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Louis Althusser

Nota liminar
Ideologia y aparatos Digámoslo sin rodeos: quien quiera hoy simplemente
ideologicos de Estado. comprender el descubrimiento revolucionario de
Freud, no sólo admitir su existencia sino también cono-
Freud v Lacan cer su sentido, debe atravesar, a costa de grandes esfuer-
zos críticos y teóricos, el inmenso espacio de prejuicios
ideológicos que nos separa de Freud. No sólo el descu-
brimiento de Freud fue reducido, como se verá, a disci-
plinas que son esencialmente ajenas a él (biología,
psicología, sociología, filosofía); no sólo muchos psicoa-
nalistas (integrantes sobre todo de la escuela norteame-
ricana) se hicieron cómplices de ese revisionismo; hay
algo más importante y es que ese mismo revisionismo
favoreció objetivamente la prodigiosa explotación ideo-
lógica, que objeto y víctima, debió sufrir el psicoanáli-
sis. No dejaban de tener razón los marxistas franceses
cuando hace un tiempo (en 1948) denunciaron en esa ex-
plotación una "ideología reaccionaria" que nutria los
argumentos de la lucha ideológica contra el marxismo
y servía de medio práctico de intimidación y de mistifi-
cación de las conciencias.
Pero ahora podemos decir que, a su manera, esos mis-
mos marxistas fueron, directa o indirectamente, las pri-
Ediciones Nueva Vision meras víctimas de la ideología que denunciaban, ya que
Buenos Aires
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la confundieron con el descubrimiento revolucionario menos científicas, del revisionismo psicoanalítico; y fi-
de Freud, aceptando así, en los hechos, las posiciones nalmente
del adversario, admitiendo sus propias condiciones y 3S) consagrarse a un serio trabajo de crítica históri-
reconociendo en la imagen que les imponía, la supuesta co-teórica para identificar y definir en los conceptos
realidad del psicoanálisis. Toda la historia de las re- que Freud tuvo que emplear la verdadera relación epis-
laciones entre el marxismo y el psicoanálisis se basa temológica que existe entre esos conceptos y el conteni-
esencialmente en esa confusión y en esa impostura. do pensado en ellos.
Que no haya sido fácil escapar a ellas es algo que hoy
nos resulta comprensible, sobre todo por la función de Sin este triple trabajo de crítica ideológica (l e , 29) y
esta ideología: en este caso las ideas "dominantes" de- de elucidación espistemológica (3°), prácticamente inau-
sempeñaron a la perfección su función de "domina- gurado en Francia por Lacan, quedará fuera de nuestro
ción", imponiéndose subrepticiamente a los mismos es- alcance la especificidad del descubrimiento freudiano.
píritus que pretendían combatirlas. Pero también nos Y sería grave que creyéramos que Freud está ahí jus-
resulta comprensible por la existencia del revisionis- tamente en aquello que han puesto a nuestro alcance,
mo psicoanalítico que posibilitó esa explotación: la caí- ya sea para rechazarlo (la explotación ideológica reac-
da en la ideología comenzó con la caída del psicoanáli- cionaria) o más o menos desconsideradamente, para
sis en el biologismo, el psicologismo y el sociologismo. asumirlo (las diferentes formas del revisionismo bio-
Comprendemos, igualmente, que ese revisionismo psico-sociológico). En ambos casos seríamos prisione-
haya podido fundarse en el equívoco de ciertos con- ros, en niveles diferentes, de las categorías explícitas o
ceptos de Freud, quien como todo inventor se vio obliga- implícitas de la explotación ideológica y del revisionis-
do a pensar su descubrimiento con los conceptos teóri- mo teórico. Los marxistas, que conocen por experiencia
cos existentes, es decir constituidos por otros fines las deformaciones que infligieron al pensamiento de
(¿acaso Marx no se vio obligado también a pensar su Marx sus adversarios, están en condiciones de compren-
descubrimiento con ciertos conceptos hegelianos?). En der que a su manera Freud sufrió el mismo destino y
esto no hay nada que pueda sorprender a una menta- comprender por lo mismo la importancia teórica de un
lidad u n poco atenta a la historia de las nuevas cien- auténtico "retorno a Freud".
cias, y preocupada por captar la irreductibilidad de un
descubrimiento y de su objeto en los conceptos que lo Admitirán entonces que este breve artículo, cuyo pro-
expresaron cuando surgió, y que desactualizados por el pósito es abordar u n problema de tal importancia, debe,
progreso de los conocimientos pueden encubrirlo pos- para no traicionarlo, limitarse a lo esencial: situar el
teriormente. objeto del psicoanálisis, para ofrecer una primera defi-
Actualmente el regreso a Freud exige: nición en los conceptos que permitan su localización,
condición previa indispensable para la elucidación de
l s ) no sólo rechazar, como una grosera mistifica- ese objeto. Admitirán entonces que en la medida de lo
ción, la cobertura ideológica de su explotación reaccio- posible hagamos intervenir a esos conceptos en su for-
naria; sino también ma rigurosa, como lo hace toda disciplina científica,
28) evitar una recaída en los equívocos, más sutiles, sin recargarlos con un comentario de vulgarización de-
y fundados en el prestigio de algunas disciplinas, más o masiado aproximativa y sin tratar de desarrollarlos

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verdaderamente en un análisis que exigiría u n espacio las reglas mundanas: naturaleza es la regla violada, la
mucho mayor. madre soltera, o sea la ausencia de un padre legal. Un
Sólo el estudio serio de Freud y de Lacan, que todos hijo sin padre es algo que la Razón Occidental hace pa-
pueden realizar, podrá dar la medida exacta de esos gar muy caro. Marx, Nietzsche y Freud debieron pagar
conceptos y permitirá definir los problemas pendientes el precio, a veces atroz, de la supervivencia: precio con-
en una reflexión teórica ya rica en resultados y en tabilizado en exclusiones, condenaciones, injurias, mi-
promesas. serias, hambre y muertes o locura. Hablo sólo de ellos
(se podría hablar de otros malditos que vivieron su sen-
tencia de muerte en colores, sonidos o poemas). Hablo
Algunos amigos me reprocharon con toda razón que ha- sólo de ellos porque fueron nacimiento de ciencias, o de
ya hablado de Lacan en tres lineas 1 , aduciendo que para crítica.
lo que allí dije, me había referido demasiado a él, y pa- Que Freud haya conocido la pobreza, la calumnia y
ra las conclusiones a que había llegado, demasiado po- la persecución, que haya tenido u n alma bastante forta-
co. Me piden algunas palabras que justifiquen tanto mi lecida para soportar, interpretándolas, todas las inju-
alusión como su objeto. Helas aquí; son algunas pala- rias del siglo, es algo que tal vez tenga relación con algu-
bras donde haría falta u n libro. nos de los límites y de las impasses de su genio. Pero de-
En la historia de la Razón Occidental, los nacimien- jemos este punto cuyo examen es sin duda prematuro.
tos son objeto de cuidados, previsiones, precauciones, Consideremos simplemente la soledad de Freud en su
prevenciones, etc. Lo Prenatal es institucional. Cuando tiempo. No hablo de la soledad humana (tuvo maestros
nace una ciencia joven el círculo familiar está siempre y amigos, si bien conoció el hambre), sino de su soledad
predispuesto para el asombro, el júbilo y el bautismo. teórica. Pues cuando quiso pensar, es decir expresar ba-
Desde tiempo atrás todo niño, incluso el expósito, es jo la forma de un sistema riguroso de conceptos abstrac-
considerado hijo de un padre. En nuestro mundo cubier- tos el descubrimiento extraordinario que encontraba
to hay un lugar previsto para el nacimiento y hay inclu- una y otra vez en su práctica, le hicieron falta preceden-
so u n lugar previsto para la previsión del nacimiento: tes teóricos, padres en teoría, y casi no encontró ningu-
el "prospectivo". no. Debió sufrir y acomodarse a la siguiente situación
En el curso del siglo XIX, por lo que sé, nacieron dos o teórica: ser para sí mismo su propio padre, construir
tres niños a quienes no se esperaba: Marx, Nietzsche, con sus manos de artesano el espacio teórico en el cual
Freud. Hijos "naturales", en el sentido en que la natura- situar su descubrimiento, obtener, aquí y allá, los hilos
leza ofende las costumbres, la legitimidad, la moral y que le permitieran tejer, al tanteo, la gran red para apre-
sar en las profundidades de la experiencia ciega a ese re-
dundante pez del inconsciente que los hombres llaman
1
Cf. Revue de l'Enseignement Phüosophique, junio-julio 1963, "Phi- mudo porque habla aun cuando ellos duermen.
losophie et Sciences Humaines", pp. 7 y 11, nota 14: "Marx ha fundado
su teoría rechazando el mito del 'homo economicus', Freud ha fundado Lo que quiere decir, expresándonos en términos kan-
su teoría rechazando el mito del 'homo psychologicus'. Lacan percibió tianos, que Freud debió pensar su descubrimiento y su
y comprendió la ruptura liberadora de Freud. La comprendió en el sen-
tido pleno del término, ciñéndose a su rigor, y obligándola a producir, práctica con conceptos importados, tomados de la físi-
sin tregua y sin concesiones, sus propias consecuencias. Como todos, ca energética —entonces dominante—, de la economía
puede equivocarse en algún detalle, y hasta en la elección de sus refe-
rencias filosóficas, pero le debemos lo esencial". política y de la biología de su tiempo. Detrás de él no

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hay herencia legal, salvo unos cuantos conceptos filosó- sentido científico? ¿O por el contrario se trata de una
ficos (conciencia, preconsciente, inconsciente, etc.) tal simple transposición metodológica de la práctica (la cu-
vez más molestos que fecundos, pues están signados por ra)? De allí la idea, corrientemente admitida, de que ba-
una problemática de la conciencia, presente hasta en jo su apariencia teórica (originada en una pretensión
sus restricciones; ningún patrimonio legado por algún respetable, aunque vana, del mismo Freud), el psicoaná-
antepasado; sus únicos predecesores fueron escritores: lisis sería sólo una simple práctica que algunas veces,
Sófocles, Shakespeare, Moliere, Goethe, o aforismos, pero no siempre, da resultados; simple práctica que se
etc. Freud montó solo su empresa teórica: produciendo prolonga en una técnica (reglas del método analítico),
sus propios conceptos, sus conceptos "domésticos", bajo pero sin teoría, por lo menos sin verdadera teoría: lo
la protección de conceptos importados, tomados de las que declara como teoría serían apenas conceptos técni-
ciencias existentes en el estado en que éstas se halla- cos ciegos, con los que reflexiona las reglas de su prácti-
ban, y es preciso decirlo, dentro del horizonte del mun- ca; simple práctica sin teoría, quizás simplemente ma-
do ideológico que cubría a esos conceptos. gia, que daría resultados, como toda magia, por el efecto
De ese modo nosotros recibimos a Freud. Larga serie de su prestigio, de sus prestigios, puestos al servicio de
de textos, profundos, a veces claros, a veces oscuros, a una necesidad o demanda social, que sería entonces su
menudo enigmáticos y contradictorios, problemáticos, única, su verdadera razón. Lévi-Strauss habría hecho
armados de conceptos que nos parecen, muchos de la teoría de esta magia, de esta práctica social que sería
ellos, y a simple vista, perimidos, inadecuados a su con- el psicoanálisis, al designar al shaman como antepasa-
tenido, superados. Pues hoy ya no dudamos de la exis- do de Freud.
tencia de ese contenido: es la propia práctica analítica, ¿Práctica que entraña una teoría, en parte silencio-
su efecto. sa? ¿Práctica orgullosa o avergonzada de no ser más
Resumamos pues ese objeto que Freud es para noso- que la magia social de los tiempos modernos? ¿Qué es
tros: pues el psicoanálisis?

1) Una práctica (la cura analítica). 2) Una técnica (mé-


todo de la cura) que da lugar a una exposición abstracta.
3) Una teoría, relacionada con la práctica y la técnica. I
Este conjunto orgánico práctico (1), técnico (2), teórico
(3), evoca la estructura de toda disciplina científica. For- Lo primero que dice Lacan es que, en principio, Freud
malmente, lo que Freud nos ofrece posee la estructura ha fundado una ciencia. Una ciencia nueva que es la
de una ciencia. Formalmente, pues las dificultades de la ciencia de un objeto nuevo: el inconsciente.
terminología conceptual de Freud, la desproporción a Declaración rigurosa. Si el psicoanálisis es una cien-
veces sensible entre sus conceptos y el contenido de és- cia, pues es la ciencia de u n objeto propio, es también
tos, nos plantea un problema: en este conjunto orgánico una ciencia según la estructura de toda ciencia: posee
práctico-técnico-teórico, ¿estamos frente a un conjunto una teoría y una técnica (método) que permiten el cono-
verdaderamente estabilizado, verdaderamente estable- cimiento y la transformación de su objeto en una prácti-
cido en el nivel científico? En otras palabras, ¿la teoría ca científica. Como en toda ciencia auténtica constitui-
que se encuentra en él es verdaderamente teoría en un da, la práctica no es lo absoluto de la ciencia, sino u n

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momento teóricamente subordinado; el momento en surge, sólo es pura de ese mismo instante, en ese puro
que la teoría, convertida en método (técnica), entra en instante de su surgimiento, en la pura transición de la
contacto teórico (conocimiento) o práctico (la cura) con no-ciencia a la ciencia. Para él esta transición no es
su objeto propio (el inconsciente). pura, es aún impura: la pureza es posterior a la tran-
Si esta tesis es exacta, la práctica analítica (la cura), sición, no está en una transición aún "fangosa" (el invi-
que absorbe toda la atención de los intérpretes y de los sible fango de su pasado, suspendido en el agua na-
filósofos ávidos de la intimidad de la pareja confiden- ciente, que finge transparencia, es decir inocencia). Re-~\
cial, en la que la confesión del enfermo y el secreto pro- torno a Freud quiere decir: retorno a la teoría bien esta-
fesional del médico intercambian las promesas sagra- blecida, bien fijada, bien asentada en el mismo Freud, a ^
das de la intersubjetividad, no posee todos los secretos la teoría madura, pensada, afianzada, verificada, a la te-
del psicoanálisis: conserva solamente una parte de su oría suficientemente avanzada e instalada en la vida
realidad, aquella que existe en la práctica. No conserva (incluso en la vida práctica), que ha podido afincarse en
sus secretos teóricos. Si esta tesis es exacta, la técnica ésta, producir un método y engendrar su práctica. El re-
—método— tampoco posee los secretos del psicoanáli- torno a Freud no es un retomo al nacimiento de Freud,
sis, salvo, como todo método, por delegación de la teo- sino a su madurez. La juventud de Freud, esa conmove-
ría, no de la práctica. Únicamente la teoría conserva dora transición de la aún-no-ciencia a la ciencia (el
esos secretos, como en toda disciplina científica. período de las relaciones con Charcot, Bernheim,
En cien lugares de su obra Freud dice que es un teóri- Breuer, hasta los estudios sobre la histeria de 1895), pue-
co; ha comparado el psicoanálisis desde el punto de vis- de ciertamente interesarnos, pero desde un punto de vis-
ta de la cientificidad con la ciencia física surgida de ta muy distinto: como ejemplo de la arqueología de una
Galileo; ha repetido que la práctica (la cura) y la técnica ciencia, o como índice negativo de no-madurez, es decir
analítica (el método analítico) no eran auténticos sino para fechar bien la madurez y su advenimiento. La ju-
por estar fundados sobre una teoría científica. Freud ha ventud de una ciencia es su edad madura: antes de esta
dicho y repetido que una práctica y una técnica, aun edad es vieja, antes de la edad de los prejuicios de que vi-
fecundas, sólo podían merecer el nombre de científicas ve, como un niño vive los prejuicios, o sea la edad de sus
si una teoría les otorgaba ese derecho, pero no por una padres.
simple declaración, sino en virtud de u n a fundación Que una teoría joven, por tanto madura, pueda vol-
rigurosa. ver a la infancia, o sea a los prejuicios de sus mayores y
Lo primero que hace Lacan es tomar esta afirmación de su descendencia, es u n hecho atestiguado por toda la
literalmente. Y extraer luego sus consecuencias: volver historia del psicoanálisis. Ese es el sentido profundo
a Freud para buscar, discernir y cernir en él la teoría de del retorno a Freud proclamado por Lacan. Debemos
la que todo lo demás, tanto la técnica como la práctica, volver a Freud para volver a la madurez de la teoría freu-
ha surgido por derecho. diana, no a su infancia, sino a su edad madura, que es
Volver a Freud. ¿Por qué este nuevo retorno a las su verdadera juventud; debemos volver a Freud más
fuentes? Lacan no vuelve a Freud como Husserl a Gali- allá del infantilismo teórico, de la recaída en la infan-
leo o a Tales para captar u n surgimiento en su surgi- cia, en los que un sector del psicoanálisis contemporá-
miento, es decir para poner en práctica ese prejuicio neo, sobre todo el norteamericano, saborea las ventajas
filosófico religioso de la pureza que, como el agua que de sus abandonos.

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Esta vuelta a la infancia tiene u n nombre, que los fe- dad de un objeto propio —que sea suyo y nada más que
nomenólogos comprenderán en seguida: psicologismo; suyo— y no a la porción congrua de un objeto prestado,
u otro nombre, que los marxistas entenderán de inme- concedido, abandonado por otra ciencia, a uno de sus
diato: pragmatismo. La historia moderna del psicoaná- "aspectos", de sus restos, que siempre es posible acomo-
lisis ilustra el juicio de Lacan. En efecto, después de dar en la cocina de cualquier modo, cuando uno está sa-
años de desconocimiento, desdén e injurias —medios ciado. En realidad, si todo el psicoanálisis se reduce al
que, llegado el caso, están siempre disponibles—, la Ra- "condicionamiento" conductista o pavloviano de la pri-
izón Occidental (razón jurídica, religiosa, moral y políti- mera infancia; si se reduce a una dialéctica de las fases
' ca así como científica) sólo aceptó celebrar un pacto de descriptas por Freud con la terminología de lo oral, lo
coexistencia pacífica con el psicoanálisis con la condi- anal y lo genital, de la latencia y la pubertad; si se redu-
ción de anexárselo a sus propias ciencias o a sus pro- ce, por último, a la experiencia originaria de la lucha he-
pios mitos: a la psicología, ya sea conductista (Dalbiez), geliana, del para-los-otros fenomenológico, o de la
fenomenológica (Merleau-Ponty) o existencialista (Sar- "apertura" de ser heideggeriano; si todo el psicoanálisis
tre); a la bio-neurología más o menos jacksoniana (Ey); no es más que ese arte de acomodar los restos de la neu-
a la "sociología" de tipo "culturalista" o "antropológica" rología, de la biología, de la psicología, de la antropolo-
(dominante en Estados Unidos: Kardiner, Margaret Me- gía y de la filosofía, ¿qué le corresponde entonces como
ad, etc.) y a la filosofía (cf. el "psicoanálisis existencial" objeto propio que lo distinga verdaderamente de esas
de Sartre, el "Daseinanáiyse" de Binswanger, etc.). Estas disciplinas y haga de él una ciencia con pleno derecho?2
confusiones, esta mitificación del psicoanálisis —disci- Es en este punto donde interviene Lacan; para defen-
plina reconocida oficialmente al precio de alianzas- der su irreductibilidad contra esas "reducciones" y des-
compromisos celebrados con linajes imaginarios de viaciones que dominan actualmente una gran parte de
adopción, pero de poderes muy reales— fueron asumi- las interpretaciones teóricas del análisis, irreductibili-
das por los psicoanalistas, demasiado felices de salir fi- dad que no es más que la de su objeto. Que esta defensa
nalmente de su ghetto teórico, de ser "reconocidos" requiera una lucidez y una firmeza fuera de lo común,
como miembros con pleno derecho de la gran familia de
la psicología, la neurología, la psiquiatría, la medici-
2
na, la sociología, la antropología, la filosofía, demasia- Las tentaciones más peligrosas están representadas por la füoso-
fia (que prefiere reducir todo el psicoanálisis a la experiencia dual de
do felices de colocar sobre su éxito práctico la etiqueta la cura, encontrando en ella la manera de "verificar" los temas de la in-
de ese reconocimiento "teórico" que finalmente les con- tersubjetividad fenomenológica, de la existencia-proyecto, o más gene-
ralmente del personalismo); por la psicología, que se anexa la mayor
cedía, después de décadas de injurias y de exilio, u n dere- parte de las categorías del psicoanálisis como si fueran atributos de
cho de ciudadanía en el mundo de la ciencia, la medici- un "sujeto", el cual, desde luego, no constituye para ella un problema; y
por la sociología, que al acudir en apoyo de la psicología proporciona
na y la filosofía. No advirtieron el aspecto sospechoso al "principio de realidad" un contenido objetivo (los imperativos socia-
de ese acuerdo, creyendo que el mundo se inclinaba ante les y familiares) que el "sujeto" no tiene más que "interiorizar" para ar-
marse de un "superyó" y de las categorías correspondientes. Sometido
sus razones —cuando ellos mismos se inclinaban, bajo así a la psicología o a la sociología, el psicoanálisis se reduce frecuen-
los honores, ante las razones de ese mundo—, prefirien- temente a una técnica de readaptación "emocional" o "afectiva", a una
do sus honores a sus injurias. reeducación de la "función relaciona]" que nada tienen que ver con su
objeto real, pero responden, lamentablemente, a una fuerte demanda
que, además, está muy orientada en el mundo contemporáneo. De esta
De ese modo olvidaban que una ciencia sólo es cien- manera el psicoanálisis se ha convertido en un objeto de consumo co-
cia cuando puede aspirar con pleno derecho a la propie- rriente en la cultura, es decir en la ideología moderna.

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capaces de rechazar todos los asaltos de la devoradora tanto de una comunicación real como de una fascina-
hospitalidad de las disciplinas mencionadas, es algo de ción muy "parisiense") y para otros (sobre todo científi-
lo que no puede dudar nadie que, al menos una vez en la cos y filósofos) su "artificio", su rareza y su "esoteris-
vida, haya medido la necesidad de seguridad (teórica, mo", podemos ver que ese lenguaje no deja de relacionar-
moral, social, económica), es decir la inquietud de las se con las condiciones de su ejercicio pedagógico: como
corporaciones (cuyo status es indisolublemente científi- Lacan se ocupa de enseñar la teoría del inconsciente a
co-profesional-jurídico-económico) amenazadas en su médicos, analistas o analizados, en la retórica de sus pa-
equilibrio y en su confort por la aparición de una disci- labras les ofrece un equivalente imitativo del lenguaje
plina singular que obliga a cada uno a interrogarse no del inconsciente, que en su esencia última es, como to-
sólo sobre su propia disciplina, sino sobre sus razones dos saben, Witz, retruécano, metáfora fallida o lograda:
"para creer en ella, es decir para dudar de ella; por la apa- el equivalente de la experiencia vivida en sus prácticas,
rición de una ciencia que, por poca adhesión que susci- ya sea de analista o de analizado.
te, amenaza conmover las fronteras existentes, o sea Basta comprender las condiciones ideológicas y peda-
^modificar el statu quo de varias disciplinas. De allí la gógicas de este lenguaje —es decir, tomar sobre su "inte-
pasión contenida, la contención apasionada del lengua- rioridad" pedagógica la distancia de la "exterioridad"
je de Lacan, que no puede vivir y sobrevivir sino en esta- histórica y teórica— para discernir su sentido y su al-
do de alerta y de prevención: lenguaje de u n hombre de cance objetivos y reconocer su intención fundamental:
antemano asediado y condenado, por la fuerza aplastan- dar al descubrimiento de Freud conceptos teóricos he-
te de las estructuras y de las corporaciones amenaza- chos a su medida, definiendo asimismo, tan rigurosa-
das, a adelantarse a los golpes de éstas, o por lo menos a mente como sea posible en la actualidad, el inconscien-
amagarlos antes de haberlos recibido para que el adver- te y sus leyes, que constituyen todo su objeto.
sario se desaliente y no lo aplaste bajo los suyos. De allí
proviene también esa apelación, a menudo paradójica,
a la garantía de filósofos completamente ajenos a su em-
presa científica (Hegel, Heidegger), como a otros tantos n
testigos de intimidación, arrojados al rostro de algunos
para forzarlos al respeto, y testigos de una objetividad ¿Cuál es el objeto del psicoanálisis? Aquello con que se
posible, aliada natural de su pensamiento, para tran- enfrenta la técnica analítica en la práctica analítica de
quilizar o enseñar a otros. Condenar este recurso que la cura, es decir, no la cura misma, ni esa situación su-
ha resultado casi indispensable para sostener un discur- puestamente dual en que cualquier fenomenología o mo-
so dirigido desde adentro sólo a los médicos, implicaría ral encuentra satisfacción a su requerimiento, sino los
ignorar tanto la debilidad conceptual de los estudios mé- efectos prolongados en el adulto superviviente de la
dicos en general como la profunda necesidad de teoría extraordinaria aventura que, desde el nacimiento has-
de los mejores médicos. Y ya que me estoy refiriendo a ta la liquidación del Edipo, transforma a un animalito
su lenguaje, en el que reside para algunos todo el presti- engendrado por un hombre y una mujer en un pequeño
gio de Lacan ("Góngora del psicoanálisis", "Gran dra- niño humano.
gón", gran oficiante de u n culto esotérico en que el gesto, Los "efectos" del devenir-humano del pequeño ser bio-
el mutismo y la compunción pueden componer el ritual lógico surgido del parto humano: he aquí, en su lugar, el

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objeto del psicoanálisis, que lleva el simple nombre de la larga marcha forzada que convierte a larvas de ma-
inconsciente. mífero en niños humanos, en sujetos.
Que ese pequeño ser biológico sobreviva, y en lugar En este objeto el biólogo se encontrará fuera de su ám-
de sobrevivir como niño de los bosques convertido en bito, ciertamente, ya que esta historia no es biológica:
hijo de lobos o de osos (se los exhibía en las cortes prin- desde el comienzo está enteramente dominada por la co-
cipescas del siglo XVIII), sobreviva como niño humano erción forzada del orden humano, que cada madre ins-
(escapando a todas las muertes de la infancia, muchas cribe, bajo el "amor" o el odio maternos, desde el ritmo
de las cuales son muertes humanas, muertes que sancio- alimentario y el adiestramiento, en el animalito huma-
nan el fracaso del devenir-humano), tal es la prueba no. Tampoco es sorprendente que la historia, la "socio-
que todos los hombres, adultos, han sobrellevado: son logía" o la antropología se encuentren fuera de su ámbi-
para siempre amnésicos, los testigos, y frecuentemente to, ya que se ocupan de la sociedad, por tanto de la cultu-
las víctimas de esa victoria, que llevan en lo más sordo, ra, es decir de lo que ya no es ese animalito, que sólo lle-
es decir en lo más clamoroso de sí mismos, las heridas, ga a ser humano después de atravesar el espacio infini-
dolencias y fatigas de ese combate por la vida o la muer- to que separa a la vida de lo humano, a lo biológico de lo
te humanas. Algunos, la mayor parte, salieron de ese histórico, a la "naturaleza" de la cultura. Ni es extraño
combate casi indemnes —o por lo menos les interesa ha- que la psicología se extravíe al considerarlo, puesto que
cerlo saber claramente—; muchos de estos antiguos com- en su "objeto" la psicología piensa ocuparse de alguna
batientes quedan marcados por él para toda la vida; al- "naturaleza" o "no-naturaleza" humana, de la génesis de
gunos morirán, algo más tarde, de su lucha, de las vie- ese existente identificado y registrado bajo los propios
jas heridas súbitamente reabiertas en la explosión psi- controles de la cultura (de lo humano), y el objeto del psi-
cótica, en la locura, en la última compulsión de una "re- coanálisis es la absoluta cuestión previa, el nacer o no
acción terapéutica negativa"; otros, más numerosos, ser,* el abismo aleatorio de lo humano mismo en cada
morirán con la mayor "normalidad" del mundo, tras la retoño de hombre. Por cierto la "filosofía" tampoco en-
apariencia de una extinción "orgánica". La humanidad contrará al considerarlo sus puntos de referencia, sus
sólo inscribe sus muertos oficiales en los memoriales refugios, ya que esos orígenes singulares le disimulan
de sus guerras: aquellos que supieron morir a tiempo, es los únicos orígenes a cuyo ser rinde homenaje: Dios, la
decir tarde, ya hombres, en guerras humanas en las que razón, la conciencia, la historia y la cultura. Se vislum-
se despedazan y sacrifican sólo lobos y dioses huma- brará, pues, que el objeto del psicoanálisis puede ser es-
nos. El psicoanálisis se ocupa, en sus únicos supervi- pecífico, y que la modalidad de su materia, así como la
vientes, de otra lucha, de la única guerra sin memorias especificidad de sus "mecanismos" (para retomar una ex-
ni registros que la humanidad finge no haber librado ja- presión de Freud), son de un orden muy distinto al de la
más, la que cree haber ganado siempre por anticipado, materia o los "mecanismos" que conocen el biólogo, el
simplemente porque para ser tal la humanidad debe ha- neurólogo, el antropólogo, el sociólogo, el psicólogo y el
ber sobrevivido a esa guerra, y vivir y darse a luz como filósofo. Basta reconocer esta especificidad, por consi-
cultura en la cultura humana: guerra que a cada momen- guiente la distinción de objeto que la funda, para reco-
to se libra en cada uno de sus retoños, los cuales, proyec- nocer el derecho radical que tiene el psicoanálisis a la
tados, deformados, rechazados, cada uno para sí mis-
mo, en la soledad y contra la muerte, deben recorrer
* Fr.: le ruútre ou n'étre pas.

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especificidad de sus conceptos, ajustados a la especifici- curso doble y uno, inconsciente y verbal, cuyo campo
dad de su objeto: el inconsciente. doble es u n campo único, sin ningún más allá que esté
fuera de él: el campo de la "Cadena significante". De ese
modo las adquisiciones más importantes de Saussure y
de la lingüística inspirada en él se incorporaban con
ra pleno derecho tanto a la comprensión del proceso del
discurso del inconsciente como a la del discurso verbal
Lacan no discutiría el hecho de que sin el surgimiento del sujeto, y de su relación, es decir de su no relación
de una nueva ciencia, la lingüística, su intento de teori- idéntica a su relación, en síntesis, de su reduplicación y
zación hubiera sido imposible. Así sucede en la historia su desajuste. De ese modo, las interpretaciones filosófi-
de las ciencias, en la que a menudo una ciencia sólo lle- cas idealistas del inconsciente como segunda concien-
ga a ser tal recurriendo, luego de efectuar u n rodeo, a cia, del inconsciente como mala fe (Sartre), del incons-
otras ciencias, y no sólo a ciencias ya existentes en el ciente como supervivencia cancerosa de una estructura
momento de su bautismo, sino también a una ciencia inactual o un "sin-sentido" (Merleau-Ponty), todas las
nueva, surgida tardíamente y que aún requiere tiempo interpretaciones del inconsciente como "ello" biológico
para nacer. La opacidad provisoria de la sombra que le arquetípico (Jung) pasaban a ser lo que eran: no un co-
hizo a la teoría freudiana el modelo de la física energe- mienzo de teoría, sino "teorías" nulas, equívocos ideo-
tista de Helmholtz y Maxwell ha sido disipada actual- lógicos.
mente por la claridad que la lingüística estructural otor- Faltaba definir (estoy obligado al peor esquema-
ga a su objeto, permitiendo un acceso inteligible a ese tismo, pero ¿cómo eludirlo en unas pocas líneas?) el
objeto. Ya había dicho Freud que todo dependía del len- sentido de este primado de la estructura formal del
guaje; la precisión de Lacan es que "el discurso del in- lenguaje y de sus "mecanismos", hallados en la práctica
consciente está estructurado como un lenguaje". En su de la interpretación analítica, en función del funda-
importante primera obra. La interpretación de los sue- mento de esta práctica: su objeto, es decir los "efectos"
ños, que no es anecdótica o superficial como a menudo actuales, en los supervivientes, de la "hominización"
se cree, sino fundamental, Freud había estudiado los forzada del animalito humano. Para resolver este
"mecanismos" o "leyes" del sueño, reduciendo sus va- problema no basta invocar simplemente el primado
riantes a dos: el desplazamiento y la condensación. efectivo del lenguaje, que es el único objeto y medio de
Lacan reconoce en ellas dos figuras esenciales que la lin- la práctica analítica. Todo lo que adviene a la cura se
güística designa como metonimia y metáfora, respecti- juega en el lenguaje y por el lenguaje (incluso el silen-
vamente. De ese modo, el lapsus, el acto fallido, el chis- cio, sus ritmos, sus escansiones). Pero es preciso mos-
te y el síntoma se convertían, como los elementos del trar cómo y por qué, legítimamente, el papel efectivo
propio sueño, en Significantes, inscritos en la cadena del lenguaje en la cura, a la vez materia prima de la prác-
de un discurso inconsciente que duplicaba en silencio, tica analítica y medio de producción de sus efectos (co-
es decir con voz ensordecedora, en el desconocimiento mo dice Lacan, el pasaje de una "palabra vacía" a una
de la "represión", la cadena del discurso verbal del suje- "palabra plena") no está fundado de hecho en la práctica
to humano. De ese modo nos aproximábamos a la para- analítica, sino porque está fundado de derecho en su
doja, formalmente familiar a la lingüística, de un dis- objeto, que funda en última instancia esa práctica y esa

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técnica: es decir, puesto que hay ciencia, en la teoría de naria de la fascinación dual, perturba su economía,
su objeto. rompe sus fascinaciones e introduce al niño en lo que
Esta es, sin duda, la parte más original de la obra de Lacan llama el Orden Simbólico, el del lenguaje objeti-
Lacan: su descubrimiento. Lacan ha mostrado que este va dor, que por fin le permitirá decir: yo, tú, él o ella, o
pasaje de la existencia (puramente en el límite) biológi- sea que permitirá al pequeño ser situarse como niño hu-
ca a la existencia humana (hijo de hombre) se efectuaba mano en un mundo de terceros adultos.
bajo la Ley del Orden —que yo llamaré Ley de Cultura— y Hay, pues, dos grandes momentos: 1) el de lo imagina-
que esta Ley del Orden se confundía en su esencia for- rio (pre-edípico); 2) el de lo simbólico (resuelto el Edipo),
mal con el orden del lenguaje. ¿Cómo debemos entender o, para hablar en un lenguaje diferente, el de la objetivi-
esta fórmula, a primera vista enigmática? En primer lu- dad reconocida en su uso (simbólico), pero aún no cono-
gar, que el conjunto de ese pasaje sólo puede captarse en cida (ya que el conocimiento de la objetividad corres-
las características de u n lenguaje recurrente, sólo desig- ponde a una "edad" muy distinta y también a una prácti-
nado por el lenguaje del adulto o del niño en situación ca muy distinta).
de cura, designado, asignado, localizado bajo la ley del El punto central, esclarecido por Lacan, es que esos
lenguaje, en la que se fija y se presenta todo orden huma- dos momentos están dominados, gobernados y marca-
no, por lo tanto todo rol humano. En segundo lugar, que dos por una única Ley, la de lo Simbólico. El momento
en esta asignación por el lenguaje de la cura se trasluce de lo imaginario, que acabamos de presentar algunas lí-
la presencia actual, permanente, de la eficacia absoluta neas más arriba, para ser claros, como predecesor de lo
del orden en el pasaje mismo, de la Ley de Cultura en el simbólico, como distinto de él —o sea el primer momen-
devenir-humano. to en que el niño vive su relación inmediata con u n ser
Para indicarlo en pocas palabras, señalaremos los humano (madre) sin reconocerla prácticamente como
dos grandes momentos de ese pasaje: 1) el momento de la relación simbólica que es (como la relación de u n nl-
la relación dual, pre-edípica, en la que el niño —que só- ñito humano con una madre humana)—, está marcado y
lo se encuentra con un alter ego, la madre, que escande estructurado en su dialéctica por la dialéctica misma
su vida por su presencia {¡da!) y su ausencia [¡fort! )a. vi- del Orden Simbólico, es decir del Orden humano, de la
ve esta relación dual en el modo de la fascinación imagi- norma humana (las normas de los ritmos temporales
naria del ego, siendo él mismo ese otro, tal otro, todo de la alimentación, de la higiene, de los comportamien-
otro, todos los otros de la identificación narcisista pri- tos, de las actitudes concretas del reconocimiento —la
maria, sin poder tomar nunca respecto del otro o de sí aceptación, el rechazo, el sí o el no al niño, no son más
mismo la distancia objetivadora del tercero; 2) el mo- que una pormenorización, las modalidades empíricas
mento del Edipo, en el que, sobre el fondo de la estructu- de ese Orden constituyente, Orden de la Ley y del Dere-
ra dual, surge una estructura ternaria, cuando el tercero cho de asignación que atribuye u excluye), bajo la forma
(el padre) penetra como intruso en la satisfacción imagi- misma del Orden del significante, es decir la forma de
un Orden formalmente idéntico al orden del lenguaje.4

3 4
"Fort' y "Dd' son dos expresiones de la lengua alemana, que Freud Formalmente, pues la Ley de Cultura, cuyo lenguaje es la forma y
hizo célebres, mediante las cuales un niño observado por él sanciona- el acceso primeros, no se agota en el lenguaje: tiene como contenido
ba la aparición y la desaparición de su madre en la manipulación de las estructuras del parentesco reales y las formaciones ideológicas de-
un objeto cualquiera que la "representaba". terminadas en las que viven su función los personajes inscriptos en

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Allí donde una lectura superficial u orientada de mer aliento, e Así comienza, y así ha comenzado siem-
Freud no veía más que la infancia feliz y sin leyes, el pa- pre, incluso sin ningún padre vivo, aquello que es la pre-
raíso de la "perversidad polimorfa", una especie de esta- sencia en acto del Padre (que es Ley), por consiguiente
do de naturaleza escandido solamente por fases de del Orden del significante humano, es decir de la Ley de
aspecto biológico, vinculadas a la primacía funcional Cultura: ese discurso que es condición absoluta de todo
de una parte del cuerpo humano, lugares de necesidades discurso, ese discurso presente desde arriba, o sea ausen-
"vitales" (oral, anal, genital),5 Lacan ve la eficacia del te en su abismo, en todo discurso verbal, el discurso de
Orden, de la Ley, que acecha desde antes de su nacimien- ese Orden, ese discurso del Otro, del gran Tercero, que es
to a todo hombrecito por nacer, y se apodera de él desde ese Orden mismo: el discurso del inconsciente. Así se
su primer grito, para asignarle su lugar y su rol, por con- nos ofrece una captación conceptual del inconsciente,
siguiente su destinación forzada. Todas las etapas por que en cada ser humano es el lugar absoluto en que su
las que pasa el hombrecito son atravesadas bajo el rei- discurso singular busca su propio lugar, busca, fracasa,
nado de la Ley, del código de asignación, de comunica- y al fracasar encuentra su propio lugar, el ancladero
ción y de no-comunicación humanos; sus "satisfaccio- propio de su lugar, en la imposición, la impostura, la
nes" llevan la marca indeleble y constituyente de la Ley, complicidad y la denegación de sus propias fascinacio-
de la pretensión de la Ley humana que, como toda ley, nes imaginarias.
no es "ignorada" por nadie, particularmente por quie- Que en el Edipo el niño se convierta en niño humano,
nes son ignorantes de ella, pero puede ser desviada o vio- sometiendo a la prueba de lo Simbólico sus fantasías
lada por todos, particularmente por sus puros fieles. [fantasmes] imaginarios, y termine, si todo "anda", por
Por eso, toda reducción de los traumatismos infantiles aceptarse y convertirse en lo que es: un chico o una chi-
a la decepción de las "frustraciones" biológicas está fal- ca entre adultos, que tiene sus derechos de niño en ese
seada en su principio, ya que la Ley que les concierne ha- mundo de adultos, y como todo niño posee el pleno dere-
ce abstracción, como Ley, de todos los contenidos, sólo
existe y actúa como Ley por y en esa abstracción, y ya
que el hombrecito sufre y recibe esta regla desde su pri- 6
Desconoceríamos el alcance teórico de esta condición formal si le
opusiéramos la apariencia biológica de los conceptos (libido, afectos,
pulsiones, deseo) con los que Freud pensaba el "contenido" del incons-
ciente. Así ocurre cuando se dice que el suelo es la "plenitud del deseo"
[Wunscherfüllung). En el mismo sentido Lacan se refiere al "lenguaje
del deseo" inconsciente. A partir de esta condición formal, esos concep-
esas estructuras. No basta saber que la familia occidental es patriar- tos (aparentemente biológicos) adquieren su sentido auténtico, y ese
cal y exogámica (estructura del parentesco), también es necesario eluci- sentido puede ser asignado y pensado, así como puede definirse y apli-
dar las formaciones ideológicas que gobiernan la paternidad, la ma- carse una técnica de la cura. El deseo, categoría fundamental del in-
ternidad y la infancia: ¿qué es "ser padre", "ser madre", "ser niño" en consciente, no es inteligible en su especificidad sino como el sentido
nuestro mundo actual? Hay todo un trabajo de investigación por reali- singular del discurso del inconsciente del sujeto humano: el sentido
zar a propósito de estas formaciones ideológicas específicas. que surge en el "juego" y por el "juego" de la cadena significante de que
5
A cierta neurobiología y cierta psicología les resultó muy cómodo se compone el discurso del inconsciente. Como tal, el "deseo" está mar-
descubrir en Freud una teoría de las "fases", que sin vacilar tradujeron cado por la estructura que rige el devenir humano. Como tal, el deseo
directa y exhaustivamente a una teoría de la "maduración de la fase", se distingue radicalmente de la "necesidad" orgánica, de esencia bioló-
ya sea neurobiológica o bio-neuro-psicológica, adjudicando mecánica- gica. Entre la necesidad orgánica y el deseo inconsciente no existe una
mente a la maduración neurobiológica el papel de una "esencia" de la continuidad de esencia, así como no existe una continuidad de esencia
que las "fases" freudianas serian el puro y simple "fenómeno". Esta entre la existencia biológica del hombre y su existencia histórica. El
perspectiva no es más que una reedición del viejo paralelismo mecani- deseo está determinado en su ser equívoco (su "carencia de ser" ["man-
cista. que á-étre'l, dice Lacan) por la estructura del Orden que le impone su

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cho de llegar a ser un día "como papá", es decir u n ser hu- y "toma toda la sopa". Cuando, por su parte, la niña vive
mano masculino, que tiene una mujer (y no solamente y asume la situación trágica y benéfica de la castración,
una madre), o "como mamá", es decir un ser humano fe- acepta no tener el mismo derecho que su madre, acepta
menino que tiene un esposo (y no solamente un padre); pues doblemente el hecho de no tener el mismo derecho
esto sólo es el término de la larga marcha forzada hacia (falo) que su padre, ya que su madre no lo tiene (no hay
la infancia humana. falo), aun siendo mujer y por ser mujer, y acepta al mis-
Que en este último drama todo se juegue en la mate- mo tiempo no tener el mismo derecho que su madre, es
ria de un lenguaje formado anteriormente, el cual, en el decir no ser todavía una mujer, como lo es su madre.
Edipo, se centra por entero y se ordena en torno del sig- Pero gana en cambio su pequeño derecho: el que le co-
nificante falo: insignia del Padre, insignia del derecho, rresponde como niña, y las promesas de un gran dere-
insignia de la Ley, imagen fantástica (phantasmatique) cho, derecho completo de mujer cuando sea adulta, si
de todo Derecho, es algo que puede parecer sorprendente sabe crecer aceptando la Ley del Orden humano, o sea so-
o arbitrario, pero que todos los psicoanalistas lo atesti- metiéndose a ella, en caso necesario para transgredirla
guan como un hecho de experiencia. no tomando "bien" la sopa.
La última etapa del Edipo, la "castración", puede dar- En todos los casos, ya sea el momento de la fascina-
nos una idea de ello. Cuando el niño vive y resuelve la si- ción dual de lo Imaginario (1), o el momento (Edipo) del
tuación trágica y benéfica de la castración, acepta no te- reconocimiento vivido de la inserción en el Orden sim-
ner el mismo Derecho (falo) que su padre, en particular bólico (2), toda la dialéctica del pasaje está marcada en
no tener el Derecho del padre sobre su madre, que se su esencia última por el sello del Orden humano, de lo
revela entonces dotada del intolerable status del doble Simbólico, cuyas leyes Jormales, es decir su concepto
empleo, madre para el chico y mujer para el padre; pero formal nos suministra la lingüística.
asumiendo el hecho de no tener el mismo derecho que La teoría psicoanalítica puede darnos, de este modo,
su padre, gana la seguridad de tener un día, más adelan- aquello que hace de toda ciencia una ciencia y no pura
te, cuando sea adulto, el derecho que ahora se le niega, especulación: la definición de la esencia formal de su,
por falta de "medios". Sólo tiene un pequeño derecho, objeto, condición de posibilidad de toda aplicación prác-
que llegará a ser grande si él mismo sabe llegar a grande tica, técnica, sobre sus mismos objetos concretos. Así,
la teoría psicoanalítica escapa a las antinomias idealis-
tas clásicas, formuladas por ejemplo por Politzer, cuan-
do al tiempo que exigía al psicoanálisis (cuyo alcance te-
marca, y lo destina a una existencia sin lugar, la existencia de la repre-
sión, tanto a sus recursos como a sus decepciones. No alcanzamos la re- órico revolucionario fue, en Francia, el primero en
alidad específica del deseo partiendo de la necesidad orgánica, así co- captar) que fuera una ciencia de lo "concreto", una verda-
mo no alcanzamos la realidad específica de la existencia histórica par- dera "psicología concreta", le reprochaba sus abstraccio-
tiendo de la existencia biológica del "hombre". Al contrario: así como
las categorías de las historia permiten definir la especificidad de la nes: el inconsciente, el complejo de Edipo, el complejo
existencia histórica del hombre —incluyendo las determinaciones pu- de castración, etc. ¿Cómo el psicoanálisis —decía Polit-
ramente biológicas en apariencia, como sus "necesidades", o los fenó-
menos demográficos— distinguiendo su existencia histórica de una zer— puede pretender ser la ciencia de lo concreto, que
existencia puramente biológica, del mismo modo las categorías esen- quiere y puede ser, si persiste en abstracciones que no
ciales del inconsciente permiten captar y definir el sentido mismo del
deseo, distinguiéndolo de las realidades Dio lógicas que son su soporte son más que lo "concreto" alienado en una psicología
(exactamente como la existencia biológica es el soporte de la existen- abstracta y metafísica? ¿Cómo alcanzar lo "concreto" a
cia histórica), pero sin constituirlo ni determinarlo.

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partir de tales abstracciones, de lo abstracto? En ver- dalidad de lo nodal específico y absolutamente singular
; dad ninguna ciencia puede prescindir de la abstracción, donde el pasaje del Edipo ha sido y es abordado, fran-
<' incluso cuando en su "práctica" (que no es, tengámoslo queado, parcialmente errado o eludido por tal o cual
presente, la práctica teórica de esta ciencia, sino la prác- individuo. Estas variaciones pueden ser pensadas y co-
tica de su aplicación concreta) sólo se ocupa de esas nocidas en su esencia misma, a partir de la estructura
variaciones singulares y únicas que son los "dramas" in- del invariante Edipo, precisamente en razón de que to-
dividuales. Tales como Lacan las piensa en Freud —y do pasaje ha sido marcado, desde la fascinación preli-
Lacan no piensa otra cosa que los conceptos de Freud, minar, tanto en sus formas más "aberrantes" como en
dándoles la forma de nuestra cientificidad, la única las más "normales", por la Ley de esa estructura, última
cientificidad que hay—, las "abstracciones" del psicoa- forma del acceso a lo Simbólico bajo la ley misma de lo
nálisis son los auténticos conceptos científicos de su ob- Simbólico.
jeto, en la medida que como conceptos de su objeto con- Sé que estas breves indicaciones parecerán y son su-
tienen en sí mismas el índice, la medida y el fundamen- marias y esquemáticas, y que numerosas nociones aquí
to de la necesidad de su abstracción, es decir la medida invocadas o adelantadas exigirían largos desarrollos
misma de su relación con lo "concreto", por lo tanto su para que estén justificadas o fundadas. Aun aclaradas
propia relación con lo concreto de su aplicación, habi- en su fundamento, y en las relaciones que mantienen
tualmente llamada práctica analítica (la cura). con el conjunto de las nociones que las sostienen, aun
El Edipo no es, pues, u n sentido oculto, al que sólo fal- referidas a la letra de los análisis de Freud, a su vez
taría la conciencia o la palabra; el Edipo no es una es- plantean problemas: no solamente problemas de forma-
tructura hundida en el pasado, a la que siempre sería po- ción, de definición y de esclarecimiento conceptuales,
sible reestructurar o superar "reactivando su sentido"; sino también nuevos problemas reales, producidos nece-
el Edipo es la estructura dramática, la "máquina tea- sariamente por el desarrollo del esfuerzo de teorización
tral"? impuesta por la Ley de Cultura a todo candidato, que se acaba de considerar. Por ejemplo: ¿cómo pensar '
involuntario y forzado, a la humanidad, una estructura rigurosamente la relación entre la estructura formal
que contiene en sí misma no sólo la posibilidad, sino la del lenguaje, condición de posibilidad absoluta de la
necesidad de las variaciones concretas en las que exis- existencia y de la comprensión del inconsciente por u n
te, para todo individuo que puede llegar a su umbral, vi- lado, y por otro las estructuras concretas del parentes-
vir y sobrevivir a él. El psicoanálisis, en su aplicación co, y finalmente las formaciones concretas ideológicas
llamada su práctica (la cura), trabaja sobre los "efec- en las que son vividas las funciones específicas (paterni-
tos"8 concretos de esas variaciones, es decir sobre la mo- dad, maternidad, infancia) implicadas en las estructu-
ras del parentesco? ¿Se puede concebir que la variación
histórica de estas últimas estructuras (parentesco, ideo-
7
Expresión de Lacan ("machine") tomada de Freud ("ein anderes logía) pueda afectar sensiblemente a tal o cual aspecto
SchauspieL..Schausplastz'). De Politzer, que habla de "drama", a de las instancias aisladas por Freud? Otro problema:
Freud y Lacan, que hablan de teatro, escena, puesta en escena, maqui-
naria teatral, género teatral, director de teatro, etc., hay toda la distan- ¿en qué medida el descubrimiento de Freud, pensado en
cia del espectador, que se considera teatro, al teatro mismo. su racionalidad, puede repercutir, por la simple defini-
8
Si el término "efecto" es entendido dentro del contexto de una teo- ción de su objeto y de su lugar, sobre disciplinas de las
ría clásica de la causalidad, alude a la presencia actual de la causa en
su efecto (cf. Spinoza). que se distingue (como la psicología, la psicología so-

92 93
cial, la sociología) y suscitar en ellas interrogantes so- del "sujeto" humano. Es significativo que Freud haya
bre el status (a veces problemático) de sus objetos? En comparado a veces las repercusión crítica de su descu-
fin, u n último problema, entre tantos otros: ¿cuáles son brimiento con las conmociones de la revolución coper-
las relaciones que existen entre la teoría analítica y, 1) nicana. Después de Copémico, sabemos que la tierra no
sus condiciones de aparición histórica, por un lado; 2) es el "centro" del universo. Después de Marx, sabemos
sus condiciones sociales de aplicación, por otro lado? que el sujeto humano, el ego económico, político y filo-
1) ¿Quién era, pues, Freud para haber podido, a la sófico no es el "centro" de la historia —incluso sabemos,
vez, fundar la teoría analítica e inaugurar, como Analis- contra los filósofos del lluminismo y contra Hegel, que
ta n 9 1, autoanalizado. Padre originario, la larga filia- la historia carece de "centro", aunque posee una estruc-
ción de los médicos que lo reivindican? 2) ¿Quiénes tura que sólo tiene un "centro necesario" en el desconoci-
son, pues, los psicoanalistas para aceptar a la vez (y con miento ideológico. Freud, a su vez, nos descubre que el
la mayor naturalidad del mundo) la teoría freudiana, la sujeto real, el individuo en su esencia singular, no tiene
tradición didáctica derivada de Freud, y las condicio- la figura de un ego, centrado sobre el "yo", la "concien-
nes económicas y sociales (el status social de sus "socie- cia" o la "existencia" —ya sea la existencia del para-sí,
dades" estrechamente vinculado con el status de la cor- del cuerpo propio o del "comportamiento"—, que el suje-
poración médica) en que ejercen? ¿En qué medida los to humano está descentrado, constituido por una estruc-
orígenes históricos y las condiciones económico-socia- tura que tampoco tiene "centro" salvo en el desconoci-
les del ejercicio del psicoanálisis repercuten sobre la te- miento imaginario del "yo", es decir en las formaciones
oría y la técnica analítica? ¿En qué medida, sobre todo, ideológicas en que se "reconoce".
ya que esos son los hechos, el silencio teórico de los psi- De este modo, como se habrá advertido, se nos abre
coanalistas sobre estos problemas, la represión teórica sin duda una de las vías por las que un día llegaremos
que se infiere a estos problemas en el mundo analítico, quizás a una mejor comprensión de esa estructura del
afectan a la teoría y la técnica analíticas en su mismo desconocimiento, que interesa principalmente a toda
contenido? La eterna cuestión del "fin de análisis" ¿no investigación sobre la ideología.
está, entre otras, relacionada con esa represión, es decir
con el no-pensamiento de esos problemas, cuyo trata-
miento corresponde a una historia epistemológica del
psicoanálisis y a una historia social (e ideológica) del
mundo analítico?
Nota bibliográfica de estudios
Todos los mencionados son problemas reales verda-
deramente abiertos, que constituyen de aquí en adelan- La obra d e Lacan, a c t u a l m e n t e dispersa en n u m e r o s a s publicaciones
colectivas, puede ser abordada en el orden siguiente, que JaciLita el ac-
te otros tantos campos de investigación. No hay que des- ceso a ella.
cartar que en un futuro próximo ciertas nociones pue- 1. "Les complexes familiaux en pathologie", Encyclopédie
dan salir transformadas de esa prueba. Francaise, de Monzie, t. 8, "Lavie mentale", 1938.
2. "La causalité psychique", Evolution Psychiatrique, fase. 1,
Una prueba de esta índole, si vamos al fondo de la 1947.
cuestión, es aquella a la que Freud sometió, en su ámbi- 3. "Le stade d u miroír comme formateur de la fonction d u je", Re-
to, una cierta imagen tradicional, jurídica, moral y filo- vue Francaise de Psychanalyse, XIII, 4, 1949.
4. "La chose freudiennne", Evolution Psychiatrique, fase. 1, 1956.
sófica, es decir en definitiva ideológica del "hombre", 5. "Les formations de l'inconscient" (Seminario 1957-1958), Bulle-

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