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-Hasta hace algunos años se consideraba que el patriarcado se había originado en
el hechos que los hombres son proporcionalmente más fuertes físicamente que las
mujeres
-Sin embargo, al analizar este razonamiento con rigor, es posible constatar que si
bien es cierto que la mayoría de los hombres son corporalmente más fuertes que la
mayoría de las mujeres, esta relación no se cumple siempre. Aunque parezca difícil
de admitir, algunas mujeres son más fuertes que algunos hombres.
-La tesis doctoral de Gerda Lerner, una de las pioneras de la historiografía de
género, publicada en 1986 bajo el título La creación del patriarcado (The Creation of
Patriarchy) , ha sido considerada su obra más importante. La autora analiza los
orígenes de la dominación patriarcal desde la prehistoria, aportando evidencias
históricas, arqueológicas, literarias y artísticas. Tales hechos sostienen que el
patriarcado es una creación cultural y no un comportamiento universal propio de
toda la humanidad, como tantas y tantas veces se ha pretendido imponer.
-Según Lerner, el dominio y explotación de las mujeres por los hombres surgió en
una época específica como resultado de la compleja interacción de factores
demográficos, ecológicos, culturales e históricos, desarrollados a medida que la
gente se fue adaptando a las nuevas circunstancias. A comienzos del Neolítico, los
factores que impulsaron el cambio fueron catalizados desde el proceso que media
entre la etapa nómada y la sedentaria.
-Cuando los hombres de los pueblos tribales aprendieron a domesticar los
animales, razonaba Gerda Lerner, probablemente confirmaron el papel de los
machos y las hembras en la producción de descendencia, y por tanto
comprendieron, al menos parcialmente, cuál era su rol en la reproducción.
-Palabras más o menos, para Lerner el patriarcado se originó en la idea de que los
grandes dueños de ganado o cultivos empezaron a controlar la sexualidad
femenina para garantizar que sus bienes fueran heredados por sus “legítimos
herederos” y no por “el hijo del vecino”
-Desde allí comenzó a existir una estructura compleja de control sobre la mujer.
-Así, recuerda Lerner, comenzó lo que Friedrick Engels denominara en el siglo XIX
«la derrota histórica del sexo femenino».
-Hoy en día los planteamientos de Lerner han sido revisados y matizados en
algunos de sus postulados, pero lo que se ha construido es un consenso sobre el
hecho que que la opresión y la marginación de las mujeres no es un hecho natural
que ha existido desde los orígenes de la humanidad o que dicha desigualdad fue
construída a partir de una realidad “biológica”. Autoras como Sally Campbell (2006)
o Encarna Sanahuja (2002), y muchas más, sostienen como probable que durante el
95% de su historia, los representantes del género Homo vivieron en grupos
colectivos en los que disfrutaban de una relativa igualdad entre los sexos. La
situación de sometimiento de las mujeres sería, por tanto, un constructo social, un
enfoque que es producto de la organización de las sociedades resultantes del paso
de la vida nómada a la sedentaria.