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Estás entrenando a tu perro para que se siente. Le das una orden verbal y le muestras una golosina
como incentivo. Después de varios intentos, el perro finalmente se sienta correctamente y recibes
su recompensa. En este caso, el perro aprende a asociar su acción (sentarse) con una consecuencia
positiva (obtener una golosina), lo que refuerza su comportamiento.
Supongamos que tienes un perro que siempre se emociona y salta sobre las personas cuando
llegan a tu casa. Si cada vez que alguien llega, tocas una campana antes de que el perro salte,
eventualmente el perro asociará el sonido de la campana con la llegada de alguien y comenzará a
saltar cuando escuche el sonido, incluso si no hay nadie presente. En este caso, el perro ha
aprendido a asociar un estímulo neutro (el sonido de la campana) con un estímulo incondicionado
(la llegada de alguien) y exhibe una respuesta condicionada (saltar).
Imagina que estás enseñando a un niño a amarrarse los zapatos. Cada vez que el niño logra atarse
los cordones correctamente, le das una calcomanía como recompensa. Con el tiempo, el niño
aprende que atarse los zapatos está asociado con recibir una calcomanía, lo que aumenta la
probabilidad de que repita ese comportamiento.
Supongamos que siempre te has mareado después de comer helado de vainilla. Ahora, cada vez
que hueles helado de vainilla, comienzas a sentir náuseas incluso antes de probarlo. En este caso,
has asociado un estímulo condicionado (el olor del helado de vainilla) con una respuesta
incondicionada (las náuseas) debido a experiencias pasadas.
Imagina que estás enseñando a un niño a lavar los platos. Le explicas cómo hacerlo y le dices que
cuando termine de lavarlos, recibirá una pequeña recompensa, como ver su programa de
televisión favorito. El niño aprende a asociar el acto de lavar los platos con la consecuencia positiva
de ver televisión, lo que refuerza su comportamiento de lavado de platos.
Supongamos que tienes una alergia a los cacahuetes y cada vez que comes cacahuetes, desarrollas
una reacción alérgica. Un día, mientras estás en un restaurante, alguien abre una bolsa de
cacahuetes en la mesa de al lado y comienzas a estornudar y a sentir picazón antes de siquiera
probar los cacahuetes. En este caso, has desarrollado una respuesta condicionada (los estornudos
y la picazón) debido a la asociación entre el estímulo condicionado (el olor de los cacahuetes) y la
respuesta incondicionada (la reacción alérgica).
Imagina que estás aprendiendo a jugar al tenis. Cada vez que logras golpear la pelota dentro de los
límites de la cancha, tu entrenador te felicita y te da un punto. A medida que obtienes más puntos,
te sientes motivado y sigues practicando para mejorar tu juego.
Supongamos que cada vez que suena el timbre de la escuela, los estudiantes salen de clase y van al
recreo. Después de un tiempo, incluso si el timbre no suena, los estudiantes comienzan a sentirse
emocionados y esperan ir al recreo. Han asociado el estímulo condicionado (el sonido del timbre)
con el estímulo incondicionado (el recreo) y muestran una respuesta condicionada (la emoción y la
anticipación).