Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De acuerdo con el DSM-5, este trastorno se caracteriza por que la adquisición y ejecución de
habilidades motoras coordinadas está muy pro debajo de lo esperado, si se considera la edad
cronológica del individuo y la oportunidad de aprendizaje y el uso de las aptitudes. Cuando se
habla de estas dificultades, se refiere a torpeza, lentitud o imprecisión en la realización de
habilidades motoras, estas son las habilidades de coordinación del movimiento.
De acuerdo con la edad cronológica, los signos pueden ser evidentes en las siguientes
circunstancias:
Es importante considerar que los síntomas comienzan en las primeras fases del desarrollo. Se
considera que en cualquiera de las evaluaciones se descarte previo al diagnóstico que las
deficiencias en las habilidades motoras no se expliquen mejor por discapacidad intelectual o
deterioro de las facultades visuales, o ser atribuida a una afección neurológica que dentro de sus
síntomas altere el movimiento.
Este trastorno también comienza en las primeras etapas del desarrollo. Es importante que previo al
diagnóstico se descarte que estos movimientos se deban a efectos fisiológicos de una sustancia o
de una de una afección neurológica. También es importante que no se explique mejor por otro
trastorno del neurodesarrollo o mental.
Trastornos de tics
Los tics son los movimientos anormales más frecuentes en la población menor de 18 años. Son
movimientos repetitivos, gestos o emisiones fonatorias (emisión de sonidos y articulación de
palabras) que imitan a determinados comportamientos normales. Son repentinos, duran escasos
segundos y, por lo general, se agrupan en “salvas” (un período con alta frecuencia de tics, seguido
de un período libre, habitualmente de mayor duración). Los más frecuentes son los tics de parpadeo
y olfateo.
En los casos más severos, los tics se asocian a palilalia (repetir las propias palabras), ecolalia
(repetir las palabras de los demás) y coprolalia (emitir insultos o palabras obscenas). Las palabras
emitidas pueden ser insultos de intensidad variable, incluyendo insultos de contenido sexual, o
incluso juramentos o blasfemias.
Los tics ocurren en salvas (periodo de alta frecuencia de tics) a lo largo del día y cambian en
severidad en semanas o meses. Entre los episodios hay períodos de tics distónicos, es decir
movimientos que tienen una larga duración. Algunos pacientes tienen una disminución de la
gravedad de los tics a partir de los 20 años.
Los tics son 3-4 veces más frecuentes en el sexo masculino que en el sexo femenino. La edad media
de inicio es de 7 años, pero pueden ocurrir en edades tan precoces como los dos años de vida.
Los tics aumentan durante actividades emocionales (ansiedad, felicidad), con el estrés, el cansancio
o el uso de estimulantes. Mientras que el trabajo concentrado, la relajación muscular, la posición
supina así como el uso de cannabis y alcohol disminuye los tics. Habitualmente no interfieren en
los movimientos voluntarios dirigidos a un objetivo. Pueden observarse también durante el sueño
(son menos complejos e intensos)
El Síndrome de la Tourette (ST) fue descrito en 1885 por el neurólogo francés Georges Guille de
la Tourette, quien estudió a varios pacientes que presentaban tics de diversos tipos (motores,
fónicos, etc.) junto con otros trastornos (ansiedad, hiperactividad física y mental, depresión, falta
de concentración, obsesiones, compulsiones, fobias, cambios de humor, impulsividad, etc.).
En el síndrome de la Tourette los tics cambian con el tiempo. Puede persistir un tic durante meses
y ser después sustituido por otro diferente. También cambian con el tiempo la intensidad y la
frecuencia de los tics. A veces, puede aparecer un tic sólo algunas veces en una hora; en otras,
puede darse docenas e incluso centenares de veces en una hora. Con frecuencia el estrés parece
aumentar el tipo, intensidad y frecuencia de los tics.
Criterios diagnósticos
A. Los tics motores múltiples y uno o más tics vocales han estado presentes en algún
momento durante la enfermedad, aunque no necesariamente de forma concurrente.
B. los tics pueden aparecer intermitentemente en frecuencia, pero persisten durante más de
un año desde la aparición del primer tic.
C. comienza antes de los 18 años.
D. el trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., cocaína)
o a otra afección medica (p. ej., enfermedad de Huntington, encefalitis posvirica).
Prevalencia
Se inicia en la infancia entre los 2 y los 15 años de edad. El ST afecta a personas de todas las razas,
grupos étnicos y edades, pero tiene una incidencia de 3 a 4 veces mayor en los niños que en las
niñas.
Estos tics difieren del síndrome de Gilles de la Tourette porque en éste último deben coexistir tics
motores múltiples y uno o más tics vocales, mientras que en los tics motores o vocales crónicos
existen en algún momento de la enfermedad tics vocales o motores, pero no ambos. Tanto los tics
motores como los vocales pueden dividirse en simples o complejos, aunque su límite no está bien
definido. Los tics motores simples incluyen el parpadear, levantar los hombros, hacer muecas
faciales, toser; los tics motores complejos incluyen hacer gestos faciales, gestos relacionados con
el aseo, saltar, tocar, pisotear, olfatear objetos. Los tics vocales simples más frecuentes incluyen
gruñir, “aclarar” la garganta, inspirar, resoplar, “ladrar”; los tics vocales complejos incluyen repetir
palabras o frases fuera de contexto, coprolalia (uso de palabras obscenas), palilalia (repetir sonidos
o palabras), ecolalia (repetir el sonido o palabra que se acaba de oír).
Criterios diagnósticos
A. Los tics motores o vocales únicos o múltiples han estado presentes durante la enfermedad,
pero no ambos a la vez.
B. Los tics pueden aparecer intermitentemente en frecuencia, pero persisten durante más de
un año desde la aparición del primer tic.
C. Comienza antes de los 18 años.
D. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., cocaína)
o a otra afección medica (p. ej., enfermedad de Huntington, encefalitis posvirica).
E. nunca se han cumplido los criterios de trastorno de la Tourette.
Especificar si:
Solo con tics motores
Solo con tics vocales
Los tics transitorios son relativamente comunes, ya que se presentan en 15 por ciento de todos los
niños; pueden ser motores o vocales y, por definición, no duran más de 1 año. Los tics motores
más comunes son: parpadeo, arrugar la nariz, hacer muecas, chasquear los dientes y hacer bizcos.
Pueden causar fatiga cuando ocurren en salvas, pues se llegan a presentar hasta 300 tics en 5
minutos.
Los tics vocales son menos comunes: aclararse la garganta, sorber aire, toser, tararear, resoplar.
Algunos tics pueden ser extraños, como lamerse la palma de las manos y tocarse y pellizcarse los
genitales.
Los tics transitorios duran unas cuantas semanas o meses y, generalmente, no se asocian con
problemas escolares o de conducta; su mayor prevalencia ocurre a los 7 años. Aunque no duran
más de un año, es común que desaparezcan por temporadas y vuelvan a aparecer, con una tendencia
gradual a extinguirse.
Criterios diagnósticos
A. Tics motores y/o vocales únicos o múltiples.
B. los tics han estado presentes durante menos de un año desde la aparición del primer tic.
C. comienza antes de los 18 años.
D. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., cocaína)
o a otra afección medica (p. ej., enfermedad de Huntington, encefalitis posvirica)
E. Nunca se ha cumplido los criterios de trastorno de la Tourette o de trastorno de tics
motores o vocales persistente (crónico).
Etiología
Se ha postulado la hipótesis de que algunos casos Inicialmente, los tics suelen ser leves e
del síndrome de Gilles de la Tourette pueden infrecuentes, y a menudo pasan inadvertidos para
deberse a un proceso autoinmune como respuesta el paciente y su familia pero, con el paso del
a repetidas infecciones de origen viral o por tiempo, aumenta su fuerza y su frecuencia,
estreptococo. llamando la atención
Los tics nerviosos, son también movimientos involuntarios debido a la contracción muscular y están
relacionados con angustia y ansiedad. Estos son pasajeros, manteniendo una duración de semanas o
meses no son dolorosos, contrario a los tics crónicos o del trastorno de la Tourette.
El Instituto Nacional de Estadística Guatemalteca (INE), cuenta con pocos registros presentados
por entidades privadas de personas que sufren del síndrome de Tourette. “En Guatemala no se han
conocido muchos casos de pacientes con esta enfermedad, por lo que no se tiene una estadística
exacta de cuantos lo padecen en el país”, indicó la Licenciada Angélica Ramírez, encargada de la
Unidad de Estadística de Salud del INE
La Asociación Para Todos Unidos por la Salud, es una de las pocas entidades Guatemaltecas que
se encarga de brindar ayuda a las personas que sufren de algún tipo de enfermedad extraña.
El Presidente de dicha Asociación, Jaime Urías, comentó que en la actualidad ellos están llevando
dos casos de niños que sufren del Síndrome de Tourette. “Nosotros no los tratamos directamente,
únicamente somos un medio de enlace, debido a que tenemos una coordinación con médicos
voluntarios”.
“En la mayoría de los casos buscamos que las personas tengan ayuda de diferentes entidades de
forma gratuita o con costos económicos bajos, ya que los diagnósticos de enfermedades raras
suelen ser muy caros en nuestro país”, agregó Jaime Urías.
Algunos estudios de diagnóstico de enfermedades raras no son realizados en Guatemala por la falta
de conocimiento que se tiene acerca de este tipo trastornos. “El tratamiento que se le da a los
pacientes con síndrome de Tourette es terapia psicológica y algunos medicamentos tranquilizantes;
también se hacen estudios neurológicos para saber si hay una onda en el cerebro que se dispara por
alguna razón”, manifestó la Psicóloga Victoria Villela.
Evaluación
La evaluación del paciente con un trastorno por tics ha de incluir información detallada acerca de
la frecuencia, intensidad, e interferencia de los tics; se ha de identificar la secuencia temporal de
los tics y su progresión por las distintas áreas corporales, así como su gravedad y sus fluctuaciones.
Seguidamente hay que explorar la presencia de patología comórbida (Trastorno por déficit de
Atención con Hiperactividad (TDAH), TOC, trastornos del aprendizaje, etc.), ya que estos
trastornos pueden ser más invalidantes que los tics y pueden ser pasados por alto si no se exploran
específicamente.
La evaluación del niño debe hacerla un especialista en este campo, como un pediatra,
neuropediatra, neurólogo o psiquiatra infantil, para descartar otros trastornos como el déficit de
atención e hiperactividad, el trastorno obsesivo compulsivo, y trastornos del aprendizaje. También
se debe realizar un examen neurológico para descartar otros trastornos del movimiento, y a veces
se realiza un electroencefalograma (EEG) para descartar convulsiones llamadas mioclónicas, y
otras pruebas para ver si hay anticuerpos anti-estreptococo. Los pacientes con trastorno de Gilles
de la Tourette frecuentemente niegan los síntomas o no se dan cuenta de ellos, y suprimen los tics
cuando sus padres les llevan al médico. Por ello el médico puede subestimar la intensidad de los
tics, y pueden pasar años desde que aparecen los tics hasta que se realiza el diagnóstico.
Requiere una evaluación psiquiátrica completa con historia de los síntomas, características
psicopatológicas, funcionamiento familiar, exploración física inicial, seguimiento médico así como
la realización de las exploraciones complementarias pertinentes (análisis sanguíneos de
anticuerpos).
La labor del psicólogo tiene diferentes áreas, etapas y formas de acción. Participa activamente en
la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento e integración de la persona con trastorno de
tics, así como puede y debe aportar datos de investigación. Requiere de una preparación especial,
profunda y comprometida así como una discusión periódica con la persona que padece el trastorno
y su familia sobre la aceptación y pertinencia de las diferentes maneras utilizadas para abordar los
problemas, ya que cada persona con este trastorno es diferente, única, con una variedad de factores
singulares que determinan su comportamiento individual y el aumento y disminución de sus
síntomas.
Diagnóstico diferencial
En ocasiones pueden ser preciso efectuar un diagnóstico diferencial con situaciones tales como:
Los tics transitorios no precisan ningún tratamiento farmacológico. En los tics persistentes, se debe
valorar si la intensidad de los síntomas resulta incapacitante. Los trastornos de Tourette son los
que con mayor probabilidad precisan tratamiento con un psicofármaco.
Los fármacos principales en el tratamiento del trastorno de Tourette son los neurolépticos o
antipsicóticos. Los antipsicóticos denominados clásicos, como haloperidol o pimocida, fueron los
primeros en utilizarse en estos pacientes y los que han mostrado mayor evidencia en estudios. Los
efectos adversos (sedación y efectos extrapiramidales, como distonías, acatísia) son frecuentes a
largo plazo con este grupo de fármacos, por lo que, en la actualidad, no son los que se deben indicar
de primera elección.
• Manejo de contingencias: se trata de reforzar los avances logrados, resaltando el aspecto positivo
de lograr el control sobre los tics.
Antes del diagnóstico los síntomas son visualizados como voluntarios, deliberados, desafiantes,
efectos de un escaso control por parte de la persona que los presenta, y la respuesta de la familia
es, en general, de recriminación y, en muchos caso violenta.
Ubicar los síntomas como parte de un trastorno ayuda a discriminarlos, y permite iniciar una
discusión más informada sobre el grado de control que puede ser razonablemente esperado respecto
de los distintos comportamientos y situaciones. Este dialogo puede romper el círculo vicioso de
recriminación-exacerbación de los tics.
La forma en que la familia y el paciente van a manejar el lenguaje, al referirse a los síntomas, es
una parte importante en la exploración, clarificación, comprensión y enfrentamiento del trastorno.
No importa cómo se les llame, muchos pueden preferir hablar de hábitos, ruidos, movimientos,
manías, rarezas y no usar términos técnicos; eso depende de las connotaciones que cada término
tenga para la familia o la comunidad cercana.
Es de suma importancia cooperar con la familia y el paciente, para tal fin es necesario tener en
cuenta lo siguiente:
Orientar sus reacciones ante las manifestaciones del síntoma, a fin de organizar un ambiente
coherente, sistemático y con metas claras.
Terapia familiar
Ayuda a comprender y evaluar las interacciones entre los miembros de la familia y el impacto de
aquellas interacciones, en particular de aquellas que se dan como producto de las manifestaciones
de los síntomas.
Educación a maestros y compañeros. Ya que los trastornos de tics no son conocidos, una de las
funciones de los psicólogos tratantes es la de informar a los maestros, colegas y público en general,
sobre la naturaleza del síndrome y las maneras como este afecta la conducta, atención y aprendizaje
para el trastorno de le Tourette, ya que es el de mayor relevancia, tratando de generar un ambiente
propicio de aceptación, sin ridiculización, ya que los síntomas del síndrome pueden ser vistos por
los maestros y compañeros como reacciones contra las personas. Los maestros y todo el personal
de la escuela pueden reducir el estrés y ayudar a consolidar un ambiente cada vez más positivo.
El psicólogo que asuma la responsabilidad de trabajar con la persona con trastorno de la Tourette
requiere de una preparación especial, profunda, sostenida y comprometida. Su acción requiere de
un abordaje integral, no solo debe dirigirse a la misma persona con el trastorno de manera
individual (realizando una evaluación psicológica diferencial y continua, brindando la orientación
y educación sobre el síndrome, y aplicando los procedimientos y técnicas de intervención
pertinentes según los componentes del síndrome) y en grupos, sino que debe asumir a plenitud su
rol de gestor, promotor y de soporte del equipo profesional, del entorno familiar, educativo, social
y laboral.
Referencias: