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El origen y desarrollo de la medicina venezolana desde la colonia hasta el siglo

XIX giró alrededor de dos figuras sobresalientes a saber: Lorenzo Campins y


Ballester (1726 -1785) fundador de la real y pontificia Universidad de Caracas y de
los estudios médicos en Venezuela, y José María Vargas (1786 -1854) reformador
de los estudios médicos y fundador de la Facultad de Medicina de Caracas.
La asistencia médica era escasa y se desarrollaba en hospicios, asilos y centros
de tipo curativo atendidos en su mayoría por religiosas. Merece señalarse el
apogeo que alcanzaron los curanderos durante el siglo XVIII en ocasión de la
epidemia de Viruela que azotaba Caracas el cual llegó a prohibirse por el
Ayuntamiento su ejercicio, orden que fue muy difícil de cumplir porque los
profesionales de la medicina eran muy pocos y los pobres obtenían la inoculación
contra la Viruela a través de los curanderos a mas bajo precio.
Esta época estuvo marcada por el predominio económico de la agroexportación de
café, cacao, añil y cueros, caracterizándose las áreas rurales, por las prácticas
mágico religiosas y la combinación de productos naturales con la farmacología
comercial, lo cual condujo a tasas de mortalidad muy elevadas y a una esperanza
de vida muy baja. El Paludismo (Malaria) fue la principal causa de letalidad en
Venezuela.
En el periodo político guzmancismo 1866-1890 ingresan al país desde Francia las
hermanas de San José de Tarbes las cuales realizan trabajos de Enfermería en el
Hospital Vargas. Estas religiosas modifican la práctica de enfermería de acuerdo a
los avances de la época. En el año 1907 se inicia la preparación formal de
personal de enfermería en el Hospital Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar; primer curso
para auxiliares con duración de dos años. Posteriormente se crea la Cruz Roja
Venezolana cuyo curso de seis meses estaba dirigido a liceístas y damas de la
sociedad, quienes eran llamadas Samaritanas. El doctor Luís Razzeti se distingue
como la personalidad más relevante de esta época, ya que presentó un factor de
aglutinación de voluntades, capacidades y preparación de la “generación
renovadora” y promovió en gran medida la producción y publicación científica.
Las enfermedades como el paludismo, la malaria, la tuberculosis, fiebre amarilla
que son controlables prevenibles y curativas por ayuda de parte de la Fundación
Rockefeller. El Ejecutivo Nacional crea la Oficina de Sanidad Nacional,
dependiente del Ministerio de Relaciones Interiores, promulgan en el año 1912 la
primera Ley de Sanidad Nacional, haciendo énfasis en el saneamiento ambiental y
control de endemias rurales.
En 1913 se crea la Escuela de Enfermería. Esta formación se basaba en un curso
teórico-práctico, con duración de dos años. En 1914 comienza en Venezuela la
explotación petrolera y la población era atacada por las epidemias principalmente
el paludismo. En julio de 1915 se promulga la Ley de Instrucción el "Estudio
Especial de la Profesión de Enfermería" dando así mayor autonomía a la
enseñanza de Enfermería lo que permitió en el periodo de 1919 hasta 1939 la
creación de varias escuelas a nivel nacional: Puerto Cabello, San Cristóbal,
Maracaibo, Mérida, La Cruz Roja de Ciudad Bolívar, la del hospital Vargas,
Hospital de Niños y la del Hospital Luis Razetti, en Caracas.
En 1926 la expectativa de vida era de 34 años. En 1930 se crea el Ministerio de
Salubridad y Agricultura y Cría. Eleazar López Contreras es recordado por la
creación de organismos de protección y asistencia como el Ministerio de Sanidad
y Asistencia Social mediante decreto del 25 de febrero de 1936.
Ya desde 1936 la atención a la salud se había constituido en una responsabilidad
del Estado. Si bien las llamadas “endemias”, paludismo, fiebre amarilla,
parasitosis, cólera; van cediendo terreno, aparecen y se recrudecen otras
enfermedades vinculadas al estilo de vida moderno y la exposición a productos
químicos nocivos por diferentes vías como las enfermedades cardiovasculares y
del sistema respiratorio, la diabetes, obesidad, cáncer, entre otras.
En 1938 se crean las Unidades Sanitarias, para desarrollar la Red Nacional de
servicios curativos y preventivos; los curativos se desarrollaban en los hospitales y
los preventivos en las unidades sanitarias. La Constitución de 1961 establecía que
en forma progresiva se desarrollaría un sistema de seguridad social y que todos
tienen derecho a la protección de la salud. En las décadas de los sesenta y
setenta se desarrolló en Venezuela un modelo curativo hospitalario, facilitado y
sustentado por los altos ingresos de que disponía el país por concepto de la
exportación petrolera y que permitieron la compra de equipos y tecnología médica
de punta; así como la construcción y dotación de grandes hospitales con la idea
de que podía dar respuesta a la demanda de salud de la población. Sin embargo,
en la medida en que se incrementaba el gasto en salud a expensas de la parte
curativa, se estancaban los programas preventivos.
En la década del setenta se incrementó la desnutrición y las muertes infantiles por
causas prevenibles, con diferencias evidentes entre las causas de muerte por
clases sociales: mientras que las clases media y alta morían por las denominadas
enfermedades de la civilización, los sectores marginales eran víctimas de las
denominadas muertes de causa prevenible. La mortalidad infantil por su parte era
de dos a tres veces superior en los barrios marginales que en las zonas urbanas.
A partir de los años ochenta y hasta finales del siglo XX predominó lo que algunos
autores han denominado fase curativa de bajos ingresos petroleros, que tenía
como principales características ser:
- Costoso porque necesitaba de constantes inversiones en equipos y
tecnología.
- Ineficiente porque no satisfacía las necesidades del usuario.
- Sin equidad porque mantenía las diferencias en la esperanza de vida entre
pobres y ricos.
Según datos del Ministerio de Salud y Desarrollo Social correspondientes a 1999,
entre los principales problemas del modelo de atención de salud en ese momento
en Venezuela se encontraban:
- Poca equidad, baja cobertura y solidaridad.
- Baja eficiencia, eficacia y calidad de los servicios.
- Insatisfacción de los usuarios y proveedores.
- Red de servicios desarticulada y anárquica.
- Inadecuada asignación y distribución del recurso humano, según disciplina y
especialidades.
- Deshumanización de la atención.
- Falta de coordinación
- Desconocimiento de la situación de salud de la comunidad por parte del
personal.
- Débil capacidad gerencial.
En los artículos 83, 84, 85 y 86 de la constitución de 1999 se dictan la salud como
derecho social fundamental y la obligación del Estado de garantizarla y la creación
del sistema público nacional de salud bajo la rectoría del Ministerio de Salud y
Desarrollo Social; se promulga que el financiamiento del sistema público nacional
de salud es obligación del Estado y se establece que toda persona tiene derecho a
una seguridad social que garantice su salud y asegure su protección. 
La Misión Barrio Adentro que comenzó en abril del año 2003 en el municipio
Libertador en Caracas y se ha ido extendiendo progresivamente para dar
cobertura de salud a la totalidad de la población antes excluida. Estos logros no
serían sustentables en el tiempo si no estuvieran respaldados por una
reconceptualización de la Educación Médica. el profesional que hasta hoy se
forma en el país, aún cuando conoce que el 75 % de las enfermedades pueden
ser atendidas a nivel primario, recibe una educación con énfasis especial en la
asistencia hospitalaria y se sienten mejor haciendo uso de la alta tecnología para
contrastar sus hipótesis diagnósticas. Por otro lado están educados en el abuso
farmacológico y en una asistencia médica sumamente centralizada y
especializada, por lo que su formación los conduce por una práctica diferente a la
que demanda la sociedad; es urgente entonces transformar el sistema de
Educación Médica para mejorar la calidad de vida en la población venezolana.
La historia de la Salud Pública y Educación Médica Venezolana revela verdades
que no deben ser ignoradas, y que en lo esencial se traducen en el compromiso
histórico social que asumen los Gobiernos y sus representantes con la salud de su
pueblo. Estos compromisos además de ser defendidos constitucionalmente, como
expresión de obligaciones del estado y derecho del pueblo, deben ser
cumplimentados en la práctica social real.

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