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Maffi, Carlos

Ciencia y subjetividad

Revista de Psicología Vol. 8 Nº 15, 2012

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Maffi, C. (2012). Ciencia y subjetividad [en línea], Revista de Psicología, 8(15). Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/ciencia-subjetividad-carlos-maffi.pdf [Fecha de consulta:..........]
ISSN 1669-2438 Revista de Psicología. Año 2012. Vol. 8, Nº 15, pp. 7-28

Ciencia y subjetividad

Science and subjectivity

Carlos Maffi*
1

Resumen Abstract

El artículo aborda el problema de la cientificidad This paper addresses the problem of the scientific
de la psicología en su relación con la subjetivi- nature of psychology in its relation to subjectivity.
dad. Al mismo que tiempo que todo conocimiento At the same time that all knowledge is based on
se funda en la depuración de lo subjetivo, la psi- the purification of the subjectivity, the psychology
cología tiene a la subjetividad como uno de sus has this one as one of their objects. The author
objetos. El autor explora esta situación parado- explores this paradox, from the point of view of
jal, particular de la ciencia psicológica, desde el psychoanalysis and cognitivism, taking stock of
punto de vista del psicoanálisis y del cognitivis- their respective histories and foundations.
mo, haciendo un balance de sus historias y funda-
mentos respectivos. Keywords: science, subjectivity, psy-
choanalysis, cognitivism, epistemology
Palabras clave: ciencia, subjetividad,
psicoanálisis, cognitivismo, epistemo-
logía

* Doctor en Psicoanálisis de la Université de Paris VII. Miembro de la International Psychoanalytical

Association y de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APDBA), Argentina.


Profesor a cargo del seminario de doctorado “Epistemología del psicoanálisis” Pontificia Universidad
Católica Argentina.

Correo electrónico: cmaffi@gmail.com


Fecha recepción: 6 de febrero de 2012 – Fecha aceptación: 10 de agosto de 2012
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Hegemonía del psicoanálisis años los ataques, las críticas y las obje-
ciones se multiplican por doquier. Se
Durante casi cien años, el psicoanálisis le reprocha su falta de cientificidad, la
freudiano gozó de una supremacía sin incertidumbre en cuanto a sus resulta-
igual. No hubo en occidente ninguna dos, su pesado costo financiero, su falta
psicoterapia, tratamiento o abordaje de de transparencia institucional, el halo de
lo psíquico que tuviera más hegemonía arbitrariedad y de parcialidad que rodea
que el inventado por Sigmund Freud. a su formación. Lo que en los años ‘40,
No hay duda de que el siglo XX fue el ‘50 o ‘60 era tabú, ahora se exhibe a
siglo del psicoanálisis. Varios aspectos plena luz del día. El psicoanálisis no es
de esta teoría produjeron los valores del la panacea que creíamos.
siglo que acaba de terminar o se identi-
ficaron con ellos. Psicólogos, psiquia-
tras, médicos en general pero también The Freud wars
personajes públicos, artistas y filósofos
se ocuparon de la invención freudiana Lo que cambió profundamente ese pano-
sin contar con un enemigo que dé la rama vino de un grupo de historiadores,
talla como para producir una verdadera filósofos de la ciencia y comentadores
disputa. que, desde los EEUU, comenzaron a
No es que no se hubieran producido ocuparse de la historia del psicoanáli-
objeciones. Haberlas las hubo y desde el sis que había sido, hasta ese momento,
principio mismo del psicoanálisis. Pero patrimonio exclusivo de los psicoanalis-
estas, desde las más arbitrarias hasta las tas mismos. Si el espíritu original de esta
más serias, siempre fueron individua- cruzada contra la “leyenda dorada” del
les y no dieron lugar, sino hasta hace freudismo pudo haber tenido el acier-
muy poco tiempo, a una respuesta con- to de querer posar una mirada externa
certada que provenga de un verdadero sobre lo que hasta ese momento no había
movimiento de oposición. Por ejemplo pasado por ningún filtro ajeno a la disci-
las impugnaciones epistemológicas de plina misma, el proyecto degeneró pron-
Wittgenstein, Popper o Bunge, no tuvie- to en la consagración del polo opuesto:
ron más repercusión que la que tienen a la destrucción de la leyenda dorada le
las peleas académicas: corrillos univer- siguió la producción del “Libro negro”.
sitarios para especialistas pero con muy Algunos con más seriedad que otros,
poca repercusión social. En la calle, el Adolf Grünbaum, Paul Roazen, Frank
psicoanálisis nunca tuvo un verdadero Sulloway, Mikkel Borch-Jacobsen, Peter
contrincante. Swales etc. empezaron a plantear dudas
Pero la situación ha cambiado consi- sobre la figura de Freud, sobre la efica-
derablemente. Desde hace más de veinte cia terapéutica, sobre la veracidad de sus

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relatos clínicos y, en fin, sobre la verosi- que fue construyendo poco a poco un
militud de sus teorías. enemigo capaz de ofrecer un modelo
Fue este último punto el que sirvió alternativo para la larga lista de repro-
como atizador del fuego de la disputa: ches que se le hacían a Freud. Final-
los “Freud destroyers” se regocijaron en mente el adversario tuvo un rostro: el
castigar al subjetivismo freudiano con el cognitivismo. Intachable científicamen-
rigor académico exhibido por los psicó- te hablando, con efectos terapéuticos
logos cognitivistas. objetivables y mesurables, cuya limitada
Lo que hubiera debido limitarse a duración lo hace además barato en com-
una sobria discusión sobre puntos de paración con el diván, y cuya raigambre
vista diferentes, se convirtió rápidamen- universitaria le da la transparencia nece-
te en lo que en Estados Unidos se cono- saria para apaciguar las desconfianzas
ce con el nombre de “The Freud Wars”: de la opinión pública y del estado frente
Una interminable sucesión de querellas, a las opacas organizaciones psicoana-
escándalos, insultos y ataques varios que líticas privadas. Con el cognitivismo el
culminó en 1994 con el famoso episodio psicoanálisis encuentra, por primera vez
de la suspensión de una muestra sobre en su siglo de vida, un contrincante de
Freud en la Biblioteca del congreso de talla al que le será imposible ignorar en
Washington a causa de las acusaciones el futuro.
cruzadas de parcialidad y favoritismos
hacia los que habían sido elegidos como
panelistas. En 2010 se publicó en Fran- El problema de la Cientificidad
cia el libro de Michel Onfray El ocaso
de un ídolo, que pretende ser una biogra- Como las guerras siempre deben de-cla-
fía crítica de Freud y que, en resumidas rarse en nombre de alguna cosa, esta vez
cuentas, afirma que el padre del psicoa- se la empezó bajo la bandera de la cien-
nálisis no fue más que un estafador nar- tificidad. Y esa cientificidad no era cual-
cisista cuyo único objetivo fue obtener quiera. Era aquella que se había consti-
dinero y poder protegido por la secta tuido a lo largo de treinta años en lo que
de secuaces que fueron sus discípulos y se dio a conocer con el nombre de posi-
que consiguió su popularidad a fuerza de tivismo lógico desarrollado, testeado y
mentiras, maniobras políticas y falta de firmado por el Circulo de Viena. No voy
escrúpulos. Estos dos episodios emble- a entrar en los detalles de la constitución
máticos separados por diez y seis años de esta posición epistemológica porque
de distancia enmarcan una batalla que es de todos conocida. Sus dos máximos
aún no ha terminado. representantes son sin duda Nagel y
Con el correr de los años se ha ido Popper y nada se podía haber hecho sin
instalando un debate a nivel planetario Bertrand Russel y Wittgenstein.

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La preocupación central de ambos ciencia normal, ese estado apacible en


no era simplemente definir lo que era el que una ciencia está completamen-
la ciencia, el método científico, sino te dominada por un paradigma único
definirlo por oposición a algo que no lo basado en el consenso general, lo que lo
fuera. Se le llamó criterio de demarca- precedía, era una sucesión de puntos de
ción a ese procedimiento mediante el vista dispares que, por manejar lenguajes
cual se podía distinguir entre lo que era disímiles, no podían entenderse superes-
científico y lo que era pura metafísica. tructuralmente. Una suerte de anarquía
He escuchado colegas bromear dicien- del conocimiento sin ningún poder cen-
do que los positivistas lógicos ponían tral que lo regule. En ese período ante-
a la metafísica en el mismo lugar que rior a la madurez, la única manera que
los europeos más nacionalistas ponen tienen las múltiples corrientes de pen-
al África: fuera de lo que se considera samiento de una disciplina joven para
mínimamente civilizado. comunicarse entre ellas es volver a las
Como quiera que sea, en un momen- fuentes, único punto que quizá tuvieran
to en que el cientísmo del siglo XIX aún en común.
abandonaba a las ciencias duras, en un Esto es exactamente lo que ocurre
momento en que el determinismo clási- con la psicología aún hoy y es esa la
co era fuertemente golpeado por la física razón por la cual los debates vuelven
cuántica y en que el teorema de Goëdel otra vez con fuerza sobre lo fundante,
dejaba huérfanas a las matemáticas, las sobre las interrogaciones básicas, sobre
ciencias humanas le abren las puertas de aquello que sirvió de base a la cons-
par en par y se atiborran con él. trucción de la ciencia. Constantemente
Aunque quizá ahora parezca mentira, estamos volviendo a los orígenes y a la
el psicoanálisis de mediados del siglo construcción del objeto de cada aproxi-
pasado no era de ninguna manera ajeno mación teórica. El pensamiento epis-
a este proyecto cientificista nunca con- temológico funciona a plena potencia
cretado. Pero el cognitivismo no tuvo replanteando constantemente la misma
ese proyecto como un sueño lejano sino pregunta: ¿Qué constituye lo propio del
que lo encarnó, fue incluso parido por él, ser humano? La cientificidad en psicolo-
para decirlo de una manera fuerte. gía pasa necesariamente por encontrarle
Lo interesante del debate entre las una buena respuesta.
dos disciplinas, es que pone sobre el
tapete viejas cuestiones epistemológicas
que una posición hegemónica de uno u Ciencia y subjetividad
otro lado hubiera seguramente velado.
Khun (1962) sostenía que lo que pre- Porque no hay que olvidar que alcanzar
cedía a lo que él llamaba el estado de la meta de la imparcialidad científica

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no es el único deseo de las disciplinas produce teorías. Así, a diferencia de lo


psicológicas. El otro, el que no atañe a que ocurre en otros dominios, el psicó-
su método sino a su finalidad, es poder logo es siempre juez y parte. La psicolo-
ofrecer una imagen más o menos real gía es la única ciencia marcada por esta
de la compleja subjetividad humana. Se situación tan particular, tan paradojal.
trata pues de obtener un saber objetivo El psicólogo se encuentra siempre ante
sobre la subjetividad, un saber único y el mismo escollo: debe dejar de lado su
consensuado sobre las infinitas imáge- propia subjetividad para ser objetivo y
nes del Aleph que se reflejan en las per- al mismo tiempo tiene que conservarla
sonalidades humanas. para respetar las verdaderas característi-
De modo que, en primer lugar, la cas de su objeto.
metodología y el objeto no se encuen- En otras palabras, toda ciencia psi-
tran alineados entre sí sino más bien en cológica se enfrenta a dos graves obs-
las antípodas: la ciencia es la búsqueda táculos: a) busca entender la subjetivi-
de la objetividad mientras que el objeto dad mediante métodos que pretenden
que se persigue es lo subjetivo. desembarazarse de ella y b) el objeto
En segundo lugar, de todas las dis- investigado se confunde con el investi-
ciplinas científicas, la psicología es gador mismo, lo observado y el obser-
aquella en donde se mezcla más pro- vador son en esencia la misma cosa.
fundamente el sujeto que investiga con Estos dos ejes son como el carnet
el objeto investigado. Cuando un ento- de identidad de la psicología científica,
mólogo hace una clasificación de los aquello que define sus prácticas y su his-
insectos, está claro que él mismo no es toria como una oscilación permanente
un insecto, cuando un físico estudia las entre los dos polos, a veces repudiando
partículas, las fuerzas o la gravedad, uno a veces el otro, pero siempre situa-
el mismo físico no es ninguna de estas da en algún lugar intermedio sin poder
tres cosas. Incluso cuando un biólogo alcanzar nunca completamente ninguno
estudia la vida molecular o cuando un de los dos. Quizá sea este nudo teórico,
médico estudia el funcionamiento de un este verdadero obstáculo epistemológi-
órgano, ni el médico ni el biólogo son co, lo que hace que nuestra disciplina
un órgano, una molécula, una reacción sea tan particular, compleja e interesante
química o un hueso fracturado. al mismo tiempo: ninguna otra ciencia
Pero cuando el psicólogo habla de sufre de tan particular imbricación.
su objeto, cuando predica cosas de él, Esta es la razón, también, de que la
de la mente que estudia en sus experi- psicología las pasiones teóricas se mani-
mentos o en su consultorio, las está afir- fiesten con una virulencia rara. ¿Qué
mando también sobre sí mismo porqué nos puede importar realmente que los
también él es una mente que estudia y coleópteros sean más o menos numero-

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sos que los lepidópteros? ¿En que nos diversas como en una solución química
sentiríamos ofendidos o cuestionados si que fuera imposible de revertir.
la estrella más cercana a la tierra dista Como intentaremos mostrar en las
4 o 4,2 años luz? Las cosas ocurren de páginas siguientes, lo interesante de esta
manera muy diferente cuando se trata de encrucijada es que todas las posiciones
decir que hemos estado enamorados de tienen algo de razón y todas están, al
nuestros padres cuando éramos niños, mismo tiempo, un poco equivocadas.
que nos habita el sadismo tanto como
el amor o que nuestro cerebro funciona
o no como una computadora. Las reac- Historia cognitivismo:
ciones emocionales que se siguen de la construcción de la máquina
las teorías psicológicas son mucho más
intensas que las de cualquier otra dis- El cognitivismo existe desde los años
ciplina porque tocan puntos fundamen- ‘50 aunque no tuvo sino hasta hace rela-
tales de la identidad que creemos tener tivamente muy poco tiempo, ninguna
de nosotros mismos. La subjetividad de difusión parecida a la de que gozó el
los que intervienen en cualquier debate psicoanálisis. Sus universos de entrada
psicológico interfiere permanentemente fueron muy distintos. El cognitivismo
con el deseo que se tiene, por otro lado, no nació a partir de la clínica y es por
de ser lo más objetivos posibles y de eso que no fue popular en un principio.
lograr el consenso. Es la tarea clínica la que posibilita una
Pero volvamos a nuestra pregunta cierta inserción social porque está rela-
¿Qué constituye lo propio del ser huma- cionada con la salud, con una práctica
no? No se responde a ella como se res- profesional y con un interés general. En
ponde a las otras cosas que cuestiona la lugar del interés clínico, el cognitivismo
ciencia. Cada respuesta de cada escuela surge gracias a la iniciativa de un grupo
ofrece una imagen diferente frente a la de intelectuales de diferentes disciplinas
cual adoptamos dos actitudes igualmen- deseosos de profundizar en el enigma
te ineludibles: por un lado la científica, del funcionamiento cerebral. Es, por un
que consiste en decir cuánto de verdad lado, la aplicación de nuevos paradigmas
y de falsedad hay en la imagen en cues- tecnológicos relacionados con los avan-
tión; por el otro la subjetiva, que nos ces del cálculo electrónico a partir de los
empuja a decir cuánto la amamos o la años ‘50 y, por el otro, un entrecruza-
odiamos, cuanto satisface aquello que miento de perspectivas heterogéneas en
pensamos de nosotros mismos y cuando un esfuerzo multidisciplinario sin prece-
hiere nuestro orgullo de humanos. Por dentes. Lejos de la clínica freudiana, el
desgracia, la mayoría de las veces las cognitivismo nació y se desarrolló sobre
encontramos mezcladas en proporciones todo en un medio académico.

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La psicología cognitiva pone al orde- mía. El tema convocante era justamente


nador en el lugar del modelo y sostiene, la invención de una máquina de la que
desde su misma fundación, que la mente se esperaba que nos informara sobre el
humana no es más que un ordenador funcionamiento mental: la máquina de
vivo, orgánico, cuyo funcionamiento Turing. Así, generalmente se considera
vendría a ser una imitación fiel del de la a las conferencias como la primera pie-
máquina dra de la cibernética, pero en realidad
la intención inicial de la convocatoria
[el cognitivista] cree que el orde- era discutir la posibilidad de una teoría
nador es de una importancia crítica general de la mente.
para comprender la mente humana. Y esta posibilidad surge gracias a una
No solamente los ordenadores son suerte de teoría de los dos demonios. El
indispensables en las investigaciones primero de ellos, el que se sentaba a su
de cualquier tipo, sino que, y esto es derecha, era el conductismo de Watson
todavía más crucial, el ordenador es que, inspirado en la fisiología del refle-
también el modelo más viable del jo condicional de Pavlov, había creado
funcionamiento de la mente humana ya una precaria máquina en la que solo
(Gardner, 1993, p. 18). había comportamientos, estímulos y
respuestas. Todo lo que hubiera entre la
No hay que caer en el error de creer entrada y la salida del sistema era consi-
que el ordenador aparece aquí como una derado una caja negra, no como la de los
imagen retórica: se trata de una toma de aviones, que contienen todos los datos
posición fuerte, de primer grado, muy fundamentales del vuelo sino como la
real, de una decisión epistemológica que de los magos, esas en las que nunca se
recorta a su objeto gracias a convertir- puede estar seguro de lo pasa dentro.
lo en algo diferente del experimentador: Lo subjetivo es un terreno fangoso y la
en una máquina. Es gracias a esto que la ciencia no puede dejarse arrastrar por
mente se vuelve objeto, y que la meto- ese lodo. Así que Watson lo excluyó. Su
dología puede pretender la objetividad. metodología científica era impecable,
Aunque es difícil situar con precisión pero la imagen del hombre que aparecía
el nacimiento de un movimiento intelec- al final de su cadena de montaje concep-
tual se puede tomar a las famosas Con- tual dejaba mucho que desear. Ese fue
ferencias Macy, como un buen punto de el primer demonio de los cognitivistas:
partida. Estas tuvieron lugar entre 1942 abrir la caja negra, iluminar la obscuri-
y 1953 en Nueva York y reunieron a per- dad de lo subjetivo con las luces de la
sonajes importantes de varias discipli- ciencia. Una gran crisis institucional
nas, como la matemática, la lógica, la parecida a las que los psicoanalistas
antropología, la psicología y la econo- tuvimos muchas veces se produjo enton-

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ces: la mitad del movimiento siguió cre- sona comprenda correctamente la frase
yendo en la caja mientras que la otra se “la bolsa o la vida” sería que hubiera
separó y fundó una ciencia nueva a partir sido primero asesinada alguna vez! Esta
de Macy. explicación por el absurdo busca mostrar
El segundo de los demonios, sentado hasta qué punto la psicología de Skinner
esta vez a su izquierda, era el psicoaná- dejaba de lado toda posibilidad de com-
lisis. Como si fuera el negativo de com- prensión de lo humano.
portamentalismo, el psicoanálisis no Por supuesto la cibernética, la infor-
solo había entrado en la caja sino que mática y el impresionante desarrollo
había nacido prácticamente dentro de tecnológico de los ordenadores jugaron
ella. Pero, no habiendo salido de la uni- un papel muy especial en el exponencial
versidad, sus métodos científicos deja- desarrollo de las incipientes teorías cog-
ban más aún que desear que la caricatura nitivas de la postguerra. Durante más de
del hombre de la psicología de Watson. cuarenta años, el éxito del modelo de la
De un lado había pues la ciencia sin mente-ordenador fue tan espectacular
el sujeto, del otro, el sujeto sin la cien- como el del ordenador verdadero. Ape-
cia. El cognitivismo nace para forjarse nas comenzada la gran misa de Macy,
un lugar entre medio de los dos. El his- los dos monstruos cognitivos que fueron
toriador neurocientífico Howard Gard- McCulloch y Pitts (1943) propusieron lo
ner lo describe así: “Era difícil situarse que se dio en llamar la Neurona formal:
sobre un terreno científico de estudio de un modelo matemático que se suponía
los procesos del pensamiento humano, análogo al funcionamiento del cerebro y
entre, por un lado, el credo del “puro con el que se podía construir un progra-
y duro” establishment behaviorista y ma de ordenador. Luego, cuando se pro-
por el otro la aptitud desenfrenada para duce el genial descubrimiento devenido
conjeturar de los freudianos” (Gardner, banal en nuestros días de que la lógica
1993, p. 28). de las proposiciones booleanas era mate-
Suele citarse como fuente de la rializable por circuitos electrónicos que
ciencia cognitiva a un célebre escrito retuvieran unos y ceros, la impresión de
de Noam Chomsky ridiculizando del que el cerebro no es sino una máquina
behaviorismo clásico representado en más se hizo imparable.
esa época por Skinner, en el que, con Además de la enorme influencia de
cierto humor, el lingüista americano da las tesis de Turing, en las conferencias
un ejemplo clásico de este problema: si de Macy también sirvió como influencia
fuera verdad que el lenguaje y la repre- la escuela española con los avances de
sentación psíquica dependen solamente Ramón y Cajal y de Lorente de No’ (este
de los inputs, de los condicionamientos, último jugará un rol importante en el
entonces el requisito para que una per- desarrollo de la cibernética) ya que ellas

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habían contribuido a acreditar la tesis de ciones cada vez más pequeñas que se
que el sistema nervioso central es asimi- alejan cada vez más de la síntesis global.
lable a una red de comunicaciones entre La subjetividad no aparece por ningún
neuronas. lado dentro de la máquina. El ordenador,
Con cada año que transcurre el con sus pulcros cálculos electrónicos, su
modelo del cerebro-ordenador se con- lógica booleana, sus ceros y sus unos no
solida y sus ramificaciones se suceden parece una estructura capaz de producir
unas a otras. Ese pequeño grupo funda- un día algo parecido a lo subjetivo. Y eso
dor se convierte rápidamente en un gran surge cada vez más como un problema.
movimiento intelectual internacional La ciencia cognitiva vence a uno de sus
en donde ya no todos están de acuerdo demonios, al psicoanálisis, volviendo
con todos y donde las corrientes internas científico el estudio de la mente, pero
aparecen y se multiplican. Las máquinas al hacer esto parece derrotado contra el
reales son cada vez más potentes y los otro porque, por más que haya logrado
programas cada vez más sofisticados. penetrar en la caja, no termina de apro-
Un innumerable número de experimen- piarse de la subjetividad.
tos se realizan y laboratorios de todo el Así es que en los últimos años las crí-
mundo publican cientos de papers en ticas al modelo del ordenador se hacen
donde se muestra cada vez con más pre- oír cada vez con mayor fuerza. Por ejem-
cisión la relación entre funciones psíqui- plo, dos premios nobeles de medicina
cas, estructura y fisiología cerebral. Eric Kandel y Gerard Edelman (2008),
La mente, como el cerebro, es pues ambos estadounidenses, ambos conside-
una máquina, un ordenador. El único rados eminencias en el mundo de la neu-
problema es que las máquinas funcio- rociencia, realizan en los últimos años
nan todas iguales mientras que la mente fuertes críticas al modelo cognitivista de
produce subjetividad. Para la máquina la la mente-máquina-ordenador. El segun-
misma causa produce siempre el mismo do de ellos dedica su famoso libro Biolo-
efecto mientras que para la mente no gía de la consciencia (2008), a Darwin y
ocurre así. Se nos dice que un día, cuan- a Freud y, aunque ambos tienen una acti-
do la tecnología sea lo suficientemente tud crítica con el modo como el psicoa-
potente, se logrará crear una máquina nálisis se organizó institucionalmente y
subjetiva, pero nada es menos evidente se aisló del mundo científico, rescatan
que eso. Es verdad que hemos abierto la sin embargo los fundamentos freudianos
caja negra, que hemos comprendido la como la mejor forma de acceder a lo que
manera cómo funcionan ciertas cosas (la realmente constituye el psiquismo
memoria, por ejemplo) pero seguimos
teniendo una visión fragmentada del ser Es lamentable que el psicoanálisis no
humano, dividida y subdividida en fun- haya desarrollado métodos objetivos

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para testear sus excitantes hipótesis desmentida por los hechos” (Edelman,
–dice Kandel– y que como resultado 2008, p. 29). En el lapidario postfacio
de ello entre en el siglo XXI en un de su libro, Edelman señala tres series
claro declive de su influencia. Pero si de errores en los que, a su juicio, incu-
es lamentable es porque, justamente, rren los cognitivistas: El primero es
el psicoanálisis representa a pesar creer que los problemas planteados por
todo y todavía hoy, la visión de la la consciencia se solucionarán cuando
mente más coherente y más satisfac- se resuelvan ciertos dilemas físicos. El
toria intelectualmente (Kandel, 2002, segundo es la suposición de que la inte-
p. 41). ligencia artificial y la informática son
modelos válidos para encontrar esas
Para Gerard Edelman (2008) el respuestas. Y el tercero, que es el más
modelo según el cual el cerebro es como fuerte de los tres, es la confianza funcio-
un ordenador biológico que realiza cál- nalista que piensa ingenuamente que es
culos con las reglas de la sintaxis es una suficiente estudiar los comportamientos,
reducción tan grosera e inexacta que no las performances y la actitudes mentales
es capaz de describir nada que concuer- sin ocuparse para nada de la estructura
de con la realidad. Ni la estructura ni el biológica subyacente.
funcionamiento del cerebro se parecen a Incluso Fodor (2000), quizá el repre-
un ordenador. Todas las evidencias cien- sentante más eminente del funcionalis-
tíficas muestran que los seres humanos y mo que puso al modelo del ordenador
los animales clasifican los objetos y los en primer plano durante los años ’60 y
hechos del mundo de una manera que no ’70, se muestra poco convencido últi-
tiene nada que ver con la operativa de un mamente de las virtudes de este modelo
ordenador porque no está basada en la para explicar los fenómenos mentales
lógica ni en el cálculo. globales. Si para los fenómenos men-
Como si esto fuera poco, Edelman tales locales el modelo computacional
(2008) agrega una fuerte crítica de fondo parece funcionar muy bien, para los glo-
desde el punto de vista epistemológico: bales la cosa no parece tan simple. En un
los cognitivistas confunden la potencia libro llamado La mente no funciona así
formal de la física con la presunción (2002), se muestra más que pesimista al
según la cual las ideas extraídas de esta respecto
servirían para comprender los sistemas
biológicos que, en cambio, han sufri- Lo que descubrimos, respecto al
do una evolución histórica. Su conclu- conocimiento global es, en la mayo-
sión no deja lugar a dudas: “Sostengo ría de los casos, algo diferente ([del
que la estructura sobre la que se basa el conocimiento local]NdA…) y que,
programa cognitivista es incoherente y por eso mismo, tenemos un profundo

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desconocimiento del mismo. Y como ¿Cómo situar el centro, el puente de


entre los procesos mentales afecta- mando, el piloto, en el cerebro? El cere-
dos de ese modo por la globalidad bro dirige, claro, pero ¿Quién dirige al
se cuentan, al parecer, algunos de los cerebro? ¿Un conjunto de neuronas?
más característicos del conocimiento ¿Una híper-glándula?
humano, no me siento inclinado, en Las últimas palabras no han sido pues
definitiva, a ponderar cuánto hemos dichas aún, pero la relación entre máqui-
aprendido hasta el momento sobre na y subjetividad está muy lejos de ser
cómo funcionan nuestras mentes. El evidente y probablemente terminará por
balance final será que la actual situa- ser revisada un día.
ción en la ciencia cognitiva se halla a
años luz de ser satisfactoria (pp. 6-7).
Historias del psicoanálisis:
Además, como dice Gerard Pommier De la clínica al sujeto.
(2010) es por lo menos dudoso que se
pueda encontrar al sujeto en las entra- El psicoanálisis, por su lado, es un
ñas del cerebro: La contracción de un movimiento extremadamente complejo
músculo puede explicar un movimiento, y cuenta con mucho más que una histo-
pero la intención de ese movimiento no ria. Cuenta por lo menos con tres.
se encuentra examinando el músculo. La primera es la contada por Freud
No se encuentra la causa de lo que acti- y sus discípulos, sobre todo Jones, la
va un aparato dentro del aparato mismo. historia oficial que afirma que Freud fue
El piloto es el sujeto y el sujeto no vive el primero en descubrir el inconsciente,
dentro del cerebro. Por eso la subjetivi- la sexualidad y el fantasma. Esta es una
dad parece escurrirse una y otra vez al historia heroica y romántica al estilo de
modelo computacional. La determina- las grandes pasiones del siglo XIX.
ción última, subjetiva, está separada del La segunda es la que se desprende del
organismo, se encuentra en otro lado movimiento francés, con las opiniones
de Lacan, de Althusser y de Foucault.
Llegará un día en que hasta el átomo Esta es una historia revolucionaria,
más pequeño del cuerpo huma- rupturista, en donde se nos ofrece a un
no habrá sido analizado y que, una Freud militante, político y comprome-
vez reconocidos y estudiados todos tido que destruye con sus teorías a más
sus engranajes, sus moléculas y sus de 20 siglos de tradición religiosa pero
cables de transmisión, se ignorará también cientista.
aún donde se encuentra el centro de La tercera es la hermenéutica, que
comando (p. 18). nace con los trabajos de Ricoeur (1965)
y Habermas (1987) y culmina con la tita-

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nesca obra revisionista de toda una vida ses anglosajones y en aquellos otros en
de Henri Ellemberger (1970), que sitúa los que el psicoanálisis creció bajo la
el descubrimiento del inconsciente como tutela de la medicina.
un largo y sinuoso camino que recorre Freud escribe bajo el signo del gran
toda la tradición cultural occidental par- debate sobre el método -der Methodens-
tiendo de la filosofía, de la introspección, treit- desarrollado en la última mitad del
de los distintos tipos de psicoterapias y siglo XIX en Alemania y los países de
de la psiquiatría dinámica. su influencia. Se trataba de saber qué
Cada una de estas historias segrega relación había entre las llamadas Cien-
una epistemología de base diferente. De cias del Espíritu y las de la Naturaleza.
manera que solo de forma muy vaga se Para apreciar su amplitud baste recordar
puede hablar hoy del psicoanálisis en que en él intervinieron personalidades
singular. En realidad hay muchos psi- como Brentano, Dilthey, Droysen, Euc-
coanálisis distintos y a veces tan dis- ken, Ebbinghaus, Freud, Husserl, Stuart
tintos que sus miembros ya no pueden Mill, Windelband y Wundt, entre otros
entenderse entre ellos. Nosotros toma- (Pinillos, 1987).
remos aquí las dos versiones psicoana- La discusión fue rápidamente estruc-
líticas más extendidas y mencionare- turada por la gran distinción elaborada
mos a la hermenéutica solo por razones por Dilthey (Pinillos 1987) entre explicar
expositivas. Igual que con el cogniti- y comprender (Erklarung y Verstand-
vismo, cada uno de estos psicoanálisis nis). Explicar era lo que le correspondía
ofrecerá una solución al asunto que nos al mundo natural y debía ser abarcado
ocupa, la subjetividad y la ciencia, pero, por las ciencias de la naturaleza, las
al mismo tiempo, creará también un Naturwissenschaft, y cuya consecución
nuevo problema. se perseguía gracias al estudio de la cau-
salidad y a las leyes del mundo físico. La
comprensión, por su parte corresponde a
La versión positivista la intuición intelectual del espíritu, a lo
que hoy llamamos la mente, un mundo
La de Jones (1953) es la versión interior propiamente humano y solo
clásica que rescata el aspecto románti- comprensible por los humanos.
co del cientísmo de Freud, alimentado Freud, evidentemente, optó por la pri-
por el deseo de posicionar al psicoaná- mera opción y siempre vio al psicoanáli-
lisis dentro del conjunto de disciplinas sis como formando parte de las Naturwis-
científicas emancipadoras del sojuzga- senschaft: El psicoanálisis siempre fue,
miento religioso o filosófico con el que para Freud, una ciencia de la naturaleza.
se enfrentaban. Es la versión positivista Esta posición suya no siempre bien
que se desarrolló sobre todo en los paí- comprendida, deriva de un cierto tipo de

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Ciencia y subjetividad 19

positivismo, nacido por oposición a las tros de Freud, el gran Charcot, no hizo
grandilocuentes posiciones hegelianas en su vida otra cosa que relatar casos
tan hegemónicas medio siglo antes que únicos que, la mayoría de las veces, se
él naciera. Después de la desaparición distinguen apenas de los de Freud. Esto
del gran filósofo alemán, el mundo cien- explica además por qué este último no
tífico se revuelve en contra de sus prin- recibió nunca en su época quejas ni des-
cipales doctrinas y adhiere a un fuerte aires sobre su cientificidad. Ese tipo de
materialismo vulgar, como se ha dado reclamos vienen a posteriori: Solo se le
en llamar, para oponerlo al materialismo reprocha a Freud su falta de cientificidad
francés del siglo precedente, un mate- cuando la cientificidad misma ha cam-
rialismo vulgar del que Schopenhauer biado. La diferencia entre el positivismo
diría que no conoce otra cosa que tubos de Freud y el nuestro es la que hay entre
de ensayo, pilas galvánicas y patas de el positivismo materialista y el positivis-
rana disecadas. Un positivismo pues, mo lógico.
reactivo. Pero, por esta misma razón, La corporación médica, siendo tan
muy diferente del que regirá cuando los científica como esta disciplina pueda lle-
lógicos entren en escena a mediados del gar a serlo, se apropió del psicoanálisis
siglo 20. en todo el mundo por lo menos durante
Pero es importante notar que este sus primeros sesenta años de existencia.
cientísmo característico de su época no Si la medicina jugaba tal rol era también
es idéntico al actual. Razón por la cual por el hecho de que se consideraba al
Freud podía sostener que practicaba una psicoanálisis suficientemente científico.
ciencia de la naturaleza aun cuando no Fue este positivismo biologicista de
contara con estudios cuantitativos, cuan- Freud el que llevó la batuta del concierto
do no haya habido jamás un verdadero del psicoanálisis hasta 1953, año en que
estudio de campo y cuando no testeara Jacques Lacan produce la mayor ruptu-
en laboratorio sus hipótesis, como hace- ra institucional de la historia justamen-
mos hoy en día. Basta con ojear cual- te alrededor de este tema: su ponencia
quier obra de cualquier sabio de su época inaugural, el Discurso de Roma (1953)
para darse cuenta de que aquello no era empieza por una referencia directa a este
la excepción sino la regla. Ni Havelock asunto, psicoanálisis y medicina, psicoa-
Ellis, ni Krafft-Ebing, ni Griesinger, por nálisis y ciencia, psicoanálisis y neuro-
ejemplo, se servían de esas herramientas biología.
exclusivamente. En cambio la observa- Freud era, pues, científico y, además,
ción basada en la clínica y el relato del positivista. En Argentina hemos tenido
caso único eran entonces suficientes a un gran representante de esta especie
para obtener el ticket de entrada al docto en extinción que son los que defienden
club de la ciencia. Uno de los maes- este punto de vista freudiano: Gregorio

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20 Ciencia y subjetividad

Klimovsky. Este reconocido epistemó- de existencia el psicoanálisis estuvo


logo luchó durante la segunda mitad de lejos de esta configuración, si se situó
su vida por hacer del psicoanálisis una lejos de tomar a ese estándar de ciencia
ciencia, en el sentido positivista lógico como modelo de discurso dominante,
de esta palabra, al que adhería sin reser- será seguramente por alguna razón. El
vas. psicoanálisis-ficción de Klimovsky, con
Sostenía que el psicoanálisis tenía todo lo positivo que puede sugerir en su
las mismas posibilidades de convertirse voluntad de arrimar esta disciplina a la
en una ciencia que cualquier otra dis- ciencia, no se corrobora como práctica
ciplina que usara términos teóricos, no en ninguna circunstancia ni en ningún
observables, como la química, y que era lugar del mundo y, por lo demás, deja lo
perfectamente posible y deseable que así más importante de la experiencia analí-
fuera. Inventó ejemplos reduciendo el tica de lado.
texto abierto de la asociación libre al res- Klimovsky (2004) explicaba esta
tringido juego del sistema axiomático y contrariedad sociológicamente, por una
convirtió en proposiciones falsas o ver- especie de testarudez o ceguera de la
daderas a las historias clínicas contadas que padecería comunidad analítica en su
por Freud. Se granjeó así la simpatía de conjunto. Pero lo cierto es que corrobo-
todo un sector tradicional del psicoaná- rar o refutar hipótesis en la transferencia
lisis que, por herencia histórica, presen- es poco menos que imposible. La posi-
tía con o sin razón que la medicina y la ción analítica, en la clínica, se parece
ciencia ocupaban los primeros puestos mucho más a la del artista que a la del
en la lista de las relaciones íntimas del científico y, como el músico, en general
psicoanálisis con otras disciplinas. debe olvidar la teoría y el solfeo para
Pero, como para ser fieles a la cien- poder interpretar correctamente lo que
cia hay que comenzar por acatar la lec- está tocando y producir así un efecto
ción de la realidad, hay que decir que, emocional en su público. Entre el aula y
si Klimovsky hubiera tenido razón, los el consultorio hay tanta diferencia como
analistas no se habrían organizado como entre una clase de piano y un concierto,
lo hicieron, alrededor de asociaciones entre un taller de literatura y la lectura de
privadas y fundadas en la trasferencia un libro, o entre la definición del amor
y el diván, sino que hubieran segura- leída en algún diccionario para usarla
mente creado laboratorios científicos en un debate y la certera mordedura del
en el ámbito universitario, como hacen enamoramiento verdadero: ni se viven,
los cognitivistas en los cuatro puntos ni se comprenden ni se transmiten de la
cardinales, y sus herramientas princi- misma manera. Y no por eso dejan de ser
pales serían, en cambio, el pizarrón y el un saber, pero, el saber sobre el amor, si
pupitre. Si a lo largo de su primer siglo es que existe uno, es mucho más proble-

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Ciencia y subjetividad 21

mático que la resolución de un teorema a un cierto historicismo. Fue el primer


proposicional. trabajo de una larga serie que vería en
La versión positivista del psicoanáli- el psicoanálisis la expresión moderna de
sis no deja de ser, desde hace más de un una práctica antigua y que definiría a los
siglo, un proyecto lejano. Se intuye, se procesos de modernización como una
desea, se busca, se proclama, pero, igual suerte de reciclaje, de acción cosmética
que ocurre con el horizonte, aunque y de aggiornamiento cultural allí donde
algunas veces se vea cercano y de mane- otros encuentran novedades inéditas. La
ra clara, no se llega jamás a alcanzar y de Ellenberger es una historia continuis-
es más bien un espejismo que una aspi- ta, en relación a la historia rupturista de
ración sincera: por su estructura misma, la época francesa que abordaremos en
la teoría psicoanalítica no podrá nunca un momento.
producir la prueba que la ciencia solici- Fueron justamente las dificultades
ta. Por lo menos no de la manera como del psicoanálisis positivista con el méto-
se le pide hoy en día que lo haga. Pense- do científico que acabamos de evocar lo
mos solamente en lo que en principio se que motivó una segunda versión episte-
llamaba la sobredeterminación, el hecho mológica del psicoanálisis que pretende
de que un símbolo de un sueño pueda hacer de este, no una ciencia natural,
tener múltiples sentidos, el que un fenó- sino una hermenéutica.
meno y su negación puedan producir Esta versión es la que tuvo menos
idénticos resultados, el hecho, por ejem- quórum de todas y por ello no haremos
plo, de que una madre ausente y otra aquí mucho más que nombrarla: prác-
invasiva puedan tener un rol parecido en ticamente ningún analista, salvo algún
la génesis de una toxicomanía. Todo eso adepto al jungismo, subcribió a ella.
vuelve bastante ilusorio el cerrar filas Históricamente, viene de la adopción de
frente a hipótesis clínicas definitivas en la tesis contraria, en el debate citado más
el marco de un laboratorio. arriba, sobre las polaridades de Dilthey
(Pinillos, 1987): el psicoanálisis no sería
una ciencia de la naturaleza sino una
La versión hermenéutica ciencia de la interpretación, del mismo
tipo que la historia.
Por su parte, el relato fundador de Para la versión hermenéutica el psi-
Ellemberger en su famoso libro The dis- coanálisis es un caso extremo (por no
covery of the unconscious (1970) se ins- ser social sino individual) de la investi-
cribe en una larga tradición historiográ- gación histórica y sufre de los mismos
fica que recentra prácticas y teorías alre- avatares que esta última disciplina frente
dedor de la cultura de la sociedad que a los cimbronazos de la cientificidad: “el
las promueve y que pertenece, por ello, psicoanálisis no es una ciencia de obser-

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vación sino una interpretación, mucho laxo que el del Círculo de Viena y que
más similar a la historia que a la psicolo- da cabida a disciplinas que no pueden
gía” (Ricouer, 1965, p. 338). proveer pruebas a la manera de las cien-
Los máximos representantes de esta cias duras y, en este sentido, también
posición son Paul Ricoeur en Francia representa una apertura importante para
y Jürgen Habermas en Alemania, pero el psicoanálisis.
nunca se consolidó más allá de unos Sin embargo, los problemas que pre-
pocos debates puntuales en foros inte- senta –además del hecho ya menciona-
lectuales. Nadie retomó esta llama que do de que pocos analistas han adherido
quizá sea, sin embargo, más potente de a ella– es que, siendo indecidibles, las
lo que parece. diferentes interpretaciones tienden a
Para los hermenéuticos el psicoaná- multiplicarse desordenadamente aleján-
lisis no trata con causas y con efectos dose cada vez más del consenso nece-
sino con interpretaciones, con textos sario para hablar de conocimiento cien-
posibles. Habermas da un ejemplo muy tífico y, cuando este se logra, no puede
elocuente: la represión de una tendencia ser gracias a ninguna prueba sino a otro
es la causa de un síntoma pero, cuando tipo de procedimientos que van desde la
el trabajo analítico consigue levantar la sugestión al autoritarismo ideológico,
represión, la tendencia, a pesar de seguir como ha pasado muchas veces dentro
estando presente, no funciona más como del psicoanálisis.
causalidad. Para una persona diferente,
la misma tendencia instintiva no produ-
cirá absolutamente nada parecido. La versión estructural
La gran ventaja de la posición her-
menéutica es que proporciona las herra- La tercera epistemología psicoanalí-
mientas más potentes de comprensión tica es la estructural y se identifica con
de la singularidad, frente a las dos ten- la Francia de la post-guerra con fuertes
dencias citadas más arriba (cognitivismo tendencias socialistas que apoyaban su
y versión positivista del psicoanálisis) identidad en la lucha contra el imperia-
cuyas fuentes epistemológicas tienden lismo americano, contra la sociedad de
hacia lo universal. La singularidad es lo consumo y contra toda forma de opre-
que está más cerca de la subjetividad y sión ideológica, política y racial después
esta es una gran ventaja de los herme- de haber sufrido el experimento nazi.
néuticos que, a nuestro parecer, no ha Es una crítica de la racionalidad
sido nunca bien explotada. científica, una puesta en relieve del tras-
La hermenéutica propone una ver- fondo subjetivo que tiene todo conoci-
sión más humana de la ciencia con un miento, aun después de haber sido depu-
criterio de demarcación un poco más rado por la ciencia. Lacan sostuvo esta

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posición desde el comienzo mismo de que no se detiene allí, sino que este es su
su enseñanza, por ejemplo desde “La punto de partida. En una notable argu-
subversión del sujeto freudiano” (1966) mentación en la que deja ver su inmensa
que consiste en poner en primer plano la cultura en historia de la ciencia y parti-
Spaltung, la división del sujeto en manos cularmente de la matemática, Dor des-
del inconsciente: “El verdadero centro cubre esta misma situación paradojal en
del ser humano no está más en el mismo el corazón de la fundación de esa ciencia
lugar que le asignaba toda una tradición exacta.
humanista” (p. 225). Por ejemplo Zénon (Dor, 1988)
Si bien toda la obra de Lacan puede demuestra que la posibilidad de dividir
ser leída como una posición epistemo- infinitamente lo continuo conduce a una
lógica de fondo que pone a trabajar la contradicción. Cualquier tipo de subs-
relación entre el psicoanálisis y la cien- tancia extensa puede dividirse matemá-
cia, la modelización más acabada de ticamente de manera indefinida produ-
esta posición posiblemente se encuen- ciendo trozos cada vez más pequeños de
tre en lo que fue la tesis del comentador ella misma. Como esta situación lleva a
de Lacan, Joël Dor (1988), especialista una paradoja, en el siglo V se propuso
en epistemología del psicoanálisis y, al la hipótesis de los llamados indivisibles.
mismo tiempo y eso es cosa rara, buen Se suponía que si se llegaba lo suficien-
conocedor de lo que se llama la filoso- temente lejos en la división de lo conti-
fía analítica, base del positivismo lógico nuo, entonces se terminaría en unas par-
del círculo de Viena. tículas que serían indivisibles, algo así
Dor (1988) parte de la base de que como el antepasado de nuestros moder-
el psicoanálisis se encuentra desde su nos átomos. De esta teoría, puramente
misma fundación en una situación epis- especulativa, se extrae la idea del sentido
témica paradojal. Por un lado se funda común que dice que una línea no es más
en la escisión del sujeto que da lugar al que una sucesión de puntos, una superfi-
inconsciente freudiano, en la Spaltung, cie una sucesión de líneas y un volumen
en la división inaugural. Por el otro la una sucesión de superficies.
ciencia está soportada justamente por la Pero Zenon demuestra que esta
expulsión de ese mismo sujeto. estrategia para restituir la unidad entre
Por definición la ciencia excluye lo lo continuo y el número lleva también
subjetivo para, justamente, volverse a contradicción. Los indivisibles no
objetiva. Esta situación paradojal ori- pueden existir. La demostración es en
ginal es lo que lleva el título de la tesis realidad bastante simple: supongamos
de Dor que se podría traducir como “la una dimensión continua, como por
paradojalidad fundadora” (1988). Lo ejemplo una línea y apliquémosle una
que le da más valor al trabajo de Dor es división dicotómica. Como nada limita

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la división sucesiva de cada una de las matemática de las dimensiones incurre


partes que esta produce, si los indivisi- en contradicción.
bles existieran tendrían que encontrarse Fue el matemático francés Augustin-
al final de una cadena más allá de toda Louis Cauchy (Dor, 1988) quien resol-
dimensión. Ahora bien, lo que está más vería el problema de las series infinitas y
allá de toda dimensión, lo que no tiene del cruce del límite justamente mediante
ninguna dimensión, por más que se el procedimiento de la paradojalidad
agregue infinitamente a si mismo nunca fundadora como la llama Dor. En lugar
podría producir la dimensión. Decir de plantearse el problema desde el punto
pues, que lo continuo esté formado por de vista geométrico que Dor asimila al
partes indivisibles significaría negar- imaginario, Cauchy convierte la imposi-
le toda dimensión. Por otro lado si, al bilidad matemática de la serie en un pos-
contrario, aceptáramos que las partes tulado para determinar su convergencia.
indivisibles existen, como estas son al La conclusión es que el problema del
mismo tiempo infinitas y tienen una psicoanálisis que originó toda esta larga
cierta dimensión, por más pequeña que argumentación, la paradojalidad funda-
sea la suma de infinitas partes siempre dora, no es para nada un caso único. Al
conduce al infinito, de manera que esto contrario, Dor concluye que es preciso
significaría concluir que toda materia pagar un precio para construir una cien-
extensa es infinita (Dor, 1988). Curio- cia y que ese precio es la integración de
samente, esta noción de los indivisibles una falta en su red de operaciones dis-
siguió vigente durante más de 20 siglos cursivas. Solo integrando esa falta es
en la matemática, incluso cuando todos posible una nueva intelección. Está en la
sabían que conducía inexorablemente a misma definición de la ciencia el hecho
una contradicción. de no poder explicarlo todo, el tener que
Esta enojosa situación queda toda- aceptar que algo se le escapará y solo
vía más al descubierto con las famosas mediante esa aceptación se pueden pro-
paradojas de Zénon (Dor, 1988) sobre ducir los axiomas que la construirán.
el movimiento: el movimiento mismo, La ciencia, piensa Dor (1988), siem-
sobre una distancia finita sería imposi- pre lleva adherido un componente subje-
ble dado que para recorrerla habría que tivo. En otras palabras, como actividad
pasar por infinitas posiciones interme- humana, es siempre un argumento contra
dias entre el punto A y el B y, como para otro argumento. Las pruebas y las expe-
recorrer infinitos puntos hace falta infi- rimentaciones no son más que recursos
nito tiempo, transponer la línea de lle- que tiene un abogado para armar su ale-
gada se vuelve imposible. Por supuesto gato frente a un tribunal, entre tantos
se trata siempre de contradicciones lógi- otros. Y los argumentos por definición
cas, no fácticas, que demuestran que la no tienen límites ni un destino final en

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donde acabar. Siempre vendrá otro que y menos singular. Al contrario, cuanto
nos parecerá más exacto. Esto sintetiza más próxima de la subjetividad se halle,
bastante bien lo que se observa en la his- tanto más cientificidad perderá, pero, en
toria de la ciencia como un largo cami- cambio, más cercana a su objeto estará.
no de certezas reducidas a cenizas en un Las teorías psicológicas oscilan per-
más o menos corto período de tiempo. manentemente entre estos dos extremos
La irreprochable argumentación de la y se encuentran siempre en algún punto
versión francesa del psicoanálisis tiene, intermedio que, como compromiso que
sin embargo, una limitación importan- es, nunca llegará a ser un lugar dema-
te: por más certera que parezca nunca siado cómodo. Es esta incomodidad lo
podrá salir de ella un conocimiento que sirve como motor a los cambios per-
positivo. Según sus propias palabras no manentes, las revoluciones científicas
es más que otro argumento cuya nega- y la aparición de nuevas corrientes que
ción es igualmente válida. Por ende no reclaman una y otra vez una vuelta a las
se encuentra dentro del plano científi- fuentes.
co sino de la intuición epistemológica, No es difícil adivinar que esta que-
del mismo estilo que el falsacionismo: rella instalada entre un sector del psi-
como le dijo Lakatos a Popper ¿Cómo coanálisis y otro del cognitivismo no
se falsea el falsacionismo? ¿Cuál es el es nueva. Es la versión moderna del
contraejemplo que define las condicio- antiguo problema del dualismo o del
nes de refutación de esa teoría? La tesis monismo mental que la filosofía viene
central del sujeto dividido tampoco es discutiendo desde el principio mismo
capaz de pasar la prueba de responder a del pensamiento humano. El dualismo
esta pregunta. cartesiano no se define solamente como
la oposición entre cuerpo y alma sino
también como aquella que enfrenta a la
Conclusiones máquina con la mente. Para el gran filó-
sofo francés el cuerpo humano así como
Mente, cerebro, subjetividad y máquina los animales funcionaban como máqui-
nas, y se oponían, en su mecanicismo,
La epistemología y la historia de al laberinto de espejos subjetivos de la
nuestra disciplina parecen mostrar que mente. Esta oposición es la que preten-
la psicología se define por su distancia de superar el monismo materialista neu-
relativa de la subjetividad, para cada rocientífico así como, al menos bajo la
momento de su desarrollo: cuanto más honrosa forma de una promesa que no se
alejada de esta última se encuentra tanto puede cumplir, las aspiraciones de Freud
más científica se vuelve, pero también se y de la primera camada de analistas.
convierte en más irreal, más fraccionada Pero el problema mente-cuerpo no

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admite soluciones fáciles y es reacio a mediante una modificación neurobioló-


los reduccionismos. Los dos extremos gica material en el cerebro. De la misma
crean implicaciones causales circula- manera que no hay dos personalidades
res entre ellos volviéndose rápidamente iguales, dice el premio Nobel, tampoco
paradojales y conduciendo a callejones hay dos cerebros idénticos.
sin salida. De modo que si la mente es una pro-
Edgard Morin (1992) propone un piedad emergente, para volver a Morin
modelo muy interesante sobre la pro- (1992), esta no es un simple producto
piedad recursiva con la que cuentan los del cerebro porque es al mismo tiempo
organismos vivos. La propiedad recur- productor de este. Ambos son producto
siva es la capacidad que tienen algunos y productor del otro
efectos de ser, al mismo tiempo, causa
de aquello que los provoca. Encontra- No pueden ustedes reducir todo al
mos un maravilloso ejemplo de ello cerebro: esta realidad no reenvía
en la vieja dicotomía entre especie e solamente a millares de neuronas, a
individuo: es la primera lo que genera millares de millares de interaccio-
al segundo pero, al mismo tiempo, no nes sinápticas, sino también, a su
puede existir esta sin aquel. Entre espe- turno, a procesos químico-eléctricos,
cie e individuo ocurre lo mismo que ellos mismos al fin y al cabo proce-
entre mente y cerebro. sos micro-físicos, intercambios de
Por un lado, tenemos la convicción electrones, momentos particulares.
de que el cerebro no puede ser estudia- Y además las partículas ¿Qué son?
do sino hay una mente para ocuparse Se dice ahora que son cuerdas, no se
de él. Pero, por el otro, también sabe- sabe muy bien, por debajo de ellas ya
mos que sin cerebro no hay mente que no se sabe nada. De donde salen pues
pueda existir. De aquí viene la idea tan esas partículas? Se nos dice que de un
fuerte de que esta última tiene que ser un big-bang pero antes es la nada. Una
emergente del cerebro, que es de lo que reducción de una reducción nunca
se ocupa el funcionalismo. Pero cuando llega a ningún lado (p. 57).
estudiamos las implicaciones mutuas
vemos que tanto el cerebro, lo que ocu- El pensamiento reduccionista (que
rra con él a nivel material, puede modi- Morin opone al pensamiento complejo)
ficar la mente como, al revés, las cosas destruye su propio objeto. Lo mismo
que ocurran en esta última pueden modi- ocurre con la reducción espiritualista. El
ficar la estructura de aquel. Esto es lo sujeto, para Morin, no es solamente el
que ocurre, por ejemplo, en las investi- hombre sino la vida misma: una bacteria
gaciones sobre la memoria de Erik Kan- no puede dejar de computar, su medio
del (2002): cada recuerdo se constituye externo y su medio interno para vivir,

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Ciencia y subjetividad 27

cada cómputo es un latido de vida. Pero Bibliografía


este no es un cómputo como el de un
ordenador, que se ejecuta con un progra- Couvreur, C. (1997). Psychanalyse, neuros-
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