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Materia: Psicopatología
Ciudad de Corrientes
Introducción
En el presente trabajo traeré a colación los ejes 3 y 4, con la intención de dar cuenta de la
superposición constante de los tres registros distinguidos por Jacques Lacan, utilizando como
de sus distintos textos, en los cuales hace referencia a lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario.
Por otro lado, indagaré sobre la paradoja de relacionar a lo Real con la realidad, y para ello
fantasía, para desarrollar así la relación de esta última con el estatuto de Real, ya sea
Imaginario y lo Real.”
Estamos sumidos en tres registros. En tres facetas, donde a veces una guarda más
preminencia y, sin embargo, las tres poseen correlato: podríamos pensar al objeto “a” como lo
Real, al síntoma como lo Real, no obstante, los mismos siempre están en la intersección entre
los tres registros. ¿Pero cómo entender esta intersección? Uno de los puntos que más me
llamó la atención en cuanto a estas dimensiones, y que considero deja sentada la clara
existencia de los correlatos entre ellas, es una distinción que al día de hoy continúa generando
y lo real. Pero para ellos lo real no era otra cosa que lo que generalmente se entiende por
Y, sin embargo, si el objetivo fuese esta posición del análisis a la que aspiraban los
principio, hay un malentendido en dicha posición. La realidad, para Lacan, no es lo Real. Pero
para entender esta diferencia, primero tendríamos que comprender qué es la realidad, y que
“Lo que habitualmente llamamos realidad no es lo real, sino que es efecto del orden
este sentido, se me ocurre pensar que la realidad tendría que ver con una articulación entre
palabras e imágenes, una articulación en la cual estamos inmersos desde el minuto cero: de
hecho, nuestra propia identificación se vincula directamente con imágenes y con un orden
simbólico.
forma, según Sigmund Freud, por identificación, y que a su vez su constitución implica un
nuevo acto psíquico, el cual Lacan intenta explicar con el Estadio del Espejo, interesándose en
la transformación que se produce en el sujeto cuando asume a una imagen como propia. Si el
registro de lo Imaginario tiene que ver con imágenes, podemos entonces decir que nos
un hecho observable, pero Lacan se interesa justamente por la discordancia entre, por un lado,
el cuerpo fragmentado de ese niño, con impotencia motriz ya que se encuentra en los primeros
meses de su vida, y por el otro esa imagen, esa Gestalt, que se demuestra completa. De esta
manera, se pregunta a qué se debe la anticipación de ese niño, con esas características, por
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reconocer esa imagen del espejo como suya a pesar de percibirse fragmentado. Y es así como
y nos sujeta desde el principio: ante la indefensión que sentimos frente a esa imagen cuya
pregnancia nos hace sentir fragmentados como una amenaza, ante esa tensión eroto-agresiva
con la imagen ya que estamos fascinados por ella pero a su vez rivalizamos y vemos la
esta imagen con su función imaginaria, podemos decir también que esta imagen asumida
Esta identificación formadora del Yo, entonces, es nada más y nada menos que la
identificación narcisista, ya que estamos negando la propia imagen como otro, como de un
semejante, para pasar a ser nosotros esa imagen. Siguiendo estos lineamientos podemos
entender también porqué la imagen hace de pantalla donde creemos encontrar el deseo y
porqué nuestro objeto de deseo es siempre el objeto de deseo del otro: justamente, porque
asumimos la imagen de otro como propia, y esto incluye a sus objetos de deseo. Incluso
también así podemos comprender al Yo Ideal como esa imago salvadora del espejo, forma en
la que el Yo se aliena y precipita ya que muestra una unidad, exigente de perfección, pero
para saber qué y cómo ser para alcanzarla, se necesita un Ideal del Yo que nos observe.
Ahora bien, aquí en la identificación con la imagen también tiene lugar otra cuestión de
otro orden. Lacan, justamente, explica que la precipitación se da por la matriz simbólica en la
falo imaginario, la imagen con la que el sujeto se identifica. Carabajal (1984) afirma:
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aunque todavía no se hable; aludimos con esto a que lo imaginario siempre aparece localizado
todo desde un principio, se nos abren así las puertas de la realidad. Se nos otorga un lugar en
el lenguaje, y de esta manera nos sujeta el universo simbólico, ubicando en él a la imagen con
la cual nos identificamos. En la cotidianidad misma podemos encontrar ejemplos de esto: hay
familiares que nos nombran sin que nosotros elijamos nuestro nombre, que significan nuestros
deseos antes de que nosotros podamos hacerlo, y que de esta manera nos alienan al Otro.
Y, sin embargo, este universo simbólico en el que los significantes nos otorgan lugares, en
el que hay leyes que nos permiten anticipar las cosas y excluirlas, no siempre estuvo ahí. Es
decir, sí aparece desde el minuto cero prácticamente, pero introduciendo un orden que antes
no estaba y que excluye algo, una imposibilidad, algo que no puede entrar en el orden
simbólico, que no puede significarse ni representarse con imágenes: y justamente ahí está lo
Real, opuesto a esa realidad de imágenes y símbolos, pero a su vez interrelacionado con ellos,
Lo Real, en tanto imposibilidad, porque lo Simbólico lo hace imposible con su orden, está
siempre en su lugar justamente porque nunca falta (si hubiese falta, sería un orden). Lo Real
atraviesa ese semblante, ese montaje de imágenes y palabras: atraviesa un orden, es algo que
desde un principio para protegernos, por ejemplo, de ese cuerpo que percibíamos como
fragmentado para asumir, anticipadamente, una imagen de otro cuya pregnancia nos fascinó:
¿Pero qué ocurre con la fantasía, por ejemplo? ¿No estaríamos, mediante ella, encontrando
lo Real? La respuesta, considero, es negativa, porque tanto desde la patología como desde la
hablantes. Es así que entre fantasía y realidad no habría muchas diferencias: ya nos
esta posición se vuelve difícil acceder a lo noúmeno, a la cosa en sí, que en sí es una
imposibilidad. Ya estamos atravesados por ese orden simbólico que nos espera con nombres,
con un lenguaje, con significados que tienen significantes y con imágenes que encubren lo
De esta manera podemos entender también lo que ocurre en la neurosis y en la psicosis con
respecto a la realidad. En ambos casos hay una sustitución de esta última, sustitución que
termina fracasando, pero que tiene que ver con la creación de una nueva realidad acorde al
sustituirla? Justamente, del mundo de la fantasía por el cual me preguntaba hace un momento.
Un mundo donde el Principio de Realidad no hace reclamos, pero que sin embargo no guarda
diferencias con la realidad: lo Simbólico y lo Imaginario están presentes también allí, en esas
simbolización está: en una nueva forma, pero presente en fin, porque tanto el psicótico como
Otro incluso hasta en nuestras propias fantasías, lo que me hace pensar que la alteridad parece
Podemos decir, entonces, que la diferencia sólo existe entre los tres registros que propone
Lacan. Fantasía, realidad, mito, verdad, son todas dimensiones articuladas con palabras e
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imágenes, y por eso es que es difícil, considero, hallar entre ellas un criterio de diferenciación.
discusiones teóricas por el estatuto de cientificidad y verdad del psicoanálisis. Es así que
pienso que, después de todo, ¿qué es lo científico? ¿qué es lo comprobable? Tanto la ciencia
como el psicoanálisis mismo están inscriptos en la realidad, entonces, ¿cómo distinguir cual
es más verdadero que el otro si ambos, con sus explicaciones, están envueltos en los registros
Imaginario y Simbólico en tanto quienes explican y a quienes estudian son sujetos hablantes,
Conclusión
suficientes ejemplos en las escrituras de Jacques Lacan para dar cuenta de la interrelación de
los tres registros que propone y de cómo, entre los tres, hacen a fin de cuentas uno solo,
demostrando estar siempre enlazados entre sí desde un primer momento, a pesar de que en
ciertos ejemplos uno puede tener más preminencia que los otros. En palabras de Diana
Rabinovich (1995): “Los énfasis de Lacan han de ser tomados por lo que son, un acento, un
En conclusión, considero que tener en cuenta las relaciones entre los registros, es una
herramienta de gran ayuda a la hora de, por ejemplo, enfrentar aquellos debates en los que,
científica o falsa a una disciplina. Estos objetivos se vuelven una tarea imposible, porque
registros. Es decir, ninguna puede ser digna del estatuto de Real en tanto no podamos
apartarnos del orden de lo Simbólico, de la articulación del mismo con lo Imaginario, que
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conforman a la realidad misma de esas etiquetas que no dejan de ser parte de un orden con
leyes que dejan lugar a la imposibilidad que es, claramente, donde recae lo Real. Ya estamos
mismos como efectos de éstos, en palabras de Beatriz Maya (2009): “Es el cuerpo del
lenguaje el que hace existir al otro cuerpo, el que se produce por efecto del significante sobre
el organismo” (p.14).
Referencias bibliográficas
Carbajal, E., D'Angelo, R. y Marchilli, A. (1984). Estadio del espejo: el Yo. En Una
Lacan, J. (1971). El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se
Editores.
Maya, B. (2009). Los incorporales del lenguaje. Trabajo presentado en la segunda jornada de
la A.A.L.N en Medellín.
1995.