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Antecedentes a los que Lacan hace referencia para postular el Estadio del Espejo.
El estadio del espejo describe la formación del Yo a través del proceso de identificación: el
Yo es el resultado de identificarse con la propia imagen especular (se refiere al reflejo del propio
cuerpo en el espejo, a la imagen de uno mismo que es simultáneamente uno mismo y otro).La
clave de este fenómeno está en el carácter prematuro de la cría humana: a los seis meses, el bebé
carece todavía de coordinación. No obstante, su sistema visual esta relativamente avanzado, lo
que significa que puede reconocerse en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus
movimientos corporales. En el estadio del espejo el infante ve su reflejo en el espejo como una
totalidad, como un todo/síntesis (gestalt), en contraste con la falta de coordinación del cuerpo
real: este contraste es experimentado como una tensión agresiva entre la imagen especular y el
cuerpo real, ya que la completad de la imagen parece amenazar al cuerpo con la desintegración y
la fragmentación. La angustia provocada por esta sensación de fragmentación y como para
resolver esta tensión agresiva, el sujeto se identifica con la imagen: esta identificación: esta
identificación primaria con lo semejante es lo que da forma al Yo.
El estadio del espejo demuestra que el Yo nace como una virtualidad, que es el producto
del desconocimiento e indica el sitio donde el sujeto se aliena a si mismo. Lacan, de diferentes
formas plantea que “el Yo es otro”, es decir que la imagen que el niño asume como propia, su
Imago, constituye una unidad ilusoria porque proviene de Otro, es función del deseo de la madre.
A la vez el niño ignora que “es otro” (función de desconocimiento). Por ello Lacan dice que el Yo
está alienado, que su estructura es paranoica, que constituye una identidad enajenante(o armadura
enajenante), una forma ortopédica, que se sitúa en una línea de ficción.
Lacan destaca una serie de características que son propias del bebe humano en este periodo
del estadio del espejo, que se pueden reducir en dos grandes ideas:
La teoría de la prematuración plantea que a partir del hecho de que nos traslademos en dos
patas, de que los humanos sean bípedos, esto modifico a el aparato músculo-esquelético,
modifico sobre todo la posición de la pelvis, lugar por donde el bebe nace. Y en la medida en que
la pelvis se redujo el nacimiento del bebe se tuvo que anticipar porque si crecería mas luego no
pasaría por el canal de parto. Todo esto justifica el hecho de que seamos una de las especies que
trae al mundo sus bebes es un estado prematuro. Esta prematuración genera, necesariamente,
dependencia. Por lo tanto el Otro es esencial.
Insuficiencia/Anticipación.
Fragmentación/Gestalt.
La gestalt es la imagen visual como un todo unificado. El Yo se forma por identificación con la
gestalt de la imagen corporal. Sin embargo la unidad imaginaria del Yo es constantemente
amenazada por el miedo a la desintegración, que se manifiesta en imágenes de un cuerpo
fragmentado. La fragmentación es el nivel de desintegración agresiva del individuo.
Identidad Alienante/Enajenante.
Se usa el término alienante porque el yo se identifica por identificación, pero esa identificación
no es con una imagen fiel de uno, sino con la imagen que da el espejo. Lo que uno es parte de
otro, en este caso ese otro, es el espejo. En relación a esto, se dice, que el sujeto está alienado. La
síntesis esencial del yo es esencialmente otro yo. La alienación es constitutiva del orden
imaginario. El sujeto padece una escisión fundamental, esta alienado de si mismo. La alineación
es constitutiva del orden imaginario.
El Ideal del Yo, es el STE que opera como ideal, un plan internalizado de la ley, la guía que
gobierna la posición del sujeto en el orden simbólico. (Orden de lo simbólico).
La identificación imaginaria, esta acompañada por la mirada de la madre. Dicha mirada aporta
algo del deseo de la madre. (Orden simbólico, lo simbólico atraviesa). Acompaña la
identificación y por lo tanto hace a la formación del Yo. El yo no puede constituirse desde lo
imaginario, solamente. (Pensarlo desde el esquema Lambda, lo simbólico atraviesa, mediante la
línea en diagonal).
Matriz simbólica.
No hay Yo sin matriz simbólica. La matriz simbólica es la mirada unificadora, ésta que representa
para el niño esa mirada ideal a la cual el yo queda identificado. La matriz simbólica permite que
se forme el Yo. A la matriz simbólica también hay que pensarla como deseo materno (que empuja
al niño a identificarse con eso que ella desea. El deseo materno de un hijo se transmite mediante
la mirada amorosa de la madre.
La matriz simbólica, puede ser pensada como el deseo de la madre, la castración de la madre da al
hijo su lugar de falo imaginario. De no haber matriz, el niño no tendría valor de falo y no podría
constituirse. El Yo del niño no se constituye sino es mirado idealmente; esto le permite estar
sostenido por esa mirada unificadora. Permite que el Yo se precipite en la imagen y la tome como
propia. Esta matriz simbólica primordial será el tronco, la base sobre la cual se construirán las
identificaciones secundarias que permitirán la formación del Ideal del YO, en un segundo
momento de lo simbólico.
Freud utiliza el término “der Andere” (la otra persona), e incluso “das Andere” (la otredad);
aunque en Lacan probablemente haya influido más Hegel (a través de Alexandre Kojéve, como
en tantos otros aspectos de su teoría).
En sus primeros escritos, el otro no tenía demasiada importancia; se refería simplemente a las
“otras personas”, como en el lenguaje común.
Ya en 1955, Lacan hace la central diferenciación entre “el pequeño otro” (“el otro”, con
minúscula; o a por la palabra francesa “autre”, en bastardilla) y “el gran Otro” (“el Otro”, con
mayúscula, designado con la A de Autre).
El “petit autre” es el otro que no es realmente otro, sino un reflejo, una proyección del yo;
simultáneamente, el semejante y la imagen especular. O sea que está totalmente inscrito en el
orden imaginario.
El gran Otro, por su parte designa la alterídad radical, la otredad que trasciende la otredad ilusoria
de lo imaginario: no puede asimilarse a través de la identificación. Lacan equipara esta alteridad
con el lenguaje y la Ley; por ende, el gran Otro está inscrito en el orden simbólico.
El Otro es otro sujeto, con su singularidad inasimilable, y también es el orden simbólico (que
media irremediablemente la relación con ese otro sujeto). Este último sentido es el fundamental:
“el Otro debe en primer lugar ser considerado un lugar, el lugar en el cual está constituida la
palabra”.
Lacan afirma que la palabra no se origina en el yo, sino en el Otro; por lo tanto, la palabra, el
lenguaje están más allá del control consciente, vienen “de otro lugar”, desde fuera de la
conciencia. Esta es la explicación (una de ellas) de la célebre frase: “el inconsciente es el discurso
del Otro”.
Para el niño, la madre ocupa primeramente la posición del gran Otro. El complejo de castración
se constituye precisamente cuando el niño descubre que ese Otro no es completo, que padece una
falta. El Otro completo es mítico, no existe. El Otro incompleto es el “otro barrado” (una A
tachada).
El Otro es también “el otro sexo”, que a su vez es siempre la mujer, tanto para sujetos masculinos
como femeninos.
Para Lacan, el analista debe estar “totalmente imbuido” de la diferencia entre A y a, con el fin de
poder ubicarse correctamente en el lugar del Otro, y no en el del otro.
El esquema LAMBDA tiene una estructura cuatripartista, 4 vertices en relacion y dos ejes: el
imaginario (a-a’) y el simbólico (S-A).
Explica la relacion entre el S y el Otro y el lugar que ocupa la palabra entre ambos. El vertice A
es donde tiene lugar el cuestionamiento por la existencia: ¿Qué soy ahí?
Por otro lado, muestra la relacion imaginaria entre el yo del S y su semejante; relación especular.
En Psicosis no hay otro y lo imaginario no tiene simbolizacion. Se queda en el eje imaginario. No
se inscribe la castración.
La condicion del S en tanto neurotico o psicotico depende de lo que tiene lugar en el Otro. El S
se va a constituir en base a la articulación de los 4 vertices del esquema.
El gran otro es el Otro materno, sin castrar, del cual dependemos para la consitutucion subjetiva
porque contiene los significantes que inscriben el ICC del S.
El lenguaje nos funda en el Otro, pero ademas el lenguaje instaura un MURO que no se puede
atravesar. Nos funda en el Otro pero impide que lo comprendamos. Tanto el yo como el
semejante son O en la medida en que son nombrados.
Lo imaginario es una falsa realidad definida por el lenguaje. Los pacientes nos mienten, prueba
clara de que no son lo que imaginamos.
El S no sabe lo que dice porque no sabe lo que es. Se ve en a como imagen especular identificado
con otro que no es el. Se ve del otro lado, en lo imaginario.
El S esta capturado por el Otro. El S es ello, es S del ICC que no sabe lo que dice porque esta
atravesado por el muro del lenguaje, por el eje imaginario. El el S analitico, castrado.
Esta mediación del lenguaje hace que cuando un sujeto se comunica con otro nunca llega a él
directamente.
El yo tiene que ser desarrollado y lo hace a traves del estadio del espejo donde se identifica con
su imagen en el espejo apoyandose en cierto reconocimiento del Otro. El yo es una construccion
imaginaria.
La mirada de la madre le afirma que la imagen que percibe es la suya. El cree que le es propio.
Por ello el yo es lo mas engañoso que tenemos, porque somos lo que nos identificamos del otro.
Este yo viene armado desde el deseo de la madre. Por ello, esta subjetividad en construccion es
imaginaria porque esta sometida a la dimension del Otro.
El yo, entonces es una construcción imaginaria. Uno es lo que la imagen del Otro supone de uno.
Este yo es una forma fundamental para la constitución de objetos.
Entre el S y el Yo (a) se produce una alineación como consecuencia del acceso al lenguaje.
Entre A y S hay ICC que se estructura a traves del lenguaje. Y se encuentran separados por el eje
imaginario.
El S tiene una hiancia, abertura, algo que nunca puede llenarse. No sabe lo que dice porque fue
determinado por el Otro.