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Fern Nadez Oreamuno (Autoguardado)
Fern Nadez Oreamuno (Autoguardado)
Según los textos históricos el señor Fernández Oreamuno, era hijo de Manuel
Fernández Chacón y Dolores Oreamuno. La familia de Próspero estuvo
estrechamente ligada con el primer mando de Costa Rica; su padre fue presidente
cuando él tenía un año de edad, su hermana estuvo casada con el presidente
José María Castro, su esposa era hermana del presidente Tomás Guardia y su
hija estuvo casada con el presidente Bernardo Soto.
El lector de este texto podrá obtener un análisis más profundo a cerca de la vida y
la labor de este gran personaje de la historia de Costa Rica.
¿Quién Fue Próspero Fernández Oreamuno?
Para la redacción del Código Civil, la comisión utilizó como modelos principales el
Código Napoleónico y el proyecto de Código Civil Español, preparado desde 1851
y que entró en vigencia en 1889. La Ley de Hipotecas de 1865 y la de Sucesiones
de 1881 pasaron a la nueva normativa en forma casi íntegra. En cambio, la Parte
Civil del Código General de 1841 prácticamente no fue tomada en cuenta. En
cuanto a doctrina, la principal fuente fue el Cours de Droit Civil Français, muchas
de cuyas tesis (no siempre acertadas) fueron convertidas en norma en el Código
Civil costarricense.
El intento del obispo Bernardo Augusto Thiel por conquistar y civilizar al pueblo
indígena maleku de la zona norte de Costa Rica, entre 1882 y 1896. El análisis de
los reportes y crónicas de viajes de las cinco visitas realizadas por el obispo Thiel
a los palenques indígenas permitió determinar tanto los beneficios que recibió
como los cambios que sufrió la sociedad indígena maleku. Además, se identifican
algunas contribuciones académicas y científicas que efectuó el obispo Thiel a
través de sus expediciones misioneras.
De los pueblos indígenas de Costa Rica, el pueblo indígena maleku fue el último
en establecer contactos permanentes con personas no indígenas. Los primeros
contactos se iniciaron en 1868, cuando nicaragüenses recolectores de hule
silvestre incursionaron en la zona norte de Costa Rica, atraídos por la abundancia
de árboles de hule (Castilla sp.). A partir de 1868 y por más de treinta años, los
huleros nicaragüenses, además de extraer hule ilegalmente, también persiguieron
y capturaron hombres y mujeres jóvenes indígenas y los llevaron a Nicaragua para
venderlos como esclavos. Ante la invasión de su territorio, los maleku se vieron en
la necesidad de confrontarlos, lo cual terminó trágicamente en cientos de muertes
indígenas. El genocidio y la esclavitud, además del trabajo forzado, los maltratos,
el robo de alimentos y cosechas y la difusión de enfermedades, condujo al casi
exterminio físico y cultural de la población indígena, la cual se redujo de unos
2.000 habitantes en 1868, a solamente 267 en 1896. Es en este momento difícil de
la historia de los maleku que aparece la figura del obispo Bernardo Augusto Thiel,
quien a partir de 1882 entra en contacto y comunicación con los indígenas maleku.
La labor pastoral que los jesuitas estaban desarrollando se vio truncada por el
decreto firmado el 18 de julio de 1884 por don Próspero Fernández, presidente de
República, mediante el cual se expulsaba del país a Mons. Bernardo Augusto
Thiel, obispo de Costa Rica, y a los jesuitas. Esa misma mañana salieron de
Cartago hacia San José; y de allí a Limón. Después de varios días de espera, se
embarcaron en un vapor estadounidense, que se dirigía a Nueva York, el 24 de
julio. El vapor se detuvo en Jamaica y allí desembarcaron los jesuitas.
Treinta y ocho años después de la expulsión de los jesuitas, con las Leyes
Liberales decretadas por don Próspero Fernández, el 30 de julio de 1942 el
Congreso de Costa Rica deroga dichas leyes, siendo presidente de la República
don Rafael Angel Calderón Guardia.
Con esto se abría el camino para que los jesuitas entraran al país. El primer
intento de traerlos de nuevo lo hizo Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez en
1946, cuando había solicitado la presencia de los jesuitas para que se hicieran
cargo de la Casa de Ejercicios Espirituales de San Francisco (Calle Blancos) en
San José. Pero la muerte repentina, en un accidente de aviación en Chontales,
Nicaragua, del P. Bernardo Ponsol, Viceprovincial de Centroamérica y Rector del
Colegio Centroamérica (Granada, Nicaragua), impidió responder a la petición de
Mons. Sanabria. En 1955, Mons. Rubén Odio Herrera pidió al Padre General de la
Compañía de Jesús, P. Jansens, que enviara jesuitas a Costa Rica. Ante dicha
petición, el P. Agustín Bariáin, Viceprovincial de Centroamérica, visitó el país para
ver las condiciones en las que llegarían y los ministerios a los que se dedicarían.
Se le ofreció la iglesia de Sabanilla o la iglesia de Lourdes, en Montes de Oca. El
P. Bariáin optó por la segunda.
CONCLUSIÓN
http://www.wipo.int/wipolex/es/text.jsp?file_id=220799