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ESCRITOS VARIOS
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SALVADOR CAMACHO ROLDAN


"

ESTUDIOS SOCIALES. INTERESES AMERICANOS.


i AGRICULTURA COLOMBIANA
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BOGOT.A.
LJ:BRERXA. COLOMBIANA.

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IMPRENTA DE "LA LUZ," CALLE 18, NU.IIBBO *


APARTADO 160, TEUI70W litO.
f

UNA EXPLICACION
JI":~
. .
..,
Este h .... _o contiene diversos escritos p•-
·:blicados en varios periódicos en el corso de los
·últimos cuarenta años. Le seguirán dos volú.-
t
·menes más, independientes unos de otros, y la
·colección está dedicada á .las materias si-
guientes:
El tomo que hoy ve la luz,. al estudio de al-
~ gunas cuestiones sociales, de intereses america-
nos y de problemas agrícolas de nuestro país.
El segundo, á la discusión de la cuesti611
religiosa, á la del fomento de los intereses:ma-
teriales y á diversos temas relacionados 0011
·este mismo asunto.
El último, á puntos de hacienda pública y
-á variedades políticas y literarias.
El autor no ha sido literato, ni ha seguido
--carrera pública, ni hecho profesión de peri•
:dista. Obligado á vivir de su trabajo per-
·sonal, sólo en cortos períodos, hurtados á sus
"ocupaciones ordinarias, ha desempeñado algu-
53fH~~~ 1
DISCURSO

LxfDU EN LA SESIÓN SOLEliN& DE LA UNIV&RSIDAD NACIONAL PARA LA Dl8•


TRIBtrCJÓN DE PRE111108 A LOS ALUMNOS, EL 10 DE DICIEllfBBE DE 1882

&flor Sec1·etario de lnst¡•ucci6n Pública.


&floras 11 Serwres :
Por nna feliz coincidencia de la sucesión de las
estaciones con la do las tareas escolares públicas y pri-
vadas en todo el paíil, acostumbramos introducir en
ellas el justo y reparador principio de algunos oías de
descanao, en los mismos momentos en que el sol, rles-
lustrado antes por laa brumas y los vientos helñdos
del inviemo, parece abrirse á nueva vida de juventud
y alegría. Durante tlll mes ha conmovido nuestros co-
razones el espectáculo de )&s calles y las plazas cubier-
tas de nifias y nif1os que, llevando á la cabeza de sus
filas el iris simbólico do nuestra patria, fresco y risue-
fio el semblante, y ataviados con vestimentas de gala,
se dirigían á los templos consagrados al culto de la
ciencia. Desde la mansión del rico hasta el modesto
albergue del artesano, voces alegres han saludado los
primeros albores de esa luz de las almas. Desde las
playas del tumultuoso Atlántico hasta donde el nudo
de Túquerres proyecta la trifurcación de nuestros
Andes, y desde las riberas del mar de Balboa ba&ta las
vastas llanuras del Orino~o, pluguiera al cielo que en
todos los hogares, sin faltar uno solo, se haya pedido
y se pida á la Omr.ipotencia el ptm del espíritu como
parte esencial del pan nuéstro de cada día.
Entramos nosotros también en las vacaciones de
la Universidad Nacional, dejando la mansión severa
de los claustros que empezaba á tornarse fatigosa para
nuestro cerebro, en instante propicio para aceptar el
convite de uno de nuestros poetas nacioMles:
A contemplar el sol resueit~tdo
Y el milagro de luz que nos rodea.

Esta es la luz que pinta los jardines


Y en ricas tintas la creación retoca;
La que devuelve al rostro los carmines
Y las francas sonrisas á la boca.
MOdanse el cierzo y ábrego enojosos,
Y andan auras y céfiros triscando,
Como enjambre de niños bulliciosos
Que salen de 1!\ escuela retozando.
Y era debido que así sucediese, para poder agregar
en estos días solemnes al orgulloso regocijo de nuestros
con>zones esta espléndida fiesta de la n~&turaleza que
nada en lo humano sería capaz de imitar; única. acla-
mación digna del alto esfuerzo de la juventud que se
apercibe á los rigores de la lucha por la existencia.
Galardón adicional al que venimos á tributar en pri-
mer término á la virtud y á la. nobleza del carácter
moral; en seguida al estudio y al espíritu de investiga-
ción; en tercer lugar solamente ~1 tale1\to; dón natural
y grataito do la OmnipotenoiR, á quien el ardor de
nuestra organización t1·opical quisiera siempre ensal-
1
1
,. .;
206 .Dücurao ZeWo en la Uni"er1idad NatMn.al
,./
zar, lo mismo que el valor y la belleza física, con el
más alto lauro del triunfo.

- Oostumbre es también en este día,-al propio-


tiempo que el vi"gilante corazón de las madres y el
cariflo de las hermanas viene á solazarse con los prime-
ros destellos de varonil inteligencia de sus hijos y her-
manos, y que un público lleno de pl\triótica esperanza.
se aprieta en este recinto, deseoso de preasgiar los nom-
bres que habrán de enc~bezar, pasados algunos anos,

-· 1
,; la marcha intelectual de nuestro país;-es costumbre,
digo, sef1alar en el horizonte algún objeto de estudio,
ligado con la prosperidad y aun con la existencia misma.
ael cuerpo social. En esta vez el Consejo Académico,
Oorporación que dignamente preside y da dirección á,
nuestros estudies, ha querido que desde la tribuna d&
la Universidad Nacional, y por el conducto de este
distinguido auditorio á toda la Nación, se hable de una
nueva ciencia cuyo estadio ha empezado entre nósotros.
en este mísmo afio: la que se refiere á las leyes que~
por medio de las tendencias sociales del hombre, pre-
siden al desarrollo histórico de los seres colectivos lla-
mados naciones: de la Sociología, esa nueva rama de·
la Filosofía que la poderosa inteligencia de los griegos
del siglo de l!aratón apenas alcanzó á vislumbrar; en·
la que por un procedimiento empfrico, y por lo tanto
expuesto á error, dio grandes pasos el pueblo romano--
en las épocas de su asombrosa virilidad, y que sólo de·
un siglo á esta parte empieza á tomar número y lugar
determinado en la jerarquía de las ciencias sociales,
á merced de los tra'bajos de .Rousseau y de Tnrgot,
de Montesquíeu y de Wilberforce, de Oondorcet y de·
Dlacur•o Zetdo en la Uni-c•rdclacl Nacional 207

Gibbon, de Kant y de Augusto Comtc, dt! Spencer y


de Bluntschli, de Buckle y de Summer .Maine, que
han aplicado al estudio de sus fenómenos el mismo
procedimieto de observación y experiencia á que deben
su progreso en los tiempos modernos las ciencias físi-
cas y naturales.
Sin duda consideró el Consejo Abadémico que estos
pueblos americanos, surgidos recientemente á la luz
de la historia sin tradiciones bien conocidas, á impul-
so de un esfuerzo revolucionario, necesitan más que
ningunos otros estudiar las leyes fisiológicas que pre-
siden eternamente á la vida de los seres colectivos
como á la de los seres individuales; investigar aut
orígenes; observar los materiales de que est§.n com-
puestos; determinar lus afinidades que los agrupan y
los elementos heterogéneos que pueden contribuir á
disolverlos; apreciar les tendencias físicas, intelectua-
les y morales de sns diversas poblaciones, y matear,
para darles cauce ancho y profunJo, la dirección de las
corrientes que la naturaleza social del hombre, modi-
ficada por las acciones geológicas y climatérioas de la
corteza terrestre, determinan entre las variaa familias
de la especie humana. Ni el hombre ni las sociedades
son obra de la casualidad, ni viven sometidos al impe-
rio de leyes caprichosas y vauiables: al contrario, hay
para éstas una marcha histórica arreglada y aolemae
qne las hace recorrer vias tan precisas como las gran-
diosas elipses en que loa cuerpos siderales se mueven
dentro de sus órbitas eternas. Nacer, ct·ecer, decaer y
morir, son en uno y otras fenómenos igualmente inevi-
table3; pero así como la vida del hombre puede arras-
trarse en medio de dolores y crimenes como la del sal-
208 Dúcurso leldo en la Untoerddad Nt~cional

vaje del interior del Africa-ó puede, al contrario, ser


la de un ciudadano inteligente y libre, rodeado de
afectos cuyo retorno entranable es la delicia suprema
de las aJ.mas, -así también la vida de una nación puede
ser triste, atormentada y c6lerica, 6 puede dejar la
aur6ola imperecedera de Atenas, gozar en el poderío
de Roma, 6 llegar con pasos de gigante á la cnltUl'a,
la riqueza y la libertad de la gran Oonfederaci5n ame-
ricana del N orte. ·
Investigar las causas de estas diferencias enormes,
tanto en Jos orígenes geológicos de la especie humana
como en las fuentes etnológicas de las razas; en la for-
mación sicológica de las ideas y de las creencias comu-
nes, como en la derivación moral de los sentimientos;
en los períodos de quietud cuando se forman las cos-
tumbres por un procedimiento semejante al de preci-
pitación inconsciente de las moléoulas sólidas al .fondo
los líquidos, y en las épocas do agitacióa y de lucha
en que nacen la~ instituciones por medio de movimien-
tos más 6 menos conscientes de la inteligencia y de la
voluntad,-tál es, en compendio, el teatro de los estu-
dios sociológicos; en el cual att·evidos investigadores
que t(:)davía extienden sus velas, como Oolón, al través
de ignotos maros en busca de un mundo nuevo, mar-
chan, como él, de lo conocido á lo desconocido, desde
el estudio de la designa! condición pres~nte de los di~
versos pueblos de la tiena hasta los orfgenes primiti-
vos de la civilización.

Orec~r '!/multiplicarse es la pdmeraley á que obe-


decen todos los seres, tanto individuales como colecti.
vos. La primera parte de este precepto abarca los fe-
nómenos de transformaci6n necesaria desde un prin-
·cipio débil hasta levantarse, por medio de la aliment.
-ción y del ejercicio sucesivo de todas sus facultadea, á
un pedodo de virilidad y madurez en que se ostenta
la' plenitud de sus fuerzas. En este zenit de la. vida
·empiezs otra ~srcha de descomposición y deoadcmoia
·qae tiene por término la muerte; y en el seno de ella
la regeneración de la materia, que torna á reaparecer
en otras vidas. Hé aquí lo que se llama la 1voluci6a
de los seres; ley qne impera del mismo modo sobre los
individuos y sobre la sociedad, compues~a de una aglo-
'Dleración de los primeros.
La segunda parte se cumple por medio de uno de
los más altos atributos de la vida dirigido á la conaer-
-vación de las ~speoies. Eie fenómeno misterioso va
· acompanado do la reproducción de la vida, no s6lo 8ll
·BUs formas puramente físicas, sino también en su ma-
nera de ser intelectual y moral; de suerte que la herea-
, cía de nuestros padres no se limi lia á sus bienes de for-
tuna ·ni á los accidentes físicos de la& raza, sino que ae
·extiende 1\ las dotes intelectuales y á los caracterea
morales de nuestros antepasados. La descendencia del
salvaje conse"a los rasgos incultos, feroces é indolen-
•tes de sus primogenitores, aaí como la del hombre ciri- ·
lizado da productos naturalmente d6ciles á laa exigetl-
·cias de la vida social, adaptados á la adquisición de
las verdades de la ciencia y ricos en facultades afeofii-
. vaa. Sethlles físicaa exteriores, robastez 6 debilidad,
··salud 6 enfermed.&des, virtudes ó crímenes, adapta-
-ciones especiales de la inteligencia, creencia& religio·
·as 6 politioaa,-todo se transmite de pad~a ,. hij011
"en térmhros gener"les, con a6lo exoepoionet que pue-
"'~n mú bien oontlrmar qae deavirtuar esta ley uuiqr--
11
tal de herencia fisiol6gica, llamada á representar un
papel mny importante en las investigaciones de la
ciencia social.
La multiplicación de las especies está dotada por
la naturaleza de una fuerza tan extraordinaria, que
cualquiera de las familias del reino vegetal 6 del ani-
mal que quedase sola sobre la tierra, bastaría para cu-
b.rirla en breves atlos. Las semillas de las plantas se
reproducen en número tan prodigioso, 6 en tan breve-
tiempo, que cualquiera de ellas podría ocupar en pocos.
anos las más considerables extensiones. Uno solo de
los pescados del mar, no refrenado por la voracidad de
otros superiores en fuerza, podría poblar sin demora
toda la profunuidad de los oceanos. El hombre mismo,.
ai el crecimiento de su especie no estuviese limitado-
por las guerras, las hambres, las pestes y los vicios,
pudiera presenciar la duplicación de sus guarismos en.
períoios de menos de ocho afl.os, y sobre la base actual
de mil y quinientos millones, llegar, EID el curso de un.
siglo, á seis billones cuatrocientos mil millones de ha-
bitantes, que la tierra today la superficie, suponiéndola
habitable, de los mares, quizá no pudiera contener.
Surge de esta desigualdad entre el número y la
reproductibilidad de los seres . comparada con la esca-
sez de los medios de subsistencia, una lut(l~a por lfJt
vida, universal entre todo lo creado.
Los vegetales se disputan entre sí los jugos ali--
menticios de la madre tierra, la sombra del árbol mata
al arbusto, el pez grande vive del chico, elleóu devo-
ra al cordero. El hombre vive de la carne del animal
inferior y de loa vegetales; éstos se alimentan de loa.
deepojos de loa auimalea muertos y de la deaoompoai...
Düct1rao leldo m la Unt.,erddad Nacional 211

ción de sus propios congéneres. Esta lucha incesante


mantiene el equilibrio entre los reinos y las especies
de la naturaleza; de 1uerte que la armonía exterior
qne presenciamos sobre la tierra es sólo efecto de la
·brega encarnizada é incesante que reina en el interior
de la vida. En este combate pertenece siempre la pal.
ma de la victoria al más fuerte, al mAs ágil, al más
aatuto, al más inteligente; cualidades diveraa.J que ·se
reducen todas á una sola: la fuerza: .física, intelectual
6 moral.
No hay en este desafío universal de todos contr'
todos barreras adonde puedan refugiarse los no com-
batientes: abstenerse de luchar ea morir, y el hombre
ylss sociedades de hombrea viven entre sí iD el seno
de la misma guerra universal. Guerras internacionales
de supremacía 6 de equilibrio, de límites do territo-
riOR, de adquisiciones . coloniales, de agravios reales ó
supuestos, de intereses comerciales; guerras de reli-
gión, de propaganda política, de sucesión dinástica,
de seguridad exterior, de independencia 6 de conquis-·
.t a; luchas de competencia industrial, de influencia
polltica ó social. Entre todos los seres de la creación,
el hombre es el más batallador con sus propios seme·
jantes, sin que hasta ahora haya ejercido influencia
profunda en este carácter la predicación moral ni la
religiosa en el sentido de ejercitar esa lucha dentro de
nuestro propio sér, para dominar nuestras ambiciones,
propensiones y cóleras, y reducir á mlia modestos lf.
mitas el campo de nuestra aotiTidad inc!ividnal.
De esa lucha por la 11ida entre todos loa ~ereese
Elesprende otra ley de biología no menos importante
nimenoa feonnda en eua aplicaciones al hombre 1 A la
212 Dlacurso lef.do en la Unt'Derlldad Naelonal

. sociedad; ley cuya generl\lización vivirá unid.. en la


de
historja la filosofía al nombre de Darwin: la de le-
. lección natural, según la cual sólo sobrevive en l•
· creación lo que tiene fner:ta -para luchar y vencer,· ;es
decir, lo más selecto en sus organismos y lo más adap-
tado á las condiciones externas de la naturaleza en
cuyo medio le ha tocado existir.
En los dominios del reino vegetal han perecido
las especies débiles y sobrevivid.o las que únicamen~
· podían resistir la competencia de sus congéneres y laa
nuevas condiciones que la evolución geológica de la
corteza terrestre ha impuesto á las especies viviente..
En la lista animal figuraron en otros períodos muohaa
.especies, extinguidas hoy; algunas, como la del reno,
se han retirado á las extremidades remotas del globO,
únicas habitableb yá para ellas; otras, como el bisont8,
el elefantll y la ballena, caminan con rapidez á su ex-
' tinción, perseguidas implacablemente por el hombre.
· En cuanto á las naciones~ la historia está llena de
·s us ¡·uiuas, y en cada una de sus páginas pudiera mar-
-carse una cruz. Tribus, pueblos, ciudades1 razas, na-
·Oiones, imperios, todo lo débil, todo lo inferior ha Ce-
dido en el campo de la lucha por la vida á la ley de
selección antropológica y social. De loa aborígenes de
Europa que preoedie.ron á las irrupciones de los pue-
bloa de la India, sólo quedan vestigios en los estratoa
<:orrespondientes al periodo de la piedra labrada; de
loa primero• aryos apenas se reconocen seftales en loa
últimos reatos de loa celtas; los godos, á quienes el 'te-
nio po,tico de Byron invoca cooio instrumento. de
Tenganu difina contra lal depravaciones del i~~ri..
romano,
1AriH 1• Gotba and glat rour lre 1
Ducurao lrido en la UntoerridtJd Nacional 218
..
terminaron por fundirse en el tronco de los pueblos
cOnquistados; la nación jadia, privilegiada con el d6n ·!
de incubar en su espirita una de lal!l religiones más
uten~idas entre las razas ci•ilizadas del orbe, vive
hoy en lós restos diseminados y proscritos de su pue-
blo: ChAteaubriand nos refiere· én· su viaje,¿ Grecia ·:
que sóio el eco respondió al grito ·CÓn que llamó por
tres· veces á Leotiidas en las·Terniópilaa;. de Oartago,
que disputó á Roma la· sapremacia: sobro las orillas
del Mediterráneo, sólo queda la memoria de Anibal;
loa tronos fundados por las invencibles falanges de
Alejandro se desplomaron ante las ·águilas romanas;.
la obra de los Oésarea no resistió al 'fin el empuje de
los pueblos emigrados de la India, regenerados á su
paso por los boi!qnes de la Europa central.
En ninguna parte del mundo como ~n el Asia
~n sido tan grandes y frecuentes las desapariciones
de los pueblos, las ciudad~ y los imperios: ya, según ·
1e soapecha, á. impulso de grandes cambios geológicos~ ·
OJ1& en fuerza de las irrupciones humanas, más temi-
bles que el derrame de las aguas tle los mares sobre loa-
continentes. Más que el nombre de las naciones de-
molidas ha sobrevivido el de sus demoledores.
Acá en América dan testimonio de naciones des-
apareciclu los restos de grandes campos atrinchera- .
dO., habitación de los .Moufld-1Juildera, recién deacu~ .
biertos á lo largo de .las márgenes occidentales del .
Kiliissipi, de que no tenían noticia siquiera las tribus
que habitaban esas , regiones en ~1 siglo XVI. Y en
nue~tro propio pafs las rainas de San Agustín, en laS-
primeras vertientes del Magdalena, sns eeouliuras en
piedra y laa cariátide• todaTia abrumadas. por el peao
de techumbre& yá derruídaa, aon prueba inoonteata-
ble de, otro pueblo y otra civilización muy 111periorea
á los que Belaloázar encontró á su paso desde Quito
hasta el Valle de los. Alcázares.
La intenaidad del combate humano contra la na-
turaleza exterior, contra .las fie~as del bosque y ~otra
el hombre mismo, dio origen á la asooiaoi6n del hom-
bre con' el hombre, ·de cuya estrecha comunicación re-
sultaron el lenguaje hablado, sentimientos afectiv011
derivado• del interés común, y la formación de la tri-
bu. La asociación ·de las tribus movida• principal-
mente por el int.erés de los cambios, conduJo á la de
pueblos 6 comunes; la reunión de loa pueblos eugen-
dr6la ciudad; la agrupación de ciudades, el Estado;
la de los Estados formó las N aoiones. Los imperioa
forcejean en .Europa por mantener sujetl\8 dentro de
auslfmi\ea á las naciones, y no sería imposible que &n
América tomase cuerpo la i;Jea de grandes confedera-
ciones, .Más todavia ...• aNo es evidente que hay un
derecho internacional obligatorio para todos los pue-
blos? ¿No surge de ese principio la necesidad de tri-
bunales comunes para decidir plloUlcamente las dife-
rencias sometidas hoy al arbitramento brutal de la ea-
padaP Imposible sería dudar, pues, de que el mando
camina hacia una orgariizaci6-n mis perfeota del de-
recho universal.
Por ahora, ain embargo, el esfuerzo del hombre
se limita á la organización de las naciones, y la Socio..
}Qgfa investiga el prooeclimiento histórico que ha ooa-
ducido á su creación.
Entre los vínculos originarios que sucesivamente
'han ligado el hombre al hombre, ninguno tiene. tal
Tez tanta importancia como el de la formación de lu
lenguaa. Sólo por medio de eUaa han podido ponen.
en contacto laa inteligencias y establecerse comuni-
cación reciproca de sentimientos afeoti'foa. En la hil-
toria natural de la sociedad humana el lenguaje ha-
blado y el escrito marcan épocas trasoendentalet de
primer orden. La comunidad de lengua ea un elemea-
to importante de solidaridad poUtica y aun enalgun01
casos de integridad nacional. La diversidad de idio-
mas es un obstá.cnlo, y á las vecea una cansa de aepa-
,ración entre laa aaociaoionea de hombres.
Estos debieron de vivir en un principio tan a6lo
-de loa frutos espontáneos de la tierra, de la caza y de
;la pesca, como viven en la actualidad los salnjes. La
escase.tl de medioa de subsistencia loa obligaba á aepa-
rarse en huaca de alimentación; las tribus debfan de
vivir, como viven hoy, sin vfncaloa eatreohoa con el
aneJo, llevando una vida errante y vagabunda. Loa
primeros grupos permanente& no pudieron formarse •
,lino cuando, experimentada la virtud germinativa de
·las plantas, pudo el hombre primitivo formar su la-
ibranza. De ahi surgió la necesidad de almacenar laa
eosechas, construirse· habitaciones permanentes y aso-
ciarse para ejecutar eatas diversaa operaciones, dado
~ne la abundancia de loa tratos aaf multiplicados lee
permitió vivir unidos. La reduooi6n á domesticida4
-de algunos animales salvajes, y el cultivo de los cerea-
les, ~ue tienen la propiedad de conaervarae por mú
largo tiempo, fueron otros grande• puóa en la vi•
de la sociabilidad humana. Ouando á la vida .nómade
-11ncedi6la permanencia de las habitaciones, los vinou-
b

!16 liilr,-ur&o lef.do en la Unteerridad Naclontü·

loa de familia debieron hacerse estreohoa .y afectuo-.


1101. Pnede decirse tal vez q\le ltAfami.lia no qued6.
constituída hasta que la agricultura no dio al hombre.
fijeza en sus hogares.
En seguida debió de aparecer el cam7Jio, el c,nal.
condujo necesariamente á la diviai6" del trabajo, éste -
A la multiplicación de los productos, á la primera for-
mación de los capitales y á la primera aparición de 1&.
idea de solidaridad entre los ,grupos de hombres. m,.
vidido el trabajo, es imposible vivir sin el cambio; los..
que deben ·cambiar son yá partes de un mismo todo~.
porque laseparación de las ocupaciones industriales se
transforma en la unidad de los que las ejecutan. Entre
los hombres asi clasificados por sus trabajos y -unidos.
por su obra común, no podía caber yá separación. El
c.mbio, el comercio, no es, pues, sólo un agente pode-
roso de la riqueza, sino uno de los lazos máa estrechos..
e11tre las familias humanas: él ha sido uno de loa pri~­
meros elementos sociológicos de la especie humana• .
• Al cambio sucedió la idea del mío y el tt1-yo, es-
decir, el derecho de propiedad. Hé aquí, tu.l vez, la.
primera piedra de -esa superestructura social q.ne se
llama el GOJII'EB:NO, el punto de partida de esa inmen...
sa transformación de las formas- sociológicaa, ea que..
reemplaza á la autoridad caprichosa del jefe, del cau-
dillo, del tirano, la de esa abstracción poderosa que se.
llama LA LEY. La propiedad es, pues, quizás &1 ej~ so-
bre el cual el mundo ha dado.vuelta de la tiranfa á.hl,
libertad, del reinaio de la fuerza al imperio de lar~
.om, de la humanidad esclava al cont1"6t0 100ial.
La propiedad y· el comercio ensancharon, sia .
duda, inmen1amente loa bDrizontes de. la vida; pere1.
eD cambio determinaron una intensidad llueva ~n la. .
llloha entre unos y otros hombrea, entre unRI y otras.
aooiedadea. La acumulación de riquezas produjo po-
brea y ricos, heredero& y desheredados, propietarios y,
proletarios, pueblos saciados y pueblos hambrientos.,
Satiafacciones, placeres, orgulloe de un lado; necesi-
clades, envidias y crímenes del otro. La guerra debía..
aparecer entre loa hombres y ent1·e los pueblos cada.
dia mú terrible, máa obstinada. Nació de aquí la ne-
eeaidad de organizaciones sociales más ·complicadas,..
de leyes qne consagrasen el derecho individual, es de·
eir, de una Juri1prud~ntña, y, sobre todo, de agr.upa-
oiones mis numeroaaa y más provistas de medio de
defensa y de ataque. De aquí las grsndes luchas de
los pueblos modernoa, las grandes aglomeracionea for..
madaa por la conquista antes, por la confederación
"Yoluntaria 6 semi-voluntaria después. De nqní tambiéD
el gran peligro para las peqne!laa nacionalidades, y la
mecesidad de dotarse éstas con organismoa mis per-
fectos, destinados á velar por B)l conservación, desa.r
rrollo y defensa.
¿Qué es una nacionalidad?
Entre la inmensidad de materiales de estudio ·
que abarca esta nnen ciencia de la. aociologfa, eate es ,
el pnnto·eepecial que he deseado preaeniar á. vuestra
meditación; él ea de interés 111premo par. no1otros1
pueblo nuevo que apenas empieaa á oonabi.tuírae, ni!le ·
que, á semejanza de aquel semidiós de la mitología
griega, encontró al despertar rodeada de ·lerpient88 .
IQOQDL

lQué es, pues, una nacionalidad?


En primer lugar, una agrupaci6n humana fo•··-
. ·• ·,.macla mAR 6 meno• co'tlacientemente dentro de nn te-.
rritorio lintitado, con el pensamien·to de la defen-.
· común de cada uno de sus individuos. Objeto oomúa
· .entre muchas voluntades presupone y exige organiu-
. ci6a, es decir, división de laborea y esfuerzos eDtnf
, na miembros, penaamiento y ejecución, reglas Jt&ae-
rales de procedimiento, autoridad por una parte J
· obediencia por otra.
Esta organizaci6n de intereses y de factores .di-
. versos, cada día mb numerosos y complejos, ea obra
· ile los siglos, por efecto de la tradición de generi\CÍC)-
nes á generaciones de sua trabajos 111cesivos. Oom.Q lo
·decía Targot:
" •... Las edades humanas están encadenada~~ por
··UD& serie de causas y efectos que IIJOtan el estado actqjtl·
del mundo con todos los que le preced!n. Dando á los
·hombres medios de aeegurar la posesión de sus Ideas T
· de tranemftlrlas á loe demáa, los algo os multlplle)ados del
Iensnaje hablado y escrito han llegado 4 fQrWA.r de tC)-
dos los oonochnlentos particulares un tesoro comtln, que
eada generación lega á la que slg11e, oomo una herenoi•
· siempre aumentada con los desa11brlwtentos de cada si·
•lo. Considerado ast desde su. origen. el g6nero hllllla-
no se presenta 11. los ojos del filósofo como un todo lo.-
men&O que por sf mismo tiene, como cada Individuo, un
, ~rtodo de lnb.ncia y otro de progreso."

'Este desarrollo anctsivo viene formando entre l01


-asociados diversos vfnculoa nuevo• de afinidad que es-
trechan cada dia aua relaoionea y forman, por deoirlp
asf, los órganos diversos de un solo cuerpo m's y DlAII
·compacto, haata formar un todo indivisible que sella-
ma Naci6n.
Un territorio circunscrito y una familia lauQlaDa
·.que toma posesión de él para buscar sustento y levan-
:..tar hogares permanentes; nn hombre y a u.. propiedad,
-un sér fisiológico y un sér metafísico, forman, por me-
·dio de un místico. consorcio, la primera base de una
nación. Organización polítioa para proveer al ejerci-
··cio de las diversas funciones, organizaci(m industrial
para alimentarlas, organ·i?.ación civil para mantener la
paz, organización militar para defenderlas, organiu- .
·ción intelectual para desarrollarlas,-constituyen la
armazón del edificio. Lengua, tradición, costumbre..
_j-urisprudencia, historia, literatura, aspiraciones y 81-
peraozas comunes, son los lazos que en seguida atan,.
conservan y fortifican la estructura del cuerpo social.
Una sola "ligi6n y una sola raza eran tambiéa
•reputadas en otros tiempos condiciones eaenciales de
nacionalidades perfectas. Sin salir de la tradición hia-
>tórica de nuestros orige~es propios, esta falsa idea, ill-
. cubada en el cerebro de Fernando el Oatólico y de IM
Felipes ny III después, encendió primero y avivó tuégo
las hogueras de la inquisición en .Eepatla y condujo más
.tarde á la e.x:pufsi6n de los judios y de los moros. Esa
-noción abstracta, hija del método met3físiQo que la
Edad Media prefería en sus trabajos intelectuales, fue
vencida por 11\ imprenta, por la reforma religiosa 1
por el descubrimiento de América y de la India. La
'llama de amor de la inteligencia apagó la de odio de
·laa hogueras de la Inquisición, y las necesid~des de
los pueblos civilizados en medio de las.regiones dis-
tantes recién descubiertas, eran superiores en fueraa
~á la preocupación estrecha contra las razas desconoci-
das. La intima comunicación en que necesitaron _vi-.
'Vir los hijos del Oá.uca.O con los de los An<les, · debía
·en¡ebdrar, como ha engendrado, ideaa cosmopolita&.
r.La comunidad del derecho individual ha reemplando
22~ .Di8curs9 Zefdo en la Unl'Derridad NaolonaZ
r 1

en.Jos tiempos modernos la de re1igión y de ra~ de-


otros tiempos. ·
Los pueblos americanos del Norte, fnndadoiJ por·
hombres que, huyendo de la tiranía religiosa y poUti·
ca del mundo antiguo, atravesaron los mares para-
sustraerse á e1la y formar en playas distantes una so-
ciedad nueva; y los pueblos hispano-americanos, pro-
ducto .mixto de padres europeos y madres america~
nas y africanas, no pueden sentir ni profesar la misma·
repulsión religiosa 6 etnológica que los del antiguo- .
mundo educados bajo el imperio de ideas y costum-
bres más ·estrechas.
Estas nacionalidades americanas, i las cuales me-
·nferiré más especialmente en este. día, fundadas en ~
territorios nuevos comparativamente despoblados yen. ·
JQedio de condiciones de vida del todo distintas; li-
bres, en parte, de las influencias de lo pasado, en don-
de Joeliombres podían deaplegar una espoataneidad'
de aeoi6n.mucho may~rque en Jos antiguos países de· ··
Europa yé. constituidos, y sobre todo hombres qué,. ·
cqn el hecho de su emigración á continentes distan-- ,
ttl!l, mostraron que en· ellos había prendido el disgusto·
de io pasado y despertádose la aspiración á nuevas' :
ideas y nuevas condiciones de vida individual y colec-
tiva; estas naciones americanas, digo, menos domi- .
nadas por la tradición histórica y más influídas por·
cansas aesootrocida8 antes, dan lugar á fenómenos·
10eiológícos que la cienci" europea quizb no puede·
apreciar debidamente, por falta de observación inme-
cliata.y ausencia de experimentación personal. Esta.
cirounstanoia, sea dicho de paso, constituye una de· ·
las ~Íficultades de nuest~os pl'oblemas sOciales y polf ....
Dllourao ZeWo en Zs Unioeratdad Nacionaz 221

:ticos, cuando con mentes educadas en el :Pel)aamientO


·europeo, pretendemos apreciar hechos complejos en
que entran coo1o factqres la tradición y la hereoc~
.fisiológica de nuestros antepasados a,merican~. Sin
. salir del campo limitado de los dos factores sooiale8
-religión y raza-que, no incidentalmente, sino por
razón de su extraordinaria trascendencia he m~nciO­
nado, me permitiré observar que acá en América no
se sintió nunca el rigor de la evolución religiosa de
..que fueron teatro los pueblos ·europeos, y en especi!ll
-el de Es pafia, desde el siglo IV hasta el xvr, ni con-
quistó nunca la idea religiosa esa inflnenoia do.mina-
. dora que ejerció al otro lado del Océano sobre los pue-
. blos y los· tronos, desde Gregorio vu hasta León x;
pues al contrario, la Iglesia 0Mtólica, superior allá. á
. todas las potestades, vivió siempre restringida aquí
,por el patronato de la corona espafiola. Y en punto
á la · acción que se atribuye á la unidad de la raza,
.nuestra experiencia americana nos dice qae nuestras
.. razas aborígenes tenían la aclimatación secular qae
.piden lu regiones tropicales y el conocimiento eape-
..cial de loa cultivos distintos propios de nuestra zon~
. sin carecer del grado de desarrollo intelectual neceaa-
. rio para mezclarse con otra raza más adelantada\ Ell'
.cuanto á la introrincción nttiJ}eroea de colonos africa-
. nos, reputada por los escritores del antiguo mando
<-como una causa de degeneraci4n moral é intelectual,
-.aólo pode~os npaotros decir que sin ella hubiera sido
...i~posible la colonización de los valles ardien~ ele
. nuestros .grandes ríos y de l~~os costas insalubr~ de
·'!Utestroa mares; que la mezcla de sangre oaropea ó iaa-
..d.lgena con la africana es la flnioa que ·tien'e e\ poder
de resistir las influencias palúdicas de los valles ane--
gadizos y de Jos deltas de nuestras grandes arterias·.
comerciales. El recuerdo de la esclavitud sólo parece·
haber producido en nuestros hermanos africanos un
amor más profundo á la libertad. La nueva 'raza mez-
elada, que del' cruzamiento de éstos con el blanco y el
indio está apareciendo y multiplicándose en nuestros
Estados de la Oosta 1 del Sur, nadie podrá desconocer
fJDe, al propio tiempo inteligente y altiva, es una de las-.
mis bellas y robustas que han cónocido los ojos huma-
nos. Nuestra varied~d de razas no es para nosotros un
inconveniente, como tampoco lo es la variedad de nues--
tros elimas, ni el múltiple.aspecto de nuestra natura-
leza risuefla. El espaflol lleva la vanguardia del pensa-
miento y del progreso. Su genio caballeresco nada ha
perdido en América, en donde, al contrario, á despecho
de todo el ingenio de Cervantes y de las no siempre
afortunadas aventaras de su héroe, nuestro pueblo se.
descubre delante del mismo yelmo de Mambrino siem-
pre que se trate de dar libertad al cautivo 6 de prestar ·
auxilio al huérfano y al desamparado. Su actividad·
inquieta, poco sometida aún al yago de la disGiplina,
es templada aqni por la docilidad obediente de nues-
tros compatriotas americanos, en quienes las mod es~­
tas virtudes del trabajo, la templanza y ·la abnegación.
adquiridas, sin duda, en largos siglos de gobierno pa-
triarcal, forman en breves dias el veterano elemento
do esas infanterias invencibles que, en el barranco de-
Oarabobó al lado de los héroes de Albi6n, en el paso
ae Oorpahuaico y en eaa última jornada, que yá no
eoamemoramos ayer (1), despertó la admiración de ana.
(1) AJacllCbo.
antiguos dominadores, los soldados de Zaragoza y de -
Bailén (1 ). Si su amor al hogar les hicieee olvidar algún
día los intereses públicos, ahi está para llamarlos .
' so puesto la vigilante atención de sus ·compatriotas
africanoa, siempre celosos centinelaa de las libertades
públicas, siempre dispuestos á. seguir el ejemplo de ·
Padilla en Oartagena y en la Barra de Maraoaibo, de
Bondón en el Pantano de Vargas y del Nsgro primero-
ante las inconmovible.s bayonetas del Valenoey. Difí-
cil es decidir á. quién entre los ftlósofos y gaerrel'os de
Dogre espanoJa, 6 de los oscuros soldados descendien-
' tea de los chibchas, que en grandes números ofreoian
todos los días el silencioso y vohmtllrio saorifloie de
sus vidas, ó de loa grandes lidiadores africanos, siem-
pre prontos á empezar el combate en la descubierta,
se deba la independencia de Colombia; pero sí se pue-
, de asegurar que los hechos resonantes, aquellos ejecu-

(1} En Ja noche de la batana de Junín, en Junio de 1824,


el Virrey Laaerna, que por primera vez combatía contra un ·
ejército colombiano, 1 que tenía absoluta confianza en la. muy
olsciflinada caballena espaflola, reconvino agriamente al Ge·
nera Oanterac, jefe de ella, por haberse dejado vencer de Ju .
acmt.ontt"aB de Colombia.
Seis mesel! después, durante la retirada que hacía el ejército .
colombiano desde la frontera de Bolivia, á órdenes del General
Bucre, ~erseguldo de cerca _por el espatlol, doble en número; ,
en un d1a en que aquiH se v1o acorralado ·en la garganta de la
quebrada de Corpabualco, por el enemigo que ocupaba las altu-
ras á uno y otro lado de! camino, loe batallones patriotas de
-.anguardla continuaron su marcha sin perder la formación ni
apresurar el pase ni coutestar los fuegos, hasta que, saliendo de .
la estrechura, pudieron desplegarse, despejar el campo al paso
del cuerpo principal y asegurar la continuación de la retirada e11
buen orden. El Virrey Lasema, que observaba destle una altura
la ~erenidad de estos veteranos: "¡qu6soldados esos!" exclamó
COD admiración.
-Excelentisimo Be!ior, agregó, descubriéndose, el General
Canterac, alli presente: "SOn las mcmt.onwtu de Colombia."-
"224. Discurso le~do en la Un.t'Oerstdad Nactonal

·tados por guerreros que sin el ba!lo de la laguna


'Estigia profesaban el despr~cio á la muerte, faeron
casi siempre ejecutados por hombres á quienes, si el
sol de las costas tropicales había tostado la piel, en
:cambio había también retempll,do el corazón hasta la
altura del heroísmo.
La fusi6n, en fin, hoy muy adelantada de las dí-
'ferentes ramas de nuestro pueblo, no tardará un siglo
quizás en llegar á su término, puesto que más de la
mitad yá de nuestra población pértenece al producto
mixto de variados enlaces y constituye'el grapo domi-
·nante en nuestra vida política é industrial. Cuando
esa fusión complete su obra niveladora, tomando sola-
mente de cada una de esas tres ramas las cualidadoa
·activaa que las distinguen (pues ortiioariamente la na-
·turaleza sólo reproduce lo que es vida y n6 lo que ea
negación), completando en el europeo lo que le falta
de aclimatación especial, dando al africano imperio
-~sobre sí mismo y el espíritu dócil del indio, y á éste
'la robustez física é iniciativa individual de que e11
, parte carece, tendremos el elemento de homogenei-
dad que hoy podemos echar menos; la bomogenei-
. dad compatible con los variados aspectos y la diversi-
dad de los climas de nuestro territorio, alternath·•
·. me,nte cortado por extensos valles y anchas y levant•
.. das cordilleras.
La configuraci6n del suelo ejerce uua influencia
..decisiva sobre el futuro desarrollo de una nación. Un
···territorio compacto dar4 nacimiento á una organización
politioa compacta y robusta, por la condenaación m4a
···.estrecha de loa diversos grupos. Así vemos en el mapa
· ·-~ue lu naciones poderosas~~~ globo, como Franoia.
Alemania, Austria y ·E spana, presentan formas cuí
oircdlares, adecuadas para la couceatraci6n de sua
t«eTtaB y para la distribución del pensamiento naoio-
·D&l desde un -centro común hasta las extremidades
equidistantes. Los Alpes y los Apeninos, el Adriático
_y el mar de Toscana, fE)rman cimientos natui'Slmente
uttitarios'{~ la penfnsuJa italitln•. El nudo de los Al·
.p es centrales, de donde parten en todas direooiones
nos de fecunda corriente hasta el mar, haoe de
-Suiza una fortale~ inexpugnable, oomunioada con
una gran -v ariedad de pueblos, entre quienes si á las
~ces puede encontrar enemigos, de ordinario tiene
aliados poderosos.
Una costa marítima fácilmente accesible desde lo
·interior-es un medio indispensable de comunicación
·(IOn el mundo e~:.terior, de donde se r&cibe el aliento
de la vida universal. :Ríos de fácil navegación son 6r-
.ganos esenciales de alimentación y de circulación de
·la· vida interior. Montanas connnientemente distri-
'buidas, son campos atrinchera'dosen dond-e vive, COIIlO
en un santuario, elsen'timiento de independencia·n.-
·a~onal, asilos de reposo en loe que la mente puede
·cÓmplacel'Be desde las alturas en el panorama de hori-
sontes distantes y en elaborar ideas de tranafo~
ci.,n y progreso, lejos del ballioio de los vidlés, por.lo
.general absorbidos en el pensamiento del trabajo y chl
camoio. E:rtensaa llanuns en el interior d'e loa ootiti-
nentes se prestan á la conqnis~ y á la fandaci6n· de
·ellos grandes pero efímeros imperios, de esas Tañas
:despotias frecaentes en la historia ·de Jos pttef)lol
-orien'-Jes, semejantes 'á la• Rusiá oontetnporinea, qae
· .puede oonahlerarse aomo un vestfbnlb del Asia. Una
. 11
...... "''"T'--

226 Discurso letdo en la Uniflersid~~:d Naetoool

situación insular puede conducir á un espíritu de op.,-


gul1oso egoísmo, al propio tiempo que al placer cosy
mopolita do espaciarse sobre la superficie de los marea
hasta los rincones más retirados del globo. Olima11
excesivos en las zonas vecinas á Jos polos absorben t<W •
das las fuerzas del hombre·en la tarea de su conserva--
ción contra la inclemencia de los hielos. Climas ar~
·dientes en las regiones de los trópicos pueden enerv~
la actividad de las poblaciones, ya sea por la profu.-
sión mi11ma de los modios de subsistencia, bien abra,.
mándolas con las fuerzas colos"les de una vegetación
bravia. y calores in tensos sin tregua ni descanso. En
una y en otra }!arte aerá lento el progreso, y la inteli-
gencia humana retardará su evolución poderosa. h~tsta
qne la acumulación· ae riquezas dé recursos suficien-
tes para mitigar con medios artificiales la penetración
impetuosa de la natural.eza exterior.
En todo caso, los límites territoriales de una na-
. ción deben estar perfectamente definidos para reali-.
ar y completar el consorcio entre la tierra y sus cul-
tivadores, entre la propiedad y el propietario.
La infiltració~ de la naturaleza física en la n.a.--
turaleza humana forma luégo, con el transcurso de
loe siglos, esa adaptación especial del hombre al suelo..
que ocupa, '}Ue .ea en rigor el carácter propio de
las razas, y cuya manifestación exterior constituye.la.
'fariedad de las diversas civilizaciones. La población
aclimatada, poseedora de los secretos de la parte de la.
. corteza terrestre que le ha tocado en patrimonio,
. arraigada al suelo por la propiedad, las industrias,.
. )&s costumbres, la familia, las esperanzas, los reoue~-
doa, las amistades, la historia y el común porveni.r;·.
Dúcur&o lefdo enZa Uni~eraidad Nacional 227

esa población así li¡ada por vínculos tan multiplica·


~08 y profundos, es lo que constituye lu~go el pueblo
· de nna nación. ,
Cuando ese pueblo, marcado con la huell¡¡ pro-
funda de un pasado que se cuenta por siglos, llega, en
el transcurso de au evolución física, intelectual y mo·
. ral, al período viril en que entra en posesión de aus
propios destinos y toma á su cargo )¡¡ organización
políti~ de su gobierno; ese pueblo, digo, empieza á
mostra-r á la luz la influencia hereditaria de las cir-
cun.tancias que presidieron Ó. Sll f1>rmación SOCial, J
con el nombre de inalitucionea exhibe el desarrollo de
loa gé¡IJlenes de paz y de los fermentos de cólera in-
cubados en los organismos individuales. Si reinó en
él la esolavitu~ mostrará por una parte disposición a\
la servidumbre y por otra á la dominación; si fue con-
quietado, querrá a su vez ser conquistador; si la pro-
piedad territorial le fue negada, su primer impulso
aerá.llegar á ser propietario; humillado en otras épo·
cas, surgirán en él instintos de venganza; del comba.·
te con las fieras del bosque, le sobrevivirá el Íl)stinto
belicoso de la cacería humana,-será un pueblo gue-
rrero; la lucha con una tierra estéril formará en él
aptitudes industriales; la con tem placi6n de nst~.s
extensiones y de variadas y grandiosas escenas de la
naturaleza, le inspirará lendenciu filosóficas; la vis-
ta permanente de paisajes alegreB, ricos en colores :y
armonfali, le comunicará el genio de las artes; la reli-
gión impuesta por la violencia, le impulsará después·~
·hacer gala de incredulidad; víctima de la injusticia y
de la fuerza durante siglos, levantará luégo altares
al·'
derecho .:y profesará antes que todo la religión
.
de:· la

228 Discurso letdo en la Universtdad NactónaZ

libertad. ·Las mismas leyes que en la niec!nica diri-


gen el movimiento y determinan la velocidad de loa
cu3rpos elásticos, gobiernan las fuerzas de los cuerpóa
sociales; y las mismas reacciones que en la qutmica
alteran la apariencia y modifican la composición ínti-
ma de las sustancias, producen también cambios lior-
'prendentes en las tendencias del hombre colectivo. ·
Así el sucio carbón da su sustancia al diamante, y del
euerpo más opaco entre todos los conocidos brota por
medio del calor la fulgurante irradiación de la luz.
Estas modificaciones extraordinarias, resultaao de
acciones y renociones producidas al través de los si-
glos, se expresan tal vez algún día en .el seno•de laa
sociedades por medio de ese fenómeno extra no 'de las
grandes 1'evoluciottes políticas, á una de las cuales 118-
ben las naciones hispano-americanas su existencia.
Los nuevos organismos, que forcejean hi6go por reunir-
se y completarse, dan testimonio de las lentas traniJ-
formaoiones sufridas por las masas populares durante
periodos indefinidos de incubación material y moral~
· Entre esos organismos figura en primera línea el
de lasformas políticas, dentro de cuyos limites, per-
tenecientes á la ciencia constitucional, no me éS per-
mitido hacer ninguna incursión. El objeto general de
esa organización ae roza, sin embargo, íntimamente
con el de la sociolo¡ía~ i tánto, que me serA. imposible
'dejar de hawer menciÓn aquÍ de UD asunto esencial: el
que se réfiere á los limites 'entre la vida colectiva y la
Vida individual.
La política tiene IU campo especial y limitado' eJ!
'to que ae refiere á la vida com~n, á Ja vida pú'blioa,
.IÍnica que necesita de organizaeÍÓÍl artiftcial, 'éolilG
Dt8ctJrao ltfdo Eti la UnifJttBidad :Nacionrzl 229

CJ'e~cióp qne es del sentimiento d~sarrollado de la eo-


ciabilidap humana. ~1 hombre individual, compren-
di~do ae un modo rel~tivo á: la familia que, despren-
diéndos~ de él, h11ce parte de su ah, á lo menos du-
JJlp~e el períogo de infancia de los hijos; el hombre,
d.i¡9, tjene en su constitución fisiológica los organis-
D10S necesarios para proveer á su conservación y des-
arrollo, y ningunos otros pudieran reemplazar con
v~ntaja los que recibió de la naturaleza, estimuló y
D¡f"joró con la educación y desarrolló después á su
t,n,4¡¡ alta.evoluci.ón en la lucha por la ~ida. La espon-
tan.eidad y la libertad son el aire respirable del hom-
bre, y d.entro d,el cf,rculo en que se agita su aoJa.
existencia, nada debe perturbal' el ejercicio de sus fa-
culta,d~a: 61 tie~e en su ct>rebro su poder legislativo, en
IU propia conciencia el mejor juez, en sus brazos el.
mejor eiecutor de su voluntad; siempre, eso s1, dan-
t~o de loe límites de su sola sensibilidad. La ~cci1n
del gobierno no puede empezar sino en los a~tos de la
~ida de relación, en el punto en que pl'incipia su
cp~peracit1n con otros hombres.
El cuerpo social es una agregación d~ exi11tencias
particulares que tendrá tanto más vida, libertad y
movil;niento, cuanto más robust" y espontánea sea la
de la.s unidades <le. que se co,npone; el o.a rácter nacio-
D~ tefiejará siempre el ~rácter individual de los.
cipdadano~;. un pu~blo de ~sclavos mostr.ará la indo-
le~cia y la degradación de éstos; sólo. un pueblo de. ·
llpQlbres libres po<J,d, exhibir e,l po~e,r, la. audacia y ·1~
espontaneidad de la Gran Breh.lfla. El Q.bjeto princi·
pal de l~s ol'gani~acipnu politicas, no Jo ohidemps, es
clar ~t'snrida~, e~ decir, libertad al desarrollo indivi-
dual del hombre.
210 IHacurso lef.do enZa Unt'Oerstdad NaclQntJl

El vínculo más fuerte de ' unidad en una naci6a


e11 la comunidad del derecho y de la libertad intlivt-·
dual; es la protección del gobierno dispensada á todos
por igual para el más atnplio desenvolvimiento de súa
filcoltades personales; es la participación universal eD
la vida pública; es el sentimiento común de la segnri-
dad y la libertad personal garantizadas por todos eD
favor de cada uno.
Este es el gran progreso que se nota en la evolu-
ción de 1~ formas políticas desde las sociedades anti-
guas hasta los pueblos modernos. La intensidad de la
lucha por la vida entre las tribus y las ciud~des anti-
guas producía guerra permanente entt·e ellas; la gue-
rra exigía una organ'ización estrecha en que la socie-
dad era toda y el hombre nada: propiedad, familia,
religión, libertad personal, todo pertenecía al Estado,
1 elltombre dejó, por un tiempo, de ser dueflo de sí
mismo. Esta situación condujo, unas veces por medio
de la confederación, generalmente por medio de la
conquista, á la formación de grapos sociales de mis
extensión y flleru, á fin de poder devolver al hombre
los derechas de qne estab~ desposeído; de aquí el ori-
gen de las naoiones. La naaionalid"d e3, pués, un pro-
gresa dirigido esencialmente á. de vol ver al ciudadano
el g•Jae de sus derecho'! personales, y la consagracióli ·
de 18'1 g'trantías individuales el supremo objetivo de
las organizaaiones polítiaas: en la revolución inglesa,
como en la ameriaana del Norte; en ·la revolucióll.
francesa d~ 89, como en la de independencia de la•
colonias espaftolas en 1810.
Distinguir el derecho individnal del derecho pá-
blico, lo que es esencial al individuo de aquelto qne
Dúcurao leido en la Uní-ollrsiclacl NtJclonal. 231

"todavía necesita la sociedad,' es el gran debate de loa


pueblos modernos; pero esa controversia recae tan
c61o sobre puntos de detalle; el principio reconocido
y ·triunfante es c¡ue los gobiernos son limitados y
~ue el objeto primero de la sociedad política es la
libertad del hombre.
La sociedad íeudal había absorbido en su seno la
propiedad territorial y las creencias religiosas oomo
psrte de las fuerzas políticas destinadas á mantener
la unidad del cuerpo social; pero la experiencia vino
á demostrar qne esa absorción pasajera de los grandea
días de condicto, era nn motivo de debilidad perma-
nente, de antagonismo crónico, d,e anarquía y de .
muerte para las naciones; de aquí la libre enajenación
y división de la tierra, de aquí la separaoión entre la
Iglesia y el Esta.do, hoy consagradas e11la mayor parte
de los pueblos civilizados.
De ese gran debate dan espectáculo todavía dos
pdderosas naciones colocadas en las dos extremidadea
de Europa: Rusia al Oriente y la Gn.n Bretafta al
Occidente. El pueblo de la primera pide organización
política, es decir, consagración de garantias individaa-
lcs; el de la segunda reclama la restitución del dere-
cho 'de· propiedal ·territorial á la vida individual y la
supresión de la iglesia oficia'l. Si la solución de esaa
grandes cuestion'Els se hará con ·formas revoluoionariaa
6 por· medio de reformas graduales, es el gran secreto
cuya revelación está. reservada á. .los pocos anos que
fa1tan p:lra la terminación del siglo XIX.
·El mismo debate se observa en punto 6. la forma-
ción d~ los organismos indust1~cd~s destinados 6. pro-
t:Veer t\ las ·fanciones de alimentaei6n de la vida social.
La Edad Media incluyó este trabaio de elaboración
entre loa atributos d.e Ja vida politica, por medio de
Ja reglamentación de los gremios y maestrías, incorpo-
rados como contrapeso al pocierío de los senores feuda-
les, y de la iniciativa y a~n monopolio del gobierno
en los trabajos de obras públicas, fábricas y manu.
facturas, comercio de granos, aouf1ación de monedas
y balanza de comercio. El principio dominante era el
de la protección oficial, y el blanco de estaa lubores la.
idea antisocial de que cada nación laabÍia de bastarse •
li misma sin necesidad de recibir los productos de la
industria de las demáa. Se caminabd, puea, á organi-
ar industrialmente cada pueblo. sobre el modelo del
imperio chino, orgulloaamente encerrado dentro de
un doble 6 triple recinto de altas y fortificadas mu-
rallas-
El estudio de la ciencia económica ha minado por
aa base esas especulaciones y derruido el edificio levan-
tado sobre ellas. La investigación experimental ha
dlemo~rado que el~¡ecreto de la tuerza creadora de laa .
riquesaa está en la especialización de las faoultadea.
indnstriales del hombre, incesantemente aguijonead&a
por la concurrencia universal. llhta especializacién es
:reanltado de la división del trabajo, el cual exige el
cambio, absolutamente libre como eJ aire 11-tmoaférico~
eDtre todos los pueblos de la tiern. Cada continente,
cada nación, eada diatrito tiene un dón propio y e:x-
olnaivo de la naturaleza, en el cual sobrepuja á todos
Jos demAs, cuya explotación cede en beneficio del
reato del mundo. Cada ~ombre tiene una personalidad
propia. uaa superioridad física, nna penetración inte-
i
leotuaJ, una ewrgía moral, en q.ue sobresale en 1•
......
_ ..-·-

.Dúcurso.lftdo m Za Utd"•rstdad NactonaZ 288.

cual es irreemplazable por otro hombre; el ejercicio ·


e~pecial y constante ·de esa facultad superior consti-
tuye su bienestar y forma la contribución más pode·
rosa que está en su mano dar al bien de todos. El con-
19rcio de esos dones naturales con esas facultades •
humanas es la perfección de la vida industrial. y ella
s6lo puede realizarse en tneiio de la libertad. El que
produce más necesita vender más; P.ero no se puede ·
Tender sino comprando, dando t~atisfacción al trabajo
de los demás. El que más produce ea el que más cam-
bia, es el que hace más justicia á los intereses extra-
nos. Así, esta ley de la concurrencia univ~rsal es .
también la ley de la armonía universal, y este con-
1licto por la vida en medio del trabajo, se transforma ·.
en la solidaridad perfecta en.tre todos los h~mbres,
entre todos los pueblos, los cuales vienen á ser igual-
m.ente necesarios los unos para los otros.
Ningún producto es yá obra de un solo hombre y
casi ni de un mismo continente. El algodón va á las·
fábricas inglesas desde el fondo de Amética, de la In-
dia asiática, del Egipto africano: allí se hila, se teje y ·
ae estampa, y vuelve por todas ·las arterias del comer-
cio á satisfacer las necesidades de los pueblos más
distantes. El trigo no es hoy una producción domésti-
ca como lo fue en otras épocas: de todas las extremi-
dades de la tierra, del Norte del Pacífico como del Sur · ·
del Atlántico, del Océano Índico como de los marea
australes, va á llevar la vida, la alimentación y el cam·
bio á las densas, yá no tanto agrícolas cuanto manu-
factureras y comerciales naciones del anti~ao mundo.
Una guerra en América prodRce hambre en Europa:·:
la guerra europea paraliza las f11entes del trabajo en-
tre nO.otros.
.. --e-···

.234 Discurso lef.do en la Un.i'Oersidad Nacional

A la organización artificial de gremios y maestriaa


·ha sucedido la organización natural de la sociedad
. .anónima. Esta ha desarrollado, ea menos de cuarenta
anos de funcionamiento, fuerzas que no conocieron
.el imperio de Alejandro ni la tiranía centralizadora
de la Roma imperial. Al calor de esa asociación en-
. cendi6 Fulton las calderas de los vapores del Mis-
sissipí, y Stephenson lanzó su locomotora invencible
qne yá ha recorrido rieles en una extensión diez
veces mayor que la circunferencia de la tierra. Morse
·.ha extendido la red de su alambre mágico por más de
trescientas mil leguas. La Oempanía de seguros ha
· eliminado los riesgos del mar y del fuego, y la de sega-
ros sobre la vida ha arrancado al secreto del destino ·
una de sus más temerosas páginas. Los bancos. decir-
culación han resuelto el problema del movimiento per-
petuo de Jos valores, y repartido entre todos los hom-
··bres la fuerza motriz de los capitales, provista de loa
·cien brazos d~ Briareo y de la fnerza de los Titanes. La
.-sociedad cooperativa reduce á la práctica la fraterni-
. dad del Ol'ii!tianismo. Las conquistas de la inteligen-
cia, ayudadas por la palanca del capital, arrancan las
-montanas de sus cimientos eternos y realizan el pro-
. digio prometido antes á sólo la fe.
La evolución industrial ha prestado su concurso
á. Ja evolución política para completar In obra de unión
·y compactación de las diversas nacionalidades. El fe-
rxocarrilliga entre sí la3 diversas partes de un mismo
territorio, facilita singularmente las operaoioBes del
Qam.bio, permite la concentración rápida de las fuer-.
zas, pone en contacto á los hombres separados por la
distancias, los obliga á. conocerse y amarse, establece·
Dl8cur1o letdo en la Unl.,erridad Nacional 235

·el comercio de los sentimientos y de las ideas y acaba


por fundir las rivalidades y antipatfas de la ignorancia
·en una obra de amistad y concordia.
La organización del trabajo productor, bajo esta
forma libra y espontánea que conserva á cada hombre
su individualidad propia, requiere seguridad en 111
;funcionamiento y unidad en sus teudencias, para com·
pletar el pensamiento nacional por medio de corrien-
tes morales é intelectuales convergentes hacia nn tér-
mino de simpatía general, de cooperación ordenada de·
la ~>Ctividad nacional, y ese es el objeto de la orga11i-
ztición intelectual. Se~ejante á la tierra inculta 1
·bravía que, sólo removida por el arado y despojada
por el rastrillo de las plantas nocivas conaervadas por
la somil1a de otras épocas, puede dar granos abundo-
sos' de alimento nutritivo,-á la mente humana igno- ·
rante tampoco se le pueden pedir los frutos de la
ciencia v de la verdad sin el cultivo de sus diversas
'facultades. La tierra y la inteligencia son, en su es·
tado primitivo, masas inertes para quienes el trabajo ·
y el ejercicio aon condiciones de producción fecunda.
:Ese ejercicio es la educación popular.
En el estado actual del mundo ella no está al al-
·cance de las clases proletarias ni puede salir del seno
·mismo de la ignorancia; por la naturaleza de las cosas
tiene que ser objeto de un organismo especial de la
sociedad poHtica que en nada restrinja la concurren·
·cía de la asociación 6 de la iniciativa individual, pues
al contrario, conviene que sea estimulado, y cuando sea
posible, reemplazado por ésta.
!JR inteligencia cultivada gobiernB y dirige hoy
;}os negocios humanos. Loa hombres de estado dirigen
···-.-----·-

238 Dücurao ÍeWo. en la Uni'Oeraldad Nacional

14. politica; los reyes del cálculo reinan en los ferroca-


rril~& y los. bancos; los gr~ndea ingenieros son los
únicos que rompen los istmos y dap paso á los mares;
Jos prfncipes de la estrategia, y no yá los Aquiles ni
los Páez, son los duetlos de la fortuna en las batallas.
Ep el confticto nuevo de las naciones y las razas, las
aieneias ofrecen armaduras más impenetrables que las
de Vulcano,_ y delante del talento aguzado por el es-
tu.dio, han E!mbotado sus filos la lanza y la espada, an-
tes omnipo~ntes.
En la gran guerra del trabajo las ciencias físicas
y matc;lmáticas son las vencedoras en toda la línea.
Lo11 progresos de la química en· Europa han dado, á
Jo menos momentáneamente, el triunfo á la remola-
eha sobre la cana de los trópicos en la producción del
1\zÚcaT; la segadora Mao-Cormick ha conquistado ·
para el trigo de los Estados Unidos los mercados del
mundo; el cotton-gin manipula el algodón con máa
b"ratura qut) los millones de brazos mal retribuidos: :
de.los parias de la India; el c~ltivo oientffico de las
quinas en los Neilgherries amenaza yá con derrota al
poder creador de los Andes colosales. Yá no hl\]' e&.-
elavas: el vapor rompió las (_}adenas de la esolavi~ud y
emancipó al Africa. Quedarse atrás en la carrera de
las ciencias, es morir. No hay esfuerzo qne tleb~~o omi-
t4-se en ese gran circo que tieQe por limites la ex-
tensión de la tierra. En la angustiosa expectativa de
eaa lucha suprema, nuestra sola esperanza debe fincar-
., en las univereidades y laa escuelas.
En las escuelas sobre todo. Sa \>er )eer y escribir,
eon~cer loe números y pod~r explorar la tierra e~ los
mapas geográficos, da los g1edios suficientes para po· ..
IJI.scur•o Mdo en la Unt~erstdad Nactow JS7

· nerse en contacto con la corriente universal de la idea


·que en loa ferrocarriles y loa vapores, en el correo J
·en los telégrafos, en la prensa y en la tribuna, circul~&
en alas del vapor y de la electl'ioidad por todos loa
. ámbitos de la tierra. Despertar la atención, perfeccio-
nar el uso de los sentidos, ejercitar por una gradaci6a.
natural el empleo de las facultades de la inteligenci~
inculcar el hábito de la. observación, formar el gusto
de la experiencia, ensenar el amor de la verdad y la
curiosidad de penetrar en lo desconocido: hé aquf,
--y nó el fati'goso y embrutecedor ejercicio de sólo la
memoria-lo que la escuela puede y debe dar con.
. sencillez y placer, sin intimidación ni fatiga, á la
mente del nifl.o, y eso puede, en lo g~neral, levantar
muy alto el nivel intelectual de la generación nacien-
te. Stephenson sólo cancorrió á la escuela, y desde un
salario de ocho peniques al día pudo llegar á tánta elni-
. nepcia, qne en no pocas ocasiones podrá nombrarse
· con propiedad este siglo extraordinario, el siglo de
Stephenson.
La escuela pública ha sido en el período. hist6rico
· 1a primera iniciación á, la vida social : el roce y frota-
. miento entre los diversos caracteres aní congre~doa
deposita en el corazón y en la mente del nifl.o las pri-
meras semillas de las facultades sociales. Ahi tien.e
principio :ta sim¡:tatía y ahí empieza la lucha por la
vida: en ella surgen los caracteres dominadorea y ea.
· ella se forman los primeros habitoa de obediencia 1
·disciplina. En ella· debe inocalarse también el germea.
. del carácter viril que ha de desplegar después el hom-
bre para SU propia defenSa, para fa ·protecoi6D 'de' fa
:i,familia y para 81 sacrificio que algún día puede exi-
·- - ,. '":'V'"·--

238 Discurso latdo m ltJ Uni"eraidad lfacionaZ

girle otro interés aun más elevado que llamamos con


,el sagrado nombre de PATRIA. En la escuela debe co-
locarse la primera piedra de la organizaci6n militar de
la Nación.
Comprendo que estas palabras de patria, sacrffj-
eiD, organizaci6n militar, vertidas inmeu iatamente
después de otras ideas enteramente pacíficas del or-
den industrial y educacionista, deben de haber des-
pertado una sensaciÓn extrana en el alma de este con-
c:urso ••••
Poco más de un siglo hace que en una de las pa-
cificas asambleas coloniales de Virginia discurría P11-
uicio Heury, nno de los genios precursores de la
J"evolución americana, sobre la necesidad de defender ·
la libertad de los hombres y los derechos del pueblo
eontra las voluntades de un rey tirano y contra la sÚ-
peJ"ioridad orgullosa de una nación que quería para sí
todos los derechos sin reconocer en otras sino sólo de-
beres: en el curso de sus ideas llegJ á e-xpresar la ne-
eesidad de apelar á las armas. A estas palabras, azo-
rado el espíritu de los tranquilos burgueses que en
doscientos anos apenas si habían oído voces de guerra,
murmurr.ron por lo bajo el deseo de conservar á todo.
trance la paz. Interrumpido el orador con estos mur-
mullas, continuó á p.loos momentos .••• 1 ' Estos seno-
1'89 pueden gritar cuanto quieran ¡paz! ¡paz! pero no
\ hay paz," y aludiendo al pueblo de Boston que acaba-
! ba de arrojar al mar los cestos de té sobre los cualea
el gobierno inglés, sin el consentimiento de la Asam-
blea de la Colonia, había cobrado derechos de entrada,.
agregó: "no hay paz: el primer huracaí.n del norte
uaerá á nuestros oídos el chis-chAs de las armas reso-
•ankl."
Discurso lef.do en la Uní'Oerridacl Nacional 2S9

Semejante 'la muerte, la guerra viene de sú.bito


aon frecuencia; pero de todos modos es inevitable
para los nacidos.
El conflicto entre las naciones no es un fenómeno
menos real y permanente que la lucha incesante entre
los hombres, y la tendencia de éstos á desarrollarse y
crec.er á expensas de todo lo que vive,. no es menos
impetuosa entre los pueblos á engrandecerse y absor-
ber dedtro de sus limites á los más débiles. Mientras
más poderosa es una nación, más extensos sus límites,
mis numerosos sus habitantes, más espaciado su co-
mercio exterior, mayor es su sed de nuevas adquisicio-
nes y conquistas. Ofuscándose con el pensamien~
filantrópico de extendel' á los demás la sombra de su ·
propia felicidad, el hombre colectivo busca por donde-
quiera seres más débiles, cuyas tierras podría cultivar,
bajo cuyo sol podría lenntar nuevos hogares, Y· á
. quienes todavía encuentra complacencia en repetir:
¡Vm Victis!, esas primeras palabras escritas con ca-
racteres de hierro en el libro de los destinos.
Armas, callones; buques, fortalezas, todo eso es
útil y necesario para la defensa; pero todo es inútil.
ai no está sostenido por una fuerte conciencia de la
nacionalidad, que nos hag:' sonreír á la. idea de la
muerte por conservarla y defenderla. Ll\ nacionalidad
no está completa en· tHnto que cadu ciuli11dano 110 -:
lienta en el fondo de su alma que forma parte de un
gran todo, al cual es deudor en los días solemnes de
cuanto posee: tranquilidad, opinión, "bienes y vida.
El óvulo de ese organismo estará en una peqaell.a
fuerza permanente, compuesta de soldados-sacerdotes-
. eocargadg¡ de m1mtener el fueg~ sagrado: ellos le.Ta\1·
j
1
.240 DüctJ.rso ZeWo en la Uni'Oerstilad NaclontJZ

· tarAn en medio de sus tiendas altares ' la Libertad J


. ·¡la Muerte, las dos grandes divinidades del culto de
la patria; pero á su rededor deberá. estar la milicia
nacional organizada y preparada para completar las
filas, y en el rol de ellas no debe ser permitida nin-
. guna excepción. Rico 6 pobre, grande 6 humilde,
ilustrado 6 ignorante, todo el que vive á la sombra
del á.rbol nacional debe estar preparado, educado en

el arte de la defensa y pronto i entrar en la lid de-
bajo de las banderas.
La milicia nacional vela por la tranquilidad de
·las familias en las ciudades, protege ál agricultor en
los campos retirados, restablece el orden con mano
suave en los dfas de excitación y tumulto, asegura tu
libertades pdblicas y cambate por la integridad, el ho-
nor y la independencia nacional en los casos de COb.•
:flicto exterior. Es la expresión física natural en la que
. se transforman todas las fuerzas polftioas fl industria~
les, intelectuales y momles, que formlln la vida coleo-
. tiva de una nación. En vano se la querría reemplasar
. con org~&nismos artificiales de a.olavos oblig&dos ó de
mercenarios extranjeros. Las hordas innumerables de
Darlo no resistieron el primer empuje del pu1'lsdo '4e . ·
·hoplitas que defendían tus hogares en Maratón: ta
presencia del " gran rey " sobre su trono de plata· en
·los declives de la costa de Salamina, no bastó pata
inspirar valor á las naves ui6ticas contta las "mnra-
·llas de roble," dentro de las cuales habla 'bttaoaio
refugio el alma de Atenas; loa jinetes 'ltÍlmidu qa,
., bajo la inspiración ·del·genio de An{bal, hablan 1tenilo
el terror hasta lar paertu ·de Roma, hiciéton traiol6a.
- i Oartago en' el anomento decili1'o de Zama;' ·l a 1'ieb!Wia
1
desamparó las banderas de los Oésares cuando, ago-
tada en conquistas la sangre de los ciudadanos roma-'
uos, fue preciso reemplazarla con la de bárbaros, tal
vez más robustos, pero enganchados á sueldo. Sólo el
ciudadano libre puede servir de antemural á la patri!':
la dioss de la victoria prefiere de ordinario las preces
que la invocan con ese acento profundo de las estrofas
de la Marsellesa:
Amour sacré de la patrie 1
Conduis, soatiens nos br&l! vengeursl
La nacionalidad es, pues, senores, un producto
lento, un fruto maduro de la historia. Es un con-
jnato de organismos complicados puestos en movi-
miento por el calor de una idea de seguridad co-
mún. Es un templo levantado en campo de posesión
antigua, sobre cimientos de derecho no oonteatado,
sostenido por pilares de libertad y justicia, amasado
en la estructura de sus instituciones con la sangre de
sus propios arquitectos, consagrado por recuerdos do
dolor é infortunio, adornado con trofeos de victoria,
rodeado por el respeto al derecho ajeno, y cubierto
por esa aspiración á lo infinito y lo eterno que, á pesar
de la pequenez del hombre y de la breve duración de
sus horas, ha dominado y domina en el fondo de los
pensamientos humanos. Ese sentimiento innato en el
corazón humano lo elevará algún día á la unidad
etnológica y política de la especie humana, por la 4>r-
ganización voluntaria, libre y justa de todas las nacio-
nes en una sola república universal; meta á la cual
parecen dirigirse todas las corrientes industriales, inte-
lectuales, políticas y morales, por la eliminación de
todo lo que es pequeno, mezquino y egoísta, y el cre-
18
,.,.,. ,. ·. ~·

cimiento de todo lo gramde, desinteresado y social;


pero pnt·a respirar el aire de esas alturas.es indispen-
sable hRber tomado antes puesto· permanente en la
asamblea de las naciones.
El espíritu que no haya llegado á. la concepción
protanda de la idea nacional, menos podrá levantarse
á. esas cumbres más abstractas, más exigentes en no·
bleza de ánimo y filantropía elevada, sobre quo única-
mento puede fundarse la vastísima idea de la unidad
política de todos los pueblos.
Por ahora nuestros pensamientos deben limitarse
á buscar el complemento de una vida propiamente
nacional, grabando en lo más rico de nuestros cora-
zones y en lo más alto de nuestras mentes la con-
ciencia pedecta y clara de un todo indisoluble, que
algún dia volverá á las grandiosas proporciones ele su
heroico origen. Levantemos nuestras miradas á la in-
vestigación de lo que nos taita de instituciones y cos-
tumbres, de órganos vitaleR y de sentimientos de unión
y armonia para completarnos. La nacionalidad verda-
dera exige ser sentida, amada y ensalzada sobre todos
los intereses individuales: necesita lealtad, abnega-
ción y ausencia de ambiciones mezquinas: pide la
tradición de la historia, la consagración de la lite-
ratura, el buril de las artes, la yuxtaposición de laa
induetrias, la solidaridad de los intereses y el legitimo
orgullo de las dificultades vencidas. Sólo entonces
pueden levantarse es~ grandes voces que aclaman la
íntima comunión entre la naturaleza exterior y el sen-
timiento interior de las facultades humanas; el!as ideas
patrióticas que la. imaginación reviste do tormas visi-
ble!!, quo la música aeompafta con armonías eobrena-
turaleij y que la poesíll diviniza con cantos eternos.
- · ··....-;- ··

Dücurso lelclo m la Umewridtld Naclotaal J.S

Cuando el alma de un pueblo, transfundién~ose con


ln naturaleza física del suelo, ha }lroducido esas crea-
ciones que sobreviven á los siglos: las magnificencias
del Partenón y la inscripción de la roca de las Ter-
mópilas; el coliseo de Roma y la jurisprndencia ro-
mana; el Fausto de Goothe y la porfiada labor secular
de la unificación política del pueblo alemán; la revo-
lución francesa de 89 y el canal de Snez, excavado
por labores franceaas; la Magna charta y el túnel del
Tá.mesis; la epopeya nacional de ocho siglos de resis-
tencia espanola á la dominación mahometana y el des~
cubrimiento de América,-las naciones que llevaron á
oima esas altas empreaas vivirán á despecho de todas
las vicisitudes, ó renacerán de sus cenizas inmortales
como revivió Grecia, se reconstituyó Italia y logró or-
ganizarse al fin el imperio alemán.
Cuando sobre los cimientos de nuestra indepen-
dencia costosamente conquistada y de nneatras libres
instituciones palíticas compradas á precio do dolores
y lágrimas, hayamos dado actividad, por medio de
vías de locomoción, á nuestra organización industrial,
á nuestra evolución intelectual educando á las masas
populares y por la organización de milicias naciona-
les, vivificadas con los átomos de Rica urte, perfecciona-
do n nestras fuerzas defenai vas, en ton ces. . • . puede el
porvenir someternos á las más durus pruebas; pero
este suelo, patria de nuestros padres, será siempre la
libre patria de nuestros hijos, mientras al través de la
angosta garganta de Panamá junten sus hriaas mares
que hallan continentes remotos, mientras el Teqnen-
dam~A derrnme en el abismo sus aguas de trueno, y
mientras el Magdalena preste el lomo de sns mansas
244 Dúcurao leldo en la Unt.,ersidad Nacional

corrientes á los trabajadores de sus orillas, desde don-


de el Tolima. yergue su corona de eternas nieves hasta
don de el mar Caribe reprime sobre In nrena el poderío
de BUS ODdBS.
Seflores alumnos: Vais á. dispersaros por pocos
días por todos los ámbitos do la Repf.blica en busca
del abr&zo de vuestras madres y do! dulce calor del
hogar paterno, lleno del perfume do tántos afectos.
Gozáos en él con delicia, refrtJscad los gratos recuer-
dos de la infancia y pagad con amoroso respeto el jus-
to t ributo de agradecimiento r¡ue por tántas angustias
y vigilias debéis á vuestros padres. Salid á. respirar
el ambiento de los campos, á. fortificar las fuentes de
la vida con el contacto intimo de la naturaleza, á. la
sombra de los grandes árboles, en la contemplación
de horizontes distantes desQe la cumbre de altas mon-
tanas 6 en las orillas encantadas de los ríos que refle-
jan en el espejo d-e sus aguas el azul 'de los cielos y
entre brisas y murmurios incesantemente llevan sn
raudal á los mares. Asociad, eso sí, en medio de
vuestros pueblos nativos, á los sentimientos íntimos de
fam ilia y naturaleza campestre, la idea de esta nodri-
za que dejáis aquí, la Universidad; de estos hermanos
intelectuales, vuestros condiscípulos; de esta gran
madre común de todos, la Patria.

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