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La esi en tiempos de pandemia
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Índice.
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Introducción
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¿Qué es la ESI?
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En tiempos de pandemia quedó claro que la posibilidad de cuidarse no significó
para todos/todas lo mismo. Cuidarse no tuvo ni tiene el mismo valor ni sentido
para niños, niñas, personas adultas, adultas mayores; para mujeres, varones,
disidencias; para quienes viven en espacios rurales o urbanos; para quienes
viven en espacios de diferente densidad poblacional; ni para quienes viven con
dificultades ambientales, habitacionales y/o económicas. Cuidarse, para
algunos/as, fue quedarse en casa y, para otros/as, la necesidad de incorporar
los cuidados en otros espacios; cuidarse, para algunos/as, fue a partir del
acceso a servicios básicos que lo posibilitan de un modo y, para otros/as,
producir estrategias familiares y colectivas de subsistencia. Si hay algo que la
pandemia dejó en evidencia es que no hay solo un modo de cuidarse y que
esos modos se vinculan a diferencias y a desigualdades, a relaciones de
género, a miradas sobre el cuerpo, al acceso a los sistemas de salud y también
a la temporalidad y el espacio.
Algo que también nos dejó la pandemia y que resulta potente para la ESI, para
volver sobre ello como situación que se vincula también con la sexualidad, es
que el cuidado del cuerpo y de la salud tomó relevancia colectiva y se expuso
más fuertemente la interdependencia. Cuidarse en tiempos de pandemia y de
post-pandemia no solo implicó e implica cuidarme a mí mismo/a, sino también
generar condiciones para cuidar a otro/a.
Valorar la afectividad:
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La afectividad, la manera subjetiva en que expresamos ideas y sentimientos,
forman parte de nuestra identidad y están presentes en toda interacción
humana. Sabemos que para la ESI es una dimensión fundamental e
imprescindible para comprender y acompañar las relaciones entre los géneros,
el desarrollo de nuestros cuerpos y nuestra salud, el respeto y la valoración por
la diversidad y el acceso a los derechos. Con el inicio del aislamiento social,
preventivo y obligatorio y la necesidad de adaptar los procesos de enseñanza y
aprendizaje a la virtualidad, el fortalecimiento de los vínculos tomó
protagonismo en los debates de la comunidad educativa. Se impuso la
preocupación acerca de cómo sostener un vínculo pedagógico a través de las
pantallas, cómo identificar qué les pasaba a niñas, niños y jóvenes del otro
lado, y también, cómo transitar ese escenario que se presentaba de manera
abrupta y que nos generaba múltiples sensaciones a las/os adultas/os
docentes. Sabemos que la escuela puede contribuir –en el marco de la ESI– a
fortalecer las posibilidades de expresión, incorporando la subjetividad y la
dimensión afectiva de las chicas y los chicos, brindando herramientas para que
cada una y cada uno pueda identificar lo que siente y expresarlo.
El regreso a las aulas se presenta ahora como un nuevo desafío. Para quienes
tienen condiciones que les permiten volver a las escuelas, el regreso
seguramente esté generando sentimientos y sensaciones diversas y
encontradas. Los nuevos rituales, ritmos, tiempos, espacios y características de
los encuentros implican nuevas vivencias que tampoco se transitan de manera
homogénea.
será importante poner atención desde nuestro rol docente al impacto que han
tenido la pandemia, el aislamiento en las subjetividades y en los vínculos de
niñas, niños y jóvenes. La alegría por el encuentro será un sentimiento
importante para incorporar, ya que es un afecto fundamental en la vuelta a la
escuela; pero también la incertidumbre, el miedo o el desencanto por la nueva
“normalidad”, por la vuelta a una presencialidad signada por la reestructuración
de los grupos, la distancia, los protocolos, así como el acompañamiento de
aquellos/as estudiantes que por diversas situaciones van a continuar
participando de la escuela desde la virtualidad.
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Tener en cuenta la diversidad de familias y contextos con las que trabajamos
será una de las claves, en tanto el aislamiento habrá sido atravesado de
distinta manera en cada caso. En particular, las desigualdades sociales y de
género preexistentes a esta etapa se han puesto de manifiesto y en algunos
casos recrudecido, razón por la cual será importante poner atención a las
diversas vulneraciones de derechos que se hubieran presentado, para poder
comprender y acompañar a cada quien en su singularidad.
El vínculo con las familias también será fundamental. Crear nuevas alianzas o
sostener los lazos que se generaron o fortalecieron en el marco de la pandemia
puede ser un camino de articulación que contribuya a acompañar esta etapa de
regreso.
Respetar la diversidad:
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que las dimensiones psicológicas, biológicas, éticas, de derecho,
socioculturales e históricas y de salud, no se escindan de las historias de vida
de cada una y cada uno. En este marco, lo virtual emergió como instrumento
para acercarse desde lo didáctico y dar continuidad a los procesos de
aprendizaje. Continuar pensando la escuela como un espacio que contribuye a
la construcción de la sexualidad y el género y a la posibilidad de que cada
quien pueda expresar el género y vivir la sexualidad de la manera en que lo
sienta, se presenta, en este contexto, como un gran desafío para la tarea
pedagógica. En relación con lo virtual, ¿cómo acompañar a niñas, niños y
adolescentes en estos momentos de incertidumbre?, ¿cómo, desde el rol
docente, podemos generar espacios de intercambio mediatizados por lo virtual
que habiliten la palabra para que puedan decir lo que les pasa, lo que sienten,
lo que sufren?, ¿cómo poner en común con las y los estudiantes las
desigualdades que el tiempo de la pandemia produjo en términos de
conectividad y acceso a los dispositivos?, ¿cómo estas diferencias pueden ser
retomadas en el aula?, ¿cómo transformar esas dificultades en la comunicación
en posibilidad de diálogo dentro del aula? Urge el compromiso con el futuro
para desbaratar las desigualdades y la discriminación desde una perspectiva
interseccional, donde incluyamos el género, la clase, la edad, la etnia, etc. Es
tal vez desde la escuela que podemos instrumentar políticas afirmativas en el
aquí y ahora para abordar las problemáticas de los más desfavorecidos al
interior de cada una de estas variables y en su conjunto.
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y niñas, siguen existiendo en pandemia y es a través de las voces de docentes
y estudiantes que deben ser visibilizadas, para construir y aportar a una
valoración positiva de la diversidad.
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que, muchas veces, posibilitan un corte y un respiro momentáneo ante el
agobio de “la gerencia múltiple” de responsabilidades. A su vez, y en sintonía
con los variados anuncios públicos sobre la profundización de las inequidades
entre géneros en contexto de pandemia, también hemos tomado registro del
aumento de las demandas de ayuda y de los femicidios y transfemicidios en los
últimos meses a consecuencia del agravamiento de la problemática de las
violencias de género al interior de los hogares. Las circunstancias del
confinamiento seguramente han reforzado las condiciones de vulnerabilidad de
niñas, niños, adolescentes, mujeres adultas y personas LGBTIQ+ al aumentar
los niveles de aislamiento y las barreras para el apoyo externo o el acceso
efectivo a recursos de asistencia. Las aulas virtuales no han quedado exentas
de los registros de estas situaciones padecidas también por alumnas y
docentes. No ocupa un lugar menor y, a su vez, da señales amplificadas en
estos tiempos de la virtualidad obligada, el acontecer habitual de actos
abusivos, coacciones e invasiones que padecen a diario las estudiantes que
cuentan a sus pares, a sus docentes o familiares encontrarse violentadas por la
circulación no consentida en las redes de material audiovisual que no han
querido compartir y las afecta en la exposición de su intimidad como otras
modalidades de violencia, el llamado grooming o el ciberacoso.
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remunerado, poner sobre la mesa la necesidad y el derecho de todos los
miembros de la familia a contar con tiempos y espacios propios mediante la
democratización en la distribución de las responsabilidades y poner en cuestión
los estereotipos sociales que siguen limitando las libertades y los derechos.
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En ese sentido, resulta fundamental que podamos reflexionar sobre qué
sucede ante la excepcionalidad del contexto, con la posibilidad de participación
de forma activa y no como meros receptores de información por parte de las y
los estudiantes ¿qué lugar tuvieron para expresar sus necesidades,
posibilidades y sentimientos en este contexto de virtualidad?, ¿qué contenidos
fueron llevados a los espacios virtuales para que los niños, las niñas y
adolescentes sigan siendo sujetos de derechos y no objetos de protección?,
¿en qué medida el contexto de aislamiento dificulta el ejercicio de derechos y
qué intervenciones pedagógicas se pueden poner en práctica para reducir este
daño? Sabemos que en el contexto de pandemia, con la presencialidad pero
también con la virtualidad que complementa, se torna relevante la priorización
de contenidos curriculares diversos, y esta priorización no debe eludir los
contenidos relacionados con la Educación Sexual Integral desde una
perspectiva de derechos. Como docentes, seguimos con la tarea de fomentar
la garantía de tales derechos y continuamos acompañando el desarrollo de
herramientas para su ejercicio, una tarea que, en este contexto, se transforma
en un renovado desafío. Pensar los efectos de la pandemia implica reflexionar
con nuestras/os estudiantes sobre cómo influye en la igualdad de
oportunidades la perspectiva interseccional de género, clase, etnia,
nacionalidad, culturalidad, edad para el acceso a la salud, entendiéndola de
manera integral tanto en sus aspectos físicos, psíquicos y sociales. Implica
repensar los espacios de participación, acercar a las y a los alumnos y sus
familias los abordajes institucionales para el acceso a los derechos en contexto
de pandemia, y generar de manera colectiva nuevas estrategias para actuar
ante el incumplimiento de alguno de sus derechos, empoderándose de los
mismos para su ejercicio.
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valor las diversas situaciones, vivencias, fortalezas o vulnerabilidades que
atravesaron y atraviesan las y los estudiantes y sus familias.
se pensó una propuesta de ESI para contribuir a los esfuerzos de las docentes
que están sobrecargadas, lograr una continuidad pedagógica, y preguntarse
desde el rol docente cómo se puede incidir en esas situaciones.
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también implica un desafío: re-pensar los vínculos afectivos en medio de una
pandemia. La aplicación de la ESI es de suma importancia más allá del
contexto que estamos atravesando.
La web Seguimos educando, que se lanzó junto con las primeras medidas de
aislamiento social preventivo y obligatorio, tuvo 1.4 millones de visitas en la
primera semana.
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en el abordaje de las tareas de cuidado, la corresponsabildiad y, por supuesto,
el tema de violencias”.
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