Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN
II. DESARROLLO
2.1. Cronología
La propuesta de lumbreras:
Primera etapa: (550 d.C - 680 d.C aprox.): Aparece el Estado y la ciudad y hay
presencia de imágenes Tiahuanaco en la cerámica (cabe recordar que la influencia de la
cultura Tiahuanaco es bien importante en el sentido que aporta religión y tecnología, lo
que viene a transformar en cierto sentido la expansión Huari, originándose un fenómeno
parecido a lo que es la globalización).
Segunda etapa: Desarrollo (680 d.C - 770 d.C): Durante la segunda fase los cambios
son más bruscos, la ciudad la ciudad crece vertiginosamente y el Estado Huari se
expande hacia la sierra norte hasta el Callejón de Huaylas, hacia la sierra sur hasta
Cuzco y en la costa central y sur.
Tercera etapa: Nuevo surgimiento y expansión (770 d.C - 900 d.C): En la tercera fase
entra a un periodo de reestructuración política y realizó una segunda expansión en la
zona central andina, además que la ciudad de Huari alcanzó su máxima extensión y
población
Cuarta etapa: Caída (900 d.C - 1000 d.C aprox.): Hacia la cuarta y última fase se
expandirían las fronteras hasta Cajamarca, La Libertad, Moquegua y Sicuani. Huari se
despoblaría por un fenómeno climático que afectaron la producción de alimentos,
asimismo colapsan los centros provinciales, desapareciendo la administración Huari y
su proyecto.
La propuesta de Menzel:
La etapa 1B: En esta etapa la característica principal son los grandes cambios en la
estructura sociopolítica wari. La ciudad de Wari crece debido a la migración procedente
de las zonas rurales. En el campo político, el Estado wari se fortalece y se expande; se
desarrollan los centros provinciales de Honqo pampa y Willcawaín, en el callejón de
Huaylas; Wiracochapampa y Marcahuamachuco en La Libertad y Pikillaqta en
el Cuzco. Evidencias arqueológicas afirman el posicionamiento wari en la costa central
y sur; y algunas evidencias arqueológicas en el valle del Santa.
Estilo Conchopata
Estilo Chaquipampa
Entre sus formas destacan vasijas abiertas: 1. escudillas con borde recto expandido y 2.
Cuencos similares a los de Nasca 9. Además, botellas pequeñas; cántaros con cuello alto
estrecho, vasijas modeladas en forma de aves, tubérculos o figuras humanas. En el estilo
Chaquipampa B, son características la taza lira y la escudilla tosca o cuenco tosco
(Ravines 2011).
B. Estilos de cerámica Wari de la costa central
Estilo Viñaque
Procede del sitio de Wari. Incorpora rasgos de Robles Moqo y Chaquipampa B.
Corresponde a la época 2, en sus fases A y B. Junto con los estilos Atarco (de la zona de
Nazca) y Pachacamac (de la costa central) es considerado como expresión de la
expansión Wari, llegando a encontrársele en zonas como Cajamarca, Sicuani, Ocoña y
el Valle de Moche.
Entre sus formas principales están los vasos, los cuencos semiesféricos, pequeños
cántaros con cuello-efigie y botellas de dos cuerpos. Algunos de sus motivos
decorativos se asemejan a los de Conchopata y Robles Moqo. Se pintan cabezas
geométricas de felinos vistas de perfil. En otros casos pintan plantas estilizadas, bandas
de grecas, cráneos y otros.
Estilo Atarco.
Definido por Menzel (1964). Corresponde al estilo regional de Nasca de la época 2, del
Horizonte Medio. Está constituido por rasgos derivados de los estilos Conchopata,
Robles Moqo, Nasca 9 y Chaquipampa.
Entre las formas características de sus vasijas figuran: 1. botellas con cuello, cuerpo
ovoide invertido, base plana y ocasionalmente con un pequeño lóbulo en el cuello; 2.
cántaros con cuello cilíndrico; 3. cántaros con cuello efigie, en alguno casos la cara es
reemplazada por un cráneo; 4. botellas con pico; 5. botellas de cuerpo ovoide invertido,
con dos picos cónicos, algunos muy divergentes; 6. botellas de un solo pico y asa cinta-
da; 7. botellas silbadoras con doble cámara (Ravines 2011).
Estilo Pachacamac.
Incluye rasgos derivados de los estilos Conchopata, Robles Mogo y Nievería.
Ravines (2011) define las formas características de sus vasijas incluyen: 1. cántaros con
cuello cilíndrico; 2. botellas con cuello efigie; 3. botellas con pico cónico, cuerpo tron-
cocónico invertido de lados convexos y base plana; 4. botellas con pico y asa puente que
conecta figuras modeladas; 5. botellas de doble cámara con pico cónico, siendo una de
las cámaras la representación de la cabeza modelada de un personaje, felino o águila, o
la representación de animales marinos como delfines, grandes peces o conchas; 6. vasos
cubilete; 7. escudillas hondas con borde expandido, ligeramente convexos y base
discoidal; 8. “teteras”.
Los Chebrones son los motivos importados más frecuentes, puesto que aparecen tanto
en artefactos producidos por artesanos Mochicas que imitan a piezas Wari o derivadas,
y en artefactos de forma y decoración Mochica Tardía
La Serpiente Chakipampa es un diseño claramente importado del repertorio Wari que
aparecen con mucha frecuencia en artefactos producidos en San José de Moro
(Ochatoma y Cabrera 2001:192 y 193). Por lo general se trata de una banda sinuosa que
presenta dos protuberancias, que pueden incluir pequeños ojos, en los extremos y que
está decorada con volutas que salen del cuerpo.
Dibujos de cerámica de estilos Wari o derivado encontrada en San José de Moro (Castillo, )
Cerámica de estilos Wari o derivado encontrada en San José de Moro.
Nuevas formas de inspiración Wari típicas para la Fase Mochica Tardía C.
Cerámica Mochica Wari con diseños de la Serpiente Chakipampa
Cerámica Mochica Wari con diseños del Rombo de San José de Moro.
Castillo de Huarmey
De unos 1600 fragmentos de cerámica recolectados de la superficie del Castillo de
Huarmey, un 90% pertenece a la cerámica moldeada, que, por ende, debe ser
considerada como la cerámica típica del lugar. Solo 3% de los fragmentos corresponden
a cerámica policroma de diversos estilos c1asicos huari (Horizonte Medio IB y 2, Fig.
5) y los demás correspondían a las culturas de estilos Nazca 9 (Horizonte Medio IB,
Fig. 5,2), Moche, Huari Norteno B (Horizonte Medio 4), Cajamarca 3-4 (Horizonte
Medio 2), Pacanga (Horizonte Medio 4), y Sican Medio (Horizonte Medio 4).
Se han reportado piezas importantes del estilo Wari se encuentran en una colecci6n
privada; según su dueño, la mayoría de ellas procede de la zona de Miraflores. De
acuerdo a esta información, se puede sostener que los materiales Wari se limitan
alrededor de la zona de Miraflores, incluidos EI Palacio, Kolguitin y Chondorko
(Watanabe 2001).
A. El sitio de Huari
El sitio arqueológico de Wari se encuentra enclavado en la región de Ayacucho, y se
sitúa a unos 2,700 msnm localizándose en una planicie elevada que separa las cuencas
de Huanta al norte y la de Huamanga al sur.
Es uno de los centros urbanos más grandes del antiguo Perú. Sus edificaciones retan al
tiempo y son una muestra del avance tecnológico de la cultura Wari, ocupa un área
aproximada de 2.200 hectáreas. El complejo está dividido en sectores conformados por
construcciones en piedra y barro, revestidos de un fino enlucido y cuenta con un sistema
de drenaje subterráneo.
El gran templo en forma de «D» en Vegachayoq Moqo está situado justo al norte de las
galerías con lajas de piedra en Monqachayoq. Otro gran templo en forma de «D» se
encuentra justo al noreste del primero, y un tercer templo más pequeño se encuentra
adyacente a Monqachayoq. Un poco más al sur-sureste se encuentra Moradochayoq,
lugar del antiguo patio hundido, e inmediatamente al sur-sureste de esta estructura se
encuentran las cámaras con lajas de piedra de Cheqo Wasi.
La zona central o nuclear del asentamiento (que abarca 18 kilómetros cuadrados) está
dividido en 13 diferentes sectores, a continuación se indica los principales:
El Sector Central está separado del Sector Este por una calle que corre de norte a sur.
Este sector concentra la arquitectura más importante de la ciudad y su planeamiento
revela también una mayor complejidad (Canziani 2009, p. 309).
El Sector Oeste está separado del anterior por una larga avenida que se
conectaba con los caminos que ingresaban a la ciudad desde el norte y el sur. Se
diferencia claramente de los dos sectores anteriores por cuanto presenta una gran
explanada abierta, que estaba limitada en sus extremos norte y sur por grandes
recintos con una modulación espacial cuadrangular. Por sus características
espaciales y grandes dimensiones, que alcanzan 410 m de norte a sur y 180 m de
este a oeste, esta explanada debe de haber correspondido funcionalmente a una
gran plaza (Canziani 2009, p. 310).
Está conformado por diez unidades arquitectónicas de diferentes comisiones, formas, así
tenemos recintos en D, triangulares, cuadrangulares con ángulos cóncavos, asociados o
patios, o plaza, con sus respectivos canales de drenaje. En este sector se pusieron al
descubierto numerosas estructuras que corresponden a ofrendas de diferentes tamaños y
formas, además de estructuras mortuorias, entre estas destaca una tumba hallada en su
contexto original que es denominado como el señor de Vilcabamba y como tal tiene
mucho significado.
III. DISCUSIÓN
Schreiber (1987/2012) hace un análisis del área nuclear Wari antes y durante el
Horizonte Medio, y sostiene que el tipo de organización sociopolítica y los tipos de
relaciones interregionales que surgen durante este periodo, reflejan estrategias
expansionistas complejas, que configuran el accionar de un imperialismo incipiente en
los Andes. Schreiber sostiene que solo una visión holística que integre el análisis tanto
del núcleo como la periferia y los centros regionales de Wari, es el mejor camino para
un buen entendimiento de la naturaleza del fenómeno Wari y del Horizonte Medio.
Lau (2000) por su parte, explora el Horizonte Medio desde la región de Áncash y
analiza los cambios sociales, políticos, económicos y religiosos que se dan en esta
región. Lau emplea los términos conceptuales «bundling» y «vector» como alternativas
a términos como «control» y «dominación», para explicar los intensos intercambios
culturales que caracterizaron el Horizonte Medio en esta región, entre los cuales se
incluye la presencia de Wari. Dentro de este contexto, factores económicos, rituales y de
prestigio parecen explicar la naturaleza de las relaciones de Wari en Áncash.
Watanabe (2001) discute las dinámicas sociales y políticas del Horizonte Medio en la
región de Cajamarca, a través del análisis de los materiales y contextos arqueológicos
recuperados de los sitios El Palacio y Paredones, y reconstruye una presencia de
imperialista Wari en esta región, estableciendo paralelismos entre el accionar de Wari y
el del Imperio inca en Cajamarca. Para Watanabe, la naturaleza segmentaria y flexible
de los Cajamarca les permitió coexistir con otros grupos sociales a través de su historia,
sin perder su identidad, reflejada en parte por la ubicuidad de su cerámica de caolín. De
esta manera, al igual que con los incas, los Wari no necesitaron implantar una
infraestructura imperial, ya que el poder se ejercía desde pocos establecimientos clave,
como fue el caso de El Palacio.
Tschauner e Isbell (2012), presentan una perspectiva desde la periferia urbana de la
zona de Ayacucho donde, a través de un análisis cuantitativo exhaustivo, cuestionan el
modelo de distribución centralizada de la cerámica wari, del núcleo a la periferia, por
poblaciones urbanas especializadas asentadas en Conchopata, abogando más bien por
una probable producción para consumo local. El cuestionamiento del modelo, no solo
abre un debate sobre la naturaleza de las interacciones interregionales de Wari con las
sociedades del Horizonte Medio, sino que cuestiona también el carácter y grado de
especialización de las poblaciones que habitaron sitios como Conchopata.
Por su parte Earle y Jennings parten del «modelo de mosaico» de control imperial,
propuesto por
Schreiber —que entiende a Wari como un imperialismo incipiente, cuyas relaciones
interregionales tuvieron diversos grados de integración y control—, y proponen un
modelo de política económica imperial para Wari, caracterizado por la ausencia de
mercados, la producción y movilización de productos de primera necesidad para llevar a
cabo las empresas del estado —aunque en mucho menor grado que el Imperico inca—,
y la producción de bienes de lujo, encargados de portar la ideología Wari, lo cual pudo
haber sido más importante que el poder militar para expandir la hegemonía imperial —
pudiendo haber tenido más importancia en el Horizonte Medio que durante el Imperio
de los incas.
Knappett (2012) nos lleva de los Andes al Mediterráneo, para discutir los paralelos entre
«warificación» y «minoanisación». El autor sugiere que los investigadores de ambas
regiones han hecho interpretaciones basadas en preconcepciones de cómo ideas,
tecnologías y artefactos debieron haberse esparcido a través de grandes distancias.
Knappett argumenta que un mejor entendimiento del fenómeno Wari requiere una mejor
comprensión de la variabilidad temporal y espacial durante el Horizonte Medio, así
como también de una apreciación más matizada sobre transmisión cultural.
IV. CONCLUSIONES
V. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:
Schreiber, K.
Watanabe, S.
(2010). Continuidad cultural y elementos foráneos en Cajamarca, sierra norte del
Perú: el caso del Horizonte Medio. BOLETÍN DE ARQUEOLOGÍA PUCP / N.°
14 / 2010, 221-238 / ISSN 1029-2004. Lima.
(2001). Wari y Cajamarca. Boletín DE Arqueología PUCP, No 5, 2001, 531-
541. Lima
Castillo, L. (2000). La presencia de Wari en san José de Moro. Boletín DE Arqueología
PUCP, No 4, 2000, 143-179. Lima.
ANEXOS