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José María Arguedas

Escritor que palsmo al Peru en palabras.

Los indígenas fueron humillados por los blancos, esto también lo vivió Arguedas. En las
obras de José María Arguedas se reflejaba el mal trato al pueblo indígena, a sus 2 años
quedo huérfano de madre y tuvo una madrastra que lo marginaba porque era mestizo, lo
hacía dormir, comer y trabajar con los indios y solo cuando su padre (un abogado viajero y
ocupado) llegaba a su casa lo vestían, comía en la mesa y dormía en un dormitorio pero,
apenas su padre se iba, regresaba con los indios; José encontró el cariño que necesitaba
entre los indios y aprendió su lengua, valores y cultura.

Su novela “LOS RIOS PROFUNDOS” tiene un contenido indigenista; que


nos demuestra como los indios eran discriminados, pero también como
ellos querían hacer valer sus derechos y también nos demostraba como
Ernesto sobrevivió en un mundo plagado de odio y racismo. Ernesto es
el adolescente de catorce años que es el narrador en esta obra, este
adolescente se sitúa en el límite que une y separa el mundo de los
blancos con el mundo de los indios. Después de haber sido criado en
una comunidad indígena, Ernesto recorre el sur peruano hasta quedar
internado en un Colegio Religioso de Abancay, porque su padre, un
abogado de provincias, inestable e itinerante, no puede encontrar
nunca donde fijar su residencia.

Ahora pasamos a su novela “EL SEXTO” que es la cuarta novela del


escritor peruano José María Arguedas publicada en 1961, Es una breve
novela basada en la experiencia carcelaria del autor en la prisión limeña
del mismo nombre, entre los años de 1937 y 1938 esta ambientada en
un contexto urbano y con personajes mayoritariamente costeños y
criollos, no deja de tener elementos en común con sus anteriores
novelas neoindigenistas, en especial con Los ríos profundos, pues su
protagonista-narrador (que usa el sobrenombre de Gabriel) es también
un ser marginal, sensible e idealista, escindido entre dos mundos (el
serrano-andino y el costeño-criollo) y entre dos culturas (la quechua y la
castellana).

Arguedas decidió escribirla en 1939, no bien salió de la cárcel, pero que


solo empezó a poner en práctica esta idea recién a partir de 1957.

El escritor tenía 26 años cuando vivió dicha experiencia carcelaria.


Ocurrió durante la dictadura del general Oscar R. Benavides (aludido en
la novela como El General), bajo la cual se hallaban fuera de la ley los
partidos aprista y comunista. En realidad, Arguedas nunca fue un activo
militante partidario, pero sus simpatías estaban del lado del comunismo
y en contra del fascismo, pues se había formado intelectualmente con
las lecturas del amauta José Carlos Mariátegui. Fue por eso que cuando
en 1937 se anunció la visita del general italiano Camarotta
(representante del dictador Benito Mussolini) a la sede de la
Universidad de San Marcos, un grupo de estudiantes sanmarquinos se
puso de acuerdo para organizar una protesta; entre ellos se encontraba
Arguedas. Todos ellos eran partidarios acérrimos de la Segunda
República Española y como tales, opositores declarados de
la dictadura italiana, que por entonces apoyaba al bloque fascista en
plena guerra civil española. En el fragor del acto, los estudiantes
rodearon al general Camarotta e intentaron arrojarlo a la pila del patio
de Derecho, hecho que fue impedido por un grupo de profesores. La
embajada italiana protestó enérgicamente ante el gobierno peruano, y el
general Benavides, a fin de dar un escarmiento ejemplar, ordenó la
prisión de todos los estudiantes involucrados. Fue así como Arguedas fue
a dar en El Sexto (prisión llamada así por estar en la sexta zona policial
de Lima), donde pasó once meses, de noviembre de 1937 a octubre de
1938.

La sexta, ultima y no culminada novela del autor que fue publicada en


1971 viene a ser “EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO”.
En la novela los fragmentos novelescos, que narran la imposición del
orden capitalista y se focalizan en Chimbote, alternan con páginas
aisladas del diario personal, autobiográfico, del autor. En él se expresa la
decisión de suicidarse, se narran los preparativos de ese acto terrible y
se formula lo que pudiera ser el testamento de Arguedas. Sería
demasiado parcial interpretar la efectiva realización de ese hecho atroz
fuera de sus condicionamientos psicológicos íntimos, pero, respetando
su inmancillable intimidad, es evidente que en cierto sentido la decisión
del suicidio es correlativa a la comprobación de que el mundo no será
como se soñó en Todas las sangres. Para José María Arguedas la vida era
un acto de participación en el proceso histórico y la historia un camino
de perfección; por esto, cuando comprueba que es imposible participar
en el caos y que la historia desobedece a los imperativos morales del
hombre, decide quitarse la vida. No es capaz de existir en un mundo que
niega lo mejor del hombre.
En conclusión José María Arguedas al escribir sus obras, especialmente
las ya mencionadas, relata hechos que demuestran la riqueza cultural
del Perú y no solamente lo positivo, sino la realidad en sí de este país,
dando a conocer en sus obras, la parte negativa de este, dando como
claro ejemplo que en muchas de sus obras además de resaltar las
costumbres que se preservan en los pueblos andinos, también se
puede observar como la persona con más “poder se aprovecha del
más débil”.

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