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Como se puede ver la noción de constructo personal es clave.

Consiste en la captación de
una diferencia (dato primario de la experiencia y unidad mínima de conocimientos), lo que
implica a su vez la captación simultánea de una similitud. Juan conoce a Ana y la construye
como "amable", como opuesto a "desagradable". Ello implica captar la similitud de Ana
con otras personas conocidas anteriormente por Juan que habían sido construidas como
desagradables. Esta captación no es necesariamente consciente o inconsciente, sino que es
personal e implica a todos los sistemas del organismo, y no necesariamente se ubica en lo
cognitivo. Los constructos son dimensiones bipolares de significado que constituyen el
conjunto estructurado del conocimiento que tiene el individuo para entender y anticipar su
mundo de experiencia. Así el constructo tiene la doble función de procesar la información
que llega a los sentidos y de anticipar los acontecimientos futuros.

[ CITATION Bot98 \l 9226 ] Los constructos se organizan en un sistema jerárquico en el cual


hay constructos supra ordenados que juegan un papel central en la construcción del ser y en
la organización de todo sistema. Estos constructos nucleares definen la identidad del
individuo, y dan sentido a sus acciones y sentimientos. La prospectiva de cambio en estos
constructos genera sentimientos de amenaza y posibles resistencias. Todo cambio tiene que
ser mínimamente coherente con este sentido de identidad, a no ser que se modifique la
estructura nuclear.

[ CITATION Car97 \l 9226 ] La evaluación de los Constructos Personales puede realizarse


mediante entrevista (p.ej., rejilla, técnica de escalamiento) o mediante textos (p.ej., auto
caracterización, diarios). G. Neimeyer, ofrece una visión muy práctica y exhaustiva, a la
vez, de los métodos constructivistas de evaluación, que por fomentar el autoconocimiento
pueden considerarse también, en su mayor parte, de intervención.[ CITATION Fei93 \l 9226 ]
[ CITATION Fei93 \l 9226 ].

Terapia de Constructos Personales

Tremendamente coherente con la teoría y la evaluación es la concepción kelliana de la


terapia. La relación terapéutica está gobernada por la "actitud crédula", la cual supone
tomar el sistema de constructos personales del cliente tal como se manifiesta. Se toma lo
que se dice como punto de partida y reconocimiento de que sus palabras y conducta
(manifiesta y simbólica) poseen un valor y dignidad a respetar. La "resistencia" y otras
defensas son concebidas aquí como un gesto auténtico de preservación del propio sistema
ante el señalamiento de un punto vulnerable a elaborar; el sistema no soporta el tipo de
reflexión que le sugiere el terapeuta y conviene por tanto preservar sus estructuras
nucleares.

El clima que pretende crear el terapeuta es el empirismo colaborativo según el cual cliente
y terapeuta diseñan conjuntamente "experimentos" para poner a prueba las hipótesis
(constructos) del cliente. El psicoterapeuta ayuda al cliente a evitar que sus iniciativas se
vean truncadas, considera la conducta (acción, actividad) como un experimento en el cual
se están poniendo a prueba algunas hipótesis (constructos). Esto tiene algunas
implicaciones para el proceso terapéutico. Kelly diseñó algunos "experimentos" con sus
clientes para poner a prueba algunos de sus constructos como forma de promover el
cambio, como en la técnica del rol fijo. La conducta es, así, la variable independiente y el
proceso de construcción es el objetivo del cambio. Pensamos que este mismo mecanismo
está implicado en algunas de las prescripciones de los terapeutas sistémicos y conductuales,
aunque teóricamente no lo justifiquen de esta manera.

El cliente ve al terapeuta con sus constructos que inevitablemente son fruto de su


experiencia pasada. El terapeuta actúa como agente validador, proporcionando un delicado
equilibrio entre validación (más preponderante en los momentos indícales) e invalidación
(para aquellos constructos que resultan problemáticos). El terapeuta acompaña al cliente
tras la invalidación y el consiguiente proceso de reconstrucción que conlleva.

Las técnicas de intervención se interconectan con la conceptualización del problema. Si el


cliente requiere revivificar su pensamiento se le anima a registrar sus pensamientos y
reacciones emocionales, a revisar su lógica, a poner a prueba determinadas hipótesis, etc...
En cambio si el cliente precisa de una laxación de su pensamiento se le puede hablar en un
lenguaje metafórico, animarle a asociar ideas libremente, otorgar importancia a sus sueños,
etc... Como puede verse, el terapeuta actúa de forma similar a un modificador de conducta
en un caso, y a un psicoanalista en el otro. Y es que las técnicas no es lo que más preocupa
al psicólogo de los Constructos Personales, quien es técnicamente ecléctico pero
teóricamente consistente. En efecto, la coherencia teórica es el ingrediente terapéutico
fundamental, el que permite decidir qué técnica emplear en cada momento sin caer en un
eclecticismo silvestre, y poder así adaptarse a la necesidades cambiantes de los clientes.

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