Cuando decido estudias la maestría en el año 2017 también estaba colaborando
con la A.C. Lunas de Hipatia, el objetivo de esta es erradicar el embarazo adolecente y me percato de la problemática nacional y de nuestro estado, obteniendo en ese tiempo el segundo lugar a nivel nacional. Con el fondo de apoyo federal PROequidad se trabajó en escuelas secundarias del estado con más de 260 niñas y adolescentes para prevenir dicha problemática, en este plan de acción las actividades se dividieron en cuatro sectores, la salud y conocimiento de su sexualidad, la legal y las herramientas con las que cuentan para poder defenderse que situaciones vulnerables y peligrosos empleando la legalidad, la de prevención dando conocimiento de los entornos seguros para que pudieran identificarlos y hacer uso de ellos y las artes como medio de comunicación para manifestar lo aprendido, identificación de sentimientos y emociones. En ese momento me percato de la importancia de las artes visuales como medio y herramienta de comunicación individualista para mantener un vínculo importante de comprensión con el entorno que los rodea, este despertar me lleva a tomar otros senderos de expresión y comunicación como taller y conversatorios dirigido a adolescentes orillándome a dejar en un momento la MEMS. Ahora que vuelvo a retomar los estudios estamos en un acontecimiento histórico que nos hace manejar de diferentes maneras la comunicación, siendo informales, superfluos, repetitivos y apáticos haciendo que no desarrollen vínculos de sociabilidad lo que perjudica las formación intelectual, socioemocional y afectiva del estudiante. Tengo once años laborando como maestra de artes visuales frente a grupo en nivel secundaria, las situaciones han sido diversas y algunas bastante complejas en el ambiente del alumnado, se crean vínculos de confianza y estos hacen redes de apoyo entre instituciones partículas, A.C. o estatales fuera de la escuela y se pueda ayudar al alumno o alumna dependiendo de su circunstancias La escuela donde laboro se encuentra en una zona conurbada, llevo tres ciclos escolares ahí y antes de la pandemia se vivía las situaciones de la materia en un ambiente cálido y de trabajo colaborativo. Las actividades y las dinámicas de las clases crearon redes de trabajo y vínculos de confianza entre el alumnado haciendo que me compartieras sus historias de vida en la que algunas eran vivencias muy fuertes para su edad, dejando en claro que su entorno es violento y subversivo, se buscó apoyo por la psicóloga escolar pero al verse renuente a atender la situación se contactó a otras instituciones como al hospital de la mujer para poder atender el caso de la alumna. Con el acontecimiento histórico de esta pandemia solo agravio estas situaciones dejando a las victimas al cuidado de sus agresores. Incapacitando la comunicación constante y rompiendo estas redes de apoyo. La manera de expresarse y por lo tanto de identificación de sus sentimientos quedo de lado pasando en tercer o cuarto plano. Desembocando ausencia y aislamiento lo que conlleva a depresión y en el caso extremo al suicidio. No se deja de lado que las actividades con las que se trabajó y continua trabajando son variadas entre ellas la comunicación en clasroom, WhatsApp, video llamadas una vez a la semana, haciendo unos de la plataforma Meet y cuadernillos que se entregaban una vez cada trimestre. Estas herramientas de trabajo se adaptaban a las posibilidades del alumnado, se tenía el registro de sus herramientas de trabajo y sus posibilidades para trabajar como también su entorno familias y sociocultural. Fue un trabajo con horarios diversos y compromiso constante con todas las líneas de comunicación, directores, subdirectoras, maestros, tutores, trabajo social, prefectura, padres de familia. Pero la respuesta a las actividades fue del %60, con entrega de trabajos de muy baja calidad, entregas tarde y que se veía la instantaneidad, bajando el rendimiento y compromiso. Con el regreso hibrido en mi escuela, la presión y paranoia que se les nota en esta nueva etapa a los estudiantes, dificulta nuevamente retomar el ritmo de aprendizaje y sobre todo que crean sus espacios seguros para aprender y reaprender a través de la resiliencia.
Cuando las palabras no alcanzan: La expresión plástica y el análisis del dibujo infantil como clave de la escuela de padres desde la experiencia de una buena práctica educativa