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Para aproximarnos a este tema, que resulta, a todas luces, inabarcable en una única lección,
comenzaremos por una escueta introducción y la alusión a sus bases normativas.
En esta misma línea, la Unión garantizará un nivel alto de seguridad articulando medidas de
prevención de la delincuencia, racismo y xenofobia, medidas de coordinación y cooperación
entre autoridades policiales y judiciales y otras autoridades competentes, y utilizando el
reconocimiento mutuo de las resoluciones judiciales en materia penal.
Llegados a este punto, y sin perjuicio de que hagamos referencia a otros preceptos
posteriormente, es preciso referirse al artículo 3.2 del Tratado de la Unión Europea (TUE) que
explicita los objetivos que inspiran a la Unión Europea, otorgando especial relevancia a la
creación de un Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia. Por su parte, los artículos 67 a 89
del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) se dedican al análisis del ELSJ,
abordando aspectos como la política de inmigración, la política de asilo, los controles en
fronteras exteriores, la cooperación judicial en materia penal, la cooperación judicial civil o
la cooperación policial. A todo ello, sumaremos el artículo 16 del TFUE que se refiere a la
protección de los datos de carácter personal.
Finalmente, para la supervisión de las políticas imbricadas con el ELSJ se han creado agencias
como: EUROPOL (cooperación policial), CEPOL (formación policial), EUROJUST
(cooperación judicial penal), FRA (Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea), FRONTEX (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras Exteriores y Costas),
EASO (Oficina Europea de Apoyo al Asilo) y la EU-‐LISA (Agencia Europea para la Gestión
Operativa de Sistemas Informáticos de Gran Magnitud en el Espacio de Libertad, Seguridad y
Justicia)
Política de imigración
Objetivos de la Unión:
Con arreglo al Tratado de Lisboa, las políticas de inmigración se regirán por el principio de
solidaridad y de reparto equitativo de la responsabilidad entre los Estados miembros, también
en el aspecto financiero (artículo 80 del TFUE).
Los cambios legislativos han sido de profundo calado desde 2008. Añadimos, pues algunas (la
lista sería muy extensa) de las normas más relevantes organizadas desde una perspectiva
material:
Mediante la Directiva 2009/50/CE, relativa a las condiciones de entrada y residencia de
nacionales de terceros países para fines de empleo altamente cualificado, se creó la «tarjeta
azul UE», un procedimiento abreviado de expedición de un permiso especial de residencia y
de trabajo con unas condiciones más atractivas que permite a los trabajadores de terceros países
acceder a un empleo altamente cualificado en los Estados miembros.
Por último, el estatuto de los nacionales de terceros países que son residentes de larga duración
en la Unión Europea sigue estando regulado por la Directiva 2003/109/CE del Consejo,
modificada en 2011 con el fin de extender su ámbito de aplicación a los refugiados y
beneficiarios de protección internacional.
Más allá del mínimo derecho al respeto de la vida privada y familiar reconocido en el artículo
8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) se situaría la interesante Directiva
2003/86/CE del Consejo que establece disposiciones relativas al derecho a la reagrupación
familiar.
Por su parte, FRONTEX (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas) apoya en las
actividades de retorno, cuya eficacia no solo debe medirse en términos de tasas de retornados,
sino sobre todo, en el retorno con respeto a los derechos fundamentales.
La Directiva sobre sanciones a los empleadores (2009/52/CE) especifica las sanciones y
medidas aplicables en los Estados miembros a los empleadores de nacionales de terceros países
en situación irregular.
Política de asilo
Objetivos de la Unión:
El Tratado de Lisboa, que entró en vigor en diciembre de 2009, supone una innovación
relevante ya que incluye estatutos y procedimientos uniformes englobando los siguientes
elementos:
El Sistema de Dublín está vigente desde que se aprobó el Convenio de Dublín en 1990. El
Reglamento de Dublín 604/2013 establece criterios para determinar qué Estado miembro es
el responsable de examinar una solicitud de protección internacional (en principio, aunque
existen más criterios, el primer país de entrada). Existe un mecanismo de asignación correctora
para aliviar la carga de los Estados miembros sometidos a una presión desproporcionada.
Como aspecto llamativo, es preciso traer a colación que en marzo de 2016, el Consejo Europeo
y Turquía llegaron a un acuerdo para reducir la afluencia de migrantes irregulares y solicitantes
de asilo hacia Europa a través de Turquía. Según la Declaración UE-‐Turquía todos
los que entrasen desde Turquía en las islas griegas y cuyas solicitudes se declarasen
inadmisibles debían ser retornados, pero a Turquía. Por cada sirio devuelto a Turquía otro sirio
debía ser reasentado en la Unión, a cambio de una mayor liberalización en materia de visados
para los ciudadanos turcos y el pago de 6.000 millones EUR en el marco del Mecanismo para
los refugiados en Turquía hasta finales de 2018. En marzo de 2020, Turquía suspendió la
readmisión y la UE está intentando persuadirla para que reanude la readmisión.
Por otro lado, pero no menos importante, tendremos en consideración que tras la invasión rusa
de Ucrania, en febrero de 2022, más de 4 millones de personas ya se han visto obligadas a
buscar refugio en los países vecinos. La Unión Europea decidió conceder protección temporal
a las personas procedentes de Ucrania (exención de visado y libre circulación + derechos
sociales) y esto ha supuesto la absorción de más de millones de desplazados (mayoría de
mujeres y menores de edad), muestra que cuando la UE quiere, puede, sin que esas personas
hayan socavado nuestra capacidad de recepción ni el modelo social distintivo de la UE.
Partimos del artículo 3.2 del Tratado de la Unión Europea (TUE) y de los artículos 67 y 77 del
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).
El espacio Schengen requiere una política común en materia de gestión de las fronteras
exteriores y el Código de Fronteras Schengen es el pilar central de esta gestión, que ha debido
adaptarse a la llegada sin precedentes de potenciales refugiados e inmigrantes irregulares. Estas
medidas obligan a los Estados miembros a llevar a cabo controles sistemáticos de todas las
personas, incluidas aquellas con derecho a la libre circulación conforme al Derecho de la Unión
(es decir, los ciudadanos de la UE y los miembros de sus familias que no sean ciudadanos de
la UE) cuando crucen las fronteras exteriores de la Unión (aire, mar y tierra) tanto a la entrada
como a la salida.
Por lo que respecta al mar, la Guardia Europea de Fronteras y Costas (FRONTEX) comenzó a
funcionar en octubre de 2016 y se ocupa de vigilar las fronteras marítimas exteriores de la
Unión colaborando con los Estados miembros en la detección y resolución de cualquier
amenaza para la seguridad.
Por otro lado, el Sistema de Entradas y Salidas (SES) refuerza los controles fronterizos de los
nacionales de terceros países que viajan a la UE, sustituyendo el sellado manual de los
pasaportes por el registro electrónico en la base de datos, reduciendo también los retrasos en
los controles fronterizos.
Finalmente, en el ámbito terrestre, antes de la crisis de los refugiados en Europa, pocos países
habían levantado vallas en las fronteras exteriores: España (la instalación se terminó en 2005 y
se amplió posteriormente), Grecia (terminada en 2012) y Bulgaria (en respuesta a la actuación
griega, terminada en 2014), pero un número cada vez mayor de Estados han comenzado a
construir vallas fronterizas con el fin de impedir que migrantes y solicitantes de asilo entren en
su territorio nacional. También se han construido vallas dentro del espacio Schengen, por
ejemplo entre Austria y Eslovenia, mientras que las prácticas de España en Melilla han sido
objeto de examen por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos con sede en
Estrasburgo (recordemos la Sentencia del Tribunal de Estrasburgo de 3 de octubre de 2017
(Asunto ND y NT c. España) que contiene la condena a España por las llamadas coloquialmente
“devoluciones en caliente” por considerarlas ilegales y contrarias al CEDH. No olvidemos
tampoco los graves hechos del 24 de junio de 2022 en la frontera entre Nador y Melilla paso
que están siendo investigados)
Directiva 2016/800 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de mayo de 2016, relativa
a las garantías procesales de los menores sospechosos o acusados en los procesos penales;
Directiva 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo de 2017, relativa
a la lucha contra el terrorismo y Reglamento 2021/784 del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 29 de abril de 2021, sobre la lucha contra la difusión de contenidos terroristas en
línea;
Directiva 2014/42 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 3 de abril de 2014, sobre el
embargo y el decomiso de instrumentos y productos del delito;
Decisión Marco del Consejo de 13 de junio de 2002, sobre la orden europea de detención y
entrega (modificada en 2009). Vid. Ley española 23/2014.
Tras la agresión militar a Ucrania por parte de Rusia, que comenzó en febrero de 2022,
se activó un equipo conjunto de investigación de la UE, apoyado por EUROJUST, en
Ucrania que ha estado operativo desde marzo para analizar, guardar y compartir pruebas
de crímenes de guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad con las autoridades
judiciales competentes de los Estados miembros y con la Corte Penal Internacional.
La cooperación policial
La cooperación policial entre los Estados miembros se inició en 1976 a través de lo que se
conocía como el “Grupo de Trevi”, una red intergubernamental formada por representantes de
los Ministerios de Justicia e Interior. Más adelante, el Tratado de Maastricht estableció
cuestiones de interés común (terrorismo, drogas y otras formas de delincuencia internacional)
que justificaban esa cooperación policial y la creación de una Oficina Europea de Policía. El
Convenio Europol se firmó el 26 de julio de 1995 y la Oficina comenzó sus actividades el 1 de
julio de 1999.
Por su parte, la CEPOL o Agencia de la Unión Europea para la Formación Policial, con sede
en Budapest (Hungría), coordina la formación de los agentes con funciones policiales, al
tiempo que contribuye a una Europa más segura al facilitar el intercambio de conocimientos
entre agentes con funciones policiales de los Estados miembros y en terceros países.
Finalmente, el INTCEN o Centro de Inteligencia y de Situación de la Unión Europea es un
órgano del Servicio Europeo de Acción Exterior y se ocupa de análisis estratégicos,
contribuyendo indirectamente a la cooperación policial al evaluar amenazas basándose en la
información que le proporcionan los servicios de inteligencia, las fuerzas militares, los
diplomáticos y los cuerpos policiales.
Las nuevas normas de la Unión en materia de protección de datos, que refuerzan los derechos
de los ciudadanos y simplifican las normas en el marco de una sociedad global caracterizada
por la rápida evolución de la tecnología, entraron en vigor en mayo de 2018.
Por último, es menester recordar que planteada la cuestión de la conservación de datos, que se
ha presentado ante el TJUE, su jurisprudencia declara que el Derecho de la Unión se opone a
la conservación generalizada e indiscriminada de datos de tráfico y de localización.