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Percibir no es, aún, comprender los objetos; comprender los fenómenos es poder referirlos
a un concepto, y esta es la función propia del Entendimiento (facultad de los conceptos).
Kant la estudia en la Analítica Transcendental, y distingue dos tipos de conceptos,
empíricos, que proceden de la experiencia y son a posteriori, y conceptos puros o
categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori: las categorías (sustancia,
causalidad, unidad...) son nociones que no se refieren a datos empíricos pero tampoco son
construidas empíricamente por el hombre, pues pertenecen a la estructura del
entendimiento. El conocimiento es posible porque aplicamos las categorías a la
multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos puros son condiciones transcendentales,
necesarias, de nuestro conocimiento de los fenómenos ya que el entendimiento no puede
pensarlos si no es aplicándoles estas categorías, pero las categorías solamente son fuente de
conocimiento aplicadas a los fenómenos y no tienen aplicación válida más allá de los
mismos. El error de la filosofía dogmática (basada en el uso puro de la razón) consiste en
usar las categorías para referirse a realidades transempíricas o trascendentes (Dios y el
alma, p. ej.).
C Son juicios que aumentan nuestro conocimiento pero que no dependen de la experiencia.
R: Los juicios sintéticos a priori son aquellos en donde, aún sin estar contenido el predicado dentro
de sujeto, son, sin embargo, universales y necesarios, es decir, a priori. Por ejemplo, el juicio:
“Todo lo que sucede tiene una causa”
R: Son dos especies que proceden de una misma raíz común: la imaginación. El conocimiento a
priori (o el que no se justifica en la experiencia, sino en la pura razón), y el
conocimiento a posteriori (o el que se justifica en la experiencia).
R: Según Kant, el espacio y el tiempo no son rasgos que las cosas tengan independientemente de
nuestro conocimiento de ellas; el espacio y el tiempo son las formas a priori de la Sensibilidad
externa (o percepción de las cosas físicas) y el tiempo la forma a priori de la Sensibilidad interna
B La capacidad de emocionarse (ante el cielo estrellado, fuera de mí, y ante la ley moral, en mí).
R: No se trata de dos razones distintas sino de dos usos de esta y única razón. Cuando dichos
principios se refieren a la realidad de las cosas, cuando utilizamos la Razón para el conocimiento
de la realidad, estamos ante el uso teórico de la Razón (o Razón Teórica); cuando dichos principios
tienen como objeto la dirección de la conducta, la Razón tiene un uso práctico (Kant la llama Razón
Práctica). En su uso teórico la Razón genera juicios y en su uso práctico imperativos o mandatos.
En un sentido más restringido y en el contexto de la "Crítica de la Razón Pura", la Razón es
la facultad de las argumentaciones, es la facultad que nos permite fundamentar unos juicios en
otros, y que junto con la Sensibilidad y el Entendimiento compone las tres facultades cognoscitivas
principales que Kant estudia en la Crítica de la Razón Pura.