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Historia de España
2º de Bachillerato
La guerra colonial y crisis de 1898
Tema 10
La guerra colonial y el desastre de 1898
1.- Introducción
2.- Antecedentes: orígenes del problema cubano
3.- Causas de la Independencia
4.- Aparición de los partidos
5.- Evolución de la guerra:
5.1. Guerra de Cuba
5.2. Guerra de Filipinas
5.3. Intervención de Estados Unidos: Guerra hispano-norteamericana
6.- El Tratado de París
7.- Consecuencias:
7.1. El desastre de 1898
7.2. El regeneracionismo
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1.- Introducción
Durante el último cuarto del siglo XIX, España sufrió la pérdida de los últimos res-
tos de su imperio colonial, frente al empuje irresistible del imperialismo norteamericano.
A principios del siglo XIX España solo contaba con las colonias de Cuba y Puerto
Rico en el Caribe, y con las Filipinas y algunas otras pequeñas islas del Pacífico.
Cuba era la principal posesión española, y concentraba numerosos intereses y ne-
gocios españoles y un gran flujo de emigración procedente de la metrópoli. La vida eco-
nómica de la isla se basaba en una agricultura de plantación, esencialmente azúcar de caña,
café y tabaco para la exportación. Esta actividad constituía una importante fuente de ingre-
sos para el Estado y algunas empresas españolas.
La política arancelaria que imponían los gobiernos españoles convertía a las islas en
unos mercados cautivos. Obligadas a comprar a elevados precios los productos españoles,
fundamentalmente el trigo castellano y los tejidos catalanes, la legislación española les
dificultaba la exportación hacia Europa o Estados Unidos..
El caso de Filipinas fue distinto, porque la población española era escasa y los in-
tereses económicos españoles se basaban en la producción de tabaco y en el hecho de que
el archipiélago daba acceso a intercambios con el continente asiático. Las Filipinas estaban
controladas por un contingente del ejército y contaban con una gran presencia de órdenes
religiosas.
Puerto Rico no planteaba serios problemas, pues en 1872 había conseguido su au-
tonomía, la esclavitud había sido abolida y tenía una economía saneada. El autonomismo
se dividió en dos corrientes, una más españolista y otra más radical, de base popular, que
dio lugar al nacionalismo antillano . Ambas se unieron en el Partido Autonomista en 1887.
La dominación española era efectiva porque la élite económica frenaba a los emancipado-
res
A nivel político, estos territorios recibían un trato colonial y no tenían ningún dere-
cho a enviar representantes a las Cortes españolas ni a tener instituciones de gobierno o a
intervenir en la elaboración de las leyes que afectaban a las islas.
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mente con el extranjero (EE UU, sobre todo) y ello suponía la ruina de la burguesía criolla,
partidaria de un libre comercio, aunque para ello fuera necesario alcanzar la independencia
política.
e) El imperialismo de Estados Unidos, dentro del contexto imperialista del siglo XIX que
había llevado a las grandes potencias a repartirse el mundo. EE UU necesitaba nuevos
mercados donde colocar sus excedentes de producción y de capital y el Pacífico: Archipié-
lago Midway, Hawai (Pearl Harbour), Samoa; o el Caribe, fueron sus áreas de expansión
colonial. Además, se produce la compra a Rusia del territorio de Alaska y la invasión de
Texas, venciendo a México.
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José Martí (1853-1895) considerado como el padre de la independencia cubana, nació en el seno de una
familia humilde de origen español, destacando de joven por su actividad revolucionaria que le costaría la
cárcel y el destierro. Fu el fundador del primer gran partido independentista, el Partido Revolucionario
Cubano.
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El 24 de febrero de 1895, domingo de carnaval, el capitán Saturnino Lora reunió en la hacienda Las Vegui-
tas, a todos los conspiradores del municipio de Juguani. Desde allí partió con 400 hombres, algunos arma-
dos con escopetas y otros con machetes y después de recorrer las calles del poblado de Baire, hizo alto en
una plaza, donde explicó a los presentes que había llegado el momento de ser libres e independientes y los
exhortó a lanzarse a la guerra. Públicamente declaró la ruptura con el colonialismo español, disparando su
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Ante la imposi-
bilidad de Martínez
Campos de apaciguar la
situación, fue sustituido
por el general Vale-
riano Weyler, que
cambió de táctica e
inició una fuerte repre-
sión (política de mano
de hierro). Para evitar
que los insurrectos au-
mentasen sus apoyos en
el ámbito rural, dividió la isla en tres zonas por medio de trochas o líneas fortificadas, que
impedían el paso a los rebeldes y organizó a los campesinos en campos para evitar su apo-
yo a la guerrilla. Weyler trató duramente a los rebeldes, llegando a aplicar la pena de muer-
te a muchos de ellos y también a la población civil que padecía hambre y epidemias, lo que
provocó un desastre demográfico de primer orden. La dureza y crueldad empleadas por
Weyler provocó la protesta internacional que fue aprovechada por EE UU para intervenir
en el conflicto.
La guerra no era favorable para los españoles ya que esta se desarrollaba en la sel-
va, la manigua, y contra una fuerzas extendidas por todo el territorio que se concentraban y
se dispersaban con mucha rapidez. Ni los soldados españoles estaban entrenados para ha-
cer una guerra de ese tipo, ni contaban con los medios adecuados. El mal aprovisionamien-
to, la falta de pertrechos y las enfermedades tropicales causaron gran cantidad de bajas al
ejército español, haciendo la victoria final un objetivo cada vez más lejano. (Texto 2).
revólver al grito e ¡Viva Cuba Libre! , ¡Independencia o Muerte! Una vez más, la revolución anticolonial se
haría presente en la manigua cubana. Esa fecha quedó recogida como el Grito de Baire.
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Tras el asesinato de Cánovas en 1897, el nuevo gobierno liberal, consciente del fra-
caso de la vía represiva de Weyler, decide sustituirlo por el general Blanco. Al mismo
tiempo se inicia una estrategia de conciliación que llevase a los separatistas a aceptar una
fórmula que mantuviese la soberanía española sobre la isla y evitase un enfrentamiento con
los EE UU (Texto 3).
El gobierno español negó cualquier implicación con el hundimiento del Maine, re-
chazando el ultimátum y amenazando con declarar la guerra en caso de invasión de la isla.
Los dirigentes españoles eran conscientes de su inferioridad, pero consideraron humillante
la aceptación, sin lucha, del ultimátum. El presidente MacKinley, en su mensaje del 11 de
abril consiguió del Congreso permiso para intervenir militarmente en Cuba. Comenzaba así
la guerra hispano-norteamericana. Las fuerzas eran desiguales: a la pujanza económica y
militar americana solo se oponía un viejo y mal dotado ejército.
Una escuadra mandada por el almirante Cervera partió hacia Cuba, pero fue fácil-
mente bloqueada en la bahía de Santiago, donde hubieron de enfrentarse a los modernos
navíos de guerra norteamericanos 7.
EE UU derrotó igualmente a la escuadra española en Filipinas, en la batalla de Ca-
vite (Manila).
Aprovechando las circunstancias de la guerra contra España, la flota norteamerica-
na desembarcó en Puerto Rico, donde no había ninguna rebelión contra España, y ocupa-
ron la isla sin ninguna oposición.
En agosto de 1898, se firmó el Protocolo de Washington, equivalente a un armis-
ticio, hasta alcanzar un acuerdo de paz definitivo.
7.- Consecuencias
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El balance fue absolutamente negativo para las tropas españolas: 300 muertos frente solo a un muerto
americano.
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a) Consecuencias económicas
Aunque la guerra supuso importantes pérdidas en la colonia, que quedó devastada,
no fue así en la metrópoli aunque se perdieron los privilegios de comprar los productos
cubanos (azúcar. café, tabaco) a bajos precios y en adelante llegarían al precio internacio-
nal.
Las repercusiones se pueden observar en todos los ámbitos de la economía:
- Pérdida de los mercados coloniales
- Repatriación de capitales con la vuelta de los colonos y su reinversión en otros
sectores productivos (sectores secundario y terciario)
- Subida de precios y pérdida de la capacidad adquisitiva de la población, siendo
un problema la escasa capacidad de compra de la población española
- La necesidad de hacer frente a las deudas contraídas por la guerra motivó una
reforma de la Hacienda con la finalidad de incrementar la recaudación a partir
de un aumento de la presión fiscal.
b) Consecuencias políticas
España pierde los últimos restos de su imperio colonial: cede a EE UU Cuba, Puer-
to Rico, Filipinas y la isla de Guam, en concepto de indemnización de guerra. Vendió las
pocas posesiones asiáticas que le quedaban a Alemania (Las Palaos, Carolinas y Marianas)
en 1899. En 1900 vendieron a EE UU las últimas islas (Sibutú y Cagayán de Joló). Ade-
más quedó excluida del reparto colonial que se estaba llevando a cabo en otros lugares.
c) Crisis moral
Unos 50.000 soldados españoles perdieron la vida y fueron muy numerosos los sol-
dados que retornaron heridos, mutilados o tarados de guerra. A ello se une la desmoraliza-
ción de un país consciente de su debilidad, de su derrota y de lo inútil de su sacrificio.
De este modo, la crisis del 98 fue fundamentalmente una crisis moral e ideológica
que causó un fuerte impacto psicológico en la población. La derrota fue vista como un
trauma nacional que sumió a la sociedad y a la clase política en un estado de desencanto
y frustración porque significaba la destrucción del mito del Imperio español en el que no
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7.2. El regeneracionismo
La derrota de la escuadra española, la superioridad norteamericana y la rapidez con
que se cedió el resto del imperio colonial al enemigo, causaron una gran impresión en to-
dos los sectores sociales de España. Cuando EE UU emite el ultimátum, en España hubo
una explosión de patriotismo potenciado por la prensa. Sin embargo, tras la rápida derrota,
a las preocupaciones de los industriales y exportadores vinculados con Cuba y Filipinas, se
unió un pesimismo y malestar en el ejército y en muchos grupos sociales, surge la sensa-
ción de haber sido traicionados y no saber por quién. Algunos sectores de la clase media,
pensadores y políticos se plantean por qué ha ocurrido el desastre (Texto 7)
Este era el sentido de un grupo de intelectuales reunidos en la Institución Libre de
Enseñanza (ILE) creada en 1876, cuando muchos catedráticos abandonan la universidad al
no permitírseles la libertad de cátedra. Esta institución, que tenía en sus filas a intelectuales
de la talla de Francisco Giner de los Ríos, estaba profundamente influenciada por el
Krausismo 8, fue una gran impulsora de la reforma educativa de España.
Texto 1
MANIFIESTO DE MONTECRISTI
8
Krausismo. Sistema filosófico ideado por el alemán Friedrich Krause a principios del siglo XIX que llegó a
tener gran difusión en España a través de la ILE. Defiende la libertad de cátedra y la tolerancia académica
frente al dogmatismo. Defendía también un contacto directo con la naturaleza y con cualquier objeto de
conocimiento, la laicidad y la libertad de conciencia.
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“La guerra no es contra el español que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria
que se ganen, podrá gozar respetado, y aun amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le
salgan, imprevisores, al camino. Nosotros, los cubanos, empezamos la guerra, y los cubanos y
los españoles la terminaremos […]. No hay odio en el pecho antillano, y el cubano saluda en la
muerte al español a quién la crueldad del ejército forzoso arrancó de sus casa y su terreno para
venir a asesinar en pecho de hombres la libertad que él mismo ansia. Más que saludarlo en la
muerte quisiera la Revolución acogerlo en vida, y la República será un tranquilo hogar para
todos los españoles laboriosos y honestos, que podrán gozar en ella de la libertad y de los bie-
nes que no habrían de encontrar aún por largo tiempo en la flaqueza, la apatía y los vicios polí-
ticos de sus país […]”.
Montecristi, Santo Domingo, 25-03-1895.
Firmado por José Martí y Máximo Gómez
Texto 2
Texto 3
Texto 4
Considerando que el aborrecible estado de cosas que ha existido en Cuba durante los
tres últimos años, en isla tan próxima a nuestro territorio, ha herido el sentido moral del pue-
blo de los Estado Unidos, ha sido una deshonra para la civilización cristiana y ha llegado a su
periodo crítico con la destrucción de un barco de guerra norteamericano y con la muerte de
266 de entre sus oficiales y tripulantes, cuando el buque visitaba amistosamente el puerto de la
Habana.
El Senado y la Cámara de Representantes, reunidos en Congreso, acuerdan:
Primero: Que el pueblo de Cuba es y debe ser libre e independiente.
Segundo: Que es deber de los Estados Unidos exigir que el gobierno español renuncie
inmediatamente a su autoridad y gobierno en la isla de Cuba y retire sus fuerzas de las
tierras y mares de la isla.
Tercero: Que se autoriza al Presidente de los Estados Unidos, y se le encarga y ordena,
que utilice todas las fuerzas militares de los Estados Unidos para llevar a efecto estos
acuerdos.
Texto 5
S.M. La Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII y los
Estados Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre
ambas naciones….Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes
artículos:
1º) España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que
dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos […]
2º) España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo
su soberanía en las Islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o
Ladrones.
3º) España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas […] los
Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres
meses después del canje de ratificaciones del presente Tratado.
4º) Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación
del presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías
españolas, bajo las mismas condicioones que los buques y mercancías de los Estados Unidos
(…)
Texto 6
“¿Qué quería S.S. que hubiera hecho? ¿Qué ante ese ultimátum requiriéndonos para
que abandonáramos Cuba hubiésemos cedido en el acto y les hubiéramos entregado Cuba
sólo porque los norteamericanos la querían? ¡Ah! Su Señoría que se lamenta de cómo ha
venido el ejército español, Su Señoría que se lamenta de la situación en que se halla España,
¿cómo se lamentaría… si hubiéramos cedido sin más ni más a la pretensión de los Estados
Unidos de despedirnos, como se puede despedir a un lacayo, de un país en que llevamos 400
años de dominación y en que teníamos 200.000 soldados y entre voluntarios y guerrilleros
otros 100.000, es decir, un ejército de 300.000 hombres? ¡Ah! ¿Era eso posible? Claro está que
nosotros no podíamos hacer más de lo que hemos hecho defendiéndonos de la agresión como
hemos podido y hasta donde hemos podido; hemos sido vencidos, pero después el vencido
no ha quedado deshonrado; en cambio, si nuestros soldados hubieran venido sin hacer la más
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La guerra colonial y crisis de 1898
mínima resistencia… ¡ah! entonces hubiera quedado borrada del número de las naciones
civilizadas y nuestro ejército no hubiera venido cubierto por la desgracia ni la nación sería en
estos momentos desgraciada; no, nuestro ejército hubiese venido cubierto de oprobio y la
nación española sería una nación despreciable, (…)
Diario de sesiones del Congreso,
23 de febrero de 1899
Texto 7
ESPAÑA SIN PULSO
Los doctores de la política y los facultativos de cabecera estudiarían, sin duda, el mal;
discurrirán sobre sus orígenes, su clasificación y sus remedios; pero el más ajeno a la ciencia
que preste atención a asuntos públicos observa este singular estado de España; dondequiera
que se ponga el tacto, no se encuentra el pulso...
Hay que dejar la mentira y desposarse con la verdad; hay que abandonar las vanidades
y sujetarse a la realidad, reconstituyendo todos los organismos de la vida nacional sobre los
cimientos, modestos, pero firmes, que nuestros medios nos consienten, no sobre las formas
huecas de un convencionalismo que, como a nadie engaña, a todos desalienta y burla...
El efecto inevitable del menosprecio de un país respeto de su poder central es el
mismo que en todos los cuerpos vivos produce la anemia y la decadencia de la fuerza cerebral;
primero, la atonía, y después, la disgregación y la muerte...
Si pronto no se cambia radicalmente de rumbo, el riesgo es infinitamente mayor, por
lo mismo que es más hondo, y de remedio imposible, si se acude tarde...
F. Silvela. Artículo aparecido el 16-08-1898
Texto 8
OLIGARQUÍA Y CACIQUISMO
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