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La deserción estudiantil es un problema preocupante que afecta a todo el sistema educativo, este
fenómeno se refiere a la interrupción prematura de los estudios por parte de los estudiantes antes
de finalizar su formación académica. La deserción puede tener diversas causas y repercusiones
negativas tanto a nivel individual como social, de acuerdo con las cifras oficiales del Sistema de
Matrícula Estudiantil del Ministerio de Educación (Simat), un poco menos de la mitad de los
estudiantes que entra a primero de primaria no terminan la educación, esto indica que al trascurrir
los años escolares los estudiantes paulatinamente van desertando hasta reducir la cifra cerca del
50 por cierto de estudiantes iniciales.
En primer lugar, uno de los factores que contribuyen a la deserción estudiantil es la falta de
recursos económicos, muchos estudiantes abandonan sus estudios debido a la incapacidad de
costear los gastos relacionados con la educación, como matrículas, libros o transporte. La
desigualdad socioeconómica puede limitar el acceso de ciertos grupos de estudiantes a
oportunidades educativas, lo que perpetúa las desigualdades sociales.
Otro factor importante es la falta de apoyo académico y emocional, los estudiantes que enfrentan
dificultades en su aprendizaje o que no reciben el apoyo necesario por parte de sus familias o
instituciones educativas tienen más probabilidades de abandonar su proceso educativo. A causa
de la falta de orientación y asesoramiento adecuado también puede hacer que los estudiantes se
sientan perdidos o sin una dirección clara, lo que contribuye a su desmotivación y desinterés por
continuar estudiando.
Además, la deserción estudiantil puede estar relacionada con problemas personales y sociales, ya
que factores como la violencia, el acoso escolar, la discriminación o la falta de un entorno
favorable pueden generar un ambiente poco propicio para el aprendizaje y el desarrollo personal.
Estas dificultades pueden llevar a los estudiantes a abandonar sus estudios como una forma de
escape o para evitar situaciones negativas que lleguen a su bienestar.
La deserción estudiantil no solo tiene consecuencias individuales, sino que también tiene un
impacto significativo a nivel social y económico. Dado que los países con altas tasas de deserción
enfrentan el desafío de una fuerza laboral menos calificada, lo que dificulta el desarrollo y la
competitividad. Así mismo, la deserción contribuye a la reproducción de la pobreza y la exclusión
social, ya que limita las oportunidades de los jóvenes para mejorar su calidad de vida y acceder a
empleos de calidad.