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¿ES RECOMENDABLE REALIZAR ENTRENAMIENTOS DE FUERZA (SOBRE

CARGAS), EN NIÑOS DE 6-12 AÑOS?

Si bien, el entrenamiento de fuerza en niños debe ser abordado desde una perspectiva de


desarrollo de todas las cualidades físicas, el tema del peso y las sobre cargas en la edad
infantil, es un tema bastante controversial debido a los diversos mitos que existen sobre el
tema, en el siguiente artículo abordaremos las formas adecuadas, los beneficios y las
recomendaciones al momento de trabajar la fuerza en cargas, con niños.

El entrenamiento con pesas durante la edad de crecimiento rápido fue bastante


controvertido en el pasado y tuvo que soportar críticas de todo tipo (justificadas e
injustificadas).

Existen diferentes mitos alrededor del entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes.


Tremendamente preocupantes, uno de ellos es el que advierte de un supuesto retraso en el
crecimiento de los niños que entrenan la fuerza desde edades tempranas. (Rojas, 2019)

Las investigaciones científicas, desarrolladas en los últimos años han demostrado que el
entrenamiento de fuerza sistemático aplicado de forma adecuada y debidamente
supervisado, es una herramienta esencial para estimular adaptaciones positivas en el
organismo de niños y jóvenes de ambos sexos (Faigenbaum, American Academy
Pediatrics, 2001)

Según (Faigenbaum & Watts, 2005-2006) Tanto los niños como las niñas, desde edades
muy tempranas (~ 6 años), pueden obtener beneficios significativos de diferentes formas de
entrenamiento de fuerza, utilizando distintos tipos de sobrecargas (barras, mancuernas,
elásticos, balones medicinales, etc) pudiendo realizar numerosos ejercicios ejecutados con
diferentes regímenes de trabajo muscular: concéntrico, excéntrico, ciclos de estiramiento
acortamiento (saltos), etc

Las afirmaciones sobre que el entrenamiento de fuerza no es seguro en niños u jóvenes son
infundadas y contradictorias, ya que las cargas sobre el sistema músculo esquelético
observadas en los entrenamientos de fuerza, son significativamente inferiores a las causadas
por las diversas actividades deportivas o recreativas que los niños realizan habitualmente
en las escuelas deportivas o con sus grupos de pares (Faigenbaum & Watts, 2005-2006)
Hasta el momento no existen evidencias científicas de que los entrenamientos de fuerza
aplicados de forma sistemática con niños y jóvenes, adecuadamente supervisados y
controlados puedan causar lesiones agudas o crónicas. Las incidencias de estos episodios
han sido comunicados de forma muy aislada y siempre causados por fallos en el control
técnico de los entrenamientos (Faigenbaum 2000, 2006, Faigenbaum, et al. 1996a).

A continuación, abordaremos algunos de los beneficios que se obtienen al trabajar la fuerza


en niños, de forma supervisada…

Además de los incrementos significativos de los niveles de fuerza muscular, el


entrenamiento de fuerza aplicado de forma sistemática en niños y jóvenes ha mostrado
efectos positivos sobre la composición corporal, el perfil de lípidos y la glucemia
sanguínea, la densidad ósea, la capacidad motora global así como diversos aspectos
psicológicos y actitudes relacionadas a la predisposición para seleccionar actividades con
mayor demanda energética (práctica deportiva) (Faigenbaum & Watts, 2005-2006)

los niños han mostrado una gran capacidad para mejorar sus niveles de fuerza por medio de
adaptaciones neurales que se basan en el incremento de las unidades motoras activas, una
mayor coordinación y dominio técnico de los movimientos que se relacionado
especialmente con mejoras en la coordinación y sincronismo muscular (Faigenbaum &
Watts, 2005-2006) (Pediatrics, 2001)

Por lo tanto, el entrenamiento de fuerza en niños puede comenzar: a la edad que quieran.
Sin embargo, hay que aclarar que entrenar la fuerza no implica el entrenamiento sistemático
a intensidades altas durante mucho tiempo con el objetivo de mejorar el rendimiento
deportivo. Para las altas intensidades de ejercicio como el de fuerza máxima, se recomienda
esperar que alcancen un estadio madurativo, además de llevar un seguimiento y una
planeación adecuada de los entrenamientos.

Se recomienda siempre tener en cuenta que el entrenamiento de fuerza sistemático, sea


aplicado de forma adecuada y debidamente supervisado, realizar una evaluación médica
previa, tener un control y una planificación adecuada del entrenamiento, lo cual implica
ejercicios complementarios a la fuerza, ejercicios que fortalezcan las articulaciones, evitar
los sobre entrenamientos y las sobre cargas, estimular todos los grandes grupos musculares
en rango completo de movimiento.

Además, se puede realizar un entrenamiento con cargas desde la infancia y adolescencia,


sin miedo a que esto pueda frenar el desarrollo óseo de los niños, y la importancia de
llevarlo a cabo en edades tempranas, para adquirir niveles de fuerza muscular elevados que
puedan proteger futuros problemas como lo pueden ser las lesiones. Por lo tanto, se puede
observar cómo a través del entrenamiento de fuerza a intensidades elevadas y
correctamente planificado se pueden obtener los mayores beneficios sobre la fuerza.

A todo esto, podemos concluir que el entrenamiento de fuerza debidamente planificado y


supervisado demuestra mejoras significativas en los niveles de fuerza en niños y mejoras en
el rendimiento de otras actividades deportivas.

Bibliografía
Faigenbaum. (2001). American Academy Pediatrics. Obtenido de https://g-se.com/entrenamiento-
de-fuerza-y-potencia-en-ninos-y-jovenes-805-sa-957cfb2718a5db

Faigenbaum, & Watts. (2005-2006). Obtenido de https://g-se.com/entrenamiento-de-fuerza-y-


potencia-en-ninos-y-jovenes-805-sa-957cfb2718a5db

Pediatrics, A. A. (2001).

Rojas, J. S. (19 de Junio de 2019). FISSAC. Obtenido de https://fissac.com/desterremos-viejos-


mitos-los-ninos-pueden-y-deben-entrenar-fuerza/

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