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L A FOREST AL
La Forestal
La devastación natural
Mecanismos espurios
La Forestal resultó ser un gran negocio para sus múltiples dueños que
contaba con ferrocarriles, puertos propios y pagaban a sus vapuleados
trabajadores con vales que éstos a su vez debían de canjear en los almacenes
de la mismísima empresa. El caso alegórico fue de Aniceto Barrientos de Villa
Ana (Santa Fe) que, durante su vida de asalariado en la empresa, fue
contabilizando cuántas
veces recibía el mismo va le con el mismo número y llevando la anotación
en un cuaderno registró 137 veces. La Forestal además tenía una fuerza propia
de represión, la "gendarmería volante", financiada por la propia empresa y
armada y uniformada por el gobierno provincial del gober nador Enrique Mosca
quien sería luego candidato a vicepresidente por la Unión Democrática en 1945.
El final de la empresa
La firma se retiró del país en el año 1966 debido a la brusca caí da de los
aranceles internacionales de la madera y el tanino reemplazado por nuevos
productos.
Santa Fe per dió casi el 90% de sus bosques. Los bosques y montes
naturales de la provincia de Santa Fe apenas representan el 14 por ciento de
los existentes en 1935. Eso es lo que se desprende del reciente de la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación de 2004, que comparó las
cifras que pintan el paisaje de la deforestación impune que se gene ró en los
últimos setenta años. Una pérdida varias veces millonaria en dólares que
ningún gobierno provincial reclamó a favor de los santafesinos. Al contrario, a
lo largo de la historia del siglo veinte, el Estado ha pagado precios muy altos
por las tierras yermas, consecuencia de la depredación que generaron,
fundamentalmente, dos grandes empresas: La Forestal, en el norte, y Celulosa,
en el sur. Ambas firmas tuvieron un poder político superior al de los gobiernos
locales que debieron controlarlas y que s iempre obedecieron sus reclamos.
El informe
El caso santafesino