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SAN JOSE, MERCANTIL, NACIONAL.

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0996/2017-S2

Sucre, 25 de septiembre de 2017

SALA SEGUNDA

Magistrado Relator:    Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales

Acción de amparo constitucional

Expediente:                 17696-2017-36-AAC

Departamento:            Chuquisaca

En revisión la Resolución 15/016 de 27 de diciembre de 2016, cursante de fs.


1154 a 1160, pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional
interpuesta por Eduardo Urriolagoitia Rodo y Arleth Sindy Montalvo
Pardo, en representación legal de Samuel Jorge Doria Medina Auza contra
Rómulo Calle Mamani y Rita Susana Nava Durán, Magistrados de la
Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1.Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 6 de diciembre de 2016, cursante de fs. 890 a 916


vta., subsanado mediante escrito de 12 del mismo mes y año (fs. 930 y vta.), el
accionante por intermedio de sus representantes legales, expresa los siguientes
fundamentos de hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 16 de enero de 2015, la Comisión Especial Mixta de Investigación de la


Privatización y la Capitalización 1989-2000 de la Asamblea Legislativa
Plurinacional, presentó ante el Fiscal General del Estado, la proposición
acusatoria en su contra, por actos realizados en su calidad de Ministro de
Planeamiento y Coordinación durante el período 1991-1993 y que
presuntamente implicarían la comisión de los delitos de incumplimiento de
deberes, contratos lesivos al Estado y conducta antieconómica;
posteriormente, el 4 de marzo de 2015, el Fiscal General del Estado, emitió
requerimiento acusatorio contra el ex Presidente de la República Gonzalo
Sánchez de Lozada y otros ex funcionarios entre ellos su persona, siendo
autorizado el juzgamiento por el pleno de la Asamblea Legislativa
Plurinacional, de acuerdo a lo dispuesto por el art. 16.III de la Ley 044 de 8 de
octubre de 2010 -Ley Para El Juzgamiento de la Presidenta o Presidente y/o
de la Vicepresidenta o Vicepresidente, de Altas Autoridades del Tribunal
Supremo de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo de la Magistratura,
Tribunal Constitucional Plurinacional y del Ministerio Público”, ordenando su
remisión del caso a la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia. A tal
efecto, el 27 de enero de 2016, el Fiscal General del Estado, emitió la
Resolución FHGE/JPC/RART 001/2016 e impuso la medida cautelar de
anotación preventiva de sus bienes, sin motivación, justificación ni límite
alguno, siendo ratificada dicha medida por la Presidenta de la Sala Penal de
dicho Tribunal.

Sostuvo que, el 1 de marzo de 2016, interpuso ante la Sala Penal del Tribunal
Supremo de Justicia, excepción de extinción de la acción penal por
prescripción de los delitos calificados en el requerimiento acusatorio
mencionado, pese a que no es culpable de los hechos que injustamente se le
atribuyen, pero considerando que desde la supuesta comisión de los delitos
que le atribuyen, transcurrieron más de veinte años, por lo que la acción penal
en cada uno de los tipos penales, está afectada de prescripción, conforme lo
disponían los arts. 101 del Código Penal (CP) y 29 del Código de
Procedimiento Penal (CPP) vigente a la fecha de la supuesta comisión de los
ilícitos, fundamentando la excepción en la imposibilidad de aplicar
retroactivamente leyes penales que fueron promulgadas con posterioridad -
como la Ley 004 de 31 de marzo de 2010-, a hechos delictivos supuestamente
cometidos entre 1991-1993, en su condición de Ministro de Planeamiento y
Coordinación, siendo las disposiciones de dicha ley perjudiciales a sus
derechos, ya que categorizan los tipos penales como delitos de corrupción,
agravan las penas e imponen el régimen de imprescriptibilidad para la acción
penal.

Como consecuencia de ello, el 21 de marzo de 2016 la Sala Penal del Tribunal


Supremo de Justicia, dictó el Auto Supremo 001/2016, por el que declaró
infundada la excepción de extinción de la acción penal por prescripción de los
delitos de incumplimiento de deberes, contratos lesivos al Estado y conducta
antieconómica, argumentando que los tipos penales que forman parte de la
proposición acusatoria, se encuentran dentro del alcance y el régimen de
excepción de los arts. 112 y 113 de la Constitución Política del Estado (CPE),
al ser la Norma Suprema que goza de primacía frente a cualquier disposición
normativa. A mérito de lo referido, el 22 de abril del citado año, presentó
recurso de apelación incidental contra el citado Auto Supremo por vulnerar
sus derechos a la prescripción de la acción penal como elemento esencial del
derecho humano, a ser procesado en un plazo razonable y a la irretroactividad
de la nueva ley penal, contraviniendo normas de carácter constitucional,
procesal y de protección a los derechos humanos; no obstante, el 13 de julio
de 2016, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, confirmó el Auto
Supremo 001/2016, el cual contiene vulneraciones a los derechos que esta
acción busca que se tutelen.

Argumenta que, la facultad del Estado para investigar el supuesto daño


económico ha prescrito, al haber transcurrido más de veinte años desde los
supuestos hechos delictivos, ya que ningún estado tiene la capacidad real y
eficaz de investigar y recolectar los elementos de prueba necesarios relativos a
este tipo de delitos que le permitan condenar a una persona. Alega que, al
haberse extendido de forma arbitraria e ilegal el límite que tenía el Estado
para realizar su actividad investigativa, probatoria y jurisdiccional para
demostrar su supuesta culpabilidad, se está vulnerando su derecho al debido
proceso en varios de sus elementos integrantes, al aplicar retroactivamente la
imprescriptibilidad; asimismo, trasgrede los Derechos Humanos,
convenciones ratificadas por el Estado boliviano, debiendo los jueces respetar
los principios pro homine e irretroactividad de la ley penal cuando sea
desfavorable al imputado, el principio de favorabilidad y a cumplir su función
de control de convencionalidad; consecuentemente, el tratamiento que se
otorgue a los delitos de corrupción, debe aplicarse únicamente desde la
aprobación de la norma y para lo venidero y en ningún caso puede justificarse
su aplicación retroactiva.

Agrega que, el Auto Supremo 813/2016 de 13 de julio, sostiene erradamente


que las reglas de la prescripción se encuentran contenidas en un cuerpo legal
procesal, no de naturaleza sustantiva, por lo que serían aplicables de forma
inmediata e inclusive se aplican a los procesos en trámite, sin que en el citado
fallo se haya considerado cómo y de qué manera esas reglas procesales
afectan sus derechos; por otro lado, los supuestos de imprescriptibilidad
reconocidos en los instrumentos internacionales, se encuentran claramente
definidos y delimitados y poseen un tratamiento particular a nivel
internacional a través de la Convención Sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, entre esos delitos
no figuran los de corrupción.

Finaliza arguyendo que, la aplicación con carácter retroactivo de la parte


adjetiva de la Ley Para El Juzgamiento de la Presidenta o Presidente y/o de la
Vicepresidenta o Vicepresidente, de Altas Autoridades del Tribunal Supremo
de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo de la Magistratura, Tribunal
Constitucional Plurinacional y del Ministerio Público, tiene un efecto
sustantivo que contraviene el art. 9 de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos (CADH), puesto que limita su derecho de hacer valer la
prescripción de la acción penal, en contravención al principio de aplicación de
la ley penal más favorable y que imposibilita el procesamiento penal de
acuerdo a la garantía del debido proceso. El tratamiento que se otorgue a los
delitos de corrupción, debe aplicarse únicamente desde la aprobación de la
norma y para lo venidero y en ningún caso puede justificarse su aplicación
retroactiva y la consecuente limitación a la posibilidad de hacer valer la
prescripción de la acción penal, para hechos a los que se aplica la nueva CPE,
pues ocurrieron más de veinte años antes de que ésta se aprobase; por ello, el
Auto Supremo impugnado, se emitió en contravención a las normas
internacionales sobre derechos humanos y de la jurisprudencia vinculante
emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos que forman parte
de los derechos consagrados en la Norma Suprema.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados

La parte accionante denuncia la vulneración del derecho al debido proceso y


las garantías de legalidad e irretroactividad de la ley y respeto a los derechos
de las personas a través del control de convencionalidad, citando al efecto los
arts. 13.IV, 14.III, 115.II, 116, 123, 256.I y 410 de la CPE; 1.1, 8.1 y 9 de la
CADH.

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela, disponiendo: a) Se deje sin efecto el Auto


Supremo 813/2016, restituyendo sus derechos y garantías constitucionales
vulneradas; y, b) La emisión de un nuevo Auto Supremo que respete el debido
proceso, el principio de legalidad e irretroactividad de la ley, efectuando un
control de convencionalidad.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebradas las audiencias públicas el 22 y 27 de diciembre de 2016, según


consta de las actas cursantes de fs. 1127 a 1146 y 1151 a 1153,
respectivamente, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante a través de sus abogados, ratificó in extenso los


fundamentos expuestos en su demanda, añadiendo que: 1) La acción de
amparo constitucional hizo mucho énfasis en las vulneraciones al debido
proceso, porque no se observaron normas que implican agravar la situación
del imputado y más bien seleccionar cuáles son las normas más favorables o
cuales son de aplicación preferente; 2) Si se computa la norma que estaba
vigente en su momento en el Código Penal, estableciendo los ocho años como
prescripción, el Estado tenía como límite de su derecho a castigar su ius
puniendi ocho años, que finalizaron el 2001 y por ello se habla de situaciones
consolidadas, de situaciones en las que cualquier ampliación de plazo que el
legislador o el constituyente pudiera aprobar o dictar, no afecta casos
obviamente pasados; 3) Es evidente la aplicación forzada de reglas vigentes
desde febrero de 2009 hacia adelante, para actos ocurridos muchos años atrás;
por ello, los argumentos del Auto Supremo impugnado son insuficientes para
sustentar la aplicación retroactiva y menos favorable, vulnerando el art. 116
de la actual CPE, existiendo una omisión clara en el acto impugnado
atribuible a las autoridades demandadas y ausencia de control de
convencionalidad al que están obligados todos Jueces; 4) Nadie puede ser
condenado por acciones y omisiones que en el momento de cometerse, no
fueron delictivos, tampoco se puede imponer pena más grave que la que había
en el momento de la comisión del delito; si con posterioridad la ley dispone
una imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello, si
se sigue lo establecido por el Auto Supremo impugnado, se estaría ante una
interpretación restrictiva contra el principio pro homine; 5) Lo que se pretende
es no dejar que actos judiciales como el que es objeto esta acción, hagan caso
omiso de principios básicos de la garantía de defensa de cualquier persona,
incluso de los actos que se hacen ahora y no se sabe si serán penalizados en un
futuro, es decir que el art. 112 de la CPE, no se puede aplicar a hechos
anteriores; y, 6) El art. XIX de la Convención Interamericana Contra la
Corrupción, en ningún caso afectará al principio de la irretroactividad de la
ley penal, ni su aplicación interrumpirá los plazos de prescripción en curso
relativos a los delitos anteriores a la fecha de entrada en rigor de esta
Constitución.

Haciendo uso de la réplica, reiteró los argumentos esgrimidos en su demanda


y lo expresado en la audiencia de amparo constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Rómulo Calle Mamani y Rita Susana Nava Durán, Magistrados de la Sala


Civil del Tribunal Supremo de Justicia, presentaron informe escrito cursante
de fs. 1063 a 1066, esgrimiendo los siguientes fundamentos: i) El art. 29 Bis
del CCP, describe el carácter de la imprescriptibilidad de la acción penal,
conforme al art. 112 de la CPE, norma que refiere las causas en las que incide
la imprescriptibilidad, en ella se encuentran los delitos de corrupción; ii) En el
Auto Supremo 813/2016 se citó a la SC 0407/2010-R de 28 de junio, que
describe la aplicación de las reglas de la Constitucional Plurinacional en
forma inmediata e inclusive a los procesos en trámite, sin efectuar una
distinción si fueran trámites de índole civil, penal o administrativo, y como
dicha sentencia, fueron emitidos numerosos fallos constitucionales; por ello,
en el pronunciamiento de la Sala que ejerció el control jurisdiccional, como la
que ejerció de Tribunal de apelación, se aplicó el art. 112 del texto
constitucional; iii) El accionante en su recurso de apelación, no efectuó una
distinción entre las normas de carácter sustantivo con las de carácter adjetivo
o las normas hibridas, para efectuar una consideración de normas procesales
de contenido normativo que describió en su acción de amparo constitucional,
sino que dedujo su apelación citando jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, no vinculante al caso presente que se
trata de delitos de corrupción;    iv) Emitieron su decisión en base al art. 398
del CPP, no pudiendo efectuar consideraciones al margen del recurso,
conforme lo describe la causal contenida en el art. 54 del Código Procesal
Constitucional (CPCo), pues pudiendo haber impugnado en calidad de
agravios algunas circunstancias fácticas o jurídicas en su recurso de apelación,
no las hizo y esta acción tutelar no puede suplir esa deficiencia; v) La SCP
0174/2013 de 21 de marzo, contiene una situación fáctica ajena al caso de
autos, no trata de procesos penales signados de corrupción, sino hace
referencia a jurisprudencia de data anterior a la gestión 2009 y que no resulta
ser compatible con la actual Constitución Política del Estado, por ello no
vinculante al caso concreto; vi) La cita del Auto Supremo 167/2014 no es en
relación a la prescripción de la acción penal, sino se refiere a la extinción por
duración máxima del proceso, aspecto que no debe ser confundido por el
Tribunal de garantías; asimismo, la jurisprudencia interamericana
mencionada, no refiere sobre casos de delitos de corrupción, por ello no son
vinculantes; por otra parte, en la acción tutelar se hizo una descripción de
normas procesales con efectos sustantivos, empero dicho argumento no fue
expuesto en el recurso de apelación que conocieron; vii) En cuanto a la
infracción de los arts. 8.1 de la CADH y 115 de la CPE, refiriendo que debió
aplicar los arts. 100 y 101 del CP, ello implica adecuar la tesis de la
ultractividad de la norma, y dicho aspecto no fue objeto de argumentación en
el recurso de apelación, siendo por ello impertinente su análisis en esta acción
de defensa por la regla de la subsidiariedad; viii) El art. 112 de la Norma
Suprema, se refiere a la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción que
causen grave daño económico al Estado, por lo que siendo una categoría
especial, la misma no puede ser objeto de control, al ser la jurisprudencia no
vinculante conforme a la relación fáctica planteada, no existiendo transgresión
de los arts. 8.1 y 1.1 de la citada CADH, y 115.I y 256 de la Norma Suprema;
y, ix) La jurisprudencia de otras Salas tiene connotación distinta a la que se
emitió en el Auto Supremo 813/2016, no siendo vinculante al caso presente,
ya que este artículo obedece a la voluntad del pueblo boliviano que forzó una
nueva Constitución Política del Estado, describiendo normas y distintas
nomenclaturas a ser cumplidas por las bolivianas y bolivianos, no
evidenciándose que se haya infringido derecho alguno del accionante.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Roberto Antonio Ramírez Torres, Fiscal General del Estado Plurinacional de


Bolivia en suplencia legal, presentó informe escrito cursante de fs. 941 a 965,
expresando los siguientes fundamentos: a) No se pueden reclamar a través de
la acción de amparo constitucional, argumentos o motivos que no se
reclamaron oportunamente en el memorial de apelación incidental,
incurriéndose en una causal de subsidiariedad, además de constituirse en actos
consentidos justamente por falta de reclamo a través del medio idóneo que era
el recurso de apelación incidental; b) En este escrito de apelación, el
accionante no cuestionó la caracterización del instituto de la prescripción
como de naturaleza procesal que recién es mencionado en su acción de
amparo constitucional, no se alegó que la prescripción tuviera naturaleza
sustantiva, por ello aceptó el criterio del Tribunal de apelación en sentido que
la prescripción en la normativa boliviana, tiene actualmente naturaleza
procesal, cuestionamiento que tampoco existe en el escrito de la excepción de
extinción de la acción penal por prescripción, habiendo precluido la
posibilidad de reclamar ese aspecto en esta acción; c) No se invocó en su
apelación alguna referencia a los arts. 100 y 101 del CP los cuales fueron
abrogados, debiendo haber alegado la ultractividad de dichas normas por
favorabilidad, lo cual no existió menos puede alegarse ahora; similar situación
ocurrió respecto a las Sentencias Constitucionales y Sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, que no fueron mencionadas en la
excepción de la acción penal por prescripción, menos en la apelación
incidental del accionante; d) El Auto Supremo 813/2016 efectuó un control de
convencionalidad del art. 112 de la CPE, basándose en los alegatos del escrito
de apelación incidental, invocándose una serie de sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, sin encontrar que ninguna de ellas
imponga al Estado boliviano o a otros suscriptores de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, interpretación con respecto a la
imprescriptibilidad de delitos de corrupción desde el orden constitucional,
recordando que el control de convencionalidad tiene como parámetro no solo
la Convención, sino también su propia jurisprudencia; e) El accionante omitió
adjuntar pronunciamientos de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos o de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tanto al
momento de plantear su excepción de prescripción, como de presentar su
apelación incidental, menos cuando plantó esta acción de defensa en los que
se demuestre que exista pronunciamiento sobre la imprescriptibilidad de los
delitos de corrupción o sobre el instituto de la prescripción en el sentido que
alega el accionante; f) Si la Constitución Política del Estado ha establecido
nuevas reglas sobre la imprescriptibilidad contenidas en su art. 112, no son
aplicables líneas jurisprudenciales que contradigan este aspecto; también se
alude al art. 9 de la CADH; sin embargo, esta norma convencional se
circunscribe al principio de legalidad y la irretroactividad; a este respecto, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos sostiene que en aras de la
seguridad jurídica, es indispensable que la norma punitiva exista y resulte
conocida, o pueda serlo, antes de que ocurran la acción o la omisión que la
contravienen y que se pretende sancionar (Caso Baena Ricardo y otros; Caso
García Asto y Ramírez Rojas); g) Sin embargo, dicha Corte no se pronunció
expresamente sobre una temática similar a la plateada por el accionante,
siendo que la sentencia aludida en el caso Ricardo Canese vs. Paraguay,
señaló que de conformidad con el principio de irretroactividad de la ley penal
desfavorable, el Estado se encuentra impedido de ejercer su poder punitivo en
el sentido de aplicar de modo retroactivo leyes penales que aumenten las
penas, establezcan circunstancias agravantes o creen figuras agravadas del
delito; asimismo, tiene el sentido de impedir que una persona sea penada por
un hecho que cuando fue cometido no era delito o no era punible o
perseguible; h) En el caso concreto, ninguna de dichas figuras se da, ya que no
se pretende juzgar al recurrente por delitos que no estuviesen tipificados antes
de la comisión del hecho –como ya se tiene explicado-, la imputación formal
se basa en los tipos penales vigentes el 1993, no se pretende ni se ha
pretendido aplicar los tipos penales con las modificaciones posteriores, como
con la Ley Para El Juzgamiento de la Presidenta o Presidente y/o de la
Vicepresidenta o Vicepresidente, de Altas Autoridades del Tribunal Supremo
de Justicia, Tribunal Agroambiental, Consejo de la Magistratura, Tribunal
Constitucional Plurinacional y del Ministerio Público, tampoco se invocó de
parte del apelante, una causa de justificación, de inculpabilidad y de
impedimento a la operatividad de una penalidad u otra similar; i) El
establecimiento de la imprescriptibilidad de los delitos cometidos por
servidores públicos que atenten contra el patrimonio del Estado y causen
grave daño económico, responde a una decisión político criminal del Estado,
respetando los alcances mínimos y los compromisos internacionales asumidos
por Bolivia en materia de derechos humanos y de lucha contra la corrupción;
j) Las reglas de retroactividad, irretroactividad o ultractividad no pueden ser
aplicadas a las normas constitucionales, aspecto que es aceptado por el
accionante aunque señala que sólo se podría aplicar la vigente Norma
Suprema a casos pendientes de resolución y no a situaciones consolidadas; la
prescripción solo opera de derecho y no de hecho, es decir que debe ser
declarada judicialmente, por ello no existe ninguna situación consolidada con
relación a este instituto a favor del accionante, por lo que la actual
Constitución, es perfectamente aplicable a hechos aún no dilucidados
jurisdiccionalmente; y, k) Los delitos investigados al accionante, ya se
encontraban descritos o tipificados en el Código Penal; por otra parte, la
imprescriptibilidad de los delitos que atenten contra la economía del Estado,
también ya se encontraba prevista en el Decreto Ley (DL) 16390 de 30 de
abril de 1979; en consecuencia, no se demostró la vulneración del debido
proceso y las garantías alegadas por el accionante, solicitando se deniegue la
tutela demandada.

Por su parte, los representantes de la Procuraduría General de Estado, Boris


Alberto Pinto Pinto y Patricia Bohórquez Barrientos, en audiencia
manifestaron lo siguiente: 1) La Constitución Política del Estado no está
regida por el principio de irretroactividad de las leyes, es de aplicación
inmediata y así está determinado a través de la SC 0076/2005 de 13 de
octubre, sino que a diferencia de otras normas jurídicas, sus preceptos tienen
eficacia plena en el tiempo, lo que implica que pueden ser aplicadas en forma
inmediata; 2) La jurisprudencia constitucional tampoco está regida por el
principio de irretroactividad de las leyes, aspecto que se halla previsto en la
SC 1426/2005 de 8 de noviembre, refiriendo que las sentencias promulgadas
por el Tribunal Constitucional, al constituirse un medio por el cual la Ley
Fundamental desplaza su eficacia general, no está regida por el principio de
irretroactividad de las leyes, sino que tiene validez plena en el tiempo; lo que
significa que los razonamientos de las resoluciones constitucionales, pueden
ser aplicados en los procesos que están en curso; 3) La Sala Penal del Tribunal
Supremo de Justicia, ha sido uniforme en los fallos que dictó que ratifican la
plena vigencia del art. 112 de la CPE, en el marco estricto de la soberanía, sin
dejar al margen el control a la convencionalidad; 4) Se pretende utilizar una
acción de defensa como si fuera una instancia casacional, por el petitorio del
accionante de dejar sin valor alguno el Auto Supremo 813/2016, pretendiendo
sorprender al Tribunal y hacerle ingresar en una suerte de juicio de legalidad
doctrinaria, aspecto que está prohibido conforme lo expresó la SC 1811/2011
de 7 de noviembre, señalando que la interpretación de la legalidad ordinaria
debe ser labor de la jurisdicción común; 5) El accionante ha pasado por alto el
respeto al principio de subsidiariedad que hacen a las acciones de defensa, ya
que en el recurso de apelación que motivó la emisión del Auto Supremo
cuestionado, no se halla esgrimido ninguno de los argumentos de derecho
expresados en su acción de amparo constitucional; 6) Hizo alusión a la SCP
0770/2012 de 13 de agosto, pero no se realizó una descripción fáctica que
lleve a pensar que el supuesto material en el que se emitió esta sentencia,
fuera análogo al que nos ocupa; asimismo, hizo alusión al principio de
retrospectividad de la norma y es ahí de donde se extrae el argumento
principal de la acción tutelar que pretende asimilar a la prescripción, a una
figura de orden sustantivo y no de orden procesal, instituto que se detallada en
el adjetivo de la materia y no así en el orden sustantivo; y, 7) No existe
sentencia o pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos que haya sido invocado en la acción de amparo constitucional, que
aluda específicamente a la forma de aplicación de las normas procesales en el
tiempo, en relación con los delitos específicamente de corrupción,
adhiriéndose in extenso al contenido de los informes por las autoridades
demandadas así como por el Ministerio Público.

I.2.4. Resolución

La Sala Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca,


constituida en Tribunal de garantías, mediante Resolución 15/016 de 27 de
diciembre de 2016, cursante de fs. 1154 a 1160, denegó la tutela demandada;
a tal efecto, expresó los siguientes fundamentos: i) Al Tribunal de garantías no
le corresponde disponer o no la extinción de la acción penal por prescripción,
dada la naturaleza de la presente acción tutelar interpuesta, sino únicamente
establecer si resulta o no cierto que el Auto Supremo 813/2016 vulneró
derechos fundamentales acusados por el accionante; ii) Examinada la
resolución en cuestión y contrastado con el memorial de apelación, se tiene
que en lo alegado a la descripción e interpretación de normas procesales con
efectos sustantivos, no fue motivo de cuestionamiento en dicho memorial,
pues al no haberse proporcionado los insumos, mucho menos el Tribunal de
apelación podría pronunciarse sobre el particular; por ello, no efectuaron
mayores consideraciones sobre el asunto; iii) El Auto Supremo cuestionado, al
hacer hincapié al carácter vinculante de las Sentencias Constitucionales,
aplicables de manera inmediata inclusive a los procesos en trámite, a los
parámetros definidos constitucionalmente en materia de corrupción (art. 123
de la CPE), de forma categórica fundó su razonamiento, refiriéndose al
principio de favorabilidad en la aplicación de la norma; es decir que las
autoridades demandadas expresaron su entendimiento con relación a la
aplicación de la norma más favorable y sus circunstancias; iv) Respecto al
control de convencionalidad, tampoco es evidente que los demandados no se
hayan pronunciado sobre cada uno de los aspectos invocados en la apelación,
motivando y justificando las razones por las que no resultan vinculantes, ni
mucho menos someter a control de convencionalidad, conforme a la relación
fáctica de cada jurisprudencia invocada en el recurso de apelación,
relacionados con la imprescriptibilidad de delitos de corrupción que ocasionen
grave daño económico al Estado y a las reglas de irretroactividad de la ley,
existiendo también pronunciamiento claro respecto a su inaplicabilidad o
impertinencia en otras, positiva o negativa a la pretensión del apelante; y, v)
Dicho fallo además dio una explicación respecto al régimen de la prescripción
y que tiene vinculación con el art. 112 de la Norma Suprema; aspecto sobre el
cual el accionante no dijo nada, siendo uno de los nuevos postulados en la que
se basa la nueva visión constitucional en Bolivia, de luchar contra la
corrupción que debilita al Estado, generando desconfianza y desánimo en la
sociedad y lo que es peor, afectando a quienes menos tienen que son la gran
mayoría del país; por lo que no siendo evidente las alegaciones traídas por la
parte accionante, tampoco corresponde acogerlas favorablemente.

Una vez pronunciada la Resolución, la parte accionante mediante memorial de


30 de diciembre de 2016, cursante a fs. 1170 y vta., solicitó aclaración,
enmienda y complementación de la misma, a mérito de lo cual, el Tribunal de
garantías a través del Auto 16/016 de 30 de diciembre de 2016, no dio lugar a
dicha solicitud, con el argumento que los términos que dieron lugar a la
denegación de la tutela, se encuentran claramente fundamentados en el Auto
Constitucional 015/016.

I.3. Trámite en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Se hace constar que a solicitud de Magistrado Relator, se solicitó la


suspensión del plazo procesal por decreto de 17 de febrero de 2017,
reanudándose el mismo mediante decreto de 22 de septiembre del mismo año,
por lo que el presente fallo se pronuncia en el plazo legal correspondiente;
asimismo, al no haber encontrado consenso en Sala, de conformidad al art.
30.I.6 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), se
procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional, a
fin de dirimir con su voto el caso en análisis.
II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes, se evidencia lo siguiente:

II.1.    Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público a instancias
de la Comisión Especial Mixta de Investigación de la Privatización y
Capitalización caso “UCP-FOCAS” contra Samuel Jorge Doria Medina Auza
-ahora accionante- y otros por la presunta comisión de los delitos de
incumplimiento de deberes, contratos lesivos al Estado y conducta
antieconómica, previstos y sancionados en los arts. 154, 221 y 224 del CP
respectivamente, el accionante por memorial presentado el 1 de marzo de
2016 dirigido a los miembros de la Sala Penal del Tribunal Supremo de
Justicia, interpuso excepción de extinción de la acción penal por
prescripción, toda vez que el plazo para ejercer la acción penal en su contra
por los presuntos delitos que se le imputan, ha vencido superabundantemente
(fs. 15 a 32).

II.2.    En virtud a ello, la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia,


mediante Auto Supremo 001/2016 de 21 de marzo, resolvió declarar
INFUNDADA la excepción de extinción de la acción penal por prescripción
de los delitos acusados, con costas (fs. 921 a 929).

II.3.    Producto de dicha determinación, el accionante a través del escrito


presentado el 22 de abril del mismo año, interpuso recurso de apelación
incidental contra el citado Auto Supremo, pidiendo se declare probada la
misma y se revoque el fallo y su auto complementario y consiguiente archivo
de obrados (fs. 33 a 55 vta.).

II.4.    La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, mediante Auto


Supremo 813/2016 de 13 de julio, en aplicación del art. 406 del CPP
aplicable al caso presente por permisión del art. 11 de la Ley de Lucha Contra
la Corrupción, Enriquecimiento Ilícito e Investigación de Fortunas “Marcelo
Quiroga Santa Cruz” (LMQSC), CONFIRMÓ el Auto Supremo 001/2016,
considerando que la Sala Penal, al emitir dicho fallo, obró correctamente (fs. 2
a 12 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante a través de sus representantes, denuncia como vulnerado el


derecho al debido proceso, las garantías de legalidad e irretroactividad de la
ley y la omisión de control de convencionalidad; toda vez que, dentro del
proceso penal que le sigue el Ministerio Público por la presunta comisión de
los delitos de incumplimiento de deberes y otros, las autoridades demandadas
al pronunciar el Auto Supremo 813/2016, validaron la aplicación de los arts.
112 y 123 de la CPE; -cuyas reglas rigen para actos ocurridos con
posterioridad a la publicación de la misma-; arts. 5 de la Ley 004 y 29 Bis del
CPP, a hechos supuestamente ilícitos cometidos hace dos décadas atrás (1991
a 1993), debiendo haber fundado su decisión, no sólo en el nuevo régimen de
la acción penal en cuanto al instituto de la prescripción, sino también en lo
previsto por la Constitución Política del Estado, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y los fallos de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos al respecto; por otra parte, ninguno de los delitos por los cuales está
sometido a proceso penal, se equipara a los de lesa humanidad o crímenes de
guerra, para que no pueda beneficiarse con la prescripción de la acción penal,
previsto en la normativa penal vigente.

En consecuencia, corresponde analizar, en revisión, si los argumentos son


evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1.  La acción de amparo constitucional y su naturaleza jurídica

Dentro de las acciones de defensa estatuidos en la CPE, se encuentra la acción


de amparo constitucional, establecido como un medio de defensa que se activa
en resguardo de los derechos fundamentales y garantías constitucionales de las
personas; así el art. 128 de la Norma Fundamental expresa: “La Acción de
Amparo Constitucional tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales o
indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que
restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y la ley”.

De donde se puede inferir, que esta acción constitucional se configura como


un mecanismo eficaz, rápido e inmediato para el restablecimiento de derechos
y garantías constitucionales vulnerados que se dirige contra aquellos actos u
omisiones ilegales o indebidas provenientes no solo de servidores públicos,
sino además de personas individuales o colectivas.

Se rige esencialmente por los principios de subsidiariedad e inmediatez, el


primero entendido como el agotamiento previo o la constatación de la
inexistencia de otras vías o recursos legales para la protección inmediata de
los derechos denunciados como conculcados, por cuanto, no sustituye o
reemplaza a los recursos o instancias ordinarias preestablecidas en el
ordenamiento jurídico. Respecto al segundo, su interposición debe hacerse en
el plazo de seis meses, computable a partir del conocimiento del hecho o
producida la notificación con el acto ilegal u omisión indebida, siempre que
no existan otros recursos o medios para impugnarlos o, si existieran, a partir
del momento en que se agotó la última instancia; así lo estableció la SCP
0002/2012 de 13 de marzo, que señaló lo siguiente: “Del contenido del texto
constitucional de referencia, puede inferirse que la acción de amparo
constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e
inmediato de protección de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales, cuyo ámbito de protección se circunscribe respecto de
aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el
mismo orden constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de
libertad, de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc.
Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se
dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no
sólo de los servidores públicos sino también de las personas individuales o
colectivas que restrinjan o amenacen restringir los derechos y garantías
objeto de su protección” (las negrillas son añadidas).

Por su parte, el art. 51 del CPCo manifiesta: “(OBJETO). La Acción de


Amparo Constitucional tiene el objeto de garantizar los derechos de toda
persona natural o jurídica reconocidos por la Constitución Política del Estado
y la Ley, contra los actos o las omisiones indebidas de las y los servidores
públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir”.

De todo lo anteriormente anotado, se establece que esta acción tutelar se


constituye en un mecanismo idóneo para la tutela de los derechos
fundamentales no tutelados por otros mecanismos específicos de defensa,
siempre y cuando no existan otras instancias o recursos intra procesales de
defensa, por ello esta acción no puede suplir la labor de la jurisdicción
ordinaria ni administrativa.

III.2   Sobre la fundamentación, motivación y congruencia de las


resoluciones judiciales o administrativas como componente del debido
proceso

         Al respecto, la jurisprudencia constitucional ha referido que la


fundamentación y motivación que realice un servidor público a tiempo de
emitir una determinación, debe exponer con claridad los motivos que
sustentaron su decisión, entre otras la SC 0863/2007-R de 12 de diciembre,
que señaló: “…la garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus
elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo que significa,
que toda autoridad que conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una
resolución resolviendo una situación jurídica, debe ineludiblemente
exponer los motivos que sustentan su decisión, para lo cual, también es
necesario que exponga los hechos establecidos, si la problemática lo exige,
de manera que el justiciable al momento de conocer la decisión del juzgador
lea y comprenda la misma, pues la estructura de una resolución tanto en el
fondo como en la forma, dejará pleno convencimiento a las partes de que se
ha actuado no sólo de acuerdo a las normas sustantivas y procesales
aplicables al caso, sino que también la decisión está regida por los principios
y valores supremos rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier
interés y parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de que
no había otra forma de resolver los hechos juzgados sino de la forma en que
se decidió.

Al contrario, cuando aquella motivación no existe y se emite únicamente la


conclusión a la que ha arribado el juzgador, son razonables las dudas del
justiciable en sentido de que los hechos no fueron juzgados conforme a los
principios y valores supremos, vale decir, no se le convence que ha actuado
con apego a la justicia, por lo mismo se le abren los canales que la Ley
Fundamental le otorga para que en búsqueda de la justicia, acuda a este
Tribunal como contralor de la misma, a fin de que dentro del proceso se
observen sus derechos y garantías fundamentales, y así pueda obtener una
resolución que ordene la restitución de dichos derechos y garantías, entre los
cuales, se encuentra la garantía del debido proceso, que faculta a todo
justiciable a exigir del órgano jurisdiccional a cargo del juzgamiento una
resolución debidamente fundamentada, así se ha entendido en varios fallos de
este Tribunal, entre ellos, la SC 0752/2002-R, de 25 de junio, que ampliando
el entendimiento de la SC 1369/2001-R de 19 de diciembre señaló lo
siguiente: ‘(…) el derecho al debido proceso, entre su ámbito de presupuestos
exige que toda Resolución sea debidamente fundamentada. Es decir, que cada
autoridad que dicte una Resolución debe imprescindiblemente exponer los
hechos, realizar la fundamentación legal y citar las normas que sustenta la
parte dispositiva de la misma. Que, consecuentemente cuando un Juez omite
la motivación de una Resolución, no sólo suprime una parte estructural de la
misma, sino también en los hechos toma una decisión de hecho no de derecho
que vulnera de manera flagrante el citado derecho que permite a las partes
conocer cuáles son las razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo
que es lo mismo cuál es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la
decisión’.

Finalmente, cabe señalar que la motivación no implicará la exposición


ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura
de forma y de fondo. En cuanto a esta segunda, la motivación puede ser
concisa pero clara y satisfacer todos los puntos demandados, debiendo
expresar el Juez sus convicciones determinativas que justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se
tendrán por fielmente cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución
aún siendo extensa no traduce las razones o motivos por los cuales se toma
una decisión, dichas normas se tendrán por vulneradas’” (las negrillas nos
corresponden).

Por su parte, la SCP 0450/2012 de 29 de junio, remarcó: “La jurisprudencia


señaló que el debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las
autoridades judiciales, jurisdiccionales y administrativas, y constituye una
garantía de legalidad procesal prevista por el constituyente para proteger la
libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o motivación de las
resoluciones judiciales o administrativas. Abarca un conjunto de derechos y
garantías mínimas que garantizan el diseño de los procedimientos judiciales
y administrativos, entre sus elementos se encuentra la fundamentación y
motivación de las resoluciones, a las que toda autoridad a cargo de un
proceso está obligada a cumplir, no solamente a efectos de resolver el caso
sometido a su conocimiento, sino exponiendo de manera suficiente, las
razones que llevaron a tomar cierta decisión, así como las disposiciones
legales que sustentan la misma, es decir, debe llevar al convencimiento que
se hizo justicia, tanto a las partes, abogados, acusadores y defensores, así
como a la opinión pública en general; de lo contrario, no sólo se suprimiría
una parte estructural de la resolución sino impediría que las partes del
proceso conozcan los motivos que llevaron a dicha autoridad a asumir una
determinación, lo que no implica que dicha motivación contenga una
exposición ampulosa y sobrecargada de consideraciones y citas legales,
basta con que ésta sea concisa pero clara y satisfaga todos los aspectos
demandados. El tratadista mexicano Javier Alba Muñoz indicó que el debido
proceso debemos entenderlo como: ‘…el razonamiento mediante el cual se da
la explicación lógicamente razonable del porqué el acto de autoridad tiene su
apoyo en la disposición legal…’ (ALBA MUÑOZ, Javier, Contrapunto Penal,
Cárdenas Editor y Distribuidor, México, 1998, p. 7)” (las negrillas son
agregadas).

Bajo este razonamiento, se tiene que es imprescindible que toda resolución sea
suficientemente motivada, que exponga con claridad las razones y por
consiguiente los fundamentos legales que la sustentan, estableciendo que la
determinación adoptada respecto al agravio sufrido, deviene de una correcta y
objetiva valoración de los datos del proceso, lo que conlleva a que dichos
fallos contengan los fundamentos de hecho y derecho, para que de esa forma
las partes involucradas en el proceso tengan la certeza de que la decisión
emitida es justa.

III.3.  La aplicación del principio iura novit curia en las acciones tutelares

La SCP 0304/2013-L de 13 de mayo, sobre la temática precisó: “La Corte


Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso de la ‘Masacre de
Mapiripán’ vs. Colombia, Sentencia de 7 de marzo de 2005, Corte I.D.H.,
(Ser. C) No. 122 2005, señaló expresamente, en su párrafo 28, lo siguiente:
‘Asimismo, en relación con la posibilidad de que se aleguen otros hechos o
derechos que no estén incluidos en la demanda, la Corte ha determinado que:

[…] En lo que respecta a los hechos objeto del proceso, este Tribunal
considera, como lo ha hecho en otras ocasiones, que no es admisible alegar
nuevos hechos distintos de los planteados en la demanda, sin perjuicio de
exponer aquellos que permitan explicar, aclarar o desestimar los que han
sido mencionados en la demanda, o bien, responder a las pretensiones del
demandante. Además, hechos que se califican como supervinientes podrán
ser remitidos al Tribunal en cualquier estado del proceso antes del dictado de
la sentencia.

[…] Asimismo, en lo que atañe a la incorporación de otros derechos distintos


a los ya comprendidos en la demanda de la Comisión, esta Corte ha
establecido que los peticionarios pueden invocar tales derechos. Son ellos los
titulares de todos los derechos consagrados en la Convención Americana, y
no admitirlo sería una restricción indebida a su condición de sujetos del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Se entiende que lo
anterior, relativo a otros derechos, se atiene a los hechos ya contenidos en la
demanda.

[…] Igualmente, este Tribunal tiene la facultad de analizar la posible


violación de artículos de la Convención no incluidos en los escritos de
demanda y contestación de la demanda, así como en el escrito de solicitudes
y argumentos de los representantes, con base en el principio iura novit
curia, sólidamente respaldado en la jurisprudencia internacional, 'en el
sentido de que el juzgador posee la facultad e inclusive el deber de aplicar las
disposiciones jurídicas pertinentes en una causa, aún cuando las partes no
las invoquen expresamente', en el entendido de que se le dará siempre a las
partes la posibilidad de presentar los argumentos y pruebas que estimen
pertinentes para apoyar su posición frente a todas las disposiciones
jurídicas que se examinan’ (las negrillas son nuestras).

Razonamiento, que fue asumido por la Corte Constitucional de Colombia,


mediante su Sentencia T-146/10 de 4 de marzo, en el siguiente sentido:   ‘9.
El principio iura novit curia es un principio que rige el proceso de acción de
tutela así no se invoque y, la falta de un recurso a la sentencia condenatoria
de los congresistas no viola el derecho de toda persona a recurrir la
sentencia condenatoria que se le imponga ante el juez o tribunal superior.

9.1. El principio general del derecho iura novit curia, que significa «el juez
conoce el derecho», es una de las columnas vertebrales de la acción de
tutela. En la medida que la tutela es un recurso judicial informal que puede
ser interpuesto por personas que desconocen el derecho, es deber del juez de
tutela, en principio, analizar el caso más allá de lo alegado por el
accionante. La manera como se ha entendido y reiterado el principio iura
novit curia en la jurisprudencia interamericana de derechos humanos, es que
en virtud de éste, «el juzgador posee la facultad e inclusive el deber de
aplicar las disposiciones jurídicas pertinentes en una causa, aún cuando las
partes no las invoquen expresamente».
9.2. Así pues, no es menester que una persona demande del juez de tutela la
aplicación del principio en cuestión, por cuanto es un mandato general y
continuo que se ha de atender en todo proceso de tutela. Ahora bien, la
jurisprudencia constitucional ha sido sensible en la aplicación de este
principio a las condiciones materiales del caso. Así, por ejemplo, se asume y
demanda del juez una actitud más oficiosa y activa en aquellos casos en los
que la tutela la invoca un sujeto de especial protección constitucional o una
persona que, por sus particulares circunstancias, ve limitado sus derechos
de defensa. De igual forma, el juez no puede desempeñar el mismo papel si el
proceso, por el contrario, es adelantado por alguien que sí cuenta con todas
las posibilidades y los medios para acceder a una buena defensa judicial’ (las
negrillas son nuestras).

En ese mismo sentido, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia,


mediante la SCP 0793/2012 de 20 de agosto, estableció lo siguiente: “Ante la
falta de cita de artículos dentro de una acción de amparo constitucional; a
efectos de otorgar una tutela efectiva de los derechos denunciados ha
creado una línea jurisprudencia amplia, la misma que se encuentra
plasmada en el AC 0202/2011-RCA de 3 de junio, que señala: «El art. 97.IV
de la LTC, establece que el accionante deberá: 'Precisar los derechos o
garantías que se consideren restringidos, suprimidos o amenazados'.

La normativa transcrita no puede ser interpretada restrictivamente hasta la


exigencia al accionante, de invocar el artículo de la Constitución Política
del Estado en el que se encuentra consagrado el derecho fundamental o
garantía constitucional que se alega vulnerado; dicho razonamiento implica
un excesivo formalismo a momento de considerar el contenido de un escrito
de acción tutelar, ello considerando que mientras se expliquen los hechos y
en qué consisten los derechos considerados lesionados con el respectivo
nexo de causalidad entre los mismos y la causa de pedir, la jurisdicción
constitucional no deberá desconocer la fundamentación por falta de cita de
la normativa en la cual se encuentran consagrados los derechos
fundamentales o garantías constitucionales supuestamente vulnerados.

Queda establecido entonces que no constituye una causal de rechazo la falta


de cita de los artículos de la Constitución Política del Estado, por
corresponder a una interpretación restrictiva del art. 97.IV de la LTC y al
tratarse de derechos fundamentales y garantías constitucionales, no es
necesaria su exigencia»'.

Razonamientos jurisprudenciales, que en la actualidad, merecen ser tomados


en cuenta, desarrollados y aplicados en nuestro ordenamiento jurídico, más
aún si según la SC 0110/2010-R de 10 de mayo, las sentencias emitidas por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, forman parte del bloque de
constitucionalidad del Estado Plurinacional de Bolivia.
En ese sentido, corresponde indicar, que el requisito de presentación de las
acciones de defensa, establecido en el art. 33.5 del Código Procesal
Constitucional (CPCo), que dice: ‘Identificación de los derechos o garantías
que se consideren vulnerados’, no deberá ser entendido en un sentido
restringido, sino bien en un sentido amplio, por el cual, la parte que solicite
la tutela constitucional, tenga que exponer de manera clara y precisa, los
hechos y derechos presuntamente lesionados, citando para el efecto las
disposiciones constitucionales que consideren vulnerados; empero, en
resguardo a la tutela judicial efectiva, si no se mencionaran dichas
disposiciones, no podrá rechazarse la demanda presentada, si es que existiese
una adecuada exposición de los hechos, así como mención de los derechos
lesionados; en ese mismo sentido, tampoco podrá denegarse la tutela de sus
derechos, cuando no se los haya mencionado o precisado adecuadamente en
su acción de defensa, por error u omisión involuntaria; puesto que en
aplicación del principio iura novit curia “el juez conoce el derecho”; el
Juzgador constitucional, tiene el deber de analizar, la demanda, informe de
los demandados y la participación de las partes en la audiencia de garantías,
para verificar si se lesionaron los derechos mencionados en la demanda u
otros no invocados; para aplicar de esa manera, si correspondiera, las
disposiciones jurídicas pertinentes; aunque no hubiesen sido invocadas por
error u omisión involuntaria, por parte del accionante; puesto que podría
darse el hecho, que a criterio del demandante, se vulneraron ciertos derechos
constitucionales, sin embargo, del contenido de su acción, del informe de la
parte demandada, o en su caso de la participación realizada de ambas partes
en la audiencia de garantías, se coligiera la vulneración de otros derechos no
mencionados.

Sin embargo, la aplicación de este principio no deberá entenderse, en el


sentido de que la parte accionante, no tenga la obligación de hacer mención y
fundamentación de los derechos que consideren fueron vulnerados; sino más
bien, deberá entenderse en el sentido, de que sí tienen el deber de cumplir con
aquel requisito en todas las acciones de defensa; por lo que este principio,
sólo será aplicado por el Juez constitucional, cuando exista error u omisión
involuntaria en su invocación, o cuando pueda deducirse la vulneración de
otros derechos no mencionados; puesto que si obrara en sentido contrario, se
estaría pretendiendo que el Juzgador constitucional, identifique -ante la
negligencia de la partes- los derechos lesionados, lo cual no puede ser
admisible” (las negrillas corresponden al texto original).

III.4.  Análisis del caso concreto

En el caso en examen, la parte accionante denuncia la vulneración del derecho


al debido proceso y las garantías de legalidad e irretroactividad de la ley y
omisión de control de convencionalidad; alegando que, las autoridades
demandadas al pronunciar el Auto Supremo 813/2016, validaron la aplicación
de los arts. 112 y 123 de la CPE, 5 de la LMQSC y 29 Bis del CPP, a hechos
supuestamente ilícitos cometidos hace dos décadas atrás (1991 a 1993);
empero, debieron fundar su decisión en el nuevo régimen de la acción penal
en cuanto al instituto de la prescripción, así como en lo previsto por la Norma
Suprema, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y los fallos de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos al respecto; por otra parte,
ninguno de los delitos por los cuales está sometido a proceso penal, se
equipara a los de lesa humanidad o crímenes de guerra, para no poder
beneficiarse con la prescripción de la acción penal prevista en la normativa
penal vigente.

De la compulsa de los antecedentes que han sido remitidos a este Tribunal, se


ha evidenciado que, dentro del proceso penal seguido por el Ministerio
Público, a instancias de la Comisión Especial Mixta de Investigación de la
Privatización y Capitalización caso “UPC-FOCAS” contra Samuel Jorge
Doria Medina Auza -ahora accionante- y otros, por la presunta comisión de
los delitos de incumplimiento de deberes, contratos lesivos al Estado y
conducta antieconómica, previstos y sancionados por los arts. 154, 221 y 224
del CP, respectivamente, el accionante interpuso excepción de extinción de la
acción penal por prescripción, ante los miembros de la Sala Penal del Tribunal
Supremo de Justicia; autoridades que a través del Auto Supremo 001/2016,
determinaron declarar infundada dicha excepción.

A mérito de ello, el accionante presentó recurso de apelación incidental contra


el citado Auto Supremo, pidiendo se declare probada la misma y se revoque el
fallo, así como su Auto Complementario; producto de ello, la Sala Civil del
Tribunal Supremo de Justicia, mediante el Auto Supremo 813/2016, confirmó
el Auto Supremo 001/2016, considerando que la Sala Penal, al emitir dicho
fallo, obró correctamente.

Ahora bien, con carácter previo a resolver los aspectos cuestionados en la


presente acción de amparo constitucional, es pertinente señalar que, si bien el
accionante denunció la vulneración del derecho al debido proceso, empero no
precisó concretamente en cuál de sus componentes; sin embargo, este
Tribunal se encuentra plenamente facultado para deducirlo, en mérito a lo
expresado en el Fundamento Jurídico III.3 de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, que señala que la normativa transcrita en las
acciones tutelares, no puede ser interpretada restrictivamente, exigiendo al
accionante invocar el artículo de la Norma Suprema en el que se encuentra
consagrado el derecho fundamental o garantía constitucional que se alega
vulnerado, ya que, mientras se expliquen los hechos y en qué consisten los
derechos considerados lesionados con el respectivo nexo de causalidad
entre los mismos y la causa de pedir, la jurisdicción constitucional no
deberá desconocer la fundamentación por falta de cita de la normativa en
la cual se encuentran consagrados los derechos o garantías
constitucionales supuestamente vulnerados.

Establecido con precisión los antecedentes procesales concernientes al


presente caso, se advierte que el accionante, cuestionó el Auto Supremo
813/2016, emitido por las autoridades demandadas, denunciando varios
aspectos, entre ellos la aplicación de normas a un hecho acontecido hace dos
décadas atrás, es decir normas que rigen para actos ocurridos con
posterioridad a la promulgación de la actual Constitución Política del Estado;
la negativa de hacer valer la aplicación de la prescripción de la acción penal,
para los supuestos delitos que se le acusan, así como la omisión de la
observancia del control de convencionalidad en otros; extremos de los cuales
se puede deducir concretamente, que lo que se denuncia es la lesión al debido
proceso en su vertiente de fundamentación y motivación de las resoluciones, y
la vulneración de la garantía de legalidad e irretroactividad de la ley y omisión
de control de convencionalidad; en tal virtud, a efectos del contraste y
verificación de los extremos cuestionados, este Tribunal efectuará una
revisión de las ofensas o agravios que contiene el memorial de apelación
incidental interpuesto por el accionante con la mencionada Resolución
suprema, para establecer si efectivamente lo alegado y cuestionado resulta
siendo evidente.

Conforme se tiene expresado en el Fundamento Jurídico III.2 de la presente


Sentencia Constitucional Plurinacional, toda autoridad que pronuncie una
Resolución, debe imprescindiblemente exponer los hechos, así como la
fundamentación legal y motivación que sustente la parte dispositiva de la
misma, a objeto de dejar certeza a las partes procesales, que se obró
conforme a la normativa vigente; es decir, se exige que exista plena
coherencia y concordancia entre la parte motivada y la parte dispositiva de un
fallo, caso contrario, se vulnera el derecho al debido proceso, en su
componente de la fundamentación y motivación, privando a las partes de
conocer cuáles son las razones o motivos que sustentaron su decisión.

En ese sentido, la parte accionante en su memorial de apelación incidental


identificó los siguientes puntos centrales de agravio: a) Pese a que
transcurrieron más de veintidós años de la supuesta comisión de los delitos
que se le imputan, señalaron que el art. 112 de la CPE dejó al margen del
instituto de la prescripción, los delitos que afecten al patrimonio del Estado y
causen grave daño económico, dando a entender que ya existiría una
resolución judicial final que le hubiese condenado como autor de los hechos;
b) Señalan que los delitos previstos en la citada norma, están exentos del
régimen de la prescripción, no existiendo prohibición para que se aplique el
mismo a delitos que supuestamente se habrían cometido antes de la
promulgación de la actual Constitución Política del Estado; c) De acuerdo al
art. 116 de la Norma Suprema, cualquier sanción debe fundarse en una ley
anterior al hecho punible y en caso de duda sobre la norma aplicable, regirá la
más favorable; por ello en el caso presente, sí se puede aplicar el principio de
irretroactividad de la ley que perjudica al imputado; y, d) De acuerdo al
derecho internacional, toda persona tiene derecho a ser juzgada dentro de un
plazo razonable y sin restricciones, y el Estado tiene la facultad debe ejercer
diligentemente la investigación y el ejercicio de la acción penal, de lo
contrario pierde su derecho a perseguir a una persona, operando como sanción
la prescripción de la acción penal -salvo las tres excepciones aceptadas por el
derecho internacional-.

Ahora bien, de la revisión de los argumentos expresados por las autoridades


demandadas en el Auto Supremo 813/2016, respecto al primer y segundo
agravios denunciados por el accionante, señalaron que los delitos de
corrupción tienen un especial tratamiento, por lo que no pueden ser
confundido con otras normas que refieren aspectos genéricos, aplicables al
resto de los casos; sin embargo, no fundamentaron ni motivaron de qué
manera concurren los dos presupuestos establecidos en dicha norma
(atentar contra el patrimonio del Estado y causar grave daño económico),
para determinar la aplicabilidad del art. 112 de la CPE al caso presente, y
por ende estar exentos del régimen de la prescripción los delitos acusados
al ahora accionante. Asimismo, con relación al tercer agravio, no se
pronunciaron de manera fundamentada y motivada sobre lo previsto en
el art. 116 de la CPE, en sentido de que cualquier sanción debe fundarse en
una ley anterior al hecho punible, y la aplicación del principio de
irretroactividad de la ley cuando perjudica al imputado, aplicando la norma
más favorable a éste, considerando lo expresado por este Tribunal, a través de
la SCP 0770/2012, que hizo referencia a la prohibición de la retroactividad de
la ley penal sustantiva en caso de agravar la situación del imputado;
jurisprudencia preexistente que, de acuerdo a lo previsto en los arts. 203 de la
Norma Suprema; 8 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional
(LTCP), y 15.I del CPCo, es de cumplimiento obligatorio y tiene carácter
vinculante para los órganos del poder público, legisladores, autoridades,
tribunales y particulares; razón por la cual, los miembros de la Sala Tercera
del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca, constituida en Tribunal
de garantías, aplicando esta jurisprudencia, debieron conceder la tutela,
disponiendo la nulidad del Auto Supremo 813/2016, pronunciado por las
autoridades demandadas, determinando que las mismas dicten nuevo auto
supremo, observando el principio de irretroactividad de la ley penal cuando
perjudica al imputado, como también el control de convencionalidad que rige
en nuestro Estado, que respaldan plenamente el planteamiento de la excepción
de prescripción planteada por el accionante. Finalmente, respecto al cuarto
agravio, referido al derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable que
tiene toda persona, alegado en el memorial de apelación, las autoridades
demandadas no expresaron fundamento legal consistente que responda a
los argumentos desarrollados por el accionante, limitándose a señalar que
la jurisprudencia descrita por éste, emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, no es aplicable al caso presente por su falta de
vinculatoriedad, sin desarrollar mayores consideraciones legales al respecto,
que respalden adecuadamente sus aseveraciones.

Por lo precedentemente señalado, se ha demostrado la vulneración del derecho


al debido proceso en su vertiente de fundamentación, motivación y
congruencia, al pronunciar el Auto Supremo 813/2016, por parte de los
miembros de la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia, así como el
principio de irretroactividad de la ley cuando perjudica al imputado; de igual
forma, se evidenció la omisión del control de convencionalidad que rige en
nuestro ordenamiento jurídico, toda vez que, conforme expresó la             SCP
0084/2017 de 28 de noviembre: “…este Tribunal, los jueces ordinarios y en
fin todos los órganos del poder público tienen el mandato imperativo de
proteger  los derechos fundamentales, a través del control de
constitucionalidad y convencionalidad, que no solo alcanza a las normas
infra constitucionales sino a la Constitución misma”, siendo viable en
consecuencia, la tutela que brinda esta acción tutelar.

En ese sentido, el Tribunal de garantías al haber denegado la tutela impetrada,


no obró en forma correcta.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional en su Sala Segunda, en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 44.2 del
Código Procesal Constitucional, en revisión, resuelve:

1° REVOCAR en todo la Resolución 15/016 de 27 de diciembre de 2016,


cursante de fs. 1154 a 1160, pronunciada por la Sala Tercera del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca, en consecuencia CONCEDER la
tutela solicitada; y,

2°  Dejar sin efecto el Auto Supremo 813/2016 de 13 de julio, emitido por
los Magistrados de la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
debiendo los miembros de dicha Sala, pronunciar una nueva resolución
conforme a los razonamientos expresados y desarrollados en la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, observando concretamente la
jurisprudencia establecida en la SCP 0770/2012 de 13 de agosto.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

No interviene la Dra. Mirtha Camacho Quiroga por no conocer el asunto.


Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chavez

PRESIDENTE

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales

MAGISTRADO

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