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RESUMÉN

Al analizar el abordaje histórico de los estudios en el campo de la psicología de la


vejez, podemos enmarcar diferentes etapas históricas que comienzan desde el
siglo XVIII hasta nuestros días.
En el siglo XVIII, la obra de Nicolás Tetens (1777), citada por L. Galvanoski, es el
primer trabajo serio en el campo del desarrollo adulto y envejecimiento; pone de
relieve la importancia de encontrar leyes generales de desarrollo que no se
encuentran en otros períodos de edad. Es considerado precursor por dos razones:
--Presenta una revisión comprensiva de las distintas formulaciones sobre el
desarrollo a través de la vida.
--Enfatiza la necesidad de atender el desarrollo y los cambios de conducta del ser
humano en la vejez.
F. A. Carus (1808) fue el primero en ofrecer una descripción psicológica del
desarrollo humano a lo largo de la vida; distinguió cuatro períodos generales:
infancia, juventud, edad adulta y vejez. Además, señaló que la edad cronológica
no es un determinante psicológico del desarrollo.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el clima político, social y la evolución
general de pensamiento crearon las bases del interés en el estudio de los grupos
sociales definidos en intervalos de edad, y surgieron así los primeros estudios
científicos sobre el desarrollo del niño, el adolescente y el adulto.
A partir de 1920, comienzan a ser más frecuentes los trabajos sobre el desarrollo
adulto y el envejecimiento. Stanley Half es reconocido como uno de los pioneros
en la psicología de la vejez en los Estados Unidos. En 1922, publicó su
libro Senectute:The Last Half of Life, en el que apunta la dependencia de las
particularidades psicológicas de la edad o las causas biológicas.
Crowdry, en 1939, publica su libro Problems of aging y hace importantes
contribuciones acerca del envejecimiento y abarca los aspectos culturales,
psicológicos y específicos para la psicología de la vejez, que hasta el momento no
habían sido abordados de manera integral y con una visión amplia.
El interés científico sobre el tema permanece adormecido hasta finales de la
década del 50 y principios de la década del 60, etapa donde surge y se desarrolla
la Psicología evolutiva del ciclo vital. Este enfoque sostiene que durante la adultez
y la vejez ocurren importantes hechos evolutivos, por lo que el estudio del
desarrollo tiene que salir de los primeros años de vida y extenderse a todo el ciclo
vital.
La Psicología evolutiva del ciclo vital se fundamenta en los siguientes
principios: 
1. El desarrollo se concibe como un proceso que tiene lugar durante toda la vida,
desde el nacimiento hasta la muerte.
2. El desarrollo es tanto expresión de principios ontogenéticos individuales como
de los principios del cambio histórico o evolucionista.
3. La importancia de los efectos generacionales en la naturaleza del desarrollo a lo
largo del ciclo vital completo . El desarrollo tiene lugar e interactúa con una
macroecología cambiante.
4. Los antecedentes del enfoque del ciclo vital surgen desde finales del siglo XVIII
y no tienen eco en el mundo científico precisamente hasta la década del 60, etapa
que enmarca el comienzo de una psicología evolutiva contemporánea.
Erick Ericsson (1902-1994) es considerado el autor más relevante, de tradición
psicoanalítica que supone una reconceptualización de la dinámica evolutiva del
ser humano. En su teoría del desarrollo psicosocial, identificó todas las etapas en
función de las crisis del yo que describe para cada una de ellas; denominó la fase
final con el término de vejez y señaló como crisis característica de esta etapa la
relación entre la integridad del yo versus la desesperanza.
En una de sus últimas obras, Vital involvement in Old Age, define la vejez como la
edad en que se adquieren comportamientos de dependencia, ligada a una
fragilización del estado de salud; reconoce que los comportamientos de
adaptación suponen el reconocimiento y la aceptación de una relación de
interdependencia -dependencia del organismo que impone limitaciones motrices,
sensoriales o mentales- hacia un entorno social donde la calidad de vida actual
depende completamente de esta relación. Ericsson insiste sobre el reflejo de
supervivencia indispensable durante esta edad y sobre la flexibilidad del
funcionamiento psíquico necesaria, permanente o indispensable para resolver
cualquier situación. 
Describe la vejez como la fase que prepara al Hombre para la etapa final, la
muerte y la experiencia de soledad. Muchas han sido las investigaciones que han
asociado la vejez con la experiencia de soledad como una característica de la
edad; sin embargo, estudios recientes sobre el tema, realizados por T. Oroza
(2001), confirman que la soledad no es un patrimonio de la vejez, que puede
aparecer en otras etapas del ciclo vital de la familia o como resultado de diferentes
eventos vitales como crisis circunstanciales de la vida. 
La psicología del desarrollo se ocupa de todos los cambios del pensamiento,
vivencias y conductas durante todo el ciclo vital de la persona. Por tanto, nadie
duda de que pueda hablarse de una psicología del desarrollo de la edad adulta.
Los procesos de cambio, sin embargo, ofrecen características distintas en unas y
otras edades, aún a pesar de que puedan existir causas comunes. El desarrollo en
la edad adulta se ve marcado por acontecimientos típicos, propios de la edad: la
jubilación, enfermedades crónicas, nuevos roles, como el de abuelos, pérdidas
familiares o la proximidad de la muerte. El desarrollo de la edad adulta es, por
tanto, cualitativamente distinto al de épocas anteriores. Estudiando las pautas del
desarrollo descriptivo que proponen Martin y Kliegel (2004) podremos acercarnos
mejor a la comprensión de un tema tan actual. DEFINICIONES El desarrollo tiene
lugar cuando se observan cambios duraderos. En la persona coinciden el cambio
y la estabilidad, dado que los cambios de las diversas competencias personales
transcurren a distintas velocidades y en su interacción producen cierta estabilidad,
por ejemplo, en la autonomía de la persona o en su bienestar (Martin y Kliegel,
2004). Las diferencias en los cambios indican que el desarrollo adulto puede
manifestarse multidireccionalmente, es decir, en algunas competencias de manera
estable y en otras aumentando o disminuyendo. Este hecho permite investigar la
relación entre los cambios y las distintas competencias. Esta es la intención del
estudio de Berlín de Mayer y Baltes (BASE, 1996) que analiza el transcurso de los
recursos cognitivos, emocionales, mentales, corporales y sociales a los 70 años.
Schaie (1996), a su vez, dirige desde 1956, con un mismo propósito, el Seattle
Longitudinal Study (SLS) sobre la interacción de los cambios en el rendimiento
intelectual y los estilos conductuales en la edad adulta. A la hora de equiparar
muestras y dadas las grandes diferencias en la manera de envejecer, se intenta
buscar y definir propiedades comunes en grupos de la misma edad. Ante todo, se
suelen estudiar los aspectos funcionales del bienestar (Gerok y Brandstädter,
1992). El concepto del envejecimiento normal se orienta por la norma típica, como
puede ser el envejecimiento sin enfermedades crónicas, que sería lo contrario del
envejecimiento patológico. El envejecimiento exitoso ocurre cuando las personas
sienten satisfacción por poder adaptarse a las situaciones cambiantes de su vida
(Havighurst, 1948/1972). Esto no deja de ser un criterio subjetivo, sometido a la
comparación entre las necesidades individuales y el contexto concreto del
desarrollo presente (Lehr, 2003). Esta definición se aplica también a la relación
entre un cierto grado de salud objetiva y la satisfacción subjetiva del adulto con la
vida que lleva. El término “envejecimiento exitoso” es demasiado impreciso,
porque definir el “éxito” está dependiendo de una situación individual concreta, de
unas metas deseadas o de una circunstancia personal, como una enfermedad o la
pérdida de un ser querido. Esta definición puede ser, además, mal interpretada,
aún contando con criterios objetivos, como las expectativas de vida que la persona
adulta no siempre experimenta de manera positiva (Lindenberger, 2002).
A medida que las personas envejecen, la sociedad en general suele asumir
algunas suposiciones que no podrían ser menos acertadas. Hay muchos mitos
sobre el envejecimiento o las personas mayores que simplemente no son
ciertos. Esto genera estereotipos, prejuicios y conceptos erróneos y que provocan
sentimientos negativos hacia el envejecimiento.

Mito: Las personas mayores tienen" viejas formas de pensar ".


Verdad: cada individuo, joven y mayor, tiene sus propios pensamientos y
sentimientos sobre la sociedad. Es una declaración general injusta asumir que
todas las personas mayores (o menores) de 60 años tienen las mismas creencias.
Tomarse un tiempo para hablar con las personas mayores sobre sus
pensamientos sobre el mundo, y sus propias experiencias pasadas, puede arrojar
algo de luz sobre esta verdad.

Mito: Las personas pierden su memoria a medida que envejecen.

Verdad: no todas las personas de edad experimentan enfermedades de


pérdida de memoria como la demencia o el Alzheimer.
Mito: Las condiciones de salud genética no se pueden evitar a medida que
las personas envejecen.
Verdad: Si bien es cierto que la genética desempeña un cierto papel en el cuerpo
y la salud de cada persona, la salud y el bienestar están en gran medida en manos
de cada individuo. Comer bien, hacer suficiente ejercicio y descansar contribuyen
a un envejecimiento saludable.

Mito: Las personas mayores son menos adaptables al cambio.


Verdad: Esta es una preferencia personal: algunas personas disfrutan de la
novedad y la emoción del cambio, mientras que otras pueden estar más
preocupadas por el cambio. Sin embargo, este no es un problema relacionado con
la edad. Las personas mayores se han enfrentado a innumerables desafíos y
situaciones de cambio para cuando llegan a cierta edad, por lo que, si bien pueden
ser un poco más lentas en adaptarse, ciertamente son capaces de cambiar.

Mito: Las personas mayores son menos aventureras.


Verdad: hay muchas personas mayores que han esperado toda su vida por la
oportunidad de jubilarse para poder viajar por el mundo y ver cosas nuevas. Es
importante conocer el significado de la empatía y ver que no somos todos iguales,
incluso cuando llegamos a una edad más avanzada.

Mito: Las personas se vuelven menos productivas a medida que envejecen.


Verdad: la jubilación no significa que las personas mayores solo quieran sentarse
todo el día. Mientras que a una cierta edad y dependiendo de los problemas de
salud, algunas personas mayores pueden necesitar descansar más a lo largo del
día, muchas personas en edad de jubilación disfrutan de una vida activa.. Un
informe de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, por ejemplo,
informa que el 24% de las personas mayores se ofrecen como voluntarios durante
sus años de jubilación.
Mito: Las personas son menos creativas a medida que envejecen.
Verdad: muchas personas realizan pasatiempos o manualidades en su último año
de vida que en realidad llevan a una segunda carrera y / o ingresos. Ya sea que se
trate de madera, arte o tejido, las actividades creativas mantienen el cerebro y la
destreza de los adultos mayores.

Mito: Las personas mayores están malhumoradas o deprimidas.


Verdad: la depresión es una enfermedad real y muy difícil de diagnosticar, no un
sentimiento que se puede usar como una declaración general. No hay evidencia
que muestre que las personas mayores sean mal humoradas, las personas que
generalmente siempre están "de mal humor" en sus años más jóvenes pueden
continuar de esa manera. Las personas que eligen ser felices, generalmente
continúan con esa mentalidad en sus años dorados. Todo se reduce a la actitud.
Mito: Las personas mayores están solas.
Verdad: los entornos afectuosos de las comunidades de retiro y las instalaciones
de vivienda asistida tienen la intención de hacer que sus residentes se sientan
como en casa y ofrecer un vasto calendario social de actividades para que las
personas mayores interactúen con sus vecinos. Muchas personas mayores han
mantenido una vida social activa y ahora que tienen más tiempo con la jubilación,
en realidad tienen un calendario muy ocupado.

Mito: Los mayores son incompetentes.


Verdad: las personas mayores que continúan desafiando sus cerebros, ejercitan
sus cuerpos y alimentan a su alma son perfectamente competentes en sus últimos
años. Incluso a medida que envejecen y algunos experimentan cierta pérdida de
memoria o demencia, conservan la capacidad de entender, tomar decisiones
racionales, participar y simplemente disfrutar de la vida.

PERSPECTIVAS SOBRE LA COGNICIÓN ADULTA. Los teóricos e


investigadores del desarrollo humano han estudiado la cognición adulta desde
varias perspectivas. Abordaremos tres perspectivas importantes de la cognición en
la adultez temprana.
MÁS ALLÁ DE PIAGET: NUEVAS FORMAS DE PENSAMIENTO EN LA
ADULTEZ Piaget creía que el pináculo del logro cognoscitivo era el pensamiento
de las ideas formales. En esta etapa, se suponía que los adultos podían
desarrollar un pensamiento completamente abstracto y probar las hipótesis
formales. Sin embargo, algunos científicos del desarrollo sostienen que los
cambios en la cognición se extienden más allá de esta etapa. Una línea de teoría
e investigación neopiagetiana se concentra en los niveles superiores de
pensamiento reflexivo o razonamiento abstracto. Otra se relaciona con el
pensamiento posformal que combina la lógica con la emoción y la experiencia
práctica en la solución de problemas ambiguos. El pensamiento reflexivo. El
pensamiento reflexivo fue definido por primera vez por el filósofo y educador
estadounidense John Dewey (1910-1991) como “la consideración activa,
persistente y cuidadosa” de la información o las creencias a la luz de la evidencia
que las apoya y de las conclusiones a las que dan lugar. Los pensadores
reflexivos cuestionan de manera continua los hechos supuestos, sacan inferencias
y establecen conexiones. En otras palabras, utilizan de forma espontánea y
frecuente el pensamiento crítico. Se basan en la etapa piagetiana de operaciones
formales para crear sistemas intelectuales complejos que concilian ideas o
consideraciones aparentemente contradictorias, por ejemplo, para integrar varias
teorías de la física moderna o del desarrollo humano en una sola teoría de mayor
alcance que explique muchos tipos diferentes de conducta (Fischer y Pruyne,
2003). La capacidad para el pensamiento reflexivo parece surgir entre los 20 y 25
años. Solo entonces el cerebro forma nuevas neuronas, sinapsis y conexiones
dendríticas, y las regiones de la corteza cerebral que manejan el pensamiento del
nivel superior quedan completamente mielinizadas. Un medio rico y estimulante
puede disminuir el desarrollo de conexiones corticales más gruesas y densas. Si
bien casi todos los adultos desarrollan la capacidad para convertirse en
pensadores reflexivos, pocos alcanzan la capacidad óptima en esta habilidad y
menos aún pueden aplicarla de manera sistemática a diversos tipos de problemas.
Para muchos de ellos, la educación universitaria estimula el progreso hacia el
pensamiento reflexivo (Fischer y Pruyne, 2003). Pensamiento posformal. Desde
la década de 1970, la investigación y el trabajo teórico sugieren que el
pensamiento maduro es más rico y más complejo de lo que sugiere la descripción
de Piaget y que va más allá del pensamiento abstracto. Esta etapa superior de la
cognición adulta se conoce como pensamiento.
SCHAIE: UN MODELO DEL CICLO VITAL DEL DESARROLLO
COGNOSCITIVO El modelo del ciclo vital del desarrollo cognoscitivo propuesto
por K Warner Schaie, examina el desarrollo de los usos del intelecto dentro de un
contexto social. Sus siete etapas giran en torno a metas motivacionales que
aparecen en varias fases de la vida. Esas metas pasan de la adquisición de
información y habilidades (¿Qué necesito saber?) a la integración práctica de
conocimientos y habilidades (¿Cómo debo usar mis conocimientos?) para una
búsqueda de significado y propósito (¿Por qué debería saber?) las siete etapas
son las siguientes:
1.- Etapa adquisitiva (niñez y adolescencia). Los niños y adolescentes adquieren
información y habilidades en aras del conocimiento mismo y como preparación
para participar en la sociedad. Por ejemplo, un niño lee acerca de los dinosaurios
solo por interés.
2.- Etapa de logro (de los 19 o 21 a los 30 o 31). Los adultos tempranos ya no
adquieren el conocimiento en aras del conocimiento mismo; lo utilizan para
alcanzar metas, como una carrera y una familia. Por ejemplo, un adulto joven toma
una clase en la universidad para prepararse para una carrera en un área en
particular.
3.- Etapa de responsabilidad (de los 39 a los 61). La gente de edad media usa la
mente para resolver problemas prácticos asociados con su responsabilidad con
otros, como los miembros de la familia o los empleados. Por ejemplo, un adulto
encuentra una forma más eficaz de hacer una tarea en el trabajo.
4.- Etapa ejecutiva (de los treinta o cuarenta a la edad media). Las personas que
transitan por esta etapa, que puede superponerse con las etapas de logro y
responsabilidad, se responsabilizan de los sistemas sociales (como las
organizaciones gubernamentales o de negocios) o los movimientos sociales. Se
ocupan de relaciones complejas en niveles múltiples. Por ejemplo, un adulto
puede actuar como mediador en un desacuerdo entre dos compañeros
5.- Etapa de reorganización (fin de la edad media, inicio de la adultez tardía). La
gente que se jubila reorganiza su vida y sus energías intelectuales alrededor de
empresas significativas que toman el lugar del trabajo remunerado. Un adulto
jubilado puede, por ejemplo, optar por ser voluntario en un jardín botánico de su
ciudad.
6.- Etapa reintegrativa (adultez tardía). Los adultos mayores suelen experimentar
cambios biológicos y cognoscitivos, y tienden a ser más selectivos acerca de las
tareas a las que dedican sus esfuerzos. Se enfocan en el propósito de lo que
hacen y se concentran en tareas que tienen más significado para ellos. Por
ejemplo, una persona que siente el efecto de la vejez en sus articulaciones decide
caminar, en vez de correr, como parte de su rutina.
7. Etapa de creación del legado (vejez avanzada). Casi al final de la vida, una vez
que ha concluido la reintegración (o junto con ella), es posible que las personas
mayores dejen instrucciones para la disposición de sus posesiones preciadas,
hagan arreglos funerarios, proporcionen historias orales o escriban la historia de
su vida como un legado para sus seres queridos. Por ejemplo, un hombre mayor
completa una directiva avanzada y la distribuye a sus nietos.

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