Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A las 7 de la mañana del 9 de febrero de 1822, los miembros de la Sala Capitular de Santo
Domingo, se reunieron en la puerta del Conde para recibir al Presidente haitiano, donde se
les rindieron los honores de Presidente de la Isla.
En opinión de Núñez de Cáceres, esas son las virtudes que adornan al pueblo dominicano,
virtudes adquiridas y depuradas, en el crisol de una larga y penosa experiencia de sus
vicisitudes políticas.
En San Carlos, Jean Pierre Boyer se unió con las tropas del general Bonnet que vinieron de
la ciudad de Santiago de los Caballeros. Boyer, tenía preparados desde el 1 de enero de
1822, doce mil hombres para ocupar el Santo Domingo español.
El presidente haitiano dividió su ejército en dos: uno al mando suyo y otro comandado por
el general Bonnet. Copiando la estrategia de ataque que habían aplicado Toussaint y
Dessalines, el general Boyer, atravesó el sur con su tropa y el general Bonnet la región
Norte.
El 28 de enero de 1822, el Presidente de Haití, Jean Pierre Boyer, había iniciado la marcha
en Puerto Príncipe con su Ejército de 12 mil hombres para tomar el control del territorio del
Santo Domingo Español, hoy República Dominicana.
Boyer, había llegado a Baní, el día 6 de febrero de 1822. En San Carlos trató con el general
Bonnet sobre la forma de ocupación que se aprestaban a formalizar a pesar del rechazo de
una parte de la población.
Aprovechó una división de los residentes en el Santo Domingo español, hoy República
Dominicana, así como la debilidad del proyecto de Independencia de Núñez de Cáceres,
quien no encontró apoyo político ni militar.
Las causas de la ocupación son muchas, pero las mismas se explican en la especial
situación haitiana que hereda Jean Pierre Boyer, quien fue llamado “unificador de Santo
Domingo”, por unir el norte y el sur de Haití, así como el territorio de su país con el
dominicano.
La ocupación de Boyer fue la tercera invasión que procedía de Haití al territorio de la parte
este de la isla. Esta se produjo sin derramamiento de sangre y fue aceptada pasivamente por
la población dominicana.
Liberado Mella, y ya para febrero, la situación de Santo Domingo hacía propicio llevar a
cabo el plan de separarse con el apoyo de los hateros seibanos, los Trinitarios acordaron
reunirse en la Puerta de la Misericordia el 27 de febrero de 1844 por la noche, y de allí
marchar hasta el Baluarte del Conde, al mismo tiempo que se posesionaban de algunos
sitios estratégicos.
Una vez en el Baluarte izaron la bandera, y en medio de la agitación, las tensiones del
momento y de un breve tiroteo que se produjo, proclamaron la independencia. La misma no
sólo constituía el fin del predominio haitiano, sino el surgimiento de la República
Dominicana.
Dicha proclamación, siempre estuvo acompañada de una serie de pasos estratégicos que a
la postre, permitió a los que junto al pueblo lucharon para mantener la garantía de dicho
triunfo.