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El conflicto se desarrolla
Para calificarlo como portador de las ondas de luz, era necesario que dicho éter
poseyera algunas propiedades muy extrañas. Se postuló que el éter era una
sustancia más ligera que cualquier gas o vapor, y al mismo tiempo tenía una
rigidez comparable a la del acero.
Z
Y
X
Figura 1
𝑐 − 𝑣 𝑑𝑒 𝑀 𝑎 𝑀1 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 1
𝑐 + 𝑣 𝑑𝑒 𝑀1 𝑎 𝑀 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 2
El tiempo implicado para cada viaje de una onda de luz será
𝐿
𝑡𝑀𝑀1 = 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 3
𝑐−𝑣
𝐿
𝑡𝑀1 𝑀 = 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 4
𝑐+𝑣
De modo que el tiempo para el viaje redondo, MM1 M, en dirección paralela al
movimiento de la tierra, es:
𝐿 𝐿 2𝐿/𝑐
𝑡|| = + = 𝑣 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 5
𝑐−𝑣 𝑐+𝑣 1 − ( )2
𝑐
El tiempo para que la luz haga el viaje redondo, M M2 M, en dirección
perpendicular al movimiento de la tierra, es
𝐿 𝐿 2𝐿 2𝐿/𝑐
𝑡┴ = + = = 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 6
√𝑐 2 − 𝑣 2 √𝑐 2 − 𝑣 2 √𝑐 2 − 𝑣 2 √1 − (𝑣/𝑐)2
Estas ecuaciones resultan de la composición clásica de velocidades como se
muestra en la figura 1. Si c es la velocidad de la luz con respecto al éter en el
marco de referencia S 1, entonces la velocidad de la luz con respecto a la tierra
(marco de referencia S2) en ambos viajes MM2 y M2M es siempre:
√𝑐 2 − 𝑣 2 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 7
Las ecuaciones (5) y (6) dan los tiempos de viaje MM1 M y MM2 M medidos
por nosotros, los observadores terrestres. Notemos que ya que hemos
analizado el experimento usando las transformaciones Galileanas clásicas,
estos tiempos deben ser independientes de nuestro movimiento ( del
movimiento del observador). Partiendo de las ecuaciones (5) y (6),
2𝑙
𝑡|| ( )/(√1 − (𝑣/𝑐)2) 1
= 𝑐 = 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 8
𝑡┴ 2𝐿 2 √1 − (𝑣/𝑐) 2
( )/(1 − (𝑣/𝑐) )
𝑐
Así 𝑡|| > 𝑡┴ y las dos porciones del haz coherente deberían producir un
patrón de interferencia al juntarse.
𝑡|| = 𝑡┴ 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 9
Maxwell y el éter
La idea del “éter lumínico”, medio por el que se propagaban las ondas de luz,
aparece en el siglo XVII con Christian Huygens, desaparece en el XVIII y
resurge en el XIX cuando los experimentos de Young y Fresnel apuntan a la
naturaleza ondulatoria de la luz. Maxwell también pensó que el éter podría
considerarse un medio para la transmisión de las fuerzas eléctricas y
magnéticas. Más tarde se daría cuenta de que podía olvidarse completamente
de este modelo concreto del éter si se centraba en la forma matemática de la
teoría. Sin embargo, justo antes de su muerte, en 1879, Maxwell escribió un
artículo sobre el éter para la Enciclopedia Británica (1878) en el que aparece
como convencido defensor del concepto:
“Sean las que fueren las dificultades que tengamos a la hora de formar una
idea consistente de la constitución del éter, no puede haber duda de que los
espacios interplanetarios e interestelares no están vacíos, sino que están
ocupados por una sustancia o cuerpo material, que es ciertamente el más
grande, y probablemente el más uniforme del que tengamos alguna noticia.”
Maxwell era consciente de los fallos que presentaban los modelos anteriores
del éter. En la primera parte del mismo artículo decía:
“Los éteres se inventaron para que los planetas nadaran en ellos, para
constituir atmósferas eléctricas y efluvios magnéticos, para comunicar
sensaciones de una parte de nuestros cuerpos a otra, y así, hasta que todo el
espacio había sido ocupado tres o cuatro veces con éteres. Solo cuando
recordamos la gran y maliciosa influencia que las hipótesis acerca de los éteres
solían ejercer, podemos apreciar el horror a los éteres que los hombres de
mente seria tuvieron durante el siglo XVIII.”
Maxwell había formulado su teoría electromagnética matemáticamente,
independientemente de cualquier modelo concreto de éter. ¿Por qué, entonces,
continuaba hablando del “gran océano de éter” que llena todo el espacio?
Porque para Maxwell era impensable que pudiesen existir vibraciones sin que
exista algo que vibre, u ondas sin un medio. Por otra parte estaba el hecho de
que el concepto de “acción a distancia”, presente en Newton y en la
electrodinámica de Àmpere, era algo que para los físicos de la segunda mitad
del XIX era absurdo. ¿Cómo podía un objeto ejercer una fuerza sobre otro
alejado de él si no había algo que transmitiese esa fuerza? Un cuerpo se dice
que actúa sobre otro, y la palabra sobre incluye la idea de contacto. De forma
sutil, el lenguaje común hacía la idea de éter poco menos que necesaria.
Ecuaciones de Maxwell
𝐸𝑚𝑎𝑥 𝑤
= = 𝑐, 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑙𝑜𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧. 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 12
𝐵𝑚𝑎𝑥 𝑘
Ademas si dividimos E sobre B tenemos
𝐸 ⃗⃗⃗
𝐸 (𝑟,⃗⃗ 𝑡) 𝐸𝑚𝑎𝑥 𝑠𝑒𝑛(𝑘𝑥 − 𝑤𝑡)
= = = 𝑐, 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑙𝑜𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧
𝐵 ⃗ (𝑟,
𝐵 ⃗⃗ 𝑡) 𝐵𝑚𝑎𝑥 𝑠𝑒𝑛(𝑘𝑥 − 𝑤𝑡)
𝐸𝑚𝑎𝑥 κ 1
= = 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ç𝑜𝑛 13
𝐵𝑚𝑎𝑥 𝜇 0 𝜖0 𝑤 𝜇 0 𝜖0 𝑐
Podemos expresar esta ecuación en términos de las magnitudes de los
campos eléctrico y magnético como antes:
𝐸 1
= = 𝑐 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 15
𝐵 𝜇 0 𝜖0 𝑐
Lo que conduce a
1
= 𝑐 2 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 16
𝜇 0 𝜖0
1
𝑐= 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 17
√𝜇0 𝜖0
1 𝑚
𝑐= = 3.00𝑥108 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 18
𝑠
√(4𝜋𝑥10−7 𝐻 ) (8.85𝑥10−12 𝐹 )
𝑚 𝑚
Esta velocidad calculada es igual a la velocidad medida de la luz. Esta igualdad
significa que todas las ondas electromagnéticas se desplazan (en el vacío) a la
velocidad de la luz y sugiere que la luz es una onda electromagnética.
𝑐 = 𝜆𝑓 𝐸𝑐𝑢𝑎𝑐𝑖ó𝑛 19