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DE MEDINA A DAMASCO: EL NUEVO CENTRO DE PODER

II. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE Mencionada por primera vez en el año 1470 a.C. con motivo de su
conquista por el faraón Tutmés III, esta ciudad-oasis, sometida por bre-
ve tiempo por el rey David, era en tiempos del rey Salomón la capital de
2Quién habría podido imaginar, medio siglo después de la hiyra, que un gran imperio arameo. Luego estuvo bajo dominio sirio, persa, hele-
Arabia, país de origen y procedencia del islam, se vería otra vez d~spl~­ nístico-seleúcida y arabo-nabateo, así como, finalmente, romano y bi-
zada por completo a la periferia, convertida de nuevo en un terntono zantino. Y, en cuanto capital de la provincia bizantina de Siria y cuartel
interior sin acontecimientos políticos grávidos de futuro? principal de las defensas orientales del imperio bizantino, Damasco en el
- La Meca: sin duda un importante centro de peregrinación, pero a siglo IV se convirtió en sede episcopal cristiana. Pero, desde el año 634,
partir de estas fechas apartado de las principales ví~s de tránsito. la ciudad se halla en poder de los árabes y es residencia del gobernador
- Medina: una especie de «rincón de las lamentaciones» de los conser- musulmán de Siria.
vadores piadosos, que no desean tomar parte en el desarrollo de los Este Damasco va a convertirse en centro de una nueva dinastía ára-
nuevos acontecimientos y que habrían preferido permanecer anclados be, que gobernará el inmenso imperio de los árabes durante ochenta y
en el paradigma protoislámico (P I). nueve años justos (661-750) y de cuyas filas saldrán catorce califas. Ya
Pero tampoco en el islam resulta posible detener el tiempo. hemos narrado los revolucionarios acontecimientos: Mu'awiya 3, el go-
bernador de Damasco, perteneciente al clan de los Omeyas (banü Umai-
ya), se había negado a rendir homenaje al cuarto califa 'Ali; había recla-
1. De Medina a Damasco: el nuevo centro de poder mado para sí la dignidad califal; había luchado por ella; había triunfado;
y, finalmente, se había hecho proclamar califa. Con ello, quedaba fran-
A uno, como cristiano que es, todo esto le recuerda al j~deocrist,ianismo
queado el paso a un cambio de paradigma:
(paradigma cristiano PI). La destrucción de Jerusalén hizo que este per-
diera su centro y se diluyera en el apartado desierto sirio, en Mesopota- • En vez de los compañeros del Profeta y de la inicial elite musulmana
mia y, probablemente, también en la península de Arabia ... ~islad.o de durante casi un siglo va a gobernar la dinastía de los Omeyas. Pero ésto~
sólo se habían adherido al islam por oportunismo, tras la conquista de
las revolucionarias transformaciones que el cristianismo helémco-bizan-
tino (P II cristiano) trajo luego consigo. En el islam nos encontramos La Meca.
ante una transformación que en modo alguno se queda a la zaga. En • En vez de en la religión y la teología islámicas, el interés de los califas
efecto, a juicio de los piadosos islámico-conservadores de Arabia, tiene omeyas se concentra en la dirección política y en la escrupulosamente
lugar un cambio inaudito -que, por eso mismo, merece su rechazo- de organizada administración del nuevo imperio.
la constelación global, un cambio marcado y a la vez ateler~do por el • En vez de Arabia, es Siria la potencia política y religiosa. Aquí se en-
encuentro con la cultura helénico-bizantina: se trata del tránsito del pa- cuentra la Jerusalén santa, aquí llevaron a cabo su predicación los profe-
radigma de la comunidad protoislámica (P I) al parad~gma del i1:1perio tas judíos y cristianos y aquí van a residir los califas omeyas.
árabe (P II). «Durante los años de gobierno de los pnmeros califas, se • En vez de en la ciudad del desierto Medina, el centro político del
había hecho evidente que la tradición tribal y la praxis de Mul)ammad imperio islámico-árabe y, al mismo tiempo, capital del islam se ubica en
en Medina eran recursos inadecuados para regir un imperio inmenso», la ciudad cultural siria de Damasco: un triunfo del Estado urbano sobre
observa el islamólogo Donald P. Little (Montreal). 2La solución prácti- los beduinos.
ca? Consistió en la «imitación de los procedimientos administrativos que • En vez de las tradiciones sasánidas, con las que se ven confrontados
se habían desarrollado en los siglos de dominio romano y bizantino» •
1 los árabes que viven en Irak, son las tradiciones bizantinas, acogidas por
los árabes sirios, las que dejan sentir su influencia en todo el imperio.
Los Omeyas acceden al poder: Mu 'awiya
Mu'awiya es hijo del más dest3-cado enemigo mequí de Mul)ammad,
Un claro indicio de este cambio de paradigma es el desplazamiento del Abu Sufyan, del clan de los 'Abd Sams, hostil al Profeta. Probablemente
centro de poder político y religioso. El cual acontece.en toda forn:a Y se a modo de gesto de reconciliación, en su día había sido nombrado escri-
mantiene efectivo durante casi un siglo. No es una crndad cualqmera la ba del Pr~feta; luego, había comandado la avanzadilla a Siria del ejército
que -tras la episódica capitalidad de Kufa en cuanto resi~en,c~a de '.Ali- de conqmsta de su hermano Yazid; y, tras la prematura muerte de éste,
reemplaza a la ciudad del desierto Medina, sino una antiqmsima crndad desde el año 640 era gobernador de Siria. Como califa, termina ganándo-
cultural al pie de la ladera oriental del Antilíbano, que puede mirar atrás, se el reconocimiento de la gran mayoría de los musulmanes. No porque
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en conjunto, a cuatro mil años de historia: Damasco (Dimasq) • fuera Omeya (y Sufyaní), sino porque, en una época difícil, se acreditó

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como el hombre apropiado en el lugar adecuado. De cualquier modo, en de esta tribu, con la que engendró al que luego sería su sucesor en el
cuanto gobernador de Siria, ya hacía mucho tiempo que era el hombre trono, Yazid. A la sazón todavía existía en Siria una población cristiana
más poderoso de la umma. . ., • importante en número; sólo que el estamento dirigente de la Iglesia ofi-
En Siria, Mu'awiya se había encontrado con ~na situac10n, d~ cuno cial (los «melquitas» o «imperiales») había huido a Bizancio. Mu'awiya
bizantino relativamente ordenada, que mantuvo intacta. Aqm disfruta continúa impulsando de manera consecuente la expansión del poder
de sólido poder y tiene a su disposición unas disciplinadas f1:1erzas milita- militar y administrativo del Estado. Pero lo hace con gran destreza y
res, guarnicionadas en diferentes plazas fuertes según la tnbu de perte- perspicaz moderación, no como príncipe absoluto, sino, por así decir,
nencia. De este modo, en el curso de pocos años, Mu'awiya logra crear como patriarca tribal de los árabes. Así, por ejemplo, cultiva un estilo de
un ejército de guerreros tribales tan combativo como leal.' am~n de 1:1na gobierno que se distingue por las virtudes árabes tradicionales de la ne-
flota de guerra, que no sólo rechaza todos los ataques bizantinos, sino gociación y la mediación, la generosidad y el respeto por las formas de la
que es capaz de conquistar Chipre (672) y Rodas (674), así com~ de tradición tribal. Por eso, Mu'awiya asume directamente para su gobier-
mantener durante siete años un bloqueo marítimo contra Constantino- no, según parece, dos instituciones tribales:
pla; no obstante, parece que, en ocasiones, Mu 'awiya pagó tributos a - el Consejo de Notables (Süra), que el califa convoca con finalidad
Constantinopla, pues otros lugares reclam~ban todo su es~~erzo. . consultiva;
Bajo su gobierno se produ~e una considerable expans10n del d~n;i-1- - las delegaciones de las tribus (wufüd), que periódicamente orientan al
nio árabe. Por una parte, en Africa del Norte, hasta la actual T~n~cia, califa sobre los deseos de éstas.
donde la nueva plaza fuerte Kairuán (al-Qairawan) pronto fungi~a de De este modo, Mu'awiya implica a los jefes de las tribus (asrafJ en el
base de partida para expediciones de conquista. Por otra, hacia Oriente, proceso de consulta, para el que demuestra estar dotado de una capaci-
donde la frontera del islam se desplaza hasta el río Oxus y el Jurasán, en dad de negociación que, sin dejar de respetar la dignidad de sus interlo-
el nordeste de Irán, se convierte en provincia omeya. Incluso allí don~e cutores, hace imposible de antemano toda oposición. Es famoso su l;ilm,
no hay posibilidad de grandes conquistas, por ejemplo, en Anatolia esto es, su indulgencia, su sosiego, su serenidad, su dominio de sí mismo,
-pues los montes Taurus constituyen para Bizancio una barrera nat.ural con los que desarma a sus oponentes.
de protección-, Mu'awiya se encarga de mantener ª. l.as tropas listas Pero Mu 'awiya es consciente de los peligros del particularismo tri-
para la batalla por medio de batidas y pequeñas expedicio~es: bal de los beduinos y de la anarquía árabe. Por eso, y sin perjuicio del
Difícilmente habrá otro califa que haya llevado a la practica de ma- respeto que muestra a las estructuras tribales, procede a impulsar la or-
nera tan enérgica y persistente como Mu'awiya los llamamientos del ganización del imperio por medio de la asunción de modelos adminis-
Profeta a la fihad contra los infieles. Y él no e?tiende en absol~to .la trativos romanos y bizantinos, sirviéndose del aparato bizantino de ad-
yihad sólo como esfuerzo moral o guerra defensiva, algo que en si mis- ministración para centralizar las estructuras tribales existentes. Él y su
mo es posible, sino como guerra de religión, que en Siria, al igual que en sucesor «asumieron la administración existente y practicaron el gobier-
el I;Iiyaz, es tenida, sobre obra meritoria, por obligación de ~odo musul- no indirecto de sus propias tribus» 5 • Aunque todo se mantiene todavía
mán. Las cuestiones relacionadas con la guerra pasan a pnmer plano, dentro de unos límites modestos (isirios!), la burocratización del Estado
incluso en la jurisprudencia. Todas las ciudades a orillas del Mediterrá- islámico comienza en Damasco con vistas sobre todo a facilitar la comu-
neo, como Ascalón, Tiro, Beirut, Biblos y Trípoli, son plazas de armas Y nicación con las provincias imperiales más alejadas. Lo cual se hace efec-
se consideran a sí mismas puestos fronterizos de guardia frente a la supe- tivo a través de:
rior flota bizantina. También el culto divino y la ascesis se hallan en - el establecimiento de una cancillería (dlwan al-jatam) y
estrecha relación con la guerra de religión, que, como afirma un l:iadit, - la puesta en marcha de un servicio de correos (barld).
es «el monacato del islam» 4 •
El triunfo del principio dindstico
El desarrollo de una monarquía centralista
De esta manera, en sus casi veinte años de gobierno (661-680), el califa
La base del poder de Mu' awiya son y seguirán siendo las tribus árabes, logra por medio de la «colegialidad» conciliar los marcados intereses
en especial la confederación tribal de los qu<;la'ª, dirigida por la belicosa particularistas de las tribus con las exigencias de un Estado cada vez más
tribu de los kalb, que se había convertido al cristianismo, si bien, par.a centralista. En Siria, él mismo ejerce directamente el mando· en Irak
preservar su independencia respecto de Bizancio, confes~ba el m?n<:>fr- por el contrario, deja que gobernadores leales a su persona a~túen co~
sismo. De ahí que Mu'awiya no dude en casarse con la hi1a del principe considerable autonomía. Con todo, no pierde el control sobre dicha re-

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gión, que se ha vuelto complicada y en la que reina cierta agitación, pues cia encaminada a garantizar la sucesión omeya en el cargo, él, de hecho,
en ella los fanáticos jariyíes siguen contando con un importante respal- pone los fundamentos para que así sea. En los setenta años posteriores a
do; operan con frecuencia en pequeñas bandas terroristas de entre trein- su muerte, se suceden trece califas omeyas, ya se trate del hijo (cinco
ta y cien hombres y libran una guerra santa contra aquel a quien conside- casos), de algún primo o de otros parientes del califa fallecido. Pues los
ran califa «ilegítimo». Al mismo tiempo, es necesario mantener a raya a derechos colectivos de la familia reinante gozan de prioridad sobre los
los chiíes, quienes comienzan a representar un movimiento de oposición derechos individuales de cualquier miembro de la parentela: una incer-
que no puede dejar de ser tomado en serio y del que todavía tendremos tidumbre en la sucesión que dará pie a repetidas disputas hereditarias 8 •
que ocuparnos expresamente. Tanto los investigadores islámicos como los occidentales están de
No hay por qué ocultar que muchas posiciones claves de la incipien- acuerdo en que, desde los tiempos de Mub.ammad y de los cuatro califas
te burocracia (asimismo siria, no imperial) serán ocupadas tradicional- «bien guiados» (P 1), la constelación global se ha transformado radical-
mente por cristianos. Y hay cristianos que alaban con entusiasmo la po- mente: «Mu'awiya transformó el califato en una institución monárquica
lítica interior -juzgada en conjunto, justa y pacífica- del califa, que de tipo persa o bizantino, esto es, precisamente en aquel tipo de institu-
posibilitará al imperio dos décadas de plácido desarrollo. Así, por eje~­ ción que los musulmanes habían sido enviados a destruir» 9 • En otras
plo, el monje nestoriano Juan de Fenek, un contemporáneo de Mu'awiya palabras, la transformación de las estructuras políticas operada por
oriundo del norte de Mesopotamia, ofrece el siguiente testimonio: «En Mu'awiya tiende los cimientos de un nuevo paradigma del islam (P II):
su tiempo, floreció la justicia y, en las regiones que estaban bajo su con- • La federación de tribus es reemplazada por un imperio con forma de
trol, reinó una gran paz ... Tan pronto como Mu'awiya accedió al trono, monarquía centralista.
en el mundo entero se extendió una paz como nunca habíamos oído (ni • En vez de ser resuelta como antes por aclamación, la sucesión del
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a nuestros padres, ni a nuestros abuelos) o visto que pudiera existir» • Profeta queda regulada por el principio dinástico, hasta este momento
Al igual que por primera vez hiciera, según los testimonios, el prede- desconocido en el islam. Lo que cuenta es la transmisión hereditaria
cesor de su predecesor, el omeya 'Utman, Mu'awiya no lleva sólo el (con gran margen para la elección de la persona concreta), independien-
título de «lugarteniente del Profeta», sino el de «lugarteniente de Dios» temente de las cualidades personales (en contra de la concepción jariyí)
(jalzfat Allah) en la tierra. Como han establecido algunas investigacio- o de la pertenencia a una familia o tribu (en contra de los chiíes).
nes7, ello supone reivindicar para su persona autoridad religiosa amén • Pero el principio dinástico plantea la pregunta por la legitimidad de
de la política. Pero, en esta época, los derechos y obligaciones del califa- quien, en virtud de él, se convierte en sucesor del Profeta. Así, mucha
to, su legitimidad y su estructura de poder, están todavía poco definido~. gente piadosa no tiene a los Omeyas como sucesores legítimos del Profe-
Por eso, Mu'awiya, suficientemente perspicaz, apenas se vale de su legi- ta, sino más bien como «usurpadores» del poder; no los considera cali-
timidad y autoridad divina. Antepone la política eficaz a la dramaturgia fas, sino sólo «reyes».
sacra. Con todo, su califato no deja de ser una teocracia; y, además, de • En esta nueva constelación, el califato, aunque sea «representación de
un modo incluso reforzado y adaptado a la nueva situación por la asun- Dios», presenta un carácter más secular que religioso.
ción de formas y estructuras bizantinas o persas. Pero es esto precisa-
mente lo que, al mismo tiempo, confiere a su califato una apariencia más Mu' awiya, este gobernante de excelencia intelectual, energía y as-
secular, más «regia». De ahí que algunos historiadores musulmanes pos- tucia fuera de lo común, unificó el imperio árabe, tendiendo así los
teriores, que en la época abasí no tendrán reparo alguno en tachar a los cimientos para la consolidación política y militar de los territorios con-
Omeyas de no islámicos, apliquen a Mu 'awiya la calificación meramen- quistados dos décadas antes. Por medio de la combinación del ideal
te secular de «rey» (malik) en vez de la religiosa de «califa». religioso del islam y el poder gubernamental omeya, establece el marco
El carácter indudablemente más secular del califato de Mu' awiya, para una nueva sociedad arabo-musulmana. Con todo, su largo gobier-
así como sus insólitas cualidades de líder, se echan de ver, por último, en no, aunque ciertamente los encubre, no consigue resolver los proble-
la forma en que deja arreglada su sucesión. Aunque los árabes no cono- mas inherentes al imperio: demasiado profundo el resentimiento de los
cen ninguna tradición monárquica, logra que, estando él todavía vivo, su mediníes contra los Omeyas de La Meca, que han accedido al poder;
bien preparado hijo Yazid sea reconocido como su futuro sucesor por demasiado enconadas las numerosas tensiones entre los distintos gru-
medio de «homenajes». El hecho de que la madre de Yazid procediera pos tribales; demasiado ardoroso el afán de los chiíes por hacerse con el
del clan de los kalb, quienes encabezaban la federación de tribus, contri- califato. Desde el principio, la oposición chií se deja notar especialmen-
buyó sin duda a este éxito. Y aunque sus contemporáneos en modo algu- te en Irak.
no ven el califato de Mu'awiya como una determinación de la providen-

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2. La oposición chií
Ningún principio dinástico y ningún poder central pueden disuadir al
la familia del Profeta
«partido de 'Ali», los chiítas, de que el califato no pertenece legítima-
mente a los Omeyas, sino a 'Ali y, puesto que éste murió demasiado
pronto, a su hijo primogénito, Basan. Pero este nieto del Profeta e hijo
de 'Ali renuncia al califato; y su lugar lo ocupa otro hijo de 'Ali, más Qurais
joven, Busain, que también muere trágicamente luchando por el califa-
to. Su historia no puede dejar de ser contada, ya sea sólo a grandes ras-
gos, pues, para millones de musulmanes, sobre todo de filiación1 chiíta,
dicha historia pertenece todavía hoy al «omnipresente pasado» º. Pero Qu¡aiy
primero debemos ocuparnos del primogénito.

lfusain: prototipo de todos los mártires


'Abd al-'Uzza 'Abd Manaf 'Abd ad-Dar 'Abd Quiaiy
Al-Basan ibn 'Ali 11 se enfrenta en el año 661 en las cercanías de la
metrópoli persa Ctesifonte (al-Mada'in), a orillas del Tigris, al ejército
de Mu'awiya, que avanza desde Siria. Entabla negociaciones -justo con
el negociador por excelencia- y se rinde. ¿por qué? Porque no ve espe- Hasim 1 'Abd Sams 1
ranza para su causa, según afirma unánime la historiografía sunní. Por-

~:_]
que, por amor a la paz, no quiere derramar más sangre musulmana,
según sostiene la versión chií.
El hecho es que Mu'awiya, generoso y sagaz, concedió al nieto del 'Abd al-Muttalib
Profeta grandes sumas de dinero y los ingresos tributarios de un distrito
de Persia. Lo cual bien pudo ser la causa de que cambiara de opinión,
para espanto de muchos de sus seguidores. Una vez que Mu'awiya entra
en Kufa, Basan se acerca para rendirle homenaje y, en la mezquita, re- al-'Abbas 'Abdallah Abü Talib Abü Lahab
nuncia públicamente al califato. El hijo de 'Ali, que a la sazón cuenta
treinta y seis años de edad, abandona acto seguido Irak y se entrega en


Medina a una vida de lujo y placeres sensuales hasta su muerte en 670 (o
678). A causa de sus incontables matrimonios (se habla de entre sesenta p1
y noventa esposas y de entre trescientas y cuatrocientas concubinas) y de
su aún más numerosa descendencia, se le conoce como el «plusmarquis- 1 Abli Bakr (1)
ta de los divorcios» (al-mitlaq). Pero, según el modo de ver de los chiíes, "' 'Umar (2)
~
Basan -a quien su padre 'Ali ya había designado como sucesor- nunca t / 'U!man (3)
renunció al califato e incluso sufrió hasta setenta intentos de envenena-
miento ordenados por Mu' awiya. En consecuencia, en los textos chiíes,
'All(4) .,__ 4 califas bien
guiados l p 11
la historia de Basan es repetidamente idealizada con ayuda de hechos
milagrosos. ~asan Al-~usain
El califato de Mu'awiya se inaugura formalmente en 661, el «año de
la reunificación de la comunidad musulmana». Pero la resistencia chií
contra los Omeyas permanece viva. En el año 671, el gobernador de l
Kufa manda detener a algunos de sus portavoces y los envía a Damasco,
donde son ejecutados. Pero la indignación sólo estalla abiertamente cuan-
do, poco antes de su muerte en el año 680, Mu'awiya, como ya hemos

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2. LA OPOSICIÓN CHIÍ
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oído, designa como sucesor a su hijo Yazid, quien, com.? califa (680- muerte para mostrar al ser humano el camino verdadero. De ahí que
683 ), proseguirá la eficiente política de su padre • Los chues de ~~ufa ~e
12 ciertas aleyas del Corán vengan a ser interpretadas con la vista puesta en
deciden finalmente a actuar. Sus esperanzas se dirigen a otro hi10 mas I;Iusain y su destino.
joven de 'Ali, al-I;Iusain ibn '~li (626-6~0)1 3 , quien mientras tanto h~
Por el contrario, el profeta Mubammad, a quien también confiesan
cumplido cincuenta y cuatro anos. Ya ex1stlan contactos secretos con el los sunnitas, pasa más bien a un segundo plano. Ciertamente, también
y, cuando llega el momento, es invitado a Kufa para ser proclam.ado 'Ali es venerado por los chiíes. Aunque los textos chiíes lo presentan
califa. A pesar de todas las advertencias, I;Iusain se pone en camin?· como un obeso y ~iope «calvo», en cuanto «león» y «padre del polvo»,
Debió de tratarse de una empresa bastante descabellada, pues I:Iusain encarna todas las virtudes del joven; es modelo no sólo de valentía sino
viaja -por la ruta de peregrinaje que atraviesa Arabia- a Irak con toda de elocuencia. Pero el nieto del Profeta, I;Iusain, está mucho más ~erca
de los corazones chiíes que su padre, pues éste ni descendía del Profeta
su familia, pero con escasos fieles de La Meca. .
Nada más llegar a Irak, el grupo -unas cincuenta personas- es ni padeció una muerte tan digna de conmiseración. Por eso, no es e~
descubierto, seguido de cerca y finalmente cerc~do por tr?pas gube~na­ absoluto extraño que la tumba de I;Iusain en Karbala, con su imponente
mentales. El gobernador de Kufa insta a I;Iusain a rendir h~mena1e a mezquita, se haya convertido en el más popular lugar de peregrinación
Yazid como califa. I;Iusain se niega a hacerlo y, con su peque1.1? grupo, de los chiíes. Tampoco puede extrañar que el día de la muerte de Bu-
apenas reforzado por algunos kufíes, se lanza a una c?~frontac10n arma- sain, el día décimo del mes de mubarram del año 61 después de la hiyra
da en la llanura de Karbala (Karbala') 14, ochenta kilometros al sur de (= 10 de octubre de 680), se convirtiera más adelante en una gran día de
Bagdad. Una catástrofe: I;Iusai~, s_u. hijo mayor y ~ocios los varones, son luto público ('asura') que se conmemora anualmente. No sólo se le dedi-
pasados a cuchillo. Su muerte s1gmfi_ca que, en el ano 680, la mayona d_e can oraciones, himnos y cantos a «I:Iusain, el hijo de Fatima, el mártir»,
los varones descendientes en línea directa de Mubammad ha desapareci- sino incluso representaciones de la pasión (ta 'ziya), asociadas con fre-
do. Los ajusticiados son enterrados en K~rbala, per~ 3us cabezas, cort~­ cuencia a procesiones y sangrientas autoflagelaciones de los participantes.
das, son llevadas a Kufa junto con las muieres y los mnos del grupo. Mas ¿y dónde tiene el chiísmo sus raíces espirituales? Antaño, los inves-
aún: la cabeza de I;Iusain es enviada a Damasco, donde secuaces de ~a­ tigadores occidentales sostenían que el chiísmo, hoy extendido ante todo
zid se mofan de ella antes de entregársela a los familiares ~e I:Iusain. ~n Irán y en el sur de Irak, era un producto de la espiritualidad iraní, sí,
Nadie sabe con seguridad dónde fue depositada finalmente: s1 en Kar~a­ incluso una ve_nganza de lo iranio-ario contra los árabes y el islam. Hoy,
la, donde está enterrado el cuerpo, en Damasco, en Ascalón., e~ El C~1ro Pº.: el contrar:o, se ha impu~sto la opinión de Ignaz Goldziher de que el
ch11smo, surgido en el ambiente árabe de Kufa, es, «en sus raíces, tan
0 en algún otro lugar. En cualquier caso, la cabeza de I:Iusain sigue sien- árabe como el propio islam» 15 • Así pues el chiísmo no es un movimiento
do venerada hasta la fecha en Medina, Nayaf y Merv. Y confesar a I:Iu-
sain se convirtió en un elemento central del «partido de 'Ali». ajeno al paradigma del imperio árabe. Dado que se afana con todos los
m~di~s a su al~ance por. ~acerse con el cali.fato, pero nunca lo consigue,
mas ~ien habna que calificarlo, como ya hiciera Julius Wellhausen en el
Una «confesión» propia: el chiísmo (la si 'a)
trabajo con el que inauguró la investigación sobre el chiísmo, de «parti-
Si los asesinados no hubieran sido I;Iusain y su familia, no se h~bría he- do religioso-político de oposición en el antiguo islam» 16 :
cho demasiado ruido por estas muertes. Pero, al fin y al cabo, 1se trat~­ • La división de la. umma, ya iniciada en la lucha con 'Ali, se profundi-
ba del único hijo que quedaba de la úni~a hija viv~ del Profeta! Y, as1, za; con la muerte v10lenta de I;Iusain, el hijo de Fatima, que será venera-
la muerte de Husain no sólo es embellecida posteriormente -y ~e for- do como mártir para siempre, esa escisión parece volverse incluso eterna.
ma cada vez ~ás fantasiosa- como «martirio», sino que también su • El chiísm.o se establece definitivamente como una «confesión>> propia
nacimiento y su infancia son idealizados por medio de leyendas. En efec- dentro del islam, con profesión de fe y culto distintivos: 'Ali como el
to, para el partido de 'Ali, para los ~~iíes; ~l nieto d~ Mubammad se ver~adero califa e imán del chiísmo y I;Iusain como el testigo por exce-
convierte en objeto de un culto martmal umco en el 1sl.am, q11:e puede lencia -confesado una y otra vez- del chiísmo.
competir con cualquier veneración de mártires ~~l Medievo .c~1stiano Y • El principio dinástico es eludido por la oposición chií por medio de la
que incluso recuerda explícitamente a la adorac10n del <:=;ucificado. En apelación directa a la familia del Profeta: en vez de la hereditaria dinas-
ese sentido, puede aplicarse aquí el concepto de «confes10n», po: lo de- tía califal de los Omeyas, la sucesión de los imanes (jefes espirituales).
más habitual en el cristianismo. En I;Iusain los creyentes ven el s1mbolo • Por c.onsi~uiente, el chiísmo sólo puede ser comprendido adecuada-
de todos los sufrientes: el «príncipe de los mártires» (saiyid _as-suha_da), mente s1 es visto como un movimiento de oposición dentro del paradig-
quien, al igual que Cristo, recorrió conscientemente su camino hacia la ma del imperio árabe (P 11).

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 2. LA OPOSICIÓN CHIÍ

Con la muerte de Busain, el sueño chií de dominar la umma llega, las tribus árabes caen en el campo de batalla. Igualmente pagan con su
por el momento, a su fin. Pero la lucha continúa. Pues los chiíes no sangre numerosos «clientes» (mawall) no árabes convertidos al islam,
renuncian a su convicción: como legítimos sucesores del Profeta, como artesanos y gentes de distintos oficios, que probablemente habían apo-
«imanes», sólo pueden ser consideradas estas cuatro personas (el espe- yado a Mujtar confiando en una mejora de su situación jurídica y eco-
cialista en chiísmo Heinz Halm habla del chiísmo «cuatrimano»): 'Ali, nómica.
Basan, Busain y un tal Muhammad, del que todavía tendremos que Pero el trasfondo ideológico de este movimiento es importante.
ocuparnos de modo expreso. Mujtar y los suyos invocan a alguien en su ayuda: a Mul;tammad, el
tercer hijo de 'Ali 18 , que reside en la lejana Medina. En él ven al cuarto
La nueva esperanza de la oposición: el mahdt. Segunda guerra civil imán, al único legítimo sucesor del Profeta tras 'Ali, Basan y Busain.
Pero Mujtar se equivoca en sus cálculos: Mubammad no desciende, en
Busain, el rival, está muerto. Pero, para el califa omeya Yazid, la oposi- realidad, del Profeta, pues es fruto del matrimonio de 'Ali con una bana:~
ción de 'Abdallah ibn az-Zubair, defensor de la primacía de La Meca y fi (de ahí Mubammad ibn al-}:Ianaflya), lo que debilita su autoridad. De
de la aristocracia quraisí, se revela como aún más peligrosa. 'Abdallah, ahí que el propio Mubammad no se preste a entrar en el juego de poder.
quien en la «batalla del camello» había luchado contra 'Ali al lado de su No quiere tener nada que ver con la sublevación de Kufa y permanece
padre, Zubair, se las arregla para -desde La Meca, a donde había huido en Medina, aunque en Kufa ya hay preparado un trono para él. Pero
tras negarse a rendir homenaje a 'Ali - reunir en secreto un ejército, Mujtar insiste imperturbable: a diferencia de ambos califas «falsamente
presentarse como anticalifa y ganarse el apoyo (al menos nominal) de guiados» (el omeya en Damasco y el anticalifa Ibn az-Zubair en La Meca),
una buena parte del mundo islámico. Estalla así la segunda guerra civil, Mubammad es el «!ectamente guiado», en árabe: al-mahdl (de hada =
que durará doce años (680-692). Es cierto que las tropas de Yazid logran guiar, conducir) 19 • Este es el origen del título mahdi, que a lo largo de la
derrotar a los partidarios de 'Abdallah en los alrededores de Medina, historia se revelará grávido de consecuencias.
cercar a renglón seguido La Meca e incluso prender fuego a la Ka 'ba. Eso, sin embargo, ya no tuvo más que ver con Mubammad ibn al-
Pero eso no hace sino reforzar la extendida opinión de que los Omeyas Banafiya, pues éste condena explícitamente, tras su fracaso, el levanta-
son, en el fondo, impíos. Para los chiíes, esa impresión se ve confirmada miento de Kufa e incluso viaja en persona a Damasco, después del fin del
por la inesperada muerte de Yazid (finales de 683) y más aún por la de su anticalifato de La Meca en 692, para rendir homenaje al omeya que
jovencísimo hijo y sucesor, Mu'awiya 11 (684), una verdadera sorpresa. gobierna en la ciudad siria y que llegará a ser otro de los grandes califas:
A las subsiguientes desavenencias en la casa Omeya, así como a las ten- 'Abd al-Malik. En el año 670, Mubammad muere pacíficamente en
siones entre tribus yemeníes y qaisitíes que se desatan en Siria, y sólo a Medina. Pero la idea del mahdi sigue viva entre los chiíes, entre los que
ellas, ha de agradecer Ibn az-Zubair el no seguir siendo atacado de mo- experimenta una sorprendente transformación.
mento y el poder mantenerse en el poder durante doce años. Al principio, este título no tenía ningún tipo de significado finitem-
Pero también los chiíes de Kufa se sublevan contra los Omeyas, so- poral-escatológico; más bien, se limitaba a designar al califa o imán legí-
bre todo aquellos «penitentes» (tauwabun), que desean reparar la muer- timo. Pero, a la muerte de Mubammad ibn al-Banafiya, entre los chiíes
te de Husain con la espada y la consigna «iVenganza para Husain!». de Kufa (quienes, a consecuencia del severo régimen de los gobernado-
Pero la marcha de unos cuatro mil árabes chiíes de todo Irak hacia Siria res omeyas, habían pasado a la clandestinidad) arraiga cada vez más hondo
termina en una nueva catástrofe, a pesar de que habían pasado un día y la convicción de que el mahdi anunciado por Mujtar no está muerto,
una noche llorando y rezando ante la tumba de Husain: a comienzos de sino que simplemente se ha retirado del mundo. Vive escondido en un
685, son exterminados por tropas gubernamentales en las cercanías de barranco del monte Raqwa, en las cercanías de Medina, probablemente
Karbala. vigilado y alimentado por animales salvajes. iPero no tardará en regresar
Parecida suerte corre dos años después el nuevo portavoz de los de allí para establecer su gobierno y, con él, el verdadero islam! «Retrai-
«penitentes», al-Mujtar 17 , un agitador pro-alida natural de Ta'if que ha- miento», «ausencia», «regreso» del verdadero imán: desde el siglo vrn,
bía permanecido en Kufa, cuando se alza contra el gobernador de esta esta idea ha sido, de hecho, desarrollada sin cesar en el chiísmo. Pero
ciudad. Aunque durante un año logra mantener tanto la ciudad como la también ha encontrado eco desde el principio entre los sunníes 20 • A par-
ciudadela bajo su poder dictatorial -tras una «contrarrevolución», or- tir de entonces, tiene un carácter explícitamente mesiánico: la llegada de
dena la ejecución de todos aquellos a los que se les achaca complicidad un soberano secular, que restaure la justicia de los primeros tiempos. De
en la masacre de Karbala-, en el año 687 es derrotado por un ejército ahí que, incluso en la actualidad, muchos musulmanes sigan esperando
al mando del gobernador de Basara. Mujtar y numerosos guerreros de el regreso del mahdi...

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 3. POLITICA RELIGIOSA IMPERIAL BAJO EL SIGNO DEL ISLAM

Resulta difícil determinar en qué medida se dejan sentir en est.e pro- tas generaciones! Inmensos territorios desde el norte de África hasta
ceso influencias judías, cristianas, gnósticas e iranias, pero -a la vista de Persia oriental han caído en su poder, aunque todavía no se han arabiza-
la numerosa participación en él de mawali no árabes- no pue~en ser do en lo que respecta al idioma, la administración y la cultura. Las nue-
excluidas. Lo único seguro es que los chiíes «cuatrimanos» terminaron vas generaciones no conocen al profeta Muhammad más que de oídas.
quedando reducidos a pequeños grupúsculos, mientras que la mayoría Mientras que Mu'awiya al menos fue durante breve tiempo escriba del
de los chiíes aceptaron otros imanes: . . , _ Profeta, el quinto califa de la dinastía omeya en Damasco, 'Abd al-Ma-
- Los chiíes quintimanos o zaydíes se escindieron ya con Zaid ibn Ali lik, no nació hasta doce años después de la muerte del Profeta en Medina.
como quinto imán. , , .
- Los chiíes septimanos o ismailíes reconocep todavia a ~.m s~ptimo Un pío autócrata: 'Abd al-Malik
imán en la persona de Isma'il (m. 765), hijo de Ya'far a~-Sadiq. Viven su
mayor expansión con los qarmatas y los Fatimíes en los siglos X Y xr, Para poner fin a la confusión en torno al califato y a la segunda guerra
pero son reprimidos por los ayubíes y los selyúcidas, de_ suerte que pos- civil, los dirigentes del régimen omeya en Damasco habían proclamado
teriormente sólo quedarán restos de ellos, como, por e1emplo, los dru- ya en 684 un nuevo califa. Se trata del antiguo gobernador de Medina,
sos en Oriente Próximo y los nizaríes en la India, quienes reconocen ~l Marwan, quien procede de otra línea de los Omeyas: de los Marwaníes
aga kan como jefe. El actual aga kan, Karim al-Husaini Shah, es conoci- en vez de los Sufyaníes. Cuando, un año después, Marwan fallece, su hijo
do sobre todo por sus actividades humanitarias 21 • ,
'Abd al-Malik (685-705) 23 asume sin ningún problema la sucesión. Y tan
- Los chiítas duodecimanos o imamíes -presentes sobre todo en Ir_an- capaz como político, administrador y general se revela este califa omeya
son con diferencia el grupo más numeroso: reconocen una sene de que incluso se le conoce como el segundo fundador del imperio omeya.
cloc~ (iinerrantes y libres de pecado!) imanes, el duodécimo de. los cuales A 'Abd al-Malik se le compara con frecuencia con Mu'awiya; y,
vive escondido desde el año 873 y regresará como mahdi al final de los verdaderamente, éstos son, con diferencia, los dos califas más importan-
tiempos. Hasta que llegue ese momento, le representan los ~octore~, en tes de la dinastía omeya. Si Mu'awiya unifica el imperio árabe tras la
religión que ocupan el más alto puesto de la j.e:arquía «clen~a~» ~huta: primera guerra civil, 'Abd al-Malik restaura la unidad imperial rota por
los ayatolás (árabe: mutahid), quienes están legitimados para d~nmir (por las disputas por el trono a raíz de la sucesión de Yazid y por la segunda
medio de itihad) las cuestiones religioso-políticas contro~e:tidas. ~11: el guerra civil. Y si el primero, junto con su hijo Yazid, tiende a través de
siglo xvr, bajo los safawíes, se convirtieron en el poder rehg10so-pohtico medidas políticas y militares los cimientos de una monarquía centralista,
determinante. En el siglo xx, el ayatolá Jomeini, en cuanto e~poner:te de el segundo, junto con su hijo Walid, inaugura un importante periodo de
esta jerarquía chiíta, encabezará la revolución contra el ocódentahzado reformas, que representa de hecho el punto álgido de la época omeya.
sah 22 • .
Tanto uno como otro califa se mantienen dos décadas en el poder y
Con ello, los chiíes han entrado en cierto modo en el escenario de la logran poner en funcionamiento muchas cosas. Ni uno ni otro gobier-
política mundial; una evolución que, después .~e la guerra de 2003, tam- nan sólo a través del consenso, sino que con frecuencia dejan también
0
bién se puede observar en Irak, donde los chnes representan el 60 Yo de que decidan las armas, por ejemplo, para eliminar a los respectivos anti-
la población. . , . . . califas: 'Ali en el primer caso, Ibn az-Zubair en el segundo. Amén de
Sin embargo, para continuar con nuestro anahsis del paradigma he- emprender continuas expediciones de mayor o menor magnitud contra
gemónico, ocupémonos de nuevo de las convicciones, valores ~ modos Bizancio, bien en el espíritu de la yihad, bien con el objetivo de entrenar
de proceder dominantes de la gran mayoría, esto es, de los sunmes. Tras a las tropas, ambos tienen que hacer frente a guerras en el interior de sus
cierta confusión, el islam sunní y la dinastía de los Omeyas alcanzan con territorios: Mu 'awiya en Irak, 'Abd al-Malik también en Siria y Arabia.
su quinto califa -al que en muchos aspectos se le puede comparar con Pero Mu'awiya parece haber sabido usar mejor que 'Abd al-Malik el
el primero- su punto álgido. arte de la negociación para acortar (con 'Ali) o incluso evitar (con Ba-
san) los enfrentamientos armados. Y mientras que el primero seduce por
su amabilidad y controla gracias a su superioridad intelectual los diálo-
3. Política religiosa imperial bajo el signo del islam gos abiertos que mantiene con su consejo asesor, el segundo se muestra
autoritario y distante, incluso respecto de los jefes tribales, y se reserva
Han pasado ya algo más de seis décadas desde que el profet~ Mu!J.am- para sí las decisiones más importantes. No hay duda: bajo 'Abd al-Ma-
mad se arriesgara a dar el gran salto desde La Meca a Medina. 1Pero lik, el califato se hizo considerablemente más autoritario, jerárquico y
cuánto ha cambiado el mundo para los árabes en el curso de unas cuan- burocrático.

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE
3. POLÍTICA RELIGIOSA IMPERIAL BAJO EL SIGNO DEL ISLAM

Pero, al mismo tiempo, 'Abd al-Malik es también más religioso que Ka 'ba, pierde la vida. A continuación, le toca el turno a Irak: el califa
Mu'awiya, quien sólo se convirtió al islam una vez que Mub.amm_ad ha- nombra a al-I:Iayyay gobernador de Basara con el encargo de hacerse de
bía llevado a cabo con éxito la conquista de La Meca. Abd al-Mahk, por nuevo con el control de la provincia iraquí -que rivaliza con Siria- y
el contrario, había pasado la mitad de su vida con su padre en Medina, su ejército, para a renglón seguido subyugar a los jariyíes. Y eso es lo que
ciudad por completo musulmana, donde había recibido una esmer~da ocurre. Así, al-I:Iayyay, un extraordinario organizador, es nombrado
educación religiosa. Es un buen conocedor del Corán, y salta a la vista merecidamente virrey de todas las provincias orientales, dotado de po-
que le agrada mantener relaciones de amistad con gente piadosa y con der dictatorial. Desde Wasit, plaza fuerte de nueva construcción, y va-
estudiosos del Corán. Y, en consecuencia, su vida privada responde con liéndose del ejército sirio, al-I:Iayyay gobierna en la práctica Irak como
bastante exactitud a los ideales musulmanes. si fuera un territorio enemigo; posteriormente, se afana mucho por la
Así se explica que 'Abd al-Malik tenga más en cuenta que sus prede- ampliación del sistema de canales, fomentando con ello la agricultura.
cesores los sentimientos religiosos de sus súbditos. Incluso se preocupa También amplía sus dominios hacia el este, como todavía hemos de oír.
de que también éstos puedan conocer de verdad el Corán. Gustoso ha- Al mismo tiempo, también avanza la conquista del norte de África,
bría trasladado el centro de culto mequí -ya demasiado tiempo en ma- pues el gobernador de 'Abd al-Malik consigue poner a los beréberes de
nos del anticalifa- a Siria. Pero no tiene más remedio que desistir de parte de los árabes y en contra de Bizancio, conquistando en 697 Carta-
ello así como del plan de llevar a Siria el púlpito del Profeta con el fin de go, la capital de la provincia bizantina. Pero ya en tiempos de 'Abd al-
rev~lorizar la ciudad de Damasco desde el punto de vista religioso. El Mali~ se hace percei::tible que el cambio de paradigma introducido por
enfado en Medina habría sido demasiado grande. Por eso, debe conten- e.l cahf~to de Mu 'áv~'iya no sólo conlleva un cambio de estructuras polí-
tarse con promover las peregrinaciones a la cercana Jerusalén, a la ún_ica ticas, smo que también repercute en toda la estructura social y religiosa
ciudad del mundo que puede rivalizar en santidad con La Meca. 1La de la umma.
luego famosa Cúpula de la Roca, mandada construir por el califa, es Abd al-Malik impulsa como nadie antes que él la arabización de los
expresión de esta estima por Jerusalén y, al mismo tiempo, una señal territorios conquistados con el fin de hacer a su imperio cada vez más
religioso-política! independiente de influencias externas; sí, con vistas a acentuar la equi-
Pues 'Abd al-Malik no sólo es un perspicaz conocedor de la natura- parabilidad de su imperio con los imperios precedentes (o incluso su
leza humana, sino un gran político maquiavélico, que sabe cómo poner superioridad respecto de éstos). Además, tal arabización tiene una di-
en su sitio a las tribus del norte y que, cuando está en juego el califato, mensión por completo religiosa: apunta de forma totalmente intencio-
puede actuar sin escrúpulos e incluso cruelmente. Así, por ejemplo, no n.ada a la islamización 25 • Al califa, muy marcado por las duras experien-
vacila en asesinar por propia mano a su primo, cuando éste se atreve a cias. de la segunda gue.rra civil, no se le escapa la necesidad de que los
pretender su lugar. Y, sin embargo, favorece a sus parientes más q~e habitantes de las tan diversas -y tan distantes entre sí- provincias ad-
cualquiera de sus predecesores, aprovechando que toda la gran famtha quieran conciencia de la unidad y singularidad del Estado islámico so-
de los Omeya reside a la sazón en Damasco. Les confía sobre todo pues- metido a tan veloz proceso de expansión. Pero eso sólo se puede lo'grar
tos de gobernadores, pero tampoco tiene reparos en vigilarlos estrecha- con ayuda de la religión. Para ello, 'Abd al-Malik procede de manera
mente y en destituirlos sin contemplaciones cuando percibe ineficacia. semejante a como, dos generaciones antes de él actuó 'Umar con la
Además sabe cómo compensar al hijo del califa Yazid, Ja.lid, excluido de introducción de una nueva cronología: «no lo hiz; con manifiestos sino
la sucesión para el califato; a saber, ofreciéndole en matrimonio a su con sim , bo1os» 26 (J. van Ess), dando respuesta así a los intereses 'tanto
hija. Él, por su parte, se casa con una hija de Yazid, 'Atika, quien llegará políticos como religiosos de los árabes. Tres de sus medidas tuvieron
a ser su esposa preferida. . . . múltiples consecuencias para las gentes de aquel entonces: afectan a la
El objetivo más importante de 'Abd al-Malik en política mtenor con- moneda, la lengua oficial y el arte 27•
siste en restaurar la unidad del imperio y el califato. Y eso significa poner
fin, antes de nada, a la segunda guerra civil con el anticalifa de La Meca, La introducción de una moneda islámica
Ibn az-Zubair, y luego restablecer la autoridad del califato en el ~ebelde
Irak. La persona altamente cualificada e inquebrantable~ente fiel a ~a Arabización e islamización son los objetivos de la reforma monetaria
que el califa designa como comandante de am?as operac!ones _es e! 171as (aso~iada probablemente con el nuevo conflicto con Bizancio): la intro-
tarde famoso general y gobernaqor al-I:Iaffaf ibn Yüsuf2 , tan mtrepido ducción de una moneda específicamente musulmana en sustitución del
como temido (pero no cruel). Este sitia y conquista La Meca en 692, oro ?r.iego y la plata persa. Igual que, en la zona de influencia persa, a las
operación durante la cual el ya senescente anticalifa, que se refugia en la tradic10nales monedas sasánidas primero se les añadió simplemente a

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 3. POLÍTICA RELIGIOSA IMPERIAL BAJO EL SIGNO DEL ISLAM

modo de leyenda bismi'llah («en el nombre de Dios») y más tarde tam- nes, por supuesto, también hablan árabe, permanecen en sus puestos,
bién rabbi («mi Señor» )28 , en las imágenes de las monedas bizantinas, puesto que es necesario entender el griego y el persa para trasladar todo
que al principio fueron asumidas, no tardó en volverse irrec~mocible la al árabe. Debido a esta circunstancia, los funcionarios cristianos segui-
cruz 29 • En el papel moneda que se traía a Bizancio desde Egipto -:-só.lo rán teniendo durante mucho tiempo influencia en la Hacienda musul-
aquí existían talleres especializados en su impresión- aparecían asimis- mana y, precisamente por ello, con frecuencia serán muy odiados. Pero
mo desde antiguo inscripciones cristianas y, como filigrana, la cruz o estos funcionarios de lengua griega y persa asumidos de los imperios
una fórmula trinitaria. Sobre ellas comienza a imprimirse en árabe, por precedentes terminan siendo sustituidos en su mayor parte por una nue-
orden del califa, la sentencia coránica «Di, isólo El es Dios!». va generación de clientes de lengua árabe, formada por aquéllos. Qué
Bizancio, ciertamente, no está dispuesta a tolerar esto y ~menaza duda cabe de que, de este modo, se eleva la conciencia cultural y religio-
con grabar en las monedas de oro bizantinas, que son las úmcas q~e sa de los árabes: por fin cobra expresión también en la lengua oficial,
circulan en Arabia, insultos al Profeta. En respuesta a ello, 'Abd al-Mahk cuyo uso es obligatorio para todos, el hecho de que la mejor religión, la
lleva a cabo lo que ya Mu'awiya parece haber planeado: ordena acuñar, religión verdadera, que por supuesto no es otra que la árabe, ha triunfado.
en el nombre de Allah, monedas de oro árabes con sentencias coránicas Pero esta medida también tiene su cara negativa: la propia lengua
relativas a la autoridad del Profeta (y, en Kufa, al-l;Iayyay hace lo propio árabe -el vocabulario, ciertas reglas gramaticales, la sintaxis y el esti-
con monedas de plata). No obstante, como es fácil de imaginar, esta lo- experimenta modificaciones, a causa precisamente de la creciente
decisión no encuentra sin más aceptación generalizada. Puesto que tie- influencia del griego y el persa ... ialejándose del Corán 30 ! Es sintomático
nen el mismo peso que las ya manidas (i !) monedas de oro bizantinas, las que Walid, hijo y sucesor de 'Abd al-Malik, no hable ya, muy a pesar de
nuevas monedas no consiguen desplazar de inmediato, ni mucho menos, su padre, el antiguo árabe culto del Corán. Aquí se perfila un problema
al antiguo dinero. Pero, a la larga, el dinar árabe se abre paso en el co- que todavía hoy sigue creando dificultades al islam: el árabe clásico sólo
mercio internacional como una moneda de referencia. se habla en las ocasiones solemnes; por lo demás, su uso se circunscribe
Qué duda cabe de que la sustitución de la cruz o de una fórmula al ámbito de la literatura. El Corán debe ser proclamado como escritura
trinitaria por una aleya coránica entendida en sentido anticristiano po- revelada, mas, debido a su anticuado lenguaje, con frecuencia sólo es
see una gran fuerza simbólica. Ello viene subrayado además por el hecho comprendido vagamente por el pueblo ... , algo parecido a lo que ocurría
de que algo parecido se realiza también con los tejidos de lujo (tiraz), la con el latín en la Iglesia medieval de Italia o España. Pero en las cortes de
cerámica y los pesos de cristal egipcios. Que 'Abd al-Malik ordenara los príncipes árabes se cultiva, como recuerdo romántico de tiempos
arabizar incluso los hitos y postes indicadores de los caminos hace más pretéritos, la herencia árabe en forma de poesía beduina. A los temas de
comprensible el hecho de que, aún hoy, en Arabia Saudí se procure evi-
1
antaño se añaden, sin embargo, otros nuevos: loor de los príncipes, lu-
tar que las farolas de las calles o las señales de tráfico tengan, por casua- chas partidistas, vida urbana y también poesía amorosa. Pero aquí debe-
lidad, forma de cruz. mos remontarnos a bastante más atrás en el tiempo.

El árabe se convierte en lengua oficial El arte se islamiza

Arabización e islamización son asimismo los objetivos de la reforma ad- Los comienzos del arte islámico se encuentran ya en el paradigma ante-
ministrativa: la introducción del árabe como lengua oficial en la admi- rior (P I), aunque sólo nos son conocidos por referencias literarias o a
nistración en lugar del griego y del persa: iun cambio de enorme carga través de algunas inscripciones y monedas. Pero, en el paradigma del
simbólica para los no musulmanes, quienes hasta entonces habían des- que nos estamos ocupando (P II), se desarrolla -sobre todo en Siria,
preciado el árabe como una lengua beduina, incomprensible, impronun- Palestina, Transjordania e Irak- el arte omeya: gran número de famo-
ciable y propia de gente inculta! A partir de ahora, la gente culta de sas mezquitas (en Damasco, Jerusalén, Medina, Kufa y Wasit) y, junto a
formación helénica o persa ¿sólo podrá tratar con las cancillerías en incontables palacios y villas, también el singular monumento de la Cú-
árabe? Hasta entonces, en la Hacienda pública -1.a principal actividad pula de la Roca en Jerusalén 31 •
del gobierno- se había usado el griego en Damasco y el persa ~1.1 Kufa. Pero faporta el arte islámico en realidad algo nuevo? Una pregunta
Por medio de la traducción del registro fiscal, toda la contabilidad es muy discutida. En ocasiones se ha afirmado que el arte islámico asumió
adaptada, no sin ciertas dificultades, al árabe; los resúmenes, las copias Y prácticamente todas sus formas y técnicas de las precedentes tradiciones
los informes comienzan a aparecer en árabe. artísticas de Oriente Próximo y de la cuenca mediterránea: para cada
Al principio, los funcionarios gubernativos griegos y persas, quie- motivo decorativo, cada unidad de planificación, cada detalle arquitec-

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE
3. POLÍTICA RELIGIOSA IMPERIAL BAJO EL SIGNO DEL ISLAM

tónico, sería posible, según esta opinión, aducir modelos directos. P~ro ¿con qué fin? Para mostrar al mundo entero aquí -en este lugar
esto no es más que una cara de la verdad histórica. Siempre ha habido santo, sobre la desnuda roca del monte Maria, donde, según la tradi-
que reconocer que, con el islam, surgen un nuevo arte de la cerámica Y ción, Abrahán debía consumar el sacrificio de su hijo exigido por Dios-
una original ornamentación caligráfica árabe, que, junto con el estuca- q~e ~ambién el islam entronca directamente con el patriarca de judíos y
do, se extienden por todo el imperio islámico y se convierten en todas cristianos. Más aún: que al islam le corresponde incluso la primacía en-
partes en los rasgos típicamente distintivos del arte islámico. Por el con- tre los tres credos, porque ha renovado la originaria religión de Abra-
trario otros símbolos (cristianos y persas) desaparecen; sobre todo, se hán, liberándola de las falsificaciones judías y cristianas. Por eso, con
evita de propósito la representación de seres humanos y animales. !°'sí intención triunfalista-propagandística, en la Cúpula de la Roca se labra a
pues, algunos elementos arquitectónicos concretos p~e_d~n _h~be~ sido lo largo de dos bandas circulares que rodean el domo una inscripción,
tomados en préstamo, pero no cabe duda de que un edificio islamico es, que, de manera análoga a la de las monedas, proclama la unidad y unici-
en conjunto, muy diferente de todo lo anterior. dad de Dios ... contra la doctrina cristiana de Dios (Trinidad). En ella se
Por tanto, en modo alguno se puede negar la originalidad y sing~la­ nombra a Jesús, pero, en fidelidad plena al Corán, no como Hijo de
ridad del arte islámico. Como convincentemente ha puesto de relieve Dios, sino como Siervo de Dios. En cambio, Mubammad es ensalzado
Oleg Grabar, historiador del arte de la Universidad de Harvard, tal espe- como el profeta que -tal es la nueva concepción- intercederá por los
cificidad se apoya en dos actividades paralelas y mutuamente com~le­ suyos en el Juicio final.
mentarias insertas en un único proceso: por una parte, se adaptan, bien . En todas partes se contrata a especialistas griegos, arquitectos y ar-
conservándolas, bien modificándolas, las tradiciones helenísticas o ira- tistas; y se toman prestados para las mezquitas motivos y formas griegas.
nias preexistentes; por otra, se adoptan, desarrollan e inte~ran nue~as En Bizancio, donde siempre se supo hacer misión con ayuda de la sun-
formas y técnicas, exigidas e inspiradas por el nuevo ambiente soc10- tuosidad ornamental, se confía en poder propagar de esta manera la
religioso. «La creación de un arte islámico no fue el resultado de una cult~ra cristiana bizantina. Pero se equivocan, pues sucede justo lo con-
doctrina artística o estética inspirada por la nueva religión o por las con- trario: el arte bizantino se islamiza. Todos los elementos arquitectóni-
secuencias sociales -o de cualquier otro tipo- del mensaje profético. cos y decorativos bizantinos, que ahora se emplean en innúmeros pala-
Consistió en la transformación de tradiciones precedentes de acuerdo cios y edificios de variado tipo, son modificados y puestos al servicio de
con la identidad de la comunidad musulmana, hasta entonces sin duda la fe islámica ... ide modo semejante a lo que antes habían hecho los
débilmente configurada, y en el circunstancial intento de salir al paso de cristianos con el arte grecorromano y a lo que posteriormente ocurrirá
las necesidades de ésta o de proclamar su presencia (por ejemplo, en los en España con los edificios islámicos!
alminares o en los tejidos de lujo, tiraz)» 32 • Y, de igual manera que la No hace falta decir que, tanto en un bando como en otro, se rebasa
torre se convierte en alminar, en esta arquitectura todo adquiere un sen- el límite del fanatismo religioso. Pues el propio 'Abd al-Malik prohíbe
tido nuevo, un sentido justamente islámico. en todo el imperio la representación de cruces. Su hermano, gobernador
Pero ¿cuál es el objetivo de la forzada política de construcción ome- de Egipto, ordena colocar bandas con caligrafía musulmana incluso en
ya33? iLa erección de construcciones monumentales es, de forma plen~­ iglesias cristianas. Y que, un año antes de la muerte de 'Abd al-Malik
mente intencionada, una «bizantina» demostración de poder contra Bi- fueran sacrificados todos los cerdos también parece ser más que un ru~
zancio! El carácter cuasi-imperial del califato y la soberanía del Estado mor. ..
islámico tiene que ser tremolado precisamente en Jerusalén, a los ojos de El hijo del califa, al-Walid (705-715), puede disfrutar en el interior
judíos y cristianos. Las más recientes investigaciones dan ~or sen~ad.o los de l~ paz establecida por la fuerza de las armas por su padre 'Abd al-
dos siguientes puntos. Primero, que la construcción de la 1erosoh.mitana Mahk. Y al-W alid es tenido por el primer gobernante que demostró su
Cúpula de la Roca (Qubbat a$-$ajra), denominada con frecuencia mez- majestad por medio del boato. Como apasionado constructor, no tiene
quita de 'Umar, no fue iniciativa de éste (que no conquistó en pers<?~ª reparos en robar la dorada cúpula de bronce de una iglesia cristiana de
Jerusalén), sino de 'Abd al-Malik, y sólo en 692, cuando la situac10n Baalbek, para colocarla en la mezquita de al-Aqsa (al-Aq$a), construida
económica del imperio se había vuelto a estabilizar tras la segunda gue- en la Explanada del Templo en Jerusalén. No sólo reforma de arriba
rra civil. Segundo, que la Cúpula de la Roca no fue const~uida como abajo la mezquita de Medina, sino que arrebata a los cristianos de Da-
mezquita (en esta construcción circular con la roca sobresahe.ndo ~n el masco la iglesia de San Juan -algo, ciertamente, que ya su padre habría
medio resultaba de todo punto imposible llevar a cabo el estricto ritual hecho con sumo gusto- con el fin de ampliar de forma considerable y
de oración propio de los musulmanes), sino como un gran edificio sim- según la tradición basilical siria la aledaña mezquita principal de la ciu-
bólico34. dad, restaurándola espléndidamente. De los mosaicos es borrada, como

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 4. EL SURGIMIENTO DEL DERECHO ISLÁMICO

manda el islam, toda figura humana. Las idílicas casas y paisajes bizanti- En el curso de la dirección política y organización administrativa del
nos del fondo pasan a ocupar sin más el primer plano: ¿imágenes del nuevo imperio que llevan a cabo de manera tan enérgica, los Omeyas no
paraíso? Las representaciones figurativas en dos o tres dimensiones pueden eludir de ningún modo la ampliación del sistema jurídico. Sólo
-aunque inicialmente toleradas en casos aislados- pasan a estar mal el islam mantiene espiritualmente unido el inmenso imperio. Durante el
vistas. Las imágenes de ángeles, seres humanos y animales son desplaza- gobierno de los Omeyas se produce:
das por formas florales y geométricas. La caligrafía emprende su marcha - el comienzo de un derecho islámico común, la §arí 'a («camino del
triunfal. En la mezquita omeya de Damasco aparece por primera vez en abrevadero», ley sagrada ), la cual tiene ante sí, ciertamente, una larga
forma de inscripción labrada la clásica profesión de fe islámica, que aquí, evolución;
sin embargo, tiene estructura trimembre: «Nuestro Señor es el único - el nombramiento de jueces estatales (qudat, sing.: qadí) y la forma-
35
Dios; nuestra religión, el islam; y nuestro profeta, Mubammad» • ción -si bien de modo por completo privado- de jurisconsultos (fuqa-
En todas partes -también en la nueva mezquita de Medina-, lo ha', sing.: faqzh);
que los bizantinos habían imaginado como expresión de s:i superio:idad - la configuración de una ciencia jurídica islámica (fiqh: «conocimien-
cultural y política se convierte de hecho en una demostración del triunfo to», jurisprudencia), que hasta entonces no existía.
del islam sobre Bizancio. Al mismo tiempo, la mezquita pasa a ser un A los cristianos puede sorprenderles que precisamente la ciencia ju-
condensado testimonio de la unidad del poder político y religioso en el rídica, y no la teología, sea honrada con la palabra «conocimiento». Pero
califato. El califato da al islam esplendor político; a su vez, el islam brin- ya en el P II se perfila lo que en el siguiente paradigma resultará aún más
da al califato autoridad religiosa. A la vista de esta evolución, no es sor- claro: en el islam no es la teología, sino el derecho -a menudo cultiva-
prendente que la islamización alcance también a la esfera del derecho. do, no obstante, por teólogos-, el que ocupa el centro. En este sentido,
puede afirmarse -no de la esencia del islam, ni de su primer paradigma,
pero sí del segundo- que el islam, originariamente una religión de la
4. El surgimiento del derecho islámico ética, se convierte en una religión de la ley.
Los Omeyas introducen toda una serie de nuevos tipos de funciona-
Ya se ha hecho patente que ni en el Corán, ni en la época de los primeros rio (como, por ejemplo, inspector de mercados, figura originariamente
califas (P 1), puede hablarse en sentido estricto de un de:echo islámico bizantina). Pero lo característico del periodo omeya es el nombramiento
específico. Bajo los califas omeyas, tamb~én en este ámbito se prodi._i~e por primera vez de jueces estatales: los cadíes 42 • En cuanto instancia
una transformación. El cambio de paradigma (P II) repercute tambien superior, deben complementar o reemplazar en la nueva sociedad al
en el sistema jurídico, como voy a intentar mostrar basán~ome en los antiguo árbitro (l;akam 43 ) que había conocido la sociedad árabe preislá-
pioneros estudios de historia del derecho islámico de ¡oseph S~h~,cht ,
36

mica. Pero la gran diferencia con respecto al bakam independiente, que


completados críticamente con los de N. J. Coulson . La posicion de
3
realiza su función ad hoc y que todavía t;.xiste en las tribus, radica en que
Schacht es asumida en gran medida por estudiosos musulmanes c?mo el cadí es un delegado del gobernador. Este es el único que, en el marco
F. Rahman 38 y A. A. A. Fyzee 39 , aunque también hay quien la cuest10na de las atribuciones que le son concedidas por el califa, tiene competen-
en algunos puntos de manera sumamente crítica, por ejemplo, M. M. al- cia para designar a los cadíes, con el apoyo, eso sí, de las tribus; de este
A''.?ami4º. modo, en la práctica, siempre son nombrados árabes castizos. Aquí goza
el gobernador de una ventaja decisiva, a saber: que puede destituirlos si
Jueces estatales: los cadíes
no observan su política.
«A lo largo de la historia, pocas sociedades han estado expuestas a cam- Así pues, los cadíes son comisionados del gobernador en materia
bios tan acelerados -y se hallaban tan mal preparadas para hacerles jurídica que, al principio, actúan de forma subordinada y con frecuencia
frente- como la de los árabes musulmanes», observa el historiador bri- a modo de segunda actividad, pero hacia finales de la época omeya ad-
tánico del derecho Noel Coulson. En realidad, se trata de una alabanza: quieren una posición relativamente independiente y de peso en el apara-
«Que la praxis jurídica omeya llevara a cabo una síntesis exitosa de .las to de gobierno. Sus decisiones tienden los cimientos de lo que más tarde
distintas influencias operantes en el imperio islámico fue un auténtico se llamará derecho islámico. Sus sentencias, sin embargo, no sientan pre-
logro» 41 • Los califas tenían gran interés en conservar en la medi~a ~e lo c~dente, por lo que, a diferencia de lo que ocurre en otros sistemas jurí-
posible las estructuras administrativas ya existentes en las provincias y, d.icos, los posteriores dictámenes de otros jueces no tienen por qué de-
por eso, no les importó asumir conceptos jurídicos e instituciones ex- rivarse de los de sus predecesores. La jurisprudencia todavía está
configurándose. Ejemplo característico de estos primeros jueces es Iyas
tranjeras.

240 241
4. EL SURGIMIENTO DEL DERECHO ISLÁMICO
C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

ibn Mu'awiya (m. 740 a la edad de setenta y seis años) 4 4, quien, en sus Como idealistas religiosos que son, investiga.n de manera sobria y rigu-
decisiones, no se orienta por el Corán, ni por ninguna tradición del Pro- rosa si -y, en caso de respuesta afirmativa, en qué medida- el derecho
feta, sino que se deja guiar por el sentido común, así c~mo por su pe~e­ consuetudinario vigente concuerda con las normas islámicas, ya coráni-
tración psicológica y su intuitiva sagacidad. A diferencia de la posterior cas, ya generales. Para ellos, la base para tomar decisiones justas no es el
jurisprudencia, Iyas no valora demasiado los testimonios de testigos (de sentido común y la sagacidad, sino el Corán y, con el tiempo, también
los que con frecuencia se abusa) y rechaza la argumentación por analo- la «sunna del Profeta». Quieren determinar, desde un punto de vista
gía (el qiyas, que no presta atención a las diferencias)'. . . religioso o, más exactamente, ético-ritual, si -y, en caso de respuesta
De esta manera, surgen sin duda grandes diferencias en la iunspru- afirmativa, en qué medida- determinadas costumbres (por ejemplo, el
dencia. Pues, por una parte, cada localidad tiene su propio derecho cobro de intereses, las prácticas hereditarias, la compra de esclavos)
consuetudinario y, por otra, cada juez decide según su parecer personal deben ser conservadas o desechadas. Al principio, a no ser que tomen
(ra'y). Pues no existe ningún tribunal superior, ni tampoco esfuerzo al- parte en las sesiones de los tribunales en calidad de asesores, apenas
guno del gobierno central por fomentar la unificación del derecho. A la influyen en la jurisprudencia de los cadíes, que se desarrolla de acuerdo
vista de las cada vez más complicadas circunstancias históricas, los ca- a otras categorías. Y, sin embargo, de forma lenta pero segura tienden
díes se ven obligados a una creciente especialización; y, ya durante las los cimientos para un proceso de islamización del derecho co~suetudi­
últimas décadas de los Omeyas, en la práctica sólo son designados para nario vigente.
la judicatura especialistas. Pero ¿de dónde salen estos peritos? Si seguimos también aquí el autoritativo estudio de Joseph Schacht,
la conclusión sería: «Ellos impregnaron la esfera del derecho con ideas
Islamización del derecho: píos especialistas religiosas y éticas, la sometieron a las normas islámicas, la integraron en
el corpus de obligaciones a las que estaba sujeto todo musulmán. En
Por «píos especialistas» 45 no debemos imaginarnos a profesionales con este sentido, prolongaron, de una manera mucho más amplia y detalla-
formación sistemático-científica, ni siquiera a expertos preparados por da, lo que el Profeta había intentado hacer en el Corán pensando en la
el Estado. Antes bien, son personas más interesadas en la religión que en primitiva comunidad islámica de Medina. Una de las consecuencias de
el derecho, al principio más atentos a las prácticas rituales que a las todo esto fue la transformación de la praxis popular y administrativa
estipulaciones jurídicas. Se trata de «laicos» religiosamente comprome- del último periodo omeya en el derecho religioso islámico. La teoría
tidos, que, en su tiempo libre y de manera privada, por lo general en ideal que de ahí resultó tenía que ser trasladada todavía a la práctica;
grupos de amigos con intereses comunes, reflexionan y discuten sobre esta tarea desbordaba el poder de los píos especialistas, por lo que no
cuestiones relativas al Corán y al derecho; no obstante, también ofrecen hubo más remedio que dejarla al interés y al celo de los califas, goberna-
información y consejo jurídico y elaboran peritajes (fatwa, pl.: fatawa), dores y cadíes, así como de algunos individuos interesados en ello. Las
al estilo de las «respuestas» que, desde hace mucho tiempo, los gaones circunstancias en las que surgió hicieron que el derecho religioso islá-
(cabezas de escuela) judíos redactan a las preguntas de sus correligiona- mico se fuera desarrollando no tanto en estrecho contacto con la pra-
rios. La interpretación del Corán no es competencia de ninguna «autori- xis, sino más bien como expresión de un ideal religioso contrapuesto a
dad de fe», sino del individuo, quien puede llegar a adquirir conocimien- dicha praxis» 46 •
tos nada despreciables. Entre estos peritos religiosos y como miembros Este proceso de islamización comienza de manera muy modesta gra-
de sus agrupaciones, se cuentan de manera especial muchos neó.fit~s cias a la labor de algunos jurisconsultos como Ibrahim an-Naja'i (m.
musulmanes, a los cuales al principio les está vedado el acceso a la iudi- 715) 47 , la primera personalidad jurídica de Kufa (junto con as-Sa'bi) que
catura. ¿Qué es lo que determina en el fondo su interés? presenta un perfil definido, y de expertos en derecho mediníes que ofre-
El interés de los píos expertos y consejeros jurídicos no radica, en cían consejo legal a personas con problemas de conciencia, por ejemplo,
primer lugar, en la praxis de los tribunales, sino en la bús9ueda de un e? problemas concernientes al matrimonio, la separación, el tributo so-
way of life (estilo de vida) islámico al alcance de cualquier p~rs~n~. cial o el ayuno, o sea, más en cuestiones jurídico-morales que en cuestio-
Tienen la impresión de que los originarios impulsos y elementos islami- nes propiamente técnicas. Estos expertos y asesores jurídicos, muy valo-
cos han quedado sepultados bajo una ingente cantidad de normas ad- rados por el pueblo a causa tanto de su compromiso y piedad religiosos
ministrativas y prescripciones jurídicas extranjeras. Las sentencias de como de su actividad de asesoramiento y peritaje, critican con frecuen-
los cadíes suelen ser, opinan, arbitrarias, y el gobierno apenas hace nada c~a decisiones del gobierno igual que costumbres del pueblo. Pero no se
para garantizar la aplicación de las normas islámicas originarias; p~H sitúan en una oposición radical al gobierno y al Estado omeya. Y lo que
todas partes, el espíritu y el contenido islámico brillan por su ausencia. será importante en el futuro: gozan de la confianza del pueblo.

242 243
5. UNA NUEVA SOCIEDAD FORMADA POR NUMEROSOS PUEBLOS
C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

la doctrina de esta escuela es atribuida al ya mencionado Ibrahim an-


La fundamentación teórica del derecho
Naja'i, quien .en su época, como hombre del común que era, no impartió
En las últimas décadas del periodo omeya, en las que cada vez hay más m~s que s.encillos .consejos legales. O si no Medina, donde se apela a los
estudiosos del derecho, se forman las llamadas escuelas jurídicas anti- «stete sabtos» de tiempos anteriores, sobre cuya enseñanza, sin embargo,
guas. Sus campos de acción se hallan en los más diversos l~gares: en Irak apenas tenemos noticia. Los primeros juristas sobre cuya doctrina co-
-donde Kufa desempeña un papel destacado-, en Medma y La Mee~, nocemos datos auténticos vivieron en las últimas décadas de la época
también en Siria. Estas escuelas jurídicas no poseen ningún estatus ofi- omeya, es decir, en la primera mitad del siglo vm, algo más de cien años
cial ni una rígida organización ni una orientación doctrinal unitaria; después de la muerte del Profeta.
' siguen funcionando de 'manera privada y volun~aria,
todavía . ~ero son El proceso de retroproyección, sin embargo, no se detiene aquí: la
sostenidas por la veneración y el apoyo del pueblo. Las ~iferen~ias en~re fun~aci_'.51:1 del derecho islámico termina siendo asociada -de nuevo pa-
estas escuelas responden exclusivamente a las grandes dife~encias r~g1~­ rad1gmat1camente en Kufa- con los comienzos del islam en esta ciudad
nales entre las distintas provincias culturales, no a determmados prmci- en concreto con un compañero del Profeta de nombre Ibn Mas'ud. Algo'
pios o métodos jurídicos. En esta fase inicial de la ju.risprude,ncia islá1;1i- análogo ocurre en La Meca en relación con el compañero del Profeta
ca más bien existe «un considerable corpus de doctrma comun, que solo Ibn. 'Abbas? y ,en Medina, en relación con el compañero del Profeta y
p¿steriormente se reducirá a causa de la creciente diferenciación de las antiguo califa Umar. Por supuesto, no puede excluirse que se conserva-
ran elementos procedentes en verdad de la práctica jurídica y la tradi-
es cu elas» 48 •
En cualquier caso, hay algo de lo que no ca?e duda: las normas, del ción .oral .de los inici?s del islam (PI); pero, al menos según el juicio de
Corán nunca habían sido tomadas con tanta seriedad como en esta epo- los historiadores occidentales, «la gran mayoría de las doctrinas atribui-
da~ a los antiguos lo son de manera anacrónica» (N. J. Coulson) 49 • El
ca, en la que de ellas se derivan todo tipo de consecu~nci~s para los más
diferentes ámbitos desde el derecho familiar y hereditario hasta el ayu- último paso de la retroproyección es la asociación con el Profeta mismo.
no y la oración rit~al. Cada escuela defiende su propia tradición viva, su ~a doctrina de los. juristas y la praxis de la comunidad local (al principio,
doctrina establecida, la cual se designa con el término «sunna» o con sm duda, sólo existente como ideal) son identificadas -en Medina la
otros semejantes, ya que localmente es posible establecer u,n. consenso ciudad del. ~rofeta, en menor medida que primero en el lejano Irak y
(i9ma ') de expertos mucho más amplio que el consenso basteo de l?s 11:1ego en Sma- con la «sunna del Profeta». Así pues, aquí esta «tradi-
musulmanes. Pues, mientras que el consenso de los musulmanes se cir- ción» no se entiende ya en sentido primariamente teológico y político
cunscribe a lo esencial de la fe y es compartido por todos, el consenso de sino jurídico. Al principio, ciertamente, esto acontece de manera po;
expertos, a pesar de su diferenciación local o regional'. es muy coi;icreto completo general, sin aducir palabras o hechos concretos del Profeta.
y determinado. No obstante, a la hora de las estipulac:on~s doctrinales, Tal tendencia. ~ó~o se impone en la siguiente época, de modo que
no se excluye a las escuelas de otros lugares, aunque diveqan.en la apre- a~ora podemos dmgir de nuevo nuestra atención al desarrollo -mejor
ciación de algunos asuntos, sino que se busca la concordancia e.n~r.e to- dicho, al embrollo- político bajo los califas omeyas.
das las escuelas, pues ésta parece garantizar algo así c_oi:no l~ i~fal.1b1hdad.
Pero la fundamentación teórica del derecho religioso 1slam1co en el
consenso de los expertos no resulta suficiente. Es necesario asegurarlo 5. Una nueva sociedad formada por numerosos pueblos
también desde un punto de vista histórico. Y dado que presentar la obra
propia bajo el nombre de un gran maestro era, de todos modos, una Justo en el punto álgido del dominio omeya se hace evidente que cuan-
costumbre muy extendida en la Antigüedad (en el J':l'uevo Testam~nt~, to más intensa es la arabización del imperio, más acuciante se vu~lve un
por ejemplo, las llamadas cartas pastorales a Tito y Timoteo son at:1bm- problema; a saber, ¿qué actitud debe adoptarse ante los no árabes y los
das a la pluma del apóstol Pablo), los eruditos musulmanes no tienen no musulmanes, sobre todo ante los cristianos? Se hace perentorio to-
problema alguno en dar un nombre a lo que originariamente no lo tenía. mar ~na decisión; y aquí ya podemos decir básicamente que, en este
Así, las antiguas escuelas jurídicas islámicas llevan a cabo una retropro- paradigma, comienza a perfilarse un cambio en la relación entre árabes y
yección. Esto significa que las opiniones consensuadas entre expertos no á:abes, entre musulmanes y cristianos. Pues la política de segregación
jurídicos cuyo nombre se desconoce son atribuidas -cada v~z con ma- se~mda por los califas bien guiados (P I) no puede mantenerse a la larga
yor frecuencia- a una conocida figura del pasado, con el fm de a~en­ ba10 las condiciones de un gran imperio (P II). La transformación del
tuar la continuidad y la autoridad de la tradición. Tomemos como eiem- régimen patriarcal en el gobierno de un imperio es condición previa de
plo Kufa, que es la escuela de la que más información disponemos: toda esa nueva relación entre árabes y no árabes.

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 5. UNA NUEVA SOCIEDAD FORMADA POR NUMEROSOS PUEBLOS

Del régimen patriarcal al gobierno imperial son las mutaciones sociales de carácter general que se desencadenan a
causa de la presión de las guerras, las migraciones y los cambios econó-
A estas alturas la fidelidad política y religiosa al régimen islámico ha micos. Cabe describirlas brevemente como sigue53 :
reemplazado a'la fidelidad a la persona del califa. Lo cual?? sólo da pie - La elite militar árabe se convierte en una nueva clase. Entre los miem-
a una acelerada centralización del Estado, sino que propicia una <<nue- bros normales de las tribus y sus líderes existen enormes diferencias de
va ideología política»5 º. A diferencia de lo que ocurría en tiempos de clase; estos últimos pueden permitirse palacios privados, grandes bienes
Mu' awiya, en Damasco ya no reside un sumo príncip~ tribal ára~e, ro- raíces y un costoso tren de vida con toda clase de lujos. La aristocracia
deado de los jefes de las tribus. Quien a la sazón gobierna Y. reside en de los propietarios consolida su posición por medio de matrimonios «con-
Damasco, en un opulento y bien vigilado palacio, es una esp;~ie de <'.e?1- forme al rango social». A pesar de ello:
perador»: el «califa o lugarteniente de Dios» en sentido politico-r~li.g10- - La cultura tribal árabe existente con anterioridad al islam se diluye.
so también llamado «fiduciario de Dios» (amln Allah), «pastor divmo» Las necesidades administrativas y militares (reasentamientos, nuevos re-
(r~ '¡ Allah), «autoridad divina» (sultan Allah), «teniente de Dios» (na'ib gimientos) motivan la aparición de unidades artificiales: grandes clanes
Allah) 51 • En ocasiones, será presentado incluso como «pantocrátor» ~en son fragmentados en miríadas, otros más pequeños son reunidos.
paralelismo con las representaciones bizantinas de Cnsto como Senor - Las plazas fuertes y las sedes gubernamentales puramente árabes
de todo, pero al mismo tiempo en contraposición a ellas). . -que ya no están formadas por tiendas o chozas, sino por casas de pie-
Así, el califa concede audiencias solemnes, engalanado con vesti- dra y masa- pierden, a causa de las inmigraciones, su carácter específi-
mentas reales y con una corona en la cabeza, rodead? de los c~rtesa~os camente árabe y se convierten en centros de producción, comercio y
de mayor rango, escribas y guardias. Su jornada cons1.s~e en dehberac~o­ administración con carácter étnica y religiosamente abigarrado. Gran
nes con consejeros, recepciones y momentos de oracion. A ello se ana- cantidad de funcionarios, artesanos y soldados (regimientos iraníes en-
den diversiones privadas de todo tipo: caza, recitales de poesía, repre- teros) no árabes buscan aquí alojamiento y ocupación.
sentaciones musicales vino, bailarinas ... Al califa sólo se puede acceder - Los beduinos y soldados árabes se convierten en una capa de trabaja-
siguiendo un complic~do camino y ateniéndose a un determ~nado pro- dores económicamente diferenciada: vendedores, comerciantes, artesa-
tocolo. Al gran señor, a quien los poetas.deben ensalzar_con himn,os, ~ay nos, trabajadores y campesinos. La nueva religión crea oportunidades de
que dirigirse en tono sumiso. Los jefes tribales de~~mpenan t~davia? cier- ascenso social a una nueva capa instruida compuesta de teólogos, maes-
tamente, importantes funciones, pero, en lo decisivo, e~ gobie:no impe- tros, peritos jurídicos, cuyas funciones, sin embargo, todavía no tienen
rial se halla en manos de funcionarios profesionales, quienes solo han de entidad independiente.
rendir cuentas al califa. Un juramento de fidelidad al.cali~a pone ~e.m~ni­ Todo esto muestra que las barreras de segregación entre conquista-
fiesto que lo más importante en esta corte es la obediencia y la disc1plma. dores y conquistados establecidas bajo el segundo califa bien guiado,
En una palabra, el régimen patriarcal de antaño (P I) ~e ha tr~n~f?r­ 'Umar, se están viniendo abajo, y la recíproca asimilación de árabes y no
mado en un gobierno imperial (P II): «Mientras que el .califato pnmi~ivo árabes no deja de progresar.
era un conjunto de poderes dependientes en gran medida de las ~ualida­
des personales, religiosas o patriarcales del califa, el nue~o califato es Árabes y no árabes se mezclan
una institución independiente de la persona que desempenaba el cargo.
Los Omeyas consiguieron transformar el califato en un régimen estatal, Hacia finales del siglo vn, la mayor parte del ejército árabe se dedica ya
pero al mismo tiempo mantuvieron viva su herencia específicamente a profesiones civiles y no desea asumir nuevas obligaciones militares, ni
islá~ica, incorporándola al simbolismo del imperio» 52 • Ahora bien? todo est~r más tiempo aislada del resto de la población. Valga como ejemplo
esto tuvo considerables consecuencias para el conjunto de la sociedad. la cmdad de Marw, donde en el año 670 se habían establecido cincuenta
mil familias, pero en 730 sólo quince mil personas prestaban servicios mi-
El desplome de las barreras de separación litares. Y cuanto mayor es la adaptación profesional, tanto más intensa
es también la asimilación social. En ningún lugar se avanza tanto en ésta
Aquí no podemos referir las dramáticas reper~usiones de las conq;iistas como en la muy cultivada Persia, donde a la sazón los hijos de los «hijos
árabes sobre la agricultura y el desarrollo reg10nal de la economia: en del desierto» hablan, en su mayoría, persa, se visten como los persas,
Irán la economía prospera; en Mesopotamia, Siria y Egipto, por el con- participan en la celebración de las fiestas persas, beben vino persa y se
trario decae· mientras que en Irak se transforma toda la estructura de casan con mujeres persas.
desar;ollo ... Más importantes de cara a nuestro análisis de paradigmas Así pues, por todas partes resulta perceptible el entrelazamiento de

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 6. EL SURGIMIENTO DE UN IMPERIO MUNDIAL

la población árabe y no árabe. Y, cuanto más se extienden las conquistas, insatisfechos mawali, quienes han perdido su vinculación con su antigua
mayor es el número de grupos étnicos diferentes que son asumidos en el sociedad y sólo merced al islam poseen una nueva identidad. Y algunos
imperio árabe: no sólo arameos, iranios y judíos, sino también, aunque de ellos -pertenecientes ya a la segunda o tercera generación- dispo-
ciertamente en menor cantidad, africanos, turcos, gitanos e indios. Pero nen de suficiente dinero para poder sentarse en la mezquita y discutir
¿cómo debe determinarse su posición con respecto a los árabes? ¿Qué sobre teología y ciencia jurídica. De este modo, se va acumulando todo
estatus legal ha de ser concedido a estas personas? tipo de material explosivo desde el punto de vista de la política interior;
El sistema de los mawáli o dientes, asociados, afiliados (maula, pl.: y los mawali desempeñan en ello un papel nada despreciable 54 • Pero, de
mawall), que procede de la época preislámica, parece ser durante largo momento, el imperio árabe sigue expandiéndose militarmente.
tiempo la solución. Desde antaño, siempre se había acogido, por ejem-
plo, a antiguos esclavos de una tribu, no como miembros plenos y con
los mismos derechos, sino como asociados «protegidos». De esta mane- 6. El surgimiento de un imperio mundial
ra, permanecían claramente subordinados: no podían contraer matri-
monio con miembros de la tribu, y también sus hijos conservaban un 'Abd al-Malik es llamado padre de reyes\ porque -como puede verse
estatus subordinado. Aquí había, pues, un modelo a la vista. Este estatus en el árbol genealógico de los Omeyas- cuatro de sus hijos alcanzaron
de segunda clase desde el punto de vista tanto jurídico como social fue el el califato. Sólo dos de los califas omeyas posteriores no son descendien-
que se concedió a los conversos o neófitos musulmanes: son acogidos en tes directos suyos. A él le sucede su hijo mayor al-Walid (705-715), quien
una relación de clientelismo (wala) y pertenecen, por lo general, a la sabe aprovechar la consolidación política interior lograda por su padre
clientela de un patrón noble, cuyo prestigio personal se acrecienta con el para llevar a cabo una impresionante expansión exterior 55 •
número de sus protegidos.
Sin embargo, estos mawall, de todos los pueblos y etnias posibles, Cambio de paradigma en la política exterior y en la política militar
unos prisioneros de guerra, otros nativos de los territorios conquistados,
se van haciendo cada vez más numerosos a causa del incremento de Como hemos mencionado, el dominio árabe se había expandido ya du-
conversiones. Con frecuencia se convierten grupos enteros, de suerte rante los veinte años de gobierno de Mu'awiya (661-680) por el este
que, a largo plazo, las tribus árabes llegarán a estar formadas, de hecho, hasta el Jurasán, en ,el nordeste de Irán, hasta el río Oxus; y por el oes-
por un número decreciente de miembros naturales. Muchos de los neó- te hasta el norte de Africa, en concreto hasta la actual Tunicia, incluyen-
fitos musulmanes traen consigo el saber de sus culturas, una pericia ex- do las islas mediterráneas de Chipre y Rodas. Sin embargo, un bloqueo
traña a los árabes y una experiencia técnico-organizativa que les ayudan marítimo de siete años a Constantinopla no dio ningún resultado.
a enriquecerse. De esta manera, la población musulmana se hace progre- A estas alturas, hace ya mucho tiempo que no se trata, a diferencia
sivamente más heterogénea y abigarrada. Los clanes aristocráticos se de la primera ola de conquistas impulsada por los califas bien guiados,
asocian con mawall de buena posición (por ejemplo, la caballería persa), de emigraciones de tribus árabes, ni de las anuales incursiones masivas
mientras que los clanes inferiores han de conformarse con tener como de las tropas de combate árabes desde las plazas fuertes en los territorios
asociados a trabajadores esclavos y a tejedores. vecinos. Son auténticas guerras, motivadas por las ambiciones imperia-
Pero, a la larga, no se puede acallar la pregunta: ¿por qué sólo como listas de los Omeyas y planeadas a escala mundial. Puesto que estas gue-
asociados, por qué sólo como personas de segunda clase? Precisai:-ien~e rras tienen lugar en regiones cada vez más alejadas de los asentamientos
allí donde los mawall terminan por ser mayoría, desarrollan conciencia árabes centrales, sólo una parte de la población -sobre todo, como es
de clase y presentan de manera cada vez más clara sus reivindicaciones: natural, los habitantes de las zonas fronterizas- manifiesta interés por
una sociedad dividida en dos clases ¿es todavía la umma fraternal que ellas. En general, sin embargo, se incrementa la resistencia que se opone
originariamente desearon el Profeta y el Corán? Una sociedad de clases a los nuevos intentos árabes de conquista, así como el esfuerzo técnico
que sanciona diferencias entre musulmanes ¿no es en realidad antiislá- desplegado en los asedios; por el contrario, los botines de guerra y el
mica? A la vista de la exclusividad árabe, ¿dónde q1,1eda la solidaridad entusiasmo disminuyen.
islámica? El Corán revelado a los árabes en lengua árabe, foo se dirige Precisamente también en la política exterior y la política militar es
explícitamente a todos los seres humanos? manifiesto un cambio de paradigma:
Hablando claro, iesto significa un ataque a la hegemonía árabe en • Las conquistas de los primeros califas (P 1) eran guerras de expansión
nombre del islam! En la situación de aquel entonces, nadie tiene mayor
interés en reflexionar metódicamente sobre la propia religión que los " Ése es el significado literal de su nombre.

248 249
6. EL SURGIMIENTO DE UN IMPERIO MUNDIAL

de las tribus árabes en el entorno de la península de Arabia, conducidas


por líderes que participaban personalmente en las hostilidades al mando
los catorce califas omeyas de entusiastas guerreros tribales. La soldada era escasa, pero el botín,
por el contrario, grande.
• Las conquistas de los califas omeyas (P 11) son guerras imperialistas
Umaiya planeadas estratégicamente por el gobierno en Damasco. Tienen como
objetivo lugares muy distantes y son llevadas a cabo con ayuda de tropas
y mandos no árabes (neófitos musulmanes o mawalí). El salario de estos
soldados profesionales es alto, como también lo es, correspondiente-
\ ~arb \ mente, la carga fiscal impuesta a los contribuyentes.

Bajo el califa al-Walid, los objetivos militares están todavía más ale-

~akam 'Afian 1 J,1


Mylo 1 p1
jados que en tiempos de Mu'awiya; las rutas de comunicación y aprovi-
sionamiento son, por tanto, más largas y el ritmo de conquista, en conse-
cuencia, más lento. A pesar de ello, tiene lugar de nuevo una asombrosa
Sufyaníes dilatación del ámbito de dominio árabe, hacia el este tanto como hacia
'Utmlin __. 'Ali Muiwiyal p 11 el oeste.
(6M·6B~)
(644-656) '---------------------------'

La segunda ola de conquistas: un imperio que se extiende


desde la India hasta España
Yazid 1
(680-683)
Dirijamos primero la mirada hacia Oriente, donde el virrey al-Bayyay,
en quien al-Walid tiene plena confianza, sigue determinando la estrate-
Mu'aiya 11
gia de expansión:
, Marwan 1 (683) - Desde el nordeste de Persia, los árabes, bajo el mando de Qutaiba ibn
(684-685)
Muslim, gobernador del Jurasán, penetran en la región situada más allá
del Oxus, en la centroasiática Transoxiana (Turkestán, hoy Uzbekis-
tán). Sólo tras prolongadas batallas conquistan Bujará (Bujara) y Samar-
'Abd al-'Aziz
canda (712). También aquí se benefician los árabes de la debilidad de
una gran potencia, en este caso China, donde la dinastía budista T ang se
encuentra en decadencia y no consigue mantener la soberanía sobre las
'Umarll partes más distantes del Turkestán. Desde el punto de vista de la historia
(717"720)
mundial, esta conquista significa el establecimiento del islam en Asia
central, que se mantiene hasta la fecha, así como la islamización de los
pueblos turcos.
Walid 11 - Desde el sur de Persia, los árabes (siguiendo, por así decir, las huellas
(743-744)
de Alejandro Magno) penetran hasta Beluchistán, la parte sur de las tie-
lbrahlm rras altas iraníes, y alcanzan finalmente la región del Indo. Al-Bayyay
(744) había invertido una suma de dinero insólitamente grande en sus bien
armadas tropas; ilos beneficios de la expedición duplicaron, según se
supone, esa cantidad! En la hoy pakistaní región del Panjab, los árabes
, Marwan 11 establecieron en el año 712 el emirato de Multan, que durante largo
(744-750)
tiempo permanecerá como el bastión más oriental del islam. Desde el
punto de vista de la historia mundial, esta conquista supone el estableci-
Califas
---óñiijá"s----¡ p 111 miento de un foco del islam en la India, a partir del cual surgirá setecien-
Imanes chiíes espanoles i
abasíes ---- -- -- -- -- -~

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 6. EL SURGIMIENTO DE UN IMPERIO MUNDIAL

tos años más tarde un gran imperio musulmán: el imperio de los mogo- La segunda gran confrontación con el cristianismo
les. El islam (a diferencia del cristianismo) tiene desde entonces una só-
lida posición -al principio, sin duda, militarmente apuntalada- en el No cabe duda de que tampoco aquí puede ser confundida la conquista
m~nn~~~~- • árabe con una completa islamización de la población. En ninguno de los
Pero miremos también hacia Occidente, primero hacia Africa y lue- territorios conquistados se producen conversiones masivas. Como ya
go hacia Europa: . hemos oído, no es ése el objetivo de los musulmanes. En los distintos
- Ya en el año 697 habían conquistado los árabes Cartago, la capital de territorios conquistados, gran parte de la población sigue siendo cristia-
la apartada provincia bizantina de África (a la que los árabes llamarán na, y muchas iglesias siguen siendo utilizadas como tales. Un testigo de
Ifrlqiya), pese a la resistencia y las contraofensivas de los beréberes, de esta inicial supervivencia cristiana es el más importante teólogo bizanti-
los cuales sólo una parte se convertirá al islam. A la sazón, avanzan des- no de esta época, que no desarrolla su actividad en la cristiana Bizancio,
de la base de operaciones de Kairuán (= ciudad campamento) -que, sino en la musulmana Damasco: Juan Damasceno, un funcionario de
situada en la Tunicia central, se halla protegida contra los ataques nava- alto rango en la corte omeya que escribe en griego y que posteriormente
les bizantinos- por todo el Magreb hasta la costa atlántica. se retirará al monasterio de Mar Saba, en las proximidades de Jerusalén
- Desde el África beréber, Tariq ibn Ziyad, cliente beréber del gober- (cf. cap. A I, 1).
nador de Ifriqiya, Musa ibn Nusair, atraviesa por encargo de éste el ¿y el antaño tan floreciente cristianismo africano? A partir del siglo
Estrecho y desembarca en España, en el monte que desde entonces se VIII y a excepción de los coptos egipcios, no tiene ninguna posibilidad de
conoce como el «monte de Tariq» (Yaba! Tariq), Gibraltar. Con sus tro- supervivencia. ¿y las grandes Iglesias de lengua latina de Tertuliano,
pas, mayoritariamente beréberes, el 19 de julio de 711 (en el mismo Cipriano y Agustín? Se van todas juntas a pique. ¿y los tan importantes
año los avances en el este hacia Asia central y hacia el Indo alcanzan patriarcados de Alejandría, Antioquía y Jerusalén? Se hunden en la irre-
más' o menos sus objetivos) Tariq derrota en la histórica batalla que tiene levancia. La consecuencia de todo ello es que las regiones originarias del
lugar en las cercanías de Jerez de la Frontera a Rodrigo, el último rey del cristianismo (Palestina, Siria, Egipto) «se pierden» para el cristianismo.
reino cristiano-visigótico, sacudido por discordias internas. Tras un rá- Y, por último, en un proceso más largo acontecido a continuación de
pido avance, conquista sin dificultad la capital Toledo. A causa de la estas conquistas, también el cristiano norteafricano desaparece casi por
decadencia del reino y de la conquista de la capital, resulta fácil para completo. Una llamativa evolución, que transcurre de manera muy dife-
Musa, quien viene detrás con un gran ejército árabe, hace:;se con el con- rente de la que tiene lugar en el norte de Europa: mientras que aquí los
trol de casi toda la península Ibérica en el curso de dos anos ... no tanto invas~res germanos adoptan la fe de los cultivados habitantes cristianos,
por la fuerza cuanto por medio de pactos. Desde el punto de vista de la en Onente Próximo la gran mayoría de los allí residentes, culturalmente
historia mundial, esto comporta una profunda islamización de España, superiores a los invasores, termina asumiendo la fe de éstos. ¿Por qué?
que durará más de siete siglos, justo el tiempo que lo.s ~usulmanes ~an­ Sobre esto habrá que reflexionar más adelante (cf. cap. C IV, 7-8).
tendrán ocupada España. La «pérdida de España» ongma en el Occiden- Después de todo esto, uno se puede preguntar ya: ¿hay en la historia
te cristiano un trauma,, que en parte dura hasta la fecha (¿peligro de una de las religiones una marcha triunfal que transcurra de forma tan rápida
«marcha verde desde Africa hacia Europa»?). y abarcadora y, al mismo tiempo, tan eficaz y duradera como la del
iQué evolución tan asombrosa! No han pasado siquiera cien años de islam? Difícilmente. ¿y nos extraña que, incluso en el presente todos los
la muerte del Profeta, y el imperio árabe se extiende literalmente. ~esde s~nti1:1ie?tos de orgullo de los musulmanes tengan su raíz er: las expe-
la India hasta España, desde el Himalaya en Oriente hasta los Pmneos riencias maugurales que acabamos de narrar? iEl islam es «una religión
en Occidente. Es cierto que, en el año 732, Carlos Martel, el fundad~r victoriosa»! ¿y nos extraña que el contraste entre aquellos tiempos y la
de la dinastía carolingia, pone término de forma definitiva a las conti- situación que el islam vive desde la colonización del siglo xrx sea experi-
nuas incursiones árabes en Francia (en el sur hasta el valle del Ródano y mentada, incluso en la actualidad, de forma cada vez más dolorosa? «¿por
hasta el Garona· en el norte hasta el Loira): en la famosa, aunque mal qué estamos los musulmanes tan atrasados hoy desde el punto de vista
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documentada, batalla dirimida entre Tours y Poitiers. Pero aun asi, visto cultural y económico?».
desde fuera, la conquista islámica significó para la cristiandad una derr~­ Ya en 1937, en su famoso libro Mahomet et Charlemagne 57 , el belga
ta de gran trascendencia de cara a la historia mundial, como ya he expli- H~nri Pirenne'. historiador de la economía y la sociedad, demostró por
cado en el volumen sobre el cristianismo56 • primera vez la importancia de la irrupción islámica en el mundo medite-
rráneo de la Antigüedad tardía: el islam sería, por así decir, indirecta-
mente responsable del ascenso de Francia. No se puede negar que ello

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7. UNA CONTROVERSIA TEOLÓGICA CON CONSECUENCIAS POLÍTICAS

produjo un desplazamiento del punto de gravedad de la historia cristia-


na en Europa desde el sur hacia el norte. Es posible que, por lo que
respecta a la historia económica, las cosas fueran al principio de otro
modo, pero, en lo atingente a la política, la cultura y la religión, esta
tesis es cierta. Pues las consecuencias de la marcha triunfal islámica (P 11)
para la configuración del paradigma medieval del cristianismo (P III cris-
tiano) no pueden ser ignoradas:
• La unidad del mundo mediterráneo queda rota para siempre; el mar
Mediterráneo nunca ha vuelto a ser un mare nostrum cristiano.
• A la larga, la pérdida de los países meridionales y sudorientales debi-
lita al imperio romano de Oriente incluso frente a Occidente.
• En la Roma occidental, al papado se le presenta la ocasión de desli-
garse de la Roma oriental y de alcanzar la independencia en forma de
Estado. Se convertirá en el principal antagonista del islam.
• En el norte de Europa, Francia se encuentra con la oportunidad histó-
rica de construir un nuevo imperio cristiano.

Para decirlo con Henri Pirenne: Mu}.iammad hace posible a Carlo-


magno. Pero, para Europa y para el propio islam, esta historia triunfal
del primitivo islam no sólo tiene consecuencias positivas, ni mucho me-
nos. El imperio arábigo-islámico, que con tanta pujanza se expande, se
ve sumido en el interior en una crisis que verdaderamente hace peligrar
supervivencia. La materia explosiva acumulada en el ámbito de la polí-
tica interior comienza a representar una amenaza. En el islam se produ-
ce la primera gran controversia teológica.


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7. Una controversia teológica con consecuencias políticas
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lg La controversia teológica tuvo que ver esencialmente con las dos culturas
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distintas que se habían formado en el curso del gobierno de los Omeyas58 :
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- Por una parte, la cultura cortesana de los califas y la elite política. En
este exclusivo ambiente cortesano, la gente se ocupaba ante todo de
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j tocracia árabe, cuyo tipo ideal es el guerrero y cuyos valores supremos
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son la dignidad y la gloria, vive de los botines de guerra y las pensiones
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adquirir renombre por medio de la generosidad y la hospitalidad.
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- Por otra parte, la cultura urbana de las nuevas capas de trabajadores
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y gente instruida. En este abigarrado ambiente urbano, el interés se con-
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O' centra más bien en la interpretación del Corán, la ley islámica, la litera-
1- u u o" tura árabe y la mística. En este medio, son precisamente los mawali quie-
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nes aprovechan generosamente su riqueza para hacer buenas obras, lo
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u o de intelectuales religiosos como de cara a la misión hacia el exterior.

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 7. UNA CONTROVERSIA TEOLÓGICA CON CONSECUENCIAS POLÍTICAS

La predeterminación divina: teológicamente controvertida al-Malik, del que hay que dar por cierto que, al menos en la segunda
mitad de su gobierno, fundía en la práctica la gracia principesca concedi-
La teología, que poco a poco va desarrollándose en las diferentes pro- da por Dios y el determinismo religioso. El significado concreto de esta
vincias culturales del inmenso imperio, despierta interés en ambos am- concepción lo aclara un l;iadit que circuló en tiempos de al-Walid 1, se-
bientes, si bien por motivaciones muy diferentes. En la presentación de gún el cual Dios sólo anota las obras buenas del gobernante; las malas,
las cada vez más detalladas y complejas preguntas, me atengo ~e nu~vo a sin embargo, no. Y Yazid II hizo que, ya durante su investidura, se le
la exhaustiva obra en seis volúmenes de Josef van Ess y a las mas suontas confirmara en toda forma que un califa no tiene por qué rendir cuentas
60
exposiciones de W. Montgomery Watt59 y Tilman Na?el • . de sus acciones a Dios, pues todo lo que hace el «bien guiado lugarte-
Ya en la Arabia preislámica se hallaba muy extendid~ la idea de que niente» de Dios es, de antemano, acertado. De este modo, incluso el
todo está predeterminado: por las estrellas, por el «destino», por el fa- estilo de vida del vividor al-Walid II, quien ya como pretendiente al
tum (dahr). El Corán corrigió este fatalismo «paga?º" con ~yuda ~e la trono llevó una existencia de «vino, mujeres y canto», quedó disculpado
imagen de un Dios personal61 : el Dios personal y vi~o es qmen e~~ipula por tratarse de la voluntad de Dios. En un poema al vino, aduce que un
todo de antemano. Sin embargo, el Corán deja abiert~ la cuest10n d.e musulmán, siempre y cuando no se haya apartado de la fe, ingresa tras
cómo se compadece la predeterminación divina con la libertad de deo- su muerte de inmediato en el paraíso ... independientemente de sus fal-
sión y la responsabilidad del ser humano, que a me.nudo se dan por tas. Una opinión muy difundida en estos círculos.
supuestas. Y así, la clarificación de la relación entre D10s y el ser ~i:ma­ «Desde abajo»: a la vista de esta ideología del poder religiosamente
no, más en concreto, entre la providencia divina y la responsab1hdad sublimada, es normal que en el ambiente de la cultura urbana de las
humana, se convierte, como ya hemos apuntado brevemente en el con- nuevas capas de trabajadores y gente instruida surgieran tendencias con-
texto del paradigma de la comunidad protoislámica, en el «problema trarias. Aquí se insiste decididamente en que el ser humano es responsa-
central» (T. Nagel) de la primitiva teología islámica. . ., ble del mal; éste no puede ser atribuido sin más a Dios. Todo ser huma-
Tanto la predeterminación divina como la autodetermmaci~n ~u­ no es creado por Dios para el bien; no obstante, es libre de hacer el mal.
mana podían ser designadas con la palabra qadar, lo que no ha~ia ~i?o Cada persona es interpelada de manera individual y tiene, por tanto, su
complicar el problema62 • Es cierto que, originariamente, qa.dar sigmf~ca propio qadar, su propia autodeterminación y responsabilidad. Salta a la
«asunto de Dios» y, en el Corán, alude a la medida estableodapor D10s vista la explosiva fuerza política de semejante controversia, en aparien-
para cada cosa63 y, en consecuencia, a la disposición, providencia, pr~de­ cia puramente teológica: si el ser humano es responsable de sus malas
terminación divina: una determinación del destino por parte de D10s. acciones, ientonces Dios puede pedirle responsabilidades, ya se trate de
Pero la pregunta que se plantea es: ¿existe en la vida concret~ de cada un súbdito o del califa!
día, en la que se encuentran ubicadas las nuevas capas.~~ traba1adores Y Qadariya será llamada, por consiguiente, esta corriente espiritual-
gente instruida, una responsabilidad, un poder de deosi.º?' uD:a auto.de- religiosa, no siempre delimitable con precisión, pero rodeada enseguida
terminación propia del ser humano? Junto al qadar divino mo existe de fuertes controversias. Su forma primera la cobra en Irak, entre los
también, por tanto, un qadar humano? Aquí divergen la perspectiva «desde ascetas de Basara, imbuidos de una conciencia de pecado casi pietista. Al
arriba» y «desde abajo». principio, este movimiento no tiene en modo alguno carácter militante,
«Desde arriba»: por razones comprensibles, los califas omeyas y la pero en Siria, donde semejante forma de pensar probablemente era ya
elite política estaban interesados ante todo en el qadar divino. Pues, a muy común desde tiempos cristianos, se convierte enseguida en un par-
diferencia de sus cuatro predecesores «bien guiados» (P I), los Omeyas tido político-social. Aunque estos audaces defensores de la autodetermi-
(P II) se habían encontrado con no pequeñas dificultades para funda- nación humana -ientre ellos, destacados teólogos al servicio del Esta-
mentar convincentemente su autoridad como califas. Para ello, recu- do!- no adoptan de entrada posiciones políticas contrarias al califato,
rrían a varias estrategias, entre ellas la de denominarse a sí mismos, ya los «lugartenientes de Dios» no pueden ver esta doctrina sino con in-
desde Mu'awiya (quien no hizo sino seguir el ejemplo de 'Utman), lu- quietud. Considerémosla con mayor detenimiento, concentrándonos para
gartenientes de Dios (jallfat Allah), que eran «bien guiados» (mahdl) en empezar en dos relevantes figuras, una de Basara (Irak) y otra de Da-
todas las circunstancias. De esta manera, se podía dar a entender que masco (Siria).
todo lo que hacían los califas estaba bien guiado por la predeterminación
divina, sí, incluso predestinado ... tanto en lo bueno como ei: lo .ma~0 •
64

Es probable que ya el propio Mu'awiya fuera predestmaoomsta;


quien sí lo fue con seguridad es el considerablemente más piadoso 'Abd

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 7. UNA CONTROVERSIA TEOLÓGICA CON CONSECUENCIAS POLÍTICAS

La autodeterminación del ser humano: políticamente peligrosa. coránicos como: «¿Acaso he creado a los genios y a los humanos sólo
Los qadaríes para que me adoren?»6 8 • La innovación sería, por el contrario, el predes-
tinacionismo estricto, que atribuye a Dios la predeterminación total.
En Irak, el pensamiento quadarí arraiga desde muy pronto. Bas~ra es Pero, según parece, Basan no logra convencer al califa. Que los teó-
una ciudad cosmopolita con muchos persas, indios y africanos orienta- logos atribuyan a todos y cada uno de los seres humanos qadar -que,
les situada a 15 km de Satt al-'Arab desde donde, según la tradición, el según la interpretación oficial, está reservado a Dios y su lugarteniente-
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apóstol Tomás embarcó hacia la India. Aquí el común de las gente es le parece una doctrina subversiva, peligrosa para el Estado y de conse-
más bien fiel al califa gobernante y no aprueba el golpe de Estado de cuencias imprevisibles. Es comprensible que ya 'Abd al-Malik intentara
Yazid III. Mas Basara es al mismo tiempo, una ciudad muy dinámica contener esta corriente, aunque más bien consiguió lo contrario ...
intelectualmente, en la q~e hay amantes del kalam -la disputa teológi- Y en Siria, ¿cuál es la situación? Bajo el sucesor de 'Abd al-Malik, al-
ca- y la poesía, aunque existen asimismo corrientes irracionalistas: ~s­ Walid, los qadaríes intensifican su doctrina con tintes antiomeyas. Gai-
pirituales extáticos y «herejes» del más diverso tipo. De Basora se d.ice lan ad-Dimasqi (m. 732) 69 es uno de sus líderes espirituales. Aunque su
que es la cuna de la ascesis y la mística islámica. Y, por úl~imo, tan~.bién padre era un converso copto y él mismo un maula («asociado»), parece
hay huellas de librepensamiento65 : así, por ejemplo, aquí circula -1unto que, bajo 'U mar II, alcanzó una importante posición como gerente de la
a atrevidos poemas- un escrito contra el islam, en el que el menospr~­ moneda en Damasco. Incluso acompañó al califa Hisam en su peregri-
cio de esta religión se expresa de una manera hasta entonces desconoci- nación a La Meca. Gailan no era un pensador especulativo, sino más
da en el mundo islámico y que no volverá a repetirse. Igualmente, se bien un crítico social y un escritor de cartas. Su deseo era que los gober-
difunde una parodia del Corán que muestra cómo pue.de imitarse. con nantes no entendieran su poder sencillamente como un «don de Dios»
acierto el estilo del Corán y alcanzar mediante prosa rimada el mismo con el que podían hacer lo que quisieran; antes bien, deberían tomar
efecto que las azoras coránicas. conciencia, precisamente ante Dios, de su responsabilidad por los seres
Pero, en conjunto, el clima espiritual de esta ciudad se orien~a a la humanos.
ascesis. La conciencia de elección es contrarrestada -con mayor mten- Pero aquí surgen, en primer lugar, algunas preguntas histórico-críti-
sidad que, por ejemplo, en Kufa- por medio del rec~nocimi.ento de la cas: ¿concretó y agudizó Gailan la doctrina de la responsabilidad indivi-
propia pecaminosidad y la vileza del mundo. Y nadie predica que la dual de todo ser humano de cara a su salvación en la atrevida tesis de
elección también tiene sus costes de forma más conmovedora que al- que no sólo los quraisíes pueden desempeñar el cargo de califa, sino
I:Iasan al-Ba~ri (m. 728) 66 , hijo de un iranio y, bajo 'Umar II, cadí duran- cualquiera que aplique como es debido el Corán y la sunna? Josef van
1

te breve tiempo. Piadoso, pero de ningún modo un místico anhelante de Ess opina que no se trata tanto de una tesis siria cuanto de una tesis
la unión con Dios, fue un predicador de la conciencia de pecado suma- iraquí más tardía. ¿Afirmó de verdad Gailan que un califa que no cumple
mente influyente. El ideal religioso del temor de Dios (taqwa) -un c~n­ con lo anterior ha de ser destronado? rnnseñó realmente que, si todos
cepto central ya en el Corán y la principal virtud del musulmán, gra~ias los musulmanes mostraran verdadera obediencia a Dios y sus leyes, en el
a la cual éste confirma por medio de la observancia de los mandamien- fondo no haría falta ningún «lugarteniente de Dios» en la tierra? Sólo
tos su elección en la fe- parece ser sobrepujado aquí por el ideal de la hay una cosa segura: posteriormente, muchos invocarán a Gailan ...
renuncia al mundo (zuhd), el cual no obstante apunta a una obra agrada- Pero sea cual sea la realidad histórica de tales agudizaciones políti-
ble a Dios en medio del mundo. cas, para el califa estos qadaríes habían rebasado los límites establecidos:
A este I:Iasan al-Ba(>ri parece haberle preguntado formalmente el califa ¿de verdad no es concedido el poder por el propio Dios como cuota
'Abd al-Malik qué tenía en mente cuando hablaba de qadar. I:Iasan era, (rizq) pertinente? ¿Ha de hacerse uno acreedor de él por medio de su
sin duda, un qadarí; y lo era, además, de una manera «asimétrica»: la justo actuar? El califa adopta medidas contra los qadaríes; y Gailan, quien
fecha de su muerte, su personal situación financiera, sus tribulacio;ies, Y a la sazón reside en la Armenia sojuzgada por los jazares de origen turco,
sus buenas obras. Los pecados, por el contrario, no proceden, segun. el, es detenido allí y, tras ser conducido de vuelta a Damasco, termina
de Dios, sino de los seres humanos (o de Satán). En su respuesta al califa, siendo ejecutado junto con un correligionario, probablemente bajo el
en caso de que sea auténtica (algo de todo punto posible67 ), Basan en cargo de conspiración. Algunos qadaríes son desterrados (a las islas Dahlak
cualquier caso no se modera, sino que explica que esta doc~rir:~ no es en el mar Rojo frente a lo que hoy es Eritrea), pero sin que llegue a
ninguna innovación; antes bien, ya los antepasados de la pri.n_iltlva co- producirse una persecución generalizada.
munidad islámica habrían atribuido al ser humano responsabilidad per- Mientras que Gailan es entregado a la damnatio memoriae, esto es,
sonal y cierta capacidad de autodeterminación, apoyándose en dichos excluido de la memoria colectiva, un nuevo líder de los qadaríes sirios

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7. UNA CONTROVERSIA TEOLÓGICA CON CONSECUENCIAS POLÍTICAS
C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

pasa a primer plano, Abü 'Abd-Allah Makb~F.º (tamp~co él _árabe ~e • Mientras que, al principio (PI), se distingue sencillamente entre elegi-
nacimiento sino prisionero de guerra persa, si bien qmza de ongen aris- dos (ah! al-yanna = musulmanes, con frecuencia sólo los pertenecientes
tocrático). En efecto, la tradición pía lo eleva incluso a la categoría de al propio partido) y condenados (ah! an-nar = infieles, entre ellos tam-
padre de este movimiento «pietista»; a él, un sabio y jurista extranjero, bién judíos y cristianos), en esta fase (P II) la conciencia de pecado pre-
valedor de la yihad, que también se manifestó críticamente contra los sente en los círculos ascéticos hace que, especialmente en Basora, se
gobernantes, pero que, sólo gracias a la intercesión de _un _h?mbre de considere con seriedad la posibilidad de condenación de los propios
confianza del califa Hisam, escapó por los pelos de ser a1usticiado. musulmanes.

Todavía no existe una ortodoxia teológica Describir todas las corrientes que desempeñaron algún papel en esta
época desbordaría el marco de nuestro estudio. Sólo mencionaremos las
Esta breve caracterización de dos figuras señeras, Basan al-Basri Y Ga~­ más importantes. Además de los qadaríes, están sobre todos los chiíes,
lan, así como del conflicto entre los califas y los «herejes», no nos permi- de los que ya hemos hablado, y, en tercer lugar, los jariyíes -en muchos
te hacernos más que una idea sumamente vaga de todo lo que, en espe- aspectos más peligrosos y rigurosos-, de los que pasamos a ocuparnos
cial en las últimas décadas de la época omeya (P II), se puso en marcha con mayor detenimiento.
en la teología (en el sentido más amplio de la palabra) islámica, tanto en
Damasco como en Basora o Kufa, tanto en Irán como en Egipto, tanto Recurso al Corán: los jariyíes
en el I:Iiyaz como en Arabia del sur. Josef van Ess ha recopilado, ilumi-
nado filológicamente y publicado en una traducción comentada t~dos Como hemos oído 71 , estos «secesionistas» desaprobaron la decisión de
los textos pertinentes. Cuando se estudia esta historia de la teologí_a islá- 'Ali_ de somet~rse a un tribunal de arbitraje 72 • El odio que tenían a 'Ali
mica uno se da cuenta de cuántos teólogos había además de las figuras era mmenso. El los había derrotado y diezmado literalmente. Y este odio,
más destacadas ' de cómo éstas crearon literalmente escuela, de , cómo que movió a uno de ellos a asesinar a 'Ali, les empuja finalmente a recha-
. zar toda soberanía que se apoye en una legitimación genealógica. Así
luego todos estos nombres fueron clasificados de manera esquematica y
ahistórica por hagiógrafos islámicos posteriores, quienes les asignaron a pues, los jariyíes no sólo combaten a 'Ali y a los alidas, sino también a
menudo etiquetas falsas e inapropiadas. Hoy, con no poco esfuerzo, es sus antagonistas Mu' awiya y los Omeyas. En efecto, rechazan toda la
posible sustituir hasta cierto punto estas etiquetas por retratos reales; evolución seguida por el islam después de los dos primeros califas Abü
descubrir detrás de los nombres destinos vitales ocultos; y reconocer a Bakr y 'Umar, y exigen una vuelta a los orígenes mediníes y al Corán
1

partir de personas concretas (griego: prósopon), en caso de que éstas (P I). Con una entrega personal sin reservas y una obediencia incondi-
todavía sean accesibles literariamente, algunas estructuras de dicha teo- cional al líder, los verdaderos musulmanes deben luchar decididamente
logía (el «método prosopográfico» de van Ess). . contra los «amigos de Satán». Teniendo ante los ojos la muerte marti-
La disputa entre los predestinacionistas y los defensores del libre rial co-mo entrada inmediata en el paraíso, deben entenderse a sí mis-
albedrío humano, quienes sobre todo en Basora pudieron seguir evolu- mos como aquellos que «han entregado sus vidas» a la «causa de Dios»
cionando sin ser molestados, durará todavía muchas generaciones. En (por eso, eJ:?; referencia a ciertos pasajes coránicos 73 se denominan a sí
esta época, todavía no se ha configurado una «ortodoxia», pero la teol~­ mismos as-Surat).
gía sigue buscando, igual que antes, su identidad. Sólo en la época si- Los jariyíes, cuya base social está constituida por nómadas árabes
guiente tendrá lugar una unificación del pensamiento islámico ... con to- neófitos musulmanes carentes de determinados derechos y miembros d~
dos sus pros y sus contras. De momento, se producen diversos desarrollos profesiones poco consideradas, se posicionan contra las crecientes dife-
específicos, muy diferentes entre sí según la provincia cultura! en la que rencias sociales entre musulmanes. Reclaman igualdad de derechos y
en cada caso tienen lugar y sumamente difíciles de reconstrmr. Pero de practican la democracia protoislámica: ellos mismos eligen a sus líderes
la visión de conjunto se pueden sacar al menos algunas conclusiones: ~manes), sin tener en cuenta su origen. Desde Irán hasta el norte de
• Mientras que en la época de las conquistas (P I) no se observan más ~frica, crean sus propias comunidades. Sobre todo, los jariyíes insisten
que los inicios de una teología, esto es, sólo una teología implícita, en rigurosamente en el cumplimiento de los deberes musulmanes. Sólo es
esta fase (P II) se desarrollan teologías por completo explícitas Y muy un verdadero creyente quien satisface estas obligaciones. iLa fe es lo
diferentes entre sí, ninguna de las cuales, sin embargo, alberga todavía determinante! Sin embargo, su forma de vivirla conlleva que, desde el
frente a las demás pretensión alguna de ser universalmente vinculante principio, actúen poco unidos, por lo que pronto también ellos se hallan
(«ortodoxia»). divididos sin remedio. Aunque, por medio de la guerrilla, siguen repre-

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7. UNA CONTROVERSIA TEOLÓGICA CON CONSECUENCIAS POLfTICAS
EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE
C.11.

d~l islam y, al contrario, en renegar (practicar bara'a) de quienes (go-


sentando hasta la época abasí una permanente ai:uena,za. para el poder
bierno, gobernadores, cobradores de impuestos) no hacen tal cosa. Pero
estatal, sólo en algunas regi9nes tienen éxito político. Um~am~nt~A~ntre
los beréberes del norte de Africa logra establecerse un remo 1ariyi (los ~,diferencia de los azraquíe.s, los i?adíes, a pesar de su odio a los qurai~
rustemíes de Tahert (actual Tiaret), que dominan com~ din~stí.a el Ma- sies,. aborrece;i. las luchas sm sentido, las masacres indiscriminadas y el
greb central desde 761 hasta 908), así como un pequeno principado en asesmato polltlco. Son conocidos por no perseguir a los musulmanes
que h~yen .. s.in en:bargo, ello no les impide conspirar contra los Ome-
Omán. f ·, ¿ 1 yas, m participar fmalmente, una vez llegada la hora, en la rebelión con-
Pero los jariyíes contribuyeron decisivamente a la ormacion ~,a
teología islámica. Ellos fueron quienes llamaron de nuevo la atenoon tra ellos (al menos en los confines del imperio: en el Yemen, en el Ma-
greb y en Omán).
sobre el Corán como norma inalterable para todos los musulman~s .. Este
punto de partida permitía, sin embargo, un amplio espectro de distmtos . ~or lo que a la teología respecta, bajo Abü 'Ubaida y su sucesor los
ibadies se desmarcaron con nitidez del inicialmente tolerado qadarismo.
modelos interpretativos: . . En su ~ran mayoría, soi;i ~enidos por predestinacionistas, aunque nunca
- Por una parte, están los extremados azraquíes ~azca:~qa: s.egmdores de
Nafi' ibn al-Azraq)74, quienes, en su fanática obstmac10n, piensan que la defendieron un determimsmo pleno: ¿cómo habrían podido sino rebe-
larse contra los gobernantes injustos? Asimismo, quienes se hacen falsas
salvación consiste en la salida de la comunidad musulmana, en una nue-
ideas a partir de afirmaciones coránicas sobre Dios con resonancias an-
va hiyra. Quien no se adhiera a ellos u oculte su posición ~a ~e ser.e~­
tropomórficas e interpretan literal en vez de metafóricamente las co-
cluido de la comunidad islámica y considerado como un mfiel. N_i si-
rrespon~ientes palabr~s son castigados con la excomunión por el estric-
quiera hay algo que objetar al asesinato de los rivales )ui;ito con sus mu1e~es
to y temido Abu 'Ubaida. Como si la «mano» de Dios no hiciera alusión
y niños. Pero no está permitido matar a judíos,. ~ristianos o zoroas.tna-
a su poder o a las recompensas que otorga, como si su «ojo» no denotara
nos. Al principio muy fuertes, pero luego debilitad?s. por. e~ A~ontm~o
s~ saber o su protección, como si su desnuda «pantorrilla» en el Juicio
cambio de líderes y por la división interna, estos fana~icos 1a~iyies. seran
derrotados por 'Abd al-Malik, con lo cual alcanza su fm la mas peligrosa final no representara su resolución y firmeza.
. En el entorno de los ibadíes, es interesante una afirmación de Jalil
amenaza de la unidad del imperio. ibn Al;tmad, un conocido lexicógrafo, fundador de la métrica árabe y
- Y, por la otra, están los ibadíes (ibtuf,tya)7 5 , quienes quieren conservar
la unidad con la comunidad islámica, para fomentar desde ,dent~o. su a_u,tor de una ?bra sobre la imagen de Dios (fl t-taubld: «Sobre la confe-
reforma. Ellos -que todavía hoy existen, sobre todo en Ornar:, Libia y si.on de la u.md.ad»). De é~ta'. sólo se ha conservado, como fragmento
aisla~o, la sigmente descripción de la transcendencia divina: «iOh tú,
la zona fronteriza del Magreb con el Sahara en el sur d~ Argel.ia- atri-
buyen su surgimiento a _'Abdallah ibn Ibad de ,Baso,ra, personaje .que las que mte~tas comprender .ªl Eterno! Cuando dices: "¿dónde está?", ya lo
investigaciones más recientes sumergen todavia ~as en la oscuridad de
has localizado; cuando dices: "¿cómo es?'', ya lo has cualificado. Él es
lo desconocido: su escrito al califa 'Abd al-Malik, que durante mucho +A, +A; (pero también) -A, -A; o +A, -A y -A, +A». Así reza la última
tiempo se tuvo por auténtico, hoy se atribuye m.ás bi~n al sucesor de I~n fras.e en la tra~ucc~ón de Louis Massignon 77 • Según van Ess, también es
Ibac,l, Yabir ibn Zaid. Y no estaba dirigido al califa, smo a 'Abd al-Mal~~ posible traducir: «El es lo ente de un ente y lo no ente de un no ente, lo
ente de un no ente y lo no ente de un ente» 78 • Esta afirmación sin reser-
al-Muhallab, quien a la sazón representaba al gobernador en Basor~ ·
Pero, en realidad, más importante que estos ~os parece haber sido vas de la transcen~e?~ia divina por parte de J ali! ibn Al.imad, quien
probable~ente escrib10 en Basora, no me parece tanto «hiperdialéctica»
Abü 'Ubaida. El cual, como cabeza de la «comumdad .de los mus~lma­
nes», fue, hacia el final del gobierno de los Omeyas, el rigu.r~so Y exigen- (L. ~as~ig~on) cuan.to anál.oga a la dialéctica de cuatro pasos del gran
te líder de la comunidad ibadí -que, aislada en Basora, vi.via en la. clan- b:idista mdio Nagar}u.n.a (siglo n), quien, en lo atingente al Absoluto,
destinidad-y, sobre todo, de la misión iba~í. .La cual se hizo .efectiva en mega las cuatro ~osibilidades: que en realidad sea así, que sea de otro
todo el mundo islámico desde el norte de Afnca hasta la India, pues los modo, que sea asi a la vez que de otro modo, que no sea así ni de otro
dirigentes ibadíes eran ~rancies comerciantes que dominaban el comer- modo 79 , Pero todo est,o ~para ~u.é? Para que el ser humano se libere para
cio exterior hasta la India y China. Sin embargo, puesto que el e~tatus de la ;~rdad suprema, mistico-religiosa, que desborda tanto el pensamiento
los comerciantes en Basora seguía siendo precario, fueron precisament.e mitico como la especulación metafísica y sólo puede ser comprendida en
ellos quienes abogaron por el ideal de la igual~ad y por los desf~voreci­ el acto de abismarse.
~ero las controversias teológicas entre los ibadíes, que cada vez se
dos. Entre ellos, las mujeres tenían, comparativamente,, muc~a mfluen-
cia. Todo consiste en observar los preceptos del Coran, asi com~ .en repliegan m~s ~n sí mismos, gir~n sobre todo en torno a preguntas por
demostrar solidaridad (wilaya: amistad) con quienes viven en el espmtu completo practicas: desde la validez de la oración del viernes cuando se

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 8. LA CRISIS DEL IMPERIO

realiza bajo un gobernante injusto hasta la permisión del sexo anal (ha- ninguna aleya del Corán» 82 • Uno no debería permitirse ningún juicio
bitual en La Meca, pero mal visto en Medina, debido probablemente a sobre la fe de sus hermanos musulmanes. En la práctica, sin embargo, los
la influencia judía), pasando por la vigencia de la prohibición de beber grupos muryiíes concretos, ubicados en bandos, lugares y épocas diver-
vino. El hecho de que en el ibadismo se manifieste una tendencia gene- sas, actuaron de maneras muy diferentes: no siempre les fue posible ob-
ralizada al puritanismo (por ejemplo, en las prescripciones relativas a la servar con fidelidad aquel lema originario del «aplazamiento».
pureza y la alimentación, incluso en lo concerniente a estrechar la mano Todas estas controvertidas preguntas desembocan finalmente en la
de extraños) y a la escrupulosidad en el cumplimiento de la ley (icon gran y única pregunta: ¿qué camino debe seguir el islam? Tras la segun-
penitencia pública!) tiene que ver, sin duda, con el punto central de la da guerra civil, que costó la sangre de tantos musulmanes y cuya conclu-
doctrina abadí: con la relación entre fe y pecado, entre fe e infidelidad. sión (691) fue celebrada como el «año de la comunidad concorde» ( 'am
Esta controversia estallará sobre todo en la época subsiguiente. Pero, al-yama 'a), un número creciente de musulmanes tiene claro que, en el
mientras tanto, en estas polémicas surgió un grupo bastante numeroso islam, las cosas no pueden seguir así. En lugar de remitirse al Corán para
que no deseaba pronunciarse sobre lo que se halla «oculto» a los seres cualquier asunto (sin alcanzar, a pesar de ello, unanimidad alguna), como
humanos. hacían los chiíes y los jariyíes, o de mantenerse tan neutral como sea
posible, al estilo de los muryiíes, existía una tercera posibilidad: hacer
Aplazamiento del juicio: los muryiíes remembranza de los méritos y logros de los antepasados, rememorar la
senda ya indicada por los predecesores. Si se tuviera más presente la
Ya al terminar la primera guerra civil -a la vista de los inauditos y «sunna» («costumbre») común, 2no se podrían evitar en el futuro con
sangrientos enfrentamientos entre musulmanes, que fueron vividos como mayor facilidad las divisiones y las guerras, causa de un interminable
un infortunio (fitna = tentación, prueba)- sobre todo en Kufa se alza- sufrimiento en el mundo islámico? Los «sunníes» comienzan a congre-
ron voces que insistían en que ya no se podía determinar quién tenía garse. Este sunnismo reúne hasta el día de hoy a la gran mayoría de los
razón y quién estaba equivocado y que, por tanto, era necesario «apla- musulmanes, que terminará clasificando a todos los demás grupos como
zar» (arya'a) el juicio, practicar, pues, el «aplazamiento» (irya') del j.ui- sectas «heréticas».
cio. Por eso, los defensores de esta opinión fueron denominados mury1íes
(muryi'a). Se supone que el lema originario, «aplazamiento», fue utiliza-
do por primera vez en el Libro del aplazamiento (kitab al-irya'), redacta- 8. La crisis del imperio
do entre los años 692 y 695 80 • No obstante, el primer testimonio fiable
no sólo de la actividad, sino del pensamiento de los muriyiíes son dos Bajo los califas que suceden a 'Abd al-Malik y a al-Walid, se hace más y
poemas de finales de la época omeya 81 • más evidente que el movimiento árabe difícilmente constituye ya la base
Salta a la vista que originariamente se trataba del «aplazamiento» del de poder del gobierno imperial. Su poder se apoya más bien en las tro-
juicio en las preguntas políticas relativas al primer cisma del islam. Lo pas sirias de elite, en el cada vez más poderoso aparato de gobierno y en
que se cuestionaba no era tanto el estado de salvación de los musulma- la propagada ideología de obediencia al califa, representante del «Esta-
nes cuanto el estatus de los cuatro primeros califas. El juicio sobre 'Ali y do». Pero ¿es suficiente a la larga dicha base de poder para mantener
'Utman debería aplazarse y no convertirse en una cuestión de fe o de unido al inmenso imperio, que en gran medida ha dejado de estar for-
infidelidad. Una doble polémica: por una parte, contra los chiíes, quie- mado sólo por árabes?
nes habían hecho de 'Ali su causa; por otra, contra los Omeyas, quienes
consideraban califas ortodoxos a Abü Bakr, 'Umar y 'Utman. Los ¿Qué hacer con los neófitos musulmanes?
muryiíes, por el contrario, querían preservar la unidad de la comunidad El califato reformista de 'Umar JI
qe los musulmanes, evitar excomuniones y dejar el juicio a Dios en el
Ultimo Día. Todo lo que este imperio arábigo-islámico parece tener de fuerte hacia
Es a todas luces evidente que el aplazamiento del juicio en asuntos el exterior lo tiene también de débil hacia el interior debido a las cre-
políticos deriva de motivaciones teológicas, que se desplegarán en. lo cientes tensiones y polarizaciones. Junto a la «pía oposición» siempre
sucesivo. Del principio político del «aplazamiento» surge una doctrina viva en Arabia, la tierra nativa, que reprocha a los Omeyas- decantados
teológica: «La irya' ha de ser practicada cuando algo está "oculto" o en Damasco por una política de corte pragmatista- haber traicionado
resulta "dudoso", en relación con personas nunca vistas o fallecidas hace los principios islámicos; junto a los iraquíes, quienes una y otra vez se
mucho tiempo y sobre cuya salvación ultramundana tampoco informa rebelan contra el odiado poder sirio; y junto a los chiíes, quienes, desde

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 8. LA CRISIS DEL IMPERIO

la clandestinidad, despliegan tareas de agitación política, por todas par- del imperio omeya y en poder restaurar en la población musulmana una
tes aparecen nuevas capas y grupos que reivindican sus derechos. Así, a base de confianza lo más amplia posible. Muy preocupado por la expan-
causa de la progresiva islamización, cada vez ganará más fuerza aquel sión de la fe islámica, ordena que se imparta a los beduinos enseñanza
movimiento social que, en nombre del islam, cuestiona la preponderan- religiosa e incluso envía a diez eruditos a instruir a los beréberes.
cia árabe (iun elemento esencial de P II!): Por consiguiente, 'Umar II no es un estratega político que desea apa-
- los soldados no árabes aspiran a ser incluidos en las listas estatales ciguar a los conversos con concesiones al tiempo que preserva la supre-
(drwan) de pensiones; macía árabe. No; él se esfuerza por desarrollar una política realista de
- los campesinos no árabes convertidos al islam desean ser liberados de entendimiento con vistas a alcanzar la reconciliación con los iraquíes y
la discriminadora capitación; los chiíes y, sobre todo, a establecer por principio la igualdad de dere-
- los mawalt activos en el ejército y en la administración reivindican la chos para los musulmanes no árabes. Con tal fin, lleva a cabo una abar-
igualdad de derechos y quieren gozar de los mismos privilegios que los cadora reforma administrativa: todos los musulmanes no árabes activos
árabes. en el ejército, la administración, el comercio y la artesanía -quienes sin
Si hay un califa en quien se puede confiar para encontrar, en cuai;ito duda desempeñan un papel destacado en la difusión del islam- han de
«idealista» una solución realista a esta difícil situación, ése es 'Umar 1bn ser asumidos en el imperio como socios con igualdad de derechos. Lo
'Abd al-'Aziz, 'Umar 11 (717-720) 83 • No sólo porque, nacido en Medi- que antes era de todo punto impensable cobra realidad por fin: este
na, haya sido educado allí mismo conforme a la tradición; no sólo por- califa nombra a clientes (mawall) jueces e incluso gobernadores.
que descienda, por el lado materno, de la familia de 'Umar I y, por el A ello le acompaña una reforma fiscal, que busca proveer mayor
paterno, del que durante años fue virrey de Egipto; no sólo por9ue esté justicia sin olvidar en absoluto los intereses económicos del imperio.
desposado con la hija de 'Abd al-Malik y sea, en todos los senti~os, un Ciertamente, los conversos deben pagar el impuesto territorial en su
hombre piadoso, cultivado, casi asceta y sumamente respetado mcluso totalidad, pero en el futuro también tendrán que hacerlo los terratenien-
en los círculos musulmanes tradicionales y entre los chiíes. iSino sobre tes árabes. Así pues, supuesta la igualdad de todos los musulmanes, se
todo porque, a pesar de no tener más que treinta y cinco años, ~e da trata de equiparar los impuestos, si bien en un nivel alto y en perjuicio de
cuenta, como político clarividente que es, de que la prepon~erancia de un número relativamente pequeño de terratenientes árabes. El pago de
un grupo étnico sobre todos los demás, proclamada por su bisabuelo, el la capitación permanece obligación exclusiva de los no musulmanes (cris-
segundo califa bien guiado, cuyo nombre él también lleva, se ha queda- tianos, judíos, zoroastrianos). En cambio, todos los musulmanes han de
do desfasada! Si el imperio ha de pervivir, es menester superar la contra- abonar el (sin duda mucho menos cuantioso) tributo social, que en parte
posición entre árabes y no árabes, fuente potencial de conflictos. B~jo compensa al Estado por la pérdida de ingresos fiscales.
'Umar II los doctores de la Escritura, hasta entonces bastante predis- En lugar del antagonismo hasta entonces existente entre árabes y no
'
puestos contra el califato omeya, adquieren por primera vez una consi-
. árabes, debería alborear una universal unidad de los musulmanes: ien
derable y positiva influencia. lugar de un imperio árabe, el imperio de todos los musulmanes! En con-
'Umar II no está interesado en continuar la expansión hacia el exte- junto, un excelente programa, que, no obstante, resulta más difícil de
rior. Antes bien, desde el principio se concentra en los acuciantes proble- concretar en la práctica de lo que estima el segundo 'Umar y cuya reali-
mas de política interior. Poco después de su elección ~orno cali~a, lev~nta zación exigirá tiempo. Pero al reformador no le serán dados siquiera tres
el sitio de Constantinopla, iniciado por el califa Sulaiman, su mmediato años y medio de gobierno. Muere con sólo treinta y nueve; y circulan
predecesor, y que estaba originando gastos inmensos. De ?uena gana ha- rumores de que ha sido envenenado, lo que es poco probable. En cual-
bría abandonado provincias fronterizas como Transoxama, pero no era quier caso, se convierte en el «santo de los Omeyas» 84 • Todas las tenden-
posible. En cambio, el califa interviene enérgicamente en el interior: los cias musulmanas (iincluso la nueva dinastía que en breve accede al po-
gobernadores impopulares son destituidos; y las más importantes plazas der!) mantendrán a 'Umar II, en agradecido recuerdo, como modelo de
de funcionarios, cubiertas. En todo ello, el califa no piensa tanto en el justicia y piedad islámica. ¿será realizado quizá este programa por sus
incremento de su poder cuanto en la salvaguarda del derecho. Lo que sucesores?
esencialmente le importa es el retorno a los prístinos principios islámi-
cos así como el restablecimiento de la unidad interna de la umma. Su Un golpe de Estado y una homilía de toma de posesión
piedad musulmana determina -en mayor medida de lo que había sido
habitual en sus predecesores omeyas- tanto su vida personal con;io su El poder de los Omeyas había conseguido mantenerse con éxito unos
actuación pública. De esta manera, confía en detener el desmembramiento cincuenta años tras la represión de las sublevaciones. Pero hacia 740

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8. LA CRISIS DEL IMPERIO
C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

estallan nuevos disturbios, y la siguiente década conducirá finalmente a que en su día murió en Medina el califa 'Utman. Es decapitado, y su
la caída de la dinastía. Los califas que sucedieron a 'Umar II no tenían su cabeza se la entregan a Yazid, quien la lleva con él a todos partes hasta
talla. Ciertamente, el sucesor del sucesor de 'Umar, el asimismo impor- que un mes más tarde ordena que sea mandada al hermano del asesina-
tante califa Hisam (724-743) 85 , activo en la lucha contra los bizantinos Y do. El cual, sin embargo, por cobardía, no se atreve a enterrarla.
los pueblos turcos de Asia central, intenta llevar a la práctica los princi- Pero ¿cómo justifica el revolucionario su sublevación contra el legí-
pios de 'Umar en el Jurasán, Mesopotamia y Egipto. Pero, v~sto en co~­ timo señor de Damasco? Sumamente significativa es la homilía de toma
junto, su esfuerzo tiene poco éxito y aún menos conseci:encias. La po~i­ de posesión de Yazid, su declaración de gobierno 90 • Pues, igual que otros
tica de la última década de la dinastía omeya se caracteriza por un smfm revolucionarios antes que él, el nuevo hombre fuerte justifica su golpe
de intrigas y revoluciones, destituciones e investiduras, asesinatos, eje- de Estado aduciendo que lo ha llevado a cabo «por la rabia de ver la
cuciones y exposiciones públicas de cabezas cortadas ... suerte que corre Dios y su religión y en calidad de abogado de su Sagra-
Nada es más distintivo de este periodo tardío de los Omeyas que la da Escritura y de la sunna de su Profeta» 91 • Al mismo tiempo, a la vista
lucha intradinástica de poder por el califato: la sublevación de Yazid 111 de la crítica pública al despilfarro de dinero y al nepotismo de los ante-
86
contra al-Walid 11. Ya Julius Wellhausen la describió de forma gráfica , riores señores omeyas, promete no levantar ningún nuevo edificio, no
87
y Josef van Ess ha analizado con detalle su dimensión religiosa • Las trazar nuevos canales y no acumular tesoros. El dinero recaudado en las
fuentes históricas compuestas en los círculos piadosos exageran proba- provincias será empleado allí mismo, a los terratenientes no musulma-
blemente las divergencias, pero cabe retener como histórico lo siguie~te: nes se les liberará de cargas fiscales desmesuradas y los reclutas no per-
-Al-Walid 11 (743-744) 88 , legítimo califa y sucesor de Hisam, es temdo manecerán movilizados demasiado tiempo en campo abierto.
por sus enemigos por hereje, homosexual, proclive a los dichos obsce- Sorprendente (y de permanente actualidad) es, en especial, la con-
nos y libertino; además, el pueblo lo critica hasta por medio de badites. clusión que Yazid extrae en relación con la obediencia a Dios: «Sólo a
Reside, por lo general, en sus palacios del desierto, y es, d.e hecho, un Dios le es debida obediencia. iAsí pues, obediencia a una persona sólo
cazador, bebedor y donjuán lleno de vitalidad, pero también un. buen en el contexto de la obediencia a Dios, en la medida en que esa persona
lector y poeta. Según Wellhausen, incluso debió de predicar «ocas10nal- obedece [a Dios]! Cuando se opone a Dios y llama a la rebeldía ante Éste
mente en verso»: «Tenía talento para todo, pero, para él, todo dependía [es decir, al pecado], lo único que merece es que nos opongamos a ella y
de su estado de ánimo; y éste cambiaba en un abrir y cerrar de oj_os. Se le demos muerte» 92 • Esta afirmación apunta, por supuesto, a al-Walid,
sumergía en una erudita discusión teológica, y luego volvía a empmar. el pero tiene consecuencias político-estatales de carácter general. Pues la
codo y se burlaba de lo sagrado. Era incapaz de negar un favor a nadie; argumentación que desarrolla Yazid quiere decir, hablando claro, que
sin embargo, al instante, podía volverse no sólo colérico, sirio cruel como la «razón de Estado» queda teológicamente relativizada. La religión y la
un niño. Fue una desgracia que accediera al poder» •
89 moral están por encima de la política, por encima de cualquier señor.
- Su contrincante, el que luego será el califa Yazid III (744), es te~ido Característica de dicha actitud es la frase «no hay que obedecer a quien
por asceta. Refractario a la música y el placer, se supone que entro en se opone a Dios», que es citada con frecuencia. Terminará siendo atri-
Damasco montado en un borrico, de modo análogo a como Jesús el buida al primer califa Abü Bakr.
Mesías entró en Jerusalén. Contrariamente a al-Walid, a quien se le atri- A pesar de todo, la decadencia de la dinastía omeya no puede ser
buye proximidad al predestinacionismo oficial, él, hijo de madre no ára- frenada de esta manera, especialmente porque Yazid III no llega a reinar
be es qadarí. Y también sabe cómo plasmar en la práctica, en el momen- siquiera un año y porque su golpe de Estado es cualquier cosa menos capaz
to' decisivo, la convicción qadarí de la autodeterminació? human~. de suscitar consenso. Muere en 744, aparentemente de muerte natural.
Apoyado sobre todo por gente joven y todavía no esta?leci~a, ~e de1a
designar como anticalifa, entra un viernes en la mezqm_ta pr;nci~al ~e Hacia la tercera guerra civil
Damasco, confisca el gran arsenal allí almacenado y, sm mas m mas,
ordena detener al gobernador y a diversos funcionarios. Las tropas d~l Ocurrió lo que tenía que ocurrir. Todavía en el mismo año, el nuevo
califa se encuentran fuera de la ciudad, en provincias; y Yazid, tras reci- califa, Marwan 11 (744-750), se erige en vengador de al-Walid. Marwan
bir ya al día siguiente el homenaje de los damascenos, no 5iene más. que entiende como provocación la crítica qadarí a los Omeyas. Para su en-
dirigirse con un pequeño ejército a capturar a al-Walid. Este reacc10na trada en Damasco, ordena desenterrar el cadáver de Yazid III y colocar-
de manera extrañamente pasiva y sólo al final lucha con valentía al fren- lo cabeza abajo en una cruz para exhibición pública.
te de un pequeño grupo, antes de refugiarse, abandonado por todo.s, en Los disturbios internos sacuden el imperio; a ellos hay que añadir los
su castillo. Allí muere, mientras lee el Corán, a golpe de espada, igual ataques de enemigos externos. Y éstos se sucedían desde bastante tiempo

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8. LA CRISIS DEL IMPERIO
C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

antes: los beréberes, ya musulmanes, habían sido fieles aliados en la lu- agitación pública, lo que condujo a detenciones y ejecuciones. Pero, mien-
cha contra visigodos y francos. Sin embargo, tras la muerte de 'U~ar 11, tras tanto, se ha constituido un movimiento mucho más peligroso aún,
los funcionarios árabes los tratan como siervos obligados a pagar tributo; que va a asestar el definitivo golpe mortal a la dinastía omeya: el movi-
por eso, bajo el liderazgo de los jariyíes, llevan a c.ab~ una terrible suble- miento abasí.
vación que se extiende desde Marruecos hasta Kairuan y, en nombre del
islam, inflingen a los árabes, reforzados incluso por las .tropas guberna- El fin del imperio árabe
mentales sirias, la peor derrota de su historia (muchos miles de muertos),
de la que éstos sólo se podrán vengar un año más tarde. Pe_ro? a e~tas Los Omeyas no son el único clan importante dentro de los Quraisíes, la
alturas, los árabes no sólo están a la defensiva en el norte de Africa, smo tribu del Profeta. Un vistazo al árbol genealógico de Mubammad (cf. el
también en Transoxania, que es ocupada de manera arrolladora por los cuadro de la página 227) muestra que éste tenía un tío de nombre al-
turcos. Lo mismo ocurre en Armenia, donde el pueblo seminómada de 'Abbas, cuya descendencia, sin embargo, hasta el momento apenas ha
los jazares -originario del norte del Caúcaso y cuyos notables se vuel- aparecido en la escena política. Pero precisamente ellos, los Abasíes, de-
ven al judaísmo por antipatía tanto a Bizancio como al islan:- d.errota a jan entrever, en la gran crisis en la que se ve sumergida la dinastía omeya,
los árabes. Y, por último, incluso en Anatolia, donde los b1zantmos ex- su pretensión al califato. Como justificación aducen lo siguiente: un nie-
terminan un ejército sirio que les supera en número. to de 'Ali, Abu Hasim, les habría transmitido el liderazgo de la familia
Tanto desde el interior como desde el exterior, cada vez se hace más del Profeta, entendida ésta en un sentido amplio, o sea, como el clan de
perceptible que el Estado omeya, durante tanto tiempo a la ofen~iva por los Hasimíes. Lo cual quiere decir que aquí, bajo el nombre y el progra-
todos los flancos se encuentra exhausto militarmente. El experimenta- ma de la familia del Profeta, esto es, de los Hasimíes, se hace campaña
do y afamado ejército sirio ha sido malempleado con creciente frecuen- -excluyendo a todos los demás Quraisíes y, por supuesto, en especial a
cia para controlar políticamente a los propios árabes y, a la ve~, con. el los Omeyas- a favor de un nuevo principio de legitimación: el de la
paso del tiempo se ha desgastado en las fronteras del ir:menso imp~~10. hasimiya. Con una estrategia a largo plazo, se funda un movimiento de
Y, así, el régimen omeya se va quedando poco a poco sm la ?ase m~htar oposición y se hace política con la genealogía hasta un grado extremo.
necesaria para defenderse eficazmente de los enemigos exteriores e inte- De hecho, mientras la rama alida del clan hasimí ensaya en Kufa la
riores. Como pone de manifiesto el golpe de Estado de Yazid, un par de sublevación antiomeya (a favor de los alidas), la rama abasí, por su par-
miles de soldados bastan para determinar a quién corresponde el poder te, desde dos décadas antes prepara en el alejado Jurasán del norte de
en el Estado. Persia la revolución en beneficio propio. Saben cómo manejar con habi-
Entre los años 744 y 750, diversas fuerzas opositoras luchan entr~ sí lidad la agitación política e ideológica; al principio, la hasimiya se cons-
por el califato; y el ya mencionado Marwan U, qu~:n ~ólo es :eco~o~ido truye como un movimiento clandestino con una amplia base. El gran
como califa en el territorio controlado por su eiercito, sera el ultimo agitador y excepcional organizador de este movimiento -prácticamen-
califa de Damasco. Ciertamente los estrictos círculos religiosos del sun- te un ejército y un gobierno secretos-, mandado por la familia abasí al
nismo se aferran por principio ~la institución del califato y a su signifi- Jurasán, es un tal Abü Muslim 93 , de origen incierto, pero muy talentoso
cado religioso. Pero critican incluso más aceradamente que antes la ??- y con gran prestigio. Consigue unir a los árabes y a los iranios en una
lítica mundana y el estilo de vida de los califas de Damasco, su pretens10n coalición antiomeya dotada de un programa común. Sus eslóganes pren-
de una autoridad cuasi-imperial y su continua intervención en asuntos den y encuentran aprobación en todas las capas sociales: iVenganza para
religiosos en aras de intereses políticos. En efecto, algu?os pens.a~ores r~­ 'Ali! iGuerra a los Omeyas! iUn nuevo orden de paz y justicia para los
ligiosos que bajo 'Umar 11 todavía mantenían una actit~d positiva haci.a desfavorecidos!
la dinastía comienzan a comportarse de una manera abiertamente hostil ¿C'.ómo no iban a acoger con agrado estos eslóganes los antiguos
a la dinastía reinante. Son años horrendos; y muchos, sobre todo el par- conqmstadores árabes del Jurasán, que cultivaban la tierra en los pue-
tido del sur de Arabia («yemeníes»), esperan -en apocalíptico frenesí- blos, pero que, explotados por duros impuestos, eran tratados, al igual
un cambio. que los beréberes, como un pueblo sometido? ¿cómo no iban a lanzarse
En cualquier caso, los círculos chiíes nunca habían .renunciado a la a la lucha aquellos a quienes, bajo 'Umar 11, se les había prometido una
esperanza de asumir el califato; y su espera de un mahdi que restaure la reforma fiscal justa, una vez que tales promesas se habían revelado va-
asociación entre el califato y la descendencia del Profeta encuentra, en- nas? Muchos ya se hallaban de por sí convencidos de que el fin del mun-
tre muchos árabes descontentos y muchos neófitos musulmanes, mayor do, }a ~atalla fin~l y la aparición del mahdi estaban al llegar, tal y como
resonancia que antes. Ya entre 736 y 740 habían pasado en Kufa a la habia sido anunciado por populares escritos apocalípticos.

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE 8. LA CRISIS DEL IMPERIO

En el año 747, Abü Muslim enarbola en Marw, en el extremo orien- vestramiento moral de los merovingios franceses conversos al cristianis-
tal del imperio, la bandera negra de la llegada del mahdi, l~ .bandera de mo, constatable en ese mismo siglo vm, o las matanzas masivas y las
la revolución; es la señal para iniciar abiertamente las hostilidades. Ne- deportaciones de sajones ordenadas por Carlomagno ... por no hablar de
gra es también la bandera de determinados hasimíes. Tres mil hoT?bres las «bodas de sangre» orquestadas por Catalina de Médicis en París en la
llenos de entusiasmo bélico y asombrosamente disciplinados consiguen noche de San Bartolomé de 1572, que supusieron la muerte de varios
derrotar a sus rivales en el Jurasán, así como recabar apoyo en el oeste miles de hugonotes en todo el país.
de Irán y entre los chiíes de Mesopotamia. Pues los chiíes ponen todas El único que consigue escapar a la masacre es 'Abd ar-Ral;tman, nie-
sus esperanzas en que, esta vez, por fin, un descendiente de 'Ali pueda to de Hi8am, conocido como el «halcón de los Quraisíes». Tras una hui-
hacerse con el califato. da llena de aventuras, llega al norte de África, donde él, que tiene una
Un nuevo error como se pondrá de manifiesto. Pues, cuando llega esposa beréber (enviada como regalo a su padre por un gobernador),
la ocasión, los Abasfes se la juegan sin escrúpulos a sus aliados chiíes. Ya goza de las simpatías de este pueblo. En el año 755 puede cruzar el
en el año 750 es proclamado en Kufa el nuevo califa. Para enorme de- Mediterráneo y desembarcar en España, donde se hace con el control de
cepción de los chiíes, no se trata de un alida, sino de aquel que quería casi toda la península. Allí, 'Abd ar-Ral:iman, que al principio, con hu-
94 mildad, se hace llamar emir (amir) y reconoce la autoridad del califa,
ayudar a los Alidas a hacer valer sus derechos: Abü 1-'Abbas as-Saffab ,
al parecer el único Hasimí que entraba en consideración. A partir de este funda la más importante dinastía de la España musulmana, que, a pesar
momento, los Alidas y los Abasíes mantienen las distancias; desde en- de todos los contratiempos, logrará pervivir hasta el siglo xr: los califas
tonces existen de hecho dos grupos dentro de la nobleza islámica. Para omeyas de Córdoba. iPor primera vez, ya en el siglo vm y en el extremo
justifi~ar la sangrienta campaña de venganza que desatan, los Abasíes, occidental, un reino islámico independiente del califato!
impasibles, invocan incluso a Zaid, un descendiente de 'Ali caído en 740 Muy distinta es la suerte del ya famoso y popular Abü Muslim. En
en una revuelta contra los Omeyas, al que dicen querer vengar. En el agradecimiento por sus servicios, los Abasíes lo habían nombrado go-
norte de Mesopotamia, cerca de Mosul, consiguen infligir la definitiva bernador del Jurasán. Es con tal ocasión cuando se tiene noticia por
derrota militar al todavía reinante califa Marwan 11 y, poco después, primera vez de «personas versadas en el arte de discutir» (mutakalli-
toman Damasco. El propio califa Marwan, abandonado por sus sirios, mun ), quienes deben convencer a los habitantes de Marw de que Abü
no tiene más remedio que huir, a través del valle del Jordán y Palestina, Muslim se halla en la senda adecuada; si aquí se trata ya de teólogos de
hacia Egipto, antes de que, todavía en 750, sea asesinado por esbirros controversia en sentido estricto es una pregunta abierta96 • De lo que no
del nuevo califa en el alto Egipto, adonde había llegado acompañado de cabe duda es de que Abü Muslim enseguida les resulta demasiado pode-
unos cuantos hombres leales. Su cabeza es enviada -como se tenía por roso a los nuevos señores. El siguiente califa, al-Man~ür, ordena liqui-
costumbre- a su sucesor: Abü 1-'Abbas. darlo pérfidamente: es citado en la corte, y cuando, desarmado, entra en
Pero todavía no es suficiente. El primer califa abasí no descansa has- la tienda del califa, dos sicarios de éste lo acuchillan. Este asesinato de
ta que la elite omeya queda liquidada físicamente por completo. La últi- un amigo, que además era un verdadero héroe popular, inspirará toda-
ma en capitular es la gran plaza fuerte de Wasit, donde la mayoría de l~s vía varias rebeliones en el tiempo subsiguiente. Abü Muslim se converti-
oficiales sirios hechos prisioneros son ejecutados ... en contra de lo esti- rá en símbolo de la oposición religioso-social contra los Abasíes.
pulado en el acuerdo de capitulación. Por todas partes celebr~n los A?a- Pero éstos llevan adelante su programa con resolución. No sólo se
síes orgías de sangre, de suerte que el sobrenombre de su pnmer califa, ha producido un cambio de dinastía, sino también, como tendremos que
as-Saffal:i («el Generoso»), pasa a ser entendido como «sediento de san- analizar en el próximo capítulo, un cambio de la constelación global. En
gre». El horrendo punto álgido se alcanza en un convite presentado como otras palabras, con el acabamiento de los omeyas llega también el fin
«banquete de reconciliación»: acuden más de ochenta Omeyas por com- político del paradigma del imperio árabe (P II). Pero continúa vivo bajo
pleto desprevenidos, y todos son pérfidamente asesinados, salvo u~o, una forma distinta:
que logra escapar de la matanza. Los esbirros de Abü 1: 'Abbas «no tuv~e­
ron la más mínima consideración humana; fueron eiecutores de la ira El paradigma del imperio árabe como visión
divina y de la legítima venganza ... Su verdadero motivo era, naturalmen- cargada de esperanza: el panarabismo
te, político: querían eliminar por completo a la derrocada dinastía», ase-
vera Julius Wellhausen y, en alusión a la historia de Israel, añade: «Todo Mientras que, con ayuda de la matemática y la experimentación, los
ello recuerda el exterminio de la casa de Omri alentado por los profe- par~~i~mas científico-naturales (por ejemplo, el ptolemaico) pueden ser
tas»95. Ciertamente, Wellhausen también podría haber recordado el asil- definitivamente superados por un nuevo paradigma (el copernicano), en

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C.11. EL PARADIGMA DEL IMPERIO ÁRABE

el ámbito de las religiones (y también en el del arte) los paradigmas an- III. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO
teriores no están condenados ni mucho menos, a desaparecer. También COMO RELIGIÓN UNIVERSAL
el paradigma del imperio ár;be manifiesta una alta cap~cidad de re~is­
tencia y pervivencia. A pesar de la ignominiosa decadencia de lo~ califas
de Damasco, en el pueblo se mantendrá vivo, a pesar de los s:glos, el El anterior cambio de paradigma tal vez ha sido percibido con frecuen-
recuerdo de esta gloriosa época de una dinastía y un gran impeno pura- cia por la ciencia histórica más como cambio de régimen que como trans-
mente árabes. iY no sólo en Siria! Muchos musulmanes seguirán alber- formación de la constelación global, que es como yo he intentado pre-
gando la convicción de que los árabes son el mejor de todos los pueblos, sentarlo. Pero, por lo que respecta al cambio de paradigma del imperio
pues no en vano fue a ellos a quien Dios dirigió su revelación universal y árabe de los Omeyas al imperio musulmán de los Abasíes, las cosas son
definitiva. distintas. También la historiografía tradicional lo considera más que un
Más adelante veremos que, cuando el islam se vea confrontado con mero cambio de dinastía dominante. Con razón escribe Tilman Nagel:
la Modernidad europea y se encamine así al punto álgido de su crisis de «Los acontecimientos ocurridos entre los años 129/747 y 132/750 mar-
identidad en el siglo x1x -naturalmente, de este desarrollo nos ocupare- can un cambio que afecta a todos los ámbitos de la comunidad islámica
mos por extenso al tratar del paradigma de la Modernidad-, en Da- y la incipiente cultura musulmana, hasta el punto de que hay quien no
masco, Beirut y El Cairo la gente se acordará de nuevo de lo árabe. El tiene reparo en hablar de una revolución (M. A. Shaban)» 1•
movimiento de «renovación» se interesará en primer lugar por la lengua
árabe del tiempo primigenio y estudiará, modernizándolo a la vez, el
clásico árabe culto de la Edad Media. Al principio, su objetivo será crear 1. El comienzo de una nueva era
una nación cultural árabe.
Pero, a comienzos del siglo xx, junto al arabismo cultural surgirá Al principio, los propios Abasíes, arrebatados por el entusiasmo revolu-
asimismo un arabismo político. En virtud de la gran historia que tienen cionario, llaman a su gobierno «el cambio» (daula): idespués de un co-
en común, todas las personas de lengua árabe deberían formar, también rrupto pasado, una renovación de todos los valores y una <<nueva era»!
en el terreno político, una única «nación árabe». El movimiento panára- Y, de hecho, la transformación es inmensa, un cambio de paradigma por
be surge como reacción al colonialismo e imperialismo europeo, pero excelencia. Tras el derrocamiento de los «usurpadores», que pareció jus-
también al panotomanismo y panturquismo. Cuando dicho movimiento tificar el baño de sangre, el imperio universal ha de ser renovado de raíz
desea cultivar la cultura, la lengua y la religión árabes, fomentando so- desde el punto de vista religioso. Tras el «cambio», los Abasíes, que ha-
bre esta base la unidad supranacional de todos los Estados árabes, ante b.ían accedido al poder en circunstancias poco gratas, hacen todo lo po-
los ojos tiene como modelo, consciente o inconscientemente, el imperio sible
omeya. - por desacreditar como infieles a los Omeyas (a excepción del ejem-
Por último lo que consigue abrirse paso es, sobre todo, un arabismo plar 'Umar 11): el suyo no habría sido un verdadero califato sino sólo un
económico de ~orte pragmático: la fundación de la OPEP (Organización "!~inado» de «ti7anos» sustentado en la usurpación, la viole~cia y la opre-
de Países Exportadores de Petróleo) en 1960 y la creación de un merca- s10n, que ademas mantuvo a los musulmanes no árabes en un estatus de
do común árabe en 1964-1965 poseen considerable importancia de cara segunda clase en comparación con los musulmanes árabes;
al establecimiento de una política petrolera homogénea. De ahí que ha- - por legitimar su propio gobierno: su autoridad enlaza, aseguran, con
yan de ser consideradas en esta continuidad histórica, si bien es cierto la de los cuatro califas «bien guiados», de quienes se dicen sucesores
que la colaboración económica no condujo a una colaboración política. directos. De esta manera, su «revolución» se consolida como institución
A todo esto tendremos que regresar en el contexto de la época mo- Y daula pasará a significar sencillamente «dinastía», «imperio». Su ideo~
derna. Pero, por lo que respecta a la época de la que ahora nos estamos logía de poder apunta a una comunidad fundada en la fe islámica y con-
ocupando, se nos plantea la pregunta 2qué camino va a seguir la revolu- solidada y pacificada por ella; una comunidad cuyo centro incuestiona-
ción abasí, que precisamente se desató en nombre del islam? 2Tendrá ble es el califato, que los Abasíes reivindican a posteriori para sí. Al fin y
lugar quizá la urgente y necesaria reforma del islam? al cabo, pertenecen a la «casa» (bait, que también significa familia) del
Pr?feta: al-'Abbas era tío del Profeta, mientras que 'Ali, quien no era
mas que sobrino de éste, debe su legitimidad a su mujer, Fatima.

274 275
l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

La nueva metrópoli cultural del islam: Bagdad en una residencia más segura que la agitada Kufa, bastión de los Alidas.
Pero, en la práctica, la ciudad recién fundada se convirtió en el nuevo
No es raro que el símbolo de un nuevo comienzo sea el establecimiento centro imperial.
de una nueva capital. Esto lo demostraron ya los asirios con la fundación En el año 762, al-Man~ür ordena el inicio de las obras; no pocos
de Nínive o los romanos con la de Constantinopla. ¿y los Abasíes? Al materiales proceden de las ruinas de la cercana Ctesifonte, la capital de
principio se limitan a trasladar la sede de gobierno: a Kufa en concreto. la última dinastía nativa de Irán. Programáticamente, el califa llama a su
Así pues,'no destruyen Damasco, la sede de los enemigos, pe.r? sí que la nueva capital «la ciudad de la paz» (Madinat as-Salam), pero en general
abandonan en cuanto capital. Sólo entonces es cuando los smos se dan es conocida por el nombre de un pequeño pueblo existente allí ya desde
cuentan de que la caída de los Omeyas, de quienes también ~llos estaban antiguo, Bagdad (palabra de origen incierto, que en persa significa «don
hartos, conlleva la pérdida de su propio poder. De nad_a les s:rve mo.s~rar de Dios» )4 • Este lugar es elegido con criterios estratégicos, pues su loca-
de nuevo simpatía por la antigua dinastía, promover disturbios en Sma Y lización es extraordinariamente favorable desde el punto de vista mili-
Egipto y visitar como santuario la tumba de Mu'awiya, costumbre que tar, climático y económico: un fértil llano en el cruce de las vías de
aún perdurará siglos. comunicación entre el Jurasán, Irán, Irak, Siria y Egipto, protegido por
Las cosas siguen como estaban: la casi centenaria ~egemonía d_e el sistema fluvial y de canales del Tigris y el Éufrates y comunicado a la
Siria es definitivamente reemplazada por la preponderancia de Irak'. pri- vez con el resto de Mesopotamia y también con el golfo Pérsico. Las
vilegio del que esta región ya había disfrutado durante un corto p~r_10do r,elaciones comerciales de la ciudad se extienden pronto hasta la India y
de tiempo con 'Ali. La nueva dinastía es originaria de Kufa, el bastion de Africa oriental, incluso hasta el este asiático y hasta el Atlántico. A la
los Alidas; pero su fuerza le viene del Jurasán («el país por do~de sale el sede del califa llegan mercancías y bienes culturales de todo el mundo; al
Sol»). Así, el lugar de !os sirios mediterráneos lo ocupan los 1ura~an~s mismo tiemp9, el islam consigue infiltrarse, calladamente y sin violen-
irano-centroasiáticos. Estos, que se caracterizan por una extraordmana cia, tanto en Africa como en el sur y el Sudeste asiático.
combatividad en lo militar y por un espíritu de incondicional obedien- Bagdad no es una ciudad árabe, sino -como corresponde a la hege-
cia forman la sumamente disciplinada guardia del califa y el núcleo de monía jurasánico-irania- una ciudad de estilo persa. Su planta, circular
su ~jército permanente y acceden asimismo a otras posicio.nes de po?er. a .imitación de modelos del este de Irán y supuestamente de 2,3 km de
Son soldados que no están vinculados a la tribu o al clan, smo sometid~s diámetro, está concebida de acuerdo con claros principios geométricos;
con obediencia ciega a la voluntad de su líder, al que con frecuencia el centro lo ocupan dos edificios majestuosos, la mezquita y el palacio
idolatran. Pero, por eso mismo, más tarde se tornarán peligrosos para el del califa. De aquí nacen cuatro calles que conducen a cuatro puertas de
1
la ciudad; las calles dividen la ciudad en cuatro distritos de igual tamaño
califa.
El nuevo orden se hace perceptible con claridad ya bajo el segundo que responden a los cuatro puntos cardinales y que visibilizan simbólica-
califa abasí, al-Manr:;ür (754-775) 2 , quien, debido a la repentina muerte mente y con toda claridad la pretensión de soberanía universal. Pero
de su hermano Abü 1-'Abbas as-Saffab., se convierte en el verdadero fun- este centro de gobierno protegido por dos anillos de murallas -para
dador del califato abasí y hace todo lo posible para consolidar (con ayu- acceder a él es necesario atravesar todas las bellamente ornamentadas y
da de los sunníes) el régimen tras los revolucionarios comienzos (en los estrechamente vigiladas puertas- no habría tenido estabilidad sin el gran
que los Abasíes habían contado con la ayuda de los Alidas): para rec~n­ ejército, que posee su propio barrio (al-Harbtya) al noroeste de la ciu-
ducir por sendas de orden las expectativas finitemporales de sus propios dad circular, y sin el enorme cuerpo de trabajadores (miles de albañiles y
seguidores extremistas (rawandíes)3, por una parte'. y para der~otar tan- artesanos del textil, el papel y la piel originarios de Irak, Irán, Siria y
to a los antiguos (Omeyas) como a los nuevos (Alidas) enemigos de la Egipto), quienes, junto con sus numerosos mercados, talleres artesanales
dinastía, por otra. . , y fábricas, habitan un suburbio propio (al-Karj), al sur de la ciudad cir-
Después de ordenar el asesinato del audaz p10nero de la causa abasi cular. Todo planificado a la perfección.
y exponente de los entusiastas espíritus iranios Abü Muslim, así como el Sólo la corte, el harén, la guardia y las autoridades administrativas
de otros miembros del partido y potenciales rivales; tras emprenderla de rango superior, junto con una enorme cantidad de esclavos y servido-
luego contra sus antiguos aliados Alidas (en la medida en que no se deja? res, residen en la ciudad circular. Pero, nada más ser terminado este
ganar para la nueva causa por medio de pensiones); y aplast~r por ú~ti­ bien organizado y controlado centro militar, económico y cultural ;esul-
mo a la oposición mediní, el gobernante alto, enjuto y de vida sencilla ta ya demasiad_o pequeño. Al-Man~ür y sus sucesores ordenan repetida-
que es al-Man~ür funda una nueva capital. Al principio, quizá pens~ra men~e. cons~rmr a ª1!1-bos lados del Tigris nuevos palacios y complejos
simplemente en una ciudad-campamento para sus soldados del Jurasan: admimstrativos con mnumerables jardines, baños y bancos. Así, la ciu-

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l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

dad militar y administrativa no tarda en convertirse en i:na ciuda~ n_iul- - la cultura árabe: la lengua árabe como su más importante forma de
tirracial y cosmopolita, diez veces mayor que la Ctesifonte sasamd~, expresión;
mayor incluso que Constantinopla. En efecto, Bagdad es la mayor Y m~s - la religión árabe: el islam.
esplendorosa ciudad del mundo en aquella época. (except_uando a Chi- En concreto, esto tiene las siguientes consecuencias:
na), una ciudad de más de siete kilómetros de longitud y ~eis de a~chur~,
con una población que se estima entre trescientos y qm~ientos mil ~abi~ 1) La hegemonía del pueblo árabe llega a su fin. Lo que se ha desmo-
tantes y, en el siglo x, cercana quizá al millón y med10: l~ ~e~ropoh ronado es el antiguo ordenamiento árabe de una «nación en armas», tal
cultural del mundo islámico durante siglos. Y esto, ya a principios del y como la concibió el segundo califa ortodoxo 'Umar. Sus sustentadores
siglo IX, cuando en Europa el imperio de Carlomagno, con sus aún muy fueron los Omeyas y los sirios. Pero ya no basta con ser árabe para per-
primitivas ciudades, se desmembra en tres partes, todas las cuale~ -amena- tenecer a la elite dirigente. Los árabes, cuya exclusivo estatus se basaba
zadas por las incursiones de los normandos en el oeste, los ~u.n.g~ros en originariamente en el derecho bélico, son desbancados de sus posiciones
el este y los sarracenos musulmanes (ien 827 se hacen con Siciha.) en el de poder militar y han de buscar ocupación en el sector civil. Al contra-
sur- padecen una decadencia económico-cultural. . . rio, numerosos no árabes, que hasta entonces estaban excluidos de la
Pero allí se levanta poderosa Bagdad, que, en cuanto nea e mterna- elite, obtienen por fin acceso a las elevadas posiciones militares y admi-
cional capital del islam, en la que se hallan integrados element?s árabes nistrativas.
y no árabes, corporeiza con esplendor en medio de Mesopotamia la nue- La visión de un imperio renovado que ya albergara el omeya 'Umar 11,
va constelación global (P III): . . quien, sin embargo, nunca consiguió plasmarla en la práctica, se hace
• En lugar de los Omeyas, cuya tendencia p~lítica era. á.r~be ,Y sm,a (~ realidad: los árabes pierden sus privilegios, las tribus árabes dejan de ser
11), gobiernan los Abasíes. Su tendencia política es antisma, iraqm, si, el cuadro de mando del Estado teocrático, sus nobles ya no se extienden
por todo el imperio a modo de una red de elites de poder genealógica-
cosmopolita. , . . .
• La legitimación histórico-teológica del nuevo r~gimen rev<_:>l~ci~nano mente emparentadas entre sí. Cuantos más neófitos musulmanes son
consiste en la subrayada vinculación con el paradigma pro~01slamico de integrados en el orden genealógico por medio de la afiliación, tanto más
los califas de Medina (PI), quienes, incluido 'Ali, son conside~ados, por se va socavando, poco a poco, dicho orden. Se trata de que todos los
contraste con sus sucesores «los cuatro bien guiados» (ar-rasidun). musulmanes, independientemente de que sean o no árabes, puedan iden-
• Ya no son las tribus árabes las que constituyen el contingente prin~i­ tificarse con el imperio islámico. iUn retorno al ideal de la igualdad de
pal del ejército, sino los no árabes: primero los solda~?s del Jur~san, todos los creyentes, tal y como lo previó el Profeta en el Corán!
después los turcos. Ellos son el más sólido p~ntal ~el regimen abasi. Pues precisamente en el Jurasán (iMerv, la actual Mari!), desde don-
• Programáticamente, se trata de renovar el imperio no desde un punto_ de los Abasíes conquistan todo el imperio, también los árabes se habían
de vista árabe, sino islámico. Los califas abasíes vuelven a entenderse ~ si aclimatado tanto que ya no llevaban el nombre de su tribu de nacimien-
mismos como líderes de la umma de todos los musulmanes Y como p10- to, sino el de su lugar de residencia. Los innumerables neófitos musul-
neros del islam como religión universal que abarca y une a todos los manes de origen extranjero (mawali) contribuyeron de manera decisiva
al triunfo de los Abasíes. Son equiparados con los árabes y, en una época
pueblos. 'l de crecimiento demográfico y auge económico, tienen los mismos dere-
• La esencia del islam -el Dios uno y Mubammad su Profeta- no so o
se conserva, sino que vuelve a ser acentuada. chos y obligaciones que ellos en el ejército, la administración, el comer-
cio o el ejercicio de una profesión; de hecho, con frecuencia gozan inclu-
meja entonces el imperio de estar don:i?~do por lo árabe?, ~o se so de preponderancia. Aunque la familia gobernante sigue siendo árabe
puede pasar por alto que «el cambio» modifico de forma dramatica la (al menos, en lo que atañe a sus representantes masculinos), en el futuro
posición de los árabes en el conjunto del imperio. los no árabes constituirán la mayoría de la población islámica. Después
de un siglo de gobierno abasí, el término mawali deja incluso de usarse,
En lugar de la nación árabe, el islam como religión universal porque pierde todo significado; no obstante, entre ambos grupos de
po?l~ción continúan existiendo tensiones. En pocas palabras: el imperio
Es necesario distinguir, sin separarlas, tres magnitu~es, que, debido ~la islamico ya no es un Estado árabe, sino un Estado multirracial. Y, cuan-
revolucionaria política social de los Abasíes, adqmeren una nueva im- tos más grupos étnicos se convierten a la fe islámica, tanto mayor se hace
portancia relativa en la incipiente constelación global: el imperio islámico.
- el pueblo árabe: la «nación» de los árabes;

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l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

2) La cultura árabe, sin embargo, se convierte en un bien com~n. El e~ cerradas regi~nes cristi~~as ~e Siria, 1'.lesopotamia y Egipto. AsÍ, por
derrumbamiento de la «nación» árabe no conlleva el de la cultura arabe; eiemplo, los habitantes ongmanos de Egipto, los coptos, aunque arabi-
antes bien ésta se transforma en una cultura internacional de la que zados, permanecen fieles a su fe cristiana.
todos los ~usulmanes participan. Lejos de desaparecer, la lengua árabe
sigue siendo, se mire como se mire, la lengua del Corán Y_, en cu.a~to tal, El cosmopolita esplendor del califato
la lengua del islam. También continúa hablándose en la vida cotidiana y,
a modo de lingua franca, por un número abundante y cada vez mayor. ~e Todo esto apenas perturba a los califas. Pues, en la corte, no sólo esta-
no árabes. Incluso entre los iranios se impone el árabe para la expresion ban representadas todas las nacionalidades posibles, sino que había asi-
escrita y en el uso de los eruditos; sólo la poesía -en Persia, a la sazón, mismo judíos y cristianos, muchos de ellos emigrados de los pueblos
aún más intensamente cultivada- se escribe en persa. iraquíes ... , por no hablar de «paganos» ocultos. Tan heterogénea como
Y, por lo que respecta a los no musulmanes, en ?iria y en ~gipt? la era, esta población se integró -a pesar de tendencias separatistas en las
arabización es, al contrario que en Persia, más efectiva que la islamiza- provincias exteriores y de ocasionales disturbios- en una sociedad mar-
ción. Con el tiempo, el árabe absorbe asimismo las l.enguas de los P~,e­ cada por la cultura árabe y la religión islámica, con centro precisamente
blos cristianos de Oriente Próximo. Pues, en las reg10nes de poblacion en aquel Bagdad: una corte rica, esplendorosa, cosmopolita.
mayoritariamente aramea que habían pertenecido ~l imperio ?izantino, Los califas de Bagdad: allí se ubica el califato, imponente como nun-
el árabe se impone como lengua franca. El árabe s.e ~ntrod~ce mcluso ,en ca. Ya no se consulta a los príncipes tribales árabes, ya no se tienen en
la liturgia cristiana. En estas regiones, el culto cristiano sigue cel.ebran- consideración las estructuras tribales. El califa sigue presidiendo la ora-
dose hasta la fecha parcialmente en árabe. Y lo que no es menos impor- ción del viernes y, de vez en cuando, juzga en persona de manera fastuo-
tante: el alifato árabe desplaza a los antiguos alfabetos en todos los luga- sa. La centralización, ya muy avanzada en la época omeya, alcanza su
res donde el islam se impone. Ello no ocurre sólo en el caso del persa, punto álgido: los califas abasíes como señores soberanos que pronto su-
sino también en el del turco, para el que el alifato árabe es aún menos peran con mucho a los Omeyas en absolutismo y lujo.
En las ocasiones solemnes, el califa -junto a su familia, sucesor del
apropiado.
Profeta y máxima corporeización del islam- luce la burda, el manto
3) La religión islámica se convierte en una religión unive~sal. La del Profeta. Cada ve~ que se detiene para mostrarse al pueblo, hace gala
disolución de la «nación» árabe no perjudica al islam. Al contrario, con- de la mayor generosidad. En efecto, una vez eliminadas todas las dife-
tribuye a reforzarlo. La religión islámica, sin dejar de ser el fundamento rencias entre árabes y no árabes y, con ellas, las importantes diferencias
de la cultura árabe, se ve liberada de sus grilletes étnicos. S?bre la bas.e e~tre los distintos estamentos sociales, el califa -en su calidad de «prín-
de la igualdad de derechos, el islam puede convertirse P?_7 ~m en la reli- cipe de los creyentes» (amir al mu'minin) y «lugarteniente de Dios» (jali-
gión de los egipcios, beréberes, griegos, persas, centroasiancos y turcos. fat Allah)- se sitúa, «por la gracia de Dios», frente al conjunto de los
Así pues, enunciado en forma de principios: . . musulmanes: según el modelo persa y vetero-oriental, por encima del
• Mientras que en Arabia, la patria de los árabes y del islam (PI), rema~ pueblo, por encima incluso de la aristocracia, e investido de un poder
circunstancias cada vez más caóticas, hasta el punto de que pr.onto m absoluto (plena potestas) como el que, siglos más tarde, sólo llegarán a
siquiera son seguras las peregrinaciones a La Meca, el islam se libera de poseer los papas romanos a partir de Gregario VII (vicarii Dei vicarios
su atadura provinciana y despliega su fuerza universal. ~e Dios») y los rey.es franceses a partir de Luis XIV: «L' état'. l' église,
• En lugar de la tradicional fidelidad tribal árabe, lo que cuenta es el 1 umma - c'est m01!». No «vicario de Dios», sino sólo «vicario del Pro-
orden y la fraternidad universales propios del isla~. , . feta», sólo «vicario de Pedro o de Cristo»: estos «señores absolutos» sen-
• Aunque Arabia queda circunscrita a un rol polític? y econo~ico ?1uy cillamente no tenían en cuenta tales objeciones. Todos ellos pensaban
marginal, su religión conserva para los musulmanes impor~anoa u:iiver- que podían prescindir de un senado, de un órgano de «asesoramiento»
sal. El islam se convierte en una religión universal en sentido estricto. (Süra).
Los califas organizan el gobierno de forma autocrática como re-
De hecho, es patente que, en esta época, el islam progresa a gra.ndes quieren tanto el interé§ propio como el interés de Estado. ¿Q~ién habría
pasos. Así, por ejemplo, en Persia, el islam enseguida desplaza ~as.i P?r podido oponérseles? Arabes y no árabes, todos son súbditos nada más
completo al zoroastrismo. Igualmente, en el Magreb, donde el cnstiams- que súbditos: Y, aunqi:e el nu~vo régimen se esfuerza -y m~cho- por
mo sólo está implantado en forma de Iglesia colonial, una gran ~arte ~e tomar en seno sus quejas, con igual afán procura fomentar su pasividad.
los beréberes se convierte al islam. El cristianismo sólo ofrece resistencia El Estado se reduce en gran medida a la corte. El lugar de la aristocracia

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA

emparentada -en el sentido más amplio- por lazos de sangre con los represión de revueltas en el interior (P III). De ahí que, siempre que se
califas damascenos lo ocupan jurasanos plebeyos, reconocibles por la realiza una expedición, una parte considerable del ejército permanezca
ciudad e instruidos en la obediencia. Escogidos por los Abasíes como como reserva en la capital; además, en Bagdad, a diferencia de lo que
«guardia pretoriana», siempre están preparados para cumplir cualquier ocurría en Medina y Damasco, el generalato del ejército está integrado
orden de su señor. Pero, junto a estos oficiales, también frecuenta la en la corte. Por otro lado, esto significa que, en Irak, Siria, Egipto y el
corte un gran número de miembros del propio clan, esto es, de Hasimíes Jurasán, los árabes pueden ser liberados del servicio militar y asumir una
(hasimiya). Pertrechados de la confianza en sí mismos de quienes se sien- actividad civil.
ten únicos representantes del clan del Profeta, disfrutan de la espléndida
vida cortesana -regada a menudo con vino, que el pueblo creyente te- El gobierno de los califas
nía prohibido- con la numerosísima servidumbre de ambos géneros.
Las intrigas de harén y otras conspiraciones eran el pan de cada día. Más importante que la reforma del ejército es la reforma de la adminis-
El señor absoluto tiene a su lado tres nuevos e importantes cargos tración. Ya los califas de Damasco habían intentado poner en pie una
cortesanos que no existían ni en Medina ni en Damasco: burocracia que no dependiera más que de ellos. Pero era modesta en
- el astrólogo de la corte, a quien se consulta antes de emprender cual- comparación con la de los califas de Bagdad, bajo quienes la burocracia
quier empresa importante (por ejemplo, la colocación de la primera pie- estará formada, ante todo, por favoritos y títeres (por lo general, liber-
dra de Bagdad) y que participa incluso en las expediciones bélicas; tos) del gran señor. Cualquiera puede ascender hasta los más altos esca-
- el maestro de postas, quien, en cuanto jefe del extraordinariamente lafones, pero con la misma facilidad -intrigas no faltan- puede ser
bien organizado servicio de comunicaciones, debe vigilar en secreto todo precipitado de nuevo. Por lo que respecta a títulos, uniformes y conde-
el correo e incluso (por medio de escogidas personas de confianza) a los coraciones, todo depende del favor del califa. Ciertamente, también aquí
gobernadores de provincias; ocupan todavía los árabes posiciones importantes, sobre todo en la pro-
- el verdugo, cuyo manto de piel puede ser utilizado, según el modelo pia dinastía y en el sistema judicial. Pero un gran número de funciona-
iranio, al lado mismo del trono para ejecuciones en el acto o torturas. rios son no musulmanes: escribas persas del Jurasán, cristianos nes-
Los Abasíes habían anunciado «el cambio», un orden mejor y más torianos de Irak y, en el ámbito de la economía, no pocos judíos. Con
justo, y, de hecho, el propio al-Man~ür toma en sus manos con energía Y demasiada frecuencia son ellos, en conjunto, quienes atraen hacia sí, en
dureza las riendas de la reforma. Por medio de modificaciones revolu- lugar del califa, el odio de la población. Pero ya ha quedado de manifies-
cionarias en el ejército y la administración, consigue dotar al nuevo régi- to cuál es la actitud que, en este estado, se espera de un funcionario o un
men de una base más segura. La organización del ejército experimenta soldado:
un microcambio de paradigma5 • Los privilegios de los árabes son supri- • no el arraigo en una tribu o en un clan, sino la obediencia al gran
midos, y se crean nuevos cuerpos que ya no están al servicio de int~reses señor;
tribales o estamentales, sino al servicio exclusivo del califato. Cierta- • determinantes para obtener un buen puesto en la administración o el
mente, ya los Omeyas eran conscientes de que la idea de una <<nac~ón ejército ya no son los privilegios de origen, sino, junto a la aptitud profe-
árabe en armas» constituida por las distintas tribus, tal y como había sido sional, la incondicional fidelidad a la dinastía.
defendida en su día por el segundo califa ortodoxo 'Umar (P I), resulta-
ba anacrónica y debía ser sustituida por un ejército profesional vincula- Para llevar esto a cabo, los Abasíes recurren a experiencias del pasa-
do de forma directa con el califato y financiado por éste. Pero, mientras do, a inveteradas tradiciones y, en parte, también al antiguo personal de
duraron las conquistas universales bajo los Omeyas (P II), no hubo más los Omeyas. Pero, al mismo tiempo, hacen que la jerarquía cortesana de
remedio que depender de las leales tropas tribales árabes. funcionarios se infle considerablemente ... diríase que obedeciendo la «ley»
Pero, con los Abasíes, esa época ya es historia; y las tropas árabes del británico C. N. Parkinson, según la cual los administradores se dan
sirven, sobre todo, para proteger las fronteras: en Anatolia, en el Ye- trabajo unos a otros para que se multiplique el número de sus subordina-
men, en Armenia y en la India. Pero, por lo demás, se pueden ~eclutar dos y aumente así su propio prestigio. Al principio, todavía se consulta
igualmente mawali o incluso habitantes no musulmanes de la región. Tal todo al califa en persona. Pero luego, de forma por completo racionali-
es el caso del ejército central del califa, compuesto por árabes del Jura- zada, se establecen tres tipos de negociados u oficinas (diwan 6 ): la canci-
sán y por descendientes y clientes suyos, y que empieza a adquirir una llería (diwan ar-rasa'il), el servicio fiscal (diwan al-jaray) y la adminis-
importancia capital: tanto en las operaciones contra el imperio bizanti- tración militar (diwan al-yaiS), la más importante de las tres. Todas ellas
no, que sigue resistiendo todos los ataques, como en lo relativo a la desarrollan -amén de un sistema de gestión completamente nuevo (co-

282 283
l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA

rrespondencia, sellos, tribunal administrativo)- una serie creciente de


los califas abasíes subsecciones, para las que, por supuesto, son necesarias nuevas instan-
cias de control. Surgen numerosos «secretarios» (kuttab, sing.: katib),
hasta la pérdida de la independencia especialistas o funcionarios, quienes, conscientes de su posición social y
deseosos de mejorar su formación, constituyen una burocracia que so-
brevive a todos los califas y a sus gobernadores. Pero no existe un «gabi-
nete», esto es, un pequeño grupo de funcionarios que se reparten la di-
rección -personal y autónoma- de los distintos departamentos 7 •
Que los califas fueran señores absolutos no significa, sin embargo,
que pudieran imponer su voluntad tan fácilmente en todo el imperio y
hasta los niveles más inferiores de la administración 8 • El imperio es de-
masiado grande y complejo para ello. Sólo las provincias más cercanas al
centro se encuentran bajo el control directo del califa; las que están algo
más distantes tienen, por así decir, un régimen de afiliación; mientras
que las más alejadas de todas son gobernadas, en nombre del califa, por
al-Hadi dinastías locales. En teoría, el califa también puede imponer su voluntad
(785-786)
por medios violentos -cuando sean necesarios- recurriendo al ejérci-
to, la policía y los inspectores. Pero eso sólo es posible en una medida
limitada. Pues el inmenso imperio y sus provincias se componen de pe-
al-Mu'tasim al-Amin queñas comunidades en extremo diferentes. Y precisamente en los innu-
(833-!142)' (809-813)

merables pueblos, en los que a menudo las relaciones de propiedad no


están claras y el cómputo de ingresos resulta difícil, las autoridades cen-
trales y provinciales necesitan de la colaboración de los potentados loca-
Mubammad Final de fa 11prueba11 les, los patriarcas de las familias y los terratenientes, es decir, los notables
del lugar. Los cuales, ciertamente, suelen estar vinculados con los gobier-
nos central y provincial por parentesco, clientelismo y relaciones de tipo
económico y administrativo. Ellos son, en realidad, quienes hacen que
al-Musta'in al-Munta¡ir al-Mu'tazz al-Muwaffaq funcionen los sistemas de administración, comunicación y recaudación
(866-869)
(862-866) (861-862)
de impuestos, de características muy diferentes según el lugar.
Al mismo tiempo, el régimen abasí muestra gran tolerancia hacia las
antiguas religiones (el zoroastrismo, también el cristianismo), que, sin
embargo, se encuentran muy desorganizadas. El interés principal del
califato radica en unir a la elite central y local, sea cual sea su filiación
étnica o religiosa, en un sistema lo más coherente posible, apelando no
obstante a motivos religiosos: «Este sistema de alianzas se fundaba en la
al-Muktafi al-Muqtadir al-Qahir idea de que el imperio era producto de la voluntad divina. La sublime
(902-908) (908-932) (932-934)
persona del califa gobernaba por voluntad divina confiando en la pasiva
obediencia de todos sus súbditos» 9 •
En resumidas cuentas: un enorme aparato administrativo que el ca-
al-Muttaqi lifa ya no puede supervisar, de suerte que se hace necesario un director
(940-944)
de la administración estatal que se encargue de la coordinación, inspec-
Siguen otros dieciséis califas abasíes ción y control. Parece que al-Man~ür todavía se ocupó personalmente
de todo. Pero ya su hijo y sucesor -conocido, a causa de la atmósfera
hasta la conquista de Bagdad
finitemporal reinante, como al-Mahdi (775-785), «el guiado»-10 nom-
«Prueba11 de ortodoxia por los mongoles en 1158 bra como supervisor máximo de todas las oficinas centrales a un visir

285
l. EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

(wazír = «portador de un peso»), el cual, aunque al princ~pio sus ~ompe­ prefería a Harün). En los cuentos, Harün es presentado como un prínci-
tencias dependen por completo de la autoridad del califa, comienza a pe ej~mplar, pero, en realidad, no poseía ni un carácter atrayente ni
desempeñar un papel cada vez más importante. . . ~sp;ci~l talla de gobernante. Según los cuentos, incluso solía vagar de
Por lo demás al-Mahdi intenta hacer honor a su nombre frmtempo- mcogmto por la noche de Bagdad, acompañado a menudo por el poeta
ral-mesiánico. O;dena vaciar las prisiones, crear tribunales de apelación del frívolo hedonismo Abü Nuwas ... y del verdugo.
y restaurar los postes orientativos y las fuentes en las vías de peregrina- El año 803 pone de manifiesto cuán problemático es su carácter.
ción; además, reparte dinero en Medina y La Meca. También merece la Como califa, Harün se había apoyado durante muchos años en la políti-
pena mencionar de nuevo que al-Mahdi sostuvo un diálogo sobre temas camente experimentada jerarquía de funcionarios de los barmaquíes de
religiosos con el patriarca nestoriano Timoteo I, diálogo del que tene- donde salían sus visires y generales. Pero, en un repentino cambi~ de
mos noticia por vía cristiana 11 • opinión, ordena ejecutar a su hermano de leche y viejo amigo, el barma-
Pero, ya bajo este califa, los teólogos (mutakallimun) reciben una qu_í Ya'far, junto con todos los miembros de su familia; al resto, los
primera exhortación a confrontarse con los «herejes» (zanadiqa!; en efec- priva de poder. Es probable que simplemente quisiera liberarse (por des-
to en su califato tienen lugar incluso crucifixiones de «hereies». Y su gracia, a la manera del país) de una tutela que se le hacía molesta. Los
su~esor, al-Hadi (785-786), introduce el cargo de «juez de herejes». En rumores sobre una relación homosexual con Ya'far o sobre el embarazo
el aparato funcionarial, resulta fácil ser víctima de la sospecha de «her~­ de su hermana por un amigo barmaquí no son verificables. Notorio es,
je» (zindíq); se lleva a cabo una auténtica depuración. Los más pers~~~i­ en cualquier caso, que la disolución del califato comienza ya con Harün:
dos son los maniqueos (que ya habían sido hostigados por la religion a cambio de un «pago por adelantado», en la práctica concede a los
estatal persa, zoroástrico-sasánida), cuya confesión dualista de un prin- aglabíes de Tunicia la independencia bajo la soberanía meramente for-
cipio originario del bien y otro del mal resultaba especialmente e~canda­ mal del califa, mientras que niega idéntico reconocimiento a los rebeldes
losa para la unitarista fe de los musulmanes. Pero, con frecuencia, tam- idrisíes de Marruecos 14 • No hay, pues, razón alguna para idealizar a Harün
bién fueron acusados como «herejes» personas malquistas por razones como modelo ideal de gobernante oriental.
políticas, por ejemplo, el ya mencionado prosista y traductor del persa Harün tampoco era especialmente tolerante. Él, quien siendo toda-
Ibn al-Muqaffa', ejecutado bajo al-Man;;ür. vía príncipe había dirigido una expedición hasta el Bósforo, obligando a
la entonces emperatriz bizantina Irene a aceptar un tratado de paz ven-
¿un cuento de Las mil y una noches? tajoso para él (desde entonces, es llamado «ar-Rasid», «el que sigue el
camino recto»), envía al emperador bizantino en funciones un despacho
A todas las posteriores generaciones de musulmanes se les quedó graba- oficial, en el que le previene contra falaces consejeros (los obispos) y le
da en la memoria esta época de los primeros califas abasíes gracias a los presenta argumentos en contra de la Trinidad y la confesión de Jesús
relatos de Las mil y una noches, título que en el original árabe suena como Hijo de Dios. Esta carta constituye «la más temprana apología del
todavía mucho más poético: alf laila wa-laila. Esta recopilación árabe de oficio profético de Mul;ammad» (J. van Ess) 15 : amén de profecías del
más de trescientas narraciones de diferentes géneros, procedentes de la AJ:tiguo 16 y el Nuevo 17 Testamento, la referencia, por primera vez, a
épica popular de distintos países desde la India hasta Egipto, es sin duda milagros (dado su carácter preislámico, el «argumento de la estrella fu-
la más famosa antología de relatos de la literatura mundial, todos los gaz» fue, sin embargo, abandonado con posterioridad). Es también bajo
cuales son puestos, en la versión final, en boca de una astuta mujer lla- Harün ar-Rasid cuando el cadí supremo Abü Yüsuf redacta disposicio-
mada Sahrazad12 • Además, esta compilación se halla asociada con el nom- nes especiales para los «protegidos» no musulmanes. A los no musulma-
bre del califa Harün ar-Rasid. ¿Qué es lo que tenemos ante nosotros? n;s se les insta a vestir ~e manera diferente de los musulmanes. Y lo que
¿puro cuento o pura realidad? Probablemente, más ficción que re~lidad. au_n ,es peor: tras una intensa confrontación militar con el emperador
Los relatos, ambientados en un medio cortesano-urbano de riqueza Nicef~ro I, Harün ordena demoler numerosas iglesias, no sólo en la
y lujo inauditos, tienen, sin duda, un trasfondo real en el mundo de zona limítrofe con Bizancio, sino en Basara y en otros lugares. Incluso
Harün ar-Rasid ibn al-Mahdi (786-809) 13 , el quinto califa abasí. Se trata mai;ida eje~utar sin el menor atisbo de piedad a un alto cargo quraisí,
del hijo de al-Mahdi (tercer califa abasí) y nieto de al-Man;;ür (segundo pariente leiano suyo, convertido al cristianismo.
califa abasí). Su hermano al-Hadi (cuarto califa abasí) dispuso que ~a­ A pesar de todo, es innegable que, bajo el quinto califa abasí, Bagdad
rün fuera arrojado en un calabozo para asegurar los derechos sucesorios ~lcanza i:n apogeo económico y cultural sin precedentes, con relaciones
para su propio hijo y, a consecuencia de ello, fue asesinado seis meses mternac10nales hasta en los más lejanos confines. Harün incluso inter-
después de su investidura (no sin intervención de su propia madre, que cambia embajadas con su contemporáneo Carlomagno y, como regalo,

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2. EL ISLAM CLÁSICO: UNA CULTURA UNIVERSAL
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

le envía a Aquisgrán un elefante blanco. Comerciantes musulmanes lle- teología racionalista. A partir de este momento, casi todos los califas
gan ya en el año de la coronación de Carlomagno como emp~rador ro- son, como él, hijos de esclavas concubinas. ¿por qué? La familia califal
mano (800) a la portuaria ciudad china de Cantón (por no decir na,da .de que se. sitúa P.ºr encima de las demás y reivindica para sí el derech~
los contactos con Rusia y con el reino de los jazares). La base economica exclusivo de e1ercer el califato, quiere evitarse todas las complicaciones
de este apogeo radica en una industria textil, metalúrgica y papelera q~e que conllevan los matrimonios con hijas de familias de súbditos. Así
proporciona bienestar a amplias capa.s de l~ poblaci?n y permite al. ~alifa pues, en adelante ya no puede decirse que por las venas de los califas
así como a las capas dominantes un inaudito despliegue de magnificen- corra sangre puramente árabe.
cia y poder. La madre de Harün, una antigua esclava ye.mení, com~ por
principio sólo en vajillas de oro o plata adornadas con piedras.preciosas.
El inmenso palacio de Harün está repleto de eunucos, concubinas Y can- 2. El islam clásico: una cultura universal
tantes, así como de todo tipo de siervos de ambos géneros. No; :8.arün
no es grande en cuanto hombre de Estado, P.ero sí en cuanto v~vidor: El periodo inicial de los Abasíes, un periodo de esplendor de la cultura
como pródigo mecenas de las artes y los artistas, como entendido en humana en general, puede ser caracterizado con perfecto derecho como
música y poesía. A la sazón, las ciencias, salvo la filología, estaban toda- la época en la que el islam alcanza su forma clásica. No sólo a causa del
vía poco desarrolladas en el mundo islámico. De todos modos, mucho apogeo económico sin precedentes y del desarrollo de los órganos de
de lo que se presenta como cultura árabe ha sido tomado en préstamo: gobierno, administración y justicia, que pasarán a ser característicos
18
en el caso de la astronomía y la medicina, sobre todo de los griegos • del islam «clásico», sino debido sobre todo a tres desarrollos que aún
Lo que es seguro es que, en este mundo, se suceden .las revueltas hoy imprimen su sello al islam y de los que nos tendremos que ocupar a
-que el quinto califa, sin embargo, todaví~ co11:sigue dominar co~ ~ela­ fondo. Er: el m~rco de este paradigma (P III), tienen lugar en concreto
tiva facilidad- y, por supuesto, grandes discus10nes sobre la poht1ca a • la configuración de la cultura específicamente islámica: fundada en el
seguir en el imperio. Aquí se perfilan dos bandos: por un. la~o, lo~ fun- árabe clásico, el estilo de vida persa y la ciencia helenística·
cionarios, muchos de ellos persas u oriundos de las provincias orienta- .• l,a .formació~ del derecho islámico (fiqh): surgen las cu~tro escuelas
les, respaldados al principio por los barmaquíes; por otro, los doct~r~s 1uridicas que aun existen en la actualidad;
de la religión, muchos de ellos árabes, respaldados por. el nuevo. visir. • el s~r~imiento d.e la .teología islámica (kalam): nace una especie de
Pues ¿qué camino hay que seguir en el futuro? La ausencia de un riguro- «escolastica», que sigue influyendo hasta la fecha en el pensamiento teo-
so orden sucesorio (padre - hijo mayor, etc.) v~elve a tei:er nefastas
1
lógico-sistemático de los musulmanes.
repercusiones. Harün cree poder superar el conflicto repartiendo la he-
rencia: a al-Amin, hijo de una árabe libre y legítima esposa suya, le lega Así pues, el. perio.do cumbre del islam, de su derecho, su teología, su
casi todos los países árabes; a al-Ma'mün, hijo de una esclava persa, las cu.ltu~a, fue y sigue siendo la Edad Media, la alta Edad Media, según el
provincias iranias; y, por último, a su tercer hijo, al-Mu'ta~im, la zona cr~terio eu~opeo. Dur~nte la época de los Abasíes en Bagdad y los Fati-
limítrofe con Bizancio. mies en Egipto en el siglo x, mientras que la Roma medieval vive como
Pero precisamente este reparto de la herencia origina la desgarradu- provi11:cia periférica su saecul~m obscurum (siglo oscuro), dominada por
ra del imperio. Pues cuando en 808 Harün ar-Rasid viaja al Jurasán para camarillas de nobles y papas incompetentes e incluso criminales en es-
reprimir una sublevación que ya dura dos años y, tras pocos meses de tos sigl,os la ciencia is!ámic.a, en general, aventaja en mucho a la e~ropea.
enfermedad, muere en Tüs (cerca de la actual Meshed)., es al-~min
19
1:'odavia ~oy dan testimonio de este hecho numerosos préstamos lingüís-
quien lo sucede en Bagdad, convirtiéndose en el sexto c~lifa abasi. Pero, ticos del arabe: desde alcohol, álgebra y arsenal hasta cenit, cifra y azú-
al principio, todos sus esfuerzos se concentran ~n exclmr del poder a su car, pasando por almacén, máscara y moca 21 •
hermano al-Ma'mün. En la disputa por la sucesión al trono, en 810 esta- . , L? que ya desde muy pronto se puso de manifiesto en la arquitectura
lla la confrontación abierta, que sólo termina tres años más tarde con la isla,mica acontece bajo los Abasíes en el conjunto de la cultura islámica:
muerte violenta del sexto califa. lo ar~be se mezcla con lo helenístico y lo persa para generar la unidad
Al-Ma'mün 2 º es el vencedor y, en calidad de séptimo califa, encabe- superior de, ui:a cultura universal, en la que el islam queda englobado.
za la dinastía abasí durante los siguientes veinte años (813-833). En cuanto La mezcla etmca en las grandes ciudades, las relaciones comerciales de
mecenas de la Academia de Bagdad, sin duda tiene, desde el punto de cará~ter internacional y las peregrinaciones contribuyen a ello. Los res-
vista cultural mucha más importancia que su padre; de él hablaremos ~ectivos el.emento~ árabes, persas y helenísticos de este «islam cosmopo-
con detalle s~bre todo en el contexto de las controversias en torno a la lita» han sido analizados de forma precisa por Ira M. Lapidus 22 ; con su

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 2. EL ISLAM CLÁSICO: UNA CULTURA UNIVERSAL

ayuda, puedo poner de relieve con meridiana claridad la diferencia res- Pero también entra en juego un interés puramente secular: la poesía,
pecto a la constelación precedente. cultivada en Arabia desde tiempos inmemoriales (cf. cap. A II, 2), se
presta para reflejar la vida mundana, tanto cortesana como urbana; y las
El árabe como lengua franca y como lengua culta enciclopedias, para recoger todos los conocimientos mundanos de la
época. También en la literatura se hace perceptible un nuevo paradigma:
Ya hemos mencionado que, aunque la importancia política de los árabes - En la poesía árabe de los beduinos se hablaba mucho de camellos, de
decrece bajo el nuevo régimen abasí, ello no implica en absoluto un actos heroicos de los guerreros de la tribu y de amadas que moran lejos
retroceso generalizado de la lengua árabe, la cual sigue funcionando como en el desierto; a la sazón, esta literatura es incluso recopilada en anto-
lengua franca universal (lingua franca). Incluso los adversarios de la he- logías.
gemonía árabe escriben en árabe. El árabe continúa siendo el fundamen- - En la nueva poesía se oye hablar aún más de palacios, jardines y ca-
to de la cultura común de pueblos tan diversos. Tanto en los ambientes cerías, de pasiones e intrigas, de «vino, mujeres (también bellos efebos) y
cortesanos como en los ambientes urbanos y científicos, la gente se ocu- canto». Su mayor exponente es el ya mencionado Abu Nuwas (m. ca.
pa de forma intensiva de la literatura árabe, incluso de la pre-islámica, 815). De orientación más mística, en la segunda mitad del siglo IX com-
con el fin de divulgar de este modo la gloria de los conquistadores árabes pone sus versos Ibn ar-Rümi («el romano», esto es, el bizantino), hijo de
y del califato. La lengua de la poesía paleo-arábiga no se diferencia ~sen­ un prisionero bizantino y una persa, a cuya poesía pasional-existencial
cialmente de la lengua del Corán. Se sobreentiende que, en el ambiente volveremos más adelante. Es cierto que, en esta época de esplendor cul-
urbano, el estudio del árabe está unido en gran medida al estudio del tural, se echa en falta una poesía árabe épica y dramática. Pero, en com-
Corán. paración con las producciones carolingias y bizantinas de la misma épo-
Pero, cuanto más tiempo pasa, más común se hace entre los árabes la ca, la literatura árabe estaba considerablemente más evolucionada.
inquietante experiencia de que, en las distintas provincias, por efecto de Esta evolución literaria tuvo importantes consecuencias religiosas.
las influencias locales, los dialectos árabes, de suyo muy diferentes entre Los paralelismos con la evolución y el posterior aislamiento del latín en
sí, se están alejando -en vocabulario, gramática, sintaxis y estilo- del el cristianismo occidental son manifiestos:
árabe puro del Corán. 2Qué se puede hacer al respecto? Con una ener- - La cultura árabe en su conjunto contribuyó a que se reflexionara
gía digna de encomio, son sobre todo los doctores de la religión quienes, sobre el Corán y a que pudiera ser mejor entendido.
en las escuelas de gramática de Kufa y Basara, más tarde también en la - Y, a la inversa, quien quería conocer realmente el Corán, no tenía
de Bagdad, se afanan por conservar el árabe puro de La Meca y de las más remedio que estar familiarizado con el árabe culto y sus tradiciones
tribus del desierto. Se determinan las raíces de las palabras, se explica el literarias.
vocabulario, se desarrollan las reglas gramaticales y sintácticas ... todo - A pesar de todos estos esfuerzos en favor del árabe culto, que siguió
ello, sistemáticamente. De este modo, se reconstruye -con la vista puesta siendo la lengua literaria, la lengua popular, sin embargo, comenzó a
en las necesidades de la época abasí- lo que va a ser llamado árabe alejarse del árabe del Corán. En el vocabulario y en el espectro de soni-
clásico o culto: la pauta y el modelo de la lengua de las personas cultas dos, en la construcción de formas y en el orden de las palabras, el árabe
hasta la fecha de hoy. Se investigan sus orígenes en la poesía y en la se simplifica considerablemente. Ya desde finales del siglo vm, es este
sabiduría proverbial pre-islámicas y se elabora una gran gramática, así árabe popular, y no el árabe culto, el que se habla. Aunque sin llegar
como varios diccionarios. hasta el extremo de lo ocurrido con el latín en la Iglesia occidental, el
Al mismo tiempo, se desarrolla la historiografía árabe clásica. Gira árabe del Corán se convierte en gran medida en una lengua sacra anti-
en torno a la vida (stra) del Profeta y las revelaciones coránicas; más cuada, que a los propios árabes les cuesta entender con exactitud ... por
tarde, también en torno a las conquistas y a la vida de los primeros diri- no decir nada de los musulmanes no árabes. Incluso hoy día, los cinco
gentes musulmanes. El punto culminante se alcanza con los monumen- grupos de dialectos neoárabes -el de la península Arábiga; el de Meso-
tales Anales de profetas y reyes de at-Tabari (839-923 ), una recopilación potamia; el d~ Siria y Palestina; el de Egipto y Sudán; y, por último, el
cronológicamente ordenada de todas las tradiciones sobre los aconteci- del norte de Africa- no sólo difieren en parte considerablemente entre
mientos de la historia universal, de la que ya oímos hablar, como tam- sí por lo que atañe a léxico, sintaxis, morfología y fonética, sino que
bién de las biografías del Profeta de Ibn Isl)aq (m. 7 67) y de Ibn Hisam todos ellos distan del árabe culto. El cual, sin embargo, es la lengua que
(m. 834) y del Libro de las Conquistas de al-Bala.düri. Todo ello interesa en la actualidad se emplea en la literatura musulmana y en los medios de
en grado sumo a los Abasíes, con miras a la legitimación religiosa de su comunicación.
poder.

290 291
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 2. EL ISLAM CLÁSICO: UNA CULTURA UNIVERSAL

Cultura y forma de vida persas inch~so lo fortalece merced a la asunción de una herencia que no sólo
contiene elementos persas, sino helenísticos.
Frente a los árabes y su originaria cultura del desierto, lo persa represen-
taba una cultura antiquísima y avanzada, que, en ciertos aspectos, ofre- Filosofía y ciencia helenistas
cía a la corte y a la elite cultivada una seria alternativa literaria y cultural
al arabismo y al islam: «adab» = el «protocolo», el «estilo de vida», la Ya hemos mencionado cuánto aprendieron -sobre todo en lo relacio-
«educación refinada», para todos aquellos que dan importancia a los nado co~ el gobierno, la administración y el sistema fiscal- los conquis-
modales cuidados y al estilo pulido. Ibn Qutaiba (828-889) era un guía tadores ar~bes de las gentes por ellos conquistadas, con frecuencia pue-
fiable a este respecto. La influencia persa se había intensificado ya bajo blos helems~as ~e.elevada cultura. Pero, con el tiempo, también adoptan
los últimos califas omeyas; de esa época datan las primeras traducciones conceptos filosoficos, no tanto los de la Grecia clásica cuanto los del
de documentos políticos persas. Tal tendencia se acentúa en el Bagdad neoplatonismo, que a la sazón era la filosofía dominante. También co-
de los Abasíes: aquí se da a menudo preferencia al estilo de vida persa y bran popularidad algunas ciencias ocultas, como la alquimia o la mate-
se asumen conocimientos científico-técnicos persas, sobre todo en los mática neopitagórica (mística de números), que aspiran a descubrir, no a
trav~s .del Corán y de la obediencia islámica a la ley, sino por medio de
campos de la medicina, la matemática, la astronomía, la agronomía y la
esotenca~ revelac10nes, un mundo oculto, superior, espiritual.
técnica armamentística. . El pnmer contacto de la elite árabe con el pensamiento helenista
Surge incluso un movimiento literario (su 'übiya) que, sin cuestionar
tle~e lugar a través de las discusiones teológicas. Ya en la liberal corte
el islam, acentúa la igualdad de todos los pueblos islámicos 23 y, sobre
c.ahfal de Dai;ia~co habían tenido lugar discusiones entre árabes y cris-
todo, la de la cultura persa con respecto a la árabe e intenta ganar in-
ti~n<;>s. Estos ul,timos habían hecho gala de un pulido vocabulario greco-
fluencia en la corte. Este movimiento será atacado por ello con vehe- c~istiano y habiar: empleado modos de argumentación y métodos litera-
mencia por el verdadero creador de la prosa árabe y el más polifacético rios muy determmados, lo que suscitó de inmediato el interés de los
escritor de la literatura árabe, al-Yabi'.? (776-868). Autor de libros dedi- árabes. A las me.sas redondas (nudama': «compañeros de copeo», «ami-
cados, entre otros temas, a la elocuencia y a los animales, se mofó con gos») de los califas de Bagdad acuden intelectuales de la más variada
gran ingenio de la avaricia de los no árabes en un Libro de los avaros. procedencia; en ellas se sostienen también disputas religiosas.
No es de extrañar que, en estas circunstancias, surgieran rivalidades La gente se abre cada vez más al rico acervo cultural helenístico. Las
entre cortesanos y eruditos árabes y persas: academias griegas ~e Atenas y .f\lej.andría desempeñan un importante papel
- El pensamiento árabe tiene desde siempre una orient;ición más igua- en esta trans~erencia de conocimientos. Debido a la presión de la Iglesia
litaria y persevera en la idea de que el soberano no posee competencia ortodoxa, pnmero se trasladaron a los territorios cristianos no bizantinos
legislativa en los asuntos religiosos, sino que, más bien, ha de rendir de (_)r~ente Próximo: la Escuela de Atenas, a los nestorianos de Edesa y
cuentas a la comunidad de los musulmanes. N~sibm, más .tard~ a ~~rsia y, por último, a Bagdad; la Escuela de Alejan-
- El pensamiento persa, sin embargo, tiene desde siempre una impron- dna, a la. Antioqm~ ~ma, lue.go a Merv .en el Jurasán y a Barran en Me-
ta más jerárquica: el soberano es un elegido de Dios y posee, por tanto, sopotamia, y por ultimo, a finales del siglo rx, también a Bagdad.
una autoridad ilimitada y absoluta; a cada persona le corresponde, en De este modo, en la metrópoli cultural en que se ha convertido Bag-
virtud del estamento al que pertenece, un lugar inalterable en la socie- dad se lleva a cabo una intensa investigación científica y, en la allí ubica-
dad. Las simpatías por el zoroastrismo, el maniqueísmo o la gnosis no se da «Casa de la Ciencia» (bait al-bikma) una viva actividad de traduc-
han extinguido, ni mucho menos. ción: se vierten al árabe numerosas obr;s griegas y sirias, entre ellas los
Pero los eruditos árabes saben cómo defenderse: intentan integrar tratados de lógica de Aristóteles y las obras médicas de Galeno e Hipó-
en su pensamiento ideas persa, eso sí, tras examinarlas crítica y concien- crates. Esta tarea la suelen llevar a cabo cristianos o conversos sirios
zudamente. Así, por ejemplo, un hombre como Ibn Qutaiba, en sus dis- muchas veces de maner~ filológicamente ejemplar. La búsqueda de sa~
quisiciones sobre el arte de gobernar, la guerra, la erudición, la ascesis, ber se halla muy extendida. En Bagdad, donde entre los múltiples mer-
la amistad, el amor y las mujeres, se las arregla para entrelazar citas del cados -:-cada uno de los cuales tenía, según la costumbre helenística un
Corán, los badites y la literatura árabe con numerosas ideas persas, rela- supervisor- también existe un mercado de los libreros, hay tempor~das
tos indios y filosofía aristotélica, para lo cual sencillamente deja fuera en. l~s que se cuentan más de cien librerías. Y, pronto, las aportaciones
los elementos anti-islámicos de estas últimas tradiciones. De este modo, or~gu~ales ~e los m,usulmanes a la matemática, astronomía, medicina,
tiene lugar una síntesis cultural arábigo-persa que deja intacto el islam e qmmica, mmeralogia, zoología y meteorología superan todo lo que pu-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 2. EL ISLAM CLÁSICO: UNA CULTURA UNIVERSAL

dieran haber tomado de la herencia griega, persa e india. Por su parte, gobernadores, quienes detentan el poder político. Pero el abismo entre
Europa debe en gran parte al islam el haber descubierto y comprendido el gobierno absolutista y la sociedad se va haciendo más y más grande.
de nuevo el legado de la Antigüedad europea. En la práctica, los creyentes se dejan guiar en creciente medida por los
Así el islam en cuanto religión y teología, entra en estrecho contac- doctores de la religión, cada vez más numerosos, quienes personifican la
to con '1a filosofía helenística: no sólo con la lógica, la filosofía de la autoridad religioso-moral.
naturaleza y la metafísica, sino, sobre todo, con una forma de pensar Lo que se había estado gestando durante las últimas décadas de la
estrictamente racional y con problemas que, para un árabe, resultan por época omeya (P II) se impone por completo bajo los Abasíes (P III): el
completo novedosos. Las concepciones islámicas tradicionales de la na- reconocimiento oficial de la autoorganización de los doctores de la reli-
turaleza de Dios y sus atributos, así como de la revelación, el profetismo gión, quienes, al mismo tiempo, se especializan cada vez más como exe-
y la ética, parecen ser puestas en cuestión: foo pasa ahí la ,fi~osofía a getas, teólogos y, sobre todo, jurisconsultos. Esta evolución hace época:
ocupar el lugar de la religión? ¿A quién corresponde, tanto teonc~ ~orno • Los doctores de la religión, quienes bajo los Omeyas habían desarro-
prácticamente, el primado? ¿Acaso no al Corán, que es revelac10n de llado su actividad de manera «privada», se convierten, en cuanto esta-
Dios? ¿o más bien a la razón humana, que intenta encontrar de manera mento profesional, en los precursores de la nueva concepción islámica
autónoma la verdad divina? de Estado y de sociedad que los Abasíes se han propuesto llevar a la
Cuando se entra en diálogo con la filosofía griega, parece surgir un práctica; son reconocidos públicamente y subvencionados por el Estado.
dilema que no es muy distinto de aquel en el que dos siglos más tarde • Los Abasíes reconocen como única norma legítima en el islam la ley
-a causa también entre otros motivos, de las traducciones de textos religiosa, tal y como es enseñada por los píos especialistas.
árabe- se verá su:Uida la escolástica cristiana (piénsese en la polémica • El abismo que media entre la pragmática jurisprudencia de los cadíes
entre Abelardo y Bernardo de Claraval): y la teoría jurídica islámica de los doctores de la religión es superado en
- O bien cree uno en la revelación, en el Corán y el Profeta, en la gran medida, pues cada vez son más los ulemas a los que se confía el
prioridad de la fe sobre la razón por lo que respecta al hallazgo de la cargo de juez (qtu/,l).
verdad religiosa: entonces, no es necesaria ninguna justi~icación fi~osófi­
ca de la doctrina del Corán, ni hay por qué tomar en seno deter.mmadas Sin un derecho consolidado y una jurisprudencia desarrollada, el
enseñanzas filosóficas de Platón o Aristóteles que se contradicen con sistema político-religioso de los Abasíes no habría podido funcionar. A
este texto sagrado; entonces, la razón no tiene otra función que la de finales de la época omeya, la gente había sufrido mucho precisamente a
contribuir a posteriori a la explicación y profundización filosófica de la causa de la inseguridad y arbitrariedad jurídica de los gobernadores y
doctrina revelada. ' sus asistentes, así como de las decisiones jurídicas de los cadíes, con
- O bien acepta uno la primacía de la razón y la reflexión filosófica: frecuencia subjetivas. Pero ya se ha puesto de manifiesto que, por su
entonces, Dios, el Ser supremo, es pensado de manera tan filosófico- propio origen, el derecho islámico no es un sistema fijo e inmutable que
racional como el mundo y el ser humano; entonces, el islam, aunque se incluya normas de validez absoluta y eterna. El derecho islámico es el
da a conocer como la religión verdadera, ha de ser transcendido por el fruto de una historia, aunque ésta, hasta ahora, ha sido poco estudiada
saber filosófico, puesto que, para el común de las gentes, repre.s~nta una por los eruditos islámicos. Lo que en la umma islámica es tenido por
aproximación todavía demasiado antropomorfa a la verdad div~na. derecho sólo pudo surgir poco a poco -en el curso de un largo y com-
Salta a la vista que esta controversia no podía sino conducir a una plicado proceso que, en realidad, duró tres siglos (del siglo VII al rx)- y
crisis en el pensamiento islámico. Y uno puede sentir c~ri?sidad por gracias a la interacción de diversos grupos y personalidades.
saber qué desenlace encontrará en esta época y en la subsigmente. Pero Sobre la historia del desarrollo del derecho islámico antes del año
lo importante, incluso decisivo, para la época abasí no es tanto la con- 750 (P II), tal como la hemos conocido más arriba, apenas hay fuentes
frontación con la filosofía, sino la definitiva consolidación del derecho escritas; y lo que sobre ella se narra con posterioridad a esta fecha suele
islámico, que, de cara al futuro en general, tendrá más relevancia que la ir dirigido de manera tendenciosa contra los Omeyas. Únicamente con
filosofía y la teología. la época abasí (P III) se inicia el periodo de plena accesibilidad literaria
del derecho islámico. Sólo a partir de entonces puede reconstruirse his-
El nuevo papel de los doctores de la religión tóricamente, al menos hasta cierto punto, la evolución del derecho y
empieza a ser posible seguir tal proceso paso a paso, persona a persona:
La población musulmana necesita orientación espiritual y liderazgo mo- en Irak partiendo de I:Iammad (m. 738), pasando por Ibn Abi Laila
ral. Oficialmente, la comunidad musulmana es dirigida por el califa y los (m. 765) y Abu I:Ianifa (m. 767), hasta llegar al cadí supremo Abu

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Yusuf (m. 798) y a as-Saibani (m. 805), de inclinación más teórica. Es Así pues, no debe sorprendernos que, a consecuencia de la natural
en esta época cuando comienzan a aparecer las escuelas jurídicas. Y discrepancia entre lo que los doctores de la religión entienden como
sólo a mitad del siglo rx -en cualquier caso, todavía dos siglos antes de ordenamiento jurídico islámico ideal y la praxis jurídica real que desa-
las disposiciones legales y las recopilaciones jurídicas de los papas abso- rrollan los gobernantes, una y otra vez surjan disputas sobre si determi-
lutistas de la reforma «gregoriana»-, todavía bajo el régimen abasí, nadas decisiones de los califas abasíes son conformes al islam o lo con-
concluye en cierto modo esta evolución. ¿cómo transcurre este proce- tradicen. «Innovación» (bid 'a, pl.: bida ') se convierte enseguida en una
so tan grávido de consecuencias 24 ? palabra clave y rotunda con la que fácilmente se puede impedir cual-
quier progreso y reforma en el derecho o en la teología. Si no es posible
El derecho islámico clásico: la sarl 'a llegar a un acuerdo, las cuestiones jurídicas se convierten, por lo general,
en un asunto de poder, esto es, en una cuestión de quién consigue impo-
Los poderosos califas de Bagdad, aunque «sucesores del Profeta» y «vi- nerse en la práctica.
carios de Dios», afirman querer atenerse, a diferencia de los Omeyas, al ¿Qué ha ocurrido aquí? Los Omeyas habían ido adoptando una po-
marco jurídico recibido, tal y como éste viene dado por el Corán y la sición cada vez más enfrentada a los estudiosos del Corán y la sunna, con
sunna. No pretenden ser dueños, sino siervos del derecho. También ellos frecuencia demasiado proclives a la teoría. Por el contrario, los Abasíes,
están sujetos, de facto, al derecho vigente, aunque cada vez lo contravie- quienes desde el principio se habían aliado con los doctores de la ley,
nen más. Tienen pocas posibilidades de intervenir directamente en la llaman a Bagdad a importantes estudiosos de la sunna y les piden su
evolución del derecho. En sentido estricto, carecen de capacidad para dictamen en todas las cuestiones prácticas complicadas. Al mismo tiem-
crear derecho, pero sí pueden influir en la interpretación y aplicación de po, el Estado financia la descollante escuela de juristas de Kufa. No obs-
las leyes. tante, al final se llega a un empobrecimiento intelectual de los centros de
Pero, precisamente con vistas a ello, el califato se ve obligado a cola- Kufa y Basora, porque muchos estudiosos se trasladan a Bagdad (un bra-
borar con los especialistas de la «ciencia» ( 'ilm). Pues decidir cómo debe in-drain, una fuga de cerebros), donde confían en ser al menos recibidos
ser entendido, interpretado y adaptado este «derecho» divino (fiqh) es en audiencia por el califa o incluso en obtener un puesto fijo (un fenó-
competencia de un gremio de por sí independiente que, con el tiempo, meno similar se producirá más tarde con los artistas en la Roma rena-
ha adquirido gran poder: por una parte, los doctores de la religión ('u/a- centista).
ma', sing.: 'alim), que se ocupan de la ciencia de la ley y sus principios; Así, queda claro que los Abasíes, aunque se atan mucho a los docto-
por otra, los doctores en derecho o jurisconsultos (fuqaha', sing.: faqíh), res de la religión, obtienen de ello un cierto beneficio político. Pues, con
que se ocupan de las concretas prescripciones legales y su casuística. A este «abrazo» a los doctores de la religión, los califas no sólo dan a en-
través de las discusiones jurídicas de tales eruditos, se va constituyendo tender que desean decidir de forma jurídicamente correcta sobre todas
bajo los Abasíes ese derecho abarcador (con neto predominio del dere- las cuestiones políticas. De este modo también consiguen hacer de algu-
cho cultual, privado y penal) y profusamente estructurado que, para el nos doctores de la religión sus dóciles servidores, aunque otros se niegan
musulmán de orientación tradicional, sigue invariablemente en vigor hasta a entrar en ese juego. Los califas domestican, por tanto, a una parte
la fecha: la «ley» santa, la fari'a, el conjunto de las prescripciones legales considerable de los exegetas y les hacen justificar, en cuanto teólogos y
canónicas (incluidas las obligaciones cultuales y sociales). juristas de la corte, sus arbitrarias medidas, que no tardan en proliferar.
Pero es importante tener en cuenta que la fari'a ni fue codificada Incorporar al gobierno a la oposición piadosa significa desarmarla al
entonces ni lo ha sido hasta la fecha, a diferencia del derecho de la Igle- mismo tiempo.
sia de Roma. Es cierto que ya en el año 757 y a la vista de la gran dispa- El pueblo, sin embargo, debe saber que todo vuelve a estar en orden
ridad e inseguridad jurídicas reinantes, Ibn al-Muqaffa', aquel secretario en el Estado, pues los gobernantes, como todos los demás, se atienen
de Estado familiarizado con la tradición persa-sasánida, en un memo- escrupulosamente al derecho sagrado. Por fin, puede reinar en el Estado
rándum dirigido al califa al-Mansur, recomendó la recopilación y estu- «la tranquilidad y el orden», pues la política y la religión colaboran de
dio de los procedimientos, sentencias, normas e inferencias analógicas nuevo estrechamente entre sí. Y después de todas las guerras y batallas,
como un objetivo sumamente perentorio en lo relativo a la administra- después de tanta sangre y tantas lágrimas, ¿cómo no dar la bienvenida a
ción y de cara a la praxis de los tribunales. Sin embargo, para llevar a esta nueva situación? Pero, de hecho, la teocracia abasí (en este sentido,
cabo tal codificación, al «sucesor del Profeta» le faltaban los plenos po- no demasiado distinta de la posterior teocracia papal) no tarda en reve-
deres y la competencia que los «sucesores de san Pedro», en su ámbito, larse como mero encubrimiento de un despotismo absoluto que, bajo la
asumirán con toda naturalidad. forma de medidas administrativas, se arroga todo tipo de competencias

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3. LA FORMACIÓN DE LA «TRADICIÓN DEL PROFETA»: LA SUNNA
C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

legislativas ... con el apoyo y la lisonja de numerosos eruditos y literatos, punto e~ mi.:y d~sc~t~do tanto en el islam clásico como, sobre todo, en la
quienes disfrutan en legión del esplendor de la capital abasí. nueva ciencia historica.
A la deseada reconciliación entre la doctrina jurídica de los doctores
y la praxis legal de los tribunales de justicia ayuda, por de pronto, el Lo que el Profeta dijo e hizo: los hadttes
hecho de que no sólo se recurre a los doctores de la religión para que
actúen como expertos jurídicos, sino que también a ellos les es confiado, Ya a yrincipios del sig~o. ~m, había empezado la recopilación de hadites
por regla general, el cargo de juez (qtu;lt). Su tarea consiste en hacer
(badrt_, «relato», «tradic10~>>, pl.: abadrt_)2 5 , tradiciones -en su mayor
parte b_reves- sobre un dicho o una actuación del profeta Mubammad.
justicia a la población musulmana en todo tipo de pleitos civiles y pena-
El badit es el nombre que se le da a cada una de estas tradiciones en
les, siempre de acuerdo con la sagrada ley divina. A diferencia de lo que
concreto, pero también al conjunto de la tradición que constituye la
ocurría anteriormente, el cadí no debe limitarse a reflexionar por su
sunna del Profeta.
cuenta y formular su propia opinión (ra'y); antes bien, debe sentirse
¿cuál es su contenido? Se trata de afirmaciones autoritativas sobre
vinculado por la fari'a. Sin embargo, en las pequeñas comunidades, el
asuntos ritual.es, morales y reli~iosos en el sentido más amplio de la pa-
derecho consuetudinario (ya sea de origen veteroarábigo-preislámico, labra. No existe apenas nada importante en la vida de un musulmán
protoislámico, bizantino o sasánida) sigue con frecuencia vigente, mien- para lo que no se disponga de algún dicho del Profeta: desde las cuestio-
tras que, de los asuntos de Estado, se encargan jueces designados especí- nes de fe (atributos caracterológicos del Profeta y su descendencia im-
ficamente para tal fin. P?rtancia del. Coráf'. y si.: ,exegesis, deberes religiosos) hasta las co~cer­
Es el califa Harün ar-Rasid quien somete a todos los cadíes a la auto- mentes a la ¡usta direccion del Estado (atributos caracterológicos del
ridad de un gran cadí: Abü Yüsuf, que reúne en su persona de manera gobernante, derecho penal), pasando por las relativas a la conducción
ideal las funciones de estudioso y juez e incluso escribe, a instancias del moral ~e la vida (conducta en la familia, trato a los esclavos y relaciones
califa, el Libro del impuesto territorial, un tratado sobre derecho fiscal y comerciales). También se abordan cuestiones cotidianas como la alimen-
penal. A partir del siglo x, este «cadí de cadíes» (qtu;lt l-qucf,at) -que no tación Y la vestimenta. En el badit, el musulmán puede encontrar ejem-
es una instancia de apelación, sino una autoridad supervisora (en espe- pl~s y reglas concretas sobre todo aquello para lo que el Corán nada
cial con ocasión de las importantes pruebas de aptitud, pero también estipula. Lo cual puede servirle de guía, pues aquí escucha inequívoca la
posteriormente)- tiene potestad incluso para nombrar a los cadíes en voz del Profeta.
las provincias. No obstante, lejos de desaparecer, la diferencia entre la Pero ¿en qué forma son presentadas estas narraciones de dichos y
doctrina y la práctica jurídica seguirá creciendo en lo sucesivo: para el hechos del .Profeta? En el badit, «la literalidad es la auténtica portadora
islam, un problema persistente. d.el contemdo»: «las escenas estandarizadas están únicamente al servi-
c10 de la verosímil ubicac~ón del narrador, sobre todo de los compañe-
ros del Profe;a y del prop10 Profeta» 26 • Hacia la mitad del siglo vm, este
3. La formación de la «tradición del Profeta»: la sunna e~quema habla encon;r~do ya tanta aceptación que los apuntes que care-
c~an de tales caractensticas eran considerados insatisfactorios. En el pe-
Otra evolución, no menos trascendental que el reconocimiento de los riodo abasí, serán incluso reelaborados de acuerdo con el esquema que
doctores en derecho es la que afecta a la aceptación de determinadas acabamos d~ indicar'. Hasta de aque~los fragmentos a los que subyacen
palabras y hechos de Mubammad como la sunna del Profeta. Lo decisivo ap~~tes escritos se afirma qu~ han ~i¿o transmitidos oralmente. ¿y por
para todos los creyentes, afirman los representantes de este movimiento, ~ue. ~l lector debe tener la impres10n de que es introducido con toda
no ha de ser lo que digan los teólogos y los expertos jurídicos, sino lo mmediatez en el discurso y la acción del Profeta.
que dijo e hizo el Profeta. Al fin y al cabo, es de suponer que el Profeta El principio de transmisión oral obliga, sin embargo, a especificar
estuvo por encima de todos los partidismos y disputas humanas. En con- para cada palabra los eslabones de su transmisión oral y a dar el nom-
secuencia, comienza a recopilarse -no por un interés primariamente bre de personas que así lo avalan. Sea como sea, entre la época del
histórico o teológico, sino más bien por razones por completo prácti- Profeta Y. el momento en que se lleva a cabo esta recopilación han
cas- todo aquello que, de una u otra manera, pueda servir como ejem- transcurrido ya _muchas décadas. Por eso, se recurre a distinciones:
plo autoritativo para la configuración de la propia vida de acuerdo con entre lo.s compane.ros de Mubammad en cuanto fuentes primarias y los
el modelo del Profeta. Pero aquí surgen enseguida dudas: en la forma en «poste;10res» (tabi ·~n)'. Y.ª sin relación directa con el Profeta. Al proce-
que se encuentra fijado, ¿procede todo verdaderamente del Profeta? Este der asi, desde el princip10, se presupone que existen buenas y malas

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 3. LA FORMACIÓN DE LA «TRADICIÓN DEL PROFETA»: LA SUNNA

tradiciones, badites auténticos e inauténticos. Pero ¿con qué criterios convierte en la segunda fuente, tras el Corán, de la jurisprudencia (fiqh)
se decide al respecto? islámica, lo que para ésta significa, por de pronto, un desafío nada des-
deñable. Al principio, las gentes del badit adoptan una actitud de com-
La ciencia del badit_ pleta oposición a los doctores de la ley. Pero, al final, ison ellos los
triunfadores! ¿cómo lograron imponerse?, se pregunta uno.
Con vistas al «discernimiento de espíritus», se constituye toda una cien-
cia del badit, que, al igual que la ciencia del Corán y la cien_cia del dere- El triunfo de los guardianes de la tradición
cho, alcanza una perfección suma y un elevado prestigio sooal. Lo_s estu-
diosos del hadit asumen una doble tarea: en primer lugar, y a la vista de Ya desde muy pronto habían aparecido movimientos de oposición con-
la enorme ·cantidad de dichos y tradiciones que circulan, examinar el tra las antiguas escuelas jurídicas, que, en «consenso (iyma ') de los estu-
texto auténtico (matn = «espalda, lomo, dorso») por lo que hace a su diosos», defendían el parecer mayoritario. En interés de sus muy diver-
contenido de verdad y establecer una detallada clasificación; en segundo sos objetivos, tales movimientos de oposición no tenían más remedio
lugar, someter a prueba la cadena de garantes (ismad = «apoyo» ). Así, que invocar, también ellos, grandes nombres. En la intelectualmente
los chiíes excluyen por principio todos aquellos badites que no puede? abierta y, desde el punto de vista jurídico, prominente l(ufa, esa figura
ser retrotraídos a 'Ali y a sus partidarios. Las consecuencias de tal deo- de relieve era el primo del Profeta, 'Ali, quien, como califa, durante un
sión saltan a la vista. El estudio de las cadenas de transmisión lleva a una tiempo había tenido en aquella ciudad su cuartel general. El suyo era el
extensa literatura biográfica: la «ciencia de los hombres» ( 'ilm ar~rial), nombre obvio al que remitirse para sancionar las más distintas opiniones.
cuyo primer gran representante, Ibn Sa'd (m. 845), compuso la primera Pero en Medina, que se había quedado más bien retrasada en el
obra importante sobre el tema. terreno jurídico, ya hacia 770 surge un movimiento de oposición muy
Pero al mismo tiempo, en el siglo IX comienzan a surgi~ las g~andes distinto y mucho más riguroso, que consumará el cambio de paradigma
recopilaciones de badites, ordenadas bien según el transmisor, bi~n se- en derecho: el movimiento de los «tradicionarios» (tradicionists, en in-
gún el tema del que tratan (lo que resulta más ac~r~ado). La primera glés) o guardianes de la tradición, quienes pronto constituirán sus pro-
obra importante -y, a la larga, la de mayor prestig10- se debe a al- pios grupos en todos los grandes centros del imperio. Esta «gente de la
Bujari (m. 870) 27 • Lleva el programático título de a$-$abzb = Lo .sano. tradición» (ahl al-badit_) rechaza los métodos lógicos de la «gente de
Ya con once años había empezado al-Bujari (llamado así por su cmdad la opinión» (ahl ar-ra'y), quienes, en las cuestiones teológicas y jurídicas,
natal, Bujará) a aprender badrtes de memoria. Y, como tarea para su se afanan por el esclarecimiento y la sistematización racional, por la for-
vida, decide viajar desde su país de origen en Asia centra~,ª La Meca ,Y mación libre de opinión (ra'y), la inferencia analógica (qiyas) y la argu-
Medina, a Egipto y por Asia, para incorporar a su colecc10n -despu~s mentación (iytihad o iytihad ar-ra'y). Tal decantación racional del juicio
de examinar rigurosamente tanto el texto como la cadena de transmi- había caracterizado a la ciencia islámica del derecho desde el principio,
sión- sólo los badites «sanos», dejando fuera los «débiles» o falsos. C~m pues había sido practicada tanto por los cadíes como por los piadosos
todo, llega a publicar noventa y siete libros de badites con referencias especialistas (por ejemplo, la fijación de la cuantía mínima de una dote
coránicas y notas de su propia pluma. Están divididos, de forma S1;11;11ª- por analogía con el valor mínimo de un botín de rapiña). Mientras una
mente práctica, según los temas de los manuales jurídi~os: fe, p~rifica­ determinada praxis no contradiga una instrucción explícita del Corán,
ción, oración, limosnas, ayuno, peregrinación, comerc10, her~nc~a? tes- se decía en estos círculos, ha de ser tolerada.
tamentos, votos y juramentos, crimen, asesinato y procesos J1;1diciale~. Otra es la opinión de los mucho más estrictos tradicionalistas, quie-
En esta recopilación se incluyen siete mil trescientos noventa y siete bad1- nes reclaman el riguroso cumplimiento de las prescripciones del Corán.
tes; si se restan los que se repiten en distintas secciones, aún quedan dos Su intención fundamental no es tanto jurídica cuanto ético-religiosa. Si
mil setecientos sesenta y dos. la «sunna de la escuela», esta tradición viva de las escuelas jurídicas que
Durante el siglo IX se reúnen otras cinco recopilaciones canón~cas de argumentan racionalmente, apelaba a la autoridad de los compañeros
badites, que los sunníes reconocen como autoritativas: la de Muslim (m. del Profeta, los tradicionarios se remiten directamente y sin más a la
875), la de Abü Dawüd (m. 889), la de Ibn Mata (m. 886), ~a d.e at- superior «sunna del Profeta». Y, a diferencia de las antiguas escuelas
Tirmi.di (m. 892) y la de an-Nasa'i (m. 915). A ellas hay que anad1r las jurídicas, no sólo de una manera general y vaga con el fin de confirmar
recopilaciones, igualmente muy estimadas, llevadas a ca?o por los fun- su propia doctrina, sino de forma muy concreta, citando determinadas
dadores de las distintas escuelas jurídicas. ¿cómo se explica esta enorme palabras y hechos del Profeta, justo los badites. El verdadero conflicto
inflación de tradiciónes? Sencillamente, por el hecho de que el badit se gira, por consiguiente, en torno a la legitimación del derecho. El que los

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 3. LA FORMACIÓN DE LA «TRADICIÓN DEL PROFETA»: LA SUNNA

tradicionarios deseen regirse exclusivamente por el propio Profeta hace ciclos, y, con el tiempo, habían atribuido además a cada uno de ellos una
que a éste se le atribuyan todos los dichos y sucesos posibles. antención precisa cadena transmisora (isnad): «[Los l)adites] fueron puestos en cir-
fraudulenta? No. Esto se hace bona fide, con buena fe, en la convicción culación, sin duda por los más sublimes motivos, por los propios tradi-
de que estos dichos y relatos reflejan la auténtica norma islámica. Reina ciona_listas a partir de la primera mitad del siglo segundo» 29 • ¿Hay que
el convencimiento de que así es como habría actuado el Profeta si se asumir entonces que en la tradición musulmana existe una laguna de
hubiera visto confrontado con el mismo problema. casi cien años?
Pero ¿cuál es la tendencia general del badit? La tendencia general Esto es poco probable, afirman investigadores más conservadores
-hay excepciones- apunta a un mayor rigor y una mayor estrechez de como N. Abbott 30, F. Sezgin 31 y M. M. A''.?'.ami 32 • Suponer que toda tradi-
miras en cuestiones controvertidas. Pues a los tradicionarios no les inte- ción cuya autenticidad no se puede demostrar más allá de toda duda se-
resan primariamente las cuestiones técnicas de derecho, sino el estricto gún los actuales criterios historiográficos es inventada parece, a su juicio,
sometimiento del derecho en su conjunto a la autoridad moral y religio- una exagerada exigencia crítica. En una posición intermedia se sitúan
sa del Profeta. Así, por ejemplo, se da curso como «tradición del Profe- investigadores como F. Rahman 33 , H. Motzki3 4 o el islamólogo británico
ta» a una prohibición de incrementar especulativamente los precios para, Noel J. Coulson: a pesar de estar básicamente de acuerdo con Schacht en
de este modo, combatir la subida y bajada de precios. lo que respecta a la gran cantidad de material ficticio, Coulson se mues-
¿y las antiguas escuelas jurídicas? Después de resistir y polemizar, tra dispuesto a aceptar la existencia de un «núcleo auténtico», que podría
¿qué otra opción les queda sino doblegarse a las cada vez más populares haber conservado «la esencia de los hechos y dichos de Mul)ammad, sobre
tradiciones del Profeta? No obstante, hacen todo lo posible para mini- todo en lo concerniente a materias no disputadas» 35 • De ahí que como
mizar por medio de la interpretación la importancia de estas tradiciones, «principio razonable de la investigación histórica» deba asumirse, según
así como para reafirmar por medio de l)adites propios sus posiciona- Coulson, el que «una regla formulada» por el Profeta ha der ser «acepta-
mientos y su doctrina. También muchos antiguos principios jurídicos da como tal a título de ensayo» mientras no pueda aducirse una razón
son puestos en boca del Profeta. El resultado: aunque las antiguas escue- convincente por la que haya de ser tenida «por inventada (o ficticia)» 36 •
las jurídicas intentan aceptar las tradiciones del Profeta sólo en tanto en Las discrepancias entre conservadores y escépticos parecen haber
cuanto coinciden con sus propias tradiciones, son los tradicionarios quie- alcanzado en la actualidad un punto muerto, dado que ambas partes se
nes, en principio, se imponen. A consecuencia de ello, surgen ciertamen- apoyan, como ha puesto de manifiesto Herbert Berg en un perspicaz
te contradicciones entre el derecho tradicional islámico y la tradición análisis del estado de las investigaciones, en supuestos de carácter aprio-
del l)adit, de suerte que todo reclama una nueva síntesis. ?in embargo, rístico: «Los escépticos seguirán negando las pruebas relativas a las cade-
todavía habrán de pasar muchas décadas hasta que se logre formular nas de transmisión (isnad) y dando por supuesto que éstas no hacen sino
algo así. Mientras tanto, la tradición gana aún más peso en el islam. Pero velar el verdadero origen del texto (matn). Dicho origen, señalan estos
eso no hace sino agudizar el problema: investigadores escépticos, suele ser muy posterior al que fijan las cade-
nas de transmisión, pues la función de éstas consiste precisamente en
Pregunta aclaratoria: ¿son auténticos los badztes? proyectar el texto al pasado. Los investigadores confiados, por el con-
trario, seguirán aceptando las pruebas relativas a las cadenas de transmi-
Tras esta sencilla pregunta, se esconden problemas históricos y metodo- sión, de las que se asume que casi todas ofrecen información auténtica y
lógicos sumamente complicados. Es cierto que tanto en el mundo árabe útil. Cualquier conclusión a la que aquí se llegue será, pues, resultado de
como en la India y Pakistán se han editado y publicado en nuestra época los presupuestos subyacentes» 37 •
numerosos manuscritos de l)adites. Pero la mayoría de los doctores mu- La gran mayoría de los musulmanes apenas tiene en cuenta este esta-
sulmanes en hadites se contentan con el estudio de tratados y comenta- do de las investigaciones. Igual que la Biblia todavía hoy es entendida
rios más antiguos-. Por el contrario, los orientalistas modernos, encabe- con frecuencia por muchos cristianos de forma literal y al margen de los
zados por Ignaz Goldziher 28 , han sometido los l)adites a una radical crítica conocimientos exegéticos, muchos musulmanes entienden los hadites
histórica. Más tarde, sobre todo Joseph Schacht -cuya visión de la his- sin f'.reguntarse en absoluto por su autenticidad. E igual que ~uchos
toria del derecho musulmán, inicialmente criticada en la década de 1930, predicadores cristianos omiten a sabiendas los resultados de la investiga-
ha sido canonizada, por así decir, en las últimas décadas- defendió la ción histórico-crítica, también muchos líderes espirituales y políticos
opinión de que los tradicionalistas, en interés de las disputas partidistas musulmanes hacen lo propio -quizá más por ignorancia- con los re-
y con otros fines, habían puesto ellos mismos en circulación o modifica- su~t~dos de la investigación sobre los l)adites. Sin embargo, los teólogos
do parcialmente una gran parte de los l)adites, antes entonces descono- cnst1anos y musulmanes deberían preguntarse:

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 3. LA FORMACIÓN DE LA «TRADICIÓN DEL PROFETA": LA SUNNA

• ¿No conoció asimismo la investigación histórica del Antiguo y el Nuevo determinadas doctrinas y leyes que están decididas de antemano; de ahí
Testamento una fase en la que o bien se defendía de manera fundamen- que los estudiosos puedan limitar su exegesis a «fundamentar» a poste-
talista que más o menos todo era histórico, o bien todo se ponía en riori como conforme al Corán la doctrina tradicional ya existente. Así,
cuestión de manera hipercrítica Qesús no habría existido en realidad, el en las tres religiones proféticas, se llega a una situación en la que en la
evangelio más antiguo sería supuestamente un «Protomarcos» inventa- tradición se arrastran muchas cosas que se dicen «fundadas» en la res-
do)? Por lo general, tales posiciones extremas suelen relativizarse con- pectiva escritura originaria, pero que hoy apenas resultan comprensi-
forme avanza la investigación. bles. Y mucho de lo que en su día fue pensado para una situación por
• ¿por qué hay que excluir desde el punto de vista historiográfico que, completo distinta es adaptado posteriormente a las nuevas circunstan-
en una «cultura oral», dichos y hechos auténticos del Profeta hayan sido cias por medio de interpretaciones con frecuencia retorcidas.
transmitidos de manera exclusivamente oral durante uno o dos siglos?
¿por qué no puede existir continuidad entre el primer y el tercer para-
digma? Una tal continuidad podría ser asumida al menos en aquellos
casos en los que la tradición no contradice la situación histórica existen- Escritura y tradición
te en Medina en tiempos del Profeta (iausencia de anacronismo!).
• ¿No es, por tanto, aconsejable intentar un camino metodológico in-
termedio: evitando decisiones «dogmáticas» previas a favor o en contra
de la historia de las formas (Formgeschichte), decidir en cada caso (pre-
y + (
cisamente con ayuda de las variantes) cuáles de los cientos de badites y
sus variantes podrían ser auténticos y cuáles no? Sin embargo, esto po- Biblia: Torá Biblia: AT/NT Corán
dría exigir el trabajo de más de una generación de investigadores.

Pregunta aclaratoria: ¿una segunda fuente de revelación?

Es casi imposible demostrar con mayor claridad un cambio de paradig-


ma en una religión: junto a la primera y originaria fuente de revelación,
i
Misná
(halaká)
i
Traditio
!
Sunna

el Corán, aparece innegablemente una segunda. Es evidente que, para la


fe musulmana, el l)adit guarda de antemano una estrecha relación con el
Corán; y asimismo se puede comprobar que, en algunos casos, el badit
sólo fue adaptado al Corán a posteriori. El l)adit no busca corregir, y
mucho menos reemplazar, al Corán, sino esclarecerlo, complementarlo,
!
Talmud
(halaká + haggadá)
i
lus Canonicum
i
Sarí'a
(derecho canónico) (Ley religiosa)
concretarlo, Así, por ejemplo, un l)adit originariamente independiente
puede ser convertido en la práctica en comentario de una determinada
azora 38 • Con todo, en este tercer paradigma (P III) ocurre algo decisivo:
para el musulmán, el Corán y el l)adit pasan a ser, de hecho, fuentes Ciertamente, aquí hay que acentuar de inmediato una importante
orientativas de la misma categoría. diferencia. Ni en el judaísmo ni en el islam existe, a diferencia de lo que
A este respecto, no se pueden pasar por alto ciertos paralelismos con ocurre en el cristianismo en su forma helenístico-bizantina (paradigma
la evolución acontecida en el judaísmo y el cristianismo: Torá y Talmud, c~istiano P 11) o católico-romana (paradigma cristiano P III), nada pare-
Escritura y tradición, Corán y sunna. Al igual que ya ocurriera en el cido a un magisterio, concilio o papa con autoridad global, que, sin más,
judaísmo y el cristianismo, junto a la escritura sagrada originaria, junto pueda calificar de herejes otras opiniones o excomulgar a quienes las
al Corán, aparece una tradición «oral» apenas delimitable y del mismo sostienen. Se mostrará que el califa que se tomó la libertad de ejercer
rango que aquélla ... o, en la práctica, con frecuencia incluso superior. semejante magisterio fracasó. El amplio abanico de problemas y res-
Pues no hay que olvidar que quien eleva lo secundario a un grado que no puestas específicos del l)adit permite, de por sí, afirmaciones e indicacio-
le corresponde rebaja lo principal. Y, así como la halaká en el judaísmo y nes muy diversas. El badit no es, como tampoco el Talmud, un manual
los dogmas y canones de la Iglesia con frecuencia ya están fijados antes catequético (enchiridion) de textos impuestos por ley (al estilo del Den-
de darles fundamento bíblico, también en la tradición musulmana hay zinger en la Iglesia católica de Roma, por ejemplo). No; el l)adit es una

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 4. LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURIDICAS

recopilación -abierta, por principio- de afirmaciones y mandamien- cita de una tradición pertinente; aquí pueden encontrarse numerosos
tos que a menudo se contradicen entre sí; de ahí que algunos sean de badites sobre cuestiones rituales y jurídicas. De esta manera, Malik se
hecho observados, otros ignorados, unos terceros reinterpretados .. '. Y el atiene al badit y a la praxis jurídica dominante en Medina. Pero no es
resto han dejado sencillamente de ser en~endidos. ~ste ca:ácter a?ierto raro que deseche el primero en favor de la segunda, lo que muestra que
de la tradición y la ausencia de una autoridad doctrinal umversal cno ha su conservadurismo tenía, sin duda, límites. En concreto, no sólo hay
contribuido también a que el islam, como a veces se afirma, es~é m~s que tomar en consideración la tradición, sino que también es necesario
dividido en bandos y movimientos que el cristianismo y sus Igles~a~ ?~i­ tener en cuenta la utilidad del derecho (ma?lal;a) para la umma. Así
ciales? Difícilmente puede sostenerse tal opinión, pues tanto la divis10n pues, para Malik, el criterio supremo sigue siendo, en la práctica, el
entre la Iglesia occidental y la Iglesia oriental como la división entre el consenso local de Medina, esto es, el derecho consuetudinario sanciona-
catolicismo y el protestantismo fueron originadas fundamentalmente por do por el consenso (iyma '), por lo que su manual fue aceptado gustosa-
el absolutismo y el centralismo de Roma en materia de fe y costumbres. mente por la clase dirigente de la ciudad. En el año 7 62, Malik justifica
como legal una revuelta en las ciudades sagradas, que, sin embargo, rá-
pidamente será reprimida por el califa.
4. Las cuatro grandes escuelas jurídicas En el otro extremo del espectro encontramos como figura represen-
tativa a Abü I:Ianifa (699-767), un mawla originario de Kufa, a quien
La ciencia jurídica islámica, que había empezado de manera tan sencilla también Abü Yüsuf, el primer cadí supremo, considera su maestro. A
y elemental con meras inferencias analógicas, se perfecciona cad~ vez causa de su negativa a asumir el cargo de juez, Abü I:Ianifa, que era un
más. No dejan de aparecer tradiciones del Profeta, que deben ser mte- rico comerciante de seda, estuvo encerrado durante algún tiempo en
gradas en el sistema jurídico. Las considerac~ones ~tico-:e.ligio~as se una prisión. Pero ello no perjudicó su reputación como jurisconsulto.
mezclan de manera creciente con las argumentaciones sistematicas. eCon- Aunque no se ha transmitido ningún escrito jurídico suyo auténtico, a él
secuencias? En las distintas provincias culturales, surgen varias g:andes se acoge la escuela jurídica banafí (l;anafiya), la cual sustituyó a la anti-
escuelas jurídicas (mad.hab, pl.: mad.ahib), adaptadas a las muy diversas gua escuela de Kufa y a cuya formación p~obablemente contribuyeron
circunstancias de cada región del imperio. A la larga, sólo cuatro de ellas mucho más Abü Yüsuf y, sobre todo, as-Saibani. Bajo los Abasíes, la
consiguen mantenerse y siguen teniendo importancia en la actualidad: la banafiya es la escuela jurídica oficial, pero luego, con la decadencia de la
malikí, la banafí, la safi 'í y la banbalí. Intentemos aproximarnos en algu- dinastía, pierde su importancia, hasta que, más tarde, en el imperio oto-
na medida a sus representantes. mano, recupera su carácter de escuela oficial. En la actualidad, continúa
teniendo fuerza en Egipto, Siria, Irak, Turquía y los Balcanes; además,
Las escuelas jurídicas malikí y l;anafí cuenta con sobresalientes representantes en la India, Pakistán y Asia cen-
tral. Se supone que la relativa mayoría de los musulmanes, algo así como
En la «derecha» del espectro encontramos al gran jurisconsulto mediní un tercio, se adhiere a esta tendencia, la más abierta y tolerante en la
Malik ibn Anas (710-795), que sintetiza la costumbre jurídica del I:Iiyaz interpretación de la ley islámica. Los banafíes son considerados hasta
y, sobre todo, la praxis de la ciudad del Profeta, Medina. A él (y a su hoy defensores de la libre formación de opinión y la hábil dialéctica
discípulo Ibn al-Qasim) se remonta la escuela jurídica malikí .(mal1k1ya), jurídica. Por eso, sus adversarios les reprochan la utilización de «artima-
antes dominante desde Arabia hasta España, pasando por Egipto, Y que, ñ.as jurídicas» (/:Jiyal), con las que intentan eludir o adaptar las prescrip-
en nuestros días todavía tiene influencia en el Magreb, la costa oriental ciones que les resultan incómodas.
de Arabia, el alto' Egipto, Mauritania y Nigeria. Se caracteriza
. por ~tener- La escuela de Abü I:lanifa toma en serio tanto el Corán como la
se rigurosamente a la sunna, así como por un patente conservadurismo. sun~a, pero deja un margen considerable a la libertad de decisión (ra'y)
Malik escribió el primer manual de derecho islámico, que lleva como del ¡uez. Cuando no se llega a nada con la inferencia analógica, se recu-
título El camino allanado (al-muwatta') y que, aunque sólo se conserva rre a la «estimación personal» (istil;san: «discreción»). La escuela de Abü
en forma de apuntes de alumnos, es comentado con frecuencia. Está I:lanifa tiene gran interés en el discernimiento racional de la fe musul-
dividido en «libros» que se corresponden con las distintas secciones del mana y no quiere prescindir del criterio del jurista competente. Dentro
derecho vigente (matrimonio, contratos, penas ... ); cada uno de ellos se de ella, en ocasiones se defienden puntos de vista más cercanos a las
ocupa de una gran cantidad de temas y reglas jurídicas a menudo muy concepciones persas que a las de los doctores de la sunna árabes, para
diversas, sin ofrecer en un primer momento principios general~s o defi- los cuales lo primero es la apropiación creyente del modelo del Profeta
niciones conceptuales. Malik inicia la discusión de cada materia con la tal y como es presentado por la tradición de la sunna. Probablemente

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 4. LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURIDICAS

también por eso se le atribuyeron a Abü l:Ianifa opiniones heterodoxas, pectos morales de los jurídicos; y, a diferencia de los tradicionalistas, no
que luego tuvieron que ser rechazadas. Su tumba se encuentra en Bagdad. hay nada que le obligue a declarar también como «inválido» todo lo
«prohibido».
La síntesis jurídica clásica: as-Safi '¡ - Pero, por otra parte, as-Safi 'i, al igual que los tradicionalistas y a
diferencia de las antiguas escuelas, toma las tradiciones proféticas como
La gran síntesis jurídica la lleva a cabo, pocas generaciones más tarde, base de sus reflexiones jurídicas. Defiende con énfasis la convicción de
Mub.ammad ibn Idris as-Safi'i (767-820), erudito nacido en Palestina Y que no existe autoridad superior alguna que pueda derogarlas. También
gran viajero, que no pretende fundar ninguna escuela jurídica nueva, para él, el término «sunna» ya no nombra las tradiciones locales -y
sino más bien unificar el derecho islámico, geográficamente tan diferen- vivas- de una escuela, sino exclusivamente los dichos y hechos del Pro-
ciado, con el fin de frenar las tendencias disgregadoras 39 • Este hombre feta, aun cuando en ocasiones, dentro de una generación, sean atestigua-
estudió en la mayoría de los grandes centros de jurlsprudencia: en La das por una única persona.
Meca y Medina con Malik, luego en Bagdad con as-Saibani después de Pero ¿cómo hay que entender entonces las numerosas contradiccio-
haber estado implicado en actividades subversivas en Yemen y haber nes que existen entre las diferentes tradiciones proféticas? Según as-Safi'i,
sido encarcelado durante breve tiempo en Siria bajo Harün ar-Rasid. en algunos casos cabe dar preferencia a una determinada tradición en
Finalmente, se asentó en la ciudad egipcia de Fustat (El Cairo). Aquí, en virtud de que su cadena de transmisión se halla mejor atestiguada; en
los último cinco años de su vida, escribió su obra Risala, científica y otros, es posible entender una determinada tradición como excepción
estilísticamente brillante, que terminará elevándolo al rango de padre de particular a una regla general. Pero en el centro de su ejercicio jurídico
la jurisprudencia musulmana. Tan grande es su prestigio que su tumba se halla el concepto de revocación (nasj: abrogación) de una norma jurí-
enseguida se convierte en lugar de peregrinación. dica por otra posterior, lo que, en algunos casos embarazosos, puede
Con as-Safi'i se consuma el cambio de paradigma de las antiguas posibilitar una salida de la dificultad. Pero, al mismo tiempo, as-Safi 'i
escuelas jurídicas (P II) a la nueva jurisprudencia (P III), que integra los defiende sin embargo la opinión, grávida de consecuencias, de que el
l;tadites proféticos. Él es el maestro del método jurídico: aunque apenas Corán sólo puede ser abrogado por el Corán; y la sunna, sólo por la
introduce en el derecho conceptos e ideas nuevas, reinterpreta los exis- sunna. ¿cómo fundamenta esta idea?
tentes y los relaciona entre sí en un riguroso sistema con el fin de que, en - La sunna no puede revocar ninguna estipulación del Corán, porque
el futuro, quede excluida en la medida de lo posible cualquier determi- su única función es interpretar el Corán.
nación jurídica arbitraria. De este modo, realiza la contribución funda- - Pero el Corán tampoco puede revocar ninguna estipulación de la
mental a la metodología jurídica en lo relativo al empleo de estas tradi- sunna, porque eso pondría en cuestión el papel interpretativo de la ins-
ciones. Mucho de lo que ya se había perfilado con anterioridad a él lo pirada sunna. Este segundo punto conlleva una enorme revalorización
recapitula en su acabada doctrina de los cuatro principios (u?t:tl: fuentes, de la tradición oral. ¿Qué consecuencias se derivan de aquí?
raíces) de la ciencia jurídica (fiqh), a saber, el Corán, la sunna, la inferen-
cia analógica (qiyas) y el consenso (iyma '). En ella, eleva la sunna defini- El principio tradicionalista se impone
tivamente a la altura del Corán y, por el contrario, devalúa decisivamen-
te toda argumentación que se apoye en la analogía o en el consenso de Precisamente ev8 aquí donde se evidencia en qué consiste el enfoque es-
los doctores. pecífico de as-Safi'i, que va mucho más allá de las posiciones anteriores
Desde el punto de vista metodológico, as-Safi 'i va más allá de las a él y representa su decisiva y a la vez sumamente problemática contri-
antiguas escuelas jurídicas en tanto en cuanto consigue reconciliar al «par- bución a la jurisprudencia islámica. También para as-Safi'i, el Corán
tido de la razón» con el «partido de la tradición», uniendo lo que hasta sigue siendo, por supuesto, la primera fuente de revelación. Pero del
entonces solía contraponerse o, en el mejor de los casos, yuxtaponerse: hecho de que, en el Corán, se exhorte repetidamente: «Obedece a Dios
- A semejanza de los representantes de las antiguas escuelas jurídicas, y a su Profeta», él deduce que los dichos y hechos del Profeta que han
también as-Safi 'i es un maestro de la argumentación racional; en él des- sido transmitidos deben ser considerados fruto de una inspiración divina.
empeña incluso un papel más importante que en la mayoría de sus pre- No se puede dejar de constatar que aquí se produce un cambio de
decesores. Puesto que, en lo esencial, el proceso de islamización del de- paradigma en lo relacionado con el significado del Profeta:
recho concluye antes de él, ya no necesita estar introduciendo de continuo - Para los antiguos jurisconsultos, en lo relativo a la interpretación del
puntos de vista específicamente religiosos o morales. Está en mejores Corán, el Profeta era sólo primus inter pares, y nada impedía contrade-
condiciones que sus predecesores para distinguir por principio los as- cirlo con buenas razones (y, sobre todo, con ayuda del Corán).

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 4. LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURfDICAS

- Pero en esta nueva visión el Profeta se convierte en el legislador por su viva tradición daban por descontado. Con ello, la tradición es eleva-
'
excelencia, '
quien al mismo tiempo . do
es intérprete divinamente inspira da, de hecho, a principio universal, lo que, a largo plazo, ocasionará
del Corán. No está permitido contradecir sus badites. inmovilidad y rigidez. Frente a una determinada tradición profética, ya
Como consecuencia tiene lugar una significativa homogeneización no sirve ni siquiera la antes tan habitual apelación al espíritu del Corán.
del derecho: las numer~sas tradiciones locales de las escuelas jurídicas De hecho, la hermenéutica de as-Safi 'i toma al respecto las precau-
han de ser reemplazadas por la universal e inspirada «tradición del Pro- ciones necesarias: el Corán ha de ser interpretado a la luz de la tradición
feta». Con ello, ésta asciende definitivamente al rango de segunda fuen- profética, y no a la inversa. Para el juicio personal por ponderación que-
te de revelación de la voluntad divina; y no sólo equiparable al Corán, da tan poco espacio como en el sistema católico-romano, donde la Biblia
sino en la práctica incluso más importante que él, por cuanto el C?- ha de ser interpretada, a la luz de la tradición, por el «magisterio autén-
rán debe ser interpretado a la luz de la sunna. Todo lo que queda sm tico», y donde la invocación de la Escritura no puede realizarse al mar-
determinar en el Corán puede ser resuelto en virtud de la autoridad gen de la tradición y el magisterio. Contra el Profeta inspirado por Dios
divina por medio de upo de los miles de badites. . . y contra los dichos y hechos que de él nos han sido transmitidos, el
De este modo, as-Safi'i puede presentarse a sí mismo como un 1un~­ recurso a la argumentación tiene tan poca cabida como contra el papa
ta sistemático-racional a la vez que profundamente vinculado a la tradi- asistido por el Espíritu Santo y contra las proposiciones que él define. En
ción. Tanto la inferencia analógica como el consenso de los doctores ninguno de los casos se puede someter ya a examen la verdad de las
quedan subordinados por complet~ a la sunna: . . propias afirmaciones, sino sólo las modalidades de transmisión a ellas
- A diferencia de Abu Hanifa as-Safi'¡ limita la importancia del pare- asociadas, por lo que también la ciencia jurídica islámica se concentra
cer independiente (ra'y) .por i~ferencia analógica y rechaza la «~~scre­ por completo en la cuestión de las cadenas transmisoras.
ción» (istibsan), de modo que las opiniones subjetivas y las des1s10nes Por supuesto, la doctrina de as-Safi 'i no logra imponerse de inme-
por ponderación apenas resultan ya posibles. La posición de as-Safi_'i ~s diato y, en el tiempo que transcurre mientras tanto, es modificada en
diáfana: si no parte de las otras tres fuentes del derecho, que son pnon- algunos puntos. Pero su planteamiento central, la autoridad divina de la
tarias, y no está avalada por ellas, la inferencia analógica genera falta de sunna del Profeta, es tenido ya, en general, como irrefutable: «En aque-
disciplina. Por eso, una argumentación jurídica nunca puede llegar a un llos puntos respecto a los cuales existe una decisión explícita de Alá o
resultado que se halle en contradicción con el Corán, la sunna ~ el con- una sunna del Profeta o un consenso de los musulmanes, no se permite
senso alcanzado al respecto. Sólo de este modo pueden reducirse a la ninguna divergencia de opinión; en los demás puntos, los doctores de-
mínima expresión las diferencias existentes entre las diversas opiniones ben ejercer su propio juicio por medio de la búsqueda de una referencia
doctrinales. a cualquiera de estas tres fuentes» 4º.
-A la vez, as-Safi 'i rechaza tomar en consideración la utilidad del dere- Pero, a la larga, a las otras escuelas jurídicas tampoco les queda otra
cho (ma$laba) en el sentido de la escuela malikí. Reemplaza el «consen- salida que adaptarse a la posición fundamental de as-Safi ·1 en lo relativo
so de los doctores» ' de carácter local, por el universal «consenso a la autoridad de la tradición. Incluso los banafíes tuvieron que transigir
. . de los
/
y aceptar la exigencia de basar sus soluciones en el badit. Sin embargo,
musulmanes» (los doctores y los laicos). Y es que, en su op1mon, este
último ha conservado en su integridad las tradiciones del Profeta, por lo ni en Medina, donde la orientación a la praxis local se acentuaba desde
que no puede contener error y ha de ser «infalible». Pero, naturalmente, siempre de modo especial, ni en Kufa, donde se daba preferencia a la
como argumento jurídico sólo tiene relevancia para preguntas muy ele- libre argumentación racional, existía disposición a aceptar el carácter
mentales (por ejemplo, la realizaci§n diaria de la oración). A~ mismo vinculante de cada una de las tradiciones, sobre todo las de aquellas que
tiempo, y a diferencia de Malik, as-Safi 'i extiende el consenso _v1.nculan- contradecían una enseñanza propia establecida. De este modo, estas dos
te a la totalidad de las leyes islámicas, de modo que para el indmduo no escuelas consiguieron, a pesar de todo, preservar dentro de ciertos lími-
hay efugio posible. Con ello, la doctrina de la comunidad y la de la tes su peculiaridad.
autoridad de las tradiciones del Profeta se funden en una sola. La escuela jurídica safi 'í se extiende en lo sucesivo a partir de Egipto
¿cuál es el resultado del golpe maestro de as-Safi'i? Un sistema ce- y Bagdad. Conoce su esplendor sobre todo en Egipto, entre la época de
rrado, coherente y abarcador, mucho más lógico y riguroso que lo.s .de los Abasíes y la de los otomanos; de ella saldrán famosos teólogos como
sus predecesores. Sin embargo, puesto que la autoridad de las tradicio- al-As'ari y al-Gazzali, de los que más adelante nos ocuparemos. Tiene
nes proféticas ha quedado establecida de manera irrevocable apelando a hasta hoy numer,osos partidarios sobre todo en el alto Egipto, Siria, Ara-
la inspiración divina, este sistema cerrado bloquea todo nuevo desarro- bia meridional, Africa oriental y ~l Sudeste asiático. Por desgracia, no se
llo natural de la doctrina, algo que todavía los antiguos jurisconsultos Y puede dejar de constatar que as-Safi 'i, al tiempo que contribuyó al esta-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 4. LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURÍDICAS

blecimiento de la ciencia jurídica islámica, también preparó su anquilo- marco del paradigma abasí (P III), se produce un asombroso apogeo de
samiento. la ciencia jurídica islámica: ivarios siglos antes del apogeo del derecho
canónico en la Edad Media del Occidente latino! Pero, a diferencia de
¿se cierra la «puerta de la estimación jurídica»? Ibn Jjanbal antaño, en el islam los doctores en religión ('u/ama') ya no son libres. En
el siglo VIII, era bueno que concluyera el desarrollo del derecho religio-
Lo que el gran sistemático as-Safi 'i quería evitar a toda costa,. eso. es so; además, convenía por completo a los intereses de los Abasíes. Desde
justo lo que va a ocurrir: la fundación de una nueva escuela 1urí~ica el siglo IX, sólo está permitido interpretar el Corán y la sunna en el mar-
especialmente inspirada en él, pero con un planteamiento a.ú.n más n~u­ co de las cuatro escuelas jurídicas. Es la época gloriosa de aquellas gran-
roso. Ahmad ibn l;lanbal (780-855), miembro de una familia pro-ahd.a des recopilaciones de l;iadites de al-Bujari y sus sucesores ya mencionadas.
de Merw que pasará la mayor parte de su vida en Bagdad y que r~copi­ A causa de la cada vez más intensa apelación a la tradición y al con-
lará en su obra más de ochenta mil l;iadites, había estudiado con as-Safi 'i. senso, la estimación jurídica independiente (igtihad) experimenta una
En su opinión, éste habría concedido todavía demasiada importanc~a a creciente limitación, hasta que su fuerza creativa se apaga por completo.
la reflexión y la decisión personales. Conviene alejarse lo menos posible Hacia el año 900, las posiciones fundamentales de as-Safi'i ya han logra-
del sentido literal del Corán o del hadit. Reveladora de la actitud de Ibn do imponerse. Pero que, a partir del siglo x -un siglo antes de que se
I:Ianbal es la anécdota que nos ha Ílegado sobre él en el sentido de que elaborara por primera vez un derecho canónico pontificio de validez
nunca comió melón porque en la tradición del Profeta no existía ningún universal-, al menos en el islam sunní se considerara cerrada, como a
precedente al respecto. Pero este planteamiento riguroso también tiene, menudo se afirma, la «puerta de la estimación jurídica independiente»
paradójicamente, consecuencias «liberales». Pues lo que no está clara- (bab al-itihad) es algo que no está documentado en ningún sitio. Con
mente mandado tampoco puede ser ordenado, y lo que no está expre- mayor rapidez de la que a la sazón nadie podía sospechar, a la esperan-
samente prohibido tampoco se puede interdecir. Pero, como luego oire- zadora primavera de la ciencia jurídica musulmana le sigue el otoño del
mos con más detalle, Ibn l:Ianbal, quien se inclinaba a considerar legítimas tradicionalismo.
tanto la dinastía omeya como la abasí, es encarcelado y pasa en prisión
los años 833-835 a causa de su rechazo de la doctrina de la entonces Pregunta aclaratoria: ¿se convierte la innovación
oficial -y por los Abasíes fomentada- teología racional (mu 'tazila). en anquilosada tradición?
Sólo en los últimos cinco años de su vida vuelve a reunir discípulos a su
alrededor. Para el islam, al igual que para el judaísmo y el cristianismo, la pregunta
Así pues, a él se remonta la cuarta escuela jurídica, la hanbalí, cono- por el peso de la tradición es una cuestión de vital trascendencia. Y esta
cida por su interpretación fielmente literal del Corán y la sunna, así pregunta no se les plantea sólo a quienes observan al islam desde fuera,
como por su rigurosa observancia de la 8ari'a. Pero en ella el rigorismo sino a los propios musulmanes antes que a nadie. Pues también en la
en asuntos cultuales y dogmáticos se presenta acompañado por la libera- comunidad islámica existen en la actualidad numerosos creyentes serios
lidad en aquellas cuestiones que no quedan resueltas en las fuentes de la que (aunque en muchos casos no se atrevan a decirlo abiertamente) en-
revelación, como son las relativas a los contratos de endeudamiento y al cuentran problemático el papel de fuente de revelación adquirido por
derecho comercial, de suerte que, precisamente en esta escuela, a dife- los hadttes, porque ello hace que el Corán quede desplazado casi por
rencia del resto, el principio de la libertad contractual no plantea dificul- completo a un segundo plano. Las dudas que muchos musulmanes tie-
tad alguna. nen al respecto no se deben, en primer lugar, a que, desde un punto de
Esta escuela se extendió especialmente en Irak, donde desempeñó vista historiográfico, sea difícil de distinguir lo auténtico de lo inauténti-
un destacado papel en las controversias con los chiíes, pero más tarde co, ni a que existan dudas acerca de la autenticidad de la mayor parte de
perdió relevancia debido a la presión de los otomanos y de la escuela los l;iadttes. De hecho, numerosos l;iadites parecen reflejar no tanto la
hanafí. Esta corriente rigurosa influyó en el siglo XVIII, a través del refor- época del Profeta cuanto las discrepancias existentes dentro de la primi-
mador conservador Ibn Taimiya, en el movimiento reformista wahhabí; tiva comunidad musulmana. Y no se puede negar que en el l;iadit se en-
y hoy, aunque se trata de la escuela jurídica que menor número de miem- cuentran asimismo citas de filósofos griegos e incluso de la Biblia. No; lo
bros congrega, sigue siendo muy importan!e, porque todavía cuenta con que fundamentalmente mueve a muchos musulmanes actuales es el de-
apoyo en Arabia Saudí y en los Emiratos Arabes. seo de regresar a los orígenes, a la esencia pura del islam, para gozar así
Pero, a la sazón, ¿qué camino debía seguir la ciencia jurídica islámi- de mayor libertad frente a las tradiciones anquilosadas. El Corán les
ca? rnra necesario siquiera que evolucionara? Es innegable que, en el parece (igual que la Biblia a muchos judíos y cristianos) más profundo,

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 4. LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURÍDICAS

sencillo y abierto que mucho de lo que vino después, incluso en cuestio-


nes tan delicadas como el lugar de la mujer y de los no musulmanes en la
e~ n;at~rlas dé Je, IT:lóral Y: dÍsciplin~. (No ha os cu reddo toh ello el
ér•stian_1s,m9 uri<1; part~ ~es.u esepfiaZ ¿No perjudica.considef"<l:blemel'lte
sociedad o en determinadas cuestiones de derecho penal. E¡il t1?~if1onallst)19._cristiam:>.a la_fe._crlstiaria? ~on •. la_Yista_~uest3._.én Ja
También en este caso resulta paradójico que, originariamente, el is- esen71a d7l cristlanisq101 ¿no d~beri~n ser r.~fcm')'l{idas,Romigida~. p de-
lam irrumpiera en la vida tradicional de los árabes como un enorme rc:>g~das Cle~S tra~l~lones, t~I Y.~C>ITlp r~claO)a ·la. Refprma (f IV}?
impulso innovador, pusiera en cuestión -con éxito- la ancestral sunna
árabe y transformara la tradición local o regional y, con ella, múltiples Múcl1o'.sJudíos·s.011>e:ónsi:1e~i~~de.qué~.~n·~~jlJ~~r~fflp;.•_1~To~á
elementos del derecho consuetudinario árabe. Aquello ya tuvo su méri- {P. Q~y~tló .el'lteral')1en~e reéut>ie~ ppr Yl'(a .segunda. <(Torá,. de
to, pues, desde siempre, los árabes se sienten más vinculados a la tradi- carácter oral~> (P. lJ!): c?mplica(J.<1;s <~tr-a~i.éi•9l'les de lps padre~~>
, <¡
ción y a los precedentes que, por ejemplo, los griegos. Lo que siempre se
re$p~1das ~nvel 1 Talmud (P.f\1)i>qPe<se cori~!~i.er.o~, de ~ec!'Jp1 .~n el
ha tenido por normal foo es, en principio, justo y bueno? Lo que ya
f~.~~ª111~n~p nprq1ativo !:le la. ~p~triri~ yla .1~~ reljt;iqsas. Perp. de es~e
hacían los antepasados ¿puede estar equivocado? Pero, a pesar de todas
las resistencias de la sunna vetero-arábiga, el Profeta logró imponerse
m9~F! mq
Pª5;tS a ser n;ás impo~nte la tradlpi.ón .9Ye la}<Jnd!fati9n. del
c~m·~-º» (Tpra) c¡u~ ll~va a t::~P? el. propio 9i?~? (N.o perJuC:lica el t\ádi~
con su mensaje de un solo Dios y su justicia (PI). t19nalisq10 JUd!O en. í!l(<t::éSp_al . ~spíritu d~I. jUdaís~?.? . lf\IO·_deberían~er
No obstante, una vez que hubo triunfado, foo se convirtió el islam supe_r~das _cie~s tradicioqes, para po11e~ de. nu.evo al descubieN:o lo
de la innovación en un islam de la tradición? Ya el primer califa Abü esent1al?
Bakr (P I) parece haberse remitido a la sunna del Profeta (la cual, sin
embargo, todavía no era entendida de manera del todo general). Y no . M\Jqh?¿. mtlsulm{ines s?n <::9nsd~nt~; ele q~e.,. ~IU dpnde qui~ra;
tardó en estallar la gran controversia sobre si el tercer califa 'Utman se que el islam ~o~~tryyó e i~~a!i2:6 .en El?'ceso su propio pasa.d~>, la
había desviado o no de la sunna de Abü Bakr y 'Umar y, con ello, del (
.. ·.. •.. sunna ~e conv1rt10 en una ms~'tuc1ón suqedáí\e~ d~ I¡¡, gula profé.-
Corán y de la sunna del Profeta ... , un reproche que luego también fue t•.ca,_ y !I ~a(Jlí: en .una reyela7ión. directa de. Dios. Si; para la ciencia. ju rí.;
dirigido por los conservadores religiosos de Medina contra los Omeyas
. d!t::ª \Slarn.rca,. que t~d9 lo (Je~er51i~a, el. Q(ldlí: Uegp_ ~ser m~sjmpp~pte
(P II) y sirvió para justificar la revolución abasí (P III). Como consecuen- q4~ el propio Coran. l.<1;~ ensenanzas de los ap~epa.sados fuerpn asu~i­
cia de ello, luego se llegó a la absolutización y, por ende, a la fosilización
da~ en granmedi~a):\conf\e~uen.~ia.1 !:;Onse\vadas de man~r~meramen;.
de la tradición. El lugar del derecho basado en la estimación jurídica t~ mecánica. ~ero. aquello que,. en. ~í mismo,. ryo .Eils. r.e\/ela~Jón de píos,
independiente (iytihad) lo ocupa el deber de la «imitación» (taqlid), sin smo. _.re~ult{id? de . ~n desarr9llo h!~_t9.rko,_. ¿p.uede ~erpres.t::rito. para
el cual resulta impensable la existencia de escuelas jurídicas ... pero al
t?dosl9s tler:iposy par{!,_ las ~en.tes de. toda~ .la~ .~P()ta.~? Gori la absolu-
precio de degradar al jurista individual a un mero «imitador» (muqallid),
tlzaclón y f?s11iz,aclón de la trad!ci6p, así. ~º01º c()n .el exagerado resp~to
que se limita a seguir la doctrina fijada por sus famosos e idealizados
por 19~ an.trguos c~bezas de .las r~sp~~lya.s estuel.as,¿no se ha p.erj4dfca-
predecesores. do ª~ s! m1~mo el ~slam e11. cua.nto religión Vi~a? ·_ yi.· esencia del• mensaje
Aquí se le plantean preguntas no sólo al islam, sino a las otras dos profetico ,n? ha sido osc~~et1da a menudp por el.tradici9nalismo? ¿No
religiones proféticas, ya que las tres comenzaron con innovaciones para habría quehb~r<l\se tamb1en aquí de deter-minadas.tradiciones·re~up~~-
luego fosilizarse con frecuencia en tradiciones. rando _la e$enda. del isla.m? · · · ·

Preguntas sobre el tradicionalismo Al menos en teología, muchos doctores musulmanes tenían claro
q.ue no bastaba con la repetición de aleyas coránicas y citas del Profeta,
Muchos cristianos son.conscientes de que, e~ el t:ristianisrnº'

+
smo que se trataba d~ ~nterpr~tar de manera razonable el Corán y la
la tradición eclesial fue absolutizada en detrimento del mensaje su?na. Pero ~ste propos1to llevo a la segunda gran disputa teológica -la
. bíblico. Así, en el paradigma helenístico-bizanti~o (P 11), la tradi· p~1i;nera hab1a estado centrada en la pregunta por la predeterminación
dón de los padres y de los concilios se convirtió, de hecho, en la norma divma y la autodeterminación humana (P II)-, que giró en torno al
suprema de lo cristiano; y otro tanto puede decirse, parlo que respecta problema de cómo conciliar revelación y razón (P III).
al paradigma católico-ro.mano medieval (P 111), de la autoridad de Roma

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL S. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN y RAZÓN

5. La segunda disputa teológica: revelación y razón incluso es calificado como la primera verdad de fe del islam: el primero
de los cinco «fundamentos» (u~ül) de la fe (lman), que pueden ser consi-
La conversión de los árabes a la fe en el Dios uno queda ya varias gene- derados paralelos a los cinco «pilares» («eslabones»: arkan) o manda-
raciones atrás. Con «infieles» en sentido estricto, con politeístas, sólo se mientos prácticos.
tiene contacto en número considerable en la periferia del enorme impe- • Con anterioridad, se consideraba que la idea de Dios es innata en el
rio: en la India, en Asia central (los pueblos turcos) y en África (las reli- ser humano: éste (itambién el infiel!) puede conocer a Dios a partir de sí
giones tribales). Desde un punto de vista teológico, opinan los.n:usulma- mismo. Pero, en esta época, se comienza a distinguir -de manera análo-
nes, no hay que tomar apenas en serio a estas meras «superstic~ones». ga a lo que luego hará la escolástica cristiana- dos planos de conoci-
Distinta es la situación con «quienes sostienen otras creencias», con miento de Dios: lo que el ser humano puede conocer a partir de sí mis-
judíos y cristianos. Éstos son «gentes del libro», a las que Dios ha conce- mo (al menos la existencia de Dios) y lo que conoce por revelación divina.
dido una revelación propia. Los musulmanes están vinculados con los Aquello de lo que en el Corán no se encuentran más que indicios es
judíos y los cristianos por la fe en el Dios de Abrahán; con todo, también desarrollado racionalmente: pruebas detalladas de la existencia de Dios
se distinguen de ellos, en especial de los cristianos, a quienes, a causa de (a partir tanto de la teleología como de la contingencia del mundo) y una
la doctrina de la Trinidad, puede hacérseles fácilmente el repr~che de elaborada doctrina de las propiedades (atributos) divinas.
«politeísmo». Toda «asociación» (sirk) que amenace la fe e~ el D1_os_ uno • Así, finalmente se llega a una unificación del pensamiento islámico y a
y único ha de ser rechazada, ya venga de fuera, de la_ doctrina cnst;ana, un periodo de esplendor de la teología islámica.
ya de dentro, es decir, de todo aquello que puede ale1ar al musulman de
Dios. A la teología, a la razón teológica, le corresponde aquí una tarea Sin embargo, al principio esta teología parece estar fuertemente po-
especial. larizada y sometida a crecientes tensiones entre los representantes del
badit y los del kalam, quienes rivalizan entre sí por conseguir el favor del
El nuevo peso de la razón califa:
- Por un lado, la teología tradicional de la «gente de la tradición» (ahl
La época abasí fue el gran momento de desarrollo no sólo del derecho al-badt't_) y, asociada a ella, la escuela jurídica de Abmad ibn I:Ianbal
islámico, sino de la teología islámica. También en teología fue en el marco (780-855), que ya conocemos. Los banbalíes, con frecuencia muy agre-
de este paradigma (P III) cuando se establecieron las posiciones ~lásicas sivos, defienden una interpretación fiel a la letra del Corán y la sunna
que, en su mayor parte, siguen conservando vigencia hasta hoy. Estas se (badit): nada de métodos lógicos en el tratamiento de cuestiones jurídi-
habían anunciado ya, ciertamente, en la última fase de la época omeya: cas y teológicas. La razón humana no tiene ningún tipo de autoridad en
todo cambio de paradigma se prepara ya en el paradigma precedente. orden al conocimiento teológico. El entorno social de esta teología está
Pero sólo en los comienzos de la época abasí se perfilan con claridad los constituido más que nada por la pequeña burguesía, que vive desconcer-
contornos del nuevo paradigma teológico: tada en el crisol de la metrópoli, y por las capas bajas de la sociedad. Esta
• El centro de gravedad de la teología se desplaza hacia Oriente. Teoló- teología de los doctores del badit hace que el islam parezca más estricto
gicamente, Siria, Egipto y el I:Iiyaz quedan en la periferia; las decisiones de lo que es.
teológicas se toman sobre todo en Bagdad e, indirectamente, en Irán. - Por otro lado, la teología racional de la llamada mu'tazila, surgida ya
• Ya no resulta decisiva la rivalidad entre «sectas» o ciudades, sino la a finales de la época omeya y que bajo los Abasíes alcanza su punto
contraposición de métodos: la ciencia de la tradición (de los mubaddi- álgido. Enseguida nos ocuparemos de ella con más detalle. Su objetivo
't_ün, los doctores del badit) frente a la teología racional ( = kalam, de los no consiste en sustituir o domesticar la revelación por la razón; en este
mutakallimün). sentido, no es, como reza la etiqueta que suele ponérsele, «racionalista»,
• La problemática objetiva se desplaza del círculo temático «predeter- sino «racional»: lo que pretende es, ateniéndose a la revelación, enten-
minación divina - autodeterminación humana» al problema «revelación der, explicar y fundamentar el Corán y la sunna con ayuda de la razón,
divina - razón humana» y, por consecuencia, a la naturaleza del Corán: defendiéndolo frente a sus enemigos: judíos y cristianos, de los que, al
¿es creado o increado? mismo tiempo, no es poco lo que aprende y asume. Esta teología racio-
• En el segundo paradigma (P II), la fe en la unidad de Dios era en gran nal es parte del discurso de los intelectuales en la elevada cultura urbana
medida aceptada sin más cuestión; no requería ninguna reflexión espe- y hace que el islam se muestre como una religión abierta al mundo y
cial. Pero, en la nueva época, la unidad y la unicidad de Dios (tau~td) se pragmáticamente orientada a la vida.
convierte en un tema teológico ampliamente discutido y, en ocas10nes, A ella debemos dirigir ahora toda nuestra atención. Pues de esta

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL S. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN y RAZÓN

teología racional, que dominará las décadas subsiguientes, brota~ plan- «convertido» en una disputa, algo que, sin embargo, no se puede verifi-
teamientos, conceptos y argumentaciones que, a pesar del poste~10r de- car históricamente. Tiene en poco el dinero y el lujo; por el contrario,
clive de la escuela, mantienen su vigencia hasta hoy. Por desgracia, ape- concede mucha importancia a la oración perseverante y a la peregrina-
nas disponemos de obras originales de este su periodo inicial; sólo lo ción a La Meca, de la que, unos doce años después de la muerte de
conocemos a través de refutaciones, informes y reelaboraciones poste- Wasil, no regresa vivo. En vida, la obra de 'Amr consiste en una asocia-
riores. También aquí la obra de Josef van Ess ha aportado conocimien- ción juvenil que, a la vista de la flagrante injusticia política y social, se
tos decisivos 41 • constituye como red de comunidades, como organización ciudadana de
ayuda mutua.
Los inicios de la teología racional: Wa$il y 'Amr La leyenda vincula estrechamente a Wasil y 'Amr desde el punto de
vista teológico, de modo que terminan siendo considerados en pareja,
La mu'tazila -que, tras la guerra civil entre los dos hijos de Harün ar- igual que ocurre con «Goethe y Schiller» o «Marx y Engels». Pero se
Rasid y la victoria de al-Ma'mün sobre al-Amin, se convierte en la teolo- diferencian de medio a medio, aunque, en cuanto defensores qadaríes
gía respaldada por el Estado- tiene una compleja prehistoria y, or.igina- del libre arbitrio, pueden desarrollar actividades políticas codo a codo
riamente, en modo alguno fue una teología de Estado. Al contrario: las en Basora. No obstante, entre ambos apenas existe todavía la afinidad
nuevas investigaciones sobre el origen del nombre mu 'tazila 42 han pue~­ teológico-mu 'tazilí que, con frecuencia, se da por supuesta. También sus
to de manifiesto que este término, que se remonta a la época de la pri- discípulos son diferentes: los de Wasil son, en su mayor parte, juristas;
mera guerra civil entre Mu'awiya y 'Ali, ha de ser entendido desde un los de 'Amr, por el contrario, sobre todo tradicionalistas. Mientras que
punto de vista primordialmente político: . 'Amr ejerce como maestro en Basora, Wasil envía a sus discípulos con
-Al-mu 'tazil (singular; no escrito todavía con mayúscula en el sentido las caravanas al mundo con el fin de que allí capten voluntades. Primero,
de un movimiento, un partido o siquiera una escuela teológica) es quien, antes de plantear en cuanto misioneros preguntas religiosas, construyen
en la discordia, se mantiene neutral, quien «Se distancia» o «Se aleja» una base de confianza por medio del asesoramiento jurídico. No sólo a
(i 'taza/a) de todos aquellos correligionarios que, en una actitud contra- la península de Arabia, a Medina, a Bahréin y al Yemen, sino también al
ria al islam, levantan la espada unos contra otros. Magreb, al Jurasán y a Armenia, envía Wasil a sus emisarios, que nos son
- Al-mu 'tazila (singular) es el movimiento de quienes se distancian: conocidos incluso por el nombre 47 • Pero ¿qué puede decirse de la teolo-
«La mu'tazila se distanció de todo partido político»; así pues, no sólo de gía de ambos?
los Omeyas, sino originariamente (eso sostiene J. van Ess 43 frente a H. S. En cualquier caso, Wa~il es el primero en aceptar decididamente
Nyberg44 ) también de los Abasíes y de la oposición alida. -con el fin de unificar a la comunidad, dividida en torno a esta cues-
Como fundadores de la mu'tazila en sentido teológico, se suele con- tión- una situación intermedia especial para el pecador grave, algo que
siderar a dos discípulos coetáneos del famoso Basan al-Basri, de los cua- luego se tendrá por característico de la mu 'tazila. Según esta doctrina,
les, sin embargo, no se tiene noticia de que mantuvieran ninguna con- un asesino, por ejemplo, no es ni un creyente que pueda entrar en el
frontación con los tradicionarios: paraíso, ni mucho menos un infiel para el que esté preparado el infierno.
- El maula Wa~il ibn 'Ata' (699-748/749, probablemente oriundo de Siempre podría convertirse; además, las buenas obras podrían compen-
Medina) 45 , un pudiente comerciante de paños (por lo que será tildado de sar a las malas: un interesante paralelismo con determinadas doctrinas
pequeño burgués), muy culto (pero con un defecto de habla) y ora~or católicas de la penitencia. Sin embargo, según los teólogos musulmanes
enfervorizador (un jatib, capaz de evitar hábilmente lar apical). Inflmdo tolerantes, a los niños menores de edad, a quienes un doctor de la Iglesia
por el ascetismo de inspiración qadarí de Basan, organiza un movimien- como Agustín condena al infierno (en caso de que no hayan sido bauti-
to misionero. Defiende una moderada ascesis dentro del mundo y, para zados), no se les piden cuentas: son admitidos en el paraíso.
ello, no apela al sentimiento, sino al conocimiento racional. Se h.ace fa- En cuestiones teológicas, 'Amr no es en absoluto revolucionario.
moso gracias a un portentoso discurso improvisado que pronunc~ó ante Tan vinculado se siente a su muy respetado maestro Basan al-Basri que
'Abdallah, hijo de 'Umar II y a la sazón gobernador de Irak, un discurso edita y pule estilísticamente su comentario al Corán, amén de apoyarse
que superó todos los demás discursos. Pero Wasil muere justo antes de considerablemente en él para su propia interpretación de la Escritura en
que estalle la revolución abasí. cuanto jurista. Pero, por lo demás, trabaja con criterio independiente, de
- Su compañero de estudios, el también maula 'Amr ibn 'Ubaid (699- lo que da testimonio su escrito -el único de los suyos que se ha conser-
761)46, hombre más proclive al silencio que a la oratoria, el debate o la vado (de otros dos sólo conocemos el título)- sobre la división del Co-
escritura. Es aún más asceta que Wasil, por quien se supone que fue rán en trescientas sesenta partes. En algunos puntos, 'Amr parece ir más

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 5. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN Y RAZÓN

allá de su maestro. No sólo concede en general mayor importancia a la los mu'tazilíes con el califato. En tiempos del califa al-Mahdi, los mu'ta-
exegesis basada en el análisis de las palabras, sino que interpreta algu?as zilíes no tienen todavía acceso a la corte, pero ya con el califa Harün ar-
aleyas coránicas de manera decididamente qadarí, esto es, en e~ sentid~ Rasid son acogidos con sumo agrado en los círculos de debate y disputa
de la libertad humana de decisión. Sin embargo, todavía no defiende, m de la familia de visires de los barmaquíes, en los que se reúnen todo tipo
mucho menos, las posiciones racionales de la posterior mu 'tazila, ~~lvo de eruditos. En la época final de Harün, se ven forzados a abandonar el
por el hecho de que rechaza despreocupado algunos ba~ites dogm~ti~a­ palacio, porque los vientos soplan a favor de los tradicionarios; pero con
mente predestinacionistas, así como otros que contradicen la practica el hijo de Harün, al-Ma'mün, recuperan la posición dominante.
jurídica habitual en Basora. Según él, Dios no determina el mal, pero
tampoco el bien. El paradigma de una teología racional

¿confrontación con el califato? Bajo los Abasíes, la mu'tazila logra elaborar un nuevo paradigma de teo-
logía, en el que la racionalidad desempeña -desde la «física» a la com-
Lo que es seguro es que ni Wa~il ni 'Amr (a diferencia de BaSir ar-Rabbal, prensión de Dios y a la escatología- un papel por completo nuevo. En
también miembro de la mu 'tazila) predicaron la sublevación armada el islam, nadie ha asumido la filosofía griega y el resto de ciencias de
contra los Omeyas ni, posteriormente, contra los Abasíes. ~ntes bien, manera tan decidida como la mu'tazila. Sólo así consiguió construir un
bajo los Abasíes incluso se distanciaron de las autoridades, al tiempo que sistema científico coherente; sólo así logró ampliar los planteamientos
reclamaban justicia social y política. Probablemente, el círculo ?e
·~r de la teología islámica; sólo así pudo afinar la construcción de conceptos
e intensificar su argumentación. Pioneros a este respecto son algunos
se alejó ya de los Quraisíes bajo la impresión causada por la e1ecuc10n
(referida más arriba) de Gailan (732), pero también se condujo de forma eruditos que ya bajo los barmaquíes habían sido llamados a la corte: el
pacífica tras el triunfo de los Abasíes. muy prolífico :pirar ibn 'Amr, en el que el pensamiento antiguo (Aristó-
El encuentro de 'Amr con el califa al-Man~ür en el año 759 se halla teles) y el pensamiento islámico (exegesis del Corán) se encuentran por
envuelto en leyendas (y, en ocasiones, resulta considerablemente. infla- primera vez, y Mu'ammar, quien sobre todo se interesa por las ciencias
do). Se ha especulado mucho sobre el motivo de este encu~n~ro: cve al- de la naturaleza (el espejo, la balanza) 51 •
Man~ür en 'Amr un amigo de confianza, incluso un padre espmtual (como Sin embargo, de cara a la formación y desarrollo del paradigma,
opina H. S. Nyberg 48 )? 2Lo convoca a su presencia al menos por respeto debemos prestar especial atención a las elaboradas posiciones de los gran-
y para pedirle consejo en algunas cuestiones religioso-morales (~orno des sistemáticos, con los que la mu 'tazila clásica alcanza su punto cime-
afirma W. M. Watt 49 )? 20 fueron razones políticas las que lo movieron ro. Curiosamente, los polos están representados por tío y sobrino: Abü
a ello: la sospecha de conspiración e intrigas hostiles al Estado que pesa- 1-HuQ.ail y su sobrino y antiguo ayudante an-Na?:?:am, enfrentado a él.
ba contra los partidarios de 'Amr, que se contaban por miles? .Esto es lo Aquí nos vamos a centrar en el primero, cuya influencia en las genera-
que, tras un nuevo y exhaustivo examen de las fuentes, sostier:e .Josef ciones posteriores será mayor que la del sin duda sumamente original y
van Ess 5 º: con su red de comunidades, que no sólo son grupos rehg10sos, excéntrico an-Naiiam, quien ganó fama de poeta y virtuoso del lengua-
sino también tropas de combate político, la mu 'tazila constituye, a la je (y una pésima reputación de pederasta) y dio que hablar con su obra
vista del trabajo de agitación de los Alidas, un importante factor de po- Filosofía (Explicación de la naturaleza), aunque posteriormente se dedi-
der. Sin embargo, cuando en el año 759 Mubammad, el hijo de. 'Abdal- có con mayor intensidad a la teología.
lah ibn al-Hasan ibn 'Ali ' se traslada de Medina a Basara, Como cristiano, uno se asombra de que varios siglos antes del más
. ,. . el califa
. reac-
mínimo rastro de escolástica latina, en una época en la que sobre Europa
ciona sin tardanza con una demostración de poder. Esta impres10na tanto
a la mu 'tazila que 'Amr se ve obligado, haciendo de tripas corazón, a se cernía la amenaza de la solución de continuidad con la propia Anti-
visitar al califa y a rendirle profesión de fidelidad. Cuai:do en 7.62, a güedad (algo que sólo fue evitado por los monjes), en el mundo islámi-
pesar de todo, estalla la sublevación, 'Amr, que hab!a sido hu~i~lado co, gracias a la influencia griega, los dos mencionado sistemáticos discu-
por el califa, lleva ya un año muerto. Pero sus segmdores se. dividen: tieran de la manera más diferenciada52
unos, entre los que no se encuentra ningún teólogo, se convierten en - sobre «física»: sobre atomismo, sobre los cuerpos y sus accidentes
militantes activistas a las órdenes del cabecilla Basir ar-Rabbal; otros, (permanentes y no permanentes), sobre el movimiento, el aire y la luz, el
que apenas dejarán huella histórica, adoptan, por el contrario, una pos- fuego y la combustión, la percepción sensorial, la teoría de los colores y
tura moderada. la acústica, la igualdad y la diferencia, la posición de la Tierra en el es-
En lo sucesivo, paulatinamente se va estableciendo una alianza de pacio ...

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL S. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN Y RAZÓN

- sobre antropología: no sólo sobre los cuerpos y el principio vital que no creían en ninguna realidad espiritual ni, por descontado, en un
(«vida», «espíritu»), sobre la unidad de la persona y la acción, s~~re la Dios personal. En cualquier caso, se trataba de indios (sánscrito: srama-
percepción y el conocimiento, sino también sobre la resurrecc1on, la i:ia; indio medio: samana, lo que acaso quiere decir ascetas), probable-
vida eterna, Satán y los demonios ... mente de fe budista; es posible que se tratara incluso de monjes budistas.
- sobre cuestiones hermenéutico-criteriológicas: sobre la exegesis del Defender ante a ellos un concepto personal de Dios no debió de ser
Corán y la fiabilidad de la tradición del Profeta, sobre la metodología fácil. Pero quizá precisamente el contacto con budistas explica (si uno
jurídica y los problemas suscitados por la inferencia analógica y el con- no quiere ver detrás de todo ello fuentes neoplatónicas) por qué Yahm,
senso. a pesar de no renunciar al carácter personal de Dios, extrema de forma
Aunque sería muy interesante discutir, por ejemplo, la original «me- radical muchas de sus posiciones55 . Por ejemplo, en la idea de Dios (re-
tafísica del ser creado» (R. M. Frank) de Abü 1-Hu.dail, elaborada con chazo de todo atributo divino) o en la comprensión de la fe (en este
ayuda del atomismo (ien cuanto componentes no perceptibles de los ent~s, territorio de misión islámica, si es necesario, también resulta aceptable
los átomos son reunidos por Dios para formar los cuerpos y también El, el conocimiento de Dios sin confesión explícita). Asimismo, su radical
eventualmente, los separará!), aquí nuestra atención debe concentrarse determinismo es un caso por completo único en el islam.
en la teología y, más en concreto, en la teo-logía en sentido estricto, esto Consideremos el problema central de la idea de Dios de Yahm: él
es, en el tratado de Dios. Los mu 'tazilíes han sido desacreditados repeti- cree en un Dios uno, quien, omnipresente, determina de manera exclu-
damente como banales racionalistas. Pero a Abü 1-Hu.dail y an-Na~~am siva todo acontecimiento y suscita en el ser humano toda acción buena e
se les pasa tan poco por la cabeza renunciar al Corán como fundamento incluso la fe; en un Dios que opera todo lo que ocurre en la naturaleza,
de su teología como a Alberto Magno y Tomás de Aquino renunciar a la hasta la salida y la puesta del Sol. Así pues, un determinismo universal
Biblia como fundamento de la suya. Todos ellos reclaman más que sus que deja al ser humano, a quien le gusta autoengañarse al respecto, por
predecesores el uso de la razón; todos ellos apuestan conscientemente completo en manos de Dios.
por ser racionales, pero no son en modo alguno racionalistas. Al mismo tiempo, el ser humano, que, según lo anterior, no depende
Desde un punto de vista histórico, Abü 1-Hu.dail y an-Na~~am se de sí, no puede conocer realmente a Dios. Para Yahm, es fundamental
hallan entre dos corrientes: por una parte, los antropomorfistas de orien- que la inmanencia ontológica no ponga en entredicho la radical trans-
tación tradicionalista, quienes, como es sabido, se dan por satisfechos cendencia de Dios respecto al conocimiento. Aunque opera en todo,
con la comprensión literal del Corán (y del ]J.adít), excluyen todo senti- Dios es el totalmente Otro, y no un «algo» (sai') o una «cosa». Como
do figurado del Corán y no tienen dificultades con las numerosas expre- dice e! Corán, Dios sencillamente no es comparable con nada56 . Antes
siones inspiradas en la forma humana (antropomorfismos) que se utili- bien, El es el Creador «de toda cosa»57 , por lo que su ser supera infinita-
zan para describir a Dios; por otra, los transcendentalistas extremos o mente el ser de cualquier ente. De ahí que no quepa atribuirle tampoco
yahmíes (yahmlya), quienes acentúan de manera excesiva la tran~cen­ las propiedades de una «cosa»: ni extensión ni color, ni dirección ni
dencia de Dios, su otreidad respecto del conocimiento humano. Estos límites .. ., ninguna, absolutamente ninguna de las propiedades que perci-
son identificados a menudo con los mu 'tazilíes, pero la diferencia entre bimos en nuestro mundo. Los predicados que el Corán atribuye a Dios
ambos grupos es innegable. no son más que metáforas: en realidad, no se trata de palabras divinas,
sino de palabras humanas sobre Dios. En sí, Dios es incognoscible: no
¿un Dios sin propiedades? Yahm tiene nombre ni propiedades.
No es de extrañar, pues, que los yahmíes sean conocidos como los
Los transcendentalistas extremos se remontan al maula Yahm ibn Saf- «vaciadores», esto es, como aquellos que llevan a cabo un «vaciamiento»
wan53 (ejecutado en 746), oriundo del Jurasán, talentoso orador y perso- de la esencia divina, calificativo que a ellos seguramente no les disgusta-
na políticamente muy comprometida, que durante la mayor parte de su ra tanto ... puesto que, en el budismo mahayana, el «vacío» (sánscrito:
vida vivió en Tirmi.d (en la región de la Bactriana, hoy en el norte de sunyata) es uno de los términos con que se designa la realidad suprema.
Afganistán), donde su enseñanza todavía fue tenida en alta estima du- Los demás musulmanes, sin embargo, recriminaban a los yahmíes que
rante varias generaciones. A la sazón, Tirmi.d era uno de los centros del privaran a Dios de todos sus atributos: «Ellos [los yahmíes]», afirma el
budismo centroasiático y, en sus alrededores, había numerosos monu- sunní ad-Darimi (m. 869), «utilizaban grandes palabras para hablar de
mentos budistas. Dios y lo injuriaban de la manera más ignominiosa: lo cubrían con un
Según los datos que obran en nuestro poder, Yahm mantuvo conver- manto de ignorancia y lo privaban poco a poco de los atributos con los
saciones con los «sumaníes» 54 , quienes, según parece, eran sensualistas que se le describe. Por último, le quitaron también la preciencia (el co-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL S. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN Y RAZÓN

nacimiento de lo que va a ocurrir), el habla, el oído, la vista ... , todo, en sófico-teológica y poderosa fuerza creativo-sistemática, dotado de gra-
definitiva» 58 • cia, ironía y seguridad argumentativa, que sabe cómo polemizar con ju-
Ahora bien como hemos mencionado más arriba (cf. cap. C II, 7), díos, cristianos y zoroastrianos, pero sobre todo con sus contemporá-
ya el líder de los ibadíes Abü 'Ubaida amenazó con la excomunión a neos musulmanes. Las generaciones subsiguientes lo tendrán como el
quienes pretendieran entender literal en vez de metafóricamen.te las afir- representante por excelencia del kalam, la teología racional. Pero los
maciones sobre Dios que suenan a metáfora: la «mano» de Dios no de- modernos investigadores tardaron en reconocerle el lugar que merece 59 •
signa sino su poder o las recompensas que otorga, el «?j?» de Dios 1.1º De cara a un análisis del paradigma teológico, no es necesario que
significa sino su saber o su protección ... Pero, si las noticias de que dis- nos ocupemos de la «física» de Abü 1-Hugail, ni de su antropología, ni
ponemos son auténticas, Yahm y los yahmíes van incluso más allá: para siquiera de su muy original escatología, responsable más que ningún
ellos Dios es el Ilimitado en el espacio y el tiempo, de suerte que se halla otro aspecto de su enseñanza del descrédito en que cayó a ojos de los
pres~nte en todo lugar, y no hay lugar alguno en el que esté má~ presen~e espíritus sencillos. Llegada la consumación del mundo, aseguraba Abü
que en el resto. Por «unidad de Dios» hay que entender la ommpresencia 1-Hu.dail, el paraíso y el infierno no cesarán de existir, aunque Dios,
de su ser, que se sustrae a toda determinación conceptual por parte del como había afirmado Yahm, suspenda sus actos creadores. Pero todo
ser humano. No obstante, Dios se ha dado a conocer a sí mismo en la entrará finalmente en un descanso eterno e inalterable. En el futuro, los
revelación, la cual, al igual que las cosas de este mundo, es creatural y bienaventurados no comerán, ni beberán, ni se harán visitas unos a otros,
temporalmente limitada. . . ni practicarán el coito ... Con tales afirmaciones sobre el más allá, uno no
Es fácil entender que esta doctrina no podía encontrar smo oposi- se hace popular, desde luego, entre el grueso de la población.
ción; y, por cierto, no sólo por parte de los tradicionarios, quienes se A diferencia de su maestro Pirar, Abü 1-Hu.dail ya no combate a los
circunscribían sin más a los textos sagrados, sino también por parte de tradicionarios, sino que, a la vista de los contradictorios y con frecuen-
los teólogos que argumentaban racionalmente: ¿cómo va a intervenir .u~ cia falsificados testimonios que éstos aportan, establece estrictos cri-
Dios así en el destino de los pueblos y los individuos?, ¿cómo va a dm- terios para determinar la autenticidad de un l;iadit: es necesario que
girse a sus profetas?, ¿cómo va a comunicarse en un libro? No es sólo la veinte personas, entre ellas al menos un musulmán ejemplar, den unáni-
acción de Dios y el Corán en cuanto revelación suya lo que, para más de memente fe del relato en cuestión (en cambio, an-Naz;z;am sostiene que
uno, es puesto en cuestión por la doctrina de los yahmíes, sino probable- lo fundamental es que el contenido resulte convincente). Aquí nos inte-
mente también ritos prácticos como la oración canónica mirando a La resa sobre todo la imagen de Dios de Abü 1-Hu.dail. Y, justo en este
Meca o la peregrinación a la Ka 'ba, al lugar en el que se experimenta punto, las diferencias de los mu'tazilíes, tal y como son representados
una especial presencia de Dios. por Abü 1-Hu.dail, con los yahmíes se ponen de manifiesto con especial
Pero 2de qué manera era posible dar al reto de los yahmíes una res- claridad:
puesta teológica acorde con la imagen coránica de Dios sin caer por - Según los yahmíes, al ser humano no le es dado conocer en modo
debajo del nivel de reflexión por ellos alcanzado? Se requería a un gran alguno a Dios; según los mu'tazilíes, el ser hombre no puede conocer a
teólogo sistemático, y él supo integrar los extremos. Dios con los sentidos, pero sí con el entendimiento.
- Según los yahmíes, no existen pruebas de la existencia de Dios; según
Dios posee atributos: el sistema racional de Abü l-Hud.ail los mu'tazilíes, sí que las hay. Abü 1-Hu.dail es el primer teólogo islámico
que ofrece una elaborada prueba (consistente en cuatro pasos) de la exis-
El ya mencionado gran talento sistemático de la mu'tazila, Abü 1-Hugail tencia de Dios (a partir del movimiento y la contingencia del mundo).
al-'Allaf, es un teólogo de origen probablemente iranio. Nacido en 752, Pero todo se concreta y agudiza en la doctrina de las propiedades de
desarrolló su actividad durante largas décadas en Basara, primero como Dios, formulada por primera vez de manera sistemática y positiva por
discípulo y luego como sucesor de Pirar ibn 'Amr, responsable del círculo Abü 1-Hu.dail. Este teólogo pretende integrar los extremos: al igual que
local de enseñanza teológica. Según parece, durante el califato de al- sostenía Yahm, subraya que los antropomorfismos han de ser interpreta-
Mahdi fue trasladado a Bagdad, entre las protestas de sus seguidores, dos con ayuda de la reflexión filosófica; pero, al mismo tiempo, insiste
para ser interrogado; pero más tarde, rebasados ya los sesenta años de en que es necesario hacer justicia al Corán para no terminar deslizándo-
edad, él mismo se apresura a ir a Bagdad con miras a ganar influen.cia se (como Yahm) en una estéril «teología negativa». Sin embargo, ¿cómo
también en la corte de al-Ma'mün. Abü 1-Hu.dail -quien ante el califa, se consigue esto?
que cree en el ascendente de las estrellas, se presenta con un inteligente Abü 1-Hu.dail, basándose por completo en la exegesis del Corán, no
discurso contra la astrología- es un hombre de amplia formación filo- muestra ningún tipo de reparo a la hora de atribuir a Dios la propiedad

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL S. LA SEGUNDA DISPUTA TEOLÓGICA: REVELACIÓN y RAZÓN

de la omnipotencia, como también podían hacerlo los yahmíes en caso - Quien, como los yahmíes, defiende una tajante separación entre Dios
de necesidad, por ejemplo, para explicar que toda acción corresponde y el mundo, así como un determinismo universal, difícilmente puede
exclusivamente a Dios. Más aún: este teólogo, que acepta todos los pre- atribuir al ser humano fuerza y actividad propia: ni voluntad ni posibili-
dicados que aparecen en el Corán, pero sólo éstos, _también a~ri~uye dad de libre elección. Pero entonces ¿cabe asociar todavía al carácter
resueltamente a Dios las propiedades de grandeza, ma1estad, sublimidad metafórico de la acción una responsabilidad del ser humano en orden a
y gloria: todas, en concreto, como expresión de las eternas perfecciones la salvación?
divinas. Así pues, no pueden ser distinguidas de Dios, sino que han, de -Al contrario, quien, como los mu 'tazilíes ve un vínculo entre Dios y el
ser afirmadas «con Él» o «en Él»; o, mejor aún, sustancialmente «de El». mundo, aun preservando al máximo la transcendencia divina, asume
¿por qué? Porque coinciden con su esencia, como también ocurre con una íntima conexión entre la acción creadora de Dios y el quehacer
aquellos atributos que no tienen ningún objeto, como «vida», o carecen humano: reconoce que el ser humano tiene una responsabilidad, que es
de contrario como el «rostro» o el «yo» (nafs, en alemán das Selbst). Por él mismo quien «genera» las consecuencias de lo que hace (por ejemplo,
lo que respe~ta al conocimiento divino, piedra de toque para la doctrina el lanzamiento de una piedra por mi parte puede herir y originar daño a
de los atributos, esto quiere decir lo siguiente: «Dios conocimiento» no otra persona) y que, por ende, al menos las consecuencias previsibles de
significa sólo que no ignora, ni tampoco sólo que «tiene» conocimiento, su acción han de ser imputadas al propio ser humano. ¿Acaso no se
sino más bien que «es» conocimiento. Así pues, el saber coincide con la observa por doquier en la naturaleza una relación consecuente entre
esencia divina: Dios es conocimiento. causa y efecto? Los mu'tazilíes se esforzaron por lograr una explicación
Pero, entonces, el poder de Dios, por ejemplo, que también coincide precisa de este vínculo tanto como por analizar resolutivamente las mo-
con la esencia de Dios, ¿es idéntico a su conocimiento? ¿Debería hacer ciones de la voluntad y las motivaciones de la acción humana.
en consecuencia Dios también todo cuanto conoce? Sobre la solución Al considerar todos estos esfuerzos conceptuales, no se debe olvidar
propuesta por Abü 1-Hu.dail, que exige ser diferenciada, cabe ~iscu~ir, que una teología racional de estas características corre fácilmente el pe-
sobre todo desde el punto de vista lógico-formal. Y no sólo fue discutida ligro de perderse en los detalles y elaborar construcciones arbitrarias.
dentro de la mu 'tazila, sino por un teólogo cristiano contemporáneo No obstante, para los mu 'tazilíes, existe en cualquier caso un consuelo,
oriundo de Basora. Pero la argumentación de este 'Ammar al-Ba;;ri ¿po- como ya lo puso de relieve Abü 1-Hu.dail: Dios es, a todas luces, benévo-
día ser aceptada por los musulmanes? Su derivación de la doctrina de los lo y misericordioso, y de cualquier circunstancia saca el bien (lo «idó-
atributos divinos procedía justo al revés: la sabiduría y la vida no sólo neo»). Más preciso aún es an-Na?:?:am, quien se debate con el problema
serían atributos de Dios, sino personas divinas, a saber, el Hijo Y el de la teodicea: Dios, el Perfecto, sólo puede obrar lo perfecto; de ahí
Espíritu, independientes y eternos de manera sustancial. Precisamente que siempre cree lo «más beneficioso (desde el punto de vista de la salva-
contra 'Ammar redactó el propio Abü 1-Hu.dail un escrito polémico 60 • ción)» para el individuo (y no lo «mejor» en el sentido del mejor de
Mientras que, para los yahmíes, el carácter personal de Dios (nafs) es de todos los mundos posibles). El ser humano, ciertamente, debe responder
por sí una hipótesis inútil, los mu 'tazilíes rechazan radicalment~, como a la acción de Dios con el reconocimiento de la ley divina. La pregunta
todos los musulmanes, la «asociación» de dos personas más al D10s per- es si es posible mantener tal optimismo a la vista del mundo real del
sonal. Y, por lo que respecta a la sabiduría o al conocimiento divino, islam.
conviene no olvidar, se señala en la mu 'tazila, que Dios no se hace cog- Abü 1-Hu.dail muere en Bagdad a la edad de noventa años más o
noscente merced a sus actos de conocimiento, sino que, como puntuali- menos, probablemente en 842, casi ciego. Según se cree, su sobrino an-
za an-Na?:?:am, es cognoscente «en sí mismo», «por su propio ser». Los Na?:?:am le siguió tres años más tarde; sin embargo, las fechas de la vida
distintos atributos no designarían, pues, sino aspectos diferentes de Dios. de éste no se conocen con certeza. Pero la imagen musulmana de Dios se
caracteriza hasta hoy por la otreidad de Dios (Abü 1-Hu.dail llama direc-
Pregunta aclaratoria: ¿qué consecuencias tiene lo anterior tamente a Dios lo «contrario del mundo») ... , ilo que en modo alguno
para la imagen del ser humano? tiene por qué significar que Dios sea extraño, frío e inalcanzable! Uno se
pregunta si, al menos en la cuestión de los <<nombres» y los atributos de
Las controversias en torno a la imagen de Dios se traducen también, por Dios, no sería posible un consenso entre musulmanes y cristianos. Tam-
supuesto, en discusiones sobre la imagen del ser humano. Bastará con bién la escolástica cristiana se ocupará de unos y otros. No obstante, eso
informar brevemente sobre ello, pues tanto de las antiguas disputas en- se demorará todavía más de dos siglos, pues en Europa antes vendrá la
tre qadaríes y predestinacionistas como de las nuevas querellas nos he- época de los carolingios. Pero, en Bagdad, ya hace mucho que la política
mos ocupado ya con anterioridad: se ha adueñado de estas delicadas cuestiones teológicas, adoptando de-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 6. EL ESTADO Y LA TEOLOGÍA

terminadas posiciones. El nuevo paradigma del islam vive en el siglo IX nidad islámica en sunníes y chiíes. Para sorpresa de todos y disgusto de
su punto cimero, pero también su declive. su familia, promete la sucesión a un alida ('Ali ar-Rida). Pero, en vez de
producirse la reconciliación de las dos familias rivales, en Bagdad tiene
lugar la elección de un anticalifa abasí, el tío de Ma'mün, Ibrahim ibn al-
6. El Estado y la teología Mahdi. Sin demora alguna, Ma'mün parte para Bagdad. Durante el largo
viaje, su visir (hasta poco antes zoroastriano) es asesinado por oficiales
La teología y la política se entrelazan. El objetivo centr~l de la m1:1 'ta~i~a de la guardia de corps, y también muere de manera misteriosa ( ¿envene-
es el monoteísmo consecuente. «Luchadores por la umdad y la 1ust1oa nado?) su candidato alida al trono. Este hecho, lejos de venirle mal a
divinas»: eso es lo que quieren ser los mu'tazilíes posteriores a Abü Ma'mün, le permite llegar finalmente a un acuerdo pacífico con su fami-
1-Hu.dail y an-Naiiam. Pero lo que, con el tiempo, da lugar a las cont:o- lia en el año 818. El negro abasí vuelve a ser el color de su bandera.
versias más virulentas es la tesis mu 'tazilí del carácter creado del Coran, Tras su entrada en Bagdad, el califa apela lleno de confianza a la
que va a ser elevada -por razones que habrá que explicar- a dogma razón de todos los implicados para restablecer la paz. Al-Ma'mün -un
estatal. Sin embargo, ello sólo ocurrirá después de una cuarta guerra gobernante prudente y exitoso, por su origen más chií que mu'tazilí-
civil musulmana. disfrutaba ya en Merv con los debates religiosos y científicos. Una vez en
Bagdad, Ma'mün, quien incluso escribe algunos tratados, convoca todos
La cuarta guerra civil y sus consecuencias para la teología los martes a la caída de la tarde debates, acompañados de un banquete,
que giran sobre todo en torno a cuestiones de teología y jurisprudencia.
Quién lo habría pensado: la mu 'tazila, tanto tiempo distanciada de las En ellos toman parte veinte escogidos doctores, a quienes el califa llama-
autoridades, accede al poder, y de teología de oposición se convierte en ba «hermanos» y de los cuales la mitad son teólogos, aunque también
teología de Estado 61 • Esto fue posible por el ya mencionado enfrenta- hay gramáticos, como los dos hijos del preceptor mu'tazilí del joven
miento entre hermanos -con trasfondo teológico- en la casa abasí, Ma'mün.
entre los dos hijos coetáneos, pero muy diferentes entre sí, de Harün ar- Así pues, tras la guerra civil, a los mu'tazilíes, quienes originaria-
Rasid: mente se habían esforzado por cultivar una teología muy cercana al pue-
- Al-Amin, hijo de una esposa legítima de sangre árabe y a quien Ha- blo, se les abrieron también las puertas de la corte. Pues al califa esta
rün, después de prolongadas dudas, había designado como su sucesor; teología fundada tanto en la revelación como en la razón le parecía apro-
apegado a la cultura árabe y a la tradición religiosa. Nada más acceder al piada para respaldar su obra de reconciliación y renovación. A diferen-
califato (809), intenta postergar a su hermano a un segundo lugar en la cia de su padre Harün, quien hacia el final de su vida expulsó de palacio
línea sucesoria por detrás de su hijo. a los mu 'tazilíes, Ma'mün, quien se interesa por todo y cultiva incluso la
- Al-Ma'mün, su hermanastro, nacido de una concubina irania sólo medicina y las ciencias naturales, no tiene ningún escrúpulo religioso:
seis meses más tarde, mucho más inteligente, se convierte de hecho en el ientre Aristóteles (y todo el acervo cultural helenístico) y la revelación,
señor autónomo de la mitad oriental del imperio, con residencia en Merv no existe, como le es confirmado en un sueño, conflicto alguno! Pero
Qurasán). Está abierto a las nuevas corrientes de pensamiento y las in- ¿es posible también la síntesis? Ésa es una tarea intelectual que ni la
fluencias del exterior; y, cuando en el año 810 la confrontación se hace tertulia del califa, ni aquellos mutakallimün que, sin pertenecer a ningu-
ya inevitable, cuenta con el apoyo de las provincias orientales, los nobles na escuela, rondan la corte, están en condiciones de abordar. La síntesis
iranios y las tropas del Jurasán. la llevan a cabo en la intimidad los ya mencionados grandes sistemáticos
Y, de este modo, estalla la larga cuarta guerra civil musulmana, que mu 'tazilíes.
se prolongará despiadadamente durante tres años y que los generales de
Ma'mün terminarán decidiendo a su favor en 813, tras una batalla en las Un magisterio islámico: al-Ma'mun y la mu 'tazila
cercanías de lo que luego será Teherán y tras un prolongado asedio a
Bagdad con sangrientos enfrentamientos en las calles de la ciudad. Pero la resistencia de gran parte de la población de Bagdad es tenaz.
Ma'mün, quien al principio permanece en el seguro. Merv, procla- ¿Qué buscan tantos jurasanos en su ciudad, que pretende la incompren-
ma, en alusión al primer «cambio» abasí, un nuevo «camb10» (daula) que sible teología del entendimiento, de la que ni el Profeta ni los primeros
debe conducir a una nueva era. Para simbolizarlo, ordena reemplazar califas ortodoxos tuvieron necesidad? Y así, la «gente de la sunna» reac-
todas las banderas negras (de los Abasíes) por banderas verdes (color del ciona y agita a la población contra el califa, quien en cuanto «imán de la
paraíso y también de los Alidas). Quiere superar la división de la comu- ortodoxia» quiere proclamar e imponer una doctrina supuestamente in-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 6. EL ESTADO Y LA TEOLOGÍA

falible. Al-Ma'mun pierde la paciencia, y la renovación espiritual que en Dios ha de ser creado; así pues, itambién el Corán tiene carácter crea-
su día había comenzado tan grávida de esperanza experimenta en los tural !
últimos años de la vida del califa un nuevo y brusco «cambio» ... a peor. Esta idea conoce diversas explicaciones teológicas. Abu 1-Hu.Qail,
En una decisión sin precedente entre los califas anteriores a él, al-Ma'mun por ejemplo, califica al Corán (como también a la palabra creadora de
se presenta como maestro de los creyentes e intenta reglamentar de for- Dios) de accidente que necesita un sustrato: en cuanto palabra de Dios,
ma soberana y a golpe de decreto la vida religiosa del pueblo ... , y ~sto, el Corán existe en un libro, en la memoria de los seres humanos o en la
como se subraya en la cláusula introductoria de todos los decretos, l«en recitación; y, ya antes, en la «tabla bien guardada» en algún lugar del
nombre de Dios, el Clemente y Misericordioso»! En categorías occiden- cielo. Pero siempre sólo como accidente y, por tanto, como realidad
tales, se podría hablar aquí de «cesaropapismo»: política y religión en creada. Para an-Naz;z;am, el discurso de Dios es creado en el instante de
manos de un señor absoluto, algo que los mencionados teólogos mu'ta- la revelación y se expresa, en gran parte, en un lenguaje difícil de enten-
zilíes (en ello semejantes a los teólogos bizantinos) sancionarán como la der. Desde el punto de vista de la retórica, el Corán es bello, pero no
imagen ideal del califa. insuperable. No obstante, an-Naz;z;am prepara el camino al posterior
Uno se pregunta qué fue lo que llevó al califa a: dogma de la insuperabilidad del Corán en la medida en que es el primer
- prohibir en 826 mediante un decreto, y bajo amenaza de suspensión teólogo que, de manera consecuente, ve en el Corán -no por razones
de los derechos civiles, toda alabanza del omeya Mu' awiya, estilísticas, sino por su contenido- una prueba del oficio profético de
- proclamar en 827 a 'Ali como el más excelente ser humano después Mub.ammad 65 • rns tan sorprendente que el califa aceptara convencido
de Mub.ammad, así como el carácter creado del Corán (jalq al-Qur'an), estas argumentaciones -y otras semejantes- a favor del carácter crea-
- disponer en 831 que las tropas que habían permanecido en Bagdad do del Corán como expresión de la fe verdadera? iLa fe verdadera, que
profirieran al final de la oración de los viernes un triple Allahu akbar con ha de ser defendida con todos los medios disponibles!
la mente puesta en la antibizantina campaña en pro de la fe que él con-
ducía en Siria, Pregunta aclaratoria: ¿se ajusta la inquisición («prueba»)
- ordenar en 833 la comprobación de la ortodoxia de todos los docto- a los deseos del Profeta?
res de la religión y juristas de relevancia (en especial, de los que eran
funcionarios) en lo relativo al «dogma» del carácter creado del Corán. Tilman Nagel ha puesto de relieve con más claridad que otros que, con
En la investigación actual sobre este tema, parece perfilarse un con- sus decretos, Ma'mun lucha sobre todo contra la ingenuidad religiosa
senso sobre qué motivos religiosos y políticos había detrás de estas me- del pueblo y de los doctores, la cual temía que pudiera conllevar des-
didas y de la introducción de innovaciones que sumergieron de nuevo al tructivas consecuencias políticas. Por eso, en la introducción de sus de-
imperio en una peligrosa crisis. Antes se pensaba que todo podía ser cretos religiosos, el califa hace constar con claridad que tiene ante Dios
62
atribuido a la política proalida y favorable al chiísmo del califa • Pero el deber de proteger la verdadera fe (din Allah) y de preservar la heren-
esta hipótesis no se compadece bien con el tan enérgicamente afirm~do cia del Profeta, concretamente contra «aquellos que, con falsa dialéctica,
dogma del carácter creatural del Corán, el cual es difícil que pudiera exhortan ~ seguir su propia doctrina y se designan a sí mismos como
resultar del agrado de los chiíes. Por eso, hoy se acentúa más bien lo sunníes». Estos «proclaman abiertamente que son ellos quienes repre-
siguiente: con tales medidas, el califa -quien, en el fondo, se hallaba sentan la verdad, la religión y la comunidad (yama 'a) y que todos los
ajeno al pueblo y sólo tenía relación con los intelectuales iraquíes- bus- demás hablan en nombre de la mentira, la falta de fe y la división. De
caba proteger al «ignorante pueblo» de la influencia de doctores tan ~o­ este modo, se colocan a sí mismos por encima de los seres humanos y
pulares como peligrosos 63 • Con todo, esta opinión sólo resulta convin- engañan a los ignorantes». Bien distinta es la opinión del califa: «Pero el
cente si se considera desde el trasfondo teológico 64 ; a saber, los doctores soberano de los creyente considera que éstos son los peores miembros
y la «gente de la sunna» criticados por al-Ma'mun se ba~aban en una de la comunidad, los cabecillas de la herejía, que apenas participan ya
imagen tradicional de Dios por completo antropomorfa, mientras que el del conocimiento de la unidad ... »66 •
califa, siguiendo a los mu 'tazilíes, creía que su obligación era de~ender Lo que está en juego es, pues, el conocimiento de la unidad (tau/:;íd),
una imagen «progresista» de Dios que acentuara su transcendencia. que necesariamente ha de ser conservado en su pureza: «Quien no reco-
Aquí radica a todas luces el punto neurálgico de la discusión: para noce el carácter creatural del Corán no tiene taubíd», pues esa persona
los mu 'tazilíes, la verdad del carácter creatural del Corán está unida a la «atribuye a algo que ha sido creado y hecho por Dios una propiedad que
transcendencia, unidad y unicidad de Dios. ¿por qué? Por~ue, en su sólo corresponde a Dios (a saber, la eternidad)>>67. En efecto, por razones
opinión, nada es equiparable a Dios. Pero lo que no es eqmparable a religiosas y políticas, Ma'mun está firmemente decidido a emplear in-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 6. EL ESTADO Y LA TEOLOGÍA

cluso los medios coercitivos del Estado para favorecer esta fe verdadera, nueva capital en Samarra. Propicia el reconocimiento generalizado de la
para educar y controlar a los creyentes con tendencias antropomorfas en mu'tazila, aunque no tiene la misma conciencia teológica de envío que
el espíritu correcto según determinados principios doctrinales de una su hermano; los interrogatorios inquisitoriales no son realizados perso-
dogmática especulativa. nalmente por él, sino por los doctores presentes.
Así pues, este maestro de los creyentes crea en Bagdad (como ya ha~ía Así, el califa hace que sea examinado por segunda vez Ibn I:Ianbal (al
ocurrido en la cristiana Bizancio y como más tarde acontecerá en la cris- que ya hemos mencionado como fundador de la escuela jurídica l;ianbalí
tiana Roma) una auténtica inquisición estatal-religiosa ... ipor primera vez y que a la sazón todavía no se contaba entre los siete grandes doctores
en el islam! A esta gran acción, a cuyo mando está el jefe de la policía de del l;iadit), aunque ya había sido detenido e interrogado bajo Ma'mun.
Bagdad, se le da el nombre de mibna = «prueba, examen» 68 • Ciertamen- Ibn I;Ianbal se había iniciado en el estudio del l;iadit cuando ya superaba
te, no todos los funcionarios son «inquiridos», pero sí los jueces supre- los cincuenta años de edad y desde el principio había defendido una
mos, los cadíes, a quienes luego les corresponderá examinar a otros. En imagen tradicional de Dios acorde con el l;iadit. Ni él ni los demás docto-
adelante, quien no haga profesión de fe en la unidad de Dios y en el ca- res del l;iadit sostenían que el Corán fuera eterno, pues precisamente esa
rácter creatural del Corán no será admitido como «testigo» (sahid) ante afirmación no se encuentra en la tradición precedente; la opinión hasta
el juez. Lo cual no se refiere sólo, como en el derecho moderno, al testigo entonces habitual era que el Corán «ni es Creador ni creatura», sino más
de los hechos, sino a la persona que garantiza la corrección del proceso bien «discurso o palabra de Dios» (kalam Allah) 69 • Sólo Ma'mün había
y que, por tanto, es el más estrecho consejero del cadí. Más aún: el exa- agudizado la controversia con el siguiente planteamiento: si es «no crea-
men ideológico del aparato de justicia no se lleva a cabo sólo en Bagdad; do», entonces, por lógica, ha de ser «increado», «eterno». Durante su
también a otras provincias, probablemente a todas, envía el califa, en su prueba, Ibn I;Ianbal, puesto entre la espada y la pared, parece haberse
autoritaria e «infalible» pretensión de ser obedecido, escritos del mismo reservado la opinión, alegando no ser teólogo ni estar interesado en in-
tenor. Los líderes más relevantes de los sunníes son asimismo examina- terpretar la palabra de Dios.
dos: los siete más destacados doctores del l;iadit en Bagdad son invitados No sabemos exactamente cómo transcurrió en realidad el examen,
expresamente por Ma'mun a su residencia de Raqqa (en la parte occi- pues los informes divergen al respecto. Unos dicen que el castigo fue
dental de la alta Mesopotamia), y allí no les queda otra alternativa que terrible, pero que Ibn I;Ianbal se mantuvo firme hasta el final. Otros, que
suscribir a regañadientes las opiniones del califa. De lo contrario, proba- el castigo consistió sólo en treinta suaves latigazos, pero que Ibn I;Ianbal
blemente no les aguarda sino la tortura, incluso la muerte ... terminó por retractarse. De hecho, es difícil aceptar que fuera puesto de
Ante todo esto, es difícil reprimir -desde la perspectiva actual- nuevo en libertad sin una confesión por su parte. Sea como fuere, a
preguntas críticas. Pues esta inquisición no sólo empaña la imagen de un partir de este momento, Ibn I;Ianbal vivió por completo retirado, y las
califa por lo demás tan abierto al mundo como Ma'mun. Aquí se plantea autoridades no volvieron a molestarlo. Pudo fundar una escuela y pare-
una pregunta mucho más fundamental: ¿es componible todo esto con el ce que fue entonces cuando dio el paso hacia la formulación de proposi-
Corán y con la sunna del Profeta? ¿Reclamó o practicó alguna vez el ciones positivas: de «no creado» a «increado» o «eterno». En 855, muere
Profeta la inquisición de sus fieles? ¿y se actúa conforme a la voluntad en Bagdad. Para los sunníes, sigue siendo hasta hoy el gran testigo, el
del Profeta cuando, invocándolo a él, se practica la inquisición? único que opuso resistencia al Estado mundano e injusto. Un testigo
principal para los tradicionarios, quienes mientras tanto se han converti-
Poder y declive de la mu 'tazila do en un movimiento popular.
En las provincias, la inquisición sigue un curso muy dispar, depen-
Inesperadamente, en medio de su expedición militar, Ma'mun muere en diendo de las autoridades locales; y las fuentes, con frecuencia parcas,
833 en Tarso, tras veinte años de gobierno. Incluso en su testamento se que nos informan de lo ocurrido en Siria, Mesopotamia, Egipto, el Bi-
habla del «Corán creado». ¿significa esto también el fin de las «prue- yaz, el Magreb e Irán relatan a menudo casos particulares: por ejemplo,
bas»? No; pues el octavo califa abasí al-Mu'ta~im (833-842), un tercer que, en La Meca, el cadí ordena examinar a todos los miembros de la
hijo de Harun, más joven que al-Amin y al-Ma'mun, prosigue la política añeja nobleza local, así como que todos los viernes un partidario de la
religiosa de su predecesor. Sin embargo, su principal preocupación con- «bandera negra» abasí rodee el recinto sagrado proclamando a voz en
siste en formar con esclavos turcos prisioneros de guerra una guardia de cuello que el Corán fue creado. O que, en Kufa, de ciento veinte testigos
Corps leal nada más que a su persona: una decisión que, como veremos, judiciales, ciento dieciocho fueron despedidos, mientras que, en Egipto,
tendrá importantes consecuencias. Debido igualmente a razones de se- las grandes familias de juristas no tuvieron que someterse a la «prue-
guridad, funda, setenta años después de la construcción de Bagdad, una ba» ... En ningún lugar fueron perseguidos los creyentes en general. Pero,

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 6. EL ESTADO Y LA TEOLOGÍA

según las circunstancias, fueron encarcelados, azotados o aislados jueces había esforzado por mantener la cercanía al pueblo- y la gente corrien-
y teólogos. Pero los teólogos, quienes por lo general no destacan por su te. Y, en el siglo x, a la mu 'tazila incluso le surgirá de entre sus propias
valor, se conformaron a la situación, salvo algunos inquebrantables. filas un pujante enemigo.
Callaron o huyeron, buscaron fórmulas de compromiso, cedieron sin
protestar y esperaron, por lo demás, a que llegaran tiempos mejores. Integración y disolución de la teología racional
La represión duró unos doce años. Se derrochó una cantidad inmen- en la teología tradicional: al-As 'ari
sa de energía. Bajo el sucesor de al-Mu 'tasim, al-Watiq (84 2-84 7), el
noveno califa abasí, el controvertido dogma del Corán se difundió inclu- Lo que as-Sa'fi llevó a cabo en el ámbito del derecho islámico, eso mis-
so en las escuelas primarias. Sin embargo, fue entonces cuando se pro- mo realizó en el ámbito de la teología el durante mucho tiempo minus-
dujeron los primeros disturbios, las primeras acciones de rebeldía y, fi- valorado Abü 1-I:lasan al-As'ari7 1, nacido en Basora en 873/874, falleci-
nalmente, un intento propiamente dicho de golpe de Estado, que contaba do en Bagdad en 935/936 ... diez años antes del ocaso del imperio abasí.
con el apoyo de la gente del badit. Pero la trama se descubrió antes de Poco sabemos de la vida de este descendiente del compañero del Profeta
tiempo y los golpistas fueron trasladados a Samarra, donde se decapitó Abü Musa As'ari: se trata del discípulo predilecto de al-Yubba'is, el jefe
al cabecilla. de la mu 'tazila en Basora, rival tal vez del superdotado hijo de éste, Abü
También bajo el décimo califa abasí, al-Mutawakkil (847-861), to- Hasim. Por las razones externas o internas que fuere, cuando tiene unos
davía se prosigue inicialmente la política religiosa represiva. Cuando, un cuarenta años, As'ari se convierte: ide la mu'tazila a los tradicionarios!
año después de la investidura de al-Mutawakkil, el poderoso cadí supre- En una fase posterior de su vida, se traslada a Bagdad.
mo Ibn Abi Duwad, quien desde los tiempos de al-Ma'mün era el princi- Un cambio enigmático. rns explicado por la leyenda según la cual
pal impulsor de la «prueba» o persecución 70 , queda inválido y casi sin As'ari tuvo durante el mes de ramac)an tres sueños o visiones del profeta
habla a causa de un ataque de apoplejía, al principio le sucede su hijo. Mubammad, quien le ordenó adherirse a la doctrina verdadera, aunque
Pero, un año más tarde, el califa corrige la orientación de su política: a en la tercera visión le exhortó a no abandonar por ello la teología racio-
los tradicionarios se les permite exponer en público en las mezquitas nal? En cualquier caso, este relato de la conversión de As'ari, que se
doctrinas prohibidas. Esto lleva enseguida a un cambio de rumbo: ia la cuenta en variantes muy diferentes, ilustra de forma precisa su posición
larga, no es posible desarrollar ninguna política contraria al pueblo, que intermedia entre la mu'tazila y los tradicionarios: sostiene la teología de
cuenta con el apoyo de los tradicionarios! La inquisición es suspendida, los guardianes de la tradición, pero la defiende con el método de los
y el nuevo cadí supremo, destituido. Junto a su padre hemipléjico, es «modernos» de la época. Por lo que a su teología respecta, esto significa
enviado a Bagdad, donde muere en 845, un mes antes que su padre, lo siguiente: ila argumentación racional es puesta por completo al servi-
quien antes había sido maldecido públicamente por un predicador po- cio de la doctrina ortodoxa, el kalam al servicio de la sunna!
pular. iLos seguidores de la sunna habían triunfado! Tras dos décadas de Así, As'ari consigue lo que anteriormente otros -entre ellos tam-
«prueba» bajo Ma'mün (813-833) y otra década y media bajo sus dos bién Mubasibi, de tendencia más mística- habían intentado en vano:
inmediatos seguidores (833-84 7), tiene lugar una restauración. El déci- unir la fe ingenua de los seguidores de la tradición con la argumentación
mo califa abasí se alinea por completo con los tradicionarios y, conse- racional y, de este modo, a la larga convencer de la ortodoxia tradicio-
cuentemente, en contra de los mu'tazilíes y los chiíes, como demuestra nalista a la gran mayoría ... Para vencer la resistencia de los banbalíes al
la destrucción del monumento fúnebre de I:Iusain en Karbala. Pero más proceso de demostración racional, As'ari se remite a numerosos badites,
tarde es asesinado por su propio hijo. en los que el propio Profeta argumenta de manera racional, e incluso al
Aunque no cabe duda de que la «prueba» responde a una iniciativa Corán, donde la unicidad de Dios se defiende con el argumento de que
personal de Ma'mün, en la tradición posterior el califa es eximido en dos seres todopoderosos se habrían entorpecido mutuamente durante la
gran parte de responsabilidad en detrimento del cadí supremo, quien creación del mundo 72 • As'ari concede a los tradicionarios que la teología
supuestamente no era mu'tazilí. Pero, incluso en las investigaciones más racional no es, de por sí, necesaria (en Estados árabes conservadores,
recientes, la responsabilidad principal es atribuida con frecuencia a la como Arabia Saudí, todavía sigue prohibida hoy, en el siglo xxr); pero, a
mu 'tazila. Ésta siguió teniendo todavía representantes durante mucho causa del retroceso experimentado por la religiosidad desde los tiempos
tiempo, pero su decadencia era previsible, pues cada vez se dormía más de la comunidad primitiva, se ha hecho imprescindible en cuanto solu-
en los laureles del pasado en una suerte de escolástica tardía, cada vez se ción de emergencia, por así decir.
hacían más estériles sus argumentaciones, más abstracto y seco su siste- Cuando, a diferencia de la mu 'tazila, hace de la revelación, esto es,
ma, mayor el abismo entre la elite intelectual -que al principio tanto se del Corán y el badit, la base de su teología, As'ari piensa que, con ello,

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 6. EL ESTADO Y LA TEOLOGÍA

está poniendo a la mu 'tazila del derecho, aunque sólo sus alumnos re- habla divinos, existen otros nombres de Dios por completo diferentes,
unirán todas sus ideas en un sistema cerrado. Y, contra lo que a menudo mas asimismo importantes para el espíritu religioso: por ejemplo, «el
se afirma, no se trata tanto de una «reconciliación» de la teología racio- que permanece», «el que socorre», «el Magnánimo». Se han reunido
nal y la teología tradicional cuanto de una «integración y disolución» noventa y nueve nombres diferentes de Dios (cf. cap. B II, 1)74 • Todos
(Aufhebung) de la primera en la segunda. Al teólogo cristiano, esto casi estos atributos hacen viva, cercana y edificante en toda su plenitud de ser
le recuerda el brusco paso de la moderna teología liberal a la teología la imagen de Dios, que, de lo contrario, resulta desvaída y meramente
dialéctica de la revelación a raíz de la primera guerra mundial: tras su racional y permanece siempre expuesta al peligro del «vaciamiento». De
conversión, toda la teología de al-As'ari es un esfuerzo sumamente pro- este modo, se hace posible rezar a Dios de verdad. Sólo en el paraíso verá
fundo por tomar en serio de una manera nueva la imponente realidad de el ser humano finalmente a Dios: allí, la visión beatífica se hará realidad,
Dios, de la que el ser y el actuar humanos dependen por completo. ¿y aunque no sabemos explicar de qué naturaleza será este ver.
qué repercusiones materiales tiene esta empresa en la idea de Dios, en la
noción de Corán y la concepción de la naturaleza y el ser humano 73 ? 2) Para la noción de Corán, la nueva integración de las teologías
significa la victoria de la fe en la eternidad del Corán sobre la afirmación
1) En orden a la idea de Dios, esta nueva síntesis significa ante todo de su historicidad:
una victoria de la imagen concreta de Dios del Corán sobre la imagen - Para la mu'tazila, no hay duda de que el Corán sólo puede ser una
abstracto-filosófica de Dios. realidad creada: palabra creada de Dios. El Corán es, en sí mismo (y no
- La mu'tazila asume que Dios no tiene ningún atributo diferente de su por razones estilísticas, sino por el contenido), el verdadero milagro y
esencia. Expresiones como la «mano»o el «rostro» de Dios han de ser confirma así la misión del Profeta. Ante los milagros que se narran en el
entendidas en el sentido de la «gracia» o la «esencia» de Dios. Pero, badit -pero no en el Corán, que no recoge ninguno-, es recomendable
puesto que la esencia de Dios se manifiesta en la creación, de la acción un cierto escepticismo.
divina o de las creaturas cabe deducir (con reservas, ciertamente) los - Para al-As'ari, por el contrario, el Corán no es, en cuanto palabra,
atributos de Dios; y de lo revelado, lo escondido ... lo cual, no obstante, esencialmente diferente de Dios, como tampoco lo son los otros nom-
en último término permanece oculto para nosotros. Pues, incluso en la bres divinos, ni el saber, el poder o la unidad divinos. Antes bien, el
consumación final, el ser humano no puede «ver» en sentido estricto a Corán es discurso de Dios y, en cuanto tal, atributo eterno de Éste y, por
Dios. Esto sería rebajar a Dios al estatuto de un ser material y limitado. ende, increado. Quien intenta rebatir este punto sirviéndose de especu-
- As' ari desea una vinculación más estrecha a la literalidad de la revela- laciones de filosofía natural, niega la eternidad del Corán y duda de los
ción, para así insuflar vida a la imagen de Dios. La esencia de Dios se milagros del Profeta atestiguados por la tradición, ése atenta contra la
manifiesta en distintos atributos eternos como el saber, la visión y el esencia del islam.
habla. A través de estos atributos, Dios es cognoscente, vidente y ha-
blante. Estos conceptos fundamentales incluyen también sus sinónimos. 3) De cara a la concepción de la naturaleza y el ser humano, esta
Así, por ejemplo, «saber» incluye asimismo «conocimiento», «compren- «integración y disolución» de la teología racional en la teología tradicio-
sión», «entendimiento», «percepción» ... ; «hablante», a su vez, incluye nal supone una victoria de la metafísica sobre la física:
«conversante» y «disertante». Sin embargo, la total asimilación del Crea- - Los mu'tazilíes conceden máximo valor a la capacidad electiva del
dor con sus criaturas y el ingenuo antropomorfismo de muchos creyen- ser humano, a su libre decisión y, por tanto, a su responsabilidad moral.
tes tradicionales no son aceptables: expresiones como la «mano» o el Por lo que respecta tanto al ser humano como a la naturaleza extrahu-
«rostro» divino, o la de que Dios está «sentado en su trono», no pueden mana, es necesario tomar en serio la relación causa-efecto. El análisis de
ser entendidas en sentido humano-corporal, aunque se trata de atributos las relaciones causales presentes en la naturaleza puede ayudar a enten-
reales, cuya exacta naturaleza, sin embargo, no conocemos. Igualmente, der mejor la acción de Dios, así como la recompensa o castigo que espe-
conviene cierta reserva por lo que respecta a aquellos atributos que ex- ra al ser humano responsable al término de su vida. Sin embargo, quie-
trapolamos de lo revelado a lo escondido en virtud de la analogía entre nes han cometido algún pecado mortal no han de ser considerados ni
el Creador y las criaturas. Quien, sin moverse de una determinada re- creyentes ni infieles, pues todavía pueden convertirse antes de que lle-
gión, sólo conoce seres humanos de color o lagos de agua dulce, debe gue su fin. Las diferentes imágenes escatológicas del final de la vida de
guardarse de concluir que todos los seres humanos son de color o que cada ser humano, como el lavabo, el puente y la balanza, en caso de que
sólo existe agua dulce. Y nosotros nunca percibimos más que diminutas se desee aceptarlas, han de ser interpretadas racionalmente. Y lo mismo
parcelas de la acción y la esencia divinas. Junto al saber, la visión y el cabe decir de la intercesión del Profeta.

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 7. LA DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO

- Por su parte, al-As'ari acentúa el poder de Dios, i.ncluso su omnipo- las contradicciones internas de la sociedad degenerarán en una crisis del
tencia: todo, ya sea bueno o malo, es querido por Dios. Inc11;1so para el islam que conduce a la regionalización de éste, es decir, a la fragmenta-
ámbito de la creación extrahumana rechaza As'ari las doctrinas de las ción del único gran imperio islámico en diferentes reinos regionales. Ello
«naturalezas» y de la relación causal. Antes bien, to~as y cada una de la~ tendrá como consecuencia la aparición de un nuevo paradigma del islam75 •
«cosas» afirma tiene una relación inmediata con Dios; todo suceso esta
' ' . .
causado directamente por Dios. Todos los acontecimientos son acciones
. Factor de poder 1: el propio califa. La cada vez más desbordante y
de Dios· descansan en su voluntad, su elección y su dirección, así como sumamente compleja burocracia ya no puede ser supervisada, dirigida y
en sus disposiciones. En efecto, Dios crea en el ser humano la capa~idad controlada por el califa en persona. La introducción del cargo de visir
de realizar cada acto singular. Al-As'ari intenta demostrar a partir del debía de haber facilitado la administración del imperio. Pero este cargo
Corán que Dios puede querer la pecaminosidad y la n~cedad, aun cu~?­ centralizador, que al principio es pensado como el de un mero ayudante
do Él mismo no es pecaminoso ni necio. As'ari no dedica tanta atencion del califa, desarrolla con el tiempo su propio modo de funcionamiento;
a la responsabilidad del ser humano. La doctrin~ de la «ad9uisición» por y el visir se convierte en una especie de primer ministro, pues, por lo
el ser humano de las acciones realizadas en realidad por Dios fue proba- general, dispone de información privilegiada y de una mayor cercanía a
blemente desarrollada por primera vez en su escuela. En cualquier caso, los organismos subordinados. No es de extrañar, pues, que cada vez
se impuso la opinión de que también esta «adquisición» debe estar cau- sean más los asuntos que el visir, en aras de la agilidad, resuelve sin
sada por Dios en todos sus aspectos. Quien ha cometido algún pecado consultar con su superior y que, por tanto, cada vez sean menos los
mortal sigue siendo a pesar de todo creyente, pero se halla abocado a la funcionarios y peticionarios que despachan personalmente con el califa.
pena de fuego. Y es que las imágenes escatológicas han de ser tomadas Sólo por esta razón, la fidelidad de la elite al califa -que hasta entonces
en serio, de manera muy especial la intercesión del Profeta, aunque no había sido la fuerza unificadora del imperio- está condenada a dismi-
figure en ningún lugar del Corán. nuir. A la larga, difícilmente puede funcionar esto bien en un imperio
La escuela de As'ari, la as'ariya, terminó triunfando en ~a gran con- que ha devenido tan variado y complejo y se halla compuesto por solda-
troversia entre los defensores de la tradición y los partidarios de la ra- dos árabes o jurasanos, terratenientes iraquíes, iranios y egipcios, co-
zón. De este modo, adquiere cuerpo una forma racional-tradicional de merciantes judíos, escribas nestorianos y generales centroasiáticos. La
teología sunní. As'ari se encarga de llevar a cabo en el ámbito de la pretensión teocrática de los Abasíes se convierte en pura ideología.
teología lo mismo que Safi'i había realizado 1;1n siglo a_nt~s ~n c:rden al No obstante, algunos califas agradecen enormemente no tener que
derecho islámico: ila elevación del tradicionalismo a prmc1p10 vmculan- ocuparse en persona de las agobiantes preocupaciones del ejercicio coti-
te! Posteriormente, Al-Gazzali desarrollará esta teología y hará de ella la diano de gobierno. Ya con Harün ar-Rasid, el visir asume tantas funcio-
corriente dogmática dominante en el islam sunní. Las doctrinas de esta nes que, a juicio de algunos, el califa parece llevar una vida de ocio. De
escuela mantienen su vigencia hasta hoy. hecho, el califa dispone así de más tiempo para ocupaciones agradables
y diversiones cada vez más refinadas. Pero, por eso mismo, se convierte
en un personaje misterioso, oculto en cierto modo detrás de un telón; lo
7. La desintegración del imperio cual, sin embargo, no le impide destituir al visir en el momento en que
éste pierde favor a sus ojos. También eso ocurre con creciente frecuen-
En los tiempos de esplendor de Harün ar-Rasid, nadie podía pensar que, cia, de suerte que, visto en conjunto, los visiratos se hacen más cortos y
en sólo algunas décadas, se iba a llegar a un declive casi absoluto del aumenta el número de visires que se suceden unos a otros. Las intrigas
poder y el prestigio del califato abasí. Pero no son los golpes desde el cortesanas no disminuyen y, en lugar del servicio desinteresado al Esta-
exterior en forma de incursiones de nuevos pueblos nómadas los que do, cada vez se generaliza más el enriquecimiento impúdico. De este
hacen que, a finales del siglo IX y principios del x, se desmor~me Y frag- modo, la estabilidad del gobierno del Estado se quiebra.
mente el imperio universal de Oriente Próximo (com~ también .ocurre,
hacia la misma época, con el imperio de los francos), smo la desmtegra- Factor de poder 2: el ejército. Tampoco los Abasíes se libran de vivir
ción interna de sus principales instituciones. en propia carne la ya conocida experiencia: mantener un ejército resulta
caro. Y, puesto que las regiones fronterizas en Asia central y en el valle
La crisis de las instituciones del Indo son inseguras, se hacen necesarias continuas intervenciones
La crisis que se abre paso afecta a los tres factores de po~e~es del in:perio militares; a ello hay que añadir que la guerra de carácter ideológico con-
abasí: el propio califa, su ejército y su burocracia. La cnsis del califato Y tra Bizancio se prolonga también bajo el sucesor de Harün ar-Rasid.

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 7. LA DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO

Todo ello dispara sin cesar los gastos militares. La decisión ~e reclutar blemente también fue asesinado. iQué cambio más trágico! Mientras
cada vez más soldados entre los esclavos de guerra de las reg10nes fron- que los primeros Abasíes dependían del apoyo militar de sus propios
terizas (turcos, eslavos), motivada por el desmoronamiento de la organi- súbditos, los Abasíes posteriores dependen de tropas extranjeras, que
zación militar árabe se revelará nefasta. A diferencia de los mercena- han de mantener bajo control a la población del imperio. En efecto, el
rios, tales esclavos de guerra podían ascender, una vez adquirida su califato abasí se convierte cada vez más en un juguete de los esclavos de
libertad, al rango de oficial, general y gobernador; por su parte, l?s be- guerra turcos.
réberes, en el ejército, estaban equiparados de antemano a los arabes
libres. iYa durante la guerra fratricida, al-Mu'ta~im, quien luego será el Factor de poder 3: la economía y la burocracia. Los elevados gastos
sucesor (833-842) de al-Ma 'mün, se rodea de una guardia de corps f?~­ militares llevan a la ruina absoluta de las finanzas del Estado. Pues a un
mada por turcos! Y, en lo sucesivo, serán admitidos tantos escla~o~ mili- soldado se le paga un sueldo tres veces superior al de un oficial artesano
tares turcos en el ejérci~o que, con ellos, pueden formarse. reg1m1entos y, si es de caballería, todavía mucho más. A ello hay que añadir los
exclusivamente turcos. Estos disponen de cuarteles, mezqmtas y merca- gastos en armas, indumentaria y alojamiento. Con el número de escla-
dos específicos ... y de sus propios comandantes, quienes los entrenan, vos de guerra contratados, aumenta también el gasto del Estado. Para
alimentan y pagan: ise trata de unidades que se sienten más vincula~os a pagar al ejército, se hace necesario recurrir a la cesión de feudos sujetos
sus jefes (con frecuencia, nobles turcos) que al califa! iUna nefasta mno- a censo (feuda censalia), lo que acelera la ruina de la finanzas estatales,
vación en la historia militar de Oriente Próximo, que, a la larga, hará en especial una vez que se abandona la separación de la administración
que los califas dependan de sus regimientos de esclavos y de los genera- de hacienda y la administración militar, que había acreditado su efica-
les que los mandan! cia. Pero, como, por otra parte, las provincias son cada vez más inde-
Hubo un hecho que podía haber sido interpretado como señal de pendientes y, consiguientemente, los ingresos de la hacienda central
alarma: los jurasanos, quienes hasta entonces habían constituido la «guar- cada vez menores, las finanzas del califato se vuelven más y más preca-
dia pretoriana», planearon una conspiración, que fracasó, y a raíz de ello rias. La consecuencia es que, cuando los sueldos sólo son pagados con
se produjo la ruptura con el califa. Aparte de lo ya señalado y de las dificultad y, a menudo, con retraso, entre los esclavos de guerra estallan
frecuentes rivalidades y disputas existentes en su seno, los impopulares las protestas y revueltas. Al califa no le queda más remedio que pagar
regimientos turcos hacen que el califa se distancie del pueblo. Para ais- a los militares, en vez de con dinero, con tierras de propiedad estatal.
larlos de la población, que con frecuencia se rebela, y para garantizar su Así, los oficiales superiores se convierten de la noche a la mañana en
propia seguridad, el califa al-Mu'ta~im funda en 836 una segunda corte: grandes terratenientes en detrimento del Estado. Además, a cambio de
Samarra, 125 km al norte de Bagdad. Habría sido imposible hacer pa- dinero, algunos terratenientes particulares ponen sus tierras bajo la «pro-
tente con mayor claridad el distanciamiento del califa respecto de su tección» de algún jefe militar, para prevenirse así de impuestos elevados
pueblo. Samarra fungió hasta 870 de centro administrativo y militar del e intrusiones.
califato, en el que, además del acuartelamiento militar, existía un barrio El incremento de poder de los militares se presenta acompañado de
exclusivamente turco. No obstante, Bagdad sobrevivió al éxodo provi- la corrupción de la burocracia. Esta burocracia tiende progresivamente
sional de la corte y los funcionarios. Pero el número de mercenarios a trabajar menos al servicio del califa y del imperio que al servicio de
sigue aumentando, y cada vez son más los oficiales turcos que acceden a intereses personales y partidistas de camarillas y fracciones, que rivali-
importantes puestos de mando; en la segunda mitad del siglo rx, algunos zan entre sí. Y lo que vale para el visir, también es aplicable a sus colabo-
de ellos llegarán incluso a ser gobernadores de Siria y Egipto, donde radores: el lema ya no es servir al Estado, sino enriquecerse. Si el visir ha
comienzan a constituirse de hecho dinastías independientes de goberna- accedido al poder sobornando al califa y a altos funcionarios de la corte,
dores (los tuluníes en Egipto, los ijsidíes en Egipto y Siria), que extien- luego se siente con derecho a recuperar por medio del ejercicio de su
den también su influencia a Palestina. cargo las grandes «inversiones» realizadas (y mucho más). Pues, en cual-
De la comisión que elige al califa al-Mutawakkil (847-861) forman quier peldaño del escalafón, ya no se trata sólo de corrupción individual,
parte ya dos generales turcos. Y cuando este califa, por medio de la con- sino de un sistema de corrupción institucionalizado de múltiples mane-
tratación de mercenarios árabes y persas y de planes para trasladar la ras. Comienza ya con el hecho de que un joven escribiente, para realizar
capital a Damasco, intenta sustraerse a la influencia turca, se produce su aprendizaje, ha de ser acogido en casa de su futuro protector, con el
una conspiración de mandos militares turcos, quienes, durante una ba- que luego se sentirá en deuda toda su vida.
canal, asesinan sin más al califa. Su hijo y sucesor al-Munta~ir (861/
862), quien estaba al corriente del crimen y poco después fallece, proba-

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL 7. LA DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO

El fin del imperio universal finalmente a la constitución de una multitud de principados regionales.
Pero el paradigma hasta entonces dominante conserva para muchos
A los destructivos cambios que experimentan el califato, el cuerpo de musulmanes de los siglos subsiguientes gran parte de su luminosidad y
funcionarios y el ejército, a la explotación fiscal y a la desestabil.izac~ón fuerza de atracción.
política, se añade todavía una recesión económica que habría sido i~­
pensable en el antes tan próspero imperio ..Pues, durant~ más de ~n si- El paradigma clásico de la religión universal
glo, los califas de Bagdad, absortos en otros intereses, habian .descu~dado como imagen esperanzadora: el panislamismo
las inversiones en sistemas de riego y en proyectos de ganancia de ti~rr~s
para el cultivo, habían asolado y despoblado parajes enter?,s en el T~gns También el paradigma clásico del islam en cuanto religión universal
por culpa de las continuas guerras y habían puesto tambien en pehgr? mostró una notable capacidad de resistencia y pervivencia: a pesar de las
algunas rutas internacionales de comercio. Así, finalmente, en los .últi- adversas circunstancias políticas y gracias a la libre competencia de las
mos años del siglo IX y en los primeros del x, la economía, en especial la fuerzas intelectuales, en el siglo x se hace posible algo así como un «re-
de Irak, se halla en gran medida en situación de ruina. Este rico país de nacimiento» intelectual inspirado en el periodo «clásico» de la primera
Oriente Próximo se convierte en una de las regiones más pobres y así época de apogeo abasí. Durante siglos, el califa, aunque desprovisto casi
sigue hasta hoy. Una decadencia económica semejante sufre también por completo de poder político, sigue siendo todavía el símbolo de la
Egipto, pero no Irán. . . unidad musulmana. Durante siglos, se sigue idealizando la magnífica
Como es natural la crisis económica agudiza la crisis política, y el cultura de aquel entonces, la cultura «de las mil y una noches». Durante
gran imperio abasí n~ tarda en romperse en pedazos: en lo esencial, ~asi siglos, se sigue añorando en la literatura islámica el impar esplendor de
tres siglos antes del arrasador asalto mongol, cuando, con la conquista Bagdad, centro intelectual de todo el mundo entonces conocido como
de Bagdad y la muerte del último califa en 1258, la dinastía. se e_xting~e antes lo había sido la Roma precristiana y como mucho más tarde lo será
definitivamente. Pues, desde 945, en la práctica ya no existe imperio la Roma de los papas. Qué duda cabe de que en ello se halla presente
universal. En ese año, los buyíes iranios, una dinastía oriunda de la costa una gran dosis de estilización literaria, pero hay tres factores de durade-
meridional del mar Caspio tardíamente convertida al islam de orienta- ra relevancia: la teología islámica, que se configuró en aquella época; el
ción chií tras hacerse con el dominio de las zonas central y occidental de derecho islámico, a la sazón ya completamente desarrollado; la cultura
Irán, co~quista Irak, por el que también combatían turcos y árabes, Y islámica cosmopolita, cuyos cimientos se tendieron entonces. Fue este
termina adueñándose de Bagdad. Es cierto que, con el fin de respaldar paradigma el que, a pesar de todos sus lados oscuros, mantuvo unida a la
su política exterior contra los samaníes, poderosos en la parte oriental sociedad multicultural por excelencia, en muchos aspectos más toleran-
de Irán, y contra los Fatimíes, firmemente establecidos en Egipto, pe~­ te hacia los fieles de otras religiones que el cristianismo latino o bizanti-
miten que el califato siga existiendo pro forma. Pero, en la misma m~di­ no de la época.
da en que «salvan» al califa, hacen de él un instrumento de su política. Y lo que ya se dijo al comienzo del análisis de este paradigma puede
Los «grandes emires» («mayordomos») pasan a ser los verdaderos gober- ser corroborado ahora, al final del mismo: a pesar de guerras, querellas
nantes y utilizan al califa como mera marioneta (igual que po~o ant~s doctrinales y crímenes, que los hubo como los hay en todas las religio-
habían hecho en Francia los pipínidas con los reyes merovmg10s). Sm nes, en esta época no sólo se preservó la esencia del islam -el Dios uno
embargo, los buyíes sólo pudieron desempeñar un papel relevant~ du- y Mul;tammad, su profeta-, sino que, en algunos aspectos, se puso de
rante dos décadas: su política, pensada según el modelo de la ~ociedad relieve con intensidad aún mayor. Se realizó un esfuerzo sin precedentes
agrícola irania, no consiguió solucionar los problemas de las cmdades, por presentarla de manera acorde con la razón y por defenderla frente a
que crecían a pasos agigantados, ni superar las tensiones sociales, acom- las otras dos religiones proféticas. En esta época, el islam se convirtió en
pañadas de levantamientos de los esclavos africanos. Les suceden los una religión sometida a un alto grado de reflexión, incluso en el caso de
selyúcidas. . . los más inclinados a la tradición. Y, a pesar de la inclusión de esferas
De cara al análisis de paradigmas, aquí se pueden sacar las sigment:s culturales cada vez más amplias, el creyente musulmán quizá posee aún
conclusiones: el paradigma de la religión universal (P III), que se habia mayor conciencia que antes de la esencia de su fe.
abierto paso con la revolución abasí, llega a su fin político a causa ~e la Y así, nada tiene de extraño que, precisamente en la incipiente Mo-
crisis del califato, el ejército, la burocracia y la economía. ~agda~ sigue dernidad, cuando el islam se atomizó y adoptó una postura cada vez más
siendo sede califal, pero los califas ya no son los señores d~l impeno. Las defensiva ante la Europa «cristiana» en los terrenos económico, militar y
fuerzas centrífugas de las provincias se revelan más pujantes y llevan cultural, muchos musulmanes recordaran aquellos gloriosos tiempos del

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C.111. EL PARADIGMA DEL ISLAM CLÁSICO COMO RELIGIÓN UNIVERSAL
7. LA DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO

paradigma clásico del islam como religión universal, en los que todos los
ejerce la unificación panislámica de los Estados nacionales musulmanes
pueblos musulmanes todavía estaban unidos bajo un único c~lifa ei: un
una idea que en cualquier momento puede volver a ser políticament~
único gran imperio basado en los valores fundamentales del islam. cNo instrumentalizada.
sería posible restablecer la unidad de la umma islámica? Tal es la pre-
gunta que numerosos doctores de la religión, en. virt1:1d ~e su «saber."
~l he~ho de que e~ i.slam, después del hundimiento del califato, ya
no dispusiera. de un eficiente liderazgo monárquico como el que había
islámico, se hacen desde el siglo xrx en centros umversitanos.y mezqui-
conocido en tiempos del Profeta, de los califas ortodoxos (PI), los Ome-
tas. Pero tal es también la pregunta que se hacen numerosos mtelectu~­
yas (P II) y los Abasíes (P III), contribuyó decisivamente a la crisis en la
les con proyección pública en virtud de la cienci~ europea que ~an asi-
que esta religión quedó sumergida a partir el siglo rx. La necesidad en-
milado. Por último, tal es la pregunta que se hacen mcluso algunas ordenes
tonces surgida de encontrar un nuevo modelo de liderazgo adecuado a
neo-sufíes en virtud de su vivencia de un «islam verdadero».
los tiempos es el motivo externo que nos lleva a ocuparnos del siguiente
De ahí que en el siglo xrx, en el punto álgido de la Moderi;iidad e.urape.a paradigma (P IV).
(P V), surja el llamado movimiento panislámico, que se diferencia rad~­
calmente del panarabismo (P III), del que ya nos hemos ocupado mas
arriba (para la especificidad del panislamismo cf. cap. D 11, opción 1). El
objetivo del panislamismo es la unión no sólo de los puebl?s árabes,
sino de todos los pueblos islámicos, a ser posible de nuevo ba10 la auto-
ridad de un califa así como el restablecimiento del Estado islámico o
incluso de un mu~do musulmán homogéneo. Sobre esta base, se confía
en poder hacer frente de manera efectiva a la superioridad económico-
política Y, a la expansión colonial de las potencias europeas desde el
norte de Africa hasta Indonesia.
Todavía tendremos que ocuparnos de las ideas y concepciones del
líder de este movimiento, Yamal ad-din al-Afgani, y luego también de
Abdallah as-Suhrawardi, quien creó la Conferencia Panislámica de ~a
Meca. También el sultán depuesto en 1908 por los Jóvenes Turcos habia
intentado antes de su derrocamiento obtener de nuevo, con ayuda de
una visión panislámica, el apoyo de todos los musulman~s para su pre-
tensión de liderazgo en cuanto califa. Esfuerzo vano. Sm embargo, la
pregunta es si el nacionalismo (árabe) que luego aflorará en Ti..:rquía Yen
otros países musulmanes -un típico producto de la Modermdad euro-
pea- está capacitado para dar solución a los problemas fundamentales
del islam.
Ya lo veremos. En cualquier caso, en el siglo xx el panislamismo no
era realizable todavía más que en el marco de Estados independientes,
algo por lo que apostaron tanto los Hermanos Musi..:lmanes de ~g~pto
como los seguidores de Mul;ammad Iqbal en la India. En este ultimo
caso, tal objetivo pareció cumplirse con la creación en 194 7 de P~ki~tán
como Estado puramente musulmán. Pero, pasado ya más de medio siglo
-y a pesar de la constitución en 1949 del Congreso Mundial Islár:iic.o
(MAI) en Karachi, la fundación en 1953 del Congreso Ge~eral Islami-
co (MIAQ) en Jerusalén y la creación en 1962 de la Liga Arabe (RAI),
impulsada por Arabia Saudí-, todavía no se ha conseguido formar el
anhelado bloque que reúna a todos los Estados islámicos. Sin embargo,
ni siquiera a la vista de esta división y de la existencia de organizaciones
que rivalizan entre sí, se ha extinguido por completo la fascinación que

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