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Universidad Adolfo Ibáñez

Escuela de Psicología
Programa de Magíster en Psicología
Clínica Mención Psicoanálisis

La política del psicoanálisis


Estudio comparado de las políticas de colaboración adoptadas
por la IPA bajo el nazismo en Alemania y en las Sociedades
Psicoanalíticas de Argentina, Brasil y Chile, pertenecientes a la
IPA bajo dictaduras militares en Latinoamérica.

Tesis para Optar al grado de Magíster

Alumno: Joseph Bandet Rivera


Profesor Director de Tesis: Horacio Foladori Abeledo

Santiago, 2009

1
Agradecimientos

Agradezco en especial a mi Señora Ximena Muñoz, por su


esfuerzo, valentía y por su apoyo.

Agradezco a los entrevistados que contribuyeron generosamente


con sus experiencias.

Agradezco a mi profesor patrocinante por su sabiduría y


conocimientos.

Al Profesor Claudio Duran por compartir amablemente sus


valiosos conocimientos y experiencias personales.

Quisiera agradecer a los Psicoanalista Argentinos Enrique


Ascaso y Carlos Títolo por su colaboración con material
bibliográfico y a los amigos que brindaron sus opiniones o
comentarios desinteresadamente.

A la Srta. Mónica Meliqueo por su colaboración en la búsqueda


de referencias bibliográficas
Y

A Carolina Larrondo D. por su acuciosa revisión del borrador.

2
Índice

La Política del Psicoanálisis

Prólogo...................................................................................6

Introducción..........................................................................7

Capítulo I
La Sociedad Psicoanalítica de Berlín Bajo el nazismo......20

Capítulo II
La política del Psicoanálisis bajo el nazismo......................27

Capítulo III
La expulsión de Reich...........................................................36

Capítulo IV
La situación de la Sociedad Psicoanalítica de Viena..........41

Capítulo V
Consecuencias de la política del psicoanálisis.....................45

Capitulo VI
El papel de la Iglesia Católica durante el Tercer Reich.....52

Capítulo VII
Latinoamérica........................................................................69

Capítulo VIII
El caso de Amilcar Lobo........................................................71

Capítulo IX
La tradición maldita...............................................................81

3
Capítulo X
La situación Argentina...........................................................83

Capítulo XI
La Asociación Psicoanalítica Chilena..................................89

Capítulo XII
Gabriel Castillo Cerna, Psicoanalista..................................91

Capitulo XIII
Análisis de los datos................................................................95

Capítulo XIV
Discusión..................................................................................97

Conclusiones............................................................................114

Anexos I
Transcripciones de las Entrevistas........................................116

Anexo II
Bibliografía Complementaria sobre historia del
Movimiento Psicoanalítico en Chile..................................... 155

Bibliografía..............................................................................156

4
Advertencia al lector

El siguiente trabajo sigue una lógica interna en búsqueda del sentido con
que en el ámbito social, se construyen los símbolos y significados de la
convivencia, de las acciones e instituciones creadas por las personas. Para
Ruiz (1996) “Los métodos cualitativos parten del supuesto que el mundo
social es un mundo construido con significados y símbolos”.
Pido al lector, que pueda juzgar la presente obra en función de si se hallan
o no estos sentidos a través de los métodos empleados.
Esta advertencia es necesaria a mi parecer, dado que las conclusiones en
esa dirección, deben irse extrayendo –al menos así lo hice yo- desde los
primeros antecedentes históricos y no como indica el formato clásico de
investigación, que se reserva para las conclusiones esta tarea.
Así mismo, aunque me encuentro consciente de la ausencia de un método
formal de análisis de contenido o de otro instrumento técnico en el ámbito
cualitativo que permita desmenuzar las entrevistas que encontraran en los
anexos, me parece que el rescate del sentido, de los significados y símbolos
que me propongo desentrañar, puedan ser evidentes al lector y de este
modo, el propósito del presente trabajo se encuentre plenamente logrado.

5
“Terminó la dictadura;
Ahora viene una censura mucho más feroz...”
Raúl Zurita
Comunicación personal. Chile, 1990.

Salvar al psicoanálisis
¿Salvar al Psicoanálisis?

Prólogo
Este estudio intenta indagar en las decisiones políticas adoptadas por la IPA entre
los años 1933 y 1939 en Alemania, específicamente en la Sociedad Psicoanalítica de
Berlín, haciendo un breve repaso por lo sucedido en la sociedad psicoanalítica de Viena.

El estudio continúa refiriendo algunos hechos ocurridos en Brasil, Argentina y Chile


durante sus respectivas dictaduras militares, que atañen tanto a miembros de las sociedades
psicoanalíticas, como a sus directivos, prestando especial interés a sus decisiones, a sus
posturas políticas, evidenciadas por sus implementaciones prácticas y sus consecuencias.

Intentaremos evidenciar de qué forma las decisiones importantes referentes a la


Institución Psicoanalítica eran adoptadas en consenso entre Ernest Jones, presidente de la
Sociedad Británica de Psicoanálisis, Max Eitingong, presidente de la Sociedad
Psicoanalítica de Berlín (hasta su exilio forzado en Palestina), Sigmund y Anna Freud y
más tarde con los psicoanalistas pro-nazis Boehm y Müller Braunschwaig. En aquella
época, tal como lo refrenda Marie Langer: “todos los que ocupaban cargos importantes,
todavía tenían contacto con él. Estaban bajo su poderosa influencia, y ante cualquier
problema finalmente se recurría a la palabra del Herr Professor (Freud).”(Langer y otros,
1987, Pag.65)

¿Existe una continuidad entre estas posturas? ¿Las decisiones políticas adoptadas en
Latinoamérica pueden ser consideradas como parte de la Institución Psicoanalítica en su
versión de lo instituyente? Suponer tal continuidad implicaría encontrar rasgos comunes
durante todos los años en que se decidieron cuestiones importantes en la relación entre la
IPA y el régimen nazi. Más aún, implicaría suponer una cierta manera más o menos
implícita –y por tanto no discutida ni menos elaborada (psicoanalíticamente hablando) que
posiciona al psicoanálisis en una postura de alianzas, de exclusiones que pudieran revertir
la tan difundida idea de que el psicoanálisis es una ciencia neutra “como el álgebra” como
pretendía contradictoriamente Freud. (Contradictoriamente con Moisés y el Monoteísmo,
con Tótem y Tabú, con el porvenir de una ilusión, con la expulsión de Wilheim Reich; por
ejemplo).

6
Introducción

Filiación

Ningún análisis puede pretender objetividad fuera de un determinado sistema de


significantes, afectos, lealtades y represiones-negaciones, por supuesto; la percepción es,
desde un punto de vista epistemológico, siempre interpretación y desde un punto de vista
psicoanalítico, siempre es una transacción (entre las defensas, pulsiones y limitaciones
impuestas por la sociedad). Este estudio no pretende entonces una objetividad fuera de
quien escribe, selecciona citas, omite párrafos. Lo que corresponde sería, tomando las
palabras de Granoff (1975), considerar los lazos o rivalidades emocionales especiales que
crean los análisis, las escuelas, etc. El factor de la “filiación” es un elemento presente en la
psique y la obra de quienes estudian hechos históricos a través de textos como estos.

Hasta ahora, mi práctica está fuertemente influida por el psicoanálisis y por su


interpretación de la realidad entendida como “formación de compromiso” Por otra parte,
Esto impone al investigador que se hace cargo de esto, considerar el estudio minucioso de
sus propios determinantes haciendo especial hincapié en los que no le son tan evidentes.

Mis propias filiaciones incluyen también el análisis materialista-histórico aplicado


al campo social tal como Gramsci lo conceptualiza por ejemplo al considerar la relación
del estado como problema teórico 1. Y de los “Aparatos Ideológicos del Estado” en la forma
en que Luis Althusser lo expone en su texto ya clásico “Ideología y Aparatos Ideológicos
del Estado”2

Me parece justificado incluir in extenso una cita de Tugendhat que resume lo que
intento advertir: “Husserl habla de un estar dirigido al objeto, pero esta forma de hablar es
claramente una metáfora, que no rinde nada cuando se la examina con mayor precisión.
Tampoco ayuda aquí la tradición filosófica anterior a la modernidad. Existía el término
latino repraesentatio, traducido al alemán por el término Vorstellung. La conciencia, el ser
conciencia, debe representar objetos ¿pero qué significa esto? La concepción ingenua era
que en la conciencia existían representantes o sustitutos de los objetos; se imaginaba a la
conciencia, en una especie de analogía con el cerebro, como un recipiente en el que existían
pequeñas imágenes captadas como representantes de los objetos por un sujeto que se piensa
por analogía con la pared de una cámara oscura. Aunque concepciones de este tipo
persisten en la filosofía popular de nuestro siglo, en la tradición propiamente filosófica,
por lo menos desde Kant, se ha considerado que el ser consciente, se relaciona con su
conciencia no con sustitutos, sino directamente con los objetos mencionados. Pero ¿cómo
hay que entender esta relación? A pesar de la crítica a la teoría del sustituto, se mantuvo el
discurso del representante, pero perdió todo su sentido comprensible. Un discurso
predilecto que emergió en particular en el idealismo alemán, era el de la relación sujeto-

1
Buci-glucksmann, 1986
2
Zizeck (compilador), 2003, Pg. 115-156

7
objeto. Pero en todo caso, esta forma de hablar es totalmente vacía, pues la pregunta sigue
en pié ¿en qué consiste esa relación?” (Tugendhat, 1993).

Es entonces desde un “lugar”, determinado por “filiaciones”, desde donde el habla


es dicha, sino que más aún, desde donde Lacán dirá que “somos hablados”.

¿Por qué hacer este estudio?

Desde que comenzó mi formación como psicoanalista, me llamó la atención la idea


que se nos inculcaba en la formación sobre la neutralidad técnica. Así expresada como un
imperativo ético, sólo beneficiaría al paciente, pues impediría que “la pantalla sobre la cual
se proyecta el inconsciente del paciente” se hallara distorsionada. En tal sentido, el analista
debía tender a ser como la pantalla de cine, sobre la cual se proyecta la película del
inconsciente del consultante.

Los psicoanalistas no me parecían neutros en absoluto, los hallaba sofisticados, casi


todos pertenecientes a un grupo social que consumía productos refinados, hablaban con
frecuencia de sus viajes al extranjero (en una época en que tal cosa resultaba bastante más
difícil que ahora); todos ellos tenían un alto nivel cultural, hablaban al menos dos idiomas,
etc. Todos parecían pertenecer a una ideología política de consenso, etc. Lo que intento
destacar era más bien mi impresión de tratarse de un grupo homogéneo, no neutro.

Estas observaciones se complementaban con el discurso de mis profesores, referente


a su independencia, con respecto a la universidad en particular, a la ciencia, entendida
como empirismo y, finalmente a los aparatos de poder vinculados a estas tendencias recién
mencionadas. Del Estado no se hablaba, ni mucho menos de la contingencia, aunque sí
frecuentes alusiones a pugnas internas con otras instituciones psicoanalíticas o bien con la
propia.

He querido hacer este estudio para preguntarme de un modo más serio dos o tres de
estas cosas: ¿Son tan independientes los psicoanalistas como creen del poder? ¿Lo son
frente al Estado por ejemplo?

Por otra parte, nada se hablaba de la historia del psicoanálisis, salvo entendida como
fracturas con los disidentes, es decir, la separación de quienes no estaban haciendo
psicoanálisis, sino, cediendo al poder, distorsionando las enseñanzas de Freud. Es decir, la
historia era introducida como una variable distorsionadora o bien como anécdota. Los
psicoanalistas no parecían hablar de sus determinantes histórico-institucionales, ni de sus
sometimientos a las instituciones de las que se encontraban inmersos.

8
Hago mías las opiniones de Robert Castel cuando señala: “Los círculos
psicoanalíticos han dado siempre muestras de una extraordinaria ceguera en relación a la
historia y de una sorprendente capacidad para resistir al cambio. No existe una verdadera
historia del psicoanálisis en tanto movimiento social, sino una hagiografía psicoanalítica,
retratos de los antepasados, anécdotas edificantes, reconstrucciones técnicamente
escrupulosas del encadenamiento de los descubrimientos y una contabilidad obsesiva de los
errores y desviaciones respecto de la pureza teórica...la historia es o bien, la epifanía de la
verdad psicoanalítica o bien un conjunto de contingencias enojosas que ponen trabas a su
autodesarrollo”. (Castel, 1980, Pg. 21)

Al igual que lo considera Piera Castoriadis-Aulagnier 3 es necesario cuestionarse,


someter a crítica la pretensión de lo psicoanalítico de efectuar una ruptura total con lo
extraanalítico. Según Robert Castel, el grupo reunido al rededor de Freud a principios del
siglo pasado en Viena “algunos marginales en torno de un hombre solitario, que se
consagra a la práctica privada” (Castel, 1980, Pg. 128.), sin control de un colegio
independiente ni de otra forma tutelar, “han mantenido largo tiempo la ilusión de que en
este caso, quedaba suspendida la influencia de los determinantes sociológicos” (Castel,
1980, Pg. 128.)

Pero no sólo esto, sino, más aún, de constituir una disciplina revolucionaria: “¿En
qué consiste el consenso básico que subsiste bajo las oposiciones superficiales? El
psicoanálisis es revolucionario por definición, tal como se lee en la presentación de la obra
de Chasseguet-Smirgel, La Sexualité Fémininé. “Lo que es revolucionario en el
psicoanálisis es el método, el rechazo de todo prejuicio, de toda idea preconcebida, de todo
conformismo, gracias al examen de todas las cosas a la luz del inconsciente”. (Castel, 1980,
Pg. 24)

Creo imprescindible dar una mirada a una lectura diferente de algunos hechos
históricos vinculados al quehacer institucional del psicoanálisis, a fin de cuestionar ambos
supuestos: ¿Será tan libre de las demandas que la sociedad le impone? Y ¿hasta qué punto
podrá mantenerse a firme la creencia de constituir un movimiento revolucionario en cuanto
a su desempeño desde una perspectiva social? Entendido esto como contrario a un
movimiento burocratizado altamente reproductor de dispositivos de poder que encarna en
su constitución, pero que él mismo desconoce.

Con demasiada frecuencia, el problema habría sido planteado de una forma tal que
escabulle el asunto: las influencias extra-analíticas son tratadas en términos de cómo
complica el funcionamiento puro de su accionar psicoanalítico, ya sea en la formación de
sus miembros o en su desempeño clínico, es decir, en tanto lo social o político desvirtúa la
correcta aplicación de los fundamentos originarios de lo psicoanalítico. Es decir “¿Qué hay
que hacer para que la institución sea más funcional en relación con las finalidades explícitas
que persigue?” (Castel, 1980, Pg. 23) En circunstancias que lo importante es indagar, no si
cumple con sus objetivos explícitos sino, por ese resto que daría cuenta de lo implícito en
relación a su desempeño social.

3
Castel, 1980.

9
Plantearse el tema político, como los problemas de contaminación del psicoanálisis
(sus técnicas, su teoría, su praxis), constituye un falso problema. Lo que tal vez no se quiere
ver “es examinar el modo en que el mismo psicoanálisis reitera las estructuras dominantes
de poder”. (Castel, 1980, Pg. 27) No habría que buscar esto social en su dimensión más
política, en las “desviaciones” de la teoría o prácticas correctas, sino “en medio de lo que se
presenta como la teoría y la práctica freudianas propiamente dichas”. (Castel, 1980, Pg. 33)

Por otra parte, parece haber una tendencia creciente, a revisar las contingencias del
pasado en un clima de “pluralismo psicoanalítico”. Lothane agrega: “es importante, según
creo, continuar la preservación y el estudio de esta historia, por el interés que despierta en sí
misma, así como para permitir la elaboración de los traumas personales e institucionales”.
Así también considera que “como miembros de otras instituciones, los psicoanalistas son
seres políticos, pero tienden a evitarlo, o reprimirlo, lo que es recogido por los disidentes
del psicoanálisis o bien por miembros de otras disciplinas: cientistas políticos, críticos
literarios y periodistas. En esta dirección evolucionó una versión autorizada de la política
del psicoanálisis, ortodoxa, tremendamente hagiográfica 4 y una versión no autorizada
revisionista, muchas veces meramente criteriológica 5, por ejemplo, crítica en el sentido
positivo y al mismo tiempo erística”.6 (Lothane, 2003, Pg. 85)

Freud mismo señala “Tras el rodeo que a lo largo de mi vida di a través de las
ciencias naturales, medicina y la psicoterapia, mi interés regresó a aquellos problemas
culturales, que una vez cautivaron al joven a penas nacido a la actividad del pensamiento”
(Freud, 1925). Así mismo agrega “La lucha por la vida de la especia humana tiene como
contenido esencial, la lucha entre eros y muerte, pulsión de vida y pulsión de destrucción,
tal como se consuma en la especie humana. (Freud, 1930). Ambos planteamientos, el
interés por el ámbito social y los planteamientos tanáticos y libidinales en permanente
conflicto, nos parecen autorización suficiente como para considerar psicoanalítico el ámbito
de la política institucional.

Santiago Dubcovsky, en su artículo “Follow up de una denuncia” cita las palabras


del psicoanalista Martín Wangh de Nueva York quién en ocasión del Congreso
Internacional de Psicoanálisis celebrado en Hamburgo el año 1985 señaló: “los
psicoanalistas sabemos muy bien, que ni posponer ni desplazar, ni evitar, pueden ser
soluciones satisfactorias a los conflictos; las desarmonías persistirán subterráneamente.
Nuestras disputas al respecto desde 1977 han demostrado que la generación directamente
traumatizada, y aquellos indirectamente afectados, como así también la generación
siguiente, no han hallado aún una manera de integrar los traumas de los acontecimientos de
la segunda guerra mundial”. (Dubcovsky, 1984, Pg.162)

Por su parte la Licenciada Doris Hajer señala: “Confrontada con la dura realidad del
psicoanálisis durante el nazismo en los países germano-parlantes, no puede evitarse la
pregunta de ¿Qué, de la institucionalización del psicoanálisis, “hace síntoma” en esta

4
Estudio de la vida de los santos.

5 Criteriología: Parte de la lógica que estudia los criterios de verdad.


6
Dicho de una escuela: Que abusa del procedimiento dialéctico hasta el punto de convertirlo en vana disputa.

10
lucha por anteponer la “conservación de la institución psicoanalítica” a cualquier
consideración, tanto psicoanalítica en sí, como humanitaria o aún ideológica o de lealtad si
se quiere, filial?”. (Hajer, 2006, párrafo 3)

Para esta misma autora, resulta difícil discriminar cuán pertinente al psicoanálisis
resultaría un esfuerzo de esta naturaleza, pero agrega “para mi lo es y discusiones cada vez
más frecuentes en los países del norte (europeos así como norteamericanos), parecen
considerarlo del mismo modo”. (Hajer, 2006, párrafo 8)

José Milmaniene considera necesaria esta empresa de investigación y reflexión; para


él, la sola exposición a horrores tales como los campos de concentración, los hornos
crematorios y la Shoah7 en su conjunto, nos obligan a pensar lo impensable. “En primer
lugar para poder elaborar y tolerar de algún modo la emergencia plena de la pulsión de
muerte en tanto la concreción de las fantasías más sádicas y crueles no puede sino
confundir y anonadar el pensamiento que, como categoría simbólica debiera ser por sí
mismo garantía de exclusión de tales desbordes mortíferos; y en segundo término,
debemos extraer de la conclusiones teóricas y prácticas que sirvan para fortalecer el
predominio de sociedades democráticas, al resguardo definitivo de recaídas ignominiosas
tal como lo evidencia el resurgimiento del neonazismo que llega al extremo de negar la
existencia de esos hechos históricos”. (Milmaniene, 1996, Pg.14); Ver también Lia Ricón
(1999)8

“Después de todo somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a competir,


destinados a vivir de un cierto modo o a morir en función de discursos verdaderos que
conllevan efectos específicos de poder” (Foucault, 1976)y de homogenización, agrego a lo
que dice Foucault en su “Curso del 14 de enero de 1976” en el College de France. 9

La realización de este esfuerzo se encuentra lejos de emprender una colección de


instancias del pasado que luego hablen por sí solas. Doris Hajer nos advierte en su trabajo
“Nazismo y Psicoanálisis”. “Nadie puede decir que realmente conoce el pasado tal cuál fue,
sólo las resignaciones que de él se hacen y, en un tema tan álgido como este, cuántas
historias habrá; cada una según las culpas, reconocimientos, o construcciones heroicas que
“recuperen” ese pasado”. (Hajer, 2006, párrafo 2)

Pero, por qué habría de ser tan difícil la elucidación de los determinantes que
condicionaron el accionar de las sociedades psicoanalíticas durante estos períodos de
excepción y convulsión política. Para Alexander y Margarette Mitscherlich en su libro El
duelo imposible nos recuerdan que “los mecanismos de defensa sociopsicológicos se
desarrollan también en las instituciones psicoanalíticas y les impide así despejar las brumas
de su propia historia. La contribución del psicoanálisis a una psicología social del pasado

7
En hebreo arrasamiento, devastación. No es sinónimo de holocausto que alude a la relación sacrificial y
remite a Dios.
8
Ricón, 1986, Pg. 885.
9
Repetto, 1996. Pg. 149.

11
reciente, y a su elaboración, parece hoy tan indeseable como lo fue la teoría de la libido a
principios de siglo.” (Reppeto, 1986, Pg. 89-90) 10

Esto nos obliga a realizar un permanente esfuerzo psicoanalítico que busque


escuchar aquello que se oculta bajo la letra de la reseña histórica.

Planteando la relación entre psicoanálisis y poder, Michel Dufour en su trabajo:


Lacan y Althuser, un reencuentro y algunas promesas dice al respecto: “Es en el interior
mismo de un texto cualquiera donde se disimula: sea la aventura pintoresca y trágica del
deseo que avanza enmascarado; sea el juego complejo de los intereses de clase que se
manifiestan disimulándose. La relación es idéntica entre lo mostrado y lo escondido, que
Lacan define como: “Ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado
por una mentira: es el capítulo censurado”.

En Alemania, a medida que Hitler se hace del poder durante la década del 30, la
DGP (Asociación Psicoanalítica Alemana) incluido su prestigioso Instituto Formativo de
Berlín, acepta paulatina, pero progresivamente, “la arianización del psicoanálisis como
institución y como teoría, yendo a parar a una psicología de las profundidades, que Jung
(Karl Gustav) y un sobrino del Mariscal Göering desarrollaban integrándola al pensamiento
nacionalsocialista” (Repetto, 1986, Pg. 92).

Este proceso de transformación tal vez requiere ser descrito y mejor comprendido.
Hoy en día se estudia la obra de Jung en total ignorancia de sus actuaciones institucionales
y de los alcances teóricos que puede acarrear esto en su doble implicación política-
psicoanálisis. ¿Cómo es posible que una teoría psicoanalítica en sus raíces, se escinda de tal
modo y luego encuentre un camino común con el nazismo? ¿Es posible leer hoy a Jung sin
siquiera hacerse esta pregunta?

Por otra parte, la experiencia de la inmigración y el exilio es bastante común a


muchos psicoanalistas a lo largo de la historia. En un trabajo recientemente publicado León
Grinberg y su esposa Rebeca, describen los efectos psicológicos de la emigración y el
exilio, y muchas de sus observaciones sobre su huida del régimen dictatorial de la
Argentina: obligados a sufrir separaciones y pérdidas y a tener que “aculturarse a la fuerza
en un nuevo ambiente.”(Steiner, 2003, Pg. 32). No es un hecho evidente que el
psicoanálisis haya sido perseguido en diversos países, pero como veremos a través de las
siguientes páginas, sí lo han sido muchos de sus miembros.

La estrategia a través de la cual buscamos aproximarnos a las preguntas esenciales


que nos hacíamos al comienzo incluye tratar de responder los siguientes asuntos ¿Cuál fue
la reacción de las sociedades psicoanalíticas frente a tales hechos? Es decir, confrontada
con el Estado, en la encrucijada ética entre la lealtad hacia sus miembros y a la solidaridad
humana en un sentido más general y la defensa de sus intereses corporativos, que la

10
Del artículo “psicoanálisis y nacionalsocialismo” que forma parte de un conjunto de textos
publicados por analistas alemanes y austriacos bajo el título común: “Les années brunnes” (Los años oscuros).
El Psicoanálisis bajo el tercer Reich.

12
obligaban a desplegar políticas de alianzas con el régimen de turno ¿Las sociedades
psicoanalíticas mantuvieron su tan difundida independencia o no lo hicieron así?

Si hallásemos algo similar al analizar y comparar algunos de estos eventos


históricos, cabría preguntarse si todo aquello pudiera ser parte integrante (y no periférica)
de la institución psicoanalítica: de sus modos de funcionar, de relacionarse con otras
instituciones, de generar y transmitir sus conocimientos; es decir, de un modo particular y
no explícito, pero tan instituyente como la obra misma de Freud.

Tal vez estudiando caso a caso, podamos hallar algunas similitudes que
“ayuden a la comprensión del pasado insuficientemente elaborado por el mundo
psicoanalítico” (Steiner, 2003, Pg. 32).

13
¿Por qué el acento en demostrar político al psicoanálisis?

“Plantear con un mínimo de seriedad el


problema político-social al psicoanálisis
es introducir un elefante en un bazar”
(Castel, 1980, Pg. 23)

Porque la mayoría de sus miembros parecen creerlo y desearlo alejado de las


contingencias, limpio de disputas aliancistas coyunturales, objetivo y laico (en el sentido en
que Freud lo planteó en el Porvenir de una Ilusión) 11, sus miembros directivos en particular
(los “didactas” como se leerá en las entrevistas, por ejemplo). Si bien Freud fue apartidario
(no apolítico), parece haberse mantenido desde su juventud interesado en cuestiones
sociales, culturales y políticas en particular. Véase sus trabajos “Totem y Tabú”,
“Psicoanálisis del yo y psicología de las masas”, “El malestar en la Cultura”, el “Porvenir
de una ilusión”, “Por qué de la guerra”, “Moisés y el monoteísmo”; cuando escribe de los
mitos griegos: Diana, Edipo, la Medusa, por ejemplo. Tal como lo señala Doris Hajer:
“...para descubrir que Freud nunca eludió analizar y aún tomar posición frente a los más
diversos temas”. (Hajer, 2006, párrafo 12)

Por otra parte, entre la aparente contradicción social- individual, existe un continuo
ineludible. Freud decía: “En la vida anímica del individuo el otro cuenta con total
regularidad” y rompe de una vez y para siempre con la dualidad sujeto-objeto,
estableciendo la identidad de la psicología individual y la psicología de las masas (Freud,
1921)” (Valdéz, 1999, Pg. 783)

Pero, por otra parte, en el “Porvenir de Una ilusión” de 1927, Freud describe al
método psicoanalítico diciendo: “En realidad el psicoanálisis es un método de
investigación, un instrumento, como lo es por ejemplo, el cálculo infinitesimal” (Freud,
1981). En el artículo “Consejos al médico” de 1912. Freud se refiere a la necesidad de
mantener la neutralidad, debido a la necesidad de permitir que se desarrolle la transferencia
lo más libremente posible; vale decir, la necesidad de mantener al paciente como ante una
pantalla en blanco donde proyecte con la menor interferencia posible, su propio mundo
interno. ¿En qué punto esta neutralidad se entendió como neutralidad social? O ¿más aún
como apoliticidad? Freud hablaba de neutralidad técnica, de un no “develamiento de
posturas” tal como lo señala Doris Hajer 12, refiriéndose a la conveniencia de que sus
propios pacientes no conocieran de sus posturas. Es decir a la “neutralidad técnica”.

En el “porvenir de una ilusión” (Freud, 1927). Freud se plantea con el psicoanálisis


en una postura independiente frente a la religión, no obstante esta frase fue empleada
paradojalmente, con una finalidad política al interior del psicoanálisis: excluir a los
psicoanalistas de filiación comunista, tal vez con el propósito de limpiar la imagen del

11
Freud, 1927.
12
Hajer, 2006.

14
movimiento psicoanalítico ante los ojos de ciertos grupos sociales y de poder, donde se
encontraría el reconocimiento de la joven disciplina. Tal fue el caso Reich, expulsado con
el beneplácito de Freud”. (Hajer, 2006, párrafo 13)

Por otra parte, cabe preguntarse si la neutralidad, puede sostenerse aún cuando la
política contingente vaya en directa confrontación con los Derechos Humanos. ¿Puede
pensarse un psicoanálisis que en lo público guarde silencio frente a las violaciones
sistemáticas de los Derechos Humanos? ¿Esto no afecta la técnica? ¿Puede pensarse una
técnica a secas, separada de su entorno social y de la ética de los psicoanalistas en el campo
social? Nótese que no hablamos de militancias.

Freud descubrió que el método psicoanalítico era un instrumento de investigación y


al mismo tiempo un medio de cura, pero insiste luego, tal como lo recuerda Horacio
Etchegoyen “así como hay una correlación estricta de la teoría psicoanalítica con la técnica
y con la investigación, también se da en el psicoanálisis, en forma singular, la relación entre
la técnica y la ética. Hasta puede decirse que la ética es una parte de la técnica, o de otra
forma, que lo que da coherencia y sentido a las normas técnicas del psicoanálisis, es su raíz
ética”. (Etchegoyen, 1993, Pg. 27), Para Etchegoyen entonces, constituye una “necesidad
de su praxis” Ver también Hernández (1997)13

Propósito
Quisiera poder plantear a lo menos un propósito central explícito: las sociedades
psicoanalíticas (como grupo, núcleo corporativo o institución, si se quiere) han desplegado
una política sostenida en el tiempo en relación al Estado.

Esta política ha sido de alianza con el Estado

Lo ha sido a pesar de tener que sacrificar a sus propios miembros.

Lo ha hecho (alianza con el estado) realizando diversas adecuaciones a sus propios


acuerdos, normativas y principios previos, cuando estos entran en contradicción con el
Estado.

Este principio de alianza constituye un aspecto escindido –no reprimido- del


accionar psicoanalítico que tiene preeminencia por sobre la ética explícita de sus propios
miembros.

Es un planteamiento metodológico de este estudio que para investigar estos


aspectos, podría resultar más evidente focalizarse precisamente en momentos de ejercicio
político de dictaduras militares, bajo las cuales, el imperio de transgresiones violentas a los
derechos de las personas, cabría suponer que pondría en contradicción a la institución
psicoanalítica con el Estado.

13
Hernández, 1997. Pg. 43.

15
Si esto resultara así, cabría preguntarse ¿cuales serían los mecanismos de control, a
través de los cuales el poder de la institución es ejercida sobre sus integrantes a fin de
lograr estos objetivos grupales no explícitos?

También habría que preguntarse por las instancias, roles e ideologías no explícitas
que vehiculicen este accionar.

Intentando comprender las paradójicas acciones sociales y políticas de las personas,


el psicoanálisis tiene un aporte que hacer; en este caso, para intentar comprender a su
propia organización. Tomando la definición de psicoanálisis hecha por el mismo Freud,
quien lo conceptualiza como un conjunto teórico, una metodología y una técnica clínica, es
legítimo sostener que puede aportar una reflexión sobre lo político. “para ello es necesario
descartar ciertas suspicacias, riesgos de confusión y reduccionismos. No se trata de politizar
al psicoanálisis o de colocarlo al servicio de una cosmovisión”, sino de preguntarse por qué
las personas actúan en unas determinadas circunstancias de una manera y no de otra.
(Valdéz, Pg. 783)

16
Consideraciones sobre la metodología del estudio

El presente trabajo intenta recuperar parte de ese pasado -entendiendo que desde su
comienzo esta tarea es imposible, en el sentido estricto del término-. El período revisado
abarca la segunda mitad de la Europa de entre guerras (1933 hasta 1939) y luego una
breve consideración de algunas resoluciones tomadas por la International Psychoanalitical
Association (en adelante IPA), frente a las consecuencias que en las sociedades
psicoanalíticas de Viena y especialmente de Berlín, trajo la convivencia forzada con el
nazismo.

En una segunda parte, se estudiará algunos eventos históricos que involucraron


directamente a las sociedades psicoanalíticas de Brasil, Argentina y Chile, durante los
períodos en que estas sociedades permanecieron inmersas en el contexto de dictaduras
militares.

En tercer lugar, se intentará entrevistar a psicoanalistas chilenos pertenecientes a la


APCH (Asociación Psicoanalítica Chilena, filial de la IPA), en relación a su vivencia sobre
las cuestiones en torno a las cuales gira este estudio: los estados políticos de excepción, la
Sociedad Psicoanalítica y sus políticas implícitas o explícitas adoptadas durante ese período
hacia sus miembros y la situación social imperante.

Finalmente se intentará una revisión crítica buscando tensionar la pregunta:


¿sometidas a períodos de violencia política (bajo el nazismo, o bajo las dictaduras
latinoamericanas), las sociedades psicoanalíticas antes mencionadas despliegan modos
comunes de tramitar sus conflictos con el Estado? ¿El modo en que estas sociedades
psicoanalíticas reaccionan frente a aquellos de sus miembros que se encontraban
directamente bajo la persecución del Estado, fue similar en esas diferentes épocas y
lugares?

Este esfuerzo incluye al menos dos fuentes de investigación: la primera comprende


información escrita fundamentalmente basada en la correspondencia entre representantes
directos de los hechos históricos del período antes señalado. También se emplean estudios
(ensayos, artículos historiográficos, monografías) referentes al movimiento psicoanalítico
bajo el nazismo y luego bajo los regímenes dictatoriales de América Latina.

Una segunda fuente, son las entrevistas realizadas a psicoanalistas Chilenos en que
metodológicamente, se centró en torno al caso de psicoanalista desaparecido Daniel
Castillo.14

14
Durante todo el tiempo de preparación de las entrevistas, los datos recogidos apuntan a este nombre. Como
se verá, posteriormente se logró aclarar que este no corresponde al nombre de pila del psicoanalista
desaparecido. Esta nueva confusión, me parece un dato de valor psicoanalítico.

17
Algunos apuntes sobre los datos y los materiales empleados en
esta investigación:

Prácticamente toda la información a que se ha tenido acceso para la reconstrucción


de la parte histórica de este trabajo, se basa en artículos o correspondencia o relatos
recogidos en escritos sobre la materia. Vale la pena tener presente lo que nos advierte
Steiner: “son testimonio de un período específico, pero limitado y su contenido no debe
considerarse en modo alguno como objetivo o neutral. En consecuencias, es preciso
interpretarlas y reinterpretarlas constantemente.” (Stainer, 2003, Pg. 12) Tal vez no sea
posible una interpretación histórica definitiva, pero eso se encuentra muy lejos de las
pretensiones del siguiente estudio. Más bien nos interesa incorporar a las visiones
existentes sobre lo que son y no son las sociedades psicoanalíticas en su dimensión de polis
y que en tal sentido agregue un nuevo sentido a los ya existentes, aportando a su discusión.

Para este estudio y adoptando una postura a mi juicio enteramente psicoanalítica,


será tan importante lo hallado así como las ausencias, lapsus, confusiones y el uso peculiar
de los términos. La confusión en los recuerdos del nombre del psicoanalista de la APCH
desaparecido o el peculiar modo de llamar “renuncia” a lo que fueron expulsiones, nos
parece de una elocuencia mayor en tanto expresan –psicoanalíticamente hablando- no sólo
un accidente, sino que son testimonio de un choque de fuerzas psíquicas, originalmente
llamadas genéricamente por Freud “Represión” 15. Siguiendo lo dicho por Bloch: “los
documentos históricos no surgen aquí y allá a la luz del día como resultado de quien sabe
qué deseo inescrutable de los dioses. Su presencia o ausencia en los archivos de una
oficina o registros o una biblioteca depende de factores humanos que en manera alguna son
impenetrables al análisis [...] lo que se pone en juego es, ni más ni menos, el paso de la
memoria a través de la sucesivas generaciones.” ( Stainer, 2003, Pg. 12) La memoria tal
como Freud lo consigna en varios de sus trabajos (Capítulo VII de la interpretación de los
sueños, la represión, los primeros tres capítulos de “Psicopatología de la vida cotidiana” y
“Un trastorno de la memoria en la acrópolis”).

Siguiendo el párrafo anterior, Freud (en los artículos recién citados para la
memoria), lo mismo que el lapsus linguae, adquieren el mismo estatus que el síntoma como
signo enigmático de conflictos reprimidos.16 Goff: señala al respecto: “Ningún documento
es inocente. Todo documento es un monumento que es preciso saber desarmar y
desmantelar. El historiador no sólo debe saber discernir la falsedad de un documento o
evaluar su credibilidad, también debe saber desmitificarlo [...] El documento es el resultado
de todo un montaje, tanto consciente como inconsciente, de la historia correspondiente a
una época específica y de la sociedad que lo ha producido. El documento es el resultado de
fuerzas ejercidas por las sociedades históricas precedentes, a sabiendas o inadvertidamente,
para producir y transmitir cierta imagen dada de sí misma (Le Goff y Nora, 1974)”.
(Steiner, 2003, Pg. 12-13)

15
Freud, 1981.
16
Ver Psicopatología de la vida cotidiana: actos fallidos

18
Lo mismo creo, resultará prudente tener en mente a la hora de revisar la parte de
entrevistas. Lo dicho o no dicho por los psicoanalistas entrevistados, debe pensarse
también desde estas coordenadas recién expuestas.

19
Capítulo I

“La verdad, tan simple como aterrorizante, es que las personas que, en
condiciones normales, hubieran podido soñar con crímenes sin jamás
nutrir la intención de cometerlos, adoptaron en condiciones de tolerancia
completa de la ley y la sociedad, un comportamiento escandalosamente
criminal”
Hanna Arendt. Los orígenes del totalitarismo17

La Sociedad Psicoanalítica de Berlín Bajo el Nazismo


Este capítulo se concentrará en las presiones políticas sufridas por la Sociedad
Psicoanalítica de Berlín bajo el régimen Nacional Socialista, así como de las reacciones
que esta sociedad - y de la IPA, dirigida por su presidente en aquella época el Británico
Ernest Jones- adoptaron frente a ellas. También de los comentarios de Freud, Anna Freud y
de otros psicoanalistas de la época involucrados.

Una fuente importante del presente trabajo lo constituyen las “circulares de Fenichel
1933-1945”, en extractos o citas de otros autores. El texto completo no fue posible de
encontrar aunque sí algunas partes de ellos que son citados, señalando su fuente en cada
caso. En todo caso sus autoras son Johannes Reichmayr y Elke Mühlleitner en la editorial
Stroemfeld/Franckfurt, donde se puede encontrar la recopilación completa de estos
documentos. Estas circulares eran enviadas en su gran mayoría por Otto Fenichele a sus
colegas del “Seminario de niños”. Desde 1932, un grupo de psicoanalistas de esta sociedad
se reunía informalmente para discutir cuestiones psicoanalítico-marxistas. Estos
conformaron lo que se dio en llamar “el círculo más estrecho”. Salvo Edith Jacobson quien
se encontraba detenida debido a sus actividades opositoras al régimen austriaco
(austrofascismo en aquella época) todos ellos debieron partir al exilio a partir de 1933. Ver
también Gifford (1985).18

Las circulares comenzaron a ser enviadas a principios de 1934; al inicio los


integrantes del “circulo más estrecho” fueron: Georg Geroe, Samuel Goldschein (Golan),
Edith Gyoemroel (Glueck) Nic Hoel (Waal), Edith Jacobson, Barbara Lantos (Schneider),
Kaethe Misch (Friedlaender), Annie Reich y Wilhelm Reich (hasta finales de 1934)19 20

17
Viñar, 2005, Pg.29-63.
18
Gifford, 1985, Pg. 265.
19
A partir de esa fecha Fenichel deja de enviarle circulares a Reic Castel (1980) P. 23h debido a la fuerte
presión interna ejercida por Jones, Anna y Sigmund Freud y a la amenaza latente de expulsión.
20
Hajer.. 2006.

20
No obstante, también pertenecían a un “círculo más amplio” psicoanalistas de
otros lugares, a los que se les enviaban algunas circulares o partes de ellas y eran invitados
a determinados asuntos del círculo más estrecho, pero luego con el tiempo, “pasaron a ser
iguales que el resto recibiendo correspondencia explícita. Estos fueron: Alice Balint,
Therese Benedek, Berta Bornstein, Erich Fromm, Angel Garma, Martín Grotjahn, Abram
Kardiner, Sandor Rado, Rene Spitz, Heinrich Winnik y otros...Estas circulares tenían en sus
dos primeros años de su existencia un carácter claramente político” (Hajer, 2006, párrafo
16)

El punto de partida –el año 1933- no es casual, pues coincide con el ascenso al
poder del partido Nacional Socialista, legitimado por las elecciones que terminaron en
Alemania con la República de Weimar y el nombramiento de Hitler como Cansiller del
Reich por el presidente Hindemburg.

El ascenso al poder del partido nazi incluía sus políticas racistas. Su cosmovisión
altamente centralista en lo político y exigente de una obediencia alineada autoritariamente
con la figura de su “Fürer” (“Jefe”, en su traducción directa del alemán). Estos rasgos
caracterizaron la política alemana durante los siguientes once años.

Este proceso no fue automático, sino paulatino. “La cooptación de la sociedad


alemana fue a todas luces un proceso gradual caracterizado por la toma de control paulatino
de todas las instituciones del Estado. Lentamente la ideología nazi se fue convirtiendo en
verdad universal equiparada con la Ley y cuya disidencia costó la vida a muchos seres
humanos. Desde el ascenso de los nazis al poder hasta los años de fines de la II guerra
mundial , cuando ser acusado de escuchar la BBC, podía enviar a un alemán directamente
al cadalso frente a su casa y a manos de sus vecinos; transcurrieron varios años que
transformaron profundamente los valores y costumbre del pueblo alemán”. (Gallately,
2002, Pg. 343)

Por otra parte, las ideas racistas y eugenistas no resultaban exclusivas de los
nazis y en estricto rigor, tampoco constituían una novedad en Europa ni en otros lugares del
mundo como se podrá observar: “Durante los diez primeros años del tercer Reich, los
eugenistas en todos los Estados Unidos acogieron los planes de Hitler con placer y alegría,
como la realización lógica de sus propias décadas de investigación y esfuerzo. De hecho, se
volvieron envidiosos cuando Hitler comenzó a esterilizar a centenas de miles y,
sistemáticamente a eliminar a los no arios de la sociedad alemana. Diez años después que
el estado de Virginia promulgara su ley de esterilización en 1924, Joseph Dejarnette,
superintendente del Western State Hospital de Virginia, reclamó en el Richmond Times-
Dispatch: “los alemanes nos están ganando en nuestro propio juego”. (Black, 2003, Pg.
447)21

Uno de los proyectos más ambiciosos del eugenista Davenport se llamó “el
proyecto Jamaica”, el cual consistía en una recolección de datos antropométricos y
familiares de miles de personas, buscando comparar razas blancas, no blancas y mestizos.

21
Traducción libre del portugués.

21
Hasta aquí nada parece tener de extraño, pero el proyecto Jamaica tuvo una característica
particular: “Por primera vez, la información personal y los rasgos genéticos fueron
grabados en las máquinas Hollerith, de procesamiento de datos de la IBM”. La
Internacional Business Machines sería el compañero perfecto de la eugenesia. Su relación
continuaría por al menos un par de décadas, prestando todo su apoyo al programa eugenista
de Davenport y por su intermedio al de exterminio nazi en la propia Alemania al otro lado
del mar.22

A partir de los años treinta, la dupla eugenista norteamericana-alemana quedó


obsoleta, los alemanes tomaron la más absoluta delantera radicalizando los procesos no
sólo en escala, sino también en drasticidad. El doctor Otmar Freiherr von Verschuer
desempeñó un importantísimo papel en el desarrollo promoción y preparación de otros
profesionales de la medicina, políticos y fuerzas de las SS, en el más fanático antisemitismo
disfrazado de ciencia. Alemana, “la lucha del pueblo, está primeramente dirigida contra los
judíos, porque la penetración de los judíos alienígenas, es una amenaza especial a la raza
alemana”. (Black, 2003, Pg. 540)23

Freud Desarrolló su carrera profesional en Viena y fundó allí la primera sociedad


Psicoanalítica, fruto de la cual se organizan más tarde otras sociedades en Europa y luego
en los Estados Unidos. En Viena y Berlín y Budapest, se encontraban las sociedades
psicoanalíticas más importantes de la época Junto a la Sociedad Británica.

La situación política en Alemania cambió bruscamente en pocos años: rápidamente


el ascenso de Hitler al poder, acarreó una serie de restricciones políticas. Avanzando en la
dirección del antisemitismo. Ya entre “Marzo y Abril de 1933 los profesionales judíos que
no se habían visto todavía afectados por la discriminación sufrieron todo tipo de presiones,
por ejemplo a manos de los capitostes de la medicina alemana. A comienzos de abril Hitler
prometió ni más ni menos que “depurar la nación y en particular las clases intelectuales de
las influencias de origen extranjero y de la infiltración foránea desde el punto de vista
racial”. Ante los representante de la elite alemana prometió: “Que debía llevarse a cabo la
inmediata erradicación de la mayoría de los intelectuales judíos de la vida cultural e
intelectual de Alemania con el fin de garantizar el derecho innegable que tenía el país a
ostentar su propio liderazgo intelectual”.Hitler era plenamente consciente, según decía, de
los problemas a los que debían enfrentarse los médicos jóvenes en una profesión saturada y
les aseguraba que “debía crearse el espacio vital y las oportunidades de empleo necesarias
precisamente para esa juventud alemana mediante la exclusión total de los elementos
foráneos desde el punto de vista racial”.( Gallately, 2002, Pg. 48)

Cabe señalar como las mezquindades vinculadas a las defensas propias de la clase
media, encuentran en esta mixtura tan particular, no una decidida expresión en la ideología
nacional socialista, sino más bien en una cooptación a partir del logro del consenso en sus
medidas concretas. Esto como veremos, parece haber ido sumiendo al pueblo alemán,
paulatinamente en una conspiración del silencio. En un reciente estudio, Alf Lüdtke
demuestra basándose en las cartas enviadas por los soldados alemanes desde el frente de

22
Black, 2003, P. 463; Roudinesco, 2005, Pg. 33
23
Traducción libre del portugués.

22
batalla a sus familias que “en realidad la mayoría de la gente ‘aceptaba de buena gana’ a
Hitler y que compartía en gran medida sus objetivos: a saber, el reestablecimiento de la
grandeza del Reich y la ‘limpieza’ de los supuestos ‘extraños’ que había en la política y en
la sociedad”. (Gallately, 2002, Pg. 16)

La recuperación del empleo y el logro de una sensación de mayor “orden y


tranquilidad” en las calles parece haber fundado las bases que dieron apoyo y más tarde
legitimidad al Movimiento Nacional Socialista: “Es evidente que amplios sectores de la
clase trabajadora fueron ganados para la causa, especialmente cuando se recuperó el pleno
empleo, de modo que a mediados de los años treinta ellos también contribuyeron a la
formación del “consenso pro-nacionalsocialista”. (Gallatelly, 2002, Pg. 30)

Según Robert Gallately: Los alemanes, en su mayor parte, no eran nazis, ni


comunistas clandestinos, ni testigos de Jehová. La mayoría dormían por la noche, trabajaba
productivamente durante el día y disfrutaba de la vida en los tiempos de paz del gobierno
nacionalsocialista. “¿Por qué no iba a ser así? La economía mejoraba, la mayoría
encontraba empleo, el país iba recuperando su orgullo y seguía en paz. Todos sabían que
los judíos, los comunistas, los socialistas y algunos religiosos contrarios al régimen sufrían
persecuciones. Podían informarse sobre ello a través de los periódicos. Sabían que había
una fuerte presencia policial, un exceso de leyes que limitaban la libertad personal y un
peligro potencial para quienes se negaban a cumplir los deseos de Hitler. Muchos se
quejaban en privado, pero la mayoría era conformista. Muchos, probablemente la mayoría,
creían que la policía y las leyes estaban ahí para protegerles. El terror nazi no suponía una
amenaza real para la mayor parte de los alemanes corrientes”( Johnson, 2002, Pg. 293).

Mientras el canciller Hitler siguiera empleando ese tono, “las asociaciones médicas
nacionales y locales, no tendrían ningún inconveniente en obligar a los judíos a renunciar a
sus puestos. Algunos ayuntamientos y administraciones regionales, actuando desde la
ilegalidad y anticipándose a la legislación antijudía todavía por venir, expulsaron del
escalafón a los médicos hebreos que trabajaban en el sector público” (nótese que esto
ocurre sin coerción evidente o violenta de parte del Estado, como sí ocurrirá más adelante
cuando la situación llegue a un punto de no retorno y la concentración del poder en la
dictadura haga imposible cualquier forma de oposición). “La pacificación” de las
asociaciones médicas se llevó a cabo mediante la disolución de las ya existentes y su
sustitución por otras dominadas por los nazis. “Aunque es posible que los médicos se
sintieran más controlados de lo que hubieran querido en la nueva Alemania, las nuevas
medidas no contaron prácticamente con ninguna oposición”. (Gallately. 2002, Pg. 49)

La situación no sería tan distinta en otros países como Gran Bretaña o los Estados
Unidos, donde las agrupaciones médicas pusieron severas restricciones al ingreso de
médicos provenientes de Europa Central y persiguieron el ejercicio de psicoanalistas no
médicos (legos, según se los llamaba en esa época). La siguiente cita resulta patéticamente
ingenua, pero igualmente reveladora: Cuando Lord Dowson, Presidente de la Royal
College of Physicians (Colegio Real Médico), visitó al ministro del interior en noviembre
de 1934, admitió que en Gran Bretaña quizás hubiera lugar para algunos médicos
refugiados especialmente distinguidos “pero”, como él mismo agregó, “la cantidad de los

23
que podrían ser asimilados con utilidad o considerados capaces de enseñarnos algo podía
contarse con los dedos de una mano”.( Steiner, 2003, Pg. 23)

Por otra parte, el año 1933, distaba poco de la gran crisis del 29 y la situación
económica general de las naciones hacia las cuales los analistas exiliados pudiesen emigrar
no era la más favorable.24 Según la doctora J. Stross (la pediatra que acompañó a Freud a
Londres), “no fueron por cierto más de cien los refugiados Judíos con formación médica a
quienes la British Medical Association aceptó entre 1933 y 1939” (Steiner, 2003, Pg. 23)

En una Carta que escribe el Presidente de la IPA E. Jones al psicoanalista Holandés


Van Ophuijsen fechada el cinco de abril de 1933 señala: “Hay una fuerte corriente,
proclamada esta semana en el parlamento, que insta a abandonar nuestra actitud tradicional
de dar la bienvenida a los refugiados de las persecuciones políticas, como hicimos con los
hugonotes25 y muchos otros. Por otra parte, el desempleo, que no tiene precedentes, suscita
reacciones contra la admisión de extranjeros. Por lo tanto, es difícil decir cuál de estos dos
factores influirá en las regulaciones que prevalezcan. [...]El miedo puede surgir con
facilidad ante la ideas de hordas de inmigrantes y esto tendría, naturalmente un efecto
reaccionario. Además en Inglaterra, ese temor es mucho más susceptible de desarrollarse
en el caso de personas procedentes del este que del sur. Todavía hay algunos prejuicios
contra los germanoparlantes y una vaga asociación con el comunismo” (Steiner, 2003, Pg.
48)

Mientras tanto en Alemania, la situación política empeoraba.

Poco más tarde, haciendo gala de lo que luego fundaría las bases de la utilización de
la prensa en la formación y cambio de actitudes sociales en función de la política, Hitler
agita el temor social canalizándolo contra un enemigo a la vez, luego, ya formado el
consenso actúa y luego, como era habitual (aunque poco sabido hoy día) efectuaba un
plebiscito para conocer la opinión de los ciudadanos sobre lo que acababa de hacer.
Gallatelly escribe: “Inmediatamente después del nombramiento de Hitler, los periódicos
nazis hicieron creer que los comunistas sedientos de sangre, fomentaban la revolución en
las calles. Ya el 4 de febrero de 1933, con el pretexto de poner coto a esas actividades, se
promulgó un decreto presidencial “para la protección del pueblo alemán”. (Gallatelly, 2002,
Pg. 33) Aunque resulta poca cosa si se la comparada con los métodos utilizados
posteriormente, la medida incluía una restricción de la libertad de expresión, permitía
ciertas formas de censura, prohibía algunas publicaciones y declaraba ilegales las reuniones
y manifestaciones cuando la policía considerara que constituían una “amenaza directa para
la seguridad pública”.

Nuevamente y en contra de lo que parece ser el conocimiento popular sobre el


nazismo, estas medidas no fueron mantenidas en secreto, sino muy por el contrario,
difundidas en la prensa como una demostración de que Hitler otorgaba a la policía
“amplios poderes para llevar a cabo la labor de construcción”. Los periódicos estaban
plenos de noticias sobre las batallas campales que se producían en las calles entre nazis y

24
Steiner, 2003, Pg. 48.
25
Protestante o Calvinista que sufrieron la persecución católica en la Europa del siglo XIV.

24
comunistas. Junto a estas noticias aparecían informaciones en el sentido de que “las
autoridades policiales locales se encargaban de reprimir a los rojos y de hacer una
depuración de todo aquel miembro del cuerpo [de policía] acusado de marxista o de
simpatizar con el marxismo” (Gallately, 2002, Pg. 33)

Para comprender mejor el contexto en que se desarrollaron los acontecimientos que


nos interesa tratar, citaré nuevamente al historiador del Holocausto Robert Gallately: “En
febrero de 1933 había en el ambiente un alto grado de histeria anticomunista, y la noche del
27 de febrero se exacerbó aún más cuando un pirómano intentó incendiar en solitario el
Reichstag. Aunque fue detenido Marinus Van der Lubbeun, un holandés sin mayor
vinculación con los comunistas, Hitler acusó inmediatamente a todos los comunistas y
exigió que los parlamentarios del KPD (Partido Comunista de Alemania) fueran ahorcados
esa misma noche. Rudolf Diles, recoge el estallido de cólera general y afirma que oyó gritar
a Hitler ante el resplandor del incendio que los marxistas se habían equivocado en sus
cálculos: “Esos hombres inferiores no se dan cuenta de que el pueblo alemán está de
nuestra parte. En sus madrigueras, de las que ahora pretenden salir; esas ratas -
naturalmente- no oyen los vítores de las masas”. (Gallatelly, 2002. Pg. 35)

En este contexto “Göering ordenó el arresto de los comunistas más destacados, y al


días siguiente, el 28 de febrero, Hitler impuso su opinión a la del presidente Hindemburg,
para que fuera declarado el estado de excepción. Hitler insistió en que se promulgara el
“decreto presidencial para la protección del pueblo y el estado”, es decir, el “decreto del
Incendio del Reichstag” cuyas palabras iniciales eran parafraseadas para apelar a la mayoría
anticomunista de Alemania. Según decía, era necesario tomar medidas “en defensa de la
violencia comunista que amenaza al Estado”. El decreto suspendía “hasta nuevo aviso” las
libertades constitucionales de libertad personal; permitía a la policía detener y encarcelar a
quien considerara conveniente; e imponer restricciones a la libertad de expresión, de
reunión y de asociación. “La policía podía saltarse ahora todas las restricciones legales
anteriormente vigentes en los registros domiciliarios y podía interceptar el correo y pinchar
el teléfono”. (Gallately. 2002, Pg 35)

Con el pretexto de poner fin al “sangriento terror rojo”, las acciones de la policía
fueron dirigidas contra el KPD, realizando millares de detenciones. Se produjeron redadas
de comunistas por todo el país, a veces basadas en listas confeccionadas por la policía de
Weimar con anterioridad al nombramiento de Hitler. Durante el mes de marzo, los medios
masivos de comunicación informaron de un éxito policial tras otro, “sin que en ningún
momento se intentara ocultar el hecho de que los detenidos eran enviados sin juicio a
campos de concentración. Los informes publicados en la prensa no nazi hacían hincapié en
que la mayoría de los prisioneros de los campos como el que se inauguró en Dachau,
(comunistas y otros líderes marxistas), eran retenidos transitoriamente en este tipo de
campos, porque las cárceles normales estaban llenas a rebosar”. (Gallately, 2002, Pg. 35)

Otro antecedente fundamental lo constituye la creación de una policía auxiliar quien


asumió en nombre del Estado la persecución política de los disidentes. “Durante el mes de
febrero de 1933 el ambiente en Alemania era febril. Como una forma de capitalizar la
situación, se creó una policía auxiliar formada por hombres de las fuerzas de asalto nazis
(SA) y de las SS de Himler. Las crónicas periodísticas decían que debían darse los pasos

25
necesarios para proteger la seguridad pública y la propiedad privada frente a los
comunistas. Las SA en su calidad de policía auxiliar, se encargaron de la salvaguardia de la
ley y produjeron víctimas inocentes que fueron condenadas a prisión preventiva y
encerradas en cámaras de tortura privadas. El novelista Georg Glasser, militante comunista,
recuerda que, tras el nombramiento de Hitler como canciller, no tardaron “en encontrarse
cadáveres en los bosques circundantes, sin que nadie se atreviera a decir que sabía nada de
ellos. Desaparecían personas misteriosamente y sus mejores amigos no tenían el valor de
preguntar dónde estaban. Eran rarísimas las veces que…se dejaba oír un grito, un doloroso
murmullo; se les prestaba menos atención que a los simples accidentes de tráfico”.
(Gallately, 2002 Pg. 34)

La creación de una policía judicial que en lo sucesivo haría superflua la existencia


de los juzgados en materias del resguardo de los derechos civiles; la profunda desigualdad
ante la ley en que cayó un grupo heterogéneo de nacionalidades, religiones, inclinaciones
sexuales, políticas y raciales; condenó a homosexuales, alcohólicos, gitanos, judíos,
polacos, rusos, comunistas y socialistas y más tarde social demócratas y -hacia el final de la
guerra- a católicos y a casi cualquier alemán sospechoso de atentar contra el régimen;
transformó tan profundamente la sociedad alemana, que en algún momento ya no existía
nada legítimo que no fuese el alineamiento con la política nazi. Ya no existían otros
partidos políticos como no fuese el nacional socialista, ni organización que pudiera ejercer
algún tipo de resistencia organizada. Paradojalmente por la vía del consenso, informando
permanentemente a la población de sus actos (como de las detenciones y de la existencia de
los campos de concentración desde 1933), Hitler, a diferencia de la creencia popular, fue
cimentando su dictadura en un proceso gradual, creciente, consensuado e informado. En
este contexto, Alemania entró en la segunda Guerra mundial, de cuyo origen Hitler
responsabilizó -como habrá de suponerse- a los judíos.

26
Capítulo II

La política del psicoanálisis bajo el nazismo.


Prácticamente todas las medidas oficiales que como sociedad psicoanalítica o como
IPA se adoptaron durante el período 1933-1939 contaron con la amplia participación de sus
directivos locales, del presidente por ese entonces de la IPA –Ernest Jones- así como del
mismo Freud, quien hacia el final de su existencia, se hacía representar por su hija Anna.
Por tanto prácticamente ninguna resolución de importancia en relación a los nazis, puede
explicarse como un exabrupto o un fenómeno local.

La cuestión que permanentemente se esgrimió tanto en público como en la


correspondencia privada, era “salvar al psicoanálisis” o como lo diría Jones ante la orden
nazi de expulsar a los judíos de la sociedad psicoanalítica: “Prefiero que en Alemania
algunos practiquen el psicoanálisis a que no lo haga nadie”. Nos parece legítimo
preguntarnos entonces:

1.- ¿Se salvó el psicoanálisis como consecuencia de la política abiertamente


colaboracionista que se impulsó desde la IPA y como veremos con la anuencia de varios
psicoanalistas incluyendo al propio Freud y a su hija Anna.?

2.- ¿Qué es lo que queda del psicoanálisis después de esto, qué es lo salvado?

3.- Finalmente nos proponemos interrogar otra cuestión sobre las consecuencias de todo
esto ¿Es posible pensar que el psicoanálisis posterior en Latinoamérica (formado a partir de
estos mismos personajes involucrados) podría haber heredado algunas de las cuestiones no
tramitadas de aquella época?

Luego de su ascenso al poder Hitler lanza su política de la Gleichschaltung 26, en el


caso de las profesiones liberales, esto se traducía en el alineamiento con las políticas
raciales del nacionalsocialismo. “La pacificación de las profesiones liberales, de todos los
niveles de los servicios públicos, educacionales y de la prensa, imponiendo a todos ellos la
weltanschauung27 o ideología del nacionalsocialismo, primeramente expuesta por Hitler en
su Mein Kampf28…: la conciencia nacional basada en las ideas raciales.

El filósofo nazi y “czar” de la educación universitaria Ernst Krieck definió de este


modo la weltanschauung como “poner fin a las necesidades individuales o a las demandas
surgidas por esta razón y crear una nueva visión de mundo, una al servicio de las
aspiraciones de la revolución política y de la guerra…no más desarrollo del espíritu, no más
humanidad, no más cultura como el más alto valor y realización de la vida, sino educación
de la voluntad, formación del carácter, justificación en las realizaciones al servicio del

26
Alineamiento, ordenamiento..
27
Visión de mundo o cosmovisión en su traducción literal del alemán.
28
“Mi Lucha”, en su traducción directa del alemán.

27
logro del (völkisch- historical becoming) bienestar histórico del pueblo, por ejemplo: El
logro de los ideales nazis de sangre y suelo, mística purificación de la raza y alma aria de
la contaminación de la degenerada sangre, genes y espíritu judíos, en su marcha hacia la
dominación mundial. Esta ideología había ya sido planteada durante la República de
Weimar por el jefe ideológico nazi Alfred Rosenberg, sentenciado a muerte en los juicios
de Nuremberg, la sexta edición de cuyos “Myth of the twentieth Century” (Mitos del Siglo
Veinte) fue publicada en 1933. Ambos, Mein Kampf y Myth dan expresión a una mitología
racial irracional y a una visión de mundo basada en los viejos relatos y cultos germánicos,
en los tardíos actos de ocultismo austriacos y alemanes de racismo y en una larga tradición
europea de religiosidad secular y antisemitismo. Esta se extiende entre las masas y entre los
intelectuales, profesores y estudiantes como fuego en estado salvaje. Uno de sus primeros
conversos a esta nueva weltaschauung fue nada menos que el gran filósofo del siglo pasado
nacido el mismo año que Hitler, en 1889, Martin Heidegger. En 1933 como miembro
acreditado del partido nazi, el nuevo rector designado de la Universidad de Freiburg, M.
Heiddeger proclama los principios del alineamiendo (gleichschaltung), ordena cantar la
canción de Horst Wessel 29, el himno nazi, y vocear el Seig Heil, el saludo nazi y aparecer
en camisa parda tal como las miembros del partido nazi para recibir las instrucciones de
la rectoría. La evaluación que hiciera Benedetto Croce de este discurso fue: “Estúpido y
servil…sus especulaciones filosóficas … vacías, aunque exitistas…él deshonra la
filosofía”(traducción libre del ingles) (Lothane, 2003, Pg.88)

Esa misma primavera, los libros de Freud son quemados en piras públicas
motejados de ser “libros judíos que encarnan un espíritu anti-alemán”, mientras se lanzaban
gritos contra la exageración de los impulsos instintivos destructores del alma y de la
dignidad del alma humana”30 Este es el contexto en que los miembros directivos de las
sociedades psicoanalíticas de Berlín, Viena y Londres, pensaban “salvar al psicoanálisis”.
Bernd Nitzscke se pregunta en su trabajo “Psicoanálisis and Nacional Socialism” “¿Qué
pasó al psicoanálisis bajo Hitler? ¿Fue salvado o destruido?”.

En Alemania se desarrollaron dos sociedades psicoanalíticas: “La DPG (Sociedad


Psicoanalítica Alemana) fundada en 1919 y que luego del congreso de la IPA en Zurich
(1949) y de Amsterdam no fue más aceptada como sociedad miembro de la IPA. Y la
Asociación Psicoanalítica Alemana (DPV) fundada en 1950 e incorporada como rama de la
IPA en 1951. La Sociedad Psicoanalítica Alemana (DPG) que acarreaba una tradición de
colaboración psicoanalítica con otras escuelas de psicoterapia en el Instituto Göring,
declaraba que el psicoanálisis había sido “salvado” por un pequeño grupo de
psicoanalistas que permanecieron durante la Alemania nazi. La Asociación Psicoanalítica
Alemana argumentó que el psicoanálisis había sido destruido por los nazis”. (Nitzschke,
2003, Pg. 98)

29
Horst Wessel fue un miembro del partido Nacional Socialista, autor de la letra del himno Die Fahne Hoch
(la bandera en alto), también conocido como Horst Wessel Lied (Canción de Horst Wessel) de dicho partido.

30
Lothane, 2003, Pg.88; Steiner, 2003, Pg. 25.

28
Stainer señala: “En este punto es preciso que subraye la existencia de una inquietud
generalizada por el psicoanálisis como institución y la preocupación que su futuro pudiera
peligrar si todos sus miembros, ya tan cargados y angustiados, por la posibilidad de tener
que partir, emprendían una huida repentina. Una circular redactada por Anna Freud el 29 de
marzo de 1933, da indicios sobre los puntos de vista de algunos de los que permanecían en
Berlín. En efecto, aunque muchos ya se habían Marchado, otros como Simmel y Eitingon,
continuaban tranquilamente con su trabajo. “Partir es una solución excesivamente fácil y
uno deja demasiadas cosas en la estacada. Si es expulsado, entonces no queda otra
solución”. (Steiner, 2003, Pg.33)

Eitingon (Presidente en ejercicio de la DPG y judío), sin embargo, había visitado a


los Freud en su lugar de vacaciones en Hochrotherd, para explicarle los motivos de su
decisión de abandonar Alemania. En una carta escrita por Anna a Jones, fechada el 23 de
Agosto de 1933 comentó: “Es cierto que le quedan muy pocas alternativas, pero también lo
es que de este modo se aislará, en un momento en el cual es preciso utilizar todas las
fuerzas disponibles en favor del movimiento (el movimiento internacional del
psicoanálisis).”

En la Biografía de Freud Escrita por Jones describe de este modo las


preocupaciones de Freud durante este período: “El año anterior había sido ya bastante
desagradable, pero 1933 trajo consigo crisis aún más graves. Freud había abrigado el temor
de que la destrucción y los sentimientos de enemistad que acompañaron a la Primera
Guerra Mundial, podrían reducir al mínimo el interés por el psicoanálisis o incluso poner
fin a ese interés. Ahora las persecuciones desencadenadas por Hitler constituían una
renovación de la misma amenaza y efectivamente cumplieron esta en cuanto concierne a
los países que fueron patria del psicoanálisis: Austria, Alemania y Hungría”.(Jones. 1985,
Pg. 529)

Ecos de estos puntos de vista también se encuentran en una carta de Jones dirigida
a Brill (Presidente de la Asociación Psicoanalítica de Nueva York), escrita el 25 de
septiembre de 1933: “En estos días Eitingon visita Palestina. Vuelve a Berlín a principios
de noviembre para poner en orden sus cosas y regresar de manera permanente a ese lugar.
Su relativo aislamiento allí será una pérdida considerable para nosotros, aunque en realidad
había mucha oposición a él en el grupo de Berlín”. (Steiner, 2003, Pg.34)

Pero cuales eran estas circunstancias de rechazo a Eitingon a las que se refiere
Jones. “En abril de 1933 en Viena Félix Boehm (un psicoanalista alemán de la Sociedad
Psicoanalítica Alemana, no Judío), se reunió con Freud para discutir el asunto de la nueva
directiva para la DPG. Freud concuerda con que Boehm (junto con Carl Müller-
Braunschweig) deberían hacerse cargo de la presidencia en reemplazo de Max Eitingon,
quien prontamente emigraría a Palestina. En todo caso Boehm debía reunir dos
condiciones: primero, debía expulsar a Wilhelm Reich, a quien Freud veía como un
atacante “bolchevique” desde la DPG; segundo, debía prevenir, durante el período de
dominación del nacional-socialismo a los “oponentes internos tales como Schultz-Hencke”,

29
quien criticaba la teoría de la libido de Freud “tomando ventajas del Instituto para poner a
sus teoría en juego”.31 (Nitzschke, 2003, Pg. 99)

Los “ajustes” a los que debió someterse el psicoanálisis, rara vez parecen haber sido
menores o cosméticos. Por ejemplo, en el caso de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín, las
presiones que obligan a la renuncia de su director, de origen judío, dejan al resto de la
institución en una condición de precario ajuste con la realidad. Max Eitingon no sólo era
Director del Instituto Psicoanalítico de Berlín, sino que había sido Presidente de la
Asociación Psicoanalítica Internacional. Con motivo del décimo aniversario del Instituto, el
propio Freud escribe un prólogo del folleto que se imprimió con este motivo: “En las
páginas siguientes se encontrará una reseña de la organización y la obra del Instituto
Psicoanalítico de Berlín, al cual le ha correspondido en el movimiento psicoanalítico tres
funciones de importancia: primera, la de poner nuestra terapia al alcance de aquellas
grandes masas de seres humanos que sufren bajo sus neurosis en igual medida que los ricos,
pero que nos están en la situación de poder solventar su tratamiento; la segunda, la de crear
un centro en el cual pudiera impartirse la enseñanza teórica del psicoanálisis y transmitir la
experiencia de los psicoanalistas más viejos a los alumnos afanosos de aprenderla;
finalmente, la de perfeccionar nuestro conocimiento de las enfermedades neuróticas y de
nuestra técnica terapéutica merced de su aplicación y su aplicación bajo nuevas
condiciones.

La creación de tal Instituto era imprescindible, pero habría sido infructuoso esperar para
ello el auxilio del Estado o de la Universidad. Tal vacío fue colmado por la energía y la
abnegación de uno solo entre todos los analistas. El doctor Max Eitingon, actual presidente
de la Asociación Psicoanalítica Internacional, creó este Instituto, hace ahora diez años, de
su propio peculio, lo mantuvo desde entonces y lo dirigió con su esfuerzo personal. La
rendición de cuentas de este primer decenio que ha cumplido el Instituto de Berlín
constituye un homenaje a su creador y director, representa un intento de expresarle pública
gratitud. Todo aquel que se sienta en algún sentido partícipe en el psicoanálisis no vacilará
en adherirse a este agradecimiento” (Freud, 1981, Pg. 3219).Pocos años más tarde, Max
Eitingon renuncia “voluntariamente” dirá Ernest Jones. Cabe preguntarse si tal renuncia
puede considerarse voluntaria y cuales fueron las repercusiones que la renuncia de un
personaje de esta envergadura produjo al interior del Instituto y de la misma IPA
(Asociación Psicoanalítica Internacional).

Veamos que ocurrió sin embargo cuando Bohem regresa a Berlín: “Boehm regresó
para implementar la estrategia discutida con Freud. El 6 de mayo de 1933, en el
cumpleaños de Freud, Boehm y Müller-Braunschweig se presentaron a si mismos ante la
reunión plenaria como candidatos a la presidencia de la sociedad en reemplazo de Eitingon,
y fueron rotundamente derrotados. La mayoría de los miembros de la DPG, incluido
Harald Schultz-Hencke, votaron en contra de los dos candidatos y confirmaron una vez más
a Max Eitingon (en su cargo) justo unos días antes de la quema de los libros de Freud en las
calles. Ese sería uno de los últimos actos de abierta resistencia de parte de la DPG. Medio

31
Resumen de una carta escrita por Freud al propio Eitingon fechada el 21 de marzo de 1933.

30
año más tarde, el 18 de noviembre de 1933, Boehm y Müller-Braunschweig tuvieron éxito
en su segundo intento tomando el control de la DPG.” (Nitzschke, 2003, Pg. 99)32

En el boletín de la sección correspondiente de la IPA, se informó de lo sucedido en


los siguientes términos: “La elección tuvo lugar siguiendo una sugerencia de Eitingon:
Boehm y Müller-Braunschweig fueron elegidos por unanimidad. Boehm tomo a su cargo
los deberes de presidente de la DPG y el manejo del Instituto Psicoanalítico de Berlin;
Müller-Braunschweig continúa a cargo como tesorero y como administrador de la sección
educacional así como de las labores de secretaría de la sociedad y como presidente de la
sección de entrenamiento”. (Nitzschke, 2003, Pg. 100)

Considero que puede desprenderse las siguientes conclusiones de los párrafos


anteriores:
a) La supuesta oposición a Eitingon en la sociedad de Berlín, no era tal, al menos
no se condice con la votación inmediatamente posterior.
b) La supuesta oposición a Eitingon podría pensarse evidente de parte de los nazis,
pues en su calidad de judío, contravenía sus leyes abiertamente racistas.
c) La propuesta de reemplazar a Eitingon por tales candidatos fue respaldada y
quizás hasta urdida –al menos en parte- por Freud (en el sentido de hacer
Realpolitik) y no parece haber evidencia que apoye la idea de que fuese el
propio Eitingon quien prefiriese a tales candidatos, muy del gusto de los nazis.
Jones apoyaba esta iniciativa.

Me parece evidente, en todo caso, que las intenciones que movían a Freud más
conscientemente eran las de “salvar al psicoanálisis”. No obstante quizás resulte
clarificador, observar algunas de las consecuencias inmediatas de tales medidas.

En su calidad de tesorero, Müller-Braunschweig demanda la compensación (en lo


económico) de las deudas por honorarios de los análisis didácticos a los miembros judíos
que había dejado Alemania. Como los pagos no fueran recibidos, escribe el 29 de
diciembre de 1936 en el siguiente tono molesto a Jones: “Parece que por ahora, no sean
sólo circunstancias económicas lo que hace difícil a nuestros deudores pagar, sino más
bien el resentimiento oculto hacia una DPG exclusivamente no-judía, cuyas cuentas no
están en interés de pagar” (Nitzschke, 2003, Pg. 100)

La reacción de Jones fue ayudarle con los cobros. 33

Freud Mismo parece haber vacilado en su apreciación de la situación o bien


intentaba, como más de una vez lo hizo, echar mano a sus recursos defensivos (en este caso
desde el súperyo), minimizando la realidad de la situación (ver artículo sobre el humor en
sus obras completas). Por ejemplo en una carta a la princesa Marie Bonaparte Freud
escribe: “¡Cuan dichosa es usted al verse enfrascada en su trabajo sin tener que enterarse de
las cosas horribles que ocurren alrededor de uno! En nuestros círculos la vacilación ha

32
traducción libre del inglés
33
Nitzschke. 2003.P. 100.

31
llegado a ser bastante grande. La gente teme que las extravagancias nacionalistas de
Alemania, puedan extenderse a nuestro pequeño país. Se me ha aconsejado incluso que
huya de inmediato a suiza o a Francia. Esto no tiene sentido; no creo que exista peligro
alguno aquí. Si me matan, bueno. Es una suerte como cualquier otra. Pero probablemente
esto no es más que una bravata de poca monta”. (Jones, 1985, Pg. 529).Citando este mismo
párrafo, Marie Langer agrega: “Nosotros, los jóvenes politizados, pensábamos distinto”.
(Langer y otros, 1987, Pg. 67)

¿Cómo describe esta situación la Psicoanalista Doris Hajer, testigo vivencial de


estos hechos?: “En 1933 la Asociación Psicoanalítica Alemana (DPG), tenía una directiva
integrada en su gran mayoría por judíos. Félix Boehm, no judío, resuelve consultar al
colegio médico –ante una requisitoria de éste a cambiar las comisiones directivas de todas
las asociaciones médicas- de si esto sería necesario también para la Asociación
Psicoanalítica, ya que no era exclusivamente médica, ante lo cual se le dice que sí. Boehm
le pregunta entonces a Freud si en aras de que la Asociación Psicoanalítica Alemana no sea
disuelta por los nazis, se debería votar una nueva directiva y Freud, según el testimonio del
propio Félix Boehm, le contesta “la van a disolver de todos modos”. Boehm insiste y Freud
finalmente le dice que hagan lo que para ellos resulte mejor”.

“Luego de múltiples asambleas donde no se logran los suficientes votos para


modificar la directiva, se llama al entonces presidente de la IPA, Ernest Jones, quien frente
a ellos se muestra elusivo y al irse recomienda telegráficamente la disolución de la directiva
como un imperativo, finalmente la votación resuelve por una directiva no integrada por
psicoanalistas judíos”. (Hajer, 2006, párrafo 19)

Max Eitingon por su parte, tenía opiniones muy diferentes sobre las cuestiones
relacionadas con Boehm y Müller-Braunschweig. En sus cartas se refiere a estos temas
candentes y a sus trágicas consecuencias. El 21 de abril del 33 escribe una carta a Freud en
que acusa a Boehm de intentar manipular la situación en Berlín durante su ausencia:
“Tenerlo como representante de nuestra institución Alemana es, desde luego una
desventura”. (Steiner, 2003, Pg. 58)

Tenemos que recordar que estas opiniones se ventilaban durante los primeros
meses en que Boehm y Müller-Braunschweig tenían que vérselas de manera oficial con la
batería de restricciones impuestas por los nazis a las profesiones médicas, que impedían
efectivamente su ejercicio a los judíos. Steiner agrega: “los dos analistas alemanes
afirmaban explorar lo que podía hacerse para salvar y preservar el Instituto Psicoanalítico
de Berlín y el psicoanálisis alemán en general” (Steiner, 2003, Pg. 59)

Esta actitud llamada eufemísticamente “diplomática”, pero que como vemos


resultaba de evidente colaboración, no era compartida sin embargo por todos los
psicoanalistas. Van Ophuijsen continuó en su actitud de firme defensa de los analistas
judíos que se habían negado a aceptar la reorganización del Instituto Psicoanalítico de
Berlín bajo la dirección de Boehm y otros colaboradores de los nazis. En una circular que
redactó el 24 de diciembre de 1933 34proponía que, como lo había sugerido la analista judía

34
Steiner, 2003, Pg. 59.

32
de izquierda Klara Happel, se permitiera a todos los que no eran “tan masoquistas” para
permanecer y habían decidido en cambio abandonar la nueva organización alemana, la
afiliación directa a la IPA, al menos hasta el próximo Congreso Psicoanalítico
Internacional, en el cual podría tomarse una decisión apropiada sobre el destino de estos
analistas, en caso de que no hubiesen solicitado su incorporación a otras sociedades
psicoanalíticas. Jones, desde luego, se opuso a esta idea cuando se enteró de su existencia,
“ya que los estatutos de la IPA, no lo preveían” y él temía que, de aplicarse la propuesta,
“generara una situación muy caótica” 35

Ahora bien, veamos qué consecuencias trajo el apoyo recibido por Boehm y Müller-
Braunschweig de parte de Jones, Anna y Sigmund Freud. “Boehm y Müller Braunschweig
informaron no sólo a Jones sino a la IPA de las medidas que estaban desarrollando
orientadas a que la DPG cumpliera con las exigencias emanada de la nueva situación
política en Alemania. Es de notar que ya el año 1934, los miembros de la Sociedad
Psicoanalítica Alemana (DPG) fueran empujados a participar en masa en el Congreso de
Psicoterapia celebrado en Nauheim el cual se desarrolló entre el 10 y el 13 de mayo,
durante el cual se discutieron detalles del establecimiento del grupo profesional de
terapeutas” (Nitzschke, 2003 Pg. 100)

Ese año 34 se funda la “Sociedad Médica General para la Psicoterapia” Su director


en Alemania era Heinrich Göring, primo de Hermann Göring. El presidente del grupo
internacional era C. G. Jung quien presentaba en una de sus publicaciones científicas
periódicas su programa de acuerdo a los siguiente lineamientos: “La principal tarea de la
sociedad será evaluar de un modo a-partidario, todas las actuales contribuciones, una
revisión que se corresponda en alto grado con los fundamentos del alma humana tal como
lo fue en otro tiempo. La distinción definitiva entre una psicología alemana y otra judía,
tan evidente para las personas sensibles, no será más oscurecida, algo que solo puede
promoverse desde la causa de la ciencia”.36 (Nitzschke, 2003, Pg. 100)

El párrafo encarna una profunda contradicción: El llamado a la evaluación a-


partidaria, vale decir, objetiva, imparcial, parte explicitando que deberá rechazarse toda
alusión a la “psicología judía” o a lo que lo represente. En este entorno debían encuadrarse
los psicoanalistas del Instituto de Berlín. Nietzschke agrega: “Lo que aparece como una
contradicción en primer término, puede ser visto, cuando se lo examina más de cerca,
como uno de los principios constituyentes de la nueva “psicoterapia alemana”
(seelenheilkunde)37: en su conjunto esta psicoterapia se funda en la selección –separar
psicología alemana de psicología judía-. En relación al psicoanálisis, se tomará de él todo
lo que ofrece en cuanto terapia efectiva (es decir, tratamiento, técnica), y rechazarse todo
lo que huela a teoría judía o aún bolchevismo-judía (incluida la visión judía de la
humanidad y su teoría de la cultura)”.(Nitzschke, 2003, Pg. 100-1001)

Pero qué era lo que se estaba presionando para que los psicoanalistas alemanes
integraran, ¿se referiría a una mancomunión de sociedades?, ¿se buscaría crear una

35
Ver carta de Jones a Eitingon fechada el 15 de diciembre de 1933).
36
Traducción libre del inglés
37
“Ciencia del alma” en su traducción literal del Alemán.

33
confederación, o tal vez obtener una mera declaración en que se apoyara explícitamente al
régimen? Si estos fueran los casos, no parece profundamente contradictorio con al menos
el ejercicio clínico o la enseñanza privada del psicoanálisis, pero como se verá, lo que se
buscaba era profundamente más grave. Kurt Gauger frente al congreso de Nauheim (1934)
expresó su definición de “psicoterapia alemana: “El sentido e intención de mi presentación
es política, desde el momento mismo en que estoy parado frente a ustedes en uniforme de
soldado político, de hombre de las S.A. Los psicoterapeutas han sido llamados no sólo a
obedecer al nuevo régimen, sino a identificarse con él basados en una profunda convicción
interior”. (Nitzschke, 2003, Pg.101)

Por su parte, por aquella época, Müller-Braunsweig, redacta una declaración cuyo
propósito (siempre dentro de las maniobras para “salvar al psicoanálisis”) era explicar las
verdaderas intenciones del psicoanálisis a fin de calmar los crecientes recelos de los nazis
“...El psicoanálisis se esfuerza por hacer de debiluchos ineptos, seres humanos eficaces,...a
los fantasiosos alejados de la vida real los transforma en seres humanos que desean tener la
realidad antes sus ojos, a los seres entregados a sus pulsiones, los convierte en seres
capaces de controlarlas, hace de hombres incapaces de amar y egoístas, seres plenos de
amor y de aptitud para brindarse en sacrificio, a los seres desinteresados en la vida de todos,
los convierte en siervos del universo. Por todo ello, realiza una formidable tarea educativa y
sirve a los actuales lineamientos de una concepción de la vida heroica realista y
constructiva” (Hajer, 2006, párrafo 21). Estas líneas aparecieron el 22 de octubre de 1933
en Reichswart un boletín de propaganda dedicado a la ideología del nacionalsocialismo
“Una contribución al tópico del psicoanálisis y la Weltanschauung”. (Nitzschke, 2003,
Pg.101)

Y cuál fue el resultado de esto: “Pero el sistema nazi no se conformará con esta
declaración de principios, poco después dirá que no puede realizarse docencia sin un
permiso especial; que tampoco podrían trabajar judíos extranjeros en la Policlínica (para
ese entonces la Policlínica Psicoanalítica de Berlín, cuyo Director Eitingon –también
judío- se preparaba para emigrar, recibía aún muchos candidatos extranjeros en formación),
por lo cual Boehm se vio “obligado” a hacer renunciar a algunos de los psicoanalistas que
allí atendían , y solicitar el permiso de enseñanza correspondiente”.(Hajer, 2006, párrafo
22)

Jones, tenía su política, con la cual concordaba plenamente con Freud. En palabras
de Steiner: “Sus esfuerzos políticos se concentraban sobre todo en defender y preservar la
institución a cualquier precio y garantizar la supervivencia de todas y cada una de las
sociedades psicoanalíticas que atravesaban dificultades. El psicoanálisis experimentaba un
rápido, pero frágil crecimiento, e impedir las escisiones, la fragmentación o la completa
desaparición, era algo que había preocupado a Jones a lo largo de todo su desempeño como
presidente de la IPA, aún antes de la crisis provocada por el advenimiento de los nazis” 38

38
Steiner, 2003, PG. 42; Dubcovsky, 1984, PG. 159

34
Pero ¿qué se puede entender por “a cualquier precio”?, ¿qué será lo que resta de
psicoanálisis frente a estas declaraciones? ¿Psicoanálisis tendría de título, por el
reconocimiento de alguna autoridad en algún documento?

Más relevante pueden ser las puntualizaciones que Müller-Braunschweig hizo en


una carta dirigida a funcionarios nazis titulada: “Psicoanálisis y Deutschtum (cultura
Alemana)”, publicada en 1935. En dicha carta, que se ocupaba del bienestar de los
funcionarios del Gobierno Nacionalsocialista y de vender al psicoanálisis como profesión
útil dice: “Podemos contribuir con algo valioso al logro de los objetivos de la “psicoterapia
alemana” Lothane se pregunta ¿el psicoanálisis en Alemania, fue salvado o destruido?

Sin embargo, no todos guardaron silencio; un psicoanalista de la DPG reaccionó con


rabia frente a estos acontecimientos escribiendo: “Como miembro de la DPG obligado a
emigrar, declaro que el artículo en cuestión de Müller-Braunschweig es una ignominia para
toda la ciencia y movimiento psicoanalítico. Bajo el liderazgo de esta directiva la DPG
intenta su integración en la Sociedad Médica Alemana de Psicoterapia, cuyo director señaló
en la “Revista de Psicoterapia” en diciembre de 1933: “La sociedad espera de todos sus
miembros que escriban, que hagan un estudio científico serio del libro fundamental de
Adolf Hitler: Mein Kampf y que lo reconozcan como un trabajo fundamental...lo peor, la
principal infamia son los analistas intentando hacer semejante esfuerzo con tal de ser
alineados (gleichschalten) (Wilhelm Reich)”.39 (Nitzschke, 2003 Pg.102)

Fenichel envió una circular en la que relataba la cuestión de la Sociedad


Psicoanalítica en Berlín hacia fines de 1933: “Cuando dejé Berlín e el otoño, la fundición
con el “Grupo Profesional para la Psicoterapia” bajo la dirección de Göring y con la
asistencia de Schultz-Henke, marchaba a todo vapor... La DPG intentaba ser parte de este
grupo, en la medida en que dejarla, significaría el fin de su existencia. En vistas a esto
Boehm y Müller-braunschweig, viajaron ese otoño a la Haya, donde se encontrarían con
Jones y con Van Ophuijsen con el propósito de obtener la acquiescencia de la IPA”.
(Nitzschke, 2003 Pg.102)

La situación tiene varias aristas. Existen los intereses de la directiva de la IPA, lo


que como hemos visto tiene a Anna y a Sigmund Freud detrás, así como las situaciones de
tensión interna frente a los disidentes y las cuestiones derivadas de las exigencias de la
política interna de los nazis. En tal sentido, creo importante referirme a dos asuntos. El
primero tiene relación con Schulz- Hencke a quien Fenichel menciona como uno de los
fundadores del grupo de psicoterapia. El segundo punto tiene que ver con la expulsión de
W. Reich.

39
traducción libre del inglés.

35
Capítulo III

La expulsión de Reich
Antes de continuar quisiera hacer una precisión metodológica. La discusión sobre la
expulsión de Reich, parece haber caído en los mismos extremos señalados anteriormente, es
decir, en la negación y santificación de los dirigentes de la IPA y de Freud mismo o bien en
una discusión partidista, que demoniza a quienes participaron en aquella época
confundiéndola con los nazis.

Los comentarios que haremos más adelante sobre Reich, están menos centradas en
su figura o en la bizantina discusión de si se encontraba o no enajenado mentalmente. Lo
que nos interesa son sus planteamientos políticos, así como la política que la sociedad
psicoanalítica desplegó hacia él, pero también hacia Rado, y al mismo Fenichel, aún
después de su emigración. Como vemos, la línea que cruza estas referencias tiene que ver
nuevamente con la pregunta de sí será tan efectivo que el psicoanálisis mantuvo en su
relación con otras instituciones esta supuesta neutralidad que reclama para su propia
ciencia. De allí cabe preguntarse, si los miembros de la sociedad psicoanalítica, habiendo
sido reconocidos como miembros de la sociedad (vienesa o berlinesa) , son luego
marginados mediante el empleo de subterfugios, debido a razones políticas ¿no responde a
medidas políticas desplegadas estratégicamente con fines y objetivos organizacionales en
un momento histórico particular? ¿No es eso el ejercicio más claro de la política?

Como lo anticipamos, Schultz-Hencke era un psicoanalista miembro de la DPG, a


quien Freud consideraba un disidente interno del psicoanálisis. Nietzschke lo cataloga
como “antes, durante y después de la segunda guerra mundial, sostuvo una serie de ideas
que más o menos podríamos caracterizar como del neo-análisis. En todo caso no era
partidario del nacionalsocialismo, ni su simpatizante. Käte Dräger, quien participó
activamente en la resistencia política contra el Estado Nacional Socialista, escribió después
de la guerra sobre Schultz- Hencke “no era nacional socialista en sus puntos de vista
políticos y mostró valentía personal”. Fue también la opinión de Werner Kemper cuya
impresión fue que “ayudó a sus colegas Wihelm Reich y Lotte Liebeck a escapar a tiempo
y se mantuvo en cantacto con los dos miembros de la sociedad encarcelados: Edith
Jacobson y John Rittmeister (que se encontraba en análisis didáctico con él), el siempre
pudo contar con la ayuda de Schultz-Hencke” (Nitzschke, 2003, Pg. 102)

Schultz- Hencke criticaba los conceptos que consideraba vagos y mal definidos de
la Teoría Freudiana, así como de la especulación sobre la cual se fundaba la teoría, en

36
particular la teoría pansexualista de la libido. No obstante, después de la guerra éste tipo de
afirmaciones le fueron una y otra vez echados en cara para demonizarlo.

Veamos, por el contrario, ¿qué sucedió con Boehm y Müller-Braunschweig? Las


opiniones abiertamente colaboracionistas de Müler-Braunschweig parecieron haberse
esfumado; fue olvidado, desapareció de la escena ideológicamente hablando hasta que “en
el año 1983 Helmut Dahmer encontró un artículo suyo titulado “Artículo del miembro
titular de la rama Alemana de Asociación Psicoanalítica el Dr. Carl Müller-
Branschweig,...en la cual avanza en la comprensión teórica de las neurosis desde el punto
de vista de la Weltanschauung Hitleriana.”

Las ironías de la vida hicieron que este artículo del que no había quedado rastro,
fuese hallado en una publicación periódica llamada “Psicología Política y Economía
Sexual, editada desde el exilio por Wilhelm Reich”. (Nitzschke, 2003 Pg. 103)

El mismo Reich quien terminara sus días perseguido por la DEA Norteamericana.

La ridiculización, tergiversación y segregación de Reich venían de muchos años


antes. Como ya dijimos, una de las condiciones impuestas por Freud para apoyar a Boehm
era la expulsión de Reich. , quien lo consideraba “un atacante bolchevique desde la DPG”.
(Nitzschke, 2003, Pg. 99)

Reich criticaba la teoría Freudiana de la pulsión de muerte considerándola un


producto de la opresión del capitalismo que intentaba hundir, aplastar al ser humano. Freud
explícitamente se expresaba intentando mantener una opinión más objetiva de Reich. Por
ejemplo en una carta del 17 de abril de 1933 dirigida a Eitingon se refiere al asunto: “mis
diferencias con Reich son en el terreno científico, no tengo nada contra él que provenga de
cuestiones de tipo político” (Nitzschke, 2003, Pg. 99)

Sin embargo Reich, consideraba al psicoanálisis una organización progresista, por


tanto debía combatir al fascismo. Las “cuestiones políticas” estrictamente hablando, como
lo afirma Nietzschke, “tenían que ver con los temores de Freud de que dando prominencia y
notoriedad a Reich como comunista y psicoanalista, la DPG fuese barrida por los nazis”.
(Nitzschke, 2003, Pg. 100)

Cuando Boehm y Müller-Braunschweig regresan de la Haya, en el otoño de 1933,


informan a Jones de la opinión que los nazis tienen del psicoanálisis. Su informe es breve:
“lo consideran un pedazo de obscenidad judeo-marxista”. (Nitzschke, 2003, Pg. 103) Ante
lo cual deciden actuar.

Boehm convence a los funcionarios nazis la oposición existente entre los postulados
de Reich (quien estaba entre los listados de personas buscadas por la GESTAPO) y la
visión del psicoanálisis representada por Freud y por la DPG. “Era sabido que Reich
frecuentemente aparecía como comunista y como psicoanalista y presentaba sus puntos de
vista como si fuesen conclusiones del psicoanálisis. Las circunstancias de que esta visión
prejuiciosa (que los planteamientos de Reich fuesen compartidos por Freud y la DPG.)
[fuese difundida] me obligaban a combatirla”. (Nitzschke, 2003, Pg. 103)

37
Sus esfuerzos fueron exitosos. El partido nazi pidió que estas aclaraciones fuesen
puestas por escrito “a fin de evitar que las actividades del psicoanálisis fuesen prohibidas en
el Estado Nacional Socialista”. (Nitzschke, 2003, Pg. 103)

Müller-Braunsweig asume la redacción de este memorando. Envía copias a Jones y


Anna Freud, quien envía una carta a Boehm “informando de su concordancia con la
medida” (Nitzschke, 2003, Pg. 103). El documento fue finalmente publicado en
Reinchswart bajo el título de “Psicoanálisis y Weltanschauung”.

Reich se hizo psicoanalista mientras aún era estudiante de medicina en Viena y se


dedicó a él con entusiasmo apenas fue liberado de su servicio como médico durante la
Primera Guerra Mundial. Llegó a ser el director de la Clínica Psicoanalítica de Viena. A su
vez dictó un seminario sobre técnica entre los años 1924 y 1930 en el Instituto Vienés de
Psicoanálisis.

Sus problemas parecen haber comenzado durante su segundo análisis con Paul
Federn. En una época en que poco o nada se sabía sobre contratransferecncia. Según los
documentos revisados parece ser que Federn desarrolló una fuerte contratransferencia hacia
Reich “ignorando todas las modernas reglas sobre confidencialidad, en relación a
abstenerse de hacer comentarios a otros sobre los pacientes. En lugar de esto, Federn pasó
años intentando convencer a Freud para que lo expulsaran. Federn no sabía que la
contratransferencia podía tener que ver con los fenómenos allí envueltos. Consideraba a
Reich loco y trataba de esforzarse para que lo expulsaran. Es importante señalar que Freud
no prestó atención a esto hasta que años más tarde (1930) se levantaron otras voces, en
contra de Reich, en especial la de Anna Freud” (Reich, 2003, Pg. 110)

Freud estaba muy preocupado que las actividades de Reich pudieran llevar a que el
psicoanálisis fuese confundido en las mentes de las personas con el comunismo.

En 1932 Reich intentó publicar un artículo sobre el carácter masoquista. Freud se


opuso rotundamente “porque dijo que era un artículo comunista”(Reich, 2003, Pg. 110)
Sólo después y debido principalmente a la presión que ejercieran sobre Freud Ernst Kris y
Siegfried Bernfeld fue publicado en la “Internationale Zeitschrift Für Psychoanalyse, “bajo
la condición de ser publicado junto a otro artículo que lo refutase diciendo que era un texto
comunista”. (Reich, 2003, Pg. 110)

En dicho artículo, sin embargo Reich atacaba el instinto de muerte, una teoría que
Freud había desarrollado por aquellos años. Como comunista que era Reich, sostenía que
no podía existir tal instinto de muerte, ya que los problemas de las personas eran en última
instancia producidos por la sociedad. Freud pensó entonces que la refutación de su teoría
del instinto de muerte, venía orquestada desde el comunismo.

Anna Freud analizaba a la esposa de Reich. Ella también inició una campaña
incesante en la que intentaba convencer a Jones de la necesidad de expulsar a Reich.
También empleando información confidencial obtenida de este análisis, traspasó esta tanto
a Freud como a Jones. Esta situación se acentuó cuando Reich, luego de abandonar

38
Alemania el año 1933, llegó a Viena arengando a las masas revolucionariamente contra el
nazismo. Anna pensaba que “no debían mezclarse política y psicoanálisis” (Reich, 2003,
Pg. 110). Sin embargo sostenía esto mientras desplegaba una política del psicoanálisis en su
búsqueda de expulsión de Reich. Es muy probable que existieran otras razones del carácter
de Reich que facilitaran esto, sin embargo junto a ello, parece evidente que Anna despliega
una política en representación del psicoanálisis en relación a otras instituciones, es decir en
el despliegue mismo de la actividad política.

Finalmente Jones se reúne con Reich. “Pareció agradarle y dudó sobre qué
definición adoptar”. En un principio defendió el derecho de las personas a tener opiniones
políticas, lentamente comenzó a aproximarse a las opiniones de Anna. ¿Podríamos pensar
que también tendría algún papel en esto el apellido de ella y su propia posición al interior
de la IPA?

Al ver estos titubeos, Anna “le revela asuntos privados del psicoanálisis que llevaba
con la esposa de Reich” (Reich, 2003, Pg. 111). Jones asume, después de esto, una decidida
campaña en que escribe al gobernador Danés (donde Reich transcurría su exilio) para
“advertirlos” sobre él. Freud también escribió a la Asociación Psicoanalítica Alemana para
que expulsaran a Reich, privándolo de su membresía. El miedo de ambos (Freud y Jones)
era que el psicoanálisis fuese confundido con el comunismo. Después de esto y en contra
de su posición tan británicamente tolerante, comenzó a sostener en público “que el
psicoanálisis no debía mezclarse activamente con política”. (Reich, 2003, Pg. 111)

Lo que sigue me parece de la mayor consideración. La forma en que se logró la


expulsión de Reich. Eitingon se encontraba a punto de abandonar Berlín. Él mismo le
solicita a Reich mantenerse alejado del Instituto, ya que siendo una personalidad conocida y
buscada activamente por la GESTAPO, no querría que fuese arrestado en la sede del
Instituto. A su vez, cuando Reich abandona Viena el año 1930, Anna Freud le dice “que no
puede mantener al mismo tiempo las membresías de Viena y de Berlín” (Reich, 2003, Pg.
111), por lo que Reich ya había renunciado voluntariamente a su membresía de la Sociedad
Psicoanalítica de Viena.

La versión oficial de la expulsión de Reich de la DPG fue mantenida en secreto.


Reich se entera que ha sido expulsado cuando lee el directorio de los miembros de la DPG
al llegar al local del congreso de la IPA en Lucerna, Suiza el año 1934. Irónicamente busca
ayuda en Anna Freud, pensando que se trataría de una maniobra de Müller-Braunschweig.
40

Parece ser que tal como lo sostiene Fallen & Nitzschke, Freud, Jones y como el
mismo Winston Churchill pensaban en aquella época (1934), consideraban al comunismo
como la principal y mayor amenaza que se cernía sobre ellos. ¿No es esto acaso una
opinión política, que luego se traduce en una política de la IPA? ¿Acaso esto no se traduce
luego en su relación para con las demás instituciones (en este caso con los nazis) y hacia
sus propios miembros?

40
Fallend, 1988.

39
Anna Freud era parte del comité ejecutivo de la IPA y Jones era su presidente, no
actuaban por tanto como miembros en actitud de expresar opiniones personales, sino, por el
contrario, lo hacían en el ejercicio pleno de sus cargos.

Sus respuestas a Reich fueron elusivas. Jones formalmente respondió diciendo que
no tendrían ningún inconveniente en aceptarlo nuevamente en la IPA en tanto fuese
miembro de una organización local “mientras Jones había tomado contacto con todas las
asociaciones miembros de la IPA haciéndolas concordar en que no aceptarían su
incorporación. Así Reich que venía de ser expulsado de Dinamarca, emigró a Suecia, donde
formó parte de una asociación psicoanalítica local, la cual se desarrolló con su ayuda. Esta
asociación no fue admitida en la IPA, luego que rechazaran la imposición de tener que
expulsar a Reich de sus filas. Cuando posteriormente Reich emigra a Noruega, la IPA
rechazó la incorporación de la Sociedad Noruega de Psicoanálisis con Reich dentro de
ellos. De este modo Reich nunca más recuperó su afiliación psicoanalítica formal, lo que
según sus biógrafos parecía ser un asunto muy significativo para él”. (Reich, 2003, Pg. 109)

La mezcla de exclusiones simplificadoramente justificadas por la supuesta “locura”


que presentarían los expulsados, fue empleada en más de una ocasión, también con Rado,
Rank, Tausk y hubo intentos “por excluir también a Ferenczi por la misma razón”. (Reich,
2003, Pg. 113)

El “ala izquierda del psicoanálisis se sintió amenazada. También ellos temían ser
expulsados. Este grupo liderado por Fenichel, sin embargo, decidió mantener un bajo perfil
y aceptar ser tratados como “el hijo pródigo que regresa al hogar” (Reich, 2003, Pg. 113)

Jones, en su biografía de Freud, menciona que “Ese año se celebró el congreso


internacional en Lucerna, el 26 de agosto...Ese fue el momento en que Wilhelm Reich
renunció a la Asociación. Freud había tenido de él, en los primeros tiempos, un alto
concepto, pero su fanatismo político condujo a Reich a alejarse de él, tanto en lo personal
como en lo científico” 41

Es curioso que Jones hable de la renuncia, en circunstancias que él planeó su


expulsión. Por otra parte, “algunos psicoanalistas judíos” resulta que eran más de la mitad
de la DPG.

Otro asunto de la mayor relevancia lo constituye el hecho de la ausencia de registros


de tales acontecimientos en documentos oficiales de la IPA .Si no fuese por las circulares
del grupo de Fenichel, prácticamente no habrían referencias explícitas al tema al interior de
la IPA, tal como se hace evidente en el trabajo de Nietzschke así como en el de L. R.
Rubin, citado en este estudio.

41
Reich, 2003, Pg. 113; Jones, 1985, Pg. 536.

40
El argumento tan facilista de justificar los hechos basados en la locura de Reich,
hecha sombras sobre el modo en que la sociedad psicoanalítica trata sus conflictos
internos, tramita sus crisis, actúa políticamente. En resumen, parece ser que la
confidencialidad es rota cuando afecta los intereses de la sociedad psicoanalítica puesta
ahora por encima de otros valores. Por otra parte, intenta tergiversar hechos apoyándose en
cuestiones administrativas; establece presiones para que sus miembros actúen de acuerdo a
lineamientos políticos vinculados a las visiones políticas de sus directivos, lo cual no parece
ser el resultado de acciones colegiadas.

Capítulo IV

La situación de Sociedad Psicoanalítica de Viena

Según Marie Langer en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, había una gran


actividad y entusiasmo en aquella época, no obstante las realidades de las políticas raciales
nazis, les acarreaban efectos directos: “Mientras tanto en Alemania, el Instituto de
Psicoanálisis sufría un “proceso de nivelación”, lo cual implicaba entre otras cosas, la
renuncia de todos los miembros judíos. Por este motivo el Instituto de Viena estaba
entonces repleto de refugiados judíos, que venían principalmente de Berlín. Aún en 1933,
Freud no creía que en Austria existiera algún peligro y así se lo hizo saber por carta a Marie
Bonaparte” (Schvartzman, 2004, Pg. 213)

Esta misma actitud es recuperada por el relato de René Laforgue, quien recuerda la
siguiente conversación que sostuvo con Freud: “Deseo relatarles una conversación que
sostuve con Freud al comienzo de 1937. Fui a Viena en parte para alertar a mis amigos del
inminente peligro de la Anschluss (anexión de Austria por Alemania) y para convencerlo
de dejar Austria a tiempo. Después de presentar a Freud mis puntos de vista, respondió
haciendo un gesto de desdén: “No es de los nazis de quienes tengo miedo. Más bien
ayúdeme con mi mayor enemigo”. Ante mi pregunta “¿Cuál gran enemigo?” Freud
Respondió: “Religión, la religión católica es lo que odio”. Esta fue la respuesta de un
hombre de más de ochenta años quien debía su seguridad a los católicos austriacos...Estas
palabras fueron pronunciadas por él en la víspera de ser conducido fuera de Viena y en un
momento tan trágico para su destino y el de Europa, el cual él parecía incapaz de asir
(comprender)”.42 (Lothane, 2003, Pg. 87)

He preferido reproducir la cita íntegramente tal como la escribe Laforge, no


obstante Freud ya había expresado opiniones hostiles tanto hacia la religión como hacia la
Iglesia Católica y creo que se refería más al soporte ideológico del nazismo (la gran masa
silente) así como al accionar de la jerarquía eclesial más que al comportamiento de algunos
católicos de su entorno. Este punto se desarrolla con mayor amplitud en el capítulo VI, por

42
traducción libre del inglés.

41
esto he decidido omitir citas y fundamentos que serán expuestos con mayor detalle más
adelante.

Pero volviendo a Austria; no obstante los eufemismos empleados por los nazis, que
han difundido propagandísticamente la idea de que la anexión de Austria por Alemania fue
producto de un plebiscito informado “unos días antes del plebiscito entraron las tropas
Alemanas en Austria. Ese fue el inicio del exilio”. (Langer y otros, 1987, Pg. 81)

Marie Langer recrea así el período previo a la “anexión” en Viena: Tal vez no sea
demasiado difícil retrotraernos, aquí, en Viena, a esos años 30 anteriores a la gran
catástrofe. ¿Pero cómo revivir el clima? La Wiener Vereinigung (Asociación Vienesa)
trabajaba de lleno, con pleno entusiasmo, aunque con sus miembros muy afligidos por la
enfermedad de Freud. Para ellos no existía un mundo sin Freud. Y juzgaban lo que pasaba
en el mundo en función del análisis. Confiaban en que bastaba con que fueran
suficientemente cautelosos para sobrevivir con él. Esperaban a pesar de todas las señales, la
misma estabilidad en la cual había transcurrido la mayor parte de sus vidas, hasta la guerra
y la revolución”. (Langer y otros, 1987, Pg. 65-66)

Durante el mes de febrero de 1934 se produce un alzamiento político encabezado


por trabajadores, lo que acarrea una inmediata reacción de las autoridades. Como resultado
se abolen algunas libertades. “El establecimiento del estado corporativo católico procede
rápidamente y los efectos sobre el psicoanálisis no se hacen esperar” (Reichmayr, 2003,
Pg. 119). Se hace evidente que deben tomarse algunas medidas. Freud dijo al respecto “El
futuro es incierto: Ya sea bajo el austrofascismo o la svástica. En último caso tendremos
que marcharnos: Estamos preparados para tomarnos un buen trago de fascismo local, si nos
tratan así como lo hicieron sus primos alemanes. No será placentero en ningún caso...”
(Reichmayr, 2003, Pg. 119)

Freud decide no publicar “Moisés y la Religión Monoteísta”. Piensa que dicha


publicación podría ser vista como un ataque al régimen imperante del nacional socialismo y
al austrofascismo. Con la consolidación del régimen dictatorial, cualquier reflexión que
fuese critica al sistema o la cultura, se extinguió. ¿Pero cuánto de esto pudo ocurrir
precisamente a partir de las medidas adoptadas por los psicoanalistas?

El psicoanálisis se convirtió e una “ciencia apolítica” muy a diferencia de lo que


había sido una década anterior. “Muchos proyectos de la modernidad Vienesa, incluyendo
la teoría del inconsciente de Freud, tuvieron lugar durante la era social- demócrata que
siguió a la caída de la monarquía de los Habsburgo. Se desarrolló una relación de mutua
colaboración y entendimiento entre la Social-Democracia y el psicoanálisis, la cual se
expresó en implementaciones institucionales y en reconocimiento público”.43(Reichmayr,
2003, Pg. 118)

La consolidación del austrofascismo trajo graves consecuencias par el psicoanálisis.


Aislado de una importante porción de su público, el psicoanálisis “fue deprivado de su
esfera de influencia cultural e intelectual. El psicoanálisis reaccionó adoptando una actitud

43
Traducción libre del inglés.

42
de abstinencia política, acompañada de autocensura [...] Después de 1934 la visibilidad
pública del psicoanálisis así como sus posibilidades de compartir sus desarrollos en
educación y cultura, decrecieron. La “cultura del psicoanálisis”, la cual había sido
influyente en el medio Vienes fue limitada fuera de los confines de la sociedad
psicoanalítica. Con tales eventos políticos afectando al psicoanálisis, particularmente a su
teoría y crítica de la cultura, no sólo perdió la influencia que había tenido, sino que también
se debilitó significativamente hacia el interior de la misma sociedad psicoanalítica”.
(Reichmayr, 2003, Pg. 120.)

Otto Fenichel, quien había sido forzado a emigrar desde Berlín hacia Oslo en 1933, escribió
en una de sus circulares: “En Viena, donde todos tienen un miedo justificado, lo siguiente
sucedió recientemente: un candidato fue apresado por razones políticas y luego de algunas
semanas fue nuevamente puesto en libertad. El caso produjo una fuerte tempestad y
acalorados debates al interior de la directiva sobre cómo se debía reaccionar en tal caso.
Finalmente se adoptó el compromiso y- esta es mi opinión- no se puede culpar mucho a la
directiva en esta situación: los candidatos deben comprometerse mientras se encuentren en
sus análisis de formación, a no involucrarse en ninguna actividad ilegal”. 44

Me parece importante hacer notar como la palabra “ilegal”, reemplaza a otras como
ética, moral, legitimidad, etc. Es decir, parece ocurrir un desplazamiento reduccionista de la
autonomía en aras de la adaptación política a las circunstancias.

Marie Langer, era por ese entonces candidata en formación del Instituto
Psicoanalítico de Viena y debió atravesar por serios problemas debido a su participación
activa en política de oposición al régimen. Fenichel reportó en sus circulares el temor que
reinaba entre los psicoanalistas luego que Edith Jacobson, su amiga y colega, fue detenida
por la GESTAPO, cuando un paciente suyo fue detenido a la salida de su consultorio
acusado de pertenecer a un movimiento de resistencia”. (Reichmayr, 2003, Pg. 121)

Los psicoanalistas optaron por adaptarse. En una carta escrita a Lou Andreas-
Salomé, Freud menciona la apertura de un nuevo departamento donde podrán funcionar
como sociedad, dado que actualmente carecen de una sede y dice: “Trataremos de mantener
el lugar muy simple, pero de disfrutarlo tanto como podamos” 45 (Reichmayr, 2003, Pg.
121)

Disfrutarlo “tanto como podamos” esa era la motivación de Anna Freud. Tal vez
sirva de resumen a parte de las motivaciones que subyacían a la política de la coexistencia
con el nazismo. Pero nuevamente ¿Qué consecuencias trajo esto para el psicoanálisis?
Poco tiempo después, luego de la anexión de Austria a Alemania, las autoridades nazis
instalaron a un químico como Director de la Sociedad Psicoanalítica y poco después la
desmantelaron quedándose con el piso y todos los bienes de la Sociedad.

44
Reichmayr, 2003, Pg. 120; Dubcovsky, 1984, Pg. 159; Gifford, 1985, Pg. 267; Langer, 1989, Pg. 68.
45
traducción libre del inglés.

43
Hubo nuevamente unos intentos desde Berlín, para transformar lo que quedaba de la
Sociedad Vienesa en una subsidiaria de ella, pero los nazis lo rechazaron. Finalmente los
Nazis cerraron la puerta y luego arrojaron la llave.

“Bajo tales circunstancias Freud reunió a los psicoanalistas que quedaban y les dijo:
“Cuando Jerusalén y el templo fueron destruidos, los judíos rogaron al emperador que les
permitiera abrir su escuela del talmud en el extranjero. Eso es lo que haremos nosotros
también”. (Reichmayr, 2003,Pg, 121)

Si bien Freud transmite un entrañable mensaje de esperanza, también tiende a


transmitir un mensaje que particulariza la riqueza de la situación socio-política
reduciéndola a un problema judío en primer lugar; y luego habla de rogar al emperador,
instalándose en la posición “masoquista” de la que se habló previamente en la cita de la
carta de Van Ophiujsen.

“105 psicoanalistas austriacos emigraron; 10 murieron en campos de concentración


y cuatro desaparecieron sin dejar rastro”

Poco tiempo después, el cuatro de junio de 1938 Freud debe partir al exilio junto a
algunos de sus familiares. Tres de sus cuatro hermanas que no pudieron o no quisieron
partir, murieron en campos de concentración. (Reichmayr, 2003, Pg. 121)

Para Doris Hajer: “algo fundamental del psicoanálisis se perdió durante esos años y
creo que no sólo en los países nacionalsocialistas sino en el psicoanálisis en general y en el
mundo entero... cuando se leen las Actas de la Asociación Psicológica, luego Psicoanalítica
de los miércoles de Viena; hay elementos de aquellas discusiones entre hombres al decir de
Anna Freud “peculiares, soñadores y sensitivos” que no existe más”. (Hajer, 2006, párrafo
6)

Después de la liberación de Austria se hizo cada vez más patente la herida abierta de
desconfianza entre los analistas exiliados y los analistas arios que permanecieron en Berlín
o en Viena. A los analistas judíos exiliados a partir de 1935 no se les invita a regresar.
Ninguna organización psicoanalítica o no, se manifiesta en tal sentido. “En el conjunto de
la vida pública, los partidos políticos se esforzaban por hacer olvidar lo que había pasado.
Lo que Mitscherlich ha caracterizado para Alemania Federal como una autodefensa
maníaca para la producción de un tiempo sin acontecimientos a través del milagro
económico” (Reichmayr, 2003, Pg. 93)

44
Capítulo V

Consecuencias de la política del psicoanálisis


Poco antes de tratar el tema de Reich, se mencionó que se haría también una
revisión de lo sucedido con Shultz-Hencke. Ambos temas, pueden ser encarados desde la
óptica de la pregunta ¿cuales fueron las consecuencias bajo el régimen nacional socialista
(o el austrofascismo), del empleo de esta política del psicoanálisis tal y como podría ser
perfilada bajo el gran paraguas de la colaboración?

Veamos como lo reseña Nietzschke: “luego de la “renuncia” voluntaria de los judíos


a la DPG a fines de 1935, nada más se interponía en el camino para que la DPG ingresara
luego, durante el verano de 1936 al Instituto Alemán de Investigación Psicológica y
Psicoterapia (Deutsches Institut für psychologische Forschung und Psychotherapie). ¿O si
lo había? Los funcionarios de la DPG pensaban que debían abandonar su membresía de la
IPA con el fin de incorporarse al Instituto Göring. Pero estaban equivocados: el año 1936
fue el año de las Olimpiadas en Alemania. Los alemanes estaban hambrientos del
reconocimiento internacional y deseaban utilizar el foro internacional para su propia
propaganda [es decir, la IPA]. Por esta razón un oficial del partido nazi (Stauphendahl)
escribió el 29 de Julio de 1936 a Mathias Heinrich Göring:

“El Grupo Alemán debe permanecer a todo evento en la IPA, porque se ha


demostrado a sí misma opuesta a las teorías de Freud. El grupo no tendrá, de otro modo, la
oportunidad de desmentir las teorías freudianas en un foro internacional y de esta forma
darle un apretón con el espíritu judío del psicoanálisis. No debemos perder la oportunidad
de combatir, pero por el contrario, desde lejos, es difícil tener a nuestros oponentes a corta
distancia” (Nitzschke, 2003, Pg.104)

¿Qué era lo que se enseñaba en el Instituto? ¿La independencia de que


supuestamente gozaba el Instituto acaso no atañe a la formación? Doris Hager señala: “En
Alemania el plan de estudios del Instituto Görin consistía entre otros cursos: Conferencias
sobre la psicología de los pueblos, religiones y educación, doctrinas acerca de la herencia y
la raza”. (Hajer, 2006, párrafo 34)

45
De este modo, la DPG retiró su solicitud de retiro de la IPA y permaneció al interior
de dicha organización como la rama Alemana “libre de judíos y conformada por fieles
seguidores de la obra de Hitler “Mein Kampf”hasta su disolución en 1938.

Sus reportes de actividades continuaron llegando a la IPA durante el período 1933-


1936 tal como lo confirma el siguiente extracto: “Los miembros de la IPA han sido
informados de nuestras actividades de lecturas y seminarios, los cuales se insertan en
nuestro programa regular. Tales actividades se desarrollan en conformidad con los
lineamientos revisados de la DPG de 1929, para los cursos se enseñanza y el entrenamiento
los cuales surgen de aquellas directrices...en julio de 1934 habían 18 candidatos en
entrenamiento, en octubre de 1935, 16 y en abril de 1936, 16. Desde entonces tres nuevos
candidatos han sido admitidos para entrenamiento. Con la fundación del Instituto Alemán
de Psicología y Psicoterapia en junio de 1936, bajo el auspicio de las autoridades
correspondientes las cuales comenzaron sus actividades en octubre de 1936 y con las cuales
la DPG continuó su camino por la misma senda junto a las otras escuelas de psicoterapia,
es de esperar que nuestro auditorio, así como el número de candidatos se incremente” 46.
(Nitzschke, 2003, Pg.105)

Jones registra en su biografía de Freud “El 19 de julio de 1936 me reuní en Basilea


con Göring, Boehm y Müler-Braunschweig. También fue Brill. Encontré en Göring una
persona sumamente amable y dúctil, pero resultó después que no estaba en condiciones de
cumplir las cosas que me prometió acerca del grado de libertad con que gozaría el grupo
psicoanalítico. No cabe duda de que en el ínterin alguien le informó plenamente sobre el
origen judaico del psicoanálisis. Fueron prohibidos los análisis didácticos, aunque todavía
se permitieron las conferencias. Göring se impuso –o alternativamente su esposa- asistir a
estas conferencias para asegurarse que en el curso de las mismas “no habrían de usarse
términos psicoanalíticos, de manera que había que aludir al complejo de edipo usando
sinónimos” (Jones, 1985, Pg. 535)

Ese Göerin al que Jones se refiere como “una persona sumamente amable y
dúctil”, describe los principios básicos de cooperación de las distintas escuelas de
psicoterapia en el Instituto Alemán... como sigue: “Aquellos que hoy viven en el Estado
Nacional Socialista deben tener claro que se les requiere trabajar bajo condiciones
totalmente diferentes a aquellas que imperaban bajo el estado liberal tal como fue antes de
1933” (Nitzschke, 2003, Pg. 105)

Espuria ganancia de la política del Psicoanálisis: Producto de todas las adaptaciones


y concesiones que hicieran con los nazis, ahora debían abstenerse de emplear el nombre de
Freud y evitar toda alusión a palabras tales como “complejo de edipo”, pulsión, y otras
referentes a la sexualidad “la denominación psicoanálisis, por si algo faltaba eliminar de
la tan preciada institución a preservar, fue eliminada”. (Hajer, 2006)

Poco después Boehm se las arregló para viajar nuevamente a Viena. Freud le
planteó que expusiera la situación ante un número mayor. En la reunión –que se desarrolló

46
Traducción libre del inglés.

46
al día siguiente- asistieron Anna y Martín Freud (por entonces a cargo de la Verlag 47
Federn y Jeane Jampl-de Groot. Boehm habló durante tres horas hasta que “la paciencia de
Freud se agotó. Interrumpió la reunión con estas palabras: “¡Basta! Los judíos han sufrido a
causa de sus convicciones durante siglos. Ahora ha llegado el momento de que los colegas
cristianos sufran también por las suyas propias. No concedo ninguna importancia al hecho
de que mi nombre se mencione en Alemania, siempre y cuando mi obra sea presentada allí
en una forma correcta”. Después de decir esto se retiró del recinto”. (Jones, 1985, Pg. 535)

Pero ya era demasiado tarde para levantar la voz.

El 28 de marzo de 1936, Martín Freud hace una desesperada llamada telefónica a


Jones informándole que los nazis a través de la GESTAPO, se han apoderado de la
Editorial así como de todos lo bienes que ella contenía.

El desarrollo del ahora llamado Grupo A de trabajo del Instituto Göring (ya no se
llamará más Sociedad Psicoanalítica-) es tal que en 1938 podemos dar cuenta del siguiente
intercambio: “Al Ministro de Estado, Berlín: “La Asociación General Médica de
Psicoterapia” le agradece su gran interés en nuestro Instituto Alemán de Investigación
Psicológica y Psicoterapéutica y le asegura nuestro total compromiso en el sentido del
nacional socialismo.

Nos alegramos de encontrar tanta comprensión en tan altas esferas. La base de ello
la da nuestro Estado Nacional Socialista y nuestro Führer48. A él debemos que la Ciencia,
así como nuestro trabajo pueda desarrollarse sin interferencias. Hoy de mañana el siguiente
telegrama ha sido enviado: “En nombre del Instituto...” le doy a UD. mi Führer juramento
de fidelidad inquebrantable. Al mismo tiempo le anuncio que a través del Reichsärztefürer
(líder médico del Reich en su traducción directa del alemán) fue instaurado un “Instituto
de...” cuyo deber es su trabajo por la salud del alma y cuerpo de nuestro pueblo en el
espíritu del nacional socialismo”.(Hajer, 2006, párrafo 26)

El Fürer contesto: “Agradezco al “Instituto...” por su juramento de fidelidad y el


anuncio de su fundación. Les deseo el mayor de los éxitos en su trabajo”. Firmado Adolf
Hitler.
Finalmente el Insitito Göring “fue galardonado con la asignación de una S, lo que
equivalía a una “altísima distinción”; sólo una menos que a los comandos de seguridad
(S.S.) que el estado lo consideraba de importancia fundamental como asunto de guerra
(Kriegswichtig)”. (Hajer, 2006, párrafo 27)

Jung, recordemos, se encontraba a cargo de las relaciones internacionales del


Instituto. Considero muy relevante incorporar aquí sus declaraciones pues nos ayudan a
ilustrar de qué manera se confundían las diferencias teóricas con los planteamientos
políticos, así como veremos, el modo o manera en que estos conflictos eran tratados y
evolucionaban: “ Llegó la hora de saldar cuentas por parte de una Salud Mental Aria
(Arische Seelenheilkunde) con el decadente psicoanálisis judío: El inconsciente

47
Editorial en alemán.
48
Jefe en su traducción directa del alemán.

47
ario...contiene gérmenes creativos de un futuro aún muy prometedor...la raza judía tiene
según mi experiencia un inconsciente, que poco se puede comparar con el ario...el
inconsciente ario tiene un mucho mayor potencial que el judío...a mi modo de ver ha sido
un error de la psicología médica al utilizar categorías judías, que ni siquiera son atribuibles
a todos los judíos, a eslavos o a germanos cristianos. A través de ello ha condenado al
preciado secreto del alma germana, su alma creadora e intuitiva al lodo, de un modo infantil
y banal, mientras mi previsora voz fue durante decenios sospechosa de antisemitismo. Esta
sospecha provino de Freud. El no conocía el alma germana...¿Dónde estaba su fuerza (la
del alma germana) y empuje cuando aún no había nacional socialismo? Estaba escondida
en esa alma germana, en su profunda base que es todo menos el estercolero de los deseos
infantiles no realizados y los resentimientos familiares irresueltos...” Jung se extiende
sugiriendo eliminar las conceptualizaciones de Freud y Adler con sus “características
netamente destructivas”.(Hajer, 2006, párrafo 31)

¿Qué quedó del psicoanálisis?


Aún los propios psicoanalistas alemanes se preguntan “¿por qué hubo tan poca
resistencia?” “Edith Jacobson no fue defendida públicamente aún cuando no existían
campos de concentración”.(Hajer, 2006, párrafo 32)

La poca resistencia que hubo, encontró la siguiente respuesta de la IPA. Cuando


Erich Fromm, quien por esa época ya había emigrado a los Estados Unidos, se entera que
ha sido eliminado de las listas de la DPG: “envió una queja a la directiva de la DPG.
Müller-Braunschweig le envió directamente una nota fechada el 21 de marzo de 1936, en
que le explicaba: “la libre decisión de todos los miembros judíos” ha sido dejar la DPG, de
este modo, “no existe tal expulsión”. El 25 de marzo Fromm recibe una carta escrita por el
presidente de la IPA. Quien le informa de un modo escolar: “El doctor Müller-Braunsweig
me reenvió su carta de queja referente a la renuncia de los miembros judíos. No es
literalmente cierto que ellos hayan sido excluidos (Usted usa la palabra “ausgeschlossen”),
sino que luego de una seria discusión en Berlín...en la cual yo además estuve presente,
ellos subsecuentemente decidieron que su renuncia iría en el beneficio de todos”.
(Nitzschke, 2003, Pg. 104)

Más tarde Fromm perdería después de finalizada la Segunda Guerra Mundial su


membresía de la IPA en circunstancias muy parecidas a las que acabamos de referir.

Creemos que se han acumulado suficientes ejemplos del uso indiscriminado de


argumentos administrativos que se encuentran al servicio de dar una superflua imagen de
objetividad y neutralidad política, cuando en realidad intentan ocultar la política del
psicoanálisis. Fromm quien se había alejado de la teoría de la libido de Freud, podría
perfectamente haber enfrentado algún tipo de cuestionamiento, hasta de algún proceso
ideológico, exagerando, al interior de la IPA. Sin embargo su expulsión, al igual que la de
Reich sigue los mismos lineamientos; a saber: La directiva en ejercicio de su política,
adopta una decisión y luego la implementa hacia sus miembros con subterfugios.

48
Durante el año 1936 en el congreso de la IPA celebrado en Marienbad (actual
Chekia), en su discurso Jones dijo: “Tuve ocasión de estar en contacto con los líderes de la
DPG...Este año han ocurrido dos asuntos por cuya causa siento una profunda pena. En
enero la situación era tal para todos los miembros judíos que fue necesario que renunciaran
a su membresía a la sociedad...hace un mes atrás fue ordenado que la DPG fuese integrada
como la sección A del “Instituto Alemán de Psicología y Psicoterapia”. Con esto mantuvo,
junto a otras corrientes de psicoterapia, su independencia en vistas del trabajo científico y
técnico y esperamos que este siga siendo el caso”49 (Nitzschke, 2003, Pg. 106)

Pero luego de la derrota de los nazis hacia fines de la Segunda Guerra mundial, este
escenario cambió bruscamente; ya no se leen declaraciones tales como “muy agradable y
dúctil” sino anatemas por doquier de las barbaridades cometidas contra el psicoanálisis:
“Los psicoanalistas alemanes representaban ahora una historia de represión y persecución y
acaso sujetos capaces de asociarse para alcanzar metas oportunistas” (Nitzschke, 2003, Pg.
106)

El propio Müller-Braunschweig escribe un artículo en la recién refundada


Zeitschrift für Psychoanalyse (revista de psicoanálisis en su traducción literal del alemán)
planteando la pregunta: “¿A caso nuestra empresa demanda justificación?” Se responde
reclamando la continuidad que a pesar de la opresión y persecución se mantuvo viva.
“Para nosotros el nombre de Freud, la sola imagen del fundador de la moderna psicología
profunda y del trabajo que nos ha legado, constituyen para nosotros un deber. Esta
obligación nos empuja a todos nosotros -aquí en Alemania- a pesar de haber soportado un
tiempo en que su nombre y su creación fueron arrasados. El régimen forzó a un gran
número de aquellos cuyas vidas habían sido dedicadas a la palabra y la escritura del
psicoanálisis al exilio. El “Instituto Psicoanalítico de Berlín” el cual fue fundado en 1920
por la DPG y que traía con sigo una rica tradición de enseñanza e investigación reconocida
internacionalmente, debió caer bajo las órdenes del régimen e integrarse en 1936 al en la
organización psicoterapéutica general alemana del “Instituto Alemán para la Investigación
Psicológica y Psicoterapia”. (Nitzschke, 2003, Pg. 106)

Ni una palabra de los cobros que hizo a los exiliados en el extranjero; ni una palabra
de la expulsión de los judíos para que la DPG pudiera asimilarse con el Instituto Görin y su
búsqueda de la fusión con la Weltanschauung.

Schultz-Hencke psiquiatra quien había sido miembro del Instituto Göring


desarrollando la psicoterapia aria “continuó con su trabajo después de 1945 como si nada
hubiera pasado. En el 16 avo Congreso de la IPA en Zurich en 1949 habló sobre:
“Desarrollos y futuro del universo de los conceptos psicoanalíticos” Criticaba allí el empleo
metafórico de los conceptos psicoanalíticos y las analogías trazadas entre las experiencias
de la temprana infancia y las experiencias de los adultos alterados psíquicamente. Décadas
después las críticas de la teoría de la libido y metapsicología freudiana de Schultz-Hencke
son consideradas por Thömä y Kächele como poco atendidas, pero que sin embargo, serían
compartidas por muchos analistas contemporáneos.

49
traducción libre de inglés. Cursivas en el original.

49
“Durante este congreso, los debates se centran en el examen y la apreciación de las
ideas psicoanalíticas de Schultz-Hencke y de Müller-Braunschweig, abstracción hecha de
su contribución al régimen nazi. Los psicoanalistas alemanes obtienen el reconocimiento
de la IPA en 1949, guardando silencio sobre lo que ocurrió en su país durante la guerra,
donde la lista de los miembros de la DGP en Berlín en 1945, mostraba que la mayoría de
ellos había recibido su formación psicoanalítica en las condiciones pervertidas del
nacionalsocialismo, en el Instituto Göering” (Steiner, 2003, Pg. 151) Es decir, sin análisis
didáctico, sin psicoanalistas de otra raza no-aria, sin el nombre de Freud en los textos y
relativizando en su formación la importancia de las cuestiones sexuales como
determinantes del comportamiento.

En aquel mismo congreso Boehm adoptó una actitud muy diferente, criticando a
Shultz-Hencke y su neo-análisis presentándolo como el modelo de psicoanalista que
traicionó al movimiento psicoanalítico bajo Hitler.

Por su parte Müller-Braunschweig se encontró sorpresivamente con las alabanzas de


un colega de los viejos tiempo, nada menos que del presidente en ejercicio de la IPA –
Ernest Jones- “como uno de los pocos que se mantuvo como un verdadero, genuino y real
psicoanalista”. (Nitzschke, 2003, Pg. 106)

Pero Müller-Braunschweig captó las reticencias y sospechas que existían por su


participación anterior. Los principales cuestionamiento se referían al desarrollo del neo
análisis. Rápidamente separó aguas con Boehm y fundó un nuevo Instituto. Ambas
instituciones declaraban haber contribuido a salvar al psicoanálisis y demandaban su
reconocimiento de parte de la IPA. El resultado final fue que la DPG no fue más integrada
y en cambio la DPV recientemente fundada por Müller-Braunschweig fue incorporada sin
mayores cuestionamientos en 1951 como miembro pleno. Su fundador se encargó de
explicar que se trataba de expresar del modo más claro posible la obra de Freud.

Aún medio siglo después, la fractura producida por la expulsión de Reich, la


detención de Jacobson y el ingreso de la DPG en el Instituto Göring, no había sido
abordada pública y seriamente. (Nitzschke, 2003, Pg. 107)

Jones parece ponerle lápida a ese debate cuando termina diciendo: “La tentación es
la de cometer un gran mal entendido adicionando factores socio-políticos a aquello que es
nuestra principal preocupación, y releer nuestros hallazgos en términos de la sociología,
pero es una tentación que, y uno se siente orgulloso de observar, es, salvo muy raras
excepciones, estoicamente resistida”. (Nitzschke, 2003, Pg. 107)

Me hace recordar los eufemismos con que Hitler designaba a sus “enemigos
políticos” quienes en realidad eran sus víctimas a quienes hacía desaparecer: El 7 de
diciembre de 1941, el Mariscal de Campo Wilhem Keitel, jefe del supremo comando
alemán, impartió la primera de una serie de directivas destinadas a ejecutar una de las
órdenes de Hitler respecto a los territorios ocupados en el sector occidental. Se estimó que
la orden –el Decreto denominado sugestivamente “Nacht und Nebel” (Noche y niebla:

50
NN)50- fue una forma de impedir el accionar del movimiento de resistencia Francés. Hitler,
estaba convencido que a través de las condenas a muerte, se facilitaba la creación de
mártires y ordenó el traslado a Alemania al “amparo de la noche”, de “todos aquellos
sospechosos de poner en peligro la seguridad de Alemania” (Kusnetzoff, 1986, Pg. 96)

Desde entonces seguimos ingenuamente hablando de NN, con total


desconocimiento de a lo menos uno de sus determinantes etimológicos. Conocer este origen
podría ayudarnos a no repetir viejas fórmulas que así como en la lengua, subsisten a pesar
nuestro repitiendo sintomáticamente las omisiones y desapariciones, instalando lo
desaparecido en el lugar en que debería estar la verdad y la justicia como único camino para
alcanzar una reparación que va más allá de los directos implicados y que abarca a la
sociedad en su conjunto.

50
Aunque esta es una teoría plausible sobre el origen de la sigla NN, para designar a quien habiendo fallecido
se ignora su identidad o adscripción, desconoce el contexto histórico de su determinación. No obstante lo
anterior, también existe otra que proviene del derecho romano. El derecho romano se construía a partir de la
referencia a los criterios jurídicos con que se hubiesen resuelto conflictos previos ante situaciones concretas.
De allí, que al pensar en la búsqueda de un criterio para resolver una disputa actual, debían referirse al
conflicto de personas concretas y de los argumentos empleados en aquella oportunidad. Numerio Negrino era
un nombre común en la Roma antigua, por lo tanto muchos dictámenes o criterios jurídicos comenzaban con
la frase “Numerio Negrino” y tal vez de allí derivara también la designación NN, al referirse a “alguien” cuya
identidad y filiación resultaran superfluas o desconocidas. No existe tal sigla en el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española. No dispongo de cita.

51
Capítulo VI

El papel de la Iglesia Católica durante el Tercer Reich

La frase atribuida a Freud recordada por René Laforgue51 en que señala que odia a
la Iglesia Católica, quienes serían su enemigo más que los nazis, puede ser tomada como
fruto de un exabrupto, tal vez un comentario hecho al pasar sacado de contexto en un
momento de bastante tensión, por lo demás, para toda la familia Freud, así como para
muchos otros judíos en toda Europa.

No obstante, cabría preguntarse si este rápido despacho del asunto pudiera estar
ocultando algo más. Al menos valdría la pena reseñar el complejo papel jugado por la
Iglesia Católica durante este período, su accionar político, sus tratados, su posición frente a
la persecución judía.

Por otra parte La actitud de Freud ante la religión ha sido encarada tanto por él
(“Moisés y el Monoteísmo”, “El porvenir de una Ilusión” y “El Yo y el ello” al referirse a
la formación del súperyo, etc.) y ha servido de punto de comparación de diversos autores
con la obra de Freud: Por ejemplo Harry Guntrip en su texto Fairbairn y su relación con la
Obra de Sigmund Freud; Erich From: la Misión de Sigmund Freud, entre otros.

La postura crítica de Freud ante la Iglesia en general y la Católica en particular era


bastante conocida. La consideraba opuesta a la ciencia en la medida en que impuso sobre la
humanidad una prohibición de pensar durante largos períodos. Freud, según señala
Valdéz52 comparaba a la religión con la neurosis. Sitúa a la religión en “el desvalimiento
infantil y todos sus contenidos derivaban de los deseos y necesidades de la infancia
persistentes en la madurez”. ¿Cómo podríamos conciliar estos planteamientos con los
siguientes expresados en su correspondencia?: “Es la Iglesia Católica la que alza una
poderosa defensa contra la expansión de este peligro [totalitario] para la civilización”
(Burleigh, 2007, Pg. 258) .En una segunda carta a su hijo afirma con esperanza: “La Iglesia
católica es muy fuerte y ofrecerá una resistencia firme [contra el nazismo]”. Me parece que

51
Pg. 39 de este trabajo.
52
Valdez, 1999, Pg. 789.

52
el Freud científico no es el mismo que el Freud político al respecto. Sabemos que quemó
las cartas que pensó, se podrían conocer de su pensamiento. Tal vez deseaba que la Iglesia
desempeñara tal papel de Freno, pero en privado parecía expresar otro pensamiento.

Quizás entendiendo que Freud se refería al terreno de las ideas, más allá de los
hechos concretos, tal vez percibía la confrontación religiosa que se agitaba tras el conflicto
bélico: ateismo comunista o cristo. El Vaticano parece haber tomado sus opciones y quizás
repasando algunas de sus actuaciones documentadas, tengamos mayor claridad sobre este
asunto.

Ahora bien, sus cartas, a sabiendas de que podrían ser interceptadas, leídas,
conservaban, intentaban apelar a las contradicciones internas que no obstante, como
veremos, también se expresaron a través de actos valientes, pero no masivos de parte de los
católicos.

Por otra parte, el año 1933, veintiséis millones de alemanes eran católicos, lo que
representaba un formidable contingente organizado independiente del partido nazi. Por
aquellos años, la jerarquía eclesiástica seguía criticando sin tapujos al nacionalsocialismo.
Hitler temía de esta fuerza, lo que la convirtió en objeto de su persecución, continuando en
el camino de sus ataques después que lo hubieran sido comunistas y socialistas. Según
algunos historiadores, fue precisamente el deseo de evitar una confrontación directa con los
obispos, unida a la ambición de poder de Pio XII, lo que se habría conjugado en la
cristalización del concordato firmado con el Reich. (Cornwell, 2001, Pg. 155)

He decidido incluir un capítulo es que se haga un repaso de algunos hitos del papel
desempeñado por el Vaticano durante el período comprendido entre 1933 y 1945.
Considero esto razonable a la luz de dos aspectos relevantes: a.- lejos de intentar
aproximarme a la dimensión espiritual de la organización católica, me parece de la mayor
relevancia observar sus disposiciones políticas, alineadas, estableciendo alianzas, haciendo
discursos, recabando informes políticos de sus múltiples representantes en Europa, Oriente
y Estados Unidos. Así mismo sus relaciones eminentemente políticas en su relación con el
cuerpo diplomático y otros representantes políticos y militares que demandan
sistemáticamente una postura favorable o condenatoria en el contexto de la máxima
confrontación de la era moderna. Como se ha mencionado en la Introducción de este
trabajo, compartimos la tesis de Clausewitz “el criterio de la verdad de la política está en la
guerra” 53, de este modo, analizar; aunque sea brevemente el accionar de la Iglesia Católica
podría ayudarnos a precisar mejor el contexto en que se desarrollaron los hechos históricos,
pero también establecer una comparación con el comportamiento del movimiento
psicoanalítico y del perfilamiento de la política trazada por Freud al interior de la
organización por él desarrollada.

53
Rozitchner,. 2003, Pg. 195

53
La Iglesia Católica durante el tercer Reich

Freud parece haber sostenido una posición hostil tanto hacia la religión como hacia
la filosofía 54. Según Harry Guntrip, Freud consideraba a la religión “en el peor de los casos,
como simple superstición y en el mejor de los casos, fantasía infantil”. Según este autor,
Freud consideraba a la “Ciencia con “C” mayúscula como la Verdad con “V” mayúscula”.
Freud, fiel a la tradición racionalista parece haber compartido la “sobrevaloración
emocional” de la ciencia que se dio a fines del siglo XIX 55

La tradición racionalista de Freud no sólo puede adscribirse a las tendencias del


pensamiento imperantes en su época, sino a las experiencias que su propia familia había
sufrido desde hacía siglos a raíz de la persecución religiosa que sufrieron los judíos en toda
Europa. La Familia Freud vivió en carne propia el racismo. No es extraño que considerara a
la religión (católica) como un peligro.56

Opiniones muy similares aparecen en el libro de Erich Fromm “la Misión de


Sigmund Freud” allí dice que fiel al racionalismo, Freud instaba a “Sapere Aude” “Atrévete
a Saber”, La razón y el saber serían las únicas herramientas que nos permitirían librarnos de
las ilusiones tales como la religión. 57

Para Freud, la creencia en un Dios, constituía una manifestación de un anhelo


inconsciente del reencuentro con la ilusión del padre omnipotente, “expresión del deseo de
ser ayudado, salvado, cuando en realidad el hombre puede, si no salvarse, por lo menos
ayudarse, sólo con despertar de las ilusiones infantiles y usar su propia fuerza, su razón y su
talento” (Fromm, 1992, Pg. 94)

Tal vez valga la pena revisar más exhaustivamente el operar político de la Iglesia
Católica durante estos años, a fin de comprender mejor la actitud de Freud. En el texto
antes mencionado de Guntrip, así como en el libro de Fromm, se aborda esta elección
racionalista y antirreligiosa como expresión de las características de personalidad de Freud
(autoritarismo, férrea creencia en sí mismo y desconfianza de las opiniones ajenas, rasgos
esquizoides58). Estos planteamientos suponen un importante reduccionismo psicologisista.
Si bien los rasgos de personalidad de Freud pueden explicar algunos aspectos de su
biografía y de su propia obra, cabe preguntarse si tal vez el accionar de las instituciones
religiosas de su época y en particular de la Iglesia Católica, no fueran, de alguna manera,
causantes de hacerlo expresar tales opiniones, más aún, cuando se estudia el proceder de
Freud y a la sociedad psicoanalítica como un cuerpo político.

54
Fromm, 1992, Pg 17
55
Guntrip, 1965, Pg. 224.
56
. Fromm, 1992, Pg 19
57
Fromm; 1992, Pg.17-18
58
En psiquiatría, corresponde a un trastorno o bien a un rasgo de la personalidad, caracterizado
fundamentalmente por un déficit marcado en los afectos y las relaciones sociales, todo ello se manifestaría en
un número muy reducido de amigos, si los hay; y en una marcada dificultad para la intimidad.

54
Política del Vaticano ante el Tercer Reich

La situación política de Europa durante las décadas previas a la Segunda Guerra


Mundial, parecen haber estado caracterizadas por una gran inestabilidad. Las alianzas
cambiaban dramáticamente de rumbo de unos años a otros y lo que hoy conocemos como el
bloque occidental formado por la unión entre Estados Unidos y Europa -que incluía a la
Unión Soviética- contra el nazismo, había cambiado inestablemente de horizonte varias
veces. De hecho varios gobiernos, incluyendo al Vaticano, se habían planteado
explícitamente la conveniencia de alianza con los nacional socialistas para formar un solo
gran frente contra el avance “bolchevique” 59. “Desde el tratado franco-soviético de 1935
hasta la entrada de la República Federal Alemana a la Alianza Atlántica, pasando por el
pacto germano-soviético de 1939 y la gran coalición formada contra Hitler después del 21
de junio de 1941, las fluctuaciones han sido tales –señala Johnson- que es preferible evitar
los juicios tajantes sobre las actitudes y los hombres”. (Johnson, 2002, Pg. 227-228)

El período que nos proponemos revisar de las relaciones políticas entre el Vaticano
y el Tercer Reich se centra en la actitud desplegada por la Iglesia Católica hacia la
persecución y luego el exterminio de los judíos a manos de los nazis. Este período
comienza con la firma del “concordato” es decir, el tratado entre el Vaticano y el Tercer
Reich, representado por un político pro-nazi, pero católico al mismo tiempo: Von Papen.
Este documento había sido inspirado por el Cardenal Pacelli, posteriormente Pio XII. En él
se establecían compromisos mutuos de respeto y no intervención. El Reich se comprometía
a facilitar el desarrollo de las actividades eclesiásticas de los católicos en Alemania 60,
reservándose el derecho de algunos nombramientos. A su vez, los católicos se
comprometían a no interferir en los asuntos del Estado y a desbaratar todas sus actividades
políticas. Mientras el Vaticano interpretó el concordato como un reconocimiento oficial de
una esfera que “en teoría quedaba fuera de las aspiraciones totalitarias del Estado Nazi”; los
nazis lo entendieron como “el reconocimiento sin reservas del régimen actual” (Burleigh,
2007, Pg. 216) (nacional- socialista).

Pacelli había vivido una extensa temporada en Alemania (entre 1917 y 1929) 61 y
guardaba un muy buen recuerdo de su estadía. Siendo italiano, aprendió el alemán y
desarrolló vínculos afectivos con el pueblo Alemán que refrendaría innumerables veces a lo
largo de su vida62. A su vez, había quedado profundamente impactado por el despliegue del
movimiento socialista y comunista en la Alemania de 1919, del cual mantendría siempre la
peor de las opiniones.63. “tiranía revolucionaria judeorusa”, en palabras de Pacelli. La
constante mención de Pacelli de que todos aquellos “usurpadores” eran judíos es
consistente con la creciente y extendida creencia entre los alemanes de que los judíos eran

59
Friedländer, 2007, Pg. 51, 170, 184, 185, 187, 189
60
Johnson, 2002, Pg. 244.
61
Friedländer, 2007, Pg. 27.
62
Friedländer, 2007, Pg. 29, 30, 31,
63
Friedländer. 2007, Pg. 42.

55
los instigadores de la revolución bolchevique, con la intención de destruir la civilización
cristiana64.

Poco tiempo después, luego de la muerte de Pio XI, quien se había manifestado
públicamente en contra del nazismo y de su política racista, Pacelli es nombrado Papa,
asumiendo bajo el nombre de Pio XII. Como veremos, esto trajo un vuelco en las
relaciones entre el Vaticano y el Tercer Reich.

Para el análisis de este tema, resultaría invaluable tener acceso a los archivos
vaticanos, los cuales no han sido publicados y se mantienen bajo estricto secreto65. Una
Excepción especial la constituye John Cornwell, quien buscando refutar las acusaciones
contra el Vaticano y la persona de Pacelli, siendo un católico convencido, tuvo acceso a
este material. Al leerlo comentó “me encontraba en un estado que sólo puedo calificar de
shock moral”. Al final de la revisión de los archivos vaticanos a los que tuvo acceso acabó
escribiendo el texto que citamos en este trabajo: “El Papa de Hitler”.

No obstante lo anterior, existen archivos tanto de la policía secreta del Reich, así
como cartas de los distintos embajadores alemanes de la época destinados en el Vaticano,
como de embajadores de otros países, en la que hacen referencia a reuniones sostenidas
con funcionarios del Vaticano o directamente con el Papa, desde los cuales puede leerse la
postura política del Vaticano en relación a los hechos históricos principales aquí tratados.

El análisis de estos textos parece demostrar que aunque existieron voces valientes
de sacerdotes y de laicos católicos contra las atrocidades nazis, la mayoría de los católicos
se mostró dispuesta a dejar hacer en los asuntos políticos con tal de disfrutar de autonomía
en las cuestiones religiosas. Esto trajo como consecuencia que “la campaña nazi contra la
iglesia y el clero...por lo general se realizara con mayor cautela” (Johnson, 2002, Pg. 236)
que contra la izquierda política. A su vez y de modo más importante, esto parece haber
contribuido a disminuir la resistencia interna al desarrollo de la política racista al interior de
Alemania.

Metodológicamente se abordarán las cuestiones de la política de la Iglesia Católica


ordenando los temas cronológicamente: la política racista (que incluye las leyes de
Nüremberg 1935); Luego la política de deportaciones, despojos y detenciones masivas;
seguido de la solución final, adoptada por los nazis a partir de 1942 y finalmente lo
sucedido ante los judíos de Hungría y de otros países de los Balcanes (Croacia y las
atrocidades ustachis) así como del nor-este de Europa (Lituania, Estonia).

La situación de la Iglesia Católica en los comienzos del


movimiento nacional –socialista.
Las excepciones hechas al silencio generalizado que se comenzó a vivir desde
inicios de los años ´30 ante la violencia, segregación y continua concentración del poder
64
Cornwell, 2001, Pg. 93
65
Friedländer. 2007, Pg. 23

56
político en Alemania, fueron varias, pero no masivas. Según Friedländer, “en su mayoría y
en sus diversos niveles de jerarquía, el clero alemán compartía los “ardientes” sentimientos
del obispo de los ejércitos (quien llamaba al Fürer su primer y más valeroso soldado del
Reich alemán). [...] Fieles en su gran mayoría al nacional socialismo, los católicos alemanes
se apartarían probablemente de roma si Pio XII condenase abiertamente la agresión
alemana” (Friedländer, 2007, Pg. 54) (a Polonia).

El número de párrocos, obispos y laicos, que protestaron abiertamente contra lo que


sucedía, en particular contra la política anti-judía, era muy poca en comparación. La masa
de católicos alemanes y la Curia Romana, cerraron los ojos ante el horror de los campos
de concentración y los crematorios. 66

Citaré sólo algunos de los ejemplos que me parecen más destacados de sacerdotes
que valerosamente se enfrentaron al régimen totalitario en consecuencia con sus creencias
religiosas:

El primer sacerdote católico enviado a un campo de


concentración.

El sacerdote jesuita Josef Spieker desde el año 1934 predicó insistentemente que
“Alemania tiene sólo un Fürer: ¡Cristo!” (Johnson, 2002, Pg. 235), declarando reiteradas
veces y a todos quienes lo quisieran oír, que la visión del mundo nazi era “atea y
anticristiana”. Su poder de convocatoria era enorme, trabajaba en dos ciudades, logrando
incrementar los fieles a números de 23 mil en la ciudad de Colonia, para 1933, allí donde la
participación en las actividades religiosas, venía en decadencia.

Spieker había demostrado ser inteligente y arriesgado; la GESTAPO no había


logrado reunir suficientes pruebas en su contra, sin embargo uno de sus feligreses,
finalmente lo denunció y fue llevado a juicio. La mayoría de la población aceptaba que
enviasen a los activistas políticos a prisión e incluso a los judíos, pero a los curas y a los
ministros de la Iglesia, era un asunto distinto. 67.

En su defensa, dijo a la GESTAPO que no se refería al canciller actual, que Fürer


era la denominación contemporánea para la más alta dignidad política, así como en otras
épocas se lo llamaba maestro o rey al propio Cristo. Dado que en Alemania no tenían rey,
Fürer era la mejor denominación para referirse a Cristo. Por otra parte, nunca había
empleado la denominación de Hitler y cuando se refería a falso Fürer, en realidad hacía
alusión a Napoleón o a Nerón.

Se alegó en su defensa su impecable y valiente participación en la Primera Guerra


Mundial así como su ferviente lucha anticomunista, de la que existían numerosas
referencias. El mismo se declaró anticomunista convencido: “Spieker se había destacado
durante mucho tiempo por sus opiniones y actividades anticomunistas; varias veces había

66
Johnson, 2002, Pg. 236
67
Johnson, 2002, Pg. 237.

57
encabezado procesiones con los hombres de sus grupos a través de peligrosos barrios
obreros de Colonia” (Johnson, 2002, Pg. 245)

Cuando los jueces regresaron a la sala después de dos horas de deliberación: “Se
dirigieron a los asistentes con un sonoro “Heil Hitler”, entones se leyó el veredicto en que
se lo absolvía por falta de pruebas. El pueblo salió a celebrar, no obstante la GESTAPO, lo
encarceló más tarde diciendo que era para proteger al sacerdote de la efervescencia popular.
Fue enviado al campo de concentración de Börgermoor (noroeste de Alemania) el primero
de mayo de 1935. Al llegar observó que la mayoría de los 2000 prisioneros eran
comunistas. Allí, “Lo que más lamentaba, no era el maltrato de las SS, sino la creciente
sensación de que había sido abandonado por sus superiores eclesiásticos...”68 (Johnson,
2002, Pg. 248)

Fue sometido a juicio nuevamente a fines de 1935 y para su suerte, esta vez fue
condenado a quince meses de cárcel. En tales circunstancias la cárcel le salvó la vida. La
GESTAPO le informó que sus superiores eclesiásticos habían firmado un acuerdo para que
se le respetase su integridad física si abandonaba el país, pero en esa época “ya no confiaba
ni en la GESTAPO, ni en la Iglesia” (Johnson, 2002, Pg. 251). Se le permitieron dos meses
para abandonar Alemania. Informó que partiría por tren, pero luego de telefonear desde la
estación ferroviaria, escapó en automóvil hacia Holanda. La GESTAPO lo estuvo
esperando en la última estación ferroviaria antes de cruzar la frontera holandesa.

Solicitó audiencia al máximo representante jesuita del Vaticano, pero no fue


recibido. Quería expresarle y por su intermedio a las autoridades de la Iglesia en Roma, la
experiencia de haber sido el primer sacerdote de la Iglesia Católica enviado a un campo de
concentración, pero no le dieron audiencia. Era mal visto, “cuando salió de Alemania,
siguió percibiendo que sus superiores jerárquicos lo consideraban una molestia”...“no es
sorprendente que no se le recibiera como un héroe cuando llegó a Santiago de Chile, el
primero de mayo de 1937”. (Johnson, 2002, Pg. 252)

Le reprendieron varias veces por carta desde el Vaticano, por las lecturas anti-nazis
que había recomendado. Una vez en Chile se aseguraron de enviarlo a un pueblo ubicado a
mil kilómetros de distancia de la capital. Sólo pudo regresar a Alemania el año 1950.

Son también héroes del movimiento de resistencia religioso el arzobispo de Münster


Clemens August Graf Von Galen y los teólogos protestantes Martín Niemoeller y Dietrich
Bonhoffer, entre otros.

Ya el año 1929, el obispo Johannes Gföllner de Linz, previno a sus fieles contra los
“falsos profetas del nazismo”: “Cerrad vuestros oídos y no os unáis a sus asociaciones,
cerrad vuestras puertas y no dejéis que sus periódicos entren en vuestros hogares, cerrad
vuestras manos y no apoyéis a sus candidatos en las elecciones” (Burleigh, 2007, Pg. 210)

A su vez, el periódico católico austriaco “Volkswohl” parodió lo que sería la vida


bajo un estado nacional-socialista. El obispo Adolf Bertram de Breslau previno a los

68
Johnson, 2002, Pg. 248.

58
católicos en 1930 contra el radicalismo nazi, “la locura racista” y sus planes para crear una
iglesia nacional. El arzobispo de Maguncia fue más explícito y declaró simplemente que el
nazismo y el catolicismo eran sencillamente incompatibles. 69

Los obispos Bávaros prohibieron a las formaciones nazis, asistir con uniformes e
insignias a las actividades vinculadas a los sacramentos “condenando al mismo tiempo el
racismo nazi y su desprecio eugenésico por los no natos” (Burleigh, 2007, Pg.212)

Ante esta reacción por parte de la Iglesia, los nazis enviaron a Göering al Vaticano.
Pio XI quien hasta justo antes de morir comparó a Hitler con Juliano el apóstata, prohibió a
su cardenal Pacelli (más tarde Pio XII), concederle alguna entrevista, por lo que Göering
tuvo que “desahogar sus agravios contra la Iglesia Católica con el subsecretario de Pacelli”.
(Burleigh, 2007, Pg.213)

Mientras, en Alemania, Hitler hacía seguidas y sentidas declaraciones de apoyo y


lealtad a la Iglesia Católica “...no permitiré que se fomente ninguna otra religión...Como
católico, nunca me siento cómodo con la Iglesia Evangélica ni sus estructuras...”. (Burleigh,
2007, Pg. 216)

A pesar de lo anterior, la gran mayoría de los católicos alemanes no se inmiscuían


en política; la iglesia confesional, hizo lo mismo: “Lo más frecuente era que sus miembros
se mantuviesen al margen de los asuntos políticos o apoyasen al régimen nazi. Al igual que
la iglesia católica “la mayor parte del clero confesional siguió siendo leal al régimen
nacional socialista y dio muestras de patriotismo hasta el último momento”. (Johnson,
2002, Pg. 264)

Ante la Política Eugenista y el despojo de los Judíos.


La Iglesia católica, supo de las medidas económicas adoptadas contra los judíos, las
que en todo caso iban acompañadas de amplia difusión, así como de violencia pública
organizada desde el partido nazi. Burleigh –citado en este trabajo- considera que los
obispos alemanes se equivocaron en la evaluación que hicieron de las consecuencias de los
acontecimientos, así como de la postura que finalmente adoptaron; éstos “consideraban que
se trataba de cuestiones políticas” y que dado que el boicot finalizaría al cabo de tres días,
“los judíos parecían muy capaces de arreglárselas solos” Burleigh, quien sostiene una
opinión general favorable al accionar de la Iglesia Católica durante este período, no duda,
sin embargo, en llamar a esta postura: “Una actitud farisaica, sobre todo porque algunos de
los afectados se habían convertido al catolicismo”. (Burleigh, 2007, Pg. 220)

El 12 de abril de 1933, el abad general de Beuron escribió una carta a Pacelli


explicando la gravedad de la situación que afectaba a los judíos en Alemania, en ella
“Incluía una carta apasionada de la (monja) conversa Edith Stein sobre el “Silencio de la
Iglesia respecto a la persecución de los Judíos”. Pacelli respondió que la carta había sido
69
Burleigh. 2007, Pg. 211.

59
entregada al Papa y había rezado con él “para que Dios protegiese a la Iglesia” (Burleigh,
2007, Pg. 221)

En relación a los procesos de esterilización masiva –casi exclusivamente de


personas pobres- en los Estados Unidos (ver “A Guerra Contra os Fracos”, citada en este
estudio), la Iglesia ya había reaccionado durante la década del ´30 publicando la encíclica
“Casti connubi”. Ahora, en 1933, los nazis aprobaron la ley para “la prevención de la
progenie con enfermedades hereditarias” (ironías de la historia, en la misma sesión de
gabinete en que se aprobó el concordato). Esto trajo como consecuencia la esterilización
forzada de al menos 350.000 personas antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Lo
que no se acompañó de una oposición abierta de parte de la Iglesia. ¿Por qué habiendo
asumido Pacelli se obviaron tantos hechos a pesar de constituir abiertas contradicciones
contra la moral cristiana? ¿Por qué con Pacelli cambió tanto la política del Vaticano?

Parece haber suficiente evidencia de que, mientras Pacelli ejercía como secretario de
Estado Vaticano con Pio XI como Papa, habría realizado acciones contra teólogos,
especialistas en derecho canónico y otros Católicos en general que hubiesen dado apoyo
público a las prácticas eugenistas. Así también habría redactado no menos de “setenta notas
y memorandos de protesta por violaciones nazis del concordato”. (Burleigh, 2007, Pg. 223)

No obstante, su postura ante el Tercer Reich una vez asumido como Papa, se
caracterizó por diversas manifestaciones de afecto hacia el pueblo alemán, así como del
deseo de mantener una postura de no intervención en asuntos políticos externos: “No es
misión de la Iglesia intervenir en los asuntos y contingencias puramente terrenales, para
elegir entre los diferentes sistemas y métodos que puedan ser empleados con el fin de
resolver los problemas del presente” (Friedländer, 2007, Pg.32) .Cabe preguntarse, si tal
“no intervención” no es acaso una postura y por tanto una expresión política; toda vez que,
como veremos, se trata de invasiones a países vecinos, deportaciones masivas y genocidio..
Considero oportuno citar textualmente el reporte que el embajador del Tercer Reich hizo de
su primera entrevista con el recientemente electo Papa Pio XII: “En el transcurso de la
audiencia, y después de haber reiterado yo las felicitaciones (del Führer), el Papa destacó
que yo era el primer embajador a quien recibía. Me encargó expresase personalmente al
Führer y canciller del Reich su profunda gratitud, a la que añadía sus votos más sinceros
para el pueblo alemán, al que había aprendido a admirar y amar cada vez más en el
transcurso de una larga experiencia durante sus actividades en Munich y Berlín. El papa me
expresó a continuación su ferviente deseo de paz entre el Estado y la Iglesia; a menudo me
lo había expresado cuando era secretario de Estado, pero en su calidad de Papa, quería
entonces confirmármelo” (Friedländer, 2007, Pg. 32)

El 17 del mismo mes de marzo de 1939, Bergen escribe: “El Papa me ha dado a
entender que el Führer era el primer jefe de estado a quien había informado de su elección
al papado...”

A medida que la guerra avanzaba y los horrores nazis eran más y más conocidos,
Pacelli parece haber ido modificando su discurso, haciendo cada vez menos distinción entre
el Tercer Reich y el pueblo alemán, tratándolos como un todo indisoluble.

60
Durante este “nuevo período” que se inaugura entre el Tercer Reich y el Vaticano, entre
Bergen y Pacelli, El Osservatore Romano recibe instrucciones precisas de abstenerse de
atacar al gobierno alemán. Por su parte, “los ataques contra el Papa y el Vaticano, no
tardarán en desaparecer de los periódicos alemanes”. (Friedländer, 2007, Pg. 36)

El 15 de Marzo los nazis ocupan Checoslovaquia. La respuesta del papa es que no


veía motivos para intervenir en un proceso histórico en que la Iglesia no estaba interesada
desde un punto de vista político.70 Este hecho tal vez adquiere relevancia si se recuerda que
ante la anexión de Austria, el papa Pio XI obligó al cardenal Innitzer, jefe del episcopado
austriaco (quien había instigado a los sacerdotes austriacos a votar a favor de la anexión), a
retractarse públicamente de manera humillante. En aquella época, Bergen concluía que el
Papa “se había dejado guiar de nuevo por la malsana irritación contra Alemania”
(Friedländer, 2007, Pg. 37). Ahora las cosas habían cambiado.

Un mes después de la entrada de las tropas alemanas en Praga, Pio XII recibió a una
delegación de 160 peregrinos alemanes. En su alocución dijo: “Hemos amado siempre a
Alemania, donde Nos hemos tenido el privilegio de pasar varios años de nuestra vida, y hoy
la amamos aún más. Nos alegramos de la grandeza, el esplendor y el bienestar de Alemania
y sería una falsedad, que no pretendemos una Alemania floreciente, grande y fuerte. Pero
por esta misma razón, Nos deseamos también que los derechos de Dios y de la Iglesia sean
siempre reconocidos...” (Friedländer, 2007, Pg. 38)

El 14 de abril D. Roosvelt envió un mensaje a Hitler y Mussolini, pidiéndoles que se


abstuvieran de atacar, al menos durante diez años a un listado de naciones que incluía
treinta países. El llamado fue acogido por todo el mundo, a excepción de los integrantes del
eje –se entiende- y del Vaticano. 71 Pio XII responde a esta iniciativa con una tentativa de
mediación dirigida a quienes él considera las cinco grandes potencias Europeas, de las que
se excluye expresamente a la Unión Soviética. Lord Halifax, Ministro Británico de Asuntos
Exteriores le hace saber lo inconveniente de esta omisión a monseñor Godfrey, delegado
apostólico, quien respondió que: “En ningún caso el Papa podría cursar (a los Soviéticos)
semejante invitación” (Friedländer, 2007, Pg. 42).

La hostilidad de Pacelli hacia la Unión Soviética había determinado muchas de sus


acciones ya antes, cuando era secretario de Estado Vaticano. Esta misma actitud tendría
gran importancia en la política del ahora Papa durante el transcurso de la guerra.

El seis de septiembre del mismo año ´39, Alemania nazi invade Polonia, dando con
esto inicio a la Segunda Guerra Mundial. Ante los desesperados intentos por parte de
Francia e Inglaterra para que el Vaticano acuse de agresión a Alemania, el Vaticano
respondió que “el Papa no quiere poner en peligro la situación de los católicos en
Alemania, las posibilidades de su acción a favor de la paz y su relación con Italia” 72. Una
nota de Bergen, agrega un elemento inquietante: dice que durante “las cruciales semanas de
agosto, el Papa había dado a entender, a través de un intermediario, que si Alemania

70
Friedländer, 2007, Pg. 37.
71
Friedländer, 2007, Pg 40.
72
Friedländer, 2007, Pg. 53.

61
atacaba Polonia el Vaticano no se pronunciaría en contra del Reich” (Friedländer, 2007, Pg.
54).

Aunque existen evidencias de que el Vaticano conoció de los sufrimientos a que


fueron sometidos los ciudadanos Polacos y en particular a los de origen judío (por ejemplo
la entrevista sostenida entre monseñor Orsenigo y Wormann fechada el 29 de noviembre
del mismo año), resultan enigmáticas las declaraciones hechas por el Papa bajo tales
circunstancias. Con motivo de las audiencias de Año Nuevo, el pontífice se expresó de éste
modo ante los diplomáticos del Reich, registrada por Menshausen (encargado de negocios):
“Fui recibido en audiencia privada por el Papa. Me agradeció la felicitación que yo le había
dirigido y me rogó hiciera llegar sus votos de felicidad al Führer, al gobierno del Reich y al
“querido pueblo alemán”. Aprovechó la ocasión para recordar en términos calurosos los
años de su estancia en Alemania, de la que se separó con sentimiento por su parte. Su
profunda inclinación y su amor por Alemania permanecen invariables y ama a este país aún
más –en la medida de lo posible- en los difíciles tiempos actuales” (Friedländer, 2007, Pg.
59).

Según los registros de la entrevista sostenida entre el Papa y Ribentropp el 11 de


marzo del ´40, éste le habría transmitido el interés de Hitler de realizar un acuerdo general,
marco que regule las relaciones con la Iglesia Católica. En esencia le plantea que deben
abstenerse estrictamente de realizar todo tipo de actividades políticas; por su parte, los nazis
habrían anulado más de siete mil procesos judiciales en contra de sacerdotes católicos y
gastaba más de Mil millones de RM (Reichsmark; marcos del Reich) cada año en la Iglesia
Católica. En palabras de Ribbentrop: “Ningún otro Estado podía jactarse de tamaña
realización”. (Friedländer, 2007, Pg. 62)

En esta misma entrevista, Ribbentrop se habría expresado en términos totalmente


coincidentes con los de Pio XII al señalar que gracias al nacional socialismo, “no se había
adueñado de Europa el caos bolchevique y destruido por completo la vida de la Iglesia”.

Finalmente, citaremos al corresponsal del New York Times en el Vaticano: Camille


Cianfara, quien llegó a conocer los documentos que daban cuenta de otros aspectos de las
conversaciones entre el Papa y Ribbentrop. Al parecer, por medio de uno de sus
informantes en el Vaticano, Cianfara se enteró que Ribbentrop y el Papa hablaron de la
“posibilidad de un retorno a la paz fundado en el reconocimiento de una hegemonía de
hecho de Alemania en la Europa central y oriental; y también de la eventualidad de una
“liberación de Rusia”, es decir de que Alemania invadiera Rusia sometiéndola
militarmente”. (Friedländer, 2007, Pg. 64)

El 4 de octubre de 1941, por vía de diplomáticos españoles, se conoce una opinión


muy similar del vaticano: “El papa tiene sentimientos amistosos hacia el Reich. Nada desea
más vivamente para el Fürer que una victoria contra el bolchevismo. Luego de una derrota
decisiva de la Unión Soviética, tal vez llegaría el momento de una posibilidad de paz. El
Papa lamenta que en el preciso momento en que el Fürer y el Tercer Reich llevaban a cabo
tan grades hazañas, circularan en Alemania opiniones tan poco fundamentadas en cuanto a
su actitud (que el Papa sería un enemigo del Fürer)”. (Friedländer, 2007, Pg. 94)

62
Si bien estas citas puedan resultar altamente polémicas, no debe atribuírsele valor
histórico a una cita individual o a unas pocas por separado; adquieren relevancia y mayor
peso cuando se las coteja con otras fuentes, alocuciones públicas y notas de otros autores.
Así por ejemplo, el 18 de octubre de 1939 con ocasión de la visita del Ministro de Lituania
ante la Santa Sede el Papa dijo que si bien no le correspondía a la Iglesia distraerse con las
disputas territoriales entre los Estados si no dedicarse a la salvación de las almas, pero “el
propio deber de esta carga no nos permite cerrar los ojos, cuando precisamente para la
salvación de las almas aparecen nuevos e inconmensurables peligros; cuando sobre la faz
de Europa, cristiana en todos sus rasgos fundamentales, se extiende cada día más
amenazadora y cercana, la sombra siniestra del pensamiento y la obra de los enemigos de
Dios. En tales circunstancias, más que en ningún otro período de su historia, la
preservación de la cultura e incluso la defensa del patrimonio cristiano adquieren una
importancia capital para el futuro destino de Europa y la prosperidad de cada uno de sus
pueblos grandes o pequeños”. (Friedländer, 2007, Pg. 65) En este párrafo se refiere
nuevamente a la Unión Soviética. Los “Enemigos de Dios” no son para el Vaticano las SS,
ni los hornos, sino la bandera roja comunista.

En la práctica, esto significó que el Vaticano obviara las cuestiones vinculadas a las
leyes raciales, la proscripción de los derechos civiles de los judíos y el avasallamiento
militar que Alemania desencadenó hacia sus países vecinos.

El 10 de Mayo de 1940, Alemania invadió Bélgica. Luego Holanda y Luxemburgo.


El Vaticano no envió, ni publicó ninguna nota de protesta, no obstante envió notas a cada
uno de los soberanos de estos países, manifestándole su dolor y pesar por que sus pueblos
se vieran una vez más envueltos en la guerra, sin hacer alusión alguna a Alemania o al
Tercer Reich. En ninguna de estas notas se emplea la palabra agresión o invasión.

Más tarde Alemania invade los Estados neutrales de Suecia y Noruega. El Vaticano
se abstuvo de toda reacción. Lo que no parece fácil de entender es ¿Por qué si el Papa es
capaz de solidarizarse con el dolor y sufrimiento del pueblo de Bélgica, Holanda y
Luxemburgo, no podía hacer lo mismo por Suecia y Noruega y por los judíos en particular?
El Observatore Romano, parece aportar una pista: En Noruega sólo hay 2000 católicos,
mientras que la mayoría de la población belga lo era, así como una alta proporción de
holandeses y luxemburgueses; lo mismo ocurría con Polonia. Friedländer concluye que tal
vez el Papa sólo condenó la violencia y la agresión cuando las víctimas eran católicas,
evidenciando tal vez, una visión muy restrictiva de su cargo.

No obstante declarar su cargo y al accionar de la Iglesia toda, desvinculada de los


terrenales asuntos políticos, luego de sus cartas dirigidas a los Reyes de Bélgica,
Luxemburgo y Holanda, el Vaticano prohibió al Observatore Romano mostrarse proclive
hacia Francia e Italia y más tarde luego del 16 de Mayo, puso punto final a la emisión de
cualquier comentario político 73. Cabe señalar que esto ocurría a la par de las victorias
alemanas en el frente y al aumento de las atrocidades contra los judíos.

73
Friedländer, 200, Pg. 69.

63
Tal vez Freud haya captado mejor el contexto que otros, dándose temprana cuenta
del destino que le esperaba como judío. La Iglesia Católica había tomado una posición
política y en ella, no se encontraban la defensa de los judíos ni la denuncia de las
atrocidades nazis.

El diez de Junio, un poco antes que Italia anunciara su ingreso en la Segunda Guerra
Mundial, Woermann fue visitado por el nuncio Orsenigo quien le manifestó “de modo muy
cordial, su alegría por las victorias alemanas. Parecía desear verdaderamente la entrada de
Italia en la guerra y declaró bromeando que esperaba que los alemanes entraran a París por
Versalles.

La Iglesia Católica y la Solución Final.


Un asunto central parece ser el grado de conocimiento que el Vaticano tenía sobre la
decisión adoptada en enero de 1942 y que según consigna el protocolo de la conferencia de
Wannsee, implicaba el asesinato de 11 millones de judíos de los territorios ocupados por
Alemania.

Friedländer consigna al menos tres grandes fuentes detalladas y comprobables que


parecen demostrar que el Vaticano fue informado directa e indirectamente por: Los
Aliados, las organizaciones judías y soldados alemanes disidentes de estos procedimientos
criminales (ver caso del Coronel Kurt Gerstein); quienes horrorizados de las cámaras de gas
presentaron documentos y testimonios insistentemente frente a las autoridades religiosas.

Los aliados por su parte presentaron innumerables documentos y pruebas al


vaticano sobre los horrores que se estaban cometiendo en toda Europa.

La tercera fuente la constituyen las organizaciones judías, que como se verá


realizaron desesperados e infructuosos esfuerzos por obtener apoyo y solidaridad desde la
Santa Sede.

El Coronel Gerstein, era miembro activo de las SS. Acababa de asistir a una
operación de exterminio con gases de más de 5.000 judíos (1.450 habían muerto ya durante
el traslado). No cabe describir aquí los detalles presenciales de su informe. Lo notable es
que trató de reunirse con Monseñor Orsenigo, pero la entrevista le fue sistemáticamente
denegada. Redactó luego un espeluznante informe de los hechos haciéndolo llegar por vía
de Monseñor Preysing al Papa. 74

Sin duda resultarían invaluables los archivos del Vaticano para contrastar estas
informaciones, pero desgraciadamente estos continúan bajo secreto.

Las gestiones del representante americano ante la Santa Sede Tittman, por el
contrario, se hallan bien documentadas y son accesibles. En numerosas ocasiones, desde
mediados de 1942, cuando ya no tenía dudas de los informes recibidos transmitió

74
Friedländer, 2007, Pg. 131

64
constantemente sus informaciones al Papa, a través de los conductos diplomáticos
correspondientes.

A ratos parecía perder la paciencia tal como puede desprenderse del siguiente
párrafo: “En mis recientes informes al departamento, he llamado la atención sobre el hecho
de que la ausencia de toda protesta pública por parte de la Santa Sede contra las atrocidades
nazis pone en peligro su prestigio moral y mina la fe en la Iglesia y en la misma persona
del Santo Padre. En diversas ocasiones, he recordado oficiosamente este peligro al
Vaticano; algunos de mis colegas han hecho lo mismo, pero sin éxito. La respuesta sigue
siendo que invariablemente el Papa, en sus discursos, ha condenado ya los atentados contra
la moral en tiempos de guerra y que mostrarse más específico no conseguiría otra cosa que
empeorar la situación”. (Friedländer, 2007, Pg. 123)

El 14 de septiembre Tittmann seguía manifestándose casi en los mismos términos,


pero esta vez le acompañaban las declaraciones de los gobiernos de Brasil, Gran Bretaña,
Bélgica, Polonia, Uruguay, y Yugoslavia. El 26 de septiembre el mismo Tittmann,
retransmitió al Cardenal Maglione un testimonio específico de testigos oculares sobre la
aniquilación física de civiles desarmados en el gueto de Varsovia. Del traslado y exterminio
de 50.000 judíos en Lemberg, así como del asesinato de 100.000 sólo en Varsovia. Señala
con detalles la eliminación física de más de la mitad de los judíos deportados a Lituania y
Lublin 75.

En privado (por ejemplo ante el encargado de Negocios de los Estados Unidos ante
la Santa Sede) el Vaticano manifestaba sus temores y dudas que ante la eventualidad de un
triunfo de los aliados, los alemanes le reprocharan que unas palabras del Papa hubiesen
contribuido a la derrota de Alemania, tal como había sucedido en la Primera Guerra
Mundial. Otra razón, argumentada era la “sensibilidad” del Santo Padre, pues “si se tiene
en cuenta que Pio XII ha pasado largos años de formación en Alemania, no puede parecer
inconcebible que se muestre particularmente sensible a esta clase de argumentos”.
(Friedländer, 2007, Pg. 128)

Tittmann hacia fines del mes de diciembre, enviaba un informe desalentador a su


gobierno en que relataba una conversación sostenida con el Secretario de Estado Vaticano,
quien le manifestaba que la “Santa Sede no podía denunciar atrocidades específicas, pero
que a menudo había condenado las atrocidades en general. Añadió que privadamente se
hacía todo lo posible para remediar las desdichas de los judíos. Aunque deplorando los
actos de crueldad sometidos a su atención, la Santa Sede no podía verificar los informes de
los aliados referentes al número de judíos exterminados et caetera”76 (cursivas en el
original) (Friedländer, 2007, Pg. 130)

Deportación de judíos de Roma

75
Ciudad ubicada al sur este de Polonia.
76
Palabra latina que puede traducirse como “y todos los demás”, que se ha castellanizado como etcétera.

65
Luego del apresamiento y ejecución de Mussolinni en Italia, recién el 13 de octubre
de 1943, se unió como co-beligerante a los aliados. Las consecuencias no se hicieron
esperar. Italia fue invadida por los nazis y pronto se organizó la deportación de los judíos
que vivian allí, comunidades asentadas desde hacía más de dos mil años.
En un primer término los nazis extorsionaron a los judíos pidiéndoles un rescate en oro.
El comandante Herber Kappler ordenó a los judíos a entregarle 50 kilos de oro, o de otra
forma serían deportados. Esta enorme cantidad, puso en marcha una recolección que al
final de la jornada había podido reunir sólo una exigua cantidad. No obstante la amenaza de
la deportación se había conocido por Roma. Así fue como otros romanos, cristianos y no
cristianos comenzaron a aportar sus joyas incrementando rápidamente la cantidad... “y no
para venderlo o prestarlo, sino gratuitamente” (Cornwell, 2001, Pg. 335)

Los dirigentes de la comunidad judía acordaron solicitar ayuda al Vaticano. Pacelli


autorizó un préstamo. “El rector del Sagrado Corazón dejó en claro que la contribución del
Vaticano era un préstamo y no un regalo “Es obvio –dijo- que queremos que se nos
devuelva”. No obstante, al finalizar el día, habían logrado reunir el peso en oro que exijan
los nazis, gracias a la generosidad de la gente. “Al final, el Vaticano no donó ni prestó una
onza de oro” (Cornwell, 2001, Pg. 335)

Tal como cabría esperar, la deportación se puso en marcha de todas maneras, a pesar
de que los judíos hubiesen entregado el oro a tiempo y en su totalidad. Los camiones
cargados de familias aterradas, siguió el circuito que pasaba cerca del Vaticano para que
“los soldados SS trasladados a Roma para la redada, pudieran echar una mirada a la famosa
basílica” (Cornwell, 2001, Pg. 336)

El Vaticano fue informado de lo que estaba sucediendo, por diversas fuentes que no
es pertinente detallar. La escena se había producido innumerables veces en toda Europa
durante los últimos años: Camiones, soldados, población civil, hacinamiento y convoyes en
dirección a un campo de exterminio. La diferencia es que esta escena se producía en Roma,
al lado mismo del Vaticano y testigos oculares, empleando el teléfono, avisaban al Papa.

Muchos alemanes residentes en Roma, incluso el propio Weisäcker (embajador del


tercer Reich en Roma) ejercieron presiones en todas direcciones para evitar la deportación.
Incluso se sabe que se presentó en el Vaticano a sabiendas que una declaración del Papa
podría poner en aprietos a Hitler e incluso promover un movimiento civil.

La respuesta del Vaticano fue: “La Santa Sede no desea verse puesta en una
situación en la que se haga preciso pronunciar una palabra de desaprobación” (Cornwell,
2001, Pg 338)

Pacelli, ni su cardenal secretario de estado, adoptaron ninguna iniciativa de protesta


a nombre propio ni de la Santa Sede; ni ese día ni los venideros.

Sorprendidos los dirigentes alemanes apostados en roma y al ver frustrados sus


intentos, buscaron alguna figura que “hablara” a nombre del Papa. Sólo consiguieron a
Alois Hudal, rector de la Iglesia Católica en Roma. Atreves de una breve carta inventaron

66
la supuesta molestia del Vaticano y del peligro que existiría que el Papa se pronunciara
contra estas deportaciones, etc.

Al cruzar Padua, el Vaticano supo del sufrimiento del convoy de deportados, de sus
padecimientos por el frío, la falta de agua y las deplorables condiciones generales en las
que viajaban hacia Auschwitz.

No obstante la principal preocupación de Pacelli estaba en la posibilidad de que


“Hordas de comunistas (partigiani) pudieran cometer violencias en la ciudad”. (Cornwell,
2001, Pg.343)

Es tiempo de poner un punto a parte. Este trabajo no trata sobre la Iglesia Católica.
Un material necesario de revisar, tal vez imprescindible, para quien quisiese tener mayor
información sobre el tema, lo constituyen el libro de Carlo Falconi “El silencio de Pio
XII”77 donde aporta abundante material condenatorio sobre las atrocidades de los ustachis
en Croacia. Estos antecedentes bien documentados aportan información en detalle de lo
sucedido así como del altísimo grado de información que el Vaticano tuvo sobre la materia,
acompañado de su silencio. El texto de Walter Laqueur “The terrible secret”78 sobre el alto
grado de conocimiento del Vaticano sobre la solución final y la prudente distancia y
silencio que mantuvo al respecto, sembrando permanentemente una sombra de duda sobre
los informes recibidos.

Para finalizar, cabría mencionar lo sucedido después de terminada la guerra. En


1946, específicamente el 3 de agosto Pacelli dijo: “En varias ocasiones en el pasado hemos
condenado la persecución que un antisemitismo fanático ha infligido al pueblo hebreo”
(Wills, 2001, Pg. 82)

Una vez que los deportados judíos de Roma ya se encontraban camino a Austria, a
la solución final, Titmann, el representante norteamericano se reunió con él y luego
telegrafió a Washington de los contenidos de dicha entrevista. En ella relata que Pacelli
prosiguió diciendo que “los alemanes habían respetado la ciudad del Vaticano y las
propiedades de la Santa Sede en Roma, y que el general al mando de las fuerzas de
ocupación alemanas parecía bien dispuesto hacia el Vaticano”. (Cornwell, 2001, Pg. 343)

Capítulo a parte constituye la manera en que la Iglesia Católica se vio más tarde
involucrada en brindar ayuda concreta a facilitar la fuga de criminales nazis, eludiendo la
justicia. Alois Hudal, mencionado más arriba, se hizo tristemente famoso por facilitar las
casas religiosas de Roma a estos criminales.

Un texto crucial, de reciente publicación lo constituye “The real Odessa. How Perón
brought the nazi criminals to Argentina”. Allí describe con detalle las vinculaciones entre

77
Falconi, 1970.

78
Laqueur, 1980.

67
diferentes redes de protección tendidas entre España (de Franco), la Iglesia Católica y el
gobierno de Juan Domingo Perón para facilitar la huída de criminales nazis.
¿Por qué la Iglesia Católica a través del Cardenal Tisserant y de las oficiosas diligencias del
Cardenal Antonio Caggiano (Obispo de Rosario en Argentina) habría de ayudar a los
criminales nazis, toda vez que serían sometidos a un juicio justo?

El libro de Goñi señala textualmente: “Por órdenes de Perón en 1946 se negoció


secretamente un acuerdo de inmigración con la Santa Sede entre el Cardenal Giovani
Batista Montini (el futuro Papa Pablo VI) entonces secretario de estado Vaticano y
embajador en Argentina. Pio XII creía que Argentina era el único lugar donde los
refugiados podrían encontrar una solución satisfactoria a sus necesidades. El papa,
informaba el embajador, tiene interés en que los beneficios del acuerdo alcancen a los
hombres encerrados en campos de prisioneros de guerra” (Herren, 2007)

A finales de 1946, el gobierno argentino abrió en Roma la oficina principal de la


DAIE, siglas de la Delegación Argentina para la Inmigración en Europa, poniendo en la
dirección al sacerdote José Clemente Silva, trabajando estrechamente con la Iglesia
Católica ayudando a conseguir pasaportes falsos y visados de turista para la mayoría de los
criminales de guerra más intensamente buscados en toda Europa.

Estas redes de protección así como el papel desempeñado por la Iglesia Católica en
estos hechos ya han sido descritas y denunciada por Simón Wiesenthal79

A partir del libro de Goñi se han abierto sumarios de investigación tanto en


Argentina como en Italia. En Roma un grupo de legisladores solicitó al gobierno de
Berlusconi una investigación sobre el paso de criminales a través de Italia. En Génova el
Arzobispado de la ciudad creó un comité especial para verificar las acusaciones referentes a
la ayuda brindada a nazis que se embarcaron desde ese puerto a la Argentina.

En Argentina, la Dirección Nacional de Migraciones abrió documentos secretos


referidos al ingreso de siniestros fugitivos.

En la Casa Rosada, tras un pedido público del autor, Néstor Kirchner presidió una
ceremonia especial en la que derogó una orden secreta que prohibía el otorgamiento de
visas a judíos que intentaban escapar de Europa durante el régimen nazi.

¿Cuantas ceremonias más tendremos que presenciar después que los daños han sido
hechos? ¿Qué conciencias tranquilizan las ceremonias?

79
Simón Wiesental es judío Astríaco sobreviviente de los campos de concentración, quien se dedicó a
Rastrear ex nazis prófugos para llevarlos a juicio.

68
Capítulo VII

Latinoamérica
Sin embargo, en Latinoamérica, han existido hechos que han vuelto a hacer coincidir
situaciones de violencia política con sociedades psicoanalíticas constituidas y en pleno
ejercicio. A raíz de esta nueva coexistencia, se han presentado casos como el del Dr.
Amilcar Lobo en Río de Janeiro, el cual expongo brevemente a manera de ejemplo que
permita ilustrar la relación entre la organización psicoanalítica, la dictadura militar y los
miembros denunciantes. En resumen, el Dr. Lobo es acusado en un diario de oposición, de
colaborar en torturas. La sociedad psicoanalítica en la cual se forma, considera estas
acusaciones como una maquinación de la sociedad psicoanalítica “rival” ambas de Río de
Janeiro y asume la investigación y persecución de la denunciante Helena Besserman
Vianna, contando para ello con la colaboración de la dictadura en turno.

El rastreo de los antecedentes de este caso, recopilados en el libro de la Dra. Besserman,


arrojan algunos datos inquietantes. La denuncia del Dr. Cabernite contra Helena Besserman
ocurre el año 1973 en Brasil; durante este tiempo, la denunciada fue perseguida y puesta en
riesgo por la sociedad psicoanalítica a la que pertenecía, debiendo partir al exilio por varios
años. Por su parte, la IPA, que tiene un intenso intercambio epistolar con las sociedades
psicoanalíticas de Río de Janeiro durante esos años, no adopta ninguna resolución sino
hasta 1993, fecha en que instruye a la Sociedad Psicoanalítica do Río de Janeiro de la
resolución del consejo ejecutivo (luego del congreso de Ámsterdam) en el sentido de
expulsar al Dr. Leao Cabernite. La fecha exacta es el 27 de julio de 1993; o sea veinte años
después de ocurridos los acontecimientos y por lo menos diez años después que el Brasil
recuperara su democracia.

Cito un párrafo del prólogo del libro de la Dra. Besserman, escrito por Horacio
Etchegoyen80. “El libro nos muestra claramente, también, como se entrecruza la política de
las sociedades psicoanalíticas de Río de Janeiro, con la política de la dictadura y lo difícil
que es reconocer los errores, única posibilidad, sin embargo, de repararlos. También ilustra
la forma en que opera la repetición, recordándonos los orígenes del psicoanálisis en Río de
Janeiro, cuando en Abril de 1948 llega Mark Burke, miembro adherente de la Sociedad
Psicoanalítica Británica, y poco después Werner Kemper, que se forma en la Alemania
nazi. Eran el aceite y el agua, aunque los dos venían recomendados por Ernest Jones, el
presidente de la IPA.

Cuando Félix Boehm se hace cargo de la Sociedad Psicoanalítica Alemana, en 1933 por
renuncia de Max Eitingon, Otto Fenichel y Ernest Simmel a los cargos directivos Werner
Kemper accede a la categoría de miembro asociado. El había trabajado en la sociedad
general médica de psicoterapia a cargo de Mathias Heinrich Göering, sobrino del siniestro

80
Psicoanalista Argentino. Ex presidente de la Internacional Psychoanalytical Association

69
mariscal. En este caso, los problemas políticos externos penetran, como dice Derrida, en el
interior de la institución psicoanalítica” (Besserman, 1998, Pg. 10) Hasta aquí la cita
textual. Pero acaso no es siempre así. Es decir, ¿puede pensarse una sociedad de cualquier
naturaleza, que no se encuentre empapada cotidianamente de la realidad histórica, política y
económica del tiempo que le tocó vivir? ¿No nos llama la atención que este prólogo sea
escrito por quién también dirigió una importante sociedad psicoanalítica durante el período
de la dictadura militar argentina y que en este mismo prólogo pida disculpas por lo que él
llama los “errores del pasado”?

Cabe preguntarse si estos “errores” podrían reencontrarse en el tiempo toda vez que las
sociedades psicoanalíticas coexisten con regimenes dictatoriales.

En Uruguay, durante la dictadura militar, se sacó el nombre de Freud de los textos


de enseñanza secundaria. Los cursos referidos a él fueron eliminados de la Universidad. El
psicoanálisis estuvo prohibido 81, no obstante, continuó, tal vez gracias a eso, de mejor
forma.

81
Hajer, D. Comunicación personal.

70
Capítulo VIII

El caso de Amilcar Lobo


He seleccionado este caso entre otros posibles, no como reflejo fiel de lo sucedido en el
Brasil de la época de las dictaduras militares que se sucedieron en ese país, sino como la
excusa que me permite revisar la interacción entre los elementos centrales hasta ahora
tratados: Estado, dictaduras e institución psicoanalítica.

Por lo tanto en ningún caso esta breve reseña puede considerarse un estudio que refleja
la realidad histórica de aquella época, sino una arista, que permita iluminar uno o dos
aspectos que nos facilite la discusión posterior. La justificación, me parece, está dada por el
foco en el accionar de los actores psicoanalíticos institucionalizados: La relación hacia sus
miembros, su política hacia la IPA y su política para con el Estado y su política imperante.

¿Existirán similitudes con lo revisado hasta ahora en la Alemania nazi? Si esto fuese al
menos en parte así ¿Qué sería lo que se repite?

El escenario cambia desde uno hacia el otro lado del Atlántico. Este pedazo de la
historia que ahora intentamos rescatar transcurre en Brasil y comienza el 31 de marzo de
1964 “el Presidente de la República João Goulart es depuesto por las fuerzas armadas y
toma el poder el General Castello Branco, jefe del estado mayor de la infantería. La
Oligarquía militar-industrial impone su régimen concentrador de riquezas y reductor de
salarios, y se estructura en el ámbito político-económico a través de una serie de medidas
autoritarias y represivas que serán mantenidas por los sucesivos gobiernos militares hasta
1985”. (Besserman, 1998, Pg.41)

Los protagonistas son las dos sociedades vinculadas a la IPA (La Sociedad
Psicoanalítica de Río de Janeiro y la Sociedad Brasileña de Psicoanálisis de Río de
Janeiro), en su “cohabitación con el modelo político dominante”. (Besserman, 1998,Pg. 45)

Lo que sigue a continuación es la denuncia que en la revista “Cuestionamos” Armando


Bauleo y Marie Langer hacen, reproduciendo una publicación aparecida en un diario
clandestino “Voz Operaria”. Se trata del número 102, publicado en agosto de 1973, donde
se denuncia a un médico y psicoanalista participando de torturas. Cito el texto:
“Informaciones fidedignas, identifican al coronel Fiuza de Castro, hijo del fallecido
mariscal Fiuza de Castro, como uno de los responsables de la tortura de presos políticos en
cuarteles del ejército.

Otro oficial del ejército miembro del equipo de torturadores es el teniente médico
Amilcar Lobo Moreira. Este oficial orienta a los torturadores sobre la resistencia física de
los detenidos. Y como psicoanalista, es responsable del “acompañamiento” de la salud
mental del torturado y de la mejor manera de arrancarles confesiones.

71
Amparados bajo el alero del ejército y por la impunidad que el régimen les brinda,
por el momento, estos dos bandidos se especializan en la tortura de presos políticos. El
fascismo siempre generó monstruos de este tipo que seguramente serán promovidos, si es
que ya no lo fueron, en recompensa por sus servicios prestados al ejército y a la Patria”.
(Langer, 1987, Pg. 151)

El recorte de diario tenía una nota manuscrita al pie de página que decía: “Amilcar
Lobo es candidato de la Sociedad Psicoanalítica de Río de Janeiro” 82

En su texto Marie Langer agrega “Hemos enviado esta denuncia a diferentes


sociedades psicoanalíticas. Esperamos que se tomen las medidas correspondientes”.
(Langer, 1987, Pg. 152)

Las consecuencias de esta denuncia son relatadas por Santiago Dubcovsky: “La
denuncia efectuada en 1973 por Armando Bauleo y Marie Langer en el segundo tomo de
“Cuestionamos”, pese a que planteaba importantísimos dilemas, distinciones morales y
cuestiones morales referidas a la articulación entre política y psicoanálisis, pareció caer en
el vacío más absoluto.

Su repercusión pública ya sea a través de la prensa o bien en referencia a reflexiones


en revistas especializadas [de psicoanálisis, por ejemplo], fue nula y su efecto en las
sociedades psicoanalíticas amortiguada por una pesada cortina de silencio.

A partir de 1981, ocho años después, gracias a los resquicios democráticos que se
entreabren en Brasil, se dan a conocer ciertos hechos que adquieren nueva actualidad ahora
que se establece una apertura democrática en nuestro país.

Los hechos son los siguientes:

A fines de 1980 Inés Etienne Romeu, ex presa política que sufrió tortura y cárcel y
luego amnistiada, reconoce en Petrópolis la casa de la calle Artur Barbosa 120; lugar donde
fue torturada durante 96 días. Sus investigaciones le permitieron reconocer a sus
torturadores, personal de la policía del ejército. Uno de ellos, a quien recuerda como el
médico que la trataba, regulando su recuperación de las torturas recibidas es el doctor
Amilcar Lobo Moreira da Silva.

También reconoce al doctor Lobo, como la persona que los atendió, un grupo de ex
presos políticos víctimas de tortura, representados por el abogado Modesto da Silva,
diputado por el PMDB.

La señora Romeu inicia juicio contra todos quienes la torturaron en esa casa.

El doctor Amilcar Lobo confiesa que atendió a presos políticos torturados. Declara
al diario “Folha de Sao Paublo” que fue enviado a un aparato clandestino de represión para
tratar los efectos de un “accidente” a Inés Etienne Romeu; que aplicó shocks eléctricos a

82
Traducción libre del portugués.

72
Abigail Paranhos, para “curarla de una parálisis histérica”, que dio catorce puntos en la
cabeza a Cid Queiros Benjamín sin anestesia, porque el joven no quería ser anestesiado,
acorde con lo que le dijeron sus superiores del 1er Batallón de la Policía del Ejército”.
(Dubcosky, 1984, Pg. 153)

Poco después, el 11 de octubre, el presidente de la IPA Serge Lebovici, le envía al


presidente de la Sociedad Brasilera de Psicoanálisis de Río de Janeiro (SBPRJ) la siguiente
carta: “He sido alertado sobre las actividades de uno de sus estudiantes. Probablemente UD.
haya visto los artículos que se publican sobre él y que hacen pensar que sus actividades no
tienen nada de psicoanalítico. Si UD. desea tener información complementaria, estoy a su
disposición para hacerle llegar los papeles que me fueron enviados y que me resulta difícil
transmitir por correo” (Besserman, 1998, Pg. 49)

Besserman comentando esta nota agrega en la misma cita “¡Extraña misiva! El


presidente de la IPA se cuida de no mencionar claramente datos publicados en los diarios,
como si no los considerara reales, al tiempo que propone, aunque con precaución, revelar
otros más...” (Besserman, 1998, Pg.49)

El 29 de octubre de 1973, David Zimmermann, presidente de COPAL83, Le solicita


a Leao Cabernite, por entonces presidente de la SPRJ, ciertas aclaraciones con respecto al
“problema de tu analista en formación”.

La carta textualmente dice: “Acabo de recibir fotocopias del diario en cuestión,


enviadas por Eveline Kestemberg, presidenta de la Sociedad Psicoanalítica de París, así
como dos cartas que te adjunto. En una de ellas dirigida al presidente de la Asociación
Psicoanalítica Internacional, Serge Lebovici, podrán ver que el asunto es tratado con mucha
seriedad. (...) En mi condición de presidente de la COPAL, debo esclarecer el problema de
la mejor manera posible, para que el psicoanálisis en Brasil, y Brasil mismo, no se vean
implicados en difamaciones y mentiras, dado que ese pasquín clandestino es todo menos
digno de respeto y menos aún, responsable. No podemos perseguir a nadie por calumnias
ya que, evidentemente, nada está firmado. No puedo ni debo desconocer el problema. Por el
contrario pienso que este asunto debe ser bien explicado en la Asociación Psicoanalítica
Internacional, en la Sociedad Francesa de Psicoanálisis y en la Asociación Psicoanalítica
Argentina, para que la imagen actualmente deformada del psicoanálisis en Brasil
corresponda a lo que es en realidad. Como se pronunció tu nombre en razón de la larga
amistad que nos une, quisiera pedirte que me ayudes, haciéndome llegar datos lo más
precisos posible, para facilitar mi misión de investigador frente a las tres entidades citadas.
Si lo desea, podrás entregarle estos datos a quién te lleva esta carta”. (Besserman, 1998,
Pg.50)

Llama la atención que, por una parte, conciente de la censura existente el ’73 envía
correspondencia por mano, pero al mismo tiempo considera irresponsables y poco creíbles
denuncias de tortura bajo las dictaduras de América Latina. Besserman agrega” “se erige
en defensor del psicoanálisis en Brasil y de Brasil mismo investido con la misión de salvar
a ambos de la calumnia y de la difamación”. (Besserman, 1998, Pg.51)

83
Confederación Psicoanalítica de América Latina

73
El 6 de noviembre de 1973, el Presidente de la SBPRJ, Walderedo I. de Oliveira, le
responde al Presidente de la IPA: “Recibí su carta con fecha 11 de octubre y le agradezco
su interés por nuestra Sociedad y nuestras actividades psicoanalíticas. Sin embargo creo,
que existe un mal entendido, dado que en nuestros estudiantes no tenemos a nadie a quien
atribuir las actividades que a UD. le preocupan. Nuestros estudiantes son seleccionados con
el mayor de los cuidados. No obstante, le agradecería que me enviara, de ser posible, la
información complementaria, necesaria seguramente para determinar nuestra conducta
futura en este lamentable caso”. (Besserman, 1998, Pg.451)

Frente a la pregunta eufemista del presidente de la IPA, sobre las “actividades extra-
psicoanalíticas” de uno de sus estudiantes, el presidente de la SBPRJ le responde
agradeciéndole su interés por “nuestras actividades psicoanalíticas”.

El 12 de noviembre de 1973, en una carta dirigida al presidente de COPAL, David


Zimmermann y firmada por Leao Cabernite, presidente de la SPRJ, Ernesto M. La Porta,
director del Instituto de Enseñanza de la SPRJ y Luis G. Dalheim, miembro del Consejo
Consultivo de la SPRJ y Vicepresidente de la IPA, hacen un relato de los estudios de
Amilcar Lobo y aseveran que las acusaciones son totalmente infundadas. Vayamos a la
Fuete: “Con respecto a vuestro pedido de información sobre el “caso” del Dr. Amilcar
Lobo Moreira da Silva, debo comunicarle:

1.- Que se trata de una denuncia mentirosa, emitida en ocasión del Cuarto Congreso
Brasileño de Psicoanálisis bajo la forma de un rumor (aparecido en una intervención sobre
la necesidad de impedirles a los psicólogos ejercer el psicoanálisis sin formación
adecuada). En esa época se lanzaron distintos ataques contra el psicoanálisis (en Mayo de
ese año), que se inscriben en una campaña amplia y bien orquestada. El “caso Amilcar” fue
evocado en una mesa redonda sobre la psicoterapia, y la denuncia se presentó como un
ejemplo del carácter supuestamente “reaccionario” del psicoanálisis.
2.- Que el Dr. Amilcar Lobo se halla en análisis desde hace seis años. Los dos
primeros con el Dr. Walderedo Ismael de Oliveira, presidente y docente de la SBPRJ.
Luego comenzó un análisis didáctico con el Dr. Antonio Dutra Juior; al cabo de dos años,
el Dr. Dutra interrumpió sus actividades en Brasil, durante otros dos años por un nuevo
período de análisis en Londres. Así pues, el Dr. Amilcar Lobo, siguió su formación con el
Dr. Leao Cabernite, analista didáctico y presidente de la SPRJ. El Dr. Amilcar comenzó
este análisis hace aproximadamente dos años.
3.- Que hace aproximadamente unos tres años el Dr. Amilcar fue llamado
normalmente por el ejército para cumplir con su servicio militar obligatorio; que fue
designado para hacer una pasantía por una unidad del ejército donde sólo se ocupa del
tratamiento de los soldados y procede a los test de selección de los reclutas que tienen la
intención de servir en las fuerzas. Su pasantía termina en Enero próximo.
4.- Que la afirmación anónima del diario clandestino es totalmente falsa y carece de
todo fundamento. El que el Dr. Lobo haya servido en una unidad utilizada como prisión
para civiles ha contribuido probablemente a alimentar las fabulaciones tendenciosas que
originaron este rumor.

74
5.-Que no es la primera vez que el psicoanálisis tropieza con rumores calumniosos
que apuntan a la PSRJ, sus miembros y sus psicoanalistas en formación y que intentan
destruir una institución que crece y se desarrolla. [tal es así, por ejemplo] el
encarcelamiento absurdo de nuestro docente Prof. Werner Kemper84 en 1956 citado por
Ernest Jones en su biografía de Freud.

Es lo que podemos decirle, lamentando que el nombre de un psicoanalista en


formación en nuestro Instituto, haya sido utilizado vergonzosamente con fines
completamente ajenos a nuestros objetivos clínicos y científicos.” (Besserman, 1998,
Pg.53)

Algunos comentarios surgen de esta carta: la denuncia no era anónima, estaba


respaldada por el Partido Comunista Brasileño que, aunque clandestino, denunciaba
sistemáticamente los casos de tortura. La que era anónima era la nota manuscrita al pie de
página, del ejemplar enviado a Marie Langer y publicado en la revista “Cuestionamos”.

Por otra parte, tal como lo señala Besserman, en la obra mencionada de Jones, que
concluye con el fallecimiento de Freud en 1939, no existe ninguna referencia a la presencia
de Kemper en Brazil, ni de los hechos que provocaron su detención en 1956. El libro en
cuestión fue publicado en 1957 y su autor murió de hecho un año después.

Para Besserman, la dirección de Amaro de Mesquita85 donde Amilcar Lobo empezó


a trabajar en 1970 y hasta 1974, era “conocida por cualquier habitante de Río de Janeiro,
incluso poco informado” (Besserman, 1998, Pg.54). Y era sabida además como un centro
de tortura.

El 17 de diciembre Serge Lebovici responde a ambos presidentes de las


Asociaciones de Río de Janeiro: a Walderedo I. de Oliveira, presidente de la SBPRJ y a
Leao Cabernite, presidente de la SPRJ. Al primero se dirige en estos términos:

“Después de recibir su carta, una carta del Dr. Zimmermann, presidente de la


COPAL, me aportó algunas aclaraciones. El postulante acusado en panfletos clandestinos
es el Dr. Lobo Moreira da Silva. Se trata de un estudiante de la Sociedad Psicoanalítica de
Río de Janeiro y es entonces al presidente de esta sociedad a quién debo dirigirme...”

Al segundo el mismo día: .. “Me había dirigido al Dr. W. I. de Oliveira, a propósito


de un panfleto que me habían señalado varios miembros de las sociedades psicoanalíticas
pertenecientes a la Asociación Psicoanalítica Internacional, acerca del Dr. Lobo Moreira da
Silva, acusado de ser un torturador. UD. le envió al Dr. Zimmermann una carta para
explicarle la situación. Por consiguiente, creo que puedo utilizar su testimonio para
responder a los colegas que se dirigieron a mi, que el Dr. Lobo Moreira da Silva ha sido
calumniado. Esta situación plantea un problema, en efecto, y hay algo que es preocupante
para el movimiento psicoanalítico. Creo que tendremos la oportunidad de hablar de esto

84
Es el Mismo Kemper que permaneció en el Instituto Göring una vez expulsados los Judíos, pero quien
también ayudó a escapar a varios de ellos.
85
La dirección no coincide con la señalada por Santiago Dubcovsky citado anteriormente.

75
durante el viaje que me propongo hacer con el profesor Widlöger en el mes de julio
próximo, en ocasión del congreso que organiza la COPAL” (Besserman, 1998, Pg.54)

Sorprende la precipitación con que zanja la situación“el Dr. Lobo Moreira da Silva
ha sido calumniado...”. Sin mayores antecedentes, ante una denuncia tan grave de torturas.

Amilcar Lobo, por su parte, por ese entonces teniente y médico del ejército
sirviendo en el 1er batallón de policía militar, le envía una carta al director del Instituto de
la SPRJ, donde solicita “indicaciones sobre la identidad de las personas vinculadas al
movimiento psicoanalítico que propagan falsos rumores sobre él” (Besserman, 1998, P.56)
bajo la dirección de Antonio Dutra Junior, primer analista de Amilcar Lobo. Rápidamente
le respondieron:

“La sociedad Psicoanalítica de Río de Janeiro ha decidido poner oficialmente en


conocimiento de la Sociedad Brasileña de Psicoanálisis de Río de Janeiro, ciertos hechos de
la mayor gravedad, que exigen medidas adecuadas y lo más rápidamente posible.
La exposición de estos hechos pone en evidencia indicios cuya amenaza sobre el
psicoanálisis Uds. podrán apreciar.
Es de conocimiento público que circulan rumores según el cual un torturador de
presos políticos estaría en formación en la PSRJ.
El directorio, el consejo ejecutivo y la comisión docente de nuestra sociedad,
después de examinar el caso, han resuelto adoptar la presente actitud, pues han
comprendido que la difusión de este rumor –falso, lo sabemos- en los medios
psicoanalíticos nacionales e internacionales, ataque que apunta a la PSRJ, demuestra,
además de una evidente maldad, una voluntad de abatir y desacreditar al psicoanálisis
brasileño. En efecto. Allí se señala a la PSRJ como ejemplo y medida de la decadencia de
la institución psicoanalítica.
Los hechos: (entre el punto 1 al 8, repite lo ya señalado hasta ahora)

9.- A pesar de las proporciones que había tomado el caso, la SPRJ no juzgó
necesario adoptar otras disposiciones más que el envío de una circular a sus miembros y a
sus psicoanalistas en formación en el Instituto, alertándolos contra este rumor, difundido
con la intención política de desintegrar, desacreditar y por consiguiente destruir.

10.- Considerando el tenor del segundo número de “cuestionamos” (el primero ya


había sido traducido al portugués por el editor Voces de Petrópolis) y el cuestionamiento de
la PSRJ, decidimos investigar el origen de la información anónima No fue difícil.
Recordamos que la Dr. Helena Celínea Besserman Vianna, miembro asociado de la SBPRJ
había interpelado públicamente al Dr. Bion, durante sus conferencias en Río en estos
términos: “Supongamos por ejemplo que UD. recibe en su consultorio a un paciente
enviado o recomendado por alguien, que le dice que desea tratarse e incluso ser analista,
puesto que ya es médico, pero que se queja de una gran dificultad para aceptarse a sí mismo
pues es perverso y ha cometido atrocidades hacia otras personas ¿Este caso entraría dentro
de sus criterios mínimos de admisibilidad de un paciente?”
Estas palabras se extrajeron de la grabación oficial de las conferencias, cassette N°
10-Río, material puesto en venta por la ABP, la organizadora del coloquio científico. En

76
caso de que la SBPRJ no tuviera aún esta grabación, se le hará una copia de la misma, si es
necesario, a través de nuestra institución o de la misma ABP.
11.- Alertados por esta requisitoria de la Dra. Helena Besserman Vianna y por la
provocación deliberada consistente en hacer una pregunta no científica y menos aún
constructiva, ante decenas de testigos, decidimos examinar el probable vínculo entre este
comportamiento y las “denuncias” de Langer ante la IPA y otras sociedades y en
Cuestionamos.
12.-La nota manuscrita al pié de la página de Voz Operaria estaba hecha en letra de
imprenta. Resulta ser que la Dra. Helena Besserman Vianna había llenado su ficha de
inscripción al IV congreso Brasileño de Psicoanálisis con el mismo tipo de escritura.
Gracias a esta ficha, nos fue fácil probar que la autora de la denuncia anónima no era otra
que la Dra. Helena Besserman Vianna.
13.- Para mayor seguridad, y aunque el parecido sorprendente de la escritura no
dejaba ninguna duda, decidimos someter las pruebas a un grafólogo muy renombrado.
Elegimos al Sr. Mauro Ricart, considerado con toda razón como una de las mayores
autoridades en esta área. El Sr. Ricart es perito grafólogo en los tribunales.
14.- Una fotocopia de las conclusiones del Sr. Ricart se adjuntan a esta
correspondencia.
Queremos expresar nuestro pesar a la SBPRJ por la molestia que le causamos en
vísperas del congreso latinoamericano. Pero es justamente la inminencia de tan importante
coloquio lo que nos decidió a esclarecer los hechos de manera inmediata, a fin de que dicho
evento no pueda ser perturbado con todo esto. Hay otras medidas en curso. En cuanto a
nosotros, cumplimos con nuestra parte, es decir, la que le corresponde a la SPRJ como
miembro de la ABP.
Estamos convencidos de que el psicoanálisis se ve amenazado por individuos sin
escrúpulos que se introdujeron entre nosotros, es decir, que están en la posición más
peligrosa.
La Dra. Helena Besserman Vianna hizo de forma anónima las acusaciones más
graves, pisoteando así la deontología86 médica, el espíritu psicoanalítico, la simple decencia
y hasta la salud mental. En ningún momento se acercó a nosotros para inquirir sobre la
veracidad de sus acusaciones; evidentemente esto hubiera podido perjudicar su objetivo:
dañar a la institución psicoanalítica.
Comprobamos que la actitud de la Dra. Helena Besserman Vianna está en completa
contradicción con el espíritu científico y societario que anima a la SBPRJ”. (Besserman,
1998, Pg. 57-59)

En primer lugar, parece haber operado una suerte de inversión donde la acusadora
pasa a ser tratada como una delincuente. Es evidente la rapidez y liviandad con que se
producen estos alineamientos políticos aparentemente al servicio de restablecer el orden de
las alianzas y no de establecer la verdad. Es decir, pareciera que recuperar la credibilidad y
la buena imagen societaria es más importante que denunciar a una colega en momentos en
que tal cosa podía implicar la detención y hasta la desaparición de personas. Recordemos
que estos hechos se producen en medio de la dictadura en el Brasil.

86
Rama de la ética cuyo objeto de estudio son los fundamentos del deber y las normas morales.

77
Por último no quisiera dejar de hacer notar como, una vez más, “la defensa del
psicoanálisis a cualquier precio” es rápidamente levantada como un baluarte en contra de
los intrusos que “se introdujeron entre nosotros “, por lo tanto, intentando cooperar en el
esclarecimiento de los hechos, adoptan una actitud policial.

¿Pero con quién se alía la Sociedad Psicoanalítica de Río de Janeiro? y ¿en contra
de quien? Y ¿para qué fines?

No deja de sorprender que se tache de no científica una pregunta que atañe


directamente a la relación entre ética y ciencia; en este caso entre ética y psicoanálisis, dado
que la indicación es considerada una parte de su aplicación práctica, inseparable de la teoría
psicoanalítica.

Hasta aquí, podría parecer un relato poco afortunado de un evento local, pero poco
representativo de las realidades Latinoamericanas; sin embargo será importante revisar la
evolución de estos acontecimientos así como la participación de la IPA y de sus
representantes en su desarrollo posterior.

“No se lo cuente a nadie”


Este es el título del libro en que la Dra. Besserman relata estos acontecimientos.
Fruto de estas denuncias en su contra se inicia una persecución que la lleva finalmente al
exilio. Es sometida a reuniones denigrantes de “indagación” a cargo de sus propios colegas.

Amilcar Lobo, primero solicita una suspensión de su formación (en junio de 1974),
la que es aceptada y luego de un año, el 13 de agosto de 1975 solicita su reincorporación, la
cual nuevamente es aceptada. Sobre tortura de presos políticos y el posible compromiso de
uno de sus miembros en estas prácticas, no se habló más.

Por su parte, el 22 de Mayo Helena Besserman solicita permiso para la presentación


de su trabajo clínico-teórico para acceder a la condición de miembro titular a lo que se le
responde negativamente.

“Lamento comunicarle, en nombre de la Sociedad Brasileña de Psicoanálisis de Río


de Janeiro, la decisión unánime del consejo con fecha 21 de mayo, de rechazar su pedido de
admisión como miembro titular, conforme al artículo 13 de los estatutos.
Por otra parte el consejo se compromete a no darle ninguna publicidad a esta
decisión, que sólo figurará en sus actas reservadas, bajo su única tutela. Dado que esta carta
ha sido redactada de su propio puño y letra en la más estricta confidencialidad, el consejo
no podrá ser considerado responsable por la divulgación de esta decisión” (Besserman,
1998, Pg. 61)

El artículo 13 aludido señala “Para considerar la admisión de un miembro de


cualquier categoría que fuere, el Consejo deberá verificar que el postulante cumpla con las
condiciones de integridad y respeto de las normas éticas y técnicas exigidas” A este modo

78
de escribir, Besserman lo denomina: “el estilo abstracto, enigmático e inexorable”
(Besserman, 1998, Pg.61)

Es importante resaltar, además, el acento que pone esta carta en la confidencialidad,


aún cuando esto ya era sabido por la SBPRJ y varias otras sociedades incluyendo a la IPA
Por otra parte el velo de misterio oculta las opiniones y los responsable –oculta la mano- de
tal modo que no se puede acceder a la votación, no se sabe quienes se inclinaron y quienes
no lo hicieron ni por qué razones. Probablemente se argumente que sea para proteger al
psicoanálisis.

En resumen, Helena Besserman es citada a una reunión, sin conocer el detalle de sus
acusaciones, sin derecho a replicar, por tanto ni a defenderse, pero además con un clima
que pudiera ser reseñado con los siguientes detalles “...el Consejo me esperaba en la
biblioteca. Toqué la puerta y fui recibida por el secretario del Consejo, Luis Werneck,
quien tras los habituales saludos, me informó que, por decisión del Consejo, yo debía
sentarme a la mesa sin mi bolso y sin mi portafolio, que debía dejar en la entrada de la
biblioteca, sobre un fichero. Antes de sentarme, hice observar que de todas maneras me
sería muy difícil estarme sin cigarrillos y sin anteojos. Acompañada por el mismo miembro
del Consejo, volví al fichero y abrí mi bolso y, siempre observada, saqué mis cigarrillos, un
encendedor, anteojos y un bolígrafo, luego volví a la mesa donde el consejo se encontraba
reunido. Uno de los miembros del Consejo (Mario Pacheco de A. Prado), sentado frente a
mi, daba vueltas sin cesar deliberadamente (al menos eso me pareció) una carpeta cuya
tapa verde-amarilla (verde-amarello)87 llevaba las famosas iniciales (por lo menos para mí)
DOPS (Departamento de Ordem Política e Social)88 ”(Besserman, 1998, Pg.67)

El resumen de sus acusaciones son: “Plagio literario”, “plagio de ideas”, “pregunta,


que denota una actitud política ya conocida, hecha pública...”, envío de denuncia
calumniosa, “actitud política notoria y debidamente fichada en la DOPS que se sale de los
principios éticos de neutralidad...”, haber declarado ante un colega que dañaría a la
institución (psicoanalítica) denunciándola al fisco. 89

Para Besserman, el conjunto de acusaciones torpemente ensambladas, apuntan a


ocultar lo inocultable “Un docente defiende a su paciente acusado de ser un torturador,
pretendiendo que estas calumnias provienen de fuerzas ocultas que apuntan a destruir el
psicoanálisis” (Besserman, 1998, Pg.68)

En agosto de 1975 Besserman parte a Londres donde expone esta situación ante el
Consejo Ejecutivo de la Asociación Internacional de Psicoanálisis. Fue recibida –entre
otros- por el presidente Serge Lebovici y Daniel Widlöger. Allí ante ellos “les mostré el
conjunto de la correspondencia intercambiada con el Consejo de la SBPRJ, les leí las
acusaciones,...les mostré la Revista Cuestionamos... Serge Lebovici se mostró asombrado.

87
Los colores de la bandera del Brasil.
88
Servicio de inteligencia y de represión. Brazo estatal de la represión política en Brasil durante el período en
que permaneció bajo dictadura.
89
La ausencia de comillas en algunas de estas citas se debe a que fueron resumidas por mi , aunque
conservando la mayor fidelidad posible; son más extensas en el original. Las comillas corresponden a la
literalidad del texto.

79
No entendía qué hacía el diario clandestino Voz Operária entre mis documentos. Daniel
Widlöcher le explicó que se trataba de un diario clandestino similar a los difundidos por la
Resistencia francesa bajo la ocupación. Esta aclaración pareció conmoverlo ¿Acaso su
padre, Solo Lebovici, Judío Rumano, no había sido detenido por la GESTAPO y deportado
a Auschwitz de donde nunca había regresado?

Lebovici leyó las cartas, echó un vistazo a mis argumentos y declaró


sentenciosamente “Dado que este individuo no pertenece a ninguna sociedad psicoanalítica,
se cierra el caso”. (Besserman, 1998, Pg. 72)

Recordemos que Amilcar Lobo había suspendido su formación y la retoma


precisamente en agosto del ´75. Esta respuesta administrativa que elude el fondo del asunto,
a estas alturas de este estudio, encuentra ya sus recurrencias.

De regreso en Brasil recibe la visita de Danilo Prestello, quien le propone a Helena


Besserman, en su condición de emisario del consejo de la SBPRJ, que ambas partes –el
consejo y ella- “quemáramos las cartas y actas reservadas, para que luego de esa “fogata”
yo pudiera presentar mi trabajo y, el 13 de diciembre del ´76 fuese admitida como miembro
titular” (Besserman, 1998, Pg.69)

Amilcar Lobo seguía formándose como psicoanalista en el Instituto de la PSRJ. Un


tiempo más tarde Danilo Prestello, docente y cofundador de la SBPRJ le ofrece presentar su
trabajo (ya sin condiciones) para acceder a la titularidad sin ninguna objeción –como si
nada hubiese pasado-. Hasta 1978 no se habló más públicamente o en documentos oficiales
sobre el asunto.

80
Capítulo IX

La tradición maldita
Es posible trazar una línea histórica que une las figuras de Werner Kemper,
fundador de la Asociación Psicoanalítica de Río de Janeiro y docente de Leao Cabernite,
quien a su vez fue analista didacta de Amilcar Lobo y quien supo y ocultó sus actividades
criminales argumentando la “defensa del psicoanálisis”. En su defensa, ante la acusación de
connivencia con la dictadura militar, Cabernite invita a la Sociedad Psicoanalítica de Río de
Janeiro a “no hacer concesiones que deformarían las ideas de Freud” (Besserman, 1998, Pg.
125).Con esto busca apoyar el principio de “apoliticidad”, de imparcialidad ante la
contingencia, puesto que tal cosa contaminaría al psicoanálisis y, se desprende de lo
anterior, su actitud hierática, lo preservaría con buena salud y científicamente productivo.

El 8 de marzo de 1988, el Consejo Regional de Medicina de Río de Janeiro, prohíbe


la práctica de la medicina a Amilcar Lobo, luego de un extenso proceso en que participaron
tanto acusadores como implicados con debida defensa y derechos a réplica.

Por su parte el 15 de Julio de 1992, el mismo Consejo les prohíbe en lo sucesivo el


ejercicio de la medicina a Leao Cabernite y a Ernesto Laporta. En la justificación El
Consejo declara:

“Los acusados mienten, crean una falsa polémica y se arrogan, en su condición de


médicos, el secreto sobre las actividades de los torturadores (...) Ambivalentes y perdidos
en la visión de un mundo sin amor, asocial, dándole la espalda a la realidad, se alejaron de
la comunidad de los hombres (...) En un Estado dictatorial, la Sociedad Psicoanalítica de
Río de Janeiro, cuyo reglamento interno es megalómano, se transformó en un espacio
paranoico que actuaba sobre el cuerpo social”. (Besserman, 1998, Pg.125)

Cercado ante las evidencias y las resoluciones, Cabernite hace una declaración en la
que termina diciendo: “Para terminar, insisto en que la SPRJ no está en su ámbito de
influencia, y que el Consejo Regional de Medicina de Río intenta dañarla alcanzando a
algunos de sus miembros, transformados en chivos expiatorios. Pero es mi deseo que la
Institución Psicoanalítica siga siendo fiel al espíritu de Freud, quien ante las amenazas del
nazismo, dio instrucciones a Max Eitingon, Presidente de la Sociedad Psicoanalítica
Alemana, para que no hiciera concesiones que pudieran deformar la ciencia que él había
creado”. (Besserman, 1998, Pg.128)

Lo que no logra integrar Cabernite es que Eitingon fue expulsado por judío,
perseguido por los nazis, y que entre los psicoanalistas arios que mantuvieron una pacífica
convivencia con los nazis estaba su propio maestro Werner Kemper, de quien “algo” habrá
recibido.

81
Besserman concluye: “Lo que muestran los hechos es que Kemper permaneció en
Alemania comprometiéndose a hacer las “concesiones” exigidas por el régimen nazi, para
“salvar al psicoanálisis”. En su defensa, Cabernite, identificándose talvez con su maestro,
invita también a que la Sociedad Psicoanalítica de Río de Janeiro se comprometa en la
misma causa, en connivencia con la tortura de presos políticos.” (Besserman, 1998, Pg.128)

Luego de conocer la publicación del libro en que Helena Besserman narra esta
historia, Serge Lebovici, reacciona amenazando a Besserman con demandarla judicialmente
ante lo que considera difamaciones y, declarando total amnesia de sus dichos y cartas
anteriores, exige retractaciones públicas de la autora.

¡La misma historia una y otra vez!

En parís en el otoño de 1993, Helena Besserman recibe a las ocho de la mañana la


siguiente llamada de telefónica que transcribo a continuación:

- “¿Señor Vianna? Quisiera hablar con Helena, por favor.


- Ella habla.
Contra toda expectativa mi voz se aclara
- Soy Ares. Estuve pensando en nuestra conversación de anoche y quisiera pedirle
que no comente el asunto...que no hable con nadie sobre lo que le dije,
realmente con nadie...Entiéndame, como miembro del Consejo ejecutivo de la
IPA, no puedo hablar abiertamente de esas cosas. La vida en Sudamérica ha
sido difícil durante los regímenes dictatoriales, pero créame...más vale que yo no
esté al tanto de nada... ¿Me entiende bien? No se lo cuente a nadie...
¿Acaso sigo soñando? No...Tengo el teléfono contra mi oreja...

La noche anterior en medio de la recepción y los “saladitos” comenzaron las


primeras preguntas: “¿Qué significa esto?”

Se referían a la carta con que el presidente de la IPA le dirigía la siguiente


resolución al presidente de la PSRJ:

“En la reunión del consejo ejecutivo de la IPA, realizado en Amsterdam, el 27 de


julio, se adoptó la siguiente resolución por una unanimidad. Se me asignó la tarea de
comunicársela a UD. en su carácter de presidente, a fin de que pueda tomar las medidas
adecuadas.
Este Consejo Ejecutivo de la IPA, considerando todas las circunstancias, ha
decidido que se expulse inmediatamente al Dr. Leao Cabernite de la SPRJ, destituyéndolo
así también de su afiliación a la IPA. (Besserman, 1998, Pg. 32)

82
Capítulo X

La Situación Argentina

Unas palabras sobre la fundación de la APA en palabras de Marie Langer: “Fui a


ver a Ángel Garma, fundador del grupo analítico, quien me recibió muy bien. Le di mis
datos; estos eran mínimos, pero en ese momento, en Buenos Aires, eran más que
suficientes: análisis didáctico terminado, año y pico de seminarios y tres sesiones de
supervisión era algo más bien pobre, pero ¿qué había en Buenos Aires?
Estaban Garma, con su formación terminada, miembro de la Asociación de Berlín;
estaba Celes Cárcamo, miembro de la Asociación de París; estaban Pichon-Rivère y
Arnaldo Rascovsky, que se analizaban con Garma; estaba finalmente Ferrari Hardoy, quien
después se fue a los Estados Unidos.
Garma y Cárcamo tenían más que yo, académicamente hablando; Rascovsky y
Pichon-Rivère, que se estaban analizando, sabían mucho más que yo, pero formalmente
tenían mucho menos. Así que me aceptaron. Entre nosotros seis fundamos la “Asociación
Psicoanalítica Argentina”.
Entonces sentía que estábamos fundando algo importante”. (Schvartzman, 2004, Pg.
216)

Formalmente la fundación tuvo lugar el 15 de diciembre de 1942, “el mismo día


que en el titular del diario La Prensa, aparecía: “El Poder Ejecutivo resolvió mantener el
Estado de Sitio” (Schvartzman, 2004, Pg. 216). Con el reconocimiento provisional de E,
Jones, a la espera de la ratificación oficial que tendría lugar durante el primer congreso
internacional que se realizaría una vez que acabase la guerra.

Las actividades académicas comenzaron con seminarios centrados en la lectura de la


obra de Freud coordinada por Garma. La situación personal de M. Langer puede ayudarnos
a comprender el espíritu de aquellos tiempos: “En un primer momento me dediqué al
análisis, en parte por causas económicas, por la familia, pero luego, al cabo de un año,
cuando eso quedó cubierto me sentí segura de mi elección profesional... Por otra parte
estaba mi vínculo con el marxismo, pero decidí renunciar...Analizando ahora mi decisión,
encuentro causas personales, y otras, comunes probablemente a muchos de nosotros, los
que habíamos emigrado. Tuvimos que rehacernos una posición, durante un cierto tiempo
carecíamos de un título nacional que nos autorizara a trabajar legalmente, nos sentíamos
inseguros y extraños en este nuevo país. No conocíamos lo bastante su historia y estructura
política, nos asustaba la policía. Nuestro acento nos traicionaba como ajenos. Estábamos
cansados de luchar y teníamos mucho miedo.
Hasta que pude revalidar mi título, siempre aparecía el fantasma de la
clandestinidad de mi consultorio. Las consecuencias del exilio. Yo era ciudadana de
segunda categoría.” (Schvartzman, 2004, Pg. 217)

83
Marie Langer no sólo participó de la fundación de la APA, sino que llegó a ser su
presidenta, determinando en varios aspectos, parte del destino de esa institución.

Luego del reconocimiento de la APA, y de un primer momento centrado en la


defensa del grupo del exterior “no analítico”, las tensiones se trasladan hacia el interior de
la asociación, al mismo tiempo que esta crece rápidamente.

Langer lo describe del siguiente modo: “Sabíamos bastante de la vida íntima de


cada uno, había abusos de transferencia en todos los sentidos: erótico, económico, de
manipuleo político.” (Schvartzman, 2004, Pg.217)

A este período de consolidación, crecimiento y aumento de las tensiones internas, se


le agrega un hecho histórico, político y social de gran trascendencia: El Cordobazo.

“A nosotros nos despertó el Cordobazo”90 . En esos días, la gran mayoría de los


psicoanalistas argentinos pedimos que nuestra sociedad se pronunciara políticamente. Nos
respondió. Además, había tolerado antes y seguiría tolerando cuestionamientos dentro o
fuera del ámbito institucional, siempre que no se mezclaran ambos terrenos (José Bleger en
el “afuera” siempre había investigado y escrito sobre Marxismo. Pero en el “adentro” nunca
se publicaron sus obras). 91

“El psicoanálisis institucionalizado internacionalmente eligió pues la precaución y


el silencio como respuesta frente a la persecución de los regímenes latinoamericanos, no
realizar congresos en esos países, ni protestar por las violaciones a los derechos humanos,
para así proteger la supervivencia del psicoanálisis y de los psicoanalistas”. (Dubcovsky,
1984g., P 158)

“Buenos Aires por la época en la que comienza esta historia (fines de los treinta) a
fines de los años treinta era una ciudad muy sofisticada culturalmente; tanto como para
albergar en su seno una idea tan revolucionaria y novedosa como era el psicoanálisis por
entonces y como para que este lograra difusión sorprendente

El psicoanálisis florece en Buenos Aires en cierta franja del espacio social; contaba
la ciudad por esa época con una extensa clase media de ideas liberales, ávida de cambios;
integrada mayormente por inmigrantes europeos e hijos de inmigrantes, con poco arraigo
en la nueva tierra y enfrentada política e ideológicamente con los valores conservadores y
ultracatólicos de las clases tradicionales de la sociedad argentina, clases enquistadas en
todas las zonas de poder académico y universitario”. .” (Resnicoff)

90
Se conoce como Cordobazo a un importante movimiento de protesta ocurrido en Argentina el 29 de mayo
de 1969, en la por entonces industrializada ciudad de Córdoba, capital de la provincia del mismo nombre.

91
Langer, 1987, Pg. 16.

84
“El interés y la curiosidad despertados (por el psicoanálisis) eran tales que hasta
había programas de T.V. sobre psicoanálisis; recuerdo especialmente uno: “Claudia
(nombre de la revista femenina auspiciante) mira la vida;” programa que consistía en la
puesta en escena (por excelentes actores) de personajes conflictuados o de situaciones
familiares difíciles; luego, un psicoanalista ensayaba una comprensión de los allí
representado. Esto sucedía hacia fines de los cincuenta

Hubo en especial una actividad de difusión que tuvo mucha trascendencia, en 1956
Arnaldo Rascovsky y Angel Garma comenzaron a dictar un curso "de Difusión del
Psicoanálisis en la Universidad", que se repitió durante varios años; el auditorio en el que
se dictaba estaba siempre lleno, era la primera vez que el psicoanálisis entraba en la
Universidad. Muchos de los estudiantes asistentes, al concluir sus estudios médicos
solicitaron formación psicoanalítica”. (Resnicoff)

“Cuando la gente de la generación a la que pertenezco, jóvenes estudiantes de


medicina, tomó contacto por primera vez con las ideas de Freud se fascinó, encontramos
algo que podría transformar no solo nuestro destino personal sino el de la humanidad toda;
se podría cambiar el mundo. Los misterios de los procesos mentales inconscientes: Las
conductas irracionales de la humanidad (guerras, violencia) tornábanse comprensibles y
modificables. Teníamos necesidad de creer en algo, anhelo comprensible luego de la
guerra mundial y del mayor brote psicótico colectivo de la humanidad: el nazismo.”
(Resnicoff)

La “historia oficial” de la APA, afirma que el psicoanálisis en la Argentina tiene un


momento puntual: el día de la llegad a Buenos Aires de Angel Garma en 1938; primer
analista que habiendo completado su formación en un Instituto Oficial de la Asociación
Psicoanalítica Internacional (IPA) decide radicarse en Buenos Oires.

“Garma, vasco español, médico de profesión, efectuó su entrenamiento en el


Instituto de Berlín, ingresó en 1931, pero termina su formación en París durante la década
de los treinta; allí conoce a Celes Cárcamo, médico argentino que se estaba formando en la
Sociedad de París”. (Resnicoff)

El clima cultural en Buenos Aires era mucho más receptivo, existían grupos de
mentalidad abierta a las novedades; la tradición religiosa pesaba menos que en España.
Garma y Cárcamo (cuando se incorporó a su regreso) fueron bien recibidos en esos grupos,
no así en los ambientes médicos. En Buenos Aires se había oído hablar de Freud. Algunas
personas lo estudiaron, entre ellas Arnaldo Rascovsky y Enrique Pichon Riviere, Cárcamo
regresa y se integra al grupo. Más adelante se agrega Marie Langer, médica austriaca
formada en Viena. Estos constituyen el grupo fundador de la APA, fundación que tiene
lugar en 1942. Fue un grupo imbuido de cierta mística, muy convencido del valor y de la
verdad de las ideas psicoanalíticas. 92

Los conflictos de intereses con el establishment médico (psiquiátrico), no estuvieron


ausentes, las luchas por el poder y por el predominio. Los psiquiatras; sintiendo su territorio

92
Resnicoff.

85
en peligro de ser invadido por los recién llegados, ensayaron distintas maniobras
defensivas. La Asociación Psicoanalítica presentaba un flanco especialmente débil: Estaba
formando no médicos; y esto desde el punto de vista legal era ejercicio ilegal de la
medicina; por ahí comenzó a ser atacada. Un episodio, notorio en su momento, en cierto
sentido "pintoresco", ilustra las reacciones del establishment médico hacia el psicoanálisis;
a Horacio Etchegoyen no se le permitió acceder a la cátedra de psiquiatría de la
Universidad de Mendoza, por ser psicoanalista, se le cuestionó un trabajo clínico que
presentara y en el que como en todo trabajo psicoanalítico se hablaba de las fantasías
sexuales inconscientes del paciente; el trabajo fue objetado por "obsceno e inmoral y
anticientífico". Esto sucedía en 1963 aproximadamente.

“Ante la amenaza de cuestionamiento a la práctica psicoanalítica, tildándola de


charlatanismo, se sumaba, por la condición de no médicos de algunos de sus integrantes
(que eran minoría) la posible imputación de curanderismo y ejercicio ilegal de la medicina.
Presiones, decretos, disposiciones reglamentarias impuestas por el Ministerio de Salud
Pública, protestas y críticas abiertas o encubiertas de las asociaciones médicas y
psiquiátricas, por el ejercicio de una práctica, el psicoanálisis, que consideraban debía ser
ejercida sólo por médicos, llevaron a que la APA se impusiera una pausa de prudente
espera al ingreso de los no-médicos, sin recurrir a rectificaciones retroactivas.
En las postrimerías del régimen peronista, Salud Pública presionó a la APA y amenazó a
los analistas no médicos con juicios por ejercicio ilegal y a la APA por complicidad. Este
hecho se conoce en APA como decreto Carrillo (nombre del ministro). APA cambió los
estatutos en lo que tenía que ver con las condiciones de admisión y se decidió exigir el
título de médico. Los miembros legos que ya habían entrado seguirían perteneciendo a la
institución”. (Resnicoff)¿Sería para salvar al psicoanálisis?

Recordemos que Freud ya había discutido este asunto muchos años antes cuando
algunos de los psicoanalistas legos habían sido cuestionados por la misma razón muchos
años antes, inclinándose por una formación menos vinculada a la tradición médica93

Primó la posición oficial, el psicoanálisis era una terapia médica, tratamiento


específico para ciertos trastornos mentales; debía estar en manos de los médicos.
Resnicoff concluye “Era conceder la gran mentira: de que el psicoanálisis es una terapia
médica. “Podemos entender esta concesión a las exigencias de las autoridades como la
expresión de un instinto de autoconservación para poder sobrevivir”, pero podemos pensar
que además se claudicó en la defensa de las convicciones, estamos tentados de ver en esta
actitud de claudicación una especie de complicidad inconsciente por parte de los médicos
de APA para conseguir que el psicoanálisis sea aceptado y así obtener status y
respetabilidad, emerger de una situación de marginalidad; salir del leprosario en el que nos
sentíamos confinados por ocuparnos de las cuestiones concernientes al sexo y al
inconsciente y convertirnos en "profesionales médicos especializados en psicoanálisis,"
(Resnicoff)

93
ver su artículo “Análisis Profano”.

86
Nuevamente y por las mismas razones políticas: Aceptación, reconocimiento
institucional, el psicoanálisis institucionalizado cede con el argumento de “salvar al
psicoanálisis”.

Resnicoff continúa: “Algunos no médicos, en formación psicoanalítica comenzaron


a estudiar medicina. Terminaron pocos. Otros, continuaron su formación psicoanalítica en
forma "silvestre", es decir fuera de APA, alcanzando muchos de ellos alto nivel de
formación profesional; a pesar de lo cual tuvieron que soportar el doble estigma de
"profanos" (es decir no-médicos) y "silvestres" (es decir formados fuera de las instituciones
oficializadas por IPA).

La imagen del psicoanálisis, en la opinión "respetable" (en especial luego de la


"expulsión" a la formación de los no-médicos) era cada vez más la de una especialidad
médica y la APA aparecía como una asociación profesional a la manera del colegio de
cirujanos o de cardiólogos. Se convertía en una práctica aceptable todo médico joven con
talento y ambición podía ver en esta especialización una opción válida para hacer carrera.”
(Resnicoff)

Es decir, las concesiones de la IPA, favorecen intereses vinculados a los grupos de


poder.

¿Qué consecuencias trajo esto? Resnicoff agrega: “La imposición de la veda no dejó
a los no-médicos fuera de carrera, simplemente estableció clases sociales, en la práctica
profesional, los no médicos y los que no pertenecían a APA, cobraban honorarios
sensiblemente menores; estableció una cierta lucha de sexos ya que la gran mayoría de los
aspirantes a psicoanalistas no-médicos eran mujeres.

Esta categoría negativa, los no-médicos, luego se convirtió en el grupo de las


licenciadas en psicología, pues por esta época tuvo lugar la creación de la carrera de
psicología en la Universidad de Buenos Aires en 1954-55. Las carreras de psicología
nacieron para legitimar a los no médicos que aspiraban a estudiar y practicar el
psicoanálisis. Mucho después de la creación de las carreras de psicología se permitió
oficialmente a los psicólogos el ejercicio del psicoanálisis y la psicoterapia aún cuando
existía el grado universitario de Licenciado en Psicología. La vuelta de los no médicos, o
más bien de los psicólogos que fueron los únicos que volvieron a los seminarios de APA
tuvo el carácter de una reconquista y reivindicación”. (Resnicoff)

Revisando la actuación de la IPA frente a los gobiernos dictatoriales, Resnicoff


describe: “Frente a esta situación los psicoanalistas y la APA pasaron por diferentes
momentos difíciles. Durante el peronismo (antes del 55), la cosa era relativamente simple
no se debía manifestar abierta oposición al régimen, no hablar mal del líder, "el general ",
ni de su "dignísima esposa”. Satisfechos esos requisitos, no pasaba nada. Se dice que por
esa época solía aparecer en alguna reunión científica de APA algún personaje extraño al
que nadie conocía (dado que el país vivía casi permanentemente en estado de sitio, era
necesaria la autorización policial para hacer reuniones); se sospechaba, que dicho personaje
pertenecía a la policía política y que asistía en condición de espía, pero como en las
reuniones de APA no se hablaba de Perón sino de Edipo, no hubo problemas.

87
Bajo las dictaduras militares la cosa fue mucho más difícil y complicada. La APA
intentaba ser políticamente prescindente; pero es muy difícil mantenerse prescindente frente
a groseras violaciones de los derechos humanos. Intervenir, era muy peligroso, se había
implantado el terror, reinaba el miedo. Algún colega desapareció, algún otro fue torturado y
obligado a abandonar el país, alguno detenido en virtud de estado de sitio y mantenido en
prisión sin juicio ni condena por largos períodos, hijos adolescentes de colegas (15 o 16
años) desaparecieron. La APA decidió mantener perfil bajo”. (Resnicoff)

“El profesor Hugo Vezzeti94 se pregunta ¿No es llamativo para una indagación y un
juicio sobre la dimensión ética y política del psicoanálisis, que las sociedades médicas, a
partir de principios tradicionales de la moral hipocrática, haya sido capaz de resolverlo
mucho mejor?

Si del psicoanálisis argentino se trata, no ha habido denuncias parecidas entre


nosotros: ningún psicoanalista, mucho menos de la jerarquía, ha quedado involucrado en
episodios de tortura ¿Significa esto que podemos quedarnos tranquilos y concluir que las
instituciones tradicionales del psicoanálisis argentino han pasado con merecimiento la
prueba de la dictadura? Nada es menos seguro, si se atiende, no a la complicidad con la
tortura sino al encubrimiento resultante de esas “solidaridades”. En este punto, esa ficción
autofundante de “extraterritorialidad” que el psicoanálisis ha alimentado desde sus orígenes
parece reunirse, a veces, con una voluntad institucional de autorpeservación a cualquier
precio...En 1979, en Nueva York, la sociedad australiana propuso que la organización
produjera un pronunciamiento público sobre la violación de los derechos humanos en
nuestro país (Argentina). El comité ejecutivo asumió que se trataba de “rumores” (¡en
1979!) y que no era justo mencionar a un país, cuando sin duda había también otros en los
que se violaban los derechos humanos; el resultado fue una declaración que “condenaba
esas violaciones en ciertos lugares geográficos”, para los que incluso se evitaba emplear el
término “países”...¿hace falta decir que en aquella oportunidad, en Nueva York, los
psicoanalistas argentinos presentes estuvieron entre los que con más ahínco bregaron para
que esa declaración sin mención de países quedara anulada en sus efectos posibles? En todo
caso, bajo el amparo de un “apoliticismo” que supuestamente quiere servir a la defensa de
la institución (que fácilmente se confunde con el aislamiento y con un encierro obtuso en
las solidaridades endogrupales), lo que ha dominado es la sumisión conformista a los
poderes de facto” (Vezzetti, 1999) 95

Según cifras oficiales, los desaparecidos en Argentina superan los 25 mil96, no


puede afirmarse entonces que “algún psicoanalista hubiese desaparecido” o que “un hijo
adolescente de algún psicólogo”...En tal sentido, la magnitud de los hechos era tal que más
bien su minimización parece responder a mecanismos defensivos de negación, para
justificar un accionar complaciente. La connivencia con el poder.

94
Historiador del psicoanálisis y la psicología. Profesor de la UBA. Miembro del consejo de dirección de la
revista Punto de Vista.
95
http://www.pagina12. com.ar/1999/suple/psico/99-10/99-10-07/psico01.htm
96
Publifolha, 2002, Pg. 119.

88
Capítulo XI

Asociación Psicoanalítica Chilena

Sobre la Asociación Psicoanalítica Chilena (Asociada a la APA) 97, prefiero dejar la


palabra a los entrevistados. Ellos a través de sus relatos construirán una aproximación más
viva que la referencia a los textos existentes. Omar Arrué, en su artículo “Orígenes e
Identidad del Movimiento Psicoanalítico Chileno” (Casaula, Coloma & Jordán, 1991, Pg
44-45) refiere los siguientes textos, para quienes se sientan interesados en una revisión más
amplia del tema: “A partir de Carlos Whiting (1980) se han publicado varios trabajos de
analistas que se refieren al desarrollo histórico del psicoanálisis en Chile (Núñez,1 981;
Florenzano, 1988; Davanzo, 1987; Prat, 1990; Arrué,1988; Gomberoff, 1990; Ganzarain,
1987). Los datos más detallados podrán encontrarse en el anexo II.

No obstante quisiera comentar algunos aspectos de dos artículos sobre esta historia
que me parecen contrastantes. Por una parte, lo consignado por Omar Arrué en el texto
recién mencionado. En este artículo, al referirse a las cuestiones sociopolíticas, señala que
la asociación no se vio afectada por los acontecimientos del entorno, sino que continuó con
su trabajo -se entiende- con relativa normalidad: Formando candidatos, recibiendo a
autoridades de otras sociedades psicoanalíticas y en sus propias palabras: “Varias veces
recibió visitas internacionales incluyendo la de presidentes y de autoridades de la
Asociación Psicoanalítica Internacional, las cuales nunca plantearon de una manera formal
problemas, abordajes o declaraciones en relación al quiebre democrático de nuestro país, ni
en relación a las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante el gobierno militar”.
(Arrué,1991)

¿Qué puede se de este párrafo ¿que si los invitados extranjeros dotados de tan alta
investidura, no tocaban el tema, los miembros locales no debían cometer el desaguisado de
mencionarlo? ¿O que debía entenderse que si aquellos invitados no lo planteaban era por
que al psicoanálisis no le era propio hablar de estos asuntos?

Por otra parte, parece reforzar la idea de que la tendencia de los representantes de la
IPA actuaban de un modo político en su representación institucional, que evitaba
groseramente hacer referencia a cuestiones que contravinieran las disposiciones del
régimen de turno, aunque esta práctica resultara una contradicción ética mayor.

97
En Chile no existió otra agrupación de psicoanalistas hasta que recién después del año 2000 los miembros
del Instituto Chileno de Psicoterapia Psicoanalítica, comenzaron un proceso de transformación que culminó
con la creación de la Sociedad Chilena de Psicoanálisis.

89
No quisiera dejar pasar que llame gobierno a una dictadura ni que se refiera al golpe
llamándolo “quiebre democrático”. Lo más probable es que en el ámbito de su consulta no
dejara pasar estas concesiones lingüísticas a sus propios pacientes. El ejercicio habitual del
psicoanálisis demanda una constante “atención flotante” precisamente a aquellas
construcciones lingüísticas que dan cuenta del deslizamiento de lo reprimido.98

En este mismo artículo, señala que los psiquiatras o psicólogos tenían participación
gremial o política en sus propias instituciones (Colegio médico, Colegio de psicólogos),
pero no así al interior de la APCH. ¿Debe desprenderse de esto que hablar de la situación
política imperante constituía un acto político y una claudicación automática en el ejercicio
del psicoanálisis?

Este mismo autor a mediados de los ochenta, mientras se desempeñaba como


docente de la carrera de psicología en una universidad chilena, al escuchar un trabajo de
sus alumnos sobre “consecuencias psicológicas de la tortura”, se puso de pié diciendo en
voz alta que “éste era un trabajo panfletario”, retirándose inmediatamente de la sala. Años
más tarde agregaría que su accionar había tenido como propósito “proteger a la escuela de
psicología” la cual, según él “se encontraba amenazada”.99

98
Ver Freud Obras completas: “La represión”. Y Coloma Integración en Psicoterapia 1992, Cecidep,
Santiago de Chile Capítulo 5 “EPISTEMOLOGÍA PSICOANALÍTICA: UNA APROXIMACIÓN”.
99
Comunicación personal.

90
Capítulo XII

Gabriel Castillo

Gabriel Castillo Cerna Nació el 4 de diciembre de 1932. Estudió medicina en la


Universidad de Chile en el Hospital José Joaquín Aguirre. Allí obtuvo el título de médico
cirujano. Su interés profesional se centró en el ámbito de la Psiquiatría, labor a la que se
dedicó hasta su desaparición ocurrida el 11 de octubre de 1976. Médico colegiado RCM:
5.494. 43 años de edad. Padre de Claudia Castillo, hija de su primer matrimonio. Fue visto
por última vez, saliendo de su domicilio ubicado en parcela 12 J de calle José Zapiola en la
comuna de la Reina, Santiago.100

Hacía seis mes se encontraba separado de su segunda esposa, por lo que en el


momento de su desaparición vivía solo en su casa. Ese día salió a pie, aproximadamente a

100
La información escrita sobre Gabriel Castillo es escasa. Las notas y comentarios de este capítulo se
refieren esencialmente al libro “Porque Fuimos Médicos del Pueblo” escrito por la Comisión de Solidaridad
con Médicos Objeto de Represión, creada al interior del Colegio Médico de Chile; y a la página de Internet
“Memoria Viva”, referida a la conservación y actualización de la información referente a Detenidos
Desaparecidos en Chile. Unos pocos datos complementarios fueron obtenido a través de entrevistas o
conversaciones de personas mencionadas en este trabajo.

91
las 11:30 hrs., dejando en el lugar su automóvil, según atestiguó Luis Bastías, un joven que
trabajaba en la casa del médico.

Al día siguiente de su detención planeaba realizar un paseo a la Playa "Las Cruces"


junto a su hija. Pero el Dr. Castillo no volvió a su consulta, y dejó sin atención a sus
pacientes. Tampoco pudo encontrarse con su hija que lo esperó esa tarde. Ella tenía
entonces dieciséis años de edad.

Su consulta se ubicaba en calle Cirujano Guzmán 24, departamento 43, Providencia


Santiago.

Castillo había sufrido una detención previamente durante el año 1975, pero fue
puesto en libertad. Poco antes de su desaparición había intervenido públicamente en una
misa que se realizó en la Parroquia Universitaria, en memoria del ex canciller Orlando
Letelier, asesinado en Washington.

Habría dicho a los asistentes que perdieran el miedo a expresarse en contra de los
atropellos a los derechos humanos que se perpetraba cotidianamente en Chile. Es posible
que entre los asistentes se encontraran agentes de seguridad del régimen.

Su intervención así como el estado de conmoción que lo afectaba podría


relacionarse directamente con que Castillo era el psiquiatra de la madre de Orlando
Letelier. 101
Hasta la fecha no se han encontrado testigos de su detención, ni personas que sepan
dar cuenta de su paradero.
Por otra parte, se encuentra acreditado judicialmente que durante ese período, la
mayoría de las detenciones de opositores al régimen "fueron realizados en la calle o en
lugares donde no hubiese testigos" (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg. 382)

Durante ese mismo periodo -entre el primero de junio y el primero de octubre de


1976 - fueron encontrados 18 cadáveres en el río Maipo "todos ellos desnudos y con sus
manos y pies atados con alambre". (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg. 382)

El único reconocimiento oficial que existe sería la consignada en una carta que la
Sra. Daniela Cerna Riquelme, madre de Gabriel, enviara en diciembre de 1982 al presidente
del Colegio Médico, en ella señala que la Policía de Investigaciones "reconoció la
detención del doctor Castillo", no especificando si se refiere a la primera o a la relacionada
con su desaparición. (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg. 383)

En relación a su filiación política, existen versiones levemente divergentes. La


Página Memoria Viva102 lo señala como militante del Partido Comunista: Así también lo
consigna el "Informe final de la Comisión Nacional Verdad y Reconciliación". No obstante
cercanos y lo señalado en el libro "Porque fuimos Médicos del Pueblo" lo ubican como

101
Este elemento podría ser relevante a la hora de explicarse las razones de su desaparición.
102
http://www.memoriaviva.com/desaparecidos/D-C/cas-cer.htm

92
"simpatizante comunista". Quienes lo conocieron coinciden en que “la militancia y la
defensa de intereses partidarios estaba lejos de caracterizar la personalidad de Castillo”103.

Numerosos recursos fueron interpuestos ante la justicia para esclarecer las


circunstancias de su desaparición y encontrar a los culpables. Todas las gestiones realizadas
para dar con su paradero han sido hasta la fecha, infructuosas. El Ministro Servando Jordán
rechazó la querella por secuestro, interpuesta el 23 de Junio de 1980. Luego de “tener a la
vista el proceso que se había instruido en el 11° Juzgado, resolvió no dar lugar a la
querella”. 104

Gabriel Castillo Nació en la Zona de Los Ángeles; y era hijo de campesinos. Desde
temprano habría debido huir junto a su madre, fruto de las amenazas y peligros los que
habrían provenido de su propio padre. Al llegar a Santiago, su madre se emplea en casas
particulares y –según relata Jorge Bianchi, quien fuera su compañero de curso y amigo-
“ninguna de estas casas fue un hogar para Gabriel. Se sintió marginado, discriminado y
maltratado”. (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg.385)

Aparentemente los muchos cambios de trabajo de la madre se habrían debido a que


el padre lograba ubicarlos, motivando una nueva huida de la familia. 105 Castillo se fugaba
de estas casas donde no se sentía querido. Vagando por las calles de Santiago llegó en
varias oportunidades bajo los puentes del Mapocho. De estas anécdotas: “Quizás la más
increíble es la de las charlas sobre diversos temas que daba a los marginados bajo los
puentes, en sus días de vagancia. Estos lo escuchaban con admiración y lo consideraban un
genio”.(Maldonado, Moya, Romero, & Vega,1999, Pg. 389)

Su educación formal se vio interrumpida en numerosas ocasiones, no obstante,


siendo un muy buen lector, habría sabido suplir estas deficiencias. Bianchi comenta: “Lo
más notable, es que Gabriel no tenía trazas, ni resabios de este ambiente en el que se formó.
Tenía un aspecto distinguido, vestía con elegancia. Sus modales, su dicción y su
vocabulario eran los de una persona con gran educación. Su madurez era otra característica
que lo diferenciaba entre los jóvenes alumnos de medicina. Se había casado a los 22 años y
trabajaba junto con estudiar. Vivía con su esposa en un departamento del Barrio Bellavista,
que era tan acogedor que servía de punto de reunión para muchos compañeros de curso; allí
estudiaban, escuchaban música, conversaban. Gabriel tenía gran inteligencia, un gran
sentido del humor. Además hacía buenas caricaturas con leyendas de quienes lo rodeaban,
como profesores y compañeros. Inventaba también muchas actividades a las que arrastraba
a sus compañeros, como un operativo médico que organizó en una población del norte de
Santiago”. (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg. 386)

Resulta bastante confiable –por el cruce coherente de informaciones- que Gabriel


Castillo siendo psiquiatra habría realizado una formación sistemática en psicoanálisis en la

103
Comunicación personal.
104
http://www.memoriaviva.com/desaparecidos/D-C/cas-cer.htm
105
Comunicación personal de Claudio Duran.

93
Asociación Psicoanalítica Chilena. No es posible –hasta ahora- precisar si habría terminado
esta formación o no. El libro de la Comisión de Solidaridad, dice al respecto: “era
partidario de la escuela psicoanalítica, perteneciendo al Instituto de Psicoanálisis”.
(Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999, Pg. 387), sin embargo algunos entrevistados no
logran precisar esta información.

Trabajó en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile y como profesor de


higiene mental en la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Chile. Fue
además, profesor de los cursos de extensión que organizaba esta universidad.

Existe registro de una entrevista realizada por la periodista Lucía Gevert para el
diario “El Mercurio” hecha el 21 de noviembre de 1971, en ella Castillo se refiere a dos
lineamientos fundamentales, en función de los cuales se plantea trabajar activamente:
“cómo disminuir la violencia y de cuanto él valoraba la comunicación y palabra como
medios de relación entre los seres humanos”. (Maldonado, Moya, Romero & Vega, 1999,
387)

Las fuentes consultadas coinciden en que Castillo presentó un marcado deterioro en


su salud mental posterior a 1973, así como coinciden en describirlo lúcido e inteligente
durante todos los años previos, de lo que da cuenta su paciente entrevistado en este trabajo
(ver anexos, entrevista a Claudio Duran), el aporte que hiciera años más tarde en el grupo
de estudios sobre “El Mercurio”; sus amigos (ver entrevista Isolda Armijo) y la entrevista
aquí mencionada del Dr. Bianchi. No obstante lo anterior, mantenía su actividad
profesional, la que constituía su fuente de sustentación económica.

En la Asociación Psicoanalítica Chilena no existen registros escritos que den cuenta


del paso de Gabriel castillo por esa institución. No obstante existen personas que lo
conocieron y que pueden acreditar esta parte de su historia profesional. Tampoco parece
estar en cuestión que su actividad clínica, así como sus aportes, tenían al psicoanálisis
como marco teórico referencial.

Es necesario precisar, en todo caso, que se encuentran ausentes de los registros


escritos de la APCH, otros analistas en formación y ex socios, las que pueden atribuirse a
dificultades del funcionamiento administrativos de la APCH, pero a las que debe agregarse
la hipótesis del borramiento, es decir, del deseo de no dejar rastros de la vinculación de
Castillo con la Institución.

Aunque existen otras personas que podrían enriquecer los pocos datos biográficos
aquí entregados, entendemos que escapan a los fines de este trabajo.

Su hija es actualmente profesora y madre de dos hijos:“.. que sin saberlo, llevan tu
mirada penetrante, sincera...”106

“...desde esa fecha, no se ha vuelto a tener noticias de su paradero” (Informe Comisión


Verdad y Reconciliación).

106
Extracto del poema “Detenido Desaparecido” que le escribiera su hija Claudia Castillo.

94
Aunque no aparezca en las nóminas de los miembros históricos de la APCH,
Gabriel Castillo se lo encuentra en la memoria de los que lo conocieron y figura hasta
ahora en la letra “C” de la “Lista completa de casos” de Detenidos Desaparecidos de Chile.

Capítulo XIII

Análisis de los datos

Resultó que la mayoría de las entrevistadas fueron mujeres. Cinco de ellas eran
médicos psiquiatras y se especializaban en psiquiatría infantil. De estas últimas, tres se
habían desempeñado en el mismo lugar de trabajo desde un par de años antes del golpe de
estado y dos de ellas resultaron haber sido maestras de la tercera. Todas ellas –a excepción
de la última- se reconocían teniendo una ideología política de izquierda.

Quizás el dato más relevante es que de los 32 sujetos que se intentó contactar, sólo
pude entrevistarme realmente con 6 (5 en persona y una telefónicamente). La gran mayoría
prefirió no referirse al tema.

Casi todos los entrevistados querían que su nombre no apareciera. Prefirieron evitar
hablar e inscribirse personalmente tomando alguna posición en torno a los temas
consultados.

En todas las entrevistas, me parece destacable la vaguedad para precisar las fechas
de hitos históricos tan notables. Por contraparte, recordaban las fechas de inicio y término
de sus formaciones con precisión, los ingresos y despidos de lugares de trabajo, etc. Sin
embargo no podían precisar las fechas de la muerte de Gabriel Castillo, por ejemplo en
referencia al golpe de estado. Una de ellas no podía recordar siquiera el nombre a pesar de
sentirse realizando un “acto de profunda rebeldía”. Por ejemplo en la entrevista dos, se
señala que Castillo “hacía clases en alguna universidad en psicología, parece”, lo que
resulta particularmente curioso, toda vez que en esos años (década de los setenta) sólo
había dos escuelas de psicología en Chile y ambas se encontraban en la capital Santiago.

Me parece muy destacable la sensación de amenaza que parecen transmitir


proveniente de su grupo profesional de referencia. La Asociación, o sus miembros y/o sus
directivos aparecen como personas ante quienes no quisieran mostrarse presentando
opiniones políticas, lo que resulta particularmente notable luego de 19 años de haber
recuperado la democracia en el país y de la sucesión de cuatro gobiernos democráticos.

Como se observa en las entrevistas, ante la pregunta directa de si lo sintió o lo leyó


o bien si fue dicho por alguna autoridad de la Asociación Psicoanalítica, todos se refieren a
una norma implícita, no escrita. Nadie hace mención a algún estatuto, ni a normativas o
circulares que prohibieran o restringieran la participación política de sus miembros, sin
embargo ante hechos de carácter político tales como la desaparición de Daniel Castillo o la

95
detención de Juan Pablo Jiménez, ningún entrevistado reconoce que la Asociación
Psicoanalítica realizara esfuerzo alguno por esclarecer, informar ni menos defender a uno
de sus miembros. Luego de estos acontecimientos, la Asociación parecía retornar a sus
actividades académicas inmutablemente, como si nada hubiese ocurrido.

Lo mismo parece concluirse ante eventos de gran magnitud que conmocionaron la


vida nacional durante la década del setenta y el ochenta, de lo que sí existe abundante
evidencia en los medios masivos de comunicación (radios, televisión, diarios y revistas). En
estos medios se informaba regularmente de detenciones, enfrentamientos, protestas, paros,
y desaparición de personas, todo ello expresado vehementemente por las agrupaciones de
defensa de los Derechos Humanos existentes.

Parece claro concluir que en el funcionamiento de la Asociación Psicoanalítica, se


evitaban sistemáticamente:
a.- Emitir opiniones políticas en concordancia con los discurso de apoliticidad y
prescindencia de participación política propugnados por la dictadura militar.
b.- Se omitió información política de gran impacto emocional en los pacientes tal
como lo refieren las entrevistas de este estudio, incluidos los análisis didácticos, los que
daban cuenta del temor y las angustias que experimentaban los candidatos, derivado de la
situación política y del accionar de sus aparatos de represión.
c.- Se omitió la producción científica que permitiera la elaboración de los problemas
emocionales derivados de la dictadura en la población así como en sus propios candidatos,
no obstante, en la esfera de los análisis didáctico esto se elaborara en referencia a
cuestiones de corte psicoanalítico en la dimensión biográfico-individual.
d.-Se mantuvo un importante asilamiento social restringiendo sus actividades
exclusivamente a psicoanalistas, lo que sólo más tarde ha empezado a ser cuestionado, con
el logro de la incorporación de los candidatos (tal como lo muestra la entrevista cinco).

En las entrevistas se observa el uso de términos ambiguos o de eufemismos tales


como: “Tuvo que salir” en vez de exilio o bien “de eso no se hablaba” en lugar de decir que
se hizo una negación de los hechos tal como si no hubieran ocurrido (esto es muy notable
entre psicoanalistas).

Si bien en sus prácticas cotidianas daban cuenta de la represión: La existencia de la


tortura, de personas que venían saliendo del encarcelamiento por razones políticas o vivian
en situación de clandestinaje, mantenían esta realidad en un estatus escindido de la
conciencia pública al interior de su institución, de la que todos asumían, no daría espacio y
no ampararía ante el Estado a sus miembros que decidieran enfrentar esta realidad.

En tres de las entrevistas (las más extensas) cuando se refieren a sus dinámicas en la
relación con los poderes internos, parecen transmitir un tipo de vínculo fuertemente
autoritario e infantilizante hacia sus miembros, por ejemplo: No podían acceder a las
reuniones científicas de la Asociación siendo candidatos (aunque todos ya contaran con un
título en medicina o psicología, que les haría capaces de comprender las discusiones allí
planteadas).

96
Se bserva que las entrevistadas tomaban conciencia de una serie de autocensuras
ante las cuales parecían haber claudicado por anticipado, durante el transcurso de las
entrevistas. “no sé qué habría pasado si lo presentaba [el trabajo con torturados]”, “no, yo
nunca plantee lo que estaba haciendo [en la atención de detenidos políticos en sus consultas
privadas]”.

Capitulo XIV

Discusión
El número claramente insuficiente de entrevistas, reduce en gran medida la
generalización que podamos hacer de las conclusiones aquí extraídas, en todo caso, si lo
pensamos desde un punto de vista de la metodología cualitativa utilizado aquí Según Ruíz
“los métodos cualitativos parten del supuesto básico de que el mundo social es un mundo
construido con significados y símbolos, lo que implica la búsqueda de esta construcción y
de sus significados” Es decir, se cuestiona la validez y legitimidad del modelo lógico
positivista, su supuesta neutralidad y la objetividad de sus observaciones. La técnica
positivista sucumbiría ante la ilusión de la objetividad reflejando más un anhelo de control
e independencia epistemológica “más que su práctica real”. (Ruíz, 2003, Pg. 31)

Agrega Ruíz: “Así, el propósito de los métodos cualitativos no radicaría en describir


los contornos observables y cuantificables de los acontecimientos, sino de penetrar en ellos
captando su sentido en su versión más humana, es decir en los símbolos, su construcción y
por ende de los objetos, las relaciones entre las personas y por extensión, la cultura”. En
palabras de Ruíz: “los métodos cualitativos estudian significados intersubjetivos, situados y
construidos”. De este modo, en lugar de explicar las relaciones causales por medio de
hechos objetivos y análisis estadístico, “utiliza un proceso interpretativo más personal en
orden a comprender la realidad”. Es decir, la praxis del investigar como una hermenéutica:
“la investigación centrada en el entendimiento y la interpretación” (Ruíz, 2003, Pg. 13). En
palabras de Gummesson (1991) “El análisis cualitativo llega a significar diferentes cosas
para cada uno, si bien puede encontrarse una base más o menos común general a todos
ellos consistente en un planteamiento natural e interpretativo de la investigación,
acompañada ésta de múltiples métodos concretos”.Denzing y Lincoln (1994).” (Ruíz, 2003,
Pg. 20)

En tal sentido, estas pocas entrevistas pueden permitir captar el sentido de sus
corpus sociales de referencia en tanto trasmiten un sentido o vivencia común, es decir, en
tanto representantes de un discurso institucional. Por otra parte, este discurso puede
entenderse refrendado por un gran manto de excusas, omisiones y silencios manifestados en
todas aquellas personas que prefirieron no hablar. ¿Qué características podría tener una
organización cuyos miembros prefieren el silencio a la palabra, que por definición es
social?

¿Por qué tan pocas entrevistas?:

Manejo varias hipótesis, las cuales podrían resultar complementarias.

97
a.- Dado que la mayoría de los entrevistados no me conoce ni tiene como verificar
mis automáticamente mis “filiaciones”, podría sentir reticencias a tratar un tema “delicado”
con un desconocido.
b.- Alguno podría preferir no hablar de este tipo de temas con un integrante de la
Sociedad Psicoanalítica “rival”. 107
c.- Dada la existencia de una política implícita, aparecer revelando opiniones o
ventilando hechos que podrían revelar contradicciones en su discurso, podría poner en
aprietos políticos a quienes participaran de un tema como este.
d.- Es posible que varios analistas se sientan inseguros y amenazados, es decir, “sin
discurso” al ser empujados a un ámbito que no es de sus intereses cotidianos del ámbito
privado clínico donde sientan mayor experticia. Lo que podría revelar “la clásica y
discutible división individuo-sociedad, por la que lo psíquico y lo social, deberían separarse
radicalmente desde sus mismas génesis, para luego tratar de pensar sus posibles cruces,
articulaciones, homologaciones, complementariedades, etc.” (Perrés, 2000, Pg.23)

Castel propone que esto sería el “meollo del problema”, y no un accidente, es decir
que el psicoanálisis produce apoliticismo así como el panadero produce pan. No podría
interpretarse como que algo falló, sino como el producto consecuente del corte y exclusión
de lo político-social y agrega “que por la mediación del didacta este tipo de apoliticismo se
reproduce a la vez como producto y como productor de las condiciones de su propia
reproducción en el aprendizaje del oficio de analista” (Castel, 1980, Pg. 51)

¿Pero cómo, o de qué forma, podría el psicoanalista alcanzar dicha neutralidad?


“El psicoanalista es “neutral”, porque “no se diferencia del telón de fondo de las
actitudes político-sociales dominantes en su medio” (Castel, 1980, Pg. 50), lo que lo
convierte en un funcionario del Estado, probablemente sin saberlo.

En su libro testimonial, Paul Steinberg narra setenta años después, sus experiencias
cuando siendo adolescente tuvo que sufrir la reclusión en campos de concentración nazis.
Me interesa rescatar más que nada, sus encuentros –o desencuentros- con la sociedad civil a
su regreso. Dice: “Mi retorno del campo no se distinguió en nada del de otros que han
sabido describirlo. Los que me esperaban se taparon los oídos. Los que pudieron, me
esquivaron...el precipicio era infranqueable. Saqué las conclusiones pertinentes y me callé”
(Steinberg, 1999). De esto, me parece que se desprende un fenómeno habitual ante este
tipo de crueldades humanas, que luego son repetidas en lo que algunos autores llaman la
retraumatización, es decir, el aislamiento, el ostracismo, en que cae la víctima luego que
encarna aquel aspecto de lo humano que busca seguir siendo negado o renegado. Como si
al mantener a raya las víctimas, la maldad misma se mantuviese contenida y la esperanza
gozase entonces de buena salud.

107
Existió hace unos cuatro o cinco años, una circular en que se prohibía a los docentes de la Asociación
Psicoanalítica Chilena, efectuar docencia en la Sociedad Chilena de Psicoanálisis (que no pertenece a la IPA,
sino a la International Federation of Psychoanalytic Societies).

98
“Metáfora de dos mundos incomunicados y no miscibles, de una radical
heterogeneidad que alimenta la sordera entre el mundo de los afectados y de los supuestos
indemnes y lleva a Michel de Certeau a exclamar con simplicidad elocuente. “de la tortura:
de eso, no se quiere saber, ni se puede creer”.Este nudo confirma la vigencia de la
afirmación de Ferenczi de que lo más traumático no es el trauma mismo, sino la desmentida
del hecho traumático. Sordera activa, por una parte peligrosa porque encierra al sufriente en
un ghetto, también imprescindible porque nadie puede vivir sólo en la melancolía, sofocado
por lo más abyecto de una acción humana.” (Viñar, 2005, Pg. 29-63) 108

La paradoja que surge de lo anterior es que para no caer en la melancolía se deba


circunscribir el hecho a un rótulo o a una ceremonia de la que después ya nadie recuerda.

Para Marx, “el individuo es un ser social” y Freud sentencia: “La psicopatología
individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social”. No obstante en
múltiples abordajes disciplinares, lo que se encuentre de lo social es un punto reducido a las
palabras “realidad” o “mundo exterior”. Falta en ellos –agrega León Rozichner- “una teoría
de la subjetividad que contenga en sus presupuestos mínimos la densidad histórica del
mundo que la organiza como tal, no como algo aleatorio o agregado, sino donde esté
implicada en su misma trama y estructura, determinando también la trama del individuo”.
Para este autor es Freud quien avanza en este camino de abarcar lo que él denomina “la
determinación histórica de la subjetividad”, a través de su articulación y organización del
concepto freudiano de “aparato psíquico”, donde “la sociedad se ha interiorizado hasta tal
punto en el sujeto, que éste aparezca congruentemente integrado dentro de la re-producción
del sistema que lo produjo”. (Rozitchner, 2003, Pg. 13)

En este mismo sentido continúa José Perrés: “sería hoy difícil sostener una postura
semejante (la de individuo aislado de lo social) , ya que pensamos que el sujeto se
constituye simultánea e inevitablemente, y aún antes de su nacimiento, en alguna de esas
dimensiones, en función de los deseos parentales, como sujeto biológico, psíquico,
institucional y social –en el sentido de pertenecer simultáneamente a las redes de
estructuración y sujetación de los órdenes biológicos, psicológico, institucional y social-
Son solamente las “miradas disciplinarias”, las que suelen hacer recortes simplificadores en
esa compleja y muy problemática “unidad” constitutiva, nada lineal por cierto y carente de
toda solución de continuidad entre las dimensiones heterogéneas en juego”. (Perrés, 2000,
Pg. 23)

Si bien Freud adhirió a los planteamientos racionalistas de Kant 109 y a su esperanza


de alcanzar a través del ejercicio de la razón la felicidad y la liberación de los yugos del
oscurantismo, es también cierto que dijo “El hombre no es dueño de su propia casa” (Freud,
1927) refiriéndose, como la había hecho ya varias veces, al vasallaje del yo. En tal sentido,
la mayoría de las veces, desconociendo las condiciones de su determinación, y
“reconociendo la vigencia ineludible de las pulsiones, propone que el progreso es
contradictorio, regresivo, multideterminado y que la compulsión repetitiva cuestiona los

108
Ver también Díaz, 2005, 20-21.; Becker Castillo, 1993, 54 -55.
109
Valdez, 1999.

99
fundamentos de la vida, del desarrollo y del progreso vistos como acumulación y
crecimiento estables y correlativos” (Valdez, 1999)

Freud describe en “El malestar en la Cultura”, refiriéndose al Hombre: “por


consiguiente el prójimo no le representa únicamente un posible colaborador y objeto
sexual, sino también un motivo de tentación para satisfacer en él su agresividad, para
explotar su capacidad de trabajo sin retribuirle, para aprovecharse sexualmente sin su
consentimiento, para apoderarse de sus bienes, para humillarlo, para ocasionarle
sufrimientos, martirizarlo y matarlo...” Y un poco más adelante, en la misma obra:
“siempre se podrá vincular amorosamente entre sí a mayor número de hombres, con la
condición de que sobren otros en quienes descargar los golpes.
Denominé a este fenómeno narcisismo de las pequeñas diferencias, aunque tal
término escasamente contribuya a explicarlo. Podemos considerarlo como un medio para
satisfacer, cómoda y más o menos inofensivamente las tendencias agresivas, facilitándose
así la cohesión entre los miembros de la comunidad” (Zukerfeld, 1986 Pg. 49)

De lo anterior se desprende que:

a.- Todo hombre es agredible por otro.


b.- Los integrantes de un grupo de agresores no se agreden entre sí en la medida en
que exista un grupo complementario de hombres agredidos

El psicoanálisis basa su accionar, según Castel, en un golpe de fuerza: debe dejar en


suspenso o bien interpretar todo en función de categorías analíticas derivadas del
inconsciente: “justificado exclusivamente por el proyecto de abrir el acceso al inconsciente,
o por lo menos al conocimiento teórico y práctico de alguno de sus efectos” (Castel, 1980,
Pg. 37) Aunque no cuestiona esta decisión desde el punto de vista psicoanalítico y aún se
plantea que podría haber sido muy confuso proponer esta otra mirada sin esta
determinación, termina concluyendo que es precisamente lo que luego retorna bajo la forma
de una amenaza: “el retorno de lo que él mismo ha reprimido”. (Castel, 1980, Pg. 37)

La condición para la creación de un marco (a través del contrato psicoanalítico y el


establecimiento de un setting), sería la imposición de la suspensión de la realidad “una
neutralización de aquello que en la existencia ordinaria nunca es neutro...La convención
analítica pone fuera de juego a la realidad (político social) para desenmascarar a lo real
(analítico)” (Castel, 1980, Pg. 38), pero esto no quiere decir que deje de existir. La relación
entre lo real y la realidad es, según Castel, una “exclusión convenida”: “La realidad debe
ser suspendida para que pueda manifestarse la dinámica propia del inconsciente”. Y no por
ello se lo vuelve exterior, sino, muy por el contrario: “Lo que se pone así entre paréntesis
continúa presente en la relación analítica, pero ha sido neutralizado, invalidado, disfrazado
y se ha vuelto irreconocible” (Castel, 1980, Pg. 38)

Pero, ¿por qué tendría que preocuparnos del carácter particular que jugaría lo
político social al interior del dispositivo analítico? Tal vez, porque lo que se produce (o
reproduce) del psicoanálisis “depende en gran medida del marco experimental de su
producción” (Castel, 1980, Pg. 44)

100
En su respuesta a Einstein sobre el porqué de la guerra en septiembre de 1932,
Freud señala: “En la situación original domina el mayor poderío, la fuerza bruta o
intelectualmente fundamentada. Sabemos que este régimen se modificó gradualmente, en el
curso de la evolución, que algún camino condujo de la fuerza al derecho; pero ¿cuál fue
este camino?
Yo creo que sólo pudo ser uno: El que pasa por el reconocimiento de que la fuerza
mayor de un individuo puede ser compensada por la asociación de varios más débiles.
La violencia es vencida por la unión; el poderío de los unidos representa ahora el
derecho, en oposición a la fuerza del individuo aislado. Vemos, pues que el derecho no es
sino el poderío de una comunidad”. (Zukerfeld, 1986, Pg. 54)

Es posible hacer una lectura de este planteamiento de Freud, homologándolo a una


posición políticamente neutra, es decir, al contrario del aparente supuesto psicoanalítico, la
neutralidad opera como perteneciendo a una clase correspondiente al consenso político
social. De acuerdo a Castel, el psicoanalista nunca es neutro, dado que le rodean una serie
de índices de prestigio, modales que denotan su formación y por las condiciones de su
práctica liberal, etc. La condición que hace entonces posible esa neutralidad “es la
pertenencia del psicoanalista a una clase: La mayor parte del tiempo actúa teniendo un
background del consenso político-social” (Castel, 1980, Pg. 47). De allí e adelante esta
pertenencia a estos principios y posiciones políticas harán las veces de regla técnica de
neutralidad.

Tal vez la falta de organización de los “candidatos”, la Instalación de la categoría de


“didactas” como instancia suprema e inapelable, instalaba una relación altamente
jerarquizada y de profunda desigualdad entre los miembros de la Asociación Psicoanalítica,
reproduciendo con esto las realidades represivas del estado autoritario en que se encontraba
inmersa. En tal sentido, discutir la radicalidad de la violencia social exterior,
necesariamente la habría llevado a cuestionar la violencia interna que estaba
reproduciéndose en su interior.

Sin embargo este proceso había sido iniciado ya antes por el propio Freud. En
efecto, un día de 1912 el fundador del psicoanálisis cerró una ceremonia en la que creaba el
“comité secreto”, inspirado por Ernest Jones, el biógrafo oficial, y por Sándor Ferenczi, el
nuevo delfín, cuya tarea sería textualmente “purgar todas las excrecencias teóricas y
coordinar nuestros propios fines inconscientes con las demandas e intereses del movimiento
(Jones, 1979)” (Waisbrot, 2002, Pg. 165) .Vale decir, una dirección en las sombras, con
independencia de cuales fueran las directivas electas de turno. Esto es la encarnación de un
sistema antidemocrático, alejado de cualquier afán científico justificable. A mi modo de
ver, un elemento constituyente y determinante de allí en lo sucesivo, del quehacer
psicoanalítico.

En esta ceremonia, es sabido que el propio Freud, entregó a cada uno de los
integrantes un anillo que él mismo había mandado grabar: Una antigua talla griega,
engastada en un anillo de oro. Lejos de cumplir con los dictados de Zaratustra: “Vosotros
no os habéis buscado aún; entonces me encontrasteis. Así hacen todos los creyentes: por
eso es la fe tan poca cosa.

101
Ahora os mando que me perdáis y que os encontréis a vosotros mismos” (Nietzche,
1891, Pg. 56)110 El mandato de Zaratustra era para destruir el discurso único, del mismo
modo como en algunas tribus el alfarero más viejo entrega en una ceremonia su mejor
vasija al alfarero más joven, no para que la erija en elemento de adoración, sino para que la
haga mil pedazos y con esa arcilla construya las propias.

De hecho en El Malestar en la Cultura Freud escribe sobre el orden diciendo: “Es


una especie de impulso de repetición que establece de una vez para todas cuándo, dónde y
cómo debe efectuarse determinado acto, de modo que en toda situación correspondiente nos
ahorraremos las dudas, las indecisiones”. (Freud, 1929) Y en este sentido advierte sobre su
carácter ilusorio, la ilusión de certeza, la ilusión de completitud. No obstante cabría pensar,
que a costa de la independencia y de la creación.

Según Roudinesco, en el mismo momento en que Freud crea este comité, con el
propósito de reforzar la validez de sus descubrimientos, crea al mismo tiempo condiciones
que van en contra de esos mismos fines. “La Asociación Internacional de Psicoanálisis
jamás se podrá disolver y desde que nace, el psicoanálisis deja de existir como movimiento
de vanguardia”. (Waisbrot, 2002, Pg. 171)

“El discurso autoritario se caracteriza por enunciarse sin disimular su fuerza ni


intentar ganarse al oyente. Es un discurso esencialmente prescriptivo, proporcionando sólo
normas que son enunciadas en forma tanto imperativa como valorativa.

Esto lo diferencia del discurso no autoritario, en el que tanto el hablante como el


oyente comparten un universo ético de valores, existiendo la libertad para aceptar o
disentir. Se espera la cooperación en relación al universo compartido y el disenso en cuanto
al contenido y a los diversos modos de interpretar el sentido de lo comunicado”.
(Dunayevich, 1986, Pg. 41)

Pensemos en el estilo de una docencia centrada en la aprensión del texto literal. Una
docencia que excluye el disenso y que se centra en la obediencia a la letra en vez de a la
exploración de su sentido.

Por ejemplo, durante el nazismo, en la medida en que las leyes raciales avanzaban
en su carrera de destrucción y aislamiento, las cartas de Anna Freud comienzan a repetir
una palabra: “Sorgenkinder” es decir: “niños con necesidad de cuidado y causantes de
preocupaciones” Al respecto Steiner comenta: “su empleo de la expresión, parece tener una
significación particular y es preciso no ignorarlo...porque su empleo suscita la impresión de
una familia extensa compuesta por criaturas, niños, hermanos y hermanas mayores y padres
cuyo deber es ponerlos bajo su ala. Las personas a quienes se refería en esos términos, no
eran sino psicoanalistas adultos quienes al encontrarse en circunstancias muy precarias, se
veían obligados a volver, por así decirlo, a una situación de dependencia de Anna, Jones y
de los norteamericanos”. (Steiner, 2003, Pg. 29)

110
Id ant. Pg. 175.

102
En las entrevistas puede observarse la descripción de actitudes igualmente
infantilizantes. La entrevistada cinco es tal vez quien se refiere a este aspecto con mayor
claridad.

“Mariano Dunayevich precisa: En la medida en que cuestionar las órdenes lleva


inmediatamente a la ubicación a la categoría de opositor-enemigo, y en tanto a la oposición
corresponde el consecuente castigo, el interlocutor es acallado”. (Dunayevich, 1986, Pg. 41)

Castell ve en un comportamiento grupal de esta naturaleza, el funcionar de una


secta. Dice: “”Fidelidad al maestro, fidelidad a la profecía: la ortodoxia es al mismo tiempo
lealtad personal y adhesión teórica”. (Castel, 1980, Pg. 127)

Como se puede observar a partir de los datos, las entrevistadas desplegaban


comportamientos altamente activos en relación a su actividad profesional que incluían y
daban cuenta de la realidad política imperante de acuerdo a sus convicciones políticas, sin
embargo al interior de la Asociación Psicoanalítica desplegaban un comportamiento
altamente restrictivo acallando sus compromisos y sentido de lo social.

“La razón es un logro, pero no es estable” señala Valdez, siguiendo a Freud. Es


decir, al impulso por saber, se le agrega el de apoderamiento, vale decir, pulsión de vida y
pulsión de muerte “y de esta manera se abre una posibilidad de entender por qué tantas
veces, la razón, que provee instrumentos para acercarse a la realidad e interpretarla,
conocerla y transformarla...parece escindirse e independizarse de la vida y ponerse al
servicio de la destrucción en nombre del progreso” (Valdéz, 1999, Pg. 780)

La razón puede transformarse en una línea de fuerza, dura, cerrada sobre sí misma,
cuando se desliga de la reflexión volviéndose una imagen monocorde, aislada de la
realidad y suplantándola, previsible y perfecta, que trata de imponer, bajo el dominio del
ideal narcisista y por esa vía, al servicio de la destrucción y de la pulsión de muerte.

Dunayevich agrega: “Se produjo una profunda división de la mente, que fue
denominado clibaje por J. Bleger, en donde tanto en la mente como el registro de la
realidad quedan constituidos dos sectores, que de ahí en más convivirán permanentemente.

Es a partir de esta organización mental, en que por el monto de la agresión, la


destrucción y la renegación presentes, no se pueden organizar defensas compatibles con la
salud mental y organizan síntomas que son propios de estados que aparecen al caer el
régimen de terror que sostuvo (y todavía sostiene) estas organizaciones narcisísticas”.
(Dunayevich, 1986, Pg. 46)

Desde Kant se nos enseña que sólo podemos percibir aquello que sabemos, percibir
aquello que nuestras propias distinciones cognitivas nos posibilitan. En Freud esto adquiere
forma dinámica; es decir, plantea que la percepción así como las demás variables de la vida
anímica, están sujetas a una determinación que es desconocida por el sujeto. Pero la
mayoría de los autores parecen coincidir en el uso de mecanismos defensivos que apuntan a
desmentir la realidad o bien a renegarla. A estos mecanismos Freud se refirió como formas
defensivas más radicales, poner un parche de fantasía allí donde se encontraba la realidad o

103
bien, “tratar como no acontecida la representación”es decir, algo que el propio sujeto no
puede sostener del conocimiento de sí mismo, pero que en lugar de modificar un aspecto
del psiquismo, se comporta infligiendo un menoscabo a la realidad y empobreciendo
severamente su propio aparato mental. En tal sentido ¿qué es lo que la sociedad
psicoanalítica no podría saber de sí que le imposibilita la percepción de los hechos de
autoritarismo y violencia omnipresentes a su alrededor?

Tanto en la cita del trabajo de Bruzzone, Casaula, Jiménez y Jordán, mencionado en


el capítulo X como a la expuesto en la entrevistas 1 a la 3, la institución de los “didactas”
no sujeta a una legalidad explícita ni a evaluaciones, ni a la caducidad de sus cargos, dotada
además de explícitos poderes; juez y parte en la suspensión de candidatos y actuando
siempre en las sombras amparada en el sigilo justificado por “razones éticas”; representaba
y aun enclave de poder que suele gatillar fenómenos paranoides entre los formandos.

Esta institución, dentro de la institución, sin duda constituye un enclave autoritario


medular en la Institución Psicoanalítica. Los didactas decidían quién podía continuar
progresando en su formación o bien cesar y ser “suspendido”, no se hallaban sometidos a
evaluación de ninguna especie y su participación institucional era central y no sujeta a
contrapeso alguno, constituyen la “cúspide” de la pirámide organizativa y su función en la
política institucional es determinante. Tal vez, la Sociedad Psicoanalítica no podía hablar de
la dictadura imperante, porque no podía ver la propia dictadura que tenía dentro.

Carlos Repetto, refiriéndose a las consecuencias de la nazificación de Austria


señala: “Después de la liberación de Austria no era solamente la difícil situación política la
que mantenía la incertidumbre. Del lado de los analistas emigrados, dominaba la
desconfianza hacia los colegas arios que permanecieron en Viena después de la anexión.
Los judíos habían sido expulsados en 1938, después de 1945 no se manifiesta que se
deseara particularmente su regreso. No fueron invitados a volver a Austria por ninguna
instancia de la escena social.” (Repetto, 1986, Pg. 93)

Tal vez después de la dictadura en Chile, entre los analistas que mantuvieron el
silencio y quienes se comprometieron en actividades que la combatían subsistan profundas
desconfianzas que se expresan en este caso en la gran mayoría de silencios y excusas a
participar ventilado públicamente su opinión y tal vez al uso que pudiera hacerse de esto.

Pero ¿de dónde proviene ese temor? “Las estructuras sociales en las que el poder se
asienta sobre la muerte o desaparición de los opositores reales o supuestos, generan una
fuerza enajenante que amenaza efectivamente de muerte a todos los que la constituyen.
Establece un sistema de relaciones y comunicaciones caracterizadas por el dilema
“enajenación o muerte”, que se acerca al sistema de la problemática psicótica perseguido-
perseguidor que define la paranoia. Con una gran diferencia: no se trata de un delirio, para
el perseguidor ni para el perseguido, se ha constituido como realidad social, aunque sea
parecida a representaciones fantasmáticas a las que no es ajeno ningún sujeto.

Esto puede ser fácil de entender porque así formulado queda como ajeno, viene
desde afuera. Lo más doloroso es reconocer que la fuerza del sistema de poder genocida-
enajenante reside tanto en la efectividad del poder mortífero, como en su capacidad de

104
reproducirse en todas las relaciones sociales. No solamente los opositores o los que
detentan el poder corren peligro de muerte; en la misma organización familiar, así como en
todas las otras organizaciones sociales, circula un poder de muerte que cada uno corre
como peligro propio y como amenaza sobre los demás” (Galli, 1986, Pg. 35)

“El sistema de “terror” funciona de esta manera, haciendo que los sujetos y los
grupos excluyan percepciones y enajenen pensamientos que no coinciden con ese brutal
mandato de sometimiento o muerte. El terror y los hechos que los sostienen dejan de ser
hablados y pensables. Los que hablan de ello rompen el pacto social. Además el horror es
inaguantable y pone en funcionamiento mecanismos de rechazo de su reconocimiento.
Horror y terror se alían para que por razones de supervivencias y para evitar angustias
intolerables, el grupo familiar y los sujetos enajenen pensamientos cuestionadores del orden
dado” (Galli, 1986, Pg. 36)

“Todo esto ha estado presente en nuestro país hasta hace poco tiempo, sus efectos
todavía existen y tiene persistencia en las personas y en sus organizaciones. Desconfianza y
escepticismos sobre las posibilidades de cambios mediante el compromiso y la
desenajenación, constituyen un obvio problema político. Aunque es también un problema
específico para psicoanalistas y trabajadores de la salud mental en sus prácticas cotidianas
como terapeutas. También lo es en nuestras prácticas y dinámicas institucionales en los que
predominantemente se dieron efectos similares a los descritos.” (Galli, 1986, Pg. 37)

Pero los efectos del autoritarismo sobre el psicoanálisis no sólo se expresan a través
de la deformación y el desánimo de los integrantes que permanecieron; también quienes
emigraron, el grupo de psicoanalistas alemanes que se salvaron, como Fenichel, Annie
Reich, Edith Jacobson, Nunberg y muchos otros, en su mayoría con ideas políticas de
izquierda, ocultaron durante el resto de sus vidas su ideología por temor al macartismo.

Por ejemplo en el libro “cuarenta años de psicoanálisis en Chile”, se observa una


producción científica fecunda que se interrumpe entre el año 1972 y sólo se recupera el año
1980. Como si los psicoanalistas no hubiesen tenido nada que decir en esos años. Pero las
entrevistas muestran que sí escribieron e hicieron mucho (al menos un grupo), entonces
parece que la organización, debido a sus propios conflictos, sufría de un mutismo o
parálisis, imposible de obviar.

Marie Langer también recuerda en sus memorias, que “durante casi treinta años
acalló su pensamiento político, dado su temor y su condición de inmigrante y se convirtió
en una prestigiosa analista ortodoxa”. (Dubcovsky, 1984, Pg. 161)

De no elaborar estos silencios, negaciones, inhibiciones de la participación, etc.


“vamos a tener muchas dificultades para entender y trabajar con los retoños y permanencias
del terror y horror vividos y enajenados, que siguen teniendo existencia eficaz en su
producción violenta y silenciosa en la estructura inconsciente y en la producción sintomal.

Una de las manifestaciones habituales de la recuperación de la enajenación es su


percepción como vivencia o actuación actual. Es la misma característica que las

105
elaboraciones parciales de lo traumático. Apareciendo como actual puede tomar
multiplicidad de características”. (Galli, 1986, Pg. 36)

En su libro “Memorias”, se le pregunta a Marie Langer “¿Por qué piensa que fuera
de la asociación psicoanalítica se piensa con más libertad? Ella responde: “Intento aclararlo
en la charla que di el ´74 en el ciclo de conferencias organizado por Arnaldo Suárez y
publicado posteriormente. Ahí hablo del malestar y de la culpa social reprimida, de la cual
sufrimos muchos analistas, y del clima tenso reinante en las sociedades psicoanalíticas
¿Permites que me cite a mí misma? Describo cómo nuestras asociaciones se estructuran a
través de grupos en forma de pirámides y liderados por cada analista didáctico nuestro. La
cohesión de estos grupos está dada por el uso y, a menudo, el abuso de la transferencia y
por la contratransferencia que se establece en la situación forzosamente regresiva de los
análisis didácticos interminables. Las consignas de cada grupo provienen de los conflictos
del líder, pronto compartidos por todos, entre su vocación mesiánica y su idea de salud
mental. Tanto él como sus adeptos, deben ser modelos de felicidad, ya que esto no se logra,
se proyecta la culpa. El grupo opositor es acusado de todos los fracasos. Entiendo recién
ahora, que estas características, nos hacen especialmente sensibles ante el sentimiento de
culpa social reprimido y vuelven a nuestras sociedades, integradas por gentes largamente
analizadas, que debieran ser un modelo de amor y colaboración, en modelo de discordia”.
(Langer, 1984, Pg.83)

Entonces, atrapados en la repetición de comportamientos autoritarios, obligados a


buscar permanentemente a “otros” a quienes aislar y agredir, como forma primitiva de
mantener la cohesión interna y la no agresión entre el grupo de elite. El psicoanálisis
institucionalizado debe retroceder, asilándose de la comunidad humana y refugiándose en el
trabajo privado individual. Como dice Lia Ricón: “ En lo que hace al psicoanálisis como
práctica, las conductas del psicoanalista ante el psicoanalizado, se dan teniendo en cuenta
las leyes del funcionamiento del psiquismo, las leyes del inconsciente, cualquiera que sea la
escuela posterior a Freud en la que se ubique el psicoanalista. Entiendo por psicoanálisis lo
que se deriva del descubrimiento princeps freudiano: la ruptura epistemológica operada por
el descubrimiento del inconsciente”. (Ricón, 1986)

Sin embargo agrega: “Me parece útil, para completar este razonamiento, mencionar
que el psiquismo con sus leyes de funcionamiento, no surge como una expresión innatista
de la maduración del cuerpo anátomo-fisiológico ubicado en un medio físico-geográfico,
sino como una sociogénesis. Esta sociogénesis incluye obviamente a la familia, la escuela y
la sociedad (los llamados por Althusser aparatos ideológicos del estado). Esta sociedad
tiene instituciones políticas, laborales y culturales. La Obra de Freud, desde sus trabajos
sobre la histeria, hasta sus escritos sociales, muestra como el psiquismo se estructura sobre
la base de experiencias cuyo registro tiene la marca de la influencia de los padres,
educadores y sociedad en general”. (Ricón, 1986, Pg. 118)

En este sentido prescindir de lo social, del análisis y comprensión de los “aparatos


ideológicos del estado” mutila al psicoanálisis, convirtiendo la protesta freudiana contra la
represión de lo sexual, en una desiderata extemporánea con tintes de liturgia. Vemos en este
estudio, cómo tal vez esa rigidización y encierro en lo clínico, respondió más a un síntoma
defensivo, ante la brutalidad de una violencia que amenazaba directamente su relación con

106
el estado y en ese sentido la política implícita de la organización psicoanalítica: “Te
mantendrás en primer lugar en buenos términos con el estado, porque nuestra frágil
disciplina puede desaparecer y ser arrasada con demasiada facilidad”.

Sobre todo la entrevista dos, pero también en menor grado la tres, insisten en hablar
de una institución “pequeña”, de emplear varias veces la palabra “pocos”.

En este sentido cabe preguntarse si la presencia de un grupo importante de judíos al


interior de la asociación psicoanalítica, pudiese haber aportado a su vez, parte del trauma
de la persecución y la Shoa, reproduciendo una actitud temerosa y de percepción de una
amenaza inmanente. No como consustancialidad a la raza, sino a la experiencia social del
trauma brutal del que varios de ellos en primera o segunda generación habían vivido en
Europa bajo el nazismo (recordemos la entrevista cinco al referirse a la entrevistadora
alemana).

Por otra parte, transformar las cuestiones políticas y sociales reduciéndolos a


problemas judíos, puede ser visto como una reacción defensiva que cierra en el endogrupo,
el origen y la solución del problema. Freud, recordemos, poco antes de la invasión de
Austria, reúne a sus discípulos y les recuerda el relato de la destrucción del templo de
Jerusalém y de cómo se le rogó al emperador para que se les permitiera levantar la escuela
de la Torah fuera del imperio. No obstante este, así como otros ejemplos de esta naturaleza,
por ejemplo, pensar que lo sucedido con el exilio de los judíos representaba “una nueva
diáspora”, necesariamente condiciona la ceguera ante un fenómeno mayor del que tal vez
ellos mismos fueron parte. Por ejemplo, en la gran mayoría de los textos revisados sobre la
problemática del psicoanálisis y del nazismo, no se hace referencia a que el primer campo
de concentración ya existía el año ´33, que fue creado por los nazis y que estaba lleno de
militantes de izquierda; sólo después se llenó de católicos y sólo al final de judíos, pero
entonces, ya fue tarde.

Para Kaminsky “Todo “habla” en las instituciones en la medida en que lo sepamos


escuchar...No sólo interesa conocer qué son las instituciones sino también aquello que
creen que son, lo que son y lo que creen ser, etc. Compone la pluralidad de imaginarios que
se entretejen y confunden con la realidad singular institucional”. Y continúa: “Las
instituciones ofrecen todas las apariencias de constituir el territorio privilegiado de la
repetición”. (Kaminsky, 1994, Pg. 9)

Más adelante agrega: “Toda práctica profesional “liberal” o instituida, está


investida por relaciones de poder que la pertrechan de su autoridad en las relaciones de
fuerzas sociales...el analista...como cualquier otro profesional, está implicado en un
conjunto de relaciones o dispositivos que lo vinculan estrechamente al sistema...”
(Kaminsky, 1994, Pg. 12)

Y concluye: “Toda institución es, constitutivamente, un dispositivo de violencia


psicosocial...la institución como dispositivo de las relaciones sociales y anclado
históricamente, es, afirmamos, un espacio producido-producto de múltiples modalidades
de violencia que no son su excepción, sino antes bien, su regla”. (Kaminsky, 1994, Pg. 17)

107
Christopher Browning, historiador norteamericano contemporáneo, entrevistó
extensamente a 125 sobrevivientes del batallón 101, hombres de la policía de reserva del
Reich. Estos hombres debían cometer el asesinato sistemático de miles de judíos. Luego de
reflexionar sobre sus entrevistas y de repasar exhaustivamente posibles factores causales
como la psicopatía, sumisión, temor a la autoridad, etc., llega a una conclusión:
Cometieron los crímenes, porque no querían mostrarse como diferentes a los demás de su
mismo grupo “la incapacidad de decir no, por miedo a quedarse solos” (Viñar, 2005, Pg.
57) Algunos debían embriagarse para llevar a cabo su tarea, otros tranquilizarse dejando
huir a algunas de sus víctimas, pero lo esencial era no aparecer frente a sus compañeros
como disidente.

Los hallazgos de este autor son similares a los de Stanley Milgram sobre sumisión a
la autoridad. Este autor encontró que sólo un 20%, es decir, uno de cada cinco individuos
de las muestras exploradas, es capaz de resistir a la persuasión sugestiva de la mayoría en
situaciones de tensión extrema. 111

Cuando Hanna Arendt plantea su tesis de que el monstruo no es una personalidad


maligna o perversa, sino un “burócrata manipulado” (Viñar, 2005, Pg. 58) y
secundariamente seducido por los placeres que le otorga su posición ventajosa de poder,
hace carne el título de su obra “La Banalidad del Mal”.

Recordemos la cita de Steiner en su libro “De Viena a Londres y Nueva York”


“Freud y Jones serían diplomáticos en sus tratos con Boehm durante los meses
siguientes...respaldarían las acciones y decisiones de Boehm desde el momento en que se
convirtió en presidente de la Sociedad Alemana a fines del otoño de 1933. Jones Afirmaría
hacerlo con el futuro del psicoanálisis alemán en mente y con el deseo de proteger a los
miembros judíos de la sociedad”. (Steiner, 2003, Pg. 58)

En este párrafo parecen condensarse un cúmulo de transacciones entre la percepción


de la realidad y otras tensiones evidentemente políticas que se traducen en distorsiones
flagrantes de los hechos, intentando alinearse con las autoridades nazis, con quienes Boehm
tenía buenas relaciones.

El resultado es una violencia ejercida hacia el interior de la institución: Los judíos


son “dejados ir” para que la institución psicoanalítica siga funcionando, para “salvar al
psicoanálisis”. En Argentina se los “deja ir” a los psicólogos, para “salvar al psicoanálisis.
En Brasil, se llama a un perito para denunciar a Helena Besserman, para “salvar al
psicoanálisis. La Sociedad Psicoanalítica de Belgrano “prefiere” no afiliarse a la IPA, aún
sin una prohibición explícita para “no arriesgar un quiebre con el Estado”112; para En
suma, ante el estado, la Institución psicoanalítica parece zanjar sistemáticamente sus
tensiones en favor de éste: Cuando el Estado es antisemita, las sociedades psicoanalíticas
abandonan judíos; cuando el estado asume la defensa de los intereses de la burguesía
profesional, la institución psicoanalítica hecha psicólogos; cuando el estado impone

111
Viñar, 2005, Pg.57.
112
Mikota, 2005, Pg. 546.

108
silencio político, la asociación psicoanalíticas lo guarda obedientemente y conmina a otros
a hacerlo (recordemos la carta que habría escrito Omar Arrué a la IPA), para “salvar al
psicoanálisis”.

Cornelius Castoriadis al referirse a la cuestión de lo instituyente y el sujeto


instituido, se plantea: “Hay un límite en donde las cuestiones se cubren de arena y en
donde nada puede decirse sobre la cuestión de saber si la institución de la polis al rededor
de los siglos IX-VIII en Grecia, condiciona la aparición de un polítes, de un ciudadano, y
en qué medida los individuos singulares se modifican, hacen aparecer la polis en tanto
creación histórica original. Esta cuestión es indecidible, como la del papel relativo, en
Europa occidental, de los primeros burgueses en la creación de los burgos y de la nueva
forma del burgo en la creación de los nuevos burgueses. Sabemos que ambos van juntos,
pero no podemos decir: He aquí, de manera separable, lo que se debe a tal o cual individuo
o grupo designado por su nombre de individuos; aunque más no sea porque los individuos
actúan siempre en un campo histórico social dado, su acción no habría podido tener jamás
los efectos y la repercusión que tuvieron si, en todo el campo histórico social, no hubiese
ya, de manera latente, algo que preparaba a los demás a recibir esto nuevo. El caso más
flagrante para comprender esta inseparabilidad, a la que hacía alusión la última vez
(L´Institution), es el del profeta religioso, cualquiera sea su grado de realidad histórica:
Jesús de Nazaret o Mahoma. En el primer caso sabemos que había un gran número de
sectas que intentaban ganar en esa época, pero sólo una lo logró. Ahora bien, este éxito
presupone –salvo que se crea en la revelación- que hay un campo histórico social que
volvió a los individuos dispuestos a recibir la “buena nueva”, Evangelión”, lo que Jesús no
puede hacer solo; como tampoco Mahoma solo puede hacer que los árabes de los siglos VI
y VII estén dispuestos a recibir una nueva creencia. Como tampoco Lenín y Trotsky
habrían podido levantar a partir de la nada (o solamente a partir de sus ideas) a las masas
de Petrogrado entre abril y octubre de 1917. Pueden desviar el movimiento, y Dios sabe si
lo desviaron, pero eso es otra historia”. (Castoriadis, 2004, Pg. 161)

Considerando estas ideas de Castoriadis, la dictadura, el nazismo por sí sólo no


habría sido capaz de volver silentes a las sociedades psicoanalíticas. Por sí sólo no habría
tenido la fuerza, la inventiva para convertir desde la nada y por sí sólo (sólo con sus ideas)
a una organización si la pensamos como un individuo dentro de una sociedad mayor. De
hecho, paralelamente, la Social Democracia Austriaca no asumió un papel negociante-
conciliador con el nazismo, El partido comunista tampoco lo hizo y a aquellos individuos
cuya pertenencia también incluía a estos grupos políticos, tampoco fueron cooptados para
el movimiento nacional socialista. Tendríamos que suponer “algo” un ánimus institucional
que posibilitó este comportamiento.

Veamos lo que nos aporta José Perrés: Freud “no cesó nunca de pensar la institución
psicoanalítica, de revelar sus temores frente al futuro que le esperaba después de su muerte
y también, lo que puede parecer más extraño, de teorizar sobre ella, pero lo hizo casi
siempre por vías de desplazamiento conceptuales, pudiendo leerse entre líneas sus
reflexiones y teorizaciones al respecto en muchos de sus trabajos de “psicoanálisis

109
aplicado”, especialmente aquellos que integran la línea conocida como “antropológico-
social”.

“También puede ser leído en función de su creación de mitos, cargados de


significaciones inconscientes, que se constituyeron en verdaderos imaginarios
institucionales. Estos mitos, como podemos apreciarlo, se convirtieron en estructurantes,
cristalizadores de esas significaciones, brindando niveles creenciales, cohesión, identidad y
sentido al movimiento psicoanalítico con tal fuerza que, de alguna manera, se mantienen
vigentes hasta nuestros días cumpliendo todo su cometido”.

“Entonces, no sólo sus conceptualizaciones sobre la institución psicoanalítica puede


ser leída de ese modo desplazado, sino también su mundo intrapsíquico e intersubjetivo
vinculado a esa temática: Sus deseos, angustias, identificaciones, relaciones transferenciales
y contratransferenciales, y sus preocupaciones vivenciales. Es decir, los anudamientos de
lo “institucional” con su propia estructura psíquica y con su narcisismo, sus conflictos
psíquicos, sus puntos ciegos, etc. En síntesis, los complejos entrecruzamientos de Freud
“sujeto psíquico”, “sujeto del inconsciente”, con el Freud “teórico” y el Freud
“instituyente”: padre fundador e indiscutible líder de un movimiento”. (Perrés, 2000, Pg.
20-21)

Sin embargo, agrega Perrés: “Freud nunca se refiere al movimiento psicoanalítico


en términos de “institución”. Las pocas veces que utiliza dicha acepción en su extensa obra,
hace referencia a las instituciones de la religión, la moral, la tradición, o aún del totemismo
y utiliza para ello generalmente el término alemán institution” (Perrés, 2000, Pg. 26)

José Perrés, analiza el concepto de institución diciendo: “Freud usa una de las
acepciones más tradicionales con que se ha conceptualizado el término “institución” (e
“instituir”), precisamente a partir de su sentido etimológico. Recordemos, siguiendo a
Corominas, que “instituir” proviene del latín instituere que a su vez proviene de statuere:
Colocar, levantar. Todas esas acepciones son cultismos que se originan en el verbo estar,
del latín stare “estar firme”. “estar inmóvil”. (Perrés, 2000, Pg. 27)

Y continúa: “Por su parte el término “institución”, es también un cultismo que


deriva del verbo instituo, compuesto de statuo y del prefijo in, todos ellos provenientes,
como veíamos, de la acepción simple sto: “Estar en pie”.Vale decir, entonces, que instituir,
tiene etimológicamente el sentido de “instaurar”, “crear”, pero en forma de que lo
“instituído” se caracterizará por su inmovilidad, estabilidad y firmeza a través del tiempo.
Institución, entonces, presenta una doble acepción por la que se hace referencia tanto al
proceso por el que se instituye, como al mismo producto de ese proceso” (Perrés, 2000, Pg.
27)

Perrés propones una definición que en sus palabras “probablemente Freud hubiera
validado” sería la siguiente”...institución es la consolidación permanente, uniforme y
sistemática de conductas, usos e ideas, mediante instrumentos que aseguran el control y
cumplimiento de una función social” Sin embargo, lejos de estas ideas que recuerdan a
Durkheim o a Spencer , Perrés plantea: “En lo que a nosotros concierne, ya hemos
mencionado en la introducción a este libro que nos adheríamos en términos generales a

110
muchas de las conceptualizaciones propuestas por Castoriadis, Kaës, Lourau y Beremblitt
sobre la institución y, a fortiori, la institución psicoanalítica”. (Perrés, 2000, Pg. 28)

Perrés continúa diciendo: “Nos interesaba recordar muy esquemáticamente el


contexto general histórico-científico que condiciona la mirada “institucional” de Freud de
la primera época, en especial, porque esa modalidad de lectura, en la que él mismo se
incluyó parcialmente, supone acentuar lo instituído como cosa establecida, como las
normas vigentes, llegándose fácilmente a confundir ese estado de hecho con el Estado de
derecho.” (Perrés, 2000, Pg. 28)

“Siguiendo a muchos autores que lo precedieron, entre ellos a Castoriadis, Lourau


(1970) ha señalado de modo muy pertinente que por “institución” debemos entender
siempre las complejas relaciones entre lo instituido y lo instituyente. Pero nos dice, se ha
ocultado cada vez más lo instituyente hasta tal grado que la sociología dominante tiende a
identificar la institución con el orden establecido. En u texto posterior agregaba algo muy
importante: “La institución no es una “cosa” (versión sociologista), sino un proceso: el
movimiento de las fuerzas históricas que hacen y deshacen las formas”. (Perrés, 2000, Pg.
29)

Podemos pensar que en lo instituyente de la organización psicoanalítica se


encuentra tanto la fuerza del deseo de los proyectos inconscientes que se actualizan en la
actividad profesional de los psicoanalistas, pero choca con fuerzas que buscan perpetuar su
existencia como institución, en función de lo cual establecen alianzas, adoptan políticas,
reprimen y promueven conductas entres sus analizados. Tal como parece observarse a lo
largo de las entrevistas, la fuerza de lo instituido, entra en contradicción con el deseo y
vocación de sus miembros, imponiendo silencios, evidenciando a través de sus
contradicciones el conflicto que se desarrolla en su interior.

Recordemos la expresión de las entrevistadas cuando se refieren a la sensación de


vergüenza por hacer política. Parece que allí, la fuerza de lo instituido, es captada por sus
miembros, aún que no se encuentra escrito en ninguna parte, y precisamente quizás por esto
resulte más efectivo, porque determina desde la sombra de la palabra.

Lo no dicho, dificulta enormemente la posibilidad de ser pensado. Este discurso


oculto de la Institución Psicoanalítica no puede ser, por tanto, discutido, analizado, votado;
sólo se lo puede reproducir año tras año, generación tras generación, hasta que las
interpretaciones al respecto, permitan sacarlo a la luz y describirlo en todos sus detalles.

Se podría cuestionar el hecho que en períodos de paz tal dependencia del Estado,
parecería no observarse, sin embargo me parece posible oponer otra hipótesis: Durante
épocas democráticas en lo político, los intereses del estado coinciden con los de las
Sociedades Psicoanalíticas, por lo que su relación de dependencia se mantiene se hace
menos evidente, cosa que se revelaría en toda su crudeza durante períodos dictatoriales,
bajo los cuales las Sociedades Psicoanalíticas parecen reproducir las actitudes
antidemocráticas del estado de turno.

111
Elizabeth Roudinescu afirma: “Freud desconocía –al igual que sus herederos- la
esencia misma de la universidad. Surgida del gran modelo europeo medieval, la universidad
tal como fue prolongada por casi la totalidad de las sociedades democráticas modernas,
descansa en una única exigencia, esto es, que todo Estado deba reconocer de modo
incondicional su libertad, es decir, el derecho de todos los que dependen de ella, tanto
profesores como estudiantes, a decir públicamente todo lo que exige una investigación, un
saber o un pensamiento de la verdad. Ahora bien, este principio de incondicionalidad se
contradice de un modo flagrante no con la disciplina freudiana en tanto saber enseñable de
acuerdo con criterios ‘objetivos’, sino con la concepción de la laicidad reivindicada por las
asociaciones psicoanalíticas. Estas últimas se consideraron siempre, en efecto,
‘propietarias’ del saber freudiano, como si fueran las únicas habilitadas para decir su
verdad, hasta el punto que califican como ‘charlatan’ o ‘intelectual autoproclamado’ a todo
escritor, investigador o universitario que pretende definirse como freudiano o que trabaje
sobre el corpus freudiano sin pertenecer a una capilla poseedora de un distintivo”.
(Roudinesco, 2005, Pg. 116)

Y más adelante agrega esta misma autora: “Como se ve, las cosas no son simples.
Porque si el Psicoanálisis nunca pudo ser reconocido como una disciplina cabal, como lo
fue la psicología, la sociología o la antropología, fue precisamente porque no está
enteramente laicizado, ya que sigue siendo en parte propiedad de las asociaciones
psicoanalíticas, en virtud de que la formación en Psicoanálisis conserva siempre un carácter
‘iniciático (...). No siendo ya los bastiones o anexos de dichas sociedades, los
departamentos de psicología clínica son sin duda más ‘laicos’ que las parroquias
psicoanalíticas preocupadas por que el Estado las proteja”. (Roudinesco, 2005, Pg. 118)

Y concluye: “Estas sociedades ya no quieren cambiar el mundo ni transmitir a sus


adherentes un ideal de libertad o rebelión, cualquiera que sea, menos aún comprometerse en
el menor intento político de cuestionamiento del biopoder. Reivindican su práctica y se
justifican solamente a partir de la clínica, como si ninguna otra cosa existiera más allá del
diván o del consultorio, excepto el terror de la desocupación o de la competencia. Se
cierran de este modo a toda lucha de emancipación que pueda surgir de la sociedad civil,
como la lucha de las mujeres, de los oprimidos, de los homosexuales, de los intelectuales,
etc. Ello ocurre porque han abandonado el mensaje freudiano originario para convertirse al
nuevo orden del liberalismo estatal fundado en la ideología del peritaje, el cientifismo y la
adhesión a normas impuestas desde afuera. Además para protegerse de toda posición crítica
que pudiera afectarlas, producen hagiografías y relatos piadosos destinados a probar a sus
miembros que todo anda a las mil maravillas en el mejor de los mundos posibles”.
(Roudinesco, 2005, Pg. 120)

Finalmente Perrés concluye: “La institución psicoanalítica sería, desde mi punto de


vista, la teoría del sistema en su conjunto. Por un lado el análisis de lo que acontece en los
establecimientos y sociedades psicoanalíticas y en sus “agentes”, los psicoanalistas y sus
analizados. Allí estarán en juego sus códigos, reglamentos, especificidad de los dispositivos
institucionales, modelos de institucionalización y operatividad funcional, designación de
autoridades, organigramas, sistemas comunicacionales, vinculaciones intergrupales y

112
societarios nacionales e internacionales, modo de “reclutamiento” de sus miembros y
“consumidores”, formas de reproducción institucional, etc. Pero también el análisis de las
redes inter y trans-subjetivas presentes en esas grupalidades psicoanalíticas (todo lo que
remitiría a una perspectiva más “psicoanalítica”). Por otro lado, una amplia constelación en
la que deben ser pensadas, entre otras cosas, desde las cambiantes representaciones
histórico-sociales en torno al Psicoanálisis ( o a los fenómenos “psí” en general) y a la
“enfermedad mental”, hasta las regulaciones sobre el ejercicio del psicoanálisis como
última profesión liberal en el capitalismo tardío, pasando por el análisis del aparato de
control económico-político y de poder que en él subyace, en sus vinculaciones con el
Estado y el poder político, etc. Sin dejar de tener en cuenta los vínculos entre el “saber
psicoanalítico” con los “saberes constituídos”, científicos, universitarios, populares, etc. En
una palabra un conjunto tan marcadamente heterogéneo que sólo fuertes renegaciones
pueden imaginar siquiera abarcable desde un sólo tipo de lectura”. (Perrés, 2000, Pg. 30)

¿Existe una salida, hay una solución posible a estos conflictos que subyacen a las
sociedades psicoanalíticas y probablemente a otras organizaciones sociales de nuestro país?
Al respecto Kusnetzoff indica: “Debemos recuperar los cadáveres. Si no podemos
recuperarlos, recuperar las huellas dejadas por ellos y sus asesinos. Si no podemos
recuperarlos, recuperar las huellas mnémicas en la mente de los que sobrevivimos. Y si no
podemos recuperarlas, reconstruir el pasado para intentar llenar de futuro lo desaparecido”.
(Kusnetzoff, 1986, Pg. 113)

Galli, responde diciendo: “Volviendo a la pregunta de cómo seremos los


sicoanalistas del siglo XXI. Podría especificarse más preguntándonos ¿cómo seremos los
psicoanalistas de Argentina, Uruguay y Chile en el siglo XXI? Estoy absolutamente
convencido que parte sustancial de la respuesta pasa por el destino que tengan la inclusión
y la búsqueda de lo que considero se ubica en el centro de nuestra responsabilidad histórica
como psicoanalistas de hoy: Sumados a la gran cantidad de grupos diversos que trabajan
desde distintas orientaciones y disciplinas, sobre causas, características y efectos de la
agresión institucionalizada como sistema político, debemos reconocerla y trabajarla en
nuestro campo clínico.” (Galli, 1986, Pg. 38)

Los psicoanalistas niegan inscribir sus nombres, con lo que se convierten en


desaparecidos en el texto, reproduciendo un fenómeno sintomático y colectivo que puede
entenderse como una consecuencia directa de sus vinculaciones con la izquierda y con la
identificación inconsciente que hacen con ese lugar en que los arroja la represión. El
entrevistado Claudio Durand no hace esto, quizás tal y como él dice, se debe a que él no
desarrolló esa disposición de los que han vivido bajo represión. ¿Cuál sería esa condición
que se desarrolla entre los que sí hemos vivido bajo estas condiciones políticas? ¿No
aparecer comprometidos con una opinión política, el ocultamiento de nuestras filiaciones?

113
Conclusiones
Me parece posible obtener algunas conclusiones importantes a partir de las
entrevistas, pero además de los antecedentes históricos reseñados al comienzo de este
trabajo:
En primer término, creo que de las entrevistas puede extraerse las siguientes
conclusiones sobre las normas implícitas reflejadas en el accionar de sus miembros, en sus
olvidos, y confusiones, tanto así como en sus confusiones en el relato, todo lo cual adquiere
gran valor interpretativo desde la óptica del psicoanálisis.

 a.- No emitir opiniones políticas en concordancia con los discurso de apoliticidad y


prescindencia de participación política propugnados por la dictadura militar.

 b.- Se omitió información política de gran impacto emocional en los pacientes tal
como lo refieren las entrevistas de este estudio, incluidos los análisis didácticos, los
que daban cuenta del temor y las angustias que experimentaban los candidatos,
derivado de la situación política y del accionar de sus aparatos de represión.

 c.- Se omitió la producción científica que permitiera la elaboración de los problemas


emocionales derivados de la dictadura en la población así como en sus propios
candidatos, no obstante, en la esfera de los análisis didáctico esto se elaborara en
referencia a cuestiones de corte psicoanalítico en la dimensión biográfico-
individual.

 d.-Se mantuvo un importante asilamiento social restringiendo sus actividades


exclusivamente a psicoanalistas, lo que sólo más tarde ha empezado a ser
cuestionado, con el logro de la incorporación de los candidatos (tal como lo muestra
la entrevista cinco).

Las Sociedades Psicoanalíticas lejos de mantener su laicidad, mantienen una


estrecha relación con el Estado representando sus intereses y reproduciéndolo en escala
reducida.

Lo instituido, lo no dicho, pero que regula la relación entre sus miembros, la


generación de nuevos conocimientos (válidos) al interior de la sociedad, que determina el
modo de relacionarse con otras instituciones, etc. Resulta ser más determinante que lo
declarado sobre sus objetivos explícitos a la hora de comprender el funcionamiento de las
Sociedades Psicoanalíticas.

Existe un tipo particular de democracia protegida al interior de las Sociedades


Psicoanalíticas, en que como se desprende de este estudio, lo instituido reduce silenciosa,
pero efectivamente el accionar de sus miembros en: Sus relaciones políticas y de
compromiso social en tiempos de dictadura, su creación intelectual durante esos períodos y
sus expresiones políticas internas, a saber: La tradición de las votaciones por unanimidad,
que transmiten, como se desprende de este estudio, una falsa sensación de uniformidad y de
ausencia de disenso.

114
Las tendencias a que las disputas o diferencias al interior del movimiento
psicoanalítico sean zanjadas políticamente y no científicamente: Rara vez se establecen
criterios de contrastación, referentes externos o internos o cualquier medio de crear una
instancia de arbitraje. Me refiero a la búsqueda de un criterio que no sea tramitado
narcisísticamente como un ataque de la fracción disidente y que no termine, como parece
ser la norma en las Sociedades Psicoanalíticas, en escisión.

Por otra parte, las cuestiones que atañen a las Sociedades Psicoanalíticas cuando las
afecta en su relación con el estado, suelen ser zanjadas en favor del Estado. En tal sentido
puede plantearse que la tan mencionada independencia del movimiento psicoanalítico es
más un delirio colectivo y que esta organización no hace sino reproducir y en ese sentido
representar los intereses del estado en su relación principalmente hacia sus propios
miembros y hacia las demás organizaciones con las que se relaciona.

115
Anexos

Transcripciones de las Entrevistas

Sujeto 1
Entrevista 1
Esta entrevista se realizó en un contexto informal. Me encontraba de vacaciones en
el sur de Chile junto a mi familia. Una coincidencia me puso en la situación de conversar
con una miembro de la Asociación Psicoanalítica, quien conoció personalmente y
compartió con Daniel Castillo. Cuando me preguntó a qué me dedicaba, le respondí que era
Psicoanalista de la Sociedad Chilena de Psicoanálisis y que me encontraba preparando mi
tesis de magíster, centrado en el tema de la relación entre las sociedades psicoanalíticas y el
Estado, tomando como punto de partida el caso de Daniel Castillo. Ante eso respondió:

Sí, yo lo conocí. Pero no quiero hablar nada de eso.


Yo sufrí mucho y no quiero hablar nada más.

Hay gente joven que no sabe de esta historia y si no se escribe, se puede perder.
Además, recordar esto, puede ayudar a que no se vuelva a repetir.

Sí, si yo sé, pero no quiero hablar, además no quiero volver a aparecer con esas
cosas.

Las entrevistas van a ser anónimas

Pero me aseguras que no va a aparecer mi nombre.

Se lo aseguro. Si prefiere, le puedo enviar los borradores para que UD. los revise.

Bueno en ese caso...


Yo conocí a Daniel castillo. No estaba bien y salió a la calle a gritar contra los
milicos. Ahí lo mataron. Pero yo no quiero hablar más. Quizás después, en otro momento.

116
Sujeto 2:
Llamo a su consulta y me responde:
Aló

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo.

Sí, yo no lo conocí mucho. Pero estoy dedicado a otras cosas. No quisiera participar
por ahora. Gracias.

En el escrito no aparecerán los nombres de los entrevistados.

No gracias. Hasta luego.

Sujeto 3:
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente Llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 4
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos tardes, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al segundo día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente Llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

117
Sujeto 5:
Responde personalmente el teléfono.

Aló

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo.

Yo supe del caso, pero no tengo interés en comentarlo. Gracias.


¿De dónde me dijo que llamaba?

Como le decía se trata de una tesis sobre el caso de Daniel Castillo.

¿Es una tesis de Psicología?

Se trata de una tesis de magíster

Ah, bueno, pero no estoy interesada. Hasta luego.

Sujeto 6
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

No hay respuesta.

Al cuarto día llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 7
Responde personalmente:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las

118
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo...

No, muchas gracias.


Cuelga el teléfono.

Sujeto 8

Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Una semana después dejo el mismo recado.

No insisto posteriormente.

Sujeto 9
Conozco a esta persona, por lo que empleo un tono más coloquial

Responde una contestadora telefónica y dejo el siguiente recado.

Hola soy Joseph te llamo porque estoy haciendo la tesis de magíster en torno a
las Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente recibo un mensaje en mi grabador telefónico:

Hola Joseph. No te había contestado antes, porque perdí tu recado y después se me


pasó totalmente. Bueno...con mucho gusto te doy la entrevista, Llámame para que veamos
la hora.

Llamo en dos oportunidades más agradeciendo la entrevista y solicitando me deje


recado sobre los horarios disponibles.

No hay respuesta. Una semana después llamo nuevamente solicitando algún horario
para concretar la entrevista.

119
No recibo respuesta.
No vuelvo a insistir...

Sujeto 10
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente Llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 11

Entrevista 2
Estuve recordando y no se, no tengo nada escrito, no recuerdo bien las fechas
exactas. No sé si el 72, el 73. Si...pensando en el ´73 con el límite del 11...Puede ser que ese
haya sido el año más convulsionado. Yo sí conocía a Daniel Castillo, porque me tocó el
tiempo en que me estaba formando. El estaba antes que yo y me acuerdo de haber estado en
reuniones, de haber participado. El después se fue alejando, pero yo también me alejé del
Instituto de la Asociación Psicoanalítica. El ´72 yo terminé cursos y el 73 ya no asistí más.
Me dediqué a trabajar solamente en el hospital, entonces no estuve cerca. Después retomé
mi formación, la que me faltaba. Me faltaba supervisión. Y me recibí el ´74 puede haber
sido.

Me acuerdo que era una persona muy brillante, muy inteligente. Hacía clases en
otras universidades; no sé si en psicología, en fin; pero recuerdo sus opiniones en
reuniones...y de la postura que él también tenía más de izquierda. Después yo supe que
estaba mal y que hacía cosas inadecuadas y bueno, en un tiempo así, hablar así en la calle
era peligroso. Hablaba también en la iglesia y bueno, estaba en un estado muy especial y
después desapareció.

Él cuando conocí también a su mujer a Mabel, que también murió, a Mabel


Condemarín, estaban casados y se habían separado. Fue una situación muy ingrata de un
tiempo en que uno no sabía de cosas o bien tenía preocupaciones, temores...en fin, en ese
contexto es que él desapareció. Había ya situaciones más complicada.

120
El hospital en que yo trabajaba...el servicio de psiquiatría de niños el Calvo
Mackena. Y el último mes me había tocado estar como jefa, era una cuestión muy rara.
Guillermo Altamirano 113que después se tuvo que exiliar.

Guillermo Altamirano era hermano del...político y nuestro servicio lo cerraron por


eso. Estuvo en Alemania, después en Venezuela y después volvió acá y formó el “Instituto
de Familia”. El tomó otra orientación más sistémica. El se retiró del Instituto (de
psicoanálisis). Nunca le fue cerrado a nadie el Instituto.

Yo no había terminado, yo interrumpí.

¿La Institución siguió funcionando, con actividades académicas normales?

Sí, lo que pasa es que había pocos candidatos y los cursos no se abrían todos los
años, ahora son año por medio. En ese tiempo era más irregular. Era bastante pequeña.

Me acuerdo de Eliana Corona, y del marido que tenía entonces, porque me decía
“tienes que volver a la consulta privada” Yo había cerrado mi consulta y tenía jornada
completa en el hospital y ella me acogió en su consulta, porque no tenía otro sueldo. Pero a
mi no me echaron. Cerraron el servicio y me dejaron a cargo de un servicio que dependía
de neurología. Pedí un permiso –no sé si le interesa para su trabajo- pero pedí un trabajo sin
goce de sueldo, porque mis hijos estaban viviendo afuera y no me lo dieron, me dijeron
“váyase mejor, renuncie” y renuncié. Yo quería quedarme, pero no...o sea, fue una renuncia
un poco forzada.

Y la Asociación Psicoanalítica

¡Era lo que le interesaba! La Sociedad...la Sociedad siguió funcionando, lo que pasa


es que...estas cosas no se hablaban oficialmente. La Eliana, todos los que trabajábamos más
con niños, pensábamos más o menos igual [políticamente]. Bueno, después a mi me
contactaron: “Vuelve, termina tu formación, es mejor que tengas el título”.

¿Las Asociación [psicoanalítica] la llamaba o eran amigos suyos?

Una persona, una psicóloga de ahí...

113
Hermnano de Carlos Altamirano Orrego quien para Septiembre de 1973 ocupaba el cargo de Secretario
General del Partido Socialista, desde el 11 de febrero de 1971, tras la elección efectuada en el Congreso del
Partido Socialista en La Serena.

En 1973 fue reelecto Senador por la misma agrupación provincial para el período de 1973 a 1981. Sin
embargo, no pudo cumplir su labor como parlamentario, debido al golpe militar y la consecuente disolución
del Congreso Nacional, en 1973 (D.L. 27 de 21-09-1973).

Con el golpe militar se transformó en uno de los personeros más buscados por las fuerzas represivas. En 1973,
logró escabullírseles, traspasando la frontera cordillerana escondido en un automóvil. Luego se exilió en
París, Francia. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.

121
La pregunta es ...

No la Sociedad, una persona de ahí. ¡Vuelve!

Después me reincorporé y empecé también a hacer otros trabajos... para atender...


personas de la represión (disminuye el volumen de voz, en la grabación es casi inaudible).
Bueno...siempre todo esto con mucho miedo. La persona, la oficina donde yo
después me cambié era una persona que se había exiliado..etc. siempre era así.
Yo empecé a tomar contacto con los psicoanalistas y me costó un tiempo, bueno,
para recibirme y desde entonces siempre he estado en contacto. Pero no era un tema esto
que se hablara. Y lo de Gabriel se habló [entre amigos de la Asociación], pero después... no
tengo las cosas exactas.
Juan Pablo Jiménez tiene artículos sobre el tema, no sé si UD. lo conoce. El estuvo
detenido y después salió. “Ser psicoanalista en Chile”.El tiene artículos sobre esto: ha
pensado y ha escrito sobre esto.
Después él volvió. Guillermo Altamirano también volvió –nuestro jefe- El nos decía
tenemos que formar de nuevo un servicio. Yo nunca cree nada. O sea, una vez me
postularon, pero me rechazaron. Y después la segunda vez yo no quise. Estando la
dictadura, yo pensaba, no voy a durar nada en este puesto, así es que no.
Eh...pero volviendo a Gabriel, no tengo mucho mayor información, a lo mejor si
acordamos otra hora, puedo consultarle a Isolda Armijo, a lo mejor ella podría conocer.

Lo más importante para este trabajo es la experiencia suya de haber vivido ese
tiempo.

Lo que más yo recuerdo de ese tiempo era no hablar nada con nadie, en general: En
el supermercado y en ninguna parte y acá, en la Asociación misma, los trabajos que yo
pude haber hecho, tampoco nunca los mencioné, porque yo trabajé en el FASIC. 114

Como vidas paralelas

Claro...claro. Después cuando llegó Juan pablo, hablamos, pero nunca presenté
nada, nada, porque yo creo que había un susto realmente, muy fuerte. Entonces sí tenía
redes con otras personas, pero no porque nadie lo prohibiera. La gente podía de repente
saber lo que tú pensabas, pero...ahora con la gente que yo estuve en el curso...bueno, es que
era antes, antes del ´73, sí se hablaba y todos sabían lo que tú pensabas, pero después era
mejor que no. Yo no tuve curso, después no más supervisiones.

Y en el período previo cuando se hablaban estas cosas y cada uno sabía lo que
pensaban cada quien ¿eso era algo que se toleraba dentro de la Institución?

Sí, claro.

114
Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas. Institución ecuménica dedicada a la promoción y
defensa de los derechos humanos.

122
La Institución funcionaba con los cánones democráticos imperantes en el estado
de ese entonces. Es curioso el cambio: Después del ´73 se podían hacer cosas, pero de
pero “de la puerta para afuera”.

De la puerta para afuera. La Asociación Psicoanalítica no. O sea, yo no iba a


presentar una cosa así de mi trabajo en una reunión científica por ejemplo. Pero
paralelamente yo tenía un grupo en el que participaba con otros analistas de niños. Ese ha
sido siempre mi grupo de pertenencia. Ahí estuve con María Luisa un tiempo.

Hacíamos unas reuniones en el hospital, que se suponía que no tenían que hacerse,
pero se hacían. Ahí estábamos primero todas las que éramos psicoanalistas de niños,
después una a una se fueron retirando. Del Instituto, de la Asociación. De ahí llegaron a
presentar el trabajo que hacían en el FASIC y me preguntaron si yo podía irme como
supervisora. Era un tiempo difícil, pero ahí se podían presentar cosas [en el hospital], Venía
gente de afuera [del país]. Pero eso no lo hicimos en la Asociación...

¿Y nadie “provocó más ruido”?

Tal vez Juan Pablo con sus trabajos cuando llegó.

¿Cómo reaccionó la Institución con eso?

Mmm...Positivamente; no hubo problema. Nosotros quisimos formarnos más en


niños. Y Eliana Corona fue... bueno -pero ella no quiere hablar de esto-, pero no creo que
haya nada particular en decirlo. Aurora Pérez. Ella era una psicoanalista Argentina y aceptó
venir para acá cada tanto y con ella nos empezamos a formar. Entonces con ella podíamos
hablar de estas cosas. Después llegaron dos Argentinas y un y un Uruguayo...pero él se
tuvo que ir muy pronto porque lo empezaron a seguir acá también en Chile.

Esta era nuestra identidad. Éramos Analistas, pero también teníamos una postura
política, eso nos interesaba. Pero en la asociación, eso quedaba afuera. Tú estás bien,
porque eres buena analista. Era como en el hospital. UD. es buena psiquiatra, no nos
interesa saber nada más. No nos diga nada más. Tiene que decir eso. “UD. no es tal cosa”.
No querían saber nada más.

Y en la Asociación ha habido una cosa bien no dicha.


Creo que una vez hicimos una declaración contra la tortura. Alguna vez se hizo.
Pero no era una cosa que ¡Ya! Hagámoslo de nuevo o que estamos en tal posición.

Un grupo dentro de la Asociación Psicoanalítica solicita que se haga en conjunto


esta asociación.

Nos pidió el Colegio Médico.

¿La Asociación Firmó?

Yo creo que sí, como Asociación.

123
¿Qué año habrá sido?

No recuerdo. Pero más allá de eso, creo que no hicimos nada. Así como decir,
estamos en tal posición.
Yo lo diría así. Todo lo que era para formación profesional, estaba bien. Posiciones
políticas no, no estaban bien. No era aceptado.

Y eso era implícito.

Sí. En la Asociación nunca se prohibió. Es que en la Asociación había también


gente que era muy de derecha.
Hubo un libro que se publicó con trabajos que serían la historia del Psicoanálisis...

Cuarenta años de Psicoanálisis en Chile.

Sí, la Eleonora 115. Porque llegaron a través de la Internacional, de la IPA. Porque


Omar Arrué era un psicólogo que había escrito una parte de la historia y hablaba del
pronunciamiento militar y no del golpe. Llegaron muchas cartas de afuera que decían
“cómo pudo ponerlo así, si era un golpe” y muchas críticas. Hubo críticas a la Asociación:
“Cómo publicaban una cosa así”. Y eso que Eleonora Casaula y otros con los que lo
escribió, no tenía una posición de derecha ni mucho menos. Y hubo mucha discusión. Omar
decía: “Yo lo preferí escribir así; que no sé cuanto, de una manera oficial”

La crítica era por la autocensura que se habían impuesto

Claro. Que por qué no se habían podido poner las cosas. Y había una gente muy
apasionada que decía que así esto no se podía aceptar. Pero era un ejemplo. Se escribió de
esta forma, está la historia y está ahí. Yo siento que yo también me restringía. Sobrevivir en
los momentos en que siempre tienes miedo, que te va a pasar algo, que te van a buscar a la
consulta, que preguntan cosas entonces uno está...el primer año es así, después va pasando.
En todo ese contexto sucedió lo de Daniel. Yo creo que él no estaba tan bien. Y ahí
hay otro problema de las asociaciones psicoanalíticas: el cuidado que tienes con tus
miembros, si se psicotizan, o les pasa algo. Y de eso y de ética, sí se ha hablado en la
Asociación, y hay personas que están preocupadas. ¿Qué pasa con tus colegas?
Y en él hubo, pasó una cosa así. Yo ahí si recuerdo que en una reunión no estaba tan
bien muy acelerado o hablando un poco raro y después pasó esto otro y luego vino ya
decididamente la separación...la desaparición.
O qué hacías cuando predicaba...no predicaba, cuando estaba hablando cosas que
había que hacer y después se pudo a hablar en contra, pero no tengo los detalles.
Pero me parece que fue antes del golpe.

Eliana Corona me dice que fue después, que había toque de queda cuando
sucedió esto.

115
Casaula y otros, 1991

124
¡Ah!, tienes razón, tienes razón.

¿Hubo algún miembro de la Asociación que fuese detenido?

Juan Pablo fue detenido

¿Y qué pasaba con la Asociación Psicoanalítica?

Nada, nada.

Se hablaba de cuidar a alguien alterado mentalmente, pero en lo político no

No. Emm...recuerdo la gente que fue exonerada del el hospital, pero no recuerdo
que eso haya pasado en la Asociación, pero tampoco que se hayan preocupado. Si entre
nosotros, en el grupo que teníamos había gente muy preocupada, pero no como asociación.
Que asilaba a la gente en las embajadas. Yo te puedo dar nombres de personas de ese
tiempo, todavía me acuerdo de la Doctora Carmen Noemi. Ella fue bien activa en ayudar a
la gente. Isolda Armijo no participaba tanto en política, pero fue una persona que puede
haber sido más contemporánea de Daniel Castillo y más amiga.
Pero así como Institución misma no, era además un grupo bastante pequeño de
personas. Guillermo pertenecía a la Asociación y se fue después, renunció.
Tuvo que salir, primero estuvo en Alemania Oriental y después en Venezuela. El
sabía que tenía que salir. Gonzalo Morandé que estaba en el ministerio se fue a España y se
quedó en España. Pero Gonzalo no estaba en la Asociación Psicoanalítica. Guillermo sí.

En las reuniones regulares, qué pasaba con los asuntos públicos y notorios, como
estados de sito, dos días de paro ¿al interior, había algún tipo de eco al interior?

Yo diría que no, no.


En primer lugar las actividades se suspendieron y después se retomaron de una
manera muy profesional. Después algunos analistas volvieron. Como Marie Claire Del
Gueil.
Como institución no tomaba la parte política. No eran espacios donde se pudiera
hacer esto.
Una vez se hizo un simposium que se llamó Psicoanálisis y Religión. Yo no
recuerdo que se haya hecho un simposium de psicoanálisis y política. De ética se tomó, se
escribieron artículos, Juan Pablo especialmente, de ética se tomó, pero no el área más social
o política.

Parece haber habido un pacto de silencio

A nuestra Asociación, así pequeña, le faltaba, por decir así, personalidad, prefería
pasar así que no hacía problemas. Había mucha gente que prefería pasar por apolítico, que
no da problema. En el hospital era peligroso y todo, pero igual se podía decir, “yo estoy en
esta postura” y estar más ubicada, aunque sí había real peligro de que te detuvieran. Yo hice
clases venían los militares entraban a la sala de clases a buscar en ese momento y a la gente

125
y se la llevaban ahí. Cuando uno ha vivido eso uno quedaba pensando, me van a llevar
también a mí. Tampoco se habló ninguna cosa. Yo después en el hospital me quedé, hablé.
Por ejemplo, con un Psicólogo vimos una terapia de doce sesiones de Mann, que
podía aplicarse a personas que salían de la cárcel, porque eran 12 sesiones y podía aplicarse
espaciada de tal manera que no se alcanzara a ubicar a la persona. Después algunas de esas
personas tomaron análisis conmigo. Fue interesante esa experiencia. Pero, por ejemplo, eso
jamás se me hubiera ocurrido presentarlo en la Asociación Psicoanalítica.

¿Por que?

Ya que UD. me lo pregunta, yo me la estoy haciendo...el psicólogo que trabajaba


conmigo me decía compruebo que esa gente está mejor, así es que te tengo una lista de
personas. Y yo estaba así: veo a uno, veo a otro... y de hecho nos visitaron.

¿Quienes los visitaron?

Según me dijo mi compañero eran de la CNI, pero vinieron, preguntaron por mi. Yo
no estaba, pero no volvieron. Era para darnos el aviso que “estamos mirando”... no
hicieron nada más. Claro. Las personas eran o clandestinas o que habían estado presas.

¿Cuándo sería esto?

El ’74. 116 Ahí yo sentí que recuperaba algo. Después empezamos el grupo de niños
y más tarde el FASIC el ´75, ahí fue más difícil. Pero esto era bien una actividad paralela y
no en la Asociación.

Juan Pablo cuando llegó, presentó un trabajo.


Trabajé también con Nora Shoslander –ella era también Judía- trabajamos harto
tiempo juntas, pero nunca escribimos esa experiencia. Y después lo otro que hicimos fue el
trabajo de supervisión.
Yo desde que me formé en la Escuela de Medicina de la Universidad Católica,
tuvimos la oportunidad de tener los cursos de Psiquiatría, Psicología. Psiquiatría Clínica y
psicosis, todos con psicoanalistas. Ahí tuve una formación psicoanalítica y ahí yo ya me
había definido en esa línea. Nunca busqué otra desde el tercer año de medicina. Después
busqué el Instituto.

Sujeto 12:
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las

116
El Golpe de estado en Chile ocurre el 11 de septiembre de 1973.

126
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente Llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 13:

Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. A los dos días dejo el mismo recado.

Tres días más tarde llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 14

Entrevista 3
Bueno, yo no lo conocí personalmente, pero supe de oídas...se comentaba por ahí.
Supe más por su señora. El ya tenía una alteración mental desde antes. Me parece que un
cuadro limítrofe bajo. Se declaraba de izquierda abiertamente, pero tal vez con todo lo que
estaba pasando, se descontroló e insultó a una patrulla militar. Ahí lo mataron

No me acuerdo si fue antes del golpe. Tal vez un poco antes.

Yo trabajaba en el Hospital X y ahí también trabajaba Guillermo Altamirano que


era hermano del otro Altamirano (Conocido dirigente del Partido Socialista, famoso por sus
encendidos discursos revolucionarios durante el gobierno de la unidad popular).
El después partió al exilio, A Venezuela. Tenía familia ahí, estoy segurísima.

Formamos el primer servicio de Psiquiatría Infantil, antes estábamos adosados a


neurología. Altamirano se consiguió una casita en el cerro XXX era una casa abandonada,
pero tenía un jardín inmenso. Teníamos escuela, trabajadoras sociales, psicopedagoga.

127
No estaba pintada, nosotros íbamos los fines de semana a pintar. Cada uno llevaba
lo que tenía y así tuvimos el primer pabellón para hospitalización de Psiquiatría Infantil.

Yo en esa época era candidata, en mi grupo estaban XXX, XXX, con ellos hicimos
fuerza para que nos permitieran asistir a las reuniones científicas: En esa época se buscaba
que no hubiera ningún contacto con los didactas...lo que era absurdo. Nos tenían muy
infantilizados.

¿Pero volviendo al la Asociación...UD dice que se enteró de lo de Daniel Castillo


entre conocidos, de oídas. Es decir, esto no se comentaba al interior de la
Asociación?

Sí, pero entre amigos.

Es decir, no de manera oficial

Noo. Oficialmente no se hablaba nada.


Yo atendí a algunas personas que eran perseguidas y que no podían ir a las
instituciones, porque sabían que les hacían seguimientos....En la Asociación, yo creo que
los demás sabía..., porque uno no se iba a callar estas cosas en el análisis, ahí las hablaba y
los didactas tal vez, aunque tuvieran confidencialidad, algo se habrá comentado…Tienen
que haber sabido.

¿Pero no se hablaba?

No públicamente no se hablaba nada de esto. Creo que tenían más que nada la idea
de un Psicoanálisis tipo Meltzer, es decir, totalmente aséptico, no contaminado con nada,
que nada se metiera en el Psicoanálisis. Cosa que hoy día nadie aceptaría.

Bueno, en aquella época sucedían cosas, como dicen los abogados “públicas y
notorias”, paros nacionales, estados de sitio ¿se hablaban estas cosas al interior de la
asociación?

Se hablaban entre conocidos, entre amigos más que nada. Yo creo que la directiva,
“los didactas” tenían una ideología de derecha. Y uno entendía que era mejor no hablar de
eso.

¿UD. vio alguna vez textos que se refirieran a la situación política del país o a
casos como este?

Sí, los del colega Juan Pablo Jiménez cuando llegó de Alemania, estuvo como
cuatro años allá. El tiene artículos sobre este tema. También Omar Arrué.

Jiménez llegó a principios de los noventa.

Sí, creo que sí.

128
¿Alguna vez se dijo explícitamente que participar de la contingencia, significaría
un riesgo en la continuidad de la formación?

No nunca...Son los fantasmas con los que uno carga. Yo sentía miedo.

Era como que nadie quería saber lo que hacían los demás.

Entonces era una norma implícita.

Sí, totalmente. Y era peor.


Si se hubiera sabido, si hubiera sido explícita, entonces se habría podido estar de
acuerdo o en desacuerdo o discutirlo, pero, así no se podía.
Yo creo que la Institución Psicoanalítica es sumamente lenta para aceptar cambios.
Nosotros estuvimos tratando la cosa de los didactas durante muuuuchos años y después de
mucho logramos que se separara la función didáctica de la docencia.

Hay una cosa que me sucedió que fue terrible. Yo trabajaba en mi consulta y atendí
a varias personas perseguidas.

Pero de eso no se hablaba al interior de la Institución.

No claro que no.

Y por qué cree UD. que no se hablaba.

Porque tenía miedo. Los que estaban ahí (en la directiva) tenían la idea de que el
Psicoanálisis tenía que mantenerse puro, no tener nada que ver con nada más. Se mantenía
así totalmente apartado de todo lo demás. Vivían en eso y para eso. O sea...como una
estructura defensiva. Se construían esto para mantenerse aislados.

Bueno, me pasó una cosa terrible Yo atendí a una persona que estaba bien
relacionada con el caso degollados y le pregunté a mis compañeras de consulta si lo podía
atender ahí con el riesgo que eso significaba y, afortunadamente me dijeron que sí, pero
que si llegaba alguien a preguntar yo me hacía cargo…como tenía que ser, por supuesto.

Ese día trabajé hasta tarde –yo me quedaba más tarde que las demás- ¡y ningún
paciente me habló de la calle! Y terminé después y afuera no había nada. Ningún paciente
me habló de afuera, ninguno. Y Yo salí y estaba todo desierto, no había nadie en la calle.
Mi familia, en mi casa estaban súper preocupados porque no sabían qué me había pasado, si
me había pasado algo. Y era que ese día había una tremenda protesta, un paro nacional, no
me acuerdo y como ningún paciente me habló de la calle, entonces yo tampoco sabía nada.

Me angustié, me angustié por lo aislado que uno está en este trabajo, lo aislado que
uno puede estar.

129
Pero volviendo a lo de la Asociación. Nunca se habló públicamente de lo que pasó
con Guillermo y él hizo mucho, mucho. Varios de los que llegamos a formarnos como
psicoanalistas lo hicimos porque habíamos trabajado con él...Nunca se le ha hecho ningún
reconocimiento. Ahora como es él, creo que tal vez no le importe recibirlos.

Y de lo de Daniel Castillo

Cuando se hizo la ceremonia...no fue una ceremonia...fue como...vino mucha gente.


Yo participé en algunas reuniones anteriores. Pero desgraciadamente estaba de viaje cuando
se hizo.

¿Recuerda cuando se hizo?

No me acuerdo bien, hace unos años.

Me quedé pensando en esto que decía sobre sentir temor. Es curioso sentir temor
de no recibir respaldo de parte de la propia Institución a la que se pertenecía.

Es que nadie se atrevía, uno hablaba con los que tenían cierta afinidad política, más
de izquierda o no tan de izquierda, pero no eran del régimen.

Sin embargo, paralelamente esto no era tan así en otras instituciones que vivían
la misma realidad, por ejemplo el colegio médico o hasta dentro de los hospitales donde
la represión era mucho más evidente y los peligros tal vez, más concretos y allí sus
integrantes UD. misma por lo que intuyo de lo que me dice, tenía opiniones más claras y
abiertas que en la propia Asociación

Uno sentía que era peligroso, porque estaba en juego ser analista. Uno no sentía que
era analista por lo que había aprendido o por lo que había adquirido, pagado...y muy bien
pagado, sino que esto dependía de los...las.

De los didactas.

De los didactas y podías perderlo. Tenía mucho temor que me dijeran. UD. ya no
puede continuar. Nosotros teníamos compañeros que no volvían más, que desaparecían...no
en ese sentido, que dejaban de asistir a los seminarios, porque los suspendían y nosotros no
sabíamos. Y cuando faltaban a dos o tres seminarios ¡yo los llamaba porque pensaba que
estaban enfermos!
Me acuerdo de uno y me decía. “No sé si quiero continuar...tengo dudas” y no, era
que lo habían suspendido y nadie nos decía nada.

Después bromeábamos con eso...”a este le falta análisis” o “no ha sido


suficientemente analizado”

Yo nunca fui didacta. Docente sí. Pero nunca fui didacta y recién ahora entiendo por
qué. Representaban ese poder.

130
Sujeto 15
Responde una contestadora y dejo el siguiente recado:

Buenos días, mi nombre es Joseph Bandet. Soy psicoanalista de la Sociedad


Chilena de Psicoanálisis y me encuentro haciendo una tesis de magíster en torno a las
Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando recoger
información sobre el caso de Daniel Castillo. Agrego mi número de teléfono.

No hay respuesta. Al tercer día dejo el mismo recado.

A la semana siguiente Llamo nuevamente y dejo el mismo recado.


No insisto posteriormente.

Sujeto 16

Entrevista 4
Esta conversación fue telefónica. Me respondió diciendo que tenía poco horario y
no fue posible coordinar una entrevista. Me conocía, así es que accedió a darme alguna
información telefónicamente.

Aló

Aló: hola, soy Joseph, como te contaba estoy haciendo una tesis de magíster en
torno a las Sociedades Psicoanalíticas y su relación con el Estado. Estoy buscando
información sobre el caso de Daniel Castillo.

Pero me aseguras que no va a salir mi nombre.

Sí, sólo conservaré los datos de la entrevista, pero sin el nombre del o la
entrevistada.

Yo entré mucho después. Hice mi formación en los noventa. Pero quien sí sabe es
Jaime Coloma. Incluso tiene un libro que se llama “Cuarenta años de Psicoanálisis en
Chile”.
También pudieras hablar con Eliana Corona o con Mónica Bruzone, tal vez ellos
tengan más información.
Yo sí supe de la muerte de Daniel. Muchos años después, se hizo una ceremonia
donde se recordó en la Asociación lo que había pasado.

¿Esto lo escuchaste o lo leíste en algún documento oficial de la Asociación donde


se mencionara este hecho?

131
Bueno, se sabía de Daniel, por lo que se decía así en conversaciones de pasillo, pero
nadie que fuera representante de la directiva se refirió –que yo sepa- al tema. A lo mejor
existe, pero yo no lo conozco. Como que no era bien visto hablar de cuestiones políticas.
Yo misma, preferiría no aparecer. Es un poco molesto, no quisiera tener problemas.

¿Problemas?

Ya he hablado varias veces y no quiero aparecer de nuevo siendo siempre yo la que


hable. Mira, te doy estos datos y si encuentro algún otro documento...leíste lo que escribió
Juan Pablo Jiménez, él, yo sé que tiene artículos sobre lo que significa hacer Psicoanálisis
bajo la dictadura ¿cómo se llamaba? Psicoanálisis en Chile, perece.

Sin nombres ¿no es cierto?


Bueno, no te puedo ayudar más. Después nos hablamos. Ya llegó el paciente.
Chao
Chao, gracias.

Sujeto 17 al 31 básicamente son llamadas telefónicas sin


obtener respuesta

Sujeto 32

Entrevista 5
Hubo un Psicoanalista desaparecido ¿Escuchó de esto en la Asociación?

Recuerdo el Acto, porque estuve ahí. Institucionalmente, formalmente no. Fue


totalmente olvidado. En este momento estoy tratando de acordarme del nombre y no me
acuerdo. Cuando entré en la Asociación como candidata, nunca se habló. Ahora entre
amigos sí. Pertenezco a un grupo de gente que....fue perseguida durante la dictadura,
entonces supongo que nosotros tenemos evidentemente un tipo de comunicación en que
esto aparecía. Ahora el inconciente me ha jugado esta pasada de no saber el nombre y
seguir olvidándolo y seguir desapareciéndolo.
Tengo un amigo que fue psicoanalizado de él. Este amigo mío, a lo mejor lo conoce
UD. es un filósofo bien conocido que vive en Canadá: Claudio Duran 117.

Sí.

117
Profesor de filosofía de la Universidad de York, Canadá. Fué secretario de la Facultad de Educación de la
Universidad Técnica del Estado y Profesor de Filosofía de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de
Chile hasta el 11 de septiembre de 1973. Ha recibido varios premios: Profesor del año en su universidad,
profesor canadiense del año y premio del Gobernador de la Provincia de Ontario. Es profesor Emérito de la
Universidad Andrés Bello desde 1995.

132
El me contó esto en Canadá y yo le dije que eso acá no se hablaba. Eso es lo que le
podría decir, que no se hablaba. Eh, se discutió mucho éticamente y yo me acuerdo de
haber conversado: Que había un psicoanalista que salió a la calle y que estaba un poco
perturbado...pero bueno mucho tiempo, me dio la impresión que se escudaron detrás de lo
que era una psicosis, estaba sicótico, ahora a los sicóticos no hay que matarlos tampoco, ni
desaparecerlos tampoco. Desde ese punto de vista tampoco era una disculpa. Pero se dice
mucho “No, es que él estaba mal”. Como justificándolo. Y me da la impresión que es una
manera también de la Institución de defenderse, porque yo creo que la Asociación
Psicoanalítica se protegió y quiso “pasar piola durante la dictadura”, quiso bajar el perfil y
acallar a todo aquel que pudiera poner una nota de disidencia o abiertamente anti-dictadura,
para poder sobrevivir; o sea sobrevivir...que terrible iba a decir: Traicionar en el silencio,
no sé como decirlo.
Yo estuve en el acto aquel. Donde se conmemoró y se habló: “Bueno esta
institución tiene un desaparecido” porque no sé si encontraron su cuerpo ¿o sí? Yo tengo la
sensación de que está desaparecido y no se si sigue estando. El acto que se hizo fue en un
momento en que la Asociación Psicoanalítica, tenía un directorio que estaba muy proclive a
poner sobre la mesa todos los conflictos y las cosas de Derechos Humanos. Fue un
momento político también importante para la institución.

¿En qué momento?

Puede haber sido el ´98 o ´99. No me acuerdo de las fechas. Pero nosotros éramos
candidatos e hicimos un trabajo sobre la persecución durante la formación. No se publicó.
Ehm: “La persecución durante la formación”. Juan Pablo Jiménez, Juan Francisco Jordán,
no sé quien más ¿la Mónica Bruzzone y la Eleonora Casaula? No sé, hicieron un artículo
cuando ellos eran candidatos que se llamaba “La persecución durante la formación”. Una
crítica que el Mismo Juan Pablo una vez dijo que les habían hecho desde afuera era por qué
en este artículo aparecía la persecución como una cosa entre alumnos-profesores
institucional y no apareció nunca la represión política en la que estaba metido toda la
Institución y todos ellos. Entonces nosotros hicimos un artículo recordando este y
hablábamos de las diferencias que habían para nosotros como candidatos, que era la
posibilidad de hablar de todo esto que no se había hablado, incluido la desaparición
de...como era su apellido, no me acuerdo el nombre... ¿en qué me quedé?

El artículo de Jiménez, Jordán.

Les costó tremendamente, fue un parto. Pero el artículo no menciona en ningún


momento que estamos en dictadura. Ellos mismos hacen esa crítica posteriormente.

Yo entré el ´73 a la escuela de Medicina y salí el ´79. Para mí la Asociación


Psicoanalítica era una sociedad secreta como los Rosacruces. Lo digo, suena medio
chistoso, pero había toda una cosa que los psicoanalistas eran no sé qué...Yo era una
psiquiatra, además veo a niños, entonces.

¿En qué año entró a la formación?

A la formación psicoanalítica, el año 1997. Hicimos un propedéutico hasta el 2000.

133
En los ´70 yo no sabía ni que existía. Cuando yo entré, era un directorio de izquierda,
políticamente hablando.

Algunas personas sentían que podían expresarse con mayor holgura en


organizaciones fuera de la Asociación Psicoanalítica ¿por qué piensa UD. que pasaba
esto?
Aquí en Chile, esta Asociación a la que pertenezco es un grupo bastante
conservador. Son muy…iba a decir una palabra bien peyorativa...unos carcamales, personas
bastante conservadoras a los cuales les tengo menos susto ahora, pero que les tuve mucho
susto, está siempre...en términos políticos, pero no solamente políticos: No se puede invitar
a nadie que no sea psicoanalista a las reuniones científicas. No, no comparto esto. Yo no
me he metido mucho salvo cuando fui candidata y fui presidenta de los candidatos.

Y de hecho presidencia de los candidatos no existía. Y digo ahora recién, el ´97. No


había ni nunca hubo una agrupación de candidatos acá en Chile.

Algunos entrevistados dicen que temían porque su formación e identidad como


psicoanalistas estaba en manos de los didactas.

No, mi experiencia no fue tan así. En nuestra época la cosa estaba mucho más
abierta, incluso nosotros tuvimos la valentía -iba a decir- tuvimos a un profesor Ramón
Florenzano, que es un psicoanalista muy de derecha y él tuvo actitudes muy autoritarias con
nosotros como alumnos. Éramos doctores, yo soy médico: Mi curso éramos la mitad
médicos, la mitad psicólogos, todos con cuento, con historia, con años. Entonces él hizo un
estilo de curso muy autoritario. Estudiábamos a Freud. Estudiábamos tal o cual capítulo y
después venía una interrogación, así como yo me acuerdo del colegio y del liceo, en que
una interrogación era una cosa seria. “¡Diga UD. ¿Qué era no sé qué?!” Y había que
acordarse muy bien y me daba tanto susto, yo ahí tuve mucho susto, porque había que
acordarse, porque iba en orden: página uno, página dos. A mí me fue bien, porque yo
calculé qué página me tocaba y me leí ahí mismo la página que me tocó y fui muy bien
evaluada. Por supuesto que no aprendí nada de Freud, pero bueno.
Nosotros cuando terminamos ese curso nos juntamos y dijimos, esto no puede
seguir siendo de esta manera, porque además, porque la autoridad puede que sea buena: con
más autoridad, menos autoridad, etc. Pero este modo de aprender a Freud de este modo.
Entonces hicimos una carta y yo que era la presidenta de los candidatos. Pedimos una
reunión con el Directorio del Instituto y le explicamos este reclamo. Y él no volvió a hacer
clases. No creo que haya vuelto a hacer clases. Yo creo que eso fue parte de los tiempos,
porque antes eso no habría ocurrido.
Claro los didactas eran bastante sagrados. Ahora creo que no tanto.

¿Le preguntaba denante, porqué se hablaba más en las asociaciones gremiales o


en los sitios de trabajo y se hablaba menos acá?

¡En realidad! Sí...no tengo idea. Yo no sé, no tengo respuesta ¡Qué lástima! Ahora,
antes de estar en la Asociación Psicoanalítica yo estaba en el hospital y en el Colegio
Médico y ahí participábamos bastante.

134
Es como que la Asociación imponía una especie de solemnidad en que no se podía
hablar de muchas cosas. Ahora se habla de mucho más, incluso se ha invitado a
neurofisiólogos. No sé si yo soy muy positiva, pero creo que hay más libertad.

Algunos entrevistados dicen que algunos de sus compañeros eran suspendidos de


la formación sin que nadie les explicara lo que había pasado. Simplemente dejaban de
verlos.

Y los habían echado. Sí yo supe de eso ¡Ah Mierda! Sí yo escuché de eso, pero a mi
no me tocó. Sí hubo como unos fantasmas; o sea otros desaparecidos. Tiene razón. Sí,
habían algunos que los echaban, pero en secreto. Pero hay eso, de que “no, esto es
privado”. Creo que todavía queda esto que ser un poquito exaltado, vehemente, o decir esto
no me gusta, no es bien mirado. Para ser psicoanalista hay que ser un poco más medido. No
tener políticas, ni opiniones de nada demasiado intensas. No se puede ser muy “actuador”
para ser un buen psicoanalista. Digo eso entre comillas así como frase...

¿UD. recuerda el acto entonces que se hizo en la Asociación?

Sí, yo estuve. La gente joven, las generaciones más jóvenes, estaban. No me


acuerdo demasiado del acto mismo. Había bastante gente. Yo me sentía haciendo un acto
de rebeldía tremendo, claro que después de todos los años que habían pasado, parece que
no era tan tremendo. Pero era la posibilidad de hablar de algo que no se había hablado.
Ahora yo creo que para mucha gente esto era muy molesto: Que estuviéramos politizando
la Asociación.

¿Y esto era algo que UD. escuchó o que sentía?

Se sentía en la tensión ambiental, no sólo en esa reunión, sino en todas las demás.
Este grupo que estaba haciendo política. Pero creo que era algo que sí se decía “no...esto no
es bueno que ocurra” No lo leí, pero sí lo sentí en el ambiente.
Ahora, lo leí. No, lo que no leí. Por ejemplo Omar Arrué, al cual le tengo una cierta
afinidad e incluso creo que no es demasiado conservador, pero su prólogo del libro de los
cuarenta años es abominable. En el año ´99 que fue el congreso mundial aquí. Él escribió
una carta, porque la IPA le escribió una carta y él le respondió una carta diciendo que no
había espacio para no sé qué de los Derechos Humanos.
Lo que yo me acuerdo es que yo estuve en esa sesión de un plenario en que había
muy poca gente, porque era muy tarde y lo destruyeron a Omar Arrué. Y él trataba de
defenderse, me acuerdo que estaba Marcelo Viñar y le decían “¿pero por qué, cómo?”

¿Que no habría espacio al interior del congreso para el asunto de los Derechos
Humano?

Algo así. No me acuerdo. Si me acuerdo de algo le voy a avisar. Pero me da la


impresión que no son cartas públicas como para ponerlas en la revista, pero que son cartas
del directorio. Si son del Directorio, no sé si eso se archiva. Capaz que esté en la revista. Yo
no lo sé. Puede estar publicada, porque es una carta muy formal la que él escribió en que
decía que nosotros acá en Chile, nosotros para cuidar los vínculos, algo así,

135
interpersonales, sociales, no sé qué, habíamos decidido que era mejor así; Toda una cosa
llena de eufemismos donde nada se decía directamente y eso fue muy criticado.
Creo que no es una persona mal intencionada, creo que no pertenece a los sectores
más conservadores de toda la Institución, pero creo que él estaba interpretando a todos los
sectores. No quiero justificarlo. Pero me acuerdo que al final de la reunión, él estaba
destruido, porque realmente lo atacaron de manera certera, lógica y real y él miraba
alrededor y no había ningún chileno. Era de esos auditorios de las siete de la tarde, en julio,
porque en Julio fue el congreso. Al final yo me acerqué y le pregunté cómo estaba y me
hizo un gesto de no muy bien. Porque escribió una carta bien a la chilena en que decimos
“que en realidad no nos gusta tanto que esto ocurra, porque bla, bla” Y al final uno se
pregunta: “Qué cresta dijo la carta” Nada, simplemente para quedar bien. “No, no se
preocupe”. Hay una cierta cosa de decir lo correcto o No, “esto es privado”.

Entonces la lectura que podría hacerse es la de hacer un pacto de silencio


durante la dictadura “para salvar al Psicoanálisis”

Yo creo que sí. Suena razonable desde ese razonamiento

La pregunta que se hacen varios es ¿cual es el Psicoanálisis que se salva?

¿Qué se salva?... ¿Y por qué la gente acá no quiere hablar? ¿Por qué yo podría no
haber querido hablar, por ejemplo? ¿Somos muy paranoides? Esto puede ser porque
estamos en Chile y aquí todavía no podemos hablar y esto no se puede abrir. Yo tengo la
opinión de un amigo, que no es psicoanalista y dice que el estuvo en la clandestinidad y el
habla de su clandestinidad y nadie toma su tema. Y él dice no si yo hice un curso sí, militar.
Porque yo pertenecía al Partido Comunista y todo el mundo le dice ¡Ah!, y le cambian de
tema. Entonces él es de la opinión que los grandes servicios de información, digamos la
CIA, que existen aquí ahora, conocen todo esto. Saben nuestros nombres. Entonces es una
estupidez que entre nosotros digamos, no si yo me he dedicado todo el tiempo a no sé qué.
Entonces él dice, no si yo estuve clandestino, estuve dedicado a la política completamente,
fui funcionario del Partido. Postula él que se encuentra con el silencio: “No hablemos de
esto mejor” ¿nos pone en riesgo?

La política de Jones era preferir que alguien practicara el Psicoanálisis en


Alemania a que no lo practicara nadie.

Pero bajo esa frase se puede, claro se puede echar a todos, a los judíos en su
momento, los homosexuales, a las mujeres, a los psicólogos.

Pero es que acá a lo mejor es un hecho, porque los seleccionan desde antes.

Sí se seleccionan. Se seleccionan todavía. Cuando a mi me entrevistaron, para entrar


yo, ya no era dictadura y me entrevistó la Dra. Erika Guzmán, era una doctora Alemana,
que tenía acento alemán todavía tenía un acento Alemán (habla imitando el acento). Ella
estaba muy molesta porque yo tengo una historia...qué se yo, de izquierda, que no aparecía
necesariamente ahí, pero bueno si mi papá estuvo preso eso era parte de mi historia
(acentúa este mi). Se le notaba que le molestaba. De hecho me rechazó, supongo, porque

136
esto es secreto. Ahora parece que no tanto. Me entrevistaron dos y después tuve una tercera
entrevista que era la Eva Reichenstan; menos mal, porque si no, no sé. Y a ella le molestaba
y me preguntaba cosas de mi familia y ella tenía un gesto de molestia, se le notaba que le
molestaba. Ella ya no estaba...estaba de más edad y se le notaba un poquito deteriorada,
porque se le olvidaba y me preguntaba las mismas cosas y me volvía a preguntar lo mismo.
Me entrevistó tres veces y varias horas. Fue muy... y yo salí evidentemente con la sensación
que ella me rechazaba. Me rechazaba...políticamente.

Qué edad habrá tenido ella. Porque si son setenta u ochenta años y se formó en
Alemania, entonces se formó en el Instituto de Boehm, donde debían eliminar el nombre
de Freud de los textos, sin alusiones a la sexualidad humana, empleando sinónimos para
referirse al complejo de edipo, reemplazando la idea Freudiana del inconciente por las
ideas más culturalistas de Jung y conformado sólo por estudiantes comprobadamente
arios.

¿Y qué psicoanálisis era ese?

Bueno, tal vez ahí se formó.

Cuál sería su apellido, porque Guzmán era su marido...

137
Entrevista 6

Entrevista realizada a Claudio Duran


Viernes 6 de Junio de 2008
(Profesor Universidad de York. Canadá)

Entrevistador: -Puedo poner esto por aquí.


Claudio Duran: -Pucha ¿Cómo se llamaba el libro?
Entrevistador: - Los médicos del pueblo.
CD.: - Es un libro....sobre médicos que fueron muertos, desparecidos, etc. Y hay un
capítulo sobre Castillo que le puede interesar mucho. Y entrevistan a un amigo de él, que
habla de cómo fue su vida de niño, de adolescente, muy interesante.
Entr.: ¿Tiene alguna referencia de la editorial?
CD: - Tengo eso en Canadá, no se me ocurrió traerlo. Yo en todo caso viajo el domingo así
es que el lunes se lo puedo mandar. No el martes 118. En todo caso es un capítulo con fotos
de él....

Entr: estoy anotando. Me interesa, porque lo que hay acá es un hoyo, no hay un personaje,
sino un hoyo: un hoyo de vaguedad, de confusión.

CD.: Usted podría tratar de entrevistar a Claudia Castillo. No sé cómo ubicarla. La conocí
de niña chica. En la casa de Gabriel, cuando trabajábamos en el estudio del
“Mercurio”...Sé que ella sufrió muchísimo con la desaparición de Gabriel. Sufrió
muchísimo, muchísimo. La señora de él, Mabel Condemarín, murió hace unos tres o cuatro
años. Habría sido posible tal vez, entrevistarla a ella. No sé si el marido de ella está vivo, se
llama Alliende, no me acuerdo del primer nombre...Felipe, Felipe Alliende, no sé si puede
contactarlo, explicarle de qué se trata esto. Bueno, el tema para él fue muy difícil. El ya
estaba casado con Mabel y Mabel se preocupó de buscar a Castillo. Eso debe haber sido
muy difícil para Felipe, pero tengo entendido que se comprometió con ella. Isolda Armijo
era compañera de él. Era muy amiga de Castillo, lo quería muchísimo. Y ella sabía mucho
de Castillo.

Entr: -UD. puede contar cómo fue su experiencia con él, cómo lo veía como persona, como
psicoanalista.

CD: -Yo lo que le puedo contar, no creo que le pueda dar más detalles. Estuve en
Psicoanálisis con él como cinco años desde el año ´62 y el año ´67.

Entr: - UD. fue paciente de él.

118
. “Porque Fuimos Médicos Del Pueblo”, Ediciones Chile América CESOC, 1993

138
CD: Paciente de él. Yo tuve una experiencia importantísima (en el Psicoanálisis con él)
para mi vida, muy, muy profunda que me permitió enrielarme en la vida realmente. Así es
que yo por Castillo guardo, por supuesto una gratitud y un recuerdo absoluto. Fue alguien
que jugó un papel muy significativo en mi vida. No le puedo contar, por supuesto del
análisis; además no viene al caso para lo que UD. Quiere. Era un tipo muy inteligente como
analista, pero eso puede ser también mi impresión, entiende. Pero como después...a ver,
cuando yo volví de Inglaterra en 1971, y con Carlos Ruiz, colega de la Universidad de
Chile, filósofo, decidimos iniciar una investigación sobre algún tema en que filósofos, que
tenían una orientación de cientistas sociales que nos preguntábamos ¿cómo podemos
contribuir nosotros al proceso de Allende? Entonces con Carlos nos propusimos varios
temas y uno de ellos fue el de los medios de masa, que Carlos ni yo habíamos hecho nunca
habíamos estudiado medios de masas. Sin embargo el punto para nosotros era cómo
podemos contribuir; tendrá que haber alguna manera. Entonces yo le dije ¡mira!...Tanto
Carlos como yo, estábamos muy metidos en Psicoanálisis. A parte del Psicoanálisis
personal, yo seguía estudiando Psicoanálisis teórico, hacía clases de Psicoanálisis. Carlos
en Francia tomó contacto con el Psicoanálisis Lacaniano... y cuando lo invité yo ya estaba
muy metido en el Psicoanálisis: Marxismo-Psicoanálisis, esa era la dupla teórica. Ninguno
de los dos pensábamos que el Marxismo o el Psicoanálisis eran en modo alguno la única
manera teórica de estudiar la realidad, pero era un modo y una manera que nos atraía
mucho, un modo interpretativo. Entonces yo le dije: “Mira, yo voy a ir a hablar con Gabriel
Castillo” con quien, después que terminé mi análisis, había tenido contactos esporádicos de
carácter amistoso; no de paciente analista, sino amistoso: iba a comer con él...nada, no era
una amistad muy profunda ni mucho menos, pero lo había visto unas cuatro o cinco veces.
A almorzar por aquí por providencia. Su consulta estaba por aquí por providencia en la
calle que sigue por acá... no me acuerdo. La cosa es que le dije a Carlos: “Mira yo conozco
a este analista, qué te parece si le pregunto si quiere integrar este estudio”.

Entr.: - ¿Quienes más estaban en este estudio?

CD: Carlos Ruiz y yo. Ocasionalmente participaba otra persona, pero en realidad no de una
manera significativa. Entonces lo fui a ver. Él ya tenía su consulta por acá por providencia-
Antonio Varas, en un edificio de departamentos, en una calle cerca y yo le expliqué le dije
“Mira yo estoy trabajando en esto”...y el dijo “claro, yo estoy dispuesto para esto, estoy
dispuesto a participar con ustedes”. Nosotros siempre tomamos contacto con la gente del
CENOP: Centro de estudios de la opinión pública, era un centro que Allende había creado,
que dependía de él, y en el cual se hacían estudios de la opinión pública en general y cuyo
director era el “conejo” Jimeno, Claudio Jimeno; no sé si ha oído hablar de él, era un
sociólogo muy inteligente. Y ahí trabajaba en estudios de la media Jorge Klein –que tu
tienes que haber escuchado de él- psiquiatra estaba en formación, quería formarse como
psicoanalista, Jorge Klein. Junto con Jimeno y otra gente estaban en la moneda el día del
golpe. Los agarraron y los mataron creo que al día siguiente. Entonces éramos muy amigos.
Él se quería formar como psicoanalista. Quizás ya había logrado entrar al Instituto, pero
estaba trabajando en la Clínica Psiquiátrica y había sido designada por el partido en que
militaba como una de las personas del CENOP. Él integraba un equipo de psicólogos,
psiquiatras, sociólogos, etc. que estudiaban los medios de masa. Entonces yo fui a hablar
con él y le dije “Oye Jorge, tenemos un psiquiatra, Carlos Ruiz y yo, conformamos un
equipo y queremos hacer una contribución al proceso de Allende y pensamos que lo mejor

139
que podemos hacer son estudios de la media y en particular del “Mercurio”. Y Jorge dijo
“excelente” entonces los datos se los pasábamos a ellos nosotros, a través de Jorge.

Ahí quedamos nosotros con “El Mercurio” Empezamos en abril del ´72 y ahí empezamos a
juntarnos tres a cuatro veces por semana en las tardes, después de las seis -porque todos
trabajábamos- nos empezamos a juntar con Gabriel y con Carlos. Ahí se fue desarrollando
entonces el método con el cual todavía yo trabajo. El método lo desarrollamos Carlos y yo:
hacer recuento de repeticiones, metáforas y yuxtaposiciones. Gabriel fue muy importante
en la parte psicodinámica de todo esto. Ahí me di cuenta yo que era un tipo muy
inteligente, extraordinariamente inteligente, como se dice en inglés muy “Thorough”, la
palabra thorough quiere decir: Muy preciso y “down to earth”, con los pies en la tierra en
cuanto a la interpretación.

Entr.: -Muchas personas que he entrevistado, me dicen que inmediatamente después del
golpe el estaba muy alterado psíquicamente y que él hacía opiniones muy impulsivas.
Algunos se lamentan de no haber hecho algo con eso, pero que en el fondo él estaba
alterado y que eso produjo su deceso finalmente.

CD.: - Nosotros no nos vimos en Chile después del golpe. Yo ya perdí el contacto con él.
En todo caso para terminar la historia. Gabriel contribuyó no en el método, tampoco él era
marxista, pero sí comprometido con el proceso de la Unidad Popular. Tampoco entendía
bien la interpretación teórica marxista, pero claro, en cuanto al Psicoanálisis, su
contribución fue fundamental. ¿Qué más te puedo decir?

Entr.: -Entonces durante el ´73 UD. lo vio varias veces.

CD.: -Sí

Entr: Y esa versión de que él estaba tan alterado ¿UD. la comparte?

CD.: ¿Antes del golpe? Ehmm, Yo no, no te podría decir, no tengo ninguna evidencia de
que el estuviera... ¿Loco dice UD? Mira cuando yo volví a Chile a fines del ´83... Yo fui a
ver a Isolda Armijo, estuve hablando mucho rato y entre otras cosas le pregunté por
castillo. Yo supe de la desaparición de Castillo, porque Carlos Ruiz me escribió una carta el
´76 cuando desapareció, diciendo que había desaparecido Gabriel Castillo.

Entr.: - ¿Qué año desapareció?

CD.: -Julio del ´76, la época de los comunistas. Pero él no era comunista. Carlos me envió
una carta que decía “Desapareció Gabriel Castillo”. Pero un psiquiatra, no recuerdo quién
sería, le dijo a Carlos que Castillo estaba mal -de la cabeza- así es que no sería una cosa
política, me dijo Carlos –le podría preguntar a Carlos. Pero yo recuerdo claramente que
Carlos me dijo en una carta: “Desapareció Gabriel Castillo. Hablé con un psiquiatra y me
dijo que estaba mal”. Después de eso yo no supe más de Castillo, ni directa ni
indirectamente, hasta que hablé con Isolda Armijo a Fines del ´83 y ella me dijo lo
siguiente –lo recuerdo claramente, por eso que sería bueno que hablara con ella- me dice:
“Gabriel empezó a asistir a las reuniones de una parroquia, en las cuales empezó a hacer

140
denuncias de cosas que estaban pasando. Esto habría sido la razón por la cual habría sido
detenido” (luego repite con énfasis en el condicional). “Esta sería la razón por la que habría
sido detenido” Y ella me agregó, es posible que estuviera mal, punto (luego repite) es
posible que estuviera mal” Yo no le quise preguntar qué quería decir ni mucho menos, yo
estaba recién llegado a Chile, muy confundido después de diez años de exilio, sin saber
bien en qué terreno se pisaba acá. Habiendo sido advertido de que tuviera mucho cuidado –
yo había sido militante comunista entre el 70 y el 73- Entonces particularmente me
comunican personas relacionadas con política que había que tener cuidado y que lo más
probable era que me fueran a mantener vigilado. Entonces yo llegué acá muy asustado,
mirando para atrás por si acaso. Y esto me tomó un mes más o menos empezar a sentir más
confianza y poder entonces darme cuenta que no era tanto que no podían tener a nadie
detrás mío. Yo era una persona equis, cualquiera, de manera que de repente alguien me dijo
una persona del PS., un amigo del PS. Me dijo: “Mira, yo no creo que a ti te tengan ninguna
vigilancia especial ni nada”, pero que tenía que tener cuidado. De hecho, como no tenía yo
las claves internas en época de represión, recuerdo que muchas veces en los metros, con
un amigo, colega, conversábamos y yo abiertamente empezaba a hablar contra Pinochet y
me daba cuenta que mi amigo se ponía pálido y entonces me decía: “Oye Claudio, sabes
que hablemos esto después que bajemos del metro”. Entonces yo le preguntaba qué pasó y
él me decía “es que estabas hablando como si estuviéramos en la época de antes del golpe.”
No tenía esa, esa, cómo llamarla, esa digamos, esa experiencia interna que te daba haber
vivido bajo represión. Yo venía de Canadá que como en cualquier parte del mundo uno
llega, dices las cosas, lo que te parece a ti.

Pero cuando yo hablé con la Isolda y estaba recién llegado –a la semana tiene que haber
sido- y estaba muy tenso, no quería saber mucho, no quería hablar mucho, no quería estar al
tanto de mucho. Además estaba muy confundido emocionalmente. Si tú lees un poema
largo que se llama Santiago en el que hablo justamente de lo que me costó reencontrarme
con Chile y con Santiago y todavía te diría, nunca me he sentido realmente reencontrado.
Después de veinticinco años de haber vuelto, todavía me siento acá extranjero. Entonces yo
no le quise preguntar nada a la Isolda. Estaba asustado, para serte franco.
No quería saber nada, no quería tener cosas en mi cabeza que si me detuvieran y me
torturaban... Eso es lo que te puedo decir. Ocasionalmente he escuchado por aquí y por allá,
he escuchado que Castillo tenía algo psicótico. Me acuerdo cuándo hubo ese homenaje a
Castillo...

Entr.: - ¿Usted estuvo?

CD.: - No, no. Yo estaba en Canadá, pero alguien me dijo, no me acuerdo quien, porque
tengo varios conocidos en la APCH. Esto me acuerdo claramente, debe haber sido el
2003, de esto me acuerdo: Se le hizo un homenaje a Castillo, se vio una película, en ese
homenaje. Una Película sobre tortura, represión. ¿Cuando fue entonces?

Entr.: - Yo le he preguntado a todos los entrevistados, pero nadie se acuerda bien. No


recuerdan el nombre específico que tuvo la actividad.

CD.: - ¿Ni el año? ¿Hay alguna película que tenga que ver con represión, torturas, cosas
así, que sea clásica? Y a propósito de esa película se habla de Castillo. Y me dijeron que en

141
esa actividad, Ximena Artaza dice que ella lo siente tanto, que ella no se había dado cuenta
que Castillo estaba tan mal, que si ella hubiera sabido lo hubiera ayudado. Ahora lo que la
Isolda Armijo me dijo, cuando me entrevisté con ella el ´83, era que en la Sociedad de
Psicoanálisis no se había querido hacer nada cuando desapareció. No se habría querido
hacer nada; eso también me dijo.

Entr.: porque supuestamente las Sociedades Psicoanalíticas se plantean con independencia


del estado y que en este sentido sería como la independencia universitaria del Estado. Pero
si revisamos la historia, las universidades resultarían ser más independientes que las
Sociedades Psicoanalíticas. Porque en las universidades es donde se organizan las protestas
contra los regímenes autoritarios: en Brasil, en Chile. En cambio las sociedades
psicoanalíticas adoptan una postura que es muy diferente.

CD.: -Esto que me dijo Isolda, no lo puede usar en la tesis a menos que ella lo ratifique,
porque si en la tesis aparece ella diciendo: “ella dice...” Tiene que entrevistarla a ella.

Entr.: - Lo voy a hacer.

CD.: -Yo le cuento esto porque probablemente sea la única persona que pueda decirle algo
significativo.

Entr.: - Todos los entrevistados psicoanalistas me piden que su nombre no aparezca. (Hace
un gesto indicando con el índice la mesa que yo interpreto como ¿hoy, acá?). Hoy día, acá
en Chile. ¿UD. está de acuerdo en que su nombre aparezca?

CD.: -No, no, claro UD puede poner mi nombre. En cuanto a que fui paciente de Castillo,
no hay ningún problema para mi, en cuanto a que trabajamos en el estudio del “Mercurio”,
pero hasta ahí no más. Lo único que me preocupa y UD. tendría que ubicarla, es Claudia
Castillo, la hija, porque me han dicho que ella ha sufrido muchísimo y todavía con lo del
papá y puede que ella no quiera que se haga referencia a esto. Le voy a decir esto: Cuando
yo lancé el libro del “Mercurio que UD. conoce, yo la invité a ella especialmente a través
de su mamá. Mabel fue, yo le dije Mabel para mí sería muy importante que Claudia Castillo
asistiera al lanzamiento. Pero no fue y yo le pregunté ¿No vino Claudia? Mabel me dijo:
Mira, para ella es muy duro todavía. Es muy, muy duro, entonces no quiere”. “Pero este es
un homenaje a Castillo, yo voy a hablar de Castillo, de la importancia que tuvo, en fin” “Sí,
pero ella no quiere”.

Yo Joseph, lo instaría a que tenga una entrevista con Isolda Armijo y con Claudia Castillo,
¿por qué?, por lo que ellas puedan decirle que sería seguramente mucho más
significativo que lo poco que yo sé, además de que sus nombres puedan aparecer. Lo
que a mi me asustaba en la época del lanzamiento del libro el ´95, era que Pinochet todavía
roncaba fuerte. Y a mi me asustaba involucrar nombres en el libro. Tanto es así, que a
Castillo yo lo menciono en forma ocasional en el libro y no como yo hubiese querido.
Porque me asusté cuando ocurrió lo de Contreras, lo sacan en helicóptero, en una especie
de auto secuestro del ejército y lo llevan a la base naval de Talcahuano. Y yo dije bueno,
entonces quiere decir que el gobierno no tiene ningún poder, lo tienen los militares. Pueden
sacar a una persona que está juzgada, que se dan el lujo de sacarlo, llevárselo a Talcahuano.

142
O sea, los militares no están entregando...todavía Pinochet manda demasiado en Chile. Y
por lo tanto yo no quise poner nombres que aparecieran comprometidos. Carlos era
imposible no ponerlo, además yo le pregunté a Carlos. Imposible, porque tenemos una
historia de publicaciones conjuntas de mucho tiempo. Con Carlos, no poner las
publicaciones era absurdo. Además Carlos había publicado muchísimo durante el régimen.
Y yo estaba preocupado, (pensaba) me dije: Pongo el nombre de Gabriel desde el principio,
incluso con una dedicatoria que en un momento quise hacer, pero puedo perjudicar a todos,
a la hija; puedo perjudicar a Mabel Condemarín. Entonces pregunté a un amigo muy metido
en política, muy, muy metido en política, a alto nivel del PS. Lo llamé y le dije, esta es la
situación. ¿Qué me recomiendas tú? “No pongas ningún nombre en este momento que
pueda llevar a que a esa persona la identifiquen y que incluso le hagan algo. No pongas,
punto. En este momento no están dadas las condiciones en Chile para que se hable
abiertamente.” El no tenía nada que ver con Psicoanálisis, sino simplemente con política
de alto nivel. Y me dijo: “No, no, no. No se puede comprometer a nadie”. Yo no estoy
seguro si incluso este momento se puede llegar y hablar abiertamente, no estoy seguro,
Joseph. No sé por qué, pero todavía me asiste una cierta inquietud: Después de todo,
tanta gente que hizo tanto daño sigue en pie, como si nada hubieran hecho. La
sociedad chilena no ha hecho una reparación profunda todavía.

143
Entrevista 7

Entrevista realizada a la psicoanalista Isolda Armijo119

Durante tres semanas llamo a su consulta dejando al menos un total de cuatro recados
En el ínterin, me comunico con Claudio Duran manifestándole mis dificultades para contactar
a la entrevistada. A su vez hablo con una joven psicoanalista quien dice conocerla y le pido
que interceda. A la tercera semana recibo una contestación muy afable de su parte.

Entrevistador (E): Claudio Duran me habla mucho de usted, me dice


insistentemente que debo entrevistarla, porque conoció mucho a Gabriel Castillo...eran
amigos.
Isolda Armijo (I.A.): Bueno yo le agradezco a Claudio tantos recuerdos buenos,
porque cualquier cosa es en una onda muy simpática, pero yo fui amiga antes, en la época
de naranjo, cuando...como se dice aquí, cuando él era naranjo, o sea, “un arbolito
chiquitito” y esas actividades, como dijéramos, no estaban en su mente cuando estábamos
en las etapas a las que yo me refiero...y no sé como se desenvolvía él y cómo eran esos
intereses, porque le conocí algo más familiar, más doméstico, no como un hombre público,
sino como un hombre de familia, interesado por las cuestiones psicológicas, pero desde un
punto de vista humanista si usted quiere, ni siquiera político en esos tiempos.

E: En la Escuela de Medicina.

IA.: Sí, en la Chile. Y nos tocó juntos una etapa larga, porque las distintas
universidades hacen sus prácticas, a nosotros nos tocó el J.J. Aguirre, no era un hospital
muy grande, pero ahí uno se familiariza con los compañeros.

E: Ahí hicieron su práctica de Medicina general.

I.A.: No, ahí estudiábamos, ahí estudiamos cuatro años más o menos, estudiábamos
Clínica, Anatomía Patológica, Cirugía, Medicina Interna, especialidades, otras.

E: Y en esa época de la que UD. me habla, cuando eran estudiantes de Medicina,


¿cómo era la personalidad de él, cómo lo recuerda?

I.A.: Muy sencillo, muy agradable, es que yo le decía a usted por teléfono (se refiere
a las llamadas previas para concertar la entrevista), algo le pasó, yo no puedo aclarar así,
hilando en el tiempo, qué fue, pero era un chiquillo estudiante, muy normal, tranquilo.

E: ¿Era aplicado?

119
Psiquiatra, psicoanalista. Formada en la Asociación Psicoanalítica Chilena (APCH)

144
I.A.: Gabriel era un buen alumno y responsable y muy centrado en sus cosas, por
eso le hablo de la Medicina, del tema nuestro. Ahora toda la otra parte, yo creo, yo, es
como si me hablara UD. de otra persona.

Pero Gabriel no era un hombre político en ese tiempo. Claudio Duran sí y más tarde
escribió un libro sobre el mercurio. Ahí había una postura, pero esa postura yo nunca la vi
en Gabriel, ni por asomo.

E: Eso me dice también Claudio Duran, que Gabriel Castillo no tenía militancia,
que incluso con respecto a su ideología él se sentía con interés en apoyar el proceso de
Allende, pero que no era una persona que tuviese militancia política.

I. A.: Ninguna mística, si se quiere. Yo no le conocí ninguna idea política, pero era
un hombre muy humanitario y entregado a la Medicina, al estudio, a la salud...lo
psicológico lo fue buscando después. De esa etapa nosotros no teníamos definiciones muy
claras mientras estudiábamos Medicina. Se preocupaba por sus pacientes con hepatitis, era
un alumno entusiasta y estaba contento.

E: Al mencionar los casos de hepatitis, ¿se refiere a que tenía alguna sensibilidad
por la salud pública?

I.A.: Por la salud en general, pero me acuerdo que comentábamos algunos casos de
los pacientes. Claro, no, era interesado en su profesión. Pero nunca el tinte político jamás.

E: Y después Ustedes se formaron en la Psiquiatría juntos.

I. A.: No, no, no. Ahí en esa etapa...como le digo hay mucha relación con el lugar al
que uno frecuenta todos los días. Yo no sé hacia dónde se dirigió él, pero yo me quedé en la
Clínica Psiquiátrica. Yo me dirigí hacia áreas distintas y me dirigí hacia el área de la
psiquiatría infantil, cuando terminé la carrera. Y él tomó otro...no sé, ahí me lo perdí. Y
después yo me fui al Barros Luco a maternidad -¡Imagínese!- a recién nacidos. Estuve un
año ahí en ese...muy interesante, revisando las güagüitas, los partos. Y seguí con la línea
infantil varios años. Él siguió con adultos.

E: Gabriel Castillo se forma después en la APCH

I.A.: No, no sé qué camino habrá tomado él.

E: ¿Pero usted se lo habrá topado en alguna reunión psicoanalítica?

I.A.: La APCH era chiquita en esos tiempos

E: Era pequeña, pero habían reuniones desde el año ´30, así es que en los ´60 ya
funcionaba un grupo regularmente.

145
I.A.: Pero yo diría incipientemente si pensamos cómo está ahora. Además yo
empecé en la línea infantil. En la asociación misma...UD. sabe uno empieza haciéndose un
psicoanálisis, va entrando por un camino muy...no entra como miembro...antes incluso era
más segregado el que entraba a estudiar y el que Ya estaba incorporado. Porque yo
precozmente inicié un psicoanálisis y entonces me fui -¿cómo le explicara?-...Yo creo que
no coincidimos mucho en la etapa de estudios, porque los estudios eran, se formaban
grupos de dos, tres o cuatro candidatos y hacían un primer año. A mi me tocó hacerlo con
pocas personas; no sé a Gabriel en qué grupo le tocó a él. Ahí no nos topamos. Como no
tenía el Instituto en ese momento -¿cómo le explicara?- era un departamento tan chiquitito,
era un departamento más chico que esto. Ahora tiene salas de clase, tiene secretaría.
Entonces muchas clases de ese tipo, las hacían los Psicoanalistas en su propia consulta ¿se
fija? Bueno, el Dr. Núñez, el Dr. Whiting, el Dr. Infante, nos hacía clases en su hora, no
tenía la Organización más establecida que hay ahora.

E.: ¿Pero finalmente, Castillo era psicoanalista?

I.A: Bueno, yo no sé si se recibió. Yo creo que no. No supe después...Mire ahí le


perdí la pista en su vida real...

E: Porque Claudio Duran me dice “yo fui paciente con él y me hice un


Psicoanálisis con él”.

I.A.: Él se analizó con Gabriel. ¿Aquí en Santiago?

E: Aquí en Santiago. Entre el ´62 y el 65, puede ser.

I.A.: No, no, no, no. Cuando...Yo creo que...Cuando uno empieza a hacer práctica,
práctica, uno toma un Psicoanálisis didáctico –que se llama- Uno toma un paciente, lo sigue
y lo va controlando con un didacta. No, que yo sepa, él no llegó a titularse oficialmente,
pero en el período de práctica, digamos, en el período de formación ¿No? Posiblemente
entonces este fue un paciente que él tenía que supervisar, seguramente.

E: En esa época -´60 hasta el ´65 hasta el ´70- ¿Ustedes se visitaban


regularmente?

I.A.: Yo anduve fuera de Chile el ´70. No le podría decir cronológicamente, pero de


tanto en tanto nos visitábamos, compartíamos experiencias con los niños, le encantaba,
como a mi me gustaba la Psiquiatría Infantil, yo le hablaba de eso. El ya estaba con adultos,
pero yo le contaba de lo que yo hacía y ese tema nos ligó bastante, el tema niños. De
conversar, de interesarnos y tengo recuerdos en la casa mía, en el departamento de él con la
Mabel.

E: Su Señora.

146
I.A.: Mmm. Sí. Y me acuerdo que le dábamos mucho vuelta y conversábamos
mucho de Psiquiatría Infantil. Y yo como le digo, estaba alucinada con psiquiatría infantil.
Y me parece lo más entretenido que hay. Como así, para fantasear.

E: Cuando intercambiaban este interés por la Psiquiatría Infantil, cómo lo


encontraba UD. lúcido, muy apasionado o no, estudioso... ¿Cómo era él?

I.A. Yo lo veía tranquilo, no al final, al final hubo un par de veces que lo veía
ahí...no lo reconocí. Ya, mucho después del ´73. Yo gradualmente lo vi como que se fue,
fue dejando de ser el que era. Yo creo que se empezó a rallar. Digamos, eso no lo hemos
conversado en detalle con los compañeros porque no ha habido una oportunidad, para
habernos juntado, porque no formábamos un pequeño clan nosotros, por decirlo. No se con
quién le tocó a él hacer el curso. A mi me tocó con dos personas que se fueron a Europa
después. Uno a Europa y el otro se fue de Santiago. Pero a mi n me tocó irle siguiendo la
pista globalmente en su personalidad, pero lo que a mi me pasó y he pensado que no sé si es
idea mía o conversándolo con la Mabel, yo creo que se fue trastornando. Pero fíjese usted,
que ahí hay una cosa que es muy...yo lo he conversado con colegas, que es muy...muy
triste. Uno no se alcanza a dar cuenta o no alcanza a tomar medidas como para, ¡ha! -y
cuando conversábamos de esto- en que entre médicos mismos, no nos damos cuenta de lo
que está pasando y de repente pasan cosas, como que uno no tiene un ojo observante, así
quizás, quizás un poco controlador, si usted quiere.

E: Claudio Duran Me comentó que le preguntó por Gabriel Castillo y que UD. le
habría respondido que él tenía algo mental y que esto podría tener que ver con su
desaparición el ´76.

I.A.: Bueno, ahí ya es muy difícil...Claro, es decir, se le fue “yendo el hilo”. Ahora,
si lo hubiéramos comentado yo le habría dicho, oye, deja de trabajar, o qué se yo qué,
vamos a conversar con el Dr. Parada, es decir, con un colega que mire de afuera, porque no
está involucrado. Eh...claro, yo hasta aquí cuando he pensado en esto y hemos conversado,
la idea es que nadie le puso el cascabel al gato. A Gabriel algo le pasa y enfrentémoslo,
hagámonos cargo, se puede decir. Bueno, no andaba subiéndose arriba de los techos ni
haciendo cosas raras; pero el discurso se le fue. No le puedo decir el cuado o el cómo. Yo
lo vi en dos oportunidades en esa época y ahí no me cupo duda y después cuando
desapareció, entonces pensé: bueno, aquí pasó algo. Y yo dudé mucho pensando: Se fue, se
desapareció, lo desaparecieron, no se, pero desde el punto de vista que yo conozco, no debe
haber sido ningún peligro para nada, salvo para él mismo.

E: Por lo que yo he podido averiguar, él comenzó a asistir a unas reuniones de


iglesia y que en esas reuniones él empezó a denunciar lo que estaba pasando en Chile en
relación a los Derechos Humanos.

I.A.: Aaah!, aaah! verdad, pero. Eso oí decir, pero fíjese usted era una denuncia
pública.

E.: Pública en el medio de una dictadura.

147
I.A.: Yo nunca fui, pero yo me conjeturé: bueno si lo toman y lo observan, cómo le
explicara, no era coherente. Bueno, al final, las dos veces que lo vi, me di cuenta que no
ataba ni desataba, en la cosa práctica. Y entonces oí ese tipo de cosas. Pero dije, ¡quién lo
podía tomar en serio! Cómo decirle, porque yo lo conocí a él en una trayectoria. Claro
porque fíjese usted, qué curioso –ahora que usted me lo dice- porque él no era un activista,
un tipo que anduviera por algún propósito x.

E: Pero el dicho dice que los locos y los niños dicen la verdad.

I.A. Ah!, Ah!, pero hay verdades, en ese caso, que no se puede ir a una
congregación religiosa y decir: Yo confieso o declaro, eso es exponerse a que lo pesquen en
la salida y listo, supongo, yo no sé lo que decía, pero era un desafío.

E: En esa época entre el ´73 y el ´76 usted lo vio alguna vez.

I.A.: No, no, no. En esa etapa no, no en el plano, como le digo hablamos mucho de
los niños, pero ahí había cosas, en que una cosa seguía a la otra y había coherencia. Claro.
Era... y lo vi un poco antes por mera casualidad y yo dije: Qué pasó; yo no entendí nada.

E: lo vio un poco antes del ´76.

I.A.: Sí, sí, sí. Pero ya no...Ya no andaba. De eso estoy segura, a menos que hubiera
estado drogado, ahí no sé.

E: Sospecha que él consumía alguna droga.

I.A.: Nooo, nooo. Como le digo, es que estaba insensato.

E.: En ese tiempo lo visitaba familiarmente.

I.A.: No. Los niños ya crecieron. Teníamos bastantes cosas en torno a niños. No, no,
pero a mi, cuando lo vi por última vez. Me acuerdo me regaló una hoja que él escribía
como poema. Era absolutamente esquizofrénico. Mire, la tuve varios años guardada.

E: usted piensa que él desarrolló un proceso psicótico.

I.A: Esquizofrenia por lo desarticulado.

E: Algunos lo notaban muy acelerado y sospechaban de un cuadro afectivo.

I.A.: Bipolar. No, no podría decirle, pero la, él. Claro, Lo afectivo puede haber
depresión psicótica, manía psicótica en un bipolar. Pero pá mi, como que era más rallado.

E: Sabe si él se habrá tratado con alguien en estos años.

I.A.: En esos años yo creo que ya no. A él tendría que haberlo tratado su analista.
Con Whaiting creo, que se analizó con Whaiting. Tenía un buen analista.

148
E: Probablemente ya fallecido.

I.A.: Sí, fallecido. Pero creo que ese fue su analista. No estoy segura. Whaiting era
uno de los profesores. Pero en todo caso el tuvo su período de formación analítica; no sé
con quién en este minuto. No sé si con uno sólo...

E: Conoce algún otro profesor de él o algún compañero.

I.A.: No supe con quien hizo el curso, porque los cursitos en ese tiempo eran chicos.
El Instituto en estos años se ha hecho grande. En esos tiempos era un instituto bebé. Era
todo más informal. No era así organizado en términos...no por eso yo creo que haya sido
laxo. Había una organización que todos sabíamos y todos participábamos para que eso
anduviera bien. Íbamos a las clases a la casa de los profesores. Hacíamos toda la rutina que
se podía en esas circunstancias.

E.: ¿Usted participaba más activamente de la APCH en aquella época?

I.A.: La APCH. Mire, la APCH uno está activamente todo el tiempo, porque está en
la onda analítica. Pero en esos años yo crié hijos, tuve niños; entonces no estaba como
quien dice en la primera fila de las reuniones o esto. Ahora en la APCH –y de esto estoy
segura- nunca hubo una onda política, digamos que...algunos eran partidarios o no, pero
nunca, hasta donde yo –no estuve todas las reuniones ni todo el tiempo- pero no había una
marca, eso sí. Una tendencia política: esta ¡es! Había gente de los dos lados.

E: ¿Había de los dos lados?

I.A.: Ahora están más polarizados que antes. Antes no. Pero con simpatías para, por
eso no discutíamos. No había más que una APCH. No se dividió. Después se dividió.
¿Cómo se dividió?, no sé bien.

E: Nunca he escuchado que se haya dividido.

I.A: Dividido no, pero ahora tienen sus posiciones más militantes, más...

E.: La APCH en ese período que usted parece describir como apolítico. ¿Cómo veía
la participación política de sus miembros?

I.A.: Uuuu! Le garantizo que no había ningún problema.

E: Hasta el ´76.

I.A. hasta el ´76. No, no, no, no. Era una vieja guardia de los fundadores que
estaban preocupados. La política ahí no corría.

E: Algunos entrevistados me han señalado que si bien no había nada explícito, no


era bien visto que sus miembros participaran políticamente.

149
I.A: No sé, es que yo no he sabido. No estaba en la chuchoca del día a día. Fue mi
década de crianza de niños, pero no, pero fíjese que lo que yo creo es que era tan re poca
gente la de ese entonces. No, no, mire, sabe lo que había, era un fervor psicoanalítico. Es
que mire el Psicoanálisis era tan combativo, tan desconocido, tan desconocido, más bien.
Yo creo que si había algo así partidista, en esos tiempos, era “psicoanalisismo”, si se
quiere. Piense usted que eran años en que instalarse un grupo de psicoanalista era muy raro.
Era no sé, qué grupo más raro...cualquier extremo. Es que ahora el Psicoanálisis usted los
mira en chile ahora y todo el mundo, la gente lo habla como... ¿quién no habla de
Psicoanálisis? En esos años ya era un partido, raro, chico, pocos.

E: Lo que me queda dando vueltas es que el período que le tocó vivir,


particularmente entre el ´70 al ´73. Fue un período de muchísima polarización, donde todo
el mundo tenia alguna militancia y donde todos opinaban ya sea porque estuviesen
inclinados hacia el proyecto popular o porque estuviesen en contra.

I.A.: Todo el mundo no. Lo que yo digo es que dentro del grupo mismo, podían
haber tendencias...pero, bueno –eso es lo que yo sentí-

E: Lo que intento plantearle es... hay una cita de una intervención que habría hecho
Winnicott en una reunión de la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Estaban bombardeando
Londres y se encontraban discutiendo un caso clínico –quizás de Melanie Klein- y en
medio de la reunión Winnicott levanta la mano y dice: Quiero recordar que está
bombardeando. Entonces cuando usted me habla de esto, no me calza, porque lo que
estamos hablando es de una situación en que se caían los edificios a los lados, habían
bombardeado el edificio presidencial.

I.A.: No, en ese período ya de revolución, no me acuerdo que hayamos tenido


reuniones.

E.: No se hablaban estas cosas.

I.A.: ¿Cómo grupo, desde la Institución? Cuántos seríamos en ese entonces.

E.: Por ejemplo “va a haber un golpe de estado”. Alguien comenta.

I.A.: No, no, ese tema no. No, ese tema nooo! El golpe de estado fue corto dentro de
todo. No hubo mucha expectativa, no sé.

E.: La violencia, como tema psicoanalítico, por ejemplo.

I.A. No en medio de eso, yo no me recuerdo haber estado en una de esas y que


hubiera habido toque de queda. Algunos meses no hubo.

E: No se reunían.

I.A.: Yo no me acuerdo. Que en medio de eso tuviéramos que ver un caso o algo
psicoanalítico y llegáramos o yo no participé, ahí no me acuerdo.

150
E: Porque también había gente que estaba desaparecida o vivían los duelos por sus
familiares o bien que habían sido torturados y se sabía de los casos porque los atendían
algunos de ustedes en los servicios asistenciales o en las consultas privadas.

I.A.: Yo creo que psicoanalistas no. Yo creo que médicos x, se sabía.

E.: No le entiendo. Usted dice que los psicoanalistas no sabían

I.A.: No creo que los psicoanalistas como psicoanalistas tuviesen , como dijéramos.

E: ¿Que atendiesen pacientes torturados?

I.A: No, en ese tiempo todavía no. Esto era antes de la tortura.

E: ¿El ´76?

I.A.: En el comienzo, dice usted. No, en ese comienzo. Yo creo que no...A ver...Yo
no asociaría nada con la Asociación Psicoanalítica. Eeeh… Es decir que como asociación
tuviese algún tipo de definición, porque era muy poca gente los que estaban en la
asociación, es decir, el presidente el vicepresidente y todas esas cosas. Todos teníamos por
razones x, cualquier contacto con distintos lados incluso, pero no – ¿cómo le explicara?-
como asociación no teníamos ningún norte o sur. Ningún norte o sur. Tú eres de estos y tú
eres de los otros.

E: porque estamos hablando entre el ´73 y el ´76...

I.A.: Es que en ese período, los que ya estaban metidos en esa chuchoca. Estaban
matriculados con algo. Matriculados. Y si a cualquiera de esos le pasaba algo a un hijo,
podía consultar con cualquiera.

E: Su mismo amigo, Claudio, tuvo que partir al exilio.

I.A.: Bueno, pero Claudio, se veía con gente, frecuentaba gente que no lo iba a
denunciar.

E: Lo que le quiero preguntar es: Usted tenía un amigo que se había ido al exilio.

I.A.: ¡Muchos! ¡Viera usted la de amigos que se han ido, por cualquier lado!

E: Pero por ejemplo ese tema, “hay gente que se está yendo al exilio” Era algo que
se trataba psicoanalíticamente.

I.A.: Ah! Dentro del grupo. No, yo creo que no habían reuniones como tema. Ah!
No...
E: ¿Y por qué no habrá discutido?

151
I.A.: Ah! Pero es que usted no tiene idea, pero si eso era un claustro eran ocho o
diez gatos. ¡Ahora hay setenta!

E: ¡Pero si hubieran bastado dos para que lo hubieran hablado! El número no lo


explica. ¿Por qué esas cosas –piensa usted, como se lo interpreta ahora- ¿Por qué piensa
usted que esas cosas no se podían discutir, si era tan evidente?

I.A.: Ah! Ah!, Aaaah! Ah, mire, que curioso lo que usted dice .Que curioso...Ah,
pero mire...Es que en ese tiempo, la mayoría de nosotros, teníamos amigos por todos lados:
por la derecha, por la izquierda, por los que se fueron, por los torturados, por los que se
quedaban. Estábamos todos revueltos. ¡Usted no tiene idea!

E.: No, si me hago una idea.

I.A.: En la Institución todavía, bueno, nunca eso de sentarnos en una mesa para
clarificar el tema. Ahora yo pensaría que entre la misma gente había de todo también: Es
decir, los hijos, los parientes. Dentro del grupo que serían veinte. No sé, no sé. Ahora yo no
creo que Gabriel haya sido un militante...Yo tengo amigos que han sido GAP 120 y todo lo
demás, pero tenían su línea de conducta, de actitudes. Pero Gabriel no tenía un perfil. Yo he
tenido amigos participantes con la chaqueta puesta y –otra cosa- y están ahora aquí, han
vuelto para acá, para allá...pero Gabriel no. Yo creo que Gabriel no tenía esa vocación.

E: Algunos entrevistados me dicen que ellos atendían profesionalmente, por


ejemplo en la Clínica Psiquiátrica, a personas que venían saliendo de la tortura o venían
saliendo de un campo de concentración y decían que eso...no había un espacio dentro de la
APCH para hablar de estos casos.

I.A.: Bueno es que la APCH. Oiga es que usted le está dando, la APCH, si la
APCH era como...mire, usted está agrandando la APCH era una cosa chiquitita.

E: Esto que le hablo yo era el año ´79-80. Entonces no eran tan pocos ahí.

I.A.: No, pero tampoco eran tantos.

E: Pero escúcheme Isolda. ¡Si fueran cuatro! Supongamos que se reúnen en esta
sala. ¡Si hubieran sido tres! Si hay vocación, interés o espacio, se puede hacer.

I.A.: Sí, eso se hizo más entre amigos, pero no como APCH.

E: Y los didactas, ¿tendrían algo que ver con que eso fuera así?

120
GAP: dispositivo de seguridad del Presidente Salvador Allende (Grupo de Amigos Personales;
también, Grupo de Amigos del Presidente).

152
I.A: No, fíjese, porque los didactas eran viejos en ese entonces. Ahora hay mucho
didacta joven, pero en ese tiempo eran gente que en su juventud no tuvieron nada de cosas
de esta. Entonces no es que fueran...bueno, yo no los conozco como amistad a José Antonio
Infante, a la Érika Guzmán, a la Ximena Artaza, digamos, en su historia; no los conozco.
Pero no eran gente con una formación o con una inquietud política. Yo creo que la gente
vieja del Instituto, eran fanáticos por el Psicoanálisis más bien ¡Que también es un
fanatismo!

E: Freud dijo varias veces –por ejemplo, refiriéndose a Reich- que él lo que quería
era que si el Psicoanálisis iba a ser prohibido -por los nazis- por último que lo fuera por el
Psicoanálisis y no por esta mezcla de Psicoanálisis y Marxismo que proponía Reich.
También en Austria hubo una decisión en que se prohibía a los psicoanalistas, que tuviesen
algún tipo de participación política. Entonces, hubo desde toda la historia y algunos de los
psicoanalistas que vinieron acá, se formaron en Alemania bajo estos preceptos. El
Psicoanálisis, decía Freud, tenía que ser como el cálculo infinitesimal, es decir, totalmente
laica y objetiva: laico, lo decía en relación a los médicos; pero objetiva, lo decía en relación
a la política.

I.A: Yo creo, el aire que yo respiraba en esos tiempos, era que habría un ideal así.
Sí, bueno, yo no soy una prototipo: Yo crié a mis hijos en ese tiempo. A mi me cerraron mi
hospital. Entonces me tuve que ir a otro hospital y tuve que dejar niños. Entonces todos los
que nos formábamos ahí en niños, estábamos todos imbuidos, pero curiosamente con una
sensibilidad social –en general hemos seguido así- pero en general nadie se ha definido,
mucho, salvo una o dos personas con más pasta, digámoslo más derechista. Yo creo que
habría más en el inconsciente eso que usted está diciendo ¿no? Como esa definición frente
al nazismo. Ahora…éramos tan re pocos, que eso también cuenta. ¿Cuántos seríamos
entonces el ´78 como dice usted? No, si el crecimiento ha sido después. Yo creo que el
grupo, como grupo yo no lo hablé con nadie. Con Gabriel ¡jamás habríamos hablado una
cosa así! Con Gabriel no habríamos hablado de algo tan complicado. Hablábamos de lo
más cotidiano. De lo tan cotidiano, yo no creería que pudiera estar en un compromiso
peligroso para la Sociedad. Peligroso según lo lado que se mire. Y después ¡los peligrosos
se fueron no más! Mis amigos peligrosos se fueron y ahora algunos están volviendo de una
manera o de otra. Ahora usted ve que se respira otro aire. No sé si se respira otro aire...

Es que la concepción del Instituto antiguo era que el Psicoanálisis había que hacerlo
cinco veces por semana, había que estudiar todo el día, ehm, había que hacerse un
Psicoanálisis que sacase todo lo que uno tuviera de perturbante, si no, no era psicoanalista.
Había unos parámetros asustantes – o no sé cómo llamarlos- y que yo creo que nos
confundían a todos, no sabíamos cómo era el cuento y entonces, hubo una idea, de que aquí
vamos a hacer un polo psicoanalítico. Ahora, lo psicoterapéutico, yo he vivido bastantes
años así es que me doy cuenta, toca de otra manera las cosas y tiene que ofrecer lo que
pueda servir en esa circunstancias. Ahora, las circunstancias de Chile, cada vez se han
puesto distintas y no dan la posibilidad de hacer el Psicoanálisis como el de Viena, que allá
a dos cuadras estaba su psicoanalista y usted se va fumando un puro. Entonces todo es todo
tan distinto que ehmm, que ahora hay muchas discusiones como que tocan tantos puntos
que son tan contradictorios y tan difíciles de armonizar, en el sentido de hacer a un
psicoanalista. Ahora, lo que se pretende, es que sean más o menos normales. Digo normales

153
–mire usted- si uno se parara en una esquina e hiciera un conteo, la mitad de la gente
debería hacerse una psicoterapia o un psicoanálisis. Yo diría que a la larga y a la corta,
habría que mejorar las cosas que complican la mente, o complican la vida. Cualquiera que
tiene un problema, no lo pasa bien. En el fondo todos deberíamos tener psicoterapia. Ahora.
Yo creo, estoy convencida, que realmente, la psicoterapia y la salud mental, hay que
cuidarla mucho ¡Ahí está mi encaje con mi historia! Yo creo que lo preventivo es básico:
Todo lo que se hace en la infancia, todo lo que se hace en salud mental. No hay para qué
pensar: Psicoanálisis o nada. Lo que yo creo es que el Psicoanálisis ha ofrecido teorías muy
locas al comienzo, pero teorías muy atinadas al ser humano. Ahora, si usted puede trabajar
con esas teorías y ayudar y fortalecer la salud mental. Pero, como le digo, porque yo creo
que todos lo necesitan. Ahora si te analizaste diez años con Reich o con Otto Kernberg, no
importa, pero de que hay la realidad de la necesidad de la psicoterapia o preocupación por
lo psicológico, ahora yo veo que hay diez veces más de lo que yo pensaba cuando salí de
estudiar de la Escuela de Medicina. . Estoy convencida de que la Psicología, el científico
puro que descubre cosas que descubre cosas que le traspasa al otro y luego se transforma en
algo que se puede ayudar en el colegio, en las asociaciones, consorcios. Pero, mire, quién
no está ocupando cosas de psicoterapia, los que trabajan en los bancos, sacando plata, toda
esa gente está en esos recursos y todos con Psicología entremedio. Entonces si usted mira la
cosa de Psicología está en todas partes. Ahora, por supuesto que no es el Psicoanálisis que
nos enseñó Freud.

154
Anexo II
Bibliografía complementaria para interesados en revisar la historia del
movimiento psicoanalítico en Chile.

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