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Enseñar Ciencias Sociales en La Educación Secundaria A Partir de La Propuesta de Núcleos Problemáticos
Enseñar Ciencias Sociales en La Educación Secundaria A Partir de La Propuesta de Núcleos Problemáticos
Enseñar Ciencias Sociales en La Educación Secundaria A Partir de La Propuesta de Núcleos Problemáticos
Introducción
Bienvenidas y bienvenidos al primer módulo de este curso destinado a pensar la enseñanza
de las ciencias sociales en Educación Secundaria desde una perspectiva dialógica entre las
disciplinas que constituyen el área a partir de núcleos problemáticos que viabilicen el
trabajo colaborativo y relacional, en consonancia con los Diseños Curriculares actuales.
En este módulo les proponemos reflexionar acerca de los propósitos de la enseñanza de las
ciencias sociales, pensar (y repensar) el diálogo entre lo areal y lo disciplinar, y trabajar con los
conceptos estructurantes del área. Proponemos también interpelar el enfoque curricular a
partir de los lineamientos de ESI poniendo de manifiesto la articulación de diversas categorías:
género, clase, raza, edad, etc. que permitan visibilizar e historizar la interseccionalidad de
prácticas racistas, clasistas y sexistas.
El recorrido que iniciamos en esta clase demandará un trabajo de lectura, reflexión y análisis.
Les proponemos, a lo largo de cada módulo, disfrutar de los materiales y compartir sus
percepciones e impresiones, teniendo en cuenta que siempre pueden contar con el
acompañamiento de las formadoras y los formadores.
Objetivos
La enseñanza de las ciencias sociales constituye una tarea compleja, ya que exige a la
didáctica la resolución sistemática de una serie de problemas que, si bien son comunes a la
enseñanza de todas las disciplinas, en el caso de las ciencias sociales se perciben con
mayor agudeza y evidencia en razón de la problemática propia de los contenidos con los
que se debe trabajar. (Camilloni, 2001, p. 25)
Como bien sabemos, uno de los principales fundamentos de esta dificultad está determinado
por la complejidad que reviste el propio objeto de estudio de las ciencias sociales. Objeto que
involucra la ampliación de los horizontes espaciales y temporales de docentes, estudiantes y
científicos que las estudian: entender las relaciones entre la objetividad buscada por la ciencia
y la subjetividad propia de los sujetos cognoscentes.
El enfoque curricular para la enseñanza de las ciencias sociales concibe la realidad social
pasada y presente como dinámica, compleja, conflictiva y contingente (Vilar, 1982; Aróstegui,
1995; Wallerstein, 1996; Iggers, 2012). De aquí que Camilloni postule el carácter siempre
provisorio de la verdad, alejado de cualquier tipo de absolutismo científico o intelectual y de
cualquier concepción “heroica” de la ciencia (Appleby, Hunt y Jacob, 1994). El autor cree en la
realidad y cognoscibilidad del pasado, pero postula la imposibilidad de una aproximación
directa a él, como si fuera un objeto yacente a la espera de ser recuperado o reconstruido. Por
el contrario, el pasado que se conoce y se estudia no es el pasado tal como sucedió, está
mediado por los vestigios y testimonios que dejó y que constituyen las fuentes a partir de las
cuales se elaboran interpretaciones. Estas interpretaciones son múltiples, diversas,
contradictorias y al ser elaboradas desde el presente y para el presente resignifican al pasado
de manera permanente.
Las y los invitamos a mirar el video “La pedagogía que vendrá”, en donde Isabelino Siede
nos explica qué significa enseñar ciencias sociales.
Les pedimos que presten atención también a los aportes referidos a las estructuras
didácticas presentes en la enseñanza de ellas.
Tengamos en cuenta que las finalidades de la enseñanza de las ciencias sociales van a
depender del enfoque teórico-didáctico en el que nos situemos al momento de pensar la
enseñanza de estas.
Las y los invitamos a reflexionar, a partir de un fragmento de Joan Pagès (2009), acerca de
las finalidades que movilizan su quehacer como docente del área.
[…] A partir de la década de los años 60 del pasado siglo la historia escolar construida
a partir del siglo XIX como un instrumento para conseguir la cohesión nacional de los
habitantes de un país entró en crisis. Se denunció el nacionalismo y el etnocentrismo
dominante en los currículos y en los manuales escolares, se luchó contra los
estereotipos negativos, se reescribió la historia a la luz de los cambios democráticos
acaecidos en muchos países, en especial de Latinoamérica. Se empezó a considerar
insuficiente el trato dado a las minorías ―mujeres, inmigrantes, minorías étnicas,
etc.― y, simultáneamente, apareció la necesidad de construir historias comunitarias
de base supraestatal como la historia de Europa […]
Así, frente a una historia escolar ―o a una geografía escolar― pensada y diseñada
durante muchos años al servicio de la patria, de la nación, la historia escolar que hoy
se requiere ha de ser una historia abierta a la diversidad, a todos los grupos y
Visitar la infografía
Cada una de estas tradiciones instaló sus propias finalidades o propósitos. En la actualidad,
y situados en la tradición crítica de la enseñanza de las ciencias sociales podemos entender
que están relacionadas con la formación de una ciudadanía crítica, que interpele la realidad
actual, que rompa con ciertos determinismos y que promueva repensar el rol de la
ciudadanía en el contexto del siglo XXI.
El Currículum Prioritario (Resolución N.o 1872/20) agrupó a las disciplinas escolares en áreas,
profundizando y promoviendo diálogos posibles entre ellas. En el caso de las materias que
integran el área de ciencias sociales se reorganizaron los contenidos curriculares de acuerdo a
sentidos educativos propios de la enseñanza del área, estableciendo ejes y subejes prioritarios
de muy amplio alcance temático.
De esta manera, si bien la organización curricular al interior de las escuelas continúa siendo
disciplinar, los límites entre las distintas materias o disciplinas que conforman el área se
perciben como permeables y comunicantes, permitiendo con ello la comprensión de la
realidad social en términos más complejos, relacionales y holísticos.
Como bien sabemos, los conceptos estructurantes que sustentan el diseño curricular de
ciencias sociales son: Naturaleza-Cultura / Tiempo-Espacio / Trabajo-Sujetos sociales.
Estos conceptos no constituyen contenidos de enseñanza en sí, sino que son categorías
analíticas que estructuran el recorte y la conceptualización de los objetos de estudio y, por lo
tanto, atraviesan todos los contenidos y deben estar presentes siempre durante su
tratamiento. Permiten a las y los estudiantes interpretar y comprender la realidad social como
una construcción de los sujetos sociales en determinados espacios y sociedades a lo largo del
tiempo, poniendo de manifiesto las interrelaciones en el entramado de las problemáticas
sociales, territoriales y ambientales.
La relación dialéctica entre naturaleza y cultura permite entender la forma en que los sujetos
intervienen en el mundo natural a través de la producción de artefactos y herramientas que
actúan como medio y como producto de adaptaciones y transformaciones.
Aquí cobra importancia también la concepción y el tratamiento del tiempo histórico y del
espacio como constructos sociales, interrelacionados permanentemente. De forma contraria a
cualquier concepción lineal, universal, acumulativa y meramente cronológica, el diseño postula
una concepción plural del tiempo histórico, entendiéndolo como un constructo cultural, un
metaconcepto (Santisteban, 2007) que debe estar presente y atravesar todos los contenidos
para hacer posible que los estudiantes desarrollen un pensamiento histórico. Desde esta
concepción trabajar el concepto de tiempo histórico implica deconstruirlo, es decir, “poner en
evidencia los convencionalismos que Fernández han generado determinadas visiones de la
historia y, a la vez, ofrecer nuevos enfoques de comprensión de la temporalidad humana”
(Pagès y Santisteban Fernández, 1999, p. 195). Para ello se hace necesario generar situaciones
de enseñanza que propendan a que las y los estudiantes puedan:
En cuanto al espacio, el diseño nos invita a explicar y establecer correlaciones entre el espacio
y la espacialidad humana. Espacialidad humana que es considerada como un producto
socio-histórico de dimensiones económicas, políticas, culturales y simbólicas. De esta manera,
y a fin de alejarse de antiguas representaciones del espacio como inerte o mero escenario de
las relaciones sociales, entender las relaciones entre el espacio y la espacialidad humana
permitirá a las y los estudiantes comprender el espacio como una construcción social, como
una dimensión estructurante y organizativa de la vida social y dinamizada por distintos
sujetos sociales que interactúan en un tiempo y espacio determinado. Un espacio entendido
como aquello en lo que se manifiestan los conflictos, tensiones y desigualdades de una
realidad social compleja, y por esa razón, atractiva e interesante para su abordaje en la
escuela.
Los diseños curriculares actuales nos invitan a pensar la enseñanza de las disciplinas que
conforman el campo de las ciencias sociales a partir de una lógica articulada y dialógica:
Un núcleo problemático puede ser pensado a modo de eje articulador en torno al cual giran
diversos elementos que van aportando datos para su explicación. La elección de un eje facilita
la selección, jerarquización y ordenamiento de los contenidos, así como su integración (López
Picasso y Svarzman, 1994). Al encerrar un interrogante o una cuestión a resolver permite la
problematización de la realidad y dinámica social en clave sociohistórica, poniendo de
manifiesto la interdependencia entre las dimensiones que integran los fenómenos sociales y
la multiplicidad de explicaciones que sobre ellos existen.
Las y los invitamos a analizar algunas de las propuestas didácticas del sitio Continuemos
estudiando en las que se presenta un abordaje a partir de núcleos o ejes problemáticos
para los distintos años de la Educación Secundaria.
Para quienes quieran profundizar, las y los invitamos a ver este video acerca de las
dificultades, desafíos y resignifcaciones que implicó la enseñanza de las ciencias sociales en
el marco de la continuidad pedagógica generada por la pandemia. A través de este video, el
profesor Hernan Bergamaschi, integrante del equipo de “Ciencias Sociales en el aula”,
aporta algunas reflexiones sobre la enseñanza de las ciencias sociales en el contexto de la
no presencialidad.
Bien sabemos que la continuidad pedagógica durante la no presencialidad habilitó una serie
de reflexiones sobre nuestras prácticas de enseñanza que son necesarias sostener, aun
habiéndose transformado el contexto. En este sentido, las y los invitamos a reflexionar
sobre ello a través de este video y a la luz de lo abordado en este módulo. Compartimos
algunos interrogantes a modo de ejemplo: ¿cuáles fueron las mayores dificultades y
desafíos que atravesó la enseñanza de las ciencias sociales en el contexto de pandemia?
¿Qué prácticas y estrategias didácticas tuvieron que ser readaptadas y cuáles desechadas?
¿Qué nuevas prácticas surgieron? ¿Pueden estas nuevas experiencias significar una
transformación en las prácticas en las aulas en la presencialidad?
Pagès, J. (2009). Enseñar y aprender ciencias sociales en el siglo XXI: reflexiones casi al final
de una década. En Investigación en Educación, Pedagogía y Formación Docente. II
Congreso Internacional. Universidad pedagógica nacional, Universidad de Antioquia,
Medellín, Colombia.
Orradre de López Picasso Ana, José H. Svarzman. Didáctica de las ciencias sociales : aportes
y reflexiones / coord. por Silvia Alderoqui, Beatriz Aisenberg, 1994, ISBN
950-12-2110-5, págs. 205-247
Wallerstein, I. (Coord.). (1996). Abrir las Ciencias Sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian
para la reestructuración de las Ciencias Sociales. México: Siglo XXI.