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Toda afección abdominal aguda, de evolución rápida, que requiere para su solución de una intervención
quirúrgica, que, de no practicarse de forma inmediata, puede provocar la muerte o condicionar la aparición de
graves complicaciones en el paciente.
Síndrome caracterizado por aparición de dolor abdominal de evolución progresiva, localizado o difuso, asociado
por lo general a alteraciones en el tránsito intestinal, que puede acompañarse con manifestaciones de
compromiso peritoneal y/o deterioro grave del estado general, y para cuya resolución se necesita una
intervención quirúrgica de emergencia, por riesgo de vida.
Síndrome caracterizado por dolor abdominal (independiente de su origen) de aparición relativamente brusca y
que requiere tratamiento de urgencia.
Por ende, el abdomen agudo es un cuadro de presentación brusco, que tiene como síntoma cardinal el dolor, aunque
puede estar ausente en determinadas patologías como las neuropatías y la diabetes. Aun así, no todo dolor abdominal
es sinónimo de abdomen agudo.
Depende de tres pilares: dolor abdominal, función de la serosa peritoneal y del peristaltismo con sus alteraciones.
Somático: proviene de las estructuras de la pared abdominal y del peritoneo parietal. Los estímulos se
transmiten por los nervios periféricos correspondientes a los dermatomas. El dolor es agudo, intenso y
bien localizado. Puede haber dolor a la descomprensión. El dolor característico es una peritonitis con
blumberg positivo. Entonces el dolor se debe al sitio de afección y a la contractura.
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Referido: se perciben en regiones anatómicas diferentes de la zona que origina el estímulo y se debe a
que un segundo territorio comparte el segmento neuronal con el área afectada. Ejemplo dolor en el
hombro en el absceso subfrénico. El dolor se debe al compromiso visceral.
Se debe tener en cuenta que el dolor es subjetivo de acuerdo a experiencias anteriores y al umbral doloroso.
La edad, el sexo, factores orgánicos como la diabetes, psicosis y la drogodependencia también son factores
condicionantes, ésta última produce una disminución de los dolores, haciendo que el paciente tenga
normalmente mayor tolerancia al dolor).
El umbral del dolor está vinculado con el tipo de personalidad, el empleo de AINES o antiespasmódicos, la
ansiedad y el grado de distracción al momento del examen.
La migración del dolor aporta datos, por ejemplo, en la apendicitis comienza en la zona periumbilical (dolor
visceral) y se traslada luego a la fosa ilíaca derecha (dolor parietal).
La forma de comienzo también es importante y es sugerente de etiologías, por ejemplo, las perforaciones
generan dolor brusco, mientras que los procesos inflamatorios u obstructivos causan dolor progresivo.
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La función de la serosa peritoneal es absorben elementos y líquidos que permiten el desplazamiento de las
vísceras, que a su vez ayudan al peristaltismo, el derrame sobre la serosa de una sustancia que no es habitual
produce irritación y un estado que puede llegar a ser séptico e incluso que llegue a causar shock.
El peristaltismo es importante para el movimiento de los alimentos, cuando se altera se produce éstasis que
facilita la translocación bacteriana, distención e incluso perforación.
Es muy amplia y varía según el tipo de abdomen agudo de que se trate. En adultos las causas más frecuentes para cada
síndrome son:
Oclusivo u obstructivo: Adherencias por obstrucción del intestino delgado o grueso postoperatorias, Vólvulo
sigmoideo, Vólvulo cecal, Hernias, Enfermedad intestinal inflamatoria, Neoplasia maligna gastrointestinal,
Invaginación, Cuerpo extraño (cálculo biliar, elementos ingeridos), Impactación fecal.
Perforativo: Úlcera gastrointestinal perforada, Tumor gastrointestinal perforado, Síndrome de Boerhaave,
Divertículo perforado.
Hemorrágico: Traumatismos de órganos sólidos, Fuga o rotura de aneurismas arteriales, Rotura de embarazo
ectópico, Divertículos gastrointestinales sangrantes, Malformaciones arteriovenosas del tubo digestivo, Úlceras
intestinales, Fístulas aortoduodenales tras un injerto vascular aórtico, Pancreatitis hemorrágica, Síndrome de
Mallory-Weiss, Rotura espontánea del bazo.
Peritonítico: se reconocen tres categorías:
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Peritonitis secundaria: por contaminación directa o local. Son polimicrobianas y predominan los
gérmenes gram negativos. Son subsiguientes a una sepsis abdominal o pelviana aguda. Se deben a:
Infección, perforación o gangrena de una víscera (apendicitis, úlcera gastroduodenal
perforada, necrosis viscerales o epiploicas, cáncer de intestino o colon perforado).
Compromiso linfático (adenitis o linfangitis retroperitoneal).
Ingreso de gérmenes por vía canalicular (pelviperitonitis, endometritis y salpingitis).
Peritonitis terciaria: se asocia a una falla del sistema inmunitario y se deben a un foco séptico
abdominal oculto y crónico, a elementos que interfieren con las funciones defensivas del peritoneo o a
translocaciones bacterianas. Las más frecuentes son las peritonitis postoperatorias.
Isquémico: hernia estrangulada, trombosis o embolia mesentérica, colopatía isquémica, instosuscepción, brida
estrangulada, vólvulo, infarto de eplipón, de bazo, mioma y quiste ovárico. Es el más letal de todos los tipos de
abdomen agudo.
Infeccioso: por apendicitis, colecistitis, diverticulitis de Meckel, abscesos hepáticos, abscesos diverticulares,
abscesos del psoas.
Se estima que 1 de cada 10 consultas médicas son por un cuadro de abdomen agudo. La edad es importante, ya
que en niños la etiología más frecuente es apendicitis, en adultos lo más frecuente es enfermedad biliar, en
gerontes es la diverticulitis clónica e infarto intestinal.
Entre los datos más importantes para recoger durante el interrogatorio se encuentran:
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Dolor: se debe considerar características, forma, sitio de inicio, sitio actual, irradiación, factores agravantes,
factores atenuantes, progresión y duración. Si se acompaña de otros síntomas.
Antecedentes: existencia de procedimientos quirúrgicos previos, hernias y eventraciones, traumatismos,
patologías intra y extraabdominal, antecedentes gineco-obstétricos, cardiopatía isquémica, diabetes y
tuberculosis.
Medicación habitual: corticoesteroides, anticoagulantes, antihipertensivos, adicción a drogas.
En cuanto a la exploración física debe ser compleja (inspección, auscultación, palpación y percusión, en ese orden).
Comenzando por donde menos duele, se incluye examen de las regiones inguinales y crurales, tacto vaginal (palpación
bimanual) y tacto rectal con la maniobra de Yodice-Sanmartino, puñopercusión.
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Entonces en el abdomen agudo existe un componente general (paciente) conformado por síndrome anémico, síndrome
infeccioso, trastorno del tránsito
intestinal. Y un componente local
(abdomen) conformado por el
dolor a la palpación y signos
peritoneales, es decir en el
paciente están presentes puntos
doloroso y reacción peritoneal.
Los signos peritoneales que se
deben tener en cuenta son:
defensa, contractura,
descompresión dolorosa (no es
voluntaria a diferencia de las dos
primeras), RHA aumentados o
ausentes, timpanismo.
Por lo que si se presentan el
componente general y los
síntomas locales se trata de
abdomen agudo. Si se presenta
el componente general pero no
es así con el local no se trata de
abdomen agudo. Si no se
encuentra el componente
general pero sí el local puede
que se trate de abdomen agudo
que fue evolucionando
progresivamente, solo que
primero fue localizado y luego se
generalizó.
El pilar diagnóstico más importante es la clínica que presenta el paciente con los signos y síntomas. Se emplean otros
métodos complementarios como son:
Pruebas de laboratorio: las rutinarias son hemoglobina, recuento de leucocitos y recuento diferencial, VSG (en
las primeras 48 horas no se altera), electrolitos, uremia y creatinina, glucemia, ionograma. Análisis de orina con
sedimento urinario, HCG en orina, amilasa y lipasa, concentración de bilirrubina total y directa, fosfatasa
alcalina, aminotransferasa sérica, coproparasitológico, cultivo y análisis de toxina de C. difficile.
El hemograma completo con recuento diferencial es útil ya que la mayoría de los pacientes pueden presentar
leucocitosis o desviación hacia la izquierda.
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Las concentraciones de lactato y la gasometría arterial pueden ayudarnos a diagnosticar la isquemia o infarto
intestinal.
Es importante tener en cuenta que
Diagnóstico por imágenes:
Ecografía: brinda datos orientativos válidos en las colecciones líquidas intraperitoneales, abscesos,
evaluación del hígado, bazo, páncreas y apéndice, patología vesicular y de los conductos biliares,
nefrourológica, útero y sus anexos (EPI, embarazo ectópico) y aneurisma aórtico.
Los abscesos dan una imagen hipoecogénica con apariencia en diana en la sección transversal, pared
irregular hipoecoica y presencia de ecos internos.
Invaginación intestinal Puede
ser
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Tomografía computada: brinda datos anatómicos que facilitan el abordaje quirúrgico. Su realización está
indicada ante duda diagnóstica y frente a la necesidad de estudiar retroperitoneo.
En la isquemia intestinal, la angioTC puede mostrar alteraciones vasculares e intestinales (obstrucción y/o
calcificación, aire en porta, dilatación de asas, doble contorno de la pared intestinal).
En la apendicitis aguda se observa agrandamiento del apéndice (diámetro mayor a 6 mm), e infiltración
de la grasa periapendicular.
En la diverticulitis aguda, la TC contribuye a confirmar el diagnóstico y la existencia de complicaciones
como calcificaciones. Hay engrosamiento de la pared colónica y alteración de la densidad grasa.
Entre las patologías que simulan y cursan con clínica de abdomen agudo se encuentran:
Enfermedades regionales con cuadro de abdomen agudo: neumonía basal, mediastinitis, IAM de cara
diafragmática, radiculitis, traumas de costillas.
Enfermedades generales con dolor abdominal: parkinson, diabetes, epilepsia, saturnismo, uremia (en pacientes
insuficientes renales crónicos), porfirias, insuficiencia suprarrenal aguda.
Existen hallazgos asociados a un trastorno quirúrgico en caso de dolor abdominal agudo, estos son:
Exploración física y datos de laboratorio: presión en el compartimiento abdominal >30 mmHg; aumento de la
distensión tras descompresión gástrica, reacción de defensa involuntaria o sensibilidad de rebote; hemorragia
digestiva que necesita >4 unidades de sangre sin estabilización; sepsis sistémica inexplicable; signos de
hipoperfusión (acidosis, dolor desproporcionado, aumento de las pruebas de función hepática).
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Signos radiológicos: dilatación masiva del intestino o progresiva de asa intestinal estacionaria (asa centinela),
neumoperitoneo, extravasación de contraste de la luz intestinal; oclusión vascular en la angiografía, estrías
grasas o aumento del grosor de la pared intestinal con sepsis sistémica.
Lavado peritoneal diagnóstico (1000 ml): >250 leucocitos por ml de aspirado; >300.000 eritrocitos por ml de
aspirado; concentración de bilirrubina superior a la concentración plasmática en el aspirado; presencia de
partículas de material (heces); concentración de creatinina superior a la concentración plasmática en el aspirado
(fuga de orina).
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El momento oportuno para operar depende de la forma evolutiva de la patología desencadenante. Puede ser diferido
(en la diverticulitis aguda) o puede requerir cirugía de urgencia. Los casos en los que no se puede diferir una cirugía:
hemoperitoneo, trombosis mesentérica, megacolon tóxico, estrangulación o perforación, peritonitis generalizada,
abscesos intraabdominales. Existen casos donde se requiere cirugía temprana como, por ejemplo: obstrucción intestinal,
compromiso inflamatorio de un órgano, pacientes en estado crítico, niños y ancianos. Y también existen casos donde se
tratan mejor sin cirugía como lo es la pancreatitis aguda y el íleo adinámico no peritonítico.
En todos los casos, el tratamiento comienza con medidas de orden médico: compensación hemodinámica, reposición
hidroelectrolítica, antibióticos, descompresión gastrointestinal mediante intubación nasogástrica, analgesia y control de
la diuresis.
Independientemente de su gravedad todos los pacientes necesitan una preparación preoperatoria. Hay
que establecer un acceso iv y corregir las anomalías hidroelectrolíticas. Prácticamente todos los
pacientes necesitan infusiones de ATB (las bacterias a cubrir son anaerobios y gramnegativos
entéricos). Los pacientes con íleo paralítico generalizado o vómitos se benefician con la colocación de
una sonda nasogástrica para reducir probabilidades de broncoaspiración. Hay indicación de colocación
de sonda Foley para determinar excreción urinaria, parámetro que indica eficacia de reanimación
hídrica. Una excreción urinaria preoperatoria de 0,5 ml/kg/h, una presión arterial sistólica de 100
mmHg como mínimo y un pulso de 100 latidos/min o menos nos indican que el volumen intravascular
es adecuado.
Es necesario corregir la hipopotasemia y la acidosis se debe corregir (con infusión iv de bicarbonato). La
acidosis por isquemia intestinal puede ser refractaria. La colocación de un catéter venoso central puede
facilitar la reanimación y permitir una corrección acelerada de la concentración de potasio.
Es conveniente determinar el grupo sanguíneo de la mayoría de los pacientes y preparar sangre
compatible para la operación.
Tratamiento de la causa o el foco: tiene por objetivo eliminar o controlar el motivo del abdomen agudo,
suprimiendo la causa desencadenante (ejemplo: apendicetomía, revascularización).
Tratamiento de la cavidad: se dirige a tratar el compromiso de la cavidad peritoneal, por ejemplo, un lavado
profuso en la peritonitis séptica.
Tratamiento de la pared abdominal: implica la toma de decisión sobre la conducta para seguir con la pared
abdominales, por ejemplo, optar por una laparostomía (dejar el abdomen abierto) a fin de evitar un síndrome de
hipertensión intraabdominal.
La oclusión intestinal se trata de la interrupción de la progresión distal del contenido intestinal recibe el nombre del íleo.
La detección completa del tránsito intestinal durante más de 24 horas define la oclusión intestinal.
La obstrucción intestinal es un conjunto de signos y síntomas que se pueden producir por diversas patologías que dan
como problema principal la imposibilidad de canalizar gases y evacuar el contenido intestinal.
Se divide en mecánico y no mecánico.
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El íleo es la detención brusca del tránsito intestinal, de causa mecánica o funcional. El
abdomen agudo obstructivo es un cuadro caracterizado por íleo mecánico. Es una entidad
que denota la falla del pasaje hacia adelante del contenido intestinal.
2. Obstrucción por causa intraluminal: cálculos biliares, bezoares, cuerpos extraños, parásitos, impacto fecal.
3. Obstrucción intrínseca de la pared intestinal: neoplasias, estenosis por isquemia, hematoma intraluminal,
atresias, intususcepción, enteritis, diverticulitis.
ADHERENCIAS O BRIDAS
Es la causa más común de obstrucción intestinal. NEOPLASIAS
Son adherencias fibroplásticas entre vísceras, con víscera Los tumores malignos responden al 20% de las
y pared o entre pared. Se las llama “telarañas obstrucciones del intestino delgado. La mayoría
abdominales”. Se producen en pacientes multioperados, de estos tumores son lesiones metastásicas que
cirugías de urgencia (cuando no se respetan los planos obstruyen el intestino como consecuencia de
peritoneales). En cuadros inflamatorios repetidos implantes peritoneales propagados a partir de
(colecistitis, diverticulitis). Y en cirugías de pelvis ya que un tumor primario intraabdominal, por ejemplo,
el intestino pélvico se mueve más, mientras que el tramo de ovario, páncreas, estómago o colon.
alto del abdomen se encuentra más sujeto.
HERNIAS y EVENTRACIONES
Normalmente hernias ventrales o inguinales
representan la tercera causa de obstrucción. Las
INVAGINACIÓN hernias internas, están relacionadas con
Cuadro de obstrucción donde una víscera se introduce en intervención quirúrgica abdominal previa. Estas
sí misma. Requiere de un elemento que haga de cabeza hernias son protusiones viscerales sobre anillos y
de invaginación (vólvulo o divertículo de Meckel). fosas peritoneales como el hiato de Wislow, fosa
Predomina en niños y cursa con hemorragia digestiva paraduodenal, fosa paracecal.
baja, por lo que el tacto rectal es necesario para el dx.
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Dentro de las causas de íleo se encuentran:
Intraabdominales: peritonitis, absceso, inflamación, cirugía, por acida gástrico, bilis o sangre, por isquemia
intestinal, fractura de columna, pancreatitis, cólico renal, metástasis.
Extraabdominales: neumonía, insuficiencia cardíaca, trastorno de electrolitos, septicemia, porfiria,
medicamentos, lesiones de médula espinal, TCE, radioterapia, quimioterapia.
El íleo adinámico es el cese de actividad motora intestinal normal lo que produce falta de progresión del gas y líquido. La
principal causa es la intervención quirúrgica abdominal. El estómago retorna a su motilidad en 48 horas y el colon lo
hace a las 72 hs. Puede ser asintomático o el paciente lo manifiesta con dolor difuso, vómito y silencio abdominal.
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El abdomen agudo oclusivo puede clasificarse de acuerdo a:
Origen: mecánico (obstrucción intestinal orgánica con bloqueo intraluminal), y no mecánico (sobre la motilidad
intestinal).
Independiente del agente etiológico, una vez instalado el cuadro obstructivo, cursará con lo
siguiente:
1. Detención del tránsito: no elimina heces ni gases, por lo general la ampolla rectal está libre.
2. Dolor: es de tipo cólico. Exacerba y disminuye de intensidad repitiendo ciclos, pero nunca llegando al período de
calma. Puede comenzar de forma leve con incremento gradual.
3. Distensión abdominal: puede ser localizada en el caso de un meteorismo localizado por brida (signo del tumor
fantasma de Von Whal: aparece y desaparece al obstruirse) o en el caso de un vólvulo (hemiabdomen). O puede
ser una distensión generalizada en obus (obstrucción del delgado) o en betracio (predominan los flancos por
obstrucción del colon).
4. Vómitos: de inicio alimentarios, se tornan biliosos y luego fecaloideos (contenido líquido con olor y color a
materia fecal, es liquido de retención que por proliferación de colibacilos adquiere dichas características).
Al EXAMEN FÍSICO: El paciente con una obstrucción intestinal puede acudir con taquicardia e hipotensión, secundarios a
deshidratación intensa. La fiebre hace pensar en una estrangulación. La exploración del abdomen revela una distensión,
cuyo grado depende del plano de obstrucción. Hay que registrar las cicatrices previas de laparotomía. En las primeras
fases de la obstrucción intestinal pueden observarse ondas peristálticas, sobre todo entre los pacientes delgados, y en la
auscultación del abdomen se encuentra a veces hiperperistaltismo, con ruidos audibles (es decir, borborigmo). En las
fases finales, los ruidos intestinales son mínimos o nulos. Puede haber un dolor abdominal discreto con la palpación,
asociado con una masa o no; sin embargo, un dolor localizado durante la palpación, el rebote y la defensa muscular
indican una peritonitis y una posible estrangulación. En la percusión se resalta un timpanismo. Hay que efectuar una
exploración cuidadosa para descartar hernias incarceradas en la ingle, triángulo femoral o agujero obturador. Hay que
realizar siempre el tacto rectal para revelar masas intraluminales y sirve para examinar la sangre oculta en las heces que
puede denotar una neoplasia maligna, invaginación o infarto.
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Se basa en la sospecha clínica y se confirme mediante el laboratorio y las imágenes.
Laboratorio: normalmente no ayudan al diagnóstico real de la obstrucción, pero son fundamentales para evaluar el
grado de deshidratación. Hay que solicitar sistemáticamente un análisis del sodio, cloruro, potasio, bicarbonato y
creatinina. La deshidratación puede seguirse de hemoconcentración, reflejada en un aumento del hematocrito. Además,
hay que
medir el
número de
leucocitos.
Los
pacientes
con
Imágenes: las radiografías simples de abdomen suelen revelar el diagnóstico de la obstrucción intestinal en más del 60%
de las ocasiones. La TC está indicada en neoplasias malignas del abdomen, después de una cirugía, o cuando el px no
refiere antecedentes de cirugía y acude con síntomas de obstrucción.
Los signos característicos en la radiografía en decúbito consisten en una dilatación de las asas del intestino delgado sin
signos de distensión del colon. En las radiografías en bipedestación se observan múltiples niveles hidroaéreos, en la
mayoría de los casos con un patrón escalonado y las asas se disponen en pilas de moneda. También puede encontrarse
la causa de la obstrucción (p. ej., cuerpos extraños o cálculos biliares).
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La presencia de asa intestinal en forma de C o de U indica obstrucción de asa cerrada (imagen en grano de café).
La
presencia
de
neumatosis
intestinal,
gas en la
vena porta,
opacidad
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Reposición de líquidos y antibióticos: Generalmente, los pacientes con obstrucción intestinal se
encuentran deshidratados con disminución del sodio, cloruro y potasio y precisan una reposición intravenosa
(i.v.) intensiva con una solución salina isotónica del tipo de la solución de Ringer con lactato. La diuresis se
supervisa colocando una sonda de Foley. Algunos pacientes, en particular los ancianos, requieren una vía venosa
central o incluso un catéter de Swan-Ganz, debido a los requerimientos elevados de líquidos. Algunos cirujanos
colocan antibióticoterapia de amplio espectro de forma profiláctica para prevenir la translocación bacteriana.
Descompresión con sonda: la aspiración con sonda nasogástrica vacía el estómago y reduce el peligro de
aspiración pulmonar del vómito, además de minimizar la distensión intestinal progresiva por el aire deglutido
antes de la operación.
Tratamiento quirúrgico:
Manejo preoperatorio: el paciente debe permanecer en ayuno absoluto, vaciar contenido gástrico,
instalar venoclisis para administración de líquidos, monitorear signos vitales, consultar laboratorio del px y colocar
antibioticoprofilaxis prequirúrgica.
Manejo quirúrgico: se recomienda un manejo conservador en los siguientes casos: obstrucción parcial
del intestino delgado (48 hs), obstrucción que ocurre en el período postoperatorio temprano, obstrucción intestinal
causada por enfermedad de Crohn.
El manejo quirúrgico se hace en los casos de hernias estranguladas, peritonitis, vólvulos y obstrucción en asa
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cerrada.
La naturaleza del problema determina el tratamiento del paciente con obstrucción. Los pacientes con una
obstrucción intestinal secundaria a una brida adherida son tratados mediante disolución de la adherencia
correspondiente.
Las hernias incarceradas se controlan mediante la reducción manual del segmento herniado del
intestino y el cierre del defecto. El tratamiento de los pacientes con obstrucción y antecedentes
de tumores malignos resulta especialmente difícil. El tratamiento conservador del paciente terminal con
metástasis extendidas suele ser el más indicado. En estas circunstancias, la mejor solución puede
consistir en una derivación intestinal de la lesión obstruida por cualquier medio. O la extirpación en los
casos tempranos.
En cualquiera de los casos si hay un área de intestino no viable se reseca. Los criterios que sugieren
viabilidad son: color normal, peristalsis, pulsaciones arteriales marginales. Si se duda de la viabilidad
intestinal, hay que liberar completamente el segmento intestinal y colocarlo sobre una compresa
caliente, humedecida con suero salino durante 15 a 20 min; pasado este plazo, se vuelve a examinar. Si
el segmento recobra el color normal y muestra peristaltismo, no hay problemas en conservar esa
porción intestinal.
Técnica quirúrgica: la mejor vía de abordaje es la línea media. Es conveniente realizar la incisión en una
incisión previa y hacerla un poco más grande para llegar a un lugar libre de adherencias. El asa más distendida es el
segmento proximal a la obstrucción, se debe tener mucho cuidado con el manejo del resto de las asas. Cuando el
origen de la obstrucción es simple se libera el asa y se da por terminado el procedimiento.
Cuando la obstrucción se debe a adherencias, como se menciona anteriormente se efectúa adherolisis en sentido
proximal a distal. Cuando hay compresión vascular por el fenómeno obstructivo y el asa es liberada se debe
observar su hay perfusión intestinal, ante asa necrosada se realiza resección.
Los casos tempranos de obstrucción intestinal proximal son los más adecuados para la cirugía laparoscópica. Tiene
beneficios como recuperación más rápida y menos molestias postoperatorias, pero como contra presenta la
distensión abdominal y las múltiples adherencias que dificultan el procedimiento.
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Se trata de una lesión crónica de la mucosa que sobrepasa la muscular de la mucosa (ya que de lo contrario se trataría
de una úlcera) y que persiste en función de la activad del ácido péptico, que provoca daño a la mucosa del estómago,
duodeno, yeyuno y del esófago distal.
Pueden ser agudas o crónicas y se deben a un desequilibrio entre la acción del ácido péptico y las defensas de la mucosa.
Secreción ácida: En las úlceras gástricas de tipo I y IV, que no se asocian a excesiva secreción ácida, el
ácido actúa como importante cofactor, exacerbando el daño ulceroso subyacente y atenuando la capacidad de
curación del estómago. En pacientes con úlceras gástricas de tipo II o III, la hipersecreción de ácido gástrico
parece ser más habitual y, en consecuencia, es mayor la incidencia de las úlceras duodenales
Infección por Helicobacter pylori: es un bacilo gramnegativo espiral o helicoidal con cuatro a seis
flagelos, que reside en el epitelio de tipo gástrico, dentro o debajo de la capa mucosa. Esta localización protege a
la bacteria de ácidos y antibióticos. Es un potente productor de ureasa, capaz de descomponer la urea en
amoníaco y bicarbonato, dando lugar a un microentorno alcalino en un medio gástrico ácido. La producción de
amoníaco y otros mediadores tóxicos dañan las células epiteliales y las mucosas, liberan un factor de activación
plaquetaria, que causa lesión mucosa y trombosis en la microcirculación. Inducción de una respuesta inmunitaria
mucosa local con reacción inflamatoria. Incrementa los niveles de gastrina, con el consiguiente aumento de la
secreción ácida. La sustitución metaplásica de áreas de mucosa duodenal por epitelio gástrico se produce
probablemente como respuesta protectora a la disminución del pH duodenal, por la hipersecreción ácida
descrita. Ello permite que H. pylori colonice estas áreas del duodeno, causando duodenitis y predisponiendo a la
formación de úlceras duodenales.
AINES: actúan como inhibidores sistémicos de las enzimas ciclooxigenasas. Estas constituyen el paso
limitante de la velocidad para la síntesis de prostaglandinas en el tubo digestivo. Las prostaglandinas favorecen
la protección de las mucosas gástrica y duodenal mediante numerosos mecanismos. En consecuencia, la ingesta
de AINE es un importante factor en la patogenia de las úlceras, especialmente en lo referente al desarrollo de
complicaciones y muerte.
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Diversos factores mantienen la indemnidad de la mucosa del tubo digestivo superior, entre ellos se encuentran:
Factores defensivos:
Factores agresivos:
Ácido clorhídrico y la pepsina como factores endógenos, con la retrodifusión de hidrógenos y el reflujo
duodenal. La infección por Hp, consumo de AINES, corticoides, hábitos tóxicos como nicotina y alcohol,
mala alimentación (como los alimentos ahumados) y estrés exagerado.
Cuando se pierde el equilibrio entre los factores defensivos y agresivos de la mucosa gastroduodenal, se desarrolla la
úlcera.
El requisito imprescindible es la secreción de ácido y pepsina (se produce generalmente una duodenitis y una metaplasia
gástrica), en la que interviene el sistema nervioso central a través del X°. Puede estar asociado a infección por HP en el
95% o a ingesta de AINES. El tumor de Zollinger Ellison está relacionado por ser estimulador del ácido clorhídrico.
La mayoría se ubican en la primera porción del duodeno. Son más frecuentes en jóvenes masculinos.
Entre los principales factores desencadenantes se describen el retardo del vaciamiento gástrico (estasis gástrica con
hipomotilidad y aumento de la secreción de gastrina) y reflujo duodenogástrico. La infección por Hp favorece la gastritis
antral y aumenta la gastrina. Otros factores incluyen abuso de AINES, alcoholismo, tabaquismo, tratamiento con
corticoides, sexo femenino.
Cuerpo gástrico
55% 10%
20% 10%
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5% En la curvatura mayor
La clasificación de
Johnson modificada
define el tipo de
tratamiento de la
Asociado a AINES úlcera gástrica
El síntoma principal es el dolor que comienza en el epigastrio y puede irradiarse a los hipocondrios. Que presenta tres
fases: Fase inicial que persiste de 3 a 4 horas, calma cuando bebe agua y el paciente busca una posición analgésica. En la
fase de estado el dolor se hace crónico que puede durar meses. Mientras que la fase de complicación está constituida
por hemorragias, estenosis y perforación.
Dolor es precisamente subxifoideo, con irradiaciones hacia el tórax, la región precordial, el dorso y la zona escapular
izquierda. En el episodio agudo es necesario hacer diagnóstico diferencial con IAM.
El examen físico de la úlcera gástrica no complicada se encuentra: dolor a la palpación en epigastrio, defensa,
timpanismo y palidez por sangrado crónico.
Abdominales:
Cólico biliar, la diferencia se centra en que el dolor aparece en el hipocondrio derecho, relacionado a la
ingesta copiosa.
Pancreatitis, cáncer de cuerpo de páncreas que duele en la región lumbar ya que invade los nervios
esplácnicos.
Es el método diagnóstico de elección tanto en la úlcera gástrica y duodenal. Tiene un 97% de sensibilidad en el
diagnóstico de úlcera. Además de proporcionar un diagnóstico visual, permite obtener biopsias para descartar patología
neoplásica (las úlceras grandes o con bordes irregulares o engrosados tienen mayor probabilidad de alojar cánceres) y
para realizar el estudio del HP, para ellos es necesario que el endoscopio tiene que girar hacia arriba para ver el Fundus
gástrico. Se utiliza también para fines terapéuticos en caso de hemorragia digestiva y obstrucción.
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DIFERENCIAS MACROSCÓPICAS DE LA ÚLCERA GÁSTRICA
BENIGNAS MALIGNAS
Actualmente está en desuso. El estudio radiológico con doble contraste (bario + efervescencia) detecta el 80% de las
úlceras gástricas. El signo radiológico directo es la presencia de bario en el cráter o nicho ulceroso. Los signos indirectos
son el edema, desplazamiento del píloro, convergencia de pliegues, rodete periulceroso, línea de Hampton.
Cuando el paciente llega a la consulta durante el acmé doloroso, es necesario descartar una perforación. Para ello se
solicita una rx de tórax, donde en caso de ser positiva se observa neumoperitoneo en el 70% de los pacientes (signo de
Popper).
Impresiones Líneas de
digitiformes Hampton
Convergencia de pliegues
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Signo del anillo Signo del collar
Muestra cruenta o directa: se necesita realizar una videoendoscopía digestiva alta. La visualización se hace por
técnicas histológicas con H/E. Tiene una sensibilidad del 95% y especificidad del 99%. Si se le agrega giemsa la
especificidad es del 100%.
Prueba del aliento con urea (o de ureasa): 95% de sensibilidad. Se basa en la capacidad de la
bacteria para hidrolizar la urea. Es la prueba más económica. La prueba del aliento es la técnica de
elección para la erradicación del microorganismo.
El tratamiento para la ÚLCERA NO COMPLICADA presenta como objetivo aliviar los síntomas, curar y prevenir las
recidivas de la misma.
El tratamiento médico es de elección. La cirugía se reserva para la úlcera refractaria (es decir que no se logra el objetivo
del tratamiento a pesar de todos los intentos) y para la úlcera recurrente (aquella que una vez curada vuelve a recidivar).
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Modificar la dieta y estilo de vida: dieta gastroprotectora (normocalórica con intervalos adecuados, suspensión o
moderación de irritantes de la mucosa gástrica como tabaco, alcohol, café), psicoterapia, disminución del estrés.
El paciente debe intentar no consumir AINES.
IBP: omeprazol 20 mg/día, pantoprazol 40 mg/día, lanzoprazol 30 mg/día. Durante 4 semanas en portadores de
úlcera duodenal y durante 8 semanas en los portadores de úlcera gástrica.
Terapia de mantenimiento
Terapia de mantenimiento se mantiene la terapia antisecretora con un IBP en los siguientes pacientes con alto riesgo de
la enfermedad por ulcera péptica: Ulcera gigante >2cm y edad >50 años con múltiples comorbilidades. H pylori negativo,
AINES negativo, Ulcera péptica refractaria.
El tratamiento quirúrgico de la úlcera no complicada es excepcional, las cuatro indicaciones clásicas de cirugía son:
fracaso terapéutico (úlcera refractaria), perforación, hemorragia y obstrucción (o estenosis).
El tratamiento consta de gastrectomía o de gastrectomía + vagotomía. Los objetivos el mismo son resecar la úlcera,
disminuir la secreción ácida y preservar el vaciamiento gástrico en la vagotomía troncular y vagotomía selectiva.
Dentro de las gastrectomías se encuentra: subtotal distal para la úlcera en antro, gastrectomía típica para úlceras en
curvatura mayor. Lo que se hace luego de una gastrectomía es una gastro-duodenoyeyunoanastosmosis, para asegurar
que el paciente siga ingiriendo los alimentos por vía oral.
Gastrectomía
subtotal distal Gastrectomía
atípica
Gastroyeyunoanastomosis
Billroth II
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El nervio vago derecho e izquierdo descienden paralelamente con el esófago y contribuye al plexo nervioso esofágico.
De este plexo emergen 2 troncos vagales: anterior y posterior, que pasan a través del hiato. Del troncno anterior emerge
su rama hepática hacia la derecha (que se ramifica antes de entrar al hígado), una rama se dirige al píloro. La segunda
rama (gástrica anterior), desciende a lo largo de la curvatura menor dando ramas a la pared anterior del estómago. La
división celíaca y gástrica posterior surgen del tronco posterior, La división celíaca pasa por el plexo celíaco, la división
gástrica posterior suple ramas a la pared gástrica posterior.
El nervio anterior de Latarjet es importante para la motilidad inferior del estómago.
La VAGOTOMÍA implica transección del nervio vago, interrumpiendo los impulsos motores, sensitivos y secretores del
estómago. Disminuye al menos la mitad de la secreción ácida basal, hay pérdida del reflejo de relajación del fondo
gástrico, por lo que el incremento del volumen gástrico por los alimentos se acompaña de un incremento de la presión,
resultado un vaciamiento rápido. Un 20 a 30% de los pacientes desarrollan atonía gástrica por lo que se recomienda
asociar la vagotomía a algún procedimiento de drenaje como la gastroenteroanastomosis o la piloroplastía. Esto se
produce como consecuencia de seccionar al nervio de Latarjet que tiene funciones motoras y se dirige al antro con sus
tres ramos finales, se produce una retención gástrica.
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Se realiza a nivel de los troncos anterior y posterior, después que
emergen por debajo del diafragma. Desnerva completamente el
estómago, y elimina la inervación vagal del páncreas, intestino
delgado, colon proximal y región hepatobiliar.
Aunque reduce significativamente la secreción de ácido, también
altera la motilidad gástrica. A menudo se combina con antrectomía,
pero en casos de emergencia se realiza una piloroplastía o
gastroeneteroanastomosis.
Es la complicación más frecuente. Presenta una mortalidad del 10%. La principal etiología es el uso de AINES y la
infección por HP. La principal arteria comprometida en esta complicación es la arteria gastroduodenal.
Las manifestaciones clínicas son típicas de una hemorragia digestiva: hematemesis, melena, palidez, taquicardia, anemia
(normocítica normocrómica al tratarse de un evento agudo, es microcítca cuando el fenómeno es crónico), hipotensión.
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Se debe efectuar una endoscopía de urgencia para establecer el diagnóstico topográfico, etiológico y la terapéutica.
La clasificación de Forrest es usada para clasificar y distinguir las características endoscópicas de las úlceras según la
actividad del sangrado y el porcentaje de recidiva.
Forrest Ia
Forrest Ib
En la úlcera sangrante se hospitaliza al paciente, se comienza con el tratamiento con IBP (su utilidad se basa en su
capacidad de aumentar el pH intragástrico para favorecer los mecanismos hemostásicos la lesión, estabilizando el
coágulo y facilitando la agregación plaquetaria), se realiza por goteo IV continuo.
Se procede a realizar la endoscoía digestiva para valorar la úlcera clasificarla según los grados de Forrest. Los pacientes
en los que se ha observado en la endoscopia una hemorragia activa, por sangrado en chorro arterial o rezumado, un
coágulo adherente o un vaso visible dentro de la úlcera, están expuestos a alto riesgo, por lo que es necesaria la
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intervención. Los pacientes sin hemorragia activa, sin vaso visible y con una base de úlcera limpia corren bajo riesgo y no
requieren otra intervención. El mejor abordaje inicial es el control endoscópico, que da lugar a una hemostasia primaria
en un 90%. El método más frecuente de control es la inyección de un vasoconstrictor en el punto de hemorragia,
generalmente se utiliza adrenalina más un método o monoterapia adicional como termocoagulación o grapado.
También se debe tener en cuenta que el tratamiento médico dependerá del estado hemodinámico (para saber si el
paciente pasa a tratarse en la UCI o en UTI). Se realiza una valoración cardiovascular y se coloca una triple vía (es decir,
colocación de SNG para evaluar la salida de sangre por la misma, sonda vesical y vía central para medir PVC).
Los factores de mal pronóstico que incrementan la morbimortalidad son: edad mayor a 70 años, shock hipovolémico, re
sangrado, retardo en el diagnóstico y tratamiento por más de 24 horas.
Si el tratamiento endoscópico fracasa, se procede al tratamiento quirúrgico, cuyas indicaciones son: cuando se requiere
más de 4 unidades de sangre en las primeras 24 horas (o 2 unidades de sangre por día durante 4 días), si existe re
sangrado en pacientes de alto riesgo, fracaso endoscópico por segunda vez.
Sutura hemostática. Se utiliza sutura gruesa y aguja resistente con puntos en 8, para ligar el vaso sangrante en la
base de la úlcera.
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Es la segunda complicación más común, aunque representa menos del 2%. Se encuentra asociada al uso de AINES. En
enfermos con perforación aguda y perdida GI de sangre crónica o aguda debe sospecharse una segunda ulcera.
La ulcera gástrica perforada conlleva una tasa de mortalidad más alta que la ulcera duodenal perforada.
Dentro de las manifestaciones clínicas sobresale el dolor abdominal y signos de irritación peritoneal. Se describen tres
fases en la úlcera perforada:
Existen dos signos clínicos importantes: Signo de Poupart es la zona de radiolucidez subdiafragmática en la rx de tórax
de pie. Signo de Jobert que es la desaparición de la matidez hepática, reemplazada por timpanismo, en decúbito dorsal.
Ambos indican la presencia de neumoperitoneo.
El manejo inicial es la colocación de SNG, reemplazo de volumen intravascualr, tratamiento con IBP y ATB de amplio
espectro en caso de ser necesaria.
En cuanto al tratamiento quirúrgico, se emplea un cierre simple con sutura y lavado peritoneal, por vía laparoscópica o
laparotomía. Siempre recordando sacar una muestra para biopsia.
La obstrucción se debe al proceso fibrótico que produce su cicatrización, impidiendo el pasaje del contenido gástrico.
Esto ocurre con las úlceras duodenales y también con las pilóricas, y aun las situadas en la vertiente gástrica del canal
pilórico. La obstrucción es gradual e intermitente, produciendo una dilatación gástrica progresiva.
La inflamación aguda del duodeno puede conducir a obstrucción mecánica, con obstrucción funcional de la salida
gástrica que se manifiesta en forma de retraso en el vaciamiento gástrico.
El cuadro clínico se presenta como un síndrome pilórico, con náuseas y vómitos, dolor
posprandial, anorexia, pérdida de peso y saciedad temprana.
La radiografía y la endoscopía altas, previa limpieza del estómago, darán más claridad al
diagnóstico. La biopsia endoscópica es mandatoria.
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Las úlceras agudas relacionadas con obstrucción por edema o disfunción motriz,
o ambas, podrían responder a un tratamiento antisecretor intensivo y a la
aspiración nasogástrica. Sin embargo, la mayor parte de los pacientes con
obstrucción significativa por ulceración crónica requiere algún tipo de
intervención más amplia. La dilatación endoscópica con globo mejora en forma
transitoria los síntomas obstructivos pero muchos pacientes presentan falla
terapéutica y requieren intervención quirúrgica.
La cirugía ha quedado reservada a indicaciones muy precisas, ya que menos del 2% no responderán al tratamiento
médico:
TIPO IV TIPO IV
Gastrectomía atípica de
Escisión de la úlcera
Pauchet Cesendes
Curling: en grandes quemados. Por hipovolemia, necrosis e isquemia. El tratamiento es con IBP y alimentación
parentenal.
Cushing: en politraumas. En la curvatura mayor, asociada a hipersecreción gástrica. Presenta alto riesgo de
hemorragia y perforación.
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El intestino delgado se extiende desde el píloro hasta el ciego. Mide aproximadamente 6 a 7 metros. Se divide en tres
porciones: duodeno que se dispone formando el marco duodenal, el yeyuno con asas transversales y el íleon con asas
verticales.
Es la continuación del estómago y se extiende hasta el ángulo duodenoyeyunal. Presenta forma de un anillo o
cuadrilátero irregular abierto hacia
la izquierda y hacia arriba,
Contornea la cabeza del páncreas.
Mide aproximadamente 25 a 30 cm
de longitud y de 35 a 40 mm de
diámetro. Debido a procesos de
coalescencia que lo mantienen fijo,
se considera un órgano
retroperitoneal secundario, de
localización profunda, con
proyección superficial en el
epigastrio y región umbilical. Se
ubica por debajo del lóbulo derecho
del hígado, atravesado por el colon
transverso. Se distinguen 4
porciones, por detrás de la 3°
porcino pasan los vasos
mesentéricos.
Relaciones
anatómicas
del duodeno
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Configuración externa: division de Villemin
Glándulas duodenales.
Segmento Irrigado por rama de la
superior arteria hepática común.
Mayor diámetro.
Pliegues circulares.
Irrigado por arteria
Segmento mesentérica
inferior superior.
Menor diámetro.
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Configuración interna del duodeno
Presenta:
Vellosidades intestinales: salientes, filiformes y muy cortas. Recubren toda la mucosa dando aspecto
aterciopelado.
Pliegues circulares: válvulas conniventes. Se trata de repliegues de la mucosa, alargados, perpendicularmente al
eje del intestino. Cubren las últimas tres porciones del duodeno.
Nodulillos linfáticos: son pequeñas masas linfoides, redondeadas y blanquecinas, sobresalen en la superficie de
la mucosa.
La primera porción del duodeno contiene las glándulas de Brunner, que producen el mucus que neutraliza el ácido del
estómago.
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Es importante para el enlentecimiento del
tránsito, actúa como barrera.
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En cuanto a la absorción de agua y nutrientes, el intestino delgado se encarda de absorber:
Incluye una amplia variedad de presentaciones y manifestaciones clínicas, cuya carácterística principal es la inflamacion
crónica del tubo digestivo en diferentes localizaciones.
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Afecta exclusivamente al colon, pero no tiene
características clínicas, endoscópicas e histológicas
definitorias para CU o EC.
Flora gastrointestinal: dado por alteraciones en la barrera mucosa y/o por desequilibrios en el ecosistema
bacteriano.
Lesiones
microscópicas
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Laboratorio: pcr, hemoglobina, leucocitos, plaquetas, albúmina y reactantes en materia fecal (calprotectina,
clearance de alfa1 antitripsina, lactoferrina).
Anticuerpos anti-citoplasma (ANCA-p) para colitis ulcerosa.
Anticuerpos anti-sacharomyces cerevisiae (ASCA) para enfermedad de Crohn (especialmente en afección ileal).
Endoscopía (colonoscopía):
TAC.
Histología: en la CU la
mucosa es la única capa
afectada, presenta un
importante infiltrado
inflamatorio compuesto
por linfocitos y células
plasmáticas junto a
neutrófilos que aparecen
predominantemente en las
criptas (abscesos crípticos).
En la EC existe
transmuralidad de las
lesiones, hiperplasia
linfoide y granulomas no
caseosos.
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Los agentes farmacológicos que se utilizan para tratar
la enfermedad de Crohn son antibióticos,
aminosalicilatos, corticoesteroides e
inmunomoduladores.
Enfermedad que resulta de la infección tuberculosa de las paredes intestinales. Corresponde en argentina <1 % de todos
los casos de TBC. Se presenta por lo general en adultos jóvenes y es dos a cuatro veces más frecuente en mujeres.
El bacilo penetra en las criptas de la mucosa y luego pasa a la submucosa, donde produce lesiones características en los
folículos linfoides. La región ileocecal es el sector intestinal más frecuentemente afectado (riqueza en tejido linfoide).
Las vías de llegada del bacilo a la pared intestinal son:
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Ingesta de leche no pasteurizada ni hervida.
Vía hematógena: desde localización pulmonar.
Vía linfática: afección de ganglios regionales afectados.
Contigüidad desde órganos vecinos afectados.
MACROSCOPÍA
MICROSCOPÍA
No siempre es posible encontrar BAAR en el granuloma, de manera que el cultivo de la pieza quirúrgica reviste
gran valor.
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Laboratorio: anemia, hipoproteinemia. Test ELISA de anticuerpo IgG.
Radiología: calcificaciones redondas, densas o heterogéneas.
TC.
Endoscopia.
Cultivo positivo para Mycobacteriu, tuberculosis o bovis en tejidos intraabdominales o líquido de ascitis.
Remisión de la sintomatología clínica y de las alteraciones radiológicas y humorales después del tratamiento
antituberculoso.
El tratamiento médico consta de un esquema durante dos meses con pirazinamida (30-35 mg/kg/día) + isoniazida (5
mg/kg/día) + estreptomicina (15 mg/kg/día) + etambutol (15-20 mg/kg/día). Luego se continua un esquema con dos o
tres drogas.
En 1809 Meckel describió las bases embriológicas del divertículo, que resulta de una
obliteración fibrosa de la porción umbilical del conducto onfalomesentérico.
También describió los criterios diagnósticos de los divertículos: tienen la misma
estructura que el intestino subyacente, siempre está situado en el borde
antimesentérico (donde no llegan los vasos), por ende, su irrigación es
independiente.
La principal complicación es la diverticulitis.
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Ocurre en el 2% de la población.
Relación hombre/mujer 2:1.
El conducto onfalomensentérico
conecta el saco vitelino al intestino
durante el desarrollo del embrión, este
provee nutrición hasta que la placenta
se termina de establecer. El conducto
involucione y se separa del intestino
entre la quinta y novena semana de
gestación.
El divertículo de Meckel está formado por todas las capas del saco
vitelino y conforma un verdadero divertículo. El 50% contiene tejido
ectópico (60 a 85% corresponden a tejido gástrico, y del 5 al 16% tejido
pancreático. Algunos reportes han citado tejidos ectópicos colónicos,
yeyunales, duodenales, hepáticos y endometriales).
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OBSTRUCCIÓN: por adherencias o bridas. Algunos divertículos están adheridos al ombligo por una banda de
tejido fibroso (hernias internas y vólvulos). Incluso el divertículo puede actuar como “cabeza invaginante” en la
invaginación íleo-ileal. Quedan adheridos al conducto mesentérico y generan vólvulos por la misma obstruccion.
DIVERTICULITIS: en un 30% de los casos. Produce obstruccion del lúmen que lleva a inflamacion y puede
ocasionar perforación intestinal o hemorragia.
NEOPLASIAS: del 0,5 al 4,9%. La más comun es el sarcoma, seguido por las neoplasias carcinoides y
adenocarcinomas.
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El cuadro clínico que acompaña al divertículo de Meckel puede ser indistinguible del que se presenta en otras patologías
gastrointestinales, como es el malestar abdominal, náuseas y vómitos, distención abdominal.
Los estudios que se solicitan son:
TAC: en caso de abdomen agudo obstructivo, el divertículo de Meckel inflamado se manifiesta como una imagen
tubular u oval próximo a la pared intestinal, con signos inflamatorios de grasa adyacente.
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Ecografía: en caso de abdomen agudo por diverticulitis, puede verse como una estructura tubular o redondeada
con líquido en su interior y la pared engrosada.
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Las arterias digestivas que provienen de la aorta
abdominal son: tronco celíaco, arteria
mesentérica superior e inferior. Las mismas
pueden sufrir insuficiencias en presencia de
cuadros como el síndrome oclusivo crónico
celiomesentérico y la isquemia intestinal aguda.
El síndromeoclusivo crónico
celiomesentérico se trata de una
obstrucción progresiva de las arterias digestivas.
La última etapa es la isquemia intestinal aguda.
El objetivo del diagnóstico es identificar la
arteriopatia abdominal.
Intrínsecas: arterioesclerosis
obliterantes (se diagnostica en la
autopisia, cuyo 75% corresponde a
obliteración a nivel celiomesentérico).
Periarteritis nodosa. Hiperplasia
fibromuscular de la media. Artritis de
Takayuso. Aneurismas.
Extrínsecas: ligamento arqueado.
Fibrosis retroperitoneal. Ligadura
iatrogénica.
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El tratamiento del síndrome celiomesentérico es quirúrgico, se trata mediante la revascularización por angioplastía
transluminal percutánea o por cirugía mediante tromboendarteriectomía con angioplastia y bypass
aortomesentérico (se canaliza por la vena radial o femoral, la angioplastía se realiza con stent en el caso de
obstruccion por aterioesclerosis y con trombectomia con el fin de liberar el émbolo en el caso de isquemia).
La Isquemia intestinal aguda se trata del déficit brusco del aporte sanguíneo (tiene una frecuencia inferior al 1% y se da
más en pacientes >70 años).
La isquemia puede ser:
Arterial: afecta preferentemente la Arteria mesentérica superior. Las causas principales son obstructiva
(émbolos, trombos) y no oclusivas (shock, quemaduras, hemorragias graves).
Venoso: por hipercoagulabilidad, inflamacion aguda, hipertension portal y traumatismos.
Presenta una tasa de mortalidad del 60 al 80% (por la demora en el diagnóstico). Un dato importante a tener en cuenta
con respecto a la mortalidad es que, mientras más próxima de la ramificacion de la arteria o vena se encuentre la
oclusión, hay mayor pérdida de intestino viable por isquemia.
Primer período: dolor abbdominal (intenso, tipo cólico y mal localizado, despues presenta localizacion
periumbilical o en fosa ilíaca), taquicardia y taquipnea, hiperperistaltismo intestinal, diarrea con o sin
enterorragia, lo que significa que esxisten cambios hemodinámicos. Este período dura aproximadamente entre 6
a 8 horas desde el comienzo de la isquemia.
Segundo período: disminucion del dolor, agravamiento de los signos generales y distencion abdominal. Dura
alrededro de 4 a 6 horas.
Tercer período: existe necrosis intestinal con peritonitis y shock, presenta distencion abdominal, defensa,
reaccion peritoneal y enterorragia.
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Se trata de una enfermedad recurrente, de etiología desconocida y si no es tratada adecuadamente puede prolongarse
durante muchos años.
Presenta una incidencia del 10% en la población mundial, tiene una frecuencia de aparición entre los 35 y 55 años,
siendo más común encontrarla en hombres. Se relaciona con una predisposición en personas de grupo sanguíneo O y
personalidad de tipo A.
Dentro de la Fisiopatogenia, se encuentra la alteración del equilibrio normal entre la agresión ácido-péptica y la defensa
de la mucosa.
Se clasifican como:
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Se encuentra la úlcera de caras, que asienta sobre una de las caras de la
primera porción del duodeno (con mayor frecuencia en la posterior).
Hay una franja de mucosa sana entre la úlcera y el píloro. Existe una
retracción fibrosa por el proceso cicatrizal (deforma el duodeno). En el bulbo
ulceroso se organizan bandas retráctiles a modo de nervaduras (la pared del
duodeno se distiende en el fondo de saco y constituye un divertículo
secundario). Existe congestión y edema de la submucosa.
En las úlceras posteriores el cráter de horada y puede penetrar en el
páncreas. En las anteriores el cráter es más pequeño y perfora con más
frecuencia a la cavidad.
El signo cardinal es el dolor. Comienza por la noche o en las primeras horas del día y calma con la ingesta de alimentos o
soluciones alcalinas. Se habla del “hambre dolorosa”. El ciclo se repite cada 3 a 4 horas. Se localiza a nivel del epigastrio.
Está precedido por ardor o acidez.
Está acompañado además de náuseas y vómitos, también de hemorragia (ya sea hematemesis o melena).
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Son lesiones secundarias al tratamiento radiante de tumores malignos abdominales o pélvicos. Siendo el recto el
segmento intestinal más afectado por la irradiación.
Del 5 al 15% de los pacientes irradiados desarrollan enteritis actínica, un 20% requieren resolución quirúrgica. La
movilidad intraabdominal del intestino delgado disminuye el riesgo de lesión.
Dosis y frecuencia.
En la mucosa intestinal existen células proliferativas indiferenciadas localizadas en las criptas, que migran hacia la
superficie donde maduran y sobresalen en la luz intestinal. Se renuevan cada 3 a 6 días.
La radiación destruye las poblaciones celulares de renovación rápida e induce cambios progresivos en la vasculatura final
y el tejido intersticial. Produce un engrosamiento de la túnica media de los vasos y depósito de colágeno en el tejido
intersticial con obstrucción de la circulación sanguínea e hipoxia tisular o necrosis.
Sintomatología temprana: náuseas o vómitos (por estimulación del SNC a la radiación). Cólicas abdominales,
diarrea líquida y lesión rectal (proctitis aguda con tenesmo, diarrea con mucorrea y proctorragia).
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Sintomatología tardía: cólicos abdominales, suboclusión/oclusión intestinal, neumaturia o fecaluria (fístula, ya
que se debilita la pared). Lesión rectal con proctitis moderada o grave (constipación por estenosis, incontinencia
fecal por afección de los nervios pélvicos).
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Existen muchos factores que impiden la cicatrización de las suturas y anastomosis, se dividen en:
∆ Factores generales: edad avanzada, hipoproteinemia, anemia aguda, insuficiencia renal o hepática.
∆ Factores locales: enfermedades inflamatorias intestinales, peritonitis y enteritis actínica.
Según el débito (clasificación fisiológica): alto débito (>500 ml/día) y bajo débito (<500 ml/día).
Según el trayecto (característica anatómica): trayecto fistuloso (a través de un trayecto fistuloso comunica con la
pared abdominal), cavidad intermedia (a través de una cavidad intermedia comunica con la pared abdominal),
labiados (orifico fistuloso labiado en la pared abdominal), fondo de una dehiscencia parietal.
Antes del diagnóstico el paciente presenta malestar general, hipertermia, dolor abdominal y distención con supuración
de la pared abdominal.
Luego del diagnóstico se puede constatar dermatitis, trastornos hidroelectrolíticos (por la pérdida de volumen),
infección y síntomas de desnutrición.
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Se puede presentar a través de las complicaciones que son: peritonitis, abscesos, fístula interna y fístula enterocutánea
propiamente dicha.
Las fístulas enterocutáneas iatrógenas se manifiestan clínicamente entre el quinto y décimo días del posoperatorio. Los
signos iniciales son fiebre, leucocitosis, íleo prolongado, hipersensibilidad abdominal e infección de la herida. El
diagnóstico es obvio cuando se elimina material entérico a través de la herida abdominal o las sondas de drenajes que
existen. Estas fístulas se relacionan con abscesos intraabdominales.
La prueba inicial más útil es una TAC, después de administrar material de contraste intestinal. Se observa la fuga del
material de contraste de la luz intestinal. Es necesario buscar y drenar percutáneamente abscesos intraabdominales. Si
las características anatómicas de la fístula no son claras, se obtiene una serie de intestino delgado o un examen por
enteroclisis a fin de determinar el sitio de origen. En ocasiones, el contraste introducido en el intestino no muestra el
trayecto de la fístula. Entonces, un fistulograma, en el cual se inyecta contraste a presión por una sonda colocada
percutáneamente en el trayecto de la fístula, ofrece mayor sensibilidad para localizar el origen de la misma.
1. Estabilización: iniciar la reanimación con líquidos y electrólitos. Se proporciona nutrición, casi siempre por vía
parenteral al principio. La sepsis se controla con antibióticos y drenaje de abscesos. La piel se protege contra el
líquido que drena por la fístula con dispositivos para estomas o sondas de drenaje para fístulas, en la fístula de
trayecto fistuloso se puede dejar un drenaje por 15 a 20 días, esto favorece a que se cierre sola, ya que el
drenaje cumple la función de un tubo que no permite el derrame a la cavidad peritoneal.
2. Investigación: se define la anatomía de la fístula utilizando los estudios diagnósticos.
3. Decisión: se consideran las opciones terapéuticas disponibles y se determina una línea temporal para las
medidas conservadoras.
4. Tratamiento definitivo: esto incluye el procedimiento quirúrgico y requiere planeación preoperatoria adecuada.
5. Rehabilitación.
Los objetivos generales son aumentar la probabilidad de cierre espontáneo. Los componentes fundamentales de esta
fase son nutrición y tiempo. La mayoría de los pacientes requiere nutrición parenteral total; sin embargo, se puede
probar nutrición oral o entérica en enfermos con fístulas de bajo gasto que se originan en el intestino distal. Un
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complemento útil es el análogo de la somatostatina,
sobre todo en pacientes con fístulas de alto gasto,
porque reduce el volumen de eliminación por la fístula,
con lo que facilita el control de líquidos y electrólitos.
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La irrigación del bazo está dada por la arteria
esplénica que se origina en el tronco
próximas al hilio, generalmente son dos
ramas una superior y otra inferior.
Del tronco principal o de la rama inferior
nace la arteria gastroepiploica izquierda y de
la superior los vasos cortos. Cada rama da
origen a las arterias polares y
mesoesplénicas. Las venas siguen una
idéntica distribución.
De acuerdo a la distribución de la irrigación,
se dice que si el bazo se rompe a la mitad no
sangra.
La arteria esplénica se ramifica en colaterales trabeculares que a su vez dan origen a las arterias centrales, estas tienen
la particularidad de estar rodeadas de linfocitos T. de estas arterias nacen las foliculares.
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La pulpa blanca está formada por nódulo de Malpigihi,
contiene fundamentalmente linfocitos B.
Las arterias centrales que abandonan la pulpa blanca
llevan sangre rica en células pero pobre en plasma, y se
dividen formando las arterias penicilares.
La pulpa roja consta de dos estructuras: los cordones de
Billroth, formados por una malla de células reticulares y
macrófagos.
Esplenomegalia.
No toda esplenomegalia cursa con hiperesplenismo, la mayoría de estos son secundarios (excepto en la mujer que
puede tratarse de hiperesplenismo primario).
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Enfermedades hematológicas.
Tesaurismosis.
Enfermedades propias del bazo: quiste hidatídico, pseudoquistes, tumores primarios.
ESFEROCITOSIS HEREDITARIA
La esferocitosis hereditaria es una enfermedad autosómica
dominante que afecta a la producción de espectrina, una
proteína citoesquelética de los eritrocitos. La pérdida de esta
proteína hace que los eritrocitos carezcan de su forma bicóncava
característica, tomando una forma esférica.
Esto le otorga a las células una la fragilidad osmótica
incrementada y son más proclives a su retención y destrucción en
el bazo.
El diagnóstico se hace mediante la exploración de un frotis de sangre periférica, el aumento del número de reticulocitos,
el aumento de la fragilidad osmótica y una prueba de Coombs negativa. Presenta hiperplasia medular de la serie roja.
El tratamiento se hace con esplenectomía en anemias de difícil control. La esplenectomía debería retrasarse hasta la
edad de 6 años para conservar la función inmunitaria del bazo y reducir el riesgo de síndrome de sepsis grave
postesplenectomía.
HEMOGLOBINOPATÍAS
Trastornos en los que las moléculas de hemoglobina manifiestan defectos cualitativos o cuantitativos. Esto da lugar a
eritrocitos con una forma anómala, lo que puede conducir a su secuestro esplénico y su destrucción subsiguiente. En las
beta-talasemias tanto mayor como menor no se sintetiza HgA y existe un exceso de síntesis de HbF y HbA2. Se tratan
con trasfusiones (>250 ml/kg/año) y se indica esplenectomía.
Existen otras patologías de esta índole como la alfa talasemia y la anemia drepanocitica.
Aguda: de presentación infantil, comienzo brusco asociado a púrpuras; frecuentemente existe un antecedente
infeccioso y en la mayor parte de los casos cura sola.
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Crónica: comienzo en los adultos, brotes con hemorragias cutáneas (petequias, equimosis) o mucosas
(gingivorragias, epitaxis y menorragias).
Se caracterizan por crecimiento anormal de líneas celulares en la médula ósea e incluyen: policitemia vera,
leucemia mieloide crónica, trombocitopenia esencial y mielofribrosis primaria.
El problema subyacente común que conduce a una esplenectomía en estos trastornos es la esplenomegalia sintomática.
Los síntomas por esplenomegalia consisten en saciedad temprana, vaciamiento gástrico deficiente, pesantez o dolor en
el cuadrante superior izquierdo e incluso diarrea.
ENFERMEDAD DE HODKING
Suele afectar a adultos jóvenes de entre 20
y 30 años. En algunos casos los pacientes
presentan síntomas inespecíficos como
sudoración nocturna, pérdida de peso y
prurito, pero de forma más característica,
hay una adenopatía cervical generalmente
asintomática. En el 75% de los casos existe
bazo palpable.
Desde el punto de vista histológico la
enfermedad de Hodgkin se caracteriza por
el predominio linfocítico, la esclerosis
nodular, la celularidad mixta y la
eliminación linfocítica. Y se caracterizan por
la presencia de células gigantes
multinucleadas de Red-Sternberg.
Se debe constatar esplenomegalia clínica
por medio de TC.
Se realiza laparoscopía o laparotomía para
confirmar el diagnóstico y descartar
afectación esplénica o subdiafragmática.
Además de la esplenectomía, la
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intervención conlleva una linfoadenectomía hiliar esplénica, una biopsia del hígado, una biopsia de los ganglios
retroperitoneales y una biopsia de un ganglio hepatoduodenal, y una ovariopexia en las mujeres premenopáusicas.
LINFOMA NO HODKING
El linfoma primario de bazo es el tumor maligno más frecuente de este órgano.
La esplenectomía es el único medio diagnóstico del linfoma primario de bazo y constituye su tratamiento. Está indicada
en los pacientes con un LNH con esplenomegalia masiva que provoca dolor abdominal, saciedad temprana y sensación
de plenitud. También puede estar indicada en pacientes que presentan anemia, neutropenia y trombocitopenia
asociadas al hiperesplenismo.
El linfoma primario de bazo no puede punzarse para biopsia ya que el órgano está muy vazcularizado y su cápsula es
muy débil. Por ello es mejor la esplenectomía ya que también resulta ser su único tratamiento efectivo.
El absceso esplénico es una enfermedad inusual, pero si no es tratada tiene una mortalidad del 100%.
La causa más frecuente es la endocartitis bacteriana el infarto esplénico. Por ello, se debe preguntar al paciente
antecedentes de valvulopatías mitral o aórtica, ya que las vegetaciones pueden liberarse al torrente sanguíneo y los
émbolos impactan en el bazo, produciendo en primer lugar un infarto y en segundo lugar la proliferacion bacteriana.
La clínica del absceso se presenta con fiebre, eplenomegalia, leucocitosis y en ocasiones dolor en el hipocondrio
izquierdo, el hemitórax o el hombro homolateral.
El diagnóstico se hace mediante ecografía o TC.
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El drenaje percutáneo es mínimamente agresivo, tiene la ventaja de conservar la función inmunológica en pacientes
jóvenes y estará indicado en: Abscesos únicos no tabicados, alejados del hilio esplénico, Relativamente pequeños <3 cm,
estables hemodinámicamente y pacientes con alto riesgo quirúrgico. La persistencia del cuadro séptico a pesar del
tratamiento conservador, indicará la necesidad de esplenectomía.
Para realizar el drenaje percutáneo se utiliza analgesia local o sedación, se introducen pequeñas agujas a través del
espacio intercostal, se punza en la zona abscedada y se la drena. Se puede colocar una vía y un drenaje para que quede
drenado el absceso por un tiempo determinado.
Los quistes hidatídicos esplénicos representan el 1 al 3% de la enfermedad hidatídica den el hombre. Se hallan de forma
incidental por un método de imagen.
La clínica puede presentarse con dolor o malestar en el hipocondrio. La esplenomegalia es poco frecuente.
Se debe investigar los antecedentes epidemiológicos del paciente, está asociada a otras localizaciones (en un 50%
hepática o pulmonar).
El tratamiento se basa en la esplenectomía + abendazol.
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Todos los sujetos en quienes se practica una esplenectomía electiva deben vacunarse cuando menos una semana antes
de la intervención con vacunas polivalentes neumocócica, meningocócica y para Haemophilus. Es necesario valorar la
posible necesidad de transfusión de hemoderivados y optimizar el estado de coagulación preoperatorio.
La principal indicación de esplenectomía es el trauma. Pero también las esplenectomías quirúrgicas, ya que cuando
existe esplenomegalia hay una ruptura espontánea de bazo.
Hematemesis.
Melena.
Hematoquecia: depende de la velocidad de sangrado que al aumentar la motilidad produce hematoquecia, que
es la presencia de sangre fresca en materia fecal.
Descompensación hemodinámica: HTA o hipotensión, taquicardia, sopor, sudoración, letargo.
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ENFOQUE GENERAL DE LOS PACIENTES CON
UNA HEMORRAGIA DIGESTIVA AGUDA
La evaluación hemodinámica divide a los pacientes en dos
grupos: hemodinámicamente estable e inestable.
Para realizar esta división se tienen en cuenta:
Signos vitales.
Estado de conciencia
Palidez o sudoración.
Diuresis
Saturación de oxígeno.
Es una complicación severa en pacientes con hipertensión portal (cuyo principal origen es cirrótico), con una mortalidad
del 15 al 20%.
El gradiente de presión venosa hepática normal es menor a 5 mmHg, con lo cual no existe dilatación venosa. Cuando la
presión asciende a 10 mmHg se presenta con hipertensión clínicamente significativa y muestra la presencia de várices
(dilatación venosa). Cuando se eleva a 20 mmHg se produce la ruptura con sangrado activo.
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ESTIGMAS DE SANGRADO EN VÁRICES ESOFÁGICAS
GOV-1: cuando se extienden hacia la curvatura menor, en continuidad con las venas esofágicas.
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2ª y 2b son normalmente producidos por sangre arterial, mientras que 1b, 2b y 3b son sangrados de tipo venosos y
difusos.
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Las causas se dividen en:
Frecuentes: úlcera péptica (20-50%) + duodenal- gástrica. Gastroduodenopatías erosivas (por ingesta de café,
mates), desgarro de Mallory Weiss, esofagitis erosiva y ectasias vasculares.
Menos frecuentes: lesión de Dieulafoy (venas subcutáneas a nivel gástrico que al mínimo trama sangran),
enfermedad maligna, gastropatía por hipertensión portal, iatrogénica, fístula aortoentérica.
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En más del 95% de los pacientes con una hemorragia digestiva baja, el origen del sangrado es el colon. El intestino
delgado solo es responsable en pocas ocasiones y, como estas
lesiones típicamente no se diagnostican mediante la
combinación de una endoscopia alta y baja, se suelen
considerar dentro de las causas oscuras de hemorragia
digestiva. En general, la incidencia de la hemorragia digestiva
baja aumenta con la edad y su causa está a menudo también
relacionada con la edad. Específicamente, las lesiones
vasculares y la enfermedad diverticular afectan a todos los
grupos de edad, si bien presentan una incidencia mayor en
adultos de mediana edad y edad avanzada. En la población
pediátrica, la invaginación es la causa de hemorragia baja más
común, en tanto que el divertículo de Meckel puede
considerarse en el diagnóstico diferencial de adultos jóvenes.
La presentación clínica de esta patología varía desde una
hemorragia intensa, con enfermedad diverticular o lesiones
vasculares, hasta molestias menores secundarias a fisura anal
o hemorroides.
Contraindicaciones de endoscopía
terapéutica
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Gamagrafía: con hematíes marcados por tecnecio 99. Alta
sensibilidad. Detecta hemorragia activa meno de 0,5ml/minuto. No
permite realizar gestos terapéuticos.
Videocápsula
endoscópica: de elección en pacientes con HDB de origen indeterminado. Es
un procedimiento no invasivo, de excelente tolerancia y elevada eficacia
diagnóstica. Su principal inconveniente deriva de limitaciones técnicas como
imprecisión para localizar exactamente la lesión, no poder obtener biopsias
y no realizar procedimientos terapéuticos.
Enteroscopía: exploración que visualiza directamente el intestino
delgado con la ventaja adicional de que permite la intervención terapéutica.
La combinación de enteroscopía por vía anterógrada y por vía retrógrada o
cólica puede conseguir una imagen intestinal completa en el 5% de los
casos.
La enteroscopía intraoperatoria se realiza a través de una enterotomía, está indicada en casos de hemorragia
masiva, persistente o recurrente que requieran laparotomía.
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Cuando no se consigue controlar la hemorragia con los tratamientos farmacológicos o endoscópicos, se puede detener
provisionalmente el sangrado taponándolo con un balón hinchable. La sonda de Sengstaken-Blakemore consta de un
tubo gástrico con sendos balones hinchables para el esófago y el estómago. Se infla el balón gástrico y se comprime la
unión gastroesofágica. Si no se logra controlar la hemorragia, se infla también el balón esofágico para comprimir el plexo
venoso situado entre ambos.
El sangrado de la gastropatía hipertensiva portal no responde al tratamiento endoscópico debido a que las anomalías de
la mucosa son muy difusas. Las lesiones se deben a la existencia de unas presiones venosas portales elevadas; por
consiguiente, están indicadas las medidas farmacológicas para reducir la presión venosa portal. Si no se logra controlar
la hemorragia aguda con el tratamiento farmacológico, se debe considerar la posibilidad de la derivación portosistémica
intrahepática transyugular.
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HEMORRAGIA DIGESTIVA BAJA
Presenta una distribución geográfica desigual, en Japón, América Latina, Europa oriental. 70-80 casos por millón de
habitantes al año.
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Se encuentra tercero en la lista de los cánceres del sistema digestivo, seguido del cáncer de colon y cáncer de recto.
La edad pico de incidencia es de 60 años. En áreas de incidencias elevadas la edad media al momento del diagnóstico es
de 55 años, con una sobrevida promedio a 5 años menor del 15%.
Los hombres tienen 1,7 más probabilidad de sufrir un carcinoma gástrico que las mujeres.
Su etiopatogenia es desconocida. Pero existen factores ambientales predisponentes que dividen a los factores de riesgo
en:
Definitivos y de vigilancia sugerida: displasia de alto grado, poliposis adenomatosa familiar, adenomas, esófago
de Barret.
Definitivos: metaplasia intestinal, gastritis crónica atrófica, infección por H. pylori, cáncer colorectall hereditario
sin poliposis.
Existe un modelo multifásico del cáncer gástrico, que sigue una secuencia temporal de cambios neoplásicos:
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La región antropilórica es la más frecuente.
La distribución multicéntrica representa el 20%
esto significa que, si a un paciente se le realiza
una endoscopia y se encuentra una lesión en
el Fundus, se debe seguir buscando
posibilidades en todo el estómago. Ya que las
posibilidades de que se encuentre otra lesión
neoplásica es de 1 en 5.
Existen dos tipos histológicos: Lauren los calificó en tipo intestinal y tipo difuso.
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Tipo
difuso
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En el tipo II la úlcera llega hasta la muscular
propia, mientras que en el tipo III abarca todas las
capas gástricas.
Existe un tipo V que es de crecimiento superficial,
aunque siempre se trata de un carcinoma.
El cáncer gástrico temprano tiene un pronóstico del 5 al 10% de hacer metástasis. La diseminación se hace por estas
vías:
NIVEL II
NIVEL I
7. De la arteria
1. Cardinales derechos
gástrica izquierda.
2. Cardinales
8. De la arteria
izquierdos.
hepática común.
3. Curvatura menor.
9. Del tronco celíaco.
4. Curvatura mayor.
10. Hilio esplénicos.
5. Suprapilóricos.
11. De la arteria
6. Infrapilóricos.
esplénica.
NIVEL III
12. Pedículo hepático(arteria
hepática propia).
13. Retropancreáticos.
14. Raíz del mesenterio.
NIVEL IV
15. De la arteria cólica media.
16. Paraaórticos.
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Clínico: se basa en:
Sintomatología: es variable, inespecífica y muchas veces tardía provocando un retraso en el diagnóstico.
Síndrome dispéptico, anemia crónica, obstrucción, alteración del peso. Generalmente estos síntomas se
encuentran en el cáncer avanzado.
Hemorragia digestiva, perforación, ulceración.
Métodos complementarios:
Laboratorio: los marcadores tumorales no son de utilidad práctica, los mismos son: CEA, CA19-9, CA 50,
CA 195.
Radiología: ayuda a determinar los patrones de la lesión, que puede ser ulcerada (si hay adición),
vegetante (si hay defecto de relleno), infiltrantes (si existe rigidez parietal).
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TAC abdominal sirve para estadificación del tumor.
Esta estadificación es de utilidad para determinar la localización, el grado de invasión de la pared (T), metástasis en
ganglios (N) y metástasis a distancia (M).
Se realiza mediante radiografía y endoscopía, que localiza y examina el esófago, estómago y duodeno. Mediante
colorantes vitales, biopsia, tipo de Lauren y grado histológico.
La TAC es obligatoria, se puede utilizar la PET que detecta las metástasis en un 20%, pero se debe asociar a
otros estudios como laparoscopia, TAC cerebral y cámara gamma ósea.
El único procedimiento curativo es la cirugía. Se deben dirigir los esfuerzos en establecer un diagnóstico precoz, cirugías
radicales, asociación con otros tratamientos.
Todos los tumores gástricos son operables y resecables, pero se debe hacer una selección teniendo en cuenta la edad
avanzada, alteraciones orgánicas y nutricionales, anemia.
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Relacionados con la
neoplasia: diseminación
masiva, supervivencia de 3
meses; ascitis
carcinomatosa; cirugía
paliativa por complicaciones
evolutivas.
Potencialmente curables: resecables, sin metástasis intraperitoneales y a distancia, se realiza una cirugía radical.
Incurable: infiltración irresecable, con metástasis intraperitoneales y a distancia. No se realiza cirugía radical.
La extensión de la gastrectomía depende de acuerdo a la localización y tipo histológico, de la distancia del borde de
resección.
Billroth I: no se utiliza ya que hace una anastomosis a nivel del duodeno, arrastrando el páncreas, tiene
complicaciones como fístulas a nivel del duodeno.
Bilrroth II: tanto la técnica asa en omega como en montaje Y de roux.
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La resección ampliada se realiza con la esplenectomía, esplenopancreatectomía, colon e hígado, tumor de Krukemberg
con ovariectomía profiláctica.
El tratamiento endoscópico se realiza con fotocoagulación láser y resección mucosa.
LINFOMA: Linfoma de células B de zona marginal de tipo MALT, asociado a gastritis crónica y Hp, presenta una
lesión linfoepitelial.
Se presenta con síntomas digestivos y generales.
La endoscopía muestra masas polipoideas, engrosamiento de los pliegues y lesiones ulceradas. La
ecoendoscopía revela invasión en profundidad y compromiso ganglionar. La TAC y RM muestra la afectación de
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hígado, bazo y ganglios linfáticos a distancia.
El tratamiento del linfoma de alto grado es quimioterapia + radioterapia y cirugía en casos seleccionados.
Mientras que en el MALT de bajo grado el tratamiento se centra en la erradicación del Hp.
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DIAGNÓSTICO Y ESTADÍO
Endoscopia con toma de biopsia: permite establecer la localización respecto a la arcada dentaria y la unión
esofagogástrica; longitud y extensión circunferencial; grado de obstrucción; presencia o ausencia de esófago de
Barret; suele determinar el tipo Siewert.
TAC: estudia la localización y afectación local del tumor. Valoración de metástasis a distancia. Escasa sensibilidad
por metástasis <1 cm en el peritoneo.
Eco-endoscopia: la más eficaz en estadiaje locorregional ADC-UEG. Describe la profundidad del tumor (T), (80%
exactitud). Describe invasión linfática próxima al tumor (N) en un 90%. Permite biopsia de adenopatías. Importante
en estadios precoces para determinar tratamiento.
PET: si en la TAC no se detectan metástasis, es más sensible porque detecta metástasis ocultas, pero es poco eficaz
para evaluación locorregional.
EGD: útil como estudio inicial en síntomas digestivos altos, ayuda en l planificación de la cirugía.
Laparoscopia exploradora: permite descartar diseminación peritoneal, metástasis hepáticas o diseminación
linfática. Permite hacer citología si hay ascitis o realizar una citología ras lavado.
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Tipo I de Siewert Tipo II de Siewert
Tipo III de Siewert
Mide por término medio entre 3 y 4 cm de diámetro en adultos. Se origina en el ventrículo izquierdo, su trayecto inicial
es ascendente, posteriormente forma el arco aórtico y desciende atravesando el tórax hasta llegar al abdomen, donde
se divide en las 2 ilíacas comunes que se dirigen a los miembros inferiores.
Se trata de una dilatación focal, permanente e irreversible de la arteria que supone un aumento de más del 50% del
diámetro esperado.
Los aneurismas afectan un solo segmento de la aorta o varios de ellos.
Pueden ser aneurismas verdaderos cuando se afectan las tres capas de la arteria, o pseudoaneurismas (falsos) cuando
se rompe la íntima y la media y se dilata la adventicia.
CLASIFICACIÓN
Por su forma: sacular o fusiformes, sinedo estos últimos la mayor forma d epresentacion en la aorta.
Por su etiología: degenerativos (ateroescleróticos), congénitos, infecciosos, por arteritis, necrosis quística
(síndrome de Marfan) y traumáticos.
Por su topografía: torácicos, tóraco-ambdominales y abdominales.
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Esta clasificación anatómica tiene importantes
implicaciones en la técnica y el plan quirúrgico
a utilizar, así ́ como los riesgos específicos
perioperatorio de morbilidad y mortalidad. El
Tipo I representa el 25%, compromete toda la
aorta descendente y se extiende solo hasta la
parte proximal de la aorta abdominal. Tipo II
(aproximadamente 30%) compromete la aorta
torácica descendente y casi toda la aorta
abdominal. Tipo III (menos del 25%) involucra
la aorta torácica distal y toda la aorta
abdominal. El tipo IV (menos del 25%) está
limitado a toda la aorta abdominal o casi toda,
incluyendo los vasos viscerales y renales
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Representan el 0,5% de las consultas por dolor torácico en la guardia. 2/3 de los pacientes son mayores de 65 años. La
mayoría de ellos son hipertensos (72%), mientras que existe un subgrupo que presenta predisposición familiar.
Clasificación de DeBakey
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Tipo II: se origina en la aorta ascendente y se limita a
ese sitio.
Tipo III: se origina en la aorta descendente, pero rara
vez se extiende.
Clasificación de Stanford
DOLOR: presente en el 95% de los casos, mayormente es torácico anterior y menormente es abdominal. Es de inicio
brusco en casi todos los casos. Suele estar acompañado de signos o síntomas de compromiso de órgano e insuficiencia
aórtica agudo. En casi la mitad de los casos se presenta asimetría de pulsos.
El dolor característico es intenso, desgarrador, transfixiante sostenido y migratorio desde proximal hasta distal.
Suele estar acompañado de:
Asimetría de pulso.
Hipotensión y síncope.
Soplo diastólico aórtico para los de tipo A.
Dolor abdominal hasta un 42% en los tipos B.
Falla cardíaca congestiva.
Signos o síntomas de compromiso de órgano: los aneurismas de la aorta ascendente y de la porción transversal
del cayado aórtico causan síntomas vinculados con la compresión de la vena cava superior, la arteria pulmonar,
las vías respiratorias o el esternón.
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Las primeras dos causas de muerte como complicación del aneurisma desecante son: en primer lugar, rotura de la
aorta, en segundo lugar, es la insuficiencia aórtica aguda.
FACTORES PRONÓSTICOS:
Más de la mitad de los aneurismas se ubican en la aorta ascendente, le siguen en frecuencia: arterias poplíteas,
femorales, aneurisma de arterias de destino visceral (tronco celíaco y esplénica). En ocasiones, los pacientes se
encuentran asintomáticos o los síntomas son atípicos o secundarios al compromiso por contigüidad, por lo que se
requiere un alto índice de sospecha para su diagnóstico.
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Aortoarteriografía torácica: importante para el diagnóstico y la planeación
preoperatoria, sobre todo en los individuos con afección de la AA. Además de
conocer el estado de las arterias coronarias y la función del ventrículo izquierdo,
la aortografía proximal permite valorar el grado de insuficiencia valvular aórtica y
de afectación de la raíz arterial, así como el desplazamiento de los orificios
coronarios y la relación que guarda el aneurisma con los vasos del cayado aórtico.
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Reparación endovascular: este tratamiento consiste en su exclusión endovascular
mediante la colocación de una endoprótesis (stent forrado) que permite el flujo
sanguíneo, pero despresuriza el aneurisma.
La arteria subclavia queda ocluida muchas veces cuando la prótesis sobrepasa el ostium de
emergencia de la subclavia, por lo que se debe revascularizar el brazo, se realiza una
anastomosis de la misma a nivel de la carótida.
Aneurismas complicados: de las arterias aorta abdominal, ilíacas, esplénica, hepática, renales y mesentérica
superior.
Isquemia visceral aguda: obstrucción arterial o trombosis venosa.
Degradación proteolítica del tejido conectivo de la pared aórtica: por metaloproteínas de matriz que degradan
elastina y colágeno.
Factor inflamatorio: infiltración celular y citoquinas (van degradando la pared entre la íntima y la muscular).
Factor hereditario: sobre todo en el sexo masculino y aumenta la prevalencia en familiares directos.
Factor hemodinámico: por alteración de la onda de pulso.
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El AAA es la 10° causa de muerte en los mayores de 55 años. Presenta una mortalidad del 65 al 85%.
La prevalencia es en el rango etario de 60 a 80 años y es mayor en hombres que en mujeres.
Dentro de los Factores de riesgo se encuentran: edad avanzada, tabaquismo, antecedentes familiares de primer
grado, HTA. El riesgo de ruptura es más frecuente en mujeres, fumadores e hipertensos. El AAA suele estar acompañado
de enfermedad coronaria en el 60% de los casos y de ACV en el 30%.
La triada característica se presenta con: dolor abdominal, masa abdominal pulsátil e hipotensión o shock
hemodinámico. Al principio del cuadro aparece cada componente en el 30%, luego al avanzar el caso uno de los tres
pilares predomina.
La forma de ruptura más frecuente es retroperitoneal, mientras que el derrame de sangre dentro del peritoneo es
menos infrecuente pero más letal.
Los diagnósticos diferenciales que se deben plantear son: cólico renal, diverticulitis, úlcera perforada, IAM,
oclusión intestinal e isquemia intestinal.
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Dolor Inestabilidad Masa pulsátil Diagnóstico clínico Medidas
hemodinámica
Sí Sí Si Ruptura Transferir
aneurismáticas inmediatamente al
(triada clásica) quirófano
Sí Sí No Sospecha de ruptura Si el paciente tiene
(La falta de masa antecedentes de AAA
puede deberse a o si presenta signos
obesidad o presión de peritonitis se debe
arterial baja, o bien transferir
la sangre se ha directamente al
filtrado en el quirófano. Se puede
retroperitoneo y no contastar con
permite tocar la ecografía, pero si el
masa) paciente se
encuentra estable
hemodinámicamente
se puede realizar TC.
Sí No Sí Posible ruptura Contastar con Tc y
(puede tener una considerar cirugía
ruptura incipiente o urgente si se hace el
un aneurisma diagnóstico de AAA.
inflamatorio)
Yes No No Ruptura improbable Contastar con TC o
(puede tener una ecografía.
ruptura contenida en
un paciente obeso o
puede dificultarse su
palpación)
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PREOPERATORIO
Una vez diagnosticado un aneurisma, la optimización del tratamiento médico tiene un doble propósito: minimizar la
velocidad de expansión del aneurisma y la tasa de ruptura.
Como medidas generales se le coloca al paciente un catéter para medir PVC, canalización periférica gruesa (con
empleo de cristaloides), colocación de sonda vesical, asistencia de oxígeno. Se emplea de forma restrictiva aporte de
volumen preoperatorio y se lo debe mantener con una presión arterial sostenida lo más baja posible (llamada
hipotensión inducida), para mantener la perfusión de los órganos vitales, ya que si el paciente entra en IR la
mortalidad es muy alta.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Se puede llevar a cabo mediante dos
procedimientos: reparacion abierte y
reparación endovascular.
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COMPLICACIONES POSTRATAMIENTO
Insuficiencia respiratoria 20%.
IRA, con mal pronóstico de mortalidad en el 90%.
IC.
Isquemia de colon.
Colecistitis alitiásica.
Hemorragia digestiva.
Ateroembolismo.
Oclusión de un ramo del injerto.
Síndrome compartimental abdominal.
ANEURISMAS ESPLÉNICOS
Representan el 48% de los aneurismas viscerales. El 25% de estos se
pueden complicar por ruptura. Y tiene 3 veces más posibilidades de
romperse en el hombre. Aunque sean más frecuentes en mujeres en
edad gestacional.
La fibrodisplasia es su causa principal, seguida por vasculitis e HTP.
El 80% de los aneurismas esplénicos se encuentran en la porción distal.
La cirugía está indicada cuando el diámetro es mayor de 2 cm, cuando se
rompen o en mujeres embarazadas.
ANEURISMAS RENALES
Representan el 30% de los aneurismas viscerales, son segundos en
frecuencia.
La causa más común es la displasia fibromuscular, ateroesclerosis y
arteritis.
Es más frecuente en el sexo femenino y en el rango etario de 40 a 60 años.
Cuando la arteria se afecta en el embarazo la mortalidad de la madre es
del 56% mientras que la del feto es 82%.
La cirugía se hace con la técnia de riñon expuesto exvivo, autotransplante
renal, en donde se retira al riñón de su fosa, se desconectan la arteria y
vena renal dejando el uréter, luego se lo vuelve a implantar otra vez en el
lugar y se reconectan los vasos.
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ANEURISMAS HEPÁTICOS
Reresentan el 6% de los aneurismas viscerales. Siendo más frecuentes en hombres. El
80% son extraparenquimatosis siendo la arteria hepática común la más afectada. La
causa más común es la poliarteritis nodosa. La clinica se presenta con dolor, hemorragia
gastrointestinal e ictericia. El tratamiento siempre es quirúrgico.
Arterial: por
trombosis aguda y
embolia (cuya principal
cuasa es la FA).
Venoso: trombosis.
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Se entra a la cavidad por laparotomía exploratoria en el caso de existir duda.
Se realiza revascularización (embolectomía, bypass, trombolisis). Se debe
valora la vitalidad intestinal y seccionar las zonas infartadas.
Es la presencia de cálculos en la vesícula biliar como consecuencia de alteraciones de las propiedades físicas de la bilis.
Los factores que pueden aumentar los riesgos de padecer cálculos biliares incluyen los siguientes:
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Consumir fármacos con estrógenos.
La bilis es un líquido de color amarillo verdoso, amargo. Es secretado por el hígado con un promedio de 600 ml al día.
Es isoosmolar y está compuesta por: agua (80%), sales biliares (10%), colesterol (5%) y fosfolípidos (5%). El líquido biliar
va desde el hígado al duodeno, las sales biliares son recicladas en el íleon terminal, haciendo el circuito entero-hepático.
La función de la bilis es: absorción de ácidos grasos, vitaminas liposolubles (A, D, K y E); neutraliza el ph gástrico; ayuda a
la excreción de sustancias tóxicas derivadas del metabolismo de fármacos.
Alteración en la secreción de
lípidos biliares.
Cristalización o nucleación del
colesterol.
Sobreproducción de proteínas
mucinas que modifican la
motilidad de la vesícula biliar.
Alteración en el transporte
intestinal de colesterol.
Insolubilidad de los elementos
sólidos: bilirrubina, colesterol,
sales biliares y fosfolípidos.
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Obstrucción del conducto pancreático:
la pancreatitis cursará con dolor
abdominal intenso y constante, por lo
general requiere hospitalización.
Cáncer de vesícula: las personas con
antecedentes de cálculos biliares
tienen mayor riesgo de padecer cáncer
de vesícula.
CLÍNICO
Cólico renal: el paciente no tiene posición antiálgica. El dolor es a nivel de la fosa lumbar, siendo el mismo
inestable.
Colangitis.
Pancreatitis: la colecistitis muchas veces va acompañada de pancreatitis y se puede tener una
colecistopancreatitis.
Divertículo que se inflama en el ángulo hepático del colon.
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Hepatitis viral: en los primeros momentos de la patología duele y al hacer la ecografía la pared de la vesícula se
encuentra engrosada, por lo que podría llevar a la confusión.
Colon irritable o enfermedades funcionales.
Causas extraabdominales: neumonía, neumotórax en pacientes longilineos, derrame pleural e IAM.
Es la inflamación aguda de la vesícula asociada con dolor, fiebre y leucocitosis producida por obstrucción del conducto
cístico.
En 90 a 95% de los pacientes la colecistitis aguda es secundaria a cálculos biliares. La colecistitis alitiásica aguda es un
padecimiento que ocurre de manera característica en enfermos con otras afecciones sistémicas agudas:
Pacientes graves en ITU: politraumatizado, IC o IR, ayuno prolongado, politransfundido, quemados, sepsis,
alimentación parenteral y respiración asistida.
La infección bacteriana es secundaria y favorece la formación de colecistitis aguda gangrenosa (50%) o enfisematosa.
Aun así, no se puede demostrar gérmenes en un porcentaje alto de colecistitis aguda. Las vías más comunes de llegada
son canalicular, hematógena, hepática o por contigüidad.
Los microorganismos más habituales son: aerobacter, enterococos, E coli, Klebsiella, Proteus. Los caos graves (como
colecistitis enfisematosa, principalmente en diabéticos y ancianos) son causadas por Clostridium welchi.
DOLOR continuo en hipocondrio derecho (ya que el cálculo está enclavado y no se mueve), irradiado al
epigastrio, dorso, región subescapular derecha, >6 horas. Se puede acompañar de náuseas y vómitos. El 50%
tiene bacterias gram negativas.
EXAMEN FÍSICO: dolor en epigastrio e hipocondrio derecho con defensa y signo de Murphy positivo, masa
palpable que excursiona, plastrón y fiebre.
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LABORATORIO
IMAGENES
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Pancreatitis aguda.
Gastritis, úlcera perforada.
Cólico renal.
Hepatitis, apendicitis aguda.
IAM de cara diafragmática.
Neumonía.
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El paciente debe ser hospitalizado, con suspensión de la ingesta oral, hidratación parenteral. Se le coloca SBG de
acuerdo a si presenta vómitos o no. Se administra ATB, analgésicos y antiespasmódicos.
Cirugía de urgencia
En pacientes que se
sospecha de una
complicación como una
perforación, mal estado
general y sepsis.
En la colecistitis alitíasica
(necrotizante).
Cirugía precoz
Se realiza dentro de las 48-
72 horas, no más alá de 4.5
días.
Cirugía diferida
4 a 6 semanas (consulta
tardía, gran plastrón, VSG
alta, riesgo quirúrgico
aumentado).
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Puede tratarse de causas
La obstrucción puede ser completa (en tumores) o incompleta (en litiasis). Esta misma causa ictericia.
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vitamina A o alteración metabólica como en la dbt o hipotiroidismo; ingestión de ácido pícrico, y en uremia por aumento
de urocromo. En la pseudoictericia se tiñen más intensamente las palmas, plantas, mejillas y frente, la pigmentación
caroténica es en áreas seborreicas de la cara.
Se debe diferencias el tipo de ictericia que tiene el paciente, en primer lugar, se determina si es hepática (como en las
hepatitis, que requiere un tratamiento médico) o si es obstructiva (por litiasis o tumores que requieren de tratamiento
quirúrgico).
Ictericia litiásica: se presenta con dolor en primera instancia, seguido de fiebre e ictericia.
Ictericia neoplásica: el primer síntoma en aparecer es la inapetencia, le sigue la ictericia y por último la fiebre o
dolor.
Antecedentes
Signos y síntomas:
Laboratorio
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Colangioresonancia: es útil para visualizar el
diámetro del árbol biliar, presencia de litiasis,
número y ubicación. Detalles de a vía biliar
intra y extrahepática. La desventaja es que es
un método meramente diagnóstico y no
permite la toma de biopsias.
Colangiografía retrógrada endoscópica: se
ingresa el endoscopio por vía oral, cuando
llega a la carúncula mayor del duodeno, pasa
con un cable guía al conducto colédoco. Para extraer el cálculo se infla un balón de extracción que barre el
cálculo y se elimina de forma segura por las heces. Este estudio presenta la ventaja de tomar biopsias.
Colangiografía transparietohepática
percutánea.
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El tratamiento médico de inicio consta de la estabilización hemodinámica, aplacar los síntomas, administrar ATB y
vitamina K.
El TRATAMIENTO QUIRÚRGICO se realiza con cirugía abierta o laparoscópica. La técnica empleada consta de
una serie de pasos:
Colecistectomía.
Colangiografía intraoperatoria.
Coledocotomía (se realiza una incisión sobre el colédoco)
Coledocolitotomía (se extrae la litiasis)
Coledocorrafia y tubo de Kehr (se cierra el colédoco. El T de Kehr se coloca cuando se utiliza mucho la vía y la
papila, se hace un drenaje biliar externo, de esa forma se evita que los puntos
se salgan de lugar, crenado un trayecto fistuloso).
Opcional: papilotomía-coledocoduodenoanastosmosis.
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Presentación clínica:
Ictericia sin crisis dolorosas, lenta, progresiva, sin remisión (tinte verdínico en ca de cabeza de páncreas y ca de
VBP), la ictericia puede ser intermitente (ca de papila).
Coluria y acolia.
Prurito intenso y rebelde.
Dolor (50%), cuando no hay crisis dolora se dice que es una ictericia muda.
Anorexia y pérdida de peso.
Hepatomegalia.
Vesícula palpable (signo de Bard y pick), es un signo probable de neoplasia, ya
que la vesícula está sana y se puede expandir, acto que no haía si sus paredes
estuvieran enngosadas.
Laboratorio:
Ecografía abdominal.
TAC.
Colangiopancreatografía por resonancia.
Colangiografía transparietohepática.
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La intervención de Whipple recibe también el nombre de duodenopancreatectomía
cefálica porqué consiste en la extirpación de la cabeza del páncreas, el duodeno, la vesícula
biliar, la vía biliar extrahepática y los primeros 10 cm del yeyuno en una primera fase. En una
segunda fase, se procede a la restauración de la continuidad pancreática, biliar y digestiva.
Que se consigue mediante anastomosis entre el páncreas, la vía biliar y el estómago, con el
intestino delgado.
CLÍNICA
Triada de Charcot: ictericia, fiebre y dolor.
Péntada de Reynolds: depresión del sistema nervioso central y shock.
LABORATORIO
VSG, recuento de glóbulos blancos, bilirrubinemia y FAL: ALTA
ECOGRAFÍA
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Abscesos hepáticos.
Neoplasias como origen.
CLÍNICA
La ictericia y el prurito son síntomas
frecuentes, el dolor es progresio y no
está presente siempre. La pérdida de
peso, adinamia, astenia se observan en
casos avanzados.
Los tumores del tercio superior simulan
una hepatitis, los del tercio medio
colecistopatía y los del tercio inferior
síndrome de Bard y pick.
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Clasificación de colangiocarcinomas de Bismuth-Corlette
DIAGNÓSTICO
La obstrucción extrahepática genera valores de bilirrubina total y directa
más alta. FA, GGT elevadas. Ca19-9 alto.
Colangiografía retrograda
endoscópica
Clínica
Dolor abdominal.
Pérdida de peso y anorexia.
Ictericia y colestasis.
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Diagnóstico
Whipple.
Extracción de la vesícula.
Tratamiento paliativos:
Radioterapia externa: una máquina envía
raadiacion hacia el cáncer desde el exterior del
cuerpo.
Radioterapia interna: se utiliza una sustancia
radiactiva sellada en agujas, semillas, alambres o
catéteres que se colocam directamente en el cáncer o
ceca de este.
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Toda lesión traumática que afecte la región comprendida entre el borde de la mandíbula y la base del cráneo en su
límite superior y el borde de la clavícula y la 7° vértebra cervical, en su límite inferior.
Zonas I y III: es dificultosa para explorar, por lo que requieren TC, angiografía.
La zona II es derivada a cirugía siempre.
JUSTIFICACIÓN DE LA ANGIOGRAFÍA
Hallazgos irrelevantes pueden acompañarse de lesión vascular.
Facilita el abordaje en lesiones bajas de la
carótida.
Aumenta el índice de hallazgos (+) operatorios.
Ya que se realiza cuando no hay tanto
sangrado evidente, pero se cree que hay lesión
de grandes vasos.
Diagnostica lesiones de la arteria vertebral.
Posibilidad de definir circulacion colateral
ceebral (20%).
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INDICACIONES DE CIRUGÍA INMEDIATA
Obstrucción de la vía aérea.
Hemorragia activa.
Hematoma en expansión o pulsátil el hematoma en expansión significa que el hematoma era pequeño, se
controla y luego crece. El hematoma pulsátil se nota una pulsación cuando se palpe.
Aparición de soplos, que pueden aparecer en las heridas por arma de fuego en donde se lesiona la pared
vascular.
Enfisema subcutáneo que no se explique por el tamaño de la herida o la exploración.
Salida de saliva a través de la herida traumática.
Déficit neurológico. Si se encuentra a nivel de miembro superior puede decirse que la lesión se encuentra a nivel
del plexo braquial.
Las estructuras del cuello se exponen mediante una incisión a lo largo del borde anterior del músculo
esternocleidomastoideo en el lado de la lesión.
Se separa el músculo cutáneo del cuello, exponiendo el borde anterior del músculo esternocleidomastoideo, que se
diseca del tejido subyacente. A continuación, se identifica y expone la vena yugular interna. Una lesión de la vena
yugular interna puede requerir una reparación directa o ligadura, si no es posible el cierre. Si es necesario, la arteria
carótida se controla proximal y distalmente si se sospecha una lesión arterial. Las lesiones de un segmento corto de la
arteria carótida deberían repararse con un cierre simple o bien con una anastomosis terminoterminal. Las lesiones más
extensas requieren reconstrucción con un injerto sintético o una vena autóloga.
Extensión posterior.
Extensión al tórax.
Sección del omohioideo.
Esternotomía con incisión medial: cuando hay lesión a nivel del cuello bajo.
TRAUMATISMO DE ESÓFAGO
Corresponde a <1% de los traumas de cuello. Son más frecuentes en hombres y tiene una prevalencia que va desde el
año a los 29 años.
Mecanismo de lesión:
Traumatismo penetrante: herida con arma de fuego, con objeto punzo-cortante.
Traumatismo contuso.
Localización: esófago cervical, torácico o abdominal.
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La sintomatología no es muy específica, pero el paciente cursa con:
Dolor esofágico.
Disfagia y odinofagia.
Enfisema subcutáneo.
Enfisema mediastínico.
Distrés respiratoria.
Fiebre.
Hematemesis.
Crepitación en el mediastino (signo de Hamman).
El diagnóstico se realiza mediante radiografía o TAC de cuello y tórax. La endoscopía es útil para determinar la
locación de la lesión. Dentro de los signos radiográficos se puede encontrar:
Neumomediastino.
El dolor o shock desproporcionado con la lesión aparente, un golpe en la zona baja del esternón o la salida de contenido
intestinal por tubo torácico indica una sospecha de
lesión esofágica.
La observación implica que se deben realizar exámenes complementarios en forma racional de acuerdo con la evolución
o las sospechas clínicas.
Si durante el seguimiento aparece cualquiera de las indicaciones quirúrgicas, el paciente debe intervenirse de inmediato.
SI a las 48 horas no hay síntomas o signos y los exámenes son negativos, se da de alta. En el caso de los traumatismos
que son leves, se reduce de 12 a 24 hs el tiempo de observación.
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Lesión física o deterioro funcional del contenido craneal debido a un intercambio brusco de energía mecánica.
A nivel tisular, las lesiones cerebrales son la consecuencia de la transmisión directa de la energía o bien de la
acumulación de la sangre dentro del cráneo.
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Escala de Glasgow
Un score:
Cuando el traumatismo es leve, generalmente se realizan estudios de rutina, se deja en observación y si no presenta
complicaciones se da el alta. Si es moderado, se interna mientras se va valorando el estado del paciente. En los traumas
graves generalmente los pacientes deben estar intubados.
Según la doctrina de Monro-Kellie, cualquier aumento en el volumen del contenido intracraneal (de sangre o edema)
ocasiona una elevación de la presión intracraneal (PIC) con una disminución asociada en el volumen de otros tejidos,
como el parénquima cerebral y el líquido cefalorraquídeo.
Dentro de las causas se engloba: TCE, ACV, meningitis, encefalitis y abscesos cerebrales, hisrocefália, tumores y
trombosis de los senos venosos durales.
Vómitos en chorro.
Cefaleas.
Somnolencia.
Convulsiones.
Pérdida o disminución de la visión.
Si el paciente no recibe tratamiento a tiempo estos síntomas derivan en coma y muerte del paciente. Para detectar la
HTE, se introduce un catéter a través de un orificio en el cráneo producido por un trépano, ese catéter conectado a un
captor de PIC determina la Presión craneal.
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Fractura del piso anterior: equimosis periorbitaria o singo
de ojos de mapache.
Es muy importante el interrogatorio. Y el examen clínico general: se debe inspeccionar el cráneo (buscando los signos de
fractura de base del cráneo) y buscar fracturas faciales.
Se debe valorar el estado de conciencia o mental:
Valorar pupilas, el fondo de ojo no tiene utilidad en el manejo inicial del politrauma.
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Valorar VII par: sobre todo si se trata de un trauma de piso medio por cizallamiento por aceleración y
desaceleración.
Valoración motora y de reflejos.
A. Valoración de vía aérea y columna cervical: con que el paciente hable es suficiente para saber si la vía aérea
sigue indemne. En cuanto al control de la columna cervical se puede evaluar mediante la palpación dolorosa y la
radiografía posterior a la evaluación primaria que se necesita para retirar el collar cervical.
B. Respiración o ventilación, es importante la auscultación para buscar neumotórax.
C. Circulación: se evalúan signos de sangrado, se mide tensión arterial y pulso, también valorar con la auscultación.
D. Déficit neurológico: valorando la escala de Glasgow.
E. Exposición del paciente: se debe retirar la ropa e inspeccionar la región anterior y ventral del cuerpo. A nivel del
cráneo se debe palpar y visualizar si hay heridas tapadas por el cuero cabelludo.
FACTORES PRONÓSTICOS
Los ESTUDIOS A
SOLICITAR son:
radiografía de
cráneo, cervical,
tórax y pelvis en
un politrauma.
O de preferencia
una TAC de
cerebro sin
contraste.
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El hematoma epidural se produce por traumatismo grave, el 60% son en la región temporal. Es 4 veces más
frecuente en hombres. La clínica comienza con pérdida del conocimiento, luego de un período de lucidez mental sigue
un período de rápido deterioro hasta llegar de nuevo a la inconciencia. Suele elevar la PIC.
El hematoma subdural también se produce por trauma grave se produce principalmente por aceleración y
desaceleración brusca que rompe las venas puentes del cráneo. Comprime severamente el cerebro siendo el más letal.
Puede ocurrir un pequeño sangrado y pasar desapercibido por días (hematoma subdural crónico), los pacientes con
hematoma agudo evolucionan con coma desde el principio.
El hígado pesa 1400-1500 gr en el cadáver, 2300-2500 en sujetos vivos. Presenta un color rojo pardo. Su diámetro
transversal es de 28 cm, el vertical es de 8 cm y el posterior de 20 cm.
Tiene 3 caras: superior, inferior y posterior.
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CARA SUPERIOR
Su parte superior es convexa y lisa, presenta una vertiente superior y otra anterior. Esta cara está relacionada con la
parte carnosa del diafragma y el centro frénico. La sombra hepática y del diafragma se confunden en la rx.
CARA INFERIOR
Presenta 2 surcos interceptados por una rama
transversal (hilio hepático) dando forma de “H”
CARA POSTERIOR
Es una cara cóncava desde la 9° a la 12° dorsal. Presenta:
Surco vertical derecho: aloja la vena cava inferior y la emergencia de las suprahepáticas.
Surco vertical izquierdo: continua el surco de la vena umbilical, aloja el conducto venoso de Arancio.
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MEDIOS DE FIJACIÓN
LIGAMENTOS:
VASOS
Vena porta: formada por la arteria mesentérica superior
y el tronco esplenomesentérico. En el hilio se divide en una
rama derecha e izquierda. La derecha puede recibir el
aporte de la vena cística. Terminan formando las venas
interlobulillares.
Arteria hepática es rama terminal del tronco celíaco,
sigue el borde del epiplón menor y al llegar al hilio se divide
en la rama derecha e izquierda.
SEGMENTACIÓN HEPÁTICA
El hígado presenta 3 segmentos quirúrgicos, divididos por la
línea cística que va desde la vesícula biliar a la vena cava y la
división de las venas suprahepáticas. Se divide al hígado en
un segmento izquierdo, medio (lóbulo caudado) y derecho.
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Cuando la vena porta entra al hígado por su cara inferior se divide en izquierda y derecha. El hígado izquierdo sobrepasa
los límites del lóbulo izquierdo ya que incluye al lóbulo caudrado. El lóbulo caudado o de Spiegel está apartado y
corresponde al segmento 1.
Segmentos del hígado izquierdo, comprende 2 sectores separados por la cisura portal izquierda:
Segmentos del hígado derecho, comprende 2 sectores separados por la cisura portal derecha:
Sector paramedial derecho: segmento 5 (anterior), segmento 8 (posterior). Corresponden a la vena paramedial
derecha.
Sector lateral derecho: segmento 6 (anterior), segmento 7 (posterior). Corresponden a la vena lateral derecha.
Colección de pus en el hígado. Puede ser único y grande o múltiples y pequeños. El hombre tiene mayor prevalencia que
la mujer. Suele estar asociado a enfermedades inmunosupresoras.
ETIOPATOGENIA
El desarrollo de un absceso hepático se produce cuando un inóculo de bacterias, con independencia de la vía de
exposición, supera la capacidad del hígado para eliminarlo. Ello da lugar a invasión tisular, infiltración de neutrófilos y
formación de un absceso organizado.
Las potenciales vías de exposición hepática a las bacterias son:
Árbol biliar: en colecistitis y colangitis (colangitis supurativa ascendente). Generalmente se forman abscesos
múltiples y pequeños.
Vía venosa por vena porta: por migración de un émbolo séptico desde un absceso perianal.
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Vía arterial por la arteria hepática (de origen extraabdominal por infección generalizada como endocarditis,
neumonía).
Extensión directa de un nido de infección próximo (por contigüidad), por ejemplo, de un absceso subfrénico o
perirrenal.
Traumatismos, ya que pueden ingresar con la contusión o por producción de un hematoma y zonas de necrosis
que se abscedan.
Criptogénicos (15 al 21%).
Casi todos los abscesos hepáticos afectan al lóbulo derecho del hígado (tres cuartas partes de los casos). Se desconoce la
explicación, aunque se ha propuesto un flujo sanguíneo laminar preferente hacia el lado derecho. El lado izquierdo se
afecta en un 20% de los casos y el lóbulo caudado lo hace rara vez (5%).
Siendo E. coli y Klebsiella los microorganismos aislados con más frecuencia.
CLÍNICA
La fiebre, los escalofríos y el dolor abdominal espontáneo y a la palpación en el hipocondrio derecho, la ictericia son los
síntomas iniciales más frecuentes. Puede existir hepatomegalia, mientras que la ascitis, esplenomegalia y sepsis son
raras. La afectación diafragmática puede producir tos o disnea, se acompaña de síntomas constitucionales como
malestar general, anorexia y pérdida de peso, náuseas y vómitos, diarrea.
DIAGNÓSTICO
Laboratorio: del 70 al 90% se muestran leucocitosis con anemia. Elevación de la Fosfatasa alcalina, algunas veces
de la bilirrubina. Las transaminasas pueden elevarse. Puede existir hipoalbuminemia o prolongaciones del
tiempo de protrombina.
Rx de tórax: los signos suelen reflejar la lesión
subdiafragmática puede haber elevación del hemidiafragma
derecho. Pueden mostrar niveles hidroaéreos o gas.
Ecografía abdominal: imagen hipoecoica con refuerzo
posterior.
TAC: suele presentar una imagen oval con realce intenso
potenciada con contraste.
Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada: para
diagnóstico y tratamiento.
COMPLICACIONES
Pueden ser abdominales (absceso subfrénico, ruptura del absceso, fístulas biliares, fallo hepático) o torácicas (derrame
pleural o atelectasia).
TRATAMIENTO
ATB de triple esquema como ampicilina + aminoglucósido + metronidazol (o cefalo de 3° G), en general se
mantiene el tratamiento por 2 a 4 semanas. Hay que remitir muestras de sangre y del absceso (aspiración) para
gérmenes aerobios y anaerobios. Si el paciente está inmunodeprimido, se plantearán cultivos del material
aspirado para micobacterias y hongos.
Drenaje percutáneo, se encuentra contraindicado en la presencia de ascitis, coagulopatías y proximidad de
estructuras viales.
Cirugía (laparotomía) ante fracaso de las dos primeras líneas. Si la destrucción hepática causada por la infección
es intensa, algunos pacientes mejorarán con la resección.
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Entamoeba histolytica es un parásito endémico de todo el mundo, que afecta a casi 15%
de la población mundial. Es más común en climas tropicales y en el sexo masculino.
La forma quística pasa a través del estómago e intestino delgado sin ser lesionado y más
tarde se transforma en el interior del colon en un trofozoíto. De ahí invade la mucosa
colónica formando las úlceras que de manera clásica tienen forma de matraz, penetra al
sistema venoso portal y alcanza el hígado. En ocasiones el trofozoíto pasa a través de los
sinusoides hepáticos y llega a la circulación sistémica, dando origen a abscesos
pulmonares y encefálicos.
La ameba se multiplica y obstruye raíces portales intrahepáticas con el infarto focal subsiguiente de los hepatocitos.
Contiene enzimas proteolíticas que destruyen el parénquima hepático
CLÍNICA Y DIAGNÓSTICO
Dolor en el hipocondrio derecho, hepatomegalia y fiebre intermitente.
TRATAMIENTO
Metronidazol 800 mg cada 8 horas por 24 horas,
existe una mejoría clínica en las 24-48 hs siguientes.
En el intestino delgado de los huéspedes intermediarios, los huevos liberan al embrión hexacanto. Dicho embrión pasa a
través de las vellosidades intestinales a la circulación venosa, se aloja en el hígado y forma la hidátide. Un porcentaje de
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embriones puede superar el filtro hepático y alejarse en el pulmón o
continuar su migración (a través de las cavidades cardíacas izquierdas) hacia
riñón, cerebro, hueso, músculos. El desarrollo de la larva en los tejidos forma
el quiste, causante de la enfermedad hidatídica o equinococosis.
El crecimiento del parásito dependerá del potencial evolutivo del embrión
hexacanto, del tejido circundante y de la resistencia del huésped.
Hidatidosis hepática
Predomina en el lóbulo hepático derecho. El tamaño del quiste es variable,
aunque en su mayoría se trata de lesiones de 2 cm o mayores.
En el parénquima hepático el tejido circundante es fuerte, lo que determina que en muchos casos el crecimiento sea
lento, permitiendo que muchos portadores se mantengan asintomáticos durante muchos años.
Clínica
En general evoluciona con os años de forma asintomática. En su mayoría la aparición de los síntomas se relaciona con la
complicación de los quistes (infección, apertura de un conducto, rotura, aumento del crecimiento). El dolor en el
hipocondrio derecho suele ser frecuente.
Entre otros síntomas y signos se encuentran la presencia de un tumor palpable, o puede ser referido como un síndrome
ictérico por obstrucción biliar, con acolia y coluria. En la hidatidosis supurada por sobreinfección bacteriana el paciente
puede presentar fiebre e incluso shock séptico.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Métodos por imágenes
Radiografía convencional: en hígado es útil solamente cuando el quiste se encuentra calcificado (< 10% de los
casos).
Ecografía: es el método de elección para determinar el diagnóstico y observar el seguimiento del quiste
hepático. Desde el punto de vista quirúrgico es de utilidad para determinar la vía de abordaje más adecuada de
acuerdo a la relación del quiste con las estructuras vecinas.
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TRATAMIENTO
Médico
El tratamiento puede ser médico con mebendazol y albendazol. Parasiticidas antihelmínticos. El albendazol es de
elección como coadyuvante previo a la cirugía, con el objetivo de desvitalizar al parásito y disminuir el riesgo de siembra
quirúrgica.
Quirúrgico
Las vías de abordjae pueden ser: laparotomía subcostal derecha, mediana supraumbilical, toracofrenotomía
posterolateral en la 8° costilla, subcostal bilateral.
Localización.
Aislamiento con campos en órganos vecinos para evitar la diseminación.
Punción/descompresión/evacuación de membranas/aspiración. En donde se aspira el líquido hidatídico y se
instila líquido escolicida.
Una vez que se vacía el quiste, quedará la membrana adventicia, sobre la cual se puede tratar:
Por drenaje o avenamiento: masurpializacion directa (mal estado general, se aboca al exterior) o
masurpializacion indirecta (niños, se aboca por medio de un tubo de drenaje):
Complicaciones:
Fístulo biliobronquial.
Hidatidosis hepática rota a peritoneo.
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La hipertensión portal se define como un valor de presión portal superior a 5 mmHg sostenido. No obstante, es
característico que se requieran presiones más elevadas (de 8 a 10 mmHg) para que comience a estimularse el desarrollo
de colateralización portosistémica.
FISIOPATOLOGÍA
CLASIFICACIÓN
Anatomopatológica:
Intrahepática.
Extrahepática: pre o posthepática.
Hipertension portal por hiperflujo: fístula arteriovenosa, entre arteria hepática y vena porta, esplénica,
mesentérica y espelnomegalia masiva.
Sin causa o nivel de obstrucción: cirrosis, esplenomegalia con o sin hiperesplenismo, ascitis, encefalopatía
portosistémica.
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HTP DE URGENCIA: HDA (se debe hacer diagnóstico etiológico diferencial como gastropatía erosica, úlcera
SMW), ascitis (síndrome ascítico edematoso) o encefalopatía (temblores y síndrome confusional).
HTP complicada electiva (post complicaciones).
HTP no complicada (incidental).
Endoscopía digestiva alta: como diagnóstico y tratamiento. Para várices esofágicas y gástricas.
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Manometría portal: para evaluar el gradiente portocava, se indica en las complicaciones agudas y se elije para
preoperatorio de shunts. Se realiza mediante un catéter que llega por vena cava al sinuodide hepático.
Ecodoppler: permite determinar la velocidad, la direccion, el calibre y característica del órgano. La presencia de
un flujo alternante es también un signo de HTP, y es más evidente durante la respiración (inspiración,
hepatopetal; espiración, hepatofugal).
Angiografía directa e indireca. esplenoportografía o la fase venosa de la arteriografía del tonco celíaco o de la
mesentérica superior, define las características patológicas de la circulación portal. Los estudios ayudan a
demostrar venas colaterales, sobre todo várices esofagogástricas; también permiten la demostración gráfica del
sitio de la obstrucción, es decir intrahepático o extrahepático.
Cateterismo de vena suprahepática.
Biopsia transparietohepática o transyugular.
Profilaxis del primer episodio: Fibroendoscopía digestiva alta como pronóstico, prescripción farmacológica (propanolol
160-200 mg/día). Escleroterapia por FEDA.
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Soporte general en paciente con hematocrito
35%, protección gástrica.
Taponamiento con balón: la sonda presenta
dos balones, el primero se infla en el
estómago con 250 cc de agua, se enclava en
el cardias y para verificarlo no debe moverse
tras el tirón. El segundo balón esofágico
comienza a insuflarse luego de la maniobra
previa.
Drogas vasoactivas: vasopresina, NTG.
Tratamiento quirúrgico:
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Son tumores de baja incidencia, en general asintomáticos hallados durante el empleo de algún método por imágenes.
Los tumores benignos se clasifican en quísticos y sólidos
El aumento de tamaño de los hemangiomas se produce por ectasia, más que por neoplasia. Microscópicamente están
revestidos de endotelio, con espacios llenos de sangre
separados por delgados tabiques fibrosos.
HEMANGIOENDOTELIOMA INFANTIL
Tumor de enorme tamaño relacionado a fístulas arteriovenosas. Presenta mortalidad del
70%.
Se relaciona en general con insuficiencia cardíaca. Produce el Síndrome de Kassabach-
Merrit.
Se confirma con arteriografía. El tratamiento puede realizarse con ligadura de la arteria
hepática o embolización, al igual que la resección hepática o trasplante.
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maligna
Se operan los sintomáticos y en aquellos en los que una vez que se suspende la medicación no muestran regresión.
Se diagnostican con TAC y RMN. Puede generar o complicarse con hemorragias.
Los quistes simples del hígado contienen líquido seroso, no se comunican con la vía biliar y no muestran tabicaciones.
Suelen ser esféricos u ovalados y pueden medir hasta 20 cm. Predominan en el lóbulo derecho y en el sexo femenino.
Los grandes quistes pueden comprimir el hígado normal, causando una atrofia regional y, a veces, hipertrofia
contralateral compensadora. La mitad de los quistes son solitarios. El análisis histológico revela una túnica formada por
una sola capa de células cuboidales o cilíndricas sin atipia.
Etiología:
Conductos biliares aberrantes.
Hiperplasia inflamatoria.
Obstrucción + éstasis del contenido canalicular.
Anomalías de desarrollo embriológico.
El diagnóstico diferencial más importante se establece con la hidatidosis, el cistoadenoma y las metástasis de los
tumores neuroendocrinos. La complicación más común es la hemorragia intraquística, aunque son raras, otra
complicación es el crecimiento brusco, la ruptura, infección, compresión de la vena cava, colestasis, fístula y
malignización.
El tratamiento no quirúrgico consiste en la aspiración e inyección posterior de una sustancia esclerosante. La cirugía se
basa en la fenestración o el descubrimiento de la porción extrahepática del quiste. Se hace resección en los segmentos
anteriores como tratamiento.
Es una neoplasia rara que suele manifestarse por una gran masa quística (en general, de 10-20 cm). Posee una superficie
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globulosa externa y se observa una protrusión de numerosos
quistes y cavidades de distintos tamaños ya que es multiloculado,
separados por paredes irregulares y delgadas. El líquido contenido
en los quistes suele ser mucinoso.
La hidatidosis debe incluirse siempre en el diagnóstico diferencial. Los cistoadenomas tienden a crecer muy lentamente,
pero pueden progresar, al final, hacia una neoplasia maligna, el cistoadenocarcinoma.
Los quistes hepáticos son frecuentes entre los pacientes con la enfermedad poliquística renal del adulto, que se hereda
de forma autosómica dominante. Desde el punto de vista histológico, los quistes se asemejan a los quistes simples, la
diferencia principal reside en el número de quistes.
El contenido puede ser: claro seroso, hemorrágico o bilioso.
Suele ser un hallazgo casual porque son asintomáticos. Pero cuando los quistes numerosos y grandes ocasionan dolor o
distensión abdominales.
El cáncer de hígado es el quinto en frecuencia y el tercero como causa de muerte por cáncer en el mundo. El tumor más
frecuente de hígado es la metástasis.
Los tumores malignos primarios de hígado se pueden clasificar:
Tumor solido de origen epitelial (adenocarcinoma) derivado de las células parenquimatosas del hígado.
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ETIOLOGÍA
El 80-90% de los hepatocarcinomas se inician sobre un hígado cirrótico, cualquier factor de lesión crónica representa un
factor de riesgo para desarrollar este tumor. Los factores más frecuentes son
Virus de la hepatitis B y C
Alcohol
Porfiria
Enfermedad de Wilson
Esteatopatia no alcohólica
Aflatoxina: Las aflatoxinas son un tipo de toxinas producidas por ciertos hongos en cultivos agrícolas como el
maíz, el maní o cacahuates, la semilla de algodón y los frutos secos (de cáscara dura como las nueces)
Anticonceptivos y esteroides anabólicos
Thorotrast
Tirosinemia
Deficit de alfa 1 antitripsina
CLASIFICACIÓN MACROSCÓPICA
Nodular: es el más frecuente, se asocia con
cirrosis, se ubica entre nódulos de
regeneración y habitualmente presenta una
seudocapsula. Puede visualizarse como un
nódulo tumoral dominante
Masivo: Consiste en un tumor único de
tamaño considerable, más frecuente asociada
a un hígado no cirrótico
Difuso: Es el menos frecuente de todos y
consiste en innumerables nódulos tumorales
que reemplazan el parénquima hepático
normal.
CLÍNICA
Asintomático con hallazgo incidental.
Malestar general, dolor abdominal, sensación de plenitud abdominal.
Anorexia, pérdida de peso.
Ascitis, tumor palpable, ictericia, fiebre, náuseas, vómitos, disnea, anemia.
Signos de hipertensión portal.
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LABORATORIO
Hemograma: Anemia o pancitopenia
Hepatograma: GOT, GPT, FAL y GGT elevadas
Marcadores tumorales: Alfa feto proteína es el marcador serológico de mayor difusión para el diagnóstico de
heptocarcinoma. No es un marcador especifico ya que pueden aumentar en otras enfermedades hepáticas
(hepatitis aguda y crónica), aunque los valores superiores a 400/1000 ng/ml es sospecha de hepatocarcinoma
Biopsia: Gran utilidad diagnostica. Se debe tener mucho cuidado a la hora de biopsiar un hepatocarcinoma ya que son
tumores muy vascularizados
La supervivencia en el estadio 3 es de 0%
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Actualmente los tratamientos curativos descritos para el hepatocarcinoma son
Resección hepática: es el tratamiento por excelencia del hepatocarcinoma. El volumen residual del hígado pos
resección es un factor primordial por considerar. El escenario será diferente en un paciente portador de un
hígado sano que tolera una resección hepática de hasta un 80% de otro paciente cirrótico en el cual se podrá
realizar una resección de hasta un 60% del parénquima
Trasplante hepático: esta terapéutica no solo extirpa el tumor, sino que simultáneamente trata la hepatopatía
de base reemplazando el hígado enfermo
Métodos ablativos: son métodos locales que destruyen total o parcialmente el tumor sin extirparlo. El de mayor
utilización es la radiofrecuencia, que produce una lesión térmica generada mediante una corriente eléctrica
alterna que es transmitida al tumor mediante la inserción de un electrodo-aguja
Otros: Quimioterapia y radioterapia
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El páncreas pesa, por término medio, entre 75 y 125 g y mide de 10 a 20 cm. Se sitúa en el retroperitoneo justo anterior
a la primera vértebra lumbar y se divide desde una perspectiva anatómica en cuatro partes: la cabeza, el cuello, el
cuerpo y la cola. La cabeza se dispone a la derecha de la línea media dentro del asa duodenal en C, inmediatamente
anterior a la vena cava en la confluencia de las venas renales. El cuerpo y la cola del páncreas se extienden entonces a
través de la línea media, anteriores a la fascia de Gerota y ligeramente cefálicos, y terminan dentro del hilio esplénico.
Se trata de un proceso inflamatorio agudo del páncreas, reversible en la mayoría de los casos, puede comprometer
estructuras vecinas por contigüidad e incluso desencadenar repercusión sistémica y disfunción de órganos.
La pancreatitis aguda se caracteriza por el dolor y el aumento de las enzimas pancreáticas en la sangre y orina.
El páncreas exocrino es una glándula capaz de producir y liberar enzimas proteolíticas en grandes cantidades, que son
almacenadas y posteriormente excretadas a los espacios extraepiteliales a través de un sistema acinar y tubular, hasta el
duodeno.
En condiciones normales está protegido contra la acción de sus propias enzimas por una serie de mecanismos.
Los distintos agentes etiológicos rompen el equilibrio entre la actividad de la proteasa y antiproteasa, superando la
capacidad protectora natural y liberando tripsina.
Ha crecido el número de series en los últimos años, se encuentran entre 5 y 11 casos por cada 100 mil habitantes por
año.
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Presenta una relación ♂/♀ de 1:0,3 si se relaciona al alcoholismo y de 1:5,6 si se relaciona a la litiasis biliar.
La edad media de presentación es de 55 años (en un rango desde los 30 a los 70 años).
Biliar (60-75%): su incidencia es mayor en el sexo femenino. Según los datos actuales, se piensa que la
pancreatitis aguda es causada por un bloqueo continuo o intermitente de la ampolla de Vater por cálculos que
migran, los cuales en su gran mayoría pasan al duodeno y son excretados.
Alcohólica (representa el 25% en la pancreatitis aguda y el 65% en la crónica): tras un período prolongado de
ingesta excesiva de alcohol, que varía entre 8 a 10 años, pudiendo ser estos episodios reagudizaciones sobre
una base de pancreatitis crónica. El páncreas en los estudios por imágenes suele verse heterogéneo, de aspecto
lobular, puede presentar microcalcificaciones o calcificaciones intracanaliculares que dilatan el conducto de
Wirsung y pueden formar quistes de más de 2 mm.
La acción tóxica del alcohol a nivel pancreático se da en 3 niveles:
Motricidad: Aumenta el tono del esfínter de Oddi, altera la motilidad gastroduodenal y favorece el
reflujo duodeno pancreático.
Metabolismo celular pancreático: Los metabolitos del alcohol producirán citotoxidad estructura con una
alteración de los microtubulos intracitoplasmaticos. También se producen radicales libres.
Secreciones producirá un incremento de la concentración de proteinas (tripsinogeno) en el jugo
pancreático.
Metabólico:
Hiperlipidemia: Puede verse asociada a pancreatitis alcohólica o diabetes. En general se requieren
valores por encima de los 1000 mg/dL de triglicéridos. Su incidencia disminuye con la restricción de
grasa, azúcar, alcohol y con niveles de triglicéridos por debajo de 500 mg/dl.
Postoperatoria: Lo más frecuente es secundaria a resecciones pancreáticas. Otras cirugías son las que
incluyen el tracto biliar, estomago, bazo y duodeno.
Insuficiencia renal.
Trasplante renal, cardiaco y hepático: Pueden relacionarse con el uso de inmunodupresores, como la L-
asparaginasa, la azatioprina y los esteroides. El hiperparatiroidismo es secundario al trasplante renal.
Infecciones: Virus (hepatitis, parotiditis, coxackie, rubeola, citomegalovirus), Bacterias (Salmonella
thiphi, Campylobacter jejuni, Mtuberculosis) y parasitos intraductles (Ascaris lumbricoide, Clonorchis
sinensis y Schistosoma).
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Fármacos: Los fármacos comprobados son azatioprina, tetraciclinas, sulfamidas, clortiazida, estrógenos,
furosemida, mercaptopurina y ácido valproico.
Activación intracelular de una proenzima proteolítica: tripsinógeno, que induciría la activación del resto de los
cimógenos pancreáticos.
Activación del tripsinógeno a tripsina.
Existen necrosis de amplias zonas del páncreas sobre todo de la grasa que lo rodea. Esta lesión es pancreática
propiamente dicha, pero cuando se rompe la barrera a los cimógenos, la tripsina produce necrosis que puede ser séptica
o aséptica.
Los efectos sistémicos pueden ser directos o indirectos del derrame en la circulación de proteasas y enzimas activas con
enorme potencial proinflamatorio. Desencadenado fiebre, SDRA, derrame pleural, IR, shock, depresión del miocardio y
complicaciones metabólicas como hipocalcemia, hiperlipemia, hiperglucemia, hipoglucemia (ya que los islotes se
encuentran necrosados y la actividad endócrina abolida):
Tipos:
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pancreatitis necrosante ocurre en 5 a 10% de los pacientes con pancreatitis aguda y se asocia con una evolución
prolongada y más grave.
Gravedad:
Pancreatitis aguda leve: edema intersticial, con mínima repercusión sistémica. No se presenta necrosis
pancreática o peripancreática, sin falla de órganos. La mortalidad es cercana al 0%.
Pancreatitis aguda moderada: presenta falla orgánica pero transitoria. Existe necrosis estéril pancreática o
peripancreática, la falla de órganos es menor a dos días, el sistema
más afectado es el respiratorio. Se asocia a una mortalidad cercana CRITERIOS DE GRAVEDAD:
al 2%.
- Pulso >90 lpm.
Pancreatitis aguda grave: se asocia a fallas orgánicas sistémicas o - Temperatura <36 o >38°C.
complicaciones locales como necrosis, pseudoquistes o abscesos. Se - Leucocitos <4000 o >10000.
trata de una necrosis infectada pancreática o peripancreática, cuya - FR >20 o 𝑃𝐶𝑂2 <32 mmHg
falla de órganos es persistente y se asocia a una mortalidad del 11
al 22%.
Pancreatitis aguda crítica: presenta infección local y falla orgánica múltiple, se asocia a una mortalidad cercana
al 43%.
Las alteraciones propiamente dichas del páncreas van evolucionando de la siguiente manera:
Necrosis.
Colecciones líquidas.
Absceso pancreático.
Pseudoquiste.
Dolor abdominal: sordo, de instalación brusca, en epigastrio con irradiación hacia ambos hipocondrios y a
dorso (dolor en cinturón). Sentarse e inclinarse hacia adelante puede aliviar el dolor (posición mahometana),
pero la tos, los movimientos enérgicos y la respiración profunda pueden acentuarlo.
Náuseas y vómitos, anorexia.
Signos de extravasación
sanguínea:
Signo de Cullen: en la
zona periumbilical.
Signo de Grey.turner:
en los flancos.
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Examen físico
A la palpación se puede percibir una sensación de empastamiento en la región epigástrico-abdominal superior, con
importante dolor en dicha zona. La resistencia muscular, la distensión epigástrica (signo de Godet) y los ruidos
hidroaereos disminuidos son signos comunes, así como la fiebre y la taquicardia.
Con frecuencia existe distensión abdominal y ausencia de peristaltismo por íleo paralitico asociado. Puede haber ictericia
por obstrucción de la vía biliar.
La hipoventilación en la auscultación pulmonar puede ser producto del derrame pleural y atelectasia.
Laboratorio
Amilasa y lipasa sérica: la amilasa puede ser normal pasada las 48 horas (ya que tiene una vida media corta), en
casos avanzados se puede pedir amilasuria. La lipasa tiene mayor ventaja por su mayor duración en el tiempo y
la ausencia de otras fuentes de elevación. Otras condiciones que aumenten la amilasa son patologías en órganos
productores de amilasa (glándulas salivales, trompas y ovario), infarto intestinal, insuficiencia renal, peritonitis,
etc).
Hemograma: leucocitosis o Hto elevado por hemoconcentración por un tercer espacio. Algunas veces cursan
con anemia en los casos de pancreatitis hemorrágica.
Hepatograma: Valores aumentados de ASAT (GOT), ALAT (GPT), FAL y bilirrubina sugieren patología canalicular
biliar.
Calcio, colesterol y TAG.
Glucosa, ionograma y función renal.
Radiografía directa de abdomen: pueden revelar calcificaciones dentro de los conductos pancreáticos
(evidencia de inflamación previa y, por consiguiente, de pancreatitis crónica), cálculos biliares calcificados, íleo
localizado de un segmento del intestino delgado en el cuadrante superior izquierdo o en el centro del abdomen
(un “asa centinela”) o el signo de corte del colon (ausencia de aire en la flexura colónica izquierda o el colon
descendente) en la enfermedad más grave. Puede haber distención duodenal con niveles hidroaéreos.
Rx de tórax: para evaluar derrames y elevaciones diafragmáticas.
Ecografía: si se sospecha pancreatitis por cálculos biliares (y no hay otra causa evidente) para detectar litiasis
biliar o dilatación del conducto colédoco, que indica obstrucción de la vía biliar. Tiene sus desventajas en
pacientes obesos o si el abdomen está muy distendido y con mucho gas.
La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) para aliviar la obstrucción del conducto biliar
debe realizarse de manera rápida en pacientes con pancreatitis por cálculos biliares que tienen bilirrubina
sérica creciente y signos de colangitis
TAC con contraste: para determinar el grado de inflamación peripancreatica, valorar colecciones y determinar la
existencia, localización y extensión de necrosis. Usualmente se solicita al tercer o cuarto dia del comienzo de la
pancreatitis grave. Esto se debe a que el estado de gravedad inicial está relacionado con la inflamación sistémica
y no con el estado local de la glándula; y por otro lado por la vasoconstricción pueden observarse falsos positivos
de necrosis en las TC realizadas en las primeras horas del cuadro, que corresponden en realidad a ausencia
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transitoria de perfusión. Por el contrario, al comienzo, las zonas que irán a la necrosis glandular pueden
perfundirse aun durante las primeras horas.
La presencia de gas en la necrosis pancreática determina la presencia de infección. Aunque también puede
deberse a una fistula entre la necrosis y el tubo digestivo
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Criterios de gravedad de Ranson
Criterios de Apache II
Consiste en la recolección de datos de los primeros 3 días del ingreso del paciente y se deben repetir cada 24 horas. Una
puntuación mayor a 8 indica pancreatitis grave y debe ser internado en UTI o UCI.
El puntaje se mide de acuerdo al score fisiológico agudo (tiene en cuenta la T°, PAM, FC, FR, FIO2, ph arterial, K, Na,
creatinina, Hto y recuento de GB), Glasgow 15 (restando al 15 el
Glasgow del paciente), la edad, y la presencia de enfermedades
crónicas. SIGNOS DE MAL
Proteína C reactiva: reactante de fase aguda ≥150 mg/L a las 48 hs PRONÓSTICO
puede indicar pancreatitis grave. Clínicos: Taquicardia de más de 120 lpm,
hipotensión por debajo de 90 y signos de
Pocalcitonina: diagnóstico de necrosis infectada y predictor de cullen y grey Turner
muerte, valor ≥3,5 ng/ml, durante dos días consecutivos. Bioquímico: PCR-a2macroglobulinas,
fosfolipasa A y metahemalbumina
SOFA: incluye la valoración de 6 sistemas: pulmonar, Radiológicos: Bahaltazar
cardiovascular, hematológico, hepático, renal y SNC. Liquido punción abdominal: Muy oscuro
Pancreatitis intersticial edematosa aguda: ante el cuadro clínico de pancreatitis leve, el paciente queda
internado, en ayuno, con vía venosa periférica y analgésico. Si la etiología es litiasica, una vez que disminuya el
dolor, se reinstaure la dieta oral y normalice la amilasemia se realizara colecistectomía laparoscópica.
El alivio adecuado del dolor requiere el uso de opioides parenterales como fentanilo, que deben administrarse
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en dosis adecuadas. Se deben administrar medicamentos antieméticos para aliviar las náuseas y los vómitos.
Se recomienda nutrición enteral temprana.
Pancreatitis necrotizante aguda: El tratamiento, en primera instancia, tiene lugar en unidad de cuidados
intensivos, con supresión de la ingesta oral, colocación de vía venosa central, sonda vesical y administración de
analgésicos. Se debe monitorizar la función renal (con la diuresis), respiratoria y cardiaca. Una vez superado el
desequilibrio hemodinámico, al 3° o 4° día se debe reestablecer la alimentación. Se prefiere la vía enteral por su
efecto protector sobre la barrera mucosa intestinal.
No tiene indicación el empleo de ATB en forma profiláctica. Los más usados son ciprofloxacina, ampi/sulba,
mero o imipenem, pipera/tazo-colestin.
TRATAMIENTO PERCUTÁNEO DE COLECCIONES: si es una colección única se lo drena ya que es una intervención
mínimamente invasiva. Cuando se presentan muchas colecciones se decide intervenir por laparoscopía.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO:
Necrosectomía: se interviene al paciente con el objetivo de lavar
y colocar un drenaje, ya que la puncion percutánea muchas veces
utiliza una aguja fina y cuando el páncreas presenta contenido
necrótico forme se dificulta la extracción.
Quisto-gastro: se realiza el drenaje por vía gástrica. Para que esto
sea posible, la pared del quiste debe estar en relación con la pared
gástrica, se realiza una anastomosis y el líquido del absceso drena
por allí.
Quisto-yeyuno: tiene el mismo procedimiento que la
quistogastroanastomosis sólo que con el quiste drenando al
yeyuno.
El páncreas humano es una glándula compleja, con funciones endocrinas y exocrinas. Está compuesto sobre todo de
células acinares (85% de la glándula) y células de los islotes (2%) embebidas en una matriz extracelular compleja, que
supone el 10% de la glándula. El 3-4% restante de la glándula está formado por el sistema epitelial ductal y vasos
sanguíneos.
El carcinoma ductal o adenocarcinoma es el tumor más frecuente (70%), afecta a los individuos de 60 a 80 años, tiene
mayor prevalencia en hombres. Es un tumor muy agresivo que conlleva a una alta mortalidad.
Otros carcinomas menos frecuentes son:
Carcinoma indiferenciado.
Carcinoma adenoescamoso.
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Cistoadenoma seroso/mucinoso y cistoadenocarcinoma. Los cistoadenomas son benignos pero muchas veces
por su localización pueden requerir cirugías complicadas tal como los malignos (sobre todo si se encuentran en
la cabeza del páncreas).
Tumores no epiteliales.
Carcinoma mucinoso papilar intraductal.
El cáncer de páncreas es el resultado de la acumulación sucesiva de mutaciones genéticas. Aparece en el epitelio ductal
(neoplasia epitelial), evolucionando desde lesiones pre-malignas a un tumor invasivo. La progresión desde un epitelio
mínimamente displásico (neoplasia intraepitelial grado 1) a una displasia más grave (neoplasia intraepitelial grados 2 y 3)
hasta un adenocarcinoma invasivo corre parejo a la acumulación de mutaciones.
Tabaco. los fumadores se enfrentan a un aumento de tres veces del riesgo de sufrir cáncer pancreático
comparados con los no fumadores.
Pancreatitis crónica.
Alcohol.
Diabetes.
Factores genéticos y hereditarios: síndrome de Peutz-Jeghers, el síndrome de melanoma, múltiple y nevo
atípico familiar, el síndrome de cáncer hereditario de mama y de ovario) se asocian con un mayor riesgo de
cáncer de páncreas. Dentro de las enfermedades inflamatorias heredables del páncreas se encuentra la
pancreatitis hereditaria y la fibrosis quística.
Ictericia progresiva e indolora, se presenta en neoplasias que afectan la cabeza del páncreas, cuya lesión
comprime la desembocadura del colédoco. En cambio, en los tumores de la ampolla de Váter la ictericia es
intermitente, debido a que el tumor crece hacia la luz y deja de tener riego sanguíneo, produciendo la necrosis
del mismo y su caída a la luz.
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Distensión de la vesícula: signo de
Courvoiser. Se encuentra presente en
los tumores que provocan una
obstrucción de la vía biliar distal con el
consecuente aumento retrógrado de
presión y dilatación de la vesícula. La
misma se puede ver y palpar
superficialmente sin que el paciente
indique dolor.
Prurito, anorexia y pérdida de peso.
Síntomas en la enfermedad avanzada:
Dolor.
Hematemesis o melena.
Ascitis.
Con la generalización de la enfermedad puede palparse un
ganglio supraclavicular izquierdo (ganglio de Virchow).
De forma análoga puede palparse una adenopatía periumbilical
(ganglio de la hermana María José).
LABORATORIO
Los antígenos sirven para la evolución y progresión del cáncer y no para el diagnóstico.
IMÁGENES
Ecografía.
TAC con contraste endovenoso: permite una determinación precisa
del nivel de la obstrucción biliar, la relación del tumor con las
características anatómicas vasculares cruciales y la presencia de
afectación regional o metástasis. Ante la sospecha de una
enfermedad periampular siempre debe hacerse una TC en tres fases
(sin contraste, arterial y venosa portal). El adenocarcinoma de
páncreas se ve normalmente como una lesión hipodensa durante la
fase venosa portal de la formación de imágenes.
Tras la TC, a los tumores se les clasifica en resecables, resecables en
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el límite o irresecables. Los tumores resecables se definen como aquellos localizados en el páncreas, sin signos
de afectación de la VMS ni de la vena porta (es decir, sin afectación de la circunferencia vascular,
distorsión, trombo ni fijación) y un plano graso conservado alrededor de la VMS y las ramas de la arteria celíaca,
incluida la arteria hepática. Los pacientes con pruebas de imagen compatibles con una enfermedad
resecable pasan a la resección quirúrgica.
Resonancia: es muy útil para evaluar la vía biliar ya que permite la reconstrucción.
CPRE.
La resección quirúrgica sigue siendo el único tratamiento potencialmente curativo del cáncer de páncreas.
Puede realizarse a través de una incisión medial desde la apófisis xifoides al ombligo, o a través de una incisión subcostal
bilateral. La parte inicial de la intervención es una valoración para determinar la resecabilidad. Se valoran de manera
minuciosa el hígado y las superficies peritoneales viscerales y parietales. Se abre el epiplón gastrohepático y se examina
el tronco celiaco en busca de ganglios linfáticos crecidos. Se observa la base del mesocolon transverso a la derecha de
los vasos cólicos medios para buscar invasión tumoral.
El segmento ascendente y el ángulo hepático del colon se separan del duodeno y la cabeza pancreática, y se pliegan en
sentido medial. Se identifica la vena mesentérica superior desde una etapa temprana del procedimiento y se diseca
hacia el borde inferior del cuello del páncreas. La vena y
arteria gastroepiploicas se ligan para prevenir cualquier
lesión por tracción. La relación del tumor con la vena y
arteria mesentéricas superiores no puede valorarse de
manera precisa por palpación en este momento y no se
determina con seguridad hasta más avanzada la
operación, cuando se divide el cuello del páncreas y el
cirujano se dedica a la resección.
Si la fase de valoración revela que no hay
contraindicaciones para el procedimiento de Whipple.
Si no hay invasión tumoral, se separará con facilidad el cuello del páncreas de la vena. En seguida se diseca la vesícula
biliar del hígado, se ligan el conducto y la arteria císticos y se extirpa la vesícula. Se realiza la disección circunferencial del
conducto hepático común.
Se realiza la división del
duodeno, 2 cm distal al
píloro y del yeyuno a 10 cm
distales del ligamento de
Treitz.
La reconstrucción
comprende primero la
anastomosis del páncreas,
a continuación, el colédoco
y al final el duodeno y el
estómago.
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Cirugía de los tumores de cuerpo y cola del páncreas Pancreatectomía distal
La pancreatectomía distal y la esplenectomía pueden llevarse a cabo de una forma retrógrada mediante la cual se
movilizan el bazo y el páncreas desde fuera hacia dentro en bloque, lo que proporciona acceso a la vasculatura esplénica
localizada por encima y por detrás del páncreas
En el cáncer de páncreas avanzado hay tres problemas clínicos que requieren paliación: dolor, ictericia y obstrucción
duodenal. Entre las opciones de tratamiento paliativos se encuentran:
Derivaciones biliares y digestivas, la biliar funciona para frenar la ictericia y la digestiva para hacer posible la
alimentación del paciente.
Stent biliar para la reapertura del conducto.
Quimioterapia.
Son tumores benignos o malignos originados en los islotes de Langerhans con capacidad para secretar hormonas
específicas.
El 30 al 40% son no funcionantes.
En la microscopía se observan lesiones bien delimitadas parcial o totalmente encapsuladas.
El síndrome clínico y el análisis hormonal con la confirmación inmunohistoquímica de la pieza hacen el diagnóstico. El
cuadro clínico será respecto a la sustancia que el tumor secrete.
Es el más frecuente de los tumores endócrinos del páncreas. El 90% de ellos representa un tumor único y evolución
benigna, mientras que el 10% tienen evolución maligna y son múltiples.
Se presentan con un síndrome clínico típico conocido como tríada de Whipple: hipoglucemia en ayuno sintomática,
concentración sérica comprobada de glucosa <50 mg/100 ml y alivio de los síntomas con la administración de glucosa.
Con frecuencia, los individuos presentan un episodio de síncope profundo, comentan palpitaciones, temblores,
diaforesis, confusión u obnubilación y convulsiones y algunos familiares refieren un cambio de la personalidad del
paciente.
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Los estudios de laboratorio revelan hipoglucemia, que es la causa de todos estos síntomas. La concentración sérica de
insulina se eleva. Las concentraciones de péptido C también deben estar elevadas.
De manera característica, se resuelven mediante enucleación simple. No obstante, los que se ubican cerca del conducto
pancreático principal y los tumores grandes (>2 cm) tal vez exijan una pancreatectomía distal o
pancreatoduodenectomía.
En sujetos que cubren los criterios quirúrgicos debe llevarse a cabo una exploración para el caso de una posible
extirpación del tumor. A pesar de que los tumores son submucosos, cuando se encuentra un gastrinoma duodenal se
extirpa todo el espesor de la pared del duodeno, además de todos los ganglios linfáticos situados en el triángulo de
Passaro para análisis anatomopatológico. Si hay un gastrinoma en el páncreas y no incluye el conducto pancreático
principal, se enuclea. En gastrinomas solitarios sin metástasis se justifica una resección pancreática. Cuando se identifica
una enfermedad irresecable o no es posible localizar el gastrinoma puede efectuarse una vagotomía muy selectiva.
La diabetes acompañada de dermatitis debe hacer surgir la sospecha de un glucagonoma. El eritema migratorio
necrolítico típico se manifiesta por migraciones cíclicas de lesiones con márgenes que se diseminan y centros de
cicatrización en la parte inferior del abdomen, perineo, área peribucal y pies.
El glucagon es una hormona catabólica y la mayoría de los pacientes sufre desnutrición, glositis y anemia.
Los glucagonomas se encuentran con mayor frecuencia en el cuerpo y la cola del páncreas y tienden a ser tumores más
grandes con metástasis. En quienes son buenos candidatos quirúrgicos se recomiendan operaciones de citorreducción
para aliviar los síntomas.
El tratamiento consiste en resección del tumor + quimioterapia.
El método de diagnóstico de elección es la ecografía y la TAC. Son útiles los análogos de la somatostatina para controlar
la diarrea y permiten restituir líquidos y electrólitos. Los VIPomas se localizan más a menudo en el páncreas distal y casi
todos se diseminan fuera de él.
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El tratamiento quirúrgico se basa en la enucleación de los pequeños vipomas, en aquellos mayores a 2cm se indica la
resección.
Es el menos frecuente. El 90% evolucionan de forma maligna, al momento del diagnóstico ya presentan metástasis.
La somatostatina inhibe las secreciones pancreáticas y biliares, por ello los individuos con un somatostatinoma
presentan cálculos biliares por estasis de bilis, diabetes por inhibición de la secreción de insulina y esteatorrea por
secreción pancreática exocrina y biliar. Casi todos los somatostatinomas se originan en el páncreas proximal o en el
surco pancreaticoduodenal y los sitios más comunes (60%) son el área de la ampolla y periampollar. La presentación más
frecuente incluye dolor del abdomen (25%), ictericia (25%) y colelitiasis (19%).
Aunque casi todos los casos notificados de somatostatinoma incluyen una enfermedad metastásica, en personas aptas
se justifica intentar la escisión completa del tumor y una colecistectomía.
Trastorno en el que un segmento del intestino se introduce en la luz del segmento proximal del mismo. Casi siempre se
ve en población pediátrica, en la que el ciego se invagina en el íleon (intususcepción ileocólica). En los niños a menudo es
un trastorno idiopático y se trata en forma no quirúrgica con reducción radiológica.
Por lo general, la intususcepción se produce entre los 6 meses y los 3 años de edad. afecta prácticamente por igual a
niños y niñas < 4 años de edad. En niños > 4 años, la intususcepción es mucho más frecuente en varones (8:1).
La invaginación es una causa excepcional de obstrucción mecánica intestinal en el adulto, en la que una lesión de la
pared intestinal produce una alteración del peristaltismo provoca que un segmento proximal se introduzca en uno distal.
El segmento invaginado obstruye el intestino y, finalmente, compromete el flujo sanguíneo, lo que causa isquemia,
gangrena y perforación.
CLASIFICACIÓN
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Secundaria (lo más frecuente): neoplasias, pólipos, divertículo de Meckel.
FISIOPATOGENIA
CLÍNICA
En los niños Los síntomas iniciales de la intususcepción son el inicio súbito de
dolor abdominal cólico importante que reaparece cada 15-20 minutos, a
menudo con vómitos. El niño impresiona relativamente bien entre los
episodios. Más adelante, a medida que aparece la isquemia intestinal, el
dolor se torna contante, el niño presenta letargo, y la hemorragia mucosa
causa deposiciones positivas para hemo en el examen rectal y, en ocasiones,
eliminación espontánea de heces similares a jalea de grosellas. Sin embargo,
esto último es una manifestación tardía.
En ocasiones, hay una masa abdominal palpable, descrita como en forma de
salchicha.
La perforación provoca signos de peritonitis, con dolor a la palpación
significativo, defensa y rigidez. La palidez, la taquicardia y la diaforesis indican shock.
El adulto generalmente presenta una causa evidente (divertículo o tumoraciones) y una evolución hacia la oclusión
completa, la perforación y la peritonitis. La presencia de melena o rectorragia suelen apuntar a un tumor maligno.
Radiografía de abdomen de pie y decúbito: puede ser normal en etapas precoces, pero en etapas avanzadas
puede mostrar el signo de la diana (anillo radiolúcido que rodea una masa con densidad de partes blandas) y el
signo del menisco (creciente de gas intraluminal que rodea el vértice de una invaginación). Existen signos
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indirectos de invaginación: la obstrucción intestinal o de isquemia a través de la demostración de burbujas de
gas en la pared de la víscera hueca involucrada.
Ecografía: se observa el signo de la diana que se obtiene
en un corte transversal que demuestra una estructura
concéntrica formada por anillos hipoecogénicos que
representan las paredes edematosas del intestino
invaginante e invaginado, y por anillos hiperecogénicos que
representan el espacio entre estos últimos y el tejido
adiposo mesentérico. Esta estructura en un corte
longitudinal presenta un aspecto similar a un riñón, por lo
cual ha recibido el nombre de signo del “pseudoriñón” en el
que se observan áreas redondeadas que corresponden a los linfáticos.
TAC es de elección: ya que en etapas precoces se puede observar la configuración de intestino dentro de
intestino (cuando las capas del intestino están duplicadas formando anillos concéntricos, equivalente al signo de
la diana. El signo de la salchicha re-presenta a esta misma estructura en sentido longitudinal. La TC puede
demostrar la obstrucción intestinal, con distensión proximal y niveles hidroaéreos.
Colon por enema, con bario y bajo control fluoroscópico, con la finalidad de confirmar el diagnóstico y precisar la
localización de la cabeza de la invaginación. Se ha descrito el signo del resorte, que ocurre cuando el contraste
queda atrapado mostrando los pliegues transversos dilatados del asa receptora por fuera de los pliegues
longitudinales agrupados del asa invaginante.
Además de ser diagnóstico, el colon por enema también
solía ser terapéutico; la presión del bario a menudo
reducía los segmentos invaginados. Sin embargo, el
bario ingresa ocasionalmente en el peritoneo a través
de una perforación no sospechada y causa peritonitis
significativa.
Se debe realizar a poca presión, con lo que puede
observarse, en las de poco tiempo de evolución, la
reducción progresiva de la cabeza de la invaginación
hasta su total desaparición, en algunas ocasiones.
TRATAMIENTO
No quirúrgico: reducción radiológica
Puede utilizarse en las invaginaciones agudas del lactante con
menos de 3 horas. de evolución, cuando se logra la
desinvaginación total, durante el colon por enema bajo
pantalla fluoroscópica, realizado con fines diagnósticos.
Quirúrgico
La intervención quirúrgica se reserva para el fracaso de la
reducción radiográfica, signos de perforación, peritonitis,
shock / sepsis, neumoperitoneo o presencia de una lesión
patológica.
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de reducir la invaginación lo más posible, con la finalidad de que la resección sea lo más pequeña que se pueda.
Luego de la resección se hace una anastomosis del intestino delgado. En el caso de que la invaginación se encuentre a
nivel de la válvula ileo-cecal se realiza una hemicolectomía derecha con anastomosis del íleon al colon transverso.
El síndrome de Peutz-Jeghers es una enfermedad autosómica dominante con múltiples pólipos hamartomatosos en
estómago, intestino delgado y colon, junto con lesiones cutáneas pigmentadas características.
El defecto genético afecte a un gen supresor de tumores. Los cánceres digestivos comprometen el páncreas, el
estómago, el intestino delgado y el colon. Los cánceres no digestivos incluyen los que afectan la mama, el pulmón, el
útero, los ovarios y los testículos.
Es igual en hombres y en mujeres. Y la edad promedio de diagnóstico es a los 23 años.
CLÍNICA
Las presentaciones clínicas más comunes producida por los pólipos son la obstrucción
intestinal, el dolor abdominal, sangre en heces. La localización más común de los
pólipos es en el intestino delgado (en yeyuno más que en íleon y en este más que en
duodeno). Histológicamente los pólipos son hamartomas y su transformación maligna
es poco frecuente.
TRATAMIENTO
El manejo de la presentación clínica aguda es quirúrgico requiriendo
resección de pólipos (polipectomía) o la resección del segmento intestinal comprometido. La posibilidad de
procedimientos quirúrgicos repetidos existe y a largo plazo el riesgo de síndrome de intestino corto secundario a las
resecciones es mayor acompañado del aumento del riesgo de muerte.
Se recomienda polipectomía para los pólipos gástricos y del colon que sean >1 cm cm. Igualmente, se recomienda cirugía
para pólipos del intestino delgado que sean sintomáticos, mayores de 1 a 1,5 cms y pólipos de crecimiento rápido.
Se trata de alteraciones fisiológicas y metabólicas dadas por resecciones extensas de intestino delgado que dan como
resultado una insuficiencia intestinal (malabsorción).
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ETIOLOGÍA
Pérdida anatómica:
Isquemia mesentérica.
Resecciones repetidas por enfermedad de Crohn.
Neoplasias intestinales.
Derivación intestinal para la obesidad mórbida.
Cirugía complicada.
Pérdida funcional:
Enfermedad de Crohn.
Enteritis actínica.
Niños:
Resección intestinal secundaria a enteritis necrotizante. Atresia intestinal. Gastroquesis. Vólvulo.
FISIOPATOLOGÍA
Existe pérdida de sustancias y
oligoelementos de acuerdo al segmento
de intestino resecado.
CLÍNICA
Los pacientes generalmente se presentan con diarrea, deshidratación y pérdida de electrolitos, hipersecreción gástrica
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(con riesgo de úlcera), déficit de vitaminas y oligoelementos (Zn y Fe), acidosis metabólica, pérdida de peso y anemia,
osteomalacia, sobrecrecimiento bacteriano, colelitiasis y nefrolitiasis.
TRATAMIENTO
El procedimiento de enteroplastia transversal seriada se diseñó para alargar el intestino delgado dilatado sin necesidad
de separar su vasculatura.
Ocurre cuando el alimento digerido se demora o deja de movilizarse a través de los intestinos.
Es un trastorno raro, manifestado por diarrea, esteatorrea, anemia megaloblástica, adelgazamiento, dolor abdominal y
carencia de las vitaminas liposolubles así como trastornos neurológicos. La causa de este síndrome es el sobrecrecimiento
bacteriano en las zonas estancadas del intestino delgado por estrechamientos, estenosis, fístulas o divertículos. Cuando
ocurre un estancamiento, aumenta el número de bacterias que compiten por la vitamina B12 lo que determina una
carencia general de esta vitamina y la consecuente anemia megaloblástica.
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El síndrome puede derivar de las siguientes complicaciones:
TRATAMIENTO
El tratamiento de los pacientes con el síndrome del asa ciega consiste en la
administración parenteral de vitamina B12 y en antibióticos de amplio espectro
(como tetraciclinas o metronidazol por 7 a 10 días).
La corrección quirúrgica del trastorno causante del estancamiento y del síndrome del asa ciega se sigue de la curación
permanente y está indicada para los pacientes que requieren varios ciclos de antibióticos o que necesitan tratamiento
continuo.
Representa del 2 al 5% de los tumores digestivos, son de difícil diagnóstico por su rareza de aparición y por la clínica
inespecífica.
Predominan en hombres, con una proporción 2:1.
Los tumores benignos se presentan sobre todo en la 3° y 4° década de vida, mientras que los malignos se presentan en
una edad más avanzada.
MORFOLOGÍA DE LA LESIÓN
FACTORES PREDISPONENTES
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Histológicamente se dividen en vellosos, tubulares o tubulovellosos. 40% son de tipo vellosos
(localizados en la segunda porción del duodeno con alta capacidad de recidiva).
Pueden ser polipoides o sésiles, únicos o múltiples.
No producen clínica, generalmente el hallazgo se hace por necropsias.
Las glándulas de Brünner se presentan como nódulos múltiples o como un gran tumor único,
histológicamente están formados por tejido glandular normal.
Son tumores conjuntivos de la pared del intestino. Son más comunes a nivel de yeyuno. Tienen tendencia a ulcerarse y a
sangrar. Suelen diagnosticarse en edades avanzadas.
Pueden crecer hacia la luz y causar obstrucción o desarrollarse hacia afuera y alcanzar considerable tamaño (masa
palpable de gran movilidad). Incluso puede producir obstrucción intestinal. Esto convierte al leiomioa en el tumor
benigno que más clínica presenta.
Pueden presentar transformación maligna.
Se ubican con mayor frecuencia en el íleon y pueden ser únicos y a veces múltiples. Son tumores submucosos que en su
desarrollo pueden obstruir la luz intestinal, invaginarse y ulcerarse produciendo hemorragia. Los lipomas son
radiotransparentes por lo que se pueden detectar al efectuar un estudio de tránsito baritado o con la radiografía directa
de abdomen. La TAC revela una masa homogénea con baja atenuación (densidad grasa).
Es el tumor maligno más frecuente del intestino delgado (representa el 40%). Se localizan en duodeno (40%), yeyuno
(40%) e íleon (20%). La mayor incidencia está entre los 60 a 70 años, con una leve predominancia hacia el sexo
masculino.
El precursor más importante lo constituye la presencia de pólipos adenomatosos únicos o
múltiples, situación que se da en los síndromes polipósicos familiares.
Pueden ser polipoides aunque lo más frecuente es que sean anulares, semejantes a los
tumores del colon izquierdo.
Histológicamente son bien diferenciados. Se extienden con relativa lentitud y se ulceran
tempranamente.
Los carcinomas de duodeno tienen una ubicación preferencial como periampulares y una
manifestación frecuente es la ictericia. Para el resto de los adenocarcinomas la clínica que
predomina es el dolor abdominal, anemia y obstrucción intestinal.
Las recomendaciones para este tumor incluyen la resección en lesiones tempranas y
quimioterapia preoperatoria para lesiones localmente avanzadas.
Los tumores duodenales requieren de una duodenopancreatectomía, mientras que en otras localizaciones se realiza la
resección del segmento involucrado con el correspondiente eje mesentérico y drenaje linfático; con márgenes de
resección suficientes. Los adenocarcinomas pequeños, sobre todo, las lesiones polipoides confinadas a la mucosa y
submucosa cuando están al alcance de la endoscopía pueden ser resecadas mediante polipectomía o mucosectomía
endoscópica.
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Se originan en las células de Kulchitsky de las criptas de Lieberkühn (argentafines). Pertenecen al sistema
neuroendócrino.
Se preseta entre la 6° y 7° década de vida.
Este tipo de tumor se encuentra más frecuentemente en el apéndice, seguido de intestino delgado, recto, cólon y
estómago.
Tienen capacidad para secretar péptidos, entre los cuales se encuentra la serotonina, histamina y cininas.
Son tumores pequeños que generalmente miden <2 cm.
Se presentan como nódulos elevados, duros, cubiertos por mucosa normal. Al corte presentan un color gris amarillento
característico.
Histológicamente se los divide en carcinoides de bajo o de alto grado de malignidad.
Los de menor tamaño raramente dan metástasis, los >2 cm lo hacen en el 80-90%. La localizacion apendicular produce
metástasis solo en el 3% de los casos, mientras que los situadios en el intestino delgado lo hacen en el 35%. En un 25%
se asocian a otra neoplasia primitiva (generalmente colon, mama, páncreas o riñón).
Por su pequeño tamaño rara vez ocluyen la luz intestinal, aunque suelen ser causa de obstruccion por acodamiento
debido a la retraccion e invasión del meso.
La mayoría se presenta con metástasis linfática o a distancia.
La reseccion quirúrgica y de los linfáticos mesentéricos es el
tratamiento de elección.
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Anorexia, pérdida de peso y astenia son síntomas comunes. La fierbe es un signo de necrosis y absceso.
La obstrucción en los tumores benignos se deben a invaginación, en los malignos a crecimiento intrínsenco.
La perforación ocurre en el 20% de los casos y cursa con una peritonitis generalizada.
En los tumores benignos el tratamiento de eleccion es la resección segmentaria o una extirpación simple son resección.
En los tumores malignos las opciones son:
La radioterapia y la quimioterapia están indicadas en los tumores sensibles a estos tratamientos (Linfomas).
En el síndrome carcinoide los síntomas pueden ser atenuados con antagonistas o inhibidores de la serotonina
(ciproheptadina, metisergida). Así mismo, la sobrevida mejora si se pueden resecar las metástasis hepáticas, en caso
contrario, la quimioterapia puede ser de utilidad.
Se denomina oclusión intestinal o íleo a la detención parcial o total del tránsito del contenido intestinal.
CLASIFICACIÓN
Patogenia:
Funcional: alteración de la motilidad intestinal:
Alteración motora difusa: postoperatorio normal, peritonitis generalizada, enterocolitis aguda,
traumas vertebromedulares.
Alteración motora localizada: por íleo regional inflamado (peritonitis localizada) o por
pseudoobstrucción de intestino delgado o grueso (enfermedades neurológicas, postoperatorio
de cirugía urológica o ginecológica).
Mecánico: obstrucción intestinal orgánica:
Patología intrínseca: congénita (duplicaciones o defectos de rotación), tumores (benignos o
malignos), inflamación (Enfermedad de Crohn, tuberculosis, diverticulitis), trauma, radiaciones o
isquemia.
Patología extrínseca: compresión (carcinomatosis, quistes y tumores, embarazo) o por
adherencias y bridas, hernias internas y externas.
Obturación: cuerpos extraños, cálculos, bezoares, parásitos.
Nivel de obstrucción:
Alto: asienta en el duodeno y primeras asas del yeyuno-íleon.
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Bajo: últimas asas del yeyuno o colon.
Forma clínica:
Aguda: se instala bruscamente.
Crónica: se instala de forma progresiva.
FISIOPATOLOGÍA
Dilatación del intestino proximal al sitio de obstrucción por acumulación de líquido intestinal y aire deglutido, esto
produce una pérdida de la capacidad de absorber líquido y aumenta su secreción intraluminal, afectado a la mucosa
intestinal produciendo dilatación y creando un tercer espacio.
A las 24 horas de una obstrucción aguda completa del íleon, más del 50% del volumen plasmático ha sido secuestrado
en el intestino o perdido por vómitos.
El secuestro de líquido intraluminal y la pérdida de líquido por vómitos conduce a la deshidratación, trastornos
metabólicos, hipovolemia y shock.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
Íleo mecánico agudo: el intestino aparece muy dilatado, con paredes finas casi translúcidas, y puede existir
exudado intraperitoneal en cantidad moderada.
Íleo mecánico crónico: la pared está engrosada por efecto de una hipertrofia de la capa muscular.
Íleo funcional:
En el íleo peritonítico aparece enrojecido y cubierto por abundante exudado seroso, fibrinoso o purulento.
En el íleo funcional no peritonítico, el aspeto exterior del intetino es casi siempre normal y el exudado de
escasa cantidad.
La necrosis y la perforacion son rara en el íleo funcional, aunque pueden ocurrir en la pseudoobstrucción
intestinal, sobre todo en el síndrome de Ogilvie.
CLÍNICA
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Presencia sincrónica de ruidos intestinales o borborigmos: vaciamiento brusco de una o más asas dilatadas, por
resolución espontánea, y por lo general transitoria, de la obstrucción mecánica.
DIAGNÓSTICO
Laboratorio:
Ecografía abdominal: permite detectar asas edematizadas, patología biliar (íleo biliar), presencia de
líquido peritoneal libre y de colecciones abscesificadas, así como patología renal, causa de íleo reflejo.
TC con contraste oral o intravenoso: detectan dilatación diferenciada de asas, participación o
complicación peritoneal y retroperitoneal.
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TRATAMIENTO
El tratamiento va encaminado a corregir la disminución de la motilidad intestinal dependiendo de la causa. En todos los
tipos de íleo la restricción temporal de alimentos y líquidos por vía oral es el primer manejo.
Las fuentes predominantes de morbilidad y mortalidad son la hemorragia y la perforación visceral con septicemia
asociada. En el contexto de un traumatismo cerrado, a menudo, los órganos sólidos sufren contusión o laceración, lo que
provoca una hemorragia que puede requerir tratamiento quirúrgico. Por otra parte, los traumatismos pueden producir
rotura de las vísceras huecas debido a la rápida compresión de un segmento de intestino que contiene líquido y aire.
Los mecanismos penetrantes laceran directamente las vísceras sólidas y huecas, lo que da lugar a hemorragia y
contaminación intraabdominal, que, a menudo, requieren reparación quirúrgica.
El tratamiento inmediato de las lesiones abdominales conlleva el inicio de la reanimación y una evaluación rápida de las
fuentes de hemorragia. Los pacientes en shock precisan la administración de soluciones cristaloides y productos
sanguíneos para apoyar la función cardiovascular, a medida que se controla la hemorragia. Por otra parte, se completa
una valoración rápida de la hemorragia con evaluación del abdomen para, cuando sea necesario, trasladar al paciente
con rapidez al quirófano. Los cuerpos extraños retenidos que atraviesan la pared abdominal deberían mantenerse
durante la evaluación inicial y protegidos de movimientos excesivos. A continuación, estos cuerpos extraños deberían
extraerse solo después de definir un plan definitivo.
Cuando el estado mental o lesiones concomitantes afectan a la exploración abdominal, el lavado peritoneal diagnóstico
puede proporcionar información valiosa. Los hallazgos del lavado peritoneal diagnóstico que son altamente indicativos
de lesión intestinal son la presencia en el mismo de más de 500 leucocitos/mm3, amilasa, bilirrubina o material de
partículas.
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Evaluación de los
traumatismos
abdominales penetrantes
Las heridas penetrantes que
afectan la parte superior del
abdomen pueden requerir
también una evaluación del
tórax en busca de lesiones
mediastínicas, pleurales o
pulmonares.
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Intraluminales:
Traumatismos penetrantes por arma blanca o heridas por proyectiles de armas de fuego.
Traumatismos contusos por golpe de puño o colisión de vehículos. Las fracturas de pelvis por los
fragmentos óseos pueden lesionar el recto extraperitoneal.
Abierto: el agente mecánico produce una lesión penetrante, generalmente son por proyectil, arma blanca, rejas.
Cerrado: el agente mecánico no atraviesa la pared abdominal generando contusión directa o indirecta por
desaceleración en el caso de accidente vehicular, golpe por enfrentamiento cuerpo a cuerpo, caída de altura.
DIAGNÓSTICO
En caso de un traumatismo abierto los estudios diagnósticos son mínimos (Radiología básica de trauma, ecografía, grupo
y factor) ya que la gran mayoría requiere de tratamiento quirúrgico.
En el traumatismo cerrado la ecografía sirve para observar si existe presencia de líquido libre y puede distinguir los
grados de lesión esplénica
La TC abdominal con la administración i.v. de un contraste es la prueba más valiosa para identificar y caracterizar las
lesiones esplénicas. Este tipo de lesiones aparecen como alteraciones en el parénquima esplénico normal, con
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frecuencia con un hematoma circundante y sangre
libre intraabdominal. En ocasiones puede identificarse
una hemorragia activa mediante la visualización de la
extravasación de material de contraste.
TRATAMIENTO
Los pacientes inestables con sangrado activo
requieren tratamiento quirúrgico de urgencia y la
conducta es la esplenectomía. Para asegurar la
protección frente a bacterias encapsuladas, como
Streptococcus pneumoniae, Neisseria meningitidis, y
Haemophilus influenzae, deben administrarse las
vacunas postesplenectomía, sobre todo para evitar un
cuadro de sepsis postesplenectomía que, si bien sólo
se relaciona con el 2% de los pacientes
espelnectomizados, la mortalidad es del 80%.
Los mecanismos de los traumatismos hepáticos cerrados comprenden la compresión con daño parenquimatoso directo y
las fuerzas de cizallamiento, que rompen el tejido hepático y alteran las inserciones vasculares y ligamentosas. El hígado
está parcialmente protegido por la caja torácica, aunque incluso las costillas rígidas proporcionan escaso soporte
durante los mecanismos de alta energía. Dada la gran cantidad de abdomen ocupada por el hígado, las lesiones
penetrantes son también frecuentes.
El hígado en su interior presenta 4 circuitos vasculares hemodinámicos (dos aferentes: arteria hepática y vena porta. Dos
eferentes: venas hepáticas y vías biliares). Por lo que cualquier ruptura traumática del parénquima puede afectar esos
vasos con el consiguiente derrame de fluidos.
Como la mayor parte de los órganos macizos, la manifestación habitual es la hipovolemia o el shock. Ésta se hace más
refractaria en los traumatismos abiertos con sangrado persistente.
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DIAGNÓSTICO
Laboratorio: junto a la colocación de una vía
corta y gruesa para reposición de líquidos, se
extrae sangre para conocer grupo, factor y
perfil básico hepático, hemograma y
coagulación.
Ecografía: para determinar la presencia de
líquido libre. El examen hepático puede
revelar la existencia de hematomas, rupturas
de parénquima.
TC con contraste en el paciente
hemodinámicamente estable. Se hace con
contraste de tipo trifásico (arterial-portal-
tardío) ya que aporta datos sobre los circuitos
vasculares del hígado. Hallazgos frecuentes en
la TC indicativos de lesión hepática son la
alteración del parénquima hepático con
sangre o hematoma perihepático y
hemoperitoneo. La hemorragia hepática
puede verse en la TC como una extravasación
de contraste dentro del parénquima hepático
o bien dentro del espacio peritoneal. Se
puede utilizar la escala de lesión hepática.
RMN es útil para aquellos pacientes alérgicos
al yodo o con función renal deteriorada. Es
útil cuando se acompaña de
clangiorresonancia para evaluar el árbol biliar
y colecciones intrahepáticas y perihepáticas.
Angiografía: es de valor relativo, ya que la
repleción arterial puede acompañarse de embolización selectiva. Pero el hígado no tiene circulación terminal,
por lo que en una hemorragia de origen portal o de venas hepáticas no es tratable por embolización arterial ya
que puede producir áreas extensas de necrosis innecesarias. La indicación para angiografía con el fin de
controlar la hemorragia hepática es la transfusión de cuatro unidades de concentrado de eritrocitos en 6 h o seis
unidades de concentrado de eritrocitos en 24 h sin inestabilidad hemodinámica.
TRATAMIENTO
Los candidatos para el tratamiento conservador deben mostrar signos de que todas las hemorragias del hígado han
cesado. Estos pacientes no presentan taquicardia, hipotensión, acidosis metabólica o signos de shock en la exploración
física. Además, no pueden estar recibiendo reanimación continua con líquidos, que podría enmascarar la afectación
cardiovascular.
Los factores como lesiones graves, hemoperitoneo voluminoso, extravasación de medio de contraste o
pseudoaneurismas pueden predecir complicaciones o fracaso del tratamiento no quirúrgico.
En más de 10% de los pacientes es obligada la laparotomía de urgencia cuyo objetivo es detener la hemorragia. El
control inicial de la hemorragia se logra mejor utilizando taponamiento perihepático y compresión manual. En ambos
casos, los bordes de la laceración hepática deben afrontarse mediante aplicación de presión local para controlar la
hemorragia.
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Si el paciente tiene hemorragia persistente pese a la compresión, deben sospecharse lesiones de la arteria hepática,
vena porta y de la vena cava retrohepática; la maniobra de Pringle (clampeo del hilio hepático) puede ayudar a
identificar el origen. La hemorragia por lesiones de la vena porta y de la arteria hepática se detendrá con la aplicación de
una pinza vascular a través del hilio hepática.
Los pacientes sometidos a taponamiento perihepático por lesiones hepáticas extensas por lo común se llevan
nuevamente a la sala de operaciones para retirar las compresas 24 a 48 h después de la lesión inicial.
Los signos de recurrencia de la hemorragia incluyen reducción del hematócrito, acumulación de coágulos sanguíneos
bajo el dispositivo de cierre temporal de la pared abdominal y salida de sangre a través de los drenajes.
Las complicaciones después de traumatismo hepático significativo incluyen hemorragia tardía, bilioma, necrosis
hepática, seudoaneurismas arteriales y diversas fístulas.
Nueve de cada diez son traumas cerrados, y a su vez de ellos el 2,5% requieren cirugía. Por otra parte, de los
penetrantes el 45% son quirúrgico, pero de los producidos por arma de fuego el 75% se intervienen.
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La presencia de microhematuria en traumatismos cerrados es altamente sugestiva de riñón contuso. La macrohematuria
es más frecuente en el traumatismo de vías urinarias (uréter-vejiga). Los hematomas lumbares deben generar sospecha
de lesión renal en el traumatismo cerrado.
DIAGNÓSTICO
Ecografía.
TAC: es el método de elección. Evidencia si existe extravasación del medio de contraste, visualiza retroperitoneo,
visualiza zonas desvascularizadas e identifica otras lesiones abdominales asociadas. Las indicaciones para realizar
una TAC son: Lesiones penetrantes, Todos los traumatismos pediátricos, Pacientes con hematuria macroscópica,
Pacientes con microhematuria y shock, Cuando se sospeche la presencia de lesiones asociadas.
Urograma de excreción: es de utilidad en pacientes inestables que requieren cirugía inmediata y se realiza en la
sala de operaciones, sirve para obtener información acerca del riñón contralateral o diagnosticar
malformaciones congénitas de valor en la toma de decisiones.
Arteriografía: en pacientes con sangrado renal diferido persistente y en las fístulas arteriovenosas
postraumáticas sintomáticas.
TRATAMIENTO
La mayoría de los traumas abiertos son quirúrgicos.
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El tratamiento no quirúrgico requiere estabilidad hemodinámica, no debe estar afectado el peritoneo y debe haber una
lesión perfectamente estadificada por TAC.
En los traumas cerrados se puede admitir la conducta no quirúrgica, excepto en sangrado persistente, hematoma
retroperitoneal pulsátil o hematoma retroperitoneal en expansión.
Muchos de los traumas cerrados que se trataron inicialmente con conducta conservadora, necesitan posteriormente la
realización de técnicas percutáneas o endoscópicas para la resolución de las complicaciones, en otros casos es necesaria
una laparotomía y la exploración renal.
El 75% se deben a traumatismos penetrantes; la segunda porción del duodeno es la más afectada.
Los traumatismos cerrados deben cumplir ciertas características para lesionar el duodenopáncreas:
La hiperamilasemia no es constante, pero es un parámetro que, de estar presente, resulta altamente significante. Los
traumas abiertos suelen acompañarse de lesiones vasculares complejas o sangrado parenquimatoso profuso.
DIAGNÓSTICO
La TAC trifásica es el método de elección en la urgencia (siempre que el paciente se encuentre estable
hemodinámicamente). La presencia de gas en el área peripancreática es orientadora y las imágenes de hematoma de
dicho nivel se distinguen claramente.
TRATAMIENTO
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En general las lesiones de vísceras huecas se caracterizan por manifestarse por shock hipovolémico y/o peritonismo.
ESTÓMAGO: en los traumas contusos de abdomen (golpe de puño, contra el volante del auto o bici) las
lesiones suelen ser únicas.
DUODENO: un golpe en el epigastrio puede originar el estallido del duodeno al aumentar la forma brusca la
presión dentro de un asa cerrado entre el píloro y el ligamento de Treitz.
INTESTINO DELGADO: la compresión brusca de las vísceras contra la columna vertebral origina un incremento
de la presión intravisceral. Si esta supera los valores críticos se produce el estallido visceral. Es el tipo de
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mecanismo en las contusiones contra el volante del auto o en los puñetazos en el abdomen. Es la víscera más
frecuente lesionada en los traumatismos penetrantes.
COLON: se producen en los conductores o peatones en accidentes vehiculares con motor y en los accidentes
laborales por caída de altura. Los mecanismos de producción son:
Directo: por aplastamiento del órgano sobre el plano osteoarticular.
Desgarro: en especial en las zonas fijas del colon (ángulo hepático y esplénico).
Aumento brusco de la presión intraluminal y formación de asa cerrada al comprimirse simultáneamente
los dos pies de ésta.
En general se caracteriza por el sangrado (hemoperitoneo), que se manifiesta como shock hipovolémico y peritonismo
(abdomen con defensa y dolor a la descompresión), que inicialmente será una peritonitis química y con el transcurso de
las horas, bacteriana.
El signo patognomónico de la lesión de víscera hueca es el neumoperitoneo que se observa en la rx de tórax sentado o
en la TAC.
Esófago abdominal:
Rx simple de tórax de pie o sentado: neumoperitoneo o neumomediastino.
Tránsito esofágico con contraste hidrosoluble: se puede apreciar la salida del contraste.
TAC con contraste: se ve la extravasación del contraste, o neumomedistino, neumoperitoneo o líquido
subdiafragmático.
Videoendoscopía digestiva alta.
Estómago: la rx simple de tórax puede evidenciar neumoperitoneo, la ecografía puede indicar líquido libre
(liquido gástrico o sangre), la TC informa neumoperitoneo y líquido libre en la cavidad abdominal. Si se emplea
contraste se puede ver su extravasación.
Duodeno: el estudio de elección es la TC.
Colon:
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Recto extraperitoneal: con el tacto rectal se puede hallar sangre en el recto, fragmentos óseos que protruyen
en él, celda prostática deshabitada o próstata flotante por lesión de la uretra. Pérdida del tono esfinteriano por
lesión medular.
TRATAMIENTO
Si la perforación se reparó luego de 6 horas de producida, se debe realizar un esofagostoma cervical (abocar el
esófago a la piel) para desfuncionalizar el tránsito esofágico.
Las lesiones no perforativas como los hematomas submucosos se tratarán mediante reposo digestivo,
alimentación parenteral y control clínico diario.
Estómago: se realiza la resección de los bordes y la sutura en dos planos en las lesiones pequeñas y medianas.
Siempre se debe dejar un drenaje próximo a la sutura.
En las lesiones con gran pérdida de sustancia está indicada la gastrectomía parcial (cuando se ubica en el antro y
cuerpo) o total (cuando se localiza en el Fundus).
Intestino delgado: los desgarros seromusculares y las laceraciones de todo el espesor de la pared se tratan con
sutura.
La transección completa, los desgarros mayores, las avulsiones deben tratarse con resección y la anastomosis
intestinal.
Los hematomas mesentéricos requieren de hemostasia del meso.
Recto extraperitoneal:
Colostomía sigmoidea con cabos disociados.
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Lavado intraoperatorio del recto.
Drenaje del espacio pelvisubperitoneal e isquiorrectal.
En el caso de poder acceder a la perforación se la sutura. Si no fuera posible llegar no se sutura y cicatrizará por
segunda intensión entre los 3 y 6 meses. Pero si hay lesión de vejiga siempre se debe suturar la perforación e
interponer el epiplón para evitar la fístula rectovesical.
El colon se extiende desde la válvula ileocecal hasta el ano. Desde los puntos de vista anatómico y funcional se divide en
colon, recto y conducto anal. La pared del colon y el recto está constituida por cinco capas distintas: mucosa,
submucosa, muscular circular interna, muscular longitudinal externa y serosa. El músculo longitudinal externo se
encuentra separado en el colon en tres tenias del colon, que convergen de formas proximal en el apéndice y distal en el
recto; en este último la capa muscular longitudinal externa es circunferencial.
El colon y el recto se componen de un tubo de diámetro variable con una longitud aproximada de 150 cm. El íleon
terminal desemboca en el ciego a través de una invaginación engrosada y areolar, la válvula ileocecal. El ciego es un
segmento sacular con un diámetro medio de 7,5 cm.
El apéndice se extiende unos 3 cm, a partir del ciego, por debajo de la válvula ileocecal, a modo de un tubo elongado de
8 a 10 cm delongitud que termina en un fondo de saco ciego.
El colon ascendente, cuya longitud es de aproximadamente 15 cm, sube por el lado derecho hasta el hígado; como el
colon descendente, su cara posterior se fija al retroperitoneo, mientras que las caras lateral y anterior son estructuras
auténticamente intraperitoneales.
El colon transverso mide unos 45 cm de longitud. Esta estructura, que cuelga entre las flexuras hepática y esplénica fijas,
está totalmente investida de peritoneo visceral.
El colon descendente queda ventral al riñón izquierdo y baja unos 25 cm desde la flexura. Su diámetro es menor que el
del colon ascendente. A la altura de la cresta pélvica se observa una transición entre el colon descendente, de paredes
relativamente finas y fijo, y el colon sigmoideo (o sigma), más grueso y móvil. La longitud del colon sigmoideo, estructura
dotada de gran movilidad, varía entre 15 y 50 cm (38 cm promedio).
El recto tiene una longitud de 12 a 15 cm y carece de tenias o apéndices epiploicos. El recto posee tres involuciones o
curvas conocidas como válvulas de Houston. La válvula media se pliega hacia la izquierda, y las válvulas proximal y distal,
hacia la derecha.
IRRIGACIÓN
El colon ascendente y el 1/3 proximal del colon transverso están irrigados por la arteria mesentérica superior que se
divide en la arteria ilio-biceco-apendiculo-cólica, la primera rama es para irrigar al íleon terminal, las arterias cecales son
anterior y posterior que irrigan al ciego, una rama para el apéndice y la arteria cólica que se anastomosa con la arteria
cólica derecha para irrigar al colon ascendente. De la arteria mesentérica superior nacen 3 ramas cólicas derecha
(superior, media e inferior).
La arteria mesentérica inferior da dos ramas cólicas izquierdas, una superior y otra inferior, ésta última se divide en tres
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ramas que forman el tronco sigmoideo, la arteria cólica inferior izquierda sigue un camino hacia el recto en donde
termina como arteria hemorroidal superior. La rama ascendente de la arteria cólica superior izquierda se anastomosa
con la rama ascendente de la cólica superior derecha formando el arco vascular de Riolano que irriga al colon transverso.
El colon es el principal sitio de absorción de agua e intercambio de electrólitos. Cerca de 90% del agua que contiene el
líquido ileal se absorbe en el colon.
La degradación bacteriana de las proteínas y la urea produce amoniaco, que más tarde se absorbe y transporta al
hígado.
Los ácidos grasos de cadena corta son una fuente importante de energía para la mucosa del colon, y el metabolismo por
los colonocitos proporciona energía para procesos como el transporte activo de sodio. La ausencia de una fuente
dietética para la producción de ácidos grasos de cadena corta o la derivación de la corriente fecal por una ileostomía o
colostomía ocasionan con frecuencia atrofia de la mucosa y “colitis por derivación”.
Las bacterias representan hasta 30% del peso fecal seco. La microflora endógena es crucial para el metabolismo de
carbohidratos y proteínas en el colon y participa en el metabolismo de la bilirrubina, ácidos biliares, estrógenos y
colesterol. Las bacterias del colon también son necesarias para la producción de vitamina K. Asimismo, se piensa que las
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bacterias endógenas suprimen el surgimiento de microorganismos patógenos, como Clostridium difficile.
El gas intestinal proviene del aire deglutido, difusión de la sangre y producción intraluminal. Los principales
componentes de gas intestinal son nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono, hidrógeno y metano.
El colon tiene contracciones intermitentes de amplitud alta o baja. Ocurren en brotes y al parecer desplazan el
contenido del colon en sentidos anterógrado y retrógrado, esto retrasa el tránsito en el colon y por consiguiente
aumentan el tiempo disponible para la absorción de agua e intercambio de electrólitos.
Dilatación persistente del colon, con elongación e hipertrofia de la pared, acompañada de estreñimiento crónico.
El megacolon puede ser congénito o adquirido. En América Latina afecta predominantemente a la población pobre y
rural con una fuerte relación causal con la enfermedad de Chagas.
CLASIFICACIÓN:
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Secundarios: cuando hay ausencia de lesiones de los plexos de Auerbach y Meissner. Las etiologías son:
neurológicas (parkinson, esclerosis múltiple), obstructivos (estenosis), metabólicos (hipotiroidismo,
sedentarismo, hipopotasemia), psicógenos del niño y del anciano.
Megacolon chagásico
Es la causa más común de megacolon en América del Sur. Se suele diagnosticar en la etapa tardía de la
enfermedad. En algunas oportunidades se acompaña de megaesófago y cardiopatía chagásica. A diferencia de lo
que sucede con el congénito (donde el segmento aganglionar se mantiene estrechado y el segmento sano
distendido), en el megacolon chagásico el segmento enfermo es el que se distiende.
La lesión anatomopatológica característica es la desnervación mientérica secundaria a un proceso inflamatorio
crónico que destruye el tejido ganglionar. Como consecuencia de la lesión de los plexos, se produce una alteración
de la coordinación muscular que se traduce en una discinecia sigmoidea-rectal, dificultando el tránsito colónico, lo
que genera un aumento del diámetro y engrosamiento de la capa muscular del colon secundario a una reacción de
hipercontractilidad.
En el examen físico se encuentra distensión abdominal, protrusión del ombligo, ondas peristálticas
visibles y borborigmos. En ocasiones se puede palpar una masa duropétrea que corresponde a
heces endurecidas.
Puede existir edema de miembros inferiores por compresión vascular por el recto lleno de materia
fecal, hipoproteinemia o insuficiencia cardíaca por cardiopatía chagásica.
El tacto rectal mostrará la presencia de materia fecal dura, o de una ampolla vacía y permite descartar lesiones
estenosantes.
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El colon por enema es el estudio de elección, permite observar el
megacolon y el segmento dolatados, se utilizan preparados de
fosfato monosódico y enemas reiterados para poder limpiar el
recto.
Rectosigmoidoscopía y videocolonoscopía: de utilidad para
descartar causas orgánicas de obstrucción, pueden ser
terapéuticas en casos de vólvulos sigmoideos.
La endoscopía permitirá observar una cavidad rectal amplia, de
mucosa redundante y con inflamación inespecífica.
Manometría: aumento de la presión en reposo del esfínter anal
interno, además de la pérdida del reflejo inhibitorio rectoanal.
CLÍNICA
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Dolor abdominal.
La Rx directa de abdomen: gran masa de materia fecal, con el aspecto de miga de pan que
ocupa el recto y el sigma.
TRATAMIENTO
Consiste en la realización de enemas a goteo de leche y miel (enema de Murphy), a veces con
el agregado de agua oxigenada. Cuando no es suficiente para la evacuación espontánea, es
necesario “desmoronar” el fecaloma de forma manual o instrumental bajo anestesia. Si
fracasan estas medidas, se realiza tratamiento quirúrgico con resección y anastomosis o colostomía de Hartmann.
De no ser tratado a tiempo y forma, el fecaloma puede complicarse con perforación o hemorragia de la pared del colon,
transformándose en una emergencia quirúrgica.
Torsión del colon sigmoide sobre el eje mesentérico. Se precisa de una serie de condiciones, como un colon dilatado y
elongado con un meso de base estrecha. Esta situación es frecuente en el megacolon chagásico debido a una
mesenteritis retráctil. La torsión se puede dar en sentido
horario o antihorario, y puede ser de 90, 180 0 360°.
Dependiendo del grado de torsión y del tiempo de evolución,
puede cursar con isquemia y necrosis intestinal.
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El tratamiento es inicialmente endoscópico, siempre que no existan signos de isquemia (reacción peritoneal, débito
sanguinolento por ano). Se avanza con el endoscopio hasta el punto de torsión y se progresa una sonda a fin de
conseguir la desvolvulación. Si fracasa se hace el tratamiento quirúrgico: resección del segmento volvulado y dilatado
con anastomosis o sin ella. En caso de compromiso vascular, la mejor opción es la resección seguida de ostomía
proximal. El cabo distal se puede abocar a la manea de bicolostomía si es lo suficientemente largo, o cerrado y
abandonado en la cavidad a la manera de Hartmann.
Se define a la proctitis como todos los cuadros inflamatorios de asiento en el canal anal por ello incluye a la papilitis y a
la criptitis.
Dan como sintomatología: dolor intenso, punzante, acompañado de pujo y tenesmo.
La criptitis es la inflamación de la cripta de Morgagni que, por su disposición anatómica que permite la entrada fácil
de deposiciones o cuerpos extraños por la boca de la cripta que está dirigida hacia arriba; y por el traumatismo
persistente ocasionado por el paso de las deposiciones, también
contribuyen a mantener la inflamación la presencia de túbulos Las papilas son levantamentos del tegumento
glandulares crípticos. ubicados al fin de las columnas de Morgagni,
siendo estas últimas repliegue de la mucosa
La papilitis es la inflamación de la papila anal producida por la rectal, producidas por la brusca disminución
del lumen al pasar del recto al conducto anal.
propagación secundaria de cualquier proceso inflamatorio ano-rectal,
Las criptas son velos o valvas del tegumento
especialmente de la criptitis y fisura anal. La papila se edematiza en cuya entrada mira hacia craneal formando
su primera etapa y luego el edema se organiza provocando la verdadero fondo de saco ciego.
hipertrofia papilar que puede alcanzar gran tamaño.
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Al examen se comprueba un esfínter espástico, conducto anal sensible en su parte alta, enrojecimiento, edema
alrededor de la cripta afectada, las papilas adyacentes se aprecian edematosas y turgentes.
TRATAMIENTO
Médico: consta de normalizar el hábito intestinal y lubricar las heces fecales. En primera instancia con las medidas
higiénico-dietéticas, luego con el empleo de medicamentos estimulantes del peristaltismo intestinal, eligiendo con este
objeto cualquiera de las sustancias que absorviéndose en el intestino delgado actúan por vía hemática sobre los plexos
mioentéricos. Los medicamentos de uso local empleados en el tratamiento de la criptitis son: Antisépticos, antibióticos,
sulfas, antiinflamatorios, a los que se agregan veno-contrictores y anestésicos. Son administradas en forma de pomadas
y supositorios. Los baños de asiento, con agua pura o con permanganato de potasio o con ácido bórico se indican 3 o
más veces al día con una duración de 5 minutos.
QUIRÚRGICO:
Criptectomia: Se practican dos incisiones una a cada lado de la cripta que ha sido traccionada con un gancho para
ponerla en evidencia, y se prolonga hasta 2 cm por fuera del margen anal así tallando este colgajo cutáneo se procede a
disecarlo del plano muscular esfinteriano hasta sobrepasar la cripta en 2 o 3 cm, en este punto se coloca una ligadura,
luego se reseca el colgajo dejando un muñón de 0,5 cm. Esta resección se repetirá según el número de criptas afectadas,
teniendo presente que en resecciones múltiples debe conservarse entre cada zona resecada un puente cutáneo viable,
para evitar fibrosis con consiguiente estenosis anal. Con el objeto de evitar el dolor post-operatorio ocasionado por el
espasmo del esfínter interno es conveniente practicar la esfinterotomía interna parcial, seccionando
perpendicularmente sus fibras superficiales en la comisura posterior.
Toda herida del canal anal debe ser prolongada hasta 2 cm por fuera del margen como mínimo. Esto permite el fácil
drenaje de las secreciones que de otra manera se acumularían en la depresión de la herida del conducto por constituir
cavidad cerrada durante el período de reposo del esfínter.
Si no se favorece el drenaje, la herida no cicatriza y tiende a transformarse en una úlcera con los caracteres de la fisura
del ano. Las heridas del canal anal, por este motivo, deben cicatrizar de dentro hacia fuera.
Es una úlcera lineal que normalmente se encuentra en la línea media, distal a la línea dentada. Generalmente, estas
lesiones pueden verse fácilmente mediante inspección visual del borde anal separando suavemente los glúteos. La
localización puede variar; la mayoría de las fisuras se identifican en la línea media posterior, y las fisuras en la línea
media anterior son más frecuentes que las fisuras laterales.
Otros hallazgos asociados son una marca centinela en la porción distal de la fisura y una papila anal hipertrofiada
proximal a la fisura. Las fisuras laterales deben plantear la posibilidad de otros trastornos asociados, como la
enfermedad de Crohn, la tuberculosis, la sífilis, el VIH/sida o el carcinoma.
La fisura anal suele manifestarse con dolor anal muy intenso durante la defecación (porque su localización se extiende
sobre el anodermo muy sensible) y hemorragia.
Etiología
Es probable que la causa de la fisura anal sea multifactorial. El paso de heces grandes y duras, la dieta baja en fibra, la
cirugía anal previa, los traumatismos y la infección pueden ser factores que contribuyan.
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Clasificación
Tratamiento
Puesto que un esfínter hipertónico y las heces grandes y duras pueden contribuir a las fisuras anales, la mayoría de los
tratamientos médicos se dirigen a alcanzar los objetivos de la relajación del esfínter anal sin causar incontinencia fecal,
el paso de heces blandas y formadas, y el alivio del dolor.
El tratamiento médico para las fisuras anales agudas (las que se presentan en las 6 semanas siguientes al inicio de los
síntomas) es eficaz. Comprende la farmacoterapia tópica y oral como nitratos y antagonistas cálcicos, además de la
modificación de la dieta y sustancias para aumentar el volumen.
Puede conseguirse la quimiodesnervación temporal del esfínter anal interno inyectando toxina botulínica. Esto produce
la relajación del esfínter anal interno y se cree que fomenta el aumento del flujo sanguíneo en el anodermo afectado, lo
que permite que la fisura cicatrice.
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El tejido hemorroidal es parte de la estructura anal normal, constituido por plexos vasculares arteriovenosos que forman
un almohadillado a lo largo del canal anal.
La enfermedad hemorroidal es atribuible a alteraciones en las almohadillas vasculares (dilatación e ingurgitación) y/o de
los tejidos de sostén. Se pueden dilatar o prolapsar. Esto se produce porque los tejidos que las sostienen en su posición
normal se vencen. Dentro del ano, a 2 cm del margen anal, están sostenidas a través pequeñas fibras musculares, las
cuales, por constipación, diarrea, determinados hábitos evacuatorios o laborales, se rompen y comienzan a perder su
ubicación normal, predisponiendo a que se lastimen. Solamente se tratan si dan sintomatología.
ETIOLOGÍA
Constipación.
Diarrea.
Sedentarismo.
Falta de ingesta de agua y de fibras.
Obesidad y mala alimentación (más frecuente).
Factores hereditarios.
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CLASIFICACIÓN
La exploración física debe comprender la inspección del ano, la exploración rectal digital y la anoscopia. La exploración
durante el esfuerzo puede hacer más evidente el prolapso. La exploración digital debe centrarse en el tono del conducto
anal y la exclusión de otras lesiones palpables, especialmente las neoplasias de la parte inferior del recto o del conducto
anal.
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COMPLICACIONES
Hemoproctorragia: sangrado secundario a hemorroides. Las hemorroides internas que sangran pueden ser
pequeñas o grandes. La primera conducta es descartar cáncer.
Trombosis hemorroidal: se observa como una aceituna, color azul, que protruye al exterior. Es una hemorroide
externa, no se introduce. Produce dolor.
Si duele se debe abrir la hemorroide, sacar los coágulos y realizar tratamiento médico con Venotónicos y
analgésicos o mediante la extracción. Venotónicos, a base de diosmina 1000 mg/ 8 hs por 7 días, luego se lo baja
paulatinamente. El tratamiento dura entre 15 a 30 días. Diclofenac cada 12 horas.
Fluxión hemorroidal: compromiso mixto de hemorroides internas y externas. Produce mucho dolor. Frecuente
en mujeres embarazadas, postparto o pre-parto. El tratamiento se hace con corticoides de depósito, analgésicos
(diclodolten), venotónico y nafazolina.
Plicomas: hemorroides externas que se han secado y han quedado los colgajos de piel redundantes. Por lo
general no dan síntomas, excepto que haya una dificultad para la higiene o que la ropa interior lastime y genere
prurito, dermatitis. Jamás duelen.
TRATAMIENTO
Tratamiento no quirúrgico: Las modificaciones de la dieta, como la administración de suplementos de fibra y el aumento
de la ingesta de líquidos, pueden mejorar los síntomas del prolapso y la hemorragia. Con el aumento del volumen de las
heces se consiguen unas heces formadas y blandas para evitar el esfuerzo excesivo y fomentar unos hábitos intestinales
mejores.
La escleroterapia consiste en la inyección de un volumen bajo (3-5 ml) de un esclerosante (p. ej., solución salina
normal al 3%) en las hemorroides internas. Esta técnica tiene mucho éxito a corto plazo, pero la enfermedad
hemorroidal tiende a reaparecer. La ventaja es que puede utilizarse en pacientes con tendencia a la hemorragia o
que están tomando anticoagulantes que no se pueden suspender.
La coagulación infrarroja y con láser implica el uso de energía luminosa para provocar coagulación y necrosis, que
causan fibrosis de la submucosa en la región de la hemorroide.
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Tratamiento quirúrgico: La debe considerarse siempre que los
pacientes no respondan a los intentos repetidos más conservadores
para el tratamiento de la enfermedad; en los pacientes con prolapso
grave que requieren reducción manual (grado III) o que no se puede
reducir (grado IV); en las hemorroides complicadas por
estrangulación, ulceración, fisura o fístula, y en las hemorroides
externas sintomáticas. En los casos de hemorroides externas
trombosadas puede realizarse la escisión en el consultorio durante
el período de máximo dolor (generalmente las primeras 72 h). Estas
hemorroides tienen que extirparse, no debe hacerse una incisión,
porque puede aumentar el riesgo de una nueva trombosis.
Son colecciones purulentas agudas que ocupan los espacios celuloadiposos que rodean el conducto anal y el segmento
extraperitoneal del recto.
ETIOLOGÍA
En su mayoría son inespecíficos y de origen criptoglandular. Los abscesos específicos son pocos frecuentes y pueden ser
inflamatorio (Crohn, CU), infecciosos (TBC, linfogranuloma venéreo, actinomicosis), traumáticos (posoperatorios de
patologías anales y urológicas, episotomía, cuerpos extraños, impactación fecal), neoplásicos o por radioterapia.
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CLASIFICACIÓN ANATÓMICA:
Isquiorrectal: transesfinterian.
Interesfinteriano.
Supraelevador.
Posanal posterior, este espacio está localizado en
la línea media posterior, entre el rafe
anococcígeo por debajo, el elevador del ano por
arriba, el esfínter interno por delante y el cóccix por detrás, en este espacio se desarrollan las fístulas en
herradura.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Dependerá de la localización del absceso. En general se presentan con la tétrada de Celso, puede haber fiebre y malestar
general.
El absceso se detecta a la inspección cuando es perianal, isquiorrectal o interesfinteriano bajo. En cambio en las
localizaciones pelvirrectales o en una extensión superior del isquirrectal, predominan los síntomas pelvianos como
tenesmo o referidos como dolor glúteo y disuria, se exacerbarán al efectuar tacto rectal o vaginal.
Cuando el tiempo evolutivo es prolongado, el tratamiento es inadecuado o el paciente tiene inmunocompromiso puede
generar una celulitis necrotizante. En estas situaciones, es necesario el desbridamiento amplio del tejido infeccioso y
necrosado, a menudo combinado con antibióticos de amplio espectro
DIAGNÓSTICO
En los abscesos que se pueden visualizar en la región anal puede existir fluctuación.
La anoscopía y la rectosigmoideoscopía también son importantes para el diagnóstico. En algunos casos es necesario
recurrir a la punción y aspiración semiológica o guiada por ecografía o TC
TRATAMIENTO
En los abscesos anorrectales agudos hay que hacer una
incisión y drenaje en el momento del diagnóstico. Si el
absceso es superficial y simple, casi siempre puede
hacerse con anestesia local en el consultorio médico.
Si existe inmunodepresión (sida, diabetes mellitus,
quimioterapia), síntomas sistémicos (fiebre) o grandes
abscesos más complicados, el tratamiento definitivo
debe hacerse en el quirófano con anestesia.
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hay que determinar su causa; si no es el resultado de la extensión
hacia arriba de un absceso isquiorrectal, debe drenarse en el recto
inferior y el conducto anal superior, o de forma transabdominal si su
origen es abdominal. Los abscesos isquiorrectales deben drenarse a
través de una incisión adecuada que se realiza en la piel y el tejido
subcutáneo que recubre el espacio infectado.
Los abscesos en herradura son el resultado de la propagación
circunferencial del proceso infeccioso.Debe realizarse una intervención
de Hanley modificada para drenar el espacio postanal profundo y las
extensiones laterales del absceso. Se hace una incisión en la línea
media que se extiende desde la parte subcutánea del esfínter externo
sobre el absceso hasta la punta del cóccix
CLÍNICA
Los pacientes generalmente refieren el
antecedente de un absceso anorrectal cuyo
drenaje fue espontáneo o quirúrgico. Después del
drenaje, en la mayoría de los casos hay
persistencia de secreción purulenta o hemática a
través de un orificio fistuloso. Si el orificio
secundario o cutáneo se cierra espontáneamente,
puede haber un período asintomático, aunque
durante la evacuación puede haber dolor anal. Este cuadro se debe a la hipertensión del contenido fistuloso y al proceso
inflamatorio que ocasiona, cediendo parcialmente con la reapertura del orificio y la consecuente eliminación de pus,
sangre o ambos.
TRATAMIENTO
Depende de la correcta clasificación de la fístula y la identificación de las aberturas internas y externas, el curso del
trayecto y la cantidad de músculo esfínter afectado.
La exploración con anestesia permite la evaluación anorrectal completa y la clasificación apropiada de la enfermedad. La
exploración digital puede revelar un nódulo palpable en la pared del conducto anal, una indicación de la abertura
primaria. Puede introducirse una sonda suavemente desde la abertura cutánea externa hasta la abertura del conducto
anal interna.
El tratamiento quirúrgico de las fístulas se basa en: fistulotomía, fistulectomía y plásticas con descenso mucoso del
recto.
El tratamiento de las fístulas simples (las que afectan mínimamente al complejo del esfínter: fístulas transesfinterianas
bajas, fístulas interesfinterianas) suele hacerse dejando el trayecto al descubierto mediante fistulotomía. Esta puede ser
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con marsupialización en la que se lleva a cabo mediante
una sutura que aproxima el reborde cutáneo con el
lecho fistuloso. La fistulotomía sin marsupialización no
incluye la sutura. Ambas técnicas facilitan la
cicatrización.
Cuando el trayecto fistuloso atraviesa los esfínteres o sigue una trayectoria alta, una alternativa es la colocación de un
sedal, que consiste en la confección de un lazo de látex o hilo no absorbible que rodea el esfínter anal y se anuda fuera
del conducto anal. Su acción consiste en producir una fibrosis y seccionar el esfínter de forma progresiva.
En pacientes con gran compromiso del estado general o comorbilidades importantes y fístulas secundarias o complejas
de difícil manejo, una alternativa extrema es la realización de una ostomía.
La enfermedad pilonidal (quiste, infección) consiste en un seno o absceso que contiene pelo y aparece en la hendidura
interglútea. Aunque se desconoce la causa, se piensa que la hendidura ocasiona aspiración que lleva pelos hacia el
interior de fosos en la línea media cuando el sujeto se sienta. Estos pelos
enterrados pueden infectarse a continuación y presentarse en forma
aguda como un absceso en la región sacrococcígea. Una vez que se
resuelve el episodio agudo es común la recurrencia.
En cuanto se establece el diagnóstico debe cortarse y drenarse el
absceso agudo. Estos abscesos suelen ser muy superficiales, por lo que
con frecuencia es posible practicar este procedimiento en el consultorio
bajo anestesia local. Si se considera que las heridas en la línea media en
la región cicatrizan mal, algunos cirujanos recomiendan una incisión a un
lado de la hendidura interglútea. Se han propuesto varios
procedimientos para tratar un seno pilonidal crónico. El método más
simple incluye destechar el trayecto, legrar la base y marsupializar la herida. A continuación, debe conservarse limpia la
herida y sin pelo hasta que cicatrice por completo.
El condiloma acuminado (verrugas anogenitales) está causado por el VPH. Algunos subtipos víricos, como el VPH-6 y el
VPH-11, suelen encontrarse en las verrugas benignas, mientras que el VPH-16 y el VPH-18 tienden a ser agresivos y se
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asocian a displasia y progresión a cáncer. La adquisición del condiloma está directamente relacionada con la actividad
sexual y es más frecuente en personas inmunodeprimidas.
CLÍNICA
Los pacientes pueden tener prurito, hemorragia, dolor, secreción o una masa palpable. Generalmente, en la exploración
pueden observarse verrugas rosáceas de diferentes tamaños que pueden unirse para formar una masa. La anoscopia
puede revelar la enfermedad dentro del conducto anal. El diagnóstico se hace mediante inspección directa del periné y
los genitales; hay que realizar la anoscopia y la proctosigmoidoscopia, porque la enfermedad a menudo se extiende
intraanalmente.
TRATAMIENTO
Los enfoques de tratamiento consisten en la destrucción física o química, la inmunoterapia y la cirugía.
Las sustancias químicas comprenden la podofilina, el ácido tricloroacético y el 5-fluorouracilo. Las recomendaciones
actuales son la aplicación tópica de imiquimod al 5% en crema tres veces por semana (durante 6-10 h).
La destrucción del condiloma por electrocauterización con un cauterio de punta de aguja es eficaz. También puede
realizarse la escisión en la base con unas tijeras pequeñas, que es precisa, minimiza la destrucción de la piel y se puede
utilizar en las lesiones más grandes.
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Los síntomas del prolapso temprano pueden ser imprecisos, como malestar o una sensación de evacuación incompleta
durante la defecación, hemorragia y filtración. Muchos pacientes tienen largos antecedentes de estreñimiento y
esfuerzo. Cuando el prolapso es completo, la protrusión del recto suele ser evidente. En el prolapso completo se observa
protrusión rectal de todo el espesor con anillos concéntricos, debe diferenciarse de las hemorroides prolapsadas, en las
que se observan pliegues radiales.
TRATAMIENTO
La reparación quirúrgica de prolapso rectal puede realizarse a través de un abordaje perineal (técnica de Delorme o de
Altemeier), que es menos mórbido para el paciente, pero presenta mayor tasa de recurrencia. O un abordaje abdominal
(rectopexia con o sin resección y fijación con malla).
Intervenciones perineales:
Intervenciones abdominales:
El recto se extiende desde la línea pectínea a la unión del recto con el sigmoides. Tiene unos 18-20 cm de extensión.
Presenta 1/3 superior, 1/3 medio y 1/3 inferior que mide 4 cm cada uno.
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Irrigación arterial
Arteria hemorroidal superior, rama de la
mesentérica inferior.
Arteria hemorroidal inferior (a. ilíaca interna)
Arteria hemorroidal inferior (a. pudenda interna)
Retorno venoso
Vena hemorroidal superior drena en el Sistema
porta
Vena hemorroidal media drena en el Sistema cava
Vena hemorroidal inferior drena en el Sistema
cava.
Drenaje linfático
Nódulos pre-aórticos.
Nódulos mesentéricos inferiores.
Nódulos inguinales superficiales. Los tumores que afectan el 1/3 inferior produce metástasis a este nivel.
Si el 1/3 superior lo irriga la arteria mesentérica inferior, significa que el drenaje venoso lo hace a través de la vena
mesentérica inferior. Los tumores que se localizan el tercio superior, además de diseminarse por vía linfática, dan
metástasis en el hígado (a través del drenaje venoso mesentérico-portal). Los tumores a este nivel tienen el mismo
comportamiento que el cáncer de colon.
Tercio medio e inferior se irriga por la arteria ilíaca interna. El drenaje venoso se hace a través de la vena cava. Los
tumores del tercio medio e inferior pueden dar como primer escalón de metástasis el hígado y el pulmón. Como el 1/3
medio y 1/3 inferior son porciones del recto extraperitoneales, los cánceres en el hombre pueden dar manifestaciones
clínicas urológicas (postatismo, fistulas, comunicación recto-vesical). En la mujer pude dar clínica ginecológica y fistula
recto-vaginal. El cáncer de recto inferior, tanto en el hombre como en la mujer comienza a tener relación esfinteriana.
Puede dar cierta incontinencia o dolor a la defecación.
Epidemiologia
Tercer lugar en incidencia luego del cáncer de mama y cuello de útero (en mujeres); de próstata y pulmón (en
hombres). La edad de mayor
prevalencia es a los 45 años,
siendo más frecuente en el sexo
masculino.
Representa el 3% de toda la
mortalidad anual en Argentina.
Es la segunda causa de muerte
por cáncer, por detrás del
cáncer de pulmón y por delante
de los de mama y próstata.
Ocasiona 18 fallecimientos por
día en nuestro país.
Factores de riesgo:
Poliposis Adenomatosa Familiar. Mutación del gen APC
Cáncer colorrectal hereditario no asociado a poliposis (S. De Lynch). Mutación genes
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Enfermedad inflamatoria intestinal
Dieta (carnes rojas, grasas saturadas, pobres en fibras, frutas, calcio y
antioxidantes) o Alcohol
Cigarrillo. Obesidad. Raza negra (+ frecuente)
Localización:
Tercio superior: 38%
Tercio medio: 32%
Tercio inferior: 30%
CLÍNICA
Síntomas y signos propios del tumor: cambios en el hábito evacuatorio
1/3 superior: cínica del cáncer de colon izquierdo, (dolor en fosa ilíaca izquierda, hemoproctorragia, a veces
dolor en hemiabdomen inferior del lado izquierdo).
1/3 medio y 1/3 inferior: Síndrome rectal (Hemoproctorragia – mucorrea – pujos- tenesmo + Signos de
impregnación neoplásica: Anemia, Astenia, Anorexia, Adinamia y Adelgazamiento)
Examen físico
Examen proctológico - tacto rectal: posición de sims o genupectoral.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Laboratorio: Anemia y Eritro aumentada.
Estudios diagnósticos:
Videocolonoscopía (Biopsia).
Colonoscopía virtual.
Colon por enema.
Antígeno carcinoembrionario (CEA) elevado no es diagnóstico, sólo sirve para seguimiento.
Estudios endoscopicos: Estudio diagnóstico terapéutico. En la colonoscopia se examina la totalidad del colon mientras
que la sigmoidoscopía examina solamente el último tercio. (No se pueden observar los cánceres sincrónicos y pólipos).
Colonoscopia virtual: Tiene utilidad cuando no se puede evaluar todo el colon por vía endoscópica y cuando al paciente
no se le puede realizar anestesia.
Colon por enema: tumor sincrónico (5%).
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Estadificación
TRATAMIENTO
Quirúrgico o Convencional
Laparoscópico
Robótica
Quimioterapia
Radioterapia
Neoadyuvante
Adyuvante
Si el cáncer de recto es medio o inferior, antes de la cirugía tiene un rol importante la quimio-radioterapia, ya que achica
el tumor, se lo aleja de los esfínteres y esteriliza la pelvis. Se trata la enfermedad de posibles ganglios en la grasa
perirrectal.
Es importante reseccionar el recto con toda la grasa perirrectal.
El cáncer de recto a menos de 5 cm del margen anal, para hacer una cirugía, se de sacrificar el ano natural del enfermo y
realizar una colostomía definitiva de por vida.
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En la actualidad el cáncer escamoso de ano es de 31/100.000 en prácticas de relaciones sexuales anales y de 75/100.000
en pacientes VIH positivo. En mujeres no es muy frecuente y tiene un leve incremento en su incidencia a partir de los 60
años.
Etiología y fisiopatología
La infección por HPV (serotipos 16 y 18) es el factor de riesgo más frecuente para el cáncer anal, pero no necesariamente
suficiente. El virus produce alteraciones en el epitelio generando lesiones escamosas anales intraepiteliales (AIN).
Pueden ser AIN 1 (bajo grado) hasta AIN 3 (alto grado).
Entre otros factores de riesgo se encuentran:
VIH positivo y otros tipos de inmunosupresión.
Mantener relaciones sexuales anorreceptivas sin protección.
Condilomas anogenitales.
Cáncer de cuello uterino.
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Tabaquismo.
Clasificación
Desde el punto de vista anatómico se pueden
clasificar dependiendo de su localización:
Extraanales (ubicadas en el margen anal).
Otras variedades que se pueden encontrar son: adenocarcinoma, melanoma, GIST y tumor neuroendocrino.
CLÍNICA
Sangrado del ano o del recto.
Dolor o picazón en la zona del ano.
Masa o un bulto en el canal anal.
Tenesmo.
Incontinencia urinaria o fecal.
DIAGNÓSTICO
Margen anal: Realizar una buena anamnesis de signos y síntomas acompañado de un buen examen proctológico.
Conducto anal: Realizar una buena anamnesis de signos y síntomas acompañado de un buen examen proctológico. Una
eco endorrectal aporta información sobre el grado de profundidad parietal del tumor intraanal. La RM ayuda al estudio
de ganglios linfáticos tomados por el tumor. El estudio con fibrocolonoscopia ayuda a descartar lesiones sincrónicas.
TRATAMIENTO
Margen anal: Se trata Con cirugía resectiva. Para lesiones de gran tamaño, invasivas, se ha propuesto la amputación
abdominoperineal o la quimiorradioterapia.
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Se denomina pólipo a todo tumor circunscrito que protruye desde la pared hacia la luz intestinal. Según la superficie de
fijación a la pared intestinal, los pólipos pueden ser pediculados o sésiles. En relación con el número de lesiones pueden
ser únicos o múltiples; cuando el número de pólipos es muy elevado se habla de poliposis intestinal.
PÓLIPOS ADENOMATOSOS
Constituyen una proliferación no invasiva de células epiteliales.
El 85% son adenomas tubulares (menos de un 20% de componente
velloso), el 10% son tubulovellosos y el 5% son vellosos (más de un
80% de componente velloso). Pueden ser de alto o bajo grado,
dependiendo del grado de displasia. Es importante diferenciar esta
entidad del pólipo maligno (pT1), el cual representa un adenoma
con áreas de transformación carcinomatosa que se extienden a la capa submucosa y, en consecuencia, constituye un
carcinoma invasivo precoz, con capacidad de diseminación.
PÓLIPOS HIPERPLÁSICOS
Pólipos no neoplásicos más frecuentes.
Son más prevalentes en personas de
edad avanzada y suelen localizarse en la
parte distal del colon y en el recto. En
general, los pólipos son pequeños,
habitualmente inferiores a 5 mm.
El riesgo de malignización está
condicionado por las características
histológicas, el número de pólipos, el
tamaño mayor a 1 cm y la localización
proximal.
PÓLIPOS INFLAMATORIOS
Se forman como consecuencia del proceso regenerativo de un foco inflamatorio, por lo que carecen de potencial de
degeneración neoplásica. Pueden alcanzar un tamaño notable y se encuentran en la enfermedad inflamatoria intestinal,
la esquistosomiasis crónica, la colitis amebiana.
PÓLIPOS HAMARTOMATOSOS
Son consecuencia de la proliferación de células maduras de la mucosa. Se presentan principalmente en elcontexto de
dos entidades clínicas: la poliposis juvenil y el síndrome de Peutz-Jeghers.
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La mayoría de pólipos son detectados en el transcurso de exploraciones endoscópicas. Corresponden a pólipos
hiperplásicos o adenomas tubulares de pequeño tamaño, los cuales no tienen traducción clínica.
En los casos sintomáticos, la presencia de anemia por pérdidas crónicas en heces y la rectorragia constituyen las
manifestaciones más frecuentes. Los adenomas localizados en el recto suelen manifestarse con tenesmo y emisión rectal
de sangre y moco.
En ocasiones, los adenomas vellosos en esta localización liberan cantidades elevadas de moco rico en potasio que
pueden conducir a hipopotasemia y alcalosis metabólica.
El método diagnóstico de elección es la colonoscopia, ya que no sólo consigue determinar el número, tamaño y
localización de los pólipos, sino que además permite la obtención de biopsias para su evaluación histológica y realizar su
exéresis.
El tratamiento de elección de los adenomas colorrectales es la polipectomía endoscópica. Mediante este procedimiento,
que puede realizarse con asa o pinzas cauterizantes, es posible efectuar la exéresis completa de más del 90% de las
lesiones. En un porcentaje reducido de casos, el tratamiento de los adenomas colorrectales incluye la resección
quirúrgica, ya sea convencional o por vía laparoscópica. En la mayoría de ocasiones, ello se debe a la existencia de
pólipos sésiles o planos, con una base de implantación amplia.
Cuando el estudio anatomopatológico demuestra la existencia de un carcinoma invasivo (afectación de la submucosa),
habitualmente debe procederse a una colectomía segmentaria, ya que hasta un 10% de estos pacientes presentan
extensión de la enfermedad más allá de los márgenes de resección o en ganglios locorregionales. No obstante, si
coexisten varios factores de buen pronóstico (margen de resección libre de enfermedad, carcinoma bien o
moderadamente diferenciado y ausencia de afectación vascular o linfática) el tratamiento endoscópico puede ser
suficiente.
Los pacientes que han desarrollado un adenoma en el colon tienen una mayor probabilidad de presentar otros pólipos
durante el seguimiento. Ello sucede con mayor frecuencia cuando la lesión inicial es múltiple, mayor de 1 cm o con
componente velloso. Por ello, una vez comprobada la extirpación de todas las lesiones, los pacientes deben ser incluidos
en programas de vigilancia endoscópica:
En los pacientes con un adenoma con áreas de carcinoma invasivo tratado mediante polipectomía endoscópica y
que cumple todos los criterios de buen pronóstico, debe realizarse una colonoscopia con toma de biopsias en un
periodo de 3 meses con el fin de confirmar la resección completa de la lesión.
En pacientes con adenomas sésiles de más de 2 cm resecados de forma fragmentada, se recomienda una nueva
colonoscopia en un periodo de 3-6 meses para confirmar la resección completa
En los pacientes con más de 10 adenomas se debería realizar una colonoscopia en menos de 3 años y valorar la
posibilidad de un síndrome polipósico.
En los pacientes que presentan adenomas múltiples (3-10) o un adenoma avanzado (> 10 mm, con componente
velloso o displasia de alto grado), el intervalo desde la exploración basal hasta la primera colonoscopia de
seguimiento debería ser de 3 años.
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En los pacientes con 1 ó 2 adenomas tubulares de pequeño tamaño (menor de 10 mm) y displasia de bajo grado,
este intervalo puede ser de 5 ó 10 años.
En pacientes con pólipos hiperplásicos rectales de pequeño tamaño se recomienda la siguiente colonoscopia a
los 10 años.
Los pólipos duodenales se pueden clasificar en 4 estadios de acuerdo a la clasificación de Spiegelman, tomando en
cuenta sus características endoscópicas e histológicas, siendo el estadio IV el que tiene mayor riesgo de cancer.
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Las manifestaciones clínicas son inespecíficas. Los síntomas más frecuentes son rectorragia o hematoquecia, dolor
abdominal y diarrea.
La asociación con manifestaciones extracolínicas se denomina síndrome de Gardner, y constituye una variante de la
poliposis adenomatosa familiar, puede presentar pólipos gastroduodenales o tumores de partes blandas (desmoides,
fibromas), quistes dentarios, y osteomas en maxilares, cráneo y huesos largos. Es frecuente observar hipertrofia
congénita del epitelio pigmentario de la retina.
El diagnóstico de PAFA debe sospecharse cuando un individuo presenta 10 o más adenomas en una o en sucesivas
colonoscopias. Dada la posible existencia de manifestaciones extraintestinales, una vez establecido el diagnóstico de PAF
es necesario realizar una fibrogastroscopia, un examen del fondo de ojo y una ortopantomografía.Se recomienda una
endoscopia gastroduodenal con visión lateral cada 4-5 años a partir de los 25-30 años. La identificación del gen APC.
El tratamiento de la PAF es siempre quirúrgico y debe realizarse sin demora en los pacientes que han sobrepasado los 25
años de edad. La elección de la técnica quirúrgica (colectomía con anastomosis ileorrectal, o proctocolectomía con
reservorio ileal y anastomosis ileoanal) dependerá de la edad de diagnóstico de la enfermedad, del fenotipo de la misma
y de la historia familiar.
Esta enfermedad hereditaria autosómica dominante fue inicialmente descrita como una asociación de PAF y tumores del
sistema nervioso central.
Es una enfermedad con herencia autonómica dominante con penetrancia variable, con una incidencia de 1 en 100.000
nacimientos.
Suele diagnosticarse durante la infancia y se caracteriza por la existencia de pólipos hamartomatosos a lo largo de todo
el tracto gastrointestinal. En general, los pólipos presentan un tamaño superior a 2 cm y se distinguen por contener
glándulas con dilatación quística y un infiltrado inflamatorio en la lámina propia. En un 10 a 60% se asocian a neoplasias
gastrointestinales.
Neoplasia maligna del colon. Si bien existe una variedad de estirpes histopatológicos (linfoma, carcinoide, neoplasias
secundarias), más del 95% corresponde a adenocarcinoma. Se calcula en un 5% de padecer cáncer colorrectal en la vida.
Edad: La curva de incidencia se eleva a partir de los 40 años y l mayoría se diagnostican a los 50
Antecedentes familiares
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Dieta: El consumo excesivo de carnes rojas y grasas aumenta el riesgo y el consumo de fibras lo disminuye
Sedentarismo y la obesidad
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Colon izquierdo: Por lo
general son más
estenosantes y se
manifiestan con cambios
de hábito evacuatorio y
dolores cólicos.
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Evaluación tumoral: realizar con palpación abdominal y con tacto rectal si es que el tumor de recto se encuentra
a menos de 7 u 8 cm del margen anal. La ecografía transrrectal o resonancia magnética permite observar el
grado de penetración del tumor.
Evaluación colónica completa: evaluar mediante una colonoscopia total o bien con una rectosigmoideoscopia
más una radiografía de colon por enema con doble contraste.
Evaluación del grado de diseminación a distancia: evaluar mediante una tomografía de abdomen tórax y pelvis.
Los pacientes con la lesión ubicada en el ciego o colon ascendente son tratados con
una hemicolectomia derecha.
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Aquellas lesiones que se ubiquen a nivel del angulo hepático del colon son tratados
con una hemicolectomia derecha ampliada hacia el colon transverso distal.
Las lesiones ubicadas en el colon descendente y sigmoideo son habitualmente tratadas con hemicolectomia
izquierda. En caso de tumores de colon sigmoideo, la sigmoidectomia se considera una cirugía oncologicamente
correcta siempre y cuando puedan obtenerse márgenes de resección de al menos 10 cm
En el caso de presentarse tumores de sigma descendente se realiza la resección de sigma/descendente de dos formas:
Sin anastomosis: Cirugía Hartmann (colostomía): en paciente con obstrucción colónica de urgencia, o en un
paciente que no reúne características adecuadas para hacer una anastomosis en primera instancia.
Se debe resecar el sector comprometido con su mesocolon y no anastomosar el intestino, sino que dejar un ano
contra-natura en el flanco izquierdo.
Resección del colon descendente y el sigmoides. Se deja una colostomía en el flanco izquierdo, permanente o
temporal. En una primera instancia de hace temporaria para que el paciente mejore su situación clínica y
nutricional. Se deja unos 6 meses y luego se hace otra cirugía para retirarlo y anastomosarlo.
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Con anastomosis: Cirugía de Dixon: Anastomosis si
reúne las características en una sola instancia.
Complicaciones postoperatorias
Fistulas: principal complicación en el postoperatorio y
la principal causa de muerte.
Dehiciencia de la herida con infección.
Necrosis de la piel.
Absceso.
Adyuvancia
En estadios 2 y 3 la supervivencia a los 5 años no es tan favorable si solo se practica la cirugía y también va a depender
del número de ganglios tomados. El esquema 5-fluorouracilo/leucovorina ha demostrado mejoría en la supervivencia de
estos pacientes
Neoadyuvancia
Consiste en la realización de radioterapia, quimioterapia o ambas previamente a la cirugía.
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Es un conjunto de signos y síntomas, cuya característica principal es el dolor abdominal. Su etiología es múltiple, siendo
la apendicitis aguda la más frecuente del cuadro.
CUADRO CLÍNICO
Dolor abdominal: localizado a nivel de la FID, se debe interrogar la aparición del mismo, la localización (tanto la
inicial como la actual), si el dolor se irradia hacia otro sitio, cuales son las características del color (si es cólico,
constante), cual es la intensidad del mismo, cuales son los factores atenuantes y cuales los agravantes.
Náuseas y vómitos: son síntomas inespecíficos, pero acompañas a múltiples cuadros abdominales, por ejemplo,
si el paciente refiere vómitos biliosos y luego fecaloideos, el diagnóstico se orienta hacia una oclusión intestinal.
Anorexia.
Fiebre: es un indicador de inflamación y/o infección. Se debe preguntar al paciente si se ha medido la
temperatura y si ha constatado fiebre o si presentó síntomas como escalofríos y sudoración. En la mayoría de las
apendicitis la temperatura no aumenta más allá de los 38°C. El proceso de inflamación general leucocitosis y/o
neutrofilia.
Evaluar cambios evacuatorios: se debe interrogar al paciente acerca de sus hábitos evacuatorios normales.
Migración dolorosa: se debe preguntar si el dolor comenzó en un lugar y luego migró a otro. En el caso de las
apendicitis generalmente el dolor comienza en epigastrio y migra a FID.
Síntomas genitourinarios.
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Síntomas respiratorios.
Luminales: La causa más frecuente es la presencia de un fecalito. La hiperplasia linfoide secundaria a otros
procesos inflamatorios, parásitos, bacterias, cuerpos extraños y bario impactado después de un estudio
contrastado son otras causas luminales.
Una vez iniciado el proceso se genera un aumento en la producción de moco endoluminal, con la consiguiente elevación
de la presión del órgano que ocasiona la interrupción del drenaje linfático. Luego se corta el flujo venoso, con
incremento del edema parietal e isquemia, que en su progresión ocasiona trombosis venosa y compromiso de la
irrigación arterial. En la última etapa el órgano puede evolucionar a necrosis, perforación y plastrón (esta última es una
masa tumoral que se forma del proceso inflamatorio y las asas intestinales que junto con el epiplón se dirigen hacia la
zona y bloquean la inflamación).
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De acuerdo a la fase evolutiva:
La secuencia de dolor periumbilical o epigástrico, náuseas o vómitos y dolor en la FID se conoce como cronología de
Murphy, y se presenta en la mitad de los pacientes con apendicitis aguda.
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Suele cursar con estreñimiento (si hay presencia de diarrea se debe descarta una gastroenteritis viral). La fiebre
usualmente no supera los 38,5 grados.
Se basa en dos pilares, la anamnesis y el examen físico. Se pueden solicitar métodos complementarios
Anamnesis:
Descripción del dolor: Primero dolor en epigastrio que con el tiempo se localiza en FID
Síntomas asociados: Anorexia. Nauseas. Vómitos. Intolerancia a los alimentos. Estreñimiento en apendicitis no
complicada (si hay diarrea, puede ser peritonitis u otro diagnóstico diferencial)
Historia gineco-obstetrica: Conocer la fecha de ultima menstruación, características sexuales, historia sexual
(todo para descartar embarazo ectópico).
Antecedentes personales: Clínicos, quirúrgicos, infecciosos y medicamentosos. Indagar si trabaja con plomo
(saturnismo).
Examen físico
Los signos característicos de una apendicitis aguda son el dolor a la palpación y la defensa muscular en la fosa iliaca
derecha.
Signo de McBurney: Se localiza en el tercio externo de una línea rectal, entre la espina ilíaca anterior derecha y
el ombligo.
Signo de Blumberg: Dolor a la descompresión cuando se retira la mano después de una palpación profunda y
sostenida en el punto anterior de McBurney.
Signo del psoas: Presente cuando el apéndice contacta el musculo psoas resultando positivo cuando el paciente
experimenta dolor a la contracción del musculo provocada por la resistencia a la flexión activa o extensión
pasiva del miembro inferior derecho.
Signo del obturador: Es positivo al presentar dolor en hipogastrio cuando se realiza rotación interna y pasiva del
muslo derecho flexionado.
Exámenes complementarios
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Laboratorio: Solicitar hemograma (para evaluar leucocitosis con neutrofilia), VSG (que debe ser normal en el
diagnóstico de apendicitis, porque si la eritro está aumentada se habla de un proceso ya evolucionado)
Sedimento de orina, prueba de embarazo, hepatograma y amilasa.
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Cuadros urológicos: Infección urinaria, cólico renoureteral o torsión testicular.
Cuadros ginecológicos: Embarazo ectópico, quiste folicular roto, quiste lúteo, torsión mioma u ovario y
enfermedad inflamatoria pélvica.
Neumonía.
IAM.
Consiste en la extracción del apéndice y en ocasiones el drenaje de las colecciones y el lavado de la cavidad abdominal y
pelviana.
La apendicectomia puede llevarse a cabo por abordaje convencional o laparoscopia. El primero incluye las siguientes
vías:
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Profilaxis y tratamiento antibiótico en la apendicitis aguda
Apendicitis no perforada:
Apendicitis perforada:
Metronidazol 500 mg + gentamicina 1,5 mg/kg peso. Continuar con metronidazol 500 mg c/8 horas +
gentamicina 3 mg/kg/día (una dosis cada 24 horas) durante 5 días.
La alternativa es con clindamicina 600 mg + gentamicina 1,5 mg/kg peso. Continuar con clindamicina 600 mg c/6
a 8 horas y gentamicina 3 mg/kg peso/día (una dosis cada 24 horas) durante 5 días.
Los tumores carcinoides son la forma más frecuente, de modo que representan
casi la mitad de todos los casos de tumores del apéndice. Estos tumores son más habituales en las mujeres y, en general,
aparecen en la cuarta década de vida.
En la mayoría de los casos, estos tumores son pequeños (menores de 2 cm) y
tienen un riesgo muy bajo de diseminación a los ganglios linfáticos próximos.
La apendicectomía (extirpación del apéndice) es el tratamiento más
adecuado en estos casos. Los tumores grandes tienen un riesgo algo mayor
de metastatizar a los ganglios linfáticos circundantes y el hígado. Se
recomienda la extirpación del colon derecho y los ganglios linfáticos
regionales.
La mayoría de los pacientes no presentan síntomas. Sin embargo, algunos signos pueden ser:
Apendicitis aguda: la mayoría de los casos se descubren durante una intervención quirúrgica por apendicitis .
Síndrome carcinoide (en caso de diseminación al hígado): sofocos, dificultad respiratoria, diarrea,
valvulopatía cardíaca en el lado derecho
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Los tumores no carcinoides del apéndice se originan en las células epiteliales que revisten el interior del apéndice. La
mayoría de las células que provocan estos tumores producen un material gelatinoso denominado mucina.
Sin tratamiento, las células tumorales y la mucina pueden acumularse a lo largo del tiempo y ocasionar una obstrucción
intestinal potencialmente mortal y caquexia (pérdida de peso, atrofia muscular, pérdida de apetito y cansancio). El
pronóstico y el tratamiento de estos tumores dependen de varios factores relacionados con el paciente y el tumor.
El seudomixoma peritoneal (SMP) se define por la presencia de mucina acelular (es decir, pocas células tumorales, si
acaso alguna) en la cavidad abdominal. La presentación más frecuente del SMP es un tumor productor de mucina del
apéndice cuyas células se han diseminado más allá de éste y por la cavidad abdominal.
No existen síntomas específicos del SMP, pero algunos de los síntomas iniciales más frecuentes son:
Aumento del tamaño o perímetro del abdomen.
Molestias abdominales vagas; molestias persistentes en la porción inferior derecha del abdomen .
Molestias pélvicas.
Hernias nuevas.
Obstrucción intestinal.
Masas ováricas.
Los tumores adenocarcinoides, también denominados carcinomas de células caliciformes, tienen características
similares a los tumores carcinoides y adenocarcinomas del apéndice. La mayoría de los casos se diagnostican en el sexto
decenio de vida.
Es posible que el cáncer de apéndice no cause síntomas específicos hasta que no evolucione a estadios avanzados.
Sin embargo, en ocasiones aparecen molestias e hinchazón abdominales con la enfermedad avanzada .
A menudo, el cáncer de apéndice permanece sin ser diagnosticado hasta que se detecta inesperadamente d urante o
después de una intervención quirúrgica abdominal o cuando se observa una masa abdominal en una TC realizada por
un proceso no relacionado. En caso de sospechar cáncer de apéndice durante una intervención quirúrgica
abdominal, el cirujano ha de enviar una muestra de tejido (biopsia) a un anatomopatólogo para que la examine. De
no ser así, el cáncer podría diagnosticarse después de la intervención abdominal como parte del examen
anatomopatológico sistemático. En tal caso, lo más probable es que se recomiende otra intervención para
asegurarse de que se ha extirpado todo el tejido canceroso.
El tratamiento del cáncer de apéndice depende del tipo de tumor, de su localización en el apéndice y de si se ha
diseminado.
En los pacientes con tumores no carcinoides que se han extendido dentro de la cavidad abdominal, el tratamiento
más eficaz parece ser una estrategia combinada de cirugía citorreductora (reducción del tamaño del tumor) y
quimioterapia intraperitoneal (es decir, en la cavidad abdominal) hipertérmica.
La cirugía citorreductora es una operación de cirugía mayor en la que se extirpa todo el tumor y la mucina presente
en la cavidad abdominal. Esto suele precisar una extirpación de los órganos afectados, como partes del intestino,
vesícula biliar, bazo, ovarios, útero e incluso el revestimiento de la cavidad abdominal (peritoneo).
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La quimioterapia intraperitoneal hipertérmica (QIPH) se
realiza únicamente cuando se logra una citorreducción
completa del tumor. Durante la operación quirúrgica se
rellena la cavidad abdominal con un quimioterápico, que
se calienta a más de 40 ºC. A continuación, se mueve
suavemente el abdomen del paciente hacia adelante y
hacia atrás durante 90 minutos para asegurarse de que la
quimioterapia baña todas las áreas de la cavidad
abdominal, destruyendo así todas las células tumorales
residuales.
Es un grupo heterogéneo de enfermedades de la vesícula biliar, que pueden ser asintomáticas o presentar una
sintomatología similar a de la colelitiasis, pero tienen etiología, evolución y aspectos clínicos y terapéuticos diferentes.
CLASIFICACIÓN
Trastornos motores:
Trastornos funcionales de la Vesícula.
Trastornos funcionales del esfínter de Oddi.
Inflamatorias: colecistitis aguda alitiásica
Colecistosis:
Adenomiomatosis.
Colesterolosis.
Neuromatosis
Vesícula en porcelana
Se han señalado dos alteraciones: la vesícula hipoquinética que, por imágenes se observa distendida y con poca
motilidad, y la otra alteración está producida por un estrechamiento del cístico (enfermedad de Mallet Guy).
La vesícula hipoquinética o estasis vesicular facilita la formación de barro biliar, que se forma por la precipitación de
elementos de la bilis y está compuesto por cristales de colesterol, gránulos de bilirrubinato de calcio y mucus. Los
pacientes con barro biliar pueden evolucionar a la litiasis.
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TRASTORNOS FUNCIONALES DEL ESFINTER DE ODDI
La hipoquinesia y la hipertonía son las alteraciones funcionales que pueden encentarse en relación al esfínter de Oddi.
En ausencia de alteraciones anatómicas el tratamiento debe ser médico. La colecistectomía y exploración de la vía biliar
queda reservada para cuando existen signos objetivos de alteraciones anatómicas, como litiasis, barro biliar, colecistitis,
dilatación de la vía biliar.
COLECISTITIS ALITÍASICA
inflamación de la vesícula biliar en ausencia de cálculos. Esta patología se presenta en una relación de 2:1 en favor de los
hombres. A diferencia de la colecistitis calculosa se manifiesta por lo general en personas mayores a los 65 años.
Factores de riesgo:
Estasis vesicular. Pacientes privados de una alimentación oral que estimule el funcionamiento vesicular y o con
administración de alimentación parenteral. El ayuno prolongado disminuye la actividad de la colecistoquinina
permaneciendo la vesícula sin evacuarse y con una mayor concentración de elementos tóxicos.
Inmunodeprimidos como puede observarse en pacientes desnutridos, en el postoperatorio de importantes
operaciones, en pacientes politraumatizados, grandes quemados o pacientes que cursan enfermedades como
VIH.
Infección.
Clínica
En la mayor parte de los casos el diagnóstico se plantea en un paciente en
terapia intensiva, con mal estado general y que ha sufrido un agravamiento
del estado general con incremento de la temperatura, leucocitosis y a
veces con cierto grado de colestasis. No obstante, el síntoma más
importante es el dolor en hipocondrio derecho.
Diagnóstico
Ecografía abdominal: los elementos que contribuirán al diagnóstico de colecistitis aguda serán: aumento de la
sensibilidad en la zona vesicular (signo de Murphy ecográfico), distensión de la vesícula, aumento de la
ecogenecidad dentro de la luz vesicular por la presencia de barro biliar y principalmente el engrosamiento de la
pared (> 3,5 mm.). Se pueden agregar líquido perivesicular y un halo hipoecogénico intramural debido al edema.
Centellograma biliar con tecnecio 99: la vesícula normalmente se llena a los 30 minutos y como está enferma
esta no se detecta. En estos casos es necesario esperar una a cuatro horas por si hay un retardo en el llenado
vesicular.
TC: puede reconocer signos de una colecistitis: distensión vesicular, engrosamiento de la pared, falta de
definición entre la vesícula y el hígado adyacente, gas intravesicular, desprendimientos de la mucosa y o
presencia de líquidos perivesiculares.
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Tratamiento
El tratamiento es la colecistectomía, pero como se trata de pacientes graves, en su mayoría añosos para soportar una
operación importante con anestesia general se recure al drenaje vesicular principalmente en forma percutánea y en
segundo lugar al drenaje vesicular por vía endoscópica.
El tratamiento se complementa con la administración de antibióticos adecuados.
Drenaje vesicular por vía endoscópica: en pacientes con ascitis, coagulopatías incorregible y en estado crítico.
La técnica endoscópica requiere como primer paso la realización de una colangiopancretografía retrógrada previa que
permite comprobar la permeabilidad del cístico ya que una tortuosidad u obstrucción del mismo no permite el
procedimiento. Una esfinterotomía previa puede ser o no necesaria. Se introduce un alambre guía en la vía biliar y se
canaliza el cístico. Este alambre guía sirve para colocar un stent que permitirá drenar el contenido vesicular al exterior.
ADENOMIOMATOSIS
Por la extensión que ocupa puede ser: generalizada cuando toma toda la
vesícula, fúndica cuando compromete el fondo vesicular, segmentaria cuando
toma una parte. Cuando toma la parte media puede dar lugar a una vesícula
bilobulada.
Diagnóstico:
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El diagnóstico diferencial más frecuente es con la colecistitis crónica litiásica y en muy pocos casos se llega a
diagnosticar una adenomiomatosis. El diagnóstico definitivo es el estudio anatomopatológico de la vesícula.
Tratamiento: La adenomiomatosis pura asintomática no requiere tratamiento quirúrgico ya que no es una patología
premaligna. La cirugía (colecistectomía) está indicada en lesiones sospechosas de malignidad sobre todo en las que son
segmentarias que forman masa y tienen más de 10 mm.
COLESTEROLOSIS VESICULAR
Se debe a la acumulación de lípidos (Esteres de colesterol y triglicéridos) en el citoplasma de los histiocitos del corion de
la mucosa vesicular.
Los macrófagos cargados de
lípidos tienen un aspecto
espumoso y se distribuyen en toda
la mucosa en las formas difusas
tomando el aspecto de una
fambruesa. Otras veces un gran
cúmulo en el corion de la mucosa
dan lugar a pólipos. Por tal razón
aquellos pólipos con un diámetro
mayor de 10 mm. se indica la
cirugía y los de menor tamaño
control evolutivo por imágenes. El
rápido crecimiento es también
criterio de cirugía.
Imágenes:
Ecografía: se observan pequeñas irregularidades en la capa mucosa y
cuando estas formaciones son más grandes adquieren el aspecto de
pólipos. Estos son hiperecogénicos sin cono de sombra acústica y que no
cambian de posición con los movimientos del paciente.
Tratamiento:
Hay consenso de efectuar colecistectomía en pacientes con episodios de
pancreatitis o que tienen formas polipoideas que superen el diámetro de
1 cm.
VESICULA XANTOGRANULOMATOSA
Es una afección inflamatoria de la vesícula biliar que se presenta como un proceso inflamatorio destructivo de forma
focal o difusa con acúmulos de macrófagos lipídicos, tejido fibroso y células inflamatorias agudas y crónicas.
La mayor frecuencia de casos se observa entre la 5ta. y 6ta. Década.
Se postula como el mecanismo de su patogenia la ruptura de los senos de Rokitransky – Aschoff, sumado a mucosa
ulcerada, con la consiguiente extravasación de bilis y sus sales al intersticio de la pared vesicular y la consiguiente
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reacción inflamatoria con la afluencia de macrófagos que llevan a la
formación de células xantomatosas. Hay una marcada fibrosis y
formaciones nodulares.
Ningún estudio por imágenes puede descartar a prima fascia el cáncer de vesícula, por lo que el diagnóstico definitivo es
siempre histopatológico.
Se presenta bajo dos formas: la superficial o mucosa y la profunda o adventicial. En la primera afecta al plexo situado en
la lámina propia por debajo del epitelio que tapiza la mucosa en el lado luminar de la muscularis. En la profunda está
afectado el plexo por fuera de la muscularis y produce fibrosis de la pared.
Clínicamente se manifiesta con dolor en el hipocondrio derecho, a veces de tipo cólico y una historia de intolerancia a
las comidas grasa, distensión postprandial, náuseas vómitos y sialorrea.
El estudio con mayor sensibilidad para el diagnóstico es la ecografía que puede mostrar un engrosamiento de la pared
vesicular y nada más. El diagnóstico definitivo es histológico.
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Tratamiento. Puede ser médico consistiendo en una dieta hipograsa y la administración de coleréticos y eventualmente
antiespasmódicos. Ante la prolongación de estas dietas se impone en definitiva la colecistectomía videolaparoscópica.
Imágenes
Ecografía hepato-bilio-pancreática, que nos informa sobre la calcificación total o parcial de la vesícula, la
presencia de litiasis vesicular, el estado de la pared, coexistencia de litiasis, estado de la vía biliar.
Los pacientes clasificaos como tipo I, con poca posibilidad de presentar cáncer de vesícula, son sometidos a una
colecistectomía videolaparoscópica como Gold estándar de este tipo de patología, mientras que aquellos que están
clasificados como tipo II, con posibilidades de coexistir con un cáncer de vesícula, son operados por vía laparotómica.
Se puede definir al síndrome de Postcolecistectomía como la falta de mejoría o recurrencia de síntomas después de que
en forma aguda o selectiva se llevó a cabo una extirpación de la vesícula biliar.
Los trastornos digestivos menores que se presentaron en las siguientes semanas a la operación son de intensidad
variable y no requieren, excepto en casos extremos; la hospitalización del paciente.
Se describen como frecuente la diarrea o heces blandas que representa el período de adaptación del árbol biliar a la
falta del reservorio que representa la vesícula biliar, el estreñimiento también puede estar presente que está
condicionado por la inactividad y limitaciones en la dieta.
La gama de complicaciones atribuidas a la operación misma son en la actualidad cada día más raras (8-9-10), y dentro de
ellos cabe mencionar las colangitis postoperatorias, estenosis biliares, pancreatitis traumáticas, calculosis residual del
conducto común y sección de colédoco
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La coledocolitiasis en forma crónica como parte del "Síndrome Postcolecistectomía" se presenta cuando los síntomas se
inician dentro de los veinticuatro meses siguientes a la intervención. El diagnóstico se efectúa por ultrasonido,
colangiografías percutánea o endoscópica y representa para el paciente una nueva intervención , a menos que el tubo
en T todavía no se haya retirado o se usen sustancias litolíticas; se hace extracción de los mismos ya sea a través del tubo
o por medio de una papilotomía endoscópica.
Las estenosis de los conductos biliares si bien no son predecibles se presentan por manipulación excesiva de los mismos
o reacciones al material de suturas y su curación.
Si no se extirpa el cístico tan cerca como sea posible del colédoco la porción residual puede dilatarse y predisponer a la
formación de cálculos, a esto se le ha dado en llamar vesícula biliar reformada. Por ello es la recomendación general de
no ligar el cístico más de 5mm de distancia del colédoco.
Diagnóstico
Todo paciente con síntomas postcolecistectomía debe ser inicialmente revalorado con respecto al interrogatorio
(¿Padeció el paciente de ictericia o cólico biliar? ¿Son los síntomas actuales iguales a los que presentó antes de la
operación? ¿Fue una intervención profiláctica? ¿Se creyó tanto por el médico como por el paciente que la operación
aliviaría los síntomas? ¿Fue la extirpación de la vesícula una actitud desesperada ante un estreñimiento crónico, un dolor
abdominal rebelde o un síndrome dispéptico alto? ¿Hubo durante la operación dificultades técnicas o el paciente tuvo
que permanecer con un tubo en T después que fue dado de alta?).
Para luego complementar el interrogatorio con un examen físico minucioso en busca especialmente de estigmas de
enfermedad hepática, (pruebas hepáticas y amilasa en pruebas iniciales), estudios endoscópicos y baritados altos y
bajos. Ecografía y las colangiografías endoscópicas o percutáneas. TC en pacientes que se sospecha de cáncer de
páncreas.
Tratamiento
El manejo debe ser condicionado por el diagnóstico específico y debe ser llevado a cabo lo más pronto posible y de
acuerdo con la severidad de los síntomas. Si el diagnóstico no queda esclarecido, el paciente debe ser tratado en forma
conservadora y en ocasiones con el apoyo paliativo.
Los quistes de colédoco son una anomalía congénita rara, la cual consiste en una dilatación única o múltiple de los
conductos biliares intra y/o extrahepáticos. Sólo el 20% se diagnostica en la población adulta y la edad promedio de
aparición es de 42 años. A partir de esta edad, el riesgo de malignización se incrementa con cada década de la vida.
Epidemiologia
La incidencia de los quistes de colédoco, es significativamente mayor en la población asiática, aproximadamente
1/1.000; en tanto que en la población occidental, se estima 1/13.000 a 1/150.000. Es más frecuente en el sexo
femenino, en una relación de 3,5:1. El 60-80% se detectan durante la infancia y el 38% corresponden a menores de dos
años.
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Clasificación:
Clasificación de Todani
Presentación clínica
La triada clásica de dolor abdominal, ictericia y masa palpable
en cuadrante superior derecho, está presente solo en 20% de
los casos.
Diagnostico
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Complicaciones
Aquí se destacan: cálculos y estenosis biliares, colangitis, colangiocarcinoma, pancreatitis, cirrosis biliar secundaria y
ruptura espontánea del quiste. Hasta en el 10% de la población pediátrica se presenta hipertensión portal secundaria a
cirrosis biliar o trombosis portal.
Tratamiento
Consiste en la resección del quiste y el mantenimiento adecuado del flujo bilioentérico. Para la restitución del flujo bilio
entérico, existen dos técnicas ampliamente descritas: la hepaticoduodenostomía y la hepaticoyeyunostomía en Y de
Roux.
El trasplante hepático se reserva para casos en los que el hígado está gravemente afectado y con una reserva funcional
insuficiente.
Clínica
La presentación clínica es habitualmente en
un recién nacido de término, con peso
adecuado, aspecto normal, que comienza
con ictericia progresiva, acolia entre las 2 y
las 6 semanas de vida. La coluria y la
decoloración de las heces son elementos importantes en el examen clínico. La hepatomegalia se encuentra siempre
presente, de consistencia aumentada y, en ocasiones, acompañada de esplenomegalia. Los hallazgos de laboratorio
incluyen el incremento de la BD, elevación moderada de las transaminasas, gamaglutamiltranspeptidasa elevada,
fosfatasa alcalina usualmente elevada, albúmina y glucemia normales; los triglicéridos y el colesterol están
habitualmente normales, y la función hepática, normal.
Diagnostico
El diagnóstico debe ser considerado en primer lugar frente a un
lactante de un mes de edad, ictérico, con heces acólicas y
hepatomegalia
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Una serie de parámetros clínicos permiten orientar el diagnóstico diferencial de la AB: la observación diaria del color de
las deposiciones durante 10 días consecutivos, el peso de nacimiento, la edad de comienzo de la acolia y las
características de la hepatomegalia. Si el peso al nacer era normal, el comienzo de la acolia, precoz y constante, y la
hepatomegalia era firme, la posibilidad de que fuera una AB fue del 82%.
Tratamiento
Cuando la enfermedad es sospechada, la intervención permite realizar una colangiografía intraoperatoria para confirmar
el diagnóstico, seguido en el caso de AB de una portoenterostomía u operación de Kasai, única posibilidad terapéutica.
Durante la intervención, los conductos biliares microscópicos situados en la porta hepática son expuestos y drenados a
través de la anastomosis de un asa de yeyuno en Y de Roux a los bordes fibrosos de esta para restablecer el flujo biliar.
Trasplante hepático
La AB es la indicación de trasplante hepático pediátrico más frecuente. La mayoría de los pacientes que no han obtenido
la restauración del flujo biliar serán trasplantados durante el primer año de vida. Otros parámetros clínicos que nos van
a orientar hacia su indicación son los siguientes: ascitis refractaria, peritonitis bacteriana, colestasis progresiva, deterioro
de la función hepática o presencia de un síndrome hepatopulmonar.
Esta alteración, produce que una gran cantidad de quimo hiperosmolar, sea vertido
directamente en el intestino delgado, desencadenando una respuesta metabólica local y
sistémica.
Síndrome de Dumping tardío: la presentación de los síntomas ocurre entre 2 y 4 horas después de la ingesta
de alimentos, especialmente aquellos ricos en carbohidratos. Es menos frecuente que el temprano y, por lo
tanto, más difícil de diagnosticar. Se asocia a una rápida absorción de glucosa, lo que aumenta la liberación de
Enteroglucagón, ocasionando una secreción exagerada de insulina sérica, la cual, junto al vaciamiento acelerado,
ocasionan un estado Hiperinsulínico después de la ingestión (Hipoglucemia Reactiva).
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Diagnostico
El diagnóstico es fundamentalmente clínico
Tratamiento:
El tratamiento médico consiste en:
Dieta: comer varias y frecuentes comidas pequeñas para corregir la menor capacidad de retención gástrica. Las
guías dietéticas disponibles consisten en 6-8 tiempos de comida al día, Comer despacio, incluir al menos una
porción de proteína, utilizar comidas suaves y blandas, limitar concentrados de azúcar, comer más carbohidratos
complejos, dieta alta en fibra, adicionar algún tipo de grasa. No ingerir líquidos con las comidas, y consumirlos
30 a 60 minutos antes o después de las comidas.
Ascarbosa: Tiende a producir una atenuación en la hiperglucemia que se presenta en estos pacientes, y un
aumento en el Polipéptido Inhibidor gástrico, insulina y enteroglucagón.
Es una lesión inflamatoria de tipo crónico en el muñón gástrico remanente o aun en el estómago intacto, luego de la
desfuncionalización pilórica
Síntomas:
Pérdida de peso y desnutrición, por negativa de los enfermos a alimentarse pues le aumenta los síntomas.
Endoscopía: Abundante contenido biliar y lesiones desde gastritis hasta úlceras múltiples que pueden sangrar.
Pruebas diagnosticas
Warshaw: Consiste en instilar en estómago una solución neutra, otra ácida y otra alcalina, la prueba se
considera positiva cuando los síntomas se reproducen con la solución alcalina.
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Hoare: medir concentración de ácidos biliares por aspiración gástrica, Estudio positivo si existe más de 120
mol/ hora.
Tratamiento
Tratamiento medico
Tiende a disminuir la agresión de las secreciones duodenales y favorecer la reparación de la mucosa gástrica.
Colestiramina.
Tratamiento quirúrgico
Operación de Tanner.
A todas estas operaciones es aconsejable asociarles vagotomía para evitar úlceras anastomóticas.
Resulta de la obstrucción orgánica o funcional del asa aferente de una anastomosis gastroyeyunal Existe una forma
aguda y otra crónica de este síndrome
Forma aguda
Forma crónica
Consecuencia de obstrucción parcial, prolongada en el tiempo, por cualquiera de las causas antes mencionadas y
además: estrecheces anastomóticas, compresión extrínseca, úlceras de neoboca, defecto de coordinación funcional y
atonía duodenal, asas aferentes más largas (precólicas)
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En postoperatorio inmediato puede producir necrosis, perforación del asa o desgarro de la sutura del muñón duodenal.
En condiciones crónicas se produce un síndrome de asa ciega con sobreproliferación bacteriana, diarreas, esteatorrea y
déficit de B12 .
Presenta dolor abdominal seguido por vómitos abundantes de contenido bilioso, no alimentarios, que calman el dolor.
Endoscopía: sirve para d. diferencial con gastritis alcalina.
Ecografía: detecta y localiza el asa dilatada, puede determinar la causa.
Tratamiento
Gastroyeyunostomía en Y de Roux con implantación del asa aferente a 45 o más cm de la anastomosis G-Y.
Asociar vagotomía para evitar úlcera de la neoboca (estas úlceras se encuentran siempre en la unión gastroyeyunal).
La diarrea puede ocurrir después de cualquier operación sobre el estómago. Tiene mayor incidencia después de
vagotomía troncular (4 a 26%).
El diagnóstico se hace sobre las manifestaciones clínicas y el antecedente quirúrgico. El diagnóstico diferencial se hace
con síndrome de malabsorción.
Tratamiento
Tratamiento médico
Dieta sin lácteos, carbohidratos y líquidos en las comidas. Antidiarreicos, antiespasmódicos y colestiramina que
disminuye la concentración de sales biliares.
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Quirúrgico
Se denomina cáncer de muñón gástrico al adenocarcinoma gástrico que aparece en el estómago restante como mínimo
cinco años después de alguna intervención sobre el mismo, excluyendo las realizadas por neoplasias. Para ser
considerado como tal debe de cumplir una serie de requisitos:
El plazo de los cinco años pretende descartar neoplasias inadvertidas en el momento de la primera intervención.
Etiopatogenia
Tras la gastrectomía y/o vagotomía aparece una gastritis atrófica con metaplasia intestinal, por la supresión de la
inervación vagal y de la gastrina antral, que ejercen un efecto trófico sobre la mucosa gástrica. Por otro lado, el reflujo
biliopancreático, que produce la alcalinización del pH gástrico y el vaciamiento gástrico alterado provocan el
sobrecrecimiento bacteriano, que favorecería la desconjugación de los ácidos biliares y el paso de nitritos a compuestos
nitrosaminados, que son carcinogénicos.
Diagnostico
Las alteraciones del estado general con la aparición de un síndrome constitucional, con astenia, anorexia y pérdida de
peso son los que llevan al paciente a la consulta. Los síntomas previos, como dolorimiento abdominal, dispepsia, algún
vómito esporádico etc. se suelen ignorar al atribuirlos a las secuelas de la intervención previa.
Una vez diagnosticado el carcinoma se debe proceder al estudio de extensión, como en cualquier cáncer de cualquier
localización: así, se realizará una TAC toracoabdominal para la detección de posibles metástasis a distancia,
fundamentalmente las de pulmón, hígado y ganglionares a distancia y una ecoendoscopia para determinar su extensión
en profundidad y a los ganglios locorregionales.
Tratamiento
Como prácticamente en todos los cánceres del tubo digestivo, se considera que el que más posibilidades tiene de
procurar la curación es el quirúrgico, que generalmente comporta una gastrectomía total. Este tratamiento será
precedido o proseguido por quimio y/o radioterapia, según protocolos de actuación
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El 5% de los casos de invaginación tienen lugar en adultos, de los que un 10% son gastroduodenales, con mayor
frecuencia asociados a un tumor subyacente que actúa como cabeza invaginante, provocando el prolapso de la mucosa
hacia antro, canal pilórico y/o duodeno.
La semiología radiológica es similar para cualquier localización, lo que facilita el diagnóstico, en su mayoría realizado por
TC, por su indicación en casos de abdomen agudo y su eficacia para establecer el nivel, la causa y la viabilidad intestinal.
El signo típico es la imagen en diana o escarapela, en la que las capas de la pared invaginada e invaginante forman anillos
concéntricos en el plano axial o bandas de tejidos blandos en la imagen longitudinal, quedando la grasa y los vasos en el
centro de la invaginación.
El diagnóstico diferencial atiende a la causa de invaginación e incluye tumores malignos y benignos (lipomas, adenomas
y pólipos). El interés del caso deriva de lo inusual de esta patología en adultos y de lo infrecuente de su diagnóstico por
resonancia magnética.
El vólvulo gástrico es una condición potencialmente mortal, consistente en la rotación anormal del estómago sobre un
eje sostenido por dos partes fijas. Produce síntomas inespecíficos, lo cual, junto con su baja incidencia, hace difícil el
diagnóstico
El vólvulo gástrico se presenta principalmente entre la quinta y la sexta década de la vida. El 30 % de los casos ocurre
como un evento primario, pero la etiología secundaria es la más prevalente, dentro de las cuales se encuentran con
mayor frecuencia la hernia hiatal paraesofágica, las adherencias abdominales y otras condiciones diafragmáticas o
intrabdominales.
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Fisiopatología
La rotación gástrica puede producirse en dos direcciones. La
primera, y la más común, es la rotación órgano-axial; el eje de
rotación se localiza entre el cardias y el píloro, y la curvatura
mayor gira hasta 360º en sentido anterior o posterior a este eje.
Presentación clínica
La forma clínica aguda se caracteriza por la tríada de Borchardt:
dolor abdominal superior, vómito y dificultad en el paso de la sonda nasogástrica
La forma crónica puede ser asintomática o puede cursar con dolor epigástrico que se irradia a espalda y hombros, se
exacerba después de ingerir alimentos, y se acompaña de sensación de plenitud y vómito.
Entre las complicaciones del vólvulo gástrico se incluyen: Ulceración, Perforación. Hemorragia. Necrosis pancreática,
Avulson epiploica. Gangrena. Sepsis.
Las enfermedades asociadas más frecuentes en los adultos son hernia hiatal, defectos diafragmáticos y parálisis del
nervio frénico.
Imagenologia
El hallazgo clásico del vólvulo gástrico agudo en la radiografía abdominal simple, es una sola burbuja de gas esférica
grande, localizada en la parte superior del abdomen.
La TC ayuda a definir los detalles anatómicos, y confirmar la rotación del estómago y el punto de transición.
Tratamiento
Se han descrito tres abordajes quirúrgicos:
Laparotomía.
Laparoscopia.
La laparotomía de urgencia es considerada la conducta quirúrgica de elección, por lo cual se tienen en cuenta varias
estrategias, que incluyen: reparación de la hernia diafragmática, gastropexia simple, gastropexia con división del epiplón
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gastrocólico (operación de Tanner), gastrectomía parcial o total, Gastrectomía total por isquemia y
gastrostomía fundoantral (operación de Opolzer) y reparación de la necrosis a raíz de un vólvulo gástrico
eventración del diafragma.
La situación terminal es la circunstancia en la que una enfermedad incurable (bien por ausencia de respuesta al
tratamiento, bien porque no hay un tratamiento curativo), amenaza la vida del paciente en un plazo corto, en general
inferior a 6 meses, y produce síntomas progresivos que afectan gravemente a su capacidad funcional y al estado
emocional del enfermo y su familia.
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Los factores pronósticos son:
Clínicos: cardiopatía isquémica como etiología, hipotensión arterial mantenida, clases III y IV de la NYHA.
Hemodinámicos: fracción de eyección del ventrículo izquierdo inferior al 20%, bajo gasto cardíaco, hipotensión
arterial, taquicardia sinusal e insuficiencia renal.
Bioquímicos: valores elevados de noradrenalina y de péptidos natriuréticos e hiponatremia.
Electrofisiológicos: presencia de arritmias potencialmente graves.
El perfil habitual es un paciente en clase funcional IV de la NYHA, con mala respuesta al tratamiento convencional, en el
que no está indicado el TC, con deterioro importante de la calidad de vida, gran malestar y continuas hospitalizaciones
en los meses previos. La disnea (80%) y el dolor (40%) son los síntomas más frecuentes en estos pacientes, junto con la
inquietud, la anorexia y las molestias digestivas. Varios estudios han mostrado que el malestar y el estrés de estos
pacientes incluso pueden llegar a ser peores que en los pacientes con cáncer.
En esta fase terminal se mantendrá el tratamiento propio de la IC terminal y, además, deberá añadirse, como
tratamiento paliativo:
Morfina a dosis de 3-5 mg/4 h por vía subcutánea o morfina oral de liberación rápida a dosis de 10-20 mg/4 h. La
dosis se aumentará hasta obtener la respuesta deseada y, una vez alcanzada ésta, se podrá pautar morfina de
liberación retardada. La morfina es un fármaco muy útil por su efecto vasodilatador, así como ansiolítico y
reductor del trabajo respiratorio.
Diazepam, comenzando con dosis 5-10 mg/8-12 h, según la respuesta del paciente. El diazepam disminuye el
grado de ansiedad, la cual, por otra parte, perpetúa la disnea.
Oxigenoterapia, que se prescribe con frecuencia como una ayuda más para sobrellevar la disnea, pues ejerce su
beneficio por un efecto fundamentalmente psicológico.
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Selección y manejo del donante
Hay condiciones bajo las cuales no es conveniente aceptar un donante. Ejemplo de esto es la cardiopatía estructural,
isquémica y las arritmias ventriculares refractarias; la presencia de neoplasia maligna (no del sistema nervioso central) o
infección no controlada contraindican el uso del corazón como injerto.
Una vez aceptado un donante, el manejo previo al trasplante es fundamental para optimizar los resultados. La muerte
cerebral desencadena un conjunto de procesos que, en conjunto con la lesión que inicialmente llevó a la muerte, ponen
en riesgo la viabilidad del corazón. Entre estos, destaca la activación adrenérgica que potencialmente puede generar
isquemia subendocárdica. Los mediadores inflamatorios producen depresión miocárdica. A esto se suma una tendencia
a la hipovolemia.
Técnica quirúrgica
El trasplante se realiza con anestesia general y por esternotomía media. Se colocan cánulas en aorta y ambas venas
cavas para establecer el circuito de Circulación Extracorpórea (CEC), y se diseca el corazón del receptor. Cuando el
equipo extractor llega al quirófano con el corazón del donante, se clampa la aorta del receptor y se quita su corazón. Es
el momento de implantar el corazón donante.
Técnica biauricular: al quitar el corazón receptor, se deja un casquete de aurícula izquierda que contiene las
venas pulmonares, y otro casquete de aurícula derecha con la entrada de las cavas del corazón receptor. Es la
técnica clásica o tradicional.
Técnica bicava. Ésta última es la más utilizada en la población pediátrica. En este caso, tras explantar el corazón
enfermo se deja un casquete de aurícula izquierda con las venas pulmonares y las dos venas cavas
independientes del corazón receptor.
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A continuación, se sutura el corazón donante al receptor adaptando las suturas a la técnica clásica (imagen superior a la
izquierda) o a la técnica bicava (imagen superior a la derecha). Se rellena con sangre el nuevo corazón, y al desclampar la
aorta comienza a latir el corazón del donante en el receptor. El apoyo de la circulación extracorpórea se disminuye
progresivamente hasta retirarla.
Primer mes: bacterias nosocomiales en herida operatoria, pulmón, vías urinarias y catéteres; su pronóstico es
grave.
Segundo al sexto mes: bacterias oportunistas, citomegalovirus (CMV), hongos y protozoos; en esta etapa la
inmunidad celular está más reducida.
Después del sexto mes: infecciones adquiridas en la comunidad; micobacterias, criptococo, micosis endémicas
(primoinfecciones o reactivaciones).
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La causa de la coronariopatía es la ateroesclerosis. La enfermedad es de origen multifactorial y algunos de los principales
factores de riesgo corresponden a Hiperlipidemia, Tabaquismo, Diabetes, Hipertensión, Obesidad, sedentarismo,
pertenecer al género masculino.
El proceso ateroesclerótico produce lesión obstructiva en la aorta, los vasos periféricos y las arterias coronarias.
El factor más importante para el tratamiento de la CAD a largo plazo es la modificación de los factores de riesgo,
inclusive la interrupción inmediata del tabaquismo, el control de la hipertensión, la reducción de peso, la práctica de
ejercicio y la disminución del colesterol sérico.
Manifestaciones clínicas
Angina de pecho, MI, insuficiencia cardiaca congestiva, arritmias y muerte súbita. La lesión y la cicatrización del
miocardio facilitan la aparición de arritmias ventriculares que pueden ocasionar muerte súbita. La angina de pecho, la
manifestación más frecuente, se caracteriza por una sensación de molestia y opresión periódica en el tórax, casi siempre
a nivel subesternal, que suele relacionarse con el esfuerzo. Es característico que el síntoma dure 3 a 5 min y se alivie con
la administración de nitroglicerina sublingual.
Valoración preoperatoria
Es necesario elaborar una historia clínica completa con exploración física en todo individuo en quien se sospeche CAD,
junto con estudio radiográfico del tórax, ECG y ecocardiograma basal.
Ahora, la angiografía con CT se utiliza para valorar el calcio intraluminal y también permite el conocimiento preciso de
los injertos de revascularización previos. Sin embargo, el cateterismo cardiaco se mantiene como el procedimiento de
referencia en la evaluación, ya que ubica y hace posible definir la gravedad de la coronariopatía, así como la valoración
exacta de la función cardiaca.
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Cirugía de derivación arterial coronaria con injerto convencional
La cirugía de derivación arterial coronaria con injerto convencional se realiza a través de una incisión de esternotomía
media, con la utilización de un aparato de circulación extracorpórea y cardioplejia a baja temperatura para proteger el
miocardio.
En casi todos los casos se usa la arteria
mamaria interna (IMA) izquierda como
la primera opción para la derivación de
la arteria descendente anterior
izquierda, que es el vaso más
importante en el corazón La IMA se
separa de la pared torácica y casi
siempre se aplica como injerto in situ,
con conservación de su inserción
proximal en la arteria subclavia nativa.
De esta manera, la IMA se mantiene con
actividad metabólica y se dilata con el
transcurso del tiempo en respuesta al
requerimiento fisiológico. La IMA es
resistente a la ateroesclerosis intrínseca,
por lo cual permanece permeable y casi nunca experimenta estenosis.
Los injertos de vena safena, que al principio constituían la principal opción para la CABG, aún son muy utilizados, por lo
general para perfundir vasos secundarios sobre las caras lateral y posterior del corazón.
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La estenosis mitral es la obstrucción al llenado ventricular izquierdo que se produce por una
alteración estructural de la válvula mitral.
Etiología
La etiología más común para la estenosis mitral es la fiebre reumática, que produce
fibrosis, engrosamiento, calcificación y fusión de las comisuras y cordajes
tendinosos. Esta lesión le da la característica de “Boca de pez” a la válvula cuando se
abre.
Otras causas son: Lupus eritematoso sistémico, síndrome carcinoide, amiloidosis,
endocarditis de Löeffler, entre otras.
Manifestaciones clínicas
Disnea: Es el síntoma más frecuente, producto de la extravasación de líquido en el pulmón.
Hemoptisis: Consecuencia de la ruptura de las venas bronquiales.
Signos de insuficiencia cardiaca derecha: edema, hepatomegalia, ascitis y derrame pleural.
Fatiga desproporcionada al esfuerzo: producto por la hipoperfusión de los tejidos.
Fenómenos embolicos, producto de las fibrilaciones auriculares.
Examen físico
Facie de Corvisart: se observa en las formas graves de la enfermedad y se
caracteriza por presentar la cara pálida y cianosis en labios y mejillas.
Pulso arterial: normal, pero se torna irregular cuando aparece fibrilación
auricular.
En presencia de hipertrofia del ventrículo derecho (por hipertensión pulmonar)
se palpa un latido sagital con el talón de la mano sobre el borde paraesternal
izquierdo.
A la auscultación se puede escuchar un soplo diastólico.
Tratamiento
El tratamiento médico de los pacientes con una EM sintomática incluye diuréticos para
reducir la presión de la AI y la congestión vascular.
Se recomiendan β-bloqueantes y calcio antagonistas para mejorar el control de la frecuencia cardíaca y conseguir
mantener el ritmo sinusal.
Comisurotomia mitral percutánea con balón: Se basa en introducir un catéter con balón dentro de la aurícula
izquierda a través de una punción transeptal o la colocación retrógrada a través de la aorta con posterior
dilatación de la válvula mitral.
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Comisurotomia mitral abierta: Es una cirugía a
corazón abierto que repara una válvula mitral que está
estrechada a causa de la estenosis valvular mitral. Durante esta
cirugía, se coloca a una persona en un sistema de circulación
extracorporal.
Es un trastorno de la válvula mitral del corazón, caracterizado por reflujo de sangre desde el ventrículo izquierdo a la
aurícula izquierda durante la sístole ya que las válvulas no pueden cerrarse por alguna alteración anatomofuncional.
Etiologia
Alteraciones en la válvula:
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Fiebre reumática.
Prolapso valvular (la más frecuente).
Calcificación del anillo.
Endocarditis infecciosa.
Síndrome de Marfán.
Lupus eritematoso sistémico.
Alteraciones en el aparato subvaluar: La ruptura de los cordajes tendinosos o de un musculo papilar (producto de un
infarto de miocardio) se manifiestan como insuficiencia mitral aguda.
Alteraciones en la pared ventricular: Cuando se afecta su funcionamiento puede producirse insuficiencia mitral (infarto
de miocardio, miocardiopatía dilatada y miocardiopatía hipertrófica).
Clinica
Todo depende si la insuficiencia mitral es aguda o es crónica:
Crónica: Los pacientes permanecen asintomáticos hasta que el ventrículo izquierdo claudica y presentan los
siguientes síntomas:
Astenia.
Debilidad.
Fatiga.
Disnea progresiva.
Fibrilación auricular.
Fenómenos embolicos.
Aguda: predominan los síntomas de congestión y edema de pulmón.
Examen físico
En la insuficiencia mitral crónica:
El puso arterial es de ascenso y descenso rápido y si hay disfunción ventricular, se reduce su amplitud (
celer y parvus).
Latido apexiano desplazado hacia afuera de la línea hemiclavicular (por un aumento de tamaño del
ventrículo izquierdo).
En la auscultación encontramos un tercer ruido por el llenado ventricular abrupto y un soplo sistólico de
tono alto y de timbre soplante (“chorro de vapor”).
En la insuficiencia mitral aguda: el cuadro es de instalación brusca, la inspección y la palpación de tórax brindan
pocos datos.
Se presenta un soplo sistólico (no tan abrupto como en el crónico) y estertores crepitantes en ambas bases
pulmonares
Tratamiento
El tratamiento médico de la IM aguda incluye vasodilatadores intravenosos, típicamente nitroprusiato. La consiguiente
reducción de la presión aórtica y la poscarga mejora el gasto cardíaco anterógrado y reduce el flujo regurgitante hacia la
AI.
En los pacientes sintomáticos con una IM crónica, el tratamiento convencional con vasodilatadores y diuréticos puede
mejorar la hemodinámica ventricular y reducir la congestión pulmonar.
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En el caso de optar por un tratamiento quirúrgico la reparación de la válvula mitral es la técnica de elección en un 90%
de los pacientes con una IM primaria susceptible de realizar este abordaje, siempre que se realice en centros con
experiencia y alto volumen de casos.
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La estenosis aortica es el estrechamiento del agujero aórtico que evita que la
válvula se habrá por completo.
El diámetro normal del agujero aórtico es de 3-5 cm2 y en casos severos de
estenosis este está disminuido a menos de 1,5 cm2.
Etiologia
Factores de riesgo
Edad (aumento progresivo del riesgo a partir de los 40 años).
Obesidad y sedentarismo.
Arteriosclerosis.
Enfermedad reumática.
Endocarditis.
Válvulas monocúspide, bicúspide, tricúspide y tetracúspide.
Calcificación de las arterias coronarias.
Clínica
La estenosis aortica puede ser asintomática en los primeros años, pero en el momento que aparecen los síntomas, sin
recibir tratamiento la sobrevida media es de 2 o 3 años. Los síntomas principales de la Estenosis Aortica son: Angina,
sincope y disnea de esfuerzo.
Otros síntomas que pueden aparecer son los que acompañan a la insuficiencia cardiaca y a la endocarditis bacteriana ya
que estas últimas dos son complicaciones de la estenosis aortica.
Algunos pacientes con estenosis aortica pueden sufrir muerte súbita que podría deberse a la hipotensión marcada y a la
arritmia ventricular.
Examen físico
Presión normal o disminuida.
Pulso periférico anacroto (parvus tardus) de amplitud disminuida y una velocidad de ascenso lenta.
En foco aórtico se escucha un soplo sistólico de eyección rudo, aspero y de baja frecuencia.
En ocasiones se siente frémito en el hueco supra esternal y carótidas.
Tratamiento
El tratamiento médico es importante para manejar los signos y síntomas precoces de insuficiencia cardíaca y otras
comorbilidades frecuentes, como la hipertensión.
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La cirugía sobre la válvula aórtica mejora los síntomas, aumenta la esperanza de vida y, con frecuencia, mejora o
normaliza la función sistólica y ha transformado el pronóstico de este proceso. La cirugía de la EA casi siempre exige una
sustitución valvular, que puede emplear válvulas mecánicas o tisulares.
Etiología
La causa más frecuente es la fiebre reumática, pero, también pueden ser causa enfermedades como endocarditis
infecciosa, prolapso de alguna de las valvas en la válvula aortica bicúspide y otras anomalías congénitas (enfermedad de
Marfan, Ehlers-Danlos, espondilitis anquilosante, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, enfermedad de
Whipple, Crohn).
Entre las causas de insuficiencia aórtica por dilatación del anillo valvular destaca la dilatación o aneurisma de aorta
ascendente (síndrome de Marfan).
Clínica
Los pacientes con insuficiencia aórtica crónica suelen permanecer asintomáticos durante años hasta que
aparecen la dilatación y disfunción sistólica del ventrículo izquierdo.
El síntoma más importante que marca el deterioro de la función cardiaca es la disnea de esfuerzo por congestión
pulmonar, la cual progresa y evoluciona a Ortopnea, disnea en reposo y disnea paroxística nocturna.
Entre otros signos tenemos a la angina y el sincope, que este último es infrecuente.
En fases avanzadas pueden aparecer síntomas de bajo gasto anterógrado (fatigabilidad, debilidad muscular, etc.)
e hipertensión pulmonar con datos de fallo derecho, como congestión venosa sistémica (hepatomegalia
congestiva, edemas maleolares y ascitis).
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El ejercicio físico moderado suele tolerarse bien (a diferencia de la estenosisaórtica)
Examen físico
Soplo diastólico.
Pulso Magnus celer (pulso de corrigan: Una maniobra que sirve para reconocer esta condición es levantar el
antebrazo del paciente sobre el nivel del corazón, palpando el antebrazo, cerca de la muñeca, con todos los
dedos de la mano: el pulso se hace aún más notorio).
Signo de Musset (balanceo sincrónico de la cabeza con los latidos).
Signo de Müller (pulsación de la úvula).
Signo de Rosenbach (pulsación del hígado).
Signo de Duroziez (soplo sistólico y diastólico al comprimir en la arteria femoral).
Signo de Traube (ruido "en pistoletazo" en la auscultación de la arteria femoral).
La presión arterial sistólica suele estar elevada y la diastólica disminuida, aumentando así la presión diferencial.
La intensidad del componente aórtico del segundo ruido suele estar disminuida.
Puede haber tercer ruido y, a veces, cuarto ruido.
Tratamiento
El tratamiento médico se debería considerar solo una medida temporizadora para los pacientes con una IA aguda grave
y una sobrecarga aguda de volumen, hipotensión o edema pulmonar que necesiten una cirugía de urgencia. Entre los
fármacos, se pueden utilizar vasodilatadores e inotrópicos.
La cirugía urgente para reparar o sustituir la válvula aórtica y resolver los mecanismos patológicos de base (p. ej.,
endocarditis o disección aórtica) casi siempre está indicada en los pacientes con una IA aguda grave. La cirugía también
está indicada en pacientes sintomáticos con una IA crónica grave. La sustitución de la válvula por una prótesis mecánica
o biológica ha obtenido resultados excelentes en la corrección de una IA aislada.
ERROR EN MEDICINA
Es la falla de una acción planeada para arribar a un objetivo
deseado.
El error es difícil de reconocer, es un problema serio y costoso,
no intencional, no todo error termina en complicación, no es
negligencia y se puede prevenir una complicación.
Los errores son pocos frecuentes, pero pueden prolongar la
internación, los costos y la vida.
Un marcador de excelencia quirúrgica, no es un accionar sin
errores sino la habilidad de manejar un error.
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TEORÍA DEL ERROR PERSONAL
Poca motivación.
Olvido.
Falla de atención.
Efecto Gruyere: es un efecto abanico que se presenta principalmente en la residencia, cuando el estudiante
desea abarcar muchos procedimientos. Con un efecto de abanico invertido existe menos riesgos de
complicaciones.
Neoplásicas 22,5%.
Patologías benignas 8,8%.
La cirugía de urgencia tiene 3 veces más de complicaciones severas que una electiva.
Muchas de ellas se resuelven con procedimientos simples, pero otras con reoperaciones e incluso muerte.
1. Una indicación adecuada hecha de forma incorrecta. Por ejemplo, se diagnostica apendicitis, pero s liga mal.
2. Una indicación errónea hecha en forma correcta. Por ejemplo, se indica apendicitis, pero resulta que no era el
diagnóstico, aunque el procedimiento quirúrgico haya estado bien realizado.
3. Una indicación errónea hecha incorrectamente. Por ejemplo, se indica apendicitis, pero no era el diagnóstico,
sumado a que la técnica quirúrgica se complicó con peritonitis.
ÍNDICE DE COMPLICACIONES
Forma parte de los indicadores de calidad en la prestación médica. Las complicaciones son el principal y más sensible
indicador de calidad y los pagadores de salud evalúan estos aspectos.
Fórmula:
𝑀𝑜𝑟𝑏𝑖𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 + 𝑚𝑜𝑟𝑡𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 + 𝑐𝑎𝑙𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑑𝑒 𝑣𝑖𝑑𝑎 + 𝑠𝑎𝑡𝑖𝑠𝑓𝑎𝑐𝑐𝑖ó𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑐𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒
Í𝑛𝑑𝑖𝑐𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑙𝑖𝑐𝑎𝑐𝑖𝑜𝑛𝑒𝑠 =
𝐶𝑜𝑠𝑡𝑜𝑠
RESULTADOS NEGATIVOS
Complicaciones: son las desviaciones de un resultado esperado. Por ejemplo, una complicación no evitable es en
pacientes obesos que, luego de una cirugía, su piel no alcance para cerrar, por lo que se le debe colocar una
bolsa de Bogotá.
Secuelas: aparecen después de una cirugía y tienden a ser persistentes. Por ejemplo, un paciente que luego de
una colecistectomía presenta litiasis residual.
Fallas terapéuticas: cuando el propósito original del procedimiento no fue obtenido plenamente. Por ejemplo,
un paciente con escara que requiera de cirugía, existe riesgo de infección y una posible falla terapéutica.
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CLASIFICACION DE SEVERIDAD DE LAS COMPLICACIONES DE CLAVLEN-DINDO
Grado I: desviación del postoperatorio normal, sin necesidad de tratamientos complejos como endoscopía,
punciones o tratamiento quirúrgico. Incluye diuréticos, fisioterapia, infección de herida leve.
Grado II: se incluye transfusión o alimentación parenteral.
Grado III: tratamiento quirúrgico general, endoscópico o percutáneo. (A) sin anestesia general. (B) con anestesia
general.
Grado IV: necesidad de acompañamiento en UTI. (A) falla de un órgano. (B) falla multiorgánica.
Grado V: muerte.
Muerte no evitable:
Lesiones graves aún, con óptimo tratamiento.
La evaluación y el manejo fueron correctos.
Muerte evitable:
Lesiones normalmente sobrevivibles.
La evaluación y el manejo fueron dudosos.
Los errores causaron la muerte directa o indirectamente.
En lo que se refieren a las especialidades, pediatría y obstetricia fueron las que reportaron más tiempo resolver las
demandas por mala praxis, mientras que nefrología y oncología fueron las de menor lapso.
Afectan a los médicos porque se les agrega estrés, provoca daños a su reputación, así como pérdida de tiempo en la
práctica de la profesión.
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El equipo multidisciplinario debe comenzar a actuar en la preparación y psicodiagnóstico del paciente, para que pueda
manejar y aceptar su complicación.
ALGUNAS DEFINICIONES
Negligencia médica: es un acto mal realizado por parte de un proveedor de asistencia sanitaria que se desvía de
los estándares aceptados en la comunidad médica y que causa alguna lesión al paciente.
Impericia: falta total o parcial de conocimientos técnicos, experiencia o habilidad. Ineptitud para el desempeño
profesional.
Imprudencia: es realizar un acto con ligereza, sin las adecuadas precauciones. Es la omisión al cumplimiento al
deber, con conocimientos de causa, teniendo los medios para ello, es descuido y omisión.
En menos: Amazia (ausencia de glándula mamaria), Micromastia (mama de pequeño tamaño), Astelia (Ausencia
de pezón, suele darse en el síndrome de poland), Amastia, (ausencia de glándula mamaria y de pezón) y
microtelia (pezón de pequeño tamaño respecto a la mama).
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Hipertrofia mamaria: Aumento simétrico de los senos que ocurre antes de la menarquia.
Ginecomastia: proliferación de tejido mamario en hombres, que puede ser uni o bilateral.
Mastalgia: Dolor mamario desde la ovulación hasta la menstruación. DD con síndrome de tieize.
Tumores conjuntivos: Fibroma, lipoma, fibrohistiocitoma, angioma, neurofibroma, leiomioma, tumores de la piel.
Tumores mixtos de tejido conjuntivo y epitelial: Fibroadenoma, tumor phylodes, fibroadenoma juvenil gigante,
Hamartoma.
Benigno: Quístico, esférico, renitente, bordes netos, el dolor puede estar o no presente y puede ser o no móvil.
Maligno: Forma irregular, superficie dura, bordes difusos, no hay dolor y no tiene movilidad.
Fibroadenoma: Esférico u ovoide, superficie dura, bordes regulares, no hay dolor, MUY móvil.
Papiloma intracanalicular: Tumor pediculado que se desarrolla en los conductos. Eventualmente produce tumor
palpable. Puede ser solitarios (entre los 40-50 años y no se relacionan con carcinoma) o múltiples (raros y se
asocian a carcinoma).
Adenoma del pezón: Entidad rara que se manifiesta con telorrea, prurito, eritema, erosión o modularidad
pudiendo también ser asintomático.
Ectasia ductal: La ectasia ductal: también conocida como ectasia ductal mamaria, es una afección benigna (no
cancerosa) de los senos que ocurre cuando un conducto de leche se ensancha y sus paredes se engrosan. Esto
puede bloquear el conducto y ocasionar acumulación de líquido.
Fibroadenoma: Representa el 70% de los tumores benignos de la mama. Es un tumor mixto de tejido conjuntivo
y epitelial, grupo etario 20-30 años.
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Tumor phyloides: Proliferacion de células mesenquimaticas de tipo fibroblasticas, inducidas en una sustancia
mixoide de base. Puede ser benignos, malignos o borderline, son de consistencia firme. Clínicamente se
caracterizan por crecimiento rápido, deformantes, ulceraciones dérmicas y aumento de la red venosa.
INFECCIONES MAMARIAS:
FACTORES DE RIESGO
Ser mujer.
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Genética (BRCA 1 y BRCA2).
Antecedentes personales.
Radioterapia en torax.
Densidad mamaria.
LESIONES PRECURSORAS
No son palpables, se las detecta por su exposición mamográfica que se confirma con biopsia:
Lesiones papilares.
Cicatriz radiada.
Autoexamen mamario Es mejor realizarlo en la etapa posmenstrual porque las mamas están menos turgentes, aunque
el autoexamen mamario no detecta las lesiones subclínicas, es decir el cáncer de mama que no tiene ni signos ni
síntomas.
El procedimiento de elección para la detección del cáncer mamario subclínico es la mamografía. Las mujeres con cáncer
de mama detectado precozmente tienen una sobrevida a los 10 años del 98%, aunque lamentablemente solo el 60% de
los canceres se diagnostican en edad temprana.
Carcinoma in situ
(15-30%):
Lobulillar in situ y
ductal in situ
(Comedociano,
solido, cribiforme,
papilar y
micropapilar).
Carcinoma
invasor infiltrante
(70-85%): Ductal
invasor (79%),
lobulillar (10%),
tubular,
mucinoso,
medular, papilar y
metaplasico.
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ESTADIOS CLINICOS:
Estadio 3: T + 5cm o
afectación piel o músculos N
poco o muy extendida M no.
Estadio 4: T + 5cm o
afectación piel o músculos N
cualquier M si.
DIAGNOSTICO EN
CANCER DE MAMA:
Lesion sospechosaEstudio por
imagen sospechosaBiopsia
(puncion con aguja gruesa core-
trucut o biopsia quirúrgica)
estudio anatomopatologico (tipo
histológico.
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Por medio de técnicas inmunohistoquimicas se buscan en las células malignas proteinas que expresan los receptores
hormonales. Estos receptores se miden en receptor de estrógenos (RE), receptor de progesteron (RP) y HER2neu (Es un
protooncogén que está relacionado con el crecimiento y división celular y está elevado en el cáncer de mama)
Subtipos:
Luminal A: RE pos, RP pos y HER2neu neg. El comportamiento es: Es el subtipo menos agresivo, de buen
pronóstico. Tratamiento hormonoterapia.
Luminal B: RE pos, RP pos y HER2neu positivo. Peor que luminal A. Tratamiento hormonoterapia más
quimioterapia en la mayoría de los casos.
Triple negativo: Todo negativo. Subtipo agresivo, alto grado histoogico y alto grado micotico, más frecuente en
mujeres premenopausicas afroamericanas. Tratamiento quimioterapia incluyendo antraciclinas y taxanos.
HER2neu positivo enriquecido: todo negativo menos el HER 2 neu. Menos común, es altamente agresivo, riesgo
en mujeres menores de 40 años. Quimioterapia y trastuzumab
Conservador: El tratamiento conservador consta de 3 cosas: Cirugía, radioterapia y determinación del ganglio
centinela.
Cirugía del tratamiento conservador: Consiste en la extirpación del tumor con un margen de tejido sano, estas
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cirugías pueden ser cuadrantectomía o tumorectomía.
Determinación del ganglio centinela: El tumor primario cuando se extiende invade las cadenas ganglionares y el
ganglio centinela es el ganglio que es más probable que invada primero. En el caso del cáncer de mama suele
invadir primero las cadenas ganglionares de la axila y esta invasión se produce escalonadamente de la parte más
baja a la parte más alta de la cadena de ganglios, por lo tanto, si no hay invasión ganglionar de la parte más baja
no hay tampoco de la parte más alta. Para localizar el ganglio centinela se usan dos procedimientos en
simultaneo: El primero es la inyección de colorante azul patente en la areola, esto va a hacer que se dirija el
colorante hacia el ganglio y se va a poder localizar el mismo; El segundo es una marcación preoperatoria con
radioisótopos (Tecnecio 99) y cámara gamma, se hace la detección intraoperatoria mediante una sonda que
detecta las radiaciones gamma. Una vez que se localiza el ganglio centinela se hace biopsia del mismo para
estudio histológico. El vaciamiento ganglionar favorece la aparición de linfedema en el brazo del lado operado,
por eso es importante detectar el ganglio centinela, ya que de no estar extendido el cáncer no se hace el
vaciamiento ganglionar.
Tratamiento radical: Se realiza la mastectomía. Se hace cuando el tumor es muy grande y en los cuales no se
puede conservar el complejo areola-pezón.
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QUIMIOTERAPIA
Hay dos tipos de quimioterapia:
Neoadyuvante: Para los estadios 1 y 2. Tiene como objetivo permitir el tto conservador.
Adyuvante: Va después de la cirugía primaria con el objetivo de eliminar la enfermedad residual que puede
haber quedado.
TERAPIA HORMONAL
Se basa en el diagnóstico molecular y se usan dos tipos de droga principalmente:
Tamoxifeno: Primera línea. Modulador selectivo del receptor estrogenico que bloquea RE en células cancerosas
de mama.Tiene 2 RAMS que hay que tener en cuenta, tromboembolismo e hiperplasia endometrial.
Inhibidores de la aromatasa: Disminuye la producción de estrógenos por lo que su efecto secundario es la
osteoporosis y enfermedades cardiacas.
Estadio 4: Paliación.
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INDICE
Abdomen agudo ………………………………………………………………………………………………………………………………….…2
Ulcera gástrica……………………………………………………………………………………………………………………………….……21
Intestino delgado ………………………………………………………………………………………………………………………………….33
Enfermedades inflamatorias intestinales……………………..………………………………………………36
Tuberculosis intestinal ……………………….……………………………………………………………………… 40
Divertículo de Meckel……………………….……………………………………………………………………….. 42
Trastornos vasculares ………………..………………………………………………………………………………. 47
Ulcera duodenal ……………………..…………………………………………………………………………………. 49
Fistulas entero cutáneas………………..…………………………………………………………………………… 53
Bazo ………………………………………………………………………………………………………………………………….…………………55
Hiperesplenismo……………………….…………………………………………………………………………………57
Esplenopatias quirúrgicas ………………………………………………………………………………………….. 58