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Los enclaves taninero en la región del gran Chaco

Argentino

A mediados del siglo XIX, más precisamente hacia 1850, a partir del
descubrimiento efectuado por un grupo de técnicos franceses y alemanes de
la riqueza que ofrecía el tanante obtenido a partir del árbol del quebracho, se
va establecer en la Argentina “la industria del quebracho”, especie arbórea
muy difundida en lo que se conoce como parque chaqueño que comprendía el
norte de Santa Fe y las actuales provincias del Chaco, Formosa, Santiago del
Estero, este de Jujuy, Salta y parte de la cuña boscosa de Corrientes al
noroeste.
El primero de los fines a que se aplicó la explotación de estos bosques
fue en la provisión de vigas para la construcción de muelle, durmientes, postes
para viviendas, tirantes, es decir, se desarrolló en relación con el progreso
general de la nación.
Cuando se establecieron las primeras fábricas de tanino en la región
chaqueña, la primera se había instalado en la provincia de Corrientes, más
precisamente sobre el arroyo Peguahó a unos diez kilómetros al norte de la
ciudad de Empedrado, y las demás lo harían del lado occidental del río Paraná,
región que se encontraba en un período de penetración militar. La provincia de
Corrientes tenía una población relativamente densa, vías de comunicación más
acorde en relación con la de los territorios vecinos y una mejor organización
producto de su larga y rica influencia desde los tiempos de la colonia. Estos
factores fueron importantes para la instalación de este capital extranjero
dirigido a la explotación del quebracho.
Para esta actividad ya se utilizaba la mano de obra correntina,
especialmente aborigen, elaborando durmientes para las vías férreas y
proporcionando combustible para las locomotoras que ya empezaban a
modificar la estructura criolla. La riqueza del bosque de esa manera convirtió a
la región en un ambiente sumamente atractivo para el establecimiento de
empresas.
Los obrajes fueron penetrando en las áreas de mayor riqueza forestal
con sus precarios instrumentos de explotación y los medios de transportes de
la época. A su paso fueron dejando poblaciones poco estables dando lugar a
organizaciones espaciales transitorias, a excepción de aquellos lugares sobre
los ríos y desde las cuales desembarcaban permanentemente los productos.
Las propiedades tánicas del quebracho colorado y su excelente
perspectiva de exportación del extracto permitirán en la región la instalación de
numerosas fábricas de extracto de tanino enfocados hacia Europa.
Simultáneamente, de una compleja de red de vías férreas se enlazaban las
zonas de extracción, las playas de embarque y con los centros industriales que
en su mayoría terminaron por fusionarse y luego desaparecer.
Su importancia radica en que la fábrica “El Tanino” sobre el arroyo
Peguahó no escapa a la realidad, evolución y a la suerte de las ubicadas sobre
el margen oriental del río Paraná. Por lo general los numerosos enclaves
tanineros que se asentaron en toda la región seguían los mismos objetivos en
la transformación de la materia. En cuanto a la mano de obra sé que ocupaban
no más de doscientos integrantes (químicos, directivos, obreros, hacheros,
carreros, etc.) lo que demuestra también la dimensión pequeña de la fábrica en
comparación con otros enclaves tanineros de la región del Chaco y norte de
Santa Fe, que impactaron a propios y extraños por convertirse en empresas
poderosas dentro de los estados provinciales. Además, estas empresas se
caracterizaron por los rigurosos sistemas de trabajo, que conformaron un
ámbito de explotación en donde las autoridades oficiales se van a caracterizar
por su escasa preocupación ante este fenómeno a la que eran testigo.
Hacia 1880, con la llegada de la primera fábrica en la localidad de
Empedrado, más exactamente sobre el Peguahó norte a pocos kilómetros de
“El Sombrero”, van a seguir el establecimiento de treinta y dos fábricas más. La
gran mayoría de ellas tuvieron una corta duración y no fueron de gran
importancia. Van a cobrar relevancia aquellas de mayores dimensiones, y a
partir de 1906 se puede observar la fuerte presencia de “The Forestal Land
Timber And Railways Company Limited”, más conocida como La Forestal.
Esta compañía a partir de su fundación en 1906 produjo el mayor volumen de
tanino en la Argentina, en 1924, alcanzó a 214.000 toneladas, por lo cual
dominó el mercado tanineros.
La gran mayoría de las fábricas tanineras estaban situadas dentro del
área del quebracho colorado chaqueño. Debido a la necesidad de agua y el
mayor número de ellas se instalaron cerca del Río Paraná o sobre sus
afluentes. En cuanto a la fábrica en cuestión estaba ubicada sobre el arroyo
Peguahó y a pocos metros el caudaloso río Paraná.
En el Chaco argentino, en cuanto a todo el proceso de fabricación, desde
la extracción de la materia prima hasta el producto, se realizaba en la misma
entidad empresarial. Pero con el correr de los años, la extracción de la materia
prima se fue realizando en sectores cada vez más alejados de la fábrica, de
esta manera la empresa debía construir una red ferroviaria particular para
satisfacer el transporte. Esto dio posibilidades de que, a inicios del siglo XX, se
sumen a la red ferroviaria pública estas redes particulares modificando la
fisonomía de toda la región.
La industria taninera es un claro ejemplo de economía extractiva que
operó sobre un recurso natural casi no renovable, el quebracho colorado, y al
terminar el mismo se fue con él, sin invertir en la región, dando lugar a una
organización económica – espacial transitoria. El capital extranjero extrajo las
reservas más elementales por más de cinco décadas, destruyendo de manera
irracional bienes irrecuperables y transformando inclusive el régimen climático
de determinadas regiones con la devastación de sus bosques.
Las diferentes empresas taninera fueron desmantelándose a medida que
iban desapareciendo la materia prima. Fenómeno que les pasaría a los
establecimientos localizados en Peguahó, Calchaquí, Fives Lille, Villa
Guillermina, entre muchas otras. Empresas que no llegaron a integrarse con los
intereses de los pueblos, ni representó un elemento de liberación para la zona
de su influencia. Una vez parado sus actividades se mostró claramente como
un capital de retroceso y manifestó claramente la ausencia casi total de
interesarse por promover las regiones.

La fábrica de tanino sobre el Arroyo Peguahó en


Empedrado

La riqueza forestal y el aprovechamiento de las maderas más buscadas


se constituyeron a partir de 1880 en el atractivo económico más importante de
la región. La explotación del quebracho se comenzó a realizar en gran escala,
preparándose grandes cantidades de vigas, rollizos y después tanino. El
quebracho fue para Empedrado muy importante, ya que de él se construían las
casas, los medios de transportes, los puentes, las vigas, los durmientes, en
seguras columnas y tirantes. Inclusive en la actualidad se puede observar en el
pueblo de la calle larga las diferentes utilidades que el hombre le dio a este
fierro vegetal y acero en nuestras construcciones.
Pero con el correr de los años esta especie arbórea sirvió para el
aprovechamiento para los extranjeros lo cual, dejo solamente la devastación.
La Argentina de las últimas décadas del siglo XIX se iba poblando de vías
férreas, llegando inclusive a tener una de las más extensas de América del sur,
lo que demandaba maderas para alimentar el progreso. Gracias a ello
continuaron moviéndose las locomotoras, andando las riquezas nacionales y el
modelo agroexportador, y lamentablemente nuestra región solo recibió en
devolución ingratitud y olvido.
El escudo del departamento de Empedrado nos explica por qué fue en
esta región donde se inicia el proceso diversificación y transformación del
producto forestal. Con menores extensiones boscosas en su territorio debieron
buscar el máximo aprovechamiento, y fijaron sus miras en el extracto de
quebracho, solicitado por la industria europea para su aprovechamiento
químico e irremplazable para el curtido del cuero.
En primer lugar, se puede rescatar que estaba integrado por la fábrica
encargada de la transformación de la materia prima en un producto elaborado,
que contó con las maquinarias necesarias para dicha transformación. Además,
estaría integrado por otros organismos, como también lo estarían los demás
enclaves taninero localizados en la región chaqueña, como ser una escuela en
la cual asistían no sólo los hijos de aquellas personas que eran utilizadas en las
faenas, sino también por los lugareños, ante la falta de dicho organismo
educativo en el área. También contaba con casas abastecedoras de alimentos
y de objetos diversos como ser un almacén, una carnicería y una tienda.
Como en todo enclave, este no fue la excepción, también existía el
organismo policial. Esto es importante para detectar que era común los roces y
las peleas entre los propios miembros de la mano de obra, y de estos últimos
con los directivos. El organismo policial existió en todos los enclaves taninero
ubicados en la región del Gran Chaco, pero lo llamativo de esto es que al ser el
de Peguahó el pionero, los problemas y las diferencias estuvieron presente
desde un primer momento. Estas diferencias habría que buscarse en
cuestiones como los forzados sistemas de trabajos y el mal pago. También
formaban parte de la entidad empresarial un puerto que comunicaba a la
misma con las demás regiones, y por ende en comunicación directa con
Buenos Aires. A esto se le debe sumar los beneficios de la llegada del FCNEA,
ya que la empresa tendió redes viales particulares, unida al ramal citado
anteriormente, para dinamizar las relaciones y creando nuevos circuitos de
comercialización.
Asimismo, se debe tener en cuenta el capital que representaba y el valor
de su producción, con el poder de mano de obra que ocupaba en su
transformación. La misma oscilaba entre cien y doscientos, entre gerente,
químicos, obreros en la fábrica y hacheros que obtenían los mejores
ejemplares de nuestro fierro vegetal. Todos estos elementos hacían que la
fábrica “El Tanino” fuese un establecimiento importante en la provincia. El
enclave se instaló bajo la administración de Juan Esteban Martínez, quien con
el fin de radicar industrias lo había exonerado de gravámenes. Eran Políticas
que en muchos con el fin de atraer capitales e industrias a una provincia que
tenía y tiene como actividad principal la ganadería. Significó para la provincia
una de las primeras fábricas con máquinas a vapor, revolucionando a la
industria y dando trabajo a los lugareños, e inclusive a habitantes de
localidades adyacentes.
La fábrica funcionó desde 1880 hasta 1909, pero su proveeduría seguiría
funcionando hasta 1912. Una vez cerrado el mismo sólo quedaron en el lugar
un encargado y una familia. La gran mayoría de la mano de obra no calificada
emigró hacia el territorio Nacional del Chaco siguiendo a los obrajes, ante la
falta de oferta de trabajo en la zona. Otros volvieron a sus localidades de origen
como Saladas y Mburucuyá, y otros encontraron consuelo prestando servicios
en las actividades de la región como la ganadería y la agricultura.
La gran mayoría de los hacheros y carreros pertenecían a estas
localidades anteriormente mencionadas, no así el personal superior, gerentes y
técnicos que vinieron con la entidad empresarial y se fueron con ella una vez
desmantelada la misma.
Los
nativos y
lugareños eran
los que
debían
realizar el
trabajo
pesado y se
fueron
alejando del
núcleo
económico a
medida que iban
ganándole al
bosque que le
proveía de materia prima. La misma era traída en carreta hasta la fábrica, con
los conocidos cachapé empujados por varias yuntas de bueyes, y que recién a
comienzos del siglo XX lo traían hasta el cruce de la línea del FCNEA con la
línea que pertenecía a la empresa.
Benjamín Serrano en un pasaje de su obra se refiere al salario del obrero,
ya sea en las estancias como así también de la fábrica de tanino:
 Estancias: Peón por mes $8; 10 y 12
 Capataz: Por mes $35 a 50
 Fábrica: En la de Tanino de Peguahó, el peón gana $ 15; 20; 30 por
mes.1
A continuación, aparece la imagen del Cachapé, que durante siglos fue un
medio de transporte importante para la movilización de cargas, de pasajeros y
de necesidades. Aun hoy se pueden observar la utilidad que muchas personas
le dan al mismo. El cachapé sirvió para el trasporte de los enormes rollizos de
quebracho, desde los lugares de corte hasta las cercanías de fábrica para la
posterior transformación de la materia prima.

1
Serrano, Benjamín. Guía General de la Provincia de Corrientes 1904. pp. 268
2

Los obrajes que se radicaban por un tiempo en sus inmediaciones dependían


directamente del contratista o el capataz que lo dirigía. El nomadismo del
hachero que debía trasladarse constantemente para obtener los mejores
ejemplares del quebracho y la presencia de contratista como forma de control
aseguraba a la empresa mayores beneficios y menores riesgos.
Los hacheros, contratistas y los obreros debían abastecerse en la
proveeduría de la empresa. Este mecanismo significaba más ganancias para la
compañía, ya que regulaba los precios y las necesidades de los empleados, y
de alguna manera lograba que el dinero pagado al personal circule dentro de la
misma entidad empresarial. No se puede decir con exactitud ante la falta de
fuentes, si en dicho enclave los empleados eran pagados con vales emitidos
por la propia compañía, como sucedía en otras fábricas, y que obviamente sólo
tenían valor en la proveeduría de la empresa.
Las tareas que realizaba el hachero duras y exigentes comenzaban con
el derribo de los ejemplares elegidos para quitarles luego las ramas y la corteza
en el mismo sitio. Los hacheros más diestros, trabajaban las vigas y los
durmientes. El siguiente paso realizaba los carreros, y consistía en el
transporte de la madera hasta la fábrica. En un primer momento antes de la
llegada del ferrocarril se llevaba con el cachapé hasta la fábrica misma,
posteriormente a comienzos del siglo XX se llevaban hasta las playas o

2
Juan Carlos, Vallejos. Archivo Personal. “El Tanino”. Trabajo inédito. Empedrado. 1986.
estaciones de cargas, donde apilaban el producto para subirlos a los vagones
de cargas.
A continuación, aparece plasmada la imagen extraída, al igual que la
anterior de la Guía General del profesor Benjamín Serrano, en la misma se
puede observar un plano de lo que fue la fábrica “El Tanino”, como lo conocían
los contemporáneos. En ella aparecen los numerosos quebrachos preparados
para su transformación industrial, como así también las vías particulares que se
comunicarán con el FCNEA Dinamizando la producción y los nuevos circuitos
de comercialización.

Los quebrachales de la región tenían árboles de entre cuatro a ocho


metros de altura y que necesitaban un siglo para su pleno desarrollo, porque el
tronco engrosa unos pocos milímetros por año. Se dice que un ejemplar
centenario proveía sólo dos o tres durmientes.
La disponibilidad de mano de obra barata, la necesidad creciente de
satisfacer la demanda exterior al menor costo posible, los sistemas de trabajo

3
Benjamín, Serrano. Guía General de la Provincia de Corrientes. 1910. Fábrica “El Tanino” de fondo, las
vías del ferrocarril particular y quebrachos apilados. pp. 424
que dificultaba casi totalmente la socialización de los hacheros, pues lo
imposibilitaba el mantenimiento de lazos de compañerismo entre obreros y
conformaban un panorama de trabajo despersonalizado, la falta o ausencia de
protección legal del trabajador (empedradeño, saladeño), la inacción de los
funcionarios oficiales, la absoluta libertad de acción y manejo de esta empresa
en la región ya mencionada formaron y dieron origen a un marco económico –
político con convicciones laborales de explotación.
El cierre de la fábrica habría que buscarlo en la falta de materias primas
en los obrajes y no en los abarrotamientos de stock invendibles de extractos de
quebrachos en sus depósitos, causas comerciales y otros argumentos con los
cuales pretendió justificar el cierre de fábricas como La Gallereta, Villa
Guillermina, Tartagal, entre muchas otras.

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