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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

UNIVERSIDAD NACIONAL
TORIBIO RODRÍGUEZ DE MENDOZA DE AMAZONAS

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TÍTULO DEL TRABAJO:

“Social cristianismo y Nacionalismo”

CURSO: Ciencia Política

CICLO: II

DOCENTE:

Dr. Héctor M. Manríquez Zapata

ALUMNOS:

 Ampuero Chávez, Juan Gabriel.  Olano Guevara, Samir Benjhamin.


 Bermejo Aguilar, Nayerli Estefany.  Vílchez Lizana, Rubén Samir.
 Martínez Chasquero, Ruth Yajaira.  Villegas Pizarro, Shirley Yanira.

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Chachapoyas – Perú

2023

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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

INDICE

INDICE ..................................................................................................................................... 2

1. RESUMEN ........................................................................................................................ 3

2. OBJETIVOS ..................................................................................................................... 4

3. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 5

4. MARCO TEÓRICO ......................................................................................................... 6

4.1. Orígenes del Socialcristianismo. .................................................................................. 6

4.2. Fundamentos ................................................................................................................. 9

4.3. El Socialcristianismo en el Perú................................................................................. 10

4.4. Nacionalismo ............................................................................................................... 11

4.5. Desafíos y críticas al Nacionalismo y al Socialcristianismo .................................... 12

4.6. Aplicación Contemporánea ........................................................................................ 13

5. CONCLUSIONES .......................................................................................................... 19

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................... 20

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1. RESUMEN

El presente trabajo ha sido elaborado por un grupo de dicentes del II ciclo de la escuela
profesional de derecho, el cual; tiene como finalidad mostrar al lector una detallada
información con respecto al tema “El Social Cristianismo y el Nacionalismo”. El cual
consideramos de suma importancia, por lo que detallaremos primeramente el marco teórico
de los distintos temas a tratar.

Estamos convencidos de que es un tema de gran relevancia en relación con la carrera de


Derecho; por lo que esperamos que nuestra información sea de vital importancia y contribuya
en el avance de los conocimientos tanto teóricos como prácticos que estarán puestos a su
disposición en general.

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2. OBJETIVOS

2.1. Generales

 Facilitar la compresión del tema “El Social cristianismo y el Nacionalismo”.

2.2. Específicos

 Conocer los Orígenes e historia del Social Cristianismo.


 Dar a conocer los Fundamentos del Social Cristianismo.
 Aprender sobre el Nacionalismo y su relación con el Social Cristianismo.
 Tratar sobre la aplicación contemporánea el Social Cristianismo y el
Nacionalismo.

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3. INTRODUCCIÓN

El social cristianismo y el nacionalismo son dos corrientes políticas e ideológicas que han
tenido un impacto significativo en diferentes partes del mundo. Estas ideologías abordan
diferentes aspectos de la sociedad, incluyendo la política, la economía, la cultura y la moral.
El Social Cristianismo ha destacado por su enfoque en la justicia social y los derechos
humanos, mientras que el Nacionalismo ha puesto énfasis en la identidad nacional y la
soberanía. Ambas corrientes han dejado su huella en el derecho y la ciencia política,
moldeando las normas, instituciones y políticas que rigen nuestras sociedades.

Para empezar, debemos mencionar que el social cristianismo es una corriente que busca
combinar los principios del cristianismo con los ideales de justicia, con una visión social y
política. Precisamente en el ámbito del derecho, ha influido en el desarrollo de la justicia y
los derechos humanos, dado que los principios de solidaridad, igualdad y dignidad humana
promovidos por el Social Cristianismo han sido fundamentales para el amparo de las
poblaciones más indefensas y de igual forma en la búsqueda de una distribución justa de los
recursos y oportunidades. En cuanto a la ciencia política, el Social Cristianismo ha
contribuido a la creación de políticas públicas que buscan promover el bien común como
también intentan hallar el equilibrio entre la libertad individual y la responsabilidad colectiva,
pero a su vez ayuda a enfocar el análisis político en los valores fundamentales, la
participación ciudadana, la solidaridad y el bienestar humano.

Asimismo, el Nacionalismo es una corriente que se fundamenta en el concepto de nación


como unidad política y cultural, que enfatiza la identidad, los intereses y la soberanía de una
nación. Surge en el siglo XIX como una respuesta al proceso formativo de los Estados-nación
y la búsqueda de la identidad nacional en Europa y otras partes del mundo. En el ámbito del
derecho, el Nacionalismo ha influido en el avance de las normas y regulaciones que protegen
la integridad territorial y la autonomía de los Estados nacionales. El principio de
autodeterminación de los pueblos, promovido por el Nacionalismo, ha tenido un impacto en
el derecho internacional y en los procesos de descolonización y formación de nuevos Estados.
En cambio, en la ciencia política, el Nacionalismo ha influido en la estructura y
funcionamiento de los sistemas políticos, especialmente en aquellos basados en la nación
como parte fundamental de la legitimidad y la representación política.

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4. MARCO TEÓRICO

4.1. Orígenes del Socialcristianismo.

Parte de los precursores importantes del social cristianismo encuentran dentro del Derecho y
la enseñanza social que tiene la Iglesia, incluida esta última principalmente en las Encíclicas
Papales, que son recordadas constantemente por Juan Pablo II que reafirma el hecho de que
debe prevalecer el consentimiento ante las luchas violentas que involucran a parte de la
humanidad; nos menciona que la justicia social siempre está por encima del individualismo;
que las personas somos criaturas libres y desafiamos las sociedades totalitarias; y que la
fraternidad, la solidaridad, el bienestar y el amor al prójimo son tareas
que nos corresponden a todos.

Ahora, si remontamos a sus orígenes, podemos decir que dentro de las raíces históricas que lo
provocaron se encuentran los conflictos políticos y sociales que se desarrollaron en el siglo
XIX provocando el surgimiento del socialcristianismo como vehículo ideológico del Partido
Conservador, opuesto al liberalismo radical, al comunismo y al anarquismo. Las primeras
décadas del siglo XX, fueron claves en el desarrollo de tres corrientes bien diferenciadas: el
socialcristianismo conservador, la falangista o democratacristiana y la unionista; corrientes
que surgieron debido a las disputas internas por parte de la élite conservadora.

El socialcristianismo falangista y el sindicalismo aparecieron en la década de 1930, posterior


a la crisis económica y social que afectó al país, influyendo en las ideas políticas hasta 1990.
La base ideológica común de estas dos corrientes fue la sustitución del capitalismo liberal por
un sistema económico y social con base en la cooperación, sentido de comunidad y
solidaridad, la organización sindical independiente y la necesidad de defender las
reivindicaciones de los movimientos sociales del siglo XX.

Si hablamos de diferencias, el falangismo condujo al anticomunismo y al antisocialismo, que


buscaba enfatizar lo que sus intelectuales definían como una “revolución de la libertad” y
rechazaba el autoritarismo del verdadero socialismo, mientras que el socialcristianismo de los
sindicatos apelaba a la unidad humana y el desarrollo de la resistencia popular. En lo teórico,
el falangismo se rige más por una línea intelectual más moderada, mientras que el
socialcristianismo obrero se basó en algunos puntos de partida del socialismo, comunismo y
movimientos libertarios. (Biblioteca Nacional de Chile, 2022).

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Sin embargo, no podemos hablar de socialcristianismo sin mencionar a algunos de los


pensadores y líderes claves asociados con esta corriente, tales como León XIII, Abraham
Kuyper y Jacques Maritain.

 León XIII
Luego de la publicación de la primera encíclica en enero de 1901, León propuso a los
católicos que se apresuraran a darle una solución a la injusticia, uniéndose al «movimiento
cristiano popular» que entonces surgía en Europa.

Sin embargo, señalaba que no debía llamarse «Socialismo Cristiano» debido a que el
socialismo ofrecía soluciones muy violentas. En cambio, consideraba más apropiado
«describirlo como Democracia Cristiana y a sus miembros como Cristiano Demócratas, en
oposición a lo que los socialistas llaman Social Democracia» (ABC Sociedad, 2001)

 Abraham Kuyper
Para él, la principal muestra del dominio político con el que contaba la Ilustración (época por
la que se vio marcado) fue la Revolución Francesa, donde presenció el espíritu
revolucionario, opuesto a la ordenada fe y vida cristiana. Debido a que la Revolución
Francesa fue agudamente atea, Kuyper buscó proteger un lugar para la fe cristiana apostando
por el pluralismo dentro de la sociedad, con un derecho legal para todas las creencias
confesionales en la plaza pública.

Kuyper suponía que Dios, había tejido potenciales en la creación, que posteriormente los
seres humanos descubrirían y desarrollarían con el tiempo. Kuyper las llamó “esferas” de la
cultura humana y afirmó que Dios había normalizado el funcionamiento adecuado de cada
una.

Las ideas de Kuyper incluso son anteriores a los desarrollos teológicos y filosóficos mucho
después de su tiempo, como prestar atención a la dinámica del poder dentro de la sociedad,
un tema importante en la actualidad.

 Impacto e influencia del socialcristianismo.


Por último, hablaremos de su impacto e influencia significativa en el desarrollo de políticas y
legislación en varios países y períodos de tiempo. Sus principios e ideas han dado forma al
panorama político y han desempeñado un papel en la defensa de la justicia social, la igualdad

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económica y el bienestar de los grupos marginados. Aquí hay algunos ejemplos de cómo el
cristianismo social ha influido en la política y la legislación en diferentes contextos:

Gran Bretaña del siglo XIX:


El cristianismo social surgió en respuesta a los desafíos sociales y económicos provocados
por la Revolución Industrial. Figuras influyentes como Charles Kingsley y F.D. Maurice
enfatizó el deber cristiano de abordar la pobreza, mejorar las condiciones de trabajo y
promover reformas sociales.

Este movimiento desempeñó un papel en la configuración de las Leyes de fábricas, que


introdujeron regulaciones sobre el trabajo infantil, las horas de trabajo y la seguridad en el
lugar de trabajo. La defensa de los socialcristianos contribuyó a la concienciación pública
sobre estos temas e impulsó cambios legislativos.

Estados Unidos:
Durante la Era Progresista a fines del siglo XIX y principios del XX, el cristianismo social
influyó en las políticas estadounidenses destinadas a combatir los problemas sociales
resultantes de la rápida industrialización.
Destacados socialcristianos como Walter Rauschenbusch y Washington Gladden abogaron
por los derechos laborales, salarios justos y el establecimiento de programas de bienestar
social. Sus esfuerzos influyeron en la aprobación de leyes como la Ley de alimentos y
medicamentos puros (1906) y la Ley antimonopolio de Clayton (1914), que abordaban
cuestiones de salud pública, protección de los trabajadores y competencia leal.

América Latina:
El social cristianismo desempeñó un papel importante en el movimiento de la teología de la
liberación en América Latina a mediados del siglo XX. La teología de la liberación buscó
abordar los problemas de pobreza, desigualdad social y opresión política desde una
perspectiva cristiana.
El movimiento influyó en las políticas y la legislación de varios países, promoviendo la
reforma agraria, los derechos humanos y la justicia social. Por ejemplo, en Nicaragua, el
gobierno sandinista implementó reformas agrarias influenciadas por los principios de la
teología de la liberación.

Los socialcristianos desempeñaron un papel importante en la configuración de estas políticas.

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Es importante tener en cuenta que la influencia del social cristianismo en la política y la


legislación puede variar según el contexto histórico específico, el clima político y la medida
en que los legisladores adoptan los valores cristianos. No obstante, a lo largo de diferentes
países y períodos de tiempo, el cristianismo social ha brindado constantemente un marco
moral y defendido políticas que priorizan la justicia social y el bienestar de todos los
individuos.

4.2. Fundamentos

El Socialcristianismo es una corriente política y social basada en la aplicación de


fundamentos cristianos en la esfera pública y en la organización de la sociedad. Esta corriente
busca combinar la doctrina cristiana con la acción política y social, con el objetivo de
promover la justicia, la solidaridad y el bienestar común.

El Socialcristianismo se fundamenta en varios principios básicos:

1. Dignidad humana: Reconoce y defiende la dignidad inherente de todo ser humano, que es
el pilar fundamental, en otras palabras, es la creencia de que cada ser humano es creado a
imagen de Dios y merece respeto y protección.

2. Solidaridad: Argumenta la idea de que todos los seres humanos estamos interconectados
y, por ende, deberíamos cuidarnos mutuamente. Busca superar las divisiones y promover la
cooperación y la ayuda mutua.

3. Justicia social: Busca que haya una igualdad de condiciones u oportunidades y que los
recursos sean distribuidos de forma equitativa. Aboga por políticas y medidas que reduzcan la
pobreza, la desigualdad y la exclusión social.

4. Subsidiariedad: Define qué las decisiones tomadas sean favorables a los afectados.
Permitiendo una participación activa de los individuos y de sus respectivas comunidades, en
lo concerniente a una adecuada toma de decisiones, rechazando una excesiva concentración
de poder.

5. Bien común: Es buscar o tener como fin el bienestar de toda la sociedad, promoviendo
políticas y acciones que beneficien y brinden un desarrollo integral a todos (Barros, 2020.
¿Qué es ser social Cristiano hoy?. p. 49).

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4.3. El Socialcristianismo en el Perú

El socialcristianismo en Perú cuenta con una extensa y fructífera historia intelectual. Se


pueden mencionar los nombres de varios autores del Instituto de Estudios Social Cristianos,
como el maestro Víctor Andrés Belaúnde, el dialéctico Héctor Cornejo Chávez, el
enciclopédico Antonino Espinosa, el recientemente fallecido Luis Bedoya, entre muchos
otros. Aparte de errores y controversias, dos partidos políticos, la Democracia Cristiana y el
Partido Popular Cristiano, declararon defender sus ideas, por lo que la ideología
socialcristiana se vio influenciada por los debates que dieron lugar a la Constitución de 1979,
especialmente en la idea de una economía social de mercado, que se refleja en la Constitución
actual de 1993 y promueve la competitividad de la economía de mercado al mismo tiempo
que reconoce el papel del Estado como árbitro en lugar de ser el director del juego
económico.

A pesar de la gran relación del cristianismo con la historia del Perú, su coherencia doctrinal,
sus postulados morales y su apoyo internacional, el socialcristianismo no logró obtener la
misma influencia y aceptación popular en otros países latinoamericanos como Chile. Es
posible que no tuvieran el suficiente carisma, que el liderazgo no estuviera a la altura o que
no tuvieran la capacidad (o no pudieron) de identificarse o difundir su ideario entre un amplio
grupo de la población. Probablemente este último siempre ha sido su punto débil, a pesar de
la juventud de muchos socialcristianos a lo largo del extenso territorio peruano, lo que ha
permitido ataques y confusiones en relación con la doctrina e ideario socialcristianos.

Es prudente, entonces, traer a colación las reflexiones de don Antonino Espinosa, quien
afirmó que los políticos socialcristianos tenían tres responsabilidades importantes: observar el
pasado con conocimiento, ser conscientes de los desafíos del presente, evitando caer en la
tentación del intelectualismo, y movilizar la habilidad para crear un futuro completo. Debido
a esas responsabilidades, se requieren tres tareas específicas: la definición constante de
valores y objetivos, el conocimiento de la realidad y la creatividad para imaginar el futuro. Es
importante tener en cuenta que aún existen responsabilidades y obstáculos que requieren la
creación de una política sólida y con valores para enfrentar los crecientes desafíos del futuro
incierto de nuestra nación (Gonzales, 2021).

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4.4. Nacionalismo

El nacionalismo y el socialcristianismo pueden interactuar a través de la creencia en el


nacionalismo cristiano, que afirma que el país de Estados Unidos está definido por el
cristianismo y donde el gobierno se ve en posición de tomar medidas activas con el fin de
preservarlo así. Esta creencia sostiene que debe seguir siendo una "nación cristiana" y que,
por lo tanto, el cristianismo debe tener un lugar de honor en la plaza pública. Sin embargo,
esto es diferente del patriotismo, definido como el amor por el país de uno sin afirmar
necesariamente una identidad religiosa para él. El nacionalismo cristiano se otorga el nombre
de Cristo debido a una agenda política terrenal, declarando que su programa es el programa
político para todos los verdaderos creyentes. Esto es incorrecto en principio porque solo la
iglesia tiene derecho para proclamar el nombre de Jesús y llevar su estandarte al mundo.

Peor aún es cuando el nacionalismo cristiano defiende algunas cosas que son injustas y
considera el mensaje de Jesús como una herramienta de propaganda política y a la iglesia
como servidora y animadora del Estado. Por lo tanto, los cristianos deben ser cautelosos
acerca de cómo piensan sobre las naciones, especialmente sobre los Estados Unidos, y
rechazar todas las formas de nacionalismo que busquen usar el cristianismo para obtener
ganancias políticas.

La base de ambas ideologías, el nacionalismo y el socialismo, es la lucha contra el sistema


establecido. En el socialismo nacional, ambos términos están relacionados. Este es un tipo de
ideología o poder que combina ambas corrientes y sostiene que la solución de los problemas
sociales internos y del proletariado depende de la solución de los problemas nacionales. El
nacionalismo afirma que el nacionalismo es una herramienta que puede resolver los
problemas sociales con los que lucha (Editorial Etecé, 2020).

Algunos ejemplos de la relación entre el Nacionalismo y el Social Cristianismo son:

- En España, durante la Guerra Civil (1936-1939), el bando nacionalista se alió con la Iglesia
Católica y defendió los valores tradicionales frente al bando republicano, que era más laico y
socialista.

- En Alemania, durante el nazismo (1933-1945), el régimen de Hitler persiguió a los


cristianos que se oponían a su ideología racista y totalitaria, mientras que algunos sectores de
la Iglesia colaboraron con el poder establecido por miedo o conveniencia.

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- En América Latina, durante el siglo XX, surgieron movimientos de liberación nacional que
se inspiraron en la doctrina social de la Iglesia y en la teología de la liberación, que defendía
la opción preferencial por los pobres y la lucha contra la opresión

4.5. Desafíos y críticas al Nacionalismo y al Socialcristianismo

 Al Nacionalismo
Como sabemos el nacionalismo no existió por sí mismo. Una nación cuando las personas
necesitamos sentirnos identificadas o querer ser partícipes de una nación, es una construcción
subjetiva y de creación humana. Todo esto parte del estado con la caída del Antiguo Régimen
y el surgimiento de los nuevos estados liberales del siglo XIX y sus ideológicas de crear un
nuevo sistema de lealtad en el Estado necesitaba ser obedecido entonces era necesario hacer
que lo miembros de una comunidad que antes estaban cohesionados pero que compartían
patrimonio, lengua, cultura, creencias, etc. se identifiquen y se sientan partícipes de una sola
familia y que la prioridad del Estado deberá ser el velar por la integridad de cada ciudadano.
De esa manera en ellos surgirá ese sentido de pertenencia a una nación que vele por sus
intereses colectivos e individuales (Ibarra, 1997, pág. 50)

Al sentirse unido con los demás por sus rasgos o creencias hay un gusto de identidad y con
ello también aceptarán y reconocerán a un estado que debe ser obedecido como si sería un
padre. Ahora bien, sabiendo todo ello el nacionalismo se centra en los rasgos comunes de
una sociedad en una nación por eso tiene bien en claro quienes forman parte de ella y quienes
no. Entonces aquí comienza una contradicción, el nacionalismo te hace sentir que las
diferencias pueden ser positivas para que te sientas parte de ello y admitir mayor pluralidad,
sin embargo, hay riesgo de pérdida en la intensidad emotiva porque se pierden los rasgos de
exclusividad.

Otra contradicción que podemos encontrar es que el nacionalismo critica o rechaza la


propuesta del estado en hacer que todo sea uniforme y le exige que sea más tolerante en la
separación de las minorías étnicas.

Relación entre el nacionalismo y la violencia. Al nacer este sentido de pertenencia al


ciudadano con su comunidad pues genera un rechazo con relación a las demás, esto puede dar
inicio a la discriminación entre naciones o xenofobia que sería rechazo total.

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 Al Socialcristianismo
Wielandt (2017) nos dice que el social cristianismo enfrenta dos grandes ejes:
 El económico – social.
 El ético - moral.

El bien común es un camino de dignificación de las personas, en el cual se busca crear las
condiciones igualitarias tanto en lo social, económico y político, de modo que todos podamos
convivir bajo modelos más seguros, pero con el social – cristianismo nos pone un obstáculo
para acceder a este fin.

4.6. Aplicación Contemporánea

El nacionalismo está de vuelta y ocupa un lugar importante en la política mundial. La


tendencia no se limita solo a Estados Unidos o Francia, donde el expresidente Donald Trump
y la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, están encabezando nuevas coaliciones
nacionalistas. En Hungría, India, Turquía y otros países, el nacionalismo también fomenta
movimientos populistas. Discutamos por ejemplo el autoritarismo nacionalista de China o la
guerra nacionalista de Rusia para eliminar al pueblo ucraniano (Acemoglu, 2022).

El nuevo nacionalismo está impulsado por al menos tres elementos. En primer lugar, existen
desventajas históricas en varios países afectados. Durante el colonialismo británico, India fue
sistemáticamente explotada, mientras que el imperio chino fue debilitado, humillado y
sometido en las Guerras del Opio del siglo XIX. En el trasfondo del nacionalismo turco
actual, se tiene reminiscencias de la ocupación occidental de gran parte del país después de la
Primera Guerra Mundial. En segundo lugar, las tensiones existentes han sido exacerbadas
por la globalización. No solo empeoró la desigualdad en varios países (con frecuencia de
manera injusta, beneficiando a aquellos con vínculos políticos), sino que también alteró
antiguas costumbres y normas sociales. Tercero, los líderes políticos han desarrollado una
mayor capacidad y astucia para utilizar el nacionalismo para impulsar sus propias metas. Bajo
el gobierno autoritario liderado por el presidente chino Xi Jinping, se fomenta el patriotismo
a través de la introducción de nuevos programas educativos en la escuela secundaria y las
campañas de publicidad. De manera similar, durante el gobierno nacionalista hinduista
liderado por el primer ministro indio Narendra Modi, la democracia más grande del planeta
cayó en manos del antiliberalismo predominante. Al principio, el presidente Recep Tayyip
Erdogan evitó el nacionalismo en Turquía e incluso lideró un proceso de paz con los kurdos a

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principios de la década de 2010, pero desde entonces ha abrazado por completo el


nacionalismo, reprimiendo a los medios independientes, a los líderes de la oposición y a la
disidencia.

A medida que han acumulado más recursos, los países ricos que se encuentran en desarrollo
se han vuelto más capaces de participar en la propaganda y formar coaliciones. Sin embargo,
aunque es un punto importante, es aún más crucial discutir el aspecto ideológico. La
diplomacia occidental se ha convertido en una forma de intervención, lo que ha llevado a
muchos países a defender los derechos humanos, la libertad de prensa o la democracia de
manera ineficaz o contraproducente. En el caso de que Turquía se quisiese incorporar a la
Unión Europea, debía mejorar sus derechos humanos y fortalecer sus instituciones
democráticas. Y eso sucedió durante un período de tiempo. No obstante, a medida que
aumentaban las solicitudes de los representantes de la Unión Europea, estas se convirtieron
en objeto de ataques del nacionalismo turco. La democracia de Turquía ha sufrido una
disminución desde que terminó el proceso de unificación. El nacionalismo que impulsa la
invasión rusa en Ucrania se basa en los mismos tres elementos mencionados anteriormente.

Esta era de creciente nacionalismo ofrece algunas lecciones. Es posible que tengamos que
reconsiderar la forma en que gestionamos la globalización económica. Es indudable que el
comercio abierto puede ser beneficioso tanto para las economías desarrolladas como para las
que se encuentran en desarrollo. Aunque el comercio disminuyó los costos para los
consumidores de Occidente, también aumentó la desigualdad y enriqueció a los oligarcas en
Rusia y al Partido Comunista en China. El capital era más rentable que el trabajo. Como
resultado, debemos considerar estrategias alternativas. En particular, los acuerdos
comerciales ya no deberían ser dictados por corporaciones multinacionales que se benefician
de salarios artificialmente bajos y estándares laborales insostenibles en los mercados
emergentes. Además, debe establecer nuevas protecciones para garantizar que no se vea
afectado por gobiernos autoritarios y corruptos (Acemoglu, 2022).

A continuación, algunas de las manifestaciones actuales del nacionalismo:

1. Europa: Ha existido un aumento significativo de partidos políticos nacionalistas en los


últimos años. Estos partidos a menudo se oponen a la integración europea y promueven
políticas que priorizan los intereses nacionales sobre los supranacionales. Ejemplos
destacados incluyen el Frente Nacional en Francia, Alternativa para Alemania (AFD), el

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Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y el Partido de la Libertad en los Países
Bajos. Estos movimientos a menudo se enfocan en temas como la inmigración, la soberanía
nacional y la preservación de la identidad cultural.

2. Estados Unidos: Aquí el nacionalismo ha sido un factor importante en la política reciente.


El movimiento "America First" promovido por el expresidente Donald Trump ha enfatizado
la priorización de los intereses estadounidenses en términos de comercio, inmigración y
política exterior. También ha habido un aumento en el nacionalismo blanco, que aboga por
una visión exclusiva de la identidad y los valores estadounidenses.

3. Asia: En varios países asiáticos, el nacionalismo ha sido un elemento importante en la


política y la sociedad. Por ejemplo, en India, el gobierno liderado por el partido Bharatiya
Janata Party (BJP) ha promovido una forma de nacionalismo hindú, destacando la identidad y
los valores hindúes en la política y la cultura. En China, el nacionalismo se ha fortalecido en
los últimos años, respaldado por el gobierno y fomentado por la narrativa del "sueño chino"
que promueve una visión orgullosa y poderosa de China en el escenario mundial.

4. África y Oriente Medio: El nacionalismo se ha utilizado en muchas naciones africanas y


de Oriente Medio como una herramienta para construir identidades nacionales y luchar contra
el colonialismo y la dominación extranjera. En el mundo árabe, el panarabismo es una forma
de nacionalismo regional que fomenta la unidad y solidaridad entre los países árabes.
Además, el nacionalismo étnico ha influido en la política en países como Nigeria y Sudáfrica.

 Retos para el nacionalismo


Los retos de la nueva política social pueden agruparse en tres verbos: innovar, articular y
evaluar:

En cuanto a la innovación, es necesario:


a) Aumentar la inversión financiera en programas sociales habilitadores y promotores
para aprovechar el ciclo expansivo de la economía, que, a pesar de su menor
dinamismo (se espera un crecimiento del PBI de alrededor del 4.5% anual para los
próximos años), sigue siendo importante.
b) Evitar el sesgo rural, ya que, aunque la concentración del gasto social y los programas
sociales en los distritos rurales más pobres puede mejorar su impacto y eficiencia, es

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importante tener en cuenta que Lima es donde se encuentran las mayores brechas
absolutas.
c) Evitar el sesgo asistencialista estableciendo criterios de graduación, especialmente
para programas como Juntos y los comedores populares. Es posible considerar la
posibilidad de llevarlos a restaurantes conocidos con certificación y equipamiento.

Por otro lado, para la articulación:


d) Establecer objetivos compartidos, comenzando por los relacionados con la primera
infancia, que requieren una orientación multisectorial para abordar la raíz de la
exclusión mediante un enfoque de ciclo de vida.
e) Enfatizar los problemas de calidad de los programas universales (educación, salud y
saneamiento) a cargo del Gobierno central, especialmente en lo que respecta a la
promoción y prevención de la educación básica y la educación en salud.
f) Mayor colaboración con los gobiernos regionales y locales a través de planes
distritales que involucren a los beneficiarios y fomenten su participación.
g) Ampliar el alcance y aprovechar la experiencia de las organizaciones no
gubernamentales de desarrollo, las empresas, las instituciones académicas y la
cooperación internacional en la creación y ejecución de programas sociales
innovadores.

Por último, referente a la evaluación:


h) Establecer un sistema de evaluación sistemático, independiente, objetivo y
participativo para todos los programas y políticas sociales. Para evitar conflictos de
interés, la PCM debería asumir esta función.
i) Entender y tratar la evaluación no solo como un medio de control, sino también como
una herramienta para aprender y prevenir errores. Esto crea una nueva responsabilidad
para la Contraloría en la vigilancia del gasto social.
j) Reforzar la gestión y la distribución de presupuestos basados en resultados para todos
los programas sociales, para lo cual es necesario contar con objetivos, metas y
responsables actualizados.

En conclusión, aunque hay grandes desafíos para una nueva política social, también hay una
oportunidad para innovar, articularse y evaluarse de tal manera que sea posible construir una
sociedad de ciudadanos con igualdad en el acceso a oportunidades para que la desigualdad no

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solo disminuya, sino que sea resultado del mérito individual en lugar de la exclusión
(Aramburu, 2011).

 El Socialcristianismo en la actualidad
Según Riestra (2007), en la actualidad, el avance y desarrollo del Social Cristianismo se
manifiesta de diversas formas:

1. Partidos políticos y movimientos sociales: Hay partidos políticos que se


autodenominan socialcristianos en varios países y promueven políticas basadas en los
valores cristianos y la justicia social. Además, hay movimientos sociales y
organizaciones no gubernamentales que trabajan desde una perspectiva socialcristiana
para abordar problemas sociales como la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

2. Comunidades religiosas y de fe: Las iglesias y otras organizaciones religiosas


juegan un papel importante en la difusión del Social Cristianismo. Estas instituciones
con frecuencia participan en programas sociales como la atención médica, la
educación y la asistencia a las personas en situación de pobreza. Además, las
comunidades religiosas tienen el poder de motivar a sus miembros a comprometerse
con la justicia social y la solidaridad, así como a convertirse en agentes de cambio en
sus comunidades.

3. Participación en debates políticos y sociales: El Social Cristianismo participa en


debates políticos y sociales a través de la promoción del bien común y la ética
cristiana.

Conforme va actualizándose, el Socialcristianismo va enfrentándose a más desafíos en la


actualidad, algunos de los retos más relevantes son:

 Secularización y disminución de la influencia religiosa: En muchos países, se ha


producido una creciente secularización y una disminución de la influencia religiosa en
la sociedad. Esto presenta un desafío para el Social Cristianismo, ya que puede
resultar difícil mantener su relevancia y atraer a un número significativo de
seguidores. La disminución de la afiliación religiosa y el aumento de la indiferencia
religiosa pueden limitar la influencia política y social de las organizaciones y
movimientos socialcristianos.

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 Pluralismo religioso y diversidad de valores: En un mundo cada vez más diverso, el


Social Cristianismo debe enfrentar el desafío de la convivencia con otras tradiciones
religiosas y corrientes ideológicas. La pluralidad religiosa y la diversidad de valores
pueden dificultar la promoción de políticas sociales basadas exclusivamente en la
ética cristiana. El diálogo interreligioso y la colaboración intercultural se vuelven
esenciales para abordar esta realidad y promover el bienestar común.

 Interpretaciones y divisiones internas: El Social Cristianismo abarca una amplia


gama de interpretaciones y enfoques. Existen diferencias significativas entre las
diferentes tradiciones cristianas, e incluso dentro de una misma tradición, sobre cómo
aplicar los principios cristianos a cuestiones políticas y sociales específicas. Estas
diferencias pueden generar divisiones internas y dificultar la formulación de una
agenda común y la acción colectiva.

 Desafíos éticos y morales contemporáneos: El Social Cristianismo enfrenta desafíos


éticos y morales en relación con cuestiones contemporáneas como la bioética, los
derechos reproductivos, la diversidad sexual y los avances tecnológicos. Las
opiniones y posturas cristianas pueden variar en estos temas, lo que dificulta la
articulación de una posición unificada y coherente.

 Relaciones entre política y religión: El equilibrio entre la participación política y la


preservación de la integridad religiosa puede ser un desafío para los movimientos
socialcristianos. La relación entre política y religión puede generar tensiones y
dilemas éticos, especialmente cuando se trata de mantener una postura ética sólida sin
comprometer la participación política efectiva y respetuosa.

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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

5. CONCLUSIONES

 Los orígenes del socialcristianismo se ven marcados por los conflictos políticos y
sociales que se oponían al liberalismo radical, al comunismo y al anarquismo.

 El socialcristianismo se sustenta en cuatro pilares: El primero vendría a ser la


dignidad humana y la libertad, segundo, busca un bien común donde prevalezca el
respeto y la justicia; tercero, el crear una relación de solidaridad, pero siempre
conservando la libertad individual y cuarto, ayudar a los que lo necesitan, pero sin
perjudicar a los que tiene o gozan de beneficios económicos altos.

 El Social Cristianismo se enfrenta a diversos desafíos en el contexto actual. La


secularización y disminución de la influencia religiosa, el pluralismo religioso y la
diversidad de valores, las interpretaciones y divisiones internas, los desafíos éticos y
morales contemporáneos, y las relaciones entre política y religión son aspectos clave
que impactan en su relevancia y capacidad de acción.

 Para mantener su vigencia y efectividad, el Social Cristianismo debe adaptarse a los


cambios sociales, fomentar el diálogo interreligioso e intercultural, buscar puntos en
común a pesar de las diferencias internas, y encontrar un equilibrio entre la
participación política y la integridad religiosa. De esta manera, podrá seguir
abordando los problemas sociales desde una perspectiva basada en los valores
cristianos y la justicia social.

 El nacionalismo es una ideología política que defiende la soberanía y la identidad de


una nación, mientras que el socialcristianismo es una escuela de pensamiento que
aplica los principios del cristianismo a la realidad social.

 El nacionalismo puede tener efectos positivos y negativos en la política, la sociedad y


la cultura. Si bien esto puede crear un sentido de identidad y solidaridad, también
puede conducir a la marginación de las minorías, lo que contribuye al autoritarismo y
al conflicto.

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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

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