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Los Dossiers de
NUTRICIÓN Y BIENESTAR
LOS NUEVOS TRATAMIENTOS NATURALES VALIDADOS POR LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Dr. Jean-Paul Curtay Nº 53 MAYO 2018 SALUD NUTRICIÓN BIENESTAR
Herramientas para
(Bruselas, Lisboa, París, Viena…).
El Dr. Curtay es presidente del Green-
health, un movimiento internacional
que persigue promover la salud (especial-
mente a través de la alimentación y el me-
dioambiente), miembro de la Academia
prevenirla y tratarla
de Ciencias de Nueva York y forma parte
del equipo editorial de la revista Journal eficazmente
of Nutritional and Environmental Medi-
cine, de la British Society for Ecological Por Jean-Paul Curtay
Medicine (BSEM). Trabaja para difundir
la terapia nutricional, para introducir la
educación sobre nutrición en las escuelas La diabetes tipo 2 es una de las llamadas “enfermedades
y con agricultores y la industria alimenta- de la civilización” (junto a la obesidad o las enfermedades
ria para evolucionar hacia productos más
saludables. cardiovasculares), cuya tasa ha aumentado considerable-
También es autor y coautor de nume- mente. Los médicos son conscientes de que la educación
rosos libros sobre salud y nutrición (por
ejemplo, La nueva guía de las vitaminas,
que recibe el paciente, así como sus hábitos de vida, son
prologada por el premio Nobel de Medi- las principales herramientas para el control de esta en-
cina Jean Dausset, o la Guía familiar de
los alimentos que curan, entre otros).
fermedad. Pero, por desgracia, cuentan con una gran ca-
Ha estudiado a fondo la alimentación y rencia de medios y su principal actuación sigue siendo
el modo de vida que han hecho que los de tipo farmacológico, por medio de medicamentos que
ancianos de Okinawa gocen de la mayor
longevidad del mundo y las ha adaptado hacen bajar la glucemia. Y cuando éstos ya no son sufi-
a nuestras costumbres occidentales. ciente se pasa directamente a la insulina.
El Dr. Curtay es una auténtica “en-
ciclopedia viviente” sobre salud natural, Ahora bien, a largo plazo la insulina incrementa el riesgo
pero además una de sus mayores cuali-
dades es la pedagogía, el arte de transmitir
de sobrepeso, de cáncer y del conjunto de enfermedades
su saber de manera clara y práctica. degenerativas. Se trata, por tanto, de un auténtico con-
Lleva 35 años formando a otros profe- trasentido, sobre todo teniendo en cuenta que la diabetes
sionales de la salud, introduciendo la
educación nutricional en las escuelas y sin tratar ya sensibiliza a todas estas enfermedades. Por
promoviendo que los agricultores y la ello es una verdadera tragedia que los médicos todavía no
industria agroalimentaria evolucionen
hacia productos que incorporen los concedan la suficiente importancia a los nuevos hábitos
conceptos de bienestar y salud. de vida que los pacientes deben adoptar para retomar el
Vive en el bosque de Fontainebleau y es
padre de dos hijos a quienes ha trasladado
control de su glucemia y prevenir futuras complicaciones.
su amor hacia la naturaleza, el deporte, la
lectura, el arte, los conciertos, los viajes y
Es por ese motivo que en este Dossier el paciente se sitúa
la fotografía. De hecho, también es autor en el centro del tratamiento. Para ello se ha elaborado
de libros de otras áreas distintas a la salud,
como poesía, educación o música.
un protocolo que, explicado paso a paso, tiene como objetivo librar progresivamente
al diabético de la dependencia a los medicamentos y pueda retomar el control de su
salud. Pero como no es cuestión de olvidarse de los no diabéticos, también se explica
en detalle cómo prevenir la enfermedad para que todo el mundo puede disfrutar de
una larga vida con buena salud.
En este Dossier encontrará:
CUADERNO PRÁCTICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
GLOSARIO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Es decir, que la diabetes es en realidad un asesino silencioso, lento pero metódico, que poco a poco va
actuando sobre cada órgano del cuerpo hasta alterar todas sus funciones.
Así, incrementa el riesgo de sufrir enfermedades infecciosas, acelera la aparición de problemas ligados a la
edad y se encuentra detrás de la muerte prematura de cientos de millones de personas en todo el mundo.
Ahora bien, hay diversos factores que pueden causar una diabetes:
• El primero de ellos es bastante infrecuente; de hecho, no implica más que al 6% de los casos. Por
lo general aparece en niños y adolescentes en los que el páncreas es incapaz de producir insulina,
la hormona que permite hacer entrar activamente la glucosa en las células. Es la llamada diabetes
tipo 1, que no puede ser tratada si no es mediante la administración artificial de insulina.
• Sin embargo, la mayoría de las veces la diabetes aparece más tarde, sobre todo a consecuencia del
sobrepeso o de la exposición prolongada de factores inflamatorios en diferentes ámbitos de la vida.
En ese caso se trata de diabetes tipo 2, que está considerada como una enfermedad degenerativa
al nivel de ciertas dolencias cardiovasculares o el alzhéimer, entre otras. En este tipo de diabetes
el páncreas produce insulina, pero en cantidades cada vez menores e insuficientes, al tiempo que
también se genera una “resistencia” que evita que la glucosa penetre debidamente en las células.
• Asimismo, hay un tercer escenario que suele darse con relativa frecuencia: la diabetes gestacional.
Sucede porque a partir del tercer mes de embarazo las mujeres necesitan entre 2 y 3 veces más
insulina de lo habitual. Si el páncreas es incapaz de producir la suficiente insulina para metabo-
lizar el exceso de glucosa, ésta se eleva de modo permanente y conduce a un estadio metabólico
transitorio de diabetes.
Ahora bien, en lo referente al riesgo de desarrollar diabetes no todos los tipos de sobrepeso y, sobre todo,
de acumulación de grasa, son iguales. Especialmente peligrosa es la denominada “grasa abdominal”, es
decir, aquella que se acumula en torno a las vísceras del abdomen.
Esta grasa libera permanentemente un flujo de ácidos grasos libres que en el hígado se convierten en tri-
glicéridos, haciendo aumentar el nivel de éstos en el organismo (y más todavía si también se consumen
azúcares, que se convierten del mismo modo en triglicéridos en el hígado).
El nivel de triglicéridos alto tiene dos efectos: por un lado, que éstos son captados por el tejido adiposo,
lo que provoca un mayor aumento de peso, y por el otro que el buen funcionamiento de los receptores
de la insulina se ve afectado.
Ahora bien, hay muchos más factores que pueden estar detrás del desarrollo de la diabetes:
• Los factores genéticos, que son más importantes en el caso de diabetes tipo 2. Así, con un proge-
nitor que padece la enfermedad el riesgo varía de entre un 4 y un 8% en el caso de diabetes tipo
1, a un 40% en el caso de tipo 2.
• La inflamación (muy presente en caso de sobrepeso, por ejemplo), que altera las proteínas y, entre
ellas, los receptores de la insulina.
• El déficit de magnesio, que ha sido identificado en dos investigaciones individuales como un
factor de riesgo y agravante de la insulinorresistencia y la diabetes.
• Los errores alimentarios. Lo más peligroso es considerar que el único enemigo es el azúcar, tanto
el de mesa como el que se encuentra oculto en los alimentos. En realidad, también habría que
limitar el consumo de:
✓✓ Fructosa, factor de sobrepeso, inflamación e inactivación de los receptores de la insulina.
✓✓ Alimentos tostados o quemados. Es primordial reducir al máximo las glicotoxinas o moléculas
de Maillard, deformadas por la agresión térmica hasta volverse tóxicas.
✓✓ Sal (su limitación es un eje fundamental del tratamiento de la diabetes).
✓✓ Carne, ya que el exceso de hierro está implicado en la degeneración de las células pancreáticas
que producen insulina. Además, la carne es a día de hoy uno de los alimentos más inflamato-
rios de todos los que se consumen.
✓✓ Grasas saturadas y “trans”, que aumentan el riesgo de dislipidemia (es decir, de sufrir una eleva-
ción anormal de la concentración de grasas en la sangre) e hipertrigliceridemia, pero asimismo
de padecer sobrepeso, enfermedades cardiovasculares e inflamación. Por el contrario, los ácidos
grasos omega 3 poseen un potente efecto antiinflamatorio.
El desequilibrio de la flora intestinal (o disbiosis), por su parte, favorece la acumulación de grasa ab-
dominal (también llamada “perivisceral”), que como ya ha visto librera ácidos grasos libres aumentando
el riesgo de padecer diabetes.
El sedentarismo aumenta la
masa grasa, el nivel de inflama-
ción y sus marcadores y el riesgo
de sufrir sobrepeso, además de
ser un factor desencadenante
de estrés y de compulsiones ali-
mentarias (es decir, las ansias por
comer, con frecuencia de alimen-
tos dulces).
Y es que las “herramientas” que permiten funcionar al organismo, las enzimas, son proteínas a las que esa
glucosa se puede adherir. Y, una vez glicadas, las enzimas dejan de funcionar correctamente.
Es decir, que a mayor nivel de glucosa en sangre, más funciones importantes en el organismo se ven
afectadas.
Entre otras consecuencias, la capacidad de producir glóbulos blancos y anticuerpos desciende, lo que hace
más vulnerable ante las infecciones a la persona diabética.
Así, a medida que evolucione la enfermedad resultará vital, por ejemplo, vigilar y cuidar la piel regular-
mente (en especial la de los pies), ya que un daño mínimo puede implicar una grave infección.
Y cuando digo grave, es grave. Una pequeña herida puede terminar desencadenando una gangrena y con
frecuencia el resultado es la amputación de algún miembro.
Asimismo, las proteínas que nos defienden contra el estrés oxidativo y la inflamación se enfrentarán cada
vez a mayores dificultades para hacer su trabajo correctamente.
Las enzimas del hígado, encargadas de neutralizar los contaminantes, se irán quedando también inope-
rativas, al tiempo que la inflamación creciente acelerará el envejecimiento y poco a poco irá afectando a
todos los órganos.
Es decir, que descenderá la capacidad de plantar cara tanto a la oxidación como a la inflamación y a los
agentes contaminantes, lo cual aumenta el riesgo de padecer cualquier enfermedad degenerativa, espe-
cialmente dolencias cardiovasculares y cáncer.
Ya lo ve: las personas diabéticas no sólo tienen “un problema con el azúcar”, sino que están expuestos a
un enorme riesgo de padecer muchas otras enfermedades. Complicaciones que pueden afectar tanto a la
piel (heridas, mala cicatrización…) como a los ojos (cataratas, microangiopatías retinianas…), los nervios
(neuropatías periféricas, por ejemplo) y el cerebro (los diabéticos padecen más enfermedades neurodege-
nerativas -y de forma más precoz- que el resto). Y eso sin contar con el fuerte aumento de los problemas
dentales (desde caries, gingivitis y enfermedad periodontal hasta dientes que se mueven, se despegan y se
caen, directamente).
De ahí que sea tan importante plantarle cara de la forma correcta y con todas las herramientas de las que
se disponen (incluidas aquellas de las que seguramente su médico nunca le hablará). Precisamente por
eso el completo plan de acción para prevenir y tratar la diabetes que usted está a punto de descubrir va
a marcar la diferencia.
La respuesta reside en la naturaleza compleja de su molécula, compuesta por una multitud de azúcares
simples unidos los unos a los otros (es lo que se denomina polímero, de los cuales el más conocido es el
almidón). Esto obliga al tubo digestivo, desde la boca hasta el intestino, a dedicar más tiempo para des-
componer esos azúcares, permitiendo sólo el paso a la sangre de pequeñas cantidades de glucosa cada vez.
La rapidez con la que un glúcido se absorbe y pasa a la sangre y a los tejidos viene dada por su índice
glucémico (IG). De este modo, cuanto más elevado sea ese IG del alimento, significa que más va a hacer
subir el nivel de azúcar en sangre. Los alimentos que tienen el índice glucémico más bajo son las legum-
bres, los cereales integrales o semiintegrales y los frutos oleaginosos.
Sin embargo, existen otros parámetros que influyen en la velocidad a la que la glucosa pasa a la sangre.
El proceso es el siguiente: después de comer el estómago cierra el píloro, el esfínter inferior que lo co-
munica con el intestino delgado. Esto permite que el estómago se llene y los alimentos tengan el tiempo
suficiente para digerirse. Gracias a este esfínter los alimentos son hidratados y giran, como si fuera una
lavadora, junto a unas enzimas encargadas de descomponerlos en moléculas más pequeñas.
Cuando la digestión ha avanzado lo suficiente el píloro se abre y permite que el bolo alimenticio descienda
en el aparato digestivo para una segunda fase de digestión. A continuación, llega la fase de absorción, lo
que permite el paso de los alimentos digeridos en pequeñas moléculas (glucosa, ácidos grasos, aminoáci-
dos…) desde el tubo digestivo hasta la sangre.
Cuando se está estresado, el píloro permanece cerrado demasiado tiempo y el estómago lleno durante un
tiempo anormalmente largo. Pero si la apertura del píloro es demasiado rápida, la velocidad de paso de la
glucosa a la sangre aumenta y, en consecuencia, la glucemia también se incrementa.
Para que esto no ocurra es necesario contar con unos buenos niveles de propinato. Y para segregar la
cantidad adecuada de propionato hace falta tener una buena flora intestinal, nutrida con vegetales ricos
en fibras y en polifenoles. Además, esto permite tener un apetito adecuado, así como la ralentización en
la absorción de los glúcidos; es lo que los investigadores definen como el efecto “segunda comida”.
Si se sigue una alimentación pobre en fibras que impide tener una buena flora comensal, la velocidad de
absorción de los glúcidos en la siguiente comida aumentará. Pero, además, en las horas siguientes a la
ingesta de los alimentos se originará un efecto inflamatorio. Y a todo esto hay que añadir el hecho de que
una flora intestinal alterada hace que se prefiera el sabor dulce.
Una dieta pobre en sal, pensada para tratar la hipertensión, ha demostrado que también puede contribuir
a combatir la diabetes. Lo han confirmado unos investigadores que sometieron a 32 mujeres con diabetes
gestacional a una dieta de intervención DASH (Dietary Approach to Stop Hypertension), la dieta de refe-
rencia para combatir la hipertensión.
Se ha asociado esta dieta con un descenso significativo de la glucemia en ayunas, de la insulinemia y del
índice HOMA (que señala la resistencia a la insulina – Vea el glosario al final del Dossier). En cambio,
no se ha constatado ninguna disminución de la proteína C reactiva (Vea el glosario al final del Dossier),
un marcador de la inflamación. (En el apartado “Análisis para diagnosticar una diabetes” se encuentran
detalladas todas estas pruebas).
Además, a diferencia de las proteínas animales, las proteínas de origen vegetal contienen más sustancias
que protegen contra la diabetes:
Conclusión: una dieta sin carne es recomendable para prevenir e incluso tratar la diabetes.
El estudio de gran alcance EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition) ha con-
cluido que sería necesario aumentar el consumo de vegetales y reducir el de productos cárnicos procesa-
dos, así como de bebidas azucaradas y glúcidos refinados. Esta alimentación permitiría reducir de manera
significativa el riesgo de diabetes tipo 2.
Con respecto a los productos lácteos, no deberían consumirse más que ocasionalmente. La razón es la
alta cantidad de leucina que contienen, un aminoácido que activa uno de los principales factores de la
inflamación (el mTOR), así como de lactosa, que incrementa el riesgo de cataratas y neuropatía periférica
en los diabéticos.
U n equipo de investigadores comparó, entre más de 340.000 europeos de ocho países, la re-
lación entre la alimentación y la incidencia de diabetes tipo 2. Observaron así que aquellas
personas que consumen habitualmente hortalizas tienen un riesgo un 13% menor de padecer
diabetes, siendo del 16% en el caso de hortalizas de hoja verde.
En otro estudio realizado con miembros de la Iglesia Adventistas del Séptimo Día (corriente
religiosa cuyos integrantes siguen una alimentación vegetariana muy estricta, además de no
tomar alcohol ni tabaco) que contó con 15.200 hombres y 26.187 mujeres, las conclusiones
fueron que:
Otro experimento comparó a un grupo de personas omnívoras con otro grupo de personas que
habían decidido adoptar una alimentación vegetariana. Al cabo de sólo 21 días el cambio de
alimentación del segundo grupo había hecho descender significativamente su tensión arterial,
los niveles sanguíneos del colesterol LDL, el llamado “colesterol malo” y la proteína C reactiva
(PCR), un marcador de la inflamación. La concentración de insulina en la sangre y la resistencia
de las células a esta hormona también se redujeron entre los integrantes del segundo grupo.
Por último, en un estudio con diabéticos realizado por la facultad de medicina de la Universi-
dad George Washington (Estados Unidos), se dividió a los participantes en dos grupos: los del
primero tuvieron que seguir las recomendaciones habituales que se dan en caso de diabetes,
centradas exclusivamente en la reducción de alimentos con un índice glucémico elevado; el otro
grupo siguió una dieta vegetariana en la que el aporte de grasas saturadas fue reducido. Al cabo
de año y medio el control de la glucemia y las dislipidemias (alteración del metabolismo de los
lípidos) era claramente mejor en el grupo que siguió la alimentación vegetariana.
Se indican a continuación algunos alimentos ricos en polifenoles que puede incluir sin límite en su ali-
mentación.
Pero también actúa sobre las hormonas que el tejido adiposo segrega y que son esenciales para la tolerancia
a la glucosa: las adipocinas (adiponectina, leptina y resistina).
La cúrcuma también mejora la tolerancia a la glucosa gracias al aumento de los receptores de la insulina
y a la mejora de la función pancreática.
En un estudio clínico que contó con 240 prediabéticos, éstos fueron divididos en dos grupos: el primero
recibió una suplementación de cúrcuma y el segundo tomó placebo. Pasados nueve meses el 16,4% de
los participantes del grupo placebo había acabado desarrollando diabetes, ¡frente al 0% del grupo de la
cúrcuma!
Otro estudio realizado con 100 diabéticos también estableció el vínculo entre la ingesta de cúrcuma y la
reducción de la glucemia, en base a los resultados de la prueba HOMA (Vea el glosario al final del Dossier)
y del nivel de triglicéridos.
Por otro lado, en un metaanálisis que comprendía diez estudios aleatorizados y reunía a 543 pacientes, se
observó que unas dosis de canela de entre 120 mg a 6 g diarios (tomadas entre cuatro y dieciocho sema-
nas) producía un aumento del colesterol HDL (el llamado “colesterol bueno”) y descensos significativos:
Atención: la canela puede contener cumarinas, potentes anticoagulantes que favorecen los sangrados. Es
preferible usar canela de Sri Lanka.
Una compilación de 17 estudios puso de manifiesto que el consumo de té verde reduce la glucemia y la
insulinemia en ayunas, así como la hemoglobina glicosilada, que permite conocer los valores promedio
de glucosa en el transcurso de los dos últimos meses.
También existen estudios sobre los polifenoles del cacao, del hibisco, de las bayas (arándanos, granadas…
ricos en resveratrol, un tipo de polifenol). Sus efectos probados han llevado a los investigadores a afirmar
que los polifenoles deben formar parte de los protocolos para el tratamiento de la diabetes.
En el caso de los polifenoles del cacao, por ejemplo, un análisis de 42 estudios demostró que tienen los
siguientes efectos protectores sobre:
• La insulinemia en ayunas y la resistencia a la insulina, con una mejora del 37% de media.
• La tensión arterial diastólica, con una disminución media de 1,6 mm de Hg.
• La dilatación de los vasos sanguíneos.
En un estudio doble ciego llevado a cabo en pacientes con riesgo cardiovascular, se comprobó que el con-
sumo diario de 500 ml de zumo de granada durante cuatro semanas produjo descensos significativos de:
A raíz de estas conclusiones los investigadores han solicitado que se considere la toma de polifenoles de
la granada para el control de la diabetes y del síndrome metabólico.
Otras fuentes importantes de polifenoles son los frutos rojos, la grosella negra, las bayas de goji, las
almendras enteras, las cebollas, las remolachas (también ricas en prebióticos, beneficiosos para la flora
intestinal), etc.
Así pues, la actividad física es un hipoglucemiante natural. Pero al mismo tiempo la práctica regular de
actividad física permite aumentar la masa muscular y, en cada célula muscular, el número de mitocondrias
(las centrales energéticas que queman la glucosa). Debido a esta relación la capacidad de reducir la glucosa
en la sangre puede aumentar de manera considerable gracias al ejercicio.
Y eso sin olvidar sus beneficios frente al sobrepeso, sus propiedades antiinflamatorias y antiestrés, además
de que protege al corazón y previene la mayoría de las complicaciones de la diabetes. La actividad física
regular es lo que se podría llamar un “multimedicamento”.
Las investigaciones no dejan lugar a dudas: cuanto mayor es el número de horas dedicadas al sedenta-
rismo, más aumentan los riesgos de complicaciones. Y ocurre lo mismo a la inversa. Dos estudios aleato-
rizados (el DARE -Diabetes Aerobic and Resistance Exercise- y el HART-D -Health benefits of Aerobic and
Resistance Training-) sobre diabéticos han demostrado que la combinación de ejercicios aeróbicos y de
resistencia son más eficaces para reducir los niveles de hemoglobina glicosilada, que si se hace cada uno
de ellos por separado.
Y, como es de esperar, los beneficios del ejercicio aumentan si además se siguen buenos hábitos alimentarios.
Otro factor que influye en su eficacia es que se debe dedicar al menos 150 minutos de actividad física a
la semana.
En el estudio IDES (Italian Diabetes and Exercise Study), realizado sobre una amplia cohorte de diabéticos tipo
2 y que al principio eran sedentarios, se puso de manifiesto que estructurar y supervisar las actividades aeróbi-
cas y de resistencia es más eficaz que simplemente aconsejar a los diabéticos sobre lo que deben hacer. Gracias
a esta supervisión los participantes tenían mejores progresos en cuanto a forma física, una mejor calidad de
vida (según la puntuación QoL) y una disminución de los niveles de hemoglobina glicosilada, además de que
presentaban menos riesgos cardiovasculares en un seguimiento a diez años, y tomaban menos medicamentos.
Por ello, instituciones como el American College of Sports Medicine (ACSM) y la American Diabetes Asso-
ciation (ADA) recomiendan que todos los diabéticos sigan un programa para realizar un mínimo de 150
minutos de actividades físicas aeróbicas y de resistencia a la semana.
Pero atención, este tiempo es realmente el mínimo recomendado. Mejor sería intentar llegar, siempre de
manera progresiva, a los 150 minutos de actividades físicas de intensidad variable al día. Se puede con-
seguir perfectamente este objetivo si las actividades físicas se asocian a otras más cotidianas y de manera
sistemática: por ejemplo, hacer bicicleta estática mientras se ve la televisión.
Es lo que demostró el estudio finlandés FDPPS, realizado en personas con sobrepeso e intolerancia a la
glucosa. En el grupo de intervención el riesgo de diabetes tipo 2 disminuyó un 58% gracias a una serie
de consejos personalizados que tenían como objetivo:
Por su parte, una actividad física equivalente a como mínimo 2,5 horas de caminata a la semana dismi-
nuye el riesgo de diabetes tipo 2 en un 65%, con independencia de la alimentación que se siga y del índice
de masa corporal que se tenga.
6Optimizar el sueño
No prestar la atención adecuada a la calidad del sueño es un grave error, ya que la mayoría de las repara-
ciones que tienen lugar dentro del organismo se producen mientras dormimos.
Para conseguir un sueño de calidad, una de las claves consiste en cenar ligero, sin proteínas animales ni
un exceso de glúcidos complejos. Además, mejor si se cena pronto, para que de este modo todos los días
haya un periodo de ayuno nocturno de 13 horas (o incluso más, si puede prescindir del desayuno).
Seguro que ahora pensará que esto es un error, pues desde hace décadas que los nutricionistas vienen
repitiendo que el desayuno es una comida muy importante. Y tiene razón, el desayuno sigue siendo im-
portante. Pero los estudios han señalado que aún más importante es contar con un largo periodo diario
de ayuno, que además debe coincidir con la noche. De este modo se consigue que los efectos reparadores
y antiinflamatorios del ayuno y del sueño se combinen.
en las grasas. Así, las principales fuentes de dioxinas (alteradores endocrinos, además de cancerígenos) son
el pescado, los productos lácteos y los huevos.
Asimismo, los envases plásticos contienen alteradores endocrinos, como los ftalatos y bisfenoles, que
contaminan los alimentos grasos que contienen. Por ello no debe comprar nunca aceites, margarinas,
salsas ni platos preparados que vayan en envases de plástico y, menos aún, recalentarlos en el microondas
en el propio envase.
En cuanto a la contaminación atmosférica, evidentemente es más difícil de evitar, siendo el primer paso
incitar a las autoridades del país para que se adopten medidas urgentes a la altura del problema.
No es posible prevenir eficazmente la diabetes sin la toma de complementos, especialmente si hay factores
de riesgo implicados, como puede ser el sobrepeso o una predisposición genética. Y en caso de que ya esté
recibiendo un tratamiento para la enfermedad, la suplementación también resulta indispensable.
Por ello es necesario repasar aquellos complementos más útiles para prevenir y acompañar al tratamiento
de la diabetes.
Por desgracia, la alimentación no aporta suficiente magnesio por sí sola. Los estudios demuestran que el
aporte medio ronda los 240 mg diarios, muy por debajo de los 400 mg recomendados. Y eso sin tener en
cuenta que el estrés provoca un gasto excesivo de magnesio.
Partiendo de estos datos, los investigadores han examinado los efectos de una suplementación de magne-
sio en los diabéticos… y los resultados han sido de lo más elocuentes:
En un estudio doble ciego con 63 diabéticos tipo 2 que además tenían déficit de magnesio, la suplemen-
tación con magnesio redujo de manera significativa la glucemia en ayunas, la hemoglobina glicosilada y
el índice HOMA.
En nueve estudios aleatorizados en los que se aplicó una dosis de 360 mg de magnesio diarios de media
durante 12 semanas, se constató:
Por último, en un estudio que contó con 60 diabéticos con 71 años de media a los que se administró
368 mg de magnesio al día o un placebo, los que recibieron el complemento experimentaron una mejora
significativa de la función endotelial, así como de la vasodilatación. El endotelio (la capa más interna de
las arteriolas en contacto con la sangre) es un órgano cuya actividad principal es la secreción de endotelina
1 (función vasoconstrictora) y de óxido nítrico (función vasodilatadora).
En otras palabras, los complementos de magnesio no sólo ayudan a combatir el síndrome metabólico,
sino también sus otras complicaciones asociadas (hipertensión y dislipidemias) que conllevan a las enfer-
medades cardiovasculares.
Otros estudios han demostrado evidentes efectos antiinflamatorios y contra el sobrepeso de los comple-
mentos de magnesio. Éstos, en efecto, reducen la hiperactividad de los glóbulos blancos, que es inflama-
toria.
El magnesio también interviene en la producción de serotonina, que aplaca la atracción por el dulce, y
en la de la melatonina, esencial para conseguir un descanso reparador mientras se duerme.
A todo lo que hemos visto se añade que la falta de magnesio favorece las adicciones al azúcar y la falta de
sueño, dos mecanismos que tienen un papel muy importante en el desarrollo de la diabetes.
Y es que además de reducir la capacidad de producir melatonina, el déficit de magnesio altera los neuro-
transmisores implicados en el sueño (aumenta los de la vigilia y disminuye los del adormecimiento). Este
efecto es más evidente cuando dichos factores están interconectados, lo que acaba creando un verdadero
círculo vicioso: el estrés altera el sueño, es inflamatorio y aumenta la atracción por el dulce; después la
falta de sueño aumenta la vulnerabilidad al estrés y a las adicciones (entre ellas al azúcar), así como el
sobrepeso, además de que en sí misma es inflamatoria.
Para romper estos círculos viciosos hay que corregir el déficit mediante una cura de varios meses. Después
deberá realizar un seguimiento diario que permita alcanzar la dosis adecuada a la que la alimentación no
consigue llegar por sí sola. Se trata de un elemento fundamental para la prevención y como coadyuvante
para el tratamiento de la diabetes, que cobra máxima importancia en la medida en que todo el mundo
es sensible al estrés: el 18% de la población es portadora del gen HLA B35, que hace que se recapte mal
el magnesio en las células. En ese caso la suplementación con magnesio deberá tener una dosis un poco
más alta, pero primero veamos cómo puede ajustarla en la práctica.
A propósito del sobrepeso, el magnesio es indispensable en todos los procesos que permiten
que tanto la glucosa como los ácidos grasos se transformen en ATP, la “batería” de nuestro
organismo.
Lo que ocurre es que la falta de magnesio impide que una gran parte de las calorías ingeridas pro-
duzcan energía. ¿Y qué pasa con aquellas que no han podido ser transformadas en ATP? Pues que
las células las devuelven a la sangre.
De este modo la glucosa y los ácidos grasos vuelven a pasar por el hígado y acaban formando los
temidos triglicéridos, que producen diabetes cuando permanecen en la circulación, y sobrepeso
cuando son captados y luego almacenados por el tejido adiposo.
Pero además estos efectos aumentan cuando la falta de magnesio contribuye a que la energía dis-
ponible se vea reducida. Por este motivo las personas que sufren una carencia se sienten cansadas y
no solamente se mueven menos, sino que incluso comen más para compensar esa menor energía,
con el problema añadido de que las calorías ingeridas de más no pueden producir energía si no se
ha corregido el problema del magnesio.
Y dado que la falta de magnesio aumenta la vulnerabilidad al estrés y que la mayoría de las perso-
nas responden al estrés tomando más alimentos dulces, es evidente que así es imposible mejorar
la situación.
Ahora bien, los diabéticos tienen carencia de taurina. De hecho, el déficit de taurina tiene que ver con
la aparición de las complicaciones de la diabetes, ya que la taurina previene el fenómeno de la glicación
(altera la función de las proteínas al incorporarse glucosa a su estructura química) y la oxidación del co-
lesterol LDL (el colesterol malo).
En un estudio abierto, el primero de este ámbito, se demostró que una suplementación de 0,5 g de taurina
dos veces al día en diabéticos tipo 2 permitía mejorar el metabolismo de la glucosa, además de disminuir
la trigliceridemia.
Pero la taurina también es eficaz para reducir los riesgos cardiovasculares. Un estudio en pacientes obesos
o con sobrepeso ha confirmado que la taurina mejora la sensibilidad de la insulina y reduce los daños
oxidativos aterógenos sobre las grasas (MDA y 4HNE).
Otras investigaciones señalan que una suplementación de 1,5 g de taurina al día en diabéticos tipo 2
durante 90 días permite reducir la agregación plaquetaria.
La taurina también resulta útil en los casos de diabetes tipo 1. Un estudio doble ciego realizado en jóvenes
diabéticos tipo 1 durante dos semanas registró una reversión de las anomalías endoteliales, que favorecen
la hipertensión.
Otra recopilación de estudios ha revelado que el zinc es tan eficaz en los casos de diabetes tipo 2 como en
los de tipo 1. En las investigaciones realizadas el zinc permitió mejorar la glucemia, la función pancreática,
los mecanismos que causan las diabetes y sus complicaciones.
Esta vitamina también puede ser útil en los casos de diabetes gestacional. En un estudio doble ciego contra
placebo realizado con 54 mujeres que se encontraban en ese estado, la suplementación de 100 000 UI de
vitamina D permitió reducir la glucemia en ayunas, la insulinemia, las pruebas de intolerancia al azúcar,
el colesterol total y el colesterol LDL.
Otro conjunto de estudios confirmó un efecto (modesto) de la vitamina D sobre la glucemia en ayunas
y la resistencia a la insulina, tanto en los intolerantes a la glucosa como en los diabéticos.
Sin embargo, pese a todas sus propiedades, ha per- El natto es la mejor fuente natural de vitamina K (en concreto
K2), que protege contra la diabetes.
manecido en la sombra… ¡salvo en Japón! Allí sí
ha sido objeto de numerosos estudios, debiéndose su popularidad sin duda al natto, un tipo de soja fer-
mentada y el alimento más rico en vitamina K que existe.
En una investigación llevada a cabo en un grupo de hombres jóvenes sanos, se demostró que 30 mg al día
de vitamina K2 mejoraba la sensibilidad a la insulina.
Atención: al ser la vitamina K un factor clave en la coagulación sanguínea, aquellas personas diabéticas que
estén siguiendo un tratamiento anticoagulante con agentes antivitamina-K deben abstenerse de tomarla.
• El sobrepeso.
• La diabetes.
• La inflamación.
• Las trombosis.
• Los trastornos del ritmo cardíaco.
• Los accidentes cerebrovasculares.
Por otra parte, ayudan a que disminuyan los triglicéridos y además facilitan la fluidez de la sangre, así
como la entrega de oxígeno y nutrientes a los tejidos del organismo.
El problema es que por regla general se consumen demasiados omega 6 y no los suficientes omega 3. La
relación entre omega 3 y omega 6 es actualmente de 1/16, cuando los estudios concluyen que esa pro-
porción debería ser de 1/4. En otras palabras, tenemos cuatro veces más omega 6 del recomendado. Y los
omega 6 no equilibrados con los omega 3 tienen efecto proinflamatorio.
Además, la falta de omega 3 aumenta el riesgo de sobrepeso, síndrome metabólico, diabetes, complica-
ciones cardiovasculares y otras patologías degenerativas.
Se han llevado a cabo numerosos estudios con diferentes categorías de personas: adultos sanos, con so-
brepeso, jóvenes, menos jóvenes (de menos de 30 años o con 50 años de media), mujeres menopáusicas e
incluso en niños. De manera global se observó que una suplementación con omega 3 permite aumentar la
sensibilidad a la insulina, disminuye el riesgo de diabetes, reduce la inflamación y baja la tensión arterial.
De entre todos los antioxidantes posibles (vitaminas C y E, carotenoides, selenio, N-acetilcisteína…) ci-
taré sólo la vitamina E, que ha demostrado sorprendentes resultados en diabéticos de 55 años o más, por-
tadores del genotipo Hp 2-2 (un genotipo que favorece la acumulación de hierro, que es proinflamatorio).
En un estudio de suplementación frente a placebo que duró dieciocho meses, los investigadores consta-
taron que los incidentes cardiovasculares se habían reducido a más de la mitad (2,2% para el grupo de la
vitamina E, frente al 4,7% del grupo que tomó el placebo).
Dadas sus propiedades antiinflamatorias, la vitamina E resulta fundamental en la prevención de las en-
fermedades cardiovasculares. Más concretamente, inhibe la agregación plaquetaria, reduce la oxidación
proaterogénica del LDL-colesterol y hace que descienda la proteína C reactiva, así como otros marcadores
de la inflamación (interleuci-
nas y TNF-alfa o factor de
necrosis tumoral alfa). Un tesoro oculto en las cebollas
Es decir, que estamos muy lejos de la dosis recomendable. Es, de entre todas las vitaminas y minerales, el
elemento que tiene el aporte más deficiente. Por ello debe formar parte de la suplementación diaria. Y si
los factores de riesgo son altos, conviene tomar complementos antioxidantes en mayor dosis, en sinergia
con otros antioxidantes.
Los antocianos son los antioxidantes que dan el color violeta a ciertas frutas y verduras. Se hallan en las
patatas moradas, los boniatos morados, las berenjenas, los arándanos y, evidentemente, las uvas tintas.
• Cereales integrales.
• Manzanas y peras.
• Pomelos.
• Fresas.
• Chocolate (negro, con un 74% de cacao como mínimo).
• Vino tinto.
La vitamina B1 previene las complicaciones más graves de la diabetes, como neuropatías, retinopatías
y nefropatías. Pero sus beneficios no acaban ahí, ya que múltiples ensayos realizados con animales han
demostrado que altas dosis de tiamina o de benfotiamina:
Ahora bien, como son muchos los diabéticos que padecen un déficit de vitamina B1, los investigadores
han deducido que la suplementación de vitamina B1 debería ser sistemática para todos los diabéticos,
dada su importancia en el metabolismo de la glucosa, sobre todo en su forma liposoluble.
En la diabetes tipo 1, las células beta de los islotes de Langerhans (que segregan la insulina) pueden ver
su ADN dañado por diferentes causas: autoanticuerpos, inflamación, virus, contaminantes... Pues bien,
la nicotinamida contribuiría a reparar esos daños en el ADN, además de mejorar el funcionamiento de
las células pancreáticas.
En Santiago de Chile se llevó a cabo un estudio con 26 personas que tenían riesgo de diabetes tipo 1 (eran
portadoras de autoanticuerpos, pero sin tener intolerancia a la glucosa). La mitad recibió una suplemen-
tación de 1,2 g de nicotinamida al día y la otra un placebo.
A los cinco años los resultados fueron sorprendentes, ya que el 37,5% de las personas del grupo placebo
había desarrollado diabetes, mientras que en el grupo de la nicotinamida fue… ¡el 0%!
No obstante, el estudio del European Nicotinamide Diabetes Intervention Trial (ENDIT) no confirma
estos resultados. Al comparar una suplementación de nicotinamida con un placebo en una población
similar, no se observó ninguna disminución en la incidencia de la diabetes tipo 1 en el grupo de la
nicotinamida.
Eso sí, se constató una reducción de los marcadores de la inflamación y la formación de autoanticuer-
pos.
Por otro lado, se ha confirmado que una actividad deportiva regular aumenta el ácido pantoténico circu-
lante, al igual que la nicotinamida.
Para confirmar estos efectos, unos investigadores sometieron durante un mes a 43 diabéticos de tipo 2 mal
controlados (es decir, que los medicamentos que tomaban no conseguían normalizar la glucemia) a dos
tipos de tratamiento: sólo a base de antidiabéticos o con antidiabéticos combinados con 2 mg de biotina
y 600 µg de picolinato de cromo. El resultado fue que el grupo que recibió también el suplemento con
biotina tuvo unas reducciones más notables de la hiperglucemia, las fructosaminas y los triglicéridos (en el
apartado “Los análisis útiles para diagnosticar una diabetes” se encuentran detallados todos estos análisis).
Y lo mejor es que la biotina también funciona con los diabéticos tipo 1, como ha confirmado un estudio
iraní: en 70 diabéticos tipo 1 cuya medicación no había logrado reducir la glucemia a lo largo de entre 5
y 25 años, la ingesta de 40 µg por kilo de peso corporal de biotina durante tres meses produjo descensos
significativos. Y no sólo de la glucemia, sino también de la hemoglobina glicosilada, los triglicéridos y el
colesterol.
La insulina es el principal tratamiento para los casos de diabetes tipo 1. En cambio, sólo es el último
recurso si se está ante una diabetes tipo 2, cuando la función pancreática ya no da más de sí.
Las personas que reciben este tipo de tratamiento deberían aprender a optimizar las dosis de insulina, a tra-
vés de un seguimiento adecuado. Y es que en exceso puede producir hipoglucemias, además de que a largo
plazo contribuye al aumento de los riesgos de sobrepeso, cáncer y casi todas las enfermedades degenerativas.
En cuanto a los antidiabéticos orales no actúan sobre las causas de la enfermedad. Y, por supuesto, la
mayoría de los médicos tampoco instruyen sobre los beneficios para el tratamiento de la diabetes tipo 2
que supone el ejercicio físico, la alimentación adecuada, la corrección de los déficits nutricionales, opti-
mizar el peso, sanear el entorno... Medidas, todas estas, que deberían ser prioritarias en el tratamiento.
Únicamente cuando estas medidas no sean suficiente debería acudirse a los medicamentos. Eso sí, en dosis
reducidas y no tomando cualquier fármaco.
Lo primero que hay que señalar es que el estudio de 2011 que defiende esta pérdida de peso aún no ha
sido confirmado.
Lo segundo es que estos agonistas de los receptores del GLP-1, las incretinas, son una clase de medi-
camentos que aumentan la secreción de insulina, además de que no hay ningún estudio que valide su
eficacia a largo plazo. Por su parte, sí hay publicaciones que han demostrado que aumentan los riesgos de
pancreatitis y cáncer de páncreas.
En todo caso, el balance entre beneficios y riesgos de este medicamento no puede justificar su precio tan
elevado en relación con los demás medicamentos. “Cuestan entre 55 y 163 € al mes, frente a entre los 3 y
13 € que vale la metformina y entre 1,5 y 24 € de las sulfonamidas [otros fármacos antidiabéticos]”.
En el caso de las gliptinas, otro tipo de medicamento, también aumentan la secreción de insulina, por lo
que presentan los mismos inconvenientes que las incretinas.
Además, los estudios señalan que no son los más eficaces, mientras que los datos de farmacovigilancia
refieren numerosos efectos secundarios, a veces graves: insuficiencias cardíacas, trastornos renales, proble-
mas inmunitarios, pancreatitis, trastornos cutáneos, dolores articulares invalidantes…
Existen nuevos antidiabéticos orales, los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa que, aparte
de ser muy eficaces en el control de la glucemia, bien en monoterapia o combinados con otros fármacos
o con insulina, reducen significativamente el peso.
Los riesgos inmediatos que acarrea esta operación son hemorragia, embolia, infección y fallecimiento
en 1 caso de entre cada 100 - 200. Y a medio plazo puede haber riesgo de oclusión intestinal (lo que
requeriría una nueva operación) y de cálculos biliares frecuentes, a su vez con riesgo de pancreatitis aguda
potencialmente mortal.
Según un estudio publicado en 2016, el 22% de los pacientes que se ha sometido a esta intervención debe
volver a ser operado y, tres años después de la cirugía, 7 pacientes de cada 100 mueren. Además, 1 paciente
de cada 35 será intolerante a alimentos y en un grado mucho más alto del habitual, a consecuencia de la
operación. Y por si esto fuera poco, todos los estudios señalan la presencia de importantes trastornos psi-
cológicos (ansiedad, depresión o trastorno mixto ansioso-depresivo…) tras haberse sometido a la cirugía.
Viendo las consecuencias de esta solución tan agresiva, ¿por qué en los tratamientos para la diabetes sigue
sin optarse por acompañar a los pacientes en la gestión de su alimentación y de su actividad física?
Y si la metformina no fuese suficiente, evidentemente habría que intensificar el tratamiento global del pa-
ciente (con una alimentación adecuada y actividad física), que son las únicas soluciones realmente duraderas.
Atención: debido a sus efectos antihormona del crecimiento, la metformina no debe administrarse a
niños o adolescentes diabéticos tipo 2, pues todavía no han terminado de crecer. Además, un porcentaje
significativo de pacientes no toleran la metformina por problemas digestivos serios (flatulencia, dispepsia,
diarreas incontrolables...). Por último, en algunos casos la metformina, en dosis de 750 mg 3 veces al día
(dosis estándar), puede provocar acidosis metabólica.
Existen algunas vitaminas y minerales con los que la alimentación no basta para alcanzar los aportes re-
comendados. Es el caso de la vitamina D, especialmente en invierno, así como las vitaminas E y B6, pero
también del magnesio, del zinc y del selenio.
Pero también hay que tener en cuenta que algunos nutrientes se agotan más rápidamente. Por ejemplo,
el magnesio debido al estrés o los antioxidantes y la cisteína (aminoácido azufrado que desempeña un
papel central en la composición del glutatión), cuyas reservas se acaban más rápidamente por culpa de la
contaminación. Por ello las cantidades protectoras a veces son muy superiores a las dosis recomendadas,
con el objetivo de prevenir futuras carencias.
Y por si eso fuera poco, cuando intervienen factores de riesgo o enfermedades, la alimentación por sí sola
no llega a las dosis de estas vitaminas y minerales consideradas farmacológicamente eficaces.
• Un complemento generalista que contenga zinc y demás minerales compatibles, vitaminas (entre
ellas la vitamina K) y protectores como la N-acetilcisteína y la glutamina.
• Un complemento de magnesio asociado a la taurina.
• Un complejo de vitaminas B.
• Probióticos, con una cura inicial de 10.000 millones de UFC probióticas durante un mes (curas de diez
días renovables). Aunque lo esencial es seguir una alimentación que estabilice la flora antiinflamatoria.
• Intensifique los ejercicios diarios (correr, nadar, bicicleta estática…) y optimice al máximo los
consejos alimentarios y hábitos de vida más saludables.
• Haga una cura depurativa: beba todos los días dos litros de agua mineral, té, infusión de rooibos
o hibisco, zumo de arándano/granada/grosella negra… o bien smoothies.
• Aumente la ingesta de canela de Sri Lanka desde media cucharadita hasta dos cucharaditas rasas
al día.
• Duplique las dosis de antioxidantes y polifenoles.
• Añada nicotinamida.
Si estas medidas siguen siendo insuficientes, puede aumentar la dosis de biotina hasta los 60 mg al día.
Llegados a este punto, ya conoce los medios naturales más eficaces para prevenir la diabetes, así como para
acompañar su tratamiento. Con esto ya sería suficiente pero, en caso de que desee profundizar en el tema,
he elaborado una lista de todos los análisis que resultan muy útiles para poder diagnosticar una diabetes.
La diabetes tipo 2 se expresa clínicamente como el síndrome de las 4P: polifagia (hambre continua),
polidipsia (sed insaciable), poliuria (orinar frecuentemente) y prurito (picor generalizado). Por su parte,
en la diabetes tipo 1 estos síntomas son menos evidentes: sed anormal (polidipsia) y cantidades de orina
excesivas (poliuria), que son las consecuencias de un aumento excesivo de la glucemia.
Además, algunos casos de diabetes tipo 2 (más aún si son prediabetes), los síndromes metabólicos y las
intolerancias a la glucosa son asintomáticas. Por tanto, es necesario partir de los análisis de sangre, co-
menzando por la glucemia en ayunas, para su detección y correcto diagnóstico.
• Las comidas.
• El índice glucémico de los alimentos consumidos.
• Un esfuerzo físico (hace que disminuya).
• El estrés (hace que aumente).
• Normales: entre 70 y 100 mg/dl en ayunas (y, una hora y media después de la comida, inferior a
140 mg/dl).
• Intolerancia a la glucosa: de 100 a 125 mg/dl en ayunas.
• Diabetes (tipo 1, tipo 2 ó gestacional): superior a 126 mg/dl en ayunas.
Estos resultados deben repetirse dos veces en ayunas, con una separación de un mes entre ambas medidas
(mediante análisis de sangre), para establecer el diagnóstico.
Para una valoración más exacta de la glucemia se utiliza la hemoglobina glicosilada (valor normal
inferior a 5,9) que expresa el promedio de todas las glucemias instantáneas en los dos últimos
meses.
• Ayuno.
• Anorexia nerviosa.
• Exceso de alcohol.
• Exceso de azúcares de absorción rápida (hipoglucemia reactiva).
• Gastrectomía.
• Medicamentos: sobredosis de insulina, sulfonilureas, AINEs, quinidina…
• Exceso de aspirina en lactantes o en niños (la aspirina no debería recetarse nunca antes de los 12
años).
• Patologías endocrinas poco comunes (insulinoma).
Esta prueba, que se ha empleado mucho en los estudios epidemiológicos, parece poco determinante en
relación con la glucemia en ayunas y la hemoglobina glicosilada, salvo quizás en los casos de diabetes gesta-
cional. De hecho, aunque sigue teniendo partidarios, desde 1997 los comités de expertos no la recomiendan.
|Insulinemia
Es aconsejable medir, al mismo tiempo que la glucemia, la insulinemia en ayunas y a las dos horas.
La insulinorresistencia aparece sobre todo en personas con sobrepeso, con acumulación de grasa visceral
y sedentarias.
Con frecuencia viene acompañada de un síndrome metabólico, caracterizado por hipertensión arterial,
exceso de grasa alrededor de la cintura y altos niveles de glucosa en sangre. Está considerado un factor de
riesgo cardio y cerebrovascular.
En una persona sana la ingesta masiva de glucosa induce un pico insulínico con tendencia a la hipoglu-
cemia reactiva.
El péptido C es un péptido de conexión que es sintetizado por las células del páncreas en cantidades
equivalentes a la insulina.
La insulina tiene una vida muy corta, de apenas unos pocos minutos, y es catabolizada en el hígado,
mientas que el péptido C se transforma en el riñón. Por ello, en caso de hepatopatía (hígado graso), lo
que hay que administrar es péptido C y no insulina.
• Normales: de 1 a 5 µg/l.
• El nivel de péptido C es bajo en la diabetes tipo 1 y normal o elevado en la diabetes tipo 2.
• El descenso del péptido C en un diabético tipo 2 permite detectar un agotamiento del páncreas,
anunciando con ello la necesidad de recurrir a la insulina.
• La insuficiencia renal conduce a un aumento tanto de la insulina como del péptido C.
La extracción de sangre para el análisis debe realizarse sin haber consumido alcohol ni biotina en las 24
horas previas.
Como algunos diabéticos toman insulina sintética, el análisis cuantitativo de la insulinemia puede verse
distorsionado en estos casos. Al recurrir al péptido C, asociado únicamente a la insulina endógena, se
pueden corregir dichos análisis.
En los hombres con sobrepeso cuyo nivel de péptido C es elevado se observa un aumento de la mortalidad
por cáncer de próstata.
En España el péptido C está pendiente de ser comercializado como fármaco en inyecciones subcutáneas
para el tratamiento de la neuropatía, la retinopatía y la nefropatía diabéticas (tipos 1 y 2).
Por tanto, este análisis resulta irrelevante para el diabético, pero muy instructivo para el prediabético.
Valores HOMA (se obtienen con la fórmula: insulina (en mUI/l) x glucosa (en mmol/l)/22,5):
u QUICKI
La prueba QUICKI (Quantitative Insulin sensitivity ChecK Index), en cambio, es una prueba de sensibi-
lidad a la insulina.
Se debe realizar en ayunas y sus resultados corresponden a la insulina (en microUI/ml) y a la glucemia
(en mg/dl).
Valores:
Los valores más altos se han detectado en personas que practican la restricción calórica.
Existe una variante, la prueba del revised QUICKI, que añade un dato extraído del perfil lipídico, los
ácidos grasos no esterificados. De ese modo se mejora la correlación con la sensibilidad a la insulina. Sin
embargo, este índice no es válido para las personas con sobrepeso u obesas que están a dieta.
enlace. Esto es lo que permite, por ejemplo, la transformación del ácido palmítico en ácido palmitoleico.
Este sistema también es el responsable de la producción de los triglicéridos y los fosfolípidos.
De este modo, una sobreactividad de la SCD1 es una condición casi indispensable para que se produzca
sobrepeso u obesidad. Asimismo, se considera que la leptina, segregada por el tejido adiposo, inhibe la
SCD1 (y el apetito). También se observa una resistencia a la leptina en caso de sobrepeso y obesidad.
Calcular la actividad de esta enzima permite, por lo tanto, medir la resistencia a la insulina sobre un pa-
rámetro más duradero que la glucemia y la insulinemia.
Los ácidos grasos omega 3 son capaces de inhibir la actividad de la delta-9 desaturasa, así como la DHEA
(dehidroepiandrosterona, hormona segregada por las glándulas suprarrenales) y la T3 (triyodotironina,
hormona tiroidea).
Valores:
En un diabético tipo 2 que está en tratamiento, la hemoglobina glicosilada debe mantenerse en el 6,5%.
En el caso de diabetes tipo 1 debería ser del 8%.
Se considera que toda variación del 1% en la HbA1c corresponde a una variación de 35 mg/dl de la
glucemia.
Según los estudios, una disminución de un punto en la HbA1c reduce entre un 10 y un 30% el riesgo
de complicaciones microangiopáticas (alteración de las arterias pequeñas y arteriolas) y un 15% el riesgo
de infarto de miocardio. No obstante, en los diabéticos tipo 2 no es conveniente una disminución de la
HbA1c por debajo del 6%.
En caso de esplenectomía (extirpación del bazo), la duración del tiempo de vida de los glóbulos rojos se
alarga, lo que distorsiona los resultados de la hemoglobina glicosilada al alza. Por el contrario, en caso de
anemia o de hemoglobinopatías (talasemia, drepanocitosis…), el resultado se distorsiona hacia la baja.
u Fructosaminas
Es preferible observar el conjunto de las proteínas glicosiladas del suero, las fructosaminas.
Este análisis se utiliza también durante el embarazo, siendo los valores normales de 200 a 290 µmol/l.
Las glicotoxinas son antagonistas del óxido nítrico (NO) y favorecen la hipertensión y la rigidez arterial.
También están presentes en los casos de diabetes gestacional.
La fijación de las glicotoxinas a receptores RAGE (Receptor for Advanced Glycation Endproducts) desen-
cadena importantes reacciones inflamatorias. Y el estrés inflamatorio, junto con la glicación y el estrés
oxidativo, es uno de los fenómenos que producen el envejecimiento y la aparición de las patologías de-
generativas.
En la evolución de la diabetes, cuanto más elevado sea el nivel de pentosidina, mayor es el riesgo de una
evolución negativa.
Edad Valores de
referencia
16-26 8-10
26-36 10-13
36-46 13-16
46-56 16-19
56-66 19-23
66-76 23-29
Una parte de las glicotoxinas proviene de la alimentación (cereales demasiado cocidos, por ejemplo). Se
absorbe el 10% de ellas, pudiendo ser más alto este porcentaje en caso de permeabilidad digestiva. La
ingesta de azúcares con un índice glucémico (IG) elevado, así como en caso de intolerancia a la glucosa
y diabetes, hace que aumente su nivel.
|El metilglioxal
El metilglioxal (MGO) es un aldehído
Una proteína prometedora frente a
los estragos de la glicación avanzada
procedente de los derivados oxidados de
la glucosa. Se trata de un intermediario
de todos los AGE que conduce final-
mente a la pentosidina y demás AGE. L a proteína DJ-1/Park7, una de las quince proteínas
que previenen la enfermedad de Parkinson, tam-
bién es capaz de reparar los aminoácidos y las proteínas
Valores (en nmol/l): que han sido dañadas por la glicación.
• No diabéticos: 450 a 600 nmol/l. Por ello esta proteína debería ocupar un lugar desta-
cado en la prevención de las enfermedades ligadas a
• Diabéticos: 600 a 900 nmol/l. la glicación: diabetes, arterioesclerosis, hipertensión,
cataratas y enfermedades renales, autoinmunes y neu-
El metilglioxal puede ser desintoxicado rodegenerativas.
por el glutatión y la intervención de las
enzimas glioxalasa 1 y 2.
Contienen MGO el pan tostado, el café, el whisky y el tabaco. Pero también puede ser producido en la
pared gástrica por la bacteria Helicobacter pylori.
En presencia de hierro o cobre el MGO eleva la producción de radicales hidroxilos (OH°) y, debido a
ello, acaba provocando daños en el ADN.
Además, hay que prestar especial atención a la frecuencia de las infecciones, a los trastornos sensitivos que pue-
den anunciar una neuropatía, examinarse regularmente el fondo de ojo y hacerse electrocardiogramas (ECG).
Por último, conviene hacerse, al menos una vez al año, ecografías Doppler de las grandes arterias y vigilar
la función renal.
CUADERNO PRÁCTICO
También puede optar por actividades intensas de 20 minutos al día, tres veces a la semana. O si lo desea,
actividades de refuerzo muscular, a razón de dos o tres veces a la semana con entre ocho y diez ejercicios
que permitan trabajar los principales grupos musculares (de diez a quince repeticiones por cada ejercicio).
El seguimiento de los pacientes debe ser intenso y prolongado. Sólo así se puede garantizar la integración
de estas prácticas vitales. En ese sentido son muy útiles las llamadas “herramientas de gimnasia perma-
nente”, que pueden ser muy sencillas, como por ejemplo subir las escaleras en vez de usar el ascensor.
También puede realizar las actividades cotidianas de una manera más dinámica:
• Lavarse los dientes mientras hace “el ejercicio de la silla”, que consiste en flexionar las piernas hasta
obtener un ángulo de 90° entre el tronco y los muslos.
• Ver la televisión mientras se hace bicicleta estática.
• Aprovechar las pausas en sus tareas diarias, en el trabajo o en casa, para practicar ejercicios con
cintas elásticas, que siempre puede llevar consigo.
Los glúcidos con índice glucémico bajo de referencia son las legumbres (garbanzos, judías, lentejas…),
seguidos de los cereales semiintegrales o integrales. Los cereales son aún más sanos si no tienen gluten
(quinua, trigo sarraceno, arroz, amaranto, teff y fonio en todas sus formas). Y no puede olvidarse de
algunos tubérculos como las patatas moradas, los boniatos, los ñames, todos los tipos de calabazas y las
amiláceas como las castañas.
Una práctica a la que debe acostumbrarse, además, es poner en remojo las legumbres y los cereales al
menos doce horas antes de cocinarlos, por mucho que sean ecológicos. De este modo podrá reducir su
contenido en contaminantes y el tiempo de cocción.
Evite igualmente las cocciones largas. Cuanto más cortas sean menos predigeridos estarán los glúcidos y,
en consecuencia, tendrán un índice glucémico más bajo.
Y, por último, como los glúcidos combinados con fibras y proteínas ralentizan su digestión en el estó-
mago, no dude en enriquecer sus platos con verduras y alimentos ricos en proteínas.
Por el contrario, sazonar los platos con cúrcuma, jengibre, clavo, ajo, cebolla, hierbas… ofrece más va-
riedad de sabores a los alimentos, además de ser más sanos, ya que todas estas hierbas y especias son muy
ricas en antioxidantes.
También conviene limitar los productos que son especialmente salados: quesos, conservas, preparados
industriales en general y la mayoría de las salsas que se venden ya listas para tomar.
En cuanto a los postres, la canela (de Sri Lanka) dará vida a sus recetas. Y siendo además esta especia parte
del tratamiento para la diabetes, su cantidad diaria deberá ir en consonancia con la gravedad del problema:
• Un tercio de cucharadita basta para una simple intolerancia a la glucosa.
• En caso de síndrome metabólico o diabetes establecida, hay que pasar a media cucharadita al día.
• Para una diabetes en la que el tratamiento todavía no ha dado con la dosis correcta para optimizar
los niveles de glucemia, necesitará una cucharadita.
El principal beneficio de las proteínas animales es que son completas, es decir, que contienen todos los
aminoácidos que se necesitan. Sin embargo, algunas fuentes vegetales también contienen esas proteínas
completas, como ocurre con la soja, la quinua, las semillas de chía y el amaranto.
Por otro lado, combinar cereales y legumbres también aporta proteínas completas. Y no se olvide de las
claras de huevos ecológicos, que siguen siendo una excelente fuente de proteínas.
Por último, el pescado azul de pequeño tamaño (arenques, caballas, sardinas, anchoas sin salar…), aunque
cada vez está más contaminado, puede consumirse cada semana (salvo mujeres embarazadas y niños).
Aunque el aceite de colza (ecológico y en botella de vidrio) es un básico, tan solo contiene un 9% de
omega 3, lo que resulta insuficiente; especialmente en caso de sobrepeso, diabetes e inflamación. Así que
puede preparar una interesante mezcla a base de aceites, con 2/3 de aceite de lino o de camelina más 1/3
de aceite de oliva o de colza. El resultado será un saludable aceite que contiene un 33% de omega 3.
Existen otras excelentes fuentes de omega 3, por ejemplo, las semillas de lino molidas y las semillas de
chía. No obstante, la forma de omega 3 que se encuentra en estas fuentes vegetales es el ALA (ácido alfa
linolénico), un precursor del omega 3 de cadena corta que debe transformarse en el organismo en omega
3 de cadena más larga, en concreto en EPA (ácido eicosapentaenoico). El problema es que para que esta
conversión se realice correctamente es necesario tener suficientes aportes de zinc y, por desgracia, el aporte
de zinc a través de la alimentación es insuficiente, lo que hace necesario tomar un complemento diario.
Del mismo modo, si usa aceite de oliva para cocinar (sin quemarlo) y un aceite rico en omega 3 para aliñar
sus platos, debe olvidarse de los aceites ricos en omega 6 (girasol, maíz y pepitas de uva).
Por las mismas razones, conviene sustituir la mantequilla por aceite de oliva o por las cada vez más nume-
rosas pastas de untar que se comercializan (purés de frutos oleaginosos, de algas, de soja…).
Atención: tenga en cuenta que el calor destruye los omega 3, por lo que no deben someterse a cocción
a altas temperaturas.
A demás de las especias ricas en antioxidantes, puede mejorar su aporte diario por medio de las
frutas (con piel, por lo tanto ecológicas) y las verduras. Pero también con el té verde, el té verde
matcha, las infusiones de rooibos, el hibisco, todas las bayas y sus zumos sin azúcar (arándano, gra-
nada, grosella negra…), la remolacha, el aceite de oliva virgen extra, la cúrcuma, las almendras enteras
y el chocolate negro con más del 74% de cacao.
Por otra parte, no olvide que únicamente las frutas y verduras crudas siguen teniendo vitamina C.
N o existe ningún secreto para mantener una microbiota antiinflamatoria y prevenir la diabetes.
Tan solo es cuestión de eliminar de su dieta los alimentos y productos industriales, azucarados,
demasiado grasos y demasiado salados, así como limitar las proteínas animales.
En cambio, puede comer tantos vegetales y fibras como desee. Todas las frutas y verduras contienen
fibras y oligosacáridos que alimentan las bacterias “buenas” de la flora intestinal.
Consejos adicionales
E n resumen, en lo que se refiere a la alimentación hay que evitar tanto como sea posible las solu-
ciones fáciles que propone la industria alimentaria a base de platos y salsas ya preparados, pues
también son patógenas. Por el contrario, cocine platos sanos con ingredientes crudos, ricos en fibras,
magnesio, antioxidantes, polifenoles…
Conclusión
C on ayuda de este completo protocolo puede no solo reducir en gran medida el riesgo de diabetes,
sino también controlar la enfermedad y prevenir sus complicaciones en caso de que ya hayan
aparecido.
No obstante, sigue siendo importante, incluso en personas sin sobrepeso y que nunca van a desarro-
llar diabetes, reducir el fenómeno de la glicación. Este fenómeno afecta a todo el mundo, contribu-
yendo al envejecimiento y al conjunto de enfermedades degenerativas.
Ser diabético no significa, ni mucho menos, que deba olvidarse para siempre de tomar el postre. Eso sí,
es recomendable que lo prepare usted mismo en casa para controlar la cantidad de azúcar que contiene.
He aquí tres ejemplos de postres con los que puede disfrutar ocasionalmente.
Preparación
• Corte el chocolate en trozos y fúndalo al baño maría. Retire el cazo del fuego y deje templar el
chocolate.
• A continuación, bata la clara de huevo a punto de nieve e incorpórela poco a poco al chocolate
fundido.
• Vierta la preparación en un molde individual y deje enfriar al menos durante una hora en el fri-
gorífico.
Manzana asada
Ingredientes (para una persona)
• 1 manzana.
• Puré de fruta sin azúcar
añadido (disponible en
tiendas ecológicas).
• Almendra molida.
• Canela.
Preparación
• Retire el corazón de la manzana y rellene el centro con el puré de fruta sin azúcar añadido.
• Espolvoree la manzana con almendra molida y hornee durante 30 minutos a 180° C.
• Añada la canela y lista para tomar.
• 2 claras de huevo.
• Agua.
• Chocolate negro con un 74% de cacao como mínimo.
• Puré de avellanas.
Preparación
• Mezcle la harina de trigo sarraceno con las 2 claras de huevo batidas y añada el agua necesaria hasta
obtener la consistencia de una pasta de crepes.
• Cocine las crepes, sin llegar a tostarlas, en una sartén untada con aceite (aceite de oliva tunecino
o aceite de cacahuete, que no llegue a humear).
• Funda el chocolate negro al baño maría (aproximadamente 10 g de chocolate por crepe).
• Apartado del fuego, añada el equivalente a una cucharada de puré de avellanas por crepe y mézclelo
todo.
• Unte cada crepe cocinado con la salsa de chocolate y avellanas… ¡y a disfrutar!
Glosario
ATP (Trifosfato de adenosina)
Molécula energética por excelencia producida por la combustión intracelular de la glucosa con oxígeno.
Desempeña la función de “batería” en los seres vivos, al almacenar y suministrar la energía al organismo.
Cada etapa de fabricación de la ATP es catalizada por el magnesio.
PRUEBA HOMA
Prueba sanguínea que permite evaluar una eventual resistencia a la insulina y, por lo tanto, el riesgo de
que una persona llegue a ser diabética.
GLICACIÓN
Es la fijación de un azúcar (glucosa) a una proteína. Esta fijación impide que la proteína funcione correc-
tamente y la vuelve vulnerable a la oxidación. La glicación es el principal mecanismo por el que la diabetes
disminuye la energía disponible y las defensas antiinfecciosas, además de acelerar el envejecimiento y
aumentar los riesgos de todas las patologías degenerativas. Tiene, junto con la contaminación y el estrés
oxidativo e inflamatorio, las mismas consecuencias en las personas que no son diabéticas.
HEMOGLOBINA GLICOSILADA
Su medición permite conocer la calidad del control de la glucemia a largo plazo, a diferencia de la gluce-
mia en ayunas, que mide el nivel de azúcar en sangre en un momento concreto (ayuno o tras las comidas).
Su valor aumenta cuando los periodos de hiperglucemia han sido frecuentes en los catorce meses que
preceden al análisis, y disminuye cuando la glucemia ha estado bien equilibrada.
REFERENCIAS:
Puede consultar las referencias científicas de este Dossier en la siguiente dirección:
URL: http://www.saludnutricionbienestar.com/dossiers/fuentes-diabetes.pdf
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