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Claves para aceptar la realidad

La aceptación es la base del bienestar, por tanto, es imprescindible trabajarla desde el


principio. El concepto de aceptación o de aceptar la realidad es bastante complejo, requiere de
introspección, flexibilidad, apertura de mente y estar dispuesto al cambio.

¿Qué es la aceptación?

La aceptación no significa resignarse. Aceptar la realidad implica que podamos percibir todos
los matices que nos rodean. De esta forma, si niego algo, no puedo transformarlo, porque no
me hago consciente. Cuando acepto, la queja la dejo a un lado. La resignación y su significado
psicológico implica la queja y cerrar la puerta al cambio. Por su parte, la aceptación requiere
observación y comprensión de lo que ocurre. Acepto una situación independientemente de
que me guste o no. Porque no tiene sentido negar lo que es, lo que existe. La realidad de este
momento no la puedo negar.

¿Por qué debemos trabajar la aceptación?

La aceptación personal o social es un paso que todos debemos hacer para poder disfrutar de
nuestra salud emocional. De esta forma, existen una serie de beneficios psicológicos que van
de la mano de la aceptación y de aceptar la realidad de nuestro entorno.

Dejas atrás el sufrimiento

El aceptar la realidad me permite ponerme en marcha, al tratar de comprender, entiendo que


esto es lo que está ocurriendo en este momento. Cuando no acepto es muy probable que mi
dolor se transforme en sufrimiento.

Sabes tus defectos y virtudes

No puedo negar la realidad porque entonces me estoy engañando. La realidad es que las
circunstancias en este momento son las que son. De esta forma te percibes a través de una
serie de características personales, las cuales realmente son neutras, pero las categorizamos
normalmente en cualidades y defectos. Con nuestras cualidades estamos conformes y con los
defectos no. Por ello, si aceptamos la realidad no sólo obtendremos la fortaleza personal para
poder tener una autoestima sana, sino que además podrás transformar aquello que no te
gusta ya que eres capaz de aceptar tus defectos.

Te enfocas en la acción

Si yo soy una persona desordenada y no lo acepto, continuamente me quejaré, escucharé


quejas ajenas, y no haré nada más. Si practicas la autoaceptación o la aceptación personal
acabarás percibiendo que eres desordenado pero podrás enfocarte en la acción y tratar de
cambiar o mejorar este aspecto. Además al trabajar con la aceptación personal, podrás
focalizarte en otras características personales que son etiquetadas como cualidades.

Dejas atrás el pasado

Uno de los problemas más comunes de las personas con pensamientos negativos es estar
anclado en el pasado. En estos casos, los individuos no paran de someterse a sus propios
pensamientos recurrentes o a la rumiación los cuales implican un malestar constante y no
llegar a la aceptación incondicional que todos nos merecemos. Cuando conseguimos aceptar la
realidad podemos abrazar nuestros fracasos de una manera más positiva y dejar atrás el
pasado y todo lo que haya occurido en él.

Una persona que no aprende a aceptar la realidad puede tener muchos problemas en su
bienestar psicológico. Tanto es así que la autoaceptación y la aceptar la realidad que nos rodea
es un proceso vital para poder ser feliz en nuestro día a día. Si crees que no tienes capacidad
para llevar a cabo una aceptación personal o de la realidad que te rodea, quizá requieras de la
ayuda de un profesional de la salud mental.

¿Cómo aceptar la realidad que nos rodea?

¿Cómo aceptar la realidad?

A pesar de que en muchos casos no poder aceptar la realidad las cosas como son indican un
problema psicológico, la realidad es que existen una serie de premisas que puedes seguir para
mejorar la aceptación de uno mismo o de todo lo que le rodea.

1. Practicar la observación

Para poder trabajar la aceptación, debemos observarnos a nosotros mismos y a nuestro


entorno. De esta forma, si me observo a mí mismo, observo a los demás, y observo las
circunstancias de la realidad actual. Por lo tanto, me permito estar en el aquí y ahora.

2. Elimina los juicios de valor

No juzgo, no critico, no me quejo, no etiqueto. Porque estas acciones solo me llevan al


sufrimiento. No tiene sentido quejarme y criticar lo que es, lo que está siendo.

3. Deja de ver el lado negativo

Tratar de responder a esta pregunta lo único que hace es robarnos toda nuestra energía, para
finalmente no encontrar respuesta.
4. Vive en el presente

Esta pregunta te enfoca hacia la aceptación, hacia la comprensión, y me permite hacer algo al
respecto, tanto si la situación se puede cambiar como si no. Esto implica realizar un
aprendizaje, entender que puedo aprovecharme de la situación presente para aprender algo.
Porque de toda experiencia se puede extraer un aprendizaje.

5. Enfócate en la acción

"Teniendo en cuenta que las circunstancias actuales son estas ¿qué puedo hacer para sentirme
mejor?". Trata de ver qué puedes hacer aun aceptando lo que está ocurriendo.

6. Acepta el dolor

Somos seres emocionales. Rechazar el dolor no es humano. Si no acepto el dolor, éste se


transforma en sufrimiento. Reconozco mis emociones y que hay algo que me duele.
Reconociendo esto, comienzo a dar pasos que me permitan sentirme mejor a pesar del dolor.

7. Comprende tus sentimientos

Conéctate con tu cuerpo y con tus emociones. Reconoce el estado de tu cuerpo, reconoce tus
emociones y lo que sientes. Permítete sentir. No reprimas. No pasa nada por sentir.

8. Sal del rol de víctima

Porque este rol te lleva a la apatía y además es una espiral sin salida y adictiva.

9. Trabaja tus miedos

Tener miedo es algo natural. La función del miedo es evolutiva. Pero aun teniendo miedo,
actúo. El miedo no me paraliza.

10. Elimina palabras negativas de tu vocabulario

Tanto los relacionados conmigo mismo, los que tienen que ver con los demás, y los que hacen
referencia al mundo, a la vida, y a las circunstancias que me rodean.

11. Toma distancia de tus pensamientos

El sufrimiento tiene que ver no con los pensamientos que tengo, porque es inevitable tener
pensamientos, sino con el creerse los pensamientos que tienes. Puedes emplear diferentes
técnicas psicológicas para tomar distancia de tus pensamientos.
Cuando no aceptamos, nos estamos dejando guiar por el miedo. Digo sí al presente, porque no
puedo decir no a lo que es, a lo que existe. El presente es, así, por tanto, lo acepto, lo integro.
Luego ya veré si puedo hacer algo para cambiar la situación. Pero primero tengo que aceptar lo
que es, tal y como es. La aceptación es sabiduría ya que se realiza un aprendizaje, en cambio
resignación es establecerse en rol de víctima es apatía hacia la realidad que nos rodea. Al
aceptar no me resigno, ni me conformo, sino que comprendo. Pregúntate qué no estás
aceptando en este momento.

Ejercicios para trabajar la aceptación

Ejercicio de aceptación

Si quieres trabajar en la aceptación para poder aceptar la realidad que te rodea, existen
algunos ejercicios que te permitirán dar un paso hacia esa dirección. Por ejemplo, puedes
empezar a practicar la aceptación cada día en los pequeños hechos cotidianos:

Aceptación de olores, sonidos, ambiente físico.

Aceptación de emociones, precedido por reconocimiento y entendimiento de cómo se


encuentra mi cuerpo. Es importante reconocer el estado físico y conectar con el cuerpo.

Aceptación de pensamientos y sentimientos negativos. No te juzgues cuando tengas un


pensamiento negativo o una emoción dolorosa. Simplemente, cuando te des cuenta de que
estás teniendo un pensamiento negativo, deja que pase, y enfócate en otros pensamientos
alternativos. Y en cuanto a las emociones dolorosas, permítete sentirlas, y pregúntate: "¿qué
puedo hacer para sentirme mejor aun teniendo esta emoción tan dolorosa?"

Lo que está ocurriendo en este momento, va a ocurrir de todas formas, independientemente


de que me guste o no. Pero si acepto que esto es así, no sufro. Lo cierto es que los hechos
negativos pasarán de todas formas, así que negarlo y no aceptarlo no me aporta nada más que
sufrimiento.

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