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Capítulos XVI, XVII y XVII del libro "Lecciones Preliminares de Filosofía" de Manuel
García Morente:
Por último, en el capítulo XVIII, "El problema moral", el autor nos invita a
reflexionar sobre las cuestiones éticas que enfrentamos en nuestra vida cotidiana.
Explora la naturaleza de la moral, las distintas teorías éticas y las bases racionales
para fundamentar nuestras acciones morales. Además, examina la relación entre la
moral y la libertad, y cómo nuestras decisiones y acciones pueden influir en nuestra
realización personal y en la sociedad en general.
A través de estos tres capítulos, Manuel García Morente nos sumerge en un profundo
análisis filosófico, desafiándonos a cuestionar nuestras creencias y ampliando
nuestra comprensión de la realidad, el conocimiento y la moral. Con su estilo claro
y accesible, el autor nos brinda las herramientas necesarias para iniciar un diálogo
interno y externo en torno a estos temas cruciales para la condición humana.
El problema del idealismo trascendental.
El problema del idealismo trascendental es una cuestión filosófica que se plantea en
el ámbito de la teoría del conocimiento y que ha sido ampliamente debatida a lo
largo de la historia de la filosofía. El idealismo trascendental se origina en la obra
del filósofo alemán Immanuel Kant y busca comprender la relación entre el sujeto y
el objeto del conocimiento.
Esta perspectiva idealista plantea una serie de interrogantes y desafíos. Por un lado,
nos lleva a preguntarnos hasta qué punto podemos conocer la realidad tal como es,
dado que nuestra percepción está influenciada por nuestras propias estructuras
mentales. Por otro lado, plantea la cuestión de cómo podemos afirmar la existencia
de un mundo externo independiente de nuestra experiencia subjetiva.
El idealismo racionalista también enfatiza la idea de que la mente humana posee una
capacidad innata para comprender los principios y leyes que rigen el universo. A
través del uso de la razón, se considera que podemos acceder a verdades
fundamentales sobre la realidad, como las leyes matemáticas, las leyes de la lógica
y los principios metafísicos.
Por otro lado, un juicio sintético es aquel en el que el predicado añade algo nuevo al
concepto del sujeto y no se puede determinar su verdad solo por el análisis de los
términos utilizados. En los juicios sintéticos, la verdad o falsedad se establece
mediante la experiencia y la observación del mundo. Por ejemplo, el juicio "El agua
hierve a 100 grados Celsius" es sintético, ya que no se puede deducir esta afirmación
solo por la comprensión de los términos "agua" y "hervir". Es necesario realizar
experimentos o recurrir a la experiencia para verificar si esta afirmación es
verdadera.
Kant sostuvo que los juicios analíticos son a priori, es decir, se pueden conocer
independientemente de la experiencia y se basan en la lógica y las definiciones
conceptuales. Por otro lado, los juicios sintéticos son a posteriori, se basan en la
experiencia y son necesarios para ampliar nuestro conocimiento más allá de lo que
se puede determinar solo por la razón.
Sin embargo, Kant también introdujo la noción de juicios sintéticos a priori, que son
afirmaciones que añaden conocimiento nuevo y no se pueden deducir únicamente
del análisis de los términos, pero que no requieren de la experiencia para ser
conocidos. Estos juicios sintéticos a priori, como las verdades matemáticas y los
principios de la lógica, fueron considerados por Kant como fundamentales para
nuestro entendimiento del mundo y nuestras capacidades cognitivas.
Fundamento de los juicios analíticos y sintéticos.
Los fundamentos de los juicios analíticos y sintéticos se refieren a las bases o
principios que respaldan y explican la naturaleza de estos tipos de juicios en la teoría
del conocimiento.
Por otro lado, los juicios sintéticos encuentran su fundamento en la relación entre la
experiencia y el conocimiento. Estos juicios no se pueden determinar solo por el
análisis de los términos, sino que requieren la verificación o falsificación a través de
la experiencia y la observación del mundo. La verdad de un juicio sintético se
establece mediante la confrontación con la realidad empírica. Estos juicios aportan
información nueva y amplían nuestro conocimiento más allá de lo que se puede
determinar únicamente por la razón. Su fundamento se encuentra en la relación entre
la percepción sensible y el razonamiento lógico.
En el caso de los juicios sintéticos a priori, como los principios matemáticos y los
principios de la lógica, su fundamento se basa en la capacidad de la razón para
establecer verdades universales y necesarias que no dependen de la experiencia
empírica. Estos juicios a priori se consideran fundamentales para nuestro
entendimiento del mundo y nuestras capacidades cognitivas, ya que establecen
relaciones y estructuras conceptuales que trascienden la experiencia.
García Morente acepta esta posibilidad y defiende que la razón humana tiene la
capacidad de establecer principios y leyes que son necesarios y universales, y que
van más allá de lo que se puede determinar únicamente por la experiencia. Estos
juicios sintéticos a priori, según García Morente, permiten ampliar nuestro
entendimiento y establecer conexiones conceptuales que trascienden la mera
observación empírica.