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Instituto Superior de Formación Docente N°21 “Dr.

Ricardo Rojas”
Profesorado de Historia. 4°
Historia Argentina SXX
Prof. Angel Ricci.
Estudiantes: Alejandra Soto y Candela Bravo

Adrían Zarrilli (2008)"El oro rojo. La industria del Tanino en la Argentina 1880/1950”.

Adrían Zarrilli es licenciado y doctor en Historia, graduado en la Universidad Nacional de La


Plata; investigador del Conicet, profesor de Historia Argentina en la UNLA y la UNQ.
En este artículo expone acerca de la explotación de la riqueza forestal, en el territorio
argentino en el período de 1880 a 1950, el papel que jugó la industria del tanino en el
proceso de deforestación de bosques y montes nativos de la Gran Chaco y su relación con
la expansión de la frontera agrícola en el contexto de la incorporación de Argentina al
mercado mundial.

La estructura económica de nuestro país, en el momento de su incorporación al mercado


internacional, se constituyó a partir de la producción agropecuaria de la Pampa Húmeda,
pero la actividad forestal fue un gran complemento del desarrollo generado por las
actividades agrícolas-ganaderas.
El autor menciona que la región del Gran Chaco, que involucra la totalidad de las actuales
provincias de Formosa, Chaco y Santiago del Estero y partes del Norte de Santa Fe y San
Luis, Este de Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja, y Norte y Oeste de Córdoba,
experimentó una economía ganadera criolla y el ciclo azucarero pero los resultados no
fueron satisfactorios. Debido a esto comenzó la práctica de la explotación de su riqueza
forestal. La demanda nacional de productos de bosque originó la actividad extractiva
desaforada del quebracho colorado, ya que de este árbol se obtenía la madera para
construcción, para los durmientes de las vías férreas, combustible para uso doméstico e
industrial pero principalmente la extracción de tanino para el curtido de los cueros.
Sostiene su tesis, en un primer momento, apelando a datos fidedignos y estimaciones
estadísticas ya que son escasos los datos confiables. El primero, en el marco del proyecto
de Ley Forestal de 1915 menciona una superficie boscosa de cerca de 107 millones de
hectáreas, 38,6% del territorio argentino. El segundo que menciona, lo extrae del Censo
Nacional Agropecuario de 1937, 37 millones de hectáreas de bosques nativos.
Entre el período entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, se desmontaron
aproximadamente 10 millones de hectáreas para satisfacer el 50% de las necesidades
energéticas del país, sustituyendo los suministros de combustibles minerales extranjeros
por leña y carbón vegetal, cuando en situaciones normales aportan el 20%. Significó un
gran proceso destructor de los bosques nativos. En esta coyuntura nuestro país se convirtió
en el principal productor de tanino: el “oro rojo”.

Para 1940, una sola empresa taninera: “La Forestal Argentina S.A de Tierras, Maderas y
Explotaciones Comerciales e Industriales” consumía a diario más de 1300 toneladas de
rollizos de esta madera, 400 mil toneladas al año que se traducen en el exterminio de 16 mil
hectáreas de bosques quebracho colorado. Según una estimación hasta 1945 toda la
industria del tanino había utilizado la madera de 30 millones de árboles/2.500.000
hectáreas. Sumando las toneladas utilizadas para la la expansión del ferrocarril, más las
quemadas en forma de leña y carbón, se calcula aproximadamente 350 millones de
toneladas. En otras palabras, en 75 años deforestaron 10 millones de hectáreas de bosque
nativo chaqueño.

El autor compara la explotación forestal en el Gran Chaco con el estilo de explotación de la


minería. En la región chaqueña, debido a la dificultad de transporte por la falta de caminos o
los altos fletes, una vez terminada una primera explotación, se volvió a talar en los bosques
ya explotados. Esta práctica se traduce en deforestación y degradación, es decir la pérdida
de biomasa (cantidad total de materia viva presente en un ecosistema) y como
consecuencia empobrecimiento del bosque. Este agotamiento, dejó a estas extensiones de
tierra como masas sin valor comercial, con vegetación baja no productiva considerada
“vegetación sucia”, como sucedió con los montes y bosques santiagueños.

Otro gran proceso destructor, comenzó a partir de 1950, cuando la pampa húmeda ya no
fue suficiente para satisfacer las necesidades de la actividad agrícola-ganadera y se
expande al interior con nuevas fronteras que significan más desmontes en áreas de
inestables equilibrios ecológicos por falta de agua. El aumento de producción de alimentos
se llevó a cabo a costa de centenares de millones de hectáreas de bosque. La ganadería es
el uso secundario de la tierra de los bosques explotados, finalizada la extracción de la
riqueza forestal las empresas tanineras no conservaron interés por esa área y las fueron
vendiendo de forma progresiva, allí funcionaran importantes estancias y explotaciones
agrícolas ganaderas.

Las similitudes con la minería, no son sólo por la explotación y la devastación de la zona. En
el modelo extractivista se pone en valor un espacio pero de forma momentánea, lo que
produce consecuencias extraordinariamente dañinas para el ambiente y para el ámbito
social. Dado que reproduce un sistema de trabajo de organización social transitoria: los
obrajes (conjunto de hacheros, carreros y peones de playa). El núcleo básico de la empresa
explotadora de bosques, que se basa en la explotación y precarización de los trabajadores.

En un primer momento, en el período 1875-1880, la mano de obra provenía de Corrientes,


sitio en el cual años después se instalaría la primera fábrica de tanino por la disponibilidad
de materia prima y agua para el proceso, lo que justifica la posterior instalación de fábricas
a lo largo del rió Paraná. En la fábrica trabajan hasta 5 mil obreros, y entre 10-15 mil se
encargan de la extracción de materia prima y el transporte de los rollizos. En cambio el
personal superior de las fábricas es el mismo de origen que la iniciativa de la empresa, en la
primera etapa alemana, y posteriormente de procedencia inglesa.

Este modelo caracterizado por una cultura rentista de la producción, sostiene Zarilli, se
complementa con grandes movimientos de mano de obra, junto a la asimilación y/o
expulsión del indigena, y su consecuencia final se vincula con la miseria y el éxodo del
espacio que sirvió de sustento. Debido a que en la organización espacial de la producción
de tanino, las fábricas se ubican linderas a las áreas de quebracho colorado, donde se
extrae la materia prima, y en el caso de agotar las potencialidades de la zona, se opta por el
abandono en último lugar, la lejanía de la entidad empresaria con las zonas boscosas,
encarecía el producto, por la necesidad de construir redes ferroviarias para su transporte.
Las primeras en cerrar son las ubicadas al borde del área quebracho, luego le siguen las
ubicadas en las zonas más internas.
Las consecuencias económicas también se extienden a los pueblos que se construyen
alrededor de estas, que tienen por finalidad el abastecimiento de la población trabajadora,
que depende con exclusividad de esta actividad y por ende a sus fluctuaciones, además a
contrapartida suya, no son propietarios de las viviendas que habitan, dado que junto a los
edificios centrales estas constituyen propiedad de la empresa. Para 1903 la “Cía.Forestal
del Chaco” construye 108 establecimientos, que luego frente a la retracción de la
producción en 1940, corren la misma suerte que la fábrica, y consecuentemente a la
disminución de las fuentes de trabajo y la emigración de esta población ocasionan una
caída demográfica en la región. A su vez, los ferrocarriles particulares pierden su función,
son abandonados y la mayor parte de los rieles desmontados.

El autor además sostiene que otros de los factores que contribuyeron a la destrucción de los
recursos forestales, fueron la escasa atención institucional y la incapacidad de la
administración forestal argentina de regular la superficie existente, a causa del
desconocimiento del bosque y sus potencialidades económicas, productivas y sociales.
Si bien hubo una intención planificadora del Estado, en la cuestión, esta fue tardía, para
evitar la conformación del monopolio que concentró “La Forestal”. En 1926 en el marco de
la ley de Represión de Monopolios y la desaparición del primer pool (una agrupación
voluntaria de un conjunto de empresas que, conservando su propia personalidad jurídica,
llevan a cabo una política comercial común) La Forestal organiza un nuevo pool integrado
por las principales fábricas, llamado “Convenio de caballeros”, a través del cual prepara una
“purga de la industria” es decir una maniobra que consiste en bajar el precio de venta del
producto, que estaba ocasionando que toneladas de tanino se concentren, en stock no
vendido, y de esta manera llevó a la ruina a numerosas empresas que luego hábilmente
fueron adquiridas por esta primera empresa. Esto llevó al reclamo de la competencia que se
ve sin resguardo ante el poder avasallante de La Forestal. A raíz de esto se crea el Centro
de Exportadores de Extracto de Quebracho en 1930, que será sucedida por la Cámara
Argentino-Paraguaya de productores de Extracto de Quebracho (esta unidad estratégica se
debe a que estos dos países son los principales productores de extracto de quebracho en el
mundo, las fábricas argentinas representan el 89,3 %, mientras que las paraguayas
conforman el 10,7%). Pero sin embargo esto no fue suficiente para que en 1932, luego de
denunciar las vicisitudes que atraviesa la empresa por el predominio de La forestal, en
busca de exigir medidas regulatorias y coordinadoras, a la Comisión nacional de Extracto
de quebracho, “Quebrachales Fusionados S.A” fue apropiada mediante la compra de
acciones por este imperio monopólico, que un año antes pasó a llamarse “La Forestal
Argentina S. A Industrial, Comercial y Agropecuaria”. En este sentido el autor remarca que
la acción planificadora del Estado fue más paliativa que previsora.

Adrian Zarrilli argumenta que esta empresa no solo controla la mayor parte de las fábricas
sino que es la causa sustantiva de los cierres de las mismas. Cuando el ciclo económico
del tanino entra en decadencia a causa de la aparición de sustitutos como la mimosa, y la
distorsión del dispositivo de ventas internacional que se enmarca en el escenario de
conflictos bélicos que atravesaba el viejo continente, en la Segunda Guerra Mundial, que
pese al auge de las exportaciones de extracto de quebracho, produjo dificultades en los
embarques, es por eso que se llega a un acuerdo mediante el cual, La Forestal de Londres
actúa como agente exclusivo de ventas de todos los industriales argentinos. Aún cuando, en
1950 las circunstancias internacionales cambian en el mercado consumidor de estos
productos,donde el castaño se coloca como otro potencial competidor, pudiendo significar la
ruina para la empresa, La Forestal Argentina lanza una ofensiva en ese año, optando por
terminar de sacrificar el tanino del que posee el control de su producción y comercialización,
arrojándose a la infiltración del extracto de mimosa en el mercado, produciendo el
desmantelamiento de la industria tanino en el país de manera definitiva en 1966.
En otras palabras, el ciclo económico asociado al tanino significó la apropiación de la tierra
utilizable por y para las grandes compañías transnacionales.

En conclusión Adrían Zarrilli nos propone, mediante un recorrido histórico-ambiental,


abordar la sobreexplotación forestal de la región Gran Chaco y la participación de la
industria del tanino en ella, a pesar de los distintos modelos de Estado y gobiernos que se
fueron sucediendo durante todo el ciclo del tanino, que tuvo una extensión de 70 años, el
punto en común entre todos ellos, es la concepción de la naturaleza, que la conciben como
utilitaria, inagotable y abundante. Lo cierto es que el Estado Nacional, desde su
incorporación al mercado mundial, impulsó políticas económicas que beneficiaban sobre
todo al área pampeana, ya que la oferta exportable de nuestro país se centraba en
productos agrícola-ganaderos. El desconocimiento del bosque y sus potencialidades, la falta
atención estatal permitió, este ciclo de extractivismo forestal en beneficio de empresas de
capital extranjero que, dejaron graves consecuencias económicas, ecológicas y humanas
propiciando precarias condiciones de vida y de trabajo para los obreros. A medida que la
superficie boscosa fue explotada y convertida en tierra sin valor, se condenó a las provincias
al atraso y la marginación, sus pueblos fueron empobrecidos y su gente progresivamente
fue migrando, alimentando los suburbios de las grandes ciudades,creando villas miseria,
pues esas industrias fueron momentáneas no buscaban el desarrollo a largo plazo de la
zona sino la extracción de recursos naturales para la satisfacción de la demanda
internacional.

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