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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPLAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR


MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS RELACIONES EXTERIORES
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
DELEGACION ESTADAL ZULIA

COMPLEMENTARIEDAD ENTRE SEGURIDAD CIUDADANA Y


PARTICIPACION COMUNITARIA COMO HERRAMIENTA PARA LA
PREVENCION DEL DELITO

REALIZADO POR

INSP. JEFE MEDINA FONSECA, RICHARD

C.I. 10. 425.226

Maracaibo, Junio de 2.023.


ESQUEMA

INTRODUCCION

I. DISEÑO DEL ESTUDIO DE CASO


Descripción Inicial del Caso
Preguntas de Investigación
Propósito de la Investigación
Justificación del Estudio

II. ELEMENTOS TEORICOS


Antecedentes del Proceso Investigativo
Elementos Conceptuales y Teóricos
Bases Legales

III. ESTRATEGIAS METODOLOGICAS


Modalidad Metodológica
Técnicas e Instrumentos para la Recolección de Información
Instrumentos
Técnicas de Análisis de Información

IV. DESARROLLO DE LA INVESTIGACION


Análisis e Interpretación del Estudio

CONCLUSION

REFERENTES BIBLIOGRAFICOS
INTRODUCCION

Venezuela ha venido experimentando cambios significativos en todos los


ámbitos de la sociedad, ya sea en el orden social, político, cultural y económico,
pero donde no ha existido cambio alguno es en la Seguridad Ciudadana, ella se
fundamenta en la protección física del ciudadano antes que en la del Estado; en
la satisfacción objetiva de condiciones de vida adecuadas, así como en la
institucionalización del diálogo como herramienta para la solución
de conflictos interpersonales y sociales.

Es por ello, que la falta de seguridad ciudadana en los actuales momentos


ha pasado a ser uno de los temas centrales de preocupación de los ciudadanos y
siendo objeto de cuestionamiento por parte de las autoridades ministeriales
afirmando que todos los problemas delictuales que ha tenido un auge de gran
envergadura en los últimos tiempos son ajustes de cuentas, caracterizándolo
como parte de la cultura del venezolano y no dándole la importancia que merece
este flagelo.

Evidentemente, el interés de la población que hace referencia que


la delincuencia ha aumentado a gran escala es una condición alarmante que
conmueve la tranquilidad de la sociedad. Ahora bien, la seguridad ciudadana es
una condición necesaria para el funcionamiento de la sociedad y uno de los
principales criterios para asegurar la calidad de vida del venezolano. Es por ello
que los ciudadanos tienen la necesidad de buscar y establecer condiciones de
seguridad, en cuanto que estos son extremadamente vulnerables a las amenazas
de ser afectados físicamente o moralmente, esta realidad es indiscutible y el
hecho que siempre ha sido el Estado responsable de satisfacer esta necesidad
objetiva de seguridad. Buscar la seguridad no es más que reducir los niveles de
vulnerabilidad de las personas frente a las diferentes amenazas y peligros que se
pueden identificar en la sociedad.
Dentro de esta investigación una de las amenazas y peligros sobre las
personas y bienes que son las fuentes de inseguridad son diversas y a veces se
hace común a la comunidad y en muchas ocasiones sobre determinados lugares
o colectivos que son muy delicados como son las Unidades Educativas y las
Escuelas Básicas de las zonas marginales de la ciudad. Es peligroso que el auge
del flagelo de la delincuencia alcance estos centros educativos, porque estos
representan el segundo nivel de educación después de la familia, si la familia no
tiene valores que inculcar a los hijos y las escuelas invadidas por la delincuencia
se tendrá simplemente un país de anarquía y delincuencia.
I. DISEÑO DEL ESTUDIO DE CASO

Descripción Inicial del Caso

Esta investigación tiene la firme decisión la de enfrentar la inseguridad, que


ha sido identificada como uno de los obstáculos para el desarrollo comunitario
integral, para lo cual ha decidido adoptar una política integral de convivencia y
seguridad ciudadana, la cual es el resultado de un trabajo coordinado por la
Secretaría de Seguridad, que contó con el apoyo técnico y de formación
constante de los cuerpos de seguridad ciudadana en Venezuela.

Es relevante menciona, que los cuerpos policiales que integran el país


permite enmarcar las acciones dentro de un concepto más amplio que el
tradicionalmente usado, en forma tal que se combinen acciones dirigidas a
enfrentar los factores asociados a los fenómenos de violencia y delincuencia para
evitar que ocurran sus manifestaciones, con aquellas que tienen por objeto el
fortalecimiento de la capacidad del Estado para controlar y sancionar conductas
violatorias de la ley. Esta Política Integral es un llamado a la acción. La solución al
fenómeno de inseguridad que afecta el país y más específicamente a la
Urbanización Las Lomas, de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante del
Municipio Maracaibo en el Estado Zulia.

Esta investigación se enmarca en un concepto amplio de seguridad humana


inspirado en un concepto de goce efectivo de derechos de cada ciudadano en lo
que respecta a la prevención y participación de estos en el control de hechos
delictivos. El propósito fundamental no es solo disminuir los índices de delitos,
sino garantizar a todas las personas la posibilidad efectiva de ejercer sus derechos
fundamentales sin que se vean afectados por la agresión de terceros, es aquí
donde se hace énfasis en la participación ciudadana.

Cabe destacar que, la seguridad ciudadana es una parte vital de la seguridad


entendida como un bien público, la seguridad ciudadana se refiere a un orden
ciudadano democrático que elimina las amenazas de la violencia en la población y
permite la convivencia segura y pacífica. Concierne, en esencia, a la tutela
efectiva de una parte del amplio espectro de derechos humanos, y en concreto,
del derecho a la vida, a la integridad personal y otros derechos inherentes al fuero
más personal (inviolabilidad del domicilio, libertad de tránsito, al disfrute del
patrimonio), así como otros más colectivos como el derecho al aprovechamiento
de espacios públicos. El abordaje propuesto reconoce la multicausalidad de los
fenómenos de violencia, así como la heterogeneidad de sus manifestaciones, las
cuales han sido tipificadas de diversas maneras por los autores que abordan la
protección del ciudadano común y la responsabilidad de quienes llevan en sus
manos la seguridad integral de una localidad.

Es por ello que la existencia de contextos socio-urbanos inadecuados, ya que


se ha encontrado una fuerte relación entre el contexto urbano y el comportamiento
de las personas, así como entre el diseño de los espacios urbanos y la percepción
de seguridad y tranquilidad de los ciudadanos. El desordenado crecimiento urbano
de las principales ciudades han llevado a que la sensación de temor ciudadano se
expresa en muchas ocasiones en los lugares más concurridos, usualmente los
centros de las ciudades, los cuales presentan un alto nivel de deterioro y una gran
ocupación indebida de los espacios públicos con ventas callejeras, vehículos
estacionados e incluso con apropiación particular. Los lugares destinados a la
recreación en los barrios y colonias están prácticamente abandonados y se han
convertido en verdaderos espacios de miedo y su recuperación ayudará a mejorar
la sensación de seguridad de los habitantes de nuestras ciudades.

Es por ello que existe un corto plazo, para atender ese complejo conjunto de
problemas, por lo que el gobierno actual requiere diseñar programas que
abarquen los siguientes componentes que consta de: El fortalecimiento de la
gestión nacional y local de la política de convivencia y seguridad ciudadana. El
diseño y desarrollo de programas y proyectos de convivencia y prevención de la
violencia y la delincuencia con enfoque de Derechos Humanos, y El
fortalecimiento de los equipamientos de seguridad, justicia alternativa y centros de
privación de la libertad para enfrentar la violencia y la delincuencia.
Resulta claro de estos enunciados que el problema de la seguridad
ciudadana, en la óptica gubernamental, requiere ocuparse, por una parte, de la
reducción de la desigualdad social y el incremento del empleo, y, por la otra, del
fortalecimiento de la policía, en particular, de su sistema de coordinación e
inteligencia, para el cual se contaría con participación ciudadana. A pesar de que
la familia, la escuela y los medios de comunicación son mencionados dentro del
concepto más general de “seguridad permanente, no hay dentro de las estrategias
y las políticas medidas específicas que tomen en cuenta estas instancias dentro
de un modelo preventivo.

Por consiguiente, se coloca como común denominador de la delincuencia


la desigualdad socioeconómica y se plantea como estrategia fundamental el
fortalecimiento y centralización de la policía como mecanismo de disuasión. Por
ello la discusión sobre la organización y desempeño policiales cobra una
relevancia particular dentro del análisis de la planificación y ejecución de políticas
en materia de seguridad y prevención del delito en Venezuela.

En el mismo orden de ideas, se puede aseverar que ineficacia institucional, es


el otro factor que se asocia con el crecimiento de la ocurrencia de fenómenos de
violencia o de delincuencia. Se cuenta con cuerpos policiales que tiene dificultades
para actuar, porque el personal y la infraestructura son insuficientes, porque no
posee las capacidades técnicas y de formación que le imponen las actuales
dinámicas delictivas, lo que impide la reacción, pero también la disuasión con
efectos preventivos. Esto último también exige fortalecer el vínculo policía,
autoridades – comunidad.

Es relevante mencionar que este es el caso de la Urbanización Las Lomas,


parroquia Francisco Eugenio Bustamante del Municipio Maracaibo en el Estado
Zulia, el cual es la población donde se limita este objeto de estudio, insertando así
un plan de trabajo para el reguardo de la ciudadanía que allí habita, resaltando su
participación activa en la disminución de los hechos delictivos dentro de la misma.
Preguntas de Investigación

De lo antes planteado en lo que respecta a la seguridad ciudadana y la


participación comunitaria el investigador se plantea las siguientes interrogantes

¿De qué manera diagnosticar en la Urbanización Las Lomas,


parroquia Francisco Eugenio Bustamante en el Municipio Maracaibo, la
realidad comunitaria y de prevención social. ?

¿Cómo emplear la seguridad ciudadana como herramienta de


prevención y participación comunitaria para combatir el delito. ?

¿A través de que estrategias crear un Plan de Seguridad Ciudadana


bajo estrategias de integración Cuerpos de Seguridad y Comunidad en
general para disuadir la frecuencia del delito en el Municipio de Maracaibo,
específicamente Urbanización Las Lomas. ?

Propósito de la Investigación

GENERAL
Promover un Plan de Seguridad Ciudadana para prevenir el delito en
la Urbanización Las Lomas, parroquia Francisco Eugenio
Bustamante del Municipio Maracaibo.

o ESPECIFICOS
 Diagnosticar en la Urbanización Las Lomas del Municipio
Maracaibo la realidad comunitaria y de prevención social.
 Emplear la seguridad ciudadana como herramienta de
prevención y participación comunitaria para combatir el delito.
 Implementar un Pla de Seguridad Ciudadana bajo estrategias
de integración Cuerpos de Seguridad y Comunidad en general
para disuadir la frecuencia del delito en la Urbanización Las
Lomas, parroquia Francisco Eugenio Bustamante del
Municipio Maracaibo.

Justificación del Estudio

La teoría desarrollada para la formulación de las políticas públicas en materia


de seguridad ciudadana recomienda que además de evaluar la situación de la
seguridad en un determinado territorio tanto en su dimensión objetiva como en la
subjetiva- se realice una evaluación de las instituciones con responsabilidades en
materia de prevención y control del fenómeno delictivo. Se trata de identificar la
capacidad del Estado para elaborar políticas efectivas de prevención y control de
la inseguridad, así como de gestionar dichas políticas.

Es importante mencionar que la dispersión de las responsabilidades y su


carácter parcial impone la necesidad de establecer un único marco normativo con
base en el cual se definan los principios que inspiran una política de seguridad y
convivencia ciudadana, así como la plataforma institucional a partir de la cual se
ejecutan los planes que formen parte de una política de carácter multisectorial y
plurinivel. El gobierno en el tema de la seguridad ciudadana en las dos últimas
décadas ha adoptado una serie de reformas dirigidas a fortalecer el gobierno de
la seguridad en cabeza de la autoridad civil.

A pesar de este entorno negativo, de alta conflictividad, el binomio policía-


ciudadano sigue estando en la agenda de la discusión de las políticas de
seguridad ciudadana en cualquier país y sociedad. En los países latinoamericanos
se vive en permanente tensión entre lo que permitimos y prohibimos a la policía,
aunque cerrar los ojos a lo que se permite y prohíbe la policía misma. Este no es
un tema que tenga que ver sólo, ni incluso preferentemente, con normas jurídicas,
sino con pautas culturales y organizacionales, legitimidad acordada al sistema de
control formal y mecanismos benignos y malignos de control informal. Se necesita
mucha más investigación sobre estos aspectos, si se quiere comprender mejor la
construcción de la seguridad, la definición de la ciudadanía y el desempeño de la
policía en nuestras sociedades, con el fin de incrementar la corresponsabilidad y
apuntar hacia la reducción de la violencia.

En este sentido urge convocar a un gran programa de investigación,


concentrado fundamentalmente en áreas geográficas reducidas, que permita la
recopilación y procesamiento de datos sobre desempeño policial, iniciativas
sociales y comunitarias para incrementar la seguridad y efectos apreciables sobre
la incidencia delictiva, de modo que la adopción de políticas y planes cuente con la
racionalidad, transparencia y participación ciudadana necesarias para generar
confianza y sustentabilidad.

Hasta el momento, el primer y más importante déficit era la ausencia de una


política de seguridad, que guíe la acción de los actores estatales comprometidos,
defina los propósitos colectivos de mediano y largo plazo, establezca los roles
institucionales, imponga metas y permita el seguimiento y control social en lo que
respecta a hechos delictivos.

Es por ello que se propone la creación de un sistema de seguridad y


convivencia ciudadana entendido como el “conjunto de políticas, estrategias,
metodologías, técnicas y mecanismos de carácter administrativo y organizacional
en la Urbanización Las Lomas del Municipio Maracaibo, orientado a fortalecer la
capacidad administrativa y el desempeño institucional en el área de seguridad
ciudadana y la intención de reducir los hechos delictivos.

En este orden de ideas se plantea la composición de misiones, funciones,


organización, dirección, coordinación y funcionamiento; así como las bases
jurídicas e institucionales para el diseño, gestión y evaluación de las políticas y
estrategias de seguridad ciudadana, deberá consignarse en la ley marco de
seguridad ciudadana, cuya expedición se propone dentro del marco de un
compromiso nacional en el que participen las diferentes fuerzas políticas
representadas en el poder legislativo.
En el caso muy especifico en la Urbanización Las Lomas, Parroquia Francisco
Eugenio Bustamante del Municipio Maracaibo, se propone la adopción de un
nuevo marco normativo que regule la organización y funcionamiento de la
Seguridad, en el que se fijen los principios de la acción estatal en materia de
seguridad, se defina el sistema de seguridad de los ciudadanos, se determine el
papel de los actores involucrados y la manera como los ciudadanos participan en
la gestión de la seguridad integral.
II . ELEMENTOS TEORICOS

Antecedentes del Proceso Investigativo

Según Wacquant (2000), señala que:

Se propagó a través del planeta a una velocidad fulminante la doctrina de


la "tolerancia cero", instrumento de legitimación de la gestión policial y judicial
de la pobreza que molesta, la que se ve, la que provoca incidentes y desagrados
en el espacio público y alimenta por lo tanto un sentimiento difuso de inseguridad
e incluso, simplemente, de malestar tenaz. Y con ella la retórica militar de la
"guerra" al crimen y de la "reconquista" del espacio público, que asimila a
invasores extranjeros a los delincuentes (reales o imaginarios) los sin techo, los
mendigos y otros marginales, en otras palabras a elementos alógenos que es
imperativo evacuar del cuerpo social.

Es por ello que lamentablemente esta concepción no es solo teórica, sino


que existe efectivamente en la legislación penal y procesal penal y en la practica
de la política de estado que no se pregunta por las causas de fenómenos tan
complejos como es la inseguridad ciudadana, sino que quiere combatir los efectos,
mediante la aplicación represiva de las instituciones responsables de proveer la
seguridad ciudadana. En este proceder, al establecer los objetivos primordiales en
combatir la inseguridad personal, mediante la represión de
determinados grupos de personas, abandona el principio básico del derecho penal
de acto y se convierte en una expresión de las tendencias autoritarias del
históricamente ya conocido derecho penal de autor, siendo consecuencia del uso
simbólico de la propia crisis del estado de derecho.

Ahora bien ante la toma de políticas de estado por el fenómeno de la crisis


incesante de la inseguridad, se han obtenido respuestas que demandan el orden
en las calles, porque estas medidas o políticas que tiene como único objetivo
atacar a la delincuencia, no sólo tienden a la restricción de los derechos
ciudadanos sino que son ineficaces ante la mitigación de ese flagelo que cada día
atropella a la ciudadanía y plantean respuestas que en realidad no sólo puede
acarrear más violencia, riesgos e incrementar inseguridad persistente, sino que
cuando se percibe que el estado reprime a quien no debe, son motivos al
incremento de la violencia estatal, en lugar de ser entendidos como el bien a
proteger por las políticas de seguridad.

Evidentemente el estado no ha sido eficiente ante el continuo fracaso de


estas políticas y que paradójicamente el sentimiento social es utilizado para
evaluar como insuficiente la fuerza aplicada y solicitar las acciones más
apropiadas al estado para restablecer la tranquilidad y con ello la seguridad
ciudadana. Ésta imagen no es capaz de dar cuenta ni de los derechos
involucrados, ni de la eficiencia requerida. En primer lugar, no da cuenta de los
derechos dado que estos son percibidos básicamente como obstáculos al
incremento de la violencia estatal, en lugar de ser entendidos como el bien a
proteger. En segundo lugar, no da cuenta de la eficiencia requerida, pues los
reiterados fracasos de estas políticas sólo llevan a solicitar aumentos mayores, en
una espiral irresponsable que nunca rinde cuenta de los resultados obtenidos.

Hassemer (2001), señala que:

…desde hace ya algún tiempo se trata de crear nuevos delitos o de agravar las
penas de los ya existentes, sin interesarse para nada en las consecuencias. Al
mismo tiempo se extiende su ámbito de actuación a aquellos sectores que la
opinión pública considera más amenazados, transformándose el Derecho Penal
en un instrumento de política interna, con pretensión de eficacia.

Evidentemente al analizar la cita anterior, se observa que no es conveniente


la utilización del Derecho Penal con una eficacia puramente simbólica, cuando los
efectos reales no son los esperados; no debe ser utilizado para responder a los
miedos sociales con aparente prontitud pues el provecho que de ello se obtiene es
escaso y los costos muy altos. La lógica de la represión autoritaria empleada para
erradicar el fenómeno criminal, en la cual quien ejecuta un delito es observado
como el enemigo al que hay que aniquilar, es ajena a una política criminal de un
Estado Democrático de Derecho, estas acciones además de incrementar la
violencia y destruir cualquier lazo de solidaridad, contribuyen a agravar la
desintegración social y se convierte en un factor criminógeno.

De allí la obra de Zaffaroni (2006), El Enemigo en el Derecho Penal, que establece


que:

El poder punitivo siempre discriminó a seres humanos y les deparó un trato


punitivo que no le correspondía a la condición de personas, dado que sólo los
consideraba como entes peligrosos o dañinos. Se trata de seres humanos a los
que se señala como enemigos de la sociedad y, por ende, se les niega el derecho
a que sus infracciones sean sancionadas dentro de los límites del derecho penal
liberal, esto es, de las garantías que hoy establece universal y regionalmente
el derecho internacional de los derechos humanos.

Se observa en la cita que desde el punto de vista del derecho y de la


justicia es inadmisible y en vista de esto es necesario formular la siguiente
interrogante ¿acaso no era: dar a cada quien lo que le corresponde? esto es, de
las garantías que hoy establece universal y regionalmente el derecho internacional
de los Derechos Humanos. Lo anterior no es únicamente una verificación de datos
de hecho revelados por la historia o la sociología, sino también de datos de
derecho, puesto que tanto las leyes como la doctrina jurídica, lamentablemente al
ser muchas veces operadores políticos quienes están detrás, legitiman este
tratamiento diferenciado. También los saberes pretendidamente empíricos sobre la
conducta humana, pretendieron darle justificación científica, como instrumentos de
la política criminal (hija legítima de la mera política).

Actualmente en Venezuela, existen las condiciones sociales objetivas, que


condicionan el aumento de una serie de delitos, a lo que se está reaccionando no
con políticas sociales integrales, sino primordial o exclusivamente con más
respuesta penal, y también con formas de reacción social de autodefensa y de
mayor violencia, siendo particularmente grave el creciente uso de armas de fuego
por la sociedad civil, todo lo cual determina, a su vez, una mayor intervención de
la justicia penal, en un proceso en espiral que se magnifica, que va saturando
cada vez más de casos no resueltos a la justicia y que va abarrotando las cárceles
venezolanas y esta situación crea otro ambiente hostil de un problema carcelario
de significante gravedad.

Visto de esta forma Coyle (2003), señala que:

…lo que ha sucedido recientemente en muchos países es que los asuntos


de la ley y el orden han venido siendo politizados en forma creciente. Los
ciudadanos experimentan una creciente preocupación por su seguridad personal y
la de sus familias, preocupación que se ha visto alentada por reportajes
exagerados en los medios de comunicación sobre el quebrantamiento de la ley y
el orden.

Pero la respuesta ante la situación de inseguridad ciudadana consiste en


encarcelar más y más, aduciendo que ello redundará en una sociedad más segura
para el resto. Pero no existe una clara evidencia de que esta sea la solución
conveniente, hay que ser muy cauteloso respecto de cualquier sugerencia que
plantee que un uso mayor del encarcelamiento es una forma eficiente de controlar
el delito, ya que existe muy poca evidencia en cualquier parte el mundo, de que
haya alguna relación pertinente entre las altas tasas de encarcelamiento y las
bajas tasas de criminalidad; muchas veces es lo contrario, las altas tasas de
encarcelamiento constituyen frecuentemente un indicador de la ruptura del sentido
de los valores comunitarios de una sociedad.

En Venezuela, no se ha formulado una verdadera política criminal adaptada


a la democracia y a la idiosincrasia venezolana, siendo por ello asistido a
variaciones en torno a las respuestas al fenómeno criminal carentes de
coherencia y que han consistido en respuestas espasmódicas frente a
determinados sucesos, ante los cuales se ha respondido predominantemente con
la hipertrofia del derecho penal, tomado como única propuesta de acuerdo a cómo
se percibe el fenómeno criminal, llevándose a cabo reformas a las leyes penales o
procesales aisladas del conjunto del sistema, es decir, del proceso, de la ejecución
de la pena y de la prevención, como una medida temporal para remediar
inmediatamente una situación en el área penal, donde se merece tomar medidas
permanentes en beneficio de la seguridad ciudadana.

Elementos Conceptuales y Teóricos

Seguridad Ciudadana

El término Seguridad Ciudadana en los últimos años ha concitado


el interés y la preocupación de estudiosos e instituciones para dilucidar
su naturaleza, ámbito de acción e inclusive establecer a quien compete o de
quien es responsabilidad.

"La Seguridad Ciudadana consiste en el derecho de la población de


transitar pacífica y libremente por las vías y espacios públicos sin tener que
enfrentar ninguna amenaza que ponga en peligro su integridad física y psicológica
como consecuencia de la agresión de terceros, o, indirectamente, a causa
del comportamiento irresponsable de otros. La Seguridad Ciudadana abarca
también el derecho a gozar pacífica y libremente en la privacidad del
domicilio personal".

El Termino Seguridad Ciudadana es un asunto de todos: ciudadanos


(individualmente), instituciones especializadas (Policía Nacional, Cuerpo de
Bomberos, Cruz Roja, Defensa Civil, etc.); las Organizaciones Sociales
(Iglesia Católica, iglesias de otros credos, Scout, Leones, Rotarios, entre otras);
Organizaciones Vecinales (Juntas de Vecinos, Clubes de Madres, Grupos de
Vaso de Leche, Clubes Deportivos, etc.), donde los gobiernos locales resultan
siendo no sólo los responsables constitucionales sino sobre todo los
coordinadores de un esfuerzo mancomunado de participación vecinal por el
bienestar común, más aún si admitimos que la inseguridad ciudadana no sólo es
un asunto de la delincuencia sino la resultante de una suma de factores de diversa
etiología, la mayoría de ellos de género social.
Conforme el INAEP

En 1996 se organizó el Trabajo en Comité Nº 02 que llegó a la siguiente


conclusión:

"La Seguridad Ciudadana es una necesidad innata e histórica


del hombre cuya protección está fundamentada en la Constitución Política Art. 2º
y encomendada a la PNP en el Art. 166º.

"La Seguridad Ciudadana es tarea de todos, para atenderla se requiere de


una participación muy activa de la Policía, Municipios y los ciudadanos".

Igualmente, en el Estudio Comparativo de la Naturaleza del Orden Interno,


Orden Público y Seguridad Ciudadana", se plantea que "la Seguridad Ciudadana
es una situación de protección a las personas y sus bienes tendientes a eliminar
riesgos y amenazas que le permitan ejercer sus derechos y libertades para el
logro de una convivencia pacífica dentro del ordenamiento jurídico".

La Seguridad Ciudadana desde una perspectiva Internacional

La seguridad ciudadana, tiene como punto de partida la Constitución


Política del Perú de 1993, puesto que antes de dicha fecha ese término no era
utilizado policialmente en la PNP. Es la norma fundamental, la que en su artículo
Nº 195 establece que la ley regula la cooperación de la Policía Nacional con las
Municipalidades en materia de Seguridad Ciudadana.

El término de Seguridad Ciudadana, lo encontramos en la Legislación


comparada en la Ley de Seguridad Ciudadana de España, en la cual se
contempla la participación de la policía en apoyo a las Municipalidades, que en
dicho país son titulares de la Seguridad Ciudadana; los legisladores peruanos, han
traído a nuestra normatividad dicho concepto, motivando que la PNP, mediante
un Plan Marco de seguridad Ciudadana, determine sus verdaderas y
reales competencias que de ninguna manera tienen relaciones con
las funciones inherentes a las Municipalidades.

Como bien sabemos, la seguridad Ciudadana tiene por objeto, prestar


garantía y seguridad a las personas, patrimonio público y privado; mediante una
eficiente labor policial, compenetrando al personal policial con la obligación de
atender con cortesía y deferencia a los ciudadanos y entidades.

CARACTERISTICAS DEL SERVICIO DE SEGURIDAD CIUDADANA

Es permanente

Porque las medidas y acciones no tienen limites en el tiempo y son


aplicables en todo tiempo, lugar y circunstancia.

Eminentemente preventivo

Porque su finalidad es precaver, proteger, amparar de todo riesgo a las


personas, a la comunidad, y a la propiedad publica y privada; es decir que
producida la infracción o efectivizado el riesgo o el daño, la situación pasa a
ser competencia de otras instituciones, llámese a la policía Nacional, como el
Ministerio Publico o Poder Judicial.

Su esencia Involucra la participación vecinal

Es decir demanda la colaboración estrecha del ciudadano en las acciones


de protección, prevención y/o amparo en la forma y condición que la situación lo
permite.

Es mancomunado y coordinado

Porque corresponde a la autoridad municipal y con quien todas las demás


instituciones que protegen la vida, salud, y la integridad física y mental de las
personas y su patrimonio, están obligadas a cooperar. Asimismo demanda la
concurrencia de los esfuerzos de todos los organismos y/o elementos que en una
u otra forma tengan que ver con esa finalidad en aras de alcanzar el fin supremo
que es la persona humana.

Es sistémico

Porque las normas, planes y acciones corresponde adoptarlas a organismos


que van desde el nivel Estado hasta el nivel local en los ámbitos provincial y
distrital.

Es integral

Porque enfrenta todos los riesgos, daños o peligros que atenten o puedan
atentar contra la persona, la comunidad y la propiedad pública y privada, por lo
que debe aunar los esfuerzos de todos aquellos organismos e instituciones que en
alguna forma tenga como responsabilidad conjurar cualquier de estos riesgos
llámese el Ministerio de Salud, IPSS, INDECI, Compañía de Bomberos, PNP,
FF.AA, etc.

EL SERVICIO DE SEGURIDAD CIUDADANA

El Servicio de Seguridad Ciudadana se conceptúa como el conjunto de


medidas de planeamiento, conducción, ejecución y supervisión de las actividades
encaminadas a proteger y defender la vida, la salud, y la integridad física y mental
de las personas, así como el patrimonio público y privado.

Estas acciones las prescribe el estado y las patrocina la municipalidad con


participación activa del vecindario y la intervención de las autoridades encargadas
de la conservación del orden público y la Paz Social.

SEMEJANZAS DE LA SEGURIDAD CIUDADANA CON EL ORDEN PÚBLICO Y


EL ORDEN INTERNO.
 Son figuras jurídicas contempladas en la Constitución Política del Perú
(CPP).
 El Orden Interno, Orden Público y Seguridad Ciudadana fluyen de
la filosofía y hechos sociales.
 La Seguridad Ciudadana, el Orden Público y Orden Interno tienen vigencia
en el ámbito interno y se encuentra a cargo de la PNP.
 El Orden Interno, Orden Público y Seguridad Ciudadana contribuyen a la
vigencia del Estado de Derecho.

SISTEMA DE SEGURIDAD CIUDADANA

Es el conjunto de órganos y normas, procedimientos y medios a través de


los cuales se dirige y conduce el servicio de seguridad ciudadana.

La estructura del sistema comprende los siguientes órganos:

 El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana.


 Los Consejos Provinciales de Seguridad Ciudadana.
 Los Consejos Distritales de Seguridad Ciudadana.

 El Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, es el órgano normativo y


apoyo del más alto nivel, lo preside el Presidente del Consejo de Ministros,
y lo integran los Ministros de Estado y altas autoridades y organismos del
sector público y privado.
 Los Consejos Provinciales y Distritales de Seguridad Ciudadana, son
los elementos de ejecución que señalan la política, los objetivos, las metas,
la estrategia, que debe seguirse en las respectivas jurisdicciones, son
presididas por los alcaldes respectivos.

LA DIRECCION DE SEGURIDAD CIUDADANA

Es el órgano operativo distrital de seguridad, encargado de planear,


organizar, dirigir, coordinar y controlar el servicio de seguridad, encargado de
planear, organizar, dirigir, coordinar, y controlar el servicio de seguridad ciudadana
en la jurisdicción del distrito.

Su estructura orgánica comprende:

 a. Órgano de Dirección.- Director Ejecutivo de Seguridad Ciudadana.


 b. Órgano de Asesoramiento.- Jefe de Informaciones, planeamiento y
supervisión.
 c. Órgano de Apoyo

 Secretaria, información y comunicación social.
 Oficina de Administración, informática y estadística.
 Central de operaciones, telefónica y comunicaciones.

 d. Órganos de Ejecución.-

 División de Policía Nacional.


 División de Serenazgo.
 Oficina de Defensa Civil.
 Órgano de Defensa Civil.
 Órgano de Participación Vecinal.

 e. Órganos de Coordinación Ejecutiva.-

 Policía Escolar.
 PNP.
 Bomberos.
 Hospitales.
 Servicios públicos.
 Vigilancia Privada

RELACION ENTRE EL FUNCIONARIO QUE EJERCE Y EL QUE VE LA


COMUNIDAD
Las imágenes que la policía tiene del público y viceversa están estrechamente
vinculadas.

Imagen que la Policía tiene del público

 Existen diversas especies de público y por lo tanto, diversas imágenes que


la policía tiene de éste debido a diferentes barrios en la comunidad.
 Incluso dentro de una única comunidad, la policía es totalmente consciente
de la existencia de divergencias que su trabajo diario le permite hacer
resaltar.
 Las imágenes que un policía tiene está determinado por tres factores
relacionados con el tipo de organización policial a la cual pertenece ( para
prevenir la criminalidad, la prestación de servicios o la protección de la
seguridad ciudadana, aplicación de la ley, etc.), los objetivos policiales y los
medios utilizados para alcanzarlos.
 Un cuerpo policial que se dedique a la investigación para la criminalidad
tiene una imagen de que todo ciudadano es un criminal potencial o tiene
tendencias delictivas.
 La comunidad es juzgada según su potencial para ayudar al policía a
ocuparse de lo que se ha convertido en el problema de éste y no en el de la
colectividad: el delito. Y no se considera las necesidades y exigencias de la
comunidad.
 La policía es un servicio público que se basa en saber lo que puede ser útil
a las personas en la comunidad. Hay que intentar averiguar lo que los
ciudadanos quieren y necesitan, así como los que puedan ayudarle mejor a
resolver tales problemas.
 El servicio público se proporciona con la colaboración de los ciudadanos.
Las imágenes que la policía tiene sobre la prevención del delito puede
depender más de cómo detener o intimidar a los delincuentes que de
prevenir la comisión del delito del crimen operando con colaboración de las
víctimas que trabajan o viven en una comunidad.
 La estructura, funcionamiento y gestión de un servicio de policía afecta a si
mismo a las percepciones que tienen las fuerzas del orden público de la
colectividad en que operan. La policía no crea imágenes de "zona roja",
muchas veces es orientado por el comando, las refuerza y
perpetua ,modelando la opinión que la policía tiene del lugar donde trabaja
y el tipo de tarea que ha de realizar.
 Uno de los factores importantes para la formación de una imagen que el
policía tiene del público depende si vive o no en la comunidad. El puede
trabajar en dicha comunidad pero vive en otro lugar.
 Antes de examinar el punto de vista del público, el policía ha forjado su
imagen de sí mismo como profesionales de la lucha contra el delito y como
dotados de una inteligencia perspicaz y capaz de solucionar todos los
delitos. Esto hace que caigan en su propia trampa, ya que se centran en su
propia imagen y tarde o temprano fracasan.
 Es necesario profesionalizar más a la policía y orientar sus servicios
policiales hacia la búsqueda de la participación de los ciudadanos.

Imagen que el público tiene de la Policía

 El factor más importante que influye en las imágenes que el público tiene de
la policía es su propia experiencia como víctima de delito o de otros hechos
similares.
 El público duda de la capacidad de la policía para resolver los delitos y
brindarle protección.
 Manifiestan su inquietud ante el trato que reciben de la policía y quieren que
la policía los consideren como seres humanos con identidad propia no
como cifras o números.
 El problema es que los ciudadanos no se dan cuenta de que la policía
forma parte de la comunidad.
 Los ciudadanos desconfían de la policía ya que un día pueden ser víctima
de un delito y otro día autor del mismo.
 Una característica más evidente de las imágenes que el público tiene de la
policía es la falta de confianza y de su apatía en lo referente
al mantenimiento del orden por la ausencia de protección y el temor de ser
víctima.
 El público ha llegado a considerar que el trabajo policial puede ser a la vez
proactivo y reactivo.

Relación entre el funcionario y la Comunidad

 Las imágenes de la policía y el público convergen en la opinión que ambos


tienen, según la cual la misión de la policía es aplicar la ley como una
forma de asegurar la protección de la colectividad. El problema es que no
todo se soluciona con la aplicación de la ley.
 Para bien o para mal, la policía es el único servicio público existente en las
comunidades para las ocasiones críticas. Por lo contrario, la policía no sólo
se ocupa en aplicar la ley sino también solucionar otros problemas de los
ciudadanos y de las instituciones sociales.
 La ley es sólo un medio para resolver los problemas y no un fin. La ley va a
los efectos no a las causas. Pero para la mayoría de los policías la ley es
un fin, lo cual acrecienta más la tensión existente entre la policía y la
población.
 La policía debe pensar no solo en aplicar la ley sino buscar los problemas
que atañen a la comunidad y buscarle solución( delitos
como secuestro, violencia intrafamiliar, hurtos y robos, etc.)

La política criminal como perspectiva de estado.

La política criminal de un estado se debe a la violencia surgida y pretende


enfrentar de un modo efectivo el creciente sentimiento individual y social de
inseguridad. Las políticas criminales es la conveniencia de políticas coyunturales
de estado como una línea coherente de pronóstico criminal y que evidentemente
enuncia la probabilidad sobre el futuro del comportamiento legal de las personas.
Este pronóstico es el centro de la actividad preventiva que debe desplegar el
estado en sus programas dirigidos a implementar la seguridad ciudadana y en su
defecto la practica y ejecución penal. En el área legislativa la primera opción es
aplicar el castigo, con la finalidad de mitigar la delincuencia e incrementar la
seguridad ciudadana.

Pero es importante señalar que la seguridad ciudadana y la prevención van


más allá de aplicar el castigo, antes de aplicar el castigo se debe pasar por
diferentes y complejas facetas que el Estado tomará en consideración en el
programa de la lucha contra la violencia. Pero la aplicación del derecho penal no
se puede erigir como primera ratio, pues como ya se ha dicho es indispensable
tomar todas las medidas preventivas e ir más allá de éstas de tal manera que
tengan efectos preventivos y que no sea necesario llegar a la practica represiva.
Es nocivo enfocar el fenómeno criminal con la lógica dinámica amigo-enemigo, se
trata de una postura que describe la situación como un estado de excepción, que
se articula con la similitud de una guerra contra la proliferación de riesgos y contra
determinados individuos identificados como delincuencia.

Es criterio de la sociedad afectada que la delincuencia debe ser controlada


por una autoridad eficaz, ya que se cree que es la solución la aplicación de la
capacidad operativa de las instituciones de seguridad y de orden público para dar
respuesta al clamor de los ciudadanos pidiendo seguridad ante la intensidad y
aumento de la criminalidad, es decir emplear el aparato represivo estatal. Como
señala Hassemer (2001), que: la mayor dureza del derecho penal se debe a una
política criminal surgida de la dramatización a que da lugar la violencia y pretende
afrontar el clamor individual y social de inseguridad (p.81).

Del incremento desproporcionado de la delincuencia puede desbordarse la


capacidad de los cuerpos policiales y de seguridad del estado, de cuyo resultado
se obtiene un alto índice de criminalidad, violación del derecho de propiedad y
violación de los derechos fundamentales de las personas, entre otros. Esta
circunstancia anormal que se presenta en la sociedad puede generar la imposición
de un estado de excepción como una de las formas autoritarias de imponer el
orden y restablecer la seguridad ciudadana. Al estado de excepción se opone el
de normalidad, este último entendido como el orden resultante de un control
fáctico, y aparecen así determinadas propuestas como la inclusión de la Fuerza
Armada de Cooperación conformada con la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y
en última instancia el empleo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB),
como un todo, en el esquema de seguridad interior.

En un estado de excepción, se le amplían las facultades a estas


instituciones policiales y militares para interrogar y se hace el énfasis a la
persecución penal de las personas menores de edad y de otros sectores
considerados peligrosos y en la mayoría de los casos comienzan a surgir
personas desaparecidas, ya sea producto de encarcelación de personas que
están incurso en delitos o por abuso de autoridad que las personas
son productos de masacres realizados inmoralmente y que es producto de
violación de los derechos humanos incurriendo en delitos de lesa humanidad.
Según Goti (2000), señala que:

Es habitual que los discursos de emergencia estén basados en dos


suposiciones: la primera es que un sector social amenaza a otro sector con afectar
seriamente instituciones y hábitos percibidos como esenciales. La amenaza recae
así sobre lo que se denomina estilo o forma de vida, sentimientos comunes, entre
otros y la segunda es que el estado debe reservar para sí el poder coercitivo
suficiente para desarticular las actividades del sector social identificado con el
origen de la amenaza (p.67).

La situación actual de la seguridad ciudadana requiere una considerable


discrecionalidad en el uso de la fuerza, pues esta situación requiere de análisis,
consenso, estudio minucioso y capacitación del personal en el trato
y procedimientos con la ciudadanía, con la finalidad de no caer en arbitrariedad y
abuso por parte de estas personas que investidas de autoridad se les olvida de los
derechos humanos, en estas circunstancias en muchas ocasiones involucran a
personas inocentes mientras que la delincuencia se moviliza impunemente de un
lugar a otro con toda la libertad sin que muestre sospecha alguna ante los cuerpos
de seguridad del estado, es por ello la expresión más extrema de estas creencias
que sirven para concitar el entusiasmo general o sea un fuerte y extenso apoyo y
que está precedida por la creencia, por parte de quienes controlan la coerción.

Sin duda alguna, la amenaza contra la seguridad ciudadana proviene de


actos muy corrientes como el uso, consumo y tráfico de drogas, siendo esta la
causante principal que genera violencias, homicidios, suicidios, violaciones, robos,
hurtos, acciones vandálicas contra las instituciones y personalidades, secuestros y
todo aquellos actos configurado como delitos en el derecho penal material. La
aproximación beligerante al uso de la coerción estatal produce casi siempre efecto
incompatible con la sociedad y con el estado democrático, es decir, la acción de
beligerancia causa como una división entre la sociedad y el estado, debido a que
se produce un malestar en una de las partes por la aplicación de la autoridad, por
ser estos parte causante de la inseguridad, representando la parte opuesta y los
que se sentirán conforme porque han sido atacados por la delincuencia y
requieren acciones contundentes del estado.

Sensación de seguridad o de inseguridad.

El sentimiento de seguridad o de inseguridad y la propia seguridad de los


ciudadanos se construye o se destruye diariamente por la propia conducta de los
ciudadanos, y en algunas oportunidades se cree también por quienes conforman
todo el sistema penal. Su solución no pasa por una represión indiscriminada,
propia de los estados autoritarios o policíacos, sino que se edifica a través de la
seriedad de las investigaciones, principalmente aquellas referentes a hechos de
gravedad, que permitan dar satisfacción a las víctimas, así como a través del
respeto de los derechos individuales básicos. Conforma también la seguridad el
hecho de que los ciudadanos puedan tener la tranquilidad de no ser detenidos
arbitrariamente, de no recibir imputaciones infundadas, de no ser privados de la
libertad sin fundamento y de que, en caso de serlo, la justicia rápidamente
responda a cualquier atropello, defendiendo las garantías que posibilitan vivir en
un Estado de Derecho.

En estos tiempos difíciles es necesario el diseño de una política criminal,


con objetivos de corto, mediano y largo plazo y manteniendo estas políticas a
través del tiempo. Los cambios que han sucedido ligados a los cambios sociales
producen un efecto interno del accionar de las policías, como también hacia la
comunidad, porque fruto de las sucesivas interrupciones de la legalidad y la
Constitución, se ha proyectado como pauta a la solución de los conflictos a través
de una respuesta violenta. Algunas respuestas han ido reafirmando esa pauta
cultural de la solución violenta y entonces la población cae frecuentemente en
el discurso del endurecimiento de la respuesta penal con la idea de que esa es la
solución. Así se contribuye a reforzar la idea en la población de que la respuesta
represiva es la adecuada, lo que fomenta la cultura de que sólo la represión
resulta pertinente para la solución de los conflictos.

Se refuerza asimismo la idea de que la defensa de las garantías


constitucionales resulta contraproducente para el funcionamiento del sistema y de
su eficiencia, como si las garantías resultaran ajenas al sistema democrático. En
Venezuela, se han sancionados leyes que incrementan considerablemente las
penas, restringen la libertad durante el proceso aunque la CRBV, consagre lo
contrario y crean nuevas figuras penales, pese a lo cual no influyeron en el
fenómeno delictivo. La experiencia ha demostrado que ningún problema se ha
solucionado ni mejorado, sino que, por el contrario, se ha agravado. Además
resulta peligroso porque, ante el fracaso de leyes que sin reflexión alguna se
sancionan, se incrementa la disconformidad de la población con las instituciones,
con el consiguiente deterioro del Estado Democrático y se lesiona el Estado de
Derecho cuando sus instituciones aparecen como incapaces de solucionar en
forma racional los problemas.

Efectivamente el tema de la seguridad ciudadana y el fenómeno criminal


deben ser objeto de enfoque permanente, consensuado y racional, visualizándose
la política criminal como una política de estado racional, coherente y
consustanciada con los derechos fundamentales. Así como la seguridad de los
ciudadanos es en sí misma una cuestión que hace a sus garantías y no un límite a
éstas, las garantías ciudadanas no remiten solamente a los derechos individuales,
sino también a la dimensión social de la ciudadanía. Lo que se requiere es una
profunda articulación con otras políticas sociales a diferentes niveles de gobierno.
Esto no significa una referencia genérica a políticas de inclusión social y bienestar,
sino a acciones que permitan intervenir de modo concreto sobre los modos de la
convivencia y proporcionar recursos para el mejoramiento de la calidad del lazo
social.

Evidentemente se hace necesario hacer énfasis en la necesidad de que el


Estado implemente mecanismos participativos y auto gestionado de resolución de
conflictos en barrios con altos índices de violencia es un mecanismo eficaz tanto
para una resolución democrática y pacífica de los conflictos, como también para
promover la reconstrucción de vínculos sociales que la exclusión económica y
social deterioró. En tal sentido se pone como ejemplo la creación de los Consejos
Comunales que llevan consigo la responsabilidad de vigilar las normas de
Convivencia en la sociedad. Pero con todo esto existe una demanda de protección
relacionada con el aumento de la inseguridad de la población. El aumento real o
ficticio de la criminalidad o el simple aumento de las noticias acerca de la misma
han generado una demanda de seguridad, que puede dar lugar a la adopción de
medidas erróneas y aisladas de política criminal y orientarse a
buscar soluciones por sus propios medios.

Para finalizar se hace necesario establecer que hasta hoy en Venezuela no


se ha aplicado una política criminal coherente, no existe programa político criminal
observable, quizás ni política criminal, por ello el resultado de lo que se vive y
sigue siendo es el desorden, la inseguridad, crímenes y todo tipo de producto de
sociedades inadaptadas socialmente. Ahora, ¿por qué política criminal? Según
Arismendi (2006) señala que: La política criminal es la disciplina matriz del
sistema penal que debe coordinar su funcionamiento en todos los aspectos, de
principio a fin para que sea coherente. Pertenece a las políticas de Estado
referentes al fenómeno criminal (p.83).

La solución no está en reformas de las leyes, las leyes penales no habrá


que deplorarlas más de lo que se le ha hecho; reformas sin sentido, llevadas por la
pasión o conmoción del momento, no son nada aconsejables, es improvisación y
nada de política criminal. La solución de la disminución de la criminalidad, de la
inseguridad personal, está en la seriedad de las instituciones del Estado, trabajo
fuerte y constante, aplicación de estudios coherentes y sinceridad en todo ello. En
su mayoría la solución estará allí, con más detalle pero en esencia es eso. Una
política criminal coherente que involucra muchas actividades del Estado y la
sociedad generará resultados, luego de su aplicación sensata y constante a corto,
mediano y largo plazo.

Tradicionalmente seguridad es asociada con la represión del delito y el


mantenimiento del orden público, se trata, pues, de un concepto de seguridad
situada en el entorno del control y de la criminalidad, a este concepto se adscribe
la definición que de la policía que según Brumario (2004), establece que: "La
policía está instituida para mantener el orden público, la libertad, la propiedad y la
seguridad individual"(p.35). En este sentido la evolución natural asimila el delito
como una enfermedad del cuerpo social, hizo que se sopesara la seguridad de la
represión a la prevención, intentando actuar también, sobre las causas y no
solamente sobre los síntomas. A la concepción preventiva y, por tanto, pro-activa
de la seguridad, hace falta atribuir la incorporación de elementos nuevos a estas
políticas, de suerte que a las mismas ya no les son extrañas las políticas sociales
y de ocupación.

La seguridad debe englobar un servicio de calidad, para todos los


ciudadanos y el respeto de los derechos humanos ha sido la inspiración
gubernamental para la creación de este nuevo modelo policial a mediados de
febrero de 2007, refiriendo la necesidad de articular a todos los cuerpos policiales
en un sistema único de seguridad. En este sentido, los cuerpos de seguridad
nacional, estadales y municipales incluidos el Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), a la Dirección de Servicios
de Inteligencia y Prevención (DISIP) y la Policía Metropolitana (PM), serán
desarticulados para darle paso a un solo órgano adscrito al Ministerio del Poder
Popular para las Relaciones Interiores y Justicia (MPPRIJ): que será la Policía
Nacional.

Caracterización de la disciplina policial en Venezuela.

En Venezuela las diferentes y variadas instituciones policiales han


funcionado siguiendo un modelo al estilo militar caracterizado por
una estructura jerárquica, centralizada y piramidal, donde la toma de
decisiones descansa sobre una sola persona o en el mejor de los casos, sobre un
grupo reducido y luego son transmitidas a los demás niveles para su ejecución. La
participación de los niveles medios y bajos es escasa, por lo que realizan
actividades impuestas que buscan satisfacer metas organizacionales previamente
establecidas, pero este modelo al estilo militar usado por los cuerpos policiales, es
sólo por la disciplina y obediencia que es fundamental y representa la columna
vertebral de toda organización, que esta exclusivamente al servicio de los
ciudadanos y garantiza la seguridad y la prevención ciudadana y además
participar en el mantenimiento del orden público. Según Torres (2006), afirma que:

…el estilo militar tiene su base sólida en la disciplina, desde el punto de vista de
ser generadora de hábitos saludables que toman el deber como uno de los
referentes para mejorar y mantener la calidad y excelencia en sus funciones; tal
vez deja en duda si manejan procesos científicos de planificación que seria lo
ideal para mejorar la disciplina, pero desde la doctrina la disciplina militar es
conocida y muy competitiva (p.32).

Al desarrollar analíticamente la cita anterior se refleja un aspecto particularmente


interesante de la literatura venezolana vinculada al tema de la historia y sociología
militar, al emplear el término que la disciplina militar es muy competitiva, la
disciplina es la expresión más empleada refiriéndose que ella es la base
fundamental y columna vertebral donde se apoya la institución armada, es de fácil
aceptación pues una fuerza armada sin disciplina es simplemente un grupo de
hombres y mujeres armados. Además de esto a medida que a pasado e l tiempo
basándose en los nuevos avances el mando dentro de la Fuerza Armada ha sido
modificado a liderazgo militar como una suavización de la forma pretoriana en se
desenvuelve la actividad militar y los actuales avances ha sido posible llegar hasta
el estilo de gerencia militar, donde la actividad castrense se efectúa bajo una
visión más humanista.

Desde esta óptica Wrobleski (2003), afirma que "el estilo gerencial militarista esta
siendo cuestionado y cambiado por un modelo de negocios tal que categoriza la
organización y reduce el número de manejadores y supervisores, mientras que
incrementa el número de oficiales" (p.8).

El manejo se realiza por medio del liderazgo participativo y la


descentralizaciónen tanto estructura y operatividad. Es así como en el cuerpo
policial se pretende reducir la distancia entre jerarquía y promover la participación
de todos los niveles en los procesos de toma de decisiones, planificación y
ejecución de actividades, ya que la experiencia de los estratos bajos complementa
la gestión administrativa y, en cierta manera es el desenvolvimiento del oficial un
medio para calificar un cuerpo policial como eficiente o no. Además es esta
jerarquía quien conoce con mayor detalle las necesidades del colectivo y sus
posibles formas de satisfacción.

La disciplina militarista observada en los cuerpos policiales se orienta


netamente a las teorías gerenciales de la policía que resulta aplicable a la
organización para optimizar su trabajo, garantizar el logro de sus objetivos y
evaluar los resultados que corresponde con la estructura policial a fin de conocer a
groso modo, la dinámica interna y actividad de cada una de las diferentes
instituciones, para posteriormente detallar brevemente los principios de
planificación policial y finalmente establecer la importancia de la creación de la
policía nacional y con ello la policía comunal.
Multiplicidad de Cuerpos Policiales.

En la actualidad se evidencia la existencia de diferentes cuerpos policiales,


y muchos de esos cuerpos no cuentan con la preparación adecuada desde el
punto de vista académico para cumplir a cabalidad sus funciones que debe estar
orientada a mitigar la inseguridad, fungir como organismo de prevención y orden
público. Estos cuerpos policiales creados por Gobernaciones y Alcaldes en
muchas de las oportunidades es para cumplir ofrecimientos políticos o para
satisfacer necesidades de amigos o simplemente para cumplir funciones políticas.
Desde el objetivo que persigue el Estado a través de la LOSP (2007), es acabar
con la desmembración de la policía en distintos cuerpos, esta situación trae como
consecuencia un gasto exagerado al Estado y no se cumple eficientemente con el
objetivo y función de los cuerpos policiales referente a la seguridad, prevención y
orden público.

Estos gastos adicionales que el Estado tiene que soportar están referido a


la elaboración y dotación de uniformes, adquisición de armas de todos los tipos de
guerra y procedimientos, de la asignación de sueldos, de becas y de crear toda
una infraestructura como si dentro del país estuvieran inmerso varios países, cada
uno caracterizado con funciones y objetivos diferentes, que no va dirigido a la
esencia e importancia de un cuerpo policial. También se crea una carga enorme al
tener una organización armada que esta desasistida desde todo punto de vista,
que los conlleva a cometer todo tipo de delitos y atropellos a la comunidad para
tratar de cubrir su déficit salarial, esta anomalía crea indisciplina, desorganización
desobediencia y el libre convencimiento de los funcionarios de creer que ser
funcionario policial es una herramienta que tienen para conseguir a toda cuesta lo
que ellos necesitan.

Importancia de la creación de la Policía Comunal


La policía comunal se desprende de la policía nacional o es una
consecuencia de ésta, y reviste una situación particular al incorporar a las
comunidades y es tomado en cuenta este factor por que la inseguridad ciudadana
es un asunto de valores, y por ello se necesita a la comunidad muy cerca de las
policías y viceversa, para así lograr el proceso de creación de la Policía Comunal.

Este cuerpo policial estará organizado por cuerpos de seguridad vecinales


que junto a los consejos comunales trabajarán en misión de atender y frenar los
problemas de desórdenes públicos de carácter local. Además es indispensable
para mejorar y perfeccionar la actuación de la policía comunal en la sociedad es
necesario que las clases populares perfilen los modelos y las formas en que
quieren que la policía actúe en sus comunidades. En vista de esto el Estado tiene
la obligación de brindar el equipamiento técnico, académico básico y la dotación
necesaria para que la policía comunal, sea eficiente y eficaz en esa lucha social
en contra de la delincuencia y con ello contribuir a la seguridad ciudadana, y con la
visión fundamental en el desarrollo integral de las comunidades.

El autor establece que el contexto comunitario, encierra factores como


el clima político, demográfico y eventos cruciales, los cuales pueden incidir en la
comisión de delitos, desordenes, sentimiento ciudadano y clima organizacional.
Evidentemente estos factores promueven la necesidad de una satisfacción del
público en la percepción de una adecuada presencia policial; satisfacción de las
víctimas atendidas; delitos detectados en relación con los cometidos; rapidez de
respuesta, satisfacción del ciudadano que solicitó el servicio.

Además de ello, la sustentabilidad de la participación, conforme a la


continuidad de estructuras institucionales en conjunto con la comunidad y demás
agencias intersectoriales, el impacto sobre el crimen, vinculado a la recepción de
denuncias y arrestos que afectan la calidad de la vida en comunidad; el impacto
sobre la violencia policial, referido a la recepción de quejas, sanciones
disciplinarias y percepción de menor violencia policial, e el impacto sobre el temor
de la población, que incluye el temor a ser victimizados y el sentimiento de
inseguridad de la comunidad en general.
La policía comunal es un organismo que requiere la incorporación de
profesionales de diferentes disciplinas como comunidad organizada. En este
sentido la Gran Enciclopedia (1999), establece que: No se conoce sociedad
organizada sin que exista un poder de policía que asegure a sus miembros la
seguridad interior, reprimiendo y previniendo delitos.

Con la democratización de las sociedades y la puesta en vigencia de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999 CRBV), la
promulgación de la Ley de Policía Nacional y del Servicio de Policía, a las tareas
policiales de represión y prevención del delito, se les añadió y antepuso los
principios rectores de la función policial el de protección de los derechos y de las
libertades de los ciudadanos.

Según García (2000), establece que Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,


bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio
de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana. Esta formulación
moderna de los principios rectores de la función policial, que es a la vez
tradicional, puesto que sus antecedentes evidentes se encuentran en el Artículo
12 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: La
garantía de los derechos del hombre y del ciudadano, necesita de una fuerza
pública: esta fuerza publica es, pues, instituida en beneficio de todo el mundo, y no
para la utilidad particular de aquellos a quien ha estado confiado.

La creación de la policía nacional y la policía comunal en Venezuela lleva


implícito el concepto de seguridad ciudadana, que se debe poner en función de la
sociedad que es donde debe operar. Para adoptar un concepto de seguridad,
solamente hace falta examinar las declaraciones internacionales en la materia en
los últimos años, de la misma surge suficientes elementos para hacer una
definición de seguridad ciudadana válida y que represente bastante elementos de
concurrencia por tener una pacífica aceptación. Ahora bien pese a que son
muchas las voces que se alzan en el sentido del auge de la delincuencia y
muchos responsables en materia de seguridad siguen aplicando políticas
criminales erradas que no conlleva a ningún resultado en cuanto a la seguridad.
Ahora bien es importante la oportunidad para aclarar que la inseguridad no
puede reducirse únicamente a los problemas de criminalidad. La inseguridad es
una problemática compleja: esta atada a los problemas de salud, de medio
ambiente, de urbanismo, de educación, de valores como el resultado de
desigualdades crecientes en el acceso a los recursos que pone en juego conflictos
de intereses, sobre todo con respecto a la división y al uso del espacio y de los
ritmos de la ciudad. La inseguridad es un riesgo urbano al que hace falta darle
respuestas civiles. Pero lo tratado en este trabajo de investigación es
exclusivamente la inseguridad producto de la criminalidad.

Es importante señalar que la inseguridad disminuyó en muchos países


importantes y grandes ciudades como Estados Unidos de América, en Nueva
York, San Diego, y esta se debió que la comunidad operó con un sistema de
policía comunitaria. Pero aumentó en Nueva York las denuncias por brutalidad
policial en el marco de una policía que tuvo como consecuencia la estigmatización
de la miseria. Y no se tomaron en cuenta los principios rectores de la función
policial, el de protección de los derechos y de las libertades de los ciudadanos.

Evidentemente el problema de la inseguridad radica, en que el ciudadano


común, razonando con los elementos a su alcance, delante del incremento de la
sensación de inseguridad, inequívocamente pide en primer lugar más presos y
más penas y, en segundo lugar, más policías. Los responsables de la
administración de justicia habrán de hacer todo lo posible para no caer en esta
simplificación y poder actuar sobre las causas de la sensación térmica de
seguridad.

LAS INTERACCIONES DEL FUNCIONARIO DEL CICPC Y LA COMUNIDAD

 Están determinadas por las imágenes que ambos tienen de ambos sino
también por las interacciones entre ambos.
 Estos encuentros están circunscritos por las circunstancias de que el policía
actúa en la comunidad pero no vive ni se distrae en ella. Lo ideal es que el
policía viva en la comunidad.
 La policía debe buscar contacto con la población pero existen presiones
estructurales que lo dificultan ( una de la presión estructural es cómo se
organizan los patrullajes los mismos que dificultan el contacto con la
población).
 Otro problema estructural es la centralización o la descentralización de la
dirección. Si es centralizada corre el riesgo de ser muy vertical y
universalista en la forma de aplicar las leyes y se pierde el contacto con las
formas organizadas de la comunidad para resolver los conflictos locales.

LOS NUEVE PRINCIPIOS BÁSICOS DE SIR ROBERT PEEL

1. La misión básica para la cual existe la policía es prevenir e investigar el delito y


el desorden.

2. La capacidad de la policía para realizar sus funciones depende de la pública


aprobación de sus acciones.

3. La policía debe conseguir que el público coopere espontáneamente en el


voluntario cumplimiento de la ley para ser capaz de alcanzar y mantener
su respeto.

4. El grado de cooperación del público que puede llegar a alcanzarse disminuye


en proporción a la necesidad del empleo de la fuerza física.

5. La policía no alcanza y conserva el favor del público satisfaciendo a la opinión


pública sino demostrando constantemente su absoluta imparcialidad al servicio de
la ley.

6. La policía emplea la fuerza física en el grado necesario para conseguir la


observancia de la ley o para restaurar el orden solamente cuando el ejercicio de la
persuasión, el consejo y la advertencia se han mostrado insuficientes.
7. La policía, en cualquier tiempo, debe mantener una relación con el público que
haga realidad la tradición histórica de que la policía es el público y el público es la
policía

8. La policía debe siempre dirigir sus acciones estrictamente hacia sus funciones y
nunca pretender usurpar el poder judicial.

9. La prueba de la eficiencia policial es la ausencia de delito y desorden, la


evidencia visible son las acciones policiales al actuar contra estos.

DE LA SEGURIDAD NACIONAL A LA SEGURIDAD CIUDADANA

A fines de los noventas, tanto las instituciones gubernamentales como las


no gubernamentales (ONGs) han acuñado en América Latina el término
"seguridad ciudadana", describiendo así la preocupación por la mejora de la
seguridad pública. Considerado de una manera amplia, este término expresa un
proceso que va desde lo que fue la concepción de la seguridad centrada
principalmente en las amenazas al estado o régimen político y que se desplaza
hacia la seguridad entendida como la amenaza al orden público, social y político
planteada por el incremento de la criminalidad común y el miedo que esto genera
en la ciudadanía.

El temor al crimen, así como la percepción ciudadana de que el desorden


social aumenta, se extiende por América Latina así como en muchas otras
naciones del mundo en vías de desarrollo. La ansiedad respecto a la seguridad
personal atraviesa las fronteras tanto ideológicas como de clase. Frente a ello, es
evidente el fracaso del Estado, de las instituciones dedicadas al orden público así
como las de la justicia penal para responder adecuadamente a las necesidades
de protección y de seguridad de la ciudadanía. El nuevo "debate sobre la
seguridad ciudadana" en América Latina, en África del Sur, y en otras partes de
mundo, intenta lidiar con este problema.

Durante la Guerra Fría, la competencia por influir en los países en vías de


desarrollo entre las dos superpotencias, implicó el diseño de políticas de
seguridad orientadas a defender a los regímenes y no a los ciudadanos. La
doctrina de "Seguridad Nacional" en América Latina, así como las leyes de
"Seguridad Nacional" en Asia dotaron del marco legal a tales políticas. Bajo estas
fórmulas, la policía y las Fuerzas Armadas violaron derechos humanos con
total impunidad. Se distorsionó así la naturaleza, las herramientas y las
habilidades de las instituciones de la seguridad pública y de la justicia penal,
dejándolas inermes e incapacitándolas para enfrentar el crimen en el marco del
respeto a los derechos humanos.

A pesar de los procesos de transición democrática ocurridos en los países


latinoamericanos, asiáticos y africanos, la policía y el sistema de justicia penal
mantienen prácticas abusivas, son corruptos y altamente ineficaces. Los
constantes abusos producidos en el marco de regímenes democráticos y el
fracaso del Estado para dotar a vastos sectores sociales de servicios y de
protección, son una faceta central del fenómeno descrito como "democracias de
baja intensidad" o "la democracia no civil." Esta situación es políticamente
aceptable para los gobiernos mientras el crimen permanezca confinado
fundamentalmente al mundo de los pobres. Pero cuando la delincuencia amenaza
y afecta a las clases medias y altas, la incapacidad del Estado y de las
instituciones de orden público y de la justicia penal, se visibilizan, se desata un
fuerte reclamo social y el escrutinio público colocan en la agenda a las
instituciones del orden público y a las políticas en este campo.

En el intento de introducir mejoras en el ámbito de la seguridad ciudadana y


de la lucha contra el crimen, los gobiernos emplean medidas represivas que
restringen garantías y derechos fundamentales de los ciudadanos. En diversos
países, la respuesta frente a la debilidad de la policía ha sido comprometer a las
Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interna, distorsionando su naturaleza y
mandato que es la de la defensa nacional. Mientras que algunos esfuerzos de
lucha contra la criminalidad están bien encauzados; en otros casos, el remedio
aumenta la enfermedad, intensificando la escalada delincuencial. Es así que en
muchos países africanos y latinoamericanos, se agrava la criminalidad a pesar de
las tácticas empleadas para enfrentarla con restricciones legales mínimas;
medidas frente a las cuales no existen o son muy débiles, los instrumentos
de control interno (dentro de la institución policial) y externo (Parlamento, etc).

Frente a la incapacidad de los Estados para prevenir y controlar el crimen,


aparece un fenómeno creciente en muchos países. Por un lado, el sector
empresarial que cuenta con recursos, se dota a sí mismo de protección y
seguridad y, del otro, una gran mayoría que no puede costear su seguridad
privada, vive en el total desamparo.

Muchos Estados, al intentar mejorar el funcionamiento de sus sistemas de justicia,


se enfrentan a la herencia y a la cultura autoritaria de estas instituciones. Muy
pocos hechos delictivos son resueltos sin la cooperación de los ciudadanos a
través de las denuncias. La policía es incapaz, en la mayoría de los casos, de
realizar tareas de investigación y detectar a los criminales sin el auxilio de los
ciudadanos. Y cuando éstos no colaboran, se recurre a métodos vedados como la
tortura a los sospechosos para extraerles una confesión autoinculpatoria o a la
"fuerza de fuego" policial. Se actúa así en base a la inercia de una  cultura
institucional que privilegia el control y la vigilancia de los ciudadanos generando
en éstos una creciente desconfianza y temor.

Existe pues el peligro real de que se genere un círculo vicioso: que el


fracaso de los gobiernos para enfrentar decididamente al delito sea visto como
debilidad del Estado; y la sobre reacción de éste con medidas represivas -con
poco impacto real- contribuya a erosionar la confianza de los ciudadanos en el
sistema de justicia.

El impacto de la criminalidad y la violencia social, y la repercusión de las


respuestas a la delincuencia, tanto privadas como estatales, constituyen un gran
desafío para los sectores políticos y sociales que quieren fortalecer el Estado de
Derecho, consolidar la democracia y el respeto a los derechos humanos. Es
particularmente desafiante en países que tienen una cultura democrática débil y
una trayectoria de violaciones a los derechos humanos. Si el crimen y la violencia
social trastornan el orden social, el orden político democrático puede fácilmente
convertirse en la próxima víctima.

En ambientes en los que existe una gran angustia pública respecto del
incremento de la delincuencia, las políticas estrictamente represivas,
"la guerra contra el crimen", se vuelven extremadamente populares; incluso
cuando estas medidas minan las garantías legales básicas. El debate se polariza y
se plantea una transacción entre, por un lado, la defensa de los derechos
ciudadanos y las garantías y del otro, la conculcación de estos derechos como
condición para el orden y la seguridad. Las organizaciones de derechos humanos
que documentan y denuncian los frecuentes abusos policiales suelen ser
acusadas de complicidad con la delincuencia y también de menospreciar el
derecho de los ciudadanos comunes y corrientes de vivir en un ambiente seguro.

Un activista latinoamericano de los derechos humanos escribió que la


policía y los jueces pueden parecer más receptivos, tímidos y hasta cautos cuando
son puestos bajo el reflector crítico de la comunidad de los derechos humanos. El
desafío más importante está en que la población considera que para enfrentar a la
criminalidad, el discurso de los derechos humanos es bastante abstracto y de
escasa utilidad. ¿Qué pasa con los derechos de ciudadanos, con el derecho a la
protección de parte del Estado cuando se enfrenta la creciente violencia privada?
¿Cómo incorporar las legítimas preocupaciones de la ciudadanía frente a la
delincuencia dentro del discurso de los derechos humanos y, a su vez, el discurso
de los derechos humanos en las políticas de lucha contra el crimen? Desarrollar
una respuesta a estas preguntas constituye un desafío fundamental para la
comunidad de los derechos humanos en los próximos años.
PROBLEMAS QUE AFECTAN A LA SEGURIDAD CIUDADANA

En nuestro país los problemas que principalmente afectan  a la seguridad


ciudadana son:

 Narcotráfico y Drogadicción
 Subversión y Terrorismo
 Delincuencia común y organizada
 Corrupción
 Violencia Juvenil expresada en las pandillas y barras bravas, así como la
presencia de la niñez en abandono.

Todo ello exige por tanto una gran capacidad operativa del cuerpo de
investgacion y otras instituciones, las que al no poder atender la demanda de
seguridad ciudadana por diversas limitaciones ha posibilitado el desarrollo y el
fortalecimiento de las empresas privadas de seguridad; por tanto, es de vital
importancia que la sociedad organizada contribuya con su participación en su
propia seguridad.

Las respuesta privada a la inseguridad social

El incremento de la seguridad privada y de "la justicia popular" es una


consecuencia inmediata de la pérdida de confianza de la ciudadanía en el sistema
de justicia penal. Esto adopta dos formas fundamentales; por un lado, los sectores
sociales más adinerados compran su seguridad, mientras que los pobres asumen
el "vigilantismo" ya que no pueden permitirse el lujo de contratar a personal
privado de seguridad.

La seguridad privada es un negocio bastante rentable a nivel mundial, un


analista sostiene que ese régimen policial privado no puede ser entendido sino
como un complemento a la débil seguridad pública: La empresa privada busca,
sobre todo, proteger los intereses de su cliente, mientras que, al menos
teóricamente, la policía defiende los derechos de los ciudadanos. Las compañías
privadas se preocupan fundamentalmente por evitar pérdidas económicas, más
que en determinar quiénes son los autores del delito. En particular, la forma
discreta en que el personal privado de seguridad actúa responde a los intereses
de su empleador y no al concepto de interés público. Es así que quienes cometen
algún delito sólo serán llevados ante el sistema de justicia si ello es conveniente a
los intereses del cliente.

Es frecuente escuchar expresiones alarmadas acerca de que estas


compañías privadas se están convirtiendo en "mini-ejércitos" y que ello supone
una amenaza política considerable. No es un asunto del todo claro ya que estas
empresas privadas de seguridad no entrenan ni despliegan a sus agentes de la
misma manera que las agencias de seguridad estatales, ni tienen el orden
jerárquico ni la estructura de mando, tampoco los recursos y equipos que se
requieren, muchos empleados de estas empresas privadas de seguridad son
antiguos miembros de las FFAA o de la policía y, en algunos países, han estado
comprometidos en acciones contrainsurgentes o en campañas de "limpieza
social".

Venezuela atraviesa momentos de incertidumbre en su destino político,


económico y social. La confrontación política se agudizó con posterioridad a los
eventos de abril de 2002, cuando el Presidente fue depuesto y reinstalado en
cuarenta y ocho horas. Las manifestaciones de dicha confrontación y sus
consecuencias  sobre las políticas de seguridad se mueven entre el centralismo,
defendido como una forma de coordinación, y el federalismo y la municipalización,
defendidos como vías para proteger reductos de autonomía (Gabaldón, 2004a).
Después del referendo revocatorio de 2004, y en particular luego de las elecciones
presidenciales de 2006, la confrontación reemergió con la pretensión
gubernamental de copar espacios de decisión y control que generaron
aprehensión en cuanto al marco organizativo de la policía. El rechazo al proyecto
de reforma constitucional, en diciembre de 2007, ha reabierto la posibilidad de   la
discusión sobre espacios de decisión entre diversos sectores políticos. Sin
embargo, las políticas de control de la criminalidad no han encontrado un  marco
para la discusión entre actores de diversos niveles de la administración pública,
observándose una tendencia al recelo y al ocultamiento de información y datos
que podrían ser utilizados para ataques con fines políticos.

Cabe destacar que el tema de la seguridad atraviesa, pues, por una especie
de limbo, sin discusión democrática y sustentada, donde la acción gubernamental
se ejerce sin mayor información y sin mecanismos de consulta ni rendición de
cuentas, si bien el proceso de reforma policial iniciado en abril de 2006 parece
haber abierto un nuevo ámbito de discusión y transparencia para la definición y
aplicación de un nuevo modelo policial.

A pesar de este entorno negativo, de alta conflictividad, el binomio policía-


ciudadano sigue estando en la agenda de la discusión de las políticas de
seguridad ciudadana en cualquier país y sociedad. En los países latinoamericanos
vivimos en permanente tensión entre lo que permitimos y prohibimos a la policía,
aunque cerramos los ojos a lo que se permite y prohíbe la policía misma. Este no
es un tema que tenga que ver sólo, ni incluso preferentemente, con normas
jurídicas, sino con pautas culturales y organizacionales, legitimidad acordada al
sistema de control formal y mecanismos benignos y malignos de control informal.
Necesitamos mucha más investigación sobre estos aspectos, si queremos
comprender mejor la construcción de la seguridad, la definición de la ciudadanía y
el desempeño de la policía en nuestras sociedades, con el fin de incrementar la
corresponsabilidad y apuntar hacia la reducción de la violencia.

En este sentido urge convocar a un gran programa de investigación,


concentrado fundamentalmente en áreas geográficas reducidas, que permita la
recopilación y procesamiento de datos sobre desempeño policial, iniciativas
sociales y comunitarias para incrementar la seguridad y efectos apreciables sobre
la incidencia delictiva, de modo que la adopción de políticas y planes cuente con la
racionalidad, transparencia y participación ciudadana necesarias para generar
confianza y sustentabilidad.
Bases Legales

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

En Venezuela, la CRBV (1999) institucionaliza los Derechos Civiles entre


estos, está la protección de las personas por parte del Estado, para ello se ha de
implementar diversas estrategias para combatir la inseguridad en la ciudadanía, es
así como se consagra en el artículo 55 todo lo concerniente a este mandato
constitucional. La seguridad ciudadana como ya se plateo antes desde su propia
concepción el resguardo y respeto a los derechos humanos, implica una serie de
condiciones y cualidades que el Estado debe proteger a las víctimas de los delitos
comunes y procurar que los culpables reparen los daños causados como se
establece el artículo 30 de la CRBV:

El Estado tendrá la obligación de indemnizar integralmente a las víctimas de


violaciones de los derechos humanos que le sean imputables, o a sus
derechohabientes, incluido el pago de daños y perjuicios. El Estado adoptará las
medidas legislativas y de otra naturaleza para hacer efectivas las indemnizaciones
establecidas en este artículo. El Estado protegerá a las víctimas de delitos
comunes y procurará que los culpables reparen los daños causados.

Esta normativa ha sido desarrollada en el Texto Penal Adjetivo en el artículo


23, al disponer que las víctimas de hechos punibles tienen derecho de acceder a
los órganos de administración de justicia penal de forma gratuita, expedita, sin
dilaciones indebidas o formalismos inútiles, sin menoscabo de los derechos de los
imputados y acusados. Asimismo establece que la protección de la víctima y la
reparación del daño a la que tengan derecho serán también objetivos del proceso
penal.

También en este sentido debe entenderse como una manifestación del


Poder Público, y, a su vez, un servicio público, dado que mediante la función
jurisdiccional se logra la protección de las garantías individuales dentro de lo que
se denomina proceso, el cual en el ordenamiento jurídico se encuentra concebido
en los términos expuestos en el artículo 257 de la CRBV:

El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la


justicia. Las leyes procesales establecerán la simplificación, uniformidad
y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público. No
se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no esenciales.

De acuerdo a lo establecido en este artículo, el proceso fue creado por el


Constituyente de 1999, como un instrumento fundamental para la realización de la
justicia, más, como cualquier manifestación de la actividad humana en el mundo
moderno.

De todo lo analizado anteriormente en correspondencia con lo señalado en


el artículo 55 de la Carta Magna, que dispone el derecho de toda persona a que
se le proteja frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo
para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus
derechos y el cumplimiento de sus deberes.

Evidentemente el Estado además de velar para que se haga efectiva la


restitución, la reparación del daño causado o la indemnización del perjuicio de
toda aquella persona que catalogada como víctima de la comisión de un hecho
punible, debe garantizar, cuando ello sea necesario y no exista otro mecanismo,
que la misma sea protegida frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, de su familia o su
propiedad, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.

Dentro de este marco de ideas, el Estado debe implementar todo lo


referente a la prevención del delito y velar para que se haga efectivo el
cumplimiento de estas medidas que están dirigida en beneficio del colectivo, junto
a ello la violación de una garantía de los derechos fundamentales que lleva
consigo que el Estado restituya, repare o indemnice el daño causado en contra del
perjuicio que ha sufrido aquella persona que es catalogada como víctima de la
comisión de un hecho punible.
Pero antes de que se perpetre un delito contra los derechos de las
personas es indispensable que el Estado tome las medidas pertinentes para la
protección de la integridad física de ellas, es por ello que crea órganos o
instituciones policiales que son las que están más cerca de los ciudadanos para
preservar su integridad y con ello implementar la seguridad ciudadana. La
inseguridad ciudadana surge en la actualidad como un problema social
en sociedades que poseen un diverso nivel de desarrollo económico, variados
rasgos culturales y regímenes políticos de distinto signo, no pudiéndose
establecer, por tanto, distinciones simplistas para caracterizar factores asociados a
su incremento y formas de expresiones.

En ese sentido, no existe una taxonomía general que permita identificar


rasgos uniformes vinculados a las características que asume la inseguridad o
distinguir tipos de sociedades que presenten el problema en forma exclusiva,
siendo en definitiva una condición que comparten cada vez más un gran número
de países en todo el mundo.

El Estado venezolano debe asumir el compromiso de atender este


problema partiendo de una política sostenida, proyectada en el tiempo y espacio;
concebida en términos científicos no sólo como política antidelictiva sino con el
alcance de la política criminal moderna y del control social formal e
institucionalizado.

Es así, como el artículo 2 del Decreto Nº 1.453 del 20 de septiembre de


2001, establece:

Son órganos de seguridad ciudadana: 1. La Policía Nacional, 2. Las


Policías de cada Estado, 3. Las Policías de cada Municipio, y los servicios
mancomunados de policías prestados a través de las Policías Metropolitanas, 4. El
Cuerpo de Investigaciones científicas, penales y criminalísticas, 5. El Cuerpo de
Bomberos y administración de emergencia de carácter civil, y 6. La
Organización de protección civil y administración de desastres.
Siendo objeto de estudio y análisis y se toma la importancia para
esta investigación las Instituciones Policiales en todas sus expresiones, es decir,
la Ley de Policía Nacional, las Policías estadales, las Policías municipales, la
reciente creación de las policías comunales, las policías metropolitanas y el
Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, aunque su objeto
es de investigación también en muchas oportunidadescombaten el hampa y de
acuerdo a la norma establece que corresponde a los órganos de seguridad
ciudadana, sin perjuicio de las competencias acatar, vigilar, organizar, desarrollar
y ejecutar las instrucciones de coordinación que en materia de seguridad
ciudadana sean emitidas por el Consejo de Seguridad Ciudadana.

Las actuaciones de los órganos de seguridad ciudadana, se desarrollaran


con estricta observancia a los derechos y garantías establecidos en la CRBV,
los Tratados Internacionales suscritos por la República y las normativas que
regulan a cada una de las instituciones policiales cuyos principios de actuación
son la probidad, eficacia, subordinación, disciplina, cooperación
y responsabilidad. Evidentemente, todos los funcionarios adscritos a los órganos
de seguridad ciudadana forman parte del Sistema de Seguridad de la Nación, en
consecuencia los estados y municipios establecerán las normas jurídicas
necesarias para crear los mecanismos de protección a estos funcionarios acorde
con la misión y el nivel de riesgos al que se encuentran expuestos.

Ley Orgánica de Policía Nacional y del Servicio de Policía (2008).

El Estado ha creado recientemente la Policía Nacional, con el fin de tener


mayor control y poder sobre los órganos de seguridad, y en este sentido se ha
implementado el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de Policía
Nacional y del Servicio de Policía (2008 LOPN), una normativa que regula,
organiza y desarrolla los cuerpos policiales; estableciendo en el artículo 3, que:

El Servicio de Policía es el conjunto de acciones ejercidas por el Estado a


través de los cuerpos de policía, con el propósito de proteger y garantizar los
derechos de las personas frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad, riesgo o daño para la integridad física de las personas, sus
propiedades, el ejercicio de sus derechos, el respeto de sus garantías, la paz
social, la convivencia y el cumplimiento de la Ley.

En este sentido se puede observar una amplia disposición que el Estado


central se atribuye la responsabilidad del Servicio de Policía y con ello la
seguridad de las personas y sus bienes traducidas estas en seguridad ciudadana,
es el deber ser del Estado, pero que en la realidad se cumpla a cabalidad y de una
vez inicie la tan necesaria e importante seguridad ciudadana, de aquí se
desprenden del artículo 4 las funciones del servicio de policía de los cuales son:

Proteger el libre ejercicio de los derechos humanos, las libertades públicas


y la paz social. Prevenir la comisión de delitos. Apoyar el cumplimiento de las
decisiones de la autoridad competente. Controlar y vigilar las vías de circulación y
el tránsito. Facilitar la resolución de conflictos mediante el diálogo, la mediación y
la conciliación.

Evidentemente se desprende de este artículo de la LOPN, que la policía


nacional tiene un gran reto como la de integrarse directamente con las
comunidades venezolanas y que de manera conjunta deben contribuir a la
seguridad, combatiendo la delincuencia en todo el país y fortaleciendo los
aspectos inherentes a la prevención ciudadana. Esta norma orgánica de
Seguridad Ciudadana se le conoce como el rostro de las comunidades en
la función policial, ya que establece un capítulo especial sobre la participación
ciudadana en esta materia y estipula que los cuerpos de policía ahora deben
rendir cuenta sobre su desempeño a las comunidades.

Esta integración de la Policía Nacional y las Comunidades, se ha originado


lo que se oye a cada instante como una policía comunitaria, preventiva, humanista
y revolucionaria. Pero la realidad no es esa, ya que según el autor se pueden
implementar una serie de cuerpos policiales pero si no se busca un objetivo bien
definido, con funcionarios muy bien remunerados, seleccionados de
un grupo social idóneo, que ese funcionario seleccionado no viva en el mismo
barrio donde hacen vida el hampa y que después que estos se conozcan vaya el
funcionario a reprimirlo por los delitos que se cometen a diario, es aquí una de las
grandes deficiencias que se presentan en los cuerpos policiales, además de la
deficiente preparación, y que además son funcionarios que no son sometidos a
un proceso de selección y admisión y que en realidad cumplan sus funciones con
sentido de pertenencia y no por necesidad económica.

La creación de la Policía Nacional se fundamenta en cuatro aspectos


esenciales: actitud preventiva y humanista, policía comunal, articulación del
sistema de policía nacional y participación de las comunidades en la prevención
de delitos. Asimismo esta institución de seguridad ciudadana permite la unificación
en un mismo órgano de las distintas competencias nacionales, estadales y
municipales; la creación y organización de la policía comunal; el carácter
preventivo del servicio de policía, a fin de garantizar el respeto de los derechos
humanos y la concreción de aspectos como la actitud
humana, capacitación académica, rendición de cuentas y evaluación de
los indicadores del desempeño.

En los actuales momentos la política de Estado asocia la seguridad


ciudadana con los intereses de las clases dominantes, siendo criterio del autor que
no es así ya que cada día se observa en la prensa local las estadísticas de los
fallecidos por manos del hampa del ciudadano común del padre de familia que
salió al trabajo y nunca llego a su destino porque cayo abatido por la delincuencia,
el obrero que en busca de trabajo sólo encuentra la muerte porque fueron
víctimas de la delincuencia, igualmente de secuestros de grandes e importantes
empresarios, muertes de personalidades importantes como jueces, militares e
incluso funcionarios policiales que son los encargados de dar seguridad, así se
parpa la ineficacia y la corrupción del Estado ante la impunidad de tantas
injusticias que cada día ocurren en toda la esfera del territorio nacional.

Evidentemente el autor sostiene que las condiciones legales de la


seguridad ciudadana en la legislación venezolana es suficiente y está bien
estructurada, pero carece de las políticas criminales por parte del Estado, que le
de impulso y que tome de una vez la responsabilidad que tiene frente a la
seguridad ciudadana.

En fecha veintisiete (27) de mayo de dos mil nueve (2009), el Ministro del
Poder Popular del Interior y Justicia afirmó sobre un plan de seguridad que está
implementando, que va desde el cambio de autoridades policiales hasta el
reforzamiento de la participación comunal en labores de seguridad
y supervisión policial. Pero a entender, este plan no resuelve la inseguridad
ciudadana porque el problema de la seguridad va más allá de una simple
remoción de un jefe policial o de incluir a las comunidades en las operaciones
policiales de seguridad, es indispensable atacar este flagelo desde las raíces para
prevenir y hasta detener el auge de la delincuencia que es la principal razón de la
inseguridad ciudadana.

Para la mayoría de la ciudadanía venezolana, en materia de seguridad no


se ha hecho nada, porque cada vez son más significativos los homicidios, robos,
atracos, y todo tipo de actos violentos, donde las principales víctimas son
la población desarmada damas, adolescentes entre doce y quince años, niños,
trabajadores, empresarios y altos funcionarios y funcionarios policiales entre otros
que mueren y no hay quienes ponga freno a esta situación.

La ciudadanía expresa que el Estado no está combatiendo la inseguridad,


ya que cada día hay más delincuencia, esto esta pasando y es una situación muy
grave, ya las personas no puede salir de sus casas, pero si no se toman las
acciones necesarias a tiempo se llegará el momento de que la delincuencia va a
sacar a sus víctimas de sus propias casas no valdrá rejas ni otro dispositivo de
seguridad que las familias implementen en sus hogares. Definitivamente el Estado
debe conseguir las herramientas indispensables que van más allá de la
adquisición de patrullas y más funcionarios, tiene que haber algo para poder lograr
una solución.
Ahora bien la responsabilidad del Estado frente a las políticas de seguridad
ciudadana de acuerdo al contexto legal venezolano se señala como un deber del
Estado y la problemática existente es una emergencia de Estado y debe atacarla,
aún utilizando a la comunidad para enfrentarla bajo la necesidad de la creación
e interpretación de medidas gubernamentales que no sólo se emplee a la
represión y son más importantes que éstas medidas porque son perdurables y
quedan en el tiempo tales como la implementación de estrategias de seguridad
que comienza con el rescate de los valores desde la educación familiar debido al
papel importante en la formación de hombres de bien, exhortando tanto a las
autoridades locales como las regionales a contribuir con el desarrollo de principios
y valores, con la implementación de métodos que lleguen a todos los hogares.

Con la creación de la Policía Nacional, se implemento la Ley Orgánica de la


Policía Nacional, este instrumento jurídico nace con la visión de la revisión,
rectificación y reimpulso que apoya un estricto programa de seguridad nacional
implementado por el Estado; con el objeto de disminuir de manera considerable el
índice delictivo en todo el país. El proyecto fue redactado por la Comisión
Nacional para la Reforma Policial (CONAREPOL), y fue publicada en Gaceta
Oficial Nº 5.880 de fecha 9 de abril de 2008. Se hace necesario mencionar que
este proyecto nació del consenso nacional, ya que se recogió las propuestas de
las comunidades venezolanas, con la finalidad de velar por los intereses e
inquietudes de los niños, adultos, policías y especialistas en la materia y tratar de
garantizar el respeto de los derechos humanos.

Pero aun, así ha sido imposible el control de la delincuencia, ya es preciso


señalar que las leyes solamente bien aplicadas tienen sus efectos pero si estas se
aplican para unos y para otros no, la situación de la problemática continuará hasta
que la implementación de las medidas para lograr la seguridad ciudadana sea
imparcial, equilibrada y justa se llegará al fin que todos desean que es una
seguridad digna para ciudadanos dignos.

Para finalizar es necesario establecer que en Venezuela se opera con una


generalizada medida de seguridad por peligrosidad presunta que sea bajo la forma
de prisión o de privación preventiva de libertad, que si bien es pervertida y solo
excepcionalmente con penas con lo cual toda propuesta de destinar penas o
medidas de mera contención para los delincuentes pierde su sentido, dado que
éstas se emplean desde el mismo comienzo del proceso de criminalización
indiscriminadamente. Y de allí a criterio del autor se parte con la difícil utopía de
implementar la seguridad ciudadana.

En 2001, dentro del marco de una ley habilitante de la Asamblea Nacional, fue
dictado el Decreto Presidencial con Fuerza de Ley de Coordinación de Seguridad
Ciudadana (Venezuela, 2001b), cuyo propósito fundamental fue el de establecer
mecanismos de enlace y coordinación entre diversos cuerpos policiales. Algunos
casos emblemáticos ocurridos años atrás, en materia de captura de rehenes,
habían concluido con muertes de civiles y funcionarios debido a la competitividad y
rivalidad, en el sitio del suceso, de diversos cuerpos policiales. De este modo, los
arts. 8 y 9 del decreto establecieron los principios de la prevalencia de intervención
para el cuerpo policial que tuviere mayor capacidad de respuesta y recursos para
enfrentar la situación y de sustitución ascendente, es decir, de policías
municipales por estadales, y de policías estadales por nacionales, en caso de
rebasarse la capacidad operativa de alguno de estos cuerpos en cada situación.
Este decreto también estableció un Consejo de Seguridad Ciudadana de carácter
nacional, integrado por representantes del Ministerio del Interior y Justicia y de las
gobernaciones y alcaldías, cuya función sería el estudio, formulación y evaluación
de políticas en esta materia a nivel nacional, así como una Coordinación Nacional
y Coordinaciones Regionales, a nivel de los estados, para el seguimiento y
evaluación de los planes que estableciere el Consejo de Seguridad Ciudadana.
Según este modelo, en lugar de absorberse todas las policías en un solo cuerpo
nacional, idea que ya había sido materializada en un proyecto de Ley Orgánica de
Policía, de 1991, y en otro sobre Policía Federal, de 1993, se optaba por un
esquema de formulación de políticas y seguimiento de planes de acción, centrado
en la Coordinación Nacional de Policía, dependencia administrativa adscrita al
Ministerio del Interior que ha funcionado, preferentemente, bajo la dirección de 
oficiales de la Guardia Nacional desde 1969.
El proyecto de Ley de Policía Nacional que fue aprobado en primera discusión por
la Asamblea Nacional en julio de 2004 (Venezuela, 2004), desarrollaba este último
modelo, estableciendo principios comunes (y en este sentido, estandarizados)
para lo que sería el Cuerpo de Policía Nacional (que absorbería lo que es hoy la
Policía Metropolitana de Caracas y el Cuerpo de Vigilancia de la Dirección de
Tránsito Terrestre, del Ministerio de Infraestructura), y para las policías estadales y
municipales. El texto enfatizaba la coordinación, reglamentación y supervisión por
parte del Ministerio del Interior y Justicia. La tendencia centralista se manifestaba
en dos disposiciones controvertidas, aquella según la cual el Cuerpo de Policía
Nacional y la Guardia Nacional podrían sustituir a las policías estadales y
municipales cuando así lo determinase el Consejo Nacional o la Coordinación
Regional de Seguridad Ciudadana, y aquella según la cual el mismo ministro
podría delegar las funciones del Cuerpo de Policía Nacional en la Guardia
Nacional, tomando en cuenta “la racionalización y optimización de los recursos
materiales y humanos para la tutela de la seguridad ciudadana, las necesidades y
requerimientos para la prestación del servicio policial y la eventual imposibilidad
del Cuerpo de Policía Nacional para ejercer las atribuciones que le son propias”
(art. 33). Esta cláusula, evidentemente amplia y ambigua, podría conducir a una
militarización total de la policía.

Planes pilotos de seguridad ciudadana 2004-2008

El 30 de septiembre de 2004 el Ministerio del Interior y Justicia anunció el


comienzo de un Plan Piloto de Seguridad Ciudadana, en el Distrito Metropolitano
de Caracas, con el objetivo de ”disminuir la inseguridad a través de la resolución
de dos problemas base: la percepción generalizada de inseguridad y el alto índice
delictivo, contrarrestar la delincuencia en todas sus manifestaciones y disminuir el
índice de criminalidad” (Venezuela, 2005).

La estrategia de dicho plan se definió como: ”planificación y ejecución de acciones


preventivas de control efectivo para contrarrestar la delincuencia en todas sus
manifestaciones y disminuir el índice de criminalidad con el concurso de
autoridades regionales, municipales y comunidades organizadas”. Dentro de las
áreas de acción se mencionan programas antidrogas, culturales, deportivos,
asistenciales y la organización de redes sociales comunitarias de inteligencia a
favor de la seguridad ciudadana (Venezuela, 2005).

Este plan integrado, que pretendió haber incorporado 1.800 funcionarios de


distintos cuerpos policiales, incluyendo 1.200 del Comando Regional Nº 5 de la
Guardia Nacional, con sede en Caracas, implicó la colocación intensiva de
vigilancia en áreas populares de la ciudad durante los fines de semana,
levantamiento de información a través de encuestas de victimización y de
necesidades vecinales, así como campañas de cedulación, inscripción en el
registro electoral, asistencia médico-odontológica y asesoría legal.

La información suministrada sobre el desempeño de estos planes no discrimina


tipos delictivos, modalidades de comisión, localización geográfica ni fuentes del
registro, aunque se supone que son todas las ocurrencias reportadas a todos los
cuerpos de policía en el área de Caracas. Por otro lado, una revisión de los
gráficos comparativos por semanas muestra incongruencias en la determinación
del número de delitos reportados según las diversas semanas y ausencia de
referencia a tasas, todo lo cual hace que esta información resulte inadecuada para
realizar inferencias sobre los resultados del plan en cuanto a modificación absoluta
o relativa de las ocurrencias delictivas.

El plan piloto de seguridad ha incluido instrumentos para el seguimiento territorial


de su desempeño, como encuestas sociales y de victimización. La encuesta social
es un formato donde se recaba información sobre lugar de ubicación y condiciones
generales de la vivienda, incluyendo servicios públicos  comunales, así como un
censo del grupo familiar y un inventario de organizaciones y asociaciones de
colaboración operando en el sector. La encuesta de victimización es un
instrumento donde se explora la ocurrencia de homicidios, hurtos, robos y
violaciones, así como otros delitos no especificados, en cuanto a edades y sexo
de víctimas y victimarios, daños y pérdidas ocasionados, hora y sitio de
ocurrencia, incluyendo algunas preguntas sobre denunciabilidad a la policía,
percepción de seguridad, participación en organizaciones y propuestas para
solucionar la inseguridad, con cuatro opciones cerradas: planes de prevención del
delito, vigilancia policial, organización comunal y eficacia judicial. No era clara la
existencia de un criterio muestral para seleccionar a los encuestados, ni se definía
si la información pretendía utilizarse para definir problemas en cada sector o para
toda la ciudad. Por ello se ha podido destacar que ”entre las limitaciones de este
estudio, destacan la carencia de un criterio metodológico adecuado para el diseño
de la muestra y para el levantamiento y procesamiento de la información, dado
que la información fue recogida mediante abordajes comunitarios continuos, sin
previa selección de las viviendas o de encuestados, sino con criterios de
disponibilidad coyuntural, además de carencias en cuanto al personal encargado
de la aplicación del instrumento y del vaciado de la información” (Gabaldón y
Antillano, 2007, 315).

A partir de la tercera semana de enero de 2008 se ha implementado un nuevo


plan de seguridad coordinado por el Ministerio del Interior y Justicia, mediante
saturación de presencia policial en áreas urbanas del Distrito Capital,
preseleccionadas conforme a criterios de concentración delictiva con base en
estadísticas policiales. Dado lo reciente de la medida, resulta prematura cualquier
evaluación sobre sus resultados y su perspectiva de consolidación.

El modelo de policía surgido con ocasión del trabajo de la Comisión Nacional para
la Reforma Policial (Gabaldón y Antillano, 2007, 237-250) desestima cualquier
carácter militar de la policía general y enfatiza el principio de competencias
concurrentes entre cuerpos de policía nacional, estadales y municipales, conforme
a los principios de territorialidad de la ocurrencia situacional y de complejidad,
intensidad y especificidad de la intervención requerida, a fin de facilitar la sinergia
en el trabajo policial, fomentando, por otro lado, la rendición de cuentas y el control
ciudadano. Tal parece que la nueva ley del Cuerpo de Policía Nacional y del
Servicio de Policía, que será dictada dentro del marco de la ley habilitante,
responderá a este modelo ampliamente validado por la consulta ciudadana.
Para resumir esta perspectiva sobre el desarrollo institucional de la policía
venezolana en los últimos setenta años (Gabaldón, 1999), podríamos decir que se
ha caracterizado por la centralización, la rígida jerarquización y los estilos
militarizados de gestión, que incluyeron, a partir de  1969, la designación de
oficiales de la Guardia Nacional como directores de las policías en los estados.
Entre 1989 y 1999, surgieron policías municipales de perfil descentralizado y con
autonomía local en los municipios con mayores recursos, al amparo del art. 30 de
la Constitución de 1961. Estos cuerpos se han multiplicado, en muchos casos sin
estándares mínimos que permitan hacer predecible y auditable su desempeño. La
nueva Constitución, aunque en los arts. 164, n. 6, 178, n. 7 y 332 reconoce
competencias estadales y municipales en materia policial,  adopta un modelo de
seguridad ciudadana con gran énfasis en el centralismo y en el componente
militar, y la legislación promulgada con posterioridad a su entrada en vigor, así
como la proyectada, ha tendido a concentrar la función policial dentro de un
modelo vertical con gran pendiente hacia el control militar de la policía, pese a la
retórica sobre su carácter civil. La tendencia se acentuó después de 2002
(Gabaldón, 2004a), cuando, como consecuencia de eventos como la deposición
del Presidente, el paro petrolero y el proceso del referendo revocatorio, la
polarización política alcanzó niveles insospechados y las policías locales fueron
percibidas por el gobierno como focos de desestabilización territorial, mientras las
policías centralizadas generaron desconfianza al ser percibidas por la oposición
como estructuras al servicio de un modelo autoritario, que pretendería, en última
instancia, la militarización de la sociedad. Sin embargo, a partir de abril de 2006,
con ocasión de la instauración de la Comisión Nacional para la Reforma Policial,
un nuevo énfasis en el carácter civil de la policía y en la cooperación de todos los
cuerpos dentro de un sistema integrado, pero que admita la autonomía regional y
local, parece orientar el modelo para un nuevo consenso.
III. ESTRATEGIAS METODOLOGICAS

Modalidad Metodológica

El estudio de caso es todo lo contrario a una metodología uniforme, se


adapta a cada realidad y adquiere modalidades específicas en función de su
contexto y finalidad, de aquí la importancia de encontrar la modalidad adecuada.

Ragin y Becker (1992) distinguen diferentes formas de enfocar un caso


según se consideren como unidades empíricas o construcciones teóricas, de
forma que pueden ser considerados: realidades encontradas o descubiertas,
objetos, hechos o convenciones. En función de la disponibilidad de una teoría
previa más elaborada por parte del investigador, los casos pueden ser
exploratorios, explicativos o descriptivos. A su vez, los diseños pueden ser de un
caso simple o de múltiples casos y, por otra parte, holísticos o encapsulados,
según se utilice una o varias unidades de análisis (Yin 1989).

Si atendemos a la finalidad del estudio de caso, a las técnicas de recogida


de información y al informe, podemos concluir que no existe un único modo de
hacer estudios de caso. Stake (2005) plantea que hay tres tipos de estudios de
caso atendiendo a la finalidad última del mismo:
- Estudio de caso intrínseco: casos con especificidades propias, que tienen
un valor en sí mismos y pretenden alcanzar una mejor comprensión del caso
concreto a estudiar. En este supuesto no se elige al caso porque sea
representativo de otros casos, o porque ilustre un determinado problema o
rasgo, sino porque el caso en sí es de interés. Yin (1989) se refiere a él
como diseño de caso único.
- Estudio de caso instrumental: al servicio de la construcción de una teoría.
Son casos que pretenden generalizar a partir de un conjunto de situaciones
específicas. El caso se examina para profundizar en un tema o afinar una
teoría, de tal modo que el caso juega un papel secundario, de apoyo, para
llegar a la formulación de afirmaciones sobre el objeto de estudio. Es el
diseño de casos múltiples y se emplea cuando se dispone de varios casos
para replicar.
- Estudio de caso colectivo: se realiza cuando el interés de la investigación
se centra en un fenómeno, población o condición general seleccionando
para ello varios casos que se han de estudiar intensivamente.

Heras Montoya (1997), atendiendo al objeto del estudio, su perspectiva y las


técnicas de recogida de información a emplear, ofrece una clasificación diferente:

1. Estudio organizativo histórico: se centra en la evolución en el tiempo de


una organización con una perspectiva diacrónica empleando técnicas como
la entrevista y el análisis de documentos.
2. Estudio de historias de vida: se examina una persona para emplear los
datos que ofrezca como vehículo para entender aspectos básicos de la
conducta humana o de alguna institución actual. La perspectiva es
diacrónica y la técnica más importante es la entrevista.
3. Estudio observacional: el foco de estudio es una organización o un
aspecto determinado de la misma tal y cómo es en su estado actual. Se
realiza con una perspectiva sincrónica y la técnica más relevante es la
observación participante.
Pérez Serrano (1998) plantea estos tipos de estudios de casos, atendiendo
fundamentalmente al informe de investigación:

1. Estudio de casos descriptivo: se presenta un informe detallado del


fenómeno objeto de estudio sin fundamentación teórica previa, con el objeto
de no guiarse por hipótesis preestablecidas y aportar información básica
sobre áreas educativas no investigadas aún.
2. Estudio de casos interpretativo: contiene descripciones ricas y densas, sin
embargo, difiere del anterior en que los datos se utilizan para desarrollar
categorías conceptuales o para ilustrar, defender o desafiar presupuestos
teóricos defendidos antes de recoger los datos.
3. Estudio de casos evaluativo: implican descripción y explicación para llegar
a emitir juicios sobre la realidad objeto de estudio.

Tal es el caso de dicha investigación en el mismo estudio de caso puede


recoger a su vez varias modalidades, en función del objeto y desarrollo de la
investigación. No existe una estructura metodológica estándar para ser aplicada y,
aunque haya una base común, la propuesta metodológica resultante debe ser en
cierto sentido única.

Cabe destacar que en lo que respecta a la seguridad ciudadana y la


participación comunitaria, este método de investigación permite hacer tangibles
los resultados del investigador, ya que pueden emprender una fuerte campaña de
concientización de los líderes comunales para que entre ellos mismos se vigilen y
eviten la existencia y el desbordamiento de la delincuencia y que la comunidad
emprenda métodos de vigilancia en su sector para así acorralar los posibles
nacimientos y desarrollos de delincuentes con la tarea de ayudar a erradicar la
inseguridad ciudadana.

Por otra parte, Pérez Serrano (1994: 116-118) plantea que la elaboración de
estudio de casos conlleva valiosas potencialidades formativas para la persona que
lo realiza, tales como:
1. Adquisición de experiencia en el diagnóstico de problemas concretos.
2. Una comprensión más completa y realista de la realidad.
3. Desarrollo de la capacidad de análisis y de síntesis.
4. Capacidad para pensar de forma lógica y rápida.
5. Integración -interrelación- de conocimientos y vivencias.
6. Motivación.

Técnicas e Instrumentos para la Recolección de Información

Según Yin (1989), un diseño de investigación se compone de cinco


componentes: las preguntas del estudio, las proposiciones, si existieran, su unidad
de análisis (pueden ser varias), la lógica que vincula los datos con las
proposiciones y los criterios para interpretar los hallazgos.

La investigación mediante estudios de casos sigue unas fases generales


ampliamente aceptadas. Tomando la clasificación de Pérez Serrano (1994) y
Martínez Bonafé (1990) podemos distinguir entre:

1. Fase preactiva

En ella se tienen en cuenta los fundamentos epistemológicos que enmarcan


el problema o caso, los objetivos pretendidos, la información de que se dispone,
los criterios de selección de los casos, las influencias del contexto donde se han
desarrollado los estudios, los recursos y las técnicas que se han de necesitar y
una temporalización aproximada. La pregunta de investigación sirve para definir la
unidad o unidades de análisis a considerar. De esta forma, se establece una
relación entre constructos teóricos y unidades empíricas, categorías generales y
específicas (Ragin y Becker 1992), estableciendo una "cadena de evidencias" (Yin
1989).

Una de las tareas más difíciles es esclarecer empíricamente el tamaño y los


límites de un determinado caso. También lo es establecer el número de eventos o
situaciones que permitan atribuir a una muestra de registros la representatividad
del conjunto (Carbaugh 2007). Desde la investigación cualitativa, los
investigadores plantean que en esta fase tienen que enfrentarse a problemas
prácticos tales como:

- Desconocer el ámbito de estudio concreto en el que se desarrollará la


investigación (el contexto institucional y social del ámbito educativo
seleccionado, por ejemplo).
- Plantearse a priori todo el proceso de investigación (cronología, estrategias
de recogida de datos, etc.).

2. Fase interactiva.

Corresponde al trabajo de campo y a los procedimientos y desarrollo del


estudio, utilizando diferentes técnicas cualitativas: toma de contacto y negociación
que sirven para delimitar las perspectivas iniciales del investigador, las entrevistas,
la observación y las evidencias documentales. En esta fase es fundamental el
procedimiento de la triangulación para que pueda ser contrastada la información
desde fuentes diferentes.

En la fase interactiva la principal preocupación suele ser recoger, reducir y


relacionar la información recogida a través de diferentes técnicas: observación
participante, entrevista, foros de debate y análisis documental. En ocasiones esta
fase se vuelve problemática porque:

- El investigador puede tender a implicarse en exceso en las cuestiones que


investiga o bien tener dificultades para empatizar con el grupo.
- Pueden surgir problemas de tiempo, como disponer de poco tiempo para
realizar el trabajo de campo, tener que adaptarse a un horario poco
conveniente, etc.
- El investigador juega un papel "temporal" en el contexto a investigar
(mientras dure la investigación).
- El volumen de datos recogidos suele ser muy amplio y difícil de reducir.
- No es fácil lograr el equilibrio entre la visión microscópica y la
macroscópica.

Un método como éste, que pone al investigador en contacto directo y


prolongado con la realidad estudiada, requiere herramientas heurísticas para
detectar los cambios y movimientos que sufre esa realidad. El uso de tipologías
será fundamental para ordenar y relacionar los registros que permitan observar los
cambios e identificar su dirección a través del tiempo.

- El modo teórico: ordena la realidad a partir de esquemas teóricos


explicativos existentes.
- El modo descriptivo: se apoya en el registro minucioso de la realidad a
través de algún artefacto académico.
- El modo de interpretación: selecciona y organiza los datos en un conjunto
de significaciones culturales.
- El modo comparativo: se pregunta por la existencia de prácticas similares
en otros contextos.
- El modo crítico: indaga en los desequilibrios y desigualdades vinculadas a
las estructuras de poder existentes.

3. Fase postactiva.

Se refiere a la elaboración del informe del estudio final en que se detallan las
reflexiones críticas sobre el problema o caso estudiado. Algunos problemas
prácticos propios de esta fase son:

- Dificultades respecto a la confidencialidad de los datos, pues debe


salvaguardarse la identidad de aquellos sujetos que se investigan, salvo que
en el estudio se acuerde que es importante desvelar algunos datos
identificativos.
- Escasez de tiempo por tener que efectuar una redacción y entrega de
informes ágil.
- Problemas a la hora de difundir los resultados en la comunidad de
profesionales y en la comunidad científica, también en los medios de
comunicación social.

Instrumentos

La credibilidad de la investigación cualitativa mediante estudios de caso ha


sido una preocupación insistente en el contexto de la investigación educativa
general, tildándose a aquella con frecuencia de imprecisa, subjetiva o
distorsionada. Para juzgar la credibilidad de un estudio de caso debemos
hacernos las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo se ha recogido la información? ¿qué fuentes de información se


emplean? ¿cómo ha sido procesada y transcrita e incorporada a la
perspectiva teórica del investigador la información recogida?
2. ¿Cómo puede ser verificada y confirmada la información? ¿cuál es
fidelidad a las perspectivas de los informantes? ¿se han respetado los
derechos de los participantes?
3. ¿Cómo se ha interpretado la información? ¿cómo se ha llegado a las
conclusiones y se han emitido los juicios?

Para garantizar la credibilidad de los datos existen varias estrategias a tener


en cuenta. Destacamos entre ellas la contextualización, la saturación, la
negociación con los implicados y la triangulación.

Contextualización
Los estudios de caso de orientación etnográfica buscan analizar y
comprender cómo las acciones humanas se relacionan con el contexto social en el
que ocurren, por lo que la unidad de análisis debe examinarse en su entorno
social y cultural.

"Suministrar contexto es ir mostrando las reglas que siguen los agentes de


un modo de vida particular, proponiendo progresivamente nuevas
ampliaciones ante sucesivas excepciones. Suministrar contexto también es
dar la oportunidad al lector de la etnografía de ponerse en el lugar de
aquéllos que viven una forma extraña de experiencia, ofreciéndole, de una
manera ordenada, la mayor cantidad posible de claves significativas sobre
su realidad concreta" (Velasco y Díaz de Rada, 2006: 236-237).

Saturación

La saturación guarda relación con la justificación de una afirmación


apoyándose en múltiples pruebas. Si sobre un tópico se desea indagar
especialmente puede que sea preciso observarlo, preguntar a los informantes más
adecuados sobre él, analizar los documentos que se han generado sobre el
mismo, incluso puede que sea necesario repetir estas estrategias, con el objeto de
agotar las estrategias de búsqueda sobre el mismo, tratando de ver si los
resultados obtenidos se mantienen en el tiempo.

Negociación con los implicados

La negociación con las personas implicadas guarda relación con el


encuentro entre los fines, los métodos y los resultados del investigador y la opinión
de los implicados, con el objeto de saber si hay acuerdo entre ellos, especialmente
en lo que se refiere a la elaboración final del informe. Para tal cuestión pueden
organizarse foros, reuniones, etc. en los que se discutan cuestiones vinculadas a
las diferentes fases del estudio o en las que se revisen escritos previos a la
difusión del informe. González Riaño afirma que, "cuando las personas que
intervienen en el control de la información la aceptan como justa, relevante y
precisa, de algún modo están asegurando la validez o credibilidad de la misma"
(González Riaño 1994: 217)

Triangulación

La triangulación es la estrategia de validación de los datos más empleada y


más conocida por los investigadores sociales. Básicamente puede entenderse
como la puesta en relación de las perspectivas de los diferentes agentes
implicados en la investigación, incluido el investigador. Arias Valencia plantea que:
"la principal meta de la triangulación es controlar el sesgo personal de los
investigadores y cubrir las deficiencias intrínsecas de un investigador singular o
una teoría única, o un mismo método de estudio y así incrementar la validez de los
resultados" (Arias Valencia 2000: 8) Podemos diferenciar tres tipos de
triangulación:

- de métodos: cotejando la información obtenida a través de una técnica (la


observación, por ejemplo) con otras (la entrevista, la revisión documental,
etc.);
- de sujetos: contrastando los puntos de vista de los miembros de la
comunidad estudiada;
- de espacios y tiempos: aplicando las técnicas de recogida de información
(observación, entrevista y análisis documental) en diferentes espacios y
tiempos, para comprobar si los resultados obtenidos son consistentes.

Finalmente, puede que lo más difícil sea escribir el caso. Un estudio de caso
busca crear un relato global que se construye utilizando relatos parciales. Por eso,
su base es la investigación narrativa, donde los relatos son los mimbres que
permiten construir el cesto. El investigador debe buscar el orden en que debe
entrelazar esos mimbres y, sobre todo, cuáles de ellos actúan como guía y soporte
del resto (Moen 2006). La dificultad reside en cómo organizar los distintos
significados y experiencias documentadas en el trabajo de campo, cómo convertir
los relatos narrativos parciales en un relato único. La recogida y análisis de
información lleva a descomponer la realidad en varios elementos o relatos, que
suponen una visión global e integrada en sí mismos pero que compiten con otros
para formar una visión general de la realidad. Por muy exhaustiva que sea su
mirada, el investigador solo accede a determinadas parcelas de la realidad, que
como tales configurarán su relato final con pretensiones de realidad total.

Investigar con estudios de caso requiere habilidades prácticas que se van


adquiriendo mediante la experiencia en el campo y la práctica narrativa. Es esta
experiencia la que nos dice que junto con la disciplina, la estrategia y el rigor
metodológico necesario en toda investigación el estudio de caso pone a prueba la
visión, la intuición y el saber hacer del oficio investigador. Se trata de un método
apropiado para su desarrollo en una etapa de madurez investigadora, al exigir un
equilibrio complejo entre el dominio de marcos teóricos, la descripción densa y el
análisis contextual, amalgamados por el arte de saber narrar.

Es por ello que la investigación se fundamenta en un estudio de caso, ya


que trata de dilucidar la complementariedad que existe entre la seguridad
ciudadana y la participación de la comunidad como herramienta parta la
prevención del delito y que mejor que estudiarlo de una manera cotidiana,
científica y experimental, puesto que cada hecho es vivenciado por las partes
involucradas.
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