemar calorías.
• Respirar más profundamente, lo que aporta un mayor suministro de oxígeno a todo el organismo.
• Mejorar el rendimiento energético al multiplicar el número de mitocondrias, que son las centrales
encargadas de sinteizar ATP (adenosín trifosfato, la energía de las células) a partir de los azúcares
y las grasas.
• Mejorar la gestión del estrés y optimizar los neurotransmisores del bienestar y del estado de ánimo
(acción serotoninérgica y endorfínica), lo que permite controlar los impulsos alimentarios.
• Mejorar la calidad del sueño.
En definitiva, debe practicar cada día al menos 30 minutos de una actividad que exija esfuerzo intenso
(correr, ir en bicicleta, marcha, pesas…), así como 1 hora de actividades de intensidad moderada (subir
las escaleras, andar, practicar jardinería…).
Las personas con sobrepeso tienen una flora intestinal cuya diversidad está notablemente reducida. Esta
relación también se da a la inversa, ya que aquellas personas cuya microbiota es poco diversa tienen un
mayor riesgo de acabar sufriendo sobrepeso.
En las personas con obesidad abundan las bacterias de la familia Firmicutes, procedentes de una dieta rica
en proteínas animales. Estas bacterias tienen la capacidad de incrementar la asimilación de los alimentos
y, por lo tanto, de sus calorías, lo que conduce inexorablemente a un aumento de la masa grasa.
Por el contrario, suelen carecer de las denominadas “bacterias comensales” (las buenas), como es el caso
de la Faecalibacterium prausnitizii o la Akkermansia muciniphila.
Las bacterias protectoras de la flora intestinal producen butirato y propionato, dos potentes metabolitos
que regulan la inflamación, el apetito y el nivel de glucosa. Se trata por tanto de dos compuestos que
desempeñan un papel clave en el control del almacenamiento de grasa en el organismo, así como de la
sensibilidad a la insulina.
De este modo, si por ejemplo se realizara un trasplante de flora intestinal inflamatoria a una persona que
se encuentra en su peso, tendría lugar una colonización de bacterias “malas” que provocarían el aumento
de la grasa corporal sin necesidad de comer de más. Esto demuestra el impacto de la flora intestinal en el
control del peso y, de hecho, se ha comprobado en experimentos realizados con roedores.
También se han realizado estudios con personas con obesidad y se ha observado que, dependiendo de
la composición de su microbiota intestinal, mejoran notablemente algunos parámetros metabólicos y
se reducen ciertos factores de riesgo cardiovascular (nivel de colesterol, de inflamación y de glucemia),
mientras que otros empeoran.
En otra investigación, relizada en 2013, el Prof. Cani demostró que la Akkermansia muciniphila protege
parcialmente contra la obesidad y la diabetes tipo 2 (actualmente se siguen investigando los mecanismos
que explican este fenómeno). También observó que con una dieta rica en grasas esa bacteria desaparece,
pero que si se añaden prebióticos reaparece.
Los polifenoles también favorecen la presencia de la Akkermansia al reforzar la barrera del intestino y
reducir la inflamación (en experimentos realizados en ratones). Y, por su parte, se ha descubierto que los
ácidos grasos omega 3 aumentan la presencia de la Akkermansia y de otras bacterias comensales (lactoba-
cilos y bifidobacterias).
• Refuerza la barrera protectora del sistema digestivo, volviéndola más gruesa e impermeable.
• Reduce la presencia de endotoxinas circulantes y, por tanto, la inflamación.
• Permite activar los genes que contribuyen a una mayor capacidad para quemar grasa.
• Contribuye a la síntesis de lípidos bioactivos protectores (2-AG, 2-OG, OEA…) y endocanna-
binoides (receptores involucrados en el apetito), así como de péptidos antimicrobianos. Por el
contrario, reduce la síntesis de anandamidas (AEA), un tipo de endocannabinoide que vuelve la
pared del intestino más porosa y, por tanto, ineficaz.
En 2016 este mismo equipo de investigadores logró aislar la proteína presente en los filamentos de la
Akkermansia muciniphila, la Amuc_1100, que es la responsable de todos sus efectos beneficiososo para
la flora intestinal. Se administró con éxito a ratones, lo que ha abierto la puerta a una nueva vía muy
prometedora: ni siquiera sería necesario administrar la bacteria, ya que bastaría con usar su principio
activo para obtener los mismos beneficios.
El estrés suele asociarse a las llamadas “tensiones pulsionales alimentarias” o “compulsiones alimenta-
rias”, es decir, un mal control de los impulsos alimentarios por el que se tiende a consumir entre horas
alimentos ricos en glúcidos y en grasas.
Para entender cómo funcionan estas compulsiones hay que comprender la importancia del cortisol,
también conocido como “la hormona del estrés”. Se trata de una hormona producida por la glándula
suprarrenal y beneficiosa cuando se libera de manera controlada. Por el contrario, si se secreta en exceso
y de forma constante, puede tener un impacto negativo en la salud en general, incluido el sistema inmu-
nitario y el control del peso.
1. Estimula la síntesis del neuropéptido Y (NPY) que influye en el aumento de peso de varias
maneras:
• Contribuye al almacenamiento de grasas al reducir la sensibilidad a la insulina.
• Estimula a la lipoproteína lipasa, que también interviene en la acumulación de la grasa.
• Incita a la ingesta de comida al enviar al cerebro mensajes para que aumente el apetito, es-
pecialmente el gusto por alimentos asociados con el placer (los que contienen más grasas o
azúcar).
• Contrarresta los efectos de la leptina, proteína producida por las células grasas que favorece la
sensación de saciedad y estimula el metabolismo. De hecho, las personas obesas desarrollan
resistencia a la leptina, por lo que no pueden beneficiarse de sus propiedades. Además, esto
contribuye a un exceso de NPY, lo que agrava el problema.
2. Actúa como señal para que las células grasas se almacenen, en lugar de eliminar los excedentes.
3. Interfiere con la serotonina, el neurotransmisor del estado de ánimo involucrado en el control de
las compulsiones alimentarias.
4. Si el aumento del cortisol es crónico puede acabar afectando al correcto funcionamiento de la
tiroides, que es la glándula encargada de regular el metabolismo. De este modo, si no funciona de
manera adecuada, el organismo quema menos calorías y, en consecuencia, se gana peso.
La noradrenalina es otra hormona que también se secreta en situaciones de estrés. En su caso conlleva
una reacción inflamatoria al activar los glóbulos blancos e introducir masivamente hierro (proinflamato-
rio) en las células.
A todo esto hay que añadir que, en situaciones de estrés, el sueño se ve alterado. Y un descanso de calidad
es necesario para mantener el peso, como está a punto de ver.
Por último, el estrés altera considerablemente la microbiota, lo que ya ha quedado claro que es en sí un
factor inflamatorio.
2. Coherencia cardíaca
Esta técnica de relajación permite optimizar la respiración. Para ello, cada ciclo completo de repiración debe
durar 10 segundos (4,5 segundos de inhalación y 5,5 de exhalación) y hay que realizar 6 ciclos en 1 minuto.
Diversos estudios han demostrado que realizar 3 sesiones diarias de 5 minutos cada una ofrece efectos
positivos a la hora de controlar el estrés. Los expertos recomiendan hacer una sesión por la mañana al le-
vantarse, otra al mediodía y la última sobre las 16:00 ó las 17:00 horas, pues los beneficios de esta técnica
duran de 3 a 4 horas.
3. Yoga
Esta técnica permite, gracias a la respiración y a las diferentes posturas que hay que adoptar y que re-
quieren de una gran concentración, que podamos alejarnos de las preocupaciones diarias e incluso de los
pensamientos rumiantes que no dan descanso, sobre todo por la noche.
Para obtener mayores beneficios se pueden combinar estas herramientas con actividades creativas, el
contacto con la Naturaleza, la música o simplemente con momentos que inviten a la convivencia o, por
el contrario, a la intimidad de cada uno, mejorando el bienestar. También va a ayudar mucho la toma de
complementos de magnesio, que es el principal nutriente regulador del estrés (en el apartado de carencias
nutricionales se detallan todos los beneficios de este mineral).
La mayoría de las personas que tienen sobrepeso tienen un peor control de sus impulsos. Esto suele ma-
nifiestarse con impaciencia, intolerancia a las frustraciones, impulsividad y, como ya se ha indicado, por
una atracción incontrolable por el dulce.
Esta es la razón por la que a estas personas les da por “pegarse atracones” y, por ejemplo, cuando abren un
paquete de galletas son incapaces de parar hasta haberlo terminado. Lo que les ocurre es que, sin saberlo,
están usando la comida como un “psicotrópico serotoninérgico”.
El proceso es el siguiente: los alimentos consumidos (especialmente los glúcidos) hacen que suba la insu-
lina pero, además, que aumenten ciertos aminoácidos (leucina, isoleucina y valina) que interfieren en los
centros cerebrales reguladores del apetito. Asimismo, la insulina hace que el triptófano atraviese la barrera
hematoencefálica del cerebro y allí se transforme en serotonina, también conocida como “la hormona de
la felicidad”.
Esta es la razón por la que comer dulces nos relaja. El alcohol (en el caso de que se tome), al tener la
composición bioquímica de un “superazúcar”, produce un efecto similar.
0 1 2 3
10 puntos o menos: todo va como la seda. Mantenga esa actitud relajada y “zen”.
Entre 11 y 14 puntos: siga los consejos que se indican a continuación.
Total:
A partir de 15 puntos: aplique los consejos que se indican en el siguiente apartado y además optimice
su síntesis de serotonina con la toma de azafrán.
• Consuma alimentos con un índice glucémico (IG) bajo, especialmente a lo largo de la segunda
mitad del día.
• Si le apetece dulce, opte por el chocolate negro con más del 74% de cacao (tome 1 ó 2 onzas). Su
efecto serotoninérgico ha sido ampliamente confirmado por diversos estudios.
• No coma carne por las noches, pues es rica en aminoácidos ramificados que compiten con el
triptófano. Como consecuencia, el triptófano no llega al cerebro y por tanto no puede producir
serotonina.
• Practique ejercicio a diario y, si es posible, nade 1 ó 2 veces por semana (el contacto con el agua
tiene un efecto endorfínico).
• Dese automasajes, que también tienen efectos serotoninérgicos.
• Tome complementos a base de magnesio, el principal regulador del estrés.
• Tome suplementos de vitaminas del grupo B para corregir posibles defícits, pues son esenciales
para producir serotonina (más adelante se detallan los beneficios que ofrecen cada una de las vi-
taminas de este grupo).
Casi siempre:
Siempre: 3 puntos.
2 puntos.
! !
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u Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar • ADELGAZAR • Junio 2020 t
• Si con estos complementos no fuera suficiente, puede tomar de 500 a 1.000 mg de nicotina-
mida (una forma de vitamina B3), así como azafrán (especia de probados efectos serotoni-
nérgicos).
• El estreñimiento crónico puede alterar el metabolismo del triptófano y que este no actúe como
precursor de la serotonina. Para evitar que esto ocurra, aumente los aportes de agua mineral, frutas,
verduras, magnesio y vitamina C.
Aunque resulte sorprendente, ciertas carencias pueden impedir que una persona adelgace o, incluso,
pueden contribuir a que gane peso.
Si en su caso concreto ha probado de todo, incluso algunos de los consejos nutricionales que se han in-
dicado antes, pero no ha obtenido el resultado que buscaba, puede que la respuesta esté precisamente en
una carencia de nutrientes que está obstaculizando sus esfuerzos.
Se indican a continuación los principales nutrientes involucrados en el control del peso, así como algunos
consejos prácticos para complementar su programa de adelgazamiento. Preste atención a todas las indi-
caciones para determinar qué posibles déficits debe corregir.
Zinc
Magnesio
Su papel en la pérdida de peso déficit se ve agravado por el estrés, que hace que
• Rompe los círculos viciosos de fatiga > estrés se pierda magnesio a través de la orina. Además,
> mayor ingesta de calorías > hiperinsuline- muchas personas (alrededor del 18% de la pobla-
mia. ción) poseen un gen, el HLAB35, que dificulta
su asimilación por parte del organismo.
• Regula el nivel de glucosa en sangre.
La cafeína también aumenta la excreción urina-
• Permite un mayor control de los impulsos ria del magnesio. Por su parte, los ácidos gra-
alimentarios al mejorar la relación entre la sos saturados y el exceso de azúcar y de fósforo
noradrenalina y la serotonina. (presente en lácteos y en refrescos de elaboración
• Ayuda a producir más energía con una industrial) inhiben su absorción.
menor ingesta de calorías. Por otra parte, los estrógenos también tienen
• Activa los mecanismos de acción de las vi- efectos antagonistas sobre el magnesio. Diversos
taminas del grupo B, cruciales en la pérdida estudios han constatado que en la segunda parte
de peso. del ciclo menstrual (fase lútea) se produce una
disminución del magnesio en sangre, mientras
• Asegura el correcto funcionamiento de la
que durante el embarazo esa reducción pasa a
bomba sodio-potasio, necesaria para reducir
ser gradual.
las posibles retenciones de agua (esta bomba,
cuyo funcionamiento se explica en detalle en ¿Qué complemento debe elegir?
el cuadro sobre el potasio, también participa
en el control del peso). Debe tomar una forma de magnesio que permita
una mayor asimilación por parte del organismo.
• Previene posibles complicaciones metabóli- Es el caso de las sales orgánicas de magnesio,
cas y cardiovasculares. entre las que debe optar mejor por las sales lipo-
• Reduce la absorción de las grasas saturadas. solubles (glicerofosfato) combinadas con taurina,
En contacto con esas grasas el magnesio que favorece su retención.
forma jabones insolubles que luego son ex- Las dosis adecuadas
pulsados por vía urinaria, lo que evita que • Para corregir déficits: de 600 a 900 mg/día
sean absorbidas por el organismo. de 1 a 6 meses. El tratamiento de cho-
• Modula la actividad proinflamatoria de los que finalizará cuando se observe que se ha
glóbulos blancos. recuperado la energía, así como una res-
puesta normal a las situaciones de estrés.
Principales fuentes
• Dosis de mantenimiento: de entre 300 a
Los alimentos más ricos en magnesio son las 600 mg/día.
aguas minerales, las verduras de color verde, las
legumbres, los cereales integrales o semiintegra- • Durante el embarazo: de entre 600 a
les, las oleaginosas y el tofu. El cacao también 900 mg/día (para contrarrestar el au-
contiene magnesio, aunque este no es muy bio- mento de los estrógenos y sus efectos
disponible por la presencia de grasas saturadas. sobre el magnesio).
¿Por qué debe tomar un complemento? Atención: consulte las dosis adecuadas para su
caso en particular, siguiendo las indicaciones del
Con la alimentación propia de las sociedades ac-
laboratorio fabricante.
tuales apenas se cubren las necesidades de mag-
nesio. Para que se haga una idea, con la ingesta Es recomendable dividir la ingesta a lo largo del
nutricional diaria se obtienen unos 120 mg de día para mantener un nivel de magnesio circu-
magnesio por cada 1.000 cal, lo que da una lante en sangre las 24 horas. De ahí que lo ideal
media de 240 mg/día, mientras que la ingesta sea fragmentar la dosis para tomarlo 3 veces a lo
recomendada es de unos 400 mg diarios. Este largo del día.
Hierro
Potasio
Vitamina D
Tirosina
Omega 3
Coenzima Q10
Su papel en la pérdida de peso servado que cuanto más bajo es el nivel de esta
Esta molécula mejora la capacidad de las mito- coenzima, más altos son los marcadores infla-
condrias (las centrales energéticas del organismo) matorios, así como la oxidación aterogénica de
para producir más energía ATP. Asimismo, posee los lípidos (acelera el desarrollo de las placas de
una acción antioxidante que contribuye a com- ateroma).
batir la inflamación.
Principales fuentes
¿Quién puede sufrir una carencia? Un estudio ha demostrado que tomar durante
Las mujeres con obesidad suelen presentar un 12 semanas 200 mg diarios de CoQ10 permite
nivel más bajo de coenzima Q10 (CoQ10) en reducir la glucemia y la insulina (en ayunas) en
su tejido adiposo. Y los investigadores han ob- pacientes con diabetes o síndrome metabólico.
Tras ese tiempo tomando los complementos se tencia a la insulina, por sus siglas en inglés),
ha observado que el peso y el contorno de cin- además de mejorar la capacidad antioxidante
tura se reducen significativamente. total. En este caso no se observaron cambios
significativos en los marcadores inflamatorios,
En otro estudio se admistraron 100 mg diarios tal vez debido a que las dosis eran demasiado
durante 8 semanas y se constató que esta po- bajas (las dosis farmacológicas con las que se
sología reduce la insulina y el índice HOMA han constatado sus beneficios son entre 200 y
(modelo homeostático para evaluar la resis- 1.200 mg/día).
REFERENCIAS:
Puede consultar las referencias científicas de este Dossier en la siguiente dirección:
URL: http://www.saludnutricionbienestar.com/dossiers/fuentes-adelgazar.pdf
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