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¿Qué fue “La Forestal?

L A FOREST AL

“T he Forestal Land, T imber and Railways Company Limited”, propietaria


de la “Argentine Quebracho Company”, fue una empresa inglesa que se instaló
en Santa Fe en 1906 por una cesión de tierras que la provincia hizo para saldar
una deuda con otra empresa británica. La empresa explotó durante sesenta
años casi dos millones de hectáreas de bosques de quebracho más importantes
del planeta, que se alzaba en el Chaco austral. Lo que quedó fue un páramo
incultivable, decenas de pueblos fantasmas y e l recuerdo del horror en miles
de argentinos y sus descendient es.

La Forestal

La Forestal fue el nombre de una empresa argentina de capitales


extranjeros que manejó buena parte de la actividad política y económica de un
sector del norte argentino a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Su
nombre es tristemente recordado por haber significado la destrucción de una
parte importante de los recursos naturales, la explotación de sus trabajadores
y los oscuros contactos con el poder de turno.

La devastación natural

Esta empresa de origen inglés, pero además con capitales franceses y


alemanes, fue iniciada en 1872 a raí z de un empréstito perjudicial que la
Argentina obtiene con la empresa Murrieta de Londres.

Esta firma llevó a la desastrosa explotación de 1.500.000 hectáreas de


quebrachales en el Chaco Austral (norte de la provincia de Sant a Fe, sur de la
provincia del Chaco y noreste de la provincia de Santiago del Estero). Según
algunas versiones, la explotación llegó hasta la zona de El Impenetrab le
chaqueño.

La empresa exportaba postes y durmientes para el ferrocarril, rollizos y,


esencialmente, tanino.

Mecanismos espurios

La firma se propagó y llevó adelante el usufructo, a saber: compra de


tierras a precios miserables, subsidios de la Nación y de las provincias sin
pagos de devoluciones y constantes sobornos a funcionarios públicos. Un caso
por antonomasia era el de Lucas González, quien era uno de los representantes
de la firma Murrieta en el paí s , pero, a la vez, era el funcionario nacional
encargado de negociar con la misma empresa sobre los alcances de la misma.

Estado dentro de un Estado

La Forestal resultó ser un gran negocio para sus múltiples dueños que
contaba con ferrocarriles, puertos propios y pagaban a sus vapuleados
trabajadores con vales que éstos a su vez debían de canjear en los almacenes
de la mismísima empresa. El caso alegórico fue de Aniceto Barrientos de Villa
Ana (Santa Fe) que, durante su vida de asalariado en la empresa, fue
contabilizando cuántas
veces recibía el mismo va le con el mismo número y llevando la anotación
en un cuaderno registró 137 veces. La Forestal además tenía una fuerza propia
de represión, la "gendarmería volante", financiada por la propia empresa y
armada y uniformada por el gobierno provincial del gober nador Enrique Mosca
quien sería luego candidato a vicepresidente por la Unión Democrática en 1945.

Las huelgas: muerte y represión

Las grandes luchas obreras cont ra la empresa comenzaron en 1919 y que


contaron con la colaboración de los anarquistas de la F ORA además de
socialistas y sindicalistas libres.

La primera huelga en el mes de julio fue en reclamo de un aumento


salarial, jornada de solo 8 horas de trabajo y suspensión de masivos despidos
compulsivos. La segunda huelga, se produjo entre diciembre de 1919 y enero
de 1920 en la cual el gobierno nacional movilizó a soldados del Regimiento de
Infanterí a Nº 12 de Rosario con asiento en Rosario.

La tercera huelga en La Forestal del año 1922 fue la más importante y


culminó con una salvaje represión, lo cua l la "gendarmería volante" y otras
formaciones parapoliciales impunemente patrocinadas por el gobierno de
Hipólito Irigoyen actuaron despóticamente con un saldo de centenares de
muertos y 19 dirigentes huelguistas condenados a la cárcel.

En el cuaderno del capataz Aniceto Barrientos registraba lo siguiente: "a


los muertos los apilaban uno sobre otro, le clavaban el cuchillo en la nuca por
si estaban vivos, desde ese día tenía miedo de volver a trabajar porque nos
miraban con odio, como si fuéramos perros sarnosos".

El final de la empresa

La firma se retiró del país en el año 1966 debido a la brusca caí da de los
aranceles internacionales de la madera y el tanino reemplazado por nuevos
productos.

La Forestal dejó graves consecuencias económicas, ecológica s, y


humanas. La acentuación de la tala del quebracho para la ganancia capitalista
agotó ese recurso natural, en lo humano y económico el 95% de sus
trabajadores no pudieron jubilarse, muchos perdieron sus hogares, las
industrializaci ones fue destruida y los pueblos se empobrecieron y su gente
alimentó los suburbios de las grandes ciudades creando villas miserias.

Consecuencias del negocio forestal

Santa Fe per dió casi el 90% de sus bosques. Los bosques y montes
naturales de la provincia de Santa Fe apenas representan el 14 por ciento de
los existentes en 1935. Eso es lo que se desprende del reciente de la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación de 2004, que comparó las
cifras que pintan el paisaje de la deforestación impune que se gene ró en los
últimos setenta años. Una pérdida varias veces millonaria en dólares que
ningún gobierno provincial reclamó a favor de los santafesinos. Al contrario, a
lo largo de la historia del siglo veinte, el Estado ha pagado precios muy altos
por las tierras yermas, consecuencia de la depredación que generaron,
fundamentalmente, dos grandes empresas: La Forestal, en el norte, y Celulosa,
en el sur. Ambas firmas tuvieron un poder político superior al de los gobiernos
locales que debieron controlarlas y que s iempre obedecieron sus reclamos.
El informe

El trabajo fue realizado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo


Sustentable de la Nación y el Instituto Nacional de T ecnología Agropecuaria
(INT A), en el marco del Programa de Acción Nacional de Lucha co ntra la
Desertificación.

De 1.100.000 kilómetros cuadrados de bosques naturales que contabilizó


el censo forestal de 1935 sólo quedan poco más de 330.00 0. En aquel entonces,
el 39 por ciento del territorio nacional estaba cubierto de bosq ues; hoy, la
superficie boscosa no llega al 12 por cient o.

"Un problema grave que estamos teniendo es la expansión desordenada


de las fronteras agrícolas. Para frenar esta situación v amos a impulsar
subsidios para quienes prot ejan los bosques y, aunque el Esta do nacional no
tiene injerencia directa sobre los recursos naturales (porque son patrimonio de
las provincias), vamos a promover una ley de ordenamiento territor ial, para
asignar cantidades de hectáreas para cada uso", dijo el titular de la Secretarí a
de Ambiente que depende del Ministerio de Salud.

"Se están sacrificando superficies ricas en biodi versidad, destinándolas a


fines bendecidos circunstancialmente por vaivenes del mercado de efímera
duración. Se está extendiendo la frontera agropecuaria a fuerz a de arrasar
bosques y selvas y desplazar importantes comunidades rurales. Creo que
debemos avanzar hacia una ecología social, a través de procesos productiv os
más sustentables", agregó el titular de es a cartera.

El informe advierte, a su vez, que, en esta pérdida de biodiversidad, en


este empobrecimiento cualitativo de nuestros bosques, se juega la suerte del
40 por ciento de sus especies vegetales y animales . De hecho, ya hay unas
cuantas amenazadas: corren peligro de extinción, entre otros, el pino paran á y
el palo rosado, en Misiones; los lapachos, las quenoas y el roble amburana, en
la selva de Yungas; el palo santo y algunas especies de quebracho, en el
Chaco; y los alerces y algunas araucarias y cipreses, en el Sur.

Cada año, todavía, se desmontan una s 30.000 hectáreas de bo sques.


"Nosotros aseguramos que son muchas más. Estamos documentando qué está
pasando con el 30% de bosques que nos queda y recibimos a diario denuncias
sobre el tema. En Salta, ha sta se están vendiendo reservas ecológicas para
sembrar este cultivo", alerta Emiliano Ezcurra, de Greenpeace. Los lugares más
castigados son las selvas de Yungas y la misionera, el monte chaqueño y
T artagal, en Salta.

El caso santafesino

En 1935, la superficie de bosques y montes naturales en la prov incia de


Santa Fe sumaba 59 mil kilómetros cuadrados. Hoy, en 2004, apenas 8.253
kilómetros cuadrados. Solamente el 13,98 por ciento de lo que había siete
décadas atrás. Es decir que se perdió el 86 por ciento de lo que había.

¿Quién se hace responsable por esos 50.747 kilómetros cuadrados de


bosques y montes naturales que ya no exis ten en la provincia?
¿Cuánto dinero representa semejante superficie que tuvo, además, un
costo ecológico, sanitario y social de proporciones p ara los habit antes de Sant a
Fe?

Detrás d e ese saqueo también existe una historia de permisos otorgados


por el propio Estado a favor de la explotac ión irracional de los recursos.
Asimismo, se verifica un mínimo control de las ganancias que obtuvieron las
grandes empresas dedicadas a la extracción y comercialización de los árboles.

Se cobraron impuestos mínimos en relación a los excedentes que tenían


esas firmas y, a posteriori, se pagaron altos precios para la reestatización de
territorios convertidos en virtuales desiertos.

Hacia mediados de los años noventa, el cálculo de lo que solamente fue


explotado por La Forest al estiraba la cifra del costo ecológico a 3 mil millones
de dólares. Nadie reclamó por esta legítima acreencia que tiene el pueblo
santafesino.

Esos 50.747 kilómetros cuadrados de bo sques y montes naturales que ya


no son, forman parte de tres procesos de explotación irracional de los recursos
natural es: el quebracho colorado en el norte, el eucalipto blanco en el sur y el
talado indiscriminado que a hora sirve de base para plantar soja en regiones
que antes poseían una gran diversidad natural.

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