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1.- ¿Qué es contexto biopsicosocial?

El modelo biopsicosocial es un modelo o enfoque participativo de salud y enfermedad


que postula que el factor biológico (factores químicobiológicos), el psicológico
(pensamientos, emociones y conductas) y los factores sociales, desempeñan un papel
significativo de la actividad humana en el contexto de una enfermedad o ...

¿Qué significa ente biopsicosocial?

El hombre debe ser considerado como un ente biopsicosocial, pero para hacer esto
primero se debe definir cada uno de los términos que se encuentran en esta
afirmación: Ente: se refiere a lo que existe o puede existir. Bio: Significa vida. Psico:
Significa alma, mente o actividad mental.Social: Perteneciente o relativo a una ...

¿Qué es un ser bio psico social?

Biopsicosocial es un concepto que no forma parte del diccionario que elabora la Real
Academia Española (RAE). ... Se habla de modelo biopsicosocial con referencia al
enfoque que atiende la salud de las personas a partir de la integración de los factores
biológicos, psicológicos y sociales.

¿Cómo define Freud el psicoanálisis?

Definición de psicoanálisis. El psicoanálisis es un método creado por el médico y


neurólogo austríaco Sigmund Freud (1856–1939) que tiene como objetivo la
investigación y el tratamiento de las enfermedades mentales. Se basa en el análisis de
los conflictos sexuales inconscientes que se originan en la niñez.

¿Cuál es el metodo que utiliza el psicoanalisis?

B) método psicoterápico: basado en esta investigación y caracterizado por la


interpretación controlada de la resistencia, de la transferencia y del deseo. En este
sentido se utiliza la palabra psicoanálisis como sinónimo de cura psicoanalítica;
ejemplo, emprender un psicoanálisis (o un análisis).29 may. 2014

La teoría de la personalidad de Sigmund Freud - La Mente es ...

La teoría de la personalidad de Sigmund Freud fue variando a medida que avanzaba


en su desarrollo teórico. Para Freud, la personalidad humana es producto de la lucha
entre nuestros impulsos destructivos y la búsqueda de placer. Sin dejar a un lado los
límites sociales como entes reguladores.26 oct. 2017

¿Cuántos son los mecanismos de defensa?


A continuación os presentamos los diez principales mecanismos de defensa
descritos en las teorías del psicoanálisis.

1. Desplazamiento. Se refiere a la redirección de un impulso (habitualmente una agresión)


hacia una persona o un objeto. ...
2. Sublimación. ...
3. Represión. ...
4. Proyección. ...
5. Negación. ...
6. Regresión. ...
7. Formación reactiva. ...
8. Aislamiento.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
 Ambiente Físico.
 EL APRENIZAJE RECEPTIVO,
 Las experiencias personales particulares.
 Cultura.
 APRENDIZAJE DE MANTENIMIENTO.
 EL APRENDIZAJE POR REFORZAMIENTO.
 APRENDIZAJE REPETITIVO.
 APRENDIZAJE POR DESCUBRIMIENTO.

MODELO CRISIS NORMATIVA

Psicologia del desarrollo: edad adulta, teorías de crisis normativa

TEORÍAS DE CRISIS NORMATIVA


El transfondo de las teorías de que hablaremos de momento se centra en la teoría
ya clásica de Havighurst (1948/1972). La concepción de Havighurst se extiende a lo
largo de toda la vida y formula para cada fase vital unas tareas características de
desarrollo. Estas nacen del juego entre el desarrollo biológico, el contexto
históricosocial, la personalidad de cada uno y las metas individuales. Para la fase de la
edad adulta establece unas tareas típicas del proceso de envejecimiento, de las
correspondientes pérdidas y de la proximidad del fallecimiento. La tarea general será la
adaptación a un cuerpo que se deteriora, y las pérdidas, por ejemplo, de la pareja deben
compensarse con mejores contactos sociales con los propios hijos y otros familiares o
amigos. Otra adaptación esencial, según Havighurst, se refiere a la jubilación y su
consecuente descenso de recursos económicos.

Los procesos que pueden iniciarse para alcanzar las metas pueden ser la ampliación de
las actividades de ocio o el ajuste de las disposiciones financieras. El contexto histórico-
social obliga a la tarea de adaptarse a los cambios de edad y de reafirmarse en la
pertenencia al grupo de personas mayores. Todo ello debe acompañarse de una gran
flexibilidad en los cambios de roles a desempeñar. Esto se consigue, con frecuencia,
potenciando los roles familiares, por ejemplo, el rol de abuelos.
Otra concepción que tematiza directamente el desarrollo de la edad adulta es la de Peck
(1959, 1968), que establece cuatro etapas para la adultez y tres para la senectud. Al
explicar los retos especiales de la vida adulta, Peck propone cuatro problemas o
conflictos del desarrollo adulto:
— Aprecio de la sabiduría frente al aprecio de la fuerza física. A medida que empiezan
a deteriorarse la resistencia y la salud, las personas deben canalizar gran parte de su
energía de las actividades físicas hacia las mentales.
— Socialización frente a sexualización en las relaciones humanas. Es otro ajuste
impuesto por las restricciones sociales y por los cambios biológicos. Los cambios
físicos pueden obligar a redefinir las relaciones con miembros de ambos sexos, a dar
prioridad a la camaradería sobre la intimidad sexual o la competitividad.
— Flexibilidad emotiva frente a empobrecimiento emotivo. La flexibilidad emotiva es
el origen de varios ajustes que se hacen en la madurez, cuando las familias se separan,
cuando los amigos se marchan y los antiguos intereses dejan de ser el centro de la vida.
— Flexibilidad frente a rigidez mental. El individuo debe luchar contra la tendencia a
obstinarse en sus hábitos o a desconfiar demasiado de las nuevas ideas. La rigidez
mental es la tendencia a dejarse dominar por las experiencias y los juicios anteriores, a
decidir, por ejemplo, que "Toda mi vida he rechazado la política, de modo que no veo
por qué deba cambiar de opinión ahora".
A semejanza de las etapas de Erikson, ninguno de los conflictos de Peck se restringe a
la madurez ni a la vejez. Las decisiones tomadas en los primeros años de vida sientan
las bases de las soluciones en los años de la adultez y las personas maduras comienzan
ya a resolver los desafíos que se les presentarán en la senectud.
Peck, por otra parte, fija tres tareas principales para el envejecimiento:
1) Transcendencia corporal frente a preocupación por el cuerpo. Teniendo en cuenta el
más que previsible riesgo de enfermar a esta edad y la disminución del rendimiento
físico, es obligado "transcender" los problemas físico-corporales, es decir, centrar las
metas vitales en el rendimiento mental y espiritual, y en las relaciones sociales.

2) Diferenciación del ego frente a preocupación por el trabajo. Al llegar la jubilación y


abandono del puesto de trabajo, la persona mayor debe valorarse a sí misma, a través de
actividades independientes de su anterior vida laboral y de las características positivas
adquiridas en su personalidad.

3) Transcendencia del ego frente a preocupación por el ego. El temor a la propia muerte
debe verse sobreseido por las aportaciones personales a cualquier nivel: aportaciones
por medio de los hijos y del legado material o cultural para las futuras generaciones.
Las tareas de desarrollo no sólo indican las metas que la persona debe perseguir, sino
también aquellas que debe pasar por alto, llegada cierta edad. Mientras que las metas
"adaptadas" a la edad se ven reforzadas y apoyadas socialmente, las metas
"inadecuadas" quedan rechazadas y privadas del apoyo instrumental necesario.
Loevinger (1976), atendiendo a la noción psicoanalítica del yo y a las tesis morales de
Kohlberg, elabora otra teoría que puede ser considerada como una profundización
teórica y empírica de los postulados de Erikson. Como todos los autores evolutivos,
considera al "yo" como el integrador del desarrollo personal. En su teoría describe el
desarrollo como un escenario de siete etapas que transcurren desde lo presocial
(infancia) a lo integrado (madurez), pasando por la etapa impulsiva, la autoprotectiva, el
conformismo, la etapa de la conciencia y la fase de la autonomía.
Cada etapa tiene sus propias preocupaciones, su estilo personal y su manera de pensar y
resolver los problemas.
Hay que destacar que la teoría de Loevinger sobre la "mitad de la vida", que
según el investigador se produce entre los 40-45 años, abre el paso a la adultez
intermedia.
En este período, los sujetos se interrogan sobre distintos aspectos y valores de su propia
vida, lo que les altera emocionalmente.
Levinson (1986) y sus colaboradores de la universidad de Yale investigaron a unos 40
varones, a base de entrevistas y con el Tematic Apperception Test, (Morgan y Murray,
1935), para estudiar diversas variables (instrucción, religión, política, trabajo, ocio,
amistad y relaciones familiares), intentando encontrar lo que dieron en llamar la
"estructura de la vida" y definieron como "la pauta que subyace o diseña la vida de un
sujeto en un momento determinado".
A lo largo de la vida, aparecen cuatro periodos de 20 a 25 años cada uno con diversos
niveles. La persona pasa de un periodo a otro por unas fases de transición de cinco años
de duración cada una, combinando las diversas estructuras. En el desarrollo humano,
por tanto, se dan fases relativamente estables, en las que se construyen las estructuras y
fases de transición, en las que se cambian.
Levinson habla de la preadultez, la adultez temprana (17-45 años), la adultez intermedia
(40-65 años) y la adultez tardía (de los 60 años en adelante). También menciona la
última fase, la ancianidad (a partir de los 80 años), pero no explica su estructura. Las
fases superiores parecen ser las menos estudiadas por Levinson. La transición de los 50
años suele implicar una nueva modificación de la estructura. Sin embargo, el final de la
adultez (55-60 años) viene a ser una fase consolidada que ayuda a revisar toda la vida
pasada.
En la psicología del desarrollo de la edad adulta son frecuentes, como se ve, las
teorías caracterizadas por las etapas vitales. Algunos autores las describen como
transiciones. Gould (1972, 1978), por ejemplo, habla de siete transiciones, desde los 16-
18 años, hasta los 50-60 años. Vaillant (1977) habla de tareas fundamentales para una
buena adaptación, divididas según las edades de "establecimiento", "consolidación" y
"transición". Keagan (1982) elabora varias teorías evolutivas y propone seis fases de
desarrollo (incorporativa, impulsiva, imperial, interpersonal, institucional e
interindividual) que avanzan no tanto en función de la edad cronológica, cuanto en
función del significado que se concede al entorno. Curiosamente distingue entre
planteamientos masculinos y femeninos, para enfrentar las distintas fases. Muchas de
estas teorías de crisis normativa se basan en las ocho famosas etapas de Erikson (1950,
1968) que él llamaba las "ocho edades del hombre".
La literatura moderna sobre la psicología del desarrollo de la edad adulta parece querer
ir olvidando al varias veces mencionado Erikson, pero creemos que siempre habrá que
tenerlo presente. No en vano, él fue quien amplió las etapas de Freud hasta ocho,
cambiando su modelo psicosexual por otro psicosocial y abriendo el camino para el
estudio del ciclo vital que tanto juego ha dado desde entonces.
Erikson (1950, 1968, 1985) explica el desarrollo humano, desde la infancia a la
senectud, como una búsqueda de la identidad personal, a través de ocho etapas. La
resolución positiva de cada etapa es de capital importancia para poder acceder a las
etapas siguientes. El conflicto propicia el paso de una etapa a otra superior. Si esa
"crisis" no se resuelve de forma satisfactoria, continúa demandando energía y causando
dificultades. Por tanto, toda personalidad sana debe resolver la crisis de forma adecuada.
La naturaleza de cada crisis es diferente y se caracteriza por una bipolarización
(positiva-negativa).
De acuerdo con Erikson, el problema fundamental que se encara en la adultez es el de la
generatividad frente al estancamiento. Respecto a la generatividad, Ericsson afirma que
operamos dentro de tres dominios:
-el procreativo, que consiste en dar y en responder a las necesidades de la siguiente
generación.
-el productivo, que consiste en integrar el trabajo a la vida familiar y cuidar a la
siguiente generación, y
- el creativo, que consiste en hacer aportaciones a la sociedad en gran escala.
La alternativa de ambos sexos es el estancamiento y el sentido de ensimismamiento y de
tedio. Algunos no perciben el valor de ayudar a la siguiente generación Psicología
del Desarrollo de la Edad Adulta. Y tienen sentimientos recurrentes de llevar una vida
insatisfactoria. Alcanzan pocos logros o rebajan los que han obtenido.
En la última etapa de la vida, con la octava crisis de integridad del yo frente a
desesperación, la contradicción se expresa entre el deseo de envejecer
satisfactoriamente y la ansiedad que producen los pensamientos de pérdida de
autonomía y muerte. Durante este período se analizan los estadios anteriores, metas,
objetivos fijados, alcanzados y no logrados, etc. El individuo entra así en un proceso
filosófico orientado hacia la espiritualidad, las relaciones sociales y la búsqueda del
envejecimiento satisfactorio (sabiduría), que según Erikson muy pocos individuos
llegan a experimentar del todo.
Mencionaremos, para concluir este apartado, una última teoría que adecua la
investigación a todo el desarrollo humano y se basa en el concepto de la psicología
de los ciclos vitales (Baltes, 1990; Thomae, 1979). Esta concepción asume el continuo
proceso de cambio y estabilidad de la persona desde el nacimiento hasta la muerte. En
ella se considera que la variabilidad interindividual de los sucesivos cambios adquiere
un mayor significado normativo con la edad.
Tres tesis caracterizan esta concepción (Thomae, 1979):
— 1. En cada etapa de la vida pueden observarse cambios psíquicos; también en la edad
joven y madura.
— 2. Al mismo tiempo, en cada etapa, aún en la niñez y la juventud, aparece una
constante de la conducta y la experiencia.
— 3. La variabilidad interindividual en la conducta y la experiencia queda demostrada
en cada una de las etapas vitales.
En una posterior ampliación, Baltes propuso siete principios para su psicología del
desarrollo del ciclo vital, de los que sólo mencionaremos los cuatro más importantes
(Baltes, Lindenberger y Staudinger, 1998):

— 1. La idea central pone su acento en el desarrollo continuado, a lo largo de toda la


vida. El desarrollo ontogenético es un proceso sin fin, en el que no existen momentos o
espacios prioritarios. Siempre pueden ocurrir procesos continuos acumulativos o
procesos discontinuos innovativos. Esto significa, dentro de una perspectiva orientada
hacia los recursos personales, que todos los campos son igual de importantes para el
desarrollo, teniendo siempre en cuenta las características, metas o exigencias
particulares de cada edad.
— 2. El desarrollo de todo el ciclo vital está caracterizado por una multidireccionalidad
y una multidimensionalidad inter e intraindividuales. La multidimensionalidad indica
que el desarrollo no corre de forma paralela, sino diferencial, entre los distintos ámbitos
de las conductas o recursos y también dentro de esos mismos ámbitos (p.ej.: dentro de
la cognición que puede referirse a una inteligencia fluida, como en la elaboración de la
información, o a una inteligencia cristalizada, como en las estrategias cognitivas y la
adquisición de conocimientos).
La multidireccionalidad indica que el desarrollo puede ir en direcciones
cualitativamente distintas (p.ej.: en la pérdida o estabilidad de los recursos).
Dentro de este contexto, también se discute, si pueden actuar nuevos
recursos a edades más tardías. Baltes, en oposición al concepto de desarrollo de Piaget,
propone que pueden darse tales recursos, por ejemplo, en las competencias relativas a la
adquisición de la experiencia y sabiduría.
— 3. En relación con este tema, se advierte que el desarrollo vital es un doble juego
entre pérdidas y ganancias. Mientras que al principio predominan las ganancias, estas
van cediendo con el paso del tiempo en campos concretos. Pero siempre, aún en edades
superiores, pueden constatarse nuevos recursos, aunque no sean muy numerosos.
— 4. Un concepto básico es la plasticidad, que define la adaptabilidad intraindividual en
los aspectos psicosociales. En una serie de estudios sobre el training con el método
"Testing the Límits", en el que se entrena a las personas en el rendimiento de la
memoria, hasta que ya no muestran nuevas mejoras, se comprueba que todavía puede
alcanzarse una alta capacidad de mejora en personas mayores, manteniéndose las
diferencias correlativas entre los distintos grupos de edad. Se distinguen tres tipos de
plasticidad: el rendimiento de partida, es decir, el nivel adquirido sin entrenamiento
alguno; la reserva de capacidad de inicio, es decir, el límite superior de los resortes
disponibles activados (p. ej.: por medio de un gran interés y esfuerzo) y, por último, la
reserva de capacidad de desarrollo, es decir, el nivel de rendimiento que puede
adquirirse en el training y la intervención (Baltes, 1990, p. 12).

Evaluacion multiaxial
1. 1. Es la evaluación en varios ejes ,cada uno de los cuales conciernea un área
distinta de informaciónque puede ayudar al clínico en el planeamiento del
tratamientoy en la predicción de resultados.
2. 2. Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescenciaDelirium,
demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognoscitivosTrastornos
mentales debidos a una enfermedad médicaTrastornos relacionados con
sustanciasEsquizofrenia y otros trastornos psicóticosTrastornos del estado de
ánimoTrastornos de ansiedadTrastornos somatomorfosTrastornos
facticiosTrastornos disociativosTrastornos sexuales y de la identidad
sexualTrastornos de la conducta alimentariaTrastornos del sueñoTrastornos
del control de los impulsos no clasificados en otros apartadosTrastornos
adaptativosOtros problemas que pueden ser objeto de atención clínica
3. 3. Incluye los trastornos de la personalidad y el retraso mental.También puede
utilizarse para hacer constar mecanismos de defensa y características
desadaptativas de la personalidad.
4. 4. Trastorno paranoide de la personalidad Trastorno de la personalidad por
dependencia Trastorno esquizoide de la personalidadTrastorno obsesivo-
compulsivo de la personalidad Trastorno esquizotípico de la personalidad
Trastorno histriónico de la personalidad Trastorno de la personalidad por
evitación Trastorno narcicista de la personalidad Trastorno de la personalidad no
especifi-cado Trastorno antisocial de la personalidad Trastorno límite de la
personalidad Retraso mental
5. 5. Incluye las enfermedades médicas actuales que son potencialmente relevantes
para la comprensión o abordaje del trastorno mental del sujeto.
6. 6. Algunas enfermedades infecciosas y parasitarias (A00-B99)Neoplasias (C00-
D48)Enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos y
algunasenfermedades inmunitarias (D50-D89)Enfermedades endocrinas,
nutricionales y metabólicas (E00-E90)Enfermedades del sistema nervioso (G00-
G99)Enfermedades del ojo y sus anejos (H00-H59)Enfermedades del oído y de
las apófisis mastoides (H60-H95)Enfermedades del sistema circulatorio (I00-
I99)Enfermedades del sistema respiratorio (J00-J99)Enfermedades del aparato
digestivo (K00-K93)
7. 7. Malformaciones, deformaciones y anomalías cromosómicas congénitas (Q00-
Q99) Síntomas, signos y hallazgos clínicos y de laboratorio no clasificados
enotros apartadosHeridas, envenenamientos y otros procesos de causa externa
(S00-T98)Morbididad y mortalidad de causa externa (V01-Y98)Factores que
influyen sobre el estado de salud y el contacto con los centrossanitarios (Z00-
Z99)
8. 8. Se registran los problemas psicosociales y ambientales quepueden afectar el
diagnóstico, el tratamiento y el pronósticode los trastornos mentales (Ejes I y
II).Un problema psicosocial o ambiental puede ser: Un acontecimiento vital
negativo Una dificultad o deficiencia ambiental. Estrés familiar o
interpersonal Insuficiencia en el apoyo social o los recursos personalesU otro
problemas relacionados con el contexto en que se handesarrollado alteraciones
experimentadas por una persona.
9. 9. Problemas relativos al grupo primario de apoyoProblemas relativos al
ambiente socialProblemas relativos a la enseñanzaProblemas
laboralesProblemas de viviendaProblemas económicosProblemas de acceso a los
servicios de asistencia sanitariaProblemas relativos a la interacción con el
sistema legal o con el crimenOtros problemas psicosociales y ambientales
10. 10. Incluye la opinión del clínico acerca del nivel general de actividad del sujeto
El registro de la actividad general, puede hacerse utilizando la escala de
evaluaciónde la actividad global (EEAG). La EEAG puede ser particularmente
útil al seguir la evolución del progreso clínico de los sujetos en términos
globales, utilizando una medida simple.
11. 11. Ejemplo 1:Eje I F32.2 Trastorno depresivo mayor, episodio único,
grave,sin síntomas psicóticos[296.23]F10.1 Abuso de alcohol [305.00]Eje II
F60.7 Trastorno de la personalidad por dependencia[301.6]Frecuente uso de la
negaciónEje III NingunoEje IV Amenaza de pérdida de empleoEje V EEAG =
35 (actual)
12. 12. Ejemplo 2:Eje I F34.1 Trastorno distímico [300.4]F81.0 Trastorno de la
lectura [315.00]Eje II Z03.2 Ningún diagnóstico [V71.09]Eje III H66.9 Otitis
media, recurrente [382.9]Eje IV Víctima de abandono infantilEje V EEAG = 53
(actual)
13. 13. Los clínicos que no deseen utilizar el formato multiaxial pueden
simplemente enumerar losdiagnósticos apropiados. Quienes elijan esta opción
deben seguir la norma general de registrar todos los trastornos mentales
coexistentes, lasenfermedades médicas y otros factores en la medida en que sean
relevantes para la asistencia y el tratamiento del sujeto. El diagnóstico principal
o el motivo de consulta deben citarse en primer lugar.
¿Qué es el multiaxial?
Multiaxial. adj. Lo realizado u obtenido en varios ejes. Se dice de la técnica de imagen
que puede obtener información en varios planos simultáneamente.

Qué es el DSM 5 y para qué sirve?


El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés, Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders, abreviado DSM), editado por la Asociación
Estadounidense de Psiquiatría (en inglés, American Psychiatric Association (APA), es
un sistema de clasificación de los trastornos mentales que .

Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de pensamiento,


percepción, reacción y relación repetitivos que difieren de las normas esperadas y
que aparecen de forma precoz en la vida. Estos patrones hacen que el paciente
experimente una angustia significativa y/o menoscaban su capacidad para
desenvolverse socialmente.

 Existen varios tipos de trastornos de la personalidad, y cada uno tiene problemas


específicos que afectan a la autoimagen y a los patrones de respuesta ante los
demás y ante situaciones de estrés.
 Los síntomas difieren dependiendo del tipo de trastorno de la personalidad pero,
en general, los pacientes presentan dificultades para relacionarse con los demás
y manejar el estrés y/o tienen una autoimagen que difiere de cómo los perciben
los demás.
 El médico diagnostica un trastorno de la personalidad cuando el paciente se ve a
sí mismo o a otras personas de una manera que tiene poca o ninguna base
racional o cuando continúa actuando de una manera que habitualmente genera
consecuencias negativas.
 Los fármacos, en general, no modifican los trastornos de la personalidad, pero
pueden ayudar a disminuir los síntomas.
 Las terapias psicosociales, incluyendo ciertos tipos de psicoterapia, pueden
ayudar al paciente a tomar conciencia de su papel a la hora de generar sus
problemas y ayudarle a modificar su comportamiento socialmente indeseable.

Todo el mundo tiene sus patrones característicos de percepción y de relación con otras
personas y ante las diferentes situaciones de estrés. Por ejemplo, algunas personas
responden a una situación problemática solicitando ayuda de otras personas. Otras
prefieren enfrentarse a los problemas por sí mismas. Algunas minimizan los problemas.
Otras los exageran. Sin embargo, si sus patrones característicos de comportamiento son
ineficaces o tienen consecuencias negativas, las personas mentalmente sanas tienden a
probar enfoques alternativos. En contraste, los sujetos con un trastorno de la
personalidad no modifican sus patrones de respuesta, incluso cuando estos patrones son
repetidamente ineficaces y sus consecuencias son negativas. Estos patrones se
denominan patrones de mala adaptación, porque la gente no se ajusta (adapta) como las
circunstancias lo requieren. Los patrones de mala adaptación varían en su gravedad y en
su duración. En la mayoría de los pacientes con un trastorno de la personalidad, el
trastorno causa problemas moderados. Sin embargo, algunos padecen graves problemas
sociales y psicológicos durante toda su vida.

Alrededor del 13% de la población sufre un trastorno de la personalidad. Generalmente


afectan a hombres y mujeres por igual, aunque algunos tipos específicos afectan a un
sexo más que al otro. Los trastornos de la personalidad resultan de la interacción de los
genes y el ambiente. Es decir, algunas personas nacen con una tendencia genética a
padecer un trastorno de la personalidad, y esta tendencia disminuye o aumenta en
función de los factores ambientales. Generalmente, los genes y el ambiente contribuyen
aproximadamente por igual al desarrollo de los trastornos de la personalidad.

La mayoría de los pacientes que presentan un trastorno de la personalidad sienten un


malestar subjetivo y tienen problemas en las relaciones laborales y en las distintas
situaciones sociales. Muchos desarrollan también trastornos del ánimo, ansiedad,
síntomas por somatización (ver Trastorno somatomorfo), abuso de sustancias o
trastornos de la alimentación. Si el paciente presenta un trastorno de la personalidad
junto con alguna de estas alteraciones, es más probable que no responda al tratamiento
de estas y, por lo tanto, que tenga peor pronóstico.

Los trastornos de la personalidad se refieren esencialmente a los problemas relacionados


con

 La identidad y el sentido de sí mismo: los pacientes con un trastorno de


personalidad no tienen una imagen clara o estable de sí mismos. Es decir, la
manera en la qué se ven cambia dependiendo de la situación y de las personas
con las que están. Por ejemplo, es posible que el concepto que estos pacientes
tengan de sí mismo alterne entre cruel y amable. También pueden ser
inconstantes en sus valores y objetivos. Por ejemplo, pueden ser al mismo
tiempo profundamente religiosos en la iglesia, pero irreverentes e irrespetuosos
en otros lugares. La autoestima puede ser demasiado alta o baja.
 Relaciones interpersonales: los pacientes con un trastorno de la personalidad
suelen ser incapaces de establecer relaciones estrechas y estables con los demás.
Pueden ser insensibles ante los demás o emocionalmente distantes, o pueden
carecer de empatía. Su familia y allegados a menudo encuentran esta relación
confusa y/o frustrante.

Los pacientes con un trastorno de la personalidad no suelen ser conscientes de su


responsabilidad en la creación de sus problemas. Por ello, no tienden a buscar ayuda por
sí mismos. En cambio, debido a los problemas y dificultades que genera su
comportamiento sobre los demás, pueden ser sus amigos, familiares o incluso los
trabajadores sociales los que les impulsan a buscar ayuda profesional. Cuando buscan
ayuda espontáneamente, por lo general es debido a los problemas creados por su
trastorno de la personalidad (como el divorcio, el desempleo, o la soledad) o debido a
síntomas preocupantes (como ansiedad, depresión o abuso de sustancias). Tienden a
creer que estos problemas y síntomas son causados por otras personas o por
circunstancias fuera de su control.
CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Los sujetos con un trastorno de la personalidad tienen un mayor riesgo de

 Comportarse de forma que pueden poner en riesgo su salud (abuso de sustancias,


comportamiento sexual imprudente, falta de sueño), adquirir conductas auto-
destructivas, o que choquen con los valores de la sociedad
 Adoptar conductas erráticas, distantes, demasiado emocionales, abusivas o
irresponsables ante sus hijos, lo que aumenta el riesgo de problemas físicos y
mentales en los niños
 Responder al estrés de una manera inadecuada o disfuncional
 Desarrollar otros trastornos mentales, como un trastorno de ansiedad, depresión
o hipocondría (miedo de tener una enfermedad grave)
 No tomar los medicamentos prescritos según las indicaciones
 Tener una relación difícil con los profesionales de la salud (especialmente con
aquellos que no son conscientes del trastorno de la personalidad), por ejemplo,
porque el paciente con un trastorno de la personalidad niega su responsabilidad
sobre su conducta y es excesivamente desconfiado, exigente, o necesitado
Clasificación
Los trastornos de la personalidad clásicamente se dividían en 10 tipos que se agruparon
en tres categorías. Los tipos de cada categoría comparten ciertos rasgos básicos de
personalidad. En la nueva clasificación que se está desarrollando, no hay categorías y
consta solo de seis tipos: trastorno esquizotípico de la personalidad, trastorno límite de
la personalidad, trastorno de personalidad antisocial, trastorno de personalidad
narcisista, trastorno de personalidad por evitación y trastorno de personalidad obsesivo-
compulsivo. Los tipos que se han omitido son esquizoide, paranoide, histriónico y
dependiente.
Introducción al grupo B de los trastornos de la personalidad

Trastorno esquizotípico de la personalidad


Los pacientes con una personalidad esquizotípica se aíslan social y emocionalmente.
Además, presentan formas extrañas de pensamiento, percepción y comunicación,
similares a las de las personas con esquizofrenia (ver Esquizofrenia). Aunque la
personalidad esquizotípica puede estar presente en pacientes que desarrollan con
posterioridad una esquizofrenia, la mayoría de lo sujetos con este trastorno de la
personalidad no lo hacen. Se cree que los genes que causan la esquizofrenia están
involucrados, pero en el trastorno esquizotípico de la personalidad no se expresan por
completo.

Las formas de pensar extrañas pueden incluir el pensamiento mágico y las ideas
paranoides. En el pensamiento mágico, el paciente cree que sus pensamientos o
acciones pueden controlar algo o a alguien. Por ejemplo, puede creer que es capaz de
hacer daño a otras personas mediante pensamientos de ira o de furia. Los pacientes con
ideas paranoides tienden a ser suspicaces y desconfiados y a pensar de forma errónea
que otras personas tienen motivos hostiles o tienen la intención de hacerles daño.

Trastorno límite de la personalidad


El trastorno límite de la personalidad se produce aproximadamente en un 2-5% de la
población. Se presenta por igual en hombres y mujeres, aunque las mujeres son mucho
más propensas a ser tratadas. Las personas con este trastorno tienen cambios notables en
sus relaciones interpersonales, la autoimagen, el estado de ánimo y el comportamiento.
Por lo general, este trastorno se hace evidente en la adolescencia o en la edad adulta y se
vuelve menos frecuente con la edad. Se resuelve en aproximadamente el 50% de los
pacientes en el curso de 2 años y en alrededor del 85% en 10 años. Una vez resuelto, por
lo general no recidiva. Sin embargo, aunque los síntomas tienden a mejorar de manera
espectacular, las relaciones interpersonales y los roles funcionales no mejoran tanto. Por
ejemplo, después de 10 años, solo un 20% conservan una relación estable o un empleo a
tiempo completo.

Los pacientes con personalidad límite refieren con frecuencia antecedentes de


desatención o maltrato en su infancia. En consecuencia, se sienten vacíos y furiosos, y
tratan de compensar la pérdida de atención durante la infancia mediante la búsqueda de
la atención en sus relaciones. Por lo tanto, pueden reaccionar de manera espectacular e
intensa cuando otra persona hace o dice algo que sugiera falta de atención. Cuando se
sienten criticados o rechazados por una persona bondadosa, su visión de esa persona
puede cambiar bruscamente de una idealización a un crítica airada, menospreciando a
esa persona. Pueden expresar ira inapropiada e intensa. A veces vuelven la ira contra sí
mismos y deliberadamente se lesionan, por ejemplo, se hacen un corte o una
quemadura.

Cuando estos pacientes piensan que nadie se preocupa por ellos (es decir, cuando se
sienten abandonados y solos), pueden tener breves episodios de paranoia o disociación
(ver Trastornos disociativos). La disociación incluye no sentirse real (lo que se
denomina desrealización) o sensación de separarse de su cuerpo o pensamientos, como
si estuvieran fuera de su propio cuerpo (lo que se denomina despersonalización).
Pueden conducirse de una manera muy impulsiva y caer en una promiscuidad
imprudente, en la drogadicción o intentar suicidarse. Alrededor del 10% de los pacientes
con un trastorno límite de la personalidad mueren por suicidio.

El trastorno límite de la personalidad es, con mucho, el trastorno de personalidad más


común tratado por los especialistas en salud mental. Los pacientes con este trastorno
también consultan con frecuencia a otros médicos; alrededor del 6% de las consultas de
atención primaria las realizan pacientes con este trastorno. Al principio, los médicos (y
otras personas que cuidan de ellos) están dispuestos a proporcionar atención y apoyo.
Sin embargo, después de varias crisis, quejas infundadas, y fracasos para seguir las
recomendaciones prescritas para su tratamiento, los profesionales pueden sentirse
frustrados y responder negativamente o con hostilidad.

Trastorno de personalidad antisocial


Este tipo de trastorno es 6 veces más frecuente en hombres que en mujeres. Los
pacientes con este trastorno suelen tener un cruel desprecio por los derechos y
sentimientos de los demás. La falta de honestidad y los engaños generalmente
interfieren en sus relaciones.

Los pacientes con este trastorno pueden explotar a otras personas con fines materiales o
para obtener una gratificación personal. Muchos se frustran fácilmente y toleran mal la
frustración. Como resultado de ello, actúan de manera impulsiva e irresponsable,
cometiendo a veces actos delictivos. En estos casos, actúan sin considerar las
consecuencias negativas de sus conductas y los problemas o el daño que causan, y no
sienten remordimientos o culpabilidad. Con frecuencia racionalizan su comportamiento
o culpan a otros de este. El castigo u otras consecuencias negativas rara vez los motivan
para que modifiquen su comportamiento o mejoren su juicio y prevean las
consecuencias de sus actos. Por el contrario, las consecuencias negativas tienden a
confirmar su punto de vista, rudo y sin sentimientos, acerca del mundo.

Los pacientes con este trastorno son propensos al alcoholismo, la drogadicción y la


promiscuidad, y pueden ser incapaces de cumplir con sus responsabilidades como
esposo o pareja, como padre, o con sus obligaciones laborales. Además, tienen una
esperanza de vida menor que la de la población general. Este trastorno tiende a
disminuir con la edad.

Trastorno de personalidad narcisista


Este tipo se caracteriza por una visión exagerada de su propia valía (lo que se denomina
grandiosidad). Los pacientes con este trastorno esperan ser tratados con deferencia y
pueden aprovecharse de otras personas porque piensan que su superioridad lo justifica.
Sus relaciones se caracterizan por una necesidad de admiración, y a menudo piensan
que los demás están celosos o les envidian. Estos pacientes son sensibles a las
reacciones de los demás, pero solo cuando estas reacciones están relacionadas con ellos.
Son extremadamente sensibles al fracaso, la derrota y a las reacciones negativas de
otros, incluyendo la crítica. Estas reacciones pueden desencadenar repentinos ataques de
rabia o depresión (incluyendo ideas autolíticas o acciones suicidas).

Trastorno de personalidad por evitación


Este tipo de trastorno se caracteriza por intenso temor al ridículo, ansiedad y temor. Los
pacientes con un trastorno de la personalidad por evitación huyen de la gente o de las
situaciones cuando piensan que podrían sufrir un rechazo, un fracaso o un conflicto.
Temen y evitan iniciar relaciones o cualquier nueva empresa ante el miedo de sufrir una
decepción, vergüenza o fracaso. Debido a que tienen un fuerte deseo consciente de
afecto y aceptación, están abiertamente angustiados por su aislamiento e incapacidad
para relacionarse de forma cómoda con otras personas.

El trastorno de la personalidad por evitación está estrechamente relacionado con la fobia


social generalizada (que se caracteriza por la ansiedad persistente en muchas situaciones
sociales: ver Fobia social).
El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo
Las personas con personalidad obsesivo-compulsiva están preocupadas de forma
escrupulosa por el orden, el perfeccionismo y la necesidad de tener las cosas bajo
control. Son inflexibles y por lo general se resisten al cambio. Toman sus
responsabilidades con seriedad, pero dado que no pueden aceptar los errores, pueden
enredarse con los detalles y olvidar su objetivo principal. Como resultado, a menudo
tienen problemas para tomar decisiones y completar tareas. A pesar de que les gusta
tener las cosas bajo control, el asumir responsabilidades es una fuente de ansiedad, y
tienen problemas para conseguir la satisfacción por sus logros. Cuando estos rasgos no
son demasiado acusados, estos pacientes consiguen muchos logros, sobre todo en los
campos que requieren organización, atención al detalle, puntualidad y constancia.

Las personas con este trastorno tienden a sentirse incómodos con los sentimientos, con
los conflictos interpersonales, y en situaciones en las que no tienen el control.

A diferencia de un trastorno obsesivo-compulsivo (ver Trastorno obsesivo-compulsivo


(TOC)), el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva no implica repetidas,
obsesiones y rituales no deseados (actos repetitivos, con un propósito, intencionales),
tales como el lavado de manos excesivo o el hecho de comprobar repetidamente para
asegurarse de que una puerta está cerrada.

Diagnóstico
Los individuos con un trastorno de la personalidad por lo general no ven un problema
en su forma de pensar o de comportarse. Cuando solicitan ayuda, el motivo
probablemente sea para aliviar sus síntomas, como la ansiedad, la depresión o el abuso
de sustancias, u obtener ayuda con los problemas creados por su trastorno de la
personalidad tales como el divorcio, el desempleo, o la soledad y no por la enfermedad
en sí. Cuando estos pacientes exponen estos síntomas o problemas, el médico por lo
general les hace preguntas para determinar si podría existir un trastorno de la
personalidad. Por ejemplo, pregunta cómo el paciente se ve a sí mismo y a los demás, y
cómo responde cuando las personas reaccionan negativamente a su comportamiento. El
médico sospecha que el paciente sufre un trastorno de personalidad si este

 Insiste en verse a sí mismo o a otras personas en formas que no tienen ninguna o


poca base real
 Describe un patrón inapropiado de pensamientos o conductas que se resiste a
modificar a pesar de las consecuencias negativas de este tipo de comportamiento

Para ayudar a confirmar el diagnóstico, el médico generalmente trata de hablar con los
amigos y la familia del paciente. Sin esta ayuda, tanto el médico como el paciente
podrían no darse cuenta de la responsabilidad del paciente en la creación de los
problemas.

El médico basa el diagnóstico de un trastorno específico de la personalidad en la lista de


los rasgos de personalidad (criterios) establecida para cada trastorno según el Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM).

Tratamiento
El tratamiento se basa en la terapia psicosocial, que incluye psicoterapia individual,
terapia de grupo y terapia familiar. Los medicamentos no cambian los rasgos de la
personalidad pero pueden ayudar a aliviar los síntomas de angustia.

Los trastornos de la personalidad pueden ser especialmente difíciles de tratar, por lo que
es importante elegir un terapeuta con experiencia, entusiasmo, y que sea capaz de
entender la imagen que el paciente tiene de sí mismo, sus áreas de sensibilidad
emocional y sus estrategias habituales de afrontamiento de los problemas. Sin embargo,
aunque la bondad y sensatez de los consejos son importantes, por sí mismos no
modifican los trastornos de la personalidad.

Principios generales
Aunque el tratamiento específico difiere en función del tipo de trastorno de la
personalidad de que se trate, en general intenta

 Reducir la angustia
 Ayudar al paciente a entender que sus problemas son internos (no causados por
otras personas o situaciones)
 Limitar una conducta de mala adaptación y socialmente indeseable
 Modificar los rasgos de la personalidad que están generando problemas

El primer objetivo del tratamiento es disminuir el estrés, la ansiedad y la depresión.


Reducir el estrés facilita el tratamiento del trastorno de la personalidad. En primer lugar,
el terapeuta ayuda al paciente a identificar qué es lo que está causando el estrés.
Entonces, considera las diferentes formas de aliviarlo. La terapia psicosocial
generalmente puede ayudar al paciente a salir de situaciones o relaciones altamente
estresantes. Los medicamentos para la ansiedad o la depresión pueden ayudar a aliviar
los síntomas. Cuando se utilizan fármacos, se emplean bajas dosis y durante un tiempo
limitado.

Dado que los pacientes con un trastorno de la personalidad por lo general no ven un
problema en su propio comportamiento, el médico trata de ayudarles a entender que sus
problemas son internos y que su comportamiento es inapropiado y tiene consecuencias
perjudiciales. Mediante el establecimiento de una relación de cooperación médico-
paciente, basada en el respeto mutuo, el médico pueden ayudar a que el paciente sea
más consciente de sí mismo y reconozca su comportamiento inapropiado y socialmente
indeseable. A través de esta relación, el paciente también puede darse cuenta de que los
cambios en su comportamiento y su visión de sí mismos y de los demás llevarán tiempo
y esfuerzo. El paciente puede tardar mucho tiempo en comprender esto.

Los comportamientos mal adaptados e indeseables (como la imprudencia, el aislamiento


social, la falta de asertividad y los ataques de ira) deben tratarse rápidamente para
minimizar el daño permanente en las relaciones laborales y personales. A veces el
médico tienen que poner límites a la conducta del paciente en la consulta. Por ejemplo,
puede establece que el paciente no puede levantar la voz cuando se enfada. Si el
paciente adopta comportamientos extremos-por ejemplo, si es imprudente, se aisla
socialmente, tiene ataques de ira, o está acobardado- puede necesitar tratamiento en un
hospital de día o en una institución cerrada.
Los cambios en el comportamiento son más importantes en los pacientes con trastorno
límite, antisocial, o trastorno de la personalidad por evitación. La terapia de grupo y la
modificación del comportamiento habitualmente pueden mejorar el comportamiento en
cuestión de meses. Los grupos de autoayuda o de terapia familiar también contribuyen a
modificar conductas inadaptadas. La implicación de la familia es útil y a menudo
esencial, ya que pueden actuar reforzando o atenuando los comportamientos o los
pensamientos inapropiados.

La psicoterapia individual constituye la piedra angular del tratamiento que tiene como
objetivo modificar los rasgos problemáticos de la personalidad. Es más eficaz en
pacientes con trastornos de la personalidad tipo narcisista, de evitación y obsesivo-
compulsivo. La psicoterapia puede ayudar al paciente a entender cómo su trastorno de la
personalidad se relaciona con sus problemas actuales. También le puede ayudar a
aprender nuevas y mejores formas de afrontar los problemas. Por lo general, el cambio
es gradual. Aunque los cambios de comportamiento pueden ocurrir en menos de un año,
los cambios en los rasgos de la personalidad (como la dependencia, la desconfianza, la
arrogancia y las conductas manipuladoras) tardan más.

Tratamiento de los trastornos específicos


Los tipos específicos de trastornos de la personalidad se tratan de forma diferente.

El trastorno esquizotípico de la personalidad se puede tratar con medicamentos


antipsicóticos (utilizados para tratar la esquizofrenia, ver Antipsicóticos) y con terapia
individual. La terapia (usando la prueba de realidad) ayuda al paciente a ver el mundo
externo como algo distinto de sus pensamientos y sentimientos, y le ayuda a aprender
maneras más apropiadas de comportarse en diferentes situaciones. Los beneficios de
estas terapias son modestos.

El trastorno límite de la personalidad se puede tratar con terapia individual, grupal,


familiar y/o terapia individual, además de con fármacos. Dichas terapias pueden ayudar
a reducir las tendencias suicidas, la necesidad de hospitalización y el uso de los
servicios de urgencias. También pueden ayudar a mejorar la depresión. Un tipo de
terapia es la terapia conductual dialéctica. Se realiza en sesiones individuales y grupales
semanales con apoyo de un terapeuta que está disponible telefónicamente las 24 horas
del día. En las llamadas telefónicas, el terapeuta ayuda al paciente que solicita atención
a resistir los impulsos que le llevan a comportarse de forma auto-destructiva. Pretende
ayudar a encontrar maneras más apropiadas de responder al estrés. Otra terapia eficaz es
el tratamiento psiquiátrico general. Se realiza en sesiones de terapia individual semanal
y, a veces, mediante fármacos. Los fármacos que pueden ayudar a estabilizar el estado
de ánimo, sobre todo topiramato y lamotrigina (ambos anticonvulsivos), pueden ayudar,
sobre todo en el manejo de la ira y los cambios en el estado de ánimo.

El trastorno de la personalidad antisocial es el más difícil de tratar. Actualmente, no


se dispone de un tratamiento eficaz. Los pacientes con este trastorno tienden a participar
en la terapia como una forma de evitar las consecuencias negativas de su conducta
negligente o ilegal, o para evitar las responsabilidades sociales. Por lo tanto, la terapia
se centra en fomentar la responsabilidad.

El trastorno de personalidad narcisista a veces se beneficia de la variante


psicodinámica de la psicoterapia individual. Esta se centra en la identificación de
patrones inconscientes en los pensamientos, los sentimientos y las pautas de conducta
del sujeto (ver Psicoterapia). Sin embargo, para ser eficaz, este tipo de tratamiento
requiere terapeutas que hagan hincapié en la empatía y no en el enfrentamiento cuando
el paciente exprese sentimientos de derecho o exagere su sentido de autoestima y auto-
importancia.

El trastorno de la personalidad por evitación a menudo responde a la terapia


individual (por lo general cognitivo-conductual, ver Psicoterapia) y a la terapia de
grupo. Sin embargo, los pacientes con este trastorno se oponen firmemente a exponerse
a lo que suelen evitar. Para ellos, evitar cosas elimina los conflictos y la experiencia de
un fracaso o rechazo.

El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo responde a las formas


psicodinámicas de psicoterapia individual que se centran en ayudar a que el paciente
tolere la incertidumbre y acepte su mundo. Los cambios resultantes suelen ser
graduales.

CONSECUENCIAS DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD


Los sujetos con un trastorno de la personalidad tienen un mayor riesgo de

 Comportarse de forma que pueden poner en riesgo su salud (abuso de sustancias,


comportamiento sexual imprudente, falta de sueño), adquirir conductas auto-
destructivas, o que choquen con los valores de la sociedad
 Adoptar conductas erráticas, distantes, demasiado emocionales, abusivas o
irresponsables ante sus hijos, lo que aumenta el riesgo de problemas físicos y
mentales en los niños
 Responder al estrés de una manera inadecuada o disfuncional
 Desarrollar otros trastornos mentales, como un trastorno de ansiedad, depresión
o hipocondría (miedo de tener una enfermedad grave)
 No tomar los medicamentos prescritos según las indicaciones
 Tener una relación difícil con los profesionales de la salud (especialmente con
aquellos que no son conscientes del trastorno de la personalidad), por ejemplo,
porque el paciente con un trastorno de la personalidad niega su responsabilidad
sobre su conducta y es excesivamente desconfiado, exigente, o necesitado
Clasificación
Los trastornos de la personalidad clásicamente se dividían en 10 tipos que se agruparon
en tres categorías. Los tipos de cada categoría comparten ciertos rasgos básicos de
personalidad. En la nueva clasificación que se está desarrollando, no hay categorías y
consta solo de seis tipos: trastorno esquizotípico de la personalidad, trastorno límite de
la personalidad, trastorno de personalidad antisocial, trastorno de personalidad
narcisista, trastorno de personalidad por evitación y trastorno de personalidad obsesivo-
compulsivo. Los tipos que se han omitido son esquizoide, paranoide, histriónico y
dependiente.
Introducción al grupo A de los trastornos de la personalidad
Introducción al grupo B de los trastornos de la personalidad

Trastorno esquizotípico de la personalidad


Los pacientes con una personalidad esquizotípica se aíslan social y emocionalmente.
Además, presentan formas extrañas de pensamiento, percepción y comunicación,
similares a las de las personas con esquizofrenia (ver Esquizofrenia). Aunque la
personalidad esquizotípica puede estar presente en pacientes que desarrollan con
posterioridad una esquizofrenia, la mayoría de lo sujetos con este trastorno de la
personalidad no lo hacen. Se cree que los genes que causan la esquizofrenia están
involucrados, pero en el trastorno esquizotípico de la personalidad no se expresan por
completo.

Las formas de pensar extrañas pueden incluir el pensamiento mágico y las ideas
paranoides. En el pensamiento mágico, el paciente cree que sus pensamientos o
acciones pueden controlar algo o a alguien. Por ejemplo, puede creer que es capaz de
hacer daño a otras personas mediante pensamientos de ira o de furia. Los pacientes con
ideas paranoides tienden a ser suspicaces y desconfiados y a pensar de forma errónea
que otras personas tienen motivos hostiles o tienen la intención de hacerles daño.

Trastorno límite de la personalidad


El trastorno límite de la personalidad se produce aproximadamente en un 2-5% de la
población. Se presenta por igual en hombres y mujeres, aunque las mujeres son mucho
más propensas a ser tratadas. Las personas con este trastorno tienen cambios notables en
sus relaciones interpersonales, la autoimagen, el estado de ánimo y el comportamiento.
Por lo general, este trastorno se hace evidente en la adolescencia o en la edad adulta y se
vuelve menos frecuente con la edad. Se resuelve en aproximadamente el 50% de los
pacientes en el curso de 2 años y en alrededor del 85% en 10 años. Una vez resuelto, por
lo general no recidiva. Sin embargo, aunque los síntomas tienden a mejorar de manera
espectacular, las relaciones interpersonales y los roles funcionales no mejoran tanto. Por
ejemplo, después de 10 años, solo un 20% conservan una relación estable o un empleo a
tiempo completo.

Los pacientes con personalidad límite refieren con frecuencia antecedentes de


desatención o maltrato en su infancia. En consecuencia, se sienten vacíos y furiosos, y
tratan de compensar la pérdida de atención durante la infancia mediante la búsqueda de
la atención en sus relaciones. Por lo tanto, pueden reaccionar de manera espectacular e
intensa cuando otra persona hace o dice algo que sugiera falta de atención. Cuando se
sienten criticados o rechazados por una persona bondadosa, su visión de esa persona
puede cambiar bruscamente de una idealización a un crítica airada, menospreciando a
esa persona. Pueden expresar ira inapropiada e intensa. A veces vuelven la ira contra sí
mismos y deliberadamente se lesionan, por ejemplo, se hacen un corte o una
quemadura.

Cuando estos pacientes piensan que nadie se preocupa por ellos (es decir, cuando se
sienten abandonados y solos), pueden tener breves episodios de paranoia o disociación
(ver Trastornos disociativos). La disociación incluye no sentirse real (lo que se
denomina desrealización) o sensación de separarse de su cuerpo o pensamientos, como
si estuvieran fuera de su propio cuerpo (lo que se denomina despersonalización).
Pueden conducirse de una manera muy impulsiva y caer en una promiscuidad
imprudente, en la drogadicción o intentar suicidarse. Alrededor del 10% de los pacientes
con un trastorno límite de la personalidad mueren por suicidio.

El trastorno límite de la personalidad es, con mucho, el trastorno de personalidad más


común tratado por los especialistas en salud mental. Los pacientes con este trastorno
también consultan con frecuencia a otros médicos; alrededor del 6% de las consultas de
atención primaria las realizan pacientes con este trastorno. Al principio, los médicos (y
otras personas que cuidan de ellos) están dispuestos a proporcionar atención y apoyo.
Sin embargo, después de varias crisis, quejas infundadas, y fracasos para seguir las
recomendaciones prescritas para su tratamiento, los profesionales pueden sentirse
frustrados y responder negativamente o con hostilidad.

Trastorno de personalidad antisocial


Este tipo de trastorno es 6 veces más frecuente en hombres que en mujeres. Los
pacientes con este trastorno suelen tener un cruel desprecio por los derechos y
sentimientos de los demás. La falta de honestidad y los engaños generalmente
interfieren en sus relaciones.

Los pacientes con este trastorno pueden explotar a otras personas con fines materiales o
para obtener una gratificación personal. Muchos se frustran fácilmente y toleran mal la
frustración. Como resultado de ello, actúan de manera impulsiva e irresponsable,
cometiendo a veces actos delictivos. En estos casos, actúan sin considerar las
consecuencias negativas de sus conductas y los problemas o el daño que causan, y no
sienten remordimientos o culpabilidad. Con frecuencia racionalizan su comportamiento
o culpan a otros de este. El castigo u otras consecuencias negativas rara vez los motivan
para que modifiquen su comportamiento o mejoren su juicio y prevean las
consecuencias de sus actos. Por el contrario, las consecuencias negativas tienden a
confirmar su punto de vista, rudo y sin sentimientos, acerca del mundo.

Los pacientes con este trastorno son propensos al alcoholismo, la drogadicción y la


promiscuidad, y pueden ser incapaces de cumplir con sus responsabilidades como
esposo o pareja, como padre, o con sus obligaciones laborales. Además, tienen una
esperanza de vida menor que la de la población general. Este trastorno tiende a
disminuir con la edad.

Trastorno de personalidad narcisista


Este tipo se caracteriza por una visión exagerada de su propia valía (lo que se denomina
grandiosidad). Los pacientes con este trastorno esperan ser tratados con deferencia y
pueden aprovecharse de otras personas porque piensan que su superioridad lo justifica.
Sus relaciones se caracterizan por una necesidad de admiración, y a menudo piensan
que los demás están celosos o les envidian. Estos pacientes son sensibles a las
reacciones de los demás, pero solo cuando estas reacciones están relacionadas con ellos.
Son extremadamente sensibles al fracaso, la derrota y a las reacciones negativas de
otros, incluyendo la crítica. Estas reacciones pueden desencadenar repentinos ataques de
rabia o depresión (incluyendo ideas autolíticas o acciones suicidas).

Trastorno de personalidad por evitación


Este tipo de trastorno se caracteriza por intenso temor al ridículo, ansiedad y temor. Los
pacientes con un trastorno de la personalidad por evitación huyen de la gente o de las
situaciones cuando piensan que podrían sufrir un rechazo, un fracaso o un conflicto.
Temen y evitan iniciar relaciones o cualquier nueva empresa ante el miedo de sufrir una
decepción, vergüenza o fracaso. Debido a que tienen un fuerte deseo consciente de
afecto y aceptación, están abiertamente angustiados por su aislamiento e incapacidad
para relacionarse de forma cómoda con otras personas.

El trastorno de la personalidad por evitación está estrechamente relacionado con la fobia


social generalizada (que se caracteriza por la ansiedad persistente en muchas situaciones
sociales: ver Fobia social).

El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo


Las personas con personalidad obsesivo-compulsiva están preocupadas de forma
escrupulosa por el orden, el perfeccionismo y la necesidad de tener las cosas bajo
control. Son inflexibles y por lo general se resisten al cambio. Toman sus
responsabilidades con seriedad, pero dado que no pueden aceptar los errores, pueden
enredarse con los detalles y olvidar su objetivo principal. Como resultado, a menudo
tienen problemas para tomar decisiones y completar tareas. A pesar de que les gusta
tener las cosas bajo control, el asumir responsabilidades es una fuente de ansiedad, y
tienen problemas para conseguir la satisfacción por sus logros. Cuando estos rasgos no
son demasiado acusados, estos pacientes consiguen muchos logros, sobre todo en los
campos que requieren organización, atención al detalle, puntualidad y constancia.

Las personas con este trastorno tienden a sentirse incómodos con los sentimientos, con
los conflictos interpersonales, y en situaciones en las que no tienen el control.

A diferencia de un trastorno obsesivo-compulsivo (ver Trastorno obsesivo-compulsivo


(TOC)), el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva no implica repetidas,
obsesiones y rituales no deseados (actos repetitivos, con un propósito, intencionales),
tales como el lavado de manos excesivo o el hecho de comprobar repetidamente para
asegurarse de que una puerta está cerrada.

Diagnóstico
Los individuos con un trastorno de la personalidad por lo general no ven un problema
en su forma de pensar o de comportarse. Cuando solicitan ayuda, el motivo
probablemente sea para aliviar sus síntomas, como la ansiedad, la depresión o el abuso
de sustancias, u obtener ayuda con los problemas creados por su trastorno de la
personalidad tales como el divorcio, el desempleo, o la soledad y no por la enfermedad
en sí. Cuando estos pacientes exponen estos síntomas o problemas, el médico por lo
general les hace preguntas para determinar si podría existir un trastorno de la
personalidad. Por ejemplo, pregunta cómo el paciente se ve a sí mismo y a los demás, y
cómo responde cuando las personas reaccionan negativamente a su comportamiento. El
médico sospecha que el paciente sufre un trastorno de personalidad si este

 Insiste en verse a sí mismo o a otras personas en formas que no tienen ninguna o


poca base real
 Describe un patrón inapropiado de pensamientos o conductas que se resiste a
modificar a pesar de las consecuencias negativas de este tipo de comportamiento

Para ayudar a confirmar el diagnóstico, el médico generalmente trata de hablar con los
amigos y la familia del paciente. Sin esta ayuda, tanto el médico como el paciente
podrían no darse cuenta de la responsabilidad del paciente en la creación de los
problemas.

El médico basa el diagnóstico de un trastorno específico de la personalidad en la lista de


los rasgos de personalidad (criterios) establecida para cada trastorno según el Diagnostic
and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM).

Tratamiento
El tratamiento se basa en la terapia psicosocial, que incluye psicoterapia individual,
terapia de grupo y terapia familiar. Los medicamentos no cambian los rasgos de la
personalidad pero pueden ayudar a aliviar los síntomas de angustia.

Los trastornos de la personalidad pueden ser especialmente difíciles de tratar, por lo que
es importante elegir un terapeuta con experiencia, entusiasmo, y que sea capaz de
entender la imagen que el paciente tiene de sí mismo, sus áreas de sensibilidad
emocional y sus estrategias habituales de afrontamiento de los problemas. Sin embargo,
aunque la bondad y sensatez de los consejos son importantes, por sí mismos no
modifican los trastornos de la personalidad.

Principios generales
Aunque el tratamiento específico difiere en función del tipo de trastorno de la
personalidad de que se trate, en general intenta

 Reducir la angustia
 Ayudar al paciente a entender que sus problemas son internos (no causados por
otras personas o situaciones)
 Limitar una conducta de mala adaptación y socialmente indeseable
 Modificar los rasgos de la personalidad que están generando problemas

El primer objetivo del tratamiento es disminuir el estrés, la ansiedad y la depresión.


Reducir el estrés facilita el tratamiento del trastorno de la personalidad. En primer lugar,
el terapeuta ayuda al paciente a identificar qué es lo que está causando el estrés.
Entonces, considera las diferentes formas de aliviarlo. La terapia psicosocial
generalmente puede ayudar al paciente a salir de situaciones o relaciones altamente
estresantes. Los medicamentos para la ansiedad o la depresión pueden ayudar a aliviar
los síntomas. Cuando se utilizan fármacos, se emplean bajas dosis y durante un tiempo
limitado.

Dado que los pacientes con un trastorno de la personalidad por lo general no ven un
problema en su propio comportamiento, el médico trata de ayudarles a entender que sus
problemas son internos y que su comportamiento es inapropiado y tiene consecuencias
perjudiciales. Mediante el establecimiento de una relación de cooperación médico-
paciente, basada en el respeto mutuo, el médico pueden ayudar a que el paciente sea
más consciente de sí mismo y reconozca su comportamiento inapropiado y socialmente
indeseable. A través de esta relación, el paciente también puede darse cuenta de que los
cambios en su comportamiento y su visión de sí mismos y de los demás llevarán tiempo
y esfuerzo. El paciente puede tardar mucho tiempo en comprender esto.

Los comportamientos mal adaptados e indeseables (como la imprudencia, el aislamiento


social, la falta de asertividad y los ataques de ira) deben tratarse rápidamente para
minimizar el daño permanente en las relaciones laborales y personales. A veces el
médico tienen que poner límites a la conducta del paciente en la consulta. Por ejemplo,
puede establece que el paciente no puede levantar la voz cuando se enfada. Si el
paciente adopta comportamientos extremos-por ejemplo, si es imprudente, se aisla
socialmente, tiene ataques de ira, o está acobardado- puede necesitar tratamiento en un
hospital de día o en una institución cerrada.

Los cambios en el comportamiento son más importantes en los pacientes con trastorno
límite, antisocial, o trastorno de la personalidad por evitación. La terapia de grupo y la
modificación del comportamiento habitualmente pueden mejorar el comportamiento en
cuestión de meses. Los grupos de autoayuda o de terapia familiar también contribuyen a
modificar conductas inadaptadas. La implicación de la familia es útil y a menudo
esencial, ya que pueden actuar reforzando o atenuando los comportamientos o los
pensamientos inapropiados.
La psicoterapia individual constituye la piedra angular del tratamiento que tiene como
objetivo modificar los rasgos problemáticos de la personalidad. Es más eficaz en
pacientes con trastornos de la personalidad tipo narcisista, de evitación y obsesivo-
compulsivo. La psicoterapia puede ayudar al paciente a entender cómo su trastorno de la
personalidad se relaciona con sus problemas actuales. También le puede ayudar a
aprender nuevas y mejores formas de afrontar los problemas. Por lo general, el cambio
es gradual. Aunque los cambios de comportamiento pueden ocurrir en menos de un año,
los cambios en los rasgos de la personalidad (como la dependencia, la desconfianza, la
arrogancia y las conductas manipuladoras) tardan más.

Tratamiento de los trastornos específicos


Los tipos específicos de trastornos de la personalidad se tratan de forma diferente.

El trastorno esquizotípico de la personalidad se puede tratar con medicamentos


antipsicóticos (utilizados para tratar la esquizofrenia, ver Antipsicóticos) y con terapia
individual. La terapia (usando la prueba de realidad) ayuda al paciente a ver el mundo
externo como algo distinto de sus pensamientos y sentimientos, y le ayuda a aprender
maneras más apropiadas de comportarse en diferentes situaciones. Los beneficios de
estas terapias son modestos.

El trastorno límite de la personalidad se puede tratar con terapia individual, grupal,


familiar y/o terapia individual, además de con fármacos. Dichas terapias pueden ayudar
a reducir las tendencias suicidas, la necesidad de hospitalización y el uso de los
servicios de urgencias. También pueden ayudar a mejorar la depresión. Un tipo de
terapia es la terapia conductual dialéctica. Se realiza en sesiones individuales y grupales
semanales con apoyo de un terapeuta que está disponible telefónicamente las 24 horas
del día. En las llamadas telefónicas, el terapeuta ayuda al paciente que solicita atención
a resistir los impulsos que le llevan a comportarse de forma auto-destructiva. Pretende
ayudar a encontrar maneras más apropiadas de responder al estrés. Otra terapia eficaz es
el tratamiento psiquiátrico general. Se realiza en sesiones de terapia individual semanal
y, a veces, mediante fármacos. Los fármacos que pueden ayudar a estabilizar el estado
de ánimo, sobre todo topiramato y lamotrigina (ambos anticonvulsivos), pueden ayudar,
sobre todo en el manejo de la ira y los cambios en el estado de ánimo.

El trastorno de la personalidad antisocial es el más difícil de tratar. Actualmente, no


se dispone de un tratamiento eficaz. Los pacientes con este trastorno tienden a participar
en la terapia como una forma de evitar las consecuencias negativas de su conducta
negligente o ilegal, o para evitar las responsabilidades sociales. Por lo tanto, la terapia
se centra en fomentar la responsabilidad.

El trastorno de personalidad narcisista a veces se beneficia de la variante


psicodinámica de la psicoterapia individual. Esta se centra en la identificación de
patrones inconscientes en los pensamientos, los sentimientos y las pautas de conducta
del sujeto (ver Psicoterapia). Sin embargo, para ser eficaz, este tipo de tratamiento
requiere terapeutas que hagan hincapié en la empatía y no en el enfrentamiento cuando
el paciente exprese sentimientos de derecho o exagere su sentido de autoestima y auto-
importancia.

El trastorno de la personalidad por evitación a menudo responde a la terapia


individual (por lo general cognitivo-conductual, ver Psicoterapia) y a la terapia de
grupo. Sin embargo, los pacientes con este trastorno se oponen firmemente a exponerse
a lo que suelen evitar. Para ellos, evitar cosas elimina los conflictos y la experiencia de
un fracaso o rechazo.

El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo responde a las formas


psicodinámicas de psicoterapia individual que se centran en ayudar a que el paciente
tolere la incertidumbre y acepte su mundo. Los cambios resultantes suelen ser
graduales.

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