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FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

DELITOS CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD

“La salud mental como factor desencadenante

del delito de feminicidio”

AUTOR (ES):

Chunga Pizarro Margareth

Linares Diaz Neyli

Pazos Palomino Lidia Paola

Peralta Incil Christian Eli

ASESOR(A)

Mg. Taboada Diaz Renzo Raul

CICLO

III

CHICLAYO — PERÚ

2023
Índice

I. INTRODUCCIÓN:...................................................................................................2

II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.....................................................................6

2.1. Feminicidio y salud mental:..............................................................................6

III. HIPÓTESIS DEL PROBLEMA:...........................................................................8

IV. MARCO TEÓRICO............................................................................................10

CAPÍTULO I:............................................................................................................ 10

4.1. Salud mental, ¿qué es?.................................................................................10

CAPÍTULO II:........................................................................................................... 18

4.5. Feminicidio, ¿qué es?....................................................................................18

CAPÍTULO III........................................................................................................... 27

4.10. Salud mental y feminicidio...........................................................................27

CAPÍTULO IV:.......................................................................................................... 35

4.13. Tratamiento terapéutico, ¿qué es?:............................................................35

V. PROPUESTA LEGISLATIVA................................................................................43

VI. CONCLUSIONES..............................................................................................47

VII. RECOMENDACIONES.....................................................................................50

REFERENCIAS........................................................................................................... 52

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I. INTRODUCCIÓN:

El delito de feminicidio, tipificado en el artículo 108 -B del Código Penal


peruano, sanciona los actos que ponen en riesgo la vida de una mujer por su
condición de tal, en contextos como la violencia familiar; la coacción,
hostigamiento o acoso sexual; el abuso de poder, confianza o autoridad sobre
la víctima; o, en general, cualquier contexto de discriminación contra la mujer.
La interpretación de los elementos del tipo penal, específicamente de la frase
«por su condición de tal», ha generado especial complicación en la doctrina y
jurisprudencia peruana.

El feminicidio es un delito que se ha vuelto una preocupación central en el


sistema jurídico peruano. Este crimen, que se define como el atentado de una
mujer por su condición de género, está tipificado en nuestro código penal. El
feminicidio es un problema social y de salud pública que afecta no solo una
larga lista de derechos de las mujeres, sino que la historia de violencia que lo
antecede trunca proyectos de vida y causa efectos económicos, en la salud
física y mental de las mujeres, y genera efectos negativos en su entorno.

Es importante destacar que el feminicidio no es un problema exclusivo de un


país o región en particular. Es un problema global que requiere atención y
acción por parte de todos.

El feminicidio es un término utilizado para describir el asesinato de mujeres


debido a ciertos factores que lo involucran. Es un grave problema social y una
forma extrema de violencia hacia la mujer que tiene consecuencias
devastadoras tanto para la víctima como para la sociedad en general.

Ha generado una creciente alarma social en el país debido a las crecientes


cifras de casos que se registran cada año. A pesar de los esfuerzos realizados
por el Estado y la sociedad civil para prevenir y sancionar este delito, el
problema del feminicidio en el Perú continúa siendo una de las principales
amenazas para los derechos humanos de las mujeres.

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Desde una perspectiva jurídica, el feminicidio es considerado un delito grave
que debe ser abordado con medidas efectivas por parte del Estado. Es por ello
que la presente investigación se enfoca en el problema de salud mental como
factor desencadenante en el delito de feminicidio

El objetivo de este trabajo es proponer que se pueda incluir dentro de la norma


legal del feminicidio el tratamiento terapéutico para las personas que cometen
este delito.

Si bien es cierto, la relación entre la salud mental y el delito de feminicidio es un


tema complejo y de suma importancia en el ámbito de la violencia hacia la
mujer, exploraremos la influencia que los trastornos mentales y los problemas
de salud mental pueden tener en la perpetración de feminicidios, así como el
impacto de estos crímenes en la salud mental de las mujeres y la sociedad en
su conjunto.

En los últimos años, ha surgido una creciente preocupación por comprender


cómo la salud mental puede influir en la comisión de actos delictivos y por
siguiente culminar con el hecho punible, que, en este caso seria, el feminicidio.

Factores como los trastornos de personalidad, la ira incontrolable, la psicopatía


y los comportamientos violentos pueden estar presentes en algunos
perpetradores de feminicidios. Estas condiciones pueden contribuir a una
predisposición a la violencia, la deshumanización de las mujeres y una falta de
empatía hacia sus vidas y derechos. Además, los problemas de salud mental
no tratados o no reconocidos pueden exacerbar los sentimientos de rabia,
resentimiento o impulsividad, lo que aumenta el riesgo de cometer actos
violentos.

Por otro lado, es fundamental destacar que el feminicidio también tiene un


impacto significativo en la salud mental de las mujeres y la sociedad en
general, tiene un impacto más amplio en la sociedad, generando miedo,
desconfianza y un sentimiento de inseguridad en las comunidades.

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En este informe de investigación, se explorarán las intersecciones entre la
salud mental y el delito de feminicidio, así mismo una medida de prevención y
posible tratamiento. Se examinarán estudios, estadísticas y casos para
comprender mejor cómo los problemas de salud mental pueden influir en la
comisión del delito de feminicidio. El objetivo es generar conciencia y promover
estrategias integrales que aborden tanto la prevención de la violencia hacia la
mujer como el acceso a la atención y el apoyo en salud mental para las
víctimas y los perpetradores potenciales.

En primer lugar, se abordará el marco legal que protege a las mujeres frente al
feminicidio en el Perú. En este sentido, se analizará el Código Penal peruano y
las leyes especiales que han sido promulgadas para proteger a las mujeres de
la violencia de género, como la Ley N°30364, promulgada en el 2015, que
establece medidas de protección para las víctimas de violencia de género y el
feminicidio.

En segundo lugar, se analizará la salud mental del perpetrador y cómo influye


en el delito de femicidio, por tal razón estudiaremos el contexto familiar en el
que crecieron los victimarios de feminicidio, de manera que podamos entender
a qué se debe tanta violencia hacia la mujer, además analizaremos la
psicología criminal del perpetrador, y finalmente veremos el tratamiento para la
víctima y el perpetrador.

Finalmente, se propondrán recomendaciones concretas para mejorar la salud


mental de las personas, puesto que esto contribuye a que las personas crezcan
con carencias emocionales por lo cual conoceremos las características del
feminicida, concluyendo con las recomendaciones terapéuticas que deberían
aplicarse dentro del delito de feminicidio, lo cual permitirá prevenir, y bajar las
cifras de feminicidios en el país.

En este informe de investigación, examinaremos en profundidad las diferentes


facetas del feminicidio, analizando las causas subyacentes, las estadísticas
disponibles, los enfoques legales y las estrategias de prevención
implementadas en diversos contextos. Al hacerlo, esperamos contribuir al
conocimiento y la comprensión necesarios para abordar de manera efectiva

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este grave problema y trabajar hacia un futuro en el que todas las mujeres
puedan vivir libres de violencia y opresión.

II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

II.1. Feminicidio y salud mental:

El feminicidio es un delito que se ha vuelto una preocupación central en el


sistema jurídico peruano, y es definido por el artículo 108B del Código Penal
Peruano como el asesinato de una mujer solo por su condición de ser mujer.
Sin embargo, esta definición limitada no considera otros aspectos por los
cuales las mujeres son asesinadas, como la salud mental del agresor, el
comportamiento permisivo o agresivo de la víctima y el contexto familiar donde
crecieron ambos cónyuges o convivientes.

Esta limitación en la definición del feminicidio en el Código Penal Peruano ha


sido objeto de críticas por parte de la sociedad civil y de expertos en el tema,
quienes argumentan que esta definición limitada no permite una adecuada
comprensión del fenómeno del feminicidio. Además, la falta de consideración
de estos otros aspectos puede llevar a una deficiente investigación y sanción
de los casos de feminicidio en el país.

En este sentido, el presente trabajo de investigación se enfoca en el problema


del feminicidio en el Perú, y como la falta de salud mental de la persona puede
influir en el delito de feminicidio. El objetivo de este trabajo es analizar los
aspectos que no son considerados en la definición del feminicidio y que pueden
estar influyendo en la comisión de este delito en el país, así como la salud
mental del perpetrador, entre otros caracteres.

Si bien es cierto, el tema del feminicidio y salud mental son conceptos


bastantes complejos y controversiales, el cual hasta el día de hoy siguen
siendo puestos en ojos de crítica. En el delito de feminicidio se abarca varios
factores, empezando desde la violencia desde casa hacia la mujer y
posteriormente, culminando en la muerte de la mujer, es decir, estaría
incurriendo en el delito de feminicidio, en cual se estudia el estado emocional

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del victimario al momento de cometer dicho delito, así mismo, se analiza su
estado de salud mental al momento que es investigado.

El feminicidio es un problema social y de salud pública que afecta no solo una


larga lista de derechos de las mujeres, sino que la historia de violencia que lo
antecede trunca proyectos de vida y causa efectos económicos, en la salud
física y mental de las mujeres, y genera efectos negativos en su entorno. Es
importante destacar que el feminicidio no es un problema exclusivo de un país
o región en particular.

Es por ello que, en primer lugar, nuestro trabajo de investigación se basara en


la siguiente pregunta: ¿La falta de salud mental puede ser considerada
como un factor desencadenante del delito de feminicidio? como un factor
importante en la comisión de feminicidios en el Perú. Si una persona tiene una
enfermedad mental no tratada, puede ser más propensa a cometer delitos
debido a que puede tener dificultades para entender y controlar sus emociones
y comportamientos. Además, si una persona con una enfermedad mental
comete un delito, el tratamiento de su condición subyacente puede ser
necesario para prevenir futuros delitos. En este sentido, se examinarán las
investigaciones y estudios que han demostrado la relación entre la salud
mental del agresor y la comisión de delitos de violencia hacia la mujer,
incluyendo el feminicidio. Asimismo, se analizarán las medidas de prevención y
tratamiento que se han implementado en otros países para abordar este
problema.

En segundo lugar, se analizará el comportamiento permisivo o agresivo de la


víctima como otro factor importante en la comisión de feminicidios en el país.
En este sentido, se analizarán las teorías que explican cómo el comportamiento
de la víctima puede influir en la comisión de delitos de violencia hacia la mujer,
incluyendo el feminicidio. Asimismo, se estudiarán las medidas de prevención y
capacitación que se han implementado en otros países para abordar este
problema.

En tercer lugar, se analizará el contexto familiar donde crecieron ambos


cónyuges o convivientes como otro factor importante en la comisión de

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feminicidios en el país. En este sentido, se examinarán las investigaciones que
han demostrado la relación entre el contexto familiar y la comisión de delitos de
violencia de género, incluyendo el feminicidio. Asimismo, se analizarán las
medidas de prevención y promoción de valores igualitarios en el ámbito familiar
que se han implementado en otros países para abordar este problema.

Todos estos abarcaran lo cuan es importante abordar el tema de la salud


mental para prevenir delitos futuros.

En conclusión, el planteamiento del problema para un trabajo de investigación


basado en el artículo 108 B del Código Penal Peruano es la necesidad de
analizar críticamente la definición legal del feminicidio, que se enfoca
exclusivamente en la condición de género de la víctima, y no considera otros
factores relevantes que pueden estar presentes en la dinámica del crimen,
como la salud mental del agresor o el comportamiento de la víctima. Este
enfoque limitado puede afectar la eficacia de las políticas públicas y medidas
legales para prevenir y combatir la violencia hacia la mujer, ya que no aborda
adecuadamente las complejas causas y contextos en los que se producen los
feminicidios. Por lo tanto, se requiere de un enfoque multidisciplinario que
considere diversos factores sociales, culturales, económicos y psicológicos que
influyen en la violencia hacia la mujer y que permita desarrollar estrategias más
efectivas para prevenir y combatir el feminicidio en todas sus formas. En el
contexto del delito de feminicidio, la falta de salud mental del perpetrador puede
crear una situación en la que la violencia contra la mujer se intensifique y se
convierta en un feminicidio.

III. HIPÓTESIS DEL PROBLEMA:

El hecho de atentar contra el cuerpo y la salud de una vida independiente, en


este caso, al género femenino, se está perpetrando el delito de feminicidio, este
atentado es una manera excesiva de violencia contra la mujer. No se le ataca a
la mujer por su condición de tal, sino por su acción y comportamiento, tanto de
la víctima como la del victimario y qué factores pueden influir en el victimario
para que realice el hecho punible. Por lo tanto, se requiere de un enfoque
integral para abordarla, desde la prevención hasta la sanción y la atención a las

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víctimas, familiares de la víctima y su agresor, llevando a cabo la respectiva
investigación y enjuiciamiento de los casos de feminicidio.

La inclusión de criterios más amplios y precisos en la definición legal del


feminicidio, que consideren no solo la condición de género de la víctima, sino
también factores relacionados con la salud mental del agresor, el
comportamiento de la víctima y el contexto socio-cultural en el que se produce
el crimen, puede contribuir a una mejor comprensión de las causas y a una
mayor eficacia de las políticas públicas y medidas legales para prevenir y
combatir el feminicidio. Asimismo, se espera que los resultados del estudio de
las características mentales, conductuales y sociales de los agresores o
victimarios de mujeres permitan identificar patrones comunes y factores de
riesgo específicos que puedan ser utilizados para diseñar programas de
prevención y tratamiento de la violencia de género más efectivos y adaptados a
las necesidades de cada comunidad y grupo social.

Es por ello que, abordar la salud mental de los agresores en el delito de


feminicidio es valioso para crear políticas públicas que puedan ayudar a reducir
este delito y prevenir su repetición. Algunos estudios indican que los agresores
de feminicidio tienen más probabilidades de presentar trastornos mentales y
emocionales, pero esto no debe servir como una excusa o justificación para
sus acciones.

La salud mental de los agresores en casos de feminicidio es un tema


importante que debe ser abordado en la lucha contra la violencia de género. De
esta manera, nosotros consideramos la realización de un tratamiento
terapéutico para el victimario como para la victima en casos de que haya hijos
de por medio. El tratamiento terapéutico para un agresor de feminicidio busca
abordar las causas subyacentes de la violencia hacia la mujer, fomentar la
responsabilidad y promover cambios positivos en el comportamiento. Puede
ofrecer a los victimarios la oportunidad de reflexionar sobre sus acciones,
comprender el impacto de su comportamiento y desarrollar habilidades para
manejar la ira y resolver conflictos de manera pacífica. Por lo tanto, el
tratamiento terapéutico para las víctimas de feminicidio, especialmente cuando

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hay hijos involucrados, es crucial para ayudarles a sobrellevar el dolor y las
secuelas emocionales del trauma. Los hijos pueden verse gravemente
afectados por la pérdida de su madre y por la violencia que han presenciado o
experimentado.

No obstante, recalcar que una posible enfermedad mental no justifica la


violencia, ni exime a una persona de responsabilidad penal por sus actos. Sin
embargo, es importante garantizar que las personas con enfermedades
mentales acojan un tratamiento y una debida atención que necesitan para
protegerse a sí mismos y a los demás.

IV. MARCO TEÓRICO

CAPÍTULO I:

4.1. Salud mental, ¿qué es?

La salud mental es un derecho humano que forma parte del derecho de todas
las personas a una salud integral. Si no se garantiza la salud mental, no hay
derecho a la salud. Esto significa garantizar que las personas sean atendidas
adecuadamente en esta área. Los derechos humanos enfatizan la importancia
de proteger y garantizar el derecho a la salud de las personas en todo el mundo
y proporcionar un marco legal para ello. Los derechos humanos determinan los
criterios para evaluar las políticas y programas de salud existentes.

Salud es un concepto amplio, que incluye diversas interpretaciones subjetivas de


lo que significa "sentirse bien". La salud mental según la OMS la define como,
una de cada cuatro personas en el mundo padece algún tipo de trastorno
mental. De éstos, dos tercios no reciben ningún tipo de atención. A su vez,
quienes la reciben, se encuentran mayoritariamente internadas en hospitales o
clínicas psiquiátricas. (Salud mental, 2023).

Ahora bien, la salud mental se refiere al estado de bienestar emocional,


psicológico y social de una persona, lo cual incluye la forma en que pensamos,
sentimos y actuamos, así como nuestra capacidad para manejar el estrés,

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enfrentar desafíos, establecer relaciones saludables y tomar decisiones
acertadas. Es importante en todas las etapas de la vida, desde la niñez y la
adolescencia hasta la edad adulta.

Abarca una amplia gama de aspectos, desde el manejo de emociones básicas


como el estrés y la ansiedad, hasta trastornos mentales más graves como la
depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar. También incluye la capacidad
de adaptarse a los cambios de la vida de manera saludable estableciendo
relaciones positivas y significativas, lidiar con los desafíos cotidianos y
adversidades de la vida, mantener relaciones saludables y tener una percepción
positiva de uno mismo.
Es importante destacar que la salud mental y su cuidado de la misma es una
preocupación global, y el acceso a servicios de salud mental adecuados y de
calidad es fundamental para garantizar el bienestar de las personas. La
promoción de la salud mental incluye medidas individuales, como el
autocuidado, la búsqueda de apoyo social y el manejo del estrés, así como
acciones colectivas que fomenten entornos saludables y políticas públicas que
brinden acceso equitativo a servicios de salud mental. Involucra un equilibrio en
el que una persona puede realizar su potencial, enfrentar los desafíos normales
de la vida, trabajar de manera productiva y contribuir a su comunidad. Además,
la salud mental se ve influida por diversos factores, como los antecedentes
genéticos, las experiencias de vida, el entorno social y las condiciones
socioeconómicas.

Cuidar de la salud mental implica adoptar hábitos y comportamientos saludables,


como buscar apoyo social, mantener una alimentación balanceada, hacer
ejercicio regularmente, descansar lo suficiente, practicar técnicas de manejo del
estrés y buscar ayuda profesional cuando sea necesario. También implica
reducir el estigma asociado a los trastornos mentales y promover entornos que
favorezcan el bienestar psicológico de las personas.

No hay definición exacta de lo que es la salud mental, ya que esta puede variar
de acuerdo al pensamiento de la persona, es por ello, que estos autores nos
dicen lo siguiente:

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Para Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, consideraba la
salud mental como la capacidad de amar y trabajar. Según él, una persona sana
mentalmente es aquella que puede establecer relaciones íntimas satisfactorias y
participar en actividades productivas. Así mismo para el autor Aaron Antonovsky:
propuso el concepto de "saludabilidad" mental. Según él, la salud mental implica
la capacidad de mantener una sensación de coherencia y significado en la vida,
a pesar de los desafíos y el estrés. Y por último el autor Carl Rogers: El
psicólogo humanista Carl Rogers definió la salud mental como la
autorrealización y el desarrollo del potencial humano. Según él, una persona
sana mentalmente es aquella que tiene una imagen positiva de sí misma y es
capaz de vivir de acuerdo con sus valores y metas personales.

4. 1. 1. Cómo influye la falta de salud mental en la sociedad:

La salud mental es un aspecto fundamental en la vida de las personas, ya que


influye en su bienestar emocional, social y físico. Sin embargo, en la sociedad
actual, la salud mental se ha convertido en un tema cada vez más relevante
debido a la creciente incidencia de trastornos mentales y emocionales. La falta
de atención y tratamiento adecuado para estos problemas puede tener
consecuencias graves en la vida de las personas y en la sociedad en general.

Ahora bien, la falta de salud mental tiene un impacto significativo en la sociedad


y puede tener diversas implicaciones en la sociedad. En primer lugar, afecta
directamente la calidad de vida de las personas que la experimentan. Los
trastornos mentales como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar y otros
pueden generar un sufrimiento emocional significativo, disminuir la capacidad
para disfrutar de la vida y dificultar el cumplimiento de las responsabilidades
diarias.

En el ámbito de las relaciones interpersonales, la falta de salud mental puede


generar tensiones y dificultades. Las personas que sufren de trastornos
mentales a menudo experimentan cambios en el estado de ánimo, irritabilidad,
aislamiento social o dificultades para relacionarse. Esto puede afectar

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negativamente las relaciones con la familia, amigos y parejas, generando
conflictos y afectando la dinámica de apoyo social.

Según Gómez y Gómez (2023) para ellos la salud mental es un aspecto


fundamental de nuestra vida cotidiana, ya que influye en nuestra capacidad para
enfrentar los desafíos diarios y disfrutar de las experiencias positivas. La salud
mental es un tema que debe ser discutido abiertamente y sin estigma. Por otro
lado, la falta de salud mental puede tener consecuencias graves en la sociedad,
como la violencia, el abuso de sustancias, la delincuencia, la exclusión social y
los feminicidios.

Es importante reflexionar sobre cómo podemos contribuir a la promoción de la


salud mental en nuestra sociedad y cómo podemos apoyar a las personas que la
necesitan. La salud mental es un tema que nos concierne a todos y debemos
trabajar juntos para crear una sociedad más saludable y equitativa, puesto que,
la salud mental es tan importante como la salud física y ambos aspectos están
interconectados. Así mismo, puede tener un impacto significativo en la calidad
de vida de una persona, afectando su capacidad para funcionar en diversas
áreas, como el trabajo, las relaciones personales, el autocuidado y el disfrute de
la vida en general.

Es fundamental abordar la falta de salud mental de manera integral. Esto implica


buscar ayuda profesional, como la de psicólogos, psiquiatras u otros
especialistas en salud mental, quienes pueden brindar evaluación, diagnóstico y
tratamiento adecuados.

4.2. ¿Cómo llevar salud mental a los hogares?

El cuidado de la salud mental puede preservar la capacidad de una persona


para disfrutar de la vida. Hacer esto implica alcanzar un equilibrio entre las
actividades de la vida, las responsabilidades y los esfuerzos para lograr la
estabilidad psicológica.

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Podemos recalcar que los tipos más comunes de enfermedad mental son el
desorden de ansiedad, trastornos del estado de ánimo y trastornos por
esquizofrenia.

Existen diversas maneras de llevar salud mental a los hogares, tales como los
profesionales de la salud mental para abordar de manera efectiva las
necesidades de las personas afectadas por estos problemas.

Un punto destacado es promover la salud mental en los hogares es importante


para prevenir delitos y fomentar un ambiente seguro y positivo. Así mismo,
fomentar la educación y la conciencia sobre la importancia de la salud mental en
la prevención del delito, requiere informar a los miembros de tu familia sobre
cómo la salud mental puede afectar el comportamiento y cómo se pueden
manejar las emociones de manera saludable. Fomentar así mismo la empatía y
la resolución pacífica de conflictos, desarrollar habilidades de comunicación
efectiva. Esto puede ayudar a prevenir la escalada de conflictos y a reducir el
riesgo de comportamientos agresivos o delictivos.

La salud mental de una persona debe nutrirse en el hogar, creando así un


ambiente familiar fuerte y de apoyo que promueva relaciones familiares
saludables y apoyo emocional entre los miembros de la familia. El apoyo familiar
puede ayudar a reducir el estrés, aumentar la autoestima y aumentar la
resiliencia emocional para prevenir la participación en actividades delictivas. De
cierto modo, establecer reglas consistentes y consecuencias para el mal
comportamiento y establecer límites claros con los miembros de la familia sobre
lo que se espera de ellos y qué comportamiento es inaceptable. Por ello, es
importante brindar recursos y apoyo adecuados puede ayudar a abordar los
problemas de salud mental y prevenir la participación en delitos.

Para llevar salud mental a los hogares se requiere ayuda por parte del Estado y
autoridades competentes que involucren a las familias para el desarrollo de este
factor importante, como lo es la salud mental. No obstante, debemos recalcar
que el sistema legal reconozca la importancia de la salud mental y tome medidas
para abordar estos problemas. Esto puede incluir proporcionar apoyo y recursos

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para garantizar el acceso a servicios de salud mental para todas las partes y
promover la sensibilidad y la comprensión hacia las personas con problemas de
salud mental.

Además, es importante promover un entorno de apoyo, comprensión y empatía,


así como fomentar estilos de vida saludables que incluyan el cuidado emocional,
la práctica de actividades que generen bienestar y el establecimiento de
relaciones sociales positivas.

4.3. Cómo actúa la falta de salud mental del agresor en un


feminicidio.

La falta de salud mental del agresor puede desempeñar un papel fundamental y


controversial en casos de feminicidio, aunque es importante tener en cuenta que
no todas las personas con problemas de salud mental se convierten en
agresores o cometen actos violentos. Hay una serie de factores complejos que
contribuyen a la violencia contra las mujeres, y la salud mental del agresor
puede ser solo uno de ellos.

Dicho esto, la falta de salud mental puede influir en la comisión de un feminicidio


de varias maneras:

1. Trastornos psicológicos: Algunos trastornos psicológicos, como la


psicosis, la esquizofrenia o los trastornos del estado de ánimo, pueden afectar la
percepción de la realidad y el juicio de una persona. Estos trastornos pueden
aumentar el riesgo de comportamientos violentos o impulsivos, lo que podría
contribuir a un feminicidio.

2. Trastornos de personalidad: Los trastornos de la personalidad, como el


trastorno antisocial de la personalidad o el trastorno narcisista de la
personalidad, pueden llevar a una falta de empatía, una tendencia a la
manipulación y una propensión a la agresión. Estas características pueden estar
presentes en agresores de feminicidios.

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3. Impulsividad y falta de control de los impulsos: Algunas personas con
trastornos de control de los impulsos pueden tener dificultades para regular sus
emociones y comportamientos. Esto puede llevar a reacciones violentas ante
situaciones de estrés o conflicto, incluyendo la perpetración de feminicidios.

4. Experiencias traumáticas: Las experiencias traumáticas, como el abuso


infantil, la violencia doméstica o la exposición a situaciones de guerra, pueden
tener un impacto significativo en la salud mental de una persona. Las secuelas
del trauma no resuelto, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT),
pueden aumentar la posibilidad de que alguien recurra a la violencia, incluido el
feminicidio.

5. Distorsión de la realidad: Algunas enfermedades mentales pueden


distorsionar la percepción de la realidad de una persona, lo que puede llevar a
interpretaciones erróneas, delirios o alucinaciones. Esto puede contribuir a una
visión distorsionada de las relaciones de poder y llevar a actos violentos contra
las mujeres.

Es importante destacar que la falta de salud mental no justifica ni excusa la


violencia o el feminicidio. La responsabilidad recae siempre en el agresor, y es
fundamental abordar la violencia hacia la mujer desde una perspectiva
multidimensional, considerando los factores sociales, culturales y estructurales
que la sustentan. Además, es necesario implementar políticas de prevención,
educación y apoyo a las víctimas para abordar este problema de manera
integral.

Dicho esto, en algunos casos, la falta de salud mental puede contribuir a


comportamientos violentos y agresivos. Algunas condiciones de salud mental,
como los trastornos de la personalidad, los trastornos del estado de ánimo o los
trastornos psicóticos, pueden influir en la forma en que una persona percibe,
piensa y actúa en relación con los demás.
La falta de salud mental puede contribuir a patrones de comportamiento
disfuncionales, como la agresividad, la ira incontrolable, la falta de empatía y la
dificultad para establecer relaciones saludables. Estos patrones pueden influir en

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la forma en que un agresor interactúa con su víctima y puede aumentar la
probabilidad de violencia.

4.4. Contexto familiar en que crecieron los victimarios de


feminicidio

Si en el hogar, existe violencia, los pequeños crecerán con mucha violencia y


estos factores conducen a que la persona cometa un acto delictivo y este mismo
puede incurrir en el delito de Feminicidio. La convivencia familiar, influye mucho
en los comportamientos de los hijos, porque si observa violencia física o
cualquier otra violencia, el pequeño crecerá con un comportamiento diferente
que los demás.

Muchos perpetradores de feminicidio han sido testigos o han experimentado


violencia doméstica en sus hogares durante su crianza. Crecer en un entorno
donde hay violencia física, emocional o sexual puede normalizar la violencia y
afectar negativamente la percepción de las relaciones de pareja y la resolución
de conflictos.

Cuando los niños no tienen ejemplos positivos de relaciones basadas en el


respeto mutuo, pueden tener dificultades para desarrollar habilidades de
comunicación efectiva y resolución de conflictos, lo que puede llevar a
comportamientos violentos en sus relaciones futuras.

En algunos casos, existe un patrón de violencia intergeneracional en las familias


de los perpetradores de feminicidio. Es decir, la violencia se ha transmitido de
generación en generación, lo que puede crear un ciclo de violencia difícil de
romper sin intervención y apoyo adecuados.

Es importante tener en cuenta que estos factores familiares no son una


justificación para el feminicidio o cualquier forma de violencia de género. Sin
embargo, entender el contexto en el que crecen los perpetradores puede ayudar
a identificar posibles áreas de intervención y prevención para abordar la
violencia de género y promover relaciones saludables y respetuosas desde una
edad temprana.

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Algunas teorías de acuerdo al entorno familiar en que crecieron los victimarios
de feminicidio:

- Teoría de la socialización diferencial de Sutherland: que sostiene que el


comportamiento criminal puede ser aprendido a través de la interacción social y
que los factores familiares y del entorno pueden influir en la adopción de
valores y comportamientos antisociales.

- Teoría del trauma intergeneracional de Herman: sugiere que la exposición a


traumas en la infancia puede tener consecuencias a largo plazo en la salud
mental y el comportamiento de los individuos y que estos efectos pueden
transmitirse de una generación a otra.

- Teoría del apego de Bowlby: describe la importancia de las relaciones


tempranas en la formación de la personalidad y sugiere que los patrones de
apego inseguro pueden aumentar el riesgo de comportamientos violentos.

CAPÍTULO II:

4.5. Feminicidio, ¿qué es?

El delito de feminicidio, tipificado en el artículo 108 -B del Código Penal peruano,


sanciona los actos que ponen en riesgo la vida de una mujer por su condición de
tal, en contextos como la violencia familiar; la coacción, hostigamiento o acoso
sexual; el abuso de poder, confianza o autoridad sobre la víctima; o, en general,
cualquier contexto de discriminación contra la mujer. La interpretación de los
elementos del tipo penal, específicamente de la frase «por su condición de tal»,
ha generado especial complicación en la doctrina y jurisprudencia peruana.

El feminicidio es un término utilizado para describir el asesinato de mujeres


debido a su género. Es un grave problema social y una forma extrema de
violencia hacia la mujer que tiene consecuencias devastadoras tanto para la
víctima como para la sociedad en general.

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El feminicidio en el Perú, tiene una evidencia muy alta que cada día va en
aumento, aunque al haberse incrementado las penas en el código penal que
alcanza su máxima condena de cadena perpetua, los crímenes contra las
mujeres siguen en aumento y no se detienen.

El delito de feminicidio como concepto fundamental de varios estudios, es la


expresión extrema de violencia contra las féminas, se trata de asesinatos a
mujeres, el mismo que es cometido por el sexo masculino, el cual tiene vinculo
sentimental y esto sucede por diversos factores.

La ONU establece como definición del feminicidio que este es «El asesinato de
mujeres como resultado extremo de la violencia de género que ocurre tanto en el
ámbito privado como en el espacio público»

El feminicidio es un delito autónomo caracterizado porque la muerte o puesta en


peligro de la vida de la mujer se produce como respuesta ante el
quebrantamiento o no cumplimiento de un estereotipo de género que les
imponen a las mujeres determinados comportamientos o actitudes que las
subordinan (Toledo, 2016, p. 82).

Entre los feminicidios, la mayoría de los victimarios son las parejas o ex parejas
de las víctimas, que no quieren aceptar el término de una relación. También
hubo hechos en que la muerte de la mujer se produjo luego de una violación.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la mayoría de los casos de
feminicidio son cometidos por parejas o exparejas, e implican abusos continuos
en el hogar, amenazas o intimidación, violencia sexual o situaciones en las que
las mujeres tienen menos poder o menos recursos que sus parejas".

El feminicidio es un problema social y de salud pública que afecta no solo una


larga lista de derechos de las mujeres, sino que la historia de violencia que lo
antecede trunca proyectos de vida y causa efectos económicos, en la salud
física y mental de las mujeres, y genera efectos negativos en su entorno ⁴⁵.

Es importante destacar que el feminicidio no es un problema exclusivo de un


país o región en particular. Es un problema global que requiere atención y acción

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por parte de todos. No solo afecta la vida de las mujeres que son asesinadas,
sino que también tiene un impacto significativo en la salud mental de las mujeres
que viven con el temor constante de ser víctimas de violencia. Vivir en una
sociedad donde el feminicidio es una realidad puede generar un aumento en la
ansiedad, el estrés y la depresión en las mujeres, ya que sienten una sensación
de inseguridad y vulnerabilidad.

4.5.1. Violencia hacia la mujer:

La violencia es un fenómeno social que se ha encontrado presente a lo largo de


la historia de la humanidad; sin embargo, una de las manifestaciones más
extendidas y nocivas es aquella que se produce contra las mujeres. Cada día,
en todos los países del mundo, las mujeres son víctimas de algún tipo de
violencia sin importar su edad, etnia, condición social, condición de
discapacidad, nivel educativo, situación económica o cualquier otra.

La violencia contra la mujer a nivel internacional como nacional, evidencia que


tenemos una problemática, donde debemos buscar soluciones para erradicar los
feminicidios que empiezan con maltrato físico y psicológico y conlleva a la
muerte de mujeres.

Abarca una amplia gama de actos, desde el acoso verbal y otras formas de
abuso emocional, al abuso físico o sexual cotidiano. En el extremo del espectro
está el femicidio: el asesinato de una mujer. Por ejemplo, la mayoría de los
femicidios son cometidos por una pareja actual o anterior de la víctima e
incluyen maltrato repetido en el hogar, amenazas o intimidación, violencia sexual
o situaciones en las que las mujeres tienen menos poder o menos recursos que
su pareja. Teniendo en cuenta los indicios de que al dejar una relación una
mujer puede ver aumentado su riesgo de ser asesinada por la pareja

No se trata de un odio entre sexos, se busca el equilibrio, la igualdad de


derechos, la visión de respeto hacia las mujeres como a los hombres.

En concreto la violencia contra la mujer es un problema que afecta a todo el


mundo, y ello no es ahora, sino que siempre ha estado presente y muchas veces

20
esta ha sido de forma pública. La vida humana independiente comprendida
desde el instante del parto hasta la muerte natural de la persona humana, como
se sabe, se trata de un valor supremo dentro de la escala relativa de bienes
jurídicos, el cual debe ser objeto de protección de ese tipo de comportamientos,
en tanto signifiquen su vulneración efectiva. Incluso hay autores que piensan
que la variedad de bienes jurídicos afectados con el feminicidio nos permite
afirmar que se trata de un delito pluriofensivo, que violenta una serie de bienes
jurídicos y derechos no solo de la víctima, sino también de su entorno familiar y
social, lo que justifica el establecimiento de penas privativas de libertad elevadas
por parte del legislador.

4.6. Marco Legal que protege a las mujeres frente al feminicidio en


el
Perú

En el Perú, el marco legal que protege a las mujeres frente al feminicidio ha


experimentado importantes avances en los últimos años.

El principal instrumento legal que aborda específicamente el feminicidio en el


Perú es la Ley N° 30364, Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar. Esta ley reconoce el
feminicidio como un delito autónomo y establece su definición y sanciones
correspondientes. Según la Ley N° 30364, se considera feminicidio el asesinato
de una mujer por el hecho de serlo, motivado por odio, desprecio, dominación,
control, discriminación de género o violencia sexual. Esta legislación contempla
diferentes agravantes que pueden aumentar la pena, como el vínculo de pareja
o convivencia, la presencia de violencia sexual previa, el embarazo de la víctima,
entre otros. Además, la Ley N° 30364 establece la creación del Registro
Nacional de Feminicidios y Tentativas de Feminicidio, que recopila información y
estadísticas sobre estos delitos. Esto contribuye a la generación de datos
actualizados y precisos que permiten monitorear y evaluar la magnitud y las
tendencias de este problema en el país.

En el ámbito internacional, el Perú ha ratificado diversos instrumentos


internacionales de derechos humanos que promueven la protección de las

21
mujeres frente a la violencia y el feminicidio. Entre ellos se encuentran la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará).

A pesar de estos avances legales, es importante reconocer que la


implementación efectiva de las leyes y la garantía de acceso a la justicia para las
mujeres víctimas de feminicidio siguen siendo desafíos pendientes en el Perú.
La sensibilización, la capacitación de profesionales del sistema de justicia, la
prevención integral de la violencia de género y el fortalecimiento de los
mecanismos de protección son aspectos fundamentales para lograr una
verdadera erradicación del feminicidio y una protección efectiva de los derechos
de las mujeres en el país.

4.7. ¿A qué se debe tanta violencia?

Señala que el origen de esta agresividad puede ser biológico o social, factores
que determinan el comportamiento y también las que sufren un trastorno
psicológico como trastorno de personalidad antisocial, ideas paranoides que
siempre piensan que los otros van a hacerle daño, trastornos de personalidad
tanto el límite, como el narcisista, que son muy dañinos y dificultan la
convivencia. Muchas personas con trastorno de personalidad disfrutan con el
sufrimiento ajeno, lo cual las estimula a cruzar los límites. Los impulsivos, los
que no saben esperar, planificar, lo quieren todo, y todo es ‘ya’, no importando el
grandísimo coste emocional que tenga la otra parte”.

Durante los primeros años de vida, el comportamiento de los familiares está


fuertemente influenciado en el niño. Si se crece en un ambiente familiar cuyas
características sean de agresividad, violencia o abuso por parte del padre y otros
varones que conformen el grupo familiar, este va aplicar el aprendizaje social o
de imitación, ya que considerará que esas actitudes son lo normal.

Por otro lado, un agresor es aquella persona que va a ser violenta con la víctima.
Cuando estos se sobrepasan, esta persona está tomando el rol de un feminicida.

22
La psicóloga Katherine Chávez. sostiene que, “Son personas que desde una
edad temprana sufrieron violencia ya sea en sus familias o en sus escuelas”.

Según el experto, el que una persona sea violenta está relacionado con tres
trastornos psicológicos:

● Trastorno de personalidad tipo antisocial: No respeta las normas, es


insensible al dolor ajeno, no ama, sino manipula y se siente tu propietario.
● Trastorno de personalidad por rasgos paranoides: Se caracteriza por ser
totalmente desconfiado en todo sentido. Existe esa necesidad de poseer, el cual
se traduce en el siguiente esquema: “Eres mía y de nadie más”. La base de la
violencia viene a ser los celos.
● Trastorno de tipo narcisista: El agresor se cree superior y deseado por
las demás, por lo tanto, nadie lo puede dejar.

4.8. Tipos de feminicidios:

El feminicidio es un problema grave de salud pública y una violación de los


derechos humanos de las mujeres. La violencia contra la mujer especialmente la
ejercida por su pareja y la violencia sexual constituye un grave problema de
salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres. La mayor
parte de las veces el agresor es la pareja. La violencia puede afectar
negativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres

Según Diana Russell y otros autores han propuesto diferentes tipos de


feminicidio que difieren sobre todo en la relación entre la víctima, el feminicida y
la motivación para cometer el crimen.

1. FEMINICIDIO INTIMO O FAMILIAR: El femicidio cometido por un


esposo o enamorado actual o anterior se conoce como femicidio íntimo o
asesinato por la pareja. Se presenta en aquellos casos en los que la víctima
tenía (o había tenido) una relación de pareja con el homicida, que no se limita a
las relaciones en las que existía un vínculo matrimonial, sino que se extiende a
los convivientes, novios, enamorados y parejas sentimentales. En el feminicidio

23
íntimo también se incluyen los casos de muerte de mujeres a manos de un
miembro de la familia, como el padre, el padrastro, el hermano o el primo

2. FEMINICIDIO NO ÍNTIMO: El femicidio cometido por alguien que no


tiene una relación íntima con la víctima se conoce como femicidio no íntimo. En
este tipo se incluye la muerte perpetrada por un cliente, cuando se trata de
trabajadoras sexuales, por amigos, vecinos o por desconocidos que las atacan
sexualmente antes de matarlas, así mismo de aquellas mujeres que mueren a
causa de la trata de personas. (Cabrera, 2015, p. 2).

4. FEMINICIDIO POR HONOR: El feminicidio por honor es un tipo de asesinato


dirigido específicamente a mujeres que han deshonrado a sus familias. Las
razones comunes para la "deshonra" incluyen violación y acusaciones de
adulterio. El asesinato por dote también ocurre en India, Irán, Pakistán y
Bangladesh. Después del matrimonio, la familia del marido acosaba y torturaba
a la mujer como método de extorsión para obtener una dote mayor. En estos
casos, la mujer podía ser llevada al suicidio o asesinada, a menudo quemada
viva cuando su familia se negaba a pagar. (Sánchez, 2020, p. 4).

3. FEMINICIDIO POR CONEXIÓN: Se da en aquellos casos en los que


las mujeres fueron muertas en la «línea de fuego» de un hombre que pretendía
matar o herir a otra mujer. Por lo general, se trata de mujeres parientes (por
ejemplo, hija, madre o hermana) que intentaron intervenir para evitar el
homicidio o la agresión, o que simplemente se encontraban en el lugar de los
hechos (Villanueva, 2010, p. 3).

4. FEMINICIDIO INFANTIL: El asesinato de una niña hasta los 14 años de


edad cometido por un hombre en el contexto de una relación de responsabilidad,
confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de
la niña.

5. FEMINICIDIO POR PORSTITUCIÓN: Es el asesinato de una mujer en


prostitución por uno o más hombres. Esta tipología incluye casos en los que él o
los perpetradores matan a una mujer, motivados por el odio y la misoginia que
les evoca la condición de prostituta de la víctima. Estos casos también

24
recuerdan a los asesinos la carga del estigma social y la justificación del
feminicidio a través de la prostitución: “Se lo merecía”; “Ella lo pidió por lo que
hizo”; "Era una mala mujer"; "su vida no valía nada

6. FEMINICIDIO POR OCUPACIONES ESTIGMATIZADAS: No se trata


solo de que las mujeres sean asesinadas por ser mujeres, también hay mujeres
que mueren por funciones u ocupaciones no aceptadas por la sociedad, como
las mujeres que trabajan en bares y discotecas, especialmente bailarinas
nocturnas y prostitutas. Son delitos cometidos con sofisticada crueldad, tortura y
fortalecimiento de relaciones sociales desiguales entre los sexos.

7. FEMINICIDIO POR TRATA: Las muertes y asesinatos de mujeres


ocurren en el contexto de opresión y privación de libertad de las víctimas,
conocido como 'tráfico'. La trata de personas, según la definición de las
Naciones Unidas, significa el reclutamiento, el transporte, el movimiento, el
alojamiento o la recepción de mujeres y niñas mediante la amenaza o el uso de
la fuerza, incluido el secuestro, el fraude y el engaño, u otras formas de
coacción. Abuso de poder o dar o recibir pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de mujeres o niñas con fines de explotación. Esta explotación
incluye, como mínimo, la prostitución u otras formas de explotación sexual de
otra persona, trabajo forzado u obligatorio, esclavitud o prácticas análogas a la
esclavitud, servidumbre o sustracción de órganos.

En resumen, algunas estadísticas estudiadas del ¿por qué es el motivo en estos


casos de feminicidio?, se encontró que en el contexto íntimo (pareja o expareja)

el 57.6 % fue por celos; el 13.6 % por resistirse a continuar con la relación; el 4.5
% por no estar de acuerdo con el embarazo de su pareja; el 4.5 % por una
supuesta infidelidad de la víctima; el 1.5 % para silenciar la relación
extramatrimonial; el 1.5 % por conflicto de pensión de alimentos y el 15.8 %
otros. En el ámbito no íntimo (amigo, vecino, cliente, persona que conoció en
una fiesta), se verifica un 20 % de violación sexual seguida de muerte; 10 %
negarse a tener relaciones sexuales con el presunto victimario; evitar pagar los

25
servicios de la trabajadora sexual; 10 % se burló de su virilidad cuando
mantenían relaciones sexuales y un 50 % sin información.

4.9. Características del feminicida

La mente humana es un misterio constante. Quizá nunca sea posible descifrar


por completo. Sin embargo, existe un patrón de conducta en determinados
grupos de personas que pueden dar luz a su naturaleza. Los feminicidas no
muestran su verdadera imagen, ya que son “egoístas y se creen superiores a los
demás”.

Sin embargo, aunque entre los hombres violentos se encuentre un porcentaje


más elevado de psicópatas y neuróticos que entre la población normal (Conger y
Miller, 1966), la agresividad no es causa solo de este perfil de personas. Esto, se
demuestra cuando el hombre “normal” que arremete, sabe qué hace un daño a
su víctima y por esto, trata de disculparse mediante el remordimiento o la
autocrítica. De modo que, la estrategia del arrepentimiento, la utilizan para
captarse de benevolencia ante el juicio social que esto conlleva y así reducir los
posibles riesgos de ser castigado. Otras veces, emplean la autojustificación a
través de la racionalización, criticando así la “maldad” de su víctima haciendo de
esta manera comprensible su actitud agresiva contra ella.

El hombre violento no es exclusivo de una determinada clase social, puede


existir en cualquier ciudad y lugar. Aunque no es posible generalizar sobre las
características personales de aquellos que provocan este tipo de actuaciones,
distintos estudios sobre los agresores en la violencia de género demuestran que
existen ciertas peculiaridades, vivencias y situaciones específicas comunes a la
mayoría de ellos. Un gran porcentaje de maltratadores han sido víctimas o
testigos de malos tratos, adoptando este comportamiento como una forma
normal de relacionarse. Lo han experimentado como sistema de poder,
aprendiendo que, ejerciendo en el hogar, obtienen la máxima autoridad y
consiguen lo que quieren. Aspira a ejercer un poder y control absoluto sobre su
pareja en lo que hace y en sus pensamientos y sentimientos más íntimos.
Consideran a su pareja como una posesión que tienen derecho a controlar en
todos los aspectos de su vida (Espada y Torres, 1996).

26
Suelen ser patológicamente celosos, queriendo ser los primeros y últimos, y por
tanto los únicos, en la atención de su mujer. Así, una parte muy importante en la
iniciación de los actos de violencia suele ser la percepción errónea que tienen de
que su pareja les puede abandonar, sin tener en cuenta la posibilidad de que
ellas puedan tener distintos tipos de relaciones con otras personas de amistad,
de familia, etc.

También en sus espacios de desarrollo personal y social, los hombres presentan


una serie de características: En el espacio intelectual, que media entre el físico y
el cultural; se le enseña a no poner atención a sus procesos emocionales debido
a que se cree que estos obstaculizan su forma de pensar. Es el espacio más
importante para la masculinidad del hombre violento, tiene la percepción
distorsionada de que su pensamiento nunca es erróneo, y así aparece la
violencia emocional con otras personas y consigo mismo. En cuanto al espacio
emocional, la forma que tiene de procesar internamente su relación con el
mundo externo e interno, está menos desarrollado porque mantiene la creencia
de que las emociones le hacen sentirse más vulnerable de cara a los demás, y
por ello, reprime este espacio. La forma de procesar la información mediante el
aprendizaje que recibimos del grupo social más inmediato, es la que conforma el
espacio cultural; todas las creencias que definen y refuerzan la supuesta
superioridad de los hombres sobre las mujeres ya sean mitos o tradiciones, son
las que apoya el hombre violento, ya que de esta forma es como obtiene
beneficios, tendencia a la manipulación y, siempre van a buscar hacerlo de
manera sutil. Reaccionan violentamente ante el abandono o los celos que se
convierten en ataques violentos e imprevisibles contra la mujer. Buscan
victimizarse y buscan dar lástima para hacer sentir culpable a la víctima. Sienten
mucha desconfianza, acumulan ira y suelen explotar. Utilizan la falsedad y el
engaño para obtener aquello que no podrían alcanzar de otra manera. Tienen
algunos rasgos de personalidad psicopática como la falta de compasión y son
amables con todos excepto con su víctima.

27
CAPÍTULO III

4.10. Salud mental y feminicidio.


Lamentablemente las autoridades no buscan erradicar la violencia hacia las
mujeres porque si se preocupan más por ellas, estarían buscando soluciones,
estrategias, no estaríamos escuchando o viendo en televisión o radio y
periódicos que sigue habiendo mujeres muertas por sus parejas. Nuestras
autoridades deben buscar soluciones, preocuparse más por las mujeres que ni
bien hay una denuncia de maltrato físico por sus agresores, realizar
seguimientos a ellas y visitarlas en su domicilio, darles orientación, ofrecerles
ayuda de psicólogos que puedan ayudarla a salir adelante sin la necesidad de
su pareja y que no se encuentran solas para que ellas se sientan seguras de sí
mismas y puedan salir adelante. Por más que nuestro código penal sancione
drásticamente a los agresores, autores del feminicidio, y es ahí donde no está la
solución, vemos que cada día hay más feminicidios y estas sanciones no
detienen al individuo y siguen asesinando a sus parejas (Vásquez, 2019).

Es por ello que, abordar la salud mental de los agresores en el delito de


feminicidio es valioso para crear políticas públicas que puedan ayudar a reducir
este delito y prevenir su repetición. Algunos estudios indican que los agresores
de feminicidio tienen más probabilidades de presentar trastornos mentales y
emocionales, pero esto no debe servir como una excusa o justificación para sus
acciones.

La salud mental de los agresores en casos de feminicidio es un tema importante


que debe ser abordado en la lucha contra la violencia de género. Muchas veces,
los agresores tienen problemas psicológicos o psiquiátricos sin tratar que
pueden contribuir a su comportamiento violento. Además, algunas
investigaciones han sugerido que los agresores de feminicidios pueden tener
rasgos de personalidad y patrones de pensamiento que los hacen más
propensos a la violencia contra las mujeres.

La atención a la salud mental de los agresores de feminicidio puede incluir la


evaluación y el tratamiento de posibles trastornos, así como la implementación

28
de programas de prevención de la violencia hacia la mujer y el fomento de
relaciones de pareja saludables y respetuosas.

Es importante destacar que la atención a la salud mental de los agresores no


debe ser vista como una solución única para el problema de la violencia de
género, sino como un componente más en una estrategia integral y
multidisciplinaria para prevenir y erradicar este tipo de delitos. Es necesario que
se realicen más investigaciones y se implementen políticas públicas para
abordar la salud mental de los agresores y prevenir la violencia hacia la mujer.

En algunos países, como Perú, se ha promulgado legislación que reconoce la


importancia de abordar la salud mental de los agresores de violencia de género.
Por ejemplo, el Decreto Legislativo peruano fortalece la lucha contra el
feminicidio y la violencia familiar y ordena la evaluación de la salud mental de los
agresores. Sin embargo, abordar la salud mental de los agresores de manera
efectiva sigue siendo un desafío. Se requiere más investigación y análisis de los
factores subyacentes que contribuyen a la violencia de género, así como
medidas efectivas para abordar la salud mental de los agresores y prevenir
futuros casos de violencia.

Abordar la salud mental y emocional de los agresores en delitos de feminicidio


es un tema complejo pero importante que puede ayudar a prevenir futuros
casos. Algunos estudios sugieren que los agresores pueden presentar
problemas de salud mental, como trastornos psiquiátricos, uso de sustancias y
bajos niveles de empatía y autocontrol emocional. Es importante que los
encargados de la formulación de políticas públicas y los profesionales de la
salud trabajen juntos para desarrollar medidas preventivas y terapéuticas
dirigidas a los agresores para lograr una disminución en los casos de feminicidio
y promover la igualdad de género. Además, debería haber un seguimiento del
caso y un manejo adecuado del agresor para que se someta al debido proceso
de la ley.

4.10.1. La salud mental contribuye en el delito de feminicidio y la


prevención:

29
El feminicidio es un delito extremadamente grave que implica el asesinato de
una mujer debido a su género. Aunque el feminicidio es un acto criminal, es
importante tener en cuenta que los factores que contribuyen a su comisión
pueden ser complejos y multifacéticos.

En relación con la salud mental, es importante destacar que no todos los


feminicidios están directamente relacionados con problemas de salud mental.
Sin embargo, existen situaciones en las que la salud mental puede influir en la
perpetración de un feminicidio. Algunos factores que pueden estar presentes
incluyen:

1. Trastornos mentales no tratados: Algunas personas que cometen feminicidios


pueden tener trastornos mentales no diagnosticados o no tratados, como
trastornos del estado de ánimo, trastornos psicóticos o trastornos de
personalidad. Estos trastornos pueden afectar su capacidad para regular sus
emociones, tomar decisiones racionales y controlar sus impulsos.

2. Patrones de violencia y comportamiento agresivo: Las personas con


problemas de salud mental, especialmente aquellos con trastornos de conducta
o trastornos de control de impulsos, pueden tener un historial de comportamiento
violento o agresivo. Esto puede aumentar el riesgo de cometer actos violentos,
incluidos los feminicidios.

Es fundamental comprender que la salud mental no debe ser utilizada como una
excusa para justificar o minimizar el feminicidio. El feminicidio es un crimen de
género que debe abordarse desde una perspectiva amplia y considerar los
factores sociales, culturales, económicos y legales que perpetúan la violencia
contra las mujeres. Además, es importante brindar un enfoque integral para
prevenir y abordar la violencia hacia la mujer, que incluya la educación, la
concienciación, la promoción de la igualdad de género y el acceso a servicios de
apoyo a las víctimas.

Por otro lado, algunos autores han destacado la presencia de patrones de


violencia y control en la vida de los perpetradores de feminicidios pueden estar
relacionados con problemas de salud mental, como trastornos de personalidad,

30
narcisismo, celos patológicos y comportamiento agresivo como ya con
anterioridad se ha mencionado. Estos factores pueden contribuir a la escalada
de la violencia y el posterior feminicidio. Los perpetradores de feminicidios
pueden tener historias de abuso y trauma en su pasado, incluido el abuso infantil
o la exposición a la violencia doméstica. Estas experiencias traumáticas pueden
tener un impacto significativo en la salud mental de los individuos y, en algunos
casos, contribuir a la perpetuación de la violencia hacia las mujeres.

Además, el feminicidio tiene un impacto en la salud mental de las familias y


amigos de las víctimas. La pérdida traumática de un ser querido en
circunstancias violentas puede generar dolor, tristeza y trastornos de estrés
postraumático en los seres queridos de la víctima.

La prevención del feminicidio y la promoción de la igualdad de género son


esenciales para abordar este grave problema social y proteger la salud mental
de las mujeres. Es necesario educar a la sociedad sobre los derechos de las
mujeres, fomentar la igualdad de género y promover una cultura de respeto y no
violencia.

A nivel internacional, nacional y local se vive una problemática del feminicidio y a


que preguntar a nuestros representantes que harían ante la situación que el
Perú vive o qué medidas tomarían para poner un alto a tantas muertes y
sufrimientos para los hijos huérfanos y los padres de la víctima. Según la
Organización mundial de la Salud (OMS, 2007), las personas masculinas tienen
más probabilidades de cometer agresiones con su pareja porque han sufrido
maltratos en su infancia, han sido testigo de escenas muy violentas hacia su
madre o si exceden en el consumo de bebidas alcohólicas y piensan estos
agresores que la mujer es su propiedad. (Echeburúa & Fernández, 1998). Las
conductas de las personas masculinas como celos, despecho, el
comportamiento agresivo y muchas conductas son las causas de mujeres
muertas y más frecuentemente vemos feminicidios.

Por otra parte, tenemos a la Política criminal, este es un conocimiento riguroso


aplicado, y tiene como finalidad promover planificaciones sistemáticas y eficiente
para el control del delito a través de injerencia estatal. En este sentido, se

31
desempeña en la evolución y formulación del conocimiento criminológico y
expresa las estrategias y actividades encaminadas a la prevención, control y
reducción del delito.

El autor Marcus (2022) nos dice que, no solo deberíamos quedarnos con la
sanción ejemplar para el victimario, sino que es muy importante abordar el tema
de la prevención. También dijo que se debe involucrar a toda la sociedad, así
como a la familia más cercana a la pareja. Mencionó también que examinar las
emociones y creencias es muy importante, ya que muchas veces los feminicidas
justifican su actuar debido a ideas marcadas de machismo estructural.

Recalca que urge, además, que el sistema de justicia funcione, ya que casi un
20 % de las mujeres que han sido asesinadas había, previamente, puesto una
denuncia por violencia familiar. Es como si ellas hubieran sabido de antemano lo
que podía pasar y el Estado se resigna a que las maten, entonces, todos los
días vemos que una mujer, niña o adolescente muere asesinada, por eso creo
que eso tiene que parar y trabajar también en el cambio de mentalidades.

Es necesario tener en cuenta que conforme a las motivaciones que señalan los
feminicidas para cometer estos hechos, como celos enfermizos, obsesión,
cosificación de la mujer, rasgos patológicos en la personalidad, etc., se denota
una alarmante deficiencia en cuanto al problema y tratamiento de la salud
mental. Para solucionarlos, primero se debe atender la clamorosa falta de
profesionales (psicólogos y psiquiatras), pues estos son imprescindibles en las
instituciones que brindan atención a las víctimas. Abordar así el problema
permitirá que los casos que lleguen a conocimiento de las autoridades
competentes tengan la posibilidad de encontrar mecanismos que alivien los
factores de violencia y se eviten más muertes.

De otro lado, se deben masificar las campañas y los tratamientos efectivos


preventivos en todos los casos en los cuales se inicia el germen de la violencia
doméstica. Es el Estado, a través de todas sus instituciones, quien debe
potenciar sus programas de protección, tratamiento y terapias necesarias para
estos casos.

32
4. 11. Psicología criminal del perpetrador:

La psicología criminal, también conocida como psicología criminológica, es el


estudio de los puntos de vista, pensamientos, intenciones, acciones y reacciones
de criminales y sospechosos. Es un subcampo de la criminología y la psicología
aplicada.

Los psicólogos criminales tienen muchas funciones dentro de los tribunales


legales, incluyendo ser llamados como testigos expertos y realizar evaluaciones
psicológicas de las víctimas y aquellos que han participado en conductas
delictivas. Se utilizan varias definiciones para el comportamiento criminal,
incluido el comportamiento punible por la ley pública, el comportamiento
considerado inmoral, el comportamiento que viola las normas o tradiciones
sociales o los actos que causan daños psicológicos graves.

El comportamiento criminal a menudo se considera de naturaleza antisocial. Los


psicólogos también ayudan con la prevención del delito y estudian los diferentes
tipos de programas que son efectivos para prevenir la reincidencia, y la
comprensión de qué trastornos mentales es probable que tengan los
delincuentes.

Se centra en estudiar el proceso delictivo, explicarlo, comprender cómo y por


qué ha sucedido y, así, tratar de prevenirlo. También estudia cuáles son las
motivaciones y la personalidad del delincuente, además de aprovechar lo
averiguado para prevenir y controlar la delincuencia y rehabilitar al ofensor,
mediante la explicación de fenómenos, tales como; las características
estructurales y dinámicas de la personalidad de víctima y victimario.

En base a todo esto, la figura del psicólogo criminal destaca en centros


penitenciarios, de salud mental y juzgados, realizando entrevistas a implicados
en el delito y diseñando programas preventivos de criminalidad.

Por último, tenemos que la psicología criminal tiene una finalidad preventiva,
dado que conocer el delito contribuye, también, a evitarlo interviniendo sobre los
grupos más propensos a realizarlo. Así pues, esta disciplina, conociendo los

33
factores biopsicosociales que presentan una relación con la aparición y con el
desarrollo de la delincuencia para poder llegar a reducir la criminalidad mediante
programas de prevención. Se pretende mejorar el conocimiento del delito y su
prevención. Conocer el perfil permite determinar las características psicológicas
de la víctima, contrarrestarlas y lograr que salga del círculo de violencia en el
que se encuentra.

“El haber padecido maltrato físico sí es un elemento determinante. Es un


acercamiento a la violencia, pero en condición de víctima y a nivel intrafamiliar.
Pero el hecho de salir del hogar tempranamente no es suficiente para ser una
incidencia”, refirió la funcionaria del Minjusdh.

“No se trata de un tema cognitivo, pues a estas personas les era posible
entender las cosas antes de cometer el feminicidio. Contaban con cierto nivel
educativo. Además, existe un patrón de violencia que se repite desde la infancia,
cómo sufrieron la violencia con su primer vínculo afectivo. Entonces, al hacer
otro vínculo afectivo cuando son mayores, se repite”, explicó.

En este sentido, Echeburúa en el año 2013, menciona que la mujer que ha


sufrido algún tipo de violencia no posee un perfil específico que determine su
condición de víctima dado que cada una responde a una personalidad única,
pero se puede identificar similitudes en diferentes características relacionados
con aspectos cognitivos como el enamoramiento agudo, la dependencia
emocional es decir, conserva la idea de seguir con su pareja para mantener la
unidad familiar, creencias religiosas o culturales y el miedo excesivo a
abandonar a la pareja, también características de la personalidad como
sentimientos de baja autoestima o culpa por la presencia de la violencia, citado
por (Maxximi, 2017).

De la misma forma, desde la psicóloga forense elabora una evaluación


psicológica al agresor o victimario para efectuar su perfil criminológico y
considerar las posibles causas y similitudes que los lleva a cometer estos actos
de feminicidio.

34
Así mismo Villela (1996), considera el control-descontrol como otra característica
de los agresores, quienes intentan controlar y ejercer el poder sobre su pareja
utilizando el maltrato físico y psicológico. Otro aspecto del victimario refiere a la
falta de empatía y las dificultades de expresión de emociones, que deciden
actuar de manera violenta para no mostrar debilidad, de nuevo Villela plantea
como característica, la dependencia y ansiedad ante el abandono que
parecerían estos sujetos es decir presentan inestabilidad a nivel emocional,
citado por (Romero 2015)

4.12. Temas conductuales de la víctima y del perpetrador:

Temas conductuales de la víctima y del perpetrador son elementos clave para


entender el fenómeno del feminicidio. De acuerdo a la literatura especializada, el
perpetrador de un feminicidio busca un doble objetivo con el crimen: el control y
la eliminación de la víctima. Las condiciones sociales y culturales en las que se
desarrolla la violencia hacia la mujer, así como las creencias y estereotipos que
justifican la violencia, se reflejan en las conductas tanto del perpetrador como de
la víctima.

En general, las víctimas de feminicidio suelen tener una relación con el


perpetrador, siendo su cónyuge o expareja en muchos casos. También, la
victimización previa y el riesgo identificado son factores que pueden contribuir a
explicar por qué algunas mujeres son más vulnerables a este tipo de violencia.

Por otro lado, la conducta del perpetrador puede incluir comportamientos de


control y celos, cómo espiar a la víctima, restringir su movilidad y limitar su
acceso a amigos y familiares. En algunos casos, los perpetradores también
despliegan comportamientos violentos hacia otras personas del entorno de la
víctima, incluyendo a los hijos.

Es importante destacar que cada caso es único y debe ser abordado de manera
individual. No obstante, la identificación y comprensión de estos
comportamientos puede ser útil para la prevención y el tratamiento de la
violencia de género.

35
CAPÍTULO IV:

4.13. Tratamiento terapéutico, ¿qué es?:

Las estadísticas en nuestro país nos dan una muestra del crecimiento alarmante
de estos hechos, el tratamiento terapéutico se refiere a los diferentes enfoques y
técnicas utilizadas para abordar problemas de salud física, mental o emocional.
Puede incluir terapia individual, terapia de grupo, terapia familiar o terapia de
pareja, dependiendo de las necesidades del individuo.

Terapéutico es un término que se refiere a lo relativo a cuidar la salud, ya sea


mediante el tratamiento de una enfermedad, el alivio de las molestias o la mejora
de la calidad de vida. El proceso terapéutico es el conjunto de sesiones entre el
profesional y el paciente que buscan que este tome conciencia de su situación y
reciba ayuda para enfrentar sus problemas.

El objetivo principal del tratamiento terapéutico es mejorar el bienestar general


del paciente, promover la salud mental y emocional, y abordar los síntomas o
dificultades específicas que puedan estar experimentando.

El tratamiento terapéutico se basa en la relación terapéutica entre el profesional


de la salud y el paciente, donde se establece un ambiente seguro y de confianza
para explorar y abordar los desafíos que enfrenta el individuo. El terapeuta o
profesional de la salud mental utiliza diferentes técnicas y enfoques basados en
la evidencia para ayudar al paciente a comprender y modificar los patrones de
pensamiento, emociones o comportamientos que puedan estar causando
malestar o dificultades.

Los profesionales de la salud mental, como psicólogos, psiquiatras, trabajadores


sociales clínicos u otros terapeutas, utilizan su formación y experiencia para
determinar el enfoque terapéutico más adecuado para cada paciente. Además,
el tratamiento terapéutico a menudo se complementa con otras intervenciones,
como medicación, cambios en el estilo de vida o apoyo comunitario, para lograr
resultados óptimos.

4.13.1. Tratamiento terapéutico para el agresor:

36
Se deberá valorar si el individuo es capaz de entender la comisión del delito del
que se le acusa, y si tenía plenas facultades para entenderlo en el momento en
el que lo hizo, si puede entender las causas de las que se le acusa, si entiende
el rango de las posibles condenas y si tiene capacidad para declarar en su
propia defensa.

El tratamiento terapéutico para un agresor de feminicidio puede involucrar


intervenciones y enfoques específicos para abordar las conductas violentas y
promover cambios en su comportamiento. Estos tratamientos a menudo se
llevan a cabo en el contexto del sistema de justicia penal y pueden incluir terapia
individual, terapia de grupo y programas de intervención especializados.

El tratamiento terapéutico para un agresor de feminicidio es un tema complejo y


sensible, que requiere una aproximación multidimensional para abordar las
causas subyacentes de la violencia hacia la mujer y prevenir futuros actos
violentos.

Es importante destacar que el tratamiento terapéutico no debe verse como una


excusa o justificación para los actos cometidos, sino como una medida que
busca abordar y modificar los patrones de pensamiento y comportamiento
violentos.

Algunos programas se centran en la responsabilidad y la toma de conciencia,


brindando al agresor la oportunidad de reflexionar sobre sus acciones,
comprender el impacto de su comportamiento en las víctimas y la sociedad, y
asumir la responsabilidad de sus actos. Además, se pueden utilizar enfoques
cognitivo-conductuales para ayudar al agresor a identificar y cambiar patrones
de pensamiento distorsionados o creencias negativas que sustentan la violencia
de género. Estos enfoques pueden incluir técnicas de reestructuración cognitiva,
aprendizaje de habilidades de resolución de conflictos, entrenamiento en
empatía y fomento de actitudes y comportamientos respetuosos hacia las
mujeres.

37
Es importante destacar que el tratamiento terapéutico para los agresores de
feminicidio debe ser parte de un enfoque integral que incluya medidas legales,
sociales y educativas. Esto implica la colaboración entre profesionales de la
salud mental, trabajadores sociales, abogados, jueces y otros actores
relevantes, para garantizar una respuesta adecuada y coordinada.

Es fundamental que estos programas se desarrollen con la supervisión y el


seguimiento adecuados, con el objetivo de evaluar su efectividad y realizar
ajustes cuando sea necesario. Además, es crucial garantizar la seguridad y el
apoyo a las víctimas, así como brindarles acceso a recursos y servicios de
apoyo durante todo el proceso.

En resumen, el tratamiento terapéutico para un agresor de feminicidio busca


abordar las causas subyacentes de la violencia hacia la mujer, fomentar la
responsabilidad y promover cambios positivos en el comportamiento. Sin
embargo, es importante tener en cuenta que cada caso es único y requiere una
evaluación individualizada para determinar el enfoque terapéutico más
adecuado.

La terapia puede ayudar a abordar las causas subyacentes de comportamientos


violentos, como la misoginia, los trastornos mentales o los antecedentes de
abuso. Puede ofrecer a los victimarios la oportunidad de reflexionar sobre sus
acciones, comprender el impacto de su comportamiento y desarrollar habilidades
para manejar la ira y resolver conflictos de manera pacífica.

Primero, se debe reconocer que el feminicidio es un acto extremadamente grave


y con consecuencias devastadoras, por lo que cualquier intervención terapéutica
debe tener en cuenta la seguridad y el bienestar de las víctimas y la sociedad en
general.

La efectividad de la terapia para los victimarios depende de diversos factores,


como la disposición del perpetrador a cambiar, la gravedad y la naturaleza de
sus problemas subyacentes, y la calidad y la adecuación del tratamiento
recibido. La terapia puede ser útil para abordar problemas de salud mental,

38
trastornos de conducta, adicciones o traumas pasados, que pueden estar
relacionados con comportamientos violentos.

Sin embargo, es importante destacar que la terapia no debe considerarse como


la única respuesta o solución para abordar el feminicidio. La prevención del
delito, la educación sobre la igualdad de género, el fortalecimiento de los
sistemas legales y judiciales, y la promoción de una cultura de respeto y no
violencia son aspectos fundamentales que deben abordarse de manera integral.

Además, es crucial garantizar que el tratamiento terapéutico se realice de


manera profesional, ética y supervisada, con enfoques basados en evidencia y
enfoques especializados en violencia hacia la mujer. La participación de
expertos en psicología forense, trabajo social y justicia penal puede ser
fundamental para evaluar el progreso del victimario y garantizar la seguridad de
las víctimas

4. 13. 2. Tratamiento terapéutico para la víctima:

Es fundamental brindar apoyo terapéutico a las víctimas de feminicidio,


especialmente cuando hay hijos involucrados.

El femicidio íntimo no solo es la consecuencia más extrema de la violencia


infligida por la pareja, sino que también tiene repercusiones profundas y
prolongadas en el entorno que rodea a las mujeres. Por ejemplo, los hijos
supervivientes de esas parejas sufren efectos duraderos porque pierden a su
madre asesinada, su padre es encarcelado y ellos a menudo tienen que
abandonar su hogar paterno y adaptarse a un ambiente donde quizá sean
encasillados como hijos del asesino.

Es fundamental abordar el feminicidio desde una perspectiva integral que incluya


medidas de prevención, protección de las víctimas y justicia para los
perpetradores. Además, se debe brindar apoyo psicológico y servicios de salud
mental a las mujeres afectadas por la violencia de género y el feminicidio. Esto
puede incluir terapia individual o grupal, asesoramiento, apoyo legal y redes de
apoyo comunitario.

39
El tratamiento terapéutico para las víctimas de feminicidio, especialmente
cuando hay hijos involucrados, es crucial para ayudarles a sobrellevar el dolor y
las secuelas emocionales del trauma. Los hijos pueden verse gravemente
afectados por la pérdida de su madre y por la violencia que han presenciado o
experimentado.

El tratamiento terapéutico para las víctimas de feminicidio debe ser un enfoque


integral que considere tanto las necesidades emocionales y psicológicas de los
hijos como las de los demás familiares cercanos. Aquí hay algunas
consideraciones esenciales:

- Terapia individual para los hijos: Los niños que han perdido a su madre
debido a un feminicidio pueden experimentar una amplia gama de
emociones, como el dolor, la tristeza, la rabia y el miedo. La terapia
individual, proporcionada por profesionales capacitados en trauma
infantil, puede ayudar a los niños a expresar sus sentimientos y a
procesar el dolor de manera adecuada.

- Terapia familiar: La pérdida de una madre y la violencia que ha ocurrido


pueden tener un impacto significativo en la dinámica familiar. La terapia
familiar puede ayudar a abordar los problemas de comunicación, los
conflictos y los desafíos emocionales que enfrenta la familia en su
conjunto. También puede ser un espacio seguro para que los miembros
de la familia se apoyen mutuamente y aprendan a lidiar con el duelo.

- Apoyo legal y psicosocial: Las víctimas de feminicidio y sus hijos pueden


necesitar asistencia legal para garantizar sus derechos y proteger su
bienestar a largo plazo. Además, es fundamental brindar apoyo
psicosocial a los afectados para que se sientan acompañados durante el
proceso de recuperación.

- Tratamiento a largo plazo: El proceso de recuperación después de una


pérdida traumática como un feminicidio puede ser largo y desafiante. Es
importante que el tratamiento terapéutico sea sostenido a lo largo del

40
tiempo para garantizar que las personas afectadas reciban el apoyo
necesario durante todo su proceso de sanación.

En conclusión, el tratamiento terapéutico para las víctimas de feminicidio,


especialmente cuando hay hijos implicados, debe ser holístico y adaptado a las
necesidades específicas de cada individuo y familia. La combinación de terapia
individual, familiar, apoyo legal, psicosocial y redes comunitarias puede ayudar a
fomentar el proceso de recuperación y facilitar la reconstrucción de una vida
después de la tragedia.

4.14. Cómo influye la salud mental en la prevención de un delito

La salud mental puede desempeñar un papel importante en la prevención de


delitos, ya que puede influir en los factores de riesgo y protección relacionados
con la conducta delictiva. Por ejemplo, las personas que experimentan
trastornos de salud mental no tratados, como trastornos de conducta, adicciones
o enfermedades mentales graves, pueden tener una mayor vulnerabilidad para
involucrarse en comportamientos delictivos.

Es fundamental promover el acceso equitativo a servicios de salud mental,


desestigmatizar los trastornos mentales y fomentar la conciencia pública sobre la
importancia de abordar la salud mental como parte integral de los esfuerzos de
prevención del delito.

Una buena salud mental puede ayudar a reducir la probabilidad de que alguien
cometa un delito, mientras que los problemas de salud mental no tratados
pueden aumentar el riesgo de conductas delictivas. Así mismo puede fomentar
la empatía y la capacidad de comprender las emociones y perspectivas de los
demás. Las personas con empatía son más propensas a considerar las
consecuencias de sus acciones en los demás antes de cometer un delito, lo que
puede disuadirlos de llevar a cabo comportamientos dañinos.

Una salud mental equilibrada facilita la toma de decisiones racionales y el control


de impulsos. Aquellos que pueden reflexionar sobre las consecuencias de sus
acciones y controlar sus impulsos tienen menos probabilidades de participar en

41
actividades delictivas impulsivas. Las personas con buena salud mental tienen
una mayor capacidad para resolver conflictos de manera pacífica y asertiva. La
capacidad de comunicarse efectivamente y resolver disputas de manera
constructiva puede reducir las situaciones que podrían llevar a conductas
delictivas

Aquellas personas con una buena salud mental tienden a ser más conscientes
del cumplimiento de la ley y tienen menos probabilidades de violarla. Además,
pueden estar más dispuestas a cooperar con las autoridades en la prevención y
resolución de delitos.

En resumen, una buena salud mental puede fomentar comportamientos


prosociales y una mayor resiliencia ante situaciones estresantes, lo que
contribuye a la prevención del delito. Por otro lado, los problemas de salud
mental no tratados pueden aumentar los factores de riesgo y llevar a un mayor
involucramiento en actividades delictivas. Es esencial abogar por el acceso a la
atención de la salud mental y promover una sociedad que comprenda y apoye el
bienestar emocional de sus miembros para reducir la incidencia de delitos y
promover un entorno seguro y saludable.

4.15. Educación socioemocional para prevenir actos de feminicidio


y
violencia:

Cuando hablamos de educación emocional es un proceso pedagógico


encaminado a activar la esfera afectiva como complemento de las capacidades
cognitivas, contribuyendo así al desarrollo integral del individuo. Fomenta el
conocimiento y la gestión de las emociones para que la persona pueda afrontar
con confianza los retos del día a día y mejorar su bienestar. Evidentemente, el
concepto de socioemocional está íntimamente relacionado con la inteligencia
emocional, entendida como la capacidad de reconocer nuestras emociones y
gestionarlas de forma eficaz y otra. Por tanto, el desarrollo de este tipo de
inteligencia es una de las principales tareas de la educación emocional, así
mismo hacer que los humanos sean más conscientes de nuestras emociones y

42
sentimientos es un paso muy importante para mejorar la socialización y el
desarrollo personal.

La razón de esto es que no se vuelven dueños de sus emociones, sino que


aprenden a manejarlas y controlarlas analizando el motivo de su ocurrencia y
siendo capaces de manejarlas para que no se vuelvan posesivas. Por otro lado,
la educación emocional también ayuda a mejorar la empatía entre las personas,
una habilidad necesaria para vivir una vida más sana y equilibrada.

Se sabe que tenemos pensamientos y conductas inapropiadas por falta de


control emocional, esto puede conducir a que las personas crezcan y desarrollen
su lado violento lo cual lo puede llevar a cometer en un futuro delitos como el
poder matar a una persona, convertirse en un feminicida, por ello es muy
importante el aprendizaje emocional para así prevenir estos efectos, así mismo
esto nos conlleva a la formación de una personalidad integral. Esto implica
desarrollar la inteligencia emocional y aplicarla a situaciones de la vida real.

Por consiguiente; la falta de educación socioemocional en las personas conlleva


a tener conductas erróneas en la sociedad, por ello desde muy pequeños
debemos formar un ambiente, sano libre de violencia tanto física, psicológica en
los niños, debido a que los estudios revelan que los feminicidas mayormente
carecieron de esta educación, ya que en muchas ocasiones fueron rechazados
por algún grupo social , o no tuvieron una buena relación con sus padres o
familiares lo cual conlleva a esta carencia emocional, o en algunos casos estos
fueron abandonados por sus madres o no recibieron afecto por parte de ellas ,
así mismo también se puede desarrollar el carácter violento en los feminicidas
cuando estos han sufrido maltratos físicos por parte de sus familiares o padres,
conllevando a repetir este patrón.

Aunque actualmente ya no se mata a una mujer por el hecho de ser mujer


también es uno de los factores que por la falta de educación socioemocional
pueden desarrollar esta conducta puesto que muchos hombres piensan que las
mujeres les pertenecen, la violencia puede, en algunos casos, desencadenarse
de forma impulsiva o ante diferentes circunstancias situacionales (el abuso de

43
alcohol, una discusión, el contagio emocional del grupo, el fanatismo político o
religioso, la presencia de armas, etc.

- Teoría de la inteligencia emocional de Salovey y Mayer: describe la capacidad


de las personas para reconocer, expresar y regular sus emociones y sugiere
que el desarrollo de estas habilidades puede mejorar la calidad de las
relaciones interpersonales y prevenir la violencia.

V. PROPUESTA LEGISLATIVA

Como modelo de propuesta de mejora del artículo 108-B del Código Penal del
Perú, consideramos los siguientes aspectos:

MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 108-B DEL CÓDIGO PENAL DEL PERÚ

Se propone modificar el artículo 108-B del Código Penal del Perú para ampliar la
definición de feminicidio y contemplar otros casos de violencia contra las
mujeres, así mismo incluir el tratamiento terapéutico para el victimario y la
victima si en caso hay hijos de por medio.

La nueva redacción del artículo 108-B podría quedar de la siguiente manera:

Código Penal:

Artículo 108-B.- Feminicidio

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años el


que mata a una mujer en el contexto de violencia física en el entorno íntimo
y no íntimo, por celos, ira, esquizofrenia, coacción, persecución, abuso de
poder o cualquier otra posición, cualquier forma de discriminación contra
la mujer, y si la víctima era menor de edad o adulta y esta misma no querer
un vínculo alguno con su cónyuge, el condenado a pena privativa de
libertad efectiva por el delito comprendido, previo examen médico y
psicológico que determine su situación en que circunstancias de salud
mental a cometido el delito comprendido en este capítulo y encontrándose
en la investigación que carece de salud mental, será sometido a un

44
tratamiento terapéutico a fin de facilitar su readaptación social y fomentar
la responsabilidad promoviendo cambios positivos en el comportamiento.

Hallándose hijos de por medio el tratamiento terapéutico aplicaría para los


hijos de la víctima, en consecuencia, de que, habiendo presenciado actos
de violencia, los hijos presenten traumas futuros o repitan los mismos
patrones.

Asimismo, se considerará feminicidio y se sancionará con pena privativa de


libertad no menor de quince años, cuando se presente cualquiera de las
siguientes circunstancias:

a) La víctima haya sufrido violencia sexual previa al feminicidio.

b) El feminicidio se haya cometido en presencia de sus hijos, hijas,


descendientes o ascendientes.

c) El feminicidio se haya cometido mediante el uso de armas de fuego o


explosivos.

d) El feminicidio se haya cometido bajo emoción violenta

e) El feminicidio se haya cometido en el marco de una relación de pareja o ex


pareja, convivencia o cualquier forma de relación afectiva.

f) El feminicidio se haya cometido en el marco de una situación de trata de


personas o explotación sexual.

g) El feminicidio se haya cometido por motivos de odio, orientación sexual, etnia,


discapacidad u otra condición o circunstancia personal o social de la víctima.

45
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La modificación del artículo 108-B del Código Penal del Perú tiene como objetivo
ampliar la definición de feminicidio y contemplar otros casos de violencia de esta
índole contra las mujeres en diferentes realidades sociales, así mismo
implementar el tratamiento terapéutico para el victimario como para la victima si
hay hijos de por medio. La violencia contra la mujer y la falta de salud mental
puede ser un factor desencadenante para el delito de feminicidios, un problema
grave en el Perú y en todo el mundo, que afecta a millones de mujeres y niñas, y
que tiene consecuencias devastadoras para ellas, sus familias y la sociedad en
general. Además, dentro de ésta, se abordará sobre el tema de la salud mental
dentro de un feminicidio, el cual la salud mental de los agresores en el delito de
feminicidio es valiosa para crear políticas públicas que puedan ayudar a reducir
este delito y prevenir que se repitan los mismo patrones. Algunos estudios
indican que los agresores de feminicidio tienen más probabilidades de presentar
trastornos mentales y emocionales, pero esto no debe servir como una excusa o
justificación para sus acciones.

La inclusión de estas nuevas circunstancias en la definición de feminicidio


permitirá una mejor protección y una mayor prevención, puesto que, el
tratamiento terapéutico se da a fin de mejorar el bienestar general, promover la
salud mental y emocional, y abordar los síntomas o dificultades específicas que
puedan estar experimentando, y; para el agresor, el tratamiento terapéutico
requerirá una aproximación multidimensional para abordar las causas
subyacentes de la violencia hacia la mujer y prevenir futuros actos violentos. Es
importante destacar que el tratamiento terapéutico no debe verse como una
excusa o justificación para los actos cometidos, sino como una medida que
busca abordar y modificar los patrones de pensamiento y comportamiento
violentos. Además, se pueden utilizar enfoques cognitivo-conductuales para
ayudar al agresor a identificar y cambiar patrones de pensamiento
distorsionados o creencias negativas que sustentan la violencia hacia la mujer.

Además, la modificación del artículo 108-B del Código Penal del Perú refleja el
compromiso del Estado peruano con la promoción de salud mental para prevenir

46
actos de feminicidio futuros y no recaigan esos mismos patrones en sus hijos (si
se da el caso) y la implementación también para los hijos a un tratamiento
terapéutico, puesto que, los hijos que han perdido a su madre debido a un
feminicidio pueden experimentar una amplia gama de emociones, como el dolor,
la tristeza, la rabia y el miedo, es de crucial importancia no dejarlos
desamparados.

ANÁLISIS COSTO - BENEFICIO

La modificación propuesta del artículo 108-B del Código Penal del Perú tiene
costos y beneficios asociados que deben ser considerados en su evaluación.

Costos:

- Costos administrativos y judiciales asociados al procesamiento de los casos de


feminicidio.

- Costos en recursos económicos y humanos para la implementación de


programas de prevención y atención a las víctimas y agresores.

- Posibles costos de resistencia social a la implementación de la nueva norma.

Beneficios:

- Mayor sensibilización y conciencia social sobre la gravedad de la violencia


contra la mujer y su perpetrador y la importancia de su prevención.

- Fortalecimiento del marco legal para la protección de los derechos humanos de


las mujeres y la prevención de feminicidio.

- Proporcionar servicios de apoyo y atención especializada a las víctimas y a las


personas que puedan estar en riesgo de cometer actos de violencia.

- La comprensión de la conexión entre la salud mental y la violencia es


importante para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento adecuadas
para abordar el problema del feminicidio.

- Abordar la aparente escasez de profesionales (psicólogos y psiquiatras) que


son esenciales en las instituciones que brindan atención a víctimas y victimarios.

47
- Tratamiento terapéutico para prevenir delitos futuros y se estudien las causas
subyacente del por qué la violencia contra la mujer.

En general, los beneficios de la modificación propuesta del artículo 108-B del


Código Penal del Perú superan sus costos asociados.

INCIDENCIA DE LA NORMA SOBRE LA LEGISLACIÓN NACIONAL

La modificación propuesta del artículo 108-B del Código Penal del Perú es
coherente con la legislación nacional peruana y sus compromisos
internacionales en materia de derechos humanos de las mujeres y prevención
de la violencia contra la mujer y la falta de salud mental de parte de su
perpetrador en el contexto en el cuál éste padezca, (celos, ansiedad, coraje,
esquizofrenia, trastornos mentales y emocionales, etc.)

El Perú ha ratificado diversos instrumentos internacionales que reconocen y


protegen los derechos humanos de las mujeres y establecen la obligación de los
Estados de prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género contra ellas.
Entre estos instrumentos se encuentran la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belém do Pará) y la Declaración sobre la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer de la ONU.

En consecuencia, la modificación propuesta del artículo 108-B del Código Penal


del Perú refleja la obligación del Estado peruano de prevenir el feminicidio en
todas sus formas, realizando los estudios adecuados para el victimario, en
concordancia con los compromisos internacionales asumidos.

48
VI. CONCLUSIONES

1. En ese sentido, si como se ha defendido con anterioridad, el delito protege la


vida humana independiente y, a su vez, la igualdad material, restringir
meramente el ámbito de la frase por su condición de tal a la condición de
mujer resulta equivocado.

2. Es importante destacar que el feminicidio no es un problema exclusivo de un


país o región en particular. Es un problema global que requiere atención y
acción por parte de todos.

3. La violencia contra la mujer a nivel internacional como nacional, evidencia que


tenemos una problemática, donde debemos buscar soluciones para
erradicar los feminicidios que empiezan con maltrato físico y psicológico y
conlleva a la muerte de mujeres.

4. La salud mental es un aspecto crucial de nuestra vida cotidiana que puede


afectar nuestra salud física, nuestras relaciones personales y nuestra
capacidad para funcionar en el trabajo y en la escuela. Es importante buscar
ayuda si se experimentan síntomas de trastornos mentales y cuidar la salud
mental a través de actividades que promuevan el bienestar.

5. Es fundamental abordar el problema del feminicidio desde una perspectiva


multidimensional, considerando tanto los factores individuales como los
sociales y estructurales. Esto implica promover la educación en igualdad de
género, fomentar el respeto y la empatía desde la infancia, brindar apoyo y
recursos a las víctimas de violencia de género, así como implementar
políticas públicas y leyes efectivas que prevengan y sancionen estos actos
de violencia.

6. Ahora bien, en este sentido, cabe resaltar que el homicidio es el acto de


asesinar a una persona, ya sea voluntaria o involuntariamente, y este puede
ser realizado por cualquier ser humano, sea hombre o mujer; pero para
determinar un acto homicida como feminicidio, se deben tener en cuenta los
siguientes estándares; que sea cometido por un hombre, que la víctima sea

49
siempre una mujer independientemente de la edad, así mismo se debe
realizar una evaluación psicológica al victimario para indicar por medio de
informes si es consciente de sus actos en el momento que ejecutó el delito,
teniendo en cuenta que si el victimario no se encuentra en pleno uso de sus
facultades mentales, el homicidio no se podrá catalogar como feminicidio.

7. Tras el análisis y revisión bibliográfica de artículos científicos, primero se


identificó, la evaluación psicológica del agresor o victimario, y de la víctima,
que se realiza en estos casos para delinear su perfil criminológico
(características psicológicas comunes) y así mismo considerar las posibles
causas y similitudes que los llevan a cometer el feminicidio. Las cuales, para
el victimario, resaltan la falta de empatía, las dificultades de expresión de
emociones incluyendo la falta de control sobre la ira y la impulsividad, la
dependencia e inestabilidad a nivel emocional. Del mismo modo, para la
víctima prevalecen algunos aspectos, especialmente, cuando ésta sostiene
una relación sentimental con su victimario, como es: el enamoramiento
agudo, la dependencia emocional, y el miedo excesivo a abandonar a la
persona, como también en los casos donde la víctima no conoce al agresor,
influyen características de la personalidad, basados en sentimientos de baja
autoestima o presencia de la violencia en la sociedad.

8. Es importante destacar que la falta de salud mental no justifica ni excusa la


violencia o el feminicidio. La responsabilidad recae siempre en el agresor, y
es fundamental abordar la violencia hacia desde una perspectiva
multidimensional, considerando los factores sociales, culturales y
estructurales que la sustentan.

9. La falta de salud mental puede contribuir a patrones de comportamiento


disfuncionales, como la agresividad, la ira incontrolable, la falta de empatía y
la dificultad para establecer relaciones saludables. Estos patrones pueden
influir en la forma en que un agresor interactúa con su víctima y puede
aumentar la probabilidad de violencia.

50
10. Muchos perpetradores de feminicidio han sido testigos o han experimentado
violencia doméstica en sus hogares durante su crianza. Crecer en un
entorno donde hay violencia física, emocional o sexual puede normalizar la
violencia y afectar negativamente la percepción de las relaciones de pareja y
la resolución de conflictos.

11. Es importante tener en cuenta que estos factores familiares no son una
justificación para el feminicidio o cualquier forma de violencia de género. Sin
embargo, entender el contexto en el que crecen los perpetradores puede
ayudar a identificar posibles áreas de intervención y prevención para abordar
la violencia de género y promover relaciones saludables y respetuosas
desde una edad temprana.

12. La efectividad de la terapia para los victimarios depende de diversos factores,


como la disposición del perpetrador a cambiar, la gravedad y la naturaleza
de sus problemas subyacentes, y la calidad y la adecuación del tratamiento
recibido. La terapia puede ser útil para abordar problemas de salud mental,
trastornos de conducta, adicciones o traumas pasados, que pueden estar
relacionados con comportamientos violentos.

13. El tratamiento terapéutico para un agresor de feminicidio puede involucrar


intervenciones y enfoques específicos para abordar las conductas violentas
y promover cambios en su comportamiento. Estos tratamientos a menudo se
llevan a cabo en el contexto del sistema de justicia penal y pueden incluir
terapia individual, terapia de grupo y programas de intervención
especializados.

14. El tratamiento terapéutico para las víctimas de feminicidio debe ser un enfoque
integral que considere tanto las necesidades emocionales y psicológicas de
los hijos como las de los demás familiares cercanos

51
VII. RECOMENDACIONES

1. Es importante buscar ayuda si se experimentan síntomas de trastornos


mentales. La terapia y los medicamentos pueden ayudar a aliviar los
síntomas y mejorar la calidad de vida. También es importante cuidar la
salud mental a través de la práctica de actividades que promuevan el
bienestar, como el ejercicio, la meditación y la socialización.

2. La salud mental es un tema que debe ser discutido abiertamente y sin


estigma. Todos merecemos tener acceso a la atención y el apoyo
necesarios para mantener una buena salud mental.

3. Es importante que la sociedad tome conciencia de la importancia de la


salud mental y promueva políticas y programas que fomenten la
prevención, el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos mentales.
También es fundamental que se reduzca el estigma asociado a los
trastornos mentales y se promueva la inclusión social de las personas que
los padecen.

4. Realizar charlas informativas de prevención constantemente, para erradicar


los delitos de feminicidio, con el fin de identificar situaciones de riesgo y
que comprendan los diferentes factores que influyen en el delito de
feminicidio que son: Familia incompleta, pobreza extrema, violencia en el
hogar y abandono de padres.

5. Realizar campañas en colegios y con ayuda de empresas privadas, donar


libros y dar charlas gratis, para mejorar la educación de los niños, el
respeto por las mujeres y, asimismo, escuelas de padres donde refuercen
los valores, en vista al aumento de delitos de feminicidio, que se dan, por
diversos factores, dado esto se puede inculcar desde pequeños ciertos
valores y cuidados acerca de la salud mental, como controlar sus
emociones y pensamientos, y no normalizar actos violentos que estos
puedan presentar.

52
6. La mayor parte del presupuesto para la lucha contra este delito tiene que ir
a la víctima. Sin embargo, también hay que evitar que el feminicida, cuando
salga de la cárcel, no vuelva a repetir el mismo patrón. Para eso hay que
trabajar en ello, a fin de que reconozcan esas emociones violentas y
paguen tratamiento.

7. Es importante que los encargados de la formulación de políticas públicas y


los profesionales de la salud trabajen juntos para desarrollar medidas
preventivas y terapéuticas dirigidas a los agresores para lograr una
disminución en los casos de feminicidio y promover la igualdad de género.
Además, debería haber un seguimiento del caso y un manejo adecuado del
agresor para que se someta al debido proceso de la ley.

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