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4.4.

Aportes del funcionalismo

Uno de los principales aportes del funcionalismo se encuentra en las Ciencias Sociales,

especialmente en las ramas de Sociología y Antropología. La corriente funcionalista, la

cual deviene posteriormente en estructural-funcionalista, es ampliamente conocida en

estas dos ciencias. En la antropología, el funcionalismo alcanza su auge entre las

décadas de 1920 y 1950 del siglo XX, centrándose en la metodología basada en que las

acciones de los individuos se explican por las funciones que cumplen en su sistema

social, el cual abarca las creencias y prácticas colectivas y comunitarias que comparten

con su entorno. Asimismo, se relaciona con los oficios que desempeñan el

mantenimiento del orden social de su agrupación (Lagunas 2016: 241). El principal

representante de la corriente funcionalista en la antropología es Bronislaw Malinowski,

quien la define en “Una teoría científica de la cultura”. Otros que le acompañan son

también Alfred Radcliffe-Brown y Meyer Fortes. En el caso de Radcliffe-Brown, el

funcionalismo se fusiona con la teoría sociológica estructuralista, la cual se expone en

“Estructura y función en la sociedad primita”, en donde se expone que las estructuras

sociales y culturales son independientes de los individuos, ya que la base principal es el

principio cultural e ideológico y de estructuración social, lo cual se suma en una idea y

en un principio social.

En la etnografía aplicada en estudios antropológicos, se encuentra una serie de

conclusiones sobre sociedades africanas realizadas por investigadores británicos. Estas

sociedades estaban determinadas por la carencia de un Estado y de clases sociales, y el

funcionalismo, pese a no ser el modelo más apropiado para la aplicación de la

etnografía, ayudó a entender dichas sociedades respecto a los roles que desempeñaban

sus ciudadanos. Dado que esta corriente antropológica tiene mayor alcance en Reino

Unido, fueron los antropólogos ingleses y de colonias inglesas quienes aplicaron esta
teoría en la etnografía practicada en territorios pertenecientes a dicho país, como hemos

podido leer anteriormente.

Posteriormente, se encuentran otros exponentes en la sociología como Robert K. Merton

en 1949 y su maestro Talcott Parsons en Estados Unidos. La perspectiva que ambos

proponen se basan en los conocimiento de Weber, Durkheim y Marx. Ambos estudiosos

sostenían que el funcionalismo elabora una teoría sociológica sistemática que se

caracteriza por la codificación del saber de los clásicos, en el cual, la noción de

ideología ocupa un lugar relevante. En ese sentido, a la ideología se le sitúa en

conceptos para luego detallar los rasgos de sus interpretaciones y, finalmente, se

comparan para determinar similitudes y diferencias para evaluar si las

conceptualizaciones otorgan información sobre la problemática de la ideología en las

sociedades contemporáneas (Giordano 2017:139).

En el área de la Psicología, también se encuentran aportes del funcionalismo a la

ciencia. En torno a ella se configuran los estados mentales como situaciones complejas

que se forman a partir de estímulos, comportamientos y otros estados mentales. En ese

sentido, este llamado funcionalismo analítico se influencia de lo que se conocería como

psicología popular que parte del sentido común que se comparte entre un grupo de

personas. Sin embargo, esta última presentaría problemas debido al desconocimiento de

las personas y los errores frente a supuestas verdades que se pueden presentar como

universales, pero que no han sido contrastadas con la experimentación científica.

Estas afirmaciones parten de las investigaciones del funcionalismo y el conductismo

lógico, en el cual se define que los estados mentales parten de la influencia de otros

estados mentales, no necesariamente solo de estímulos. Asimismo, en la psicología se

encuentra el funcionalismo y su participación en las teorías de identidad, en el cual se

explica que un mismo estado mental puede tener distintos sustratos. Esto se aplica en
que no se puede asociar directamente un estado mental con un estado físico particular,

este argumento es conocido también como el argumento de la realizabilidad múltiple.

4.5. Objeciones al funcionalismo

En torno al funcionalismo, se encuentran críticas respecto a lo que presentan. Una de

ellas se relaciona con su imagen en la sociedad, puesto que adopta un modelo

organicista de sociedad, en la que la función como concepto sirve para explicar las

relaciones en una sociedad u organismo, y también para identificar las partes

diferencias, los cuales serían los órganos. Esta relación se basa en la necesidad entre

ambos, y sería el organismo quien precisaría que sus partes satisfagan determinadas

necesidades mediante tareas diferenciadas (Cadenas 2016).

En el caso del funcionalismo en el área de Historia, se puede identificar que no es válido

para tratar cuestiones históricas, ya que tiene un carácter ahistótico por centrarse en

sociedad muy abstractas sin ser estudiadas en un determinado periodo. De esta manera,

se encuentra una incapacidad por analizar el pasado, especialmente en relación a

estudios etnográficos de sociedades diferentes a la occidental que guardan relación

sobre sus aprendizajes replicados en la contemporaneidad.

Asimismo, se puede encontrar una incapacidad para analizar el proceso del cambio

social, ya que se asume al funcionalismo como un método más apropiado para el

análisis de estructuras estáticas más que para el proceso de cambio social. El problema

es principalmente que todos los elementos de una sociedad se refuerzan uno a otro y

refuerzan también al sistema en su conjunto. Los funcionalistas estructurales no suelen

abordar la cuestión del cambio, y cuando lo hacen es en términos del desarrollo más que

de la revolución.
Por lo tanto, el funcionalismo estructural es incapaz de tratar la historia, el cambio social

y el conflicto ya que un sesgo conservador. Ya que los “funcionalistas estructurales” han

tendido a centrarse en la cultura, las normas y los valores. Gran preocupación por el

“orden normativo de la sociedad”. Las personas son tratadas como seres constreñidos por

fuerzas sociales y culturales. Los estructural-funcionalistas carecen de una concepción

dinámica y creativa del actor.

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