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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Tesis de Licenciatura

Santiago Ignacio Samara


37 844 460

Tutora: Verónica Paula Scardamaglia


20 471 740

2017
Índice

Introducción ………………………………....………………………………...Pág. 2

Planteo del Problema………………………………………………………....Pág. 2

Marco teórico…………………………………………………………………..Pág. 4

Breve reseña de estudios en el tema…………..…………………………...Pág. 5

Tipo de trabajo…………………………………………………………………Pág. 7

Metodología……………………………………………………………………Pág. 8

Desarrollo………………………………………………………………………Pág. 9

Consideraciones finales…………………………………………………….Pág. 21

Referencias bibliográficas…………………………………………………..Pág. 23

1
Introducción

La siguiente Tesis de Grado se presenta como instancia de evaluación final


de la carrera de Licenciatura en Psicología. Esta tesis puede pensarse como la
continuación y ampliación de la investigación realizada entre los años 2015 y 2016
“Sujeto y Subjetividad en el movimiento ‘Lo Grupal’. Derivaciones clínicas” en el
marco del proyecto UBACyT “Representaciones de Sujeto y Subjetividad en el
movimiento de ‘Lo Grupal’ en la Argentina: presupuestos teóricos y consecuencias
clínicas, institucionales, éticas, políticas.”
En esta tesis, en primer lugar, se buscará plantear algunos abordajes de la
problemática del sujeto y subjetividad en dos publicaciones recientes de Juan Carlos
De Brasi y Marcelo Percia. Ambos autores participaron de la publicación Lo Grupal
(1983 - 1993) y continuar trabajando en la temática de la subjetividad en los últimos
años. En segundo término se analizarán los usos que se hacen de estas nociones
en la publicación, tomando como referencia los artículos allí incluidos escritos por
Eduardo Pavlovsky y Juan Carlos De Brasi. Es a partir de allí que se ampliarán
estas ideas tomando otros autores no pertenecientes al movimiento grupalista
argentino, y se analizarán comparativamente con los desarrollos de La problemática
de la subjetividad (De Brasi, 2007) y Sujeto fabulado I notas (Percia, 20014).

Planteo del problema

Como se plantea en el trabajo “Sujeto y Subjetividad, discusiones en la


publicación Lo Grupal” (Samara, 2016), las ideas de subjetividad, sujeto, producción
de subjetividad y subjetivación, suelen tomarse como nociones que se utilizan sin
precisiones en diferentes ámbitos teóricos y prácticos. Estos términos empleados de
modo impreciso, desdibujan aportes fundamentales del psicoanálisis que llevaron a
diferenciar el concepto de sujeto del de persona, individuo o similar, entremezclando
los distintos marcos teóricos pertenecientes a epistemologías diferentes. Este
debate se encuentra hoy actualizado y sigue generando problemas a la hora de
realizar abordajes tanto clínicos como teóricos, permitiendo derivas caóticas, y
carentes de una consistencia conceptual. Sin un marco teórico referencial claro,

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puede caerse en una lógica del “vale todo”, que termina perjudicando, en el caso de
la facultad al alumnado, que no comprende la lógica de ciertas operatorias, y en la
práctica profesional a quién se vea sometido a dichas intervenciones. Las ideas que
se desarrollan a lo largo de éste trabajo se orientan por una lectura del pensamiento
psicoanalítico influidas fuertemente por autores del post-estructuralista francés. El
contexto histórico capitalista ayuda a pensar a la psicología como una profesión
liberal, de consultorios privados, y es al mismo tiempo solidario de una
epistemología positivista, que se inmiscuye silenciosa en un pensamiento que se
proclama como psicoanalítico, pero que termina sustancializando aquello que el
psicoanálisis intentó desterritorializar: las ideas de persona, individuo, sí mismo, yo,
sujeto, etcetera. Pensar lo clínico reducido a la única posibilidad de un consultorio
particular, donde se tratan dolencias personales, es consecuencia directa de la falta
de precisión en el estudio de la problemática de la subjetividad, y es por ello que de
eso se trata el presente trabajo. Prácticas individualistas ya interpeladas en Lo
Grupal, requieren de ciertas actualizaciones tanto respecto de los efectos teóricos
por sostener las representaciones de sujeto y subjetividad como ante los efectos y
posibilidades-imposibilidades clínicas que esto implica.
En este trabajo se busca problematizar el uso de estas nociones, cuyo
empleo da cuenta de distintas formas de pensar los estares colectivos. La presente
tesis partirá de los desarrollos acerca de esta temática que trabajan Marcelo Percia
en Sujeto fabulado I notas (2014) y La problemática de la subjetividad de Juan
Carlos De Brasi (2007) para, desde estas conceptualizaciones, explorar el uso de
las ideas de subjetividad, sujeto, producción de subjetividad y subjetivación, en la
publicación Lo Grupal, particularmente en los trabajos de Eduardo Pavlovsky y de
Juan Carlos de Brasi que forman parte de la misma.

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Marco teórico

Se procede a presentar al Movimiento Lo Grupal, tomándolo como referencia


teórica fundamental para el presente trabajo. La publicación Lo Grupal se editó en
10 volúmenes colectivos entre 1983 y 1993. Fue promovida y compilada
principalmente por Eduardo Pavlovsky y por Juan Carlos De Brasi en relación
directa con la experiencia del exilio y con el retorno democrático en el país. La
publicación gira en torno diversas temáticas que se entrecruzan, principalmente la
psicología, el psicoanálisis, la filosofía, las ciencias sociales, la estética y la política.
Esta publicación, puede considerarse una referencia fundamental del movimiento
grupalista, de la clínica institucional y de las intervenciones micropolíticas en la
Argentina. Entre los autores que participaron del movimiento se encuentran, junto a
Pavlovsky y De Brasi, Gregorio Baremblitt, Hernán Kesselman, Armando Bauleo,
Marcelo Percia, Ana María Fernández, Nicolás Caparrós, Osvaldo Saidón, René
Lourau, Luis Frydlewsky, Marie Langer, Angel Fiasché entre otros.
La práctica de escritura de lo grupal puede pensarse como ejercicio escritural
de la democracia: es partiendo del pensamiento de la subjetividad a partir de su
conceptualización en la grupalidad, que se responde a la modelación de un tipo de
sujeto forjado durante la dictadura militar. (De Brasi, 2007) Según De Brasi, en la
publicación se produce un cruce de distintos saberes generando una expansión de
la problemática de los grupos y la promoción del debate de pensar el problema de la
clínica y la política que venía dándose en la Argentina, que los años de dictadura se
ocuparon de silenciar (De Brasi, 2007).
Los desarrollos que se realizan en el presente trabajo, se sustentan desde
diversas teorías y supuestos conceptuales. Estos estudios realizan entramados con
la tradición psicoanalítica de Freud y Lacan, el sujeto del inconsciente, y por
aquellas corrientes post-estructuralistas que se preguntaron por lo que vendrá
después de la idea de sujeto, representadas, entre otros, por Blanchot, Bataille,
Foucault, Barthes, Lacan, Deleuze, Derrida, Nancy. Se toman también los aportes
de pensadores argentinos que trabajaron la idea de grupo como sujeto (Enrique
Pichon Riviere, Fernando Ulloa, León Rozitchner, Juan Carlos De Brasi, Gregorio
Kaminsky y Marcelo Percia).

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Breve reseña de estudios en el tema

Para la exploración de los usos de las nociones de sujeto y subjetividad en la


publicación periódica específica Lo Grupal (1983-1993), se considera la necesidad
de establecer las relaciones con la historia política de las últimas décadas.
Según reflexiona Eduardo Pavlovsky: “Entre 1971 y 1973 se editaron
Cuestionamos 1 y Cuestionamos 2 (Edic. Granica), publicaciones que
representaban el pensamiento de los fundadores del Movimiento de Plataforma
Internacional.
Plataforma Internacional fue un movimiento originado por jóvenes
psicoanalistas de varios países que se oponían a la enseñanza y formación del
Psicoanálisis que se impartía en las Instituciones Oficiales (Asociación
Psicoanalítica Argentina, entre nosotros).
Yo creo que fue un modelo de ruptura ético-ideológica.
(…)
El "fascismo" de estos años se encargó muy bien de borrar de las
universidades esos textos cuestionadores. Un purismo cientificista y ahistórico,
invadió la enseñanza del Psicoanálisis en estos años.” (Pavlovsky, E. 1982) En
tiempos de la última dictadura cívico-militar de la argentina, las prácticas grupales
que venían desarrollándose en el país desde la década del cincuenta fueron
prohibidas, junto con el contenido histórico-político de las teorías en psicología. El
pensamiento de aquellos argentinos que habían participado de estas experiencias
continuó en el exilio, hasta el retorno de la democracia, donde la publicación Lo
Grupal funcionó como una posible vía de volver a desarrollar en común los estudios
anteriormente proscriptos. Durante el período de la transición democrática, se
realizaron en la publicación aportes al estudio de los efectos concretos de la
dictadura sobre la sociedad civil. A partir del resurgimiento de las libertades
públicas, se buscó problematizar la dimensión cotidiana de la violencia, en la
producción de subjetividad de los años del terrorismo de estado. (Cardaci, 2016)

Entre otros ejes de discusión que se plantean en la publicación de Lo Grupal


se destacan la crítica a las conceptualizaciones preexistentes de los grupos, para
pasar a trabajar la noción de “lo grupal” como distinción del estudio de los mismos.
De esta manera se abre un espacio para pensar dimensiones que no habían sido

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abordadas en las conceptualizaciones tradicionales del estudio de los grupos. A
partir de este movimiento, se pasa de: pensar al lugar del coordinador
institucionalizado, la cuestión grupal reducida al grupo terapéutico, la interpretación
entendida como traducción de lo reprimido y la práctica en un ámbito privado; a
estudiar la producción de subjetividad y sus condicionamientos histórico-sociales.
(De Brasi 1986)
Según plantea De Brasi, en la publicación se escribió desde una “ética de la
enunciación”. Con ello se refiere a que se pensaba y actuaba libremente en las
direcciones que se desearan, tomando derivas impensadas provocadas por la
actividad tanto clínica como de de escritura. Simultáneamente, estas derivas
buscaban justificarse también desde un punto de vista político, retomando un debate
con lo clínico que había estado silenciado en la Argentina hasta el momento de la
transición democrática. (De Brasi, 2007)
A partir de estas escrituras heterogéneas puede ubicarse un giro en el
estudio de los grupos en sus componentes, para pasar al estudio de lo grupal como
acontecimiento (que no es sin los grupos). En este pasaje a un nuevo horizonte
epistémico los conceptos dejan de extraerse de los grupos para ponerse en ellos,
pensando al abordaje teórico como inseparable de una intervención específica, en
contraposición a la aplicación de conceptos, que supone un esquema
predeterminado. (De Brasi, 2007) Se realiza una crítica al aplicacionismo tradicional
y comienzan a dejarse de lado las “técnicas de grupos”, para trabajar con
intervenciones de una única vez. Se ubica en las técnicas el problema de su
incapacidad para alojar aquello que no has sido tipificado previamente, es decir ,
que no sirven para trabajar con lo imprevisto. Funcionan como recetas
disciplinadoras, que no ven aquello que no están preparadas para ver. Las técnicas
se aplican, conociendo de antemano lo que se quiere provocar; de estar bien
aplicadas, siempre se llega al mismo resultado que ellas mismas prevén. Según
Marcelo Percia: ‘’Las técnicas disciplinan potencias. Las potencias viven en las
técnicas como el viento encerrado en una botella.’’ (Percia, 2015 p.28) Si el estudio
de los grupos se ocupa de las posibilidades, lo grupal piensa lo posible, (Percia,
2015) en tanto el grupo deja de ser un conjunto cerrado y comienza a pensarse el
problema de la producción de subjetividad.

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Tipo de trabajo

La hipótesis general de este trabajo postula que el relevamiento y análisis de


los usos de las representaciones de sujeto y subjetividad en la publicación periódica
especializada Lo Grupal (1983-1993) permitirá establecer relaciones entre estos
usos y los posteriores desarrollos sobre la temática en publicaciones recientes de
Juan Carlos De Brasi y Marcelo Percia. Para el presente trabajo el modelo de
análisis utilizado es crítico hermenéutico. El proyecto se divide en dos etapas:
inicialmente, la investigación se centrará en indagar cómo son trabajadas estas
ideas en las publicaciones recientes de Marcelo Percia y Juan Carlos De Brasi
Sujeto fabulado I notas (2014) y La problemática de la subjetividad (2007)
respectivamente. Es a partir de allí que se indagarán los usos de las
representaciones de sujeto y subjetividad en las publicaciones de “Lo Grupal”,
pensando a dicha publicación como un antecedente necesario de las publicaciones
actuales trabajadas. Se tendrán en cuenta especialmente las publicaciones dentro
de Lo Grupal de Eduardo Pavlovsky y de Juan Carlos De Brasi, evaluando el modo
en el que se trabajan las nociones de sujeto y subjetividad también estableciendo
vínculos con otros autores, contemporáneos o anteriores, que pertenecen al mismo
universo discursivo de producción de saberes en relación a estos tópicos: Barthes,
Deleuze, Freud, Foucault, Guattari, Nancy. A su vez se tomarán tanto escritos de
Percia y De Brasi, como también otras investigaciones relativas a Lo Grupal.

Este trabajo postula, como hipótesis general, el relevamiento y análisis de


los usos de las representaciones de sujeto y subjetividad en la publicación periódica
especializada Lo Grupal (1983-1993) lo cual permitirá establecer relaciones entre
estos usos y los posteriores desarrollos sobre la temática en publicaciones recientes
de Juan Carlos De Brasi y Marcelo Percia.

Los objetivos generales de esta investigación, ampliando lo ya desarrollado


durante el trabajo realizado como becario en el proyecto “Sujeto y Subjetividad en el
movimiento ‘Lo Grupal’. Derivaciones clínicas”, son los siguientes:
1. Explorar de los usos de las representaciones de sujeto y subjetividad en “Lo
Grupal”, tomando para ello artículos de Eduardo Pavlovsky y Juan Carlos De
Brasi.

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2. Identificar e indagar de los problemas que, en el marco de esta publicación,
fueron planteados en torno a estas ideas, estableciendo relaciones con otros
autores pertenecientes al mismo “universo”.
3. Analizar el impacto de los usos de estas representaciones de sujeto y
subjetividad sobre los desarrollos posteriores de Juan Carlos De Brasi y
Marcelo Percia, problematizando continuidades y disidencias.

Metodología

Considerando el objeto de estudio y la temática propuesta, en la presente


investigación se privilegiará una metodología hermenéutico exegética. Se articularán
distintas herramientas, como los modelos “Histórico-Crítico” y “Crítico
hermenéutico”, a los fines de alcanzar los objetivos planteados e interrogar las
hipótesis formuladas. Se privilegiará esta metodología teniendo en cuenta las
características de las fuentes mencionadas; tratándose en muchos casos de
escrituras ensayísticas, con tratamiento de conceptos de manera fragmentaria,
discontinua y a veces poco sistemática.

Se realizará en primer lugar, el relevamiento bibliográfico de las fuentes, un


trabajo de clasificación y selección de la bibliografía y la construcción de los criterios
para su clasificación. Esto llevará a la ampliación y delimitación del corpus de textos
para la investigación propuesta y, en segundo lugar, la organización, clasificación y
análisis de las fuentes disponibles.
El trabajo toma como principal fuente bibliográfica las publicaciones de Lo
Grupal aunque no se limitará a las mismas entendiendo que, a los fines de la
investigación, será necesario consultar otros autores y otras publicaciones además
de quienes escriben en Lo Grupal.
Se procederá luego a un trabajo crítico hermenéutico con las fuentes; se
analizarán los textos, prestando particular atención a la identificación de los
conceptos fundamentales que son objeto de estudio del presente trabajo. Es a partir
de allí que se procederá a la redacción de un texto que intentará responder a las
hipótesis y objetivos, buscando a la vez abrir otras vías posibles de indagación.

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Desarrollo

En el libro Sujeto fabulado I notas, Marcelo Percia menciona algunas


referencias sobre los usos del término sujeto. Una de ellas, hace referencia a tomar
al sujeto como traducción posible del griego (hypokeímenon) en tanto soporte de
categorías, de aquello que se niega o afirma. El autor recupera “Diferentes sentidos
del vocablo sujeto: el ontológico, como sustancia sustentante de los accidentes y
como materia sustentante de la forma; y el lógico, como término que soporta
predicaciones.” (Percia, 2014 p.39) Como muestra el autor, es en La Ilustración
cuando la palabra sujeto comienza a nombrar una individualidad autónoma, dueña
de sí. (Percia, 2014) A partir de allí, critica la idea del sujeto como propiedad de sí
mismo, y también produce un movimiento con respecto a la idea de producción de
subjetividad: “Donde se solía decir condiciones históricas y sociales de producción
de subjetividad, este libro prefiere preguntar cómo sería la vida si en la historia
social se abrieran paso condiciones de producción de no subjetividad: estallidos
hablantes no fijados a una identidad, sensibilidades de pasaje no enmarañadas en
redes de atribuciones y propiedades” (Percia, 2014 p.177).

En este sentido Juan Carlos De Brasi plantea en una entrevista (2007) a la


producción de subjetividad como parte de una trama socio-histórica determinada. El
autor de La problemática de la subjetividad sitúa en ese libro a lo objetivo y subjetivo
como polos impuestos que definen “realidades indefinibles”, actuando de acuerdo a
convicciones ideológicas determinadas. Esta díada, y las que derivan de la misma,
realizan separaciones arbitrarias y artificiales que se naturalizan, volviéndose
agentes de una verdad científica. Sin embargo estas polaridades son producidas en
condiciones discursivas y prácticas determinadas. El autor plantea que “lo subjetivo”
no debe ser concebido como una entidad del tipo de “yo”, ”sí mismo” o “individuo”.
Se lee hacia el final del ensayo, que la subjetividad “Proviene de lugares ajenos,
desconocidos o extrañamente habituales; de órdenes inquietantes, aquietantes,
provocadores; de series resonantes, consonantes, disonantes; de sombras, voces,
miradas, olores, gestos y palabras” (De Brasi, 2007 p.100-101) Así las
subjetividades son “gestadas” por infinitos modos históricos y sociales.

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Usos de la noción de sujeto en Lo Grupal

La noción de sujeto aparece utilizada de maneras diversas por quienes


contribuyeron a la publicación en sus volúmenes, o en libros publicados bajo la
órbita de Lo Grupal. El problema del sujeto atraviesa toda la publicación y es en el
movimiento grupalista donde se hace presente en la Argentina. (De Brasi 2007)

En diferentes artículos de Lo Grupal, Pavlovsky utiliza el término sujeto, como


adjetivo del grupo, retomando a Félix Guattari (Psicoanálisis y Transversalidad,
1973) y sus conceptualizaciones de grupo objeto y grupo sujeto. En Lo Grupal 2,
Pavlovsky caracteriza al grupo objeto como aquel que se protege de los
contrasentidos y de su muerte ineludible. Este modo de relación del grupo, el autor
lo atribuye a los análisis grupales desarrollados en el contexto de la Asociación
Psicoanalítica Argentina, donde se disponen soportes identitarios. El grupo objeto,
es aquel que se somete a consignas instituidas, cuenta con una jerarquización
verticalista y su accionar siempre se relaciona con las expectativas institucionales
(así las satisfagan o no). (Kaminsky, 1990) Por otro lado, el grupo sujeto es aquel
que se presta a la enunciación para luego morir. Estos grupos operan
desprendiéndose de las jerarquías, sosteniendo temporalmente una posición
instituyente. Son aquellos que pueden abrirse a nuevos intereses, portando cierta
novedad “tomando la palabra” en vez de “repetir a la letra”. (Kaminsky 1990)
Ejemplos de este tipo de enunciaciones son reconocidos por el autor en el Mayo
francés, el Cordobazo y el mismo grupo Plataforma. Ciertas enunciaciones
necesitan un grupo para hacerse presente, enunciaciones que traen
transformaciones al enfrentarse con lo absurdo, la muerte y la alteridad. Pavlovsky
se pregunta “quién escucha la enunciación si los enunciadores no existen o ya no
están cuando se les quiere preguntar que quisieron formular” (Pavlovsky, E. 1985
p.11)
En relación con lo planteado puede afirmarse que grupo sujeto y grupo
objeto, se plantean como oscilaciones en un estar en común. En “Por una ética de la
enunciación”, en Lo Grupal 4, Pavlovsky plantea a los periodos de dictadura como
enemiga y represora de los posicionamientos grupos sujeto. Por otro lado, describe
al Movimiento Plataforma Internacional como “sujeto histórico”, enunciador de una

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búsqueda de un psicoanálisis distinto al de la institución oficial, que luego se disolvió
para evitar caer en la misma iatrogenia institucional. (Pavlovsky, 1987)
Puede leerse que el habla en las enunciaciones colectivas no se está
trabajando como propiedad de un sujeto consciente que las enuncia (así sea un
grupo) sino como un habla que no pertenece a nadie; que se sostiene en un soporte
colectivo para decirse, que luego desaparece en tanto enunciador. Esta idea entra
en consonancia con el planteo de De Brasi, donde lo subjetivo no es una entidad (ya
sea yoica individual, o de un nosotros), sino como proveniente de lo histórico social
(De Brasi, 2007). En Sujeto fabulado I notas se señala el vínculo entre el término
sujeto y su uso en La Ilustración, para contrariamente, proponerlo como fábula que
nombra un habla desanudada de toda identidad que pretenda poseerla. (Percia,
2014) Dice el autor: “La idea de subjetividad atenaza (tenaz) con los brazos de la
propiedad y del ser: manda tener una vida y ser dueño de sí.” (Percia, 2014 p.193)
Siguiendo una línea de pensamiento similar, Jean-Luc Nancy, en uno de sus
seminarios publicados bajo el título ¿Un sujeto? menciona un “sentimiento
lingüístico” que señala como “sujeto” al designio del ser propio del agente de una
representación o volición. (Nancy, 1992) Sin embargo estos accidentes no son
soportados por el sujeto en tanto sustancia, sino que el sujeto está expuesto a ellos
como súbdito. A esto lo llama: “sujeción”, en contraposición con la idea de la
propiedad de los accidentes. (Nancy, 1992) Es a partir de allí que procede a
problematizar la noción de “sujeto” como suposición, es decir “(...) entendido como
el soporte o como la suposición de una apropiación para sí mismo, de sí mismo para
sí mismo.” (Nancy, 1992 p.21) El autor agrega: “(...) ese sujeto de la sujeción es un
sujeto que no está debajo en el sentido de un soporte o de un fundamento, sino que
es un sujeto que está rebajado que es arrojado abajo.” Sujeto, como soporte
necesario de aquello que no le pertenece, pero de la cual se apropia para sí mismo.

En “Samuel Beckett. Hoy: Gilles Deleuze” en Lo Grupal 8, Pavlovsky toma a


Deleuze para pensar la noción de subjetividad en relación con lo inconsciente y la
singularidad. Los personajes de distintas obras de Beckett le sirven a Pavlovsky
para ilustrar conceptos extraídos de Deleuze-Guattari. Los personajes de Beckett no
son personas, sino que se los presenta como “singularidades” o “agentes de
producción evanescente”. (Pavlovsky, 1990) Dice de los personajes Beckettianos
que se trata de “(...) sujetos sin rostro, voces que hablan a los personajes, que ya no

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tienen forma o sustancia propias” (Pavlovsky, 1990 p.14) Aquí el habla no proviene
del interior de los personajes (o personas) sino que puede leerse el concepto que
Marcelo Percia nombrará como figura que ocupa el lugar de sujeto. El concepto
“figuras” sirve para nombrar “afecciones, pasiones, enunciaciones históricas,
fantasmas que apaciguan angustias y desdichas, que hacen modos de vivir en las
sensibilidades que hablan” (Percia, 2014 p.9) Sujeto aquí pensado como
disponibilidad a ser ocupada por figuras. “No habla alguien que está antes del decir
ni hablan personas que se vinculan entre sí, sino figuras que habitan vidas
hablantes creando la ilusión de existencias que sienten culpa, asumen desafíos,
acarrean una moral, se comportan con heroísmo, experimentan ambición, sufren
abandonos, se representan teniendo o no teniendo dinero.” (Percia, 2014 p.7) La
propiedad de los sentimientos se plantea como una ilusión.
En Lo grupal, políticas de lo neutro, Marcelo Percia trabaja la idea de
acontecimiento como emergencia de “lo neutro”. El concepto de “lo neutro”, es
pensado como por fuera de la representación, como alojo de una intensidad no
pensada, por fuera de toda captura. Se trata de lo desconocido en tanto
inalcanzable, presentificado como vibración, ocasional, coyuntural e inútil. (Percia,
2015) Dice el autor: “Deleuze (1969) cita de la obra de Joe Bousquet dos
fragmentos para pensar lo neutro como acontecimiento de una herida que espera:
‘Mi herida existía antes que yo; he nacido para encarnarla (…) Todo estaba en su
sitio en los acontecimientos de mi vida, antes de que yo los hiciera míos; y vivirlos,
es sentirse tentado de igualarme con ellos, como si les viniera sólo de mí lo que
tienen de mejor y de perfecto’.
Deleuze sugiere que, a veces, se logra habitar esa potencia que vive en
nosotros: como si la hiciéramos nuestra dándonos al esplendor neutro de un
acontecimiento ‘impersonal y preindividual, más allá de lo general y de lo particular,
de lo colectivo y lo privado’ que espera.” (Percia, 2015 p.25) Lo neutro se piensa
como política de lo posible por sobre las posibilidades, pulso sin representación,
acontecimiento blanco. (Percia, 2015)
Puede establecerse una analogía entre el trabajo que Pavlovsky realiza
relación al teatro de Beckett con la crítica a la concepción de inconsciente como
representación, para proponer un inconsciente que se produce. Deleuze-Guattari,
llevan adelante en El Anti-Edipo, una crítica a ciertas corrientes del psicoanálisis que
piensan en inconsciente como un teatro, donde el sujeto es su propio personaje

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principal, (Edipo, Hamlet...) luchando dentro de su novela familiar. (Deleuze-
Guattari, 1972) En una entrevista, Deleuze critica la interpretación del inconsciente
atrapado en escenas de teatro. Él propone al inconsciente como fábrica, que nunca
deja de producir, en el cual nada se representa. (Deleuze, 1988) También se critica
la idea de inconsciente como la parte oculta de un iceberg (imagen que Freud utiliza
en El Yo y el Ello) para pasar pensarlo como un acontecimiento. La idea de
“acontecimiento” no tiene que ver con la de un “hecho”. El inconsciente como
acontecimiento, hace referencia a lo inesperado, a una chispa que desborda un
habla (no personal) por un instante. Pavlovsky dice del teatro de Beckett, que no
representa ni reelabora una escena ya transcurrida (reprimida) sino que se presta
un cuerpo a un decir que no le pertenece. Sobre esta crítica Percia escribe:
“Todavía se podría llamar inconsciente a esa ausencia de autor si no fuera que
algunos confunden ese vacío de dominio o esa vacancia productiva con un almacén
personal de reliquias familiares o con una inteligencia autoral profunda.” (Percia,
2014 p.103)
Pavlovsky plantea que los nombres propios de los personajes no designan
sujetos sino acontecimientos, singularidades que existen a partir de agenciamientos
no categorizables (Pavlovsky 1990).

En “Adolescencia década del 90” en Lo Grupal 9 aparece la noción de


“producción de subjetividad” relacionada a la juventud. La conceptualiza como
producción colectiva y pasible de ser vaciada. Esta subjetividad es singularizada en
los jóvenes y propone como acto clínico crear nuevas condiciones de producción de
subjetividad. Esta producción está gestada por lo histórico-político que puede ser
experimentado, por ejemplo, en el teatro. En “Estética de la multiplicidad.
Concepciones de la producción de subjetividad en mi teatro” en Lo Grupal 10
Pavlovsky refiere a su obra El señor Galíndez, donde investiga la “subjetividad del
represor”. Allí el autor no piensa a la subjetividad como propiedad del personaje,
sino como creada en una institución que fabrica torturadores. En este sentido, tal
como plantea De Brasi, la subjetividad se trabaja como producción histórica y social.
En La problemática de la subjetividad se advierte que ésta proviene de lugares
ajenos gestada por modalidades sociales e históricas. Dice el autor: “(...) la
producción de subjetividades es una trama social-histórica determinada y los modos
específicos de su subjetivación, desde los elementos más precarios de la vida

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cotidiana hasta las pequeñas lógicas, a veces extremadamente sofisticadas, en lo
que hacen nido” (De Brasi, 2007 p.109) Según él lo subjetivo no debe pensarse
como interioridad personal encarnada en los términos “yo”, “sí mismo” o “individuo”.
Percia agregaría a la serie sujeto, para pensarlos como fábulas que asignan
identidades a voces que exceden a quien habla; toman un cuerpo (o varios) para
enunciar algo que no les pertenece.

En “Algunas consideraciones sobre la formación de ideologías en el


aprendizaje grupal”, en Lo Grupal 1, Juan Carlos De Brasi describe, a la formación
académica en cursos de aprendizaje, como la reproducción de una ideología. Una
composición grupal de dichas características implica a un poseedor del
conocimiento, que lo comunica a aquellos que actúan a modo de receptores del
mismo. Esto conduce al surgimiento de una idealización del profesor. Es de esta
manera que el efecto ideológico es el de “ajustamiento-reproducción de una relación
compleja donde el conocimiento se ignora como producción, atribuyéndoselo a un
sujeto especial que lo posee ´esencialmente´; sujeto que se explica, recursivamente,
por sus cualidades de sujeto (talento, capacidad, aptitud, etcétera) desinsertado de
cualquier determinación económico-política e institucional.” (De Brasi, 1983 p.26) El
sujeto interviene como “pronunciador” del proceso de aprendizaje. (De Brasi 1983)
Aquí la idea de sujeto aparece utilizada nombrando al vehículo de un conocimiento,
que no es el resultado de su producción individual personal, ni de un genio refugiado
en su interior, sino que proviene de otro lugar, que es ignorado. Así, la fascinación
por la persona y sus supuestas cualidades, ocultan las determinaciones históricas y
sociales del conocimiento mismo, como también las de su enseñanza. En este
sentido el autor mantiene la misma línea de pensamiento que desarrollará en La
problemática de la subjetividad, donde aquello que se le atribuye a un sujeto, no es
caracterizable como proveniente de una entidad individual, sino que es una
producción histórica y social. En Sujeto fabulado I notas el autor se pregunta:
“Interroga ¿qué sucede si se intenta pensar, hasta las últimas consecuencias, sin la
fábula de sujeto?
¿Cómo sería la vida sin las ideas de ser, identidad, sí mismo, psiquismo?,
¿cómo sería sin relaciones de propiedad (mi cuerpo, mi pensamiento, mi vida) y sin
relaciones de atribución (heroico, seductora, psicótico)?, ¿cómo serían las

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proximidades y distancias entre dos, tres, veinte, miles, sin la idea de unidad?”
(Percia, 2014 p.8) De la misma manera, Nancy desplaza la idea de sujeto
propietario de atributos por la de sujeto como súbito “expuesto a que le suceda algo”
(Nancy, 1992 p.22).

Es en el prólogo de Lo Grupal 3 donde De Brasi explícita por primera vez la


producción de subjetividad como un problema social e histórico, donde lo subjetivo
es producido por “mitologías operantes” y debe ser investigado mediante abordajes
grupales. (De Brasi, 1986) Es en este momento que el autor inaugura una “clínica
de la grupalidad” que abre dimensiones nuevas, que no habían sido pensadas
previamente en el estudio de los grupos, a partir de la inclusión de las condiciones
históricas y sociales de producción de subjetividad. Dice De Brasi acerca de las
producciones grupales previas: “El asunto es que ellas no están en condiciones de
desplegar el horizonte epistémico de la complejidad, la multiplicidad, la implicación,
los procesos de diseminación, las interferencias grupales, los matices en la
enunciación, los regímenes de afección (...), la salida —no el rechazo— del campo
representacional y del universo de la transparencia, el desborde de las operaciones
técnicas, los devenires del cuerpo, la inclusión instrumental de otros saberes, el
diseño micropolítico”. (De Brasi, 2007 p.129-130) En “Elucidaciones sobre el ECRO,
un análisis desde la clínica ampliada” incluido en Lo Grupal 4, vuelve a aparecer
esta idea, a propósito de la “producción deseante”. De Brasi considera que la
producción deseante tanto como la subjetividad comparten un horizonte de
referencia conformado por el ámbito social-histórico (De Brasi, 1987) es decir, tanto
lo llamado subjetivo como lo deseante se encuentran constituidos por lo historico
politico. Del mismo modo, en Lo Grupal 6 en el texto “Crítica y transformación de
los fetiches”, De Brasi propone pensar la subjetividad como una formación social-
histórica determinada. Postula nuevamente al estudio de la subjetividad como
producción, “del procesamiento subjetivo de los valores, de la concepción del
psiquismo, del acto analizante y del ´porvenir de una ilusión´ que rechaza cualquier
intento de clausura.[de lo subjetivo]”. (De Brasi 1988 p.123) En el mismo texto
explica al sujeto como un producto social, constituido por una historia que lo excede,
aunque se piensa a sí mismo como una entidad individual. En palabras del autor:
“Desde este punto de vista sería lícito pensar que la constitución del sujeto social
mediante una historia que lo va envolviendo hasta no pertenecerle, sin que por eso

15
deje de estar incrustada, en sus gestos, en los restos de un lenguaje herido
íntimamente o en las resistencias que esgrime cuando se alucina como individuo
único e irrepetible.” (De Brasi 1988 p.120) Según el autor el sujeto es producido en
determinadas circunstancias establecidas, y no bajo la idea de un “mito originario”
simbolizando redes familiares que actúa como explicación. Además, En relación con
la idea de objetividad, el autor la piensa como un constructo determinado por la
subjetividad. Es en Lo Grupal 8 en el texto “Sobre el sentido en la psicosis” donde
se critica la investigación de aquello que se proclame como objetivo y sin tener en
cuenta como su causa a las “subjetividades reinantes” en la producción de sujetos
(que construyen “lo objetivo”).
En el libro La problemática de la subjetividad, De Brasi retoma estas ideas
refiriéndose específicamente al prólogo de Lo Grupal 3, sosteniendo que allí se
justifica el pasaje del estudio tradicional que venía haciéndose de los grupos y sus
componentes hacia la producción de subjetividad y lo grupal. Se amplía allí: “En el
plano de lo grupal todos los asuntos previos están predefinidos y acontecen
prácticamente a partir de la producción de subjetividad -no sólo del sujeto o el
psiquismo-, los modos de subjetivación, las integraciones grupales, las dimensiones
institucionales, los diagramas de poder, los actos lingüísticos, las distancias
comunitarias, los desafíos instrumentales, etc.” (De Brasi, 2007 p.125) El autor
trabaja tanto en este libro como en la publicación Lo Grupal, la idea de producción
de subjetividad de esta misma manera. Por otra parte, en Sujeto fabulado I notas,
Marcelo Percia reconoce como antecedente necesario a la idea de la fábula de
sujeto, a la de producción de subjetividad, haciendo estallar lo personal, incluyendo
lo social-histórico, pero en este ensayo prefiere pensar en una “producción de no
subjetividad”. Así lo expresa: “Donde se solía decir condiciones históricas y sociales
de producción de subjetividad, este libro prefiere preguntar cómo sería la vida si en
la historia social se abrieran paso condiciones de producción de no subjetividad:
estallidos hablantes no fijados a una identidad, sensibilidades de pasaje no
enmarañadas en redes de atribuciones y propiedades.” (Percia, 2014 p.177)

Encontramos también estas ideas En la introducción del texto “Apreciaciones


sobre la violencia simbólica, la identidad y el poder”, (Lo Grupal 3) donde De Brasi
critica las expresiones del poder con “metáforas geométricas lineales” (De Brasi
1986) allí plantea críticas tanto hacia aquellas organizaciones de tipo piramidal

16
tradicionalistas, como hacia aquellas que se proponen como participacionistas
invirtiendo la pirámide, pero manteniéndola al fin. Ambas posturas piensan las
relaciones de poder como intersubjetivas, “confundiendo las situaciones de poder
con los individuos en los cuales se encarnan” (De Brasi, 1986 p.41) es así que en
estas consideraciones la subjetividad es tomada como personal. Aquí el autor
trabaja la idea de poder a partir de las conceptualizaciones de Nietszche y Foucault.
Desde esta perspectiva el poder no se piensa como instituciones garantes de
sujeción de ciudadanos a un Estado, ni un sistema de dominación ejercido por un
elemento sobre otro atravesando el cuerpo social. El poder es pensado como una
multiplicidad de relaciones de fuerza que se ejercen, en un juego de luchas que las
transforma, donde éstas encuentran apoyos unas en otras formando sistemas, o
corrimientos y contradicciones, que pueden o no cristalizarse en formas
institucionales. (Foucault, 1976) El poder no se encuentra en un foco, una zona
determinada o punto central o soberano desde el cual se irradia en forma
descendente (tampoco funciona de modo inverso, como toma de poder que produce
una “pirámide invertida”), sino que se introducen, por la desigualdad de fuerzas,
“estados de poder” locales e inestables: “[el poder] se está produciendo a cada
instante, en todos los puntos, o más bien en toda relación de un punto con otro. El
poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que viene de todas
partes.” (Foucault 1976 p.55)
En Historia de las sexualidad I La voluntad de saber, Foucault propone una
serie de proposiciones para pensar las relaciones de poder. Una de ellas sostiene
que el poder no es algo que pueda ser adquirido, compartido o delegado, sino que
es algo que se encuentra siempre en ejercicio en un juego de relaciones de fuerzas
móviles y no igualitarias. Estas relaciones de poder no se encuentran por fuera de
otros tipos de relaciones, sino que tienen un papel directamente productor de las
mismas. El poder no proviene de una matriz general, oponiendo dominantes y
dominados, sino que las relaciones de fuerza son múltiples, y actúan en los
“aparatos de producción” (familias, grupos, instituciones), sirviendo de soporte a las
líneas de fuerza que producen formas: alineamientos, redistribuciones, arreglos de
serie, homogeneizaciones, etc. siempre sosteniendo todos esos enfrentamientos. Si
bien las relaciones de poder son intencionales, estas no son subjetivas. Todo poder
se ejerce hacia un objetivo, pero éste no es el resultado de una decisión “de un
sujeto individual”. Dice Foucault: “(...) la racionalidad del poder es la de las tácticas

17
a menudo muy explícitas en el nivel en que se inscriben —cinismo local del poder—,
que encadenándose unas con otras, solicitándose mutuamente y propagándose,
encontrando en otras partes sus apoyos y su condición, dibujan finalmente
dispositivos de conjunto: ahí, la lógica es aún perfectamente clara, las miras
descifrables, y, sin embargo, sucede que no hay nadie para concebirlas y muy
pocos para formularlas: carácter implícito de las grandes estrategias anónimas, casi
mudas, que coordinan tácticas locuaces cuyos ´inventores´ o responsables
frecuentemente carecen de hipocresía.” (Foucault 1976 p.56) En este sentido,
donde hay poder hay resistencia, ya que su carácter es estrictamente relacional. Sin
puntos de resistencia el poder no puede existir, ya que éstos actúan como “saliente
para una aprehensión”. Éstas sin embargo no funcionan únicamente como hueco
vacío de poder, o están destinadas a una necesaria derrota, sino que ellas se
inscriben como un “irreductible elemento enfrentador” (Foucault 1976) Estos puntos
de resistencia pueden producir grandes rupturas, aunque no necesariamente; se
encuentran diseminados en el espacio y en el tiempo. Escribe Foucault: “Pero más
frecuentemente nos enfrentamos a puntos de resistencia móviles y transitorios, que
introducen en una sociedad líneas divisorias que se desplazan rompiendo unidades
y suscitando reagrupamientos, abriendo surcos en el interior de los propios
individuos, cortándolos en trozos y remodelándolos, trazando en ellos, en su cuerpo
y su alma, regiones irreducibles.” (Foucault 1976 p.56) Aquí el autor utiliza el
término individuo, no para designar una unidad, sino un dispositivo surcado por las
líneas de fuerza que producen una modalidad de subjetivación fragmentaria. Tanto
las “estratificaciones sociales” como las “unidades individuales” se encuentran
conformados por un espeso tejido de relaciones de poder como un enjambre de
puntos de resistencia. Es a partir de la codificación de estos puntos, que una
revolución se hace posible, como también el estado, se sostiene por la “integración
institucional de las relaciones de poder”. (Foucault 1976) Siguiendo a De Brasi en el
artículo en cuestión, las situaciones de poder no deben confundirse con los
individuos que las encarnan. En el campo de las relaciones de fuerza, si no se
estudian los mecanismos de poder, no se supera la lógica del sistema “Soberano-
Ley”. (Foucault 1976)
En el mismo texto, De Brasi piensa a los sujetos como “emplumados” por el
prestigio o el progreso económico (por ejemplo) como “destellos del mercado” que
cargan a una persona haciéndola distinguible de las otras. (De Brasi 1986) Es a

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partir de aquí que la idea de sujeto puede ser desplazada hacia la idea de
“dispositivos de subjetivación” y esto posibilita pensar a las líneas de los dispositivos
como productoras de determinadas formas, entre ellas, la de la subjetividad. Según
Gilles Deleuze, en su escrito “¿Qué es un dispositivo?” en el libro Michel Foucault,
filósofo, un dispositivo puede pensarse como un “ovillo” o una “madeja”, como un
conjunto de fuerzas que produce formas, como una “máquina de hacer ver y hablar”.
(Deleuze 1999) Esta madeja está constituida por distintos hilos. Los primeros, son
los de visibilidad y los de enunciación. La visibilidad está constituida por regímenes
de luz, que permiten ver y a la vez no ver, como sucede con la arquitectura. La
enunciación, es aquella que establece los regímenes de discurso, aquello que
puede decirse y lo que no. Ambas líneas constituyen un “archivo audiovisual”. Otro
de los hilos del ovillo de los dispositivos, es el trabajado previamente en relación al
poder, donde se encuentran las líneas de fuerza, que se producen en “toda relación
de un punto con otro” (Deleuze 1999). Están también las líneas de objetivación, que
son aquellas líneas de fuerza que se vuelven sobre sí mismas, y las de
subjetivación, que son las variaciones en este proceso, produciendo rupturas,
fracturas, fisuras, etc. En este sentido, El sujeto no es, de una vez y para siempre,
sino que nace cada vez, en cada dispositivo. Según Deleuze: “Lo uno, el todo, lo
verdadero, el objeto, el sujeto no son universales, sino que son procesos singulares
de unificación, de totalización, de verificación, de objetivación, de subjetivación,
procesos inmanentes a un determinado dispositivo.” (Deleuze, 1999 p.159) Es a
partir de allí que la filosofía de los dispositivos repudia lo universal, los valores
trascendentales y las oposiciones verdad/mentira, sujeto/objeto entendiéndolos
como procesos producidos por un dispositivo determinado. Trabaja con la novedad
en oposición a la “regularidad de enunciación” (entendida como el “recorrido de una
curva entre dos puntos”). (Deleuze 1999) La novedad en tanto que producción de
subjetividad, siempre actual, es “lo que vamos siendo”, “lo otro”, como diferencia, en
oposición al ser, que es pensado como archivo. De Brasi, en el mismo escrito,
aclara que no trabaja con la idea de “hombre” en su “esencia” o “naturaleza” sino
con una definición de “sujeto concreto” al cual concibe como: “el conjunto de sus
relaciones sociales, grupales e institucionales”. (De Brasi 1986) El sujeto no es
pensado como una entidad cerrada atemporal, sino que nuevamente es planteado
como una producción historico politica. En Sujeto fabulado I notas, se toma una cita
de Roberto Esposito (2011), quien señala que la idea de persona comienza a tener

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auge a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Lo retoma Percia: “Tras citar una serie de
autores (Bergson, Deleuze, Merleau-Ponty, Simondon, Canguilhem, Foucault),
escribe: ‘Para todos ellos, a pesar de las profundas diferencias de formulaciones y
léxicos, lo que llamamos ‘sujeto’ o ‘persona’, no es más que el resultado, siempre
provisorio, de un proceso de individuación o de subjetivización, completamente
irreductible al individuo y sus máscaras’ ”. (Percia, 2014 p.66)

Del mismo modo Juan Carlos De Brasi, en su texto “Devenir de la grupalidad


y subjetividad en psicoanálisis. (El caso de psicología de masas)” incluido en el
tomo diez de Lo Grupal, plantea que el sujeto y su producción, están relacionadas
con la historia y ya no con un “reclusivo hogar edípico”. (De Brasi, 1993) En este
artículo, el autor toma desarrollos de Freud de Psicología de las masas y análisis del
yo para plantear que los dominios exclusivos del “sujeto psíquico” no son tales. Dice
el autor también citando a Freud “Estos [los dominios] en el momento dinámico
sufren extrañas perturbaciones por la irrupción de nuevas pertenencias y envolturas.
Freud describe así el giro imprevisto, 'cada individuo (un ello psíquico desconocido e
inconsciente) es miembro de muchas masas, tiene múltiples formas de vinculación
identificatoria y ha edificado su ideal del yo según los más diversos modelos. Cada
individuo participa, entonces del alma de muchas masas: su raza, su estamento, su
comunidad de credo, su comunidad estatal, etc.'. De este modo la noción de sujeto
psicoanalítico sufre una transformación significativa” (De Brasi, 1993 p.89) Aquí se
enfatiza el factor social de la producción de subjetividad, refiriéndose a la
participación en masas y la edificación del ideal, aunque estas masas son
producidas en un determinado marco histórico que les posibilita existir. Es así como
en este artículo los sujetos son pensados nuevamente como habitados por procesos
sociales-históricos, productores de “subjetividades tatuadas con dibujos singulares,
esfumados.” (De Brasi 1993 p.91) Marcelo Percia trabaja la idea de singularidad en
el mismo sentido en que fue planteada por Deleuze. Lo singular es pensado como
“pre-individual” haciéndose presente en “individuaciones impersonales”. (Percia,
2014) De este modo propone pensar lo singular como proceso de individuación de
la siguiente manera: “pasaje del lugar inicial como criatura de un lenguaje común y
compartido a una configuración singular irrepetible.” (Percia, 2014 p.246)

20
Consideraciones finales

A lo largo del presente trabajo se realizó una breve conceptualización acerca


de la cuestión de la subjetividad a partir de trabajos recientes de Marcelo Percia y
Juan Carlos De Brasi. Es a partir de allí que se rastreó en Lo Grupal algunos usos
de los términos sujeto y subjetividad. La elección de Lo Grupal se efectúa
considerando a la publicación como fundamental en el movimiento grupalista en la
Argentina y por encontrarse atravesada por la discusión del sujeto, debatiendo
entrecruzamientos entre la psicología, el psicoanálisis, la filosofía, las ciencias
sociales, la estética y la política.
En los recortes seleccionados de Eduardo Pavlovsky se evidencia un uso de
la escritura distinto a los que hacen De Brasi y Percia, sin embargo puede ubicarse
una cierta continuidad entre los textos del primero en la publicación Lo Grupal y los
segundos en La problemática de la subjetividad y Sujeto fabulado I notas
respectivamente. A partir de este trabajo, pueden ubicarse en Pavlovsky desarrollos
sobre el problema de la propiedad de la subjetividad, la discusión entre inconsciente
como representación o como producción y la inclusión de lo histórico social en lo
subjetivo. En los escritos de De Brasi de Lo Grupal puede encontrarse una similitud
mucho mayor con sus desarrollos posteriores. La introducción de lo histórico-social
en lo subjetivo se produce en el prólogo de su autoría en Lo Grupal 3. Los artículos
trabajados de De Brasi también giran en torno a la propiedad subjetiva de los
discursos y a la idea de un inconsciente que no se produce únicamente bajo
circunstancias familiares edípicas (o al menos que estas circunstancias, no son
independientes de lo histórico). De Brasi trabaja también la cuestión del poder en
relación con la subjetividad, desde una óptica foucaultiana, donde estas situaciones
son encarnadas por individuos, pero sin ser consideradas intersubjetivas. La
subjetividad también aparece planteada como formada por líneas de subjetivación,
donde lo individual aparece como producto de este proceso y la singularidad, como
un instante o una individuación impersonal. Con relación a sujeto fabulado I notas, la
idea de figuras que ocupan el lugar de sujeto, y éste como fábula, puede pensarse
como deudora de la inclusión de lo histórico-social en lo subjetivo, planteada por De
Brasi en distintos artículos de Lo Grupal.
Puede decirse que es a partir de la introducción de la noción de “producción
de subjetividad” que se produce un quiebre en el estudio de los grupos como

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también de lo subjetivo anudado a lo personal. La subjetividad deja de ser propiedad
del cuerpo que la soporta, para pasar a pensar al cuerpo como sensibilidad de
pasaje de aquello que no le pertenece. (Percia, 2014) El habla impersonal, como
textura de una trama histórico-política.

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