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Tipos de argumentos (III): por disociación

(individual/universal, teórico/práctico, realidad/apariencia,


otros).

Falacias: de afirmación del consecuente, de negación del antecedente,


generalización precipitada, ad baculum, ad hominem, ignorancia,
reductio ad absurdum, ironía, ad populum

Falacia
Cómo se pronuncia

1. nombre femenino
FORMAL

Engaño o mentira que se esconde bajo algo, en especial cuando se pone de


manifiesto su falta de verdad.
"el propósito del libro es mostrar cómo el esoterismo es una falacia"

Lic. Mara J. Benítez E.


maritapy@yahoo.com
Contenido
La realidad social como realidad y apariencia..................................................................................... 2

Disociación ...................................................................................................................................... 2

Falacia.................................................................................................................................................. 8

 Falacia de Afirmación del Consecuente: ......................................................... 8

 Falacia de la Negación del Antecedente:........................................................ 9

Falacia de Ad Baculum: ................................................................................................... 10

Falacia Ad Hominem: ....................................................................................................... 11

¿Cómo responder a un ataque Ad Hominem? ............................................... 12

Falacia Ad Ignorantiam: ................................................................................................. 13

Otros tipos de falacia: ....................................................................................................................... 14

Bibliografía. ....................................................................................................................................... 15

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La realidad social como realidad y apariencia

Disociación

El término apariencia viene definido en el Diccionario de la Real Academia


como –aspecto o parecer exterior de una persona o cosa- (primera
acepción), y como –cosa que parece y es- (segunda acepción). Es curioso
observar cómo el Diccionario se orienta decididamente por la vía de
oponer apariencia a realidad, bien señalando que la primera no ofrece
sino el aspecto exterior de las cosas (es decir, que ofrece sólo un aspecto
de las cosas, que es parcial), bien que parece y no es (es decir, que es
engañosa). Y digo que es curiosa esta orientación porque ignora otra
acepción del término, neutra y etimológica correcta, que define apariencia
como la manifestación de la cosa, identificando apariencia y realidad. Bien
es verdad que el uso del término apariencia es predominalmente
desconfiado: la apariencia es sólo el aspecto externo de la cosa, una visión
por tanto que oculta nada menos que –no interior-, lo que la cosa es –en
realidad-; parcialidad, pues, que se resuelve en engaño (“las apariencias
engañan”, dice la sabiduría popular): apariencia y realidad son cosas
diferentes en la medida en que la primera oculta a, y desorienta sobre, la
segunda.

Desde este punto de vista, apariencia y realidad son cosas diferentes:


esto no es completamente exacto, pues no siempre se entiende la
apariencia como cosa en el mismo sentido que se valora la realidad como
cosa; con frecuencia se considera que la eventual discrepancia no se da
entre dos cosas (la apariencia y la realidad), sino entre una cosa (la
realidad) y su apariencia, su modo de manifestarse. Ya que, para lo que
aquí interesa, se entiende que la apariencia es apariencia engañosa, y

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que tan cosa es la apariencia como la realidad que deforma, oculta o
enmascara.

La necesidad de distinguir entre apariencia y realidad tiene al menos dos


motivos. En primer lugar, hay realidades que a primera vista se
manifiestan o parecen de un modo, pero que una vez examinadas con
más atención o de manera más ilustrada resultan ser de otro modo que
como se dejan ver. En segundo lugar, el saber acerca de las cosas
equivale a dar una explicación de ellas, y esto implica dar razón de cómo
y por qué aparecen como lo hacen, especialmente cuando lo hacen de
una manera engañosa, al menos a primera vista. Debe hacerse notar que
es la apariencia la que es engañosa (cuando lo es), no el testimonio de
los sentidos; lo que no significa que los sentidos no engañan nunca, sino
que las apariencias no son meras ilusiones: en el caso del palo sumergido
en agua los sentidos testimonian correctamente que parece quebrado, y
no se engañan al apreciarlo así; ciertamente, el palo no está quebrado,
pero las leyes de la refracción así lo presentan. Pues bien, con ese
ejemplo, que se toma de Ferrater, queda claro que la apariencia es
también propiamente real (tan real como la cosa misma, aunque de un
tipo de realidad diferente: apariencia), no ilusoria; esto es, no
dependiente de la debilidad de los sentidos y necesitada por tanto de una
explicación.

La apariencia no siempre es engañosa, pues hay apariencias que no


engañan, que sin idénticas a la cosa, la cual se manifiesta o parece tal
como es. Pero las apariencias –sinceras—pueden dejarse tranquilamente
de lado en este momento, ya que no plantean problema alguno. Mejor
dicho, plantearán una seria dificultad a quienes piensen que las cosas sólo
son accesibles por su apariencia y adopten ésta como única vía de
revelación o mostración de la cosa: pues no hay un solo tipo de
apariencia, sino dos, las engañosas y las llamadas sinceras. Una posición

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fenoménica o empírica a ultranza habrá de sostener que no tiene sentido
distinguir entre apariencia y realidad, y las idenficará. Con lo que, según
creo, privilegiará indebidamente las apariencias engañosas, otorgándoles
el mismo estatuto que a las realidades que se muestran tal cual son y en
las que coincide sin más dificultad su ser con su parecer. Pues bien, las
apariencias de las que aquí se habla son aquellas que guardan una mayor
o menor diferencia con la cosa.

Esa apariencia diferente a la realidad en cierto modo revela la cosa, y en


cierto modo la oculta. La revela, en efecto, porque la apariencia es el
modo que esa cosa tiene de mostrarse, de hacerse visible, bien que de
manera distorsionada. Y la oculta también, en la medida en que se
presenta la cosa como no es, de manera infiel a la realidad. La apariencia,
pues, supone un juego de revelación y ocultación de la realidad que exige
habérselas con ella para llegar a la cosa, y para dar razón de por qué la
cosa es así y su apariencia es de esta otra manera.

La tradición filosófica que distingue entre apariencia y realidad es sobre


todo idealista. Ejemplo necesario es el de Kant, quien considera a las
apariencias únicamente como representaciones, no como cosas; bien es
verdad que Kant distingue entre la cosa en sí o nóumeno, el fenómeno, y
la apariencia; el nóumeno es teóricamente incognoscible, el fenómeno
manifiesta propiedades que son de la cosa en sí y es objeto de
experiencia, en tanto que la mera apariencia es ilusoria o engañosa. Así
pues, el fenómeno es una realidad innegable accesible a la experiencia,
en tanto que la apariencia, por ser ilusoria, ha de ser negada. En Platón,
por ejemplo, el mundo de los fenómenos es el de las meras
representaciones, fantásmata o apariencias. Sólo los seres son seres, y

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sus apariencias –el mundo fenoménico que percibimos- no son sino
representaciones. Se considera, pues, separado y diferente el mundo de
las apariencias del de la realidad, y se piensa que sólo se tiene acceso
inmediato al primero, mundo de sombras proyectado por la luz de la
realidad. Pero el problema del mundo fenoménico y su relación con el
mundo real ha sido objeto de permanente atención filosófica, dando
origen a posiciones muy diferentes: desde un fenomenismo radical que
niega cualquier realidad detrás del fenómeno, y para el que [ser es ser
percibido], hasta la fenomenología, o teoría de los fenómenos puros en
expresión de Husserl, para quien los fenómenos son [lo intuitivo como
tal]: un asunto que concierne a la conciencia pura encerrada en el círculo
inmanente de lo dado. Ese centrarse en el fenómeno, que caracteriza a la
fenomenología husserliana, tiene algo en común incluso con posiciones
como la de las llamadas por la filosofía de la ciencia físico-natural –teorías
fenomenológicas- o –de la caja negra-: se trata de teorías puramente
observacionales que no aspiran a ofrecer ninguna descripción de los
mecanismos que producen los fenómenos estudiados, en contraste con
las –teorías representacionales- o de la –caja traslúcida-, que intentan
descubrir los mecanismos reales o procesos [internos] al fenómeno que
se estudia, por hipotéticos que hayan de ser.

Para Perelman y Olbrechts-Tyteca reflexionar en torno a las técnicas de


la argumentación es preocuparse por las articulaciones reales que
construyen los hablantes para hacer de sus discursos algo efectivo.

Algunas de ellas funcionan de forma inconsciente, como parte de una


competencia general, y otras son utilizadas de forma deliberada,
calculando los espacios y las maniobras posibles. Mencionar y explicar
brevemente las técnicas estructurales que a continuación se exponen,
sólo busca mostrar el abanico de distinciones que Perelman y
OlbrechtsTyteca llegaron a concebir:

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1) los argumentos cuasi-lógicos: en esta categoría se explican los
problemas de la contradicción e incompatibilidad de los argumentos; los
temas de la identidad, definición, analiticidad y tautología de los
argumentos; las nociones de transitividad, inclusión y división de los
argumentos; y el problema de la regla de justicia y reciprocidad;

2) los argumentos basados en la estructura de lo real: distinción que se


fundamenta en los modos de enlace de los argumentos y donde se
presentan las nociones de: enlaces por sucesión, por coexistencia, doble
jerarquía y diferencias de orden en los enlaces;

3) los argumentos que fundamentan la estructura de lo real: esto es,


aquellos argumentos que, a partir de un caso, permiten generalizaciones,
siendo los conceptos claves: ejemplo, ilustración, modelo, analogía y
metáfora;

4) la disociación de las nociones: que se concibe como una técnica de


transformación de incompatibilidades de los conceptos involucrados en
los argumentos;

5) la noción de interacción de argumentos: que hace alusión a la conexión


e interacción constante entre los argumentos (en términos de cantidad,
orden y adecuación) tanto en los que constituyen la audiencia como en el
espacio mental del hablante que intenta mostrase coherente y así lograr
la adhesión.

En ciencia hay muchos ejemplos para graficar cada una de estas técnicas.
Particularmente, los argumentos que fundamentan la estructura de lo real
son de uso frecuente: las metáforas son propicias para explicar
fenómenos físicos y químicos; en filosofía existe una tendencia similar al
hablar, a través de analogías, de juegos de lenguaje. Otro uso extensivo,
por ejemplo en la discusión pública (política o cultural), es lo que pasa
cuando un orador coordina su discurso bajo la estrategia de la definición,

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esto es, usa un argumento a partir del que se avanza una elección
particular del sentido y alcance de un problema en una proposición. Para
mostrar el camino que sigue la acción y el conocimiento en la ciencia,
Perelman y Olbrechts-Tyteca insisten en la peculiaridad de que toda
empresa de convicción supone el contacto intelectual. Este lugar común
se debe repetir: se argumenta para un auditorio específico, y en ese afán,
la distinción de los marcos que una comunidad comparte, la asimilación
de las bases de acuerdo del contexto, son procedimientos básicos para
tener éxito.

Sin embargo, la tendencia a sobreestimar este aspecto de la actividad


argumentativa –a saber la dependencia con el contexto y la audiencia-,
nos hace olvidar la reflexión de Perelman y Olbrechts-Tyteca en torno a
la categoría auditorio universal, cuyo sentido se vincula con la idea de que
un discurso racional o razonable apela, inevitablemente, a ser entendido
y aceptado por todo aquel que posee juicio, capaz de aceptar razones y
evidencia. Como se observa, esta idea, finalmente, está vinculada con un
estándar epistémico que tiene dos entradas: aquel que produce discurso
–en el caso de la ciencia, el que busca producir conocimiento- tendrá que
entregar buena evidencia a su favor; aquel que recibe un argumento con
pretensiones universales de validez debe estar inclinado a aceptarlo
cuando así la fuerza de las buenas razones lo obliguen.

Buena evidencia a su favor tiene aquí una denotación flexible. Incluso


podría vincularse con la noción de un código de conducta argumentativa,
tal como lo propuso Naess. Un código de conducta argumentativa quiere
decir que, en virtud de cierta discusión –en particular en la ciencia–, el
hablante sólo debería utilizar algunas estructuras argumentativas, en
particular aquellas que eviten falacias –tales como los argumentos por
autoridad, o aquellos que apelan al gusto popular; del mismo modo, el
hablante debería esforzarse por exponer ciertos esquemas

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argumentativos –un argumento causal no es tan simple de insertar en
explicaciones en las ciencias sociales. El control del auditorio es un
problema crucial en Perelman. Enfatiza no olvidar que un hablante no
necesariamente, y bajo toda circunstancia, se dirige a un auditorio
presente o explícito, pues puede ser parte de su intención y estrategia
dirigirse a un auditorio ausente o futuro (lo hacen los políticos por
ejemplo).

Lo importante para Perelman siempre fue debilitar la posición filosófica y


social que asumió un racionalismo cartesiano sin matices, ya que a su
juicio en esa tradición hubo una desestimación de la posibilidad de
deliberar a partir de argumentos plausibles. Considerar como primordial
la categoría de verdad como criterio para juzgar y evaluar argumentos,
nunca fue uno de sus consejos.

Falacia
Una falacia lógica es un error de razonamiento que invalida un
argumento:

 Falacia de Afirmación del Consecuente:


La falacia Afirmación del Consecuente o Error Inverso es una falacia que
consiste en suponer que afirmando al antecedente estamos autorizados a
afirmar el consecuente:
 Si llueve, entonces la calle se moja.
 La calle está mojada
Por lo tanto, tiene que haber llovido → esta conclusión no tiene que ser
necesariamente cierta. Podría suceder que alguien la mojara con una
manguera.
La falacia de Afirmación del Consecuente o Error Inverso posee el
siguiente esquema lógico:
 Si se da A, entonces se da B
 Se da B
 Por lo tanto se da A

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Estamos ante una falacia ya que la conclusión no tiene que ser correcta.
Ejemplos de Afirmación del Consecuente:
 Si está nevando, entonces hace frío.
 Hace frío.
 Por lo tanto, está nevando → esta conclusión no tiene que ser
necesariamente cierta

 Si tuviera la gripe, entonces tendría la garganta irritada.


 Tengo la garganta irritada.
 Por lo tanto, tengo la gripe. → no tiene que ser necesariamente
cierto. Podría haber sucedido que tuviera la garganta irritada por
haber hablado mucho o por haber fumado.

 Si me caigo en la piscina, me mojo.


 Estoy mojado, así que debo de haberme caído en la piscina.
Nota: existen casos en los que la afirmación del consecuente no se
comporta como una falacia. Por ejemplo en el siguiente caso:
 Si la puerta está abierta, entonces no está cerrada.
 La puerta no está cerrada.
 Por consiguiente, la puerta está abierta.

 Falacia de la Negación del Antecedente:

Negación del Antecedente


La falacia de la Negación del Antecedente consiste en suponer que
negando al antecedente estamos autorizados a negar el consecuente:
 Si Juan trabaja, conseguirá lo que se propone
 Juan no trabaja
 Juan no conseguirá lo que se propone → no es necesariamente
cierto
Esquema lógico de esta falacia:
 Si p, entonces q
 No se da p
 Por lo tanto no se puede dar p

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Ejemplos de Negación del Antecedente:
 Si llueve el suelo se moja
 No ha llovido
 Por lo tanto el suelo tiene que estar seco → es falso ya que alguien
pudo haberlo regado

 Si hago deporte me canso


 No he hecho deporte
 Por lo tanto no puedo estar cansado → es falso ya que me puedo
haber cansado por alguna otra razón

 Si no hay mucho tráfico llegaré a tiempo


 No ha habido tráfico
 Por lo tanto llegará a tiempo → es falso ya que uno se puede
retrasar por otras razones

 Si el profesor está en clase tenemos que comportarnos


correctamente
 El profesor no está en clase
 Entonces no tenemos que comportarnos correctamente

Falacia de Ad Baculum:
La falacia Ad Baculum o Apelación a la Fuerza consiste en sostener la
validez de un argumento basándose en la fuerza, temor o amenaza pero
sin aportar razones:

La falacia Ad Baculum posee el siguiente esquema lógico:


 A afirma p,
 A es una persona con poder sobre B.
 Por lo tanto, p.
 Etimológicamente proviene del latín y significa "apelando al
bastón".

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¿Cómo combatir esta falacia?
Sostener que la amenaza no tiene relación con la verdad o falsedad de lo
afirmado.
Ejemplos de Falacia Ad Baculum:
Lo tienes que hacer porque aquí se hace lo que yo diga
¡O dejas de discutir y te callas de una vez, o te castigo!
 Si Irán sostiene su derecho a usar energía atómica con fines civiles
deberá enfrentarse a las decisiones que tome la comunidad
internacional. Luego Irán no debe usar energía atómica con fines
civiles
 Si no pagas tus impuestos, entonces te embargarán tu sueldo y tus
propiedades; por lo tanto, si no quieres verte convertido en un
indigente debes pagar tus impuestos».
 Si no usas tu cinturón de seguridad, la policía te multará. Por lo
tanto, si ves un policía cerca, utiliza tu cinturón de seguridad para
evitar ser multado
 No vengas a trabajar a la tienda con este piercing; recuerda que
quien paga, manda
 Si el partido x gana las elecciones millones de personas perderán
su trabajo
 Será mejor que estés de acuerdo con la nueva política de la
compañía si deseas mantener tu trabajo.

Falacia Ad Hominem:
La falacia Ad Hominem o Ataque Personal es una falacia que consiste en
atacar a la persona que emite un argumento, desacreditándole para que
los demás no lo tengan en consideración.
La falacia Ad Hominem se caracteriza por el "juego sucio" ya que no
aporta razones válidas que sirvan para rebatir una posición o conclusión.
Puede ser de tres tipos:
Ataque personal directo (insultante y descalificatorio): "Es
estúpido y como tal no puede tener una opinión fiable."
Ataque personal indirecto o circunstancial: no se ataca las
características del oponente sino sus circunstancias, relaciones, intereses

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o cualquier cosa que pueda ser motivo de su forma de pensar: "Detrás de
todo esto hay una estrategia para hundir al Presidente."
Tu Quoque: se acusa al contrario de lo mismo: "¿Cómo puede usted
hablar de corrupción si cuando ustedes gobernaban cada día
descubríamos un nuevo caso de corrupción?"
La falacia Ad Hominem posee el siguiente esquema lógico:
 A afirma p → Usted dice que mis actos son inmorales
 A no es una persona digna de crédito → pero usted ha estado en la
cárcel
 Por lo tanto, no p → entonces usted no puede decir que mis actos
son inmorales
Etimológicamente proviene del latín y significa "dirigido contra el
hombre".
Nota: si se usa esta falacia antes de escuchar ningún argumento del
oponente se está ejecutando la técnica conocida como "envenenamiento
del pozo".
El peligro para quien utiliza la falacia Ad Hominem es que puede volverse
en su contra ya que demuestra su irracionalidad y pobre uso de la
argumentación.

¿Cómo responder a un ataque Ad Hominem?

No es recomendable responder a un ataque Ad Hominem con otro sino


tratar de defenderse apelando al razonamiento:
"Si has terminado con tus insultos, me gustaría escuchar tus
razonamientos"
"Olvida que lo he dicho yo. Supongamos que lo dice otro: ¿cuáles serían
tus razones para rechazarlo?"
Ejemplos de Falacia Ad Hominem:
 La filosofía de Nietzsche es errónea, porque este acabó loco
 Los ecologistas dicen que consumimos demasiada energía; pero no
hagas caso porque los ecologistas siempre exageran
 ¡Claro, como a ti no te toca, te parece muy bien la reforma!

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 Descarto los impuestos que propone el ministro porque a él no lo
afectarán
 Dices que yo no debería beber, pero tú no has estado sobrio ni un
solo día
 María dice que el Real Madrid no jugó bien. Pero ¿qué sabrá una
mujer de fútbol?
 La teoría de la evolución es mentira ya que Darwin era alcohólico
 ¿Qué sabrás tú de economía si ni siquiera has terminado la
educación primaria?

Falacia Ad Ignorantiam:

La falacia Ad Ignorantiam es una falacia que consiste en afirmar que algo


es verdad solo porque hasta el momento no se ha podido probar que es
falso (o viceversa).
Quienes argumentan de esta manera no basan su argumento en el
conocimiento, sino en la falta de conocimiento y tratan de trasladar la
carga de la prueba a otra persona
La falacia Ad Ignorantiam puede poseer dos esquemas lógicos:
No se puede refutar A, por lo tanto, A es verdadero → no se puede
demostrar que la homeopatía no cura, por lo tanto la homeopatía sí cura
No se puede demostrar A, por lo tanto, A es falso → no se puede probar
la existencia de vida fuera de la Tierra, por lo tanto no existe vida fuera
de la Tierra
Etimológicamente proviene del latín y significa "llamada a la ignorancia".

Ejemplos de Falacia Ad Ignorantiam:


 No se ha probado aún que los teléfonos móviles causen cáncer. Así
que no tienen que preocuparse.
 No se puede demostrar que Dios no existe, por lo tanto Dios existe
 Nadie ha demostrado que hay vida en otros planetas, luego no la
hay
 Debe haber fantasmas ya que nadie ha demostrado que no los hay
 Usted no puede demostrar que cometí el delito, por lo tanto no lo
cometí

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 ¿Pueden probar sus servicios de inteligencia que hemos diseñado
un plan para atacarles? Por su puesto que no, nuestra gloriosa
nación ama la paz.
 El purgatorio existe porque nadie ha demostrado lo contrario
 Nadie puede probar que no haya una influencia de los astros en
nuestra vida; por lo tanto, las predicciones de la astrología son
verdaderas
 No se puede probar la existencia de agujeros negros, por lo tanto
no existen.

Otros tipos de falacia:


Los tipos y ejemplos presentados en esta unidad son una pequeña
muestra de
la gran lista
de falacias
que se han
propuesto a
lo largo de
los años,
algunos de
los cuales se
observan en
el cuadro;
Otros
ejemplos de
los mismos
lo veremos
en las
siguientes
clases.

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Bibliografía.

 file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-
LaRealidadSocialComoRealidadYApariencia-273096.pdf
 Santibáñez, C. 2012. Teoría de la Argumentación como Epistemología Aplicada Cinta moebio
43: 24-39 www.moebio.uchile.cl/43/santibanez.html
 https://www.retoricas.com/2015/02/ejemplos-de-ad-
ignorantiam.html

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