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El control en Psicoanálisis
La escritura y presentación de un caso clínico implica exponernos y nos permite hacer lazo
con otros, en diversos ámbitos, analíticos y universitarios, saliendo de la práctica solitaria.
El control de la práctica constituye un deber ético y es parte de nuestra formación. En el
texto “El principio del control en la escuela” (año 2000) se define al control como “la
verificación de la estrategia y de la posición del practicante con respecto a la transferencia
y de la política que permita extraer la lógica de esa cura”.
Se supervisa la posición de quien escucha, se trata de ubicar si algo de nuestra posición se
encuentra haciendo obstáculo en la dirección del tratamiento. En un control quedan
anudados practicante-analizante-psicoanálisis, esto articulado al deseo del analista.
El caso no es el paciente. El caso es una construcción, que implica “el pasaje del registro en
bruto hecho por el analista a un ordenamiento que dé cuenta de su lógica”. De un mismo
paciente se pueden realizar diferentes recortes y articulaciones, dando lugar a la
construcción de casos diferentes. La teoría y los principios que orientan la cura se ponen en
juego en la construcción como una forma de poder nombrar, poniendo palabras a algo de
ese real, pero sabiendo que siempre hay algo que escapa, que no puede ser nombrado.
La construcción del caso implica un recorte en función del objetivo de la presentación
(supervisión, ateneo, investigación, etc.). A partir de ello se trata de seleccionar y ordenar
el material. Esto supone una lectura del analista, quien en dicha construcción dará cuenta
de la relación entre los dichos del paciente y su posición de analista con sus intervenciones.